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PROTESTA AGRARIA Y MOVIMIENTO INDIGENA EN LA SIERRA ECUATORIANA’ Leon Zamosc* 1. Introduccién njuniode 1990 ]a Sierra ecuatoriana fue escenario de una espectacular movilizacién de protesta. Por espacio de una semana, decenas de miles de campesinos indigenas dejaron de abastecer productos agricolasa las cindades, bloquearon las carreteras principales, participaron cn marchas y sesumaronaconcentraciones multitudinarias en las capitales regionales, En algunos casos los manifestantes ocuparon oficinas de entidades estatales, y también se registraron incidentes en Departamento de Sociolog{a. Universidad de California, San Diego 1. Este articulo es una version revisada dela ponencia prosentada bajo ol mismo titulo ante el VIII Congreso Mundial de Sociologia Rural, realizado en Pennsylvania State 273 LEVANTAMIENTO INDIGENA ciertoslugaresen donde venfan desarrolléndose disputasdetierrasentre comunidades indigenas y propietarios de haciendas. La protesta fue convocada por la CONAIE, la Confederacién de Nacio- nalidades Indigenas del Ecuador. El nombre del evento, Levantamiento Nacional Indigena, reveld la intencin de establecer una linea de conti- nuidad con el espiritu rebelde que habia animado a lasinsurrecciones de indios durante la 6poca colonial y cl siglo diecinueve. Pero mas que una insurreccién, cl levantamiento de 1990 fue una especie deparo civico que combindla suspensidnde lasactividades normales con un grandespliegue de acciones de protesta. El caracter pacifico de la movilizaci6n, y la prudencia con la que cl gobierno socialdemécrata de Rodrigo Borja manejé la situacién en visperas de una eleccién, permiticron que el episodio concluyera sin violencia. La protesta fue particularmenteintensa en las provincias del centro de la Sierra, que son las que tienen la mayor densidad de poblacién rural y de poblacién indigena. En Chimborazo, Cotopaxi, Tungurahua y Bolivar, los representantes de los indigenas elevaron listas de demandas y firmaron actas de compromiso con las autoridades provinciales. A nivel nacional, el levantamiento termind formalmente cuando el gobierno central acopt6 negociar el pliego de 16 puntos que la CONAIE habia presentado al pais? Hoy, dos afios después, las negociaciones continuan y atin parece pre- maturoaventurarsea evaluar todas las consecuencias del levantamiento. Pero no hay dudas de su gran significacién como la mayor movilizacién University en Agosto de 1992. Varias de los ideas expuestas en este trabajo se fueron gestando a través de mis estimulantes discusiones con Jorge Leén, en el curso de un intercambio auspiciado por el Education Abroad Program de la Universidad de California, También deseo agradecer los comentarios criticos de Juan Diez, Andrés Guerrero, Margaret Ovenden y Carlos Waisman, Mis investigaciones en Ecuador han contado con el apoyo del Social Science Research Council y el Senate Committee on Research de la Universidad de California, San Diego. La informacién de prensa sobre el levantamiento esté compilada en Kipu: EI Mundo Indigena en la Prensa Ecuatoriana, ntimeros 14 y 15, 1990. Para «leer» la movilizaci6n desde la perspectiva de los diferentes actores sociales ¢ institucionales véase D. ‘Comejo Menacho (comp.), Indios: Una Reflexién sobree! Lovantamiento Indigena de 1990, Quito, Coedicibn ILDIS, EI Duende y Abya-Yala, 1991; y Comisién por la Defensa de los Derechos Humanos, El Levantamiento Indigena y 1a Cuestién Nacio- nal, Quito, Ediciones Abya-Yala, 1990, Hasta ahora, lo tinico que se ha publicado en inglés sobrcel levantamientocoL. Fields, «Ecuador’sPan-Indian Uprising», Reporton the Americas, Vol. 25, No. 3, 1991 274 LEON ZAMOSC de protesta cn la historia reciente del Ecuador. Dosaspectos son particu- larmente importantes: su extraordinaria masividad, reveladora de la existencia de una situacién de profundo malestar y descontento entre los pobladoresruralesde la Sierra;y el quesedefiniera comouna movilizacién indigena, hecho que abrid los ojos de los ecuatorianos al surgimiento de los indigenas como protagonistas que replantean su problematica y que yuelven a colocar sobre el tapete la cuestién nacional. Podria resultar tentador analizar al levantamiento como un caso clasico de catarsis colectiva. Esa hubiera sido la estrategia de las teorfas tradi- cionales, que explicaban la movilizacién de masas por referencia a la acumulacién de tensiones psicolégicas 0 sociales y que se esforzaban por identificar las condiciones estructurales que causaban tales «descar- gas». Pero desde los aiios setenta esas visiones mecanicistas han venido siendo desplazadas por otras perspectivas que consideran a los movi- mientos sociales como actores y que relievan su potencial como agentes de cambio. En los Estados Unidos se destacan doscorrientes que tienden a confluir en torno a la centralidad de los elementos estratégicos de la accién colectiva:el enfoque dela movilizaci6n de recursos, con su énfasis sobre el manejo de recursos y la importancia de la organizacién; y la teoria de la eleccién racional, que concibe a los actores como agentes que racionalizan instrumentalmente su conducta para tratar de maximizar sus beneficios.* En la sociologfa europea, donde es mas dificil hablar de, corrientes, los aportes més relevantes se concentran sobre dos aspectos que también pueden verse como convergentes 0 por lo menos comple- mentarios: los contenidos simbélicos de los movimientos sociales, y los procesos de construccién y transformacién de identidades que dan base ala accién colectiva> 3, Las versiones mas sofisticadas de estas teorias fueron las de N. Smelser, Theory of Collective Behavior, New York, Frec Press, 1963, y T. Gurr, Why Men Rebel, Princeton, Princeton University Press, 1970. 4. Elméscompletode los voltimenes inspirados por la perspectiva dela movilizaciénde recursos es M.N. Zald y J.D. McCarthy (comp,), The Dynamics of Social Movements: Resource Mobilization, Social Control and Tactics, Cambridge, Winthrop, 1979. Para una vision introductoria véase J.C. Jenkins, «Resource Mobilization Theory and the Study of Social Movements», Annual Review of Sociology, Vol.9, 1983. Sobre la teoria de la cleccién racional véase J. Elster (comp.), Rational Choice, New York, New York University Press, 1986, Uno de los trabajos pioneros dentro de este enfoque fue el de M. Olson, The Logic of Collective Action: Public Goods and the Theory of Groups, Cambridge, Harvard University Press, 1971 Los trabajos mas representativos son, respectivamente, A. Melucci, Nomads of the Present: Social Movements and Individual Needs in Contemporary Society, 275 LEVANTAMIENTO INDIGENA No cabe duda de que estos enfoques abren posibilidades para una mayor sofisticacion en la intopretacion de fenémenoscomo el levantamientode 1990 y el ascenso del movimiento indigena en Ecuador. Sin embargo, como en todo ciclo de renovacién de paradigmas, la negacién de: Jas (corias anteriores y la rivalidad entre las nuevas propuestas plantean sus propios problemas. Por un lado, la impugnacién de los viejos enfoques ha gencrado una peligrosa tendencia hacia la desestimaci6n de la impor- tancia de los factores estructurales que condicionan Ia accidn colectiva. Por otro lado, la competencia ha fomentado el reduccionismo «im- perialista» de las teorias, que son propensas a colocar excesivo énfasis sobre ciertos factores y a proyectar la légica explicativa de esos factores hacia todos los aspectos de la movilizacion social. Sin pretender resol ver completamente estos problemas, esteensayo tieneel propésito deexplorar las posibilidades de un andlisis integrado que, ademés de respetar las diferentes dimensiones de la accién colectiva, sea capaz de conectarlas con los procesos estructurales: Para sentar las bases de ese andlisis, comenzaré pasando revista a los cambios que han tenido lugar en la Sierra ccuatoriana durante los tiltimos treinta anos. Después, y apartirde una conceptualizacién de las dimensiones de la movilizacién social, analizaré el levantamiento desde tres puntos de vista: su sentido ins- trumental como respuesta a la crisis econémica y a las politicas le ajuste del Estado, los fundame como protesta masiva, y su significado expresivo como indicador dé la cristalizacin de una nueva identidad colectiva entre los indigenas de la siefra, Al concluir, consideraré al levantamiento como un punto de inflexidnen la trayectoria del movimientoindigena, llamandolaatencion sobre las condiciones que estén cambiando sus perspectivas y el talante de sus actividades. 2. El Contexto: la Transformacion del Agro Serrano Para entender el transfondo dela Sierra hay que bosquejar los grandes cambios estructurales de los afios sesonta y setenta. En esencia, estamos. hablando del fin del régimen agrario tradicional, un régimen en el cual las haciendas reproducian su control territorial sobre la base de una Philadelphia, Temple University Press, 1989 y A. Touraine, Return of the Actor: Social Theory in Postindustrial Society, Minneapolis, University of Minnesota Press, 1988, 276 LEON ZAMOSC doble relacién con campesinos indigenas subordinados: Internamente, larelacion era con los huasipungucros, que trabajaban para la hacienda a cambio de lotes para su propia subsistencia. Hacia afuera, la articula~ ciénera con minifundistas de comunidades vecinas, que también debian aportar cuotas de trabajo para que los hacendados les permiticran aceeder a recursos estratégicos como pastos, agua y caminos. Hacia mediados del siglo veinte, y por comparacién con regiones similares de América del Sur, lo que més distingufa ala Sierra ccuatoriana eracl hecho de que las relaciones serviles, y sobre todo Ia extraccién de renta en trabajo, seguian representando el principal elemento de sostén de la organizacion social y econémica. La Reforma Agraria y los Nuevos Sectores Campesinos La reforma agraria fue un factor decisivo en la transformaci6n de esa estructura tradicional. En su primera etapa, durante los afios sesenta, la reforma se limité aeliminar lasrelacionesserviles dentro delas haciendas y aconvertir a los huasipungucros en duefios de sus lotes. En la década de los setenta, la segunda fase dela reforma tuvo efectos més visibles, ya que seaplicaroncriteriosde afectacion (talescomola presién demografica y la explotacion inadecuada de la tierra) que permitieron un traspaso efectivo de tierras de hacienda a manos de indigenas de comunidades vecinas, Hay que destacar que las dos etapas de la reforma fueron implementadas porgobiernos militares que, en ambos casos, la iniciativa de modificarla estructura agraria serrana se enmarcé dentro de propuestas modernizadoras mas amplias querespondian a lascondiciones generadas por auges éxportadores: el del banano a principios de los afios sesenta y el del petrdleo a comienzos de los setenta.” - Las caracterfsticas del régimen agrario tradicional han sido examinadas en muchos trabajos, entre los cuales merecen citarse O. Barsky, La Reforma Agraria Ecuatoriana, Quito, Corporacién Editora Nacional, 1984; CIDA, Ecuador: Teneneia de la Tierra y DesarrolloSocio-Econémice del Sector Agricola, Washington, CIDA, 1965; A. Guerre- 10, Haciendas, Capital y Lucha de Clases Andina, Quito, Editorial El Conejo, 1983; y F. Velasco, Reforma Agraria y Movimiento Camposino Indfgena en la Sierra, Quito, Editorial El Conojo, 1983. 