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Universidad de Costa Rica, Seminario de Realidad Nacional I: Educación [SR-0005]

Integrantes y porcentaje de participación (% de la nota de la aplicación): Alejandro Ureña


Clarke B88029-70%, Desireth Bolaños Murillo C01222-100%, Oriana Velásquez Polanco
B98405-100%, Romina Troconis Naranjo B97892-100%, Saúl Arias Castillo C00681-90%,
Victoria Barillas Woltke C00948-100%

Aplicación Temática II

Introducción

La educación es un pilar vital para el desarrollo integral y sostenible de la sociedad; sin


duda, es un mecanismo de reproducción social, que según se diseñe, podrá formar las
características de la ciudadanía. Según Macedo (2016) existe una grave brecha entre la calidad de
la formación dentro y fuera de los países latinoamericanos, especialmente en el ámbito científico.
Este último, en vez de entenderse como una forma de enseñanza, se ha limitado a ser representada
incorrectamente como la trasmisión de conocimiento ya culminado, cerrado, incuestionable y
sistematizado a los estudiantes, cuyo contenido se basa en la lógica de las disciplinas científicas
y serviría sólo para quienes deseen continuar sus estudios en esa rama.
La importancia de la educación en este ámbito, es que pretende dar herramientas al
estudiantado para ser analíticos y reflexivos, poder desarrollar un gusto por el aprendizaje y por
lo tanto, un pensamiento racional y propio. Lo anterior, porque está basada en el uso de la
evidencia científica como respaldo de la formación de conocimiento, en vez de las creencias, que
son personales, basadas primordialmente en la fe y sustento emocional, por lo que no suelen ser
cuestionadas (Guerrero, 2021).
Tener acceso a una educación científica y racional es, asimismo, clave para lograr una
educación en los Derechos Humanos, centrada en su reconocimiento, promoción y defensa,
(Ramírez, G. 2000 citada en Beltrán, 2006:39) pues se insta a cuestionar una realidad conocida,
donde los derechos frecuentemente se vuelven vulnerables. Precisamente, el presente trabajo
busca analizar distintas experiencias de personas jóvenes en el sistema de educación nacional,
respecto de su formación racional, con base científica y en derechos humanos. Así, es de gran
importancia comprender el panorama educativo costarricense; para visualizar no sólo la relación
de la calidad de la enseñanza científica con la de los DDHH, sino para reconocer sus fallas y
plantear soluciones pertinentes, tomando en cuenta las repercusiones en el país.

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Marco Teórico

La evolución de la educación desde una perspectiva histórica ha sido caracterizada por una
serie de modelos que la han llevado a altos y bajos en la teoría y práctica. En la edad media, el
modelo predominante fue la escuela tradicional, en el cual, según Echeverría, (2018), el profesor
tenía la máxima autoridad por ser el único con conocimiento e información, y el estudiante era un
simple receptor pasivo (p.798).
Tiempo después, fue surgiendo el modelo ilustrado a raíz de las revoluciones y hechos
científicos. En esta perspectiva se hacía más énfasis en la participación del estudiante, ya que
promovía entre sus acciones “la eliminación en el campo educativo de todo lo sobrenatural y la
religión, reducidas a algo meramente racional, natural, terrenal y mundano”. Además “la
aceptación de un realismo pedagógico entendido como la incorporación de lenguas modernas,
disciplinas técnicas y científicas en los planes de estudio” (García, 2005. pp.159-160).
Ahora bien, a pesar de las luchas en la ilustración por darle un mayor protagonismo a los
estudiantes, en la educación surgieron las ideas de la edad media con el modelo conductista. Como
señala Segura (2005), en esta escuela el profesor nuevamente tiene la autoridad y es “quien se
considera como el que impone las reglas y los deberes de los estudiantes y además quienes
ejecutan las acciones correctivas a la indisciplina o al mal comportamiento” (p.8).
En contraste con lo anterior, en los últimos años, el modelo constructivista se ha venido
apoderando de los centros educativos, ya que “responde a la sociedad postmoderna y
comunicativa, donde la escuela debe acercarse a contextos realistas o a simulaciones de la vida
cotidiana, para que los estudiantes construyan sus conocimientos en condiciones realistas”
(Segura, 2005, p.13).
No obstante, a pesar de la buena voluntad de esta pretensión evolutiva, la educación está
siendo afectada por la fuerza insostenible del neoliberalismo, globalización y capitalismo, ya que
pretende utilizar a su favor a la sociedad, economía, política, entre otros. Como ejemplo de lo
anterior, están los estados capitalistas en el mundo, dado que según Boaventura de Sousa en su
conferencia en el año 2018, se encuentran en la siguiente situación:

