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El mercantilismo. Teoría, política e historia. Jorge Rojas.

El mercantilismo fue la escuela económica que floreció en Europa entre 1550 y 1750. Fue de un
pragmatismo que contrastaba con la religiosidad e interés por cuestiones éticas y de justicia. A su
vez, hacía énfasis en el rol del Estado, lo cual también contrastaba con el individualismo de los
autores clásicos. Es la única escuela económica cuyos argumentos centrales giran alrededor del
comercio internacional y de la política comercial.

Tres factores que colaboran para la emergencia del mercantilismo:

 La expansión del mundo conocido


 El auge del absolutismo y el surgimiento de las potencias coloniales
 Fuerte crecimiento del comercio y la actividad económica.

También contribuyó la disminución del poder de la Iglesia, que consideraba pecados la codicia y
la usura, y también los adelantos de la navegación que permitieron mejorar el transporte
marítimo, lo cual va a permitir los viajes que harán expandir el mundo conocido. En el siglo
XVII se da el auge de las políticas mercantilistas, gracias a, entre otros factores, el aumento de la
oferta de dinero en Europa por el crecimiento de la producción y el saqueo de metales preciosos
en México y Perú.

El declive del mercantilismo se da durante el siglo XVIII debido a varios factores:

 Inicio de la Revolución Industrial en Inglaterra (1760-1830)


 Derrumbe de las potencias coloniales (Revolución Americana 1776)
 Declive del absolutismo desde la Revolución Francesa en 1789.

Los mercantilistas buscaban aumentar el poder del Estado, pero no en detrimento del sector
privado, que no existía o tenía poca importancia, sino en detrimento de los otros estados, de la
Iglesia y de los señores feudales. El mercantilismo estaba orientado hacia la geopolítica tanto
como a la economía, y dadas las bajas tasas de crecimiento económico, se presumía que la
riqueza y el poder mundial eran básicamente cantidades dadas, por lo que un aumento absoluto
en ellas significaba también un aumento relativo para un país, pues era a expensas de los demás
países, con frecuencias a través de guerras. Una de las políticas que se derivaba del interés de los
mercantilistas por aumentar el poder político y militar de los Estados fue el fomento del
creimiento de la población. Inicialmente tenía un propósito militar, pero luego cambió, porque
resultaba en una mayor oferta de trabajo de la que dispondrían las manufacturas.

En esa época el comercio internacional se veía como un “juego suma cero” donde había
ganadores y perdedores. Recién en el siglo XIX gracias a una publicación de David Ricardo se
va a empezar a ver al comercio internacional como un intercambio balanceado mutuamente
ventajoso. El aspecto más importante de las políticas mercantilistas fue el del comercio con
las colonias y su explotación desinhibida.

Otro aspecto importante era el monetario donde siempre se iba a buscar tener una balanza
comecial favorable, que ingrese más oro del que sale. Se da un proceso de monetización ayudado
de todos los metales preciosos que llegan desde México y Perú, lo que también termina
alentando las rivalidades entre los países europeos por quedarse con ese botín. Esta es una
interpretación de Heckscher y Keynes.

Historia del Capitalismo – Michel Beaud


El ingreso de tanto oro y plata durante el siglo XVI a Europa a la larga generó un aumento de la
inflación y de los precios, lo cual desembocó en pobreza y estallidos populares. Múltiples
discusiones y decisiones de parte de los gobiernos buscando mitigar esto. Controles de precios y
topes no tienen éxito.

Se busca alentar la creación de manufacturas, monopolios o privilegios para nuevas


producciones, prohibiciones o tarifas contra la entrada de mercancías extranjeras. La formación
de la unidad nacional significa también la constitución, apenas esbozada entonces, de un
mercado nacional. Es preciso asegurar la riqueza del Príncipe, para sí, pero también para
financiar las incesantes guerras. Las fórmulas son simples: impedir que salgan los metales
preciosos prohibiendo su salida y limitando las importaciones; facilitar su entrada, alentando las
exportaciones de lo que no es necesario al Reino; una y otra conducen a alentar la producción
nacional. Al abrigo de esta idea se desarrolla la del enriquecimiento público: “cada individuo es
miembro de la riqueza pública, y todo oficio lucrativo para uno puede serlo también para quien
quiere ejercerlo igualmente; lo que es provechoso a uno lo será también a su vecino y en
consecuencia a todo el mundo”, escribió Hales. Se abre la idea de que la riqueza del reino reposa
sobre la de sus comerciantes y sus manufactureros.
La manera de aumentar el oro, es decir, el capital, es comprando menos y vendiendo más a
los demás países. Para eso hay que producir más, y de mejor calidad. El “capitalismo
mercantil” del siglo XVI es el embrión de lo que más tarde se llamará capitalismo.

Mercantilismo y absolutismo en Francia.


Esta pareja aparece con mayor claridad que en ningún otro país. Corresponde a la alianza entre
una burguesía todavía débil y un monarca cuyo absolutismo alcanzó la cúspide con Luis XIV. En
esa época hubo importantes levantamientos de la miseria. Guerras campesinas entre 1636 y 1639
y revueltas urbanas entre 1623 y 1652, que cuestionan al fisco real del modo más directo:
matando a los recaudadores de impuestos. Se forman sindicatos ocultos y se intenta una
resistencia de múltiples formas.

La burguesía sigue fascinada por el Estado real y la nobleza, sueñan con ser ennoblecidos pero
aunque no lo logran, saben que de algún modo serán recompensados si aportan su capacidad al
rey.
Montchrestien expresa bien el capitalismo francés en 1615: “no es la abundancia de oro y plata,
la cantidad de perlas y diamantes, la que hace a los Estados ricos y opulentos; es el acomodado
de las cosas necesarias para la vida y el vestido”. Pero al mismo tiempo dice que “es imposible
hacer la guerra sin hombres, mantener hombres sin sueldo, pagar su sueldo sin tributos, obtener
tributos sin comercio”. Como conclusión dice que “los comerciantes son más útiles al Estado, y
su preocupación por el beneficio que se ejerce en el trabajo y la industria produce y causa una
buena parte del bien público. Por esta razón debe serles permitido el amor y la búsqueda del
beneficio”.

Resume con una frase el pensamiento mercantilista: “es necesario dinero, y no poseyéndolo
autóctono, hay que obtenerlo de los extranjeros”. Para hacerlo, recomienda alentar el comercio
nacional, impedir a los comerciantes extranjeros que saquen oro y plata del Reino, reglamentar
las profesiones, crear talleres de oficios.

Con Luis XIV y el ministro Colbert llega el apogeo del mercantilismo en Francia. Según Colbert,
“las compañías de comercio son los ejércitos del rey y las manufacturas de Frnacia son sus
reservas”. Además agrega que “no hay abundancia de dinero en un Estado que establezca
diferencias entre su grandeza y su poderío” y que “sólo puede aumentrase el dinero del reino si al
mismo tiempo se quita idéntica cantidad a los Estados vecinos”.

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