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Con terminología propia de la teoría del delito, se trataría de las situaciones de necesidad exculpante y los supuestos
de desconocimiento de la antijuridicidad.
Esto hace que no sea posible imputar el hecho como culpable cuando, el agente o bien ignoraba la norma
(ignorantia iuris), o bien se encontraba en una situación de necesidad en la que no le es exigible seguir la
norma (vis moralis, vis compulsiva o fuerza psíquica).
A primera vista, podría pensarse que estas categorías se refieren solo a los casos de estado de necesidad coactivo
(estado de necesidad exculpante y miedo insuperable) o del error sobre la antijuridicidad (el error de prohibición).
Pero se trataría de una visión superficial de la cuestión.
Por el contrario, un entendimiento coordinado de la ignorantia facti y la ignorantia iuris, así como de la vis
absoluta y la vis compulsiva, arrojan algunas luces sobre la ubicación de las categorías tradicionales de las
teorías del delito.
En concreto, la clave para excluir la imputación a título de reproche (o de segundo nivel) es que el agente no sepa lo
que hace, o que no tenga suficiente fuerza de voluntad para seguir la norma.
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Desafíos actuales de la imputación
Casos que impiden la imputatio facti: error y violencia
En términos negativos, se trata de casos de error sobre el significado del hecho, y falta de
suficiente fuerza de voluntad (en la terminología clásica -poco empleada, sin embargo-
se denominaba a estos casos como acrasia, esto es, casos de no-voluntad).
Si se admite que no es posible la imputación del hecho contrario a Derecho como culpable (imputatio iuris) cuando el
agente no es capaz de conocer la norma (ignorantia iuris), y se admite, a su vez, que dicha ignorantia incluye tanto
los errores de prohibición de las teorías del delito, como los defectos de conocimiento por enfermedad mental, queda
al descubierto un elemento común entre las tradicionalmente consideradas causas de inimputabilidad y el
desconocimiento de la prohibición.
Dicho elemento común es la imposibilidad de imputar como culpable un hecho cuando el agente desconoció
la norma que regía en el momento de actuar.
Y este desconocimiento puede provenir de una falta de socialización, una enfermedad, una educación exótica, una
grave intoxicación.
Lo esencial para hacer desaparecer la imputación de un hecho como reprochable o culpable es que el sujeto se
halle en situación de desconocimiento de la norma, o bien, conociéndola, de no poder obrar conforme a ella.
Una inversión de los papeles, al otorgar a las ciencias de la naturaleza la función de fundamentar la culpabilidad (y
por tanto la imputación), acabaría con la operación misma de imputación.
Lo relevante en definitiva no es tanto el origen patológico, químico o defecto educacional, sino el efecto de
desconocimiento que produce en el sujeto. En paralelo, lo importante a efectos de no voluntariedad no es tanto la
situación de necesidad, el conflicto de bienes, sino el efecto que produce en la fuerza de voluntad; por esto mismo,
hay casos de falta de voluntariedad provocados por una intoxicación, o por defecto de socialización, como también
por situaciones extremas de necesidad o miedo.
De este modo, los factores que se tienen en cuenta para excluir la imputatio iuris son muy variados, pero lo
que no puede faltar es el efecto en el saber y la voluntariedad del agente.
Este enfoque no es novedoso. Lo novedoso es, sin embargo, que nos obliga a plantear la culpabilidad de las teorías
del delito de manera algo diversa a la habitual.
Acudamos a los factores que la legislación chilena prevé como excluyentes de la culpabilidad:
En primer lugar, los casos de alteración mental (“El loco o demente, a no ser que haya obrado en un intervalo
lúcido, y el que se halla privado totalmente de razón”: art. 10.1.º CP) presentan situaciones que afectan a la
capacidad intelectual del agente, sea cognoscitiva (carece de educación o percepción moral) sea volitiva (falta
de fuerza de voluntad para guiarse por normas), de modo que podrían provocar situaciones de error sobre la
antijuridicidad o falta de voluntariedad. Que la legislación penal chilena no prevea expresamente un precepto
sobre la ignorancia de la ley no significa que dichos errores no existan, sino que de momento no tienen solución
expresa legal (y está en manos de la doctrina y jurisprudencia aportar una solución).
