Está en la página 1de 37

www.arquitectura.com.

py Monografía realizada por Antonella Cantero

URBANISMO 2

EL DESAFÍO DE LA FORMA URBANA

En los conjuntos de viviendas sociales, la trivialización general de los


espacios libres lleva como consecuencia la dificultad de su mantenimiento y
gestión. La ausencia de espacios que los ciudadanos sientan como propios, y ese
anonimato de los espacios, suscita el vandalismo y la agresividad. Las viviendas
carecen de una prolongación al exterior que los residentes puedan sentir como
un espacio propio.
En contraposición, la vivienda unifamiliar se presenta como única
alternativa, aunque sin considerar realmente los costes de infraestructura y de
gestión a largo plazo de este tipo de urbanización. Los conjuntos residenciales se
organizan en fondo de saco, en ocasiones dentro de un recinto cerrado con
entrada controlada, lejos de los servicios y de los equipamiento públicos. No se
tiene en cuenta la trascendencia de la extensión de las redes, del aumento de las
distancias, de la dilapidación progresiva de los mejores terrenos agrícolas
próximos a las grandes ciudades; se desprecian las reflexiones sobre la vida
urbana, la inserción de las actividades productivas en el tejido residencial, las
lógicas comerciales y la reducción de los desplazamientos.
La construcción de viviendas, atrapada en esta confrontación simplista
entre lo individual y lo colectivo, sigue mostrándose incapaz de producir un tejido
urbano.

Construir la ciudad

La forma urbana constituye hoy un reto que sobrepasa el dominio estricto


de la técnica para incluir aspectos económicos, culturales y sociales.
Toda actividad urbanística o constructiva tiene implicaciones económicas y
políticas. Lo que interesa aquí es lo construido o, en sentido más amplio, las
formas urbanas que incluyen los trazados y las estructuras parcelarias,
elementos materiales, construidos, marcados en el suelo, que condicionan la
capacidad de desarrollo y renovación de las actividades sobre el territorio. Por su
permanencia en el tiempo, estas formas escapan rápidamente a las condiciones
de su creación: de productos se convierten en condicionantes, incluso en causas.
Antes, técnicos y habitantes compartían una misma idea de la ciudad; hoy
en día ya hubo demasiadas rupturas entre la teoría y la práctica del urbanismo.
Tenemos muchas lecciones que aprender de la experiencia histórica, ya
que las ciudades, fruto de una larga experiencia, normalmente han resuelto, por
prueba y error o por costumbre, la mayor parte de los problemas a los que nos
enfrentamos hoy en día.
Junto al urbanismo diseñado por los técnicos y bajo el control de la
administración, una parte no despreciable de la urbanización se efectúa según
modos que perpetúan los mecanismos antiguos. El crecimiento de la ciudad, que

1
escapa al control del poder municipal, procede mediante la ocupación de los
terrenos periféricos surcados por redes viarias, a lo largo de las cuales se
implanta la nueva construcción.
Hay dos concepciones concurrentes de la ciudad, que compiten hoy en
día, a veces sobre terrenos contiguos.
Se trata hoy de crear tejidos urbanos, es decir, tejidos capaces de acoger
las formas arquitectónicas del movimiento moderno y de sus evoluciones
recientes, pero también de aquellas que no entran en lo que generalmente
consideramos la “cultura arquitectónica”. Se parte de un análisis realista de las
condiciones actuales de la construcción, pero planteando como hipótesis que un
trabajo que ponga en relación de manera rigurosa la estructura parcelaria de
cada terreno con los tipos de edificios que se vayan a construir permite sentar
las bases para un tejido urbano, favorece las apropiaciones del espacio por parte
de sus habitantes y las adaptaciones, y constituye un factor importante de
ahorro, tanto en los costes iniciales como en los de mantenimiento y gestión.
Tenemos que admitir nuestra incapacidad para producir en un tiempo
limitado la complejidad de la ciudad histórica. Lo que se propone es repensar los
criterios técnicos de la ordenación como medio para crear el marco inicial que
permitirá el desarrollo de la vida urbana.
Las ciudades se construyen mediante la conjunción de monumentos,
barrios y arrabales. Las ciudades han sido casi siempre nuevas primero, y, a
menudo con una estructura parcelaria regular; muy pronto han desarrollado
periferias que han absorbido progresivamente, uniéndolas al centro inicial. Las
disposiciones complejas, imbricaciones e irregularidades que hoy puede
presentar un tejido son, por lo general, fruto de la aportación de varias
generaciones más que de una voluntad a priori.
Hoy en día la cuestión del planeamiento se plantea a diferentes escalas:
en la reutilización de grandes enclaves liberados en los centros y en las periferias
antiguas; en operaciones de renovación de los tejidos históricos; o en
extensiones periurbanas. Se plantea también en situaciones muy diversas: con
urgencia en los países de fuerte expansión demográfica, donde la demanda de
viviendas es tal que resulta ilusorio pensar en satisfacerla sólo mediante la
producción de edificios.
Partir de la realidad significa admitir los modos actuales de construir la
ciudad tal y como se desarrollan y financian para inscribirlos en una nueva
perspectiva que tenga en cuenta, desde un principio, las evoluciones posibles,
las densificaciones, las sustituciones, los cambios de uso. Es prever que tarde o
temprano los comercios se establecerán en los barrios residenciales, que las
formas de trabajo evolucionan, que el tejido urbano deberá ser capaz de
responder a demandas que en el momento de la construcción aún no han
aparecido. Significa admitir los tipos de edificios que produce mayoritariamente
la industria inmobiliaria, y también los de autopromoción; y preguntarse cómo
hacer para que éstos elementos, que generalmente se disponen según una

2
lógica antiurbana, separados y dispersos. Pueden reinsertarse en un tejido con
algunas adaptaciones, recolocarse en situación urbana.
La amplitud de los problemas que plantea hoy en día la urbanización,
obliga a buscar soluciones de conjunto que respondan satisfactoriamente en
términos cuantitativos.
Involucrar a la producción normal, a partir de la producción existente para
transformarla, proponer otros objetivos más allá de la simple respuesta al
programa inicial, es hoy el único modo de construir la ciudad.
La reivindicación del proyecto urbano se inicia por un grupo de edad
bastante homogéneo, la generación nacida entre 1935 y 1955. Se trata, por una
parte, de una ruptura con la producción de viviendas sociales y de equipamientos
de los años 1950 y 1960; y por otra parte, de una ruptura con la generación
inmediatamente precedente, inmersa en el brutalismo constructivo y las
megaestructuras surgidas de los epígonos de los CIAM y del Team 10.

CARACTERÍSTICAS DEL PROYECTO URBANO: primacía de los espacios


públicos y respeto de los trazados existentes; parcelación acorde con los tipos de
edificios a construir; y diseño de las fachadas y disposiciones tipológicas en
relación con las tradiciones del barrio.
La experiencia de las nuevas ciudades debería haber proporcionado desde
tiempo atrás materia para la reflexión, sin embargo, esta experiencia ha
contribuido más bien a enturbiar las cosas y a retrasar la investigación. Las
nuevas ciudades en el sentido moderno, se presentan como soluciones a
problemas nuevos.
La nueva ciudad no quiere tener antepasados, o los quiere sólo en el
plano de la referencia emblemática. Todas las nuevas ciudades proponen en
realidad un salto asombroso: de las delicias de un planeamiento cada vez más
sofisticado, al predominio de la forma arquitectónica y del plano de volúmenes.