7. Véase mi resefia de la primera fase de la reforma agraria en L. Zamosc, «Luchas Campesinas y Reforma Agraria: laSierra Ecuatoriana y la Costa Atlantica Colombiana en Perspectiva Comparativa», Revista Mexicana de Sociologfa, Vol.52, No.2, 1990, pp. 135-145, Sobre la segunda etapa véase O, Barski, La Reforma..., op.cit, pp. 199-272; y 277 LEVANTAMIENTO INDIGENA Elefecto directo de la reforma agraria fue significativo. Enire 1954 y 1982 laredistribuciénafecté aproximadamentea una cuarta parte del areaque tenian las haciendas de mas de 100 hectéreas.® A esto hay que agregar un importante efecto indirecto, ya que el proceso institucional de reforma, sobre un contexto de cfécientes presiones campesinas, produjo una notableagilizacién del mercado de tierras. Enel norte dela Sierra, donde habian perspectivas propicias para la produccién lechera, muchos ha- cendados siguieron la pauta de vender parte de sus tierras para capita- lizarse sobre superficies mas reducidas que quedaban redefinidas como unidades modernas, adecuadamente explotadas, y por lo tanto inafectables para propésitos de reforma agraria. En el centro y sur de la Sierra, donde las condiciones eran poco favorables para esa salida modernizante, la estrategia final de los terratenientes fue anticiparse ala intervencidn del Estado, parcclar y vender las tierras como un negocio privado, y tratar de maximizar los precios fomentando la competencia entre los compradores potenciales (indigenas de diferentes comunida- des y también mestizos de los pucblos). Lamentablemente, no podemos aqui profundizar sobre el modo en que la reforma agraria interactu6 con otras tendencias dentro del proceso global de transformacién agraria Para nuestros propésitos, nos limitaremos a enfatizar que el principal resultado de ese proceso fue una marcada desconcentracién de la pro- piedad dela tierra. En 1954 las grandes haciendas monopolizaban mas de las dos terceras partes de la superficie, pero hacia 1985 la pequefia, mediana y gran propiedad habjan pasado a distribuirse la tierra en proporciones aproximadamente iguales."° Esto indica que la pauta de desarrollo agrario en la Sierra ecuatoriana es una pauta combinada M. Chiriboga, «La Reforma Agraria Ecuatoriana y los Cambios en Ta Distribuctén de a Propiedad de la Tierra», en P. Gondard y otros, Transformaciones Agrarias en el Ecuador, Quito, CEDIG, 1988. 8. Lacifraestimadaes24.5%, basada en datos citados por O. Barski, La Reforma... op.cit, p. 43; y M. Chiriboga, «La Reforma...» op.cit, p. 51 9. JV. Zavallos, «Reforma Agraria y Cambio Estructural: Ecuador desde 1964», Ecuador Debate, No. 20, 1990, pp. 47-54; y M. Thurner, «Disolucién de la Hacienda, Luchas Campesinas y Mercado de Tierras en la Sierra Central del Ecuador», Ecuador Debate, No. 20, 1990. Véase también G. Cosse, Estado y Agro en el Ecuador, Quito, Corpora- én Editora Nacional, 1984, pp. 44-46. 10. En 1954, 16.4% de la superficie correspondiaa explotaciones menores de 20 hectéreas, 19.2% a unidades de entre 20 y 100 hectareas, y 64.4% a haciendas mayores de 100 hectareas (O. Barski, La Reforma... opit., p. 43). Hacia 1985 la tierra se distribuia como sigue: 33.5% en unidades menoros de 20 hectéreas, 30.3% en Jas de 20 a 100 hectareas, y 36.2% en las mayores de 100 hectéreas (M. Chiriboga, «La Reforma...» op.cit, p. 5D. 278 LEON ZAMOSC, donde coexisten diferentes lgicas de produccién y reproduccién. No se trata, por cierto, deun mundo idilico para los campesinos, cuyo terciode la superficie, ademés de ser fisicamente insuficiente para sustentar a la masa de la poblacién rural, generalmente incluye las tierras més altas y de peorcalidad. Pero es un hecho innegable queloscambios que tuvieron lugar en la Sierra permitieron que casi todas las familias ruraics ganaran alguna medida de acceso a tierra. Aqui si es necesario ofrecer mas detalles, ya que los estudias sobre el campesinado serrano muestran grandes variaciones en cuanto al acceso ala tierra y a otras condiciones; variaciones entre regiones, entre comu- nidades, e incluso al interior de cada comunidad. Analiticamente, pue- den distinguirse dos situaciones socioeconémicas tipicas. Cuando tienen tierra suficiente, las familias se concentran sobre la agricultura para cl autoconsumo y para la venta en el mercado, especializandose en la produccién decereales, leguminosasy tubérculos. Este tipo de pequefios productores ticnesu mayor presencia en la zona norte dela Sierra, donde coexisten con la mediana y gran produccién empresarial. En la segunda situacién tipica, la tierra es insuficiente y las familias deben combinar la agriculturade autoconsumo coningresos deotrasactividades. En algunos lugares esos ingresos provienen de artesanias, pero lo mas caracteristico es que las mujeres queden a cargo de las parcelas mientras los hombres migran a trabajar." Algunos van por temporadas a emplearse enJa agricultura capitalista de la Costa. Pero el grucso de los migrantes trabajan permanentemente en las ciudades, sobre todo en la industria de la construccién, regresando al hogar durante los fines de semana. Este sector semiproletario cs mayoritario en la Sierra en su conjunto y abru- madoramente dominante en las provincias centrales.'? Para ambos tipos de campesinos, la de los setenta fue-una década de incorporacién al mercado y a la economia nacional, con sensibles mejo- rias en las condiciones de vida. Sobre un contexto general de auge petrolero y rapido desarrollo industrial, el crecimiento urbano aumento 11. Paraun andlisis de las dos situaciones y delas estrategias de reproducci6n campesina correspondientes véase W.F. Waters y FH. Buttel, «Diferenciacion sin Descampe- sinizacién: Acceso ala Tierra y Persistencia del Campesinado Andino Ecuatoriano», Estudios Rurales Latinoamericanos, Vol. 10, No. 3, 1987. 12. Sobre los diferenies aspectos de los procesos migratorios, véase S. Pachano (comp.) Poblacin, Migracién y Empleo en el Ecuador, Quito, ILDIS, 1988; y G. Farrel y otros, Caminantes y Retornos, Quito, IEE, 1988. 279 LEVANTAMIENTO INDIGENA lademanda de algunos de los productos abastecidos por los agricultores, al tiempo que ofrecia nuevas oportunidades de trabajo para los migrantes, tanto en Ja construccién como en otras actividades.” Pero el cambio también trajo fuertesdependenciasya que, ademasde quedarsupeditados alos precios de los productos agricolas y a la demanda urbana de mano de obra, los campesinos cambiaron sus patrones de produccion y consu- mo, pasando a depender del mercado para satisfaccr sus necesidades de fertilizantes ¢ insumos, materiales para construir sus casas, transportes, indumentaria, objetos de uso diario y hasta la misma alimentacién."* Conyiene recalcar que aunque la distincién entre pequofios productores mercantiles y campesinos semniproletarios es un corte esencial para comprender la realidad de la poblacién rural, slo estamos hablando de una aproximacidn analitica muy basica al calidoscopio de situaciones que presenta la Sierra ecuatoriana.” Entre los que producen para cl mercado existen niveles distintos de acceso a la tierra y a otros recursos, y suscircunstanciasson diferentes segtin su ubicacién y los productos en ios cuales se especializan. De igual manera, los semiproletarios exhiben diferentes grados de vinculaciGn al mercado de trabajo, con condiciones de vida cambiantes segtin cl tipo de actividad ala cual se vinculan como asalariados. Por encima de toda esta diversidad, sin embargo, hay dos constantes que son faciles de identificar. La primera de ellas es la correlaci6n entreel nivel de viday lo que aqui hemos llamadola situacién sociocconémica, que se define por el hecho de que los campesinos que tienen viabilidad como productores mercantiles son casi siempre més solventes que los que dependen del trabajo asalariado.*La segundacsla correlacién entre situacién socioecondmica yadscripcién étnica, definida por el hecho de que entre los campesinos mis exitosamente vinculados 13. En relacién a estos procesos, véase R. Vos, «Petr6leo, Estado y Cambio Agrario: Ecuador 1972-1984», on P. Gondard y otros, Transformacones..., op.cit., pp. 15-38 14. Ladicta del campesinado serrano es ahora muy dependiente del arroz (que proviene de la Costa) y de pastas y harinas procesadas por la industria. 15, Para visiones comparativas de la diversidad de situaciones en diferentes regiones véase O. Barsky, La Reforma... op cit., pp. 358-387; Varlos autores, La Situacién delos Campesinos en Ocho Zonas del Ecuador, Quito, Coedici6n ALOP-CESA-CONADE- FAO-MAG-SEDRI, 1984; y M. Chiriboga y otros, Los Cimientos de una Nueva Sociedad: Campesinos, Cantones y Desarrollo, Quito, IICA, 1989, pp. 13-27. 16. Véase la informacién sobre ingresos en R. Vos, «El Modelo de Desarrollo y el Sector Agricola en el Ecuador: 1965-1982», Trimestre Econémico, Vol.52,No. 4, 1985, p. 1126; y también las cifras sobre la incidencia de la pobreza en R. Vos,»Petréleo...», op.cit., p. 34. 