Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/354294811
CITATIONS
1 author:
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
Red Políticas Públicas y Desarrollo Rural en América Latina, PP-AL View project
All content following this page was uploaded by Luciano Martínez Valle on 02 September 2021.
REO.
CUT- .
BIBLIOTECA * 1LD1S
A los campesinos del Mushuc Patria.
En términos generales, se puede decir que 2 “ De esta forma, se abre una vía real a la transformación
el desarrollo del capitalismo no empieza preci de la producción mercantil simple en una producción ca
samente por modificar las relaciones de produc pitalista avanzada. Mientras se empobrece una gran masa de cam
pesinos, se consolida una capa de campesinos capitalistas, que
ción, sino por crear las condiciones de su modi explotándoles, impulsará la agricultura hacia un capitalismo mo
ficación. Históricamente, es el capital comercial derno...” (Resende, 1977, p. 112) Traducción libre.
sirve com o paradigma alternativo, a través del terrateniente en manos de clases señoriales, com
cual se ha insistido en la explicación de los pro binando leyes agrarias que correspondían a sus
cesos de cambio agrario de la región. intereses, generó una estructura agraria de tipo
En el area andina, se presenta un proceso latifundio-minifundio. Sin embargo, a nuestro
de diferenciación social que no está acompañado juicio, lo que significó un incremento de la pro
necesariamente de un desarrollo de las fuerzas letarización en Europa Oriental n o es tan eviden
productivas, o, al contrario, existe también un te para el caso de América Latina.
relativo desarrollo de las fuerzas productivas sin Para empezar, en las zonas andinas de alta
que se transformen obligatoriamente las relacio concentración demográfica, el hacendado tenía
nes. de producción. En ambos casos, los campesi muchas dificultades en concretar una real ex
nos pueden ser pequeños propietarios indepen propiación de los medios de producción y esta
dientes o “ adscritos” a la propiedad latifundista, blecer una organización centralizada de la pro
pero siempre se han visto enfrentados a la gran ducción. Este era el caso de Bolivia (Rojas,
propiedad terrateniente. Así pues, ésta, es una de 1978), pero puede ser aplicable a Ecuador y
las características básicas de la estructura agra Perú donde, com o ya lo hemos señalado, existía
ria actual que permite explicar los cambios tanto una real competencia entre empresas campesinas
en las fuerzas productivas com o en las relaciones y patronal. Cuando lo logró, apoyado frecuente
de producción. El proceso de proletarización, mente por leyes de reforma agraria, el m odelo
adquirirá de este m odo, características inéditas. preferido fue el de una proletarización restringi
Si bien es cierto que el desarrollo del capi da al mínimo, con la posibilidad de recurrir a
talismo agro-industrial, puede ser considerado úna masa de campesinos externos com o mano de
com o el inicio de una proletarización en gran es obra estacional.
cala, no es menos cierto que la modernización Este modelo no es tan nuevo en Amé
también se ha dado independientemente de este rica Latina, pero constituye un parámetro
proceso, allí donde han jugado un rol importan ideal al cual se acojen con gusto las empresas
te factores de orden socio-político (presión cam transnacionales que controlan la agro-industria.
pesina), demandas del mercado (interna o ex Según Petras, se trata de un proceso de prole
terna) o com o lo señala Martínez Alier: “ cuando tarización “ inacabado” , pues una gran parte de
la legitimidad de la estructura agraria empieza a la fuerza de trabajo conserva todavía su parcela
ponerse en duda” (1967, p. 15). En cualquier ca com o una forma de completar sus bajos ingre
so, y esto viene a constituirse en un denomina sos salariales sobre todo cuando se trata de una
dor común para los países andinos, el proceso mano de obra temporal (1978). Igualmente,
de proletarización ha sido desigual tanto en ex Arroyo, señala que se trata de una proletariza
tensión com o en profundidad; limitado vertical ción sui gèneris, “ cuyo objetivo es sacar de la
mente, es decir que no atraviesa todos los estra empresa agrícola y de la agro-industria una gran
tos campesinos y horizontalmente, en tanto que parte del costo de reproducción de la fuerza de
afecta sólo a una reducida capa de población trabajo rural y aumentar así la tasa de explota
rural. ción” (1978, p. 144).
Cristóbal Kay (1976 a) ha visto en este pro Esta situación, parece generalizable tanto
ceso una semejanza con algunos países de la Eu a las empresas agrícolas ligadas al mercado ex
ropa Oriental, donde el control de la propiedad terno com o a aquellas ligadas al mercado inter
no. Se trataría, pues de un “ estancamiento” en No hay duda, que este proceso “ inacaba-
la transformación del campesinado en asalaria j i o ” de proletarización, se convierte en una ca
do, pero com o advierte Bennhodlt-Thomsen, racterística relevante del subdesarrollo, que aca
“ sin que se trate de un atraso en la disolución de rrea efectos negativos sobre los trabajadores ru
m odos de producción precapitalistas” (1975,p. rales.
37). En la opinión de esta autora, la situación ac Al parecer, la formación del ejército indus
tual del campesinado corresponde a un “ estan trial de reserva, no es un proceso transitorio,
camiento estructural” , que no es sino el resulta sino que al ser recreado por el mismo capitalis
do de una “ pauperización y primitivización del mo y cuando los canales de “ desagüe” se en
capitalismo tardío” (ibid). cuentran cerrados para la población excedenta-
ria campesina, se tom a permanente. A este ni
La tesis importante que se desprende de es vel, lo que se reproduce es la pobreza con la mis
te planteamiento es que el capitalismo depen ma velocidad que la acumulación de capital.
diente transforma la fuerza de trabajo a través El fenómeno es más complicado aún, si
de saltos bruscos: desde productores precapita tomamos en cuenta tanto la persistencia e incre
listas a ejército industrial de reserva, sin pasar mento de la población rural en algunos países
por una fase intermedia que sería la fase obrera latinoamericanos,3 así com o la debilidad del ca
(1977). Aunque advertimos que este plantea pitalismo no sólo agrario sino también indus
miento debería ser matizado en la medida en trial. De este m odo, la búsqueda de una raciona
que en el estudio de casos concretos, frecuen lidad económica a esta sobrepoblación rural que
temente aparecen procesos transitorios de prole- empezará a ejercer una importante presión eco
tarización que se abren a nuevos procesos de nómica y política, constituye uno de los retos
campesinización, en parte debido a la debilidad fundamentales que afrontarán las economías del
intrínseca de los primeros. Resta todavía por es área en las próximas décadas. De allí que, frente
tudiar las características de los procesos de pro- al relativo ¿acaso de las políticas reformistas de
los años 60, se plantean actualmente com o alter
letarización sobre todo, las causas que motiva
ron su desaparición o su transformación campe nativa las denominadas estrategias de desarrollo
sina. Para el caso de los “ huachilleros” peruanos, rural, volcadas hacia el incremento de la produc
por ejemplo, Campaña y Rivera, advierten, en su ción agrícola (autosuficiencia de alimentos y
seguridad alimenticia) pasando a segundo plano
polémica con Martínez Alier: “ no se pueden to
la reestructuración de la tenencia de la tierra y la
mar com o formas estáticas, sino que en el corto
participación social del campesinado.
plazo se pueden presentar condiciones que a
veces tienden hacia el modelo clásico de relacio T odo hace pensar que el rol del campesina
nes capitalistas pero que a veces tienden también do y en general de la población rural empieza a
a alejarse del modelo sin dejar por ello de ser ser reevaluado a nivel de los gobiernos, algunos
también capitalistas en sus aspectos centrales”
(1979, p. 114). En el caso ecuatoriano, com o lo
veremos más adelante, también aparecen claros
3 Según los datos del CELADE, la población rural hada
procesos de campesinización, aunque adquieren 1990 será mayor que la actual en IB de los 2 0 países lati
un carácter transitorio com o antesala de una de noamericanos; para el Ecuador, pasará de un Indice de 1 0 0 en
finitiva proletarización. 198 0 a un índice de 160 en el 2 .0 0 0 (Durston, 198 1 ).
de los cuales comienzan a diseñar desde el apara
to del Estado modelos o “ vías campesinas” , don
de la sobrepoblación rural pueda encontrar su
quehacer económ ico funcional a las necesidades
de acumulación capitalista.4
25. “ El presidente Barros, en una carta al Rey, 1 6 8 9 , men 26 Oberem, refiriéndose a las observaciones de Juan y Ulloa,
ciona miles de indios mitayos, ocupados en el pastoreo señala: “ en las haciendas en las que se cultivaban prin
y establecidos ya definitivamente en las ciudades y estancias de cipalmente cereales el mitayo recibía entre 14 y 18 pesos anua
los españoles, y —según lo que se decía— observa, era fádl ob les, así como una pequeña parcela de tiesa en calidad de huasi
tener indios de servicio en Quito” (Morner, op. d t. p. 2 77 ). pungo (19 7 8, p. 21).
la hacienda serrana, no se caracterizaba ni por Sin embargo, a nivel de las relaciones de
una sola modalidad de extracción de renta, ni’ producción, coexistía una modalidad de renta en
por una progresiva utilización de la misma. Mas trabajo y una salarial que generaba un corte de
bien,^ lo que se encontraba era la presencia si tipo económ ico en la familia campesina: huasi-
multánea de varios tipos de renta (en trabajo, al pungueros y peones arrimados.
interior de la hacienda, en dinero y en especie, al Es interesante destacar que el surgimiento
exterior) y del salario (al interior de la hacienda, de la forma salarial se produce al interior de la
principalmente) (F. Velasco, 1979, p. 39). hacienda y más específicamente, al interior de la
Para los campesinos vinculados a la hacien familia campesina.28 El proletariado rural, al
da desde el interior, este cambio en la “ forma” y menos en el caso ecuatoriano, no nace com o
la introducción gradual del salario, podía haber fuerza de trabajo libre y desposeída de medios
significado el inicio de una etapa en la cual bus de producción, ni tampoco aparece com o una
caron la consolidación de una forma de produc mercancía en el mercado. Se genera al interior
ción y reproducción campesina, lo cual dependía de una modalidad de. producción y reproducción
sobre todo de la posibilidad de mantener y am campesina que empezaba a entrar en crisis cuan
pliar sus huasipungos, pero también de las trans do se rompió el equilibrio hombre-tierra al inte
formaciones que se producían en la econom ía rior de las parcelas campesinas.
ecuatoriana (desarrollo del mercado interno, ini La ruptura de las antiguas relaciones de
cio de un débil proceso de industrialización, producción y la cristalización de las nuevas, aca
auge de la agricultura de exportación, migración] rreaba no pocas dificultades, pues suponía com o
etc). primera premisa la expropiación de las parcelas
Una tercera fase a considerarse y que mere en poder de los campesinos, problema que se en
ce un estudio más detenido es el proceso de frentaba con su resistencia y la falta de consenso
innovaciones tecnológicas (desarrollo de las fuer social. Esto último, se m odificó rápidamente a
zas productivas) que se perfilaba a fines de la dé través de la ideología reformista de los años 60,
cada del 40. Si bien, la importación de gana cuyos vientos venían desde el norte.
do Holstein-Friesian empezó tempranamente A pesar de que ya se había efectuado una
(1906), el proceso de reorientación a la ganade sumisión formal del trabajo al capital, todavía
ría en los valles fértiles de la Sierra central, sólo no se habían cristalizado las relaciones de pro
toma importancia a partir de los años 50. L o re ducción capitalistas y por lo tanto, estas fun
levante de este proceso es que, por primera vez, cionaban más bien com o relaciones coercitivas,
se produce un cambio substancial en la base ma fundadas sobre la “ base de un m odo de trabajo
terial (hasta entonces con un componente predo preexistente” (Marx, 1975, p. 56). Es precisa
minante de tecnología tradicional campesina), mente este “ m odo de trabajo preexistente” el
que modifica substancialmente el proceso de tra
go, repartición del ganado entre potreros altos y bajos y una pro
bajo, la división social del mismo, el tipo de ma ducción de leche de 1 .16 0 litros diarios. Basfle y Paredes, o p .d t.
no de obra y la orientación de la producción.27
28 No descartamos el hecho de que ciertas formas salariales
27 Hacia 1 9 4 8 , por ejemplo, la hacienda “ Remonta” , cerca se producían también en las comunidades externas a la
na a Quito, disponía de 205 cabezas de ganado de alto hacienda, pero este fenómeno, se generalizó con la reforma agra
cruce, equipo mecanizado para preparación de terreno, subdivi ria de 1 9 6 4 y requiere un estudio específico no considerado en
sión de potreros con alambradas, mejoramiento de pastos y rie- este trabajo.
en tanto forma con-
adictona, condicion necesaria, pero no sufi
ciente, para el desarrollo del capitalismo.
A partir de este núcleo-problema, se pue
den estudiar tanto las condiciones que permiten
el paso a nuevas relaciones de producción, com o
también las posibilidades que tienen las clases so
ciales enfrentadas en el proceso económ ico-polí
tico para implementar caminos alternativos en el
proceso de disolución de las relaciones de pro
ducción huasipungueras
3 rü s s r asar
Ver, Pío Jaramillo Alvarado, op. cit, pp. 213 - ■
ban urgentemente eliminar los vestigios feudales, mados. Según Guerrero (1982b), se trata
y todas las relaciones precarias que todavía sub-’ ría de relaciones entre iguales (el arrimaje,
sistían en el campo: faenas, servicios o huasica- al partir y el cambeo) que no permitían la
mas, diezmo, chacos, socorros, etc. (Ver, las de dominación y explotación entre campesi
claraciones de Galo Plaza, en CIDA, op.’ cit., p. nos.
