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se considera que este padecimiento está fuera de control, ya que la Organización Mundial de la
Salud (OMS) confirmó que México ocupa el primer lugar del mundo en obesidad infantil y el
segundo en adulta.
Aunado a ello, esta afección también se relaciona con la diabetes, pues un número significativo de
personas con exceso de peso tiende a desarrollarla.
Es por ello que, en México diversas investigaciones científicas se realizan año con año para así
tratar de prevenir o curar éstas afecciones.
Editado por El Manual Moderno, el texto es el segundo del proyecto editorial del PUIS (que inició
con la obra Advances in Cancer Research at UNAM), y representa un esfuerzo por compilar
trabajos científicos de la Universidad en torno a temas de relevancia mundial.
En la presentación del texto, Jaime Mas Oliva, investigador del IFC, coordinador del PUIS y coeditor
de la recopilación científica, señaló que esta segunda obra significó indagar en los estudios sobre
los dos tópicos de suma importancia para el país.
En tanto, Marcia Hiriart Urdanivia, directora del IFC y también coeditora, comentó que “la
convocatoria fue acogida con gusto, aunque es un esfuerzo de investigaciones biomédicas al que
falta añadir análisis de las ciencias sociales y las humanidades, lo que haremos en un segundo
volumen”.
Asimismo, Mucio Moreno Portillo, director del Hospital General Manuel Gea González, de la
Secretaría de Salud, indicó que la obra es ejemplo del liderazgo y de la capacidad de la comunidad
de la UNAM; en cada capítulo, acotó, se enseña y muestra lo que se puede hacer desde el país a
nivel internacional.
Por su parte, Enrique Graue Wiechers, director de la Facultad de Medicina, comentó que diabetes
y obesidad son males complejos en los que inciden factores genéticos, educativos, económicos y
sociológicos, por lo que es deseable revisarlos también desde esas ópticas.
13 investigaciones
En el capítulo uno, el grupo encabezado por Carolina Escobar Briones, aborda la relevancia de los
ritmos circadianos para la homeostasis metabólica, la adaptación y para una vida sana; se
proporcionan evidencias que indican que las alteraciones en los ritmos metabólicos pueden
propiciar obesidad.
En el capítulo dos, Ruud M. Buijs y sus colegas destacan que una de las principales funciones del
reloj biológico (el núcleo supraquiasmático) es la de preparar a nuestro cuerpo para los cambios
diarios en los periodos de actividad y descanso. Sus estudios revelaron que si el núcleo
supraquiasmático es disfuncional se pueden desencadenar obesidad y diabetes.
En el capítulo tres, Marta Menjívar y su equipo analizan la relación entre el páncreas y la diabetes
tipo 2. Su investigación destaca que la pobre nutrición intrauterina y las modificaciones de la
secuencia de algunos genes son causa de ese padecimiento.
En el capítulo cuatro, María Teresa Tusié Luna y su grupo del Instituto Nacional de Ciencias
Médicas y Nutrición Salvador Zubirán refieren los componentes genéticos de la población mestiza
mexicana para el desarrollo de la diabetes tipo 2.
Aunado a ello, en el capítulo seis, Víctor Manuel Mendoza Núñez y su equipo de la FES Zaragoza
demuestran que la conjunción del envejecimiento con la diabetes genera un efecto aditivo sobre
el estrés oxidativo y la inflamación, lo que incrementa el riesgo de complicaciones de macro y
microangiopatías, así como del deterioro cognitivo y de la depresión en la vejez.
Posteriormente, en el capítulo siete, Norma Bobadilla Sandoval y sus colaboradores del Instituto
Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, plantean el daño renal o nefropatía
diabética, una de las principales causas de muerte como consecuencia de la diabetes. Destacan
que en años recientes se ha incrementado la incidencia de ese padecimiento en el mundo y un
mayor desarrollo de nefropatía, afección progresiva caracterizada por alteraciones en la
hemodinámica renal.
En el capítulo nueve, Cristina Fernández Mejía y sus colegas del IIBm y del Instituto Nacional de
Pediatría, abordan a la enzima glucocinasa como una molécula blanco para el desarrollo de
medicamentos para combatir la enfermedad. Sostiene que su acción en el primer paso del
metabolismo de la glucosa, y su regulación hormonal y otros factores confieren características que
permiten el control de los niveles de esa sustancia en la sangre.
Cabe mencionar que en el capítulo 10, Juan C. Díaz Zagoya y su grupo de investigadores presentan
un estudio para entender la relación entre obesidad y diabetes tipo 2; basado en varios modelos
animales y humanos, se relaciona el consumo de frutos, cianobacterias y almidón con la reducción
de hiperglucemia.
En el capítulo 11, Marco Antonio Juárez Oropeza, también de la FM, documenta que el alga
Spirulina tiene propiedades hipolipidémicas, antihiperglicémicas, antihipertensivas y
hepatoprotectoras, algunas de ellas relacionadas con su efecto antioxidante. Propone que la
Spirulinamaxima sea considerada como complemento en la prevención y tratamiento de pacientes
con diabetes, cirrosis, cardiopatía isquémica y enfermedades cardiovasculares.
Asimismo, en el capítulo 12, Adolfo Andrade Cetto, propone el uso de plantas mexicanas
tradicionales para el tratamiento de diabetes tipo 2, y ejemplifica con el uso de
Cecropiaobtusifolia, cuyo extracto acuoso probado en modelos animales y pacientes con esa
enfermedad mostró un efecto positivo sobre las concentraciones de glucosa plasmática y sobre los
niveles de hemoglobina.
Por último, en el capítulo 13, Martha Pérez Armendáriz señala el papel funcional de los canales
intercelulares en tejidos glandulares y, en particular, en las células beta-pancreáticas.
Finalmente, se espera la pronta distribución del libro, además de que se está en pláticas con la
editorial para que lo comercialice lo antes posible.
Iván Olvera
Reimpresos:
Biol. Alonso Vilches–Flores
Instituto de Investigaciones Biomédicas, UNAM.
Unidad de Genética de la Nutrición.
Instituto Nacional de Pediatría.
Torre de Investigación, 4o. piso
Av. IMÁN No.1 Col. Insurgentes Cuicuilco
04530–México, D.F.
Fax: 5606–3489
Correo electrónico: crisfer@biomedicas.unam.mx
ABSTRACT
During the last few decades, an increasing number of vitamin–mediated effects has been
discovered at the level of gene expression in addition to their well–known roles as substrates and
cofactors; the best recognized examples are the lipophilic vitamins A and D. Although little is
known about water–soluble vitamins as genetic modulators, there are increasing examples of their
effect on gene expression. Biotin is a hydro soluble vitamin that acts as a prosthetic group of
carboxylases. Besides its role as carboxylase cofactor, biotin affects several systemic functions such
as development, immunity and metabolism. In recent years, significant progress has been made in
the identification of genes that are affected by biotin at the transcriptional and post–
transcriptional levels as well as in the elucidation of mechanisms that mediate the effects of biotin
on the gene expression. These studies bring new insights into biotin mediated gene expression and
will lead to a better under–standing of biotin roles in the metabolism and in systemic functions.