El proyecto urbano

Es una reivindicación política en la medida en que supone una nueva


formulación del papel de los urbanistas y de sus relaciones con los ciudadanos y
con la administración. Recurre a nuevos instrumentos conceptuales y a nuevas
técnicas de proyecto.
Entre las nociones que parecen asentadas, la primera es la de espacio
público. El largo tiempo que permanece, como tal, el espacio público, tiene como
consecuencia la necesidad de una distinción nítida entre los terrenos en los que
la colectividad ejercitan el control y la gestión y los terrenos que se dejan a la
iniciativa o al uso privado.
Esta primera distinción permite plantear la ordenación de manera
diferenta a la simple composición académica. La distinción entre espacios
públicos y espacios privados está hoy en día ampliamente aceptada, pero el
proyecto parece ser aún objeto de múltiples confusiones; un ejemplo de esto son

3
las pseudomanzanas, constituidas por un perímetro edificado alrededor de un
centro vacío, éste es un caso en el que las técnicas de la ordenación de
volúmenes aún no han desaparecido y las formas urbanas se siguen pensando
directamente a partir de los edificios.
La sustitución, la fragmentación y la parcelación, plantean la cuestión de
una escala intermedia entre la ordenación y la edificación. El proyecto urbano
maneja dimensiones que han de considerar una gran multitud de variables,
generalmente definidas por separado. Ha de relacionar la parcelación y los tipos
de edificios, integrando las dimensiones impuestas por las técnicas constructivas,
por las normas urbanísticas y por el plan de ejecución de la obra. Pero
igualmente, se han de considerar las posibles modificaciones, durante el
proyecto, por cambio de programa, o después, por alteración del tejido.

TERRENO: unidad de urbanización, suelo en el que se puede planear la


edificación, cuyas dimensiones dependen de las limitaciones técnicas o
programáticas.

PARCELA: unidad de uso individual o colectivo, como suelo en el que se


puede proyectar la edificación.

El juego de las equivalencias (y las sustituciones) permite desde el primer


momento iniciar de manera abierta la discusión con los distintos agentes. Un
sistema simple de simulación permite hacer variar las densidades, precisar los
programas, medir su efecto sobre los espacios públicos, etc.
La edificación y la tipología plantean la cuestión de qué es lo que se
construye. El proyecto urbano no es un proyecto de edificación, ni es un gran
encargo de edificios. Su objetivo es crear las condiciones para la edificación y la
gestión del tejido urbano.
El trabajo sobre la parcelación exige la consideración de los tipos de
edificios. Supera el problema de la vivienda unifamiliar, al que a menudo se
limita la cuestión de la parcelación, para integrar los inmuebles residenciales, los
equipamientos y los lugares de trabajo.
La puesta a punto del proyecto supone la definición, bastante precisa a
veces, de las características tipológicas de los edificios.
El espacio del proyecto urbano no es homogéneo, sino pautado, con el
ritmo de las alternancias de las zonas de actividades y de los sectores
residenciales, los lugares simbólicos y el tejido ordinario, las instituciones, los
equipamientos, los parques o las fábricas, los terrenos de borde y las reservas,
con trabajos a corto plazo y programas a largo plazo. La constitución de algunos
lugares monumentales implica no solamente la localización de las instituciones y
su relación con los espacios públicos sino también el tratamiento arquitectónico
de los edificios singulares y la ordenación de la construcción ordinaria que los
acompaña.

4
Redefinir las técnicas del proyecto urbano debería permitir evitar
despilfarros inconscientes. El ahorro conseguido puede tener un doble destino.
Así, la racionalización no es contradictoria con un tratamiento cuidadoso del
paisaje urbano.

PRODUCCIÓN Y ORDENACIÓN DEL ESPACIO URBANO

Ciudad y modo de producción

La ciudad es un espacio modelado por distintos agentes y fuerzas sociales


con intereses contrapuestos. Estos actores, y la intensidad con la que interviene
cada uno de ellos, varían en el tiempo y en el espacio según los modos de
producción dominantes.
Morfología y estructura urbanas reflejan el impacto de un modo de
producción cuyo principal objetivo es asegurar la circulación y acumulación de
capitales en un marco de estabilidad política y social que se construye sobre
relaciones de clase. Resulta decisiva la acción de los poderes públicos que
atienden las necesidades de “consumo colectivo” para el mantenimiento y
reproducción de la fuerza laboral.
El mecanismo esencial de producción de la ciudad está constituido por el
funcionamiento de los principios económicos del capitalismo que en su búsqueda
del máximo beneficio convierten el suelo en bien de cambio, al aplicársele capital
y trabajo mediante la urbanización y la construcción. Los elementos de la ciudad
se convierten en mercancía que se intercambia en el mercado.
Pequeños propietarios son despojados por los grandes, mientras la
oligarquía dominante acapara los terrenos de más valor y expulsa a la periferia a
las clases sociales de rentas más bajas.
Las continuas transformaciones del paisaje urbano también son resultado
de la tendencia del capital hacia la acumulación del máximo beneficio. El capital
favorece el desarrollo de usos del suelo intensivo en las localizaciones más
favorables.
Cuando los poderes públicos no son capaces de cubrir necesidades
básicas de infraestructura urbana y componentes fundamentales del consumo
colectivo, surgen movimientos sociales urbanos que operan fuera de los canales
políticos ortodoxos.
Según Castells (1974), la primacía de la política sobre la economía y las
relaciones particulares entre sociedad, partido y Estado, definían la organización
y formas espaciales de la ciudad.

Agentes sociales productores de la ciudad

Propietarios del suelo, promotores inmobiliarios, capital financiero,


poderes públicos, ciudadanos, son los actores principales que intervienen en la
construcción de la ciudad capitalista, a través de un mercado libre regido por la

5
ley de la oferta y la demanda. Sus diferencias de intereses y de fuerzas
convierten a la ciudad en un espacio de disputa política.

Propietarios privados del suelo

Dado que el suelo es un bien escaso y necesario para la colectividad


(renta monopolística), que se revaloriza por su localización (renta de situación),
por su aprovechamiento urbanístico (renta diferencial), o por su transformación
de uso agrícola en urbano (renta absoluta), los propietarios orientan sus
actuaciones a la obtención del máximo beneficio a través de la venta del suelo
como mercancía.
Los grandes propietarios del suelo presionan sobre el planeamiento oficial
para dirigir la expansión de la ciudad hacia sus tierras. Para ello se valen de
parcelaciones legales, mediante los mecanismos previstos por la legislación
general urbana; y otras veces, recurren a parcelaciones ilegales en la periferia,
en una política de hechos consumados que fuerza a las autoridades.
Los pequeños propietarios buscan la máxima plusvalía de sus parcelas a
través de la obtención de calificaciones de usos del suelo rentables, mediante el
aumento del potencial edificable, el incremento de alturas, la modificación de
volúmenes y el trazado de nuevas alineaciones. Todo ello se realiza mediante la
presión sobre el planeamiento oficial. En defensa de sus intereses, se oponen a
medidas conservacionistas del patrimonio arquitectónico.
Grandes y pequeños propietarios retienen suelos urbanizables en el borde
de la ciudad o en su interior, a la espera de su revalorización por la expansión
urbana.
La generalización del sistema de vivienda en propiedad actúa como
elemento de moderación y estabilidad social dentro del capitalismo..

