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8 DE MAYO DEL 2021

SEMINARIO DE ARTE III


Marc Giorgio de Chirico y Chagall: de la versatilidad de la Escuela de
París, la apuesta por la imaginación.

Lia Elena Carballosa Rojas


Camila Salas Febles
Camila Zorrilla González
Índice
1- Introducción ......................................................................................................................... 1
2- Desarrollo............................................................................................................................. 3
2.1- Análisis de la trayectoria pictórica de Marc Chagall ................................................. 3
2.2- Evolución artística de la pintura de Giorgio de Chirico ............................................. 5
2.3- Comparación entre "El paseo" de Chagall y "La ópera" de De Chirico ................. 7
3- Conclusiones ....................................................................................................................... 9
4- Bibliografía ......................................................................................................................... 11
5- Anexos ............................................................................................................................... 12
1- Introducción

Durante la primera mitad del siglo XX se desarrollaron en Europa, de


forma vertiginosa, diversos movimientos artísticos. El optimismo económico
que produjo la Segunda Revolución Industrial y la expansión del capitalismo,
llegó a niveles tan altos que se pensaba en el progreso ilimitado; la electricidad,
el automóvil, la ampliación del ferrocarril, fueron sucesos que arrancaron una
pasión social desenfrenada por el avance. El desarrollo y la ambición por el
poder llevó a las potencias industriales a chocar en la primera conflagración
mundial. Ya producida la Primera Guerra Mundial, en el periodo de
entreguerras, se respiraba en Europa un clima de desilusión e inestabilidad
económica y social; paralelamente, se manifestó una gran productividad en el
campo de las artes. Las dificultades económicas y políticas estimularon a los
artistas a crear una contestación. Por tanto, la modernidad, surgió como un
proceso de tiempo que se basaba en la fe ilimitada en el progreso; “a la
vanguardia va el que se enfrenta a un enemigo”, en este caso el enemigo a
batir era el arte del pasado, la visión artística de los siglos anteriores. Se
imponía mirar siempre hacia delante para buscar la superioridad.

Fue en la Escuela de París donde un grupo de artistas selectos


encontraron refugio para su arte. Una vez más París se mostraba como capital
pictórica, al reunir a un grupo heterodoxo de creadores que,
independientemente de sus individualidades compositivas y estilísticas, se
desarrollaron en una realidad semejante basada en los conceptos sociales del
momento. Mediante dicha escuela se vieron resueltas las características
distintivas de cada autor, estas iban más allá de sus movimientos artísticos y
orígenes. Los estilos más sobresalientes fueron el postimpresionismo,
expresionismo y surrealismo; no obstante, la versatilidad de la Escuela de París
trascendía los límites de creación.

Marc Chagall y Giorgio de Chirico pertenecieron a esta agrupación


parisina, cada uno desde su perspectiva, aportaron elementos determinantes
para la producción artística posterior. El primero fue el exponente más
destacado del dinamismo, el color y la vitalidad expresionista; capaz de recrear
la iconografía de su país natal (Rusia) al juntarla con algunas referencias
cromáticas del fauvismo y espaciales del cubismo. Mientras que, de Chirico,
1
pintor italiano nacido en Grecia; fue uno de los fundadores de la escuela
metafísica y un crítico de la producción del momento, debido a que se rehusó a
formar parte de las consignas que para su tiempo eran comprendidas dentro de
lo moderno, que para él no eran más que nimiedades.

El objetivo de este seminario es desarrollar la producción artística de


ambos autores mencionados, como ejemplos de la novedad pictórica de La
Escuela de París y su apuesta por la imaginación. Para ello es preciso hacer un
análisis, comparativo entre momentos determinantes, de distintas obras que
enfoquen las temáticas abordadas, para de esta manera evidenciar los aportes
y la repercusión cultural y social de semejantes exponentes del arte moderno.

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2- Desarrollo

2.1- Análisis de la trayectoria pictórica de Marc Chagall.


Como se menciona anteriormente Marc Chagall se inspiró en las
costumbres de su tierra natal. Reflejó en numerosos cuadros su herencia judía,
ejemplo de esto es la famosa obra titulada: “Yo y mi aldea” (1911). En esta
pintura son notables diversos vestigios de la infancia del artista, siempre unido
al optimismo y la alegría mediante el uso de colores fauvistas en constante
relación con la fantasía y la creatividad. “A Rusia, a los asnos y a los demás”
(1911) “El cantar de los cantares IV” (1958) y “El caballo del circo” (1964) son
otras de las piezas en las que recae la fidelidad que le tenía al recuerdo de sus
orígenes como mayor inspiración, sin apartarse demasiado de las vanguardias
modernistas que le resultaron atractivas, las que al mismo tiempo le brindaron
colores, formas y espacialidad a su modo de crear. La formación de una
atmósfera onírica en la que enlaza en un mismo espacio lo divino y lo terrenal,
es otra de las características de estas obras. “Si creo desde el corazón, casi
todo funciona, si lo hago desde la cabeza, casi nada”. Esta frase de Marc
Chagall es claramente la explicación de su mundo estético tan original e
independiente.