202), al parecer la resistencia pasiva de los cam 2 i Las relaciones que se establecen entre cam
pesinos era un obstáculo difícil de vencer. pesinos y el hacendado u otros agentes de
Durante toda la decada del 60, los terra fuera, tanto en el proceso de producción
tenientes realizan cambios importantes, orienta com o de circulación (comerciantes, campe
dos especialmente hacia la producción ganadera. sinos, mestizos, etc.). Se caracterizaban por
El telón de fondo es sin duda, la amenaza de re ser relaciones desiguales y de explotación
forma agraria que creaba expectativas y agita (ibid).
ción en el campesinado indígena. Esta doble forma en que se manifestaba
Una explicación interesante de este proceso la estrategia campesina no se encontraba de he
señala Barahona: “ Las reformas agrarias han re cho separada, y mas bien se imbricaba en una
cogido el desafío del conflicto interno de las compleja trama que buscaba ante todo la posi
haciendas. Este tenía un carácter dual, pues in bilidad de reproducción de la econom ía huasi-
cluía tanto exigencias y demandas de tipo labo punguera. En este sentido, la estrategia terra
ral, com o asi mismo otras de carácter empresa- teniente se “ adaptaba” a la campesina, cuidán
nal (presiones por una ampliación de la base de dose mucho de no romper el ciclo de reproduc
recursos entregados por las haciendas a trabaja ción campesina.4
dores y precaristas)” (1975, pp. 171-172). Para el ciclo de reproducción de los huasi-
Nos parece que esta afirmación es central ípungueros, se dispone de un excelente estudio
para entender el carácter que asume la reforma 1; realizado por Guerrero, sobre los campesinos de
agraria en nuestro país.
las haciendas de Pesillo en Cayambe (1982b).
En primer lugar, existía un conflicto inter Allí se demuestra, a nivel de las unidades domés
no en las haciendas que se expresaba en deman
ticas que poseen sus medios de producción, es
das salariales por un lado y en presiones Campe
decir, los huasipungueros, la presencia de una
sinas, por otro. Es decir, el conflicto provenía
estrategia de reproducción comunal que abarca
del choque de dos estrategias presentes en la a los “ arrimados” . Estos últimos se vinculan por
hacienda: la patronal y la campesina.
Estas estrategias no sólo tenían que ver con
4 Esta situación continúa hasta el presente, pues los moder
lo económ ico, sino también con la dimensión nos hacendados utilizan en su provecho las estrategias
social, política y cultural, en la cual participaban campesinas (tareas, mingas, etc.). Así par ejemplo, en una ha
tanto el hacendado com o la comunidad huasi- cienda mixta (ganado, cebolla y papas) de la Sierra, manejada
por un extranjero casado con un miembro de una familia terrate
punguera. niente, se planeaba utilizar el tractor para construir un camino.
Las estrategias campesinas se pueden sinte No obstante, se estaba acercando la fecha dél carnaval y los in
tizar en dos grandes tendencias: dígenas locales necesitaban dinero para la celebración. El ma
yordomo se acercó al hacendado y sugirió que era preferible uti
1. Las relaciones que se establecen al interior lizar el trabajo campesino en lugar del tractor. Este, siguió la
de la comunidad huasipunguera, incluyen indicación del mayordomo y en lugar de utilizar un método
moderno de “ capital intensivo” , utilizó uno atrasado de “ mano
do también a los grupos familiares de arri de obra intensiva” (Schoder y Gabbard, a.f.). ^
medio del trabajo al partir, visto com o un siste, lógicos, la estrategia del terrateniente buscaba
ma de redistribución de tierra y trabajo sobrante) “ sanear” los pisos necesarios para implementar un
a lo largo del ciclo vital de una familia huas* cambio en la orientación de la producción. La
punguera. Hay una circulación comunal de tierrj concesión anticipada de huasipungos y las que si
excedentaria de nuevos huasipungos, por trabajo guieron inmediatamente a la aplicación de la Ley
excedentario, de unidades huasipungueras am. del 64, com o se conoce, consiguieron reubicar
pliadas ubicadas en un período posterior dej las tierras de los campesinos en zonas marginales
ciclo vital. con respecto a la producción y disminuir el ta
Esta estrategia implica también el “ canj. maño de la parcela.
beo” que no es sino una forma de trueque de Una segunda constricción, tiene relación
productos de unidades domésticas ubicadas en con el control de la mano de obra campesina, en
pisos ecológicos diferentes. particular, de los huasipungueros en tanto suje
Sin embargo com o no se trata de unida- tos de obligaciones y derechos con la hacienda.
des campesinas completamente libres, se enfren. De hecho, los terratenientes, ejercían el
taban a las constricciones impuestas por el ha control no solo de la mano de obra interna a la
cendado que podían afectar el m odelo campesi hacienda, sino también, aunque en menor medi
no de producción familiar y de circulación co- da, de aquella perteneciente a varias comunida
munal descrito por Guerrero. des ubicadas en tom o a su propiedad. Huasipun-
Una primera constricción se refiere al grado gueros-arrimados y yanapas simbolizaban las co
de acceso a la tierra y agua. Muchos hacendados-, munidades internas y externas controladas por
empezaron a impedir la formación de nuevos el terrateniente en un espacio que rebasaba los
huasipungos, con lo que creció la población arri límites de la hacienda.
mada que podía más fácilmente asalariarse de En el caso de los huasipungueros, es el nivel
acuerdo a las necesidades del ciclo agrícola. Pero de exacción de renta en trabajo, el que imponía
igualmente, en un sinnúmero de haciendas exten las condiciones de reproducción de la unidad
sivas, donde sobraba el factor tierra, el hacenda doméstica. Los campesinos disponían de poco
do buscaba otorgar huasipungos com o una tiempo para dedicarse al cultivo de sus parcelas,
forma de obtener más mano de obra y por lo aunque una parte de la población arrimada
tanto más renta.5 podía reemplazar este vacío, bajo la modalidad
En este último caso, el alargamiento de la de “ al partir” .
situación de arrimado, utilizando los mecanis La lucha de los huasipungueros por la re
mos de afinidad consanguínea, reciprocidad y ducción de la jom ada (“ obligación” ) de renta de
redistribución, constituía una alternativa cam seis días a tres, significó sin duda, la incentiva-
pesina para eludir la exacción de renta que bus ción de la producción parcelaria pero no necesa
caba el terrateniente. riamente para el autoconsumo. Pero, ésto a su
Si las tierras de los huasipungos se encon vez, acarreó problemas para la gran población
traban diseminadas en los diferentes pisos eco flotante de arrimados que encontraría obstácu
l o s en reproducirse según el tradicional patrón
campesino. La proletarización parcial dentro de
5 Según Guerrero, existia Inclusive un alcalde encargado di la hacienda y a través de la migración fueron las
descubrir a las parejas de “ potenciales huasipunguer00”
para hacerlos casar y entregados un huasipungo. alternativas normales de estos trabajadores.
El segundo grupo de trabajadores relacio e intercambio, lo que no implicaba subordina
nados con la hacienda, sin obligaciones ni dere. ción ni coacción extraeconómica. Los yanapas
chos con respecto a ésta, son los arrimados. pertenecían a comunidades libres externas a las
Si bien podían fácilmente vincularse con las haciendas. Generalmente estaban ubicadas en
unidades domésticas huasipungueras, constituían “ tierras de arriba” y no dependían totalmente
la mano de obra asalariada ocasional que dispo del hacendado para su reproducción.
nía la hacienda: peones internos de hacienda, En algunas provincias, com o Imbabura, las
para quienes el salario representaba el principal comunidades de yanaperos se habían especializa
mecanismo de reproducción de su fuerza de tra do tempranamente en la producción textil, que
bajo. Conformaban el núcleo de relaciones de combinada con la agricultura parcelaria, facilita
producción capitalistas, en la misma esfera de la ba un m odelo de reproducción independiente de
producción. la hacienda (Guerrero, 1982a). La especificidad
En la medida en que la estrategia campesi artesanal seguramente se intensificó, correlati
na se imponía en algunas haciendas frente a la vamente al grado de ruptura con las haciendas y
patronal, los arrimados tenían mayores posibili la pérdida de los sectores de pastoreo para sus
dades de campesinizarse plenamente y obtener ganados y otros recursos com o agua y leña.
un huasipungo, convirtiéndose en miembros En otras provincias, donde no existía tra
plenos de la comunidad. Pero hay que considerar dición artesanal, la estrategia campesina se orien
que tanto la oposición terrateniente a conceder tó hacia la migración estacional de la mano de
más huasipungos, así com o la lucha huasipun- obra.
guera por disminuir las jomadas de renta, dejaba Señalemos que en las dos situaciones, las
a los arrimados en condiciones cada vez más comunidades de yanaperos necesitaban sectores
cercanas a una plena proletarización. de tierra no ocupados por la hacienda (especial
Así pues, la comunidad huasipunguera se mente los sectores altos de pastoreo) para equi
encontraba segmentada internamente debido a librar el alto crecimiento demográfico sobre el
las limitaciones en el acceso a tierra: mientras exiguo recurso tierra. De allí, que siempre ejer
una parte se campesinizaba, la otra se proleta cieron presión sobre la hacienda, sobre todo des
rizaba lenta y contradictoriamente. pués de la reforma agraria, cuando el terrate
Un tercer grupo de trabajadores con víncu niente trató de cortar todos los vínculos tradi
los hacendales es el de los yanapas, pertenecien cionales con estas comunidades.7
tes a las comunidades colindantes.6 Una tercera constricción, provenía del pro
El intercambio de trabajo por acceso a de gresivo grado de penetración del capital comer
terminados recursos de la hacienda, se lo hacía cial que generaba importantes cambios a nivel de
bajo el patrón tradicional andino de reciprocidad la estructura productiva y de la circulación.
La comunidad huasipunguera no era total
6 En Chimborazo, existían los “siüajeros” , modalidad de
y añapa, señalada más arriba. mente autosuficiente, sin vinculaciones con el
Parece ser que en el caso de la provincia de Imbabura, la mercado; al contrario, tanto a nivel de la esfera
y añapa era la modalidad más importante de extracción de len
ta en trabajo. A sí por ejemplo, en las haciendas Angla y el Topo, 7 A sí por ejemplo, en el caso mencionado de las haciendas
de propiedad de Galo Plaza, los huasipungueros aportaban sola de Galo Plaza, la presión de las comunidades de yanape
mente el 2 4 .6 ° /o de las jomadas de trabajo, en tanto que los ros, sobre la tierra, le obligó a “ donar” los páramos de Angla, El
yanaperos, el 7 5 .4 ° /o (Rosero, F ., 1982).
Topo y Zuleta en 1971 (Rosero F, op. d t. p. 103).
productiva com o en la esfera de la circulación se Ahn ocasional era más bien una estrategia utili
desarrollaba un fuerte proceso de mercantiliza- zada por las unidades domésticas para su repro
ción. ducción. Pero es evidente que el contacto oca-
En algunas zonas de mayor desarrollo re eional con el mercado capitalista ubicado mcluso
gional capitalista, la misma producción de los -n otras regiones geográficas (Costa), abría nue
huasipungos se orientaba al mercado. Así por vas perspectivas y nuevos parámetros economi-
ejemplo, en la zona de Pesillo en Cayambe, los
huasipungueros cultivaban cebolla principalmen
te para la venta, obligados por la acción de los
chaquihuascas.8 Esto a su vez acarreaba cambios
tecnológicos en el proceso productivo: substitu
ción del arado tradicional de madera por uno de
hierro, utilización de insumos, etc. Es decir, se tf)
UJ
desarrollaba el “ consumo productivo” com o D
0.
consecuencia de las condiciones impuestas por el </)
UJ
mercado. El dinero obtenido por la venta de los O
productos servía para acrecentar el “ consumo >
personal” (alimentación, vestido, etc.), pues la 0)
UJ
intensificación de la producción mercantil impli z <i
caba a su vez una disminución de la producción «5
agrícola-artesanal para la autosubsistencia. O*
No en todas las regiones el proceso de inte
0
§S
U
J
gración mercantil era similar. En la mayoría de ¡21 ü<
los casos, sobre tod o en regiones de más lento 0 <s
xa
o
desarrollo capitalista predominaba la producción
de subsistencia dentro de una lógica campesina S
*08
- u-
<
G s*
comunitaria. z<
D J
El otro vínculo con el mercado se originaba Sui
en la salarización de una fracción importante de 0o
o
la comunidad huasipunguera. La venta de fuerza z
de trabajo era un mecanismo bastante generaliza o
do en la Sierra ecuatoriana, ya sea a través de la ü
<
J
proletarización ocasional o permanente en las D
haciendas o por medio de las migraciones esta O
z
cionales.
No queremos señalar con esto, la existencia
de un mercado de fuerza de trabajo rural com
pletamente desarrollado, puesto que la salariza-
8 Chaquihuascas: mestizos del pueblo de Olmedo, que fi
nanciaban el cultivo de la cebolla, balo el sistema de al
parili.
eos políticos para una masa campesina tradicio completo control de la reproducción social de
nalmente subordinada al poder terrateniente.» ¡os campesinos.10
4 LOS EFECTOS SOCIALES DE LOS CAM- No obstante, un cambio importante se pro
BIOS EN LA MANO DE OBRA HUASI- ducía en el sistema de reproducción de los
PUNGUERA huasipungos, donde una porción de la mano de
obra adquiría modalidades salariales. La repro
A pesar de las limitaciones estructurales ducción de un sector de la familia (especialmen
presentes en el desarrollo de la econom ía campe te de los apegados), no dependía del trabajo par
sina, sin embargo, los huasipungos eran vitales celario (o dependía en mínima escala); era el te
para la producción-reproducción de la familia rrateniente el que controlaba la reproducción en
ampliada. tanto capitalista y no en cuanto señor feudal.