RESUMEN
En décadas recientes, diversas investigaciones han demostrado que las vitaminas afectan la
expresión genética. Los casos mejor estudiados son los de las vitaminas A y D. Existe menos
información para las vitaminas hidrosolubles sobre su efecto en la expresión de los genes, sin
embargo, se sabe que éstas también los modifican. La biotina es una vitamina hidrosoluble que
actúa como grupo prostético de las carboxilasas. Además de su función como cofactor de enzimas,
participa en el desarrollo embrionario, en la proliferación celular, en funciones inmunológicas y en
el metabolismo. Ha habido un notable avance en la identificación de genes cuya expresión está
regulada por la biotina. Asimismo, se han investigado los mecanismos moleculares a través de los
cuales la biotina efectúa estas acciones. Estos estudios brindan nuevas claves para entender el
papel de la biotina en la expresión genética, en el metabolismo, y en otras funciones biológicas de
esta vitamina.
INTRODUCCIÓN
La biotina es una vitamina hidrosoluble del complejo B cuya función más conocida en los
organismos eucariontes es la de participar como grupo prostético de las enzimas acetil–CoA
Carboxilasa (ACC)(E.C. 6.4.1.2), tanto de la isoforma citosólica (ACC1) como de la mitocondrial
(ACC2); y de las enzimas mitocondriales piruvato carboxilasa (PC)(E.C. 6.4.1.1); propionil–CoA
carboxilasa (PCC)(E.C. 6.4.1.3) y metilcrotonil–CoA carboxilasa (MCC)(E.C.6.4.1.4). 1 Estas enzimas
participan en diversos procesos metabólicos tales como la gluconeogénesis, la lipogénesis y el
catabolismo de aminoácidos.
Además de la participación de la biotina en procesos metabólicos como grupo prostético, la
biotina modifica funciones biológicas como la proliferación celular, el desarrollo embrionario,
funciones inmunológicas y el metabolismo a través de un efecto sobre la expresión genética. 2,3 En
este artículo se revisa el conocimiento actual de las acciones moleculares de esta vitamina sobre la
expresión de genes, lo cual sirve como base en el entendimiento de la participación de la biotina
en el metabolismo y en diversas funciones biológicas.
Los mamíferos no pueden sintetizar la biotina, por lo que es necesario su consumo en la dieta
diaria. La biotina se encuentra en los alimentos, en la mayoría de ellos unida al grupo ε–amino de
una lisina formando el dímero conocido como biocitina, péptidos biotinilados, o bien en forma
libre.4 Para su absorción se requiere romper este enlace semipeptídico por acción de la biotinidasa
pancreática.5 La biotina libre se absorbe por los enterocitos de la porción distal del duodeno y
proximal del yeyuno, y posteriormente pasa al torrente sanguíneo. La entrada a las células se lleva
a cabo a través de un transportador múltiple de vitaminas dependiente de sodio (SMVT) que
reconoce principalmente la porción del ácido valérico de la biotina. 6,7 El SMVT es una proteína
transmembranal que funciona como simportador electroneutro, introduciendo a la biotina y al
ácido pantoténico junto con el sodio, a favor de un gradiente de concentración.
Las carboxilasas son sintetizadas como apocarboxilasas, sin actividad enzimática, en el citoplasma.
Al unírseles la biotina covalentemente por acción de la holocarboxilasa sintetasa, se forma la
proteína activa u holoenzima.8Esta reacción se lleva a cabo en dos etapas: en la primera la biotina
se activa al reaccionar con una molécula de ATP, formando el intermediario biotinil–5'–adenilato.
En la segunda etapa el grupo biotinilo se transfiere a la apoenzima formándose un enlace
semipeptídico con un residuo de lisina, localizada dentro de una secuencia Met–Lys–Met
altamente conservada en todas las apocarboxilasas. 9 La biotina, como grupo prostético de las
carboxilasas, participa en el mecanismo de transferencia de un grupo carboxilo activado al
sustrato correspondiente.10
En los últimos años han comenzado a delinearse los mecanismos moleculares a través de los
cuales la biotina modifica la expresión de genes. Se han identificado diferentes vías, no
necesariamente excluyentes, que podrían participar en la acción genética de la vitamina:
2. Biotinilación de histonas.
Activación de la guanilato ciclasa soluble
Biotinilación de histonas
Otro mecanismo molecular que podría estar involucrado en el efecto de la vitamina sobre la
expresión genética es la biotinilación de histonas. Diversas observaciones en las décadas de los
60's y 70's sugerían acciones nucleares de la biotina: la presencia de biotina en el núcleo, 34 las
alteraciones en animales deficientes en biotina en la fosforilación, metilación y ace–tilación de las
histonas, y en la asociación de estas últimas con el DNA 35 indicaban un posible efecto de la
vitamina sobre la cromatina. Posteriormente, estudios in vitro demostraron que las histonas son
susceptibles a ser biotiniladas,36 lo que otorgaba una explicación a la presencia de biotina en el
núcleo y a la relación entre biotina e histonas. En años recientes se ha encontrado que,
efectivamente, las histonas en las células se encuentran biotiniladas 37–39 y se ha propuesto que
esta modificación covalente, similar a modificaciones covalentes como la metilación y/o
acetilación de las histonas, podrían ser parte de los mecanismos a través de los cuales la biotina
modifica la expresión genética. La presencia en el núcleo de dos enzimas claves en el metabolismo
de la biotina, la biotinidasa y la holocarboxilasa sintetasa, 40,41 así como su demostrada capacidad
de biotinilar histonas,42 apoyan igualmente esta hipótesis. Recientemente, Narang, et
al.43encontraron que la holocarboxilasa sintetasa está asociada con la cromatina y la lámina
nuclear, y que durante la mitosis se encuentra distribuida en estructuras en forma de anillo.
Además, los fibroblastos de pacientes con deficiencia en la enzima presentan menos histonas
biotiniladas que los fibroblastos de individuos no deficientes. Entre las funciones relacionadas con
la biotinilación de histonas se encuentran el incremento en la abundancia de éstas durante la
proliferación celular de linfocitos polimorfonucleares, 42 los cambios en la biotinilación de histonas
durante el ciclo celular41 y el incremento en la biotinilación de histonas producidas por daño al
DNA causado por luz ultravioleta.39 Estas funciones sugieren que la biotinilación de histonas podría
estar ligada a la reparación y/o replicación del DNA.