El neoliberalismo quiere un Estado capitalista sin contradicciones, que esté totalmente


a su servicio, que privatice, que liberalice, que desregulariza, para servir mejor a los
intereses del capital, que además no es el capital nacional, sino un capital financiero
global (p.19).

A causa de esta desconfiguración del estado, se ha provocado que la educación actual sea
definida como enajenante, la cual es descrita por Althusser (2011), citado en Becerril (2018),

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como una en donde “los jóvenes (futuros trabajadores) con habilidades que puedan ser «utilizables
directamente en los distintos puestos de producción (una instrucción para los obreros, una para
los técnicos, una tercera para los ingenieros, otra para los cuadros superiores, etc.)»” (p.3).
Ahora bien, para Freire, parafraseado por Becerril (2018), esta educación enajenante es
sinónimo de una educación bancaria, la cual considera la acción de educar como “el acto de
depositar, transferir y transmitir algún conocimiento, dato o idea. Pero dicha transferencia no se
convierte en un acto de reflexión, sino en hacer llegar un dato adicional cualquiera” (p.4).
De manera similar, Bicocca (2018) describe esta situación como un contexto educativo
mercantilizado, en el cual, la mentalidad estudiantil es perturbada por la idea de formar individuos
útiles para la economía, descrito de la siguiente manera:

Esta mentalidad mercantil en educación, por una parte, ha conducido a centrar más en
los procesos y en los factores que los facilitan que en sus fines, hasta el punto de olvidar
su sentido y razón de ser. Por otra parte, ha generado una distorsión del quehacer
educativo, pensando que consiste en modelar individuos bien adaptados a la maquinaria
socio-político-productiva (p.35).

Como resultado de este entorno educativo, según Martha Nussbaum (2010) citado por
Bicocca (2018), surge una alerta de una crisis silenciosa, ya que “las naciones, sedientas de
ingreso, deciden cultivar determinadas habilidades humanas y desechar otras” (p.36).
Considerando la desventajosa situación de la educación, es conveniente mencionar a tres
autores que han desarrollado propuestas que pretenden implementar actividades para evolucionar
hacia la libertad educativa. En primer lugar, el pedagogo y filósofo, Pablo Freire, propone pasar
de una educación bancaria a una educación concientizadora, la cual es caracterizada por
concientizar al ser humano para que “este se conozca y se percate de su contexto y de su historia;
que sea consciente de su realidad y de la de los otros, que sienta empatía y dolor por otros que son
sus iguales” (Becerril, 2018, p.5).
De forma semejante, se encuentra la propuesta de Martha Nussbaum, en la cual la idea
principal es una educación para la libertad que implica una vida democrática con base en tres
valores fundamentales. En primer lugar, tener la capacidad socrática de autoexamen e indagatoria
argumentativa, relacionada con “la dimensión reflexivoética del actuar de la persona” (Bicocca,
2018, p.40). Además, la capacidad de verse inserto en una nación ciertamente heterogénea, por
medio de una educación que ponga en contacto al estudiante con los hechos fundamentales de la
historia y la cultura de grupos diferentes y cercanos a su posible experiencia” (p.43). Por último,
la capacidad de una imaginación narrativa, es decir, estudiantes con un mayor grado de empatía.