Algunos de los problemas que surgen a En cambio, en los huasipungos de tenden
partir de esta reflexión, constituyen importan cia más campesina, las barreras impuestas a la
tes vetas de investigación, que están muy lejos reproducción de la familia ampliada, provenían
de ser agotadas aquí. Así, ¿hasta qué punto el sobre tod o de la limitación en el acceso a más
campesino estaba imposibilitado de realizar la medios de producción. Esta tarea no siempre era
reproducción? ¿Cuáles eran las características fácil de cumplirla, pues se enfrentaba con la re
que asumía la misma en los diversos tipos de sistencia campesina a abandonar los huasipun
haciendas? gos. El terrateniente, en efecto, no controlaba la
Si se piensa en un m odelo servil, es lógico reproducción interna de la familia campesina,
suponer que sobre todo las exacciones extra- sino cuando ésta empezaba a desbordar los mar
económicas jugarían un rol predominante pero, cos considerados com o normales dentro de su
es dudoso asegurar que ésta era la relación fun estrategia de acumulación. La presión interna
damental que ataba a los campesinos de la re por más tierra era la demostración más evidente
gión analizada aquí. del límite a partir del cual, la reproducción so
En primer lugar, al menos el fondo de tra cial empezaba a modificarse para no correspon
bajo de los campesinos, no corría más por su der más al m odelo campesino.11
cuenta. Era más bien un capital adelantado por
Los cambios en las formas de reproducción
el capitalista que lo consumía productivamente
de la mano de obra, finalmente no llevaban por
para la obtención de plusvalía. Ahora bien, ésta
situación hay que diferenciarla netamente de la
que se encontraba en zonas más atrasadas con 10 Cf: La producción del productor, conversaciones entre
Cl. Meillassoux y A . Guerrero. A nuestro juicio. Guerre
predominio de relaciones serviles de trabajo y ro establece un modelo más ajustado a zonas de predominio de
donde efectivamente, el terrateniente tenía un haciendas atrasadas, vg: provincia del Chimborazo (1 9 7 9 , p. 126 )
12 El crecimiento vegetativo de la población huasipunguera, de la hacienda. El no control del incremento pobladonal por el
debe ser considerado como una variable económica en latifundista, permite visualizar los limites de su ingerencia en la
contra de la acumulación terrateniente. A llí se generaba la “pre “»producción de la célula productiva” , Cf: Meillassoux, 1 9 7 9 ,
sión interna” y el potencial avance campesino sobre los recursos P .1 6 3 .
de v ía
f i * \c o cx fii H VQ
84 NO MARTINEZ "" 85
DE CAMPESINOS A PROLETARIA
tfón. Así, hacia 1976, en las haciendas de Galo
zación de haciendas (desarrollo de fuerzas pr Ma, de un total de 524 trabajadores entre hua-
ductivas) implicaban automáticamente dismini «pungueros, arrimados y peones, sólo trabajaban,
ción de la mano de obra? 297 personas, lo que significa una disminución
L o cierto es que hasta 1962, en las tres h^i
del 4 3 ° /° de la mano de obra anterior- ISual‘
riendas de Galo Plaza trabajaban 175 huasipujji mente, en el caso de la hacienda de J. M. Plaza,
güeros y 81 peones libres, incluidos 268 apegad gólo trabajaban 40 jornaleros permanentes lo
dos. En la hacienda San Agustín de Callo, traba, que representa más o menos el 3 1 ° /o de la mano
jaban otras 86 familias de huasipungueros con de obra ocupada a comienzos de los añ os60.14
416 miembros, amén de 145 arrimados. Y 1q He aqui, un interesante indicador que de
cierto también es que los indígenas no tenían el muestra claramente el justificado temor campesi
más mínimo interés en abandonar sus huasipun
gos. no, más allá de las explicaciones ideológicas en
el sentido de que “ fue la desmedida nostalgia del
Habría que preguntarse en primer luga*
indio por una parcela propia de tierras” (Obe-
¿por qué los huasipungueros veían com o una se.
rem, 1978, p. 30), o el temor de los indígenas de
ría amenaza el proceso de reversión de las tierras
que el patrón se fuera de la hacienda (versión de
de sus huasipungos? Es ilustrativo comprobar
Galo Plaza, cf. Barsky, op. cit., p. 106). Afirma
que el mismo Galo Plaza debe convencer a sus
ciones que ocultan un hecho evidente: los cam
huasipungueros para que reciban la tierra, frente
pesinos al menos en este tipo de haciendas (pero
al temor de estos de quedar sin trabajo en la ha
al parecer la situación es generalizable a toda la
cienda.! 3 J.M. Plaza, igualmente habla de “ re
Sierra), no deseaban abandonar su huasipungo a
sistencias psicológicas” (sic) de los campesinos.
cambio de una incierta relación com o mano de
Al parecer, lo que realmente preocupaba a obra exterior a la misma. Barahona, al respecto
los campesinos, eran las consecuencias negativas señala, agudamente, que el paso de “ huasipun-
en términos de empleo si se producía la ruptura guero a asalariado implicaría para aquellos que
de los vínculos tradicionales con la hacienda. lo logran un descenso en sus ingresos reales
Es muy probable que los campesinos hayan
(1965, p. 695).
aprendido a pensar en “ términos de posibilida Por otro lado, este es al mismo tiempo un
des alternativas de empleo” (Martínez Alier, indicador que sirve para medir “ socialmenté ,
1973, p. 25), y por eso consideraban com o una los efectos negativos de las entregas anticipadas
situación más segura la posesión del huasipungo de los huasipungos (especialmente en lo que se
frente al riesgo del desempleo parcial, si se con refiere a la quiebra de los mecanismos de repro
vertían en simples jornaleros.
ducción), donde se ha querido ver tan sólo “ i-
Y al parecer, los campesinos tenían toda la niciativas terratenientes” com o respuestas a con
diciones de mercado y no com o resultante de
13 Según el periodista de El Comercio: “ personalmente con* contradicciones sociales encerradas en la hacien
tatamos que los trabajadores en su mayoría no querían
dejar de ser huasipungueros, en la creencia de que su patrono no da (Murmis, M, 1980).
Un análisis más detenido de este problema
servieios y de las haciendas,
habiendo tenido el señor Plaza durante algírn tiempo que expli-
bajadores que él necesitaba de ellos para el trabajo y
ofreciéndoles que las relaciones laborales continuarían en igual 14 Datos calculados a partir de la información sobre hacien
dad de forma como hasta el momento l o había llevado" (ver. das, del MAG-ORSTOM (1979)
Baisky, op. cit. p. 109). k ’
nos lleva a elaborar hipótesis alternativas sobre riesgo “ social” de que en una coyuntura de lu
las estrategias de los terratenientes modernizan, dia de clases desfavorables ( p a r a los latifundistas),
tes al estilo de los Plaza: -ge abriera paso una “ vía campesina” . A llí radica el
cam bio de óptica de los hacendados entre 1960
1) En primer lugar, cuál es la explicación
y 1963. Por detrás de todo el lenguaje “ progre
objetiva del cambio de actitud de estos terrate.
sista” de las proclamas y declaraciones latifun
nientes que hasta 1962 disponían de mano de o,
distas, es preciso detenerse a cuestionar también
bra huasipunguera, mientras en 1963 señalaban
áe donde surgen las iniciativas patronales enca
que “ el huasipungo terminaría con antigua«
minadas sobre todo a “ extirpar” del interior de
prácticas y costumbres que se traducen en la ge.
neralidad de los casos en la explotación del tra- la hacienda el peligro campesino.
bajador y su familia, el que en este caso quedará 2) En segundo lugar, el resultado concreto
libre y de acuerdo con el código de trabajo du- de la acción de los terratenientes a través de sus
plicaría su salario. La superficie dedicada a hua- iniciativas, fue la expulsión “ pacífica” de los
sipungos en la Sierra es relativamente pequeña en i campesinos de sus parcelas, desarticulando las
comparación con el área total cultivable, de ma formas de reproducción del grupo doméstico,
nera que el uso que a las tierras den sus nuevos para dar paso de ese m odo a la implantación de
propietarios, no incidirá mayormente sobre la e- relaciones salariales. La concesión de parcelas
conom ía del país. Mientras que se liquidará un "en tierras de mala calidad, debería ser vista más
muy serio problema de carácter social” (1963 bien com o la búsqueda de un m odelo de repro
P ■ 8). ducción de la mano de obra que no implique
Ahora bien, si los vestigios feudales no fue costos sociales para la hacienda (mas adelante ve
ron ningún obstáculo para la acumulación de ca remos cóm o esta medida ha actuado com o un
pital hasta 1962, ¿cóm o es que se convirtieron boomerang en contra de los mismos latifundis
en un gran problema en 1963? (en apenas un tas).
año de diferencia, no puede decirse que se haya Este tipo de acción ha llevado a pensar que
generado una contradicción entre desarrollo de lo que se trataba era de eliminar los obstáculos
las fuerzas productivas y atraso en las relaciones para un desarrollo “ armónico” de las fuerzas
de producción. productivas. Ahora bien, el hecho es que justa
Evidentemente, el huasipungo no era tanto mente en las haciendas más modernas del país,
un obstáculo para la acumulación capitalista co no siempre las relaciones de producción “ atrasa
mo un problema social al interior de la hacienda. das” , frenaban el desarrollo de las fuerzas pro
Algunos elementos analizados en este trabajo, ductivas 15 . El problema es preguntarse ¿por
nos permiten profundizar el contenido del “ pro-’ qué?. Nosotros creemos que la respuesta se la
blema social” que preocupaba a los latifundistas. debe buscar en los cambios experimentados por
Así, en una situación de penetración capitalista la mano de obra campesina (que no puede ser
que generalizaba y acrecentaba los jornales, se
15 Barsky, señala que el mismo problema se daba en la ha
producía, contradictoriamente, una consolida cienda “ Miradores” de los hermanos Amador, en la Pro
ción del grupo huasipunguero com o pequeño vincia de Pichincha “ hay un periodo, donde la estrategia de los
productor, antes que su disolución. En estas hacendados de maximizar sus ganancias sobre la base de inver
siones necesarias para aumentar la producción lechera, es relati
condiciones (reproducción del grupo doméstico vamente armónico con las formas precapitalistas” (op. cit., p.
sin expropiación de la tierra), existía un enorme 84).
;
tomada com o un factor estático) en las hacien Pero más allá de las coincidencias o no (de
das modernas, que permitían una acumulación bilidad de los terratenientes modernizantes, la
capitalista a través de la extracción de plusvalía, no formación de un Estado nacional fuerte, re
pero al no estar desposeída de la tierra generaba" ducida difusión de las fuerzas productivas, etc.)
las condiciones de su reproducción. del caso serrano con el modelo junker, queremos
El capitalismo subdesarrollado, se topaba advertir el peligro de que al partir de un análisis
con la resistencia campesina. ¿La moderniza desde fuera se vacíe la historia concreta de los
ción de las haciendas incubaba a su vez proyec campesinos y las condiciones de su producción y
tos campesinos en su interior? reproducción (Copans, 1979).
Aún en el momento actual, a pesar de es En general, se puede concluir que el proble
fuerzos de los hacendados por desligarse de una ma campesino no está separado de la hacienda
masa campesina vinculada a la hacienda, a tra en el momento actual; al contrario, sigue latente
vés de una conocida serie de medidas com o la a través de la presión externa, incluso en zonas
donación de huasipungos en propiedad, forma de modernización que ahora se ven acosadas no
ción de cooperativas, indemnizaciones, etc., no sólo por los ex-huasipungueros sino por comuni
se ha logrado cristalizar una ruptura entre econ o-' dades enteras 16.
mía campesina y hacienda. Anteriormente la Contradictoriamente, la tan ansiada elimi
presión campesina provenía del interior de la ha-' nación de los huasipungos, ha desencadenado de
rienda, actualmente proviene del exterior de la nuevo el problema de la tierra en un nivel supe
misma. En este sentido han adquirido plena for rior, es decir com o un problema social: la lucha
ma las relaciones salariales, pero las condiciones por la tierra com o solución de la pobreza rural.
de su reproducción recaen exclusivamente sobre Evidentemente, esta situación pone en tela de
un grupo doméstico expropiado o con mínimo juicio todo el significado de la reforma agraria,
acceso a la tierra. los proyectos estatales vinculados a ella y de pa
3) En tercer lugar, si la respuesta de los teso las tesis sobre el feudalismo y la servidumbre
rratenientes estuvo determinada por el “ carácter serrana 17 .
del conflicto interno” , que en algunos casos ex En suma, estamos ante la presencia de una
plotó y en otros logró evitarse “ a tiempo” con la paradojal vía de desarrollo capitalista, en la cual
concesión de huasipungos, y no tanto con la am en un primer momento se incuba un potencial
pliación del mercado, habría una base real para proyecto campesino, en un segundo momento se
cuestionar el m odelo o la vía de desarrollo capi produce la expropiación de la tierra, pero al no
talista de tipo prusiano o junker en la cual su cortarse los vínculos de la hacienda con la mano
puestamente estarían embarcados los terrate
nientes serranos.
