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Contexto y autores de la teoría crítica

Introducción

Autores

Síntesis

Referencias
LECCIÓN 1 de 4

Introducción

En los módulos anteriores, abordamos los primeros estudios comunicacionales desde la perspectiva
norteamericana de la mass communication research. Estos se focalizaron en los efectos de los medios de
comunicación en la sociedad y, posteriormente, en sus funciones. La metodología de dichas investigaciones
se basaba en el método empírico, con diversas influencias de la sociología y la psicología. 

En este módulo nos enfocaremos en la perspectiva europea, de la mano de los investigadores de la escuela
de Fráncfort, quienes dieron origen a la llamada teoría crítica. Es importante recordar que ambas
investigaciones se dieron en paralelo, por lo que el contexto histórico mundial era el mismo, aunque se vivía
de diferente manera en cada parte del mundo. 

A continuación, te invitamos a conocer el contexto y los principales referentes de esta teoría.

Nuestro caso

Si bien en esta lectura nos abocaremos a profundizar en los autores y su contexto, resulta importante que
comiences a familiarizarte con algunas imágenes que representan parte de los pensamientos de la teoría
crítica. Por esa razón te invitamos a que observes el afiche de las I Jornadas de Comunicación y Cultura de
Masas desarrollada en Madrid, España, en el año 2011. En dicho afiche se representó a Superman como una
de las creaciones de la cultura de entretenimiento en Estados Unidos, al mismo tiempo que se visualizan
elementos nacionalistas (la bandera norteamericana y la estatua de la libertad) y de la Segunda Guerra
Mundial. Los estudios de la teoría crítica ocurrieron en ese contexto y, valga la redundancia, criticaban estos
productos culturales y la llamada sociedad de masas.
Figura 1: Afiche de las I Jornadas de Comunicación y Cultura de Masas
(2011)

Fuente: reproducción parciamente textual de texto encontrado en Internet:


https://es.scribd.com/document/386560020/resumen-modulos-3-y-4-de-teoria-de-la-
comunicacion

Contexto

En la República de Weimar, que era parte de los territorios alemanes, Max Horkheimer (filósofo), Friedrich
Pollock (economista) y algunos intelectuales fundaron en la década de 1920 el Instituto de Investigación
Social, la primera institución alemana de investigación con orientación marxista explicitada. Desde el relato
convencional, se dice que el instituto se constituyó entre los años 1923 y 1924 vinculado con la Universidad
de Fráncfort y con financiación de particulares, entre otros, del comerciante Hermann Weil y su hijo Félix
Weil (Muñoz, 2009).

Enrolados en la línea de pensamiento marxista, los estudios iniciales que se llevaron a cabo en el instituto no
se plantearon desde una perspectiva de afiliación política, sino que se retomaron y analizaron los conceptos
del marxismo, así como los problemas de la obra misma de Marx. Es así como las primeras investigaciones
se direccionaron a la historia del socialismo, la economía capitalista y la historia del movimiento obrero. El
instituto se inició entonces con el aporte financiero privado, pero al mismo tiempo con la aprobación y
autorización del Ministerio de Educación Alemán (Muñoz, 2009). 

El instituto se fue nutriendo con la incorporación de más intelectuales que provenían de diferentes
disciplinas, como la sociología, la psicología, la economía y la filosofía, y para los estudios se tomaron o
adoptaron instrumentos que devenían de la filosofía de la cultura, de la ética, de la psicosociología y de la
“psicología de las profundidades”. Para Mattelart y Mattelart (1995, p. 52), el proyecto consistía en unir a
Marx y a Freud.

El instituto, las investigaciones y los protagonistas comienzan a ser identificados como integrantes del
círculo de Fráncfort. Entre los miembros más destacados, se resaltan los fundadores: Max Horkheimer,
Friedrich Pollock, Erich Fromm, Walter Benjamin, Theodor Adorno y Leo Löwenthal, y poco después Herbert
Marcuse, Franz Neumann, Franz Borkenau, Siegfried Kracauer, Olga Lang, Otto Kirchheimer y, durante un
breve tiempo, Paul Lazarsfeld.