Desafíos actuales de la imputación
Casos que impiden la imputatio facti: error y violencia
Otros casos previstos en la legislación penal chilena afectan a la voluntad de manera más clara: me refiero a los
de miedo insuperable (art. 10.9.º), en la medida en que se trata de una afectación de la voluntariedad, como
también y por el mismo motivo, los supuestos de estado de necesidad exculpante (art. 10.11.º). Obsérvese
cómo en los casos de miedo, da igual si es real o no el factor que produce miedo: lo relevante es el impacto
emocional en el agente. En cambio, han de quedar al margen los casos de legítima defensa, estado de
necesidad justificante o de cumplimiento de un deber y ejercicio legítimo de un derecho, porque se trata de
causas de justificación, y pertenecen al ámbito de la applicatio legis.
Una mención especial merece la minoría de edad (art. 10-2-º). En la medida en que hay
menores de edad civil que sí obran sabiendo y con voluntariedad, se les podría imputar
perfectamente, pero no hacemos así porque se obran otros motivos relacionados con la
edad considerada idónea para sufrir una pena grave.
Volvamos a los factores que excluyen la imputación a título de reproche (o de segundo nivel, o imputatio iuris):
Se percibe un paralelismo con los mismos factores que excluían la imputación de primer nivel (o imputatio facti).
En concreto, existe un paralelismo entre las dos causas que excluyen la imputación, tanto por no conocer
(ignorantia facti y iuris) como por falta de voluntad (vis physica y moralis).
Expresado gráficamente:
Desafíos actuales de la imputación
Casos que impiden la imputatio facti: error y violencia
Aparece así un denominador común a todos los supuestos de no imputación de un hecho antijurídico como culpable.
Una vez separadas las causas de justificación (que no pertenecen al ámbito de las
reglas de imputación, sino al de las de conducta), quedan casos que, o bien son de
desconocimiento de la regla que operaba en cuestión (error iuris, desconocimiento de la
antijuridicidad, ignorantia iuris, error de prohibición...); o bien son de incapacidad de
seguir la regla percibida como tal (ausencia de capacidad, estado de necesidad
exculpante, inexigibilidad, miedo insuperable...).
Más en concreto:
Los variados casos que en los códigos penales se prevé como excluyentes de la culpabilidad podrían ser
reconducidos a dos: desconocimiento de la norma e incapacidad de seguirla.
Así, la inimputabilidad por enajenación mental, la exculpación por estado de necesidad o por miedo insuperable o la
ausencia de culpabilidad por desconocimiento de la prohibición, se verían reducidas a casos que, o bien impiden al
agente acceder al conocimiento del contenido de la regla que regía la conducta, o bien que, conocido este, el sujeto
carece de capacidad para seguirla.
Con otras palabras: la norma puede ser eventualmente desconocida, tanto por el enfermo mental, como por
quien yerra; y no pueden obrar conforme a la norma, tanto el amenazado, como ciertos enfermos psíquicos.
Distintos son, en cambio, el origen de esas situaciones y la valoración que de ellas podamos hacer.
De este planteamiento cabe extraer algunas consecuencias:
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Desafíos actuales de la imputación
Casos que impiden la imputatio facti: error y violencia
En cambio, el conocimiento de aquellos sujetos sobre las circunstancias, el grado de motivación en ese caso por la
concreta norma, todo eso son producto de la comprensión.
Desafíos actuales de la imputación
Casos que impiden la imputatio facti: error y violencia
Así, la imputación, que opera en el ámbito de lo inteligible, es comprensión y no explicación, que se emplea
en el mundo natural.
