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Factores de La Formación de La Identidad Profesional
Factores de La Formación de La Identidad Profesional
Posteriormente, en el ejercicio profesional, el psicólogo podrá fungir como agente de cambio social
en la medida en que crezca como persona, tome conciencia y sentido de responsabilidad social a
través del trabajo y la reflexión constante de su experiencia en grupos de psicólogos; es decir,
cuando consolide un sentimiento de identidad como psicólogo en los niveles individual y grupal, y
por ende cuando desarrolle la personalidad social; lo que Mendel (1980) denomina el Yo de lo
político.
El modelo de desarrollo encaminado a la formación de identidad profesional del psicólogo debe
aludir a la relación del hecho social e individual con lo institucional. Como señala Mendel (1980) se
busca estudiar cómo las personas, en el marco de sus actividades cotidianas, pueden reflexionar por
sí mismas acerca de las fuerzas que actúan sobre su personalidad, ya sea que esas fuerzas
provengan de la infancia o de la sociedad. Es, esencialmente, un método de toma de conciencia de
estas fuerzas por los propios interesados. Con esta perspectiva, la institución se muestra como un
lugar privilegiado para esta toma de conciencia.
Todo acto humano es producto de poder, señala Mendel, y añade que en la medida en que, en una
institución, los productores tienen menor posibilidad de ejercer su poder sobre lo que hacen, más se
hunden en forma psicoafectivas regresivas. En el plano institucional éstas se expresarán como
conflictos interpersonales. Al contrario, un enfoque progresivo conduce hacia el desarrollo de lo que
se denomina la personalidad social o el Yo de lo político y que redunda en un mayor placer en el
trabajo que se realiza.
Así se conceptualista un modelo de desarrollo para la formación de la identidad profesional del
psicólogo, que integre el Yo político a lo teórico, lo empírico y lo individual; que unifique el hecho
social con el hecho individual, en una toma de conciencia inseparable de la realidad; y del que surge
la posibilidad, por lo menos, de promover que el psicólogo se forme efectivamente como agente de
cambio social.
Esto es, que mientras el proceso integrativo sintético del Yo como psicólogo plantea desarrollo de
los Yo teórico, empírico e individual para estructurar la identidad profesional del psicólogo, el
desarrollo del Yo político proporciona la posibilidad de integrar lo social a lo individual y por ende se
puede hablar entonces del psicólogo como agente de cambio social, en tanto que como individuo
reaccione al hecho social.
Erikson (1978) señala que la única manera en que es posible reeducar a los pueblos es
presentándoles el hecho incorruptible de una nueva identidad dentro de un marco político más
universal.
Como método y como práctica el planteamiento de Mendel (1980) respecto al sociopsicoanálisis
institucional se presenta de la siguiente manera:
Relaciona efectivamente la interacción de la personalidad individual y de la sociedad.
Utiliza en su trabajo un proceso autónomo, que bajo ciertas condiciones se desarrolla
espontáneamente.
Esta nueva forma de organización del trabajo permite el desarrollo del proceso autónomo y favorece
así una toma de conciencia, que los propios participantes realizan, de aquellos elementos inactuales
(psicofamiliares) y actuales (sociales) que, en su trabajo institucional, cotidiano, reproducen y
producen su personalidad.
Mendel (1980) señala que más que el hecho social en sí, son probablemente las contradicciones
desgarradoras de la sociedad sobre el hecho individual las que rompe parcialmente en el individuo el
molde psicofamiliar de la infancia, a través de sucesivas crisis de identidad.
Agrega el autor que sólo se logra el control del efecto social del propio acto de trabajo si este último
es consciente y deliberado. Esta actitud se adquiere a través de fenómenos de toma de conciencia
que constituyen la personalidad social en el adulto.
El grupo de trabajo en común, puesto a pensar y actuar progresivamente, como un conjunto unitario,
es la base de lo que Mendel llama personalidad social, que no se desarrolla en un grupo sino en las
relaciones de poder de un grupo con los otros grupos de la institución, y que en conjunto se integran
para producir un acto social completo.
La institución no es una gran familia, señala Mendel, ni los superiores son los padres, ni los
compañeros son niños o hermanos. Es una organización del trabajo en la que intervienen deseos de
poder y de control sobre los propios actos.
Es muy frecuente que el conjunto de problemas locales de la realidad institucional no sean
verbalizados y tratados conscientemente en un nivel adecuado por parte de los productores. Por lo
regular son vividos con una apariencia irreal, con una perspectiva que no coincide con la realidad
actual. En una palabra, con la apariencia del pasado.
Mendel llama "progresión" a todo lo que se desarrolla en el sentido de una verbalización, de una
toma de conciencia, de un intento de encontrar en el nivel de realidad adecuado soluciones
institucionales a los problemas actuales perseguidos. Llama "regresión" a la regresión de lo político a
lo psicofamiliar, un movimiento marcado por la prevalencia de sentimientos o de fantasmas
inactuales.
Avanzar o retroceder es, en lo concerniente a la personalidad social, la versión apropiada de ser o
no ser.
En cada individuo coexisten dos géneros distintos, la especie individuo y la especie equipo. Una
legitimación de la identidad de la especie individuo la aporta el hecho de que cada miembro trabaja
por su cuenta, y una legitimación de la identidad de la especie equipo se produce mediante las
manifestaciones del trabajo grupal.
Sociedad significa cooperación, coordinación y división de trabajo pero cada individuo debe aspirar a
un poder sobre su propio acto de trabajo, para que se realice la dinámica de la toma de conciencia.
El grupo institucional debe enfrentar el statu quo institucional para intentar modificarlo. Debe efectuar
actos si quiere que se despliegue ante él la lógica de lo social en sus contradicciones internas; por
ejemplo, la contradicción de querer "ejecutivos responsables" despojándolos del poder sobre su
acto, que es lo único que puede responsabilizarlos.
Por otro lado, para desarrollar su Yo como psicólogo, el individuo en busca de su identidad
profesional, en un constante esfuerzo por definirse, sobredefinirse y redefinirse a sí mismo, debe
abocarse al análisis de su personalidad como parte de su entrenamiento, para no proyectar su
propia patología en el ejercicio profesional. Por medio del análisis, de la psicoterapia, debe
desarrollar conciencia sobre las motivaciones, necesidades, actitudes y valores que rigen su vida
como persona y como profesional, con el objeto de asumir su ser responsable.
Asimismo, a través del análisis el psicólogo debe desarrollar su capacidad para establecer vínculos
de afecto maduros. Un compromiso profundo con el otro; las experiencias y los valores de una vida
compartida enriquecen la relación y protegen su estabilidad.
El estudiante en proceso de desarrollo como psicólogo, a través de la reflexión constante y la
concientización de su rol profesional, se encamina a la integración de sus conocimientos,
experiencias y características individuales y por ende a la identidad profesional como psicólogo. A su
vez, la interacción y retroalimentación crítica entre los miembros de un grupo de psicólogos favorece
el crecimiento en conciencia y responsabilidad social.
Es importante remarcar que el psicólogo, como cualquier ser humano, desarrolla una personalidad
individual, producto de lo psicofamiliar. La personalidad social sólo se desarrolla voluntariamente, se
adquiere en el trabajo profesional, en la toma de conciencia en grupos de iguales y a través de un
proceso de reflexión.