En 1930 Horkheimer pasó a ser el director del instituto y se abordaron estudios críticos sobre la práctica
política de los partidos obreros alemanes de corte comunista y socialdemócrata, las sedes y los lugares
donde se atacaba la óptica economista existente. Se dio así impulso a trabajos interdisciplinares desde los
aspectos epistemológicos y metodológicos vinculados a las disciplinas sociales y humanas, pero con
anclaje en la reflexión filosófica, que posibilitaron ir dejando relegados los estudios con vinculación en las
ciencias biológicas. 

Las posiciones, pensamientos e ideas de Carl Marx y Sigmund Freud se entrelazaron con autores de origen
filosófico, como Emanuel Kant, Georg Hegel y Max Weber, que comenzaron a ser los referentes nucleares
para desarrollar la crítica a la sociedad industrial capitalista, orientación de los análisis que les valió el
reconocimiento y la designación de teoría crítica. Esta denominación fue acuñada por Horkheimer y designa
el conjunto de teorías que abarcan estos estudios e investigaciones. Se la identifica como teoría crítica,
precisamente, porque sus miembros adaptaron una posición crítica, de juicio y valorización sobre el Estado
en la realidad del contexto. Deseaban modificar las circunstancias (que juzgaban como negativas) en las
que se encontraban los individuos inmersos en la sociedad de consumo y capitalista; esto es: frente a lo que
“es”, lo que “debería ser”. Cimentadas en las teorías de Freud, se desarrollaron investigaciones teóricas y
metodológicas sobre la dominación que abarcaron la dominación colectiva de la sociedad, la autoridad y la
familia.

Cuando Hitler llegó al poder, despidieron a Max Horkheimer y a todos los miembros fundadores de origen
judío que trabajaban en el instituto; sin embargo, el instituto sobrevivió porque continuó financiado por
hombres de negocios de esa comunidad que transferían los fondos a los Países Bajos. Se crearon
“sucursales” del instituto en Ginebra (Suiza), Londres (Gran Bretaña) y París (Francia), pero el único lugar
estable para los investigadores fue la Universidad de Columbia en Estados Unidos, edificio donde se
establecieron a partir de 1938 Horkheimer, Löwenthal y Adorno. Los teóricos de Fráncfort que durante la
década de los treinta convergieron en Nueva York se constituyeron como un círculo de cooperación
intelectual. Llegó a ser como una escuela, donde Horkheimer ocupó un lugar especial: fue el director. Por
ello, tenía la organización en sus manos: editaba la revista y, a su alrededor, se reunían los emigrados.

Entre 1932 y 1941, Horkheimer se abocó a la realización de estudios, investigaciones y producción


interdisciplinar en la que participaron en colaboración economistas, psicólogos, juristas, historiadores y
sociólogos, y en especial sociólogos de la música y la literatura (Habermas, 1987).

Horkheimer comenzó a interesarse en los estudios de la industria cultural y la cultura de masas,


considerando dentro de estas estructuras una continuidad entre la sociedad totalitaria del
nacionalsocialismo y la capacidad de persuasión y manipulación que poseían esos nuevos procesos de
transmisión ideológica.

Por su parte, Adorno estudió los programas musicales en la radio. Criticó el rango de la música, que era
relegada a la condición de aderezo de la vida cotidiana, y denunció lo que llamaba “felicidad fraudulenta del
arte afirmativo” (Adorno, en Mattelart y Mattelart, 1995, p. 53), lo que significa un arte integrado en el sistema
económico. Los análisis sobre el jazz continuaron siendo representativos porque él no se limitó a lo estético,
sino que, siguiendo los lineamientos y el enfoque del instituto, los encaró desde una crítica psicosociológica
(usando los aportes de Marx y Freud).
En la década de los 40, Horkheimer y Adorno crearon la noción de industrial cultural e iniciaron el análisis de
los bienes culturales como producción industrial. Profundizaremos en estas ideas en la Lectura 4 de este
módulo. 

