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CAPÍTULO 7
154 FLORENCIO HUBEÑÁK
LA CRISTIANDAD EUROPEA (SIGLOS XV AL XVII)
Y REFORMA
Pero en la península itálica las ciudades costeras y —como Venecia, Génova, Pisa y
especialmente Florencia, Milán y luego la propia Roma—, favorecidas por el
"renacimiento comercial" reelaboraron un modelo de "principados mercantiles" —mal
llamados ciudades-estado- donde gobernaban familias de mercaderes, ahora convertidas
en patricias3. El crecimiento de estas ciuda-
I
Romano, Ruggiero; Tenenti, Alberto, Los fundamentos del mundo moderno, México Siglo XXI, 1975, p.
77.
2
Sédillot, René, Europa, esa utopía, Madrid, Guadarrama, 1971, p. 145.
3
El historiador Daniel Waley señala que aproximadamente en el año 1200 'thabía unas doscientas o trescientas unidades
que merecen ser descritas como ciudades-estado (p. 11). En el siglo XV la mayoría había perdido su indepen-
des se vio favorecido por la inexistencia de los tradicionales estamentos medievales; aquí el status
estaba dado por la recientemente adquirida nobleza familiar (nobili, gentilhuomo), por la
ciudadanía (cittadini) o la pertenencia a los. gremios.
Fue especialmente Fiorenza, gobernada por familias de los Médicis (Cosme y Lorenzo)—,
la que, gracias a su económico y despertar de la cultura clásica, (renovatio) agggo_cultualque pasó
a la posteridad como o primer Renac• básicamente enel redescubrimiento —amás exactaente:-
."revalorización adaptada"— convertida en un'modelo de vida4. "La -dä la -cúpula de iå basílica
de Florencia fue la prueba arquitectónica mas grande del mundo occidental. Bruneleschi —su
de Rafael (Sanzio) —autor, entre muchos cuadros de la Virgen, de los frescos en la Estancia de la
Signatura—, Leonardo (da Vinci) —mundialmente célebre por la Gioconda=y Miguel Ángel
(Buonarotti) —conocido de igual manera por el "poema sobre la Creación" que conforma la
decoración de la Capilla Sixtina, como por las estatuas del David y la Pietta—, cuyas obras siguen
siendo reconocidas como las mayores producciones pictóricas y escultóricas de la historia. A su vez
los palacios de papas y cardenales fueron embellecidos, como los templos, con obras de la
Antigüedad. Venecia —más ligada a la tradición oriental— se distinguió por sus propios parámetros
artísticos que destacaban por su colorido. Tiziano y los más jóvenes Tintoretto y Veronés y más tarde
todavía, el Greco fueron sus expresiones más significativas. Estos artistas fueron considerados
"genios", "héroes semi-divinos" y Miguel Ángel parece haber sido el sujeto del primer "culto a la
personalidad" entre los modernos.
Este arte generado en la península itálica se fue propagando lentamente por toda la
Cristiandad. Los mercaderes que negociaban en Venecia y en Milán favorecieron su difusión en
sus patrias y "en 1500, toda Europa reconoció la preeminencia del arte italiano"9 de igual manera
que la música cortesana flamenca, que también fue reemplazada por la "italiana" barroca con
Palestrina, después del concilio de Trento.
El llamado "Renacimiento —situado aproximadamente entre mediados del siglo XIV y fina-
8
Hauser, Arnold, Historia social de la literatura y el arte, Madrid, Guadarrama, 1969, t. I, pp. 438/9.
9
Koenigsberger, H.G.,• Mosse, George, Eyropa en el siglð XVI, Madrid, Aguilar, 1974, p. 337.
10
"Cabe destacar que Jacobo Burckhardt ha sido, en gran medida, el inventor de nuestra visión actual
del Renaci- miento. Coincidimos con la afirmación: 'el descubrimiento de la naturaleza or el Renacimiento es
un invento del libera-
les del XV1— tuvo una plenitud "de cofia duración; no floreció más de veinte años"ll pero es
importante resaltar que sus pintores generaron un canon artístico universal —basado en la teoría
platónica y la praxis helénica— según el cual "por 'bello' se entiende la concordancia lógica entre
las partes singulares de un todo, la armonía de las relaciones expresadas en un número, el ritmo
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 157
matemático de la composición, la desaparición de las contradicciones en las relaciones entre las
figuras y el espacio, y las partes del espacio entre sí. Y así como la perspectiva central no es otra
cosa que la reducción del espacio a términos matemáticos, y la proporcionalidad es la
sistematización de las fomas particulares de una representación, de igual manera poco a poco todos
los criterios del valor artístico se subordinan a motivos racionales y todas las leyes del arte se
racionalizan"12. Estas pautas "racionalistas" rigieron el arte universal, armenos, hasta el siglo
pasado.
Además parece importante destacar que —más allá de los juicios de valor personales— "el
siglo XVI fue, en sí, el siglo más grande en la historia del arte europeo. Entre 1500 y 1600 se
pintaron la mayor parte de los cuadros y frescos más hermosos de Europa y en mayor y más
contrastante varie- dad de estilos que en cualquier otro período similar
El humanismo
Estos cambios activaron un proceso paulatino de modificación en la cosmovisión del hombre
de la época. Los estudiosos no dudan en afirmar que éste se reencontró a sí mismo y comenzó a
analizar la realidad desde su propia percepción humana ("antropocéntrica") y no ya desde Dios
("teocéntrica"), como lo hacían sus antepasados (ver documento 3). A partir de ahora, y cada vez
más, —como en la Antigüedad que trataban de copiar— se buscó la felicidad en la propia naturaleza
y -en los valores humanos, despreocupándose de cuanto acaecería después de la muerte. Se intentó
dis frutar con plenitud de esta vida (l "uomo universale)... y con medios puramente humanos. Ya no
se trataba de "ganar la eternidad" en este "valle de lágrimas", sino de construir "un paraíso" en este
mundo o al menos gozar plenamente de él. Y para ello se necesitaba "saber" (la razón) y "poder" (la
fuerza, la "razón de estado"), más que ' 'creër',l.
El llamado "hombre renacentista" —una miñoría intelectual en las ciudades itálicas que
podemos identificar con los "humanistas"14 (ver documento 4)— desarrolló un culto a la personalidad
(in dividualismo antropocéntrico), una ambición de gloria y fortuna, un deseo de disfrutar de la
vida —y sus placeres: espirituales y materiales— y una gran curiosidad que fomentó cl ansia de saber y
la apertura a "nuevos mundos"; todo ello sin negar la inmortalidad del alma ni su fe religiosa, aunque
con cierto tono escéptico desconocido por el "hombre medieval". Es evidente que "los humanistas no
deseaban renunciar a sus creencias de cristianos, o lo que les parecía el núcleo esencial de la religión: la
exis-
combatir así a la filosofía romántica de la historia. Cuando Burckhardt dice que 'el descubrimiento del mundo y del hom
bre' es obra del Renacimiento, su tesis es a un tiempo un ataque a la reacción romántica, y una defensa contra la
propaganda destinada a difundir la visión romántica de la cultura medieval. La teoría de la espontaneidad del naturalismo
renacentista tiene la misma fuente que la doctrina de que la lucha contra el espíritu de autoridad y de jerarquía, el ideal
de la libertad de pensamiento y de conciencia, la emancipación del individuo y el principio de la democracia son
conquistas del siglo XV. En este cuadro la luz de los Tiempos Modernos contrasta por todos lados con las tinieblas de
la Edad Me- dia. La relación de este concepto del Renacimiento con la ideología del liberalismo es todavía más clara en
Michelet que en Burckhardt; al primero se le debe la frase de la découverte du monde et de I "homme (Histoire de la
France, VII, 1855,
p. 6)" (Hauser, A., op. cit., t. I, p. 347).
ll
Idem, t. I, p. 451. 12 Ibidem, t. I, p.
359.
13
Koenigsberger-Mosse, op. cit., p. 336.
