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Francisco de Goya: El 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos en la

montaña del Príncipe Pío. Óleo sobre lienzo, 2’66x3’45. 1814. Museo del Prado.

Goya pintó este cuadro de notables dimensiones (2’68x3’47) como compañero


de “El 2 de mayo de 1808 en Madrid: la lucha con los mamelucos” en 1814, después
que la Regencia le concediera un auxilio de 1500 reales para que él pudiera “perpetuar
por medio del pincel las más notables y heroicas acciones..., de nuestra gloriosa
insurrección contra el tirano de Europa”. Como su pareja este lienzo pretende dar
testimonio del heroísmo de los madrileños ante el invasor pero también del horror de
esta guerra en la que, al contrario que en otras ocasiones, se ensalza el valor y también
el terror de los paisanos: los verdaderos protagonistas de los hechos, frente a un ejército
organizado y veterano de mil campañas en la invasión de Europa.
“Los fusilamientos” es uno de los primeros ejemplos de pintura de historia
escasamente académica, no remite a la historia pasada o al mito para representar
conceptos abstractos como el patriotismo o la justicia, sino que elige una temática
actual, unos hechos de todos conocidos de los que dar testimonio.
La misma técnica que Goya emplea supone un rasgo de modernidad, la
pincelada suelta y un cierto abocetamiento en las figuras sirven para acentuar la
expresividad y el efecto dramático que se pretende. La iluminación está concentrada en
ese farol que ilumina el valor y el horror de las víctimas ante sus verdugos; son héroes
escasamente individualizados, hombres del pueblo y frailes que son la defensa ante el
invasor y que se enfrentan a un terror compacto y ordenado, un pelotón de ejecución
formado por soldados instruidos y bien pertrechados. Goya no desea mostrar a los
ejecutados como héroes sino que pretende que aparezcan como víctimas en un escenario
irreal y en buena manera descontextualizado, aunque lo ubique en el extrarradio de una
ciudad cuyos edificios podemos entrever al fondo del lienzo. Goya ha prescindido de
toda pauta académica para mostrar lo dramático de la lucha por la libertad llevada
adelante por los paisanos, por el pueblo llano que se levanta contra el opresor, los
héroes de la modernidad.

Bibliografía
-W. VAUGHAN: Romanticismo y arte. Barcelona, Ed. Destino, 1995. Pág. 94.
-Ricahrd TÜNGEL: Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya. Alianza, Madrid, 1981.

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