En la imagen de nuestro caso, observamos explícitamente elementos de esa sociedad industrial capitalista
de la época enmarcada en la propagación del consumo a través de la creación de superhéroes. Recordemos
que, si bien Superman encarna a un extraterrestre, su desembarco en la Tierra fue en Estados Unidos, por lo
que representa a un héroe norteamericano que viene a “salvar el día” de diversos peligros. En la imagen
observamos que los soldados tienen rasgos asiáticos, lo que resalta la guerra de Vietnam y los enemigos
visibles de Estados Unidos. Este tipo de imagen expresa la cultura mediática de ese momento y aquella que
los investigadores de la escuela de Fráncfort criticaban. 
LECCIÓN 2 de 4

Autores

Max Horkheimer (1895-1973)

Nació en 1895 en Stuttgart. Estudió Filosofía y Psicología en las Universidades de Múnich, Friburgo y
Fráncfort. Defendió su tesis doctoral en 1922 y en 1926 comenzó a trabajar en la Universidad de Frankfort.

En 1930 asumió la dirección del Instituto de Estudios Sociales de la Universidad de Frankfort. En 1936
publicó, junto con Adorno, Estudios sobre Autoridad y Familia; en 1937, Teoría Tradicional y Teoría Crítica.
Entre 1932 y 1939 dirigió la publicación de la Revista de Investigación Social.

En 1933, al cerrarse el instituto con la llegada del nazismo, se vio obligado a abandonar Alemania. Primero se
dirigió a Suiza y luego a Estados Unidos. Allí se integró a la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde
se había instalado el instituto.

En 1947 publicó en Estados Unidos, junto a Adorno, Dialéctica de la Ilustración, también conocida como
Dialéctica del Iluminismo. A partir de 1948 las circunstancias políticas de Alemania posibilitaron la vuelta de
los teóricos y críticos, y Horkheimer regresó a Alemania en 1949 con Adorno y Pollock, mientras que
Marcuse, Neumann, Kirchheimer y Löwenthal permanecieron en Estados Unidos.

Horkheimer trabajó como profesor de Filosofía Social en la Universidad de Fráncfort, donde se desempeñó
como rector entre 1951 y 1953. El Instituto de Investigación Social fue reabierto en Alemania en 1959.
Podemos decir que Horkheimer no solo lo reconstruyó y puso en marcha investigaciones de corte social-
empírico que lo orientaron, por ejemplo, hacia una sociología de los grupos marginales, evitando disociarla lo
más posible de la teoría de la sociedad, sino que lo refundó.
¿Cómo enfrentó la realidad política que encontró luego de la Segunda Guerra Mundial? Es evidente que no
solo el contexto había cambiado, sino que la realidad estadounidense y la que encontraba en Europa lo
afectaron. Horkheimer adoptó una posición positiva hacia la forma de Estado de las democracias
occidentales y hacia la forma de vida de la civilización occidental. 

En estos años continuó con sus estudios sociológicos y publicó obras críticas, como Crítica de la razón
instrumental y Teoría tradicional y teoría crítica, donde recopiló artículos anteriores. Sin embargo, pese a
todos los honores que se le tributaron a su regreso, ya no se sintió en su casa en un país en el que en todo
momento era posible una recaída en la barbarie del nacionalsocialismo. En 1959, convertido ya en profesor
emérito, emigró a Lugano, donde continuó con su labor filosófica. En 1968 publicó, junto a Adorno, Teoría
Crítica. Murió el 7 de julio de 1973 en Núremberg, Alemania.

Theodor W. Adorno (1903-1969)

Nació en Fráncfort el 11 de septiembre de 1903. Estudió Sociología, Psicología, Filosofía y Música en la


Universidad Johann Wolfgang Goethe de su ciudad natal, donde cursó el Doctorado en Filosofía. Fue amigo
de Max Horkheimer y Walter Benjamin. Fue musicólogo a la par que filósofo; ingresó y fue miembro del
Instituto de Investigación Social de Fráncfort. 