Promotores e inmobiliarias

A través de la promoción, urbanización y construcción, promotores e


inmobiliarias convierten el suelo en un producto terminado para su uso. El
objetivo es obtener de la venta de los terrenos edificados los máximos valores de
cambio y recuperar cuanto antes el capital inicial invertido.
Sus estrategias son muy variadas; consiguen ayudas estatales para la
construcción de viviendas sociales, buscan la máxima edificabilidad para sus
terrenos y presionan sobre el planeamiento oficial.
En su deseo de alcanzar los máximos beneficios especulativos, los
promotores proceden a una urbanización de los bordes de la ciudad por fases y
“saltos”.

6
Propietarios de los medios de producción

Las grandes empresas industriales definen utilizaciones del suelo que


entran en conflicto con los ciudadanos, afectados por los costes de deterioro
medioambiental y de congestión; y con los dueños del suelo que prefieren
dedicarlo a usos residenciales o terciarios, más intensivos y rentables.
Los propietarios de los medios de producción crean zonas industriales
planificadas o espontáneas, por ventajas locacionales y relaciones de
complementariedad que se derivan de la proximidad espacial de unas y otras
industrias.
Las actividades terciarias y cuaternarias, sobretodo de gestión, dirección y
comercio, desplazan los usos menos intensivos del suelo de las áreas centrales ,
impulsan operaciones de renovación interior y originan grandes superficies
comerciales en las periferias.

Los ciudadanos

Los ciudadanos actúan en defensa del valor de uso del espacio urbano.
Buscan satisfacer necesidades de alojamiento, transporte, educación, salud y
ocio; maximizar externalidades positivas y minimizar las negativas. El mayor o
menor éxito en la consecución de estos objetivos guarda estrecha relación con
las distintas clases sociales.
La forma más general de actuación de los ciudadanos es a través de
asociaciones que surgen en torno a movimientos de defensa para oponerse a
acciones urbanas o sacar mejor partido de ellas.
En ocasiones, estas asociaciones se convierten en verdaderos
contrapoderes urbanos que tratan de igual a igual a las instituciones elegidas,
participan en la organización de la vida local e intervienen de modo consultivo en
el planeamiento oficial.

Los poderes públicos

Los poderes públicos actúan como agente legitimador y reproductor del


orden establecido en la ciudad, reforzando el capitalismo.
La administración sostiene la producción privada e impulsa la acumulación
del capitalismo de diferentes formas.
Los poderes públicos, además, organizan la reproducción de la fuerza de
trabajo según las exigencias del capital, facilitando sus condiciones materiales de
existencia y atendiendo las necesidades colectivas. Todo ellos se plasma en la
organización espacial de la ciudad.
La administración orienta la expansión urbana e interviene directamente
en el interior de la ciudad a través de la legislación y la planificación, a través de
la creación de infraestructuras y construcción de viviendas, y a través de los usos
del suelo que ella misma genera. La influencia sobre la estructura y la morfología

7
de la ciudad por parte de los usos administrativos es especialmente fuerte y
patente en las ciudades capitales.
El Estado arbitra también los conflictos entre los otros agentes
productores de la ciudad.

La planificación urbana

Las contradicciones y conflictos que resultan de los intereses


contrapuestos de los agentes sociales de la ciudad en el modo de producción
capitalista, y los problemas de crecimiento a partir del siglo pasado, fuerzan al
Estado y a las élites dirigentes a introducir criterios de racionalidad a través de la
planificación.
La planificación se impone como necesidad para evitar los daños e
inconvenientes de la urbanización espontánea y para asegurar la continuidad en
la acumulación de beneficios. Los planes de urbanismo configuran las
operaciones que intervienen en la producción del espacio: apropiación del suelo,
urbanización, edificación, construcción, creación de infraestructuras; establecen
el orden espacial de los usos del suelo y el orden temporal en la construcción de
la ciudad para asegurar cierto nivel de seguridad y rentabilidad de los recursos,
determinan patrones de calidad y controles de desarrollo urbano, y organizan los
flujos de tráfico.
La planificación, unida siempre al poder del Estado y a su capacidad de
control e intervención en el territorio, tiene numerosos antecedentes históricos.
Entre ellos destacan las ciudades coloniales de la antigüedad grecorromana, las
ciudades medievales en espacios de frontera, y las ciudades coloniales españolas
en América. Durante el Renacimiento y el Barroco, abundaron los proyectos de
ciudades ideales, de planta de estrella o poligonal (Palmanova, Charleville), y las
actuaciones en interiores de ciudades.
Sin embargo, la planificación moderna nace de los problemas y
contradicciones de la ciudad industrial, de la degradación y deterioro del medio
ambiente urbano a partir del siglo pasado, con actuaciones y propuestas de
intervención variadas.
Desde ideologías herederas del pensamiento igualitario, fraterno y
liberador de la Ilustración y de la Revolución Francesa, se propusieron conjuntos
de células nuevas, de carácter urbano – rural, capaces por ello de contrarrestar
las consecuencias del desarrollo industrial.
También desde ideologías conservadoras, al servicio del capitalismo y del
poder político, se intentó transformar la ciudad para mejorar la realidad social sin
necesidad de cambiar el orden establecido. Un ejemplo son las reformas
interiores de prestigio, como las de Haussmann en París (1850), que abre anchas
y rectas avenidas en los densos tejidos urbanos existentes.
Dentro de ese mismo afán de mejorar la realidad urbana y facilitar la
expansión de las ciudades desde planteamientos conservadores, se encuadran
los proyectos de Ensanches de población, y el movimiento City Beautiful.

