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Calidad De Vida

El concepto de calidad de vida es muy amplio y no existe consenso en su definición. Incluyendo


economía, sociedad, política, salud, etc.

El aumento de la esperanza de vida ha provocado un aumento significativo de la incidencia de


enfermedades crónicas como el cáncer.

Schumaker y Naughton definieron la calidad de vida relacionada con la salud como la percepción
subjetiva de un individuo de la capacidad para realizar actividades que considera importantes para
verse afectadas por las condiciones de salud actuales. Aquí, la palabra subjetiva es prominente,
porque significa que el propio paciente percibe si su calidad de vida se ve afectada.

El cáncer y su tratamiento pueden cambiar muchos aspectos de la calidad de vida. No solo


físicamente, sino también psicológica y socialmente. Es por eso que pasamos un tiempo desde la
psicooncología con los pacientes y sus familias para evaluar cómo podemos restaurar la calidad de
vida perdida, o al menos parte de la calidad de vida.

El dolor es un síntoma muy desfavorable: la presencia de dolor puede hacer que se detengan
muchas otras cosas. La evaluación y el tratamiento correcto son prioridades para los profesionales
de la salud. Además, algunos pacientes interpretan el dolor como un signo de deterioro, lo que ha
causado una gran preocupación. La suma de esta preocupación convierte el dolor en dolor. Use
analgésicos de diferente potencia (desde los más suaves como el paracetamol hasta los más
fuertes como la morfina u oxicodona) para lograr el control del dolor. Algunos estudios han
demostrado que determinadas técnicas psicológicas pueden incrementar los efectos de estos
fármacos.

A lo largo del proceso del cáncer, las emociones pueden cambiar mucho. El diagnóstico suele ir
acompañado de conmoción, enfado, tristeza, miedo e incertidumbre. Puede haber algo de
esperanza en el proceso de tratamiento, porque el paciente tiene la sensación de que está
haciendo algo para combatir la enfermedad. Algunas personas sienten un poco de miedo por el
final del tratamiento, porque se sienten desprotegidas cuando abandonan un entorno médico que
sienten que está bien cuidado y controlado. Si el cáncer reaparece, la principal respuesta es la
desesperación: el paciente se da cuenta de que el tratamiento que está recibiendo es inútil y
tendrá que empezar de nuevo. Si la enfermedad progresa y debes prepararte para el final de tu
vida, también dominarán el miedo, la tristeza y la ira.

La mejora del sueño y el descanso se consigue cambiando los hábitos durante el día (con ejercicio
físico y restricción de las bebidas excitantes, como las que llevan cafeína) y estableciendo un ritual
de irse a la cama. También es importante mantener siempre los mismos horarios de levantarse y
de ir a dormir, independientemente de las horas que hayamos dormido.

En muchos casos, la ansiedad que acompaña a la enfermedad dificulta el descanso nocturno. Entre
el 30% y el 50% de los pacientes con cáncer sufren de insomnio, lo que puede provocar más fatiga
durante el día. Además, el insomnio será autosuficiente, porque preocuparse por no poder
conciliar el sueño conducirá a un círculo vicioso, lo que hará más difícil conciliar el sueño.
Mejorar el sueño y el descanso se logra cambiando los hábitos diurnos (mediante el ejercicio físico
y limitando las bebidas emocionantes, como las bebidas con cafeína) y estableciendo hábitos a la
hora de acostarse. No importa cuánto tiempo dormimos, también es importante que la hora de
levantarse y de acostarse sea siempre la misma.

En el aspecto nutricional de la calidad de vida en personas que tienen cáncer hay que destacar, por
un lado, como las náuseas y los vómitos asociados a la quimioterapia y la radioterapia alteran la
dieta. El cambio en los hábitos y el uso de medicamentos antieméticos ayudarán a paliar este
efecto secundario.

Por otro lado, los profesionales sanitarios también incidimos en la aparición reciente de ciertas
dietas anunciadas como milagrosas, pero sin eficacia demostrada y que, incluso, tienen algunos
riesgos, como la dieta alcalina o la dieta sin azúcar.

Los efectos de algunos tratamientos para el cáncer pueden cambiar el aspecto físico de una
persona: caída del cabello, aumento de peso, cicatrices de la cirugía, etc. En las enfermedades
oncológicas que afectan partes del cuerpo que definen la identidad (como el cáncer de mama en
el caso de las mujeres, o el cáncer de testículo en el caso de los hombres) esto es especialmente
grave.

La adaptación a los cambios corporales es lenta, y a menudo necesita el apoyo de personas de


confianza (sobre todo de la pareja). Los pacientes deben volver a aprender a reconocerse frente al
espejo y aceptar las diferencias en su cuerpo.

Cada vez hay más estudios que demuestran las ventajas de practicar ejercicio físico cuando se
tiene cáncer. Además de reducir algunos síntomas de la enfermedad y algunos efectos secundarios
del tratamiento, el ejercicio físico contribuye a mejorar el estado de ánimo, la salud general y el
contacto social.

El reto es encajar esta actividad en un efecto frecuente en personas con cáncer: la fatiga. La fatiga
es uno de los grandes indicadores del nivel de calidad de vida de una persona, y se aconseja que
mantenga su actividad normal tanto como sea posible para evitar que el cansancio empeore.

El impacto de la enfermedad y el tratamiento, la fatiga y los cambios en la autoimagen dejan muy


tocada la sexualidad en la mayoría de personas con cáncer. Y como además tenemos una visión
del sexo muy estereotipada alrededor del coito, estos problemas hacen que la persona piense que
«no puede rendir como se espera». Recuperar la sexualidad pasa por ampliar la visión del sexo y
que no se limite sólo a la penetración.

Ahora bien … ¿la sexualidad es una prioridad cuando se tiene cáncer? Este es un buen ejemplo de
lo que decíamos de la subjetividad en la calidad de vida. La sexualidad es tan prioritaria como el
paciente quiera. Si quiere recuperar la actividad sexual tiene derecho a intentarlo. Si considera
que no es un problema importante, es igualmente respetable.
La familia y los amigos del paciente con cáncer también viven la situación con una gran ansiedad.
Es muy importante tener alguien con quien hablar de los temas que preocupan, o para buscar
ratos de distracción. Las personas del entorno también pueden ayudar en cuestiones como
acompañar al paciente al médico o hacer algunas tareas domésticas que la persona enferma no
puede hacer.

En nuestro país hay una gran red de asociaciones de pacientes con cáncer que ofrecen apoyo
profesional a los pacientes, o grupos de autoayuda donde otras personas con la enfermedad
cuentan su experiencia. Así los afectados pueden sentirse más acompañados y ven que, algunas
cosas que les pasan y que les parecen extrañas, son relativamente frecuentes.

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