280 LEON ZAMOSC: al mercado predomina el elemento mestizo, mientras que los sectorcs mas pobres de migrantes semiproletarios son sdlidamente indigenas. Para ilustrar esta correlacidn pucde citarse el contraste entre Carchien cl norte y Chimborazo en el centro de la Sierra. Carchi es una provincia mestiza donde se encuentran sectores campesinos paperos que de hecho son los mas présperos del pais. Chimborazo, que es la provincia mas densamente indigena de la Sierra, se caracteriza por las migraciones laborales masivas y por niveles proverbiales de pobreza rural.” El Estado y las Organizaciones Campesinas La reforma agraria, sobre todo en su fase mas redistributiva de los afios setenta fue rte de un ambicioso proyecto que buscaba modernizar la sociedad y la economia desde el Estado. En un pais histricamente fragmentado regional y politicamente, fueron los militares quienes adelantaron ese proyecto sobre la base de un discurso nacional-desarro- lista. Hasta entonces, la economia ecuatoriana habia sida una economia agroexportadora de escaso dinamismo, con poca industria, poca urba- nizaci6n, y un mercado interno muy limitado. El despegue vino con el inicio de las exportaciones y el auge de los precios del petrdleo durante la primera mitad los setenta, cuando el ritmo de crecimicnto promedio de! PIB fue superior al 10% anual.’* Con los recursos petroleros bajo control estatal, los militares siguieron una agenda cepalina clasica para promover el desarrollo industrial: créditos de fomento, incentivos fisca~ les, subsidios, tasas de cambio sobrevaluadas, restricciones a las impor- taciones, y recurso al endeudamiento externo cuando los precios del petréleo comenzaron a bajar." Durante la segunda mitad de los afios setenta la tasa promedio de aumento del PIB fue del 6.6%, pero ya para entonces el principal dinamismo correspondiaa la industria, la construc- ci6n y los servicios. Dentro de ese contexto, la politica de reforma 17, Sobre las caracterfsticas del campesinado en Chimborazo y Carchi véase E.B. Haney y WG. Haney, «La Transicién Agraria en la Sierra del Ecuador: del Somifeudalismo al Capitalismo en Chimborazo», Ecuador Debate, No. 20, 1990; |. Llovet y otros, «Caracterizacin de Estructuras de Clase on el Agro Ecuatoriano», en M. Murmis (comp.) Clase y Regién en el Agro Ecuatoriano, Quito, Corporacién Editora Nacional, 1986; y D. Lehmann, «Sharecropping and the Capitalist Transition in Agriculture: Some Evidence from the Highlands of Ecuador», University of Cambridge, mimeo, sf 18 A. deJanvry y otros, Adjustment and Equity in Ecuador, Paris, OECD, 1991, p. 22 19. A. de Janvry y otros, Adjustment..., op.cit., p. 22 20. A. de Janvry y otros, Adjustment..., op.cit., p. 55. 281 LEVANTAMIENTO INDIGENA agraria moderada tenia un propésito doble: alentar a un buen sector de los terratenientes a modernizarse y, paralelemante, establecer una-base de pequefios productores que contribuyeran_a_la_produccién y a la ampliacién del mercado nacional. Esto fue reforzado con un aumento significativo del gasto publico directo en cl sector agropecuario, inclu- yendo programas de crédito y asistencia técnica para la agricultura e inversiones respetables en la ampliacién y el mejoramiento de los servi- cios en las areas rurales.” En relaci6n al papel de las organizaciones populares, hay que distinguir dos procesos o periodos principales. El primero es el de la lucha por la ticrra y la reforma agraria durante los afios sesenta y setenta. Antorior- mente, el tinico sector polftico de oposicién qus habia tenido alguna presencia en cl campo habia sido el Partido Comunista. Pero los comu- nistas no tuvieron mayor figuraciGn en las batallas por la reforma, ya que su influencia se limitaba a pocas haciendas y su trabajo seguia un modelo sindical que, al enfatizar las demandas laborales de los huasipungueros y el recurso a la huelga como forma de accién, era poco apropiado para lalucha por la tierra.” Adems, los comunistas fucron sistematicamente reprimidos por 10s militares, que vesan con buenos ojos el desarrollo de la FENOC (Federacién Nacional de Organizaciones Campesinas), una nueva organizacién vinculada a la Iglesia y a sectores politicos democristianos.” La FENOC cumplié un papel importante en concientizar y organizar a la poblacién rural, a través de las comunidades mismas 0 cooperativas de adquisicién de tierras, para que se presentaran solicitu- des, se negociara con los terratenientes y con el Instituto de la Reforma y para que, en general, se ejerciera presién por la redistribucién de la tierra, En 1975 los militantes socialistas desplazarona los democristianos yla FENOC radicaliz6 sus métodos, recurriendo con mas frecuencia a las ocupaciones de hecho para forzar las transacciones. En la Sierra, sin embargo, las movilizaciones siempre fueron menos radicales que en la Costa, donde las invasiones jugaron un papel mucho més central en el proceso de reforma.* Paralelamente a la FENOC surgié hacia mediados 21. R. Vos, «Petréleo...», pp. 26-29; y G. Cosse, Estado. + 9peity BP. 46-56. 22. L. Zamose, «Luchas...», op.cit,, p. 134. 3, Sobre la FENOC y las Iuchas por la terra véase FENOC, La FENOC y la Movilizacién ~~) Campesina: Las Luchas Campesinas entro 1970 y 1978, Quito, CEDIS, 1980. 24. M.R. Redclift, Agrarian Reform and Peasant Organization on the Ecuadorian Coast, London, Athlone Press, 1978. 282 LEON ZAMOSC. ) de los setenta una organizacion indigena de Ia Sierra, FCUARUNARI, influida por sectores de izquierda vinculados a la accién social de Ja Iglesia, Como la FENOC, ECUARUNART operaba como una federacin de asociaciones provinciales, pero procurando tomar como base a las comunidades indigenas organizadas en torno a sus cabildos (las juntas directivas de las comunidades) A pesar de su definicién como orga- nizaciénindigena, sinembargo, ECUARUNAR I tenia un discurso clasista- campesinista muy similar al de la FENOC, colocando todo el énfasis sobrelalucha porla tierra y prestando pocaatenciéna lasreivindicaciones étnicas. Hacia cl final del periodo militar se hizo evidente que se cerraba el espacio politico para la reforma agraria y, desde la primera administra- cién civil de Jaime Roldés y hasta ahora, los gobiernos han perseguide politicas que més que transformar, buscan regular y estabilizar al sector agropecuario. En relacién al campesinado, el énfasis pas6 a colocarse sobreel desarrollo rural integrado ylos programasasistenciales.*En este segundo perfodo, que abarcé la década de los ochenta, las organizacio- nes campesinas regionales se transformaron. Cumplido su_papel de agenciar el acceso a Ja tierra, muchas de las provinciales de la FENOC entraron en decaclencia, especialinente ena Sierfa dondest presencia a nivel de base_siempre habia sida mAs debil. Las organizaciones que actualmente se manticnen activas, sobre todo en la Costa, son las rogio- nales que lograron convertirse en mediadoras eficaces ante cl Estado sobrela base de agenciarlas nuevasdemandasdelos campesinos.” A nivel nacional, la dirigencia de la FENOC siguié enfatizando el tema de la tierra y la reforma agraria, pero sin correlatos de accién efectiva. De hecho, la organizacién ha venido languideciendo con propuestas que, ademés de tener poca correspondencia con las realidades politicas del pais, no logran reflejar las aspiraciones de sus organizaciones de base, compuestas por campesinos que ya ticnen ticrra y cuyos problemas 25, R,Santana, «E] Casode ECUARUNARI»,Nariz del Diablo, No.7, 1981; J. Leén, «Las Organizaciones Indigenas: Jgualdad y Diferencia», en D. Cornejo Menacho (comp), Indios... op.cit., pp. 392-396. 25. M. Chiriboga, «El Estado y las Politicas hacia el Sector Rural (1979-1982)», en Ecuador Agrario: Ensayos de Interpretacién, Quito, Editorial El Conejo, 1984, pp. 128-139. ‘Véase también G. Cosse, Estado..., op.cit., pp. 57-68. 27, Basado en entrevistas con dirigentes nacionales y regionales de la FENOC. Sobre este proceso véase también M. Chiriboga, «Crisis Econémica y Movimiento Campesino ¢ Indigena en Ecuador», Revista Andina, Vol. 4, No. 1, 1986. 283 LEVANTAMIENTO INDIGENA principales tienen que ver con los precios de los productos, los apoyos a la produccién y los servicios en sus regiones. Muchos relacionan este declive dela FENOC, su incapacidad para responder de manera dinami- caa lasnuevascondiciones, con el burocratismo de su dirigencia nacional y con la crisis ideolégica que ha venido afectando al Partido Socialista y ia izquierda ecuatoriana en general.* En la Sierra, paralelamente al reflujo de las organizaciones campesinas, fueron ganando espacio las organizaciones indigenas. E] proceso se dié desde abajo y desde arriba. Desde abajo a partir dela revitalizacién delos marcos organizativos locales tradicionales, la comunidad y cl cabildo, que sc han venidoagrupando en federacionesde comunidades y cabildos Desde arriba hay que mencionar los cambios en ECUARUNARI, que comenzé a balancear la demanda de tierra con reivindicaciones étnicas centradas sobre la lucha contra la discriminacidn y sobre planteamientos entornoa temas comolalengua, la cultura, ylamedicina. Flotroelemento clave ha sido la convergencia de ECUARUNARI con la CONFENIAE, la Confederacién de Nacionalidades Indigenas de la Amazonia, que en 1986 dié lugar a la formacién de la CONAJE como organizacién repre- sentativa de losindigenas a nivel nacional. Desdeel principio, la JE exhibié un mancjo prudente, con énfasis en el objetivo de convertirse en interlocutora del Estado, y con poca inclinacién al discurso radical-En lugar de hacer hincapiéen Ta lucha por la tierra y las demandas econd- micas, la CONAIE ha privilegiado el tema de la lengua y la cultura, y también reivindicaciones programaticas de alto vuelo como 1a autono- mia territorial para los pueblos amaznicos y la redefinicion de] Ecuador como pais multicultural y plurinacional.*! El logro mas significativo de Ja CONAIE vino en 1988, cuando la organizacion Ilegé a un acuerdo con el gobierno de Rodrigo Borja para asumir responsabilidad por la admi- 28, Entrevistas con activistas politicos y dirigentes de organizacionescampesinas, indige- nas y sindicales. 