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1. ¿Cuáles son las críticas de Habermas a Weber?

Para Habermas, reducir la racionalidad a una emisión o manifestación de susceptibilidad de


crítica tiene dos debilidades. En primer lugar, es demasiado abstracta y, en segundo lugar,
es demasiado estricta: el término «racional» no solo es utilizado en emisiones que puedan
ser verdaderas, falsas, eficaces o ineficaces, por tal motivo, argumenta que la racionalidad
inmanente a la práctica comunicativa abarca un espectro más amplio: remite a diversas
formas argumentativas como a otras posibilidades de proseguir la acción comunicativa con
medios reflexivos.

Luego, Weber nos habla de un concepto de racionalidad confuso para poder explicar el
proceso universal de desencantamiento que se cumple en la historia de las grandes
religiones para satisfacer condiciones internas necesarias para la aparición del racionalismo
occidental. Además, en su análisis de racionalización social, se deja guiar por una
«recortada idea de racionalidad», por la idea de racionalidad con arreglo a fines.

Finalmente, otra crítica que tiene Habermas a Weber radica en su concepto de


racionalización social. En la introducción del libro menciona que tanto Marx, Horkheimer,
Adorno y Weber identifican racionalización social con aumento de la racionalidad
instrumental y estratégica de los conceptos de acción. Vislumbran un concepto de sociedad
de productores libres sobre el que enjuician el proceso de racionalización que
empíricamente describen. Sin embargo, este concepto no es lo suficientemente complejo
para aprehender todas las acciones sociales en que puede darse la racionalización social.

2. ¿En qué consiste el concepto de racionalidad de Weber?

La teoría de Weber, según Habermas, abarca tanto la racionalización religiosa como la


racionalización social: se interesa en la emergencia histórica de las estructuras de
conciencia modernas y la materialización de esas estructuras, las cuales vendrían a ser las
instituciones sociales. Weber se interesa por la racionalización de las imágenes del mundo,
donde aclara los aspectos estructurales del desencantamiento y las condiciones cognitivas,
normativas y expresivas por donde sistemáticamente se despliega una lógica interna.
Asimismo, se interesa por las instituciones sociales que se formaron en el proceso de
racionalización religiosa, es decir, la transformación de la racionalización cultural a la social.

Weber llama racionalización a la ampliación del saber empírico, de la capacidad de


predicción y del dominio instrumental y organizativo sobre procesos empíricos que no solo
se ven en la ciencia moderna, sino también en el arte: la racionalización, para Weber, se
refiere a las técnicas de realización de los valores, pero no a los valores mismos. Entonces,
la estética junto con la ciencia y la técnica, y las modernas ideas jurídico morales,
conforman la cultura racionalizada. Es decir, la racionalización cultural moderna, está
conformada con componentes cognitivos, estético-expresivos y moral-evaluativos de la
tradición religiosa. Por último, Weber distingue entre la racionalidad formal, que es actuar
según la elección y preferencias claras del individuo, y la racionalidad material, la cual es
aquella relacionada a valores con fines materiales.

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