Al abandonar la Alemania hitleriana, se exilió inicialmente en Oxford (Gran Bretaña), donde trabajó un tiempo
en el Merton College. Al poco tiempo emigró a Zúrich y desde 1938 se estableció en Nueva York, ya que el
instituto se había instalado en la Universidad de Columbia.

En 1941 se trasladó a California para continuar trabajando en la sede del instituto en colaboración con Max
Horkheimer, con quien escribió Dialéctica de la ilustración (1944-1947), donde pretendieron demostrar que el
progreso, en lugar de conducir a la humanidad a un estado verdaderamente humano, la llevaba a hundirse en
una nueva forma de barbarie.

En Estados Unidos respondió a la invitación que le hizo Paul Lazarsfeld y colaboró en un proyecto de
investigación sobre los efectos culturales de los programas musicales de la radio, en el marco del Princeton
Office of Radio Research, una de las primeras instituciones permanentes del análisis de los medios de
comunicación. Este proyecto, al igual que tantos otros en el marco de los estudios e investigaciones de ese
tiempo, fue financiado por la Fundación Rockefeller. Lazarsfeld confiaba en que la colaboración de Adorno
permitiría desarrollar una convergencia entre la teoría europea de visión crítica y el empirismo
norteamericano de enfoque cuantitativo. Sin embargo, los pensamientos de ambos investigadores eran muy
diferentes, por lo que el trabajo llegó a su fin en 1939. 

Adorno no aceptó trabajar pegado a un catálogo de preguntas (qué, cómo y por qué) que proponía el
patrocinador porque:

1 consideraba que la cultura no podía medirse;

2 se limitaba la investigación al estar enmarcada en el sistema de radio comercial de Estados


Unidos;

3 se obstaculizaba la posibilidad de desarrollar un análisis del sistema radial y sus


consecuencias culturales y sociológicas donde se incluyeran los presupuestos sociales y
económicos.

Terminada la Segunda Guerra Mundial, en 1949, regresó a Alemania y contribuyó a la recuperación del
Instituto de Fráncfort, del que llegó a ser director (1953-1959), como sucesor de Horkheimer. En 1956 obtuvo
una cátedra de Filosofía y Sociología en la dicha universidad y permaneció allí el resto de su vida académica.
Falleció de una crisis cardíaca en Suiza en 1969, cuando trabajaba en otra de sus obras de referencia, Teoría
de la Estética, que fue publicada luego de su muerte en el mismo año.

Herbert Marcuse (1898-1979)

Nació en Berlín en julio de 1898. Completó su doctorado en la Universidad de Friburgo en 1922. En 1929
comenzó a escribir una habilitación (disertación de profesor) con Martin Heidegger, pero en 1933, al llegar
los nazis al poder, no pudo completar la tarea porque se le impidió continuar con el proyecto.
Marcuse empezó a trabajar en Fráncfort en el Instituto de Investigaciones Sociales y emigró de Alemania
ese mismo año. Primero se radicó en Suiza y luego se exilió en Estados Unidos, donde se convirtió en
ciudadano norteamericano en 1940.

Durante la Segunda Guerra Mundial, trabajó para la Oficina de Servicios Estratégicos de Estados Unidos, en
el análisis de informes de inteligencia acerca de Alemania. En 1952 se incluyó como docente en Columbia y
Harvard, de 1954 a 1965 en Brandeis, y por último en la Universidad de California, San Diego. Ofreció muchas
conferencias en Estados Unidos y Europa desde finales de 1960 y durante todo 1970. Murió en 1979 como
consecuencia de un derrame cerebral durante una visita a Alemania.

Las críticas de Marcuse a la sociedad capitalista están contenidas en su obra Eros y civilización, publicada
en 1955, y su libro El hombre unidimensional, publicado en 1964. Sus ideas fueron adoptadas por el
movimiento estudiantil de orientación izquierdista de los años 60. Fue un crítico intransigente de la sociedad
moderna, que se vio reflejada en El hombre unidimensional, donde señaló que hay nuevas formas de
dominación política: la tecnología y la ciencia como modelos racionales enmascaran la irracionalidad de un
modelo de organización social que sojuzga al individuo en vez de liberarlo.