Más aún, la reiterada exigencia de causalidad por parte de las teorías del delito encierra una insistencia en datos
propios de la explicación, cuando lo que procede es la comprensión. Lo cual no quita que la explicación causal de un
suceso pueda ser relevante precisamente para la comprensión del “hecho” y su valoración conforme a la regla
respectiva.
Tanto la imputatio facti, como la imputatio iuris, consisten en definitiva en rebatir las pretendidas excusas
que obren a favor del agente: en rechazar que el suceso sea excusable.
Lo cual resulta muy propio de una imputación que no desee entrometerse más en la esfera de lo privado. En efecto,
este planteamiento de la imputación constituye un modelo estructural que no excluye, sino todo lo contrario (que
requiere), los concretos contenidos de lo que, en cada momento histórico, grupo de delitos, deba entenderse por
“error” suficientemente relevante como para excluir la imputación.
Desafíos actuales de la imputación
Casos que impiden la imputatio facti: error y violencia
Al final, la imputación exige comprender a la persona agente como lo que es: no solo
agente en cuanto sujeto de la acción, sino además como miembro de la sociedad, un
igual a nosotros.
iii) Estos paralelismos ofrecen unas estructuras para sistematizar las causas que excluyen la imputación en las
teorías del delito convencionales
Tratando aparte los casos de cuál es la regla de comportamiento para tener en cuenta, es decir, los de applicatio
legis ad factum (que incluyen las causas de justificación), las demás exenciones de responsabilidad afectarían al
conocimiento o a la voluntad. Y de este modo han de referirse a alguno de estos factores de la imputación, sea la de
primer nivel o sea la de segundo nivel.
Existe, en efecto, un paralelismo entre los supuestos que excluyen la imputación de segundo nivel que permite
elaborar un sistema con las categorías tan variadas que se suelen incluir en sede de culpabilidad.
En concreto, los denominados elementos intelectual (no conocimiento de la norma) y volitivo (no poder obrar
conforme a ese conocimiento) de las perturbaciones psíquicas, tendrían un paralelismo con el conocimiento y
voluntad que se precisan para poder imputar un hecho.
Lo cual se percibe mejor al referirse a las cuatro situaciones en las que se excluye la imputación:
Más aún, dichas categorías adquieren en dicho sistema cierto perfil y relevancia (el agente desconoce las
circunstancias relevantes, si se encuentra en una situación de ignorantia facti o de ignorantia iuris; y el agente no se
dirige o gobierna a sí mismo si se halla inmerso en una situación de vis absoluta o de vis compulsiva), y se configuran
como estadios de un juicio de imputación, aunque no siempre, ni por todos se perciba como tal.
Desafíos actuales de la imputación
Casos que impiden la imputatio facti: error y violencia
En definitiva, la imputatio iuris, o imputación de segundo nivel (o a la culpabilidad) encierra un juicio sobre el mérito o
demérito del hecho. La principal aportación de la doctrina de la imputación a la teoría del delito en este ámbito reside
en que aquélla suministra una perspectiva que en cierto modo simplifica las operaciones que se dan cita en sede de
culpabilidad.
En concreto, una comprensión coordinada de la ignorantia facti y la ignorantia iuris, así como de la vis
absoluta y la vis compulsiva, centran la atención en lo que es esencial para la imputación.
Ponen al descubierto que lo esencial para imputar es la libertad entendida como voluntariedad (que presupone la
volición, en sede de imputación de primer nivel); que desaparecería -y con ello no sería posible la imputación-
cuando se desconoce la norma de conducta o cuando ésta no puede desplegar efectos relevantes sobre el agente.
Puntos Principales
L a imputatio iuris es la operación de imputación del hecho que sea antijurídico a su agente a título de
reproche.
Para la imputación a título de reproche se exige que el agente conozca (saber) y quiera (voluntariedad) la
valoración que el hecho tiene.