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La Obligación Tributaria
La Obligación Tributaria
1.- Concepto.
Siguiendo a Giuliani Fonrouge podemos conceptuar la obligación tributaria como "el
vínculo jurídico en virtud del cual un sujeto (deudor), debe dar a otro sujeto que actúa
ejercitando el poder tributario (acreedor), sumas de dinero o cantidades de cosas
determinadas por ley".
La obligación tributaria se traduce en una prestación patrimonial y siempre en una
obligación de dar.
Puede plantearse una objeción a la afirmación anterior basados en el artículo 21 del
D.L. 3.475 sobre Impuesto de Timbres y Estampillas que obliga a inutilizar las estampillas,
pero la misma norma que comienza diciendo que las estampillas que se empleen para el
pago del impuesto deberán inutilizarse. Por lo tanto, las estampillas y su inutilización no
conforman la obligación tributaria; esta se cumplió mediante el pago, o sea, mediante la
compra de las estampillas; la inutilización no es más que una modalidad en el pago.
De la obligación tributaria nace un vínculo personal, nunca real.
También puede objetarse este aserto en base al impuesto territorial, establecido en la
ley N° 17.235, por cuanto los bienes raíces pueden ser subastados para obtener el pago del
impuesto que los grava, sin embargo se trata solamente de una garantía especial para
proteger el interés fiscal.
2.- Elementos de la obligación tributaria.
Son los elementos de toda obligación, a saber: sujeto activo, sujeto pasivo, objeto y
causa.
El sujeto activo o acreedor, en la obligación tributaria es siempre el Estado y su
estudio es ajeno a esta disciplina jurídica pues corresponde a los derechos Constitucional y
Administrativo.
El sujeto pasivo o deudor es el contribuyente.
Sabemos que el objeto de la obligación tributaria es la entrega de una cantidad de
dinero y se estudió al referirnos al hecho gravado y más aún a la base imponible.
En cuanto a la causa, todas las discusiones carecen de relevancia en nuestro sistema
tributario, por lo tanto la causa se agota en la ley.
3.- Fuente de la obligación tributaria.
La única fuente de la obligación tributaria es la ley.
4.- Nacimiento de la obligación tributaria.
La promulgación de la ley, por sí sola, no origina la obligación tributaria; para que ésta
nazca es necesario que se realice el hecho gravado, vale decir, ese hecho que, para el
legislador, acredita capacidad contributiva en quien lo realiza.
5.- Devengo de la obligación tributaria.
El significado gramatical del verbo devengar es "adquirir derecho a alguna percepción
o retribución por razón de trabajo, servicio u otro título", o "tener derecho a…".
Ese precisamente es el contenido del término devengo en materia tributaria; se
pretende, a través de esta figura, establecer el momento, el instante en que nace para el
Fisco el derecho a percibir el impuesto; lo que no significa que pueda exigir ese derecho; en
otros términos, es la precisión cronológica del hecho gravado.
El D.L. 825 sobre Impuesto a las Ventas y Servicios en su artículo 9° señala, como
regla general, que el impuesto en esos casos se devenga en la fecha de emisión de la
factura o boleta.
En síntesis, el devengo equivale al instante en que nace la obligación tributaria, es
decir, el momento en que el hecho gravado se ha realizado en su integridad. Pero el
legislador en aras de la Seguridad Jurídica, lo ha precisado en algunos casos estableciendo
una figura muy cercana, al menos en algunas ocasiones, a una ficción legal del momento en
que ocurre el hecho gravado.
6.- Exigibilidad de la obligación tributaria.
Con el devengo nació el derecho para el Sujeto Activo de la obligación; pero ese
hecho no lo faculta para exigir, hacer efectivo ese derecho; se trata de un concepto diferente,
incluso separado cronológicamente. Así, en materia de Impuesto al Valor Agregado, el
devengo se produce el emitir el documento, que normalmente coincidirá con la entrega real o
simbólica del bien, tratándose de ventas; en cambio, el Fisco no podrá exigir coactivamente
su cumplimiento mientras no transcurran los primeros 12 días del mes siguiente a aquel en
que se produjo el devengamiento.
7.- Determinación de la obligación tributaria.