En resumen, hasta el momento las piezas que forman parte de los mecanismos involucrados en las
acciones genéticas de la biotina son: la formación de biotinil–AMPc por la holocarboxilasa
sintetasa, las modificaciones en el contenido de GMPc y la biotinilación de histonas. En la
actualidad se ha establecido que las hormonas modifican la expresión de genes, 44 y ha sido
precisamente el estudio de la acción hormonal lo que ha contribuido a la comprensión del efecto
de los nutrimentos en la regulación genética. Se sabe que los efectos de las hormonas esteroides
ocurren con diferentes latencias y duración variable, y que las hormonas pueden ejercer más de
un efecto a través de varios mecanismos que involucran la participación de diferentes moléculas
en distintos compartimentos celulares.44 Al igual que lo observado en la acción genética de la
biotina: el metabolismo del efector, la presencia de proteínas de unión en el núcleo, así como la
modificación de la cromatina son componentes de la regulación de las hormonas esteroides sobre
la expresión genética.45
Los efectos de la biotina sobre el metabolismo han sido puestos de manifiesto tanto in
vivo como in vitro en diferentes condiciones fisiológicas:
• De deficiencia de biotina.
• En estado diabético.
Las primeras evidencias que sugirieron que la biotina intervenía en el metabolismo de los
carbohidratos y permitieron el descubrimiento del efecto de la biotina sobre la expresión genética
fueron reportadas por Dakshinamurti, et al.53 Este grupo encontró que las ratas deficientes en
biotina presentaban curvas de tolerancia significativamente más elevadas que los animales
control, y que el contenido de glucógeno hepático y la fosforilación de la glucosa eran menores en
los animales deficientes de biotina.54 Estudios posteriores mostraron que las anomalías en el
metabolismo de carbohidratos en ratas deficientes de la vitamina se debían a una disminución en
la actividad de la glucocinasa hepática,55 enzima clave en la captación posprandial de glucosa por
el hígado. El desarrollo de nuevas tecnologías de biología molecular permitió que Chauhan y
Dakshinamurti,17demostraran que el efecto de la biotina sobre la glucocinasa hepática se produce
a través de un aumento en la transcripción del gen. La deficiencia de biotina igualmente sirvió
como herramienta para revelar que la biotina participa en la traducción del receptor de la insulina:
En la línea celular HuH7 derivada de hepatocitos humanos cultivadas en ausencia de biotina se
encontró que la vitamina regula la expresión del receptor de insulina; 31 el mecanismo de acción
indica que se requiere la activación de la PKG, a través de una elevación del GMPc.
En modelos animales con diabetes tipo 2 también se ha reportado que la biotina disminuye la
hiperglucemia. En ratones de la cepa KK no obesos y en las ratas OLETF que presentan obesidad
espontánea, se observó una disminución de la hiperglucemia y en la curva de tolerancia a la
glucosa en respuesta al tratamiento con dosis farmacológicas de la vitamina. 27,28 Estudios en
modelos experimentales con ratas diabéticas generadas por el tratamiento con alloxana o con
estreptozotocina encontraron que la biotina aumenta significativamente la actividad de
laglucocinasahepática.64,65 El tratamiento con la vitamina igualmente incrementó las actividades de
las enzimas glucolíticas fosfofructocinasa y piruvato cinasa. En otros estudios en ratas cuya
diabetes fue inducida por estreptozotocina, la biotina disminuyó en más de 50% la transcripción
de la fosfoenolpiruvato carboxicinasa, enzima limitante de la gluconeogénesis. 66
CONCLUSIÓN
REFERENCIAS
1. Chapman A, Cronan J. Molecular biology of attachment to proteins. J Nutr 1999; 129: 447S–
484S. [ Links ]
Obesidad
Regresa
Resumen
La obesidad, problema de salud que afecta a la población, caracterizada por ser una
enfermedad crónica, multifactorial, donde intervienen factores genéticos, metabólicos,
psicológicos y ambientales que contribuye al desarrollo del padecimiento. Su importancia
epidemiológica se debe principalmente a que participa activamente en la fisiopatología de
múltiples enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, hipertensión arterial,
dislipidemias, neoplasia entre otras entidades.
Summary
Obesity, health problem that affects the general population, is a chronic disease, multifactor
ethiology, where genetic metabolic, psychological and environmental factors contribute to
its development. Its epidemiological importance is primarily due to its active participation in
the physiopathology of multiple cardiovascular diseases, diabetes mellitus, arterial
hypertension, dislipidemias and neoplasms among other entities.
Introducción
En este trabajo se presentan los aspectos epidemiológicos, terapéuticos y de salud pública
de la obesidad; una de las patologías que en los últimos años, ha aumentado de manera
importante su incidencia y prevalencia. Si observamos a nuestro alrededor, veremos que
cuatro de cada diez personas presenta cierto grado de sobrepeso y dos tienen obesidad: El
problema real es que ninguno de estos seis pacientes buscarán o implementarán medidas
preventivas o terapéuticas para corregir su padecimiento; la mayoría de ellos consideran
que solo es un problema de incremento de peso o estético y desconocen las alteraciones
fisiopatológicas que produce la obesidad y el sobrepeso en el organismo. Por otro lado, el
médico al atender a pacientes con una enfermedad más sobrepeso u obesidad,
generalmente prescribe el tratamiento de esa enfermedad, sin considerar la atención
integral del paciente, que permita resolver el sobrepeso u obesidad y si se da alguna
indicación, generalmente queda como un consejo o recomendación el corregir el exceso de
peso.
Por lo anterior, la obesidad y el sobrepeso son temas fundamentales que deben conocer los
médicos durante su formación académica, para comprender las consecuencias y sobretodo
implementar medidas preventivas que eviten o disminuyan este problema de salud. Antes
de iniciar, es conveniente hacer las siguientes preguntas, que delimitarán el desarrollo del
tema:
g. Cuales son las medidas terapéuticas que se pueden ofrecer a los pacientes obesos y
con sobrepeso.