En efecto, el establecimiento de una vía de 16 La mano de obra que utiliza actualmente Galo Plaza, en
sus haciendas es la de antiguos yanaperos, que además son
modernización terrateniente con incubación de animados de los ex-huasipungueros. La presión de los campesi
proyectos campesinos, tiene muy p oco que ver nos sobre estas haciendas se refleja en el conflicto de tierras que
desde 1971 llevan las comunas de San Pablo y la hacienda Angla.
con la vía junker, especialmente en la correspon
dencia entre desarrollo de fuerzas productivas y 17 Sin entrar en esta eterna dlscusita, señalemos el peligro
relaciones de producción capitalistas, que com o que existe en la investigación, donde a costa de anatemi-
zar contra el feudalismo, se ha terminado haciendo un gran favor
hemos visto, adquiría una modalidad diferente. histórico a la burguesía Cf: C. Kay, 1976b.
de obra exterior, se crean las condiciones par»
despertar nuevamente el “ hambre de tierras’ '''
Con la diferencia de que ahora podría ser “ han¿'
bre de empleo” y que puede cuestionar el pode*
de la burguesía agraria para pasar a una etapa de
organización de la producción que no sea preci.
sámente la capitalista18 .
V: MODERNIZACION AGRARIA Y LA
MANO DE OBRA
8 <<
Para concretizar estas tendencias, analizare CO ^ ^ °°.
05 t> l> CO LO o co’ 05* t> LO*
mos los datos de población económicamente ac LO CO N CO W N (N H H
w< « 3 d n h o <D
salariados. Se obtiene así, la siguiente estratifi ON 3 .S-2 t0 i3 l 0
■2 >>
S « *
TJ
cación: Tipo I (más del 4 0 ° /o ), Tipo II (más del S.H g 2 o§
2 0 °/o ), Tipo III (más del 1 0 °/o ). < o p* £ ü H PQ ühJC §
H o
Del análisis de este cuadro, se impone una Z
ta
primera aclaración: la mano de obra no evolu o
cá O
ciona de una forma homogénea, pues adquiere O o o o z
determinadas características y especificidades Oí a a a w
P ¡3
regionales que llevan a pensar en la existencia
no sólo de diversos grados de proletarización
sino también de diversos niveles de campesini- Comencemos por señalar que en las pro
zación. Estamos frente a la presencia de modali vincias de Tipo I, adquiere mayor importancia
dades diversas y complementarias de moderni el trabajo asalariado, que corresponde a un
zación del campo. mayor grado de profundización del capitalismo
agrario. Sin embargo, procesos de ampliación
1 Según la encuesta de migración realizada por el INEC en
1 97 7 , el 8 1 .2 ° /o de los migrantes rurales, eran campesinos de la frontera agrícola en zonas sub-tropicales
que pertenecían a familias con menos de 5.5 hectáreas. Cf: han llevado a una ligera disminución de esta
Peek y Antolinez, 1980. categoría en la provincia de Pichincha y a un au-
mentó de los trabajadores por cuenta propia. gampo sino a través del fenómeno migratorio,
En las provincias de Tipo II y III, al con en los otros sectores de la economía.
trario, toman importancia los trabajadores por Con respecto al grado de profundidad del
cuenta propia y proporcionalmente, los trabaja cambio en las relaciones de producción, señale
dores familiares sin remuneración, confirmán mos dos aspectos:
dose la tendencia ya señalada: a un mayor peso Al interior de las haciendas que se modemi-
de la economía campesina, corresponde un zan, la proletarización adquiere diferencias
mayor porcentaje de trabajadores sin tierra que cualitativas y cuantitativas; por lo mismo,
todavía pueden vincularse de este m odo a las el grado de proletarización no es uniforme.
actividades productivas agrícolas. En tod o caso, existe una contracción signi
Por otro lado, un aspecto que es intere ficativa de la demanda de fuerza de trabajo,
sante, es ver cóm o en los tres niveles se ha in en gran parte, producto de la excesiva tec-
crementado el porcentaje de trabajadores fami nificación así com o del “ trauma” , terra
liares sin remuneración, lo cual además de ser teniente frente a posibles conflictos socia
Un índice del grado de presión demográfica en les.
la Sierra, acompaña no precisamente los proce b) En las unidades parcelarias exteriores a las
sos de proletarizadón cuanto los de campesini- haciendas, los cambios dependen tanto de
zación. Subrayemos que ésta última categoría la reforma agraria y eliminación del huasi-
de trabajadores, refleja el desigual acceso al re pungo, com o del desarrollo del capital co
curso tierra, com o producto de la nueva con mercial, mercantil, usurario, etc., sobre una
centración capitalista, aunque en algunas provin gran masa de campesinos que no fueron to
cias sea el resultado del peso que tiene la peque cados por la reforma. Es probable que estos
ña propiedad (vg. la prov. de Tungurahua). campesinos se hayan transformado en semi-
Por último, vemos que existe una alta co proletarios, o que conserven en el campo
rrelación entre las tres categorías, con la ten únicamente su lugar de residencia.
dencia a generar importantes porcentajes de tra Com o lo veremos en el estudio de caso, al
bajadores sin tierra, ligados a los trabajadores interior de este campesinado se han desa
por cuenta propia; es decir que el capitalismo rrollado también relaciones de minipreca-
descargaría el peso de la modernización “ aho rismo, com o resultado de una alta presión
rradora” de mano de obra sobre las economías demográfica y de las pocas posibilidades de
campesinas. empleo rural.
Es esta última tendencia, la que nos parece La oferta de trabajo que proviene de estos
la más viable en el momento actual. De ahí que sectores se encuentra atravesada por las es
inclusive la acentuación de los procesos de mo trategias campesinas de sobrevivencia que
dernización capitalista a partir de los años 70, desatan procesos de resistencia a la prole
no ha significado, en cuanto a la mano de obra, tarización o que impulsan a la búsqueda de
un cambio radical de las tendencias que venían fuente de trabajo en actividades extra-agra
se gestando desde la década anterior. El punto rias.
de ruptura se encuentra en la economía campesi Fuera de los trabajadores asalariados que
na, cuyo progresivo proceso de proletarización, para el caso de las provincias de la Sierra central,
no será de ninguna manera absorbido en el no constituían un porcentaje más allá del 5 0 ° /o
de la población económicamente activa y que considerablemente el número de trabajadores
son la base de los procesos de valorización y ex por cuenta propia. El paso desde situaciones de
tracción de plusvalía, el resto de campesinos con clase más definidas a situaciones de clase más ines
vinculaciones esporádicas con el capital, no sólo tables, com o por ejemplo la semi-proletariza-
son un “ reservorio” de mano de obra, sino que ción, son fenómenos que al parecer correspon
también son explotados en tanto productores y den a procesos independientes, vinculados a las
en tanto vendedores de fuerza de trabajo. especificidades regionales y diverso grado de
La situación de inestabilidad frente al em desarrollo del capitalismo, v
pleo, puede afectar tanto a campesinos “ semi- Otro aspecto que se puede deducir del cam
proletarios” , com o a asalariados rurales, y es bio en las relaciones de producción, es el grado
probable que en el caso ecuatoriano encontre de diferenciación social que se produce en el
mos grupos de trabajadores que tengan que com seno del campesinado com o producto de la
binar entre la desocupación, el trabajo asalariado penetración del capitalismo. La “ viabilidad” de
ocasional y el trabajo por cuenta propia (Mur- la parcela campesina, a nuestro juicio, depende
mis, 1969, p. 420).2 tanto de las características regionales que adop
Precisemos que el proceso de transforma ta el capitalismo com o de las estrategias cam
ción de la mano de obra es gradual y se va rede- pesinas hasta ahora muy poco estudiadas en el
finiendo históricamente según el nivel de trans- * j>aís. Creemos que la presencia mayoritaria de un
formaciones de la sociedad y en particular de la * campesinado parcelario, indicaría la existencia
hacienda, en donde existe una competencia por de estrategias complementarias a la agricultura
recursos entre la “ econom ía patronal y la cam familiar (artesanía, trabajo asalariado ocasional,
pesina” . La proletarización es, entonces lenta y comercio en pequeña escala, etc.). A partir de
con riesgos de conflicto. Esto nos parece impor esta combinación de actividades puede efectiva
tante, por que visto desde este ángulo, muchas mente producirse una diferenciación, pero no sa
de las estrategias terratenientes —por ejemplo bemos que dirección puede tomar: formación
la eliminación anticipada de huasipungos—, es de una pequeña burguesía rural, o de trabajado
conden el significado de las tensiones existentes res asalariados a domicilio. En todo caso, pen
al interior de las haciendas que llevaron a la crea samos que la agricultura todavía representa la
ción de “ campos de fuerza” transitorios (Thom actividad principal sobre la que se concentran los
pson, 1979), no estudiados aún a nivel de la recursos obtenidos en otras actividades.
Sierra ecuatoriana. Minoritariamente, también se puede consi
Esta perspectiva histórica, así mismo puede derar la posibilidad del surgimiento de una fran
ayudamos a comprender tanto los procesos de ja de campesinos acomodados (kulak) que adop
proletarización com o los procesos de campesini- tan las estrategias productivas capitalistas y que
zación en aquellas regiones en que ha disminui pueden entrar en competencia con haciendas
do el número de asalariados y ha aumentado modernas. Este nos parece ser el caso de algunas
cooperativas aglutinadas en el Proyecto Cayam-
be, com o resultado de la entrega de tierras del
2 En las UPA menores de 5 has. de la Sierra, sólo el 2 3 ° /o
del tiempo de la mano de obra familiar era productivo, Estado a los campesinos. Pero es de advertir que
mientras un 3 1 ° /o provenía del trabajo fuera de la parcela y un es una excepción, viable hasta ahora gracias al
4 7 ° /o era considerado tiempo improductivo. (MAG - ORSTOM,
197 8 ).
fuerte apoyo estatal. (Furche, 1978). El otroca-
so, ya mencionado en este trabajo es el analiza
do por Archetti-Stolen (op. cit), donde sólo una
especialización orientada hacia la ganadería y la
producción de quesos, permite a estos campesi
nos acomodados coexistir al lado de empresas
capitalistas más rentables. Algunos de estos pro
cesos tienen directa relación con la forma de
acceso a la tierra, sea com o resultado de la ocu
pación de roles intermedios anteriores (mayor
domos, mano de obra calificada), sea también
com o resultado del diverso origen y acumula
ción de los actuales propietarios (com ercio, ser
vicios, etc.).
El capitalismo agrario en la Sierra ecuato
riana, señala una subsunción real minoritaria, es*
decir una proletarización reducida, mientras?
por otro lado, existe una subsunción formal mátr®
amplia y más duradéra, con el mantenimiento"*
de una masa de trabajadores en situación de pro
letarización parcial. Es probable que el paso de
una situación a la otra, implique un largo proce
so de transición o simplemente que para una
gran porción de mano de obra, no existe esa po
sibilidad, con lo cual la proletarización parcial,
vendría a constituirse en un fenómeno perma-J¡
nente y estructural, Este nos parece un proble
ma fundamental, para el conocimiento de las
características que asume el capitalismo en los
países dependientes. En efecto, históricamente
el paso de una a otra forma de subsunción,
sólo se ha cumplido enteramente en los países
de capitalismo avanzado, adquiriendo otras
modalidades en los países de capitalismo depen
diente. Las formas en que se desarrolla el prole
tariado en zonas de reciente industrialización en
Africa, donde el costo de producción corre en
teramente a cargo del trabajador y de su econo
mía campesina familiar, parece confirmar este
punto de vista (Meillassoux, 1979).
Seguidamente, trataremos de aproximamos
a este problema a través del análisis de la mano
de obra, en las provincias de la Sierra central, es babura y 4 .2 ° /o para Cotopaxi). Se trata pues,
cogidas para nuestro estudio. Lamentablemente de un capitalismo ahorrador por excelencia de
no existen los datos comparables del censo de mano de obra, donde sólo una minoría de traba
1954, así que utilizaremos los datos del censo jadores adquiere una situación de clase perma
de 1974. nente. El problema es más agudo todavía, si te
De acuerdo con esta información, podemos nemos en cuenta que no son precisamente las
trazar una línea diferenciadora entre los estratos propiedades multifamiliares grandes las que utili-
que llegan a las 50 has. (estratos más campesi Zan el mayor porcentaje de estos trabajadores,
nos) y los que sobrepasan este límite (estratos gino una vez más, los estratos intermedios, don
capitalistas). A partir de allí, podemos distinguir de puede existir una burguesía agraria y campe
ciertas características con respecto a la mano de sinos acomodados. Esta característica confirma
obra. Un primer elemento que salta a la vista, es la estrategia extensiva de una fracción latifun
el alto porcentaje de personas ocupadas en los dista que gravita negativamente sobre la fuerza
estratos campesinos, sobre todo en las propieda de trabajo.
des sub-familiares: 5 3 o/o para el caso de la pro La presencia de importantes porcentajes
vincia de Pichincha; 7 4 ° /o para Imbabura y de trabajadores ocasionales, especialmente en los
7 9 °/o para la provincia de Cotopaxi. Al contra estratos campesinos, requiere de una mayor ex
rio, en los estratos capitalistas se puede ver el ba plicación. No es lo mismo una vinculación en los
jo grado de absorción de trabajadores, con por estratos menores de 10 has. que en los estratos
centajes que van desde el 2 0 .5 °/o al 6 .2 ° /o para capitalistas. Así, la presencia de trabajadores
la primera provincia hasta porcentajes realmente ocasionales en las propiedades subfamiliares, por
insignificantes que van desde el 7 .1 °/o al 2 .5 °/o la misma estrechez de los recursos que disponen,
para Cotopaxi. y por el alto grado de absorción del trabajo fa
Esto nos indica que al interior de una mis miliar significa una forma de disfrazar el desem
ma tendencia, existen diferencias regionales o pleo rural. Es más bien una población de trabaja
zonales que requieren un análisis más afinado. dores “ refugiada” en parcelas campesinas ante la
El peso de las parcelas campesinas es indiscutible imposibilidad de vincularse con otros tipos de
en el caso de las provincias de Cotopaxi e Imba unidades productivas. Esta situación puede va
bura, bastante más matizado en la provincia de riar en los otros estratos en especial en las unida
Pichincha, donde toman importancia los estratos des capitalistas, donde la inserción com o mano
intermedios. de obra ocasional, denota una modalidad de
Por otro lado, el alto porcentaje de la cate proletarización parcial con carácter estacionario.