Se hace mediante la base imponible y la tasa.
II.- PRESCRIPCION.
El legislador, en materia tributaria, al igual que en todo nuestro ordenamiento jurídico,
ha privilegiado la seguridad jurídica, dejando la justicia en un segundo plano; es por ello, que
ha reglamentado la prescripción como una forma de extinguir la acción del Fisco contra el
contribuyente moroso, consistente en el simple transcurso del tiempo.
El punto fundamental, en esta forma de extinción de la obligación tributaria, está dado
por el plazo que debe cumplirse para que la obligación se encuentre prescrita. Este plazo
está determinado en el artículo 201 del Código Tributario.
A.- Plazo de prescripción; regla general.
El artículo 201 del Código Tributario nos dice que la acción del Fisco para perseguir el
pago de los impuestos, intereses y demás recargos, prescribirá en los mismos plazos
señalados en el artículo 200 y computados en la misma forma.
Esto significa que, por regla general, Tesorería tendrá un plazo de tres años contados
desde la expiración del plazo legal en que debió efectuarse el pago.
B.- Plazo de prescripción Excepción: en la misma disposición encontramos la primera
excepción que tiene lugar en los impuestos sujetos a declaración, es decir, los que deben ser
pagados previa declaración del contribuyente o del responsable del impuesto, en que el
plazo de prescripción es de seis años cuando la declaración no se presentó o bien se
presentó, pero fue maliciosamente falsa.
C.- Plazo de prescripción real, en la práctica.
En la práctica, los plazos de prescripción van de la mano de los que tiene el Servicio
de Impuestos Internos, para fiscalizar al contribuyente, pero, en forma distinta a la señalada
expresamente por la ley y que acabamos de exponer.
Los plazos de prescripción para ejercer la acción de cobro comenzarán realmente a
partir de la fecha en que se notifique el giro al contribuyente y serán siempre de tres años.
Pero si el plazo lo contamos desde la fecha en que debió efectuarse el pago puede
alcanzar hasta 9 años y cuatro meses; esto puede suceder si un contribuyente no presenta
declaración o la presentada fuere maliciosamente falsa, en cuyo caso el Servicio de
Impuestos Internos tiene un plazo de 6 años para fiscalizar; ahora bien, ese plazo puede
ampliarse en tres meses, según lo dispone el artículo 63 del C.T., cuando el contribuyente ha
sido citado y si el contribuyente obtiene prórroga para contestar la citación que puede ser
hasta de un mes, el plazo de prescripción aumenta en los mismos términos que la prórroga;
en consecuencia, el Servicio puede girar hasta en el plazo de 6 años y cuatro meses; si
notifica ese giro y Tesorería tendrá tres años más para proceder al cobro y sólo vencido este
plazo -hemos llegado a 9 años y cuatro meses- habrá prescrito la acción del Fisco para
cobrar forzadamente la deuda tributaria. Incluso puede ausentarse o renovarse por tres
meses más, cuando el funcionario de Correos no encuentre, en su domicilio, al contribuyente
que debe ser notificado por carta certificada o no retiren la enviada a la casilla o apartado
postal en el plazo de quince días, contados desde su envío.
D.- Interrupción de la prescripción.
El mismo artículo 201 señala tres causales de interrupción de la prescripción; las tres
tienen como base la realización de alguna actividad por parte bien del acreedor, bien del
deudor, lo que es propio de la interrupción de la prescripción, desde el momento que ésta se
basa en el transcurso del tiempo y en la inactividad de acreedor y deudor; producido el acto
interruptor, comienza un nuevo plazo de acuerdo a la normativa de cada caso.
Los hechos que interrumpen la prescripción son:
a) Desde que intervenga reconocimiento u obligación escrita.
Se trata de una aceptación o reconocimiento de la obligación efectuada por escrito; en
consecuencia no existe reconocimiento tácito o implícito. A modo de ejemplo se puede
señalar, si el contribuyente hace un abono a cuenta del impuesto adeudado, solicita la
condonación de intereses al Director Regional o suscribe un convenio de pago sobre
impuestos morosos o pide que se le gire un impuesto o presenta una declaración que no
presentó en su oportunidad o corrige la declaración maliciosamente falsa que presentó.