29. Entrovistas con dirigentes de ECUARUNARI. Sobre la afirmaci6n de una linea étnica en esta organizacién véase R. Santana, «El Caso..», op.cit; y la informacién en CONAIE, Las Nacionalidades Indfgenasen el Ecuador: Nuestro Proceso Organizativo, Quito, Ediciones Tinkui, 1988, pp. 245-266. 30. Sobre el proceso de coniormacisn de la CONAIE véase CONAIE, Las Nacionalida- des..., op.cit,, pp. 293-305; y J. Leén, «Las Organizaciones...», op.it., pp. 406-414 31, Para una visidén general de las actividades y orientaciones dela CONAIE en el periodo previo al levaniamiento véase CONAIE, Memorias del Segundo Congreso, Quito, Ediciones Tincui, 1988. — 284 _ _ LEON ZAMOSC. nistracién de un vasto programa de educacién bilingue intercultural para todas las zonas indigenas del pais, un programa con estatuto equivalenteal de la educaciGn oficial y cuyo presupuesto es cubierto por el Estado. Muchos observadores vieron este acuerdo como un paso hacia Ja cooptacién, hacia la absorcin de la CONAIE por parte del Estado y hacia la emasculacién de cualquier potencial contestatario que podria haber tenido cl movimiento indigena. No es de extrafiar que para esos observadores, asf como para muchos funcionarios del gobierno y para los criticosde la CONAIE enel movimiento popular, el levantamiento de junio de 1990 haya representado una gran sorpresa politica. 3. Las Raices del Levantamiento Nacional indigena de 1990 Como preludioa laconsideracién del levantamiento, se hacen necesarias algunas precisiones de orden tedrico y metodolégico. Mi punto de partida es la proposicién de que, para dar cuenta de una movilizacién social, lo minimo que se espera de una explicacién basada en la subjeti- vidad de los actores es que nos aclare quienes son los que se movilizan, de qué modo lo hacen y cuales son los objetives-que persiguen. Consi- deradas en sentido inverso, estas preguntas nos remiten a los tres pardmetros fundamentales de la accién colectiva: su_dimensi én instrumental, que tiene que ver con el hecho de que la accién va dirigida hacia el logro de metas compartidas; su dimensién organica, relacionada con los procesos de articulaci6n organizativa que posibilitan la accién colectiva y que la proyectan como tal hacia adentro y hacia afuera del grupo en cuestién; y su dimensién expresiva, que alude al hecho de que las formas y contenidos de Ia accin tienen un valor denotativo (o de representacién)en relaciéna la identidad social del grupo que se moviliza. Tomadas en su conjunto, estas tres dimensiones pueden servir de base para explicar la movilizacién social desde una perspectiva subjetiva que no sea reduccionista. Pero esta explicacién seguiria siendo parcial en tanto que, por si misma, nonos dice nada sobreel empalmeentreagencia y estructura. Concretamente, la debilidad intrinseca de una explicacion puramente subjetivista reside en el hecho de que no puede iluminar la manera en que los factores socioccénomicos y politicos, ademés de moldear el entorno en el cual tiene lugar la accién colectiva, condicionan Jas metas, el potencial de recursos organizativosy lamisma definicion de Ja identidad social de los actores. 285 LEVANTAMIENTO INDIGENA Mi discusién sobre las raices del levantamiento indigena de 1990 tratara decombinar las dos perspecti vas. Tematicamente, mi andlisis se centrara sobre las dimensiones de la accién colectiva, pero utilizando esas dimen- siones como Angulos de aproximacién para rastrear las conexiones entre clelemento de agencia y los procesosestructurales que in fluycron desde el transfondo. Como en el plano metodolégico mi punto dearranque son las percepciones subjetivas de los actores, es importante aclarar que me baso en testimonios provenientes de informes de prensa, comunicados y documentos que circularon durante la movilizacidn, cassettes con varias horasde videograbaciénen bruto (incluyendo declaracionesdedirigentes, participantes rasos y observadores de diferentes provincias) y una se- riedeentrevistas que yo mismo llevé a cabo en varias regiones dela Sierra entre octubre y diciembre de 1990. Revisados los testimonios, preparé un listado de los diferentes motivos que eran invocados para dar cuenta de la participacién masiva en la protesta. Puesta de otro modo, lo que hice fue sistomatizar un inv de aquellos factores que, desde la perspectiva subjetiva delos part tes, eran los mas relevantes para explicar la participaci6n en el levanta- miento, Con muy pocas excepciones, los elementos encontrados en ese inventario pucden catalogarse dentro de una taxonomia derivada de nuestro planteo sobre los pardmetros de la accién colectiva. Por un lado, hay explicaciones que aluden a la dimensién instrumental, ya que se centran sobre las reivindicaciones y racionalizan la participacién en funcién de los objetivosdeclarados dela protesta indigena. Por otrolado, hay recuentos que enfatizan los elementos logisticos que posilitaron la movilizaci6n, relievando la importancia de lo que aqui hemos definido como la dimension organica de la accién colectiva. Por ultimo, también hay testimonios que, al invocar la logica de lasolidaridad ya pertenencia social, ofrecen una llavede acceso al sentido expresivo del levantamiento. En las paginas que siguen nos concentraremos sobre estos elementos, remontando la discusidn hacia los factores estructurales que incidieron en la gestacién de! levantamiento. 32. Filmacionesindependientes ydel CEDIS. Algunas partes del materia fueron ealitadas ¢ indufdas en el video «El Levantamiento Indigena de Junio de 1990», coproducido por el CEDIS y la CONAIE en 1990. 286 LEON ZAMOSC Crisis Econémica, Politicas de Ajuste y Protesta Social Comenzando por cl elemento instrumental, lo que més se repitidé en los testimonios fueron las afirmaciones de que el propésito del levantamien- to era protestar por el abandono del gobierno y cl alto costo de la vida. Mis espeeificamente, se mencionaron los bajos precios de los productos que los campesinos vendian en el mercado y la carestia de las cosas que compraban, con mucho énfasis en los alimentos y los fertilizantes. Aunque cl tema dela tierra no aparecié como un tema gencralizado, su centralidad fue evidente en ciertos lugares en los que existfan conflictos entre terratenientes y campesinos. Nuestra pregunta es cémo se relacio- nan estas reivindicaciones con los cambios de los afios ochenta. Como en general se conoce, el contexto de la crisis del modelo cepalino de desarrollo en América Latina y su agudizacién por el problema de la deuda externa, creo que no es necesarioentraren demasiados detalles, ya queel caso ecuatoriano fue bastante tipico (con agravantessimilaresa los. de México y Venezuela, ligados a la disminuci6n drastica del precio del petréleo y a niveles comparativamente altos de endeudamiento). En Ecuador las politicas de ajuste se iniciaron en 1982 durantecl gobierno de Osvaldo Hurtado, se hicicron draconianas bajo Leén Febres Cordero, y se mantuvieron durante el gobierno del ahora saliente presidente Borja. Esencialmente, las medidas se dirigicron a climinar mecanismos de fomento, protecciones y subsidios, reducir los controles de precios en cl mercado interno, abrir la economia al mercado internacional, cortar el gasto publico, devaluar la moneda y aumentar las tasas de intcrés.* Durante la década de los ochenta la tasa promedio de crecimiento anual del PIB fue del 2.4% (con fluctuaciones y cifras negativas cn 1983 y 1987), de manera que es debatible si estas politicas ayudarona paliar la crisis 0 si de hecho fueron responsables por haberla agravado.* El perfodo mas reciente sé caracteriza por mas de lo mismo: en 1990 y 1991 la tasa 33, Sobrelas politicas de ajuste, véase A. de Janvry y otros, Adjustment... op.cit., pp. 46- 49, 34, La cifra promedio para los afios ochenta se basa en datos citados por A. de Janvry y otros, Adjustment... op.cit,, p. 55; y Economist Intelligence Unit, «Ecuador: Country Profile 1992-1993», London, 1992, p. 9. 287 LEVANTAMIENTO INDIGENA promedio de crecimiento fue del 2.5%, y 1a que se pronostica para 1992 es del 2.2%. yCual es la conexidn entre la crisis, las politicas de ajuste y la protesta campesina? Enlosafios ochenta, la tasa de crecimiento promedio del PIB agropecuario fue del 4.9%, lo cual indica que durante la década de crisis la agricultura se desempefié mejor que cl resto de la economia. Pero al considerar la performance de los distintos sectores, se hace clato que los realmente exitosos fueron los agroexportadores y los productores agroindustriales, es decir, la mediana y gran produccién empresarial de la costa y del norte de la Sierra” Estos sectores se beneficiaron de la devaluacién, de las politicas de fomento a la exportacién, y de los cambiosen los patronesde consumo dealimentosentrelosecuatorianos.* Sobre la base de un estudio detallado de los datos disponibles, Arcos y Guerra concluyen que la crisis ha sido una crisis dela economia campesina y, sobre todo, de los sectores campesinos més pobres de Ia Sierra.” Dentro de un contexto de acceso muy restringido a la tierra, los campe- sinos mds vinculados al mercado fueron severamente afectados por Ja menor demanda y el descenso relativo de los precios de sus productos, el encarecimiento de los insumos importados debido a la devaluacién (especialmente los fertilizantes, que son tan importantes por cl agota- miento del poco suelo disponible), el aumento de los intereses, la reduc- cién de los recursos para crédito, el alza inflacionaria de los productos de 35. Datoscitados en Economist Intelligence Unit, «Ecuador: Country Profile...», op.cit. p. 9; y en Economist Intelligence Unit, «Ecuador: Country Report No. 2», London, 1992, p.5. 36. C. Arcos y G. Guerra, «Produccién de Alimentos y Econom{a Campesina en los Ochentay,en C. Montular (comp), La Crisis y ¢! Desarrollo Social en el Ecuador: 1980- 1990, Quito, Editorial El Conejo, 1990, p. 127. 37. C.ArcosyG. Guerra, eProduccidn...», op-cit, pp. 126-133 y 138-140. Véase también A. de Janvry y otros, Adjustment... op.cit., p 53; y M.D. Whitaker y J. Alzamora, «The Performance of Agriculture», on M.D. Whitaker y D. Colyer (comp.), Agriculture and Economic Survival: ‘The Role of Agriculture in Ecuador's Development, Boulder, Westview Press, 1990, pp. 47-51 38. Sobre los cambios en los patrones de consumo véase C. Arcos y G. Guerra, «Produc~ cién...», op.cit,, pp. 140-146; y M.D. Whitaker y J. Alzamora, «The Performance...», op.dit., pp. 35-68. 