14
Estos humanistas "son en cierto sentido los herederos de los clérigos medievales. El clero significa en su
origen el estado eclesiástico, pero ya en el siglo XV, el clérigo ha pasado a ser la persona insü-uida, el letrado, el sabio, y
aunque esté dentro de la Iglesia se diferencia del sacerdote... El término clérigo estalla, en el siglo XVI, pasando a las
profesiones laicas y a la vocación de filósofos, sabios, ensayistas y hombres de letras. Los filósofos, sabios y escritores de
158 FLORENCIO HUBEÑÁK
los siglos XVII y• pesco. Se vinculan entre sí por medio de viajes, correspondencia, y aunque dispersos en distintos países
constituyen una
tencia de Dios, la inmortalidad del alma y la fe en la virtud moral"15 como asimismo resulta interesante
observar que los artistas siguieron pintando y esculpiendo vírgenes y santos, aunque " . también los temas
religiosos se llenan de motivos profanos
Los autores de la época —quizás influenciados por la areté griega— resaltaron el concepto de
virtud (virtú), que para ellos significaba "sobre todo la voluntad de crear el propio destino, el espíritu de
empresa, la audacia calculada, una inteligencia aguda, que no excluye ni la crueldad, ni la astucia cuando
éstas se consideran necesarias. .. "17 En este contexto debemos entender la afirmación "el descubrimiento
del individuo tuvo lugar en Florencia a principios del siglo XV"18
Entre los "humanistas" —empapados en el neoplatonismo y tan internacionalistas como los
universitarios del siglo XIII y convencidos que vivían "tiempos modernos" (ver documento 5)— se
destacaron los florentinos Pico de la Mirándola y Marsilio• Ficino —ya citados— junto a Erasmo de
Rotterdam —autor del Elogio de la Locura—, Tomás Moro —autor de Utopía— (a modo de ejemplo ver
documento 6), Lefévre d'Etaples y Juan Vives. Estos autores no renegaban de la filosofía medieval ni de
Dios, pero, influidos excesivamente por los autores paganos y anticlericales, buscaban otra perspectiva, se
orientaron en otras direcciones y anticiparon la independencia de los saberes. Todos ellos "volvían la vista
ávidamente a la civilización de Grecia y Roma. Buscaban los autores antiguos y los leían con pasión, y se
escribían unos a otros en latín. Su alto motivo de orgullo era escribir prosa como la de Cicerón. Pero
aunque su pensamiento estaba saturado de literatura antigua, su ima ginación seguía siendo enteramente
gótica19. Ellos enseñaron la gramática, la retórica y el estilo, la literatura, la filosofía moral y la historia —
a través de ejemplos— y en latín y griego -cuya pervivencia afianzaron—20, en síntesis: las humanidades,
generando un modelo "occidental" de "cultura".
Ello ayudó al desarrollo del libro, luego extensamente difundido con la fabricación de la
imprenta y posteriormente, con la alfabetización21 .
Como sintetiza un historiador germano, "con el nombre de Humanismo se designa aquella
par te del movimiento renacentista que se ocupó preferentemente de la formación literaria, del
lenguaje, de la educación, de los estudios, el saber"22
A medida que se consolidó el poder de los reyes y se establecieron nuevas cortes, las ideas —y
costumbres— de este "renacimiento humanista" fueron adoptadas por éstas, creándose un modelo de "hombre culto"
—el cortesano— (ver documento 7), cuyo modelo expuesto por Baltasar de Castiglione 0 fue "durante más de cien
años el catecismo universal de los buenos modales"23. 'El cortigiano debía estar familiarizado con todos los juegos,
incluso con el salto, las carreras, la natación, la lucha; debía de ser un buen bailarín y como es lógico, un jinete
consumado. Había de dominar varios idiomas, o cuando menos, el italiano y el latín, entender la buena literatura, y
tener propio criterio sobre el arte
15
Romano y Tenenti, op. cit., p. 144.
16
Hauser, A., op. cit., t. I, p. 369.
17
Delumeau, Jean, La civilización del Renacimiento, Barcelona, Juventud, 1977, p. 402.
18
Clark, Keneth, Civilización, Madrid, Alianza, 1987, p. 164.
19
Idem, p. 184.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 159
20
"Con los autores latinos y con los griegos traducidos se formó un verdadero Corpus de
humanidades que llegó a ser una especie de biblia profana, nunca editada en un volumen como lajudeo-
cristiana, pero sí leída, estimada y meditada en sus múltiples libros y ediciones que la imprenta recién nacida
facilitaba a los europeos. En la segunda mitad del siglo XV Se instalaron imprentas en todas las ciudades
importantes de Europa, y de ellas salían ediciones de casi todos los escritores latinos y griegos. Los magnates
se hicieron coleccionistas de manuscritos y libros y se constituyeron los fondos de las primeras grandes
bibliotecas: la Vaticana, la de San Marcos de Venecia, la del Louvre de París, la de San Lorenzo de El
Escorial. Ahora los libros eran custodiados como preciosos tesoros" (Valverde, C., op. cit., p. 38).
21
"En el siglo XVI, la novedad del libro fue su multiplicación en un mundo en el que lo esencial de
las relaciones era oral. La información circulaba, en efecto, por otros canales: el rumor que alimentaba los
debates públicos y privados, las proclamas de los pregoneros, el cameleo de los vendedores ambulantes, los
sermones, el teatro cómico o polémico, la correspondencia, la copla callejera, los romances de ciego y,
asimismo, la lectura pública. La vista era solicitada por imá genes, espectáculos y procesiones" (Gilmont,
Jean-Francois. "Reformas protestantes y lectura", en: Cavallo, Guglielmoy Chartier, Roger, Historia de la
lectuar en el mundo occidental, Madrid, Taurus, 1998, p. 346).
22
Lortz, Joseph, Historia de la Iglesia en la perspectiva de la historia del pensamiento, Madrid,
Cristiandad, 1982,
t. 11, p. 69).
23 Clark, K, op. cit., p. 169.
iLa humanitas se convierte en una nueva nobilitas! Pero salvo esta excepción del modelo de
"hombre culto", "las ideas del Renacimiento penetraron el mundo aristocrático y jerárquico, sin lle-
gar a transformarlo"25
Su carácter de minoría —aislada de la gente— explica que en el siglo XVI cayeran en un
descrédito generalizado. "Así se siguió hablando y escribiendo, y se poetizó de acuerdo con sus
directrices, pero nadie quería pertenecer a su círculo. A los dos reproches principales que se les
echa en cara (su maligno orgullo y su vergonzoso libertinaje) viene a sumarse un tercero, su
incredulidad, que revela ya el eSpíritu de la incipiente Contrarreforma
XIV se aprecian de manera significativa en la Iglesia que, de alguna manera, había "guíado" el
"nacimiento" y "crecimiento" de la Cristiandad en las épocas feudal y urbana.
25
Gerhardt, Dietrich, La Vieja Europa, Madrid, Alianza Universitaria, 1981, p. 106. Negro Pavón observa que "el
nuevo humanismo, utopista y apolítico, tenía cierto aire liberal, pues, además de distanciarse de las querellas
eclesiásticas, se inclinaba a creer en la bondad natural del hombre" (Negro Pavón, Dalmacio, In tradición liberal y el
estado, Ma- drid, Unión Editorial, 1995, p. 89).
26
Burckhardt, J., op. cit., p. 234.
27
Es erróneo hablar de monarquías "nacionales", ya que —hasta el siglo XVIII— las "naciones no constituían la
totalidåd del pueblo, sino la clase dominante y políticamente representadå" (Schulze, Hagen, Estado y Nación en Europa,
Barcelona; Crítica, 1997, p. 93) y la población se sentía vinculada sacralmente, representada —y sujeta— a su rey "natural"
que velaba por la paz y unidad estamental, y no a una aún "inexistente nación". Por ello el propio rey Luis XIV se preocu-
paba por aclarar que: "la nación no forma cuerpo en Francia, reside toda entera en mi persona" (Luis XV de París
el 3 de marzo de 1766). Cfr. p. 136-7.
28
El concepto moderno de "estado" (lo stato) parece deberse a Giovanni Botero, quien en 1589 escribió: "El Estado
es un dominio establecido sobre los pueblos y razón de Estado es el conocimiento de los medios aptos para fundar, conservar
y ampliar tal dominio" (cit. Ncgro, D., op. cit., p. 89).
29
La historiografía alemana —de raíz luter
La crisis del siglo XIV —conocida como "cisma de Occidente"— y el traslado de la sede
papal a Avignón acentuaron el ambiente de mundanidad y corrupción que crecía en el seno de
la Iglesia —y de la sociedad—, a la vez que el avance de los burgueses —y sus nuevos valores
("disfrute de la vida", codicia, lujo, fama, placer)— también ingresaban en la Curia, convertida
en otro "principado itálico". Mientras el poder —y los bienes cada vez mayores— del clero
despertaba la codicia de los antiguos y nuevos príncipes, la centralización romana del Papado,
producto de la "teocracia papal" generó poderosas reacciones centrífugas fuera de Roma;
especialmente en tierras germanas, aunque también en Inglaterra, Francia, España y aun en la
península itálica. Tal por ejemplo el caso del fraile Savonarola (ver documento 9). Los
historiadores hacen referencia a un proceso de "descomposición interna
Las primeras reacciones en respuesta al "clamor" por una "reforma" de la Iglesia surgieron
en el seno de la misma. Tanto el humanista Erasmo de Rotterdam como el ya citado poverello
Francisco de Asís —en contextos totalmente distintos— abogaban por el regreso a,la sencillez
evangélica.