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De igual importancia, se encuentra Boaventura de Sousa, ya que él enfatiza que a partir de
toda esta modernidad que encierra el mundo capitalista, se ha venido desarrollando una
desigualdad epistemológica y trivialización humana, que es importante combatir con proyectos
emancipatorios. Lo anterior, es para romper con todas las cadenas del neoliberalismo y a su vez,
fomentar la creación de conocimiento propio por medio de acciones fuertes y articuladas.Por su
parte, a partir de esta crítica situación educativa, es relevante resaltar aspectos como la
racionalidad, la cientificidad y los Derechos Humanos por la contribución teórica y práctica que
ofrecen para sobrellevar dicho contexto.
En cuanto a la racionalidad, tuvo su momento de iniciación a mediados del siglo XVII,
con el hito de la ilustración por medio de revoluciones sociales e intelectuales que pretendían
abandonar los dogmas para alcanzar la razón. (Kant & Jaramillo , 1994), resalta esta idea de la
ilustración como “la salida del hombre de su condición de menor de edad de la cual él mismo es
culpable. La minoría de edad es la incapacidad de servirse de su propio entendimiento sin la
dirección de otro” (p.7)
Por lo que, la ilustración para este autor es una emancipación intelectual, ya que “no se
refiere aquí al movimiento ilustrado, sino a la ilustración como cualidad humana: ilustrado es
quien se emancipa intelectualmente y no necesita de la guía de nadie para usar su inteligencia”
(Falgueras,1998. p.3). Es así como este planteamiento describe que una persona logra estar en un
estado de ilustración cuando ella misma se libera de la tutela de alguien más para comenzar a
utilizar la capacidad de pensamiento y razón. Es decir, recurre a la autonomía que tenía abandona
por seguir dogmas (Falgueras,1998, p.7).
En relación con la educación, según Beade, (2011), Immanuel Kant “concibe la educación
como un proceso de formación esencialmente orientado a la construcción de una subjetividad
crítica, capaz de asumir una posición racional y autónoma en el debate acerca de los principios
sobre los que se sustentan las instituciones sociales” (p.10). Por lo tanto, la educación ilustrada
propone ver a los docentes como discípulos que guían en el forjamiento de la criticidad subjetiva
para que los estudiantes asuman el rol de una persona racional. Ahora bien, se debe tener presente
que la educación no es una herramienta indispensable para dicho objetivo ilustrado, sino que
únicamente es un medio opcional para liberarse.
Por otra parte, para enfrentar este mundo globalizado es conveniente que los estudiantes
desarrollen capacidades científicas que les permitan resolver problemas sobre la sociedad. Lo
anterior, porque el pensamiento científico es aquel que, según Segura, (2011), es caracterizado
por brindar a los estudiantes “a la capacidad para elaborar preguntas y sorprenderse; a la habilidad

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para encontrar relaciones entre aspectos aparentemente distantes o distintos; a la confianza en los
otros, como colectivos y como individuos” (p.132).
De manera semejante, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, (2016), enfatiza que la educación científica en la actualidad “debe promover
las oportunidades de sumergirse y resurgir el pensamiento y la reflexión, de beneficiarse de la
aventura de la indagación, del deseo de aprender y de seguir aprendiendo.” (p.12). Es así como la
ciudadanía científicamente educada, además de su alfabetización, cuenta con la capacidad de
producir interrogantes, relaciones, reflexiones, entre otros.
Asimismo, este fortalecimiento de ideas científicas ayuda al estudiantado a diferenciar
entre evidencias y creencias, dado que estas últimas son hechos que se dan por ciertos sin ninguna
verificación. De la Pienda, (1998) las describe como “un supuesto, una proposición, que ni
racional ni empíricamente puedo demostrar a otros de manera que les obligue a aceptarlos”
(p.239).
De forma similar, Ortega y Gasset, (2001) parafraseado por España (2008), expresa que
“las creencias nos poseen y nos preceden, siendo compartidas sin necesidad de cuestionarlas ni de
formularlas explícitamente” (p.49), lo cual es contrario al concepto de las evidencias científicas,
ya que estas tienen que ser comprobadas por expertos, con estándares de verificación. Es decir,
son caracterizadas por ser medidas, explicadas, repetidas y falseadas (Guerrero, 2021.p.7).
Ahora bien, como último aspecto con relevancia en la educación se destacan los derechos
humanos que “son derechos inherentes a todas las personas” (Naciones Unidas, 2016, p.19), dado
que una educación con base en este pilar democrático corresponde a “un proceso intencional
orientado al desarrollo integral de todas las personas y a la construcción de formas de convivencia
centradas en el respeto y en la práctica de los derechos humanos y de valores democráticos
(Mujica, 2007, p.25)
Por lo tanto, como ejemplifica Ramírez, (2000) citado en Beltrán, (2006) es sumamente
importante que la práctica educativa ejecute como principal objetivo:

Favorecer el reconocimiento, la defensa y la promoción de los mismos, considerando


al ser humano como sujeto de derechos. Es toda formación fundada en el respeto y
vigencia de valores, principios y mecanismos relativos a los derechos humanos en su
integridad e interdisciplinariedad, su vinculación con la democracia, el desarrollo y la
paz (p.39).