8
Los ensanches supusieron ante todo una nueva utilización de la
cuadrícula. El movimiento de la City Beautiful dio origen a multitud de proyectos
de intervención viaria, que rompían la rigidez y monotonía de la cuadrícula de las
ciudades norteamericanas y de los ensanches, mediante la apertura de grandes
vías diagonales que facilitaban la circulación, la apertura visual y el cambio
estético.
Especial significado tuvieron la creación de colonias o suburbios
ajardinados en todas las ciudades, con tempranas aplicaciones en Inglaterra,
Francia, Alemania y Estados Unidos. Las colonias de viviendas unifamiliares en
las periferias urbanas responden a planteamientos higienistas, inspirados en el
utopismo reformista que buscan la solución de los problemas de la ciudad
industrial a través del acercamiento del campo y la naturaleza a la ciudad.
La influencia de Arturo Soria se deja sentir en los planteamientos de los
desurbanistas soviéticos de los años ’30, que defendían la ciudad lineal.
No obstante, la mayor repercusión en la planificación y la organización de
la ciudad contemporánea corresponde al modelo de ciudad funcional, divulgado
por la publicación de la Carta de Atenas (1943), y al modelo de ciudad
comunitaria (Clarence Perry).
El modelo funcional, inspirado en Groppius y Le Corbusier, propugnaba la
concentración de las viviendas en edificación en altura para disponer de mayor
espacio libre y facilitar el contacto con la naturaleza, considera la ciudad como
un conjunto ensamblado de zonas diferenciadas funcionalmente.
El modelo de ciudad comunitaria u orgánica se concibe dentro de una
teoría urbanística sociológica amplia, que considera al espacio urbano como una
superposición de comunidades de diferente rango a partir de la unidad vecinal
como célula de menor tamaño, dotada de servicios y equipamientos colectivos,
que se integra, junto con otras del mismo rango, en unidades superiores de
barrio, y éstas en el conjunto de la ciudad. Con ello se pretendía recuperar las
relaciones sociales perdidas en la gran ciudad industrial.
Todas estas teorías se materializan en la ciudad actual a través de los
planes de ordenación urbana realizados después de la Segunda Guerra Mundial.
De los modelos de ciudad jardín, proceden la organización radioconcéntrica del
sistema de comunicaciones, la idea de limitación de la superficie urbana y la
creación de núcleos satélites. De los modelos de ciudad funcional y comunitaria
derivan la separación de funciones, con zonificación de usos del suelo,
concentración limitada y puntual de la población y la actividad, y el tratamiento
urbanístico interior, a base de unidades de distinto rango poblacional y de
desigual dotación de equipamientos y servicios.
La creación de las ciudades nuevas constituye la forma más elaborada y
completa de planificación, con aplicación práctica de los anteriores modelos
urbanos.
Las ciudades nuevas responden a distintas finalidades: políticas, en el
caso de nuevas capitales (Brasilia); para aprovechar los recursos económicos de
un territorio o para servir de polo de desarrollo de una región (ciudad de

9
Guayana); para limitar el excesivo crecimiento de las grandes aglomeraciones,
con estrategias que van desde el establecimiento de ciudades como polos de
desarrollo a la creación de ciudades satélites y ciudades nuevas independientes
(“new towns” británicas); y para crear ciudades paralelas, cuando se agotan las
posibilidades de expansión de las grandes metrópolis por dificultades físicas para
encontrar suelo urbanizable (Río de Janeiro), o para incrementar el
abastecimiento de agua (México).
La administración reconoce en todos los países la utilidad pública del
urbanismo y su función como instrumento de arbitraje social, al tiempo que
apoya la planificación en la limitación del derecho de propiedad y en la
subordinación de los intereses particulares a los generales de la comunidad.
Con unos antecedentes en las normas reguladoras de edificación de la
Edad Media, la planificación empezó a institucionalizarse en el siglo pasado, a
través de leyes de ensanche, de saneamiento y de mejoras interiores de las
ciudades para absorber el crecimiento poblacional.
Es preciso destacar el papel de los profesionales de la planificación y de
sus ideologías en la mejora del entorno. Puestos al servicio de las élites
dominantes, su labor refleja las necesidades, los gustos, la cultura y las
corrientes de pensamiento de las clases medias a las que ellos mismos
pertenecen. Así, en todas partes, se tienen en cuenta planteamientos
ambientalistas que hacen referencia a distintos aspectos: la necesidad de
mejorar el entorno para resolver problemas físicos, morales y sociales de la
ciudad; consideraciones estéticas de “escala”, “paisaje” y “orden visual” que
relacionan planificación, diseño y arquitectura, siguiendo tendencias y modas; el
determinismo espacial que incide sobre conceptos de bienestar social y eficacia
económica. Todo ellos ha llevado a intentos de racionalizar los usos del suelo a
través de la zonificación, a mejorar los sistemas de circulación, a fomentar la
interacción social y a estimular los sentimientos de seguridad.

10
LAS REDES PARA UN NUEVO URBANISMO: Elementos de Teoría

CONCEPTO: Es un intercambio en diversos niveles (económico, social,


energético). Es una conexión entre dos puntos, un dispositivo utilizado como
vínculo. Delimita, moviliza, relaciona.

En la base de la noción de red hay que reconocer la afirmación de una


diversidad, de una heterogeneidad fundamental en el tiempo y en el espacio.
Hay que comenzar identificando “puntos”, que tienen un espesor social
geográfico.

PUNTO:
- Es la expresión de todo ego individual o colectivo.
- Nudosidades territoriales, lugares de poder y de referencia.
- Son diversos.

Sin este axioma de diversidad que plantea la existencia de puntos, no


puede haber una RED.
A partir de los puntos, se admite la existencia de PROYECTOS
TRANSACCIONALES. El punto se convierte en origen de una voluntad
individual o colectiva de relación, de enlace potencial con otro punto. El actor
hace entrar el punto buscado por el proyecto transaccional en su territorio. Las
relaciones entre los actores se alimentan de las diferencias entre los puntos, y
son múltiples para un actor determinado.
El conjunto de puntos y proyectos evoluciona en el tiempo, se definen los
unos con relación a los otros. Hay definición recursiva de red, que implica
simultáneamente singularidad (de los puntos) y regularidad (de la naturaleza de
las relaciones entre los puntos).
Sólo se trata de proyectos, cuyas realizaciones suponen un poder: poder
de hacer entrar otro lugar, otro punto en el territorio del actor.
El urbanismo aparecía entonces como la única posibilidad colectiva de
realización de proyectos individuales.

Nuevo Actor OPERADOR

Reúne diversos proyectos transaccionales

Conjunto de proyectos transaccionales

RPT – Red de Proyectos Transaccionales

11
La RPT tiene dos características:
a) proviene del deseo y de lo imaginario
b) pertenece al campo de la virtualidad

Lo que importa es el conjunto de posibilidades; el conjunto de conexiones


potenciales entre las que la selección se hará según el momento o las
circunstancias.

IMAGINARIO
VIRTUALIDAD

Tienden a convertir la RPT en una red máxima.

Pero tiene límites, fronteras.

RED VIRTUAL por el sólo hecho de la construcción,


la RPT es una red territorial.

La Red es un compromiso entre red máxima, medios a disposición y


condiciones reales. Este compromiso (realizado por el operador) a partir de lo
imaginario y la virtualidad de la RPT, es lo que materializa la RED TÉCNICA.
- lógica política (red de distribución de agua en Roma)
- lógica económica

Se constituye una red que colectiviza. Al principio puntos diversos y


proyectos transaccionales, conexiones múltiples. Pero la vialidad del proyecto
colectivo exigirá una homogeneización en la lógica del operador.

HOMOGENEIDAD: tiene límites de poder. Un actor determinado (puntual


pero poderoso) sabrá imponer una configuración de la red más favorable a sus
proyectos transaccionales.

Algunos puntos permanecerán aparte de la red real a pesar de tener su


lugar en la red virtual.
Una red técnica no está nunca inmovilizada. La red segrega su propia
organización y se estandariza para poder funcionar de la mejor manera de forma
estable sobre una base colectiva y en un período largo.

12
RED VIRTUAL: red de proyectos transaccionales, imaginaria y virtual,
conjunto de proyectos heterogéneos en el tiempo y en el espacio. Tendría que
corresponder a múltiples posibilidades, a facilidades inmediatas, a
disponibilidades espacio – temporales, a enlaces de toda especie que responden
a objetivos diversos y cambiantes de los actores.