Es tan impactante la proyección de la popularidad rusa en las obras de


Chagall que incluso sus pinturas ilustran “Las almas muertas”, del también
artista ruso Nikolái Gógol. Estos dibujos, aunque carentes del llamativo color
que determina las obras del pintor, brindan otras marcas muy particulares de
sus creaciones, bañados de la iconografía tan suya, con motivos
descontextualizados y desconectados entre ellos.

En 1911, con su llegada a París, tropieza con los lenguajes artísticos de


las vanguardias, lo que lo sobresalta y deslumbra enormemente. Es la
grandeza de la capital francesa otra de sus grandes musas, captada desde el
fauvismo de Matisse y todas las variantes cubistas. “París desde la ventana”
(1913) evidencia ese gran aprecio y respeto que sintió Chagall por esta ciudad.
“Los novios de la Torre Eiffel” (1938) es otro cuadro cumbre que desemboca el
gran impacto del nuevo escenario sobre la pintura de Chagall.

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Es válido comentar que a pesar de que este pintor insertara en sus
cuadros notables cualidades de la pintura fauvista y cubista, no estuvo del todo
comprometido con ninguno de estos estilos, ya que, aunque formó parte en
cierto modo de estas vanguardias, siempre se mantuvo al margen de ellas. Por
ejemplo: si bien no comparte todos los planteamientos surrealistas, al igual que
los artistas de este movimiento, pinta sus propios sueños, siempre de una
manera distinta, muy personal a la hora de estructurar el espacio compositivo.

Su obra también estuvo bien marcada por el drástico acontecer que tuvo
lugar en Europa durante la primera mitad del siglo XX. En parte de su
trayectoria hace constancia de varios de estos acontecimientos históricos. “La
guerra” (1964) es una pintura que sistematiza sucesos y denuncia los mismos
de un modo mucho más vivaz y realista.

Rompe con la forma tradicional de narración, aplicando el cubismo a su


gusto. Irrumpe con lo sobrenatural a la hora de mostrar un relato acerca de la
cotidianidad, aun así, buscaba el lado ilógico de las formas y también de lo
espiritual. “El violinista verde” (1923) demuestra todas estas particularidades,
mientras mantiene la vivacidad del color e irracionalidad compositiva y esto
precisamente lo convierte en un personaje emblemático de la obra de Marc
Chagall, presente en situaciones trágicas y alegres, mostrando la versatilidad
de la vida.

“Dedicado a mi prometida” (1911) es otra de las reliquias que otorga la


pintura de este autor a artistas que le precedieron e incluso a algunos
contemporáneos a él. Aun presentando algunas estructuras cubistas,
conceptualmente se aparta de este estilo y resalta dentro del resto de
creaciones que se habían producido hasta el momento. Luego de esta pintura
la figura de minotauro iba a significar un gran referente en la obra de Pablo
Picasso y otros pintores de la época, siendo un símbolo del inconsciente, los
instintos sexuales y la vitalidad animal.

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2.2- Evolución artística de la pintura de Giorgio de Chirico.
Giorgio de Chirico, pintor italiano que junto a Carlo Carrá fue fundador de
la pintura metafísica. El movimiento que establece surge por el deseo
irresistible de indagar en el mundo interior del artista, analizar esa visión
fatídica que a veces muestran los objetos y paisajes más cotidianos cuando
están descontextualizados. Se caracterizó por presentar las pinturas como
sueños, al conjugar en ellas elementos de la antigüedad clásica con ambientes
lúgubres y melancólicos. El universo visionario del sujeto creador se adhería de
forma directa a sus instintos, rechazando lo objetivo y lo palpable, y esto
concretó el concepto de la pintura metafísica. De Chirico revela en sus cuadros
una novedosa yuxtaposición de alusiones al clasicismo y a la belleza antigua,
para así retomar la producción artística de esos tiempos. Sus espacios
escénicos son atemporales y muestran plazas típicas de ciudades italianas
enaltecidas. Los personajes que recrea se encuentran en total quietud.
Apoderado de estos vestigios del clasicismo, logra transformar los criterios
vanguardistas del color y la composición de elementos discrepantes.