La efervescencia —y verdadera "confusión de ideas — producida por las nuevas 'ideas" teológicas
(Ockham, Scoto) elaboradas en los ambientes universitarios, se difundió por toda la Cristiandad y muchos
clérigos —motivados por los escritos de los humanistas— se sintieron capacitados para emprender una
lectura y reinterpretación más personal de las Sagradas EscrituraS. Fueron estos humanistas, sobre todo
Erasmo, quienes —aunque creían en la misión divina de Jesucristo, la necesidad de los sacramentos y la
organización eclesiástica— criticaron con dureza 'ftos, rezos, observancias monásticas, ceremonias,
cantos, peregrinaciones, indulgencias, devociones, en suma, externas y riãlalistas a las que tan aficionado
era el pueblo, y los clérigos y frailes que vivían entre el pueblo. Erasmo fue el princip@l una religión
interior y personal, menos formulista, más evangélica y_Qaulina y menos escolástica, un cristlamsmo
simplificado y moralizante, ekpresado sobre fððo en la caridad, que él mismo
llamabåph@þ202hia Christi (verlocumento 10)7Sùs-acëradaš crítiCäSTlås manifestaciones externas
del catolicismo, a la escolástica, a las Órdenes monásticas, a la Jerarquía eclesiástica, al aparato
teológico, prepararon el ambiente en el que desÞués se propagó la Reforma luterana
Las circunstancias popularizaron a uno de esos clérigos, Martín Lutero. Este fue un monje
agustino germano —atomentado por el miedo a no salyarse— que cuestionó algunos dogmas,
exponiendo sus en las famosas 95 tesis que pegó en las puertas de la iglesia del palacio
de Wittenberg (1517). La esencia del pensamiento de Lutero publicada en muchas obras entre
las que se destacan A la nobleza cristiana de la nación alemana, La libertad cristiana, La
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 161
cautividad babilónica de la Iglesia y una valiosa traducción de la Biblia al alemán, puede
resumirse en dos ideas clave: la salvación del hombre se logra solamente por la fe sin necesidad
de las buenas obras (ver documento 11)33 y las Sa-
reforma, sino una "herejía" dentro de ella. Resulta de interés verificar qué consideraba "herejía" eh zocabulario dela
época: "Porque no debe tenerse a uno por hereje tan luego que haya pecado en la fe, sino al que, despreciando la
autoridad de la Iglesia, sostiene con pertinancia opiniones impías" (Catecismo romano del Concilio de Treñto. 1-
X9-1); "herejes y cismáticos, porque se separaron de la Iglesia, pues pertenecen éstos al gremio de ésta, lo mismo
que los desertores a un ejército del que renegaron" (idem, 1-X9-9).
30
Ver. Lortz, J., op. cit., t. II, p. 52.
31
Idem, t. II, p. 51.
32
Valverde, C., op. cit., p. 39.
33
Esta temática está directamente vinculada con la cuestión del pecado y la gracia. Sobre el tema, la
Iglesia sostiene: "La gracia santificante es un don divino que hace al hombre hijo de Dios y heredero del cielo...
La gracia actual es un don sobrenatural por el cual el Espíritu Santo ilumina nuestro entendimiento y mueve nuestra
voluntad para evitar el mal y obrar el bien" (Catecismo de la doctrina Cristiana, Perseverancia, n o 229 y 233).
"Aunque propio de cada uno, el pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta
personal. Es la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la naturaleza humana no está totalmente
corrompida: está herida en sus propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, el sufrimiento y el imperio de
la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es llamada 'concupiscencia'). El Bautismo, dando la vida
de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve al hombre a Dios, pero las consecuencias para la
naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual" (Catecismo de
la Iglesia Católica, 1999, no pecado está presente en la historia del hombre: sería vano intentar ignorarlo o dar a
esta oscura realidad otros nombres. Para intentar comprender lo que es el pecado, es preciso en primer lugar
reconocer el vínculo profundo del hoinbre con Dios, porque fuera de esta relación, el mal del pecado
gradas Escrituras pueden ser libremente interpretadas por cualquiera que las lea (ver documento
La consecuencia política de Sus ideas religiosas fue "que los cristianos vivan su fe en la
intimidad de sus conciencias a solas con Dios. Pero en cuanto a la organización externa, sólo las
potestades-civiles tienen autoridad.. "38. Resultaba fácilmente entendible el interés de los
príncipes en apoyarle.
Es interesante rescatar que "la rebelión de Lutero desató un huracán en los territorios alemanes:
clérigos, frailes y obispos que abandonaron su estado y sus votos para secularizarse, destrucción de
162 FLORENCIO HUBEÑÁK
radical de la libertad humana como lo es también el amor. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la gracia
santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la
excluSión del Reino de Cristo y la muerte eterna del infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer
elecciones para siempre, sin retorno. Sin embargo, aunque podamos juzgar que un acto es en sí una falta grave, el
juicio sobre las personas debemos confiarlo a la justicia y misericordia de Dios" (Catecismo de la Iglesia Católicä,•
1999, no 1861). Lutero, en cambio, afirmó que la naturaleza humana estaba irremediablemente corrompida por el
pecado ("posición antropológica pesimista") y con ello disminuía el papel de la gracia respecto al actuar del hombre.
34
La Iglesia Católica, considerada sucesora ininterrumpida de la enseñanza de los apóstoles, afirma, en cambio,
la importancia de la tradiciónal expresar: "El depósito sagrado de la fe, contenido en la Sagrada Tradición y en la Sagrada
Escritura, fue confiado por lo Apóstoles al conjunto de la Iglesia. Fiel a dicho depósito, el pueblo cristiano entero, unido
a sus pastores, persevera siempre en la doctrina apostólica y en la unión, en la Eucaristía y en la oración, y así se realiza
una maravillosa concordia de pastores y fieles en conservar, practicar y profesar la fe recibida" (Catecismo de la Iglesia
Católica, 1999, no 84). La importancia de ésta se acrecienta si consideramos que los escritos neotestamentarios
significativos más antiguos que poseemos no son anteriores, genéricamente, al siglo. V y en consecuencia podrían haber
sido motivo de sucesivas correcciones y modificaciones.
35
"La herejía supone una ruptura con el sistema de creencias compartido por una sociedad, y por ello consiste
tanto en una ruptura social como doctrinal" (Mollat y Wolff, cit. Gerhardt, D., op.' cit., p. 97). Cfr. nota 29, p. 158-9.
36
"La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la
culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como
administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos"
(Catecismo de la Iglesia Católica. 1471); ''El perdón del pecado y la restauración de la comunión con Dios entrañan
la remisión de las penas eternas del pecado. Pero las penas temporales del pecado permanecen. El cristiano debe
esforzarse soportando pacientemente los sufrimientos y las pruebas de toda clase y, llegado el día, enfrentándose
serenamente con la muerte, por aceptar como una gracia estas penas temporales del pecado; debe aplicarse, tanto
mediante las obras de misericordia y de caridad, como mediante la oración y las distintas prácticas de penitencia, a
despojarse completamente 'del hombre viejo' y a revestirse del 'hombre nuevo' (1473). 37 Clark, G., op. cit., p. 67.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 163
templos y monasterios, ocupación por los señores temporales de los bienes eclesiásticos, revueltas
violentas de los campesinos descontentos contra curas y señores, guerras entre príncipes, represiones
i contra los luteranos, saqueo y destrucción de claustros y castillos, miles de muertos"39. iEn verdad
que ardió la Cristiandad!
Un historiador poco afín al catolicismo concluye que "es el gran hecho histórico que Lutero
contribuyó como nadie a acabar con la Cristiandad medieval: con aquella colectividad cultural
unificada fundamental, y capitalmente, por su comunión religiosa en una iglesia regida por un Papa.
Por lo mismo, contribuyó igualmente a acabar con la idea medieval del mundo y a dejar a los hombres
todos en franquía para otra idea de él, que fue la moderna
La libre interpretación de la Biblia favoreció la aparición de muchos "pastores" que modificaron
el protestantismo agregando sus propias explicaciones. Uno de los que tuvo más trascendencia
"un francés burgués, hijo de un abogado de Noyón, que puso al servicio de la causa
protestante la lógica, la disciplina y la agudeza legal del espíritu latino. A diferencia de Lutero, era
esencialmente un intelectual, un erudito y un hombre de letras. él modeló un cuerpo coherente de
doctrina y un sistema férreo de disciplina, y en lugar de las iglesias territoriales luteranas controladas
por el Estado, creó una I lesia teocrática ue, conocida como Iglesia Reformada, difundió la nue- va
doctrina en os cantones suizos donde, en 153 Clo en IñFññõEöëiäEiïbîšada en el Antiguo estamento.