Para finalizar, en Costa Rica desde el 2015 por medio de la política educativa: “Educar
para una nueva Ciudadanía”, se ha pretendido incentivar a nivel nacional una educación mucho

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más libre, autónoma, crítica, respetuosa, entre otros. Por lo que dicha política tiene como objetivo
educar con base en los derechos humanos y los deberes de los ciudadanos para así favorecer la
tolerancia, amistad y respeto entre grupos étnicos y religiosos (Ministerio de Educación Pública,
2015, p.11). A su vez, trabajar por medio de orientaciones estratégicas para cubrir la necesidad de
“desarrollar políticas de estado en Educación para brindar una educación para la vida, que fomente
la creatividad e innovación y potencie el desarrollo humano con equidad y sostenibilidad, en el
contexto de centros educativos de calidad” (p.13).

Marco Metodológico

Para responder cierta pregunta de investigación mediante una recolección y análisis de


datos primarios, se debe definir cuáles son los sujetos relevantes para la interrogante. La población
de un estudio es una fuente de información basada en un conjunto de individuos (o casos) con
características en común, las cuales tienen relación con la pregunta que se pretende responder. De
dicha población de estudio puede extraerse una muestra representativa, y del análisis de su
comportamiento se puede realizar una inferencia que generalice ese comportamiento dentro de la
población.
En este caso, la pregunta sería ¿cómo se promociona la racionalidad, cientificidad y los
DDHH en la educación costarricense? Por lo tanto, la población de interés para el estudio serían
personas costarricenses de cualquier parte del país, que tengan entre 16 y 27 años y que hayan
terminado sus estudios de secundaria aproximadamente en los últimos 10 años. Esto permitirá
evaluar la situación actual y la existencia (o falta) de evolución de la educación del país en cuanto
a los factores ya mencionados, no sólo de la etapa secundaria sino durante la de educación
superior. Para esto abarca un rango de tiempo de diez años, incluyendo la implementación de la
política educativa “Educar hacia una nueva ciudadanía”, por lo que se podría decir que se estudiará
los cambios o la ausencia de estos durante los años.
El tipo de estudio es descriptivo, ya que busca analizar el estudio a través de la
comprensión de las características de cierta población previamente mencionada, estableciendo
características demográficas e indica conductas concretas que posee la población, buscando
analizar si existe alguna relación entre las variables expuestas.
Por último, la herramienta para lograr la recolección de datos primarios será un
cuestionario de 13 preguntas sobre el tema de estudio (ver anexos), siendo tanto abiertas como
dicotómicas, de escala de Likert y selección múltiple. Este cuestionario se le enviará a una muestra
de alrededor de 18 personas, las cuales serán escogidas a conveniencia de los integrantes de la
investigación, preferiblemente, para obtener respuestas de manera oportuna y evitando en lo

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posible los sesgos como las respuestas deshonestas. Los datos obtenidos se recolectarán en un
cuadro y se analizarán en este trabajo a través de gráficos circulares y otras herramientas.

Presentación y Sistematización de Resultados

A continuación, se sistematizan en gráficos los resultados obtenidos. En primer lugar, la


pregunta número uno se relaciona a la Política Nacional de Educación desarrollada en el país hace
seis años, la cual es representada mediante el gráfico 1 con un resultado preocupante para la
situación educativa, ya que un 76.5% no conoce sobre esta política.

Gráfico 1: Proporción de la muestra con conocimiento acerca la Política Educativa

Con respecto a la Educación Científica, se abordó el tema por medio de una pregunta
abierta y sus respuestas se muestran en un gráfico que consiste en una “nube” de palabras que
representan las más repetidas por la mayoría (ver gráfico 2). En sentido similar, el gráfico 3
muestra qué tanto ha aportado la educación básica en la promoción y aprendizaje de las materias
científicas. Se ilustra un predominio del 53% de la población con bases para realizar la diferencia,
no obstante, la otra mitad presenta un panorama confuso.