El periodo metafísico de De Chirico ocupó la década de 1910, siendo


este su trabajo más reconocido. En la obra titulada “Héctor y Andrómaca”
(1917) se plantea una teatralidad reiterada en la escena mediante colores
ardientes, líneas sesgadas: rápidas e intuitivas, la sobreposición de formas
rigurosas que se contraponen al trazo armónico de los cuerpos. Es una obra
muy emotiva, pues figura la desesperación de una mujer ante la partida de su
esposo hacia la lucha:

“Ella sabe que su marido muy seguramente no va a regresar de la


batalla, y la va a dejar con un hijo en brazos y con la piel fría. Él la sujeta contra
sí, como en un gesto petitorio de piedad, de angustia, de un honor que tiene
que salvar”.1

“Una obra de arte para convertirse en inmortal siempre debe superar las
limitaciones humanas sin preocuparse por el sentido común ni por la lógica”. 2
Esta frase reafirma el incentivo que establece el autor para el estudio del

1Nerin, Gustau (2017) La pintura metafísica de Giorgio de Chirico. (CC) Andrea Fischer, 23-10-
2017.
2 Giorgio de Chirico (1888-1978)

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inconsciente más allá de la realidad concreta, y su particular interés por
explorar el subconsciente y obtener mediante sueños pintados una verdad
individual sobre la proyección del mundo. Por ello conforma uno de los grupos
estéticos que más aportó al arte contemporáneo, siendo además precursor del
surrealismo y eje determinante en el arte internacional de principios y mediados
del siglo XX.

Al ser de origen griego le atraía el viaje como opción ideal, se sentía


identificado con los argonautas viajeros de la mitología clásica de su país. En el
cuadro “La melancolía de la partida” (1916), se observan todos los preparativos
para un auténtico viaje metafísico. Trabaja los elementos de forma geométrica,
utiliza colores claros y enfatiza ciertas zonas lumínicas que permiten al
espectador adentrarse en esa estación de tren vacía y silenciosa. Es una obra
que busca llegar a la emoción a través de las formas, el color y la disposición
de los planos, sin la necesidad de recurrir a planteamientos intelectuales.

“Son las suyas pinturas inquietantes, pero también muy poéticas,


evocadoras, profundas… Nadie puede negar la belleza de estos simples
cuadros porque quizás, hay más lógica en esas escenas ilógicas que en la vida
real”3. El único rastro de vida en sus cuadros es el que se origina de forma
soñadora al representar seres mitológicos. Prefiere llevar al público a un
espacio íntimo donde la mente y el alma coinciden y provocan un brote de
interpretaciones, efectos visuales y espirituales.

“El profeta” (1915) es una de sus obras más determinantes, expone


diversos objetos que no poseen una relación directa entre sí, con colores
planos y un maniquí geométrico protagonista de la composición. Por otro lado,
en “La canción de amor” (1914), otra de sus creaciones importantes, resalta la
cabeza de Apolo Belvedere como elemento principal de la obra, junto a un
guante rojo de cirujano y una bola verde. Todos estos están situados en un
típico paisaje exterior arquitectónico mediterráneo.

Giorgio de Chirico también se desenvolvió en otras manifestaciones del


arte como la escultura, esta parte de su estética pictórica y tuvo un gran auge
en la década de 1940. Consistió en la absoluta materialización de sus pinturas

3 .(CC). Miguel Calvo Santos 20-08-2015: Historiador y crítico de arte.

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anteriores; un tributo a su propio arte, pero esta vez en tres dimensiones. Para
él dar una forma real y sacada del plano pictórico no le implicaba perder la
libertad de movimientos ni su fluidez. Al respecto planteaba: “Si una escultura
es dura, no es una escultura, ha de ser suave y cálida; no solamente ha de
tener toda la suavidad de la pintura sino también todo su colorido. Una
escultura bella es siempre pictórica”.

2.3- Comparación entre "El paseo" de Chagall y "La ópera" de De Chirico.


Resulta evidente que ambos artistas analizados determinan con su obra
las presupuestas más significativas de la Escuela de Paris. Ellos comparten el
mismo contexto histórico-social y poseen conceptos artísticos similares, sin
embargo, su repertorio está comprendido sobre la base de formalidades muy
distintas. Esto es lo que permite de forma clara percibir la diversidad creativa
de los integrantes de este movimiento tan amplio e importante.

Para ahondar de manera más específica en estas diferenciaciones es


útil establecer una comparación entre dos de las obras más peculiares de estos
pintores. Los cuadros seleccionados son “El paseo” (1918) de Marc Chagall y
“La ópera” (1963) de Giorgio de Chirico.