Los cinco puntos esenciales de la doctrina calvinista o puntana queðäi-õn ëStä7 en el Sínodo de Dort
(1617/9). Sus seguidores fueron conocidos en Francia con el nombre de hugonotes, en Inglaterra como
puritanos, presbiterianos en Escocia y reformistas
en Holanda. Las escuelas reformistas se convirtieron en verdaderos centros formadores de
misione ros, que difundieron el protestantismo por toda Europa — formando una
"Internacional calvinista"—, y muchos de ellos se dirigieron a evangelizar la tierra virgen
americana.
Calvino se destacó por su teoría de la predestinación, sosteniendo que Dios preseleccionó antes
de nacer qué seres humanos se salvarían y cuáles se condenarían. La señal de los predestinados ("los
elegidos" para salvarse") radicaba en el éxito (ver documento 13). En el ambiente "mercantil" de
Ginebra éste fue identificado con la acumulación de oro y actuó —más adelante— como aliciente para
el trabajo y desarrollo económico en los países que adoptaron el protestantismo. Es interesante observar
cómo el calvinismo "se convirtió en la religión de las repúblicas urbanas.. ., buscó el apoyo de otras
clases sociales, y lo encontró, a veces, en los príncipes de segundo orden, que luchaban por la
independencia contra las grandes cortes centralistas; a veces, en los inquietos magnates —felices
de poder sacar provecho de un partido político ya constituido— y a veces, entre la clase media
rural y los pobres de las ciudades... -Sus centros no fueron estados nacionales autónomos y muy
desarrollados sino ciudades-estado comerciales o pequeños principados fronterizos de grandes
reinos. Los grandes príncipes, tanto católicos como luteranos, les miraban con recelo, como
semilleros de sedicion
Aunque la creencia en la predestinación negaba el mérito humano no condujo a una actitud
quietista, sino por el contrario, la "teoría del éxito" favoreció la acción —convertida en muchos casos
en activismo-, atacando radicalmente la vida contemplativa y monacal, considerada parasitaria,
a la vez que sobredimensionaba el trabajo.
El protestantismo implicó la defensa de un diálogo directo del hombre con Dios sin intermedia
rios (Iglesia, santos, difuntos); fue •la popularización de la religión. Algunos autores llegaron a ver ".
. .en la Reforma una rebelión nórdica contra las tradiciones latinas de la cultura medieval"43
Como vimos la aparición del protestantismo generó enfrentamientos locales, regionales e
intereuropeos —conocidos como "guerras de religión", en los que se entremezclaron de manera peli
grosa intereses políticos y económicos con creencias religiosas. Ello motivó persecuciones y
diásporas, entre las que sobresalió el abandono de Francia por los derrotados protestantes —conocidos
como hugonotes—; unos trescientos mil se trasladaron a tierras más propicias como Suizå, Germania,
Holanda e Inglaterra, donde cumplieron un activo papel en la difusión del protestantismo y en el desa-
rollo comercial, ya que en su mayoría era comerciantes y calvinistas.
39
Valverde, C., op. cit., p. 91.
164 FLORENCIO HUBEÑÁK
40
Gaos, .J., Historia de nuestra idea del mundo, México, F.C.E., 1973, p. 96.
41
Dawson, Ch., El movimiento de la revolución mundial, Bs. As., Huemul, 1963, p. 42.
42
Trevor Roper, Hugh, "El siglo del Barroco", en: La época de la expansión, Madrid, Alianza-Labor, 1989, pp. 31/2.
Peco el movimiento protestante —como vimos— no implicó solamente "guerras externas"
sino divergencias internas y la libre interpretación de la Biblia condujo al fraccionamiento en una
gran cantidad de grupos (o sectas), a la pérdida de la unidad en el dogma que había caracterizado
a la Cristiandad y a un "pietismo" —o piedad— casi sentimental que fortalecía los aspectos
morales ("no robar, no matar") en desmedro del credo. Ello implicó la "acentuación de lo afectivo
y el bien obrar condujo a un pronunciado subjetivismo..."44
El anglicanismo
Al producirse la explosión luterana, en Inglaterra reinaba Enrique VIII, casado con Catalina
de Aragón, una de las hijas de los Reyes Católicos. A partir de 1527. el rey, después de dieciocho años
de casado, "entusiasmado" con una dama de la corte, pidió la nulidad matrimonial, alegando que su
mujer había "estado casada" con su hermano ya muerto. El Papa negó la petición y Enrique obtuvo
que el Parlamento, por el Acta de Supremacía, proclamase la autocefalía (independencia) de la Iglcsia
de Inglaterra (anglicana) y le declarase "cabeza de la Iglesia Anglicana" (ver documento 14). De este
modo pudo decretar la anulación de su propio matrimonio y casarse con Ana Bolenao Por tal actitud
fue excomulgadO y los nobles y obispos que se opusieron a tal decisión —como el canciller del Reino,
Tomás Moro y el obispo John Fischer— fueron ejecutados. Aunque presumiblemente Enrique no
quería modificar el dogma, los "calvinistas-presbiterianos" lograron ocupar posiciones de relevancia
en la nueva estructura y lentamente "radicalizaron el cisma" publicando nuevos catecismos —cada vez
más protestantes—, suprimieron las órdenes religiosas y lograron que se vendieran los monasterios a
los enriquecidos "burgueses". El cisma se agudizó con el reinado de sus sucesores, el joven Eduardo
VI —de nueve años— y fundamentalmente Isabel I, la hija de Ana Bolena, definitivamente inclinada
por la "Reforma", tras un intermedio de su hermanastra Maria Tudor.
El floreciente reinado de Isabel (la época isabelina) se caracterizó, además del desarrollo
marítimo y comercial, por su esplendor cultural. A esta época pertenece William Shakespeare,
prácticamente el creador del teatro moderno y autor de obras tan popularizadas como Hamlet,
Romeo y Julieta, Macbeth, Ricardo III, La fierecilla domada y Otelo, por señalar solamente las más
renombradas.
En otro aspecto el clima político-religioso y la situación vivida de manera personal por la•s
diferentes comunidades protestantes favoreció la defensa concreta —pero también teórica— de la
libertad religiosa, y luego de la tolerancia también el crecimiento dc las teorías libertarias —que
hicieron ecloSión en el siglo XV111— manifestadas en la libertad de comercio, de navegación y
de acción política, bases del liberalismo. Como señala un autor, resulta claro que "el pensamiento
social y jurídico emanado de la teología protestante de Lutero y Calvino se ha desarrollado a
través de algunos pensadores de los siglos XVI y XVII para desembocar después en la Ilustración
del XVIII"45 . Un historiador marxista agrega que al ser la religión el vehículo de descenso a la
vida popular "las Iglesias protestantes aseguraban el paso de la cultura posmedieval a un mundo
más democrático y más laico
A su vez, el desarrollo del protestantismo significó la aceleración del proceso de secularización
que observáramos en el siglo XIV. "A esta situación no se llegó sorpresivamente, y si bien los oríge-
nes del secularismo podemos encontrarlos•ya hacia fines del siglo XIV, su impronta teológica está
en la Reforma protestante que, al quebrar la posibilidad de relacionar al mundo con Dios, dejó a la
cultura sin sustento religioso"47. Esta secularización en el plano religioso significó una
reorientación
44
Lortz, J., op. cit., t. II, p. 323.
45
Valverde, C., op. cit., p. 950
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 165
46
Anderson, Perry, Los origenes de la posmodernidad, Barcelona, Anagrama, 2000, p. 1555c
47
Fosbery, Aníbal, La cultura católica, Buenos Aires, Tierra Media, 1999, p. 408. Bien aclaraba Paulo VI: "El proceso
de secularización que afecta a nuestras sociedades de forma radical puede parecer irreversible. No es solamente el hecho de
que las instituciones, los bienes, las personas se sustraigan al poder o al control de la jerarquía de la Iglesia: ¿Qué puede ser
más normal, en efecto, si se piensa en las tareas humanas de suplencia que la Iglesia se ha visto obligada a asumir en el
pasado? Pero el fenómeno, vosotros lo sabéis, llega mucho más lejos, en los planos cultural y sociológico. No solamente las
ciencias, comprendidas las ciencias humanas, las artes, sino la histOria, la filosofía y la moral, muestran tendencia a tomar
como única fuente de referencia al hombre, su razón, su libertad, sus proyectos terrenos, fuera de una perspectiva religiosa
que no es compartida por todos. Y la misma sociedad, deseando permanecer neutral frente al plura-
cosmovisional hacia el mundo —y su construcción— y sus manifestaciones se aprecian en distintos
aspectos de la vida cotidiana. Como observa un autor "si la nobleza se aburguesaba, el clero se
secularizaba, y ambas clases se acomodaban al espíritu de la época
Pero, pese al avance paulatino de este proceso de secularización, podemos observar que
todavía "la sociedad en general seguía tan dominada por las ideas religiosas como lo había estado
durante la Edad Media"49. La tendencia secularizadora proseguirá —como veremos— en los siglos
siguientes.