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Asimismo, a continuación, se muestra la definición que los entrevistados le brindaron a
las creencias y a su vez, a la certeza científica. Se identificó que la principal respuesta mencionada
entre los participantes es la diferencia entre lo comprobable y lo no comprobable.

De igual forma, con respecto a la ayuda que brinda la educación para hacer la distinción
entre las creencias y las evidencias, se obtiene que un 82.4% de la población objetivo tiene
presente las diferencias entre estos dos tópicos. A un nivel más personal, el gráfico 6 ilustra que
la base para tomar decisiones entre la población entrevistada en su mayoría son las evidencias
científicas con un 41.2%. Pero, muestra un importante 35% que indica que se basa en ambas, así
como un 24% en que prevalecen las creencias.

Por otra parte, los derechos humanos se abordaron por medio de una pregunta abierta. En
esta interrogante reflejó que la mayoría de las respuestas comparten la idea de los derechos
humanos como una forma de ejercer el respeto y la libertad entre las personas. Una de las palabras
más utilizadas fue “beneficios”, cuestión que contradice con la definición misma de lo que es un

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derecho humano. Se puede observar cómo para múltiples personas, los derechos son entonces más
un beneficio.

Además, se recurrió a una frase que caracteriza la educación como pluralista y respetuosa
con la finalidad de indagar sobre la realidad en los centros educativos. De aquí, se rescata que
existen personas que en sus opiniones evidencian carencia de estas características en el sistema
educativo.

Por su parte, para analizar el conocimiento de los entrevistados respecto a la protección de


derechos humanos, se optó por consultar sobre las instituciones competentes y promotoras de este
tema. Se evidencian resultados positivos por parte de un 70.6% de las personas. Y para concluir
con el tema de derechos humanos, para abordar la situación de la educación como promotora de
los Derechos Humanos se apela a la experiencia de los entrevistados para conocer el porcentaje
de intervención de herramientas impulsoras de este tema. Con el resultado obtenido, se concluye
que la formación al respecto, no fue del todo efectiva.

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Por último, el gráfico 11 es de preguntas realizadas para conocer la población objetivo por
medio de características sobre el lugar y nivel de educación, así como la edad de la persona.

Gráfico 11: Distribución de Edad por Ubicación de Distrito Escolar

Análisis de resultados utilizando los contenidos del curso

De los resultados obtenidos y previamente presentados, podemos ver un panorama que si


bien no es tan pesimista, sí tiene elementos que deben ser tomados con especial detalle. No puede
dejarse de lado que, las personas encuestadas, en su totalidad, son personas jóvenes, cuya
formación se desarrolló tanto dentro como fuera del Gran Área Metropolitana, lo que hace que
sean contextos y experiencias diversas; pero que en general, cuyo paso por el sistema educativo
nacional ha sido bastante reciente, y que forman parte de la nueva ciudadanía costarricense. Por
lo que, sus experiencias son realmente significativas para evaluar la formación científica, y en
derechos humanos que deja la educación en el país.