Para Marcuse la racionalidad técnica se impuso como una forma de razón instrumental y redujo el discurso
y el pensamiento a una dimensión única que hace concordar la cosa con su función, la realidad con la
apariencia y la esencia con la existencia. Por ello es una sociedad unidimensional. Este modelo de sociedad
está signado por los medios de comunicación y las industrias culturales, así como por la publicidad. En él se
reproduce y difunde el modelo anulando y amenazando con eliminar el espacio del pensamiento crítico.

Marcuse reconocía que el motivo de esta asimilación del modelo residía en que las necesidades de la
conciencia humana se habían transformado en necesidades ficticias producidas por la sociedad industrial
moderna orientada a los fines del modelo.

El autor distinguía entre las necesidades reales (que provienen de la naturaleza misma del ser humano) y las
necesidades ficticias (aquellas que provienen de la conciencia alienada y son producidas por la sociedad
industrial). Los medios favorecen la emergencia y consolidación de un tipo de pensamiento único, una
sociedad y un ser humano “unidimensional”; en lugar de aportar a la comprensión de la complejidad de la
sociedad, imponen un modelo.
Para Marcuse, la conciencia humana se forma durante la niñez en el seno de la familia. En esta etapa, el ser
humano que se está formando adquiriría sus categorías normativas y su marco de referencia para enfrentar
y comprender el mundo. Lo que la sociedad industrial moderna habría transformado es, precisamente, ese
ámbito familiar, en donde la sociedad alienante se habría introducido a través de los medios de
comunicación de masas, reemplazando a la familia y formando a los seres humanos con categorías que
provienen del capitalismo. Las necesidades del ser humano, así como sus anhelos, sueños y valores, todo
habría sido producido por la sociedad y, de esa manera, se habría asimilado cualquier forma de oposición.

Walter Benjamin (1892-1940)

Nació el 15 de julio de 1892 en Berlín, donde comenzó sus estudios de filosofía, que prosiguió en Friburgo,
Múnich y Berna. Como los otros pioneros del círculo de Fráncfort, al llegar el nazismo al poder, escapó a
Francia, donde prosiguió su obra teórica, pero, al avanzar los nazis sobre Francia, en 1940 debió huir con su
hermana hasta llegar a Lourdes. Allí consiguió una visa y, con la ayuda de Max Horkheimer, se preparó para
viajar a Estados Unidos. Benjamin intuyó que no podría pasar la frontera, y los preparativos y traslados lo
afectaron de tal modo que terminó suicidándose en la población española de Portbou en la frontera hispano-
francesa en 1940.

Entre sus textos de referencia, se destaca La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, un
texto que causó polémicas interpretativas en la década de los 80 y generó adhesión y defensa o rechazo
crítico: el contenido eje del texto es el lugar que ocupaba o se le adjudicaba culturalmente al objeto
reconocido como obra de arte en un tiempo signado por la reproducción.

Es un contexto donde la fotografía y el cine parecían imponerse y dejar obsoleta a la pintura y los
panoramas, una concepción de arte que se denomina como cultural. ¿Qué lugar ocupa, entonces, el arte?, ¿o
aquellas obras precisamente reconocidas como arte? ¿Cómo influye la intrusión de la técnica en el mundo
de la cultura? Esta última pregunta separaba y vinculaba a Benjamin con las ideas de la escuela de Fráncfort
porque en ella se propugnaba que la experiencia estética “clásica” (para identificarla de algún modo y no
decir arte del pasado) llevaba implícitos momentos de sublimación y liberación para el receptor. El ser
humano, en presencia de una obra de arte, reflexionaría y se interrogaría no solo sobre la obra, sino sobre la
vida, el destino, la sociedad, la muerte.
Los miembros de Fráncfort consideraron que el arte en la época de la reproducción había perdido su
unicidad, ya que se podía presentar multiplicado en forma de duplicado, de estereotipo o de cliché, y esto
rompía con el aura de único, exclusivo y hasta de objeto sacro o sacralizado que se le atribuía a la obra de
arte.

