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El primer contacto con un embrión mediante ultrasonografía es, aproximadamente, a las cinco
semanas de amenorrea, tres semanas después de su origen. Durante las siguientes cinco semanas
se contempla la vida embrionaria; dentro de esta etapa no sólo se evidencia el crecimiento del
embrión, sino que algunos aspectos anatómicos podrán ser evaluados. El período comprendido
entre la novena y décima semana de amenorrea es considerado por los embriólogos como el fin de
la etapa embrionaria y el comienzo del período fetal. En esta etapa del desarrollo cerca del 90% de
las estructuras presentes en el adulto han aparecido. Es también el momento de formación de la
placenta definitiva y de la transferencia de la producción hormonal del cuerpo lúteo a la placenta y al
feto.
Aspectos embriológicos.
La embriología humana constituye un evento complejo y atractivo que puede evaluarse
partiendo de diferentes momentos. Con fines prácticos, comenzará a ser estudiado desde el
momento de la fertilización. Este momento de formación del cigoto puede considerarse el comienzo
del desarrollo embrionario. Pocas horas después comienza un proceso de división celular
denominado clivaje, que no se acompaña de crecimiento celular de manera que el huevo se divide
en varias células menores denominadas blastómeros. Hacía el cuarto día, el huevo tiene entre 16 y
32 células y adopta la apariencia de una mora, recibiendo el nombre de mórula, simultáneamente, el
huevo ha ido trasladándose a lo largo de la trompa en su camino hacia la cavidad uterina.
También el macizo celular interno o embrioblasto se diferencia hacia el octavo día está
compuesto por dos capas: una externa, el epiblasto o ectodermo primario y una interna el hipoblasto
o endodermo primario. A su vez, aparece una cavidad entre el epiblasto y el trofoblasto que es la
cavidad amniótica y algunas células epiblásticas se diferencian en amnioblastos para constituir la
membrana amniótica. Aún en el octavo día, algunas células periféricas del hipoblasto comienzan a
migrar hacia la cara interna del citotrofoblasto. Hacia el duodécimo día conforman una delgada
membrana de endodermo extraembrionario que recubre completamente la cavidad del blastocisto.
Esta membrana se conoce como membrana exocelómica o membrana de Heuser. La cavidad del
blastocisto constituye ahora la cavidad exocelómica o saco vitelino primario. El espacio que
constituyó el blastocisto y luego el saco vitelino primario se ha transformado en el saco vitelino
secundario o definitivo. Hacia el fin de la segunda semana, el saco vitelino definitivo pierde contacto
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Diagnóstico ultrasonográfico.
La técnica de elección para evaluar la gestación durante el primer trimestre es mediante el uso
de un transductor endovaginal de alta frecuencia (5 a 7.5 MHz). Mediante ecografía transvaginal de
alta frecuencia la primera estructura que se puede demostrar en el embarazo es el saco gestacional,
cuando alcanza un tamaño de dos a tres milímetros, aproximadamente a las cuatro semanas y
media de amenorrea.
El valor del signo del doble saco decidual consiste en diferenciar un verdadero saco
gestacional de una colección endometrial o un seudosaco en el embarazo ectópico. Sin embargo,
cuando utilizamos la ecografía TV se puede visualizar el saco vitelino antes de observar este signo.
Por este motivo, el mismo conserva valor sólo en aquellos casos que la paciente es estudiada por
vía abdominal. El tamaño del saco gestacional se debe determinar estableciendo el diámetro sacular
medio (DSM): se toman los diámetros longitudinal, transverso y anteroposterior y se establece el
promedio de los tres. La medición del saco gestacional debe efectuarse desde la interfase sólido-
líquido, o sea, sin incluir el anillo ecogénico periférico. Cuando el saco gestacional alcanza los 5 mm
(en la quinta semana) suele ser visto por vía abdominal. El DSM del saco gestacional crece
aproximadamente 1 mm por día.