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La educación basada en la racionalidad ha sido una preocupación que ha estado presente
desde finales de la modernidad hasta nuestros días, aludiendo así a la búsqueda de una enseñanza
cuyos principios estén basados en la razón y no en la creencia. Ahora bien, para poder seguir con
el respectivo análisis de los resultados de las entrevistas, debemos explicar a qué nos referimos
cuando hablamos de “razón”. Según el diccionario de la Real Academia Española, la razón se
puede definir como un argumento o demostración que se aduce en apoyo a algo, es decir; para
poder educar bajo la tutela de la racionalidad se debe enseñar con base en la evidencia, dando
herramientas a los educandos para que puedan discernir entre las creencias y las certezas
científicas, así como tomar decisiones de forma analítica y reflexiva.
Ahora bien, con respecto al análisis propiamente, y en relación con el tema de la
racionalidad siendo el fomento de la educación, en las respuestas del gráfico 3 se observa que el
56% de los entrevistados consideran que la educación recibida no ha promovido una cultura
científica, esto con un 24% que considera que solo la promueve en algunas ocasiones. En contraste
con estos resultados, en el gráfico 6 se muestra como un 41% dice decidir con base en evidencia
científica y un 35% tanto en creencias como en evidencias, lo cual nos deja con un 24% que se
basa únicamente en sus creencias.
Lo que podemos concluir de esta comparación es que la mayoría de los entrevistados dicen
basar sus decisiones en evidencias, es decir, a partir de la razón, o de una mezcla entre la razón y
sus propias creencias, pero que esta forma de realizar sus decisiones no ha sido inculcada o
fomentada por la educación que recibieron, y que, por el contrario, la educación no impulsó en
ellos el uso del pensamiento reflexivo.
Continuando con el análisis, en el gráfico 4, en el cual se pide a los entrevistados que
definan, a cómo consideren, los conceptos de “certeza científica” y “creencia”, la gran mayoría
coincide en que una certeza científica es algo comprobable, evidenciable y objetivo, mientras que
una creencia es, por el contrario, algo no demostrable, subjetivo y basado en la fe, la convicción
y la incertidumbre. Asimismo, en el gráfico 5, se muestra como el 82% de los entrevistados
considera que la educación recibida no le ayudó a distinguir entre dichos conceptos, lo cual es un
indicador sumamente preocupante y que contraría los principios que en teoría promueve la
educación costarricense. De este modo, en relación con los resultados de los gráficos 4 y 5, se
nota entonces que si bien los entrevistados creen poder diferenciar entre una certeza científica y
una creencia, más no consideran que la educación que recibieron haya sido la causante de ello.
En este mismo orden de ideas, debe tenerse claro que de la mano con lo anterior, la
educación en Costa Rica, según las premisas de la Política Educativa “Educar para una nueva
ciudadanía” (2015), debe entenderse como promotora de una cultura de cientificidad y de

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derechos humanos. Respecto al ámbito científico, dentro de las respuestas registradas en el gráfico
número 2 que evidencian lo que las personas entienden por educación científica, se destacan las
palabras: ciencia, investigación, disciplinas como matemáticas, experimentación y resultados
objetivos. De todas las personas, solamente 2 lo identificaron con “conocimiento”, lo cual
concuerda con los resultados obtenidos en una encuesta realizada en 2020, en términos similares,
por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones. Lo que significa, que es una
situación que si bien observamos en una muestra reducida, en general, resulta aplicable a todo el
país.
Asimismo, concuerda y resulta preocupante que cerca de la mitad de las personas
encuestadas consideran que en su educación no se haya promovido del todo una cultura científica,
como lo evidencia el gráfico tercero; pero a la vez, contrasta con el gráfico número 5 donde más
del 80% de las personas creen poder distinguir entre las creencias y evidencias científicas, tal y
como se mencionó previamente. Con ello, se evidencia que existe una confusión entre la
educación científica y la práctica científica en sí misma, posiblemente, porque se ve a la ciencia
como algo aislado y lejano, limitado a una experimentación del método científico. Precisamente,
una educación científica debe suponer la oportunidad de sumergirse y resurgir el pensamiento y
la reflexión (ONU, 2016, p.12); lo cual, si bien, no se encuentra en una situación tan preocupante
según las perspectivas recolectadas, lo cierto es que deben continuar los esfuerzos al respecto.
Esto se refleja además, en que solamente 41,2% de las personas, se basan meramente en
evidencias científicas para su toma de decisiones, 23,5% se basan en sus creencias, y un 35% dice
tener un balance. En este punto, debe comprenderse que, si bien es completamente respetable que
las personas tengan sus convicciones íntimas, resulta un tanto preocupante que prevalezcan en la
toma de ciertas decisiones. Por lo que, el papel de la educación científica en este punto, deberían
aspirar a que se entienda la importancia de una producción del conocimiento racional, en donde,
si bien debe existir y respetarse una ecología de saberes de acuerdo con lo que plantea Boaventura
de Sousa Santos, es esencial que en esa producción de conocimiento participativa, siempre se
encuentre presente el elemento de racionalidad.
En este sentido, es que debe darse el cambio de paradigma, que se aleje de la educación
bancaria y la educación para el lucro, de la que hablan Freire y Nussbaum respectivamente; con
el fin de que las y los estudiantes puedan tomar conciencia del significado de la ciencia en su vida
diaria, en su toma de decisiones, y aportes a la sociedad. Sin dejar de lado además que, una
educación científica, debe ser inclusiva y a su vez debe ser liberadora; lo cual, en una educación
para la libertad como propone Martha Nussbaum, es el mecanismo idóneo para que las personas
puedan pensar por sí mismas, racionalmente y de manera crítica. Educación que, además, se alínea