goría “ productor y miembros del hogar no asa También en este aspecto, es la provincia de
lariados” , muestra así mismo la importancia del Pichincha, la que presenta los porcentajes más
trabajo familiar en los estratos campesinos, es significativos, confirmándose su mayor grado de
pecialmente en las propiedades sub-familiares, desarrollo capitalista en relación a las otras pro
donde se afinca la gran mayoría de trabajadores vincias analizadas aquí.
rurales. A pesar de que nuestra aproximación no da
Si analizamos a los trabajadores permanen cuenta de toda la riqueza del problema de las
tes, comprobamos que son los menos numerosos transformaciones en la mano de obra, podem os
(1 2 ° /o del total para Pichincha, 4 .3 ° /o para Im- establecer algunas conclusiones provisionales:
1) El m odelo de modernización de la estructu 5) El problema de la “ escala” de la proletari-
ra agraria de la Sierra ecuatoriana, no ha lo zación, al parecer es una característica del
grado una transformación de la mano dé" capitalismo agrario que no se cumple en el
obra ni en profundidad ni en extensión, caso ecuatoriano. Según, Marx, uno de los
2) Un gran porcentaje de la población, con ti-'' elementos que distinguen al proceso de
núa vinculada a las parcelas campesinas. Por trabajo subsumido de las “ viejas modalida
un lado, estos campesinos también son ex des laborales” , es la cantidad de obreros
plotados por el capitalismo, especialmente dirigidos por el mismo patrón (1975, p. 57).
a través de mecanismos ligados al capital Com o se ha visto, ésta es reducida y va dis
comercial y al usurario. Estas formas, tam minuyendo conform e la explotación es más
bién pueden ser consideradas com o subsun- grande. Así por ejemplo, sólo 175 explota
ción formal del trabajo al capital, y pueden ■ ciones (0 .4 °/o del total) ocuparon 30 y
acarrear a largo plazo un proceso de prole- más obreros en la provincia de Pichincha
tarización cuyo requisito principal es la pér en 1974, en tanto que el 9 4 °/o de las ex
dida del medio de producción tierra. Por plotaciones (en gran parte correspondientes
otro lado, la presencia de algunas propieda a estratos campesinos), utilizaron de 1 a 5
des familiares, puede significar la viabilidad trabajadores, lo cual da una idea de la esca
de un m odelo campesino y la posibilidad de la reducida de nuestro capitalismo agrario.
competir con el capitalismo. Nótese que es 6) Como ya lo hemos indicado, el diverso gra
tas propiedades son generadoras de empleo, do de desarrollo del capitalismo en las re
en porcentajes tan significativos que a veces giones analizadas, explica la existencia de
superan a los de las propiedades multifami- una mayor fluidez de la estructura agraria,
liares grandes. lo que permite a su vez un mayor grado de
3) Esto nos lleva a reflexionar sobre el hecho inserción de la mano de obra (caso de la
inacabado o imperfecto del capitalismo, y provincia de Pichincha), mientras que la ri
la presencia de alternativas que pueden to gidez de la misma, produce el efecto con
mar importancia en coyunturas conflicti trario (caso de la provincia de Cotopaxi).
vas. Una población, que a pesar de la migra No hay duda que visto el problema desde
ción, sigue ligada a su cada vez más precaria una perspectiva capitalista, un mayor acce
econom ía parcelaria, puede significar no so a la tierra, y una mayor diferenciación
sólo resistencia al capitalismo, sino también campesina, generan procesos de mayor
adaptación. dinamismo y profundidad en el campo.
4) En estas condiciones, las nuevas formas de 7) La concentración de un gran porcentaje
vinculación de los campesinos con la ha de los trabajadores en propiedades parce
cienda, podrían generar bajo la modalidad larias, puede abrir una coyuntura en que las
del “ trabajo ocasional” , nuevas formas de grandes propiedades se vean presionadas
precarismo. Pero al interior de las parcelas por una econom ía campesina comprimida
campesinas, la aparcería, mediería, sub y sin mayores alternativas de empleo. En
arrendamiento, etc., responden a los meca este sentido una agudización de conflictos
nismos tradicionales de reciprocidad e sociales, en donde primen las reivindica
intercambio entre las familias. ciones aparentemente campesinas puede
reflejar más bien la búsqueda de empleo A nalm ente a través de la venta regular u oca¿ao-
problema frente al cual el capitalismo se ha , J J de la fuerza de trabajo. Asi pues, la combina
visto impotente en solucionarlo. -g S n trabajo salarial y trabajo paredaño, confor
8) La reproducción de la mano de obra, recae man la estrategia central de sus economías.
en gran parte sobre la familia campesina. - Llama la atención de que seis de las ocho
De este m odo, la relación salarial cubre sólo zonas escogidas para el estudio se encuentren
una pequeña fracción de la reproducción ubicadas en tom o a la Cuenca del Guayas, prin
biológica y social del trabajador rural y su cipal zona receptora del grueso de los
familia. Sin el aporte de la econom ía parce tos migratorios del campesinado pobre de la Si
laria, las unidades capitalistas muy difícil n-a y de la Costa.4 Desde una perspectiva macro
mente podrían extraer una tasa de ganan esta región estaría articulando extensaszonasde
cia significativa que les permita continuar pauperización campesina y captando los exce
con su actividad en el campo. La masiva dentes sobre todo poblacionales del campo.
participación de los trabajadores rurales Así pues, después de ocho años de realiza-
temporales, amén del débil grado de orga do el último censo agropecuario,laS1^ 10^
nización sindical, inciden directamente en la mano de obra en el campo parece encontrarse
el bajo nivel de remuneración de la mano “en una situación dramática que ^ caractenz ar a
de obra y en general de su bajo costo, en por un incremento del campesinado pobre y so
beneficio del capitalismo agrario.3 todo por su transformación progresiva en un
Señalemos por último que recientes estu proletariado sui-géneris, aferrado com o ultima
dios sobre el campesinado, demuestran la crítica tabla de salvación a sus mini-parcelas pero con
situación por la que atraviesan especialmente los muy pocas posibilidades de encontrar trabajo en
productores propietarios de parcélas menores de el medio rural.
cinco hectáreas. La tendencia hacia la proletari-
zación, afectaría el 3 5 ° /o de los campesinos del
país que tienen menos de una hectárea que
sumados al 4 1 °/o de propietarios entre una y
cinco hectáreas, nos dá la cifra del 76° / o del to
tal de campesinos que se encontrarían en situa
ción de pauperización y crisis. (CESA / ALOP,
et alii, 1982).
Si bien estos dos estratos de campesinos,
cuyo porcentaje sube a un 8 4 °/o si nos atene
mos a las ocho zonas en donde se realizaron es
tudios en profundidad, se aferran al campo, sus
estrategias de supervivencia, dependen cada vez
más de las posibilidades de obtener ingresos prin-
TOTAL 5 21
FUENTE: DINAC, Fichas de avalúos y catastros de la gran parte al proceso de mercantilización así
propiedad. com o de subdivisiones hereditarias; pero no se
encuentra una diferencia importante con las an
La muestra presentada aquí, señala una alta teriores, ni desde el punto de vista de la orienta
mercantilización de la tierra para el período ción de la producción (papas y cebada), ni en el
1967 - 1979. Muchas de estas haciendas fueron manejo empresarial (de corte tradicional).
vendidas en lotes de hasta 50 has., otras pasaron El ejemplo más interesante de continuidad
a poder de los campesinos (favorecidas aunque de la estructura hacendataria, a pesar de los cam
tardíamente por la acción de la reforma agraria) bios experimentados en la década del 70, es el de
pero las unidades más grandes se mantuvieron, la hacienda Rasuyacu, cuyo origen se remonta a
sin experimentar cambios substanciales en su ta la época colonial.4
maño. La Arquidiócesis de Quito, compra la ha
Las cifras, aunque parciales, son lo suficien cienda en 1935, que comprendía los fundos de
temente reveladoras de la persistencia de grandes Rasuyacu y Cotopüaló al preciodeS/.231.000,o 6
haciendas en la década pasada. La importancia En 1965 y acogiéndose a la Ley de Reforma
numérica de las haciendas medianas se debe en
4 Según Aquilea R. Pérez, la hacienda “ Cotopilaló” , produc
tora de granos, pertenecía en el año 175 0 a los jesuítas.
3 En la parte baja, todavía se mantienen las haciendas de Con la expulsión de la Compañía de la Real Audiencia de Quito,
Pachuzala, Monjas, Huilatüín, Sta. Rosa, La Victoria, La decretada por Cados III en 1 7 6 7 , es vendida en subasta pública
Delicia. En la parte alta, se encuentran Rasuyacu, San Francisco, con el nombre de Temporalidades conjuntamente con el hato
La Providencia, Chizalb, Mónica, El Pongo, Yucusí, etc. Eviden “ QuMu sillín” a Ignacio Solano de la Sala en 3 3 .5 0 0 pesos. En,
temente estas haciendas no constituyen un conjunto homogéneo op. cit., pp. 1 3 7 ,1 4 0 ,1 4 2 .
y entre ellas se puede encontrar desde verdaderas empresas agrí
colas modernas (Hda. Mónica), hasta haciendas de Upo tradicio 5 Secretaría de Temporalidades, Volumen D -2, folio 2 02 ,
nal (Hda. Y acusí ). 1935.
Agraria, elimina las relaciones de trabajo huasi- 1.2 LAS ESTRATEGIAS DE CAMBIO
pungueras y divide la propiedad entre la Dióce
Las haciendas de esta “ zona intermedia” ,
sis de Ambato que retiene la hacienda Cotopila-
deberían ser vistas com o de transición hacia la
ló y la Diócesis de Latacunga a quien le toca
Rasuyacu. ganadería. Esta es la orientación principal, pero
el hecho de que todavía tenga un peso impor
Seis años más tarde, el 14 de julio de 1971
tante la producción agrícola, señala las limita
la hacienda Cotopilaló es a su vez entregada por
ciones y dificultades de este tránsito. No se tra
la Diócesis de Ambato a la administración de
ta de una situación estática, sino de la obtención
CESA (Central Ecuatoriana de Servicios Agríco
de una mayor rentabilidad —dadas determinadas
las). En total, esta hacienda poseía 1.342 has.,
condiciones de producción— a través de una lí
que pasaron a formar parte de las cooperativas
nea específica de producción.
“ Cotopüa10” (1.100 has.) y “ Eloy Alfaro”
(242 has.)6 Así por ejemplo, no hay que olvidar que
por un lado, la adaptación de ganado de raza a
La otra parte (alrededor de 1.665 has.) es altitudes superiores a los 3.000 mts. de altitud,
vendida por la Diócesis de Latacunga el l o de conlleva un largo período de ensayo de pasturas
Octubre de 1969 a V.T., antiguo partidario, así com o de razas de animales y por otro, los
arrendatario y mayordomo de la misma hacien mismos pisos ecológicos, sólo permiten salvo
da. la introducción de regadío—, el cultivo de tu
Queremos resaltar aquí, que a pesar de que bérculos y cereales de altura (cebada), con una
existen dos modalidades de disolución (forma rentabilidad menor que la ganadería de leche.
ción de una “ cooperativa” y modernización de De acuerdo a datos obtenidos de la hacien
la hacienda), ellas funcionan todavía en algunos da Rasuyacu en 1980, una tercera parte de su su
aspectos bajo el m odelo de la hacienda tradicio perficie, se destinaba todavía a la agricultura,
nal vigente anteriormente en la zona. Así, por proporción que previsiblemente se mantendrá,
ejemplo, la mano de obra en las dos unidades tanto por las características ecológicas del terre
productivas es controlada bajo el sistema de “ ra no, com o por la misma estrategia del propietario
yas” , característico más bien de las relaciones de de mantener su unidad productiva com o mixta,
producción precarias.7 con lo cual obtiene cierta seguridad, frente a los
Sin embargo, hay que destacar el hecho de riesgos eventuales de clima, mercado, plagas, etc.
que estas dos unidades productivas se encuen Por otro lado, la existencia de un 4 0 ° /o de
tran en un proceso diametralmente opuesto en la superficie dedicada a pastos artificiales, indica
cuanto se refiere a los sistemas de acumulación el peso importante de la ganadería de leche, acti
internos, el nivel de desarrollo empresarial al vidad productiva con la cual, según palabras del
canzado, y los procesos de diferenciación social. propietario, “ se tapa” cualquier desequilibrio
6 La Diócesis de Ambato, decidió ejecutar la transferencia
producido en la agricultura.8
de su predio no sólo en beneficio de los campesinos Q u e
tenían alguna relación de trabajo con la hacienda, sino también
de los residentes de zonas aledañas a dicho predio, los mismos 8 Es interesante anotar que es en la actividad pecuaria, don
que por carecer de tierras se encontraban subsistiendo mediante de el latifundista sigue invirtiendo en mejoras tecnológi
precarismo. cas. Así por ejemplo, en junio de 1 98 0 , ya tenía instalado un
7 Sistema de contabilidad de los días trabajados, en el cual “ galpón” para ordeño mecánico, y se aprestaba a instalar la tec
una raya, significa un día de trabajo. nología de la firma sueca Alfa-Lavál.