Ninguna de estas obras representa fielmente la realidad del mundo, por


tanto, son reconocidas como pinturas no miméticas ya que estos autores no
persiguen un énfasis realista en sus personajes y menos del entorno donde los
ubica. Para ellos lo que es realmente necesario es la expresividad, lograda
mediante elementos de gran potencia como el color. En la pintura de Chagall
este recurso despliega la alegría típica de sus creaciones. Aquí se ajusta la
brillantez y vivacidad de los colores a la temática que desarrolla, donde un
noviazgo, figurado por un personaje femenino y otro masculino, ambos
conectados de la mano, simula en cuanto a la flotante representación de la
mujer un ambiente de armonía y plenitud interpersonal. Por otra parte, en “La
ópera” la calma está dada por la posición más que por los colores, aunque
estos la refuerzan. Dos de sus recurrentes maniquíes se abrazan sutilmente
por la espalda. En el fondo casi neutro, entre el azul y el marrón, de Chirico
plantea una brusca división entre lo que se supone como el cielo y la tierra; los
personajes no se alejan cromáticamente de la realidad en cuanto a la piel
humana.

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En cada cuadro es notoria la introducción de la arquitectura como un
elemento de gran peso compositivo. De Chirico recurre a esta manifestación
durante la etapa clásica, tan abordada por él. Rellena los cuerpos de sus
figuras con sobreposiciones de elementos tomados del legado arquitectónico y
escultórico griego. Esta fisonomía busca un regreso interpretativo hacia la
tragedia griega, figurada en ruinas amontonadas. Chagall a su vez se excusa
de algunas casas y otras edificaciones muy precarias para establecer
profundidad en su representación. Se esfuerza claramente por brindar a su
cuadro perspectiva y cierto relieve a través del claro-oscuro.

La simetría es para De Chirico en su cuadro, un elemento que


acentúa el enfoque visual del único plano que propone, donde las dos figuras
permanecen en su centro. El equilibrio compositivo permite un recorrido fácil
por todas las estructuras representadas, pues el peso visual está muy bien
distribuido. Chagall, sin embargo, no se retiene tanto en esa distribución
simétrica, su interés recae en un sentido más emotivo y espontáneo, sin
deformar abruptamente la realidad de los cuerpos y recalcando su habitual
iconografía rusa.

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3- Conclusiones

Los elementos abordados anteriormente permiten una mayor


comprensión de las premisas de la Escuela de París, su génesis y evolución.
Sin lugar a duda, indagar en el interés de sus impulsos originarios proporciona
un mejor conocimiento de su entorno fundacional y de la relevancia socio-
histórica que contiene. Este grupo artístico desempeñó una actuación
determinante por enriquecer la diversidad de estilos y romper con la herencia
pictórica de siglos anteriores, promulgando una necesaria libertad expresiva en
Francia. Sus imaginarios van desde el uso provocativo del color puro hasta el
surgimiento de un arte onírico, donde la perspectiva supera a la realidad.

La transformación que experimenta el concepto de belleza resulta uno


de los más importantes tributos durante este período. Marc Chagall promulgó
una iconografía distintiva, marcada de una profunda idiosincrasia y un apego
incondicional a sus raíces. El propio artista expresó: “A pesar de todos los
problemas de nuestro mundo, en mi corazón nunca abandoné el amor en que
fui criado o la esperanza del hombre en el amor”. Lo verdaderamente bello para
él estaba atado al plano familiar, a su Rusia natal, a sus orígenes. Su obra
resulta una metáfora mediante la cual alude a su vida, junto a sus más íntimas
preocupaciones y deseos. Trasciende esta particularidad como un auténtico
aporte de su arte al siglo XX.

Giorgio de Chirico, en cambio, buscaba alejar la humanidad de sus


cuadros. El realismo resultaba insuficiente para su búsqueda artística, y se
propuso aislar sus figuraciones del mundo ordinario; pero con la constante
presencia de la tragedia griega. El preciosismo de su arte oscila entre dos
líneas de tiempo: el futuro y el pasado clásico. Su valor recae en las nuevas
propiedades estético- expresivas que ofrece, en un mundo encargado de
indagar en la psique. Evidentemente se trata de una repercusión determinante
para el movimiento surrealista que aparecería años más tarde.

La actual producción artística refleja claramente una inseparable relación


con las vanguardias. La historia del arte y sus expresiones populares hoy en
día sirven de plataforma para que los artistas contemporáneos potencien su
discurso visual. Dada la renovación del panorama artístico que aporta La

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Escuela de París, y más específicamente las obras de Chagall y de De Chirico,
la modernidad, por supuesto, se ve condicionada. El espíritu cultural se
ensancha y da pie a resultados más emotivos y poéticos.

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4- Bibliografía
• Enciclopedia Gallach volumen XV
• Lucie-Smith, Edward. Artes visuales en el siglo XX.
• https://historia-arte.com/artistas/giorgio-de-chirico
• https://www.todocuadros.com/pintores-famosos/chagall/
• https://www.aparences.net/es/periodos/arte-moderno/la-escuela-de-
paris/
• https://historia-arte.com/movimientos/pintura-metafisica

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5- Anexos

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