Apéndice documental
Documento 1
"De las cosas que son principalmente necesarias para el verdadero comerciante y del orden que se debe
observar para saber llevar correctamente un Libro Mayor y su Diario en Venecia y en cualquier otro
lugar.
Para que los reverentes súbditos, sujetos a Vuestro Dominio, Magnánimo Duque, tengan
conocimiento de todas las reglas y los usos mercantiles que puedan ser necesarios, he resuelto compilar
(además de las cosas ya mencionadas en esta obra) y también un tratado especial que me ha parecido
indispensable. Y únicamente Con este propósito lo he incluido para que el presente libro pueda ser de
utilidad en todo lo concerniente a las cuentas, los asientos y la contabilidad de los libros mercantiles.
Y con este tratado pretendo dar reglas harto suficientes para llevar ordenadamente todas las cuentas y
los libros. Como cada uno de vosotros Conoce, tres cosas importantísimas son necesarias para quien
desea, con la debida diligencia, comerciar. De las mismas, la principal es la moneda y cualquier otro
valor corriente. La única cosa necesaria es la sustancia sin cuyo respaldo difícilmente se pueden
desarrollar las transacciones mercantiles.
Sin embargo, ha sucedido que muchos, carentes de medios, habiendo comenzado con buena fe, han
realizado importantes negociaciones y han acumulado grandes riquezas haciendo honor a su crédito. En
mis viajes por Italia he conocido a muchos de ellos.
En las grandes repúblicas no existía cosa de mayor valor que la fe del buen comerciante y por esa fe
se pronunciaba el juramento, diciendo: A la fe del verdadero comerciante. Por lo que este hecho no debe
suscitar admiración, puesto que bajo la fe católica se produce la salvación del hombre y sin ella es
imposible agradar a Dios.
La segunda cosa que se requiere para ejercer los negocios es ser buen contador y hábil calculista. Y
para lograrlo, como se ha observado anteriormente, hemos indicado del principio al fin las reglas y
preceptos que cada una de las operaciones requiere, de modo que, cada aplicado lector pueda, por su
propia cuenta, aprender todo. Y aquel que no estuviese bien preparado en esta parte, estudiaría
inútilmente la segunda.
La tercera y última cosa necesaria es que disponga todas sus operaciones con gran orden, a fin
de llegar con prontitud al conocimiento de cada una de éstas, se trate de débitos o créditos, ya que el
comercio no precisa otra cosa.
Esta parte es muy útil para los comerciantes, ya que les sería imposible dirigir sus negocios sin
un orden apropiado de las anotaciones. Sin ese orden la mente de los comerciantes no descansaría y
acabaría por ser presa de gran confusión.
Por este motivo, con el propósito que junto con las demás cuestiones puedan también adquirir
estos conocimientos, compuse el presente tratado en el que se enseñan todos los variados tipos de
anotaciones y se procede capítulo por capítulo.
Si bien no se pueden tratar exhaustivamente todos los casos posibles sobre el tema, no obstante, con lo
que se dirá más adelante, el ingenio personal del lector será capaz de aplicarlo a cualquier otro caso.
166 FLORENCIO HUBEÑÁK
Nosotros estudiamos el método de Venecia, el más recomendable entre todos los demás métodos de
registración y mediante el cual nos podremos orientar en relación con cualquier otro.
cias individuales. Esta secularización, que implica una autonomía creciente de lo profano, es un hecho característico
de nuestras civilizaciones occidentales. Es en esta situación donde ha aparecido el secularismo como sistema
ideológico: no solamente justifica este hecho, sino que lo toma como objetivo, como fuente y como norma de
progreso humano, y llega hasta reivindicar una autonomía absoluta del hombre ante su propio destino, Se trata,
entonces, se podría decir, de una ideología, un nuevo concepto del mundo, sin apertura, y que funciona en su totalidad
como una nueva religión (Discurso al Secretariado para los No Creyentes del 18 de marzo de 1971).
48
Von Martin, Alfred, Sociología del Renacimiento, México, F.C.E., 1973, p. 92.
La descripción dc cstc método se dividirá en dos partcs principales, una denominada Inventario y la
otra Gestión.
Las dos sesiones se tratarán sucesivamente según el orden reservado en el sumario para que el lector
pueda encontrar fácilmente el capítulo y la página que le son necesarios.
Aquel que desee conocer cómo llevar en perfecto orden un Libro Mayor y su Diario debe prestar mucha
atención a lo que diré a continuación.
Para comprender correctamente el procedimiento, expondré el caso de un comerciante que comienza
por vez primera a comerciar e indicaré el orden en que debe proceder para llevar sus cuentas y sus
anotaciones de manera tal que pueda hallar con mayor facilidad cada cosa en su lugar, ya que, si las cosas
no están asentadas debidamente en su lugar, se vería afectado por enorme dificultad y confusión en todos
sus negocios.
Según el conocido refrán, donde no hay orden, reina allí la confusión.
Con el fin de brindar un modelo complcto para todos los comerciantes examinaré a continuación cada
una de las de las dos partes principales, citadas anteriormente, y las presentaré en forma clara para que la
exposición pueda rendir sus frutos. En primer lugar, explicaré que es el inventario y el modo en que el
comerciante debe efectuarlo".
"Que sea doble tu estudio: dirigido, en primer lugar, a conseguir en las letras no el conocimiento común y
vulgar, sino un saber diligente e íntimo en el cual quiero que te muestres excelente; en segundo lugar, a
obtener la ciencia de aquellas cosas que se refieren a la vida y a las costumbres; estudios éstos que se llaman
de humanidad porque perfeccionan y adornan al hombre. Que en esos estudios tu saber sea variado y múltiple,
y sacado de todas partes, de modo que no dejes de lado nada que pueda parecer contribuir a la formación, a
la dignidad, a la alabanza de la vida. Creo que te conviene leer aquellos autores, como Cicerón y similares,
que te pueden ser de ayuda no sólo por su doctrina, sino también por la claridad de su discurso y por su
habilidad literaria. Si quieres prestarme oído, de Aristóteles aprenderás los fundamentos de esas doctrinas,
pero buscarás en Cicerón la elegancia y la abundancia del decir y todas las riquezas de los vocablos, y, por
decirlo así, la destreza en el discurrir de los argumentos.
Quisiera en realidad que un hombre eminente tuviera un rico conocimiento, y también que supiese
ilustrar y embêllecer en el discurso las cosas que sabe. Pero nada de esto sabrá hacer quien no haya leído
mucho, aprendido mucho, sacándolo de todas partes. De modo que no deberás ser adoctrinado solamente
por los filósofos, por más fundamental que sea ese estudio, sino que también debes formarte con los poetas, con
los oradores, con los historiadores, de manera que tu discurso sea variado, rico y de ninguna manera rústico
Si, como así lo espero, alcanzas ese grado de excelencia ¿qué riquezas podrán compararse con los
resultados de esos estudios? Por más que, en efecto, el estudio del derecho civil sea más provechoso en el
comercio, ese estudio es superado, por su dignidad y aprovechamiento, por las letras. Las lefras tienden
en realidad a formar al hombre bueno, del que nada puede pensarse que sea más útil; el derecho civil, en
cambio, no contribuye en nada a hacer bueno al hombre (...)o Pues el hombre honesto respetará los legados
y cumplirá la voluntad del testador aunque el testamento haya tenido siete testigos, aunque disponga lo
contrario el derecho civil. Además de eso, la bondad y la virtud son inmutables, mientras que el derecho
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 167
varía según los lugares y según los tiempos, de tal suerte que con frecuencia lo que es legítimo en Florencia,
en Ferrara es una falta".
Documento 2
"Ahora comenzaremos por tratar cómo se acumulan riquezas. Tal vez este momento —ya nos acercamos
al atardecer— será propicio a este razonamiento. Ningún ejercicio, que pueda realizar el ánimo magno y
liberal, parece menos loable que las actividades que tienden a acumular riquezas. Si consideráis y
discurrís, resumiendo en vuestra mente cuáles son las actividades necesarias para lograr bienes, los
encontraréis dirigidos a comprar y vender, prestar y recoger. Y estimo que estas actividades, dirigidas sólo
a obtener ganancias, podrán pareceros a vosotros —cuyo ánimo no juzgo ni mezquino ni vil= bajas y con
poca honra y autoridad.
