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ENSAYO 2

La pobreza en África es una de las principales causas por las que miles de personas deciden
desplazarse de sus lugares de origen. Como los conflictos armados en el continente también son
una causa fundamental para entender los desplazamientos de personas y la existencia de
refugiados, no solo porque se trata de gente que debe huir porque teme por su vida sino también
porque las guerras constantes inciden en la perpetuación de la pobreza en África.

La progresiva desertificación de muchas zonas que eran productivas, sobre todo en los países
próximos a África subsahariana, es otra de las causas de la pobreza en África. El cambio climático y
el calentamiento global del planeta ha ido generando aumentos en las sequías, dejando
inutilizables miles de hectáreas de tierra cultivable y perpetuando la desnutrición y el hambre en
África. Muchas familias se encuentran ante la situación extrema de no poder cultivar nada y no les
queda más remedio que desplazarse para no morir de hambre.

Entonces la pregunta que me hago ¿Podemos terminar con la pobreza? Una pregunta que ha sido
debatida durante muchos años por economistas, políticos, sociólogos, organizaciones
internacionales… pero que a día de hoy sigue sin respuesta. Un repaso por los obstáculos que se
tienen que superar para alcanzar el desarrollo, pero ¿hasta qué punto es posible escapar de estas
trampas?

Más de mil millones de personas en el mundo viven con menos de un dólar al día. Menos de un 1%
de lo que se gastó en armas en el siglo XX cada año habría valido para escolarizar a todos los niños
del planeta a principios del 2000.

Pobreza es sinónimo de hambre para varios de occidente. La comunidad internacional se ha


comprometido reducir a la mitad la pobreza y el hambre para 2015. Pero, ¿quiénes son los pobres
y los hambrientos? ¿Cuántos son? ¿Dónde se encuentran? ¿Cuál es la relación entre el hambre y la
pobreza? En las dos secciones siguientes se trata de responder a estas preguntas y se subraya la
urgencia de la lucha para reducir el hambre.

La pobreza extrema sigue siendo un problema alarmante en las regiones en desarrollo del mundo,
a pesar de los avances realizados en el decenio de 1990. El progreso en la reducción de la pobreza
se ha concentrado en Asia, especialmente en su parte oriental. En todas las demás regiones, el
número de personas que viven en condiciones de extrema pobreza ha aumentado. En el África
subsahariana, el número de pobres aumentó en 58 millones entre 1990 y 1999.

Pese a la disminución de la pobreza extrema, según mediciones más amplias, miles de millones de
personas aún tienen grandes dificultades para satisfacer necesidades básicas. Entonces como
saber ¿los pobres comen bien y en que cantidades? Aunque parezca una pregunta obvia es claro
que una persona pobre consuma menos calorías y baje de peso por eso la gran mayoría de pobre
tiene una contextura delgada. Como el caso de indonesia que un trabajador bien alimentado es
más eficiente en área laboral.
Entonces como se relaciona la salud y la pobreza a nivel mundial

La pobreza y la mala salud están interrelacionadas. Los países pobres tienden a presentar peores
resultados sanitarios que los más pudientes y, dentro de cada país, las personas pobres tienen más
problemas de salud que las acomodadas. La asociación entre la pobreza y la mala salud refleja una
relación de causalidad bidireccional. La enfermedad o la fecundidad excesivamente alta pueden
tener un considerable efecto en los ingresos familiares y marcar incluso la diferencia entre estar
por encima o por debajo de la línea de pobreza. Además, la mala salud se asocia frecuentemente a
considerables costos de atención sanitaria. Pero la pobreza y los bajos ingresos también son causa
de mala salud. Los países pobres y las personas pobres sufren múltiples privaciones que se
expresan en altos niveles de mala salud. De este modo, las personas pobres se ven atrapadas en
un círculo vicioso: la pobreza engendra mala salud y la mala salud mantiene la pobreza.

El impacto de la pobreza y la exclusión social se agiganta cuando ponemos la mirada en la infancia


y su incidencia en el llamado rendimiento escolar. Por eso es necesario conocer la respuesta de la
escuela y la educación en general ante este grave problema. Hay una relación directa entre
pobreza infantil, fracaso escolar y exclusión social que no suele tenerse en cuenta. Es necesario
denunciar la ocultación que el academicismo escolar tradicional hace de todas estas situaciones.

La pobreza y la exclusión social presenta una multidimensionalidad de rasgos que hemos de tener
en cuenta: la posición en el mundo laboral y económico, la dificultad de acceso a los servicios y a
las tecnologías digitales, el descarte en el ámbito de las relaciones sociales y las consecuencias
psicosociales que conlleva. Ello implica que la exclusión y la pobreza tienen un eje económico en
cuanto al empleo y el consumo; otro eje político-ciudadano en cuanto a derechos políticos (de
educación, salud, vivienda…); además está el eje socio relacional donde se viven el conflicto y el
aislamiento social; y otro eje, que incrementa la exclusión en todas las anteriores dimensiones, es
el que dificulta el acceso a las nuevas tecnologías y a los conocimientos y actitudes necesarias para
utilizarlas para aprender y ejercer la ciudadanía. Este último factor no ha sido tenido en cuenta en
las medidas del Ministerio de Educación en el periodo de confinamiento, aumentando la brecha
de la desigualdad en una sociedad que se digitaliza cada día más.

Ahora como dijo el autor porque fracasan las escuelas. Los motivos por los que un niño no tiene
éxito en sus estudios son muchos y dependen de diversos factores. En lo primero que se puede
pensar es en su capacidad, si pueden o no afrontar las tareas que se les encargan. Realmente este
es el motivo minoritario por el que un niño fracasa, de hecho, hay niños muy inteligentes que no
tienen éxito mientras que otros más normales acaban sacando las mejores notas.

Uno de los puntos importantes también es que los pobres con pequeños negocios, trabajan sin
estar asegurados y sin trabajos estables. Los empresarios más ricos que fueron empleados, van
mucho más allá. Los empresarios que nunca fueron empleados, lo tienen claro por su propia
naturaleza. Por supuesto, su primera frontera es poder retirar una utilidad mensual suficiente
para vivir el estilo de vida que desean, pero tienen claro que para convertir sus negocios en
grandes empresas deben ir más allá.
Los empresarios que acumulan grandes fortunas piensan en grande, ven su empresa más allá de
un simple buen salario mensual. Su meta es el crecimiento empresarial, sostenido y rentable.
Para ellos, gerenciar la empresa en función de su crecimiento es un estilo de vida, es su forma
natural de actuar.

Los empresarios ricos, a diferencia de los pobres, se enfocan que buscar nuevas oportunidades, en
nuevas formas de hacer las cosas, se enfocan en lo que mejor saben hacer y se obsesionan por ser
los mejores en su sector.

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