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Sucedió en Barranco Yopal, en la región del Capanaparo,

Apure, Venezuela

“Existen varias teorías para explicar el origen de los pueblos antiguos de América. Algunos
investigadores creen que nuestros ancestros migraron de otras latitudes y entraron por el estrecho de
Bering, pasaron por Canadá, EEUU y México; abarcando Centro y Suramérica, hasta la Tierra del
Fuego. Otros piensan que llegaron a través del mar. Como sea que haya sucedido, lo importante es
diseñar el contexto donde ubicar la historia que queremos contarles: el proceso mediante el cual dos
pueblos hermanos, los CUIBAS y LOS PUMÉS, escenificaron un conflicto, como consecuencia de sus
pasiones y, cuyos resultados, obligaron a la aplicación de principios ancestrales y guerreros; resultando
un drama complejo, difícil de explicar”.
Estos Hermanos, habitantes de la selva virgen desde tiempos remotos, navegantes de grandes ríos,
caminantes, conocedores de los secretos del bosque y de la diversidad de animales que los acompañan
en sus procesos y luchas por sobrevivir en este ecosistema difícil y rústico. Moradores sigilosos, entre
los árboles, rodeados continuamente de peligros y acechanzas. También ellos son víctimas de intensas
y ciegas pasiones, cuyos resultados implican catástrofes y destrucción para sus pueblos.
Les presento, queridos amigos, una historia de amor. Un idilio, entre CANUTO y DEYANIRA,
dos amantes fogosos, entre la selva de la región del Capanaparo; en Barranco Yopal. Una zona
boscosa y mágica demarcada por este hermoso y misterioso río; y, quienes no pudieron dominarse
ante la imperiosa fuerza del destino y, saltando por encima de cualquier norma concertada entre los
antecesores jefes de sus pueblos, retaron también fuerzas telúricas ancestrales y entregaron su vida y
se quemaron en el fuego desenfrenado de la pasión; como lo han hecho desde tiempos inmemoriales
aquellos a quienes no les importan muros ni reglas y solo quieren quemarse en ese fuego DIVINO y
peligroso, como ha sucedido siempre; cuando los amantes rompen el cerco, retan al destino y entregan
sus vidas; ciegos de pasión , sin importarles las consecuencias que afectarán sus propios pueblos.
En una cita concertada para resolver disputas antiguas Canuto y Deyanira, se miran y sus corazones
quedan encendidos por ese fuego eterno.
La llamada es escuchada y allí comienza a tejerse esa tela misteriosa que los va cubriendo hasta
llegar a encontrarse. Y, al soltar el potro travieso de la pasión, la infinita felicidad termina en una gran
tragedia.
Todos sabemos, que:
“Cuando el amor llega así
de esta manera, uno no tiene la culpa
quererse no tiene horario
ni fecha en el calendario
cuando las ganas se juntan”
Como bien lo ha dicho por todo el mundo el Maestro Simón Díaz
Los invito, queridos amigos, a conocer las bellezas de estas regiones y a disfrutar de esta escritura
mágica donde se describen ampliamente la flora y la fauna apureña y a descubrir lo que ha estado
pasando, por más de quinientos años, con estos pueblos que han sido arrasados por esto que todavía
seguimos llamando: CIVILIZACIÓN.
Es oportuno rendir homenaje a un personaje que reivindicó al espíritu humano, con compasión y
solidaridad, al dar apoyo y servir de protección de estas regiones y de estos pueblos, como fue el
reconocido, en el Alto Apure, como el Padre Gonzalo González Cobreces.

José Alfredo Parra Flores


La Pluma Diamantina
lfredo
Parra

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