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La respuesta a 2 puede ser: X hoy es una y la misma persona que Y en un momento pasado si y
sólo si…” Tal respuesta establece condiciones necesarias y suficientes para la identidad personal a
través del tiempo.
Parfit señala lo siguiente sobre el reduccionismo (p. 387): “Según el criterio físico, la identidad
personal a través del tiempo implica sólo la existencia físicamente continua de suficiente cerebro
como para que siga siendo el cerebro de una persona viva. Según el criterio psicológico, la
identidad personal a través del tiempo implica sencillamente las diversas clases de continuidad
psicológica, con el tipo correcto de causa. Estas dos concepciones son reduccionistas porque
establecen 1) que el hecho de la identidad de una persona a través del tiempo consiste sólo en el
darse de determinados hechos más concretos. 2) que estos hechos pueden describirse sin
presuponer la identidad de la persona en cuestión, ni afirmar explícitamente que las experiencias
de la vida de esta persona son tenidas por la persona en cuestión, ni tampoco afirmar
explícitamente que la persona en cuestión existe. Estos hechos se pueden describir de un modo
impersonal.
Una concepción no reduccionista rechaza las dos tesis reduccionistas (388): “Muchos no
reduccionistas creen que somos entidades que existen separadamente. Según esta concepción, la
identidad personal a través del tiempo no sólo consiste en continuidad física y/o psicológica, sino
que implica un hecho adicional. Una persona es una entidad que existe de forma separada,
distinta de su cerebro y de su cuerpo, y de sus experiencias. Según la versión mejor conocida de
esta idea, una persona es una entidad puramente mental: un Ego Puro Cartesiano, una sustancia
espiritual. Pero también se podría pensar que una persona es una entidad física que existe de
forma separada, una entidad de una clase que todavía no se ha reconocido en las teorías de la
física contemporánea.
389. Según la concepción reduccionista, la existencia de cada persona no implica otra cosa que la
existencia de un cerebro y un cuerpo, la realización de determinados actos, el pensar ciertos
pensamientos, la ocurrencia de determinadas experiencias, y así sucesivamente. Ayudará ampliar
el sentido corriente de la palabra ‘suceso’. Usaré esta palabra para incluir hasta sucesos tan
aburridos como la existencia continua de una creencia o de un deseo.
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