El segundo evento ecográfico que se puede apreciar en el embarazo precoz es la aparición del
saco vitelino. El saco vitelino que se observa mediante ecografía corresponde embriológicamente al
saco vitelino secundario. Se visualiza como un anillo ecogénico con centro anecoico. Aparece
aproximadamente a las cinco semanas de amenorrea; en ese momento mide 1 a 2 mm de diámetro
(para un DSM de 5 mm). Se ha informado un tamaño discriminatorio del saco gestacional para la
aparición del saco vitelino de 8 a 10 mm (a las cinco semanas y media). Por vía transabdominal debe
verse hacia las siete semanas, cuando el DSM es de 20 mm. El saco vitelino crece en tamaño para
alcanzar un diámetro máximo de 5 a 6 mm a las diez semanas. Luego disminuye de tamaño
pudiendo tornarse ligeramente irregular y, hacia el fin del primer trimestre, ya no puede identificarse
Ultrasonográficamente. Asimismo, se va alejando progresivamente del embrión, pudiendo
observarse unido al mismo mediante el conducto vitelino primario u onfalomesentérico.
Mediante la utilización del ultrasonido TV se alta frecuencia se puede visualizar (entre la quinta
y sexta semanas) al embrión como un sutil engrosamiento del saco vitelino, cuando el DSM mide
entre 5 y 12 mm y el embrión, entre 1 y 2 mm. El embrión debe ser visto siempre que el DSM
alcance los 16 a 18 mm (seis semanas y media). La medición de la longitud embrionaria para
determinar la edad gestacional fue informada por primera vez por Robinson en 1973. El embrión se
mide entre sus extremos obteniéndose de esta manera la longitud cráneo-caudal (LCC) o longitud
embrionaria máxima (LEM). Tiene un crecimiento lineal de aproximadamente 1 mm/día. La medición
de la LEM en el primer trimestre ha demostrado ser el mejor parámetro para estimar la edad
gestacional. Una vez que aparece el embrión, la medición de su longitud reemplaza a la evaluación
del DSM. La determinación clásica (que se realiza habitualmente) comprende una línea recta que
representa a la LEM en sentido lineal o longitud de la máxima línea recta del feto. El embrión crece
de manera lineal aproximadamente 1 mm/día.
La frecuencia cardiaca debe ser uniformemente detectada cuando el embrión alcanza una
longitud de 4 a 5 mm. La frecuencia cardiaca aumenta en el embrión desde una media de 118 latidos
por minuto (lpm) a las seis semanas, hasta un máximo de 172 lpm a las nueve semanas, para luego
descender paulatinamente hasta una frecuencia media de 148 lpm a las catorce semanas. Antes de
las seis semanas la frecuencia cardiaca embrionaria es más baja aún, oscilando entre 100 y 115
lpm. La frecuencia cardiaca debe siempre ser registrada durante el primer trimestre, dado que la
bradicardia embrionaria es un signo de muy mal pronóstico. En nuestra experiencia, cuando la
frecuencia cardiaca en el primer trimestre es menor de 90 lpm, la mortalidad es del 100%.
Adicionalmente, se han informado variaciones en la frecuencia cardiaca en el primer trimestre
asociadas con anomalías cromosómicas.
EMBRIOSONOGRAFÍA.
Sexta semana de amenorrea (semana 6 a 6.6). A partir de la sexta semana se ve el saco vitelino
con el embrión adyacente al mismo. El embrión va variando su morfología en el transcurso del primer
trimestre. Inicialmente, en el período somítico, el embrión es una estructura lineal de 2 a 3 mm de
longitud. Luego, el plegamiento de los polos cefálico y caudal lo transforma en una estructura con
forma de “C”. Seguidamente el polo cefálico se torna prominente y el neuróporo posterior se elonga e
incurva en una cola.