39. C.ArcosyG. Guerra, «Producci6n...»,op.cit,, pp. 133-138, Sobre los efectos dela crisis, véase también F, Rasero, «Politica Agraria: Critica y Propuestas», ponencia presenta- da ante ol VI! Foro Nacional de Derechos Humanos, realizado en Ricbamba en Noviembre de 1990. 288 _ LEON ZAMOSC consumo cotidiano, y la contraccién general de losapoyos y servicios del Estado. Muchos de estos factores, sobre todo el aumento del costo de la vida, también afectaron directamente a los campesinos semiproletarios, que como vimos son el sector mayoritario en la Sicrra. Pero en el caso de estos iiltimos hay que citar dos factores adicionales de gran importancia. Primero, la reduccidn de las posibilidades de empleo por Ia crisis en la industria manufacturera y sobre todo en la industria dela construccién. Hacia finales de losochenta, el empleo en la manufactura cra casi un 10% menor de lo que habja sido al iniciarse la década; y en la industria de la construccidn, que es clave para los migrantes del campo, hubo un bajon de casi el 50% en el area construfda entre 1987 y 1990." E] segundo factor fue la disminucién de los salarios reales, que fue tin drastica que no roquiere mayor comentario. Entre 1980 y 1985 los salarios se contrajeron en un 29.2%, y entre 1986 y 1990 bajaron a un ritmo promedio del 8% anual." Es sobre este contexto que hay que considerar la reaparicion de los conflictos de tierra. Segtin un estudio de Fernando Roscro y datos de Ja CONAIE, en visperas del evantamiento habjan 72 conflictos entre campesinosy terratenientes en diferenteslugares dela Sierra Partiendo de esas informaciones, y tomando en cuenta mis propias observaciones tanto en el canton Alausf (que es escenario de seis disputas de ticrras) como enun encuentro nacional de delegados de los grupos envueltosen los conflictos (realizado en Pujilf en noviembre de 1990), parece acertado concluir que los conflictos no son parte de una_nueva gran ofensiva campesina de lucha por la tierra. Mas que todo, se trata de disputas aistadas en forno a_procesos pendientes de_venta_de_tierras. Estas disputas se han venido agravando como reflejo lateral de la crisis 40. Elempleoenta industriamanufacturera,queaicanz6 una ctispide de 112.936 personas en 1980, bajé 2 102.036 en 1986 (fuente: A. de Janvry y otros, Adjustment... op.cit, p. 71). El area construfda,descendié de un récord de3.016,000 metros cuadradosen 1987 1.537.000 en 1990 (Fuente: Economist Intelligence Unit, «Ecuador: Country Profile...» op-ct,, p. 26 41, Estas cifras provienen de Economist Intelligence Unit, «Ecuador: Couniry Profile.» op.dit,, p. 13:y de J. Falcont y otros, «Ecuador de los Atos Ochenta: entre el Ajuste y 1a Crisis», en C, Montufar (comp.), La Crisis..., op.at, p. 71. 42. Véase F. Rosero, «Defensa y Recuperacién de la Tierra: Campesinado, Identidad Etnocultural y Nadén», en D. Cornejo Menacho (comp.), Indios..., op.cit.; y CONAIE, “Tramites y Conflictos de Tierras Prosentados por la CONAIE ante la Comision de Didlogo», mimeo, 1990. 289 LEYANTAMIENTO INDIGENA econdmica que, al cerrar las opciones de trabajo migratorio para los semiproletarios, aumenta las presiones de los que estén buscando alter- nativas a través de un mayor acceso a la tierra. La conexién entonces, parece bien clara: el levantamiento de 1990 fue, en buena medida, lo que en Ia literatura se ha dado en Hamar un «disturbio FMI», es decir, una manifestacién de protesta popular derivada del gran impacto de la crisis econémica y de las politicas de ajuste.” Este impacto fue particularmente contundente en la Sierra porque los cambios de la década anterior habian mejorado la situacién dela poblacién y, al mismo tiempo, la habjan hecho muy dependiente de la macrocconomia del pais. Esto nos clarifica el sentido instrumental del leyantamiento como un evento de protesta por medio del cual la poblacién rural ventilé su descontento por la situacién socioeconémica y planted exigencias de cambio en las politicas del Estado Las Bases Organicas de la Accién Colectiva La consideracién del elemento de articulacién orgdnica nos remite a los factores que dinamizaron la participacién masiva de los indigenas en el levantamiento, en el sentido preciso de lo que en inglés se llama cl «turnout». En relacion a esta pregunta de qué fue lo que concretam hizo quela gente saliera de sus casas a protestar, casi todoslos testimonios convergen sobre lo mismo: la iniciativa de las comunidades y los cabil- dos. Los detalles especificos varian. En algunos casos se realizaron asambleas en las cuales la comunidad entera discutié el llamado de la CONAIE y tomé la decisién de participar. En otros lugares fueron los cabildoslos que resol vicron la participacién y movilizarona los comune- ros. También se dié el caso de federaciones y uniones regionales que tomaron la decision y transmitieron verticalmente «la orden» a sus comunidades miembras. No podemos entrar en todos los detalles, pero cl elemento fundamental es que fueron los marcos de base los que definieron y organizaron la participacién, movilizando su influencia, sus recursos, y en algunos casos hasta su capacidad de coercidn para asegu- rar que la gente aportara las cosas que se necesitaban y se sumara a las marchas, las concentraciones, los bloqueos de carrcteras y las demas 43. Sobre los «disturbios FMIn véase J. Walton, «Debt, Pratest, and the State in Latin America», en §. Eckstein (comp.), Power and Popular Protest: Latin American Social Movements, Berkeley, University of California Press, 1989 290 LEON ZAMOSC. acciones del levantamiento. Para aclarar este aspecto, entonces, es nece- sario responder ala siguiente interrogante: ;de dénde viene esta capaci- dad organica de las comunidades? La respuesta, nucvamente, debe buscarse en Ia combinacidn de una serie de factores que tuvieron sus tafces en los cambios socioeconémicos y politicos de los ultimos treinta aftos. E] primero. te esos factores fuc el vacto de poder en el campo. El de la Sicrra no habia sido solamente un régimen agrario, sino también un régimen de control politico ¢ ideolgico que, apoydndose en la media- cion de los curasy lasautoridades mestizas de los pucblos, permitia a los terratenientes monopolizar cl podcr local, aglutinarse como clase hegeménica a nivel regional, y hacerse presentes como fuerza conser- vadora en la politica nacional. Pero el reordenamiento socioecondmico estaba llamado a trastocar la situacién. Entre los campesinos, la necesi- dad de organizarse para librar_la batalla por la tierra hizo que la orientacién colectiva y la apelacién a las lealtades primordiales pasaran aun primer plano. Esto tuvo un efecto de reactivaci6n y fortalecimiento delasrelaciones tradicionales de parentesco ampliado y de reciprocidad- complementaridad, dando lugar a que la antigua comunidad indigena, queantes habia languidecido en el trasfondo, se fuera regenerando como marco organico de esas relaciones. Al mismo ticmpo, la reforma agraria y la liquidacién de las formas serviles de produccién crosionaron de manera dramética las bases de poder de la clase terrateniente..Al desapa- reccr la figura del gamonal terrateniente, y al no haber ninguna fuerza polities que intentara penctrar la sociedad rural para Ienar ese vacio, se abrio el espacio para que, después del acceso a Ja tierra, la comunidad indigena se proyectara con nuevasreivindicaciones hacia los ambitosde poder local eincluso regional en los lugares en donde se consolidaban las uniones y las federaciones de comunidades.® 44, Sobre el sistema de poder basado en la hacienda véase G. Cosse, Estado... op.cit., pp. 20-25;O. Hurtado, «El Proceso Polftico», en G. Drekonja y otros, Ecuador I loy, Bogota, Siglo XI, 1978, pp. 166-169; y A. Guerrero, «La Desintegracién de la Administracién Etnica en el Ecuador: De Sujetos-Indios a Ciudadanos-Etnicos», CEDIME, mimeo, 1990, pp. 10-20. 5 ~~ 45. No existe atin ningtin estudio sistemético We esta dindmica de potenciacion de la comunidad indigena, pero hay abundantes referencias parciales en la literatura, Véase, por ejemplo, G. Ramén, «La Comunidad Indigena Ecuatoriana: Planteos Politicos», en CAAP: Comunidad Andina: Alternativas Politicas de Desarrollo, Quito, CAAP, 1981, p. 69-70; J. Led, «Las Organizaciones.», opcit, pp. 384-389; y A Guerrero, «La Desintegracion...», op.cit., pp. 24-26. 291 LEVANTAMIENTO INDIGENA El segundo’ ‘factor sd relaciona con los agentes externos que, segtin lo muestra 1a experiencia de muchos otros procesos de modernizacin, siempre juegan un papel estratégico en promover la organizaci6n y la politizacién de la poblaci6n rural. En el caso ecuatoriano esta cuestién de los aliados politicos externos, su carga ideolégica, y su incidencia sobre ol fortalecimiento de la comunidad indigena tiene una historia compleja. Pero en lo esencial pueden abstraerse dos tendencias principales on los iltimos veinte afios. Porun lado, fueron perdiendo presencia yascendiente los sectores vanguardistas de izquierda que trataban de trascender los particutarismos para promover una identificacién clasista-campesinista mis abstracta y que, consecuentemente, rechazaban Ia etnicidad por considerarla divisiva para sus proyectos de transformacién de la socic- jdad. Por otro Jado, y a medida que esa influencia se > desvanecia, ft ie cobrando fuerza cl trabajo de base de los sectores progresistas de Ia Iglesia, que reconociana la etnicidad y que proponian un modelo basista de desarrollo a partir de los marcos organicos tradicionales de la comu- nidad. Este relevo de influencias externas tuvo wna clara relacién con el proceso de cambio estructural. En buena medida, ¢] ascendiente original de la izquierda se debid a que los imperativos de la lucha por Ia tierra habian gencrado una gran receptividad hacia discursos radicales. Peroel acceso ala tierra redefiniéla situacién de los campesinos, que comenzaron a sintonizarse en-una onda diferente a medida que se hacian presentes otros discursos que eran percibidos como més acordes con las nuevas necesidades. — —~ Esto nos lleva al tercer factof en el fortalecimiento de las organizaciones indigenas de base: el hecho de que Jas comunidades y sus cabildos han venidoasumiendo nuevas funciones como instancias de mediacién entre lapoblaciénruraly lasagenciasde desarrollo, Este proceso fueclaramente alentado por las politicas estatales de finales de los afios setenta y principias de los ochenta que, al tiempo que congelaban la redistribucion de la tierra, pasaron a enfatizar los programas de apoyo ala produccién campesina y la provision de infraestructura y servicios en las areas 416, Estas observaciones se basan en entrevistas con dirigentes, activistas y observadores de las crganizaciones populares en el campo. Es sorprendente que ol tema de las relaciones entre los partidos deizquierda, la iglesia, y las organizacioncs campesinas eindigenas, a pesar desu gran centralidad, permanezca atin virtualmenteinexplorado en la investigaci6n social en Ecuador. 