RED REAL: no puede respetar este modelo. La red real parece a veces
querer crear su propio territorio.

“Toda red es una imagen del poder del o de los actores dominantes.” En
el paso de la red virtual a la red real, la delegación del poder no es neutra:
afecta a la territorialidad de la red.

PUNTOS REAL

OPERADOR

TRANSACCIONES VIRTUAL

Las redes efectivamente realizadas no aseguran el conjunto de las


transacciones proyectadas. Las redes reales son siempre insuficientes,
inacabadas, por lo que respecta a las relaciones deseadas.
Cada persona utiliza su poder de organización para realizar bajo la forma
de redes el conjunto de proyectos transaccionales. Son los usuarios asociados de
los operadores de PRIMER NIVEL.

PRIMER NIVEL: red vial, red de transporte colectivo, red telefónica, etc.
SEGUNDO NIVEL: red de consumo, red de producción, red doméstica.
TERCER NIVEL: red / territorio de la familia urbana.

Red de producción: redes logísticas de la empresa, relaciones con el


mercado de trabajo, información de la empresa.
Red de consumo: son las de los centros comerciales, circuitos de
distribución, de las marcas y franquicias.
Red personal (doméstica): conjunto de “puntos” de los que depende la
vida personal.

La familia urbana utiliza todos los medios de comunicación puestos a su


disposición por los operadores de primer nivel, hace todas las conexiones
necesarias entre los 3 tipos de red del segundo nivel, para diseñar un complejo
esquema de conexiones multidireccionales que constituye la ciudad de cada uno.
La nueva ciudad es una estructura de red que se puede calificar de tercer nivel.

13
La PLANIFICACIÓN URBANÍSTICA es perfectamente legítima en el campo
de las redes. Se destacan 3 puntos esenciales:

1. Las territorialidades areolares se mantienen bajo las bases jurídicas,


históricas y culturales. Se debe componer a la organización en redes
con las territorialidades que el urbanismo ha reconocido hace tiempo.
2. Lo que se ha analizado para el primer nivel de operadores, se puede
transponer al segundo y al tercer nivel. Los operadores de redes
presentan límites en su papel. El operador de primer nivel tiende a
sectorizar su red. En el segundo nivel se imponen lógicas económicas
o administrativas unidimensionales.
3. El modelo del operador de primer nivel no excluye los riesgos de
perversión. El operador dispone de gran poder. Algunos actores
“pesan” más que otros. Los riesgos de las perversiones políticas,
económicas y técnicas de la red a nivel de los operadores, son reales,
y no se tendrían que dejar pasar a la colectividad.

El URBANISMO tiene en el campo de las redes una doble legitimidad:


a) histórica
b) social (se debe controlar a los operadores)

¿Dónde situar la acción del Urbanismo?

El urbanismo debe intervenir en los procesos “de operación de las redes”.


Las divisiones del trabajo son inadmisibles.
La intervención urbanística es posible en el segundo nivel, entendiendo las
lógicas de las redes de los diferentes actores. Hay que reconocer el papel de los
nudos como tales, éstos son lugares de interfaces, de intercomunicaciones o de
interconexiones que ningún operador de segundo nivel domina él sólo.
La ubicación de una estación, de una central de mercancías, de un
telepuerto, de una terminal de cualquier red, es una cuestión de buena conexión
de redes, de valoración del nudo considerado con relación a las diferentes redes,
de combinación de diferentes territorialidades lineales y areolares.
El urbanismo puede intervenir en todos los lugares donde se elaboran las
redes virtuales, para facilitar las articulaciones con los otros niveles de
operadores, y para mejorar la consideración global de las redes técnicas cada
vez que la colectividad encuentra ventajas en ellas.

14
EL MOSAICO URBANO

La ciudad se configura como un espacio diferenciado en grandes áreas de


paisaje y usos de suelos predominantes: centro, áreas residenciales, áreas
industriales, áreas comerciales y franja rururbana o periurbana. No se distribuyen
de forma completamente zonificada. Con frecuencia, dentro de las áreas bien
definidas perviven “enclaves” de paisajes residuales.

EL CENTRO, DEL ENFOQUE FUNCIONAL AL ENFOQUE SOCIAL

Los centros son espacios polivalentes y complejos, cargados de valores y


significados que los individuos perciben mentalmente a través de puntos fuertes
y zonas de sombras.
El centro es definido por su accesibilidad con relación al conjunto de la
ciudad y a su área de influencia, por su carácter tridimensional, debido a un
aprovechamiento intensivo en altura del suelo. Es un espacio de animación,
convivencia y encuentro.
Contribuye su originalidad paisajística, resultado de los factores de
situación y emplazamiento, y de un marco arquitectónico heredado del pasado.
Es un territorio cargado de signos y símbolos que van más allá de su contenido
funcional.
Por otra parte, el centro se impone como espacio social original.

Durante varias décadas, vinculadas al espíritu de la Carta de Atenas, el


centro ha sido interpretado desde formulaciones funcionalistas, se imponía el
centro como motivo de intervención a través de la reestructuración, la
restauración, la renovación y más recientemente la rehabilitación.
En el decenio 1980 – 1990, desde la estrecha relación sociedad – espacio
– urbanismo, se introducen enfoques que superan lo funcional y valoran más los
contenidos (significaciones) que las formas.

ESPACIOS EN MUTACIÓN

Hoy, los centros se especializan en actividades pertenecientes al terciario


superior o cuaternario, actividades de dirección y gestión.
Las ventajas de la centralidad y de la concentración han seguido
atrayendo a los comercios y servicios de mayor especialización y umbral.
Todo esto se traduce en la morfología del centro. La competencia por el
uso del suelo de esas actividades da lugar a la apropiación de gran parte del
parque inmobiliario, que se considera de capital importancia por su situación, su
valor mercantil y ventajas simbólicas, tanto externas como internas.
De forma simultánea, el prestigio ambiental y arquitectónico del espacio
construido, la disponibilidad de patrimonio edificado, la facilidad de acceso para
el conjunto de los ciudadanos y la tendencia a la teatralización de la vida urbana,

15
propician la expansión de las funciones de ocio y diversión, y el desarrollo de las
manifestaciones culturales en un marco urbano que se convierte en objeto de
consumo por sí mismo.
La terciarización de los centros ha sido paralela a su vaciamiento y
envejecimiento poblacional. Todo ello se manifiesta en la degradación social de
ciertos sectores que se convierten en tugurios.
Para las nuevas clases sociales altas, la ocupación de espacios centrales
se convierte en símbolo de prestigio, forma de inversión a largo plazo y garantía
frente a la inflación, el alza del coste de vida y la erosión de los salarios.
Hay que señalar la importancia creciente de los problemas de tráfico y
estacionamiento por la convergencia de los flujos de circulación que genera la
concentración espacial de las actividades centrales.