Así mismo, la disponibilidad de páramos una estrategia intensiva en tecnología. La prime
presenta el lado extensivo de la estrategia pro- ra, implica además el acaparamiento de tierras en
2 5 0 /n r f . f ^ ^ m e n t e . Por el momento, un la zona, pues no hay que olvidar que el dueño de
/o de la superficie de la hacienda es utilizado Rasuyacu posee un juego de tres haciendas (San
n?sZ n? ner 81 gana^ ° de Hdia” y com o meca Francisco, La Providencia y Chizaló), dedicadas
msmo de incorporacion progresiva de “ tierras a actividades agrícola-ganaderas y por otro lado
vírgenes , en una primera etapa a l a p r o d u c S
desde 1970 ha empezado a vender y comprar tie
S c w i “ 38 ^ PatE h totmaci6” de paito» rras a pequeños propietarios de la zona de
Toacazo.
*• eiJ1bargo, se puede señalar que las alter- Para explicar la presencia de actividades
S o n tL * + terr,atenientes y las decisiones que productivas mixtas, lo importante es analizar la
adopten frente a la orientación productiva de la
relación entre éstas y la mano de obra. Lo que se
hacienda, no solo dependen de condicionamien
observa es que las actividades agrícolas, facilitan
tos económ icos (créditos, mercado, salarios, e t c )
el desarrollo de relaciones precarias, aunque por
S/or ° f C? S { dlsPonibilidad de pisos de cultivos otro lado son las que generan más empleo. Es al
negó, etc.) smo sobre todo “ sociales” esto ps’
rededor de estas actividades que se organizan al
*ae otara. M
Masá adelante,
T 'iT ? veremos com
con’
o también
gunas comunidades de la zona (Rasuyacu, Coto-
pilaló, Chilla, San Bartolo, Yanahurco, etc.). En
aquí se desarrolla un “ campo social», un espacio
cambio las actividades ganaderas (de leche), res
pfación dp f ° ^ eS’ 6n laS modaIidades de apro ponden más a una lógica empresarial, donde la
piación de trabajo por parte de los terratenientes
fuerza de trabajo es desplazada progresivamente
r s ia por el adelanto tecnológico.
Por último, creemos que el origen o extrac
ción de clase de los terratenientes, juega un rol
territorial, con una importante inversión de capi- importante en el conjunto de sus estrategias. Así
por ejemplo la ausencia de una visión de mundo
" ®JO,y clrcuIante>al mismo tiempo que la pre- plenamente empresarial en el dueño de la hacien
máe° Ia V Uu.a importante inversión ganadera son da Rasuyacu, se equilibraba con la presencia de
M ^ h ach iav ? i ^ Z° naJ le los valles fértües de ciertos “ patrones campesinos” en su relación
Machachi y Latacunga. Esta tendencia debe ser
con la mano de obra.9
los 3 000 m t T na& ecológicas superiores a
ios d. 000 mts., donde com o ya hemos señalado
a óptima utilización de la tierra p“ ¿ por el de’ 1.3 LAS LIMITACIONES “EMPRESARIA
sarrollo de actividades productivas mixtas LES” DE LOS NUEVOS PROPIETARIOS
F° r eJ
contrano, las estrategias de los terra-
de lo s ^ L t o ZT &’ ° ° í resPecto a la utilización Uno de los aspectos interesantes del proce
Z dek.Pro!i“ “ ‘ón, puede presento so de reestructuración agraria de la zona, es sin
interesantes combinaciones. A sí por eiemnln
puede existir una estrategia extensiva con respec
9 El caso opuesto es el del propietario de la Hda. “ Ménica” ,
to a la utilización de la tierra y de la m a n ? * , de origen urbano y profesional de ciencias agrícolas, cuyo
ra (caso de la hda. Rasuyacu), combinada con estilo de conducci6n de la empresa, orientación de la producción
(cebada cervecera), difieren notablemente del contexto zonal).
duda, el acceso a la propiedad de nuevos sectores zación tecnológica y aprovechamiento de la tie
empresariales que no tienen origen terrateniente. rra, nos encontramos con la paradoja de la exis
Este es el caso del propietario de Rasuyacu tencia de un control “ monopsónieo” sobre la
quien habría empezado en actividades del co fuerza de trabajo.
mercio, habría sido partidario, para luego pasar Al parecer estamos ante un caso en que un
al sistema de arrendamiento de vastas partes de gran desarrollo de las fuerzas productivas no im
la antigua unidad productiva, ocupando puestos plica necesariamente la presencia de relaciones
de importancia com o el de mayordomo de la de producción plenamente capitalistas. T odo lo
misma hacienda.10 contrario, la persistencia y “ recreación” de m o
Esta situación, indudablemente le facilitó dalidades de trabajo precarias, son un elemento
tanto la compra de la hacienda (por ser una per importante en la dinámica de acumulación del
sona “ de confianza” de la Curia de Latacunga), hacendado. Sin embargo, no negamos la posibi
así com o el manejo económ ico de la misma (co lidad de que sean las condiciones específicas de
nocimiento de la zona, de la potencialidad pro reproducción campesina de las comunidades que
ductiva de las tierras y, lo que es más importan nutren de mano de obra, las que impongan “ las
te, de la mano de obra). reglas del juego” en la relación fuerza de trabajo-
Lo interesante de este caso, es que el capi terrateniente.
tal para la compra de la hacienda, proviene de un
sistema de acumulación generado internamente 2. EL CONTROL SOBRE LOS MEDIOS
y en gran parte en la misma unidad productiva. DE PRODUCCION Y LA MANO DE
Cualquiera haya sido el origen del capital (co OBRA
mercial, usurero, agrícola), éste surgió en la mis
ma zona. Sólo en una segunda etapa, toma im 2.1 LA MONOPOLIZACION DE LA TIERRA
portancia el capital financiero, para completar el
pago de la deuda a la Curia y, más tarde para la
Uno de los mecanismos utilizados dentro
compra de otras propiedades.11
de la estrategia extensiva terrateniente es la m o
Sin embargo, si se considera a la hda. Rasu
nopolización de los medios de producción y de
yacu com o representativa del punto más avanza
la mano de obra. Veamos hasta que punto, esta
do de modernización (con relación a la zona in
tendencia se cumple en el caso de Rasuyacu.
termedia), hay que precisar que su nivel inter
Ya hemos señalado, que el propietario ade
no de desarrollo es desigual con respecto a los
más de comprar las haciendas aledañas (San
factores de producción.
Francisco y La Providencia) y la hacienda Chiza -
En efecto, frente a una relativamente alta
ló, empezó tempranamente la compra-venta de
inversión de capital, un buen grado de modemi-
tierras a campesinos parcelarios de la zona de
Toacazo. Este doble movimiento, indica una es
10 En el año 1962, el actual propietario de Rasuyacu, apare- trategia más complicada que la simple m onopo
c° r“ ° 11110 de l ° s "contratistas-aparceros” , en realidad
sub-arrendatario, que sembraba papas en gran cantidad. En Se lización de la tierra.
cretarla de Temporalidades, Vol. A-D, Folio 97 ’ En efecto, hay que anotar que las haciendas
ü En este sentido, fue el Banco de Préstamos, el Que Jugó anexas a Rasuyacu, funcionan en realidad com o
un papel importante en la compra de la hacienda “ La Pro unidades “ satélites” del “ casco empresarial” ubi-
videncia” y de un hato ganadero de alta cruza.
Cuadro N° 13 La mayor parte de esta tierra fue vendida a
campesinos ex-huasipungueros de la misma ha
HACIENDAS DE LA FAMILIA T. cienda, propietarios de minúsculas parcelas, pero
(datos aproximativos) que carecían de recursos monetarios efectivos.
La superficie de los predios vendidos variaba mu
cho y seguramente fue distribuida de acuerdo al
NOMBRE HAS. tamaño de la familia. Lo interesante de esta ope
RASUYACU ración es que el terrateniente, al vender zonas
1.665 a
LA PROVIDENCIA marginales (generalmente de páramo) que por el
140
CHIZALO 150
momento no eran necesarias dentro de la estra
tegia productiva de la hacienda, eliminaba vir
TOTAL 1.955 tualmente cualquier tentativa de demanda de tie
rras por parte de los campesinos.
13
14
s s s r t 's r ;s s s r c s s s s
^ neCeSÍdade8 ocasionaJes * ¿abaja-
Es interesante señalar la fonna en que es tratada esta ma-
msmmszsM
construcción en Quito,
Así pues, las posibilidades de diferenciación 28 El trueque que realizó el terrateniente, no era conocido
por la comunidad, sino hasta el mes de julio de 1 98 0 . En
interna, quedaron eliminadas desde un principio, esa fecha, ante una Asamblea Comunal, el ex-dirigente patronal
y los campesinos se vieron rodeados nuevamente tuvo que g^iarar los motivos de este cambio. El argumento pre
sentado fue que el terreno legado por la Curia, se encontraba
por haciendas, esta vez concentradas en las ma muy distante del lugar donde viven los campesinos.
nos del nuevo propietario.
Ahora bien, dentro de las estrategias de re 29 Un problema aún no estudiado es la estrategia campe
producción campesina, es vital el acceso a tierras sina de incremento de la natalidad como elemento de re
sistencia a la proletarización, frente al monopolio de la tierra
de pastoreo sobre todo de ganado ovino que ejercido por el terrateniente, “ los niños, no son tanto una car
com o es sabido, cumple el papel de “ seguro fa ga, sino m ía bien un apoyo” Cf. Meillassoux - Guerrero, op. cit.
miliar” y es un componente esencial del fondo P. 171.
niente en lugar de conceder tierras de páramo sus ojos com o un sistema de relaciones protecto
para pastoreo o vender tierras de mala calidad ras frente al mundo exterior.
bajo condiciones onerosas, no ofrece simplemen Para ejemplificar la crítica situación de esta
te trabajo asalariado (aunque sea ocasional o comunidad, baste señalar el caso de los líderes
temporal) en su hacienda?. En definitiva, ¿por de la misma: el ex-dirigente es analfabeto y al
qué el terrateniente se muere de sed junto a la mismo tiempo apatronado que conduce todas las
fuente? iniciativas patronales al seno de la comunidad;
Es aquí, donde vemos la acción de los cam el nuevo dirigente, tiene educación básica com
pesinos com o un proceso de lucha por conservar pleta y su historia ocupacional le ha permitido a
su sistema de reproducción aunque bajo las más través de la migración captar el mundo exterior
duras condiciones y al mismo tiempo señalando más allá de la hacienda. Pero en el contexto de la
límites a la estrategia de acumulación del terra comunidad, la labor del segundo es obstaculiza
teniente. da frente al recurso “ al patemalismo” que pre
De un total de 232 personas en edad activa senta el primero.
(excluido el grupo de 0-9 años) sólo una mino Sin embargo, visto desde otro ángulo, el
ría se relaciona com o mano de obra asalariada terrateniente se enfrenta con la estrategia de los
(el 5 .6 °/o ), un pequeño grupo com o jornaleros comuneros de Rasuyacu. En efecto, estos han
ocasionales (ganadores), pero la gran mayoría tenido que vincularse en forma precaria con la
cede una renta en trabajo a cambio de conser hacienda, para aprovechar los terrenos de pasto
var su ganado en el páramo. reo, vitales para su sistema de reproducción.
Se puede decir que el terrateniente elude la Su estrategia consiste en enviar a trabajar la jor
relación salarial, aprovechándose de la m onopo nada o la “ raya” a los padres o ancianos disponi
lización de las “ condiciones objetivas del traba bles en la familia; de esta forma se liberaba la
j o ” (Marx, 1975, p. 61) y de la búsqueda de las mano de obra principal que puede dedicarse a
condiciones de reproducción por parte de los sus parcelas o al trabajo migratorio en Quito. El
campesinos. Una estrategia se mezcla con la otra, terrateniente ha prohibido el trabajo de los an
formando un solido sistema de relaciones socia cianos porque “ ya no rinden” , lo que tiene que
les donde el capital saca provecho del débil de ver con dos razones que lesionan sus intereses:
sarrollo de la economía campesina.30 no puede exigir trabajos demasiado pesados a
El elemento soldador de este sistema, es sin campesinos en edad avanzada y, desea a toda cos
duda la acción paternalista del terrateniente so ta retener a “ sus trabajadores” en edad activa
bre un campesinado con bajos niveles de educa que empiezan a relacionarse con mas frecuencia
ción, para el cual la hacienda sigue constituyen con el mercado de trab^o urbano. Para los cam
do la primera instancia en casi todos los aspectos pesinos, en cambio, el problema se reduce o a
de su vida. La visión del mundo de estos campe pagar S/. 42 por cabeza de ganado en el pára
sinos, pasa por este “ filtro” , que aparece ante m o o enviar a uno de sus hijos a realizar una ta
rea que se torna cada vez más compulsiva.