Definición
La obesidad es un padecimiento que juega un doble papel dentro de los padecimientos que
afectan a la población; por un lado, es una enfermedad crónica, multifactorial que producen
alteraciones en la sensibilidad a insulina, metabolismo de lípidos; presión arterial,
coagulación, fibrinolisis e inflamación; pero al mismo tiempo, es factor de riesgo para el
desarrollo de múltiples enfermedades cardiovasculares, respiratorias, gastrointestinales,
metabólicas, dermatológicas, neoplásicas y psicológicas. (Tabla 1)
Cardiovasculares Metabólicas
Hipertensión arterial
Diabetes mellitus tipo 2
sistémica
Hipertrofia ventricular
Hiperlipidemia
derecha
Enfermedad isquémica
Hipertrigliceridemia
coronaria
Insuficiencia cardiaca
Hiperinsulinemia
congestiva
Enfermedad
Ginecoobstétricas
cerebrovascular
Enfermedad obstructiva
Musculoesquelética
de vías aéreas
Enfermedad degenerativa
Hipertensión pulmonar
articular
Neoplasias Depresión
Trastornos de la
Cáncer de endometrio
alimentación
Complicaciones quirúrgicas
y anestésicas
Aspectos epidemiológicos
La obesidad es una enfermedad que en los últimos años ha aumentado su prevalencia e
incidencia, afecta a los países desarrollados como en vías de desarrollo y se presenta en
cualquier etapa de la vida. La prevalencia de obesidad en los Estados Unidos de
Norteamérica ha cambiado en las dos últimas décadas, se considera que dos terceras partes
de los norteamericanos padecen de sobrepeso, otra tercera parte son pacientes obesos, de
los cuales, 2.8% de los hombres y 6.9 % de las mujeres tiene obesidad extrema.19 En
Canadá la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos ha aumentado de manera
importante en las últimas décadas; en el 2004 la Encuesta Comunitaria de Salud reporto
que el 59 % de la población adulta tenía sobrepeso (= 25 – 29.9 Kg./m2) y el 23 % obesidad
(= 30 Kg./m2).32 La prevalencia en España es de 13 %, con una pequeña diferencia entre
varones (12%) y mujeres (15 %).3 Países europeos también presentan problemas de
sobrepeso y obesidad Dinamarca, Suiza, Francia y Bulgaria presenta una frecuencia menor
al 20 % y Alemania, Noruega, Rumania, Italia entre el 20 – 30%.
Prevalencia
Edad
País Año
(años)
Sobrepeso Obesidad
Chile 2007 6 a 16 22
2a5 10.4
Estados Unidos 2002 6 a 11 15.3
12 a 19 15.5
Canadá 2 a 17 26
6 22 10
Reino unido 2000
15 31 17
Rusia 2002 6 a 18 10 6.0
5.6 (v)
Republica Checa 2002 7 a 10
6.0 (f)
Italia 2001 3 a 17 8 - 12
En México, la Encuesta Nacional de Enfermedades Crónicas que se realizó entre 1992 -1993,
reportó una prevalencia global de 21.4%, donde la zona norte tuvo la mayor frecuencia 24.7
%; en la misma Encuesta Nacional, 7 años después (2000) encontró una prevalencia global
de preobesidad (sobrepeso) de 38 % y 21 % de obesidad, predominando el sobrepeso en
varones (41.4 %) y la obesidad en mujeres (21.5 %). Llama la atención que entre la primera
encuesta (1988) y la segunda (1999 de nutrición, hay un aumento considerable en la
frecuencia de ambos padecimiento, en sobrepeso del 20 % y en obesidad de 7 %. (Tabla 3)
Enfermedades
38 21.4
crónicas, 1999
Enfermedades
35.6 41.4 21.5 14.9
crónicas, 2000
Obesidad y embarazo
La obesidad es un problema nutricional más común que complica la evolución del
embarazo, usualmente está asociada a la sobrealimentación y a ingesta de dietas con alto
contenido de grasas. La obesidad materna está asociada a un incremento de riesgos de
complicaciones maternas, perinatales y neonatales
El índice de masa corporal (IMC) sirve cuando se calcula en la etapa pregestacional, para
determinar la ganancia de peso que tiene que tener una mujer cuando se embaraza.
Durante el embarazo se necesita un mayor consumo de energía para sostener el
crecimiento del feto, placenta y el tejido materno. Algunos autores han estimado que el
costo energético del embarazo es de 85000 Kcal. o 300 Kcal./día, basándose en cálculos
teóricos que asumen un neonato con peso de 3.4 Kg., un depósito de 900 g de proteína y de
3.8 Kg. de grasa materna y aumento en el metabolismo basal. Con base en estas
estimaciones teóricas del costo energético del embarazo se estipuló que las
recomendaciones de energía durante el embarazo deben ser de 200 a 300 Kcal./día. Sin
embargo estas cifras no toman en consideración otros factores que pueden aumentar el
gasto energético durante el embarazo, como las actividades cotidianas, ejercicio intenso,
cambios extremos de temperatura ambiental, madres adolescentes. En una mujer
embarazada con un IMC pregestacional normal se recomienda una ganancia de peso
promedio de 12.5 Kg., el patrón de ganancia de acuerdo a la edad gestacional es la
siguiente:
El índice de masa corporal ideal para una mujer que desea embarazarse debe estar entre
18.5 y 24.5, las pacientes que presentan IMC aumentado: mujeres con sobre peso y obesas
se asocia a mujeres de mayor edad, multiparas, fumadoras y algunas con bajo nivel
educativo y socioeconómico.
Se recomienda una ganancia de peso de 6.345 Kg., en una mujer obesa que se embaraza o
que piensa embarazarse (Tabla 4). Algunos autores refieren que en mujeres obesas que
presentaron una ganancia de peso mayor a 6.345 Kg. durante el embarazo presentan un
mayor riesgo de complicaciones maternas y perinatales, generalmente es aceptado que las
mujeres obesas tengan nacimientos con mayor peso y talla. Un mayor número de neonatos
macrosómicos (>4,000 gr.) y una menor frecuencia de neonatos de bajo peso (<2,500 gr.) se
observa en madres obesas; en estos neonatos macrosómicos hay un aumento en el
deposito de tejido adiposo subcutáneo y los neonatos de bajo peso, hijos de madres obesas
generalmente se deben a partos pretérmino.
Ganancia de peso
IMC
Clasificación materna durante
pregestacional
el embarazo (kg)
En estudios que se han realizado en hijo de madres obesas con no obesas se observa un
aumento en el peso del recién nacido de madres obesas aunque no en la talla, estos bebes
tienen un riesgo de presentar intolerancia a la glucosa. La ganancia de peso durante el
embarazo es una consecuencia de la relación entre la energía que se proporciona en la
dieta y las calorías que se consumen. En el embarazo se incrementan los requerimientos
metabólicos de la embarazada, ya que existe un aumento en el metabolismo basal, debido a
un aumento del tejido materno metabólicamente activo, aumento de síntesis tisular,
aumento del gasto cardiaco respiratorio y renal, todo esto aunado a una demanda
nutricional por parte del feto. El mayor requerimiento energético durante el embarazo se
presenta durante la semana 10 y 30 de gestación, momento en que se deposita mayor
cantidad de grasa corporal. Las mayores demandas fetales de energía se presentan en el
último trimestre de la gestación, cuando los depósitos de grasa materna han disminuido
considerablemente.
En una mujer embarazada de peso normal no hay problema, ya que estos depósitos de
grasa extras diminuyen en el posparto, pero en la mujer obesa, se acumula en los depósitos
de grasa. La ganancia de peso durante el embarazo en una mujer obesa trae grandes
consecuencias y afectan severamente a la paciente; de tal manera que la ganancia de peso
durante el embarazo va a depender del peso corporal antes del embarazo, si se trata de una
mujer con peso normal, o bajo peso o sobrepeso (ver Tabla 1). La mujer embarazada obesa
debe ganar menos peso que la no obesa, ya que sus reservas calóricas ayudan al
crecimiento fetal, no así en la madre con peso normal o bajo peso; en ellas la ganancia de
peso es de vital importancia, para el crecimiento y desarrollo de feto, ya que la disminución
en la ganancia de peso, aumenta la frecuencia de productos de bajo peso para la edad
gestacional. También hay que considerar que existen evidencias que el tamaño corporal y la
obesidad son el resultado de factores genéticos, hijos de madres obesas tienen mayor
riesgo de ser obesos.
