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1. Agradecer
Con tu presente a través de la gratitud. Valora lo que tienes, basta de lamentarte por las
ausencias. Pensar con gratitud nos ayuda a apreciar las cosas positivas de la vida, las que
de verdad son importantes y que a veces subvaloramos perdiéndonos el maravilloso
regalo que es nuestro presente.
2. Ser optimista
Tus creencias negativas. El optimismo es elegir interpretar nuestro mundo de una forma
más positiva y generosa. Tener la esperanza de que algo bueno está por suceder nos
refuerza la autoestima e incrementa nuestra autoconfianza. El resultado será vivir desde
un presente satisfactorio, que al final de cuentas es lo que tenemos.
Ayudar a otros nos llena de satisfacción e incrementa nuestro poder personal. Sentirnos
útiles nos dignifica, nos hace mejores seres humanos. ¿Por qué elegir la hostilidad si
podemos elegir ser amables?
5. Manejar la adversidad
Enfrenta los problemas con la convicción de que podrás con ellos. Desafía tus creencias y
pensamientos pesimistas. Si tienes un problema deja de preguntarte por qué a mí,
pregúntate para qué a mí y encuentra un sentido a eso que te sucede. Actúa.
6. Practicar el perdón
Aprender a perdonar te libera del hecho oprobioso, de esta manera dejas de estar atrapado
en el resentimiento que te resta energía vital. Si perdonas dejas de ser víctima del dolor y
del pasado. Es como si soltaras un cuchillo al que tienes agarrado por la parte filosa, este
te hizo daño una vez y te lo seguirá haciendo hasta que lo sueltas.
8. Practicar el saboreo
Significa dedicarle nuestra energía mental a las cosas que nos gustan y que nos agradan.
Tener pensamientos o comportamientos que son capaces de intensificar y prolongar el
placer. Basta de aferrarte a las malas experiencias, basta de rumiar las penas. El saboreo
es exactamente lo contrario.
Deben ser ecológicas, coherentes con tus valores y otros objetivos personales. Ten
compromiso, esfuérzate, ponle pasión. Siente orgullo de alcanzarlas.
Conéctate con lo trascendental, con lo espiritual. No tiene que ser una religión, puedes
cultivar la espiritualidad, la idea del bien y un ser superior sin estar necesariamente
comprometido con un culto religioso.
12. Actuar como una persona feliz