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Los pigmentos visuales son compuestos químicos presentes en los organismos que participan en

la percepción y la visión de la luz y del color en los seres vivos, principalmente en los animales.

La percepción visual comienza en la retina. Los fotorreceptores típicos de este tejido se conocen


como conos y bastones. Tanto los conos como los bastones de la retina del ojo contienen
productos químicos conocidos como fotopigmentos que se descomponen ante la exposición a la
luz y, en el curso del proceso, excitan a las fibras nerviosas que salen del ojo.
Estos fotopigmentos detectan y transforman al estímulo luminoso en una señal eléctrica
equivalente mediante la cascada de eventos conocida como fototransducción, un proceso que se
inicia cuando la luz activa al fotopigmento. Los fotopigmentos contienen un tipo de proteínas
llamadas opsinas.

Los compuestos fotosensibles en los conos y los bastones del ojo humano y la mayoría de los
demás mamíferos constan de una proteína llamada opsina y retinal (también conocido como
retineno1), un aldehído de la vitamina A1.

La sustancia sensible a la luz en los bastones se llama rodopsina. En los conos existen otros
fotopigmentos (como la conopsina), donde se denominan simplemente "pigmentos del color",
cuya c omposición es un poco diferente a la que presenta la rodopsina, y funcionan casi
exactamente igual excepto por sus diferencias de sensibilidad dentro del espectro. La única
diferencia radica en que sus porciones proteicas u opsinas (llamadas fotopsinas en los conos) son
un poco distintas de la escotopsina de los bastones. La porción de todos los pigmentos visuales
correspondiente al retinal, que es absolutamente idéntico en los conos y en los bastones. Por
tanto, los pigmentos sensibles al color de los conos consisten en combinaciones de retinal y
fotopsinas.[1]

Los  conos son células fotosensibles que se encuentran situadas en la retina de los vertebrados, en


la llamada capa fotorreceptora (también se conoce como capa de conos). Reciben este nombre
por la forma conoidea que tiene su segmento externo. Se extiende desde la capa de
fotorreceptores hasta la plexiforme externa. Estas células son las responsables de la percepción
del color. Existen tres tipos de conos: los que son sensibles a la luz roja, los sensibles a la luz azul y
los sensibles a la luz verde. En este segmento externo nos encontramos unos sacos aplanados que
reciben el nombre de discos membranosos. En estos discos membranosos se encuentra el llamado
pigmento visual. Estos sacos están en renovación continua, pero solo en los bastones.

Los  bastones o bastoncillos son células fotorreceptoras de la retina, responsables de la visión en


una baja condición de luminosidad. Estas células no son capaces de percibir colores, a diferencia
de los conos. Presentan una elevada sensibilidad a la luz aunque se saturan en condiciones de
elevada luminosidad

La  rodopsina es una proteína transmembranal que, en humanos, se encuentra en los discos de


los bastones de la retina, concretamente a la membrana plasmática de los bastones, en los cuales
se sintetiza, formando hasta el 80% de esta. 
OPSINA Para la visión en color de los animales, se tienen especializaciones para la discriminación
de la luz, tal y como lo es el ojo en los metazoos. Pero al hacer un análisis de la fotorrecepción, se
observa que se da específicamente por moléculas que desencadenan una cadena de transducción,
y activarán el sistema nervioso posteriormente. Estos elementos son fotopigmentos receptores
acoplados a una proteína G, que constan de una parte proteica, la opsina, y un cromóforo de tipo
retinal.[1]Uno de los componentes principales, el retinal, es un cromóforo de tipo retinaldehído
que es básicamente una vitamina A. Este actúa como una base de schiff, al isomerizarse por el
golpe ocasionado por un fotón, generando el paso inicial de la transferencia de electrones en la
reacción. El compuesto se encuentra adherido a una apoproteína (la opsina) en la hélice siete de
su estructura mediante una protonación del mismo, generando la cadena de fototransducción, y
activando el  sistema nervioso posteriormente.[2]

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