Por otro lado la obesidad en una mujer embarazada aumenta el riesgo de complicaciones
maternas y fetales. La obesidad en una mujer embarazada puede producir enfermedades
como hipertensión arterial o la diabetes mellitus tipo 2, igualmente estas enfermedades
crónicas se pueden incrementar cuando la mujer es obesa y se incrementa el riesgo en el
embarazo. Una mujer con sobrepeso que se embaraza incrementa el riesgo de presentar
preeclampsia y albuminuria (Tabla 5). Una historia de muertes fetales previas y una
inadecuada ganancia de peso materno se observan con mayor frecuencia en las pacientes
obesas, también hay un incremento en la frecuencia de fetos macrosómicos y por ende, un
aumento en la frecuencia de inducciones o resolución por cesárea. Las complicaciones
posparto se presentan con mayor frecuencia en las pacientes obesas en comparación con
las no obesas como son la endometritis, infecciones de herida quirúrgica, tromboflebitis e
infecciones del tracto urinario (ver Tabla 2).
Tabla 5. Complicaciones durante el embarazo, parto, posparto y
neonatales en mujeres obesas embarazadas
Hipertensión
Edema
Albuminuria
Preeclampsia
Eclampsia
Glucosuria
Diabetes
Tromboflebitis
Venas varicosas
Infecciones del tracto urinario
Hemorragia anteparto
Embarazo prolongado
Ganancia inadecuada de peso
Parto pretérmino
Aumento de operación cesárea
Endometritis
Infecciones urinarias
Infección de la herida
Tromboflebitis
Subinvolución
Aumento Mortalidad materna
Retardo en el inicio de la lactancia
Complicaciones neonatales
Productos macrosómicos
Aumento de estancia en terapias intensivas
Prematurez
Muerte al nacimiento
Muerte prematura
Las madres obesas son generalmente añosas y multíparas en comparación con las madres
no obesas, el incremento en la edad y número de gestas pueden representar factores de
riesgo para favorecer las complicaciones médicas. Por otro lado, estudios en embarazadas
obesas han mostrado un incremento en el número de embarazos gemelares
Etiología
Son muchas las clasificaciones etiológicas de la obesidad, sin embargo, existen desordenes
específicos y no específicos que la causan, la clasificación más adecuada para la obesidad de
acuerdo a su etiología es:
I. Obesidad esencial
1. Hipotiroidismo
2. Hipercortisolismo
3. Insulinoma
4. Síndromes hipotalámicos
6. Seudohipoparatiroidismo
7. Enfermedades gonadales
a. Hipogonadismo
8. Medicamentos
a. Prader-Willi
b. Lawrence Moon-Biedl
c. Alström
d. Morgani-Stewart
e. Cohen
f. Carpenter
1. Bulimia
La obesidad esencial se asocia con desequilibrios entre la ingestión energética calórica y las
necesidades titulares de energía, dicho de otra manera, un desequilibrio entre ingestión,
síntesis de grasas y su oxidación en personas con desordenes del apetito y deterioro del
control de la saciedad o del hambre. Lesiones hipotalámicas o del sistema nervioso central,
insuficiencia o excesos en la secreción de citosinas y hormonas por la célula adiposa y
problemas psicológicos como depresión y estrés, que se asocian con desordenes dietéticos,
como alimentos ricos en calorías y de baja saciedad, dietas abundantes en grasas y comida
deficiente en calidad (alimentos chatarra), también contribuyen al desarrollo de la
obesidad.
De esta manera queda implícito que un exceso en la ingesta o una disminución en el gasto
conducen a obesidad. El consumo y gasto de energía se mide en kilocalorías, que es la
cantidad de calor necesario para elevar la temperatura de un litro de agua de 14.5 a 15.5º
C.
Los medicamentos también pueden ser causa de incremento de peso en el sujeto (ver Tabla
4), los antidepresivos, anticonvulsivantes, antidiabéticos, corticoesteroides, estrógenos,
progestágenos, litio presentan dentro de sus efectos adversos aumento del peso corporal.
Los corticoesteroides, estrógenos y progestágenos afectan el metabolismo de proteínas,
lípidos y carbohidratos, elementos que pueden contribuir al aumento de peso.
Fisiopatología
Actualmente a cambiado el concepto que se tenía de la célula adiposa, en décadas pasadas
se considerada como una célula inerte que almacenaba lípidos, recientemente y ante el
descubrimiento de laleptina, primera hormona identificada como producto de la célula
adiposa, se considera a la célula adiposa como una célula funcional capaz de secretar
hormonas y diversas citosinas, que tienen influencia en el desarrollo de la obesidad, que
explican gran parte de su fisiopatología y establece un vínculo con el síndrome metabólico.
Los productos liberados con mayor abundancia por la célula adiposa son los ácidos grasos,
ya que el tejido adiposo es el mayor almacén de triglicéridos, que durante el ayuno se
hidrolizan a un porcentaje rápido, hidrólisis mediada por la lipasa sensible a hormonas, cuya
actividad es aumentada por catecolaminas y suprimida por insulina, cuando los niveles de
insulina están bajos como en el ayuno, aumenta degradación de triglicéridos y por lo tanto
aumenta la liberación de ácidos grasos libres (AGL) y glicerol en el plasma, los nutrientes
mayores en ayuno son los AGL, en personas con obesidad usualmente se encuentran
elevados durante todo el día.
La mayor parte de los obesos tienen leptina aumentada, hecho que apoya que la obesidad
es un estado de resistencia más que una deficiencia. Esta resistencia puede deberse a un
defecto del receptor o postreceptor, se desconoce la frecuencia de las mutaciones del
receptor de leptina en la población general, pero es aceptado que los anticuerpos, las
proteínas antileptina, y el catabolismo anormal de la leptina no son mecanismos
subyacentes en la obesidad humana.
La ubicación del tejido adiposo es importante en la producción de leptina, ya que es mayor
en los depósitos subcutáneos que en los viscerales, ambos compartimientos responden a
diferentes estímulos, en el tejido subcutáneo la expresión del RNA mensajero de leptina se
asocia con la glucosa de ayuno y con los niveles de estrógenos, mientras que el visceral se
asocia con los niveles de andrógenos suprarrenales.
Los efectos de la leptina han sido estudiados ampliamente en el hipotálamo donde tiene
abundantes receptores, principalmente en los núcleos arcuato, ventromediaL y área lateral,
donde interviene como importante modulador del metabolismo energético, reduciendo la
actividad de las neuronas NPY/AgRP y aumenta las de las neuronas POMC/CART, acción
mediada por la liberación de GABA y CART, se ha propuesto que la acción de la leptina en el
hipotálamo, inicia al estimular el consumo de ácidos grasos por la activación de la proteína
cinasa activada por AMPc.