En verdad, vender no es cosa mercenaria; tú sirves a la utilidad de los compradores, tu fatiga te es paga da,
recibes compensación al aumentar lo que a ti te ha costado menos. De esa manera tú no vendes tus bienes sino tu
esfuerzo; por los bienes que entregas recibes el dinero, por el esfuerzo recibes el beneficio. Prestar sería
liberalidad digna de alabanza, si no pidieres interés, pero no sería actividad para enriquecerse. Algunos consideran
que estas actividades que podemos llamar pecuniarias nunca soñ limpias, sin mentiras, y estiman que no pocas
veces intervienen convenios sucios y escrituras deshonestas. Estos dicen que los ingenios liberales deben huir de
éstos como de hombres indignos y mercenarios. Pero a mí me parece que yerran quienes así
168 FLORENCIO HUBEÑÁK
no se debe despreciar, sin embargo, a aquel que no tenga aptitudes para ocuparse convenientemente en activi dades
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 169
magníficas y se dedique a aquella para realizar la cual sabe que no es inepto y que además es reconocida como
utilísima a las repúblicas y a las familias. Las riquezas permiten lograr amistad y alabanza sirviendo a quien tiene
necesidad. Con las riquezas se puede conseguir fama y autoridad utilizándolas en grandes y muy nobles cosas con
mucha generosidad y suficiencia. En circunstancias extremas las riquezas de los ciudadanos privados son muy útiles.
No se puede siempre mantener sólo con estipendios del erario público a quien con armas y sangre defiende la
libertad y la dignidad de la patria ni pueden las repúblicas ampliar su autoridad e imperios sin grandísimos gastos"
Documento 3
"Te he puesto en el centro del mundo para que puedas mirar más fácilmente a tu alrededor y veas todo lo que
contiene. No te he creado ni celestial ni ser terreno, ni mortal ni inmortal, para que seas libre educador y señor de
ti mismo y te des, por ti mismo, tu propia forma. Tú puedes degenerar hasta el bruto o, en libre elección, regenerarte
hasta lo divino (...) Sólo tú tienes un desarrollo que depende de tu voluntad y encierras en ti los gérmenes de toda
vida"
"Estableció finalmente el Óptimo Artífice que, a quien no le podía dar nada como propio, le fuese común
todo aquello que había asignado de manera singular a los demás. Por eso acogió al hombre como obra de naturaleza
indefinida y, poniéndolo en el corazón del mundo, le habló así.' 'No te he dado, Adán, ni un puesto determinado,
ni un aspecto tuyo propio, ni prerrogativa alguna para que el lugar, el aspecto, las prerrogativas que tú desees, todo
eso precisamente, según tu deseo y tu consejo, lo obtengas y lo conserves. La naturaleza determinada de los demás
está contenida en las leyes prescritas por mí. Tú, en cambio, te la determinarás, sin ninguna barrera que te constriña,
según tu arbitrio, a cuya potestad te entregué. Te puse en medio del mundo para que desde ahí discernieras todo lo
que está en él. No te hice ni celestial ni terrenal, ni mortal ni inmortal, para que tú mismo, casi libre y soberano
artífice, te plasmases y te esculpieses a ti mismo según la forma que hubieses elegido previamente. Podrás
degenerar en las cosas inferiores, que son los animales; podrás regenerarte, según tu voluntad, en las cosas
superiores, que son divinas'.
i O suprema liberalidad de Dios Padre! i Oh suprema y admirable felicidad del hombre! A él se le ha
concedido obtener lo que desea, ser lo que quiere. Los brutos, al nacer, llevan consigo, como dice Lucilio, del seno
materno, todo lo que tendrán. Los espíritus superiores, ya desde el inicio o desde muy poco después, fueron lo que
serán por los siglos de los siglos. En el hombre naciente, el padre coloca semillas de todas las especies y gérmenes
de toda vida. Y; Según como cada cual las cultive, crecerán y darán en él sus frutos"
Documento 4
"Vivo en esta finca mía y, desde los últimos sucesos políticos, no suman veinte los diferentes días
que he estado en Florencia. Hasta ahora cazo tordos. Levántome antes del amanecer, preparo las varetas
de liga, y salgo de casa con un montón de jaulas a la espalda, parecido a Gete cuando vuelve del puerto
con los libros de Anfitrión. La caza es de dos a siete pájaros, y así he pasado todo setiembre. Aunque
extraña y poco divertida, siento que me haya faltado esta distracción. Mi vida actual es la siguiente: me
levanto antes de salir el sol y voy a un bosque que he mandado cortar. Paso allí dos horas viendo el trabajo
del día anterior y conversando con los leñadores, que siempre tienen alguna cuestión pendiente, o entre sí,
o con los vecinos, Cuando me aparto del bosque voy a la fuente, y desde allí a donde tengo los aparatos
de cazador de pájaros, con un libro bajo el brazo, Dante, Petrarca u otro poeta de menos categoría; Tibulo,
Ovidio u otro semejante. Leo sus apasionados amores, recuerdo los míos, y paso algún tiempo complacido
con estas ideas. De allí voy por el camino a la hostería, y hablo con los que al paso encuentro,
preguntándoles noticias de su país. Oigo diferentes cosas, advierto distintos gustos y diversas
imaginaciones. Cuando llega la hora de comer, lo hago con mi briga de trabajadores, alimentándome con
lo que mi pobre finca y escaso patrimonio me producen. Después de comer vuelvo a la hostería, donde
ordinariamente encuentro al posadero, un carnicero, un carbonero y un ebanista. Con ellos me encanallo
durante el•resto del día jugando al chaqUete, que ocasiona mil disputas y disgustos con acompañamiento
170 FLORENCIO HUBEÑÁK
de palabras injuriosas, todo, las más de las veces, por un ochavo, lo que no impide n an Casciano. Sumido
en esta villanía -im ido ue enmohezca mi cerebro con-
vuelvo a a casa. Antes de entrar en mi gabinete, mc quito el traje de campo, sucio y enlodado, y decentemente
vestido, me presento ante los hombres de la antigüedad. Recibido amorosamente por ellos, satisfago mis
necesidades intelectuales con este alimento, el único que me conviene y para el cual he nacido. No temo,
pues, conversar con ellos y pedirles cuentas de sus actos, porque siempre me responden cortesmente.
Durante cuatro horas no sufro ningún enojo, olvido las pehas, y ni la pobreza me asusta, ni me espanta la
muerte".
Documento 6
Oración a la alegría
"Dichosos los que saben reírse de sí mismos, porque no terminarán nunca de divertirse.
Dichosos los que saben distinguir una montaña de una piedra, porque se evitarán muchos inconvenientes.
Dichosos los que saben descansar y dormir sin buscarse excusas: llegarán a ser sabios.
Dichosos los que saben escuchar y callar: aprenderán cosas nuevas.
Dichosos los que son suficientemente inteligentes como para no tomarse en serio: serán apreciados por
sus vecinos.
Dichosos los que están atentos a las exigencias de los demás, sin sentirse indispensables: serán
dispensadores de alegría.
Dichosos ustedes cuando sepan mirar seriamente a las cosas pequeñas y tranquilamente a las cosas
importantes: llegarán lejos en la vida.
Dichosos ustedes cuando sepan apreciar una sonrisa y olvidar un desaire: vuestro camino estará lleno de sol.
Dichosos ustedes cuando sepan interpretar con benevolencia las actitudes de los demás, aun contra las
apariencias: serán tomados por ingenuos, pero éste es el precio de la caridad.
Dichosos los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar: evitarán muchas necedades.
Dichosos ustedes sobre todo cuando sepan reconocer al Señor en todos los que encuentran: habrán
encontrado la verdadera luz y la verdadera sabiduría".
"Señor, dame una buena digestión y, naturalmente, también alguna cosa para digerir.
Dame la salud del cuerpo, con el buen humor necesario para conservarla. Dame un alma, Señor,
que tenga siempre ante los ojos lo que es bueno y puro, de tal modo que, ante el pecado, no se
escandalice, pero sepa encontrar la forma de aportar un remedio.
Dame unùla que no conozca el aburrimiento, las murmuraciones, los suspiros, las lamentaciones. Y no
permitas que caiga en la soberbia, por esta cosa dominante que se llama 'Yo'.
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 171
Señor, dame el don de saber reir con una broma, a fin de que sepa sacar un poco de alegría de la vida y
que la pueda compartir con los otros".
Tomás Moro.
