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El lugar del padre en el psicoanálisis.


 La función del Padre.
En el Seminario 5, las Formaciones del Inconsciente, Lacan afirma que la función del padre ocupa un lugar
importante en la historia del psicoanálisis.
Sitúa el Edipo como una operación significante, donde lo que tiene valor fundamental es el padre, en tanto su
función. Al hacer referencia al padre como función nos referimos a algo que puede ser sostenido y soportado, no
sólo por el padre biológico, sino por cualquier elemento que juegue el papel de lo que Lacan llama el Nombre del
Padre.
La función del padre está ligada fundamentalmente a la palabra. El padre será aquel que se encuentra atravesado
por lo simbólico y que puede operar aun sin estar, en la trama edípica.
Para Lacan decir Nombre del Padre es decir el padre simbólico. Es el significante que promulga la ley.
Es también el padre muerto, que Freud nombra en Tótem y tabú, el padre de la horda primordial que ha sido
asesinado por sus hijos. Lo que asegura en el grupo social, es la prohibición del incesto.
- En Tótem y tabú Freud relaciona la prohibición del incesto con el totemismo. La comida totémica, que reunía a
los miembros del clan, se originaba en rituales primitivos donde se sacrificaba un animal, luego se lo lloraba y
luego el acto de su decoración se constituía en una fiesta. Ese animal muerto y llorado es el padre.
- Mito de la horda primitiva – Darwin.: En sus comienzos la sociedad estaba constituida por una horda salvaje
dominada por un padre violento y arbitrario, que no dejaba que sus hijos estén con las mujeres y los expulsaba a
medida que crecían. Esto despertó el odio de los hermanos, entonces lo mataron y luego lo devoraron en una
comida canibalística, con esta comida se identificaban con él y se apropiaban cada uno de un fragmento de su
fuerza. Pero una vez sucedido, las mujeres seguían igualmente prohibidas para los hombres del grupo, es decir
que seguía vigente la ley de prohibición. La razón es la culpa. Una vez muerto el padre, satisfechos los
sentimientos hostiles, surge el amor. El resultado de esta ambivalencia es la culpa.
La muerte del padre reasegura la norma social y el padre muerto organiza un orden cultural.
Lacan articula este mito con el Nombre del padre en la Metáfora Paterna, en la que el padre aparece como un
significante ubicado en el terreno de la sustitución. Diferencia el padre real y el padre metafórico, como función del
discurso que marca que no se puede acceder a la madre.
La metáfora paterna se propone como modelo de renuncia y de donación. La ley que el padre transmite es una ley a
la que él también está subordinado.
La metáfora paterna permite el ingreso del sujeto al universo simbólico.

 La Metáfora Paterna
Es la operación de la función del padre en el Complejo de Edipo por la cual se produce la inscripción del significante
del Nombre del Padre.
La metáfora es una función que emplea la cadena significante en su dimensión de sustitución, la cual da como
resultado un sentido nuevo.
La fórmula de la metáfora es:
S/$´ . $’/x = S (1/s)
S= Significantes
x= significación desconocida
s= significado inducido por la metáfora.
Es una sustitución que mantiene al mismo tiempo lo que sustituye, es decir el significante oculto, debido a su
conexión metonímica con el resto de la cadena, el significante sustitutivo tiene valor de creación, es decir que
expresa algo nuevo.
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El punto crucial de la metáfora paterna es la pregunta: ¿qué quiere la madre? Deseo materno / enigma DM/x
Se presenta allí una incógnita, el niño no sabe lo que este deseo significa, está frente a un enigma. ¿Cuál es el
significado de ese deseo materno?
El Nombre del Padre, en tanto metáfora, va a sustituir al Deseo de la Madre dándole una significación:
Nombre Del Padre(Nm) Deseo De La Madre(Dm) Nombre Del Padre(Nm) A
Deseo De La Madre(Dm) Significado Al Sujeto (X) (en tanto significante) Falo
Se obtiene la significación fálica. La x toma valor de falo. En tanto el NP sustituye al significante del DM, el
significado de este deseo enigmático, es interpretado como deseo de Falo.
La introducción de este elemento simbólico aporta una nueva dimensión a la relación madre e hijo: el niño percibe
que la madre desea otra cosa más allá del objeto que él representa.

 Los tres tiempos lógicos del Edipo

1. Padre simbólico

La metáfora paterna actúa en sí, por cuanto la primacía del falo es instaurada en la cultura. Son las instituciones las
que confieren el nombre de padre. En este tiempo, la función del padre interviene de manera velada, no actúa
directamente, pero existe en el mundo como ley social, como ley del orden simbólico, del que la madre depende. El
objeto predominante del orden simbólico es el falo, por lo tanto, el niño se identifica como el objeto de deseo de su
madre encarnando el falo.

2. Padre imaginario.

El padre interviene como privador, en un doble sentido, ya que priva a la madre de su objeto fálico y al hijo del
objeto de su deseo. Es el tiempo del no del padre, enuncia una prohibición que es doble. El discurso del padre es
posible por la mediatización a través del discurso de la madre. El padre aparece como agente de la castración.
Privador y castrador

3. Padre real.

Es aquel que es reconocido como padre y que la madre presentifica como padre, como ley. Es el portador del falo,
inscripto en la ley. Aparece como permisivo y donador. Es aquel con quien el hijo se identifica y permite la formación
del ideal del yo. Permite que la posición de falo del niño sea dejada en la vía imaginaria, permitiéndole su entrada a
la vía simbólica. La metáfora paterna posibilita salir de lo imaginario y entrar en lo simbólico.

El Nombre del Padre da sentido al Deseo de la Madre, y en ese movimiento la barra, enfrentando al sujeto a
reconocerla como privada de falo. El NP se inscribe y la madre ocupa el lugar del Otro. El falo en tanto simbólico es
organizador. Es un significante a partir del cual se organizan todas las significaciones.

Ser el falo de la madre quiere decir ser la falta de la madre. Cuando el niño descubre que el otro no sabe, que no
tiene o que no es, se manifiesta la falta en el Otro. Esto le posibilita al sujeto la dimensión del deseo. Para dejar de
ser falo el niño debe pasar por un duelo. El falo es el significante de esa falta que vimos operar en el complejo de
castración.

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