Por otra parte la leptina tiene efectos periféricos en distintos tejidos, es importante en el
manejo de grasas en el hígado y para preservar la sensibilidad a la insulina, también hay
evidencia que es un potente estimulador del consumo de grasas por el músculo, por lo que
se propone que la hiperleptinemia que ocurre con el excesivo almacenamiento calórico
protege contra la esteatosis y la lipotoxicidad en la células no adiposas, aumentando la
oxidación de los ácidos grasos.
La adiponectina, hormona que forma parte del grupo de las citosinas se produce en el
tejido adiposo, incrementa la fosforilación de las tirosina cinasas del receptor de insulina
provocando un aumento en la sensibilidad a la insulina. Aunque la adiponectina es
secretada solamente en el tejido adiposo, sus niveles circulantes son más bajos en sujetos
obesos que en no obesos. Esto contrasta con la mayoría de las adipocitocinas cuyos niveles
están aumentados en la obesidad en proporción directa con el aumento de la masa
corporal. Se ha demostrado que el TNF-a es capaz de reducir la expresión y secreción de la
adiponectina. Es posible asumir, que el TNF-a y tal vez otras adipocitocinas puedan,
parcialmente ser responsables de la disminución de la producción de adiponectina en la
obesidad.
Disminuyen trigliceridos
Incremento de ß-oxidación
Cuando la obesidad forma parte del síndrome metabólico está inmersa en un estado
proinflamatorio. ¿Qué es exactamente un estado proinflamatorio? ¿Cómo se relaciona con
el riesgo cardiovascular?, para contestar estas preguntas recordemos que un estado
inflamatorio tiene dos componentes: lesión tisular y respuesta a la lesión. El sitio de lesión
en la obesidad como componente del síndrome metabólico, se relaciona con la mayoría de
los factores de riesgo, como son anormalidades de los lípidos, hipertensión, hiperglucemia y
factores trombóticos, que potencialmente lesionan directamente la pared arterial.
Referente al sitio y respuesta a la lesión, se incluye infiltración y captación de lípidos,
liberación de moléculas bioactivas por los macrófagos, proliferación y deposición de
colágeno por las células del músculo liso. Esta respuesta aparentemente induce respuesta
inflamatoria secundaria que incluye aumento en la síntesis de reactantes de fase aguda por
el hígado, como proteína C reactiva (CRP) y fibrinógeno que viajan al sitio de la lesión
arterial e incrementan la respuesta inflamatoria. Uno de estos productos secundarios, la
CRP es un marcador de actividad del proceso inflamatorio, existe evidencia creciente que
una elevación del CRP predice la ocurrencia de eventos enfermedad cardiovascular
coronaria y el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2. Personas con síndrome metabólico
comúnmente tienen altos niveles de CRP, por lo tanto, tiene un alto valor predictivo para
eventos cardiovasculares: Estas observaciones tomadas conjuntamente parecen justificar la
identificación de un estado proinflamatorio como una de las características de la obesidad y
el síndrome metabólico.
La interleucina 6 (IL6), que también puede producirse el los macrófagos, se eleva en los
pacientes obesos, esta citosina participa en el desarrollo de arterioesclerosis, puesto que las
células espumosas y musculares de las lesiones arterioescleróticas expresan IL6. Por otra
parte, puede favorecer indirectamente daño vascular al estimular la producción de proteína
C reactiva en el hígado.
Se ha reportado que la obesidad sola aún sin cursar con intolerancia a la glucosa o diabetes
mellitus tipo 2 puede incrementar la gluconeogénesis hepática, esto parecería ser la causa
porque las personas obesas tienen un flujo aumentado de AGL en el hígado, que se
acompaña de un incremento concomitante en el flujo del glicerol, del manejo de la
oxidación de los ácidos grasos para soportar la síntesis de glucosa y por la acción del
aumento de los ácidos grasos hepáticos que inducen resistencia a la insulina.
Evidentemente la intensidad de la gluconeogénesis es menor en obesos, que en diabéticos
tipo 2, los obesos inicialmente no producen hiperglucemia de ayuno, pero cuando los
niveles de insulina inician su caída, incrementa la gluconeogénesis produciendo alteración
en la glucosa de ayuno.
Diagnóstico
Aún cuando el diagnóstico de obesidad en la mayoría de los pacientes es evidente a simple
vista, la elaboración de una historia clínica completa nos proporciona información relevante
para hacer un diagnóstico integral, que permitirá implementar un tratamiento específico y
sobretodo identificar si el paciente respetará las indicaciones clínicas. Los antecedentes
heredo-familiares de obesidad, enfermedades cardiovasculares, metabólicas o neoplasias,
los hábitos alimenticios, antecedentes laborales, antecedentes personales de sobrepeso u
obesidad, alcoholismo, tabaquismo o farmacodependencia positivos en alguna etapa de su
vida, las actividades recreativas y deportivas que realiza, el empleo de medicamentos que
favorece el aumento de peso (Tabla 6) son aspectos que se deben evaluar en el paciente. El
interrogatorio por aparatos y sistemas proporciona información psicológica del paciente
como: su percepción corporal, su imagen corporal y posibles problemas personales,
familiares o sociales que contribuyan al desarrollo de su padecimiento.
Antidepresivos Amitriptilina
Moderada Imipramina
Clomipramina
Doxepina
Trimipramina
Antidepresivos Maprotilina
Leve Desipramina
Nortriptilina
Mirtazepina
Fenelzina
ISRS más de 6 meses
Antipsicóticos Clozapina
Olanzapina
Quetiapina
Risperidona
Cloropromacina
Antidiabeticos Insulina
Tolbutamida
Rosiglitazona
Pioglitazona
Corticoesteroides Dexametasona
Prednisona
Metilprednisolona
Progestégenos Levonorgestrel
Norgestrel
Estrógenos Estradiol
Etinilestradiol
La exploración física, proporciona datos clínicos importantes: signos vitales (presión arterial,
frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria), peso, estatura, complexión, perímetro de la
cintura y cadera, distribución de la grasa corporal, presencia de estrías cutáneas o acantosis
nigricans. La exploración de las articulaciones, principalmente de la columna vertebral y
extremidades inferiores permiten identificar la evolución del padecimiento.
OMS NOM
Este índice presenta algunas limitaciones como: la falta de claridad sobre la distribución de
la grasa o musculatura en el organismo, no incluye la edad en el cálculo matemático (el
tejido graso aumenta con la edad) y no considera el género del paciente; sin embargo, es el
índice que más se utiliza para hacer el diagnóstico de sobrepeso y obesidad a nivel
internacional.