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en la consecución de valores democráticos y desarrollo social como fin principal; así como, la
disposición al diálogo y respeto por el conocimiento de todas las personas por la que aboga Freire.
Así pues, con respecto a la educación en derechos humanos, es cierto que desde una
perspectiva regional y optimista, Costa Rica es un Estado en el que se garantizan los derechos
humanos y que afortunadamente no es usual que se produzcan graves violaciones. Sin embargo,
la educación en derechos humanos trasciende lo anterior, y debe comprenderse a la luz de las
experiencias de cada persona, sobre todo de las generaciones jóvenes del país; y, sin duda alguna,
el punto central para iniciar dicha formación, debe ser la escuela.

Por educación en derechos humanos, entendemos la práctica educativa que tiene por
objeto principal favorecer el reconocimiento, la defensa y la promoción de los mismos,
considerando al ser humano como sujeto de derechos. Es toda formación fundada en el
respeto y vigencia de valores, principios y mecanismos relativos a los derechos humanos
en su integridad e interdisciplinariedad, su vinculación con la democracia, el desarrollo y
la paz. (Ramírez, G. 2000 citada en Beltrán, 2006:39).

Tomando en cuenta lo que indica el gráfico número 7, es claro que sí existe una noción
general de lo que significan los derechos humanos, según lo resumen las palabras claves como
universales, básicos, dignos, inviolables. En principio, esto es un buen indicador; no obstante, no
basta con el mero conocimiento de una definición de derechos humanos, si no se cuentan con las
herramientas prácticas para comprender su importancia en la vida diaria. En este sentido, es
preocupante que 41.2% de las personas encuestadas, consideran que su paso por el sistema
educativo no les ayudó a conocer sus derechos humanos, pues sin duda, este porcentaje crea
potenciales situaciones de desprotección, en caso de que alguna de estas personas sufra un
menoscabo en sus derechos humanos, no solo ante el desconocimiento de los mismos, sino ante
el consecuente desconocimiento de a dónde acudir o cómo proceder.
En concordancia con lo anterior, si bien la mayoría de las personas encuestadas conocen
los principales organismos para la protección de derechos humanos, más de un 29% no lo tiene
claro, aún cuando es un contenido básico al momento de pensar una formación en derechos
humanos. Con esto, no puede dejarse de lado la percepción que estas personas han tenido a partir
de su experiencia, pues la mayoría están cerca de totalmente en desacuerdo con la premisa de que
Costa Rica es pluralista y respeta la diversidad humana a partir de su sistema educativo. Este es
sin duda, uno de los indicadores más alarmantes, pues significa que la experiencia educativa fue
percibida como ajena a la garantía de derechos humanos, e incluso lo que dispone el artículo 1 de

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la Constitución Política respecto al carácter multiétnico y pluricultural, así como el numeral 33
que garantiza la igualdad y no discriminación.