Documento 7
172 FLORENCIO HUBEÑÁK
"Quiero, pues, en cuanto a lo primero, que éste nuestro cortesano sea de buen linaje; porque
mayor desproporción tienen los hechos ruines con.los hombres generosos que con los bajos. El de noble
sangre, si se desvía del camino de sus antepasados, amancilla el nombre de los suyos y, no solamente no
gana, mas pierde lo ya ganado; porque la nobleza del linaje es casi una clara lámpara que alumbra y hace
que se vean las buenas y las malas obras; y enciende y pone espuelas para la virtud, así con el miedo de
la infarnia como con la esperanza de la gloria. Mas la baja sangre, no echando de sí ningún resplandor,
hace que los hombres bajos carezcan del deseo de la honra y del temor de la deshonra, y que no piensen
que son obligados a pasar más adelante de donde pasaron sus antecesores. Muy al revés de esto son los
de gran linaje, porque tienen por gran vergüenza no llegar a lo menos al término donde los suyos llegaron.
Por eso acontece casi siempre que los más señalados en las armas y en los otros virtuosos ejercicios
vienen de buena parte, y es la causa de esto, que la natu raleza en aquella secreta simiente que en toda
cosa está mezclada, ha puesto una cierta fuerza y propiedad de su principio para todo aquello que de él
procede, por manera que lo que nace tiene aquello de donde nace. Esto no solamente lo
vemos en las castas de los caballos y otros animales; mas aún en los árboles, los cuales suelen las más
veces echar las ramas conforme al tronco; y, si alguna vez yerran en esto, es por culpa de quien los
granjea. Lo mismo es en los hombres, los cuales si alcanzan quien los críe bien casi siempre se parecen
a aquellos de donde proceden, y aún acaece muchas. veces salir mejores; pero si les falta la buena crianza,
hácense como salvajes; y de no ser bien granjeados, nunca en el árbol se maduran; verdad es que o
por la buena constelación o por la buena naturaleza nacen algunos acompañados de tantas gracias, que
parece que no nacieron, sino que fueron hechos por las propias manos de Dios puramente sin otro medio,
y ennoblecidos de todos los bienes del alma y del cuerpo. Al contrario de éstos se ven otros tan necios y
desconcertados, que no se ha de creer sino que la natura por despecho o por burla los echó en el mundo.
Estos así como pocas veces, ni por mucho trabajo que en ellos pongan ni por muy buena crianza que reciban,
pueden llevar buen fruto: así los otros con poca fatiga suben al más alto grado de excelente perfección. Y por daros
un ejemplo, mirad al señor don Hipólito de Este, Cardenal de Ferrara, el cual ha alcanzado tal prosperidad, que su
persona, su semblante, sus palabras y todos sus movimientos son con tanta gracia y tan conformes a lo que más
conviene, que aunque sea mozo, es de tanta autoridad, que más parece aparejado para mostrar a los otros que para
aprender de ninguno; asimismo en el tratar con hombres y con mujeres de cualquier calidad, en el burlar y en el reir
es tan dulce y tan gacioso, que cuantos le hablan o le ven le quedan luego aficionados para siempre".
Documento 8
"De qué modo deben guardar los príncipes la fe prometida.
Todo el mundo sabe cuán laudable es que el príncipe prefiera siempre la lealtad a la falacia; sin
embargo, la experiencia de nuestros tiempos prueba que príncipes a quienes se ha visto hacer grandes
cosas, tuvie ron poco en cuenta la fe jurada, procurando atentamente engañar a los hombres y
consiguiendo al fin dominar a los que en su lealtad fiaban. Sépase que hay dos maneras de combatir, una
con las leyes y otra con la fuerza. La primera es propia de los hombres, y la segunda de los animales;
pero como muchas. veces no basta la primera, es indispensable acudir a la segunda. De aquí que a los
príncipes convenga saber aprovechar estas dos
especies de armas. Los antiguos escritores enseñaban esta condición de un modo alegórico, diciendo que
Aquiles y muchos otros príncipes de remotos tiempos fueron dados a criar al centauro Quirón, quien los
tenía en su guarda. El darles un preceptor medio hombre, medio bestia, significa la necesidad para el
príncipe de saber usar ambas naturalezas, porque una sin otra no es duradera. Obligado el príncipe a saber
emplear los procedimientos de los animales, debe preferir los que son propios del león y del zorro, porque
el primero no sabe defenderse de las trampas, y el segundo no puede defenderse de los lobos. Se necesita,
pues, ser zorro para conocer las trampas, y león para asustar a los lobos. Los que sólo imitan al león, no
comprenden bien sus intereses. No debe, pues, un príncipe ser fiel a su promesa cuando esta fidelidad le
perjudica y han desaparecido las causas que le hicieron prometerla. Si todos los hombres fueran buenos,
no lo sería este precepto; pero como son malos y no serán leales contigo, tú tampoco debes serlo con
ellos. Jamás faltarán a un príncipe argumentos para disculpar el incumplimiento de sus promesas, de lo
cual podrían presentarse infinitos ejemplos modernos y demostrar cuántos compromisos y tratados de paz han dejado de
cumplirse por deslealtad de los príncipes, siendo siempre ganancioso el que mejor ha imitado al zorro. Pero es
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 173
indispensable saber disfrazar bien las cosas y ser maestro en fingimiento, aunque los hombres son tan cándidos y tan
sumisos a las necesidades del momento que, quien engañe, encontrará siempre quien se deje efigañar."
Savonarola, Sermones.
Documento 10
"Si yo no perdono a mi hermano Dios no me perdonará (...) No se nc.s condenará por ignorar si el
prin cipio del Espíritu Santo es único o doble; pero no evitaremos ser si no nos esforzamos en
poseer los frutos del Espíritu, que son el amor, alegría, paciencia, dulzura, fe, modestia, continencia (...) La
esencia de nuestra religión es paz y concordia, cosa que no se puede mantener fácilmente sino a condición
de no definir más que un reducido número de puntos dogmáticos y dejar a cada cual la libertad de formarse
su propio. juicio sobre la mayoría de los problemas"
Documento 11
"Unicamente para predicar la Palabra de Dios ha venido Cristo al mundo y con este exclusivo fin
fueron llamados e impuestos en sus cargos todos los apóstoles, obispos, sacerdotes y eclesiásticos en
general, aunque respecto a estos últimos hoy, desgraciadamente, no lo parezca.
Acaso preguntes: ¿qué palabra es esa que otorga una gracia grande y cómo deberé usar de tal palabra? He
aquí la respuesta: La Palabra no es. otra cosa que la predicación de Cristo, según está contenida en el Evangelio.
Dicha predicación ha de ser —y lo es realmente— de tal manera que al círla oigas hablar a Dios contigo quien
te dice que para él tu vida entera y la totalidad de tus obras nada valen y que te perderás eternamente con todo
en cuanto en ti hay.
174 FLORENCIO HUBEÑÁK
Oyendo esto; si crees sinceramente en tu culpa, perderás la confianza cn ti mismo y reconocerás
cuán cierta es la sentencia del profeta Oseas: 'Oh Israel, en ti sólo hay perdición: que fuera de mí no hay
salvación'. Mas para que te sea posible salir de ti mismo, esto es, de tu perdición, Dios te presenta a su
amadísimo Hijo
Jesucristo, y con su palabra viva y consoladora, te dice: Entrégate a él con fe inquebrantable, confía en él
sin Pablo dice: 'Mas el justo solamente vive por su fe'. Y también: 'Porque el fin y cumplimiento de la ley
es Cristo para todos los que en él creen'.
Luego la única práctica de los cristianos debería consistir precisamente en lo siguiente:
grabar en su ser la palabra y a Cristo, y ejercitarse y fortalecerse sin cesar en ešta fe. No existe otra obra para el
hombre que aspire a ser cristiano . . .
O sea, los mandamientos han sido promulgados únicamente para que el hombre se convenza por ellos de
la imposibilidad de obrar bien y aprenda a reconocerse y a desconfiar de sí mismo. Por esta razón llevan los
mandamientos el nombre de Antiguo Testamento, todos figuran en el mismo. Por ejemplo, el mandamiento que
dice: "no codiciarás" demuestra que todos somos pecadores y que no hay hombre libre de concupiscencia,
aunque haga lo que quiera. Aquí aprende el hombre a no confiar en sí mismo y a buscar en otra parte el auxilio
necesario para poder limpiarse de codicia y cumplir así el mandamiento con ayuda ajena, dado que por esfuerzo
propio le es imposible. Con los demás mandarnientos nos sucede lo mismo: no somos capaces de
cumplirlos...