Las pruebas de laboratorio también contribuyen al diagnóstico integral del paciente con
sobrepeso u obesidad, la solicitud de una biometría hemática, perfil de lípidos (LDL-
colesterol; HDL-colesterol; colesterol total, triglicéridos, quilomicrones, alfa lipoproteínas,
pre-beta lipoproteínas, beta lipoproteínas, apolipoproteínas A1 y apolipoproteínas B) y
química sanguínea (glucosa en ayunas, nitrógeno ureico, creatinina, urea y ácido úrico).
Además ayudan al clínico a establecer la presencia de síndrome metabólico.
En los pacientes con obesidad, sobretodo de grado III se deben efectuar además pruebas de
gabinete para identificar alteraciones osteoarticulares en columna vertebral, extremidades
inferiores (cadera, rodillas, tobillos y pies) y extremidades superiores (manos). Se
recomienda realizar una densitometría ósea para evaluar la presencia de osteoporosis,
sobretodo en mujeres. En niños la radiografía del carpo permite valorar la maduración
esquelética, que puede estar aumentada en los niños obesos.
Tratamiento
El tratamiento de la obesidad debe ser integral, multidisciplinario, donde cada uno de los
especialistas maneje de manera responsable la sección de tratamiento que le corresponde,
si uno de ellos falla el tratamiento puede fracasar. La terapéutica incluye medidas
nutricionales, médicas, quirúrgicas (solo en la obesidad mórbida), psicológicas y sobretodo
educativas, para evitar las recaídas, que son muy frecuentes en este tipo de pacientes.
Los objetivos del tratamiento están encaminados a resolver los siguientes puntos:
El primer punto que se debe establecer, es cuantos kilogramos debe perder el paciente,
para estar dentro del rango normal en el IMC. Para poder calcular el rango de peso
adecuado que debe tener un individuo, se despejar el peso, en la fórmula de IMC y utilizar
el índice de masa corporal inferior (18.5 Kg./m2) y superior (24.9 Kg./m2) del rango normal
del IMC. Este cálculo se emplea durante el tratamiento para establecer, de acuerdo a sus
características (género, edad, complexión corporal, actividad física y laboral) cuanto peso
debe disminuir el paciente.
Por ejemplo, un paciente con sobrepeso que tiene un peso de 82 Kg., estatura de 1.72 m e
índice de masa corporal de 27.7 Kg./m2, se obtendría de acuerdo con las fórmulas, un peso
adecuado inferior de 54.7 Kg. y uno superior de 73.6 Kg.; por lo tanto, debe disminuir entre
28 y 8.4 Kg. de peso. La cantidad de peso se establece de acuerdo a las características del
paciente: edad, género, complexión, actividad física, trabajo, padecimientos concomitantes
y medicamentos prescritos, etc.
Una vez identificada la cantidad de peso que se debe perder, el paciente debe ingresar a un
plan de tratamiento integral que permita alcanzar el objetivo, pero sobretodo a
mantenerlo; si el tratamiento se enfoca sólo a perder peso, el manejo del paciente es
deficiente y el fracaso es seguro.
Los profesionales de la salud deben entender que el paciente obeso o con sobrepeso
requiere de mucha atención, para resolver su problema de salud. No se puede alcanzar los
objetivos del tratamiento si la coordinación entre los especialista es defectuosa y si cada
uno de ellos piensa que es la parte fundamental del tratamiento.
Medidas dietéticas
El objetivo de una dieta balanceada es disminuir el aporte de energía (calorías), incrementar
la cantidad de fibra, minerales y vitaminas y modificar el porcentaje de los macronutrientes
de acuerdo a las características del paciente y a la cantidad de peso que se pretende perder.
Los macronutrientes en una dieta balanceada e individualizada pueden estar dentro de los
siguientes rangos de composición: grasa total 10 a 30 %, ácidos grasos saturados 8 a 10%,
monoinsaturados menos de 15 %, poliinsaturados hasta 10 %, proteínas 0.8 g/Kg. de peso
corporal deseado y carbohidratos de 50 a 60 %. Se recomienda que el número de comidas
no sea inferior a 4/día.
La meta más razonable para la perdida de peso es de 0.5 Kg. por semana, para alcanzar está
perdida, se recomienda utilizar una dieta que contenga 20 Kcal./Kg. de peso deseado. Las
dietas que restringen demasiado el aporte de energía (dieta de muy bajas calorías: 500 a
800 Kcal./d) generalmente fracasan, cuando se siguen por períodos largos, debido a que los
pacientes no respetan las indicaciones y pueden incrementar el riesgo de complicaciones:
hipopotasemia, litiasis biliar, deshidratación, etc.
Existen diferentes dietas, sin embargo ninguna de ellas ha podido demostrar con evidencia
científica su utilidad en la perdida de peso. Dietas bajas en carbohidratos, altas en proteínas
y baja en carbohidratos y muy bajas en grasa no han mostrado diferencias significativas con
respecto a la disminución de peso al año de tratamiento; aún cuando mostraron diferencias
a los 3 meses, como sucede con la dieta baja en carbohidratos. La reducción de grasa en la
dieta disminuye la densidad de energía, este parámetro expresa la proporción de energía
por peso de alimento. Los alimentos con densidad de energía baja son las frutas y vegetales,
quienes tiene gran masa con mínima cantidad de energía; por ejemplo, 450 g de zanahorias
tiene baja densidad de energía, pero tiene la misma cantidad de energía (calorías) que 28 g
de cacahuates, los cuales tienen una alta densidad de energía.
1. Consumir diversos tipos alimentos para garantizar que la dieta contienen los
diferentes nutrientes (proteínas, lípidos, carbohidratos, vitaminas, minerales)
2. Ofrecer una variedad de alimentos, para evitar que el paciente caiga en una rutina y
abandone el tratamiento.
5. Acompañar solo con agua los alimentos, evitar bebidas endulzadas, preparadas o
embotelladas; así como, aquellas que contengan alcohol.
6. Favorecer el consumo de pescado, pavo y pollo sobre las carnes de otros animales:
vacuno, cerdo, borregos o de sus vísceras, debido al exceso de grasa saturada. El
pescado tiene la ventaja de incorporar omega 3 y 6 a la dieta.
7. Reducir el tamaño de las raciones que se sirvan en el plato y evitar que se vuelvan a
servir.
Actividad física
Diversos estudios han establecido que es mejor la cantidad de ejercicio realizado que la
intensidad del mismo. El efectuar 90 a 120 minutos por día, con un ingreso constante de
energía, producían una perdida de 7 a 8 Kg., a diferencia del ejercicio solo que ocasionaba
una perdida de 2 Kg. o con una dieta ajustada al ejercicio que produce 3 Kg. Por lo tanto, se
recomienda hacer 30 a 60 minutos de ejercicio, durante 5 a 7 días a la semana para
mantener la perdida de peso, haciendo hincapié al paciente que el hecho de hacer ejercicio
producirá sus resultados a largo plazo, para evitar abandonos prematuros, ante la falta de
disminución de peso corporal.