DIFERENTES POLÍTICAS ACOMETEN LA REVITALIZACIÓN DEL CENTRO

Se han originado distintas políticas para la revitalización del centro:


a) Razones estructurales: necesidad de hacer frente al deterioro material,
falta de confort, escasez de zonas verdes, deficiencia de equipamiento,
dificultades de circulación y estacionamiento.
b) Razones económicas: ventajas de la centralidad y de la especulación
sobre el suelo urbano como bien escaso, afán de los propietarios de
beneficiarse de la plusvalía de solares.
c) Razones políticas: participación directa o indirecta de los poderes
públicos en actuaciones en áreas internas en nombre del beneficio
general o en la búsqueda del incremento del prestigio del responsable
político.

Principales políticas de intervención

a) Renovación
Se impuso en la década del 60 y 70; propugnan la adaptación del centro a
nuevas funciones y actividades. Supone la destrucción de la trama urbana
antigua, con liberalización de suelo a expropiación, reunión de parcelas y
reordenación de usos de suelo; la edificación de inmuebles nuevos, con aumento
de alturas y volúmenes, la sustitución de usos poco intensivos por otros más
intensivos; el desplazamiento de la población tradicional por otra nueva, de
mayor categoría social.
Es un tipo de intervención radical, que produce transformación completa
del entorno urbano, con cambios morfológicos, funcionales, estructurales y
sociales.
Las políticas de renovación surgen con una doble finalidad.
- Funcional: reforzar el potencial económico de las áreas interiores
mediante la creación de “centros direccionales” y la revalorización de
su patrimonio.

16
- Residencial: frenar los procesos de empobrecimiento y guetización
mediante la renovación y rehabilitación de viviendas, creando una
oferta para atraer a grupos sociales de altos niveles de renta.

b) Rehabilitación
Empezó a partir de mediados de los años 70. Ha ido evolucionando, desde
una operación técnica (mejora de alojamientos), a una operación de gran
envergadura (intervenciones en un barrio).
Su objetivo es reforzar el potencial económico del centro y favorecer su
reconquista por los grupos dominantes, igual que la renovación, pero a
diferencia de ésta, intenta frenar la despoblación y la segregación residencial,
pone el acento sobre la conservación del entorno urbano y la recuperación del
parque de alojamiento de los barrios antiguos.
Otra diferencia con la renovación es su carácter contractual, ya que la
rehabilitación implica una estrecha colaboración entre poderes públicos, vecinos
y propietarios.

La renovación y la rehabilitación son complementarias; la rehabilitación


añade a los beneficios de la centralidad destacados por la renovación, un sentido
social al preocuparse por la suerte de los residentes del centro de la ciudad, y
una dimensión simbólica, política, ideológica y cultural, al interesarse por la
conservación del patrimonio arquitectónico.
Una forma intermedia es la RESTAURACIÓN INMOBILIARIA, que es una
operación de carácter puntual que se aplica sobre uno o varios inmuebles, según
criterios definidos por los poderes públicos. Puede ser una restauración pesada o
una ligera.

VARIEDAD FUNCIONAL Y SOCIAL DE LOS ESPACIOS CENTRALES

Se pueden diferenciar dentro del centro:

1. ESPACIOS INTEGRADOS: son el centro del centro, la parte más


dinámica, animada y frecuentada, con una proliferación de actividades
de dirección y gestión, y abundancia de funciones de consumo y
distribución. Entre estos espacios figuran:
- Centros direccionales: procedentes de grandes operaciones de
renovación, de edificación creciente y con fuerte desarrollo de
superficies de despachos, oficinas y comercios de calle.
- Espacios centrales de la segunda mitad del siglo XIX: pertenecientes a
ciudades de tipo medio, con un terciario comercial importante, y un
terciario superior menos evolucionado.
- Espacios apacibles: carentes de la animación de los anteriores, pero
con representación de casi todas las funciones centrales: religiosas,

17
político – administrativas, militares, económicas, culturales, escolares y
universitarias.

2. ESPACIOS EN VÍAS DE INTEGRACIÓN: son lugares que han perdido


las actividades centrales que tuvieron en el pasado, pero conservan
valores de usos locales que mantienen una vida social activa. Hoy, las
iniciativas privadas y públicas intentan su recuperación a partir de las
ventajas de su posición estratégica, la existencia de un marco
arquitectónico atractivo, el estado satisfactorio o fácilmente
recuperable de sus edificios mediante trabajos modestos, y el
predominio de los valores inmobiliarios poco elevados.

3. ESPACIOS EN ESPERA: son residuos de una organización espacial


correspondiente a antiguos modos de producción. Sometidos a fuerzas
contrapuestas de desvalorización y revalorización, oscilan entre la
recuperación puntual y el deterioro progresivo, con abundancia de
inmuebles abandonados y un aparato económico reducido a la
supervivencia de algunos talleres, tiendas de barrio y almacenes
desmantelados.

4. ESPACIOS VIGILADOS: son barrios totalmente degradados y


marginales dentro del centro, con un papel esencial en la reproducción
social del subproletariado urbano. Las posibilidades actuales o futuras
de recuperación dependen de sus oportunidades inmobiliarias para el
capital privado y de las iniciativas de la administración pública.

LA ZONA DE TRANSICIÓN O PERICENTRO

Es la zona intermedia entre el centro y las áreas residenciales. Participa de


la animación y de la vida económica del centro, pero sin confundirse con él ni
tampoco con los barrios exteriores de predominio residencial.
Su originalidad reside en la diversidad de los usos de suelo y de continuos
cambios en las actividades y composición de la población. Tiene la ventaja de la
proximidad al centro, sin algunos de los inconvenientes de aquel.
La zona de transición se beneficia de la expansión de las actividades
terciarias del centro por “metamorfismo de contacto”. Sus condiciones de
estacionamiento y de circulación son mejores que las del centro.
Abundan los solares y los “barbechos industriales”, y constituyen suelos
de reserva, aptos para operaciones de renovación urbana.
El marco arquitectónico está compuesto por edificios que eran ocupados
por la burguesía y por construcciones más modestas.

Dentro de la zona de transición se distinguen:

18
a) SECTORES DE ASIMILACIÓN ACTIVA: espacios ya muy integrados con
el centro, que experimentan fuertes y continuos cambios funcionales,
favorecidos por la proliferación de operaciones de renovación urbana.
Predominan los edificios públicos, oficinas institucionales, usos
comerciales de calidad a lo largo de las principales calles, sedes de
empresas, despachos profesionales, bancos, establecimientos de venta
de automóviles.
b) SECTORES DE ASIMILACIÓN PASIVA: son espacios menos dinámicos
que los anteriores, los fenómenos de cambios funcionales son lentos y
poco frecuentes. Los establecimientos tienen corta vida y sufren
repetidos cambios de dirección y actividad. Abundan comercios de baja
calidad, industrias ligeras de carácter residual, comercios de ventas al
por mayor y almacenes.
c) SECTORES DE INACTIVIDAD: se identifican con áreas residenciales
degradadas, entre ellas los guetos de minorías étnicas. Se relacionan
con terminales de transportes, puertos e industrias pesadas. Abundan
comercios de baja calidad, como casas de empeño o tiendas de ropa
usada, locales de venta al por mayor, bares y restaurantes de ínfima
categoría, cines baratos, industrias ligeras y equipamientos urbanos
como cuarteles de bomberos y comisarías.