30 El hecho de que el hacendado tenga una reducida canti En las condiciones actuales, ¿se puede ha
dad de asalariados permanentes, muestra que con las “ta blar de un proceso de diferenciación social?
reas de los lunes” puede realizar una serie de trabajos (limpieza
de acequias, cosechas ocasionales de papas, alambrado de cer A pesar de que algunos campesinos han em
cos, etc.), que le permiten ahorrar trabajo asalariado. pezado a comprar tierras ofrecidas por el dueño
situación objetiva en el proceso productivo les a-
de la hacienda, este fenómeno no marca el inicio
cerca más al umbral de la proletarización.
de un proceso de diferenciación, entre otras ra
En este caso, la “ defensa” campesina a tra
zones porque se trata de tierras de páramo y de
vés de un alto crecimiento demográfico se acopla
mala calidad que no pueden soportar un cultivo
por el momento a las necesidades coyunturales
intensivo en agricultura. Si bien producen cose-
de acumulación del terrateniente; pero un cam
chas importantes en los primeros años, su ferti
bio de orientación de la producción unido a un
lidad decrece considerablemente en los periodos
posteriores. grado más avanzado de implementación tecnoló
gica, convertirá definitivamente en superflua a
Al contrario, pensamos que en la medida en
una gran parte de la población campesina.
que esta comunidad se ve enfrentada a la bús
Por el momento, las posibilidades están a-
queda de mecanismos de reproducción a cual
biertas también para los campesinos en un dile
quier costo, toma cada vez más importancia el
ma que se expresa en: la lucha por la tierra fren
proceso de proletarización. La migración a Qui
te a la modernización tecnológica del terrate
to, vinculada al trabajo en la construcción, se
niente o la aceptación de una lenta, complicada
presenta sin embargo com o un fenómeno toda
y desigual proletarización bajo las actuales con
vía minoritario y transitorio. Seguramente, los
campesinos migran para obtener recursos mone diciones.
tarios para pagar las tierras que han podido com 4. LOS CAMBIOS ACTUALES EN LAS
prar en el páramo.31
ESTRATEGIAS FAMILIARES: LA
En realidad el mismo terrateniente, al tratar DINAMICA CAMPESINA
de controlar la mano de obra en forma compulsi
va, indirectamente ha creado una situación ex 41 LA DISPONIBILIDAD DE PISOS
plosiva en la comunidad. Actualmente, ésta se ECOLOGICOS
pregunta si todo puede arreglarse comprando los Dentro de las estrategias familiares de los
páramos al hacendado o reivindicando esas tie campesinos, hay que considerar además de la
rras por el trabajo casi gratuito que por años ha cantidad de recursos disponibles en tierra, cuál
devengado en “ tareas” . es la racionalidad en el uso de la mano de obra.
Así pues, sólo frente a una situación objeti Este segundo factor está supeditado al primero
va que lesiona sus intereses más inmediatos, la y las combinaciones pueden variar en una y o-
historia ha empezado a moverse en los estrechos tra comunidad, sobre un denominador común:
marcos de la comunidad de Rasuyacu. La pers la utilización óptima de un máximo de pisos
pectiva de estos campesinos, es en todo caso, la de cultivo y la utilización máxima del recurso
de consolidar su econom ía familiar a través de la abundante de que disponen en los diversos ci
compra de tierras, aunque com o queda dicho, su clos de producción anual (Goite, 1980).
De partida señalemos que las comunida
31 De “ Chiguanto” , uno de los barrios de la Comunidad de des, no poseen tierra en forma homogénea o i-
Rasuyacu, migran de 10 a 12 personas a trabajar en la
construcción en Quito, lo que representa el 1 6 ° /o del total de déntica. La ubicación de la comunidad de Pi-
la población (Jefes de familia). Salen todos los lunes a la ma- lacumbi, entre los 3.000 y 3.500 mts. difiere
arugada y regresan los viernes en la tarde. Ganan S / 1 00 diarios
de Cotopilaló, entre los 3.200 y 4.000 mts.32
y la semana integral. Entrevista realizada al presidente de la Co-
? 9 »n d® Rasuyacu- barrio de Chiguanto, viernes 4 de Junio de 32 La situación es más o menos Idéntica para el caso de Ra-
En esta última, existe la ventaja de disponer de
dos pisos de cultivos claramente diferenciables:
el primero que va desde los 3.200 a los 3.500
mts. utilizado en la producción agropecuaria
(papas, ceb? ’ hs, ocas, mellocos, habas, etc.) y
el segundo que va desde los 3.500 mts. hasta
los 4.000 mts. y más, utilizado en pastos para el
ganado (ovino y bovino).
Históricamente en Cotopüaló tuvo prepon
derancia el mantenimiento de grandes manadas
de ovejas que constituían materia prima para los
obrajes de la zona, así que su permanencia res
ponde a un patrón o m odelo de utilización de
los pisos ecológicos que no es reciente, pero que
se ha adaptado a las nuevas condiciones en las
que se desenvuelve la comunidad. En cambio,
en Pilacumbi, la disponibilidad de tierras más ba
jas (aptas para el cultivo de maíz) y el acceso li
mitado a un páramo comunal intensamente dis
putado por haciendas vecinas, a través de siglos,
ha facilitado un incremento poblacional que re
basa actualmente la capacidad productiva de la
tierra y ha roto el tradicional modelo de repro
ducción campesina. 33
A esto hay que añadir la situación de tenen
cia de la tierra diametralmente opuesta en estas
dos comunidades: en el caso de Cotopilaló se
trata de una comunidad de ex-huasipungueros; tienen lo* d o . piso» de —
en el otro, de una comunidad de “ indios libres” . munidad, los P f ^ " S o ^ m é r ic o de la p o -
escasos frente al crecuniento nume ^ ^
Esta última característica puede haber incidido blación, desencadenándose la crisis
en la rápida y temprana apropiación privada de
las parcelas al n o encontrar obstáculo de ninguna
coacción terrateniente, pero que llevaba inter d d ° Así pues, de . » - d o , ^ e^ Ph ° " o S-
namente el peligro de un desequilibrio entre po calidad
Badotradicionatoente dosdaKsoe^actividades:
de la tim a , los de ^ ^
blación y recursos. Así mismo, si bien se man-
suyacu. así que nuestro análisis de Cotopilaló puede per
fectamente ser aplicable a ella. i ' ^ nnn mts e incluso mas amba. « „1
33 Este, al parecer funcionaba hasta 1 92 8 : existía un sector w o iL » r s . « g s t ó
plano con agua propia para regadío apropiado en forma
individual por las familias y un sector de “ pajonal” alto que
permanecía como comunal. Cf: Coba Robaüno, loe. d t. ~ " sta —
donar por eso la alternativa ganadera sobre to Un incremento en la masa ganadera, no
do de ovinos que equilibraba la baja calidad de conduce necesariamente a un mejoramiento glo
la tierra en los huasipungos altos, disminuyendo bal de la situación familiar. A quí también, el in
su importancia en los huasipungos bajos, com cremento poblacional ha llevado a una merma en
pensados a su vez por una mejor calidad de las la disponibilidad de ganado por familia. Sin em
parcelas. bargo, estos datos pueden ocultar situaciones
En este caso, el incremento poblacional, reales de diferenciación, pues la distribución de la
no llevó a una situación crítica, simplemente masa ganadera no es de ninguna manera igual en
porque las tierras próximas a los huasipungos al tre las familias.
tos, que eran destinadas al pastoreo, se empeza Si hacia 1966, la mayor parte de familias
ron a roturar, y se subió la zona de pastoreo por poseían rebaños con más de 50 ovejas, esta situa
encima de los 3.500 mts. ción se ha invertido en 1980, pues predominan
Las posibilidades de mantener ganado ovi
no, son en todo caso más favorables a Cotopila-
ló que todavía dispone de páramos comunales
indivisos, donde inclusive encuentran “ refugio
de pastoreo” otras comunidades vecinas (Rasu-
yacu, Pilacumbi), desencadenando focos de con
flictos entre campesinos. Para Pilacumbi, esta
posibilidad está debilitada por los cambios que
ha conllevado al interior de las familias nuclea
res una división del trabajo que corresponde a
patrones cada vez más alejados de los campesi
nos y a la poca extensión de sus páramos indivi
sos.
Cuadro N ° 16
DISPONIBILIDAD D E L G A N A D O EN COTOPILALO
1966 28 2 .26 4 1 25 8 0 .9
1980 60 3 .2 3 0 191 53.8
CIDA: Comité Interamericano de Desarrollo Agrícola Acosta Salís, M „ F ttog eog m fia y V eg eta ción de lo Provincia de
Pichincha, Consejo Provincial de Pichincha, Quito,m ayo,
DINAC: Diiecd6n Nacional de Avalúos y Catastros 1982.
FLACSO: Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Albornoz. O ., Las luchas indígenas en e l E cuador, Ed. Claridad,
IERAC: Guayaquil, 1976.
Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colo
nización Arcos, C. y Merchán, C., A p u n tes para una d U cu sió n eo b re los
cam bios en la estructura agraria serrana, PUCE, Quito,
INEC: Instituto Nacional de Estadísticas y Censos
1976.
INERHI:
Instituto Ecuatoriano de Recursos Hidráulicos Archetti, E. P. y Stolen, K. A ., Burguesía rural y cam pesinado e n
la Sierra ecuatoriana, mimeo, Oslo, diciembre, 1 9 7 9 .
INIAP:
Instituto Nacional de Investigaciones Agrooe-
cuarias. Arroyo, G „ M od elos de acum ulación, clases sociales y agricultura
en A m érica Latina, e n I n v e s t i g a c i o n e s E c o n ó m i c a s , N~ 3 7,
JUNAPLA: Junta Nacional de Planificación, actual Consejo UNAM , México, 1978.
Nacional de Desarrollo (CONADE)
Barahona, R .. Una tip ología de haciendas en la Sierra ecu atoria
M AG: Ministerio de Agricultura y Ganadería na, en O. Delgado (ed). Reformas Agrarias en América La
tina, F.C.E., México, 1 96 6 .
ORSTOM: Office de la Réchercbe scientifique et techni-
que outremer _____________ “ U so de ¡os recursos físico s e n programas de R e fo r
ma Agraria: a sp ectos in stitu cionales", en Seminario Lati
PREALC:
Programa Regional de Empleo para América La noamericano sobre Reforma Agraria y Colonización,
tina y el Caribe
UNAM , México, 1975.
PRONAREG: Programa Nacional de Reglonalizadón. Barsky, O ., Iniciativa terratenien te en el pasaje de haciendat a e m
presa capitalista: el caso de la Sierra ecuatoriana d ^ 9 -
19 6 4 ), Tesis de Maestría en Sociología Rural, C L A L su -
PUCe’ Quito, 1 9 7 8 , inédita.
---------------------- y Boech, A ., “ P roblem as en e l análisis de clases del Chevalier, F., “ L o s p rob lem a s agrarios e n la A m érica Latina de
s ec to r agrario en estados con rep ro d u cció n d ep en d ien te tradición in d íg en a ", en Semestre Histórico, N ° 2 , julio-
d el m ercado mundial, Arbeitspapiere, N ° 1 0, Univerrftat
diciembre, Caracas, 1975.
Bielefeld, Agosto, 1977.
Durston, J., D esarrollo S ocial Rural y la E ID para los años 8 0 ,
Bonifaz, E., O rigen y evolu ción de una hacienda histórica: Gua-
CEPAL, Enero 1 9 8 1 , A Borrador.
dtald, en Boletín de la Academia Nacional de Historia,
Vol. 5 3 , N ° 1 15 -1 1 6, Quito, 1977.
------------------- , D iferen cia ción y Perduración cam pesina en Chim-
b o ra zo : las com unidades de Tiocalas, C honchón y S abloc
Boichait de Moreno, C., C om p osicion es de tierras e n e l Valle de
San José, Parroquia de G uam ote. División de Desarrollo
los Chillos a finales del siglo X V I I ; una con tribu ción a la
Sodal, CEPAL, mimeo, s. f.
historia de la A udiencia de Q u ito ” , en Cultura, V ol. II,
N ° 5, septiembre-diciembre, Quito, 1 97 9 .
------------------- , La in serción social del cam pesinado latinoam erica
n o en e l crecim ien to e c o n ó m ic o , CEPAL, I o de Julio de
----- ----------------------E l p e r ío d o colonial, en Pichincha, Monografía
1 98 0 , mimeo.
histórica de la región nuclear ecuatoriana. Consejo Provin
cial de Pichincha, Quito, 1981.
Estrada Icaza, J., R egion alism o y m igración, Publicaciones del
Archivo Histórico del Guayas, Guayaquil, 1977.
Buitrón, A . y SaUsbury, B., C ond iciones de vida y trabajo del
cam pesinado en la Provincia de Pichincha, Imp. Caja del
F .A .O ., Plan de re colon iza ción de las haciendas administradas
Seguro, Quito, 1947.
p o r la Junta Central de A sistencia Social del E cuador,
ON U, Roma, 1964.
Campaña, P. y Rivera, R ., L o s huacchilleros y la Cerro d e Pasco
Co. (réplica a una réplica), en Estudios Rurales Latinoa
Faure, C., A griculture e t C apitalism e, Anthropos, Paris, 1979.
mericanos, N ° 1 , enero-abril, 1 97 9 .
Fauroux, E., “E q u a teu r: L es lendem ains d ’ Une R e fo r m e Agrai
Casagrande, J. B., y Piper, A . R., “ La transform ación estructural
r e '’, en. Problèmes D’Amérique Latine, N ° 5 6 , Paris,
de una parroquia rural en las tierras altas del E cu a d or", en
1980.
América Indígena, Vol. X X I X , N ° 4 , México, octubre,
1969.
Floravanti, A ., "L a com m u n a u té aujou rd 'h u i", en Annales N ° 5 ,
CESA, P r o y e c to C otopila ló, mimeo, s. i.
6, Armand Colin, Paris, septembre-décembre, 1 97 8 .