Para Mattelart y Mattelart (1995, p. 55), el escollo parecía ser, en realidad, esa reproductibilidad de un objeto
cultural por medios técnicos de los que hablaba Benjamin, refiriéndose al modo industrial de producción de
la cultura como amenaza.

La crítica profunda de Adorno y Horkheimer en La dialéctica del Iluminismo y del propio Adorno en Teoría
Estética vincula de manera estrecha la racionalidad tecnológica y la racionalidad del dominio, la sociedad
capitalista y la industria de la cultura. Sin embargo, para Benjamin, la pérdida de autenticidad del objeto de
arte, a la que ha llevado la reproducción técnica, permite el encuentro con cada destinatario y confiere
actualidad a lo reproducido.

Erich Fromm (1900-1980)

Nació en Fráncfort el 23 de marzo de 1900. Fue miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la
Universidad de Fráncfort desde sus comienzos, cuando fue invitado por Max Horkheimer para dirigir el
Departamento de Psicología del instituto.

En 1934, se vio obligado a emigrar a Estados Unidos junto a otros miembros del instituto ante la toma del
poder por el partido Nazi. En 1939 se desvinculó del instituto por divergencias intelectuales con algunos de
sus integrantes.

Durante los años 40, Fromm tuvo una muy fructífera producción y publicó varios libros acerca de las
tendencias autoritarias de la sociedad contemporánea. Su principal pensamiento sostenía que el miedo a la
libertad acercaba la contradictoria relación entre libertad e individualidad en la fase del capitalismo que se
afianza en las primeras décadas del siglo XX: la lucha de los pueblos por alcanzar la libertad y por liberarse
de ataduras económicas, políticas y espirituales devendría en el afianzamiento del “individuo”. Sin embargo,
se produciría un efecto paradójico: el individuo se sentiría más solo y aislado, más inseguro y, por lo tanto,
más susceptible de transformarse en un instrumento de fuerzas exteriores a él; es decir, en lugar de
transformarse en un sujeto autónomo, se habría transformado en un autómata que Fromm (1947) describe
psicológica y sociológicamente.

Autómatas porque los individuos vivirían con la ilusión de ser individuos dotados de libre albedrío, pero, sin
embargo, la individualidad los haría sentir impotentes e inseguros y, por lo tanto, débiles. Autómata porque
pensaría, sentiría y querría lo que él cree que los demás querrían para él, tanto en lo que piensa como en lo
que siente y quiere, y a tal punto sería así que perdería la esencia de su propio yo. La pérdida del yo le
impediría constituir el núcleo básico de su seguridad de individuo libre.

En 1950 se radicó en México, donde impartió la docencia en la Universidad Nacional Autónoma de México y
fundó la Sección Psicoanalítica de la Escuela de Medicina. Falleció en Suiza el 18 de marzo de 1980.

Jürgen Habermas (1929)

Nació en Dusseldorf, Alemania, en 1929. Estudió filosofía. Fue ayudante de Adorno desde 1956 a 1959 en el
Instituto de Investigación Social de Fráncfort luego de la Segunda Guerra Mundial y al regreso de Adorno a
Alemania. Entre otros cargos ejerció como profesor titular de Sociología y de Filosofía en Fráncfort desde
1964 a 1971. Fue el heredero de esta corriente crítica de la escuela de Fráncfort. En el 2003 recibió el Premio
Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales. Realizó importantes trabajos empíricos sobre comunicación de
masas y socialización política.