292 LEON ZAMOSC. rurales.” Es cierto que, con el ajuste y los recortes prosupuestales, ha habido un retrotraimiento significativo de la presencia del Estado. Pero esto no ha menoscabado las funciones mediadoras de las comunidades, ya que el Estado ha sido parcialmente reemplazado por diferentes tipos de ONGs (organizaciones no gubernamentales) nacionales y extranjeras” que Megan a promover cl desarrollo autogestionario y que tienen una gran presencia en el campo ecuatoriano.” Todo este proceso ha venido fortaleciendo a la comunidad indigena porque, asi como los comuneros Ja ven como necesaria para obtencr las ayudas externas, las agencias estatalesy lasONGsnecesitana lascomunidades como «partners», como interlocutores organicos locales que faciliten la realizacion de sus programas y la canalizacién ordenada de sus apoyos. Tomando esto en cuenta, no es de extraftar que las mismas agencias externas se preocupen por fomentar Ia asociacién comunitaria, y que muchos de sus proyectos jncluyan componentes de capacitacién de lfdercs y desarrollo de la organizacion. Llegamos asi al tiltimo puntd que nos interesa destacar: la maduracién ag proceso de formacidén de cuadros prepios, de una élite « je liderazgo ena. {De dénde vienen esos dirigentes? Para responder cabalmente asst pregunta habria que abundar en detalles sobre las condiciones creadas por los cambios sociales, la situacién de segmentos estratégicos dela poblacién indigena, ylas relaciones entre losindigenas y susaliados externos. Aqui, nos limitaremos amencionar algunos puree felevenies al sistemma educativo, que agregé una dimension andarenersl proceso deintegracién de Tos indigenas a la vida del pais y que tuvo efcctos directos desde el punto de vista de la capacitacion de las nuevas gene- raciones.” En relacién alo segundo vale la pena llamar la atencion sobre 42. Véase A. Ibarra, Los Indigenas y ol Estado on ol Ecuador, Quito, Editorial Abya-Yala, 1987, pp.171-188;]. Almeida, «Vigencia deloIndigena enel Ecuador,on CAD, Einia en 0] Ecuador: Situaciones y Analisis, Quito, CAAP, 1984, pp. 21-23; y M. Crain, «The Social Construction of National Identity in Highland Ecuador», Anthropological Quarterly, Vol. 63, No. 1, 1990, pp. 48.49 48, Hacia finales de los afios ochenta, opereban en Ecuador 56 ONG (41 nacionales y 15 extranjeras) y36cntidades oficiales internacionales (12 bilaterales y 24 muliilaterales). Véase FAO Ecuador, «Directorio de Organizaciones No Cubernamentales Ecuatoria nas para el Desarrollo Rurabs, Quito, mimeo, sf 49, VéaseG. Ramon, «Ese Secreto Poder de la Escritura», en D.CornejoMenacho (comp), Indios..., op.cit,, pp. 362-370 293 LEVANTAMIENTO INDIGENA el efecto motivacional de lo que los sociélogos Haman la «inconsistencia a de status», ya que muchos dirigente: provienen de sectores acomodados “/que, al enfrentar la discriminacién del mundo blanco-mestizo, se ven atrapados en la contradiccién entre las expectativas derivadas de su ascenso econdmico y la persistencia de-una valuacién negativa de su status social como indigenas.” Por ultimo, y en relacion ala influencia de los agentes externos, hay que sefialar que la formacién de Ia élite de dirigentes refloja cl resultado acumulado del entrenamiento de cuadros _D por parte de los grupos politicos de izquierda, Ia proparacion masiva de animadorescatequistas por parte dela Iglesia, ylacapacitacion delideres comunitarios por parte de las fundaciones y las entidades de desarrollo." Noestd de més subrayar que la caracterizacién del liderazgo indigenano puede limitarse a esta cuestion de los origenes de sus dirigentes, ya que el ojercicio de las funciones de conduccién también est4 condicionado por loscontenidos reivindicati vosy por las formas tradicionales de hacer politica entre los indigenas. Hacia adentro de Ja organizacién, esto se | expresa en unestilo de liderazgo que es marcadamente més democrético que el que prevalece en otras organizaciones populares; un estilo que se basaen Ia toma de decisiones por consenso, la rotacién de funciones, la vigilancia contra la burocratizacin y la sujecién de los dirigentes a controles desde abajo ** Hacia afuera, lo principal es el énfasis sobre la omia de la organizacion indigena, expresado por el hecho de que los dirigentes han venido atravesando un proceso de secularizacion, tomando distancia frente a los discursos politicos externos, y desarro- Nando orientaciones propias que se afirman cada vez més sobre las reivindicaciones étnicas” La Expresién de una Nueva identidad Colectiva Cuando hablamos dela dimensidn expresiva del levantamiento, nuestro punto de partida son los testimoniosen los quescexplica la participacién 50. En relacion a esto véase EH. Frank, «Movimiento Indigena, Identidad Etnica y el Levantamiento: Un Proyecto Politico Alternativo en el Ecuadorn, en D. Comejo Menacho (comp,), Indios..., op.cit,, pp. 520-527. 51. Deun modo u otro, estos agentes externos jugaron un papel clave en la formacién de virtualmente todos los dirigentes y activistas ind{genas que he tenido oportunidad de entrovistar en Ecuador. 52. Basado en entrevistas con dirigentes, activistas y observadores de las organizaciones campesinas ¢ indigenas. 53, Véase R. Santana, «La Cuestién Etnica y la Democrada en el Ecuador», Ecuador Debate, No. 12, 1986; y J. Len, «Las Organizaciones...», op.cit,, pp. 396-414 294 LEON ZAMOSC porque «somos indigenas y ésta es una protesta de todos los indigenas», © porque «venimos a exigir los derechos que nos corresponden como indigenas», 0 porque «salimos a demostrar que los indigenas estamos unidos, organizados y podemos plantear demandas propias», todo esto con referencias al orgullo de ser indigenas y a los quinientos afios de discriminacién y postergacién de derechos ancestrales. Este tipo de testimonios, y muchos otros indicios como el fendmeno masivo de «participacion por contagio» que sabemos se dio enel levantamiento, son reveladores de la existencia de un sentimiento de solidaridad étnica. La expresién de este sentimiento colectivo otorgé un sentido importante al levantamiento como una tarjeta de presentacién, como un colosal mensaje de los indigenas, a si mismos y a la sociedad ecuatoriana, de que existe una nueva identidad colectiva. La pregunta clave en este caso se relaciona con la manera en que Se ha venido desarrollando esa nueva identidad colectiva. Comoen nuestrosanilisis anteriores, también aqui es necosario echar un vistazo retrospectivo. Hace un momento dijimos que cl régimen agrario de la Sierra también habfa sido un régimen de poder politico. La dimen- sidn étnica de ese sistema de poder estuvo dada por una continuidad_ histérica fundamental: laactivacién dela etnicidad como clemento clave para definir la jerarquia social y articular las relacion« lotacién econémica. Como fendmenos reales, el mestizaje y la aculturacién sdlo habjan sido relevantesen los extremos norte y sur de la Sierra. Pero en el corazén demografico, en el cje andino central, cl mestizaje y la hispanizacién quedaron circunscritos al mundo urbano-pucblerino. En el campo, las reorganizaciones incaicasy espaitolas habian producido un proceso de etnotransformacién cuyo resultado fue la virtual desapari- cién de las etnias originales y su reemplazo por una identidad india «gonérica>¥En un mundo en el cual la existencia delos mestizos tornaba borrosas las fronteras raciales, la nueva identidad del indio fue social- mente construfda en torno a tres elemen! : Ja lengua quichua los rasgos sociales y culturales caracteristicos de un campesinado tradi- cional, y el status de subordinaci6n frente a los terratenientes blancos y los mestizos de Ios pueblos. La etnicidad queds asi definida como un corte sociocultural y politico quedaba el referente adscriptivo primordial para precisar los rangos y ordenar la experiencia colectiva de dominados 54. B. Muratorio, «Protestantism, Ethnicity, and Class in Chimborazo», en N. Whitten (comp.), Cultural Transformations and Ethnicity in Modern Ecuador, Urbana, University of Illinois Press, 1981, p. 520. 295 LEVANTAMIENTO INDIGENA y dominadores. Entre los primeros, ese referente did lugar a una autoidentificacién indigena que estaba profundamente marcada por el estigma de la inferioridad. Entre los segundos, proveyé la base para la justificacién de su supremacia como una consecuencia necesaria del abismo cultural que los separaba de «la raza vencida». La descomposicién del régimen hacendatario y los demas cambios que hemos venido resefiando significaron ladesintegracién de loguoAndits Guerrero ha Hamado el «sistema de administraci6n étnica».