--------------------------- , “ R ecip rocid ad y e co n o m ía de m ercado e n la
CESA/ALOP, et aüi. Investigación de la situación actual del cam com unidad cam pesina andina: e l ejem p lo de Y ucay". En,
pesinado, síntesis y p ropuestas, Quito, 1982.
Allpanchis, N ° 5, V al. 5 , Cuzco, Perú, 1 9 7 3 .
CIDA, Tenencia de la tierra y desarrollo s o c io -e c o n ó m ic o d el s e c FLACSO, El p r o c e s o de transform ación de la p ro d u cció n lechera
to r agrícola: E cuador, Washington, Unión Panamericana, semana y el aparato de generación-transferencia e n E cua
1965.
d or, Documento “ P ROTAAL” , N ° 4 0 , Quito, marzo,
1980.
Coba Robalino, J, M., “N otas so b re P ilacum bi" , Archivo de la
casa parroquial de Toacazo, provincia de Cotopaxi, 1928. Foglino, F., E n cu esta a gro-econ óm ica sobre o c h o huasipungos de
la hacienda P esillo e n la Sierra .del E cu a d or en 1 9 6 2 , Insti
Copans, J.. " E n tretien avec J. L. A m selle, J. Copans, C. Meilla- tuto Agronómico per L ’Oltremare, Flrenze, 1964.
s s o u x " , en Comunisme, N ° 4 , 2o Trimestre, París, 1979.
Fuxche, C., L ógica de fu n cion a m ien to in tern o y racionalidad e -
Costales, A. Zula, In fo rm e de investigación p reparado para con óm ica e n em presas cam pesinas: e l caso de dos c o o p e
IE R A C , IE A G , JU N A PLA , Quito, mimeo, 1 96 5 . rativas d el Cantón C ayam be, Tesis de Grado, CLACSO-
PUCE, 1978.
-------------------------, Historia social d el E cuador, T. I. IEAG, Quito
1964. Gangotena, Páez y Pólit., A p recia cion es prelim inares sobre la in
cidencia de la disolución de la hacienda tradicional e n la
-, y Jordan, F., Tungurahua, IEA G , Quito, 1961. estructura agraria; e l caso de G u am ote. Separata de la Re
vista de la Universidad Católica, N ° 2 6 , abril, 1 98 0 .
García, A ., Estructura d e una hacienda señorial e n la Sierra ecu a ------------------- , “El sistem a latinoam ericano de hacienda: ¿Feudal
toriana, Revista Mexicana de Sociología, México, 1963. o cap ita lista!” , en Historia y Sociedad N ° 1 1 , México,
1976b.
Godelier, M „ " In fra estru ctu ra , so clétés, h isto ire” , en Dialeeti
ques, Autom e, Paria, 1977. Klein, E ., “ E m p leo en eco n o m ía s cam pesinas de A m érica L ati
na” en. Estudios Rurales Latinoamericanos, septiembre-
Golte, J., La racionalidad en la organización andina, IEP, Lima, diciembre, 1 97 9 .
Noviembre, 1 98 0 ,
Kossok, M „ “ C om ercio y E co n o m ía colonial e hispanoam érica”
Guerrero, A ., “ R enta diferencial y vías de disolución de la ha en Temas de Historia Económica Hispanoamericana, va
cienda precapitalista e n el E cu a d o r", en Caravelle, N ° 2 8, rios autores. Nova Americana, 1, Mouton, Paris, La Haye,
París, 1977a. 1965.
---------------------- , “ L o s obrajes en la R eal A udiencia de Q uito en e l Landázuri y otros.. S obre la le y de com u nas indígenas, Quito,
siglo X V I I y su relación co n el E stado C olon ial” en Revis 1 9 5 7 (inédito).
ta Ciencias Sociales, V ol. 1, N ° 2, Quito, 1977b.
Lamdn Barros, H ., D em ogra fía y asentam ien tos indígenas e n la
-------------------------i “ La p ro d u cció n del p ro d u cto r: conversacion es Sierm N o r te d el E cuador, en e l siglo X V I, 2 V ol., Colec
en tre C, MeiUassoux y A . G u errero, en Estudios Rurales ción Pendoneros, N ° 1 1 -12 , IO A , Otavalo, 1 9 8 0 .
Latinoamericanos, Vol. 2 N ° 2, mayo-agosto, 1979.
Lehmann, D „ “ P r o l e tarizad ón. M ovim ien tos sociales y reform a
--------:----------------, D eterm in a cion es d el pasado y m entalidades del agraria: d e las teorías d e a y er a la práctica de mañana” .
p re s en te: un c o n flic to e n tr e co m u n eros (Chimbaurco-E- Universidad de Cambridge /PREALC, Seminario de la E -
cuador), FLACSO-Quito, junio, 1982a. conomía Campesina y el Empleo en América Latina, San
tiago, enero 1 98 0 .
---------------------- , Unidad dom éstica, form as d e circulación y p isos
e co ló g ic o s: la com unidad huasipunguera, FLACSO-Qui Lenin, S obre e l p rob lem a de los m ercad os, Siglo X X I, España,
to, 1982b. 1974.
Hobsbawm, E., L os cam pesinos y la p olítica , Cuadernos Anagra Lénine, "P rogram e agra Ire de la S od a l-D ém ocra tie dans la p r e
ma, Barcelona, 1976. m ière révólu tion russe, de 1 9 0 6 a 1 9 0 7 ” , in Ouvies, T o
me 1 3 , Editìons Sociales, ParU, 1967.
----------------------, “ L os elem en to s feudales en e l desarrollo de A m é
rica Latina” , en Anüisis N ° 6, Lima, mayo-agosto, 1978. M AG-ORSTOM ., D ia gn óstico s o c io -e c o n ó m ic o d el m ed io rural
ecu atoria n o, Doc. N ° 3 , Población y Empleo, Quito,
IERAC., Estadísticas d e las adjudicaciones legalizadas en R e fo r 1078.
ma Agraria y C olonización, septiembre 1964 - junio 1 97 0 .
------------------- , D ia gn óstico s o c io -e c o n ó m ic o del m edio rural ecu a
J&come, N ., “ La tributación Indígena c o m o un m ecanism o de e x toriano, D o c u m e n to B, las zonas s o c io eco n ó m ica s h o m o
p lotación durante la Colonia y p rim eros a ños de In d ep en géneas de la Sierra, Quito, M ayo de 1 9 7 9 .
den cia” , en Economía, N ° 6 0 , Quito, marzo, 1974.
Marx, K., E l Capital, T. I, V oi. 1 , 2 , 3 , Siglo X X I, México, 1 97 7 .
Jaramiüo Alvarado, P., E l indio ecu atoria no, Ed. Casa de la Cul
tura, Quito, 1954. ------------------- , E l Capital, libro I, Capítulo V I (Inèdito), Siglo
X X I, México, 1975.
JaramUlo Pérez, L., "E l trabajo en la agricultura” , en revista de
Marin, J. C„ "Asalariados rurales en Chile” , en Revista Latinoa
Derecho N ° 18, Quito, enero-marzo, 1 969.
mericana de Sociologia, N ° 2 , Voi. V . julio, 1969.
JUNAPLA, "R efo rm a de la estructura de tenencia de la tierra y
Martínez Alier, J., “ Un ed ificio capitalista con una fachada fe u
expansión d e la frontera agrícola” , en. Plan General de
dal, e l latifundio en A ndalucía y en A m érica L atina” , en
Desarrollo Económico y Social (Libro sexto), s. f.
Cuadernos de Ruedo Ibérico, N ° 1 5 , París, octubre-no
viembre, 1967.
Kay, C., "D esarrollo com parativo del sistem a señorial e u r o p e o y
del sistem a d e hacienda la tinoam ericano", en. Anuario de
----------- , L o s H u acchü leros del Perú, Ruedo Ibérico, París,
Estudios Latinoamericanos, T. X X X I, Sevilla, 1976a.
1 97 3 .
Martínez, N ., C ond ición actual d e la raza indígena en la p rov in
Muratorio, B „ P rotesta n tism o, E tnicidad y clase en C him borazo,
cia de Tungurahua, Talleres del Instituto Luis A . Martí the University o í British Columbia, Vancouver, Canadá,
nez, Am bato, 1916.
1977.
Martínez Valle, L „ La d escom p osición d el cam pesinado e n la
Murra, J., La organización e co n ó m ica del E stado Inca, Siglo
Sierra ecuatoriana, Ed. El Conejo, Quito, 1 98 0 .
X X I, México, 1978.
Mazoyer, M., " S cien ce e t tech n olog ie au service du d év elop p -
m en t a gricole: impasses e t p er s p e c ttv e s", en. Le Point Oberem, U., C on ciertos y H uasipungueros e n E cuador, Instituto
Critique, Morazé et divers auteurs, IEDES-Collection Tiers de Investigaciones Económicas, Universidad Central, Qui
Monde, PUF, Paris, 1980. to, 1978.
Mefllassoux, C„ "M odalidades históricas de ex p lo ta c ió n y d e s o - ---------------------- , “ Indios libres e in dios su jetos a haciendas en la
breex p lo ta ció n d el tra ba jo", en Estudios Rurales Latinoa Sierra ecuatoriana a fines de la C olon ia ", en Moreno y O -
mericanos, Vol. 2 , N ° 2 , mayo-agosto, 1 97 9 . berem, Contribución a la Etnohistoria ecuatoriana. Colec
ción Pendoneros, N ° 2 0 , IO A , Otavalo, 1 98 1 .
Mellafé, R ., " P roblem as d em ográ ficos e historia colonial hispano
am ericana" , en Temas de Historia Económica Hispanoa Peek, P. y AntoHnez, P., L a b ou r m igration ht the Sierra o f E cua
mericana, varios autores. Nova Americana, 1, M outon, Pa- d or causes and in cidence, world employment programme
ris-La Haye, 1 9 6 5 . - research, working paper, August, 1980.
Moore, B., L o s oríg en es sociales de la dictadura y la dem ocracia, Pérez, A. R., Las M itas en la R eal A udiencia d e Q u ito, Imprenta
Ed. Península, Barcelona, 1 97 3 . del Tesoro, Quito, 1 94 7 .
Moreno Yénez y Oberem., C ontribu ción a la E tnohistoria ecu a Petras, J., " Nuevas form as de ex p lo ta c ió n de lo e cam pesinos p o r
toriana, Colección Pendoneros, N ° 2 0 , IO A , Otavalo e l capitalism o m undial". CIDOB, La Paz, agosto, 1 97 8 ,
1981. Sede documentos.
Moreno Y in ez, S „ Sublevaciones indígenas e n la A udiencia de Plaza, G., “ Las dos caras de la reform a agraria” , en Revista del
Q u ito, Ediciones de la Universidad Católica, Quito, 1978. Comercio Guayaquileño, N ° 82-83 , Guayaquil, octubre-
noviembre, 1 96 3 .
---------------------- , “ Traspaso de ¡a p rop ied a d agrícola indígena a la
hacienda colon ial: e l caso de S aquisilí", en Moreno y O- ---------------------- , "Posibilidades ganaderas d el E cu a d or” , en Pro
berem. Contribución a la Etnohistoria ecuatoriana. Colec blemas de la Patria, UNP (Unión Nacional de Periodis
ción Pendoneros, N ° 2 0 , IO A , Otavalo, 1 98 1 . tas), Ciclo de conferencias. Ed. R. Salazar, Quito, Julio-
agosto de 1957.
■--------------------- , (Compilador), Pichincha, m onografía histórica de
la región nuclear ecuatoriana. Consejo Provincial de Pi PREALC, Situación y perspectivas del e m p le o en E cuador, OIT,
chincha, 1981. Santiago, mayo, 1976.
Momer, M „ "A sp e cto s socio-racion ales d el p r o c e s o de p obta- Reddift, M. R., Agrarian reform and peasan t organisation on the
m ien to en la A udien cia d e Q u ito, durante los siglos X V I y Ecuadorlan coa st, the Athole Press of the University of
X V II, en Colección Chimalistac, N ° 3, Madrid, 1969. London, London, 1978.
Muzmis, M., “ S obre la em ergen cia de una burguesía terrateniente Resende, H., “Egalitarisme e t qu estion agraire dans la révolu tion
capitalista en la Sierra ecuatoriana, c o m o con d icion a n te française", en Contribution a l’Histoire Paysanne de révo
de la a cción esta tal” , en Revista Ciencias Sociales, Vol. I. lution française, sous la direction d ’Albert Soboul, Edi
N ° 5. Quito, Universidad Central, 1978. tions Sociales, Paris, 1977.
, “E l agro serrano y la vía prusiana d e desarrollo ca Reyes, P. P., M onografía d el Cantón M ejía, Quito, octubre,
pitalista” , Introducción al volumen FLACSO-CEPLAES 1920.
Quito, 1980.
Rojas, A ., "La tierra y e l trabajo en la articulación d e la e c o n o
-, "T ip o s d e marginalidad y p o sició n e n e l p r o c e s o mía cam pesina con la haciend a", en Avances, N ° 2 , La
p r o d u c tiv o " , en Revista Latinoamericana de Sociología Paz-Bolivia, noviembre de 1978.
Vol. V , N ° 2 , Julio 1969.
Roseto, F ., “ El p r o c e s o de transform ación-conservación d e la c o
m unidad andina. El caso de las com u nas d e San P ablo d el
L a g o ", en C. Sepûlveda, Comp., Estructuras Agrarias y
Reproducción Campesina, IIE-PUCE, Quito, 1982.
Q
FU EN TES IN E D IT AS
y
A N H : Archivo Nacional de Historia, Casa de la Cultura, Quito.