LAS ÁREAS RESIDENCIALES

Hay dos enfoques para analizar éstas áreas: el morfológico y el social, que
en la realidad aparecen juntos. Casi siempre el estudio se hace desde el enfoque
social.

TEORÍAS SOBRE LA DIFERENCIACIÓN RESIDENCIAL

La diferenciación residencial es resultado de varios factores:


- La imposición forzada a determinados grupos sociales o étnicos a
residir en ciertas partes de la ciudad.
- El deseo de grupos minoritarios de concentrarse voluntariamente en
ciertas áreas de la ciudad, como medio para mantener vivo un
sentimiento de identidad cultural.
- Las fuerzas del mercado, que motivan que cada área residencial sea
ocupada por grupos sociales de un mismo poder económico.

Hoy, la diferenciación residencial resulta de factores socioeconómicos,


étnicos, culturales y de estadio dentro del ciclo de vida. La ciudad se muestra
más como un mosaico variado que como un fenómeno unitario.
Todas estas teorías parten de un enfoque microsocial o macrosocial.

19
ENFOQUE MICROSOCIAL: considera la ciudad como un fenómeno
particular que hay que analizar de forma aislada en sí mismo y relaciona la
diferenciación residencial con los tipos de comportamientos y de decisión de los
individuos. A este enfoque corresponden la teoría subsocial y la teoría de los
valores sociales.

Teoría Subsocial
Se encuentra implícita en los trabajos de la Escuela de Chicago. Se hace
derivar la distribución de usos de suelo y la diferenciación residencial de los
principios de “competencia impersonal” y de “distintos valores del suelo”.
El principio de “competencia impersonal” se refiere a la pugna que se
establece por ocupar las localizaciones más ventajosas. El principio de “distintos
valores de suelo” alude a las diferencias de precio del suelo según la demanda y
la accesibilidad, los usos del suelo se distribuyen según la capacidad económica.
La diferenciación social de las áreas residenciales resulta del precio de la
vivienda, de las rentas familiares, y del deseo de maximizar la accesibilidad al
lugar de trabajo, a los servicios urbanos y a los transportes públicos.
Según la teoría subsocial, de fuerte determinismo económico, la
diferenciación residencial reproduce espacialmente en una sociedad de libre
mercado, las características económicas de la población.

Teoría de los Valores Sociales


Surgió a finales de los años 30. Subraya la incidencia del sentimiento y del
simbolismo en el comportamiento humano, y por tanto, en la diferenciación
residencial.
Rechazó la exclusiva valoración y diferenciación del espacio en términos
económicos (Bacon Hill).
Destaca el papel de la motivación humana. Es complementaria a la teoría
subsocial.

ENFOQUE MACROSOCIAL: concibe la ciudad y la diferenciación residencial


como un producto del conjunto global de la sociedad y de sus características que
son cambiantes con el tiempo. A este enfoque pertenece la teoría del análisis
de áreas sociales.

Teoría del Análisis de Áreas Sociales


Tiene su origen en los estudios de Shevky y Williams, y de Shevky y Bell.
Su principal aporte consiste en la relación que establece entre la diferenciación
residencial y los ejes de diferenciación de la sociedad actual: rango social,
urbanización y segregación.
Cada uno de estos ejes está integrado por varias variables:
- Rango social: índices de escolaridad, estatus de empleo y ocupación,
coste del alojamiento, disfrute de servicios domésticos, etc.

20
- Urbanización o estatus familiar: índices de edad o sexo, forma de
acceso a la vivienda, tipo de vivienda y aspectos relacionados con la
composición de la familia.
- Segregación: indicadores como grupo étnico, nacionalidad, lugar de
nacimiento.

Mc Elrath añadió la migración como nuevo eje de diferenciación social.


Todo ello permite identificar dentro de la ciudad áreas sociales con
variables; las relacionadas con el factor social se distribuyen en forma sectorial;
las correspondientes al estatus familiar, de forma concéntrica; y las de factor
étnico, en núcleos dispersos.

FORMACIÓN DE LAS ÁREAS RESIDENCIALES

La distribución espacial de las áreas residenciales se halla fuertemente


influida por un modelo de desarrollo urbano que ha ido unido a la evolución de
los sistemas de transporte. En cualquier ciudad, se puede señalar la existencia de
4 grandes zonas, dentro de las cuales se localizan las áreas residenciales.

a) Área residencial del Centro Histórico: corresponden al núcleo primitivo


de la ciudad, cuya superficie estuvo limitada por la necesidad de
efectuar los desplazamientos a pie. Las áreas residenciales guardaban
una disposición concéntrica, exceptuando donde se encontraban
obstáculos físicos, y se imponía una estructura residencial en
semicírculo o arco de círculo. Las áreas residenciales de esta zona
están integradas por bloques de viviendas multifamiliares, que originan
altas densidades de edificación y de vivienda.

b) Área residencial a lo Largo de las Vías de Comunicaciones: el


desarrollo del ferrocarril de cercanías y la introducción del tranvía
eléctrico, a finales del siglo XIX, dieron lugar a la formación de áreas
residenciales a lo largo de las vías de acceso a la ciudad. Cada vía
principal se convirtió en eje de un sector residencial, por lo que la
ciudad adquirió forma de estrella. La morfología de éstas áreas
residenciales es muy parecida en todas las ciudades, con un máximo
aprovechamiento del suelo, y ventajas derivadas de la proximidad a
medios de transporte, una elevada densidad de viviendas, de
edificación y de población, aunque menores que las del interior de la
ciudad.

c) Áreas residenciales suburbanas: constituye la zona residencial más


extensa, están integradas por los asentamientos que han ido
surgiendo en las periferias y en los intersticios vacíos que existían
entre las vías de acceso en el pasado. Han aparecido como resultado

21
del constante crecimiento de las ciudades en el siglo XX, van unidas a
un espectacular aumento en la demanda del suelo urbano, a la
generalización del uso del automóvil, al desarrollo del transporte
colectivo y a la descentralización de los puestos de trabajo. La
morfología y las características de estas áreas varían mucho de unas
ciudades a otras. Su composición social es variada, desde áreas de
niveles de rentas altas a otras de muy bajo poder adquisitivo. Dentro
de esta zona proliferan los “barrios dormitorios” y en las ciudades del
tercer Mundo, los asentamientos marginales.

d) Áreas residenciales periurbanas: conforme aumenta la distancia con


relación al centro de la ciudad, los aprovechamientos residenciales se
mezclan con usos rurales del suelo o de otra naturaleza, definiendo
amplios entornos periurbanos o rururbanos. En esta zona, los usos
urbanos se concentran de forma sectorial a lo largo de autopistas,
volviendo a crear una estructura en forma de estrella.