** Esto cred condiciones para un nuevo proceso de etnotransformacién, para que se trastocaran las bases de la identidad colectiva de los indigenas | de la Sierra. ste proceso puede mirarse desde diferentes puntos de vista, pero desde el Angulo sociolégico creo que se podria avanzar hacia una interpretacién. inferesate sobre-la base de las dos premisas siguientes: que la redefinicién delesa identidad es un proceso cuyos contenidos se van construyendo a partir de las circunstancias del encuentro de los indigenascon cl resto dela sociedad y que, al menos por ahora, susentido principal es que los indigenas estén logrando invertir el signo negalivo ie su i aaeripcibn er y utilizar su awtoidentificacién positiva para perseguir una estrategia de accidn colectiva. La argumentacién de la primera de las dos premisas podria plantearse como sigue. Hasta los aftos cincuenta, la identidad indigena cra una identidad «genérica» pero fragmentaria, correspondiente a grupos que estaban aislados del resto de la sociedad por su condicién de subordina- cién a la hacienda. Con los cambios de los ultimos treinta afios, esos grupos acceden a la posibilidad de encontrarse entre siy con los demés i¢iones para que puedan percibi ad y omo una categoria colectiva dentro de Ja sociedad mas amplia. Ese encuentro y esa toma de concien- cia tienen lugar en un contexto en que el Ecuador atraviesa un proceso de modernizacién acelerada, lo cual implica que Tos indige mismo momento en que se asoman al horizonte de la vida publica del pais, son interpelados de diferentes mancras por un proyecto blanco- mestizo de desarrollo e integracidn nacional. La situacidn exige defini- ciones, frente a esa interpelacién y frente a las nuevas necesidades generadas por los cambios sociales. Aqui, la reivindicacién de la educa- cidn bilinguc intercultural es un ejemplo excelente. Ante la propuesta de 58, A, Guerrero, «La Desintegracién...», op.cit,, pp. 9-15. 296 LEON ZAMOSC acceso a la educacién, que es parte del proyecto de integracién nacional, losindigenas tuvieron que pronunciarse, decidir si querian ser educados de la misma manera que los demas ecuatorianos, o si su educacién debia ajustarse y (gpor qué no?) celcbrar sus especificidades linguisticas y culturales. La democratizacién de la politica local, por tomar otro ejem- plo, plantea desafios similares. ;Cuales deben ser las bases instituciona- les deesa democracia? Las que propone el proyecto blanco-mestizo olas que ya existen informalmente en la organizacién de las comunidades? A diferencia del tema dela educacion bilingue, esta cuesti6n atin noha sido procesada organicamente por el movimiento indigena. Pero a nivel de base, los indigenas fortalecen sus instituciones politicas comunitarias, reviven su derecho comunal, y ultimamente han comenzado a exigir de manera esponténea que se nombren tenientes politicos indigenas en muchas parroquias. Como estos, podrfamos citar otros ejemplos de temas que los indigenas se ven 0 se veran forzados a enfrentar cn su incorporacién a la vida nacional. Con cada definicién, los indigenas habran avanzado otro paso dentro del proceso de fondo: acceder a la ciudadania, pero de una manera en que, utilizando la expresién de Jorge Len, «se reconozca la diferencia>.* En esencia, lo que esto nos indica es queel contenido dela identidad ind fgena noesté dado de antemano,sino que su definicion ira produciéndosey cambiando a medida quese vayan dando respuestas, desde lo que los indigenas perciben como su especificidad, a los desafios de la integracién. Una de las tesis més influyentes sobre la etnicidad, propucsta por la escuela del antropdlogo Fredrik Barth, sostiene que el elemento esencial en las relaciones interétnicas es el proceso de definicién de «fronteras» entre los grupos en cuestién.” Esta teoria, que enfatiza la forma, cs par- cialmente relevante para nuestra caso, ya que lo que acabamos de describir es un proceso por el cual los indigenas van demarcando las diferencias que los distingucn dé los demés ecuatorianos. Sin embargo, resultaria equivoco aplicarla de manera unilateral, ya que también hemos visto que esa afirmacién de la especificidad es parte inseparable de la busqueda de integracién y de acceso a la ciudadanfa. El enfoque substantivo de Clifford Geertz, que enfatiza el contenido cultural de la 56. J. Leén, «Las Organizadones...», op.cit,, p. 416. 52, F, Barth, «Introduction», en F. Barth (comp), Ethnic Groups and Boundaries: The Social Organization of Culture Difference, Boston, Little, Brown and Co., 1969. 297 LEVANTAMIENTO INDIGENA etnicidad, nos plantea una dificultad parecida.* Para Geertz, uno de los problemas fundamentales en Asia y Africa ¢s cl peligro de que los sconflictos étnicos conduzcan a la fragmentacién de los paises que emergieron después del colonialismo. Geertz explica esta dinamica “como resultado de la contradiccién entre el impulso integrativo, que busca crear una identidad homogénea como condicidn indispensable para la modernizacién y el desarrollo nacional; y las reacciones de segmentos de la poblacin cuyo sentido de la autoestima individual y de . la identidad colectiva contintia anclado en el particularismo de las realidades cotidianas de la consanguineidad, el lenguaje, Jas costumbres y las tradiciones. Esto nos da una perspectiva interesante para tratar de entender el sentido del movimiento indigena ccuatoriano como nega- cin del proyecto de integracion blanco-mestizo. Pero al hacerlo nos topamos con el hecho de que lo que los indigenas rechazan no es la propuesta deintegracién por se, sino laspretensionesde homogenizacion cultura] que dofinen los contenidos de esa propuesta. El punto débil del enfoque de Geertz es que, al no cuestionar Ia intolerancia cultural intrinseca del concepto liberal de ciudadania, nos impide apreciar la significacién de respuestas que, al mismo tiempo que apuntan a la integracién, plantean el desafio de forjar un nuevo concepto de ciudada- niaque,entreotras cosas, seacapaz dereconocery reconciliarladiversidad cultural. Tomando en cuenta todo lo anterior, parece evidente que cualquier teorfa «de fondo» (irrespectivamente de su caracter formal 0 substantivo) que pretenda dar cuenta de las complejidades de esta realidad necesariamente tendré que incorporar el tema dela ambivalencia y, por lo tanto, trascender los limites de la actitud modemista en las ciencias sociales.” Mientras tanto, yen relacién a la segunda de mis premisas, pucde ser titil prestar atencién a teorias de «medio alcance» que colocan el énfasis sobre la funci6n de Ia etnicidad. Richard Jenkins-por ejemplo, plantea que cl potencia] de movilizacién social es mucho mayor cuando los grupos tienen una identidad fuertemente cohesiva y cuando existen densas redes de relaciones interpersonales entre sus miembros." Este argu- 58. C. Geertz, «The Integrative Revolution: Primordial Sentiments and Civil Politics in the New States», en C, Geertz, The Interpretation of Cultures: Selected Essays, New York, Basic Books, 1973. 59. Sobre el horror de la mentalidad moderna frente al «escdndalo» de la ambivalencia véase Z. Bauman, Modernity and Ambivalence, Cambridge, Polity Press, 1991. 60, J.C. Jenkins, «Resource...», op.cit, p. 338, 298 LEQN ZAMOSC: mento es consistente con investigaciones que muestran que, en las situaciones en que hay una historia de explotacién de grupos étnicos subordinados, esos grupos exhiben una tendencia a afirmarse cn su etnicidad para solidificar los nexos de solidaridad que posibilitan 1a resistencia colectiva y la lucha rcivindicativa." Desde esta perspectiva, la etnicidad puede ser conceptualizada como una base para la accién colectiva, como un recurso que es utilizado por ciertos grupos sociales para tratar de realizarinteresesy dirimir conflictos sociales. Aqui, cl. caso de losindigenas dela Sierra ecuatoriana es claramente paradigmatico, ya que lo que presenciamos es una redefinicion en topercepcidn del rupo social (de grupo postergado a colectividad con derechos) y una apclacion a ese nuevo sentido positivode la identidad col va para salir a la conquista de un amplio abanico de reivindicaciones. A esto ha contribuido la apertura del Estado a la demanda indigena, que aunque dista mucho de ser realmente amplia y generosa, no dejé de ser signifi- cativa durante los afios ochenta. Al reconocer a la CONAIE y a sus organizacionesmiembras como representantes delosindigenas, al llegar con programas a las comunidades, al comprometerse a apoyar la educa- cién bilingue intercultural, y al mostrar disposicion a negociar las de- mandas territoriales de los grupos amazinicos, cl Estado ccuatoriano ha venido no solamente dando legitimidad a las organizacionesindigenas, sing también alimentando la percepcién de que el canal de la einicidad esun itar demandas y ganar acceso a benefi Esto nos invita-a concluir con algunos comentarios sobre la dindmica de la CONAIE que, como organizacién nacional, ¢s la que representa a los indigenas ante el Estado. 4. Conclusién: Redefiniciones en el Movimiento Indigena La trayectoria de la CONAIE refleja las tendencias que hemos venido identificando en nuestro analisis. Pero en el plano mas complejo de la arena politica nacional operan factores adicionales. Alli la organizacion se presenta como vocera de todos los indigenas ante la sociedad, cl 61. D.Mason, «introduction. Controversies and Continuities in Raceand Ethnic Relations Theory», en J. Rex y D. Mason (comp,) Theories of Race and Ethnic Relations, Cambridge, Cambridge University Press, 1936, pp. 8-9 299 LEVANTAMIENTO INDIGENA Estado y los demas actores politicos e institucionales. Inevitablemente, esta funcién de representacién envuclve a la CONAIE en el juego de alianzas y confrontaciones que definen el proceso politico nacional, lo cual implica que ese proceso politico pasa a convertirse en un factor de primer orden como determinante del desarrollo dela organizacion y de sus posibilidades de éxito. Desde el punto de vista de Ia base social del movimiento, cl factor mas importante es cl hecho de que la CONAIE también representa a los pueblos indigenas de la Amazonia. El peso demografico de los grupos amazénicos es mucho menor que cl de los quichuas de la Sierra (120 mil frente a aproximadamente un millén y medio), pero su prominencia estratégica es muy grande porque se ubican en una region que, ademés de albergar las riquezas del petréleo y otros recursos naturales, es considerada como vital para la seguridad nacio- nal. Enfrentados a los colonos, al Estado y a las grandes empresas que vienen a explotar esos recursos, los indigenas amazénicos se han distin- guido por la consistencia de sus organizaciones, por su talante contesta- tario, y por la mayor proyeccion de sts demandasen torno a temas como laautonomia ya territorialidad. Esto introduce un elemento dedisparidad interna que hasta ahora ha fortalecido y dinamizado a la CONAIE, pero que también la obliga a lidiar constantemente con desequilibrios que, de no ser resueltos, pueden imponer limites a su capacidad para actuar cohesivamente a nivel nacional. La evolucién de la CONAIE puede mirarse desde los mismos puntos de vista que adoptamos cn nuestro andlisis del levantamicnto; es decir, observando su gestion en el terreno de lo instrumental, lo orgénico y lo expresivo. Ademés, como en el caso de todo agente social 0 politico, sus acciones deben ser consideradas a la luzde las oricntaciones estratégicas y tacticas que las animan. Al hablar de estrategia nos referimos a la Gefinicién de abjetivos de fondo y de prescripciones sobre la manera general de tralar de alcanzarlos; definicién que se basa en las aspiracio- nes de los grupos representados por la organizaciony que también debe tornar en cuenta las caracteristicas fundamentales de la estructura socioecénomica y del sistema politico. Cuando hablamos de tactica nos 62. Sobrelas organizacionesindigenasenla Amazonia, véase E, Salazar, «The Federacion Shuar and the Colonization Frontier», en N. Whitten (comp.), Cultural... opcity; L Ruiz, «Pueblos Ind{genas y Etnicidad en la Amazonia» en D. Cornejo Menacho (comp.), Indios..., op cit.; y CONAIE, Las Nacionalidades.... op.cit,, pp. 35-135. 