Esto aclara por qué la fe es tan potente y asimismo cómo existen buenas obras que puedan igualarse
a ella. Ninguna obra buena se atiene a la Palabra divina como la fe, ni hay obra buena alguna capaz de
morar en
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 175
el alma, sino que únicamente la Palabra divina y la fe reinan en el alma. Tal como es la palabra, así se vuelve el
alma, a semejanza del hierro que al unirse al fuego se vuelve rojo blanco como el fuego mismo. Vemos así que al
cristiano le basta con su fe, sin que precise obra alguna para ser justo, de donde se deduce que si no ha menester de
obra alguna, queda ciertamente desligado de todo mandamiento o ley, y si está desligado de todo esto será, por
consiguiente, libre. En esto consiste la libertad cristiana: en la fe única que no nos convierte en ociosos o malhechores,
sino antes bien en hombres que no necesitan obra alguna para obtener la justificación y salvación".
Documento '12
'La segunda muralla es aún más débil e inservible. Ellos solos quieren ser maestros de las Escrituras. Aunque
durante toda su vida nada aprendan en ellas, se atribuyen a sí mismos la autoridad, y nos hacen creer con palabras
desvergonzadas que el Papa no puede errar en la fe, ya sea malo o bueno, para lo cual no pueden aducir ni una letra
siquiera. Esta es la causa por la cual en el derecho canónico figuran tantas leyes heréticas y anticristianas y hasta
antinaturales. No es menester hablar de eso ahora. Como creen que el Espíritu Santo no los abandona por indoctos y
malos que fueren, se atreven a añadir lo que quieren. Si así fuese, ¿para qué serían necesarias y útiles las Sagradas
Escrituras? Quemémoslas y conformémonos con los indoctos señores de Roma, a los cuales domina el Espíritu Santo,
que sólo habita en corazones buenos. Si no lo hubiese leído me habría parecido increíble que el diablo de Roma afirmara
tales disparates y consiguiera seguidores.
Pero, con el objeto de no luchar contra ellos con palabras, citaremos las Escrituras. San Pablo dice: 'Si a alguien
se le reVela algo mejor, aunque esté sentado y escuche al otro en la Palabra de Dios, el primero que está hablando
callará y cederá'. ¿Para qué servirá este mandamiento, si sólo tuviésemos que creer al que está hablando o está sentado
en primera fila? También dice Cristo que todos los cristianós serán enseñados por Dios; bien puede suceder que el Papa
y los suyos sean malos o no sean verdaderos cristianos, ni estén enseñados por Dios ni tengan la concesión justa. Por
otra parte, un hombre sencillo puede tener la intelección recta. ¿Por qué no seguirlo? ¿Acaso no erró el Papa con
frecuencia? ¿Quién socorrería a la cristiandad, cuando el Papa errase, si no se creyera más a otro que tuviese a
su favor las Escrituras?
Por ello, es una fábula desaforadamente inventada y no pueden aducir ni siquiera una letra para comprobar que
sólo el Papa es competente para interpretar las Escrituras o para aprobar su interpretación. Ellos mismos se han
atribuido esta facultad. Y aunque pretexten que se le ha concedido el poder a San Pedro cuando le fueron dadas las
llaves, está manifiesto suficientemente que esas llaves no fueron entregadas solamente a San Pedro, sino a toda la
comunidad. Además, las llaves no fueron estatuidas para la doctrina o para el régimen, sino únicamente para ligar o
desatar el pecado, y es mera invención, si a causa de las llaves se adjudican otras y más amplias atribuciones. Pero
cuando. Cristo dice a Pedro: 'He rogado por ti, para que tu fe no falte', no puede referirse al Papa, puesto que la mayor
parte de los papas no han tenido fe, como ellos mismos deben confesar"
Documento 13
"Aunque Cristo afirmó que se ataría o desataría en el cielo aquello que por la palabra de sus ministros saber auiénes son
de la Iglesia v
176 FLORENCIO
FLJBEÑÁK
ra designarnos claramente y como ponernos ante los ojos si estábamos atados o desatados, sino que
prometió solamente esto, a saber: que aquellos quienes oyeren y recibieren mediante la fe la promesa
evangélica, por la cual Cristo ofrece al hombre en la tierra la redención y la liberación, ellos —digo—
serán ciertamente desligados y sueltos en el cielo, es decir, en la presencia de. Dios y en su juicio; pero
aquellos que tal promesa resistieran y despreciaran, para ellos hay testimonio de la misma promesa de que
en el cielo y en la presencia de Dios permanecerán con sus ataduras, y, por lo tanto, en su condenación.
Mas, aunque no podemos saber con certeza de fe, quiénes son los elegidos; sin embargo, cuando la
Escritura nos da ciertas notas, como hemos dicho antes, por las cuales podamos distinguir a los que son
elegidos e hijos de Dios de los que son réprobos y extraños a El, en cuanto que El quiere sean por nosotros
conocidos. Con cierto juicio de caridad deben ser considerados y tenidos como elegidos de Dios y
miembros de la Iglesia a todos aquellos que confiesan, como nosotros, al mismo Dios y al mismo Cristo
con la confesión de la misma fe, con el ejemplo de la vida y con la participación de los sacramentos. Y
aunque haya en sus vidas el residuo de alguna imperfección (ya que nadie aquí puede ser perfecto), con tal
que no se gloríen y se complazcan demasiado en sus vicios y esperen bien de ellos, es de esperar que
mediante el impulso benéfico de Dios, aprovecharán cada día en lo mejor hasta que, despojados de toda
imperfección, lleguen a la eterna bienaventuranza de los elegidos. La Escritura nos define con estas notas
alos elegidos de Dios, a los hijos de Dios, al pueblo de Dios, a la Iglesia de Dios, a fin de que por nosotros
puedan ser conocidos. Aquellos, empero, que no están conformes con nosotros en la misma fe, o que aun
cuando la confiesen con los labios, sin embargo, niegan con las obras al Dios que con los labios confiesan
(como suele suceder con tantos que vemos en la vida completamente perdidos, ebrios en la voluntad de
pecar, y como adormecidos y descansando tranquilos en sus maldades), todos éstos en sí dan las señales
de no pertenecer a la Iglesia o ser miembros de ella".
Documento 14
"Aunque Su Majestad Real justa y legítimamente es y deberá ser la suprema cabeza de la Iglesia de
Inglaterra, y así lo reconoce el clero de este reino en sus asambleas, sin embargo, para corroborar y
confirmar lo dicho, y para el incremento de la virtud en la religión de Cristo dentro de este reino de
Inglaterra, y para reprimir y extirpar todos los errores, herejías y otras enormidades y abusos hasta ahora
usados cn cl mismo, sc ha promulgado, bajo la autoridad de este Parlamento, que el Rey, nuestro soberano
señor, sus herederos y sucesores, reyes de este Reino, serán elegidos, aceptados y reputados la única cabeza
suprema en la tierra de la Iglesia de Inglaterra, llamada Iglesia Anglicana; y tendrán y gozarán, anexado y
unido a la corona imperial de este reino, tanto del título y estilo, como de todos los honores, dignidades,
preeminencias , jurisdicciones, privilegios, autoridades e inmunidades, beneficios y mercaderías
pertenecientes a la dicha dignidad de la suprema cabeza de la misma Iglesia; y que nuestro soberano
señor, sus herederos y sucesores, reyes de este reino, tendrán todo el_poder y la autoridad en todas las
épocas para visitar, reprimir, reparar, registrar, ordenar, co-
HISTORIA INTEGRAL DE OCCIDENTE 177
regir, restringir y enmendar tales errores, herejías, abusos, intentos de ofensas y enormidades,
cualesquiera ellos sean, los cuales por cualquier forma de autoridad espiritual o jurisdicción deberán o
podrán legalmente ser reformados, reprimidos, ordenados, reparados, corregidos, restringidos, y
enmendados mayoritariamente para placer del Dios Todopoderoso, e incremento de la virtud en la
religión de Cristo, y para la conservación de la paz, unidad y tranquilidad de este reino; a pesar de
cualquier usanza, territorio extranjero, autoridad extranjera, prescripción, o cualquier Otra cosa o cosas
contrarias acerca de esta 'Acta".
Cuadro sintético-cronológico
178 FLORENCIO
Dante Giotto fra Angelico
Quatrocento (s.XIV) Bocaccio
Bruneleschi Alberti
Maquiavelo
Leonardo
Cinquecento (s. Rafael
Miguel Ángel
Pico della
Cristiandad Mirandola europea
Ficino Movimiento Erasmo de los
humanistas (s. XV)Moro
Vives
Lefevbre
d'Etaples
Lutero (1517)
protestantismo:
Calvino (1536)
Crisis de la Cristiandad
anglicanismo
Enrique
(1527)