Conclusión

En conclusión, el estudio señala que a pesar de los esfuerzos por parte del país en promover
la educación científica y la concientización de los derechos humanos, con base en los individuos
estudiados, alrededor del 60% reportan no haber tenido una educación enfocada o guiada en los
anteriores conceptos. De manera general, existe una falta de profundidad en aquellos que refieren
a la educación científica, sin embargo, una cantidad considerable de las personas entrevistadas
considera el pensamiento lógico y científico para la toma de sus decisiones, lo cual, es un
indicador alentador. Con respecto a los Derechos Humanos, a pesar de que hay un conocimiento
general, no parece ser clara su incidencia en la educación, lo cual podría significar un impedimento
para exigir derechos de manera efectiva.
Es necesario entonces promover un pensamiento más focalizado en el uso de la razón y el
pensamiento crítico, pues, una cantidad importante de la muestra reportó usar tanto sus creencias
como el pensamiento crítico en sus decisiones diarias, o únicamente sus creencias, pero indican
que la educación no ha sido un apoyo para la distinción de los conceptos previamente
mencionados. En general, a pesar de algunos buenos indicadores, se muestra sin duda, una falta
de impacto por parte de la política “Educar hacia una nueva ciudadanía”, que incluso es
desconocida por parte de la gran mayoría de los entrevistados, ya que, aún tratándose de las
personas más jóvenes de la muestra, quienes deberían haberse visto inmersas en la aplicación de
la misma, tuvieron una percepción igual sobre la educación que aquellas de mayor edad.
Por consiguiente, del análisis de la realidad nacional, se evidencia que es necesario la toma
de acciones para la aplicación real, y obtención de resultados deseados a partir de la política
educativa “Educar para una nueva ciudadanía”; de manera que pueda darse un cambio de
paradigma dentro del sistema educativo. Sobre todo, que se aleje de la educación bancaria y la
educación para el lucro, de la que hablan Freire y Nussbaum respectivamente; y que promueva la
idea de ecología de saberes que promueve Boaventura de Sousa Santos, cuya producción de los
distintos conocimiento destaque por su carácter racional.
Queda evidenciada entonces, una realidad nacional en donde si bien las personas
entrevistadas no demuestran un estado de alerta demasiado crítico, si evidencian que es necesaria
una promoción educativa que haga mayor énfasis y utilice en su habitualidad el pensamiento
crítico y la aplicación de los derechos humanos; lo cual es clave para el fortalecimiento y
profundización que la población tiene sobre estos conceptos. Precisamente, los derechos humanos

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y un conocimiento científico solamente pueden ser realmente garantizados mediante la
construcción de una cultura que, si bien atañe a todas las edades, debe comenzar desde la etapa
más temprana, por lo que, sin duda alguna, la educación es el mecanismo fundamental e
indispensable para lograrlo.

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Referencias Bibliográficas

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18
Anexo Único

Encuesta: Experiencias con la cientificidad, racionalidad y DDHH en el sistema educativo.

Seguidamente se presentan un total de 13 preguntas que deberá responder. La información


recolectada mediante este instrumento será utilizada para fines educativos de estudiantes de la
UCR para el curso de Seminario de Realidad Nacional I. Esta información es confidencial, por lo
que se le agradece responder con sinceridad y detenimiento.

1. ¿Ha escuchado hablar sobre la Política Nacional “Educar hacia una nueva ciudadanía”?

2. ¿Qué entiende usted sobre el concepto de educación científica?

3. ¿Considera usted que en la educación se promueve una cultura científica?

a) Sí
b) No
c) Tal vez

4. ¿Para usted, cuál es una diferencia entre una creencia y una certeza científica? Mencione
brevemente

5. Al tomar sus decisiones, ¿se decanta usted por decidir con base en sus creencias
[religiosas, familiares, culturales] o por las evidencias científicas?

a. Me baso en mis creencias

b. Me baso en evidencias científicas

c. Otros: (mencione)

6. ¿Cree que la educación le ayudó a diferenciar entre estos dos tópicos?

a. Sí

b. No

7. ¿Qué considera usted que son los derechos humanos? Responda brevemente.

8. ¿Considera que la sociedad de Costa Rica a partir de su sistema educativo es pluralista y


respeta la diversidad humana? Responda en la escala, 1 siendo “Muy de acuerdo”y 5 “Muy
en desacuerdo”

19
a. Muy de acuerdo

b. Muy en desacuerdo

9. ¿Sabe usted, en general, cuáles son las instituciones internacionales promotoras de los
derechos humanos?

a. Unicef, la OEA y la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

b. CEPAL, Organización mundial de la salud, OCDE.

c. Organización de Naciones Unidas, Comisión Interamericana y la Corte


Interamericana de Derechos Humanos.

10. En su experiencia, ¿considera que la educación le proporcionó herramientas para conocer


y defender los derechos humanos?

a. Sí

b. No

11. ¿Dónde recibió la mayor parte de su educación?

a. En la GAM

b. Fuera de la GAM

12. ¿Cuál es su nivel de escolaridad?

a. Educación secundaria terminada

b. Educación superior

c. Educación superior terminada

13. ¿Qué edad tiene?

a. 16 a 18 años

b. 19 a 21 años

c. 22 a 24 años

d. 25 años

20

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