300 LEON ZAMOSG, referimos a las decisiones sobre cl modo de actuar y utilizar recursos en coyunturas especificas; decisiones que siempre estén condicionadas por la percepeién de las oportunidades, de los obstaculos y del balance de fuerzas momenténeo en la escena social y politica. \ Observando el desarrollo de la CONATEesde estos puntos de vista, puede decirse que durante sus primeros afios lo mas intenso de gestidn fue en el terreno orgdnico, ya que dedicé buena parte de energias a estabilizarse como organizacién, balancear la representaci de los indigenas serranos y amazénicos, ganar acceso a recursos y establecer lainfraestructura necesaria para garantizar sufuncionamiento.® En el terreno instrumental la CONAIE tuvo éxitos importantes pero dentro de un marco estrecho de accién ya que, a pesar de que tomd iniciativasen diferentes direcciones, termin6 gravitando hacia laconcen- tracion de casi todos sus esfuerzos en torno al tema de la educacion bilingue.” En el terreno expresivo, donde Jo fundamental para una organizaciOn es ser capaz dearticular ideolégicamentc los simbolos de la identidad colectiva y proyectarlosal resto dela sociedad, la performance de la CONAIE fue relativamente débil, ya que sélo recientemente did signos de estar tratando de llevar a cabo un trabajo sistemdtico en tort a la campaiia de los "Quinientos Afios de Resistencia Indigena.” Mas generalmente, hay que decir que cuando se observa la linea de conducta de la CONAIE, cuando se analizan sus documentos, y cuando se consi- deran las declaraciones de sus Iideres, se percibe una ausencia de definiciones que orienten, de manera deliberada, la estrategia del movi- miento a largo plazo. A nivel tactico, la trayectoria de la CONAIE revela una linea de conducta que, hasta el levantamicnto de 1990, sistematica- mente habia privilegiado la opcién de negociar con el Estado sin recurrir ala movilizaci6n abierta. Ahora bien, una de las grandes paradojas de los tiltimosafios en América Latina es que a pesar de que las medidas de ajuste tienen efectos 63. Enestos comentarios sobre la CONAIE me baso en el andlisis de boletines de prensa, materiales publicados por la organizacién, y mis propias entrevistas con dirigentes ind{genas y cbservadores. 64. CONAIE, Quinientos Afios de Resistencia India, Quito, CONAIE, 1988. Llama la atencion el que la CONAIE carezca de un periédico que sirva no solamente para divulger sus posiciones, sino también para cumplir la funcién clasica de elemento unificador y «organizador colectivo». En Colombia, por ejemplo, cl periodico Unidad Indigena tuvo mucha incidencia en la consolidacién del CRIC (Consejo Regional Indfgena del Cauca) y en su posterior proyeccién como articulador orginico del movimiento indfgena a nivel nacional. 301 LEVANTAMIENTO INDIGENA sumamente regresivos sobre las condiciones de vida del grueso de la poblacién, el movimiento popular se encuentra en un franco receso. En Ecuador, como en otros paises, las causas del reflujo tienen que ver con los efectos ideolégicos del remozamiento de la democracia liberal y con la crisis de las organizaciones obreras y campesinas, gencralmente influidas por sectores de izquierda que no han logrado redefinir sus utopias ni ofrecer alternativasal modelo econémico neoliberal. Bajo estas circunstancias, y como Io evidencian Jos «disturbios FMI» en varios paises, la protesta social tiende a expresarse de manera espontanea, carente de direccién y con pocas perspectivas de efectividad. Pero en la Sierra ecuatoriana la situacién fue diferente porque, al madurar las condiciones para la protesta agraria, habia un movimiento indigena en ascenso que podia prover el canal para que esa protesta se expresara de mancra amplia y ordenada, Sin haberlo planeado niprevisto, la CONAIE se encontré en la posicién de que era la tinica organizacién popular que podia asumir la representaci6n de la indignada poblacién de la Sierra Esto quedé claramente demostrado por el hecho de que, lejosde provenir de la dirigencia nacional, la iniciativa del levantamiento fue practica- mente impuesta por delegados regionales que, en una asamblea lovada a cabo en Pujili en abril de 1990, plantearon la urgencia de responder ala presién casi intolerable de las bases en el sentido de que «habia que hacer algo». La posicién singular dela CONAIE como tinica organizacidn que podia agenciar la protesta también fue demostrada por cl apoyo y la participacién de algunos sectores no indfgenas en los dias del levanta- micnto, y por el hecho de que varios grupos decampesinos mestizos que tenian disputas de ticrras también pidicron ser representados por la CONAIE en las negociaciones con el gobierno Asi, de manera repentina y sin tener definiciones estratégicas claras, la CONAIE se vi6 virtualmente obligada por la presién desde abajo a no solamente asumir demandas agrarias que no habian tenido gran figura- cién en su discurso, sino también a cambiar de tactica, pasando del «lobbying» y la simple negociacién a otra forma de negociacion avalada por la movilizacién popular. Dentro de las circunstancias, hay que destacar que la CONAIE respondié al maximo de sus posibilidades. Su 65. Entrevistascon dirigentes ind{genas nacionales y regionales. Véase también L. Macas, «El Levantamiento Indigena Visto por sus Protagonistas», en D. Cornejo Menacho (comp,), Indios... op.cit; p. 30. 66. Entrovistas con asesoresjuridicosy delegados dela CONAIE ala Comisién de Didlogo con el gobierno nacional. 302 _LEON ZAMOSC Mamado ala movilizacion se difundié de mancra adecuada y efectiva. Su pliego de exigencias combin6 las demandas inmediatas sobre los proble- mas econémicos candentes (mejoras en los precios de los productos campesinos, congelamiento de precios de productos basicos y solucion a los conflictos de tierra) con reivindicaciones étnicas programéaticas (como la definicién del Ecuador como pais multinacional, la autonomia territorial para los grupos amazonicos, el cumplimiento del programa de educacién bilingue y la legalizacién dela medicina indigena).”’ Pero sobre el terreno mismo, como vimos, la organizacién de la participacién en el levantamiento y la coordinacién de las acciones no fue obra de la CONAIE sino de las organizaciones de base. Ademas, la CONAIE revel6 debilidades en cl proceso subsiguiente de negociacidn con el gobierno.** Sus delegados fueron a las comisiones de didlogo sin la informacién adecuada y sin un mandato claro para tomar decisiones, demostraron poca capacidad para definir las agendas de la negociacién, y carecieron de la habilidad necesaria para enfrentarse a las técticas evasivas y dilatorias de los representantes del gobierno. En buena medida, estas debilidades reflojaron la falta de experiencia y de tiempo suficionte para prepararse de antemano. Pero también deben verse como un resultado inevitable de Ja falta de sofisticacién y de la ausencia de una vision estratégica que sirva como brijula para orientar coherentemente el accionar de la organizacién. Tomando todo esto en cuenta, mis conclusiones sobre cl levantamiento y su significacién para el movimiento indigona pueden resumirse de la siguiente manera. En la Sierra, la crisis econdmica y cl impacto negativo de las polfticas de ajuste del Estado crearon un contexto favorable para una gran expresion de protesta por parte de la poblacién rural. Las transformaciones socioeconémicas y politicas de los treinta afios anterio- res habian favorecido un desarrollo vigoroso del movimiento indigena, que se proyecté como el tinico canal organico adecuado para actuar como vocero de esa poblacién, procesar su descontento y articular su movilizacién, Desde el punto devista dela CONAIE y dela organizacion indigena en general, el proceso implica no solamente asumir la represen- tacién de la demanda agraria, sino también adoptar una actitud mas contestataria, un cambio tdctico que sera todavia mas relevante con cl 67. Periédico Hoy, «Los 16 Puntos», Quito, Junio 29 de 1990 68. Entrevistas con delegados de la CONAIE a la Comision de Didlogo con el gobierno nacional. 303 LEVANTAMIENTO INDIGENA relevo de gobierno y el retorno al poder de fuerzas politicas hostiles que tratardan de contener al movimiento ind{gena, aislarlo de las demas organizaciones campesinas y populares, y aprovechar sus fisuras inter- nas para dividirlo. Todo esto implica un gran desafio para la CONAIE y el movimiento indigena, ya que plantea la urgencia de efectuar avances hacia mayores niveles de refinamiento organico y hacia definiciones estratégicas que, entre otras cosas, establezcan una conexién entre la cuestién agraria y la cuestién étnico-nacional 304

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