Está en la página 1de 1

La Paloma y el pájaro carpintero.

Una mañana de abril, cuando despuntaba la primavera, en un


claro del bosque, se encontraron casualmente una Paloma y un
pájaro Carpintero. Se habían visto algunas veces, pero apenas se
conocían y no tenían muchas cosas de contarse. Pero, quizás por simple cortesía, se
saludaron. Y el pájaro carpintero se atrevió incluso a continuar la conversación,
preguntando a la paloma:

¿Sabrías decirme cuánto pesa un copo de nieve?

¿Cómo no? Dijo la paloma. No pesa casi nada.

Entonces el pájaro carpintero le contó una historia:

Estaba yo, una tarde de invierno, en la rama de un árbol muy grande, cuando
empezó a nevar. Caían unos copos finos, suaves como un sueño. Y caían lentos,
pausados, balanceándose graciosamente en el aire. Como no tenía nada que hacer,
me puse a contar los copos que caían sobre la rama en que me encontraba. Cayeron
3.698.751 copos. Y cuando, muy lentamente, cayó el copo 3.698.752, que no pesaba
casi nada, como tu muy bien decías, la rama del árbol se rompió.

Apenas había pronunciado estas palabras, el pájaro carpintero se marchó volando


velozmente. Y la paloma se quedo pensativa en el claro del bosque, un poco
consternada, sin acertar a balbucear nada. Cuando, por fin pudo articular algunas
palabras ¿Qué fue lo que dijo la paloma?

Es posible que, coma gran experta en materia de paz, sus palabras fueran estas:

A lo mejor haga falta que venga una sola persona para que la paz sobrevenga a todo
el mundo.

Pero la paloma, aun sin ser experta, pudo decir otras muchas cosas. Puesta a pensar
en los problemas humanos, ¿Por qué no pudo pensar en la familia? Y, a lo mejor,
pensando en la familia, pudo deducir también que, sumando cada uno de los
3.698.752 copos, no existe árbol que se le pueda resistir. Una familia, como un copo
de nieve, no pesa casi nada. Pero unidas, su energía es enorme y su influjo social
irresistible. Hace falta sumar, pues, la débil potencia de cada una. Resplandecerá
entonces en nuestra sociedad una nueva cultura familiar y la institución familiar una
gran esperanza para la humanidad.

También podría gustarte