Octava semana de amenorrea (semana 8 a 8.6). Los brotes de los miembros se desarrollan entre
las semanas siete y ocho. Las extremidades son mejor identificadas a las nueve semanas. En la
mayoría de los casos la placenta puede ser correctamente identificada por vía transvaginal en esta
etapa. Aproximadamente a las ocho semanas, parte del intestino protruye en la base del cordón
umbilical, constituyendo la hernia umbilical fisiológica. Los hemisferios, el diencéfalo y el
mesencéfalo adquieren mayor tamaño y son más claramente identificables en la octava semana,
siendo apreciables de manera constante en la novena. Los plexos coroideos comienzan a verse.
Novena semana (semana 9 a 9.6). A las nueve semanas se pueden apreciar claramente los
movimientos de los miembros. Entre la novena y décima semana, se identifica el eco medio que
corresponde a la hoz del cerebro, el cual se torna más ecogénico y sencillo de identificar una
semana más tarde.
Décima semana (semana 10 a 10.6). Se individualizan manos y pies y el embrión tiene aspecto
humano. En la novena semana se comienzan a identificar los dedos de la mano que dejan de estar
fusionados en forma de paleta y se muestran en forma separada. A las diez semanas pueden
identificarse más sencillamente, de hecho, se visualizan e un tercio de los casos. El estómago puede
verse en la décima semana en el 70% de los casos y en forma permanente en la undécima.
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ABORTO.
CLASIFICACIÓN.
Aborto espontáneo: Se lleva a cabo de una manera natural, sin la mediación de agentes químicos
o mecánicos, como consecuencia de las diversas etiologías. Aborto inducido: Interrupción artificial
y deliberada del embarazo antes de la semana 20 de gestación. Aborto terapéutico: Interrupción
del embarazo antes de la viabilidad del producto con el propósito de proteger la salud materna.
Aborto legal: Interrupción del embarazo antes de la semana 20 de gestación con una justificación
legal (Violación, malformaciones incompatibles con la vida). Aborto electivo: Interrupción del
embarazo antes de la semana 20 de gestación a petición de la embarazada, pero no por razones de
salud materna o enfermedad fetal. Se conoce también como aborto criminal. Amenaza de aborto:
Sangrado escaso proveniente de la cavidad uterina en las primeras 20 semanas de gestación,
generalmente asociado a dolor abdominal y lumbosacro, pero sin modificaciones cervicales. Aborto
en evolución: Cuando la cavidad uterina propia del trabajo de aborto ocasiona borramiento y
dilatación irreversible, acompañada de sangrado de forma que cualquier intento de continuar el
embarazo está destinado al fracaso. Aborto inevitable: Cuando existe ruptura de las membranas,
generalmente sin modificaciones cervicales, acompañado o no de sangrado importante. Aborto
incompleto: Expulsión de una parte del producto de la concepción, con sangrado, la hemorragia
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PRUEBAS DE LABORATORIO.
Prueba de embarazo: Niveles bajos de HGC para la edad gestacional o que han disminuido en
relación con otras tomas previas son dato de mal pronóstico para la adecuada evolución de un
embarazo. Biometría hemática: Cuando el sangrado ha sido importante puede existir anemia; en
caso de infección se encontrará leucocitosis y aumento de la sedimentación globular. Otras
hormonas: La principal fuente de estrógenos es el trofoblasto y un título sanguíneo o urinario
decreciente de estrógenos puede ser una advertencia de aborto inminente. En caso de aborto,
disminuyen de forma precipitada las concentraciones séricas de pregnandiol y la propia progesterona
sérica.
TRATAMIENTO.
Legrado Uterino. En el aborto temprano la paciente debe de someterse directamente a un legrado
uterino. En los abortos del segundo trimestre habrá que inducir el trabajo de aborto mediante
soluciones con oxitocina y/o aplicación de prostaglandinas locales. Amenaza de aborto: Reposo,
analgésicos suaves, abstinencia sexual. Progestágenos en casos de insuficiencia del cuerpo lúteo.