Escribió El espacio público. Arqueología de la publicidad como dimensión constitutiva de la sociedad


burguesa, donde presentó los lineamientos necesarios de sus tesis sobre la racionalización. Al unir el nivel
filosófico con el sociológico —presente en menor medida—, promovió el análisis teórico de la cultura de
masas y estudios de la personalidad autoritaria reconstruyendo el marco histórico del espacio público que
se había desarrollado en Francia al final del s. XVII y comienzos del XVIII, al que caracterizó como un
espacio de mediación entre el Estado y la sociedad. El principio de publicidad fue definido como aquello que
ponía en conocimiento de la opinión pública los elementos de información que interesan al interés general.
Habermas asumió las exposiciones de Horkheimer y Adorno sobre la manipulación de la opinión, la
estandarización, la masificación y la individualización del público. Según el autor, el ciudadano adquiere las
características de un consumidor con un comportamiento de aceptación emocional, lo que tiene como
consecuencia que la comunicación pública se diluya en actitudes estereotipadas.

En 1968 respondió a las proposiciones de Marcuse, aportando los lineamientos acerca de la racionalidad
técnica en La técnica y la ciencia como ideología, donde distinguió la acción racional con orientación
utilitaria de la acción comunicativa, teoría que presentará en 1976 y que se conoce como teoría de la acción
comunicativa. En esta teoría publicada en 1981, formuló que, para lograr una reconstrucción del
materialismo histórico (deconstrucción), se debía descomponer, analizar y separar en partes para
reconstruir en forma nueva y volver a ensamblar para alcanzar una mejor totalidad.

Junto con el concepto de acción comunicativa, Habermas introdujo la noción de mundo de la vida, único
horizonte desde el que y en el que puede haber una reproducción simbólico-social en acciones discursivas
mediadas, siempre que sean sistemáticas.

Criticó al marxismo por descuidar el aspecto superestructural y colocar el núcleo en lo económico material.
Son diferentes los temas que le interesaron y fueron abordados con rigor teórico desde diferentes
perspectivas: sociológica, filosófica, científica y política. Tal vez por ello es considerado un pensador
polémico.

Para profundizar en la ideas de Habermas, te invitamos a leer el siguiente artículo de la comunicadora


Silvana Laso. Puedes acceder a su descarga desde el siguiente enlace:
https://www.redalyc.org/pdf/122/12213305.pdf

Habermas.pdf
160.4 KB
LECCIÓN 3 de 4

Síntesis

En esta lectura hemos profundizado en el contexto histórico y el conocimiento de los principales


investigadores y referentes de la teoría crítica. A modo de repaso, recordemos que esta se gestó en
Alemania en 1923, pero, frente a la llegada al poder del nazismo, sus representantes tuvieron que emigrar a
diferentes países y la mayoría de ellos se radicó en Estados Unidos. 

Los miembros más reconocidos fueron Horkheimer, Adorno, Marcuse, Benjamin y Fromm. En la actualidad
Habermas se considera uno de sus principales precursores. En la siguiente lectura, abordaremos los
pensamientos y lineamientos de la teoría crítica. 
LECCIÓN 4 de 4

Referencias

Barrero, M. y Pineda, A. (2009). I Jornadas de Comunicación y Cultura de masas [Imagen]. Recuperado de


https://www.tebeosfera.com/promociones/i_jornadas_de_comunicacion_y_cultura_de_masas.html

Habermas, J. (1987). Teoría de la acción comunicativa I. Racionalidad de la acción y racionalización social.


Madrid, ES: Taurus.

Mattelart, A. y Mattelart, M. (1995). Historia de las teorías de la comunicación. Buenos Aires, AR: Paidós.

Muñoz, B. (2009a). Escuela de Frankfurt: Primera Generación. En R. Reyes (Dir.), Diccionario Crítico de
Ciencias Sociales. Terminología Científico-Social (Tomos 1, 2, 3 y 4). Madrid, ES/México D. F., MX: Plaza y
Valdés. Recuperado de https://webs.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/E/ef_1generacion.htm 

Muñoz, B. (2009b). La escuela de Birmingham: La sintaxis de la cotidianidad como producción social de la


conciencia. Revista Científica de Información y Comunicación IC, (6), 21-68. Recuperado de http://icjournal-
ojs.org/index.php/IC-Journal/article/view/188/185

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