Interrumpida que sea la prescripción, comienza a correr la de largo tiempo del artículo
2515 del Código Civil, según el cual el plazo es en general de tres años para las acciones
ejecutivas y de cinco para las ordinarias; la acción ejecutiva se convierte en ordinaria por
el lapso de tres años y convertida en ordinaria dura dos años más.
b) Desde que intervenga notificación administrativa de un giro o liquidación.
Se trata de dos actuaciones del Servicio de Impuestos Internos del proceso de
fiscalización.
Interrumpida la prescripción por la notificación legal referida, empieza a correr un nuevo
plazo que será de tres años, que a su vez puede interrumpirse, bien por reconocimiento u
obligación escrita, que vimos anteriormente, bien por requerimiento judicial, que
analizaremos a continuación.
c) Desde que intervenga requerimiento judicial.
Este hecho se configura cuando el Fisco, a través de Tesorería, inicia el cobro ejecutivo
según las normas del Título V, del Libro III del Código.
Aquí el Código Tributario no señala un nuevo plazo que empiece a correr, como en las
dos situaciones anteriores. La razón es sencilla y general en nuestro ordenamiento
jurídico; requerido de pago el contribuyente moroso, comienza el procedimiento
pertinente, dentro del cual no cabe la institución de la prescripción y la inactividad del
demandante (Fisco) puede sancionarse por la vía del abandono del procedimiento, sin
perjuicio de que recientemente la Corte Suprema ha señalado que una vez firme y
ejecutoriada la sentencia en el procedimiento ejecutivo de cobro comienza a correr
nuevamente un plazo de prescripción de 3 años, ya que en caso contrario estaríamos
ante una deuda imprescriptible, y la imprescriptibilidad reviste carácter excepcional y debe
fundarse en el texto expreso de la ley, lo que evidentemente no ocurre en el presente
caso.
E.- Suspensión de los plazos de prescripción
a) El inciso final del artículo en estudio, dice que los plazos de prescripción se suspenderán
durante el período en que el Servicio esté impedido, según lo dispone el inciso segundo
del artículo 24, de girar la totalidad o parte de los impuestos comprendidos en una
liquidación cuyas partidas o elementos hayan sido objeto de una reclamación tributaria.
Esto significa que notificada que sea una liquidación de impuestos se suspende el plazo
de prescripción que estaba corriendo hasta que haya transcurrido el plazo de 90 días, si
el contribuyente no ha reclamado contra dicha liquidación o, si ha presentado reclamo,
hasta que el Tribunal Tributario Aduanero haya dictado sentencia de primera instancia
sobre la reclamación presentada.
b) Un segundo caso de suspensión lo establece el N° 16 del artículo 97 del C.T. y está
relacionada con la pérdida o inutilización de libros de contabilidad y documentos
soportantes de la contabilidad. Según dicha norma, la pérdida o inutilización de los libros
de contabilidad suspende la prescripción del artículo 200, desde la fecha de la pérdida o
inutilización, hasta la fecha en que los libros legalmente reconstituidos queden a
disposición del Servicio.
Obviamente esta suspensión impedirá la prescripción de la obligación tributaria sólo en
forma indirecta, es decir, en cuanto favorezca al Servicio de Impuestos Internos para
efectos de notificar una liquidación o giro.
c) El artículo 103 del D.L. 824 sobre Impuesto a la Renta contiene una tercera causal de
suspensión de la prescripción, señalando que la prescripción de las actuaciones del Fisco
por impuesto se suspende en caso que el contribuyente se ausente del país por el tiempo
que dure la ausencia. Pero, transcurridos diez años no se tomará en cuenta esa
suspensión, en otros términos, transcurrido el plazo de diez años la obligación tributaria
se encontraría prescrita.
Atendida la ubicación de la norma, dentro de la Ley de Impuesto a la Renta, nos parece
necesario señalar que, a nuestro entender, la norma es de aplicación general, en materia
tributaria, pues el legislador emplea el término "impuesto", sin ninguna otra especificación
limitante; por lo tanto, se refiere a toda clase de impuestos, estén en dicha ley o en otra.