Aborto inevitable: Evacuación uterina. Aplicación local de prostaglandinas. Dilatación cervical
instrumental. Abortos del segundo trimestre, inducción con medicamentos del vaciamiento uterino.
Aborto diferido: Semejante al del aborto inevitable. Aborto habitual: Detectar factor predisponente.
Alteraciones anatómicas: tratamiento quirúrgico. Incompetencia cervical: cerclaje. Aborto séptico:
Hospitalización. Antibiótico para germen específico (cultivos). Doble esquema: Penicilina +
aminoglucócido. Cefalosporina 3ra.gen. + aminoglucócido. Triple esquema: Penicilina + amikacina +
metronidazol. Choque séptico: corticoides. Legrado uterino / histerectomia.
COMPLICACIONES.
Hemorragia intensa, choque hipovolémico. Sépsis. Perforación uterina con lesión de otras
estructuras (intestino, vejiga, etc.). Coagulación intravascular diseminada. Muerte.
HEMORRAGIA SUBCORIONICA.
La hemorragia subcoriónica o el hematoma secundario a una ruptura del borde placentario o del
seno marginal produce una elevación de la membrana coriónica. Se asocia a la presencia de
sangrado vaginal y dolor pélvico. Hallazgos ecográficos. La membrana coriónica se levanta y se
despega del endometrio. El área de hematoma predominante se encuentra normalmente alejado de
la zona de implantación. La hemorragia aguda es hiper o isoecogénica con respecto a la placenta,
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EMBARAZO ECTOPICO.
Definición. Implantación del blastocisto fuera de la cavidad uterina. Incidencia: 1.4% de todos los
embarazos. Representa 15% de las muertes en mujeres embarazadas. La frecuencia va en
aumento. La mortalidad en descenso. Presentación clínica: Dolor, sangrado vaginal y masa anexial
palpable en el 45%. Otros: amenorrea, sensibilidad ovárica y dolor a la movilización cervical.
Factores de riesgo: Patología tubárica que impida o retrase el paso del cigoto. Gestación tubárica
previa. Cirugía tubárica previa. Enfermedad pélvica inflamatoria. Salpingitis por Chlamydia.
Dispositivos intrauterinos. Asociación: Infertilidad – gestación ectópica. Diagnóstico ecográfico:
Determinar la existencia y localización del saco gestacional en todas las pacientes con un test de
embarazo positivo, o historia sugerente de gestación ectópica con retraso de la menstruación y dolor
pélvico en pacientes sin método de planificación familiar. Hallazgos ecográficos: USG abdominal:
búsqueda de masa anexial. Búsqueda de líquido libre en el espacio hepatorrenal. USG vaginal:
búsqueda del saco gestacional intrauterino, visualización de los ovarios, cuerpo lúteo, embrión.
Embarazo heterotrópico: 1 x 7,000. Demostración de un embrión vivo fuera de la cavidad uterina. Vía
vaginal 17 a 28%. Vía abdominal 10%.
Bibliografía.
1. T. W. Sadler, Ph. D. Langman, Embriología Médica. 12ª edición 2012. Williams and Wilkins.
2. Gerard J. Tortora. Bryan Derrickson. Principios de Anatomía y Fisiología. 11ª Edición.
Panamericana.
3. Carol M. Rumack. MD. Stephany R Wilson. MD. J. William Charboneau. MD. Diagnóstico por
Ecografía. 4ª edición, 2014.
4. Peter W. Callen. MD. Ecografía en Obstetricia y Ginecología. 5ª edición 2009. Elsevier
Masson.
5. Bajo Arenas. Ginecología.
6. John O John O. Schorge, MD Joseph I. Schaffer, MD Lisa M. Halvorson, MD Barbara L.
Hoffman, MD Karen D. Bradshaw, MD F. Gary Cunningham, MD. Williams, Ginecología y
Obstetricia.
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