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Chaos (Kings of Carnage MC 1) - Hilary Storm
Chaos (Kings of Carnage MC 1) - Hilary Storm
Chaos
Kings of Carnage MC 01
Sinopsis:
He entregado toda mi vida al club de mi padre. Él y yo hicimos un trato hace
años y no he mirado atrás desde entonces. Cuando las cosas se complican... es a mí
a quien llaman para solucionarlas. Me llaman Chaos por una razón.
Los Kings of Carnage tenemos un lema… Los hermanos antes que todos los
demás. Sin excepciones.
Hasta que apareció ella.
Ella choca contra mi mundo oscuro como una explosión en el corazón y
mientras veo su cuerpo desnudo colgando en una habitación vacía, tengo que
decidir si salvarla de la oscuridad o convertirme en su peor pesadilla.
El club espera una cosa... pero yo quiero otra. La única pregunta es, ¿cuánto lo
quiero?
Prólogo
Cambri
Voy a morir aquí.
Muevo la cabeza hacia la derecha en el segundo que escucho
respirar en la habitación.
—¿Por qué estás haciendo esto? —Mis gritos se amortiguan en
gemidos mientras intento hablar alrededor de la mordaza de bola
atada a mi cara. ¿Por qué estás haciendo esto? La saliva cae al suelo en
un charco y el duro silencio jode mi mente aún más mientras mi
cuerpo se estremece por el aire frío sobre mi piel desnuda.
—Por favor. —Las lágrimas se deslizan por mis mejillas, cada una
persiguiendo a la última tratando de escapar del ceñido antifaz que
me mantiene en la oscuridad. Me muevo y tiro de las ataduras de
cuerda que sostienen mis brazos y tobillos con fuerza de una manera
que me exhiben como una 'X'. Me arden los dedos de los pies
mientras me obligo a mantenerme erguida contra mis ataduras,
trabajando para minimizar el ardor donde la cuerda retuerce mi piel.
No estoy segura de cuánto tiempo llevo aquí colgada, pero mi
cuerpo me dice que ya ha pasado suficiente. Nunca he estado más
expuesta en toda mi vida y aceptar lo que me puede suceder es
aterrador.
Pasan unos minutos antes de que escuche cualquier movimiento
en la habitación y luego la respiración se acerca. Mi piel entra en
erupción cuando una brisa cálida golpea mi hombro, mis sentidos
están en alerta total mientras espero ganar una pizca de vida en esta
pesadilla.
Si pudiera ver a través de la tela atada alrededor de mi cabeza,
entonces tal vez tendría una pista de lo que está sucediendo. Intento
denodadamente reconocer algo... un olor... cualquier cosa que me dé
una pista de quién es la persona que está detrás de la respiración
contra mi oído. Pero no capto nada específicamente familiar. Una
colonia que nunca he olido mezclada con un ligero toque de humo y
alcohol me abruma justo cuando el frío envía otro escalofrío a mi
cuerpo.
—Por favor. —Me esfuerzo por hablar de nuevo, solo para soltar
un barboteo de tonterías. Una brisa me roza el cuello y me obligo a
concentrarme en todo lo que puedo, calmando el caos dentro de mi
mente el tiempo suficiente para comprender la realidad. Esto es
malo. Realmente malo.
Una respiración profunda contra mi otra oreja me sobresalta, así
que muevo la cabeza lo suficiente para entrar en contacto con una
mejilla llena de barba. Seguro que es un hombre.
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Él se aleja rápidamente cuando mi cara lo toca, pero aún así
obtengo algo de información de ese pequeño encuentro. Puedo decir
que es más alto que yo por la forma en que su cabeza estaba
inclinada hacia mi cuello. Su barba es abundante y más larga que la
de cualquier hombre que se me ocurra, excepto el hermano de mi
amigo y algunos de sus amigos.
Envío todos los detalles que puedo conseguir al fondo de mi
mente, sabiendo que me tomaré mi tiempo para analizar todo
completamente... si tengo la oportunidad más adelante.
—¿Por qué estás haciendo esto? —Estoy muerta de miedo, pero
todavía me niego a caer sin luchar, así que grito a través de la
mordaza. Las cuerdas impiden que el resto de mi cuerpo haga daño,
así que lo único que me queda es la esperanza de que mi boca pueda
sacarme de aquí. Todo me dice que no será fácil, pero no me quedaré
quieta y aceptaré lo que sea que este hombre planee hacer conmigo.
Escucho sus pesados pasos al salir de la habitación; es obvio que
quiere que lo escuche. La puerta se cierra de golpe y un clic de la
cerradura verifica que estoy aislada, tal como lo imaginaba.