Se debe explicar al paciente obeso o con sobrepeso que conforme vaya disminuyendo de
peso, se debe incrementar la actividad física, la pérdida de peso permite mayor movilidad y
la realización de actividades que no se venían efectuando, además de reforzar el
tratamiento integral.
Cambios conductuales
Los cambios conductuales actúan como coadyuvantes en el tratamiento integral de la
obesidad, es la parte donde el paciente se compromete a autorregularse o de limitarse,
para respetar las instrucciones médicas, nutricionales, de actividad física y recreativa de su
tratamiento. La motivación es una de las herramientas más utilizadas para modificar los
hábitos de alimentación y las conductas que favorecen la obesidad. Algunas técnicas para
ayudar a cambiar la conducta y a mantener la motivación son: llevar un diario sobre la
alimentación y actividad física realizada, apoyo familiar, del médico, psicólogo y nutriólogo,
etc., actividades de distracción como: cantar un canción, escuchar música, leer, escribir,
etc., modificar el ambiente donde realiza sus actividades (evitar pasar o reunirse en
establecimientos de comida rápida, paleterías, pastelerías, cafeterías, etc.). El producir
estos cambios evitará que el paciente tenga recaídas en el futuro, además de ayudarle a
mantener el peso, realizar las actividades físicas y recreativas y sobretodo disminuir el
riesgo de desarrollar otra enfermedad.
Factores que puedan alterar estos cambios conductuales deben ser identificados para evitar
recaídas, por ejemplo el consumo excesivo de alcohol, puede afectar la capacidad del
paciente para abstenerse de ingerir ciertos alimentos o promover el consumo de otros
(cacahuates, frituras, chocolates, pasteles, dulces, etc.) o la asistencia a reuniones familiares
o sociales con mayor frecuencia, también contribuye a aumentar la ingesta de calorías con
poca gasto de energía.
Tratamiento farmacológico
El tratamiento farmacológico solo se recomienda a pacientes con obesidad mórbida o en
paciente con obesidad más una enfermedad concomitante y donde las medidas dietéticas,
de actividad física y los cambios conductuales han fallado. Si el personal médico decide
iniciar el tratamiento farmacológico, nunca se prescribe solo, siempre se debe agregar a las
medidas no farmacológicas previamente indicadas; si se administra solo, la recaídas a corto
plazo son frecuentes, sobretodo cuando se suspende el fármaco.
o Sibutramina o Rimonabant
o Acarbosa o Sibutramina
Tener un IMC > 28 Kg./m2, con una enfermedad concomitante: diabetes tipo 2,
dislipidemias, hipertensión arterial, otros
Siempre debe estar asociado a dieta baja en colorías, ejercicio y cambio en el estilo
de vida
Dentro de sus reacciones adversas encontramos flatulencia, urgencia fecal, heces grasas,
aumenta defecación, incontinencia fecal, disminuye absorción de vitaminas A, E y D, cefalea
e irregularidades menstruales, ansiedad, fatiga. Su incidencia de las reacciones adversas
oscila del 22 a 27%, ocasionando que el 3.5 a 9% de los pacientes suspendan el tratamiento.
Las interacciones con otros medicamentos como fibratos (bezafibrato, clofibrato),
Biguanidas (fenformina, metformina), acarbosa, inhibidores de la reductasa (HMG-CoA) o
anorexígenos: (mazindol, sibutramina) aumenten sus efectos adversos. Se recomienda
corregir la dosis de acuerdo a las condiciones clínicas del paciente.
Tratamiento quirúrgico
El tratamiento quirúrgico solo se utiliza en situaciones de extrema necesidad, cuando el
paciente presenta obesidad mórbida (IMC > 40 Kg./m 2) donde no se puede ofrecer al
paciente ninguna otra alternativa y el tratamiento farmacológico y las medidas dietéticas,
actividad física y cambios conductuales han fracasada rotundamente. Criterios para la
cirugía bariátrica de la obesidad son:
Pacientes que hayan recuperado el peso después de haber tenido una perdida
considerable
Disminución del IMC por debajo de 30 Kg./m 2 o una pérdida de 50 % o más de peso
corporal, sin desarrollar deficiencias nutricionales.
Para alcanzar estos objetivos la cirugía bariátrica utiliza dos procedimientos: las técnicas
restrictivas encaminadas a reducir el tamaño del estómago, para disminuir el volumen
(gastroplastía o bandaje gástrico) y las mixtas aquellas técnicas que crear condiciones de
síndrome de malaabsorción, para disminuir absorción de calorías, al reducir la superficie
intestinal (bypass gástrico o bypass gástrico mediante Y de Roux).
Prevención
El panel de expertos de Canadá elaboró una guía, con el objetivo de ser utilizada por los
profesionales de salud para detectar de manera oportuna el sobrepeso u obesidad en la
población; consideran que el cribado es el método más adecuado para detectar este
padecimiento y recomiendan utilizar los siguientes puntos:
Una vez identificado el paciente con tendencia a padecer sobrepeso, el paciente debe ser
incorporado a un programa que modifique su estilo de vida, el cual consta de los siguientes
puntos:
c. Realizar sus tareas cotidianas con actividad: pasear, caminar, correr o usar bicicleta
cuando se va a la oficina, trabajo, escuela, mercado, etc.; subir escaleras, moverse
al ver la televisión o la computadora, entre otras actividades.
La ablactación se debe realizar bajo las instrucciones del médico, quien implementará una
dieta balanceada, gradual y variada
Discusión
La obesidad definida como el exceso de grasa corporal, mayor aporte calórico con menor
gasto energético y aumento de peso corporal, representa un problema de salud pública
mundial; en México su prevalencia aumenta considerablemente y a comenzado a afectar a
niños y adolescentes. Es un factor de riesgo cardiovascular, asociado a hipertensión arterial,
dislipidemias, enfermedad vascular cerebral, resistencia a la insulina, ateroesclerosis,
intolerancia a la glucosa, diabetes mellitus tipo 2 e incluso forma parte del síndrome
metabólico.
Finalmente el conocimiento cada vez más claro de su etio y fisiopatogenia, permite abordar
la obesidad con mayor seriedad, requiriendo para su manejo grupos multidisciplinarios
cuando menos integrados por médicos, nutriólogos, psicólogos, enfermeras y trabajadoras
sociales. No debe olvidarse la importancia de la prevención primaria para disminuir su
frecuencia, trabajando intensamente en los niños, adolescentes y adultos integrados como
familia, implementando programas que contribuyan a mejorar el tipo de alimentación
(nutritiva, balanceada, suficiente y adecuada a las necesidades del individuo) y promover
actividades recreativas y físicas que incremente el gasto calórico. La prevención secundaria
debe estar encaminada a modificar la historia natural de la obesidad, evitar el desarrollo de
enfermedades o sus complicaciones.