El pánico se apodera de mí cuando me permito comprender que
la probabilidad de que sobreviva es muy pequeña. Las personas no
viven para contar historias como ésta... esto está sacado directamente
de las historias de crímenes que siempre evito escuchar en las
noticias.
El comportamiento perturbador de una persona loca puede
intrigar a algunas personas, pero siempre he preferido mantenerme
alejada de los psicópatas de este mundo y he trabajado duro para
asegurarme de no estar en el camino de alguien así.
Nunca camino sola por la noche. Siempre cierro mis puertas e
incluso todos los días me hablo con mi mejor amiga después del
trabajo, solo para asegurarme de que está a salvo. Es algo que
siempre he hecho. Soy la cautelosa... así que, ¿cómo diablos me ha
pasado algo tan malo como esto?
Mi mente está inundada de las posibilidades de quién podría ser,
intentando ignorar el dolor que siento o el hecho de que estoy
completamente desnuda para que cualquiera pueda verme y
hacerme lo que quiera. Soy absolutamente vulnerable... y no puedo
soportar eso.
El clic de la cerradura me saca de todo pensamiento y mis
sentidos se agudizan en el segundo en que la puerta se abre. Uno...
dos... tres... cuatro... cinco pasos hasta que él se detiene. En este
momento no hace un esfuerzo por entrar a hurtadillas y suena fuerte
al acercarse y colocar algo en lo que suena como una superficie de
madera. Escucho su frustración en su exhalación mientras se acerca a
mí. Uno... dos... tres... cuatro pasos más hasta que siento su aliento
en mi rostro. Cuento a propósito, tratando de tener una imagen
mental de dónde estoy.
Sus ásperos dedos agarran la mordaza de mi cara, deslizándola
bruscamente hacia abajo hasta que mi mandíbula está libre de
restricciones; la mordaza de bola golpea mi barbilla antes de que él
la retire. Aprieta mis mejillas forzando mi boca a permanecer abierta
y sé con absoluta certeza que está literalmente a dos centímetros de
mi cara, inspeccionando y observando que haga un movimiento en
falso.
—Toma esto. —Deja caer una pastilla en mi lengua y antes de
que sepa lo que está pasando, está echando agua en mi boca.
Moviendo mi cabeza de un lado a otro, trabajando
desesperadamente para liberarme de su agarre, me atraganto hasta
que me suelta y escupo el agua.
Su agarre en mis mejillas me aprieta antes de que pueda
comprender el tamaño de la píldora o lo que posiblemente esté
obligándome a tomar.
—Te tomarás esta maldita píldora aunque tenga que luchar
contigo toda la noche y obligarte a tomarla. —No reconozco su voz,
pero, de nuevo, está enojado.
—Por favor. No lo hagas.
Mantiene mi boca abierta, a pesar de que estoy luchando como
loca con los pocos centímetros que tengo para tirar. Él se las arregla
para inclinarme la cabeza hacia atrás lo suficiente como para dejarla
caer profundamente en mi garganta antes de verter más agua,
después me pinza la nariz y me obliga a tragar.
—La próxima vez, alguien podría hacerte pagar por un truco
como ese—habla contra mi mejilla. Sus labios rozan mi piel con cada
palabra, enviando escalofríos de disgusto por todo mi cuerpo
mientras las náuseas se apoderan de mi estómago.
Lloro y toso, aprovechando para recuperar mis sentidos mientras
él vuelve a poner la mordaza en mi boca para silenciarme de nuevo.
La frialdad de mi cuerpo mientras él se aleja es un dolor bienvenido,
y algo a lo que no estoy segura de que alguna vez me acostumbre.
—Es por tu propio bien. —Su voz profunda suena más distante y
me imagino que ni siquiera mira hacia atrás mientras me ignora y
sale por la puerta. Nueve pasos hasta que se ha ido de nuevo. Nueve
pasos hasta que cierro los párpados debajo de la venda y exprimo las
lágrimas, solo para que se acumulen aún más rápido y llenen mis
ojos una vez más.
Es difícil tener alguna esperanza mientras cuelgo en el frío
silencio. Simplemente no puedo dejar de sentir que he visto la última
luz que veré en mi vida, y me encuentro rezando para poder
manejar el dolor que estoy segura de enfrentar. La incertidumbre
definitivamente me está jodiendo la mente, pero hay una cosa que
sigue rondando por mi cabeza...
Voy a morir aquí.
Capítulo 1
Chaos
(Una Semana Antes)
Colmillo
Corrección
La 99
Edición
El Jefe
Diseño
Max