MOVILIDAD RESIDENCIAL

Las áreas residenciales son mucho más dinámicas que cualquier otra zona
de usos del suelo; se hallan sometidas a continuos y variados procesos de
cambio que afectan a su morfología, al régimen de propiedad o tenencia de las
viviendas, a su composición social y ocupacional, y a las características
demográficas de sus habitantes.
Éstos cambios responden a la competencia de distintos usos del suelo por
ocupar el espacio limitado dentro de la ciudad, pero también a la dinámica social
entre grupos de distinto rango socioeconómico, y al propio comportamiento de
los individuos y las familias que pugnan por localizaciones adecuadas a sus
necesidades en función de su capacidad económica, percepción social del
entorno e impacto de externalidades positivas o negativas.
La valoración residencial que incita a la movilidad, depende del estatus
socioeconómico, de la composición familiar, del modo de vida y del estadio
dentro del ciclo de vida. Así, personas de rentas semejantes y nivel de
instrucción similar tienden a vivir en una vecindad, puesto que ello favorece las
relaciones entre iguales y la reproducción del estatus a través de los contactos
personales y de la culturización de los niños. Por otro lado, comportamientos
profesionales o consumistas de la familia o del individuo valoran más el centro
por razón de las ventajas que se desprenden de la proximidad al lugar de
trabajo, a los lugares de compra y esparcimiento, mientras que comportamientos
familistas, centrados en el hogar y el cuidado de los niños, priman las locaciones
suburbanas. Las parejas jóvenes, sin hijos y los jubilados, una vez desintegrada
la familia, prefieren residir en el centro, en tanto que los matrimonios con hijos,
en período de formación, valoran más las áreas suburbanas por su seguridad,
calidad ambiental y social del entorno.

22
Todas estas consideraciones no intervienen en los casos de grupos
sociales pobres o marginales. Tampoco intervienen los planteamientos anteriores
en las ciudades del tercer Mundo, donde la mayor parte de la vivienda es
proporcionada por autoconstrucción o por el sector informal de la economía en
asentamientos marginales.
En relación con la movilidad residencial en los países capitalistas más
avanzados, hay que señalar la importancia creciente de dos tendencias
contrapuestas: el crecimiento espectacular de las áreas suburbanas y la
gentrificación de los espacios centrales.

LAS ÁREAS INDUSTRIALES

DE LA CONCENTRACIÓN A LA DESCENTRALIZACIÓN INDUSTRIAL

La industria ha tendido siempre a situarse en la ciudad o en sus


alrededores, debido a la existencia en ella de ventajas que favorecen su
desarrollo. Entre esas ventajas figuran:
- Importancia del mercado urbano
- Convergencia de sistemas de transporte
- Abundancia de mano de obra
- Peso de las economías de aglomeración
- Decisiones de directores de empresas
- Importancia de las innovaciones tecnológicas
- Calidad de cierto factor (cualificación prof., cond. ambientales, etc.)

Las industrias que se localizan más en las ciudades son aquellas que
requieren mano de obra abundante, mano de obra especializada, proximidad a
centros de investigación y de desarrollo de nuevas tecnologías; se benefician
también de la cercanía a los consumidores, a los nodos principales de transporte,
y que no requieren grandes cantidades de materia prima.
El modelo actual de producción industrial propicia la descentralización y
dispersión de operaciones rutinarias y de escasa cualificación.

LOCALIZACIÓN Y VARIEDAD DE ASENTAMIENTOS INDUSTRIALES

Los establecimientos se asientan en zonas o áreas de usos industriales


predominantes o exclusivos, dispuestas linealmente a lo largo de los ejes de
comunicación y en anillos concéntricos en torno al centro, o sea, se distribuyen
en la ciudad conforme a modelos polinucleares.
Hoy, dentro de las ciudades aparece una variada tipología de
asentamientos industriales:

a) ÁREAS INDUSTRIALES DE BORDE DE AGUA: son las más antiguas,


siempre se buscó la proximidad al agua por ser el medio de transporte

23
más rápido, seguro y barato, y por servir de fuente de energía. La
Revolución Industrial, con la máquina de vapor, reforzó las
localizaciones de borde de agua, para facilitar la llegada del carbón; los
puertos se convirtieron en los emplazamientos preferidos, con la
ventaja de la escasa distancia el centro de las ciudades. En la
actualidad, permanecen en los puertos las industrias de construcción y
reparación naval, aquellas que buscan fácil salida a la exportación, y
aquellas que requieren grandes espacios para manipular materias
primas pesadas o voluminosas importadas, como las fábricas de
harina, azucareras, refinerías de petróleo, fábricas de gas, centrales
térmicas, etc.

b) ÁREAS INDUSTRIALES FERROVIARIAS: el desarrollo del ferrocarril a


partir de 1850, atrajo a muchas industrias a las proximidades de sus
terminales. Además, la frecuente localización de muchas instalaciones
ferroviarias cerca de los puertos, aumentó las facilidades de transporte
y los beneficios derivados de la concentración industrial. Junto a ellas
proliferaron almacenes, depósitos de mercancías, y se formaban
barrios proletariados.

c) ÁREAS INDUSTRIALES DE CARRETERA: el desarrollo de los transportes


de carretera y la difusión de la electricidad propiciaron la formación de
nuevas áreas industriales en las periferias urbanas, al lado de las vías
de acceso, donde los suelos eran baratos y las facilidades de entrada y
salida de las materias primas y los productos manufacturados eran
grandes. Se instalaron sobretodo las empresas dedicadas a la
fabricación de bienes de consumo.

d) ÁREAS INDUSTRIALES PLANIFICADAS: responden a la acción de


determinados organismos públicos o privados para acoger, sobre
suelos ordenados y equipados urbanísticamente, a industrias
procedentes del centro urbano o para atraer a industrias nuevas con la
finalidad de estimular el desarrollo local. Su proliferación se dio con el
funcionalismo y la difusión de ideas de zonificación, después de la
Segunda Guerra Mundial. Éstos asentamientos se localizan en las
zonas de mayor accesibilidad de las periferias urbanas, junto a
autopistas, instalaciones ferroviarias, puertos o aeropuertos, sobre
suelos relativamente baratos; en ellos predominan las empresas de
tipo medio o pequeño. Hoy, polígonos y zonas industriales son
impulsadas por políticas de industrialización y reconversión industrial,
dentro de las que figuran la creación de modernos parques
tecnológicos.

24
e) “HOTELES INDUSTRIALES”: es una forma reciente de asentamiento
industrial, dentro de zonas planificadas para estos usos o fuera de
ellas. Son bloques de varios pisos que se dedican, exclusivamente, a
pequeños talleres, a menudo pertenecientes a unas mismas ramas y
complementarios entre sí. Esto es para evitar la excesiva segregación
de usos del suelo y para aprovechar al máximo el espacio; sus
inconvenientes son los problemas de ruido, de aprovisionamiento de
materias primas y de almacenamiento de los productos
manufacturados. Su mayor exigencia es la de mano de obra muy
especializada y hábil, que con frecuencia es femenina. Este tipo de
asentamiento industrial prolifera en las ciudades de los nuevos países
industrializados del Sudeste asiático, con la particularidad de que casi
siempre combinan la función industrial y residencial, y se mueven en
sectores de economía informal o en sus márgenes.

LAS ÁREAS COMERCIALES

La ciudad aparece caracterizada desde sus orígenes por el desarrollo de


intercambio que facilitan bienes y servicios a la población. Dentro de estas
actividades figuran: comercios propiamente dichos, constituidos por empresas
que compran productos y los venden sin ninguna manipulación; comercios con
transformación, formados por empresas que añaden al proceso de compraventa
otro de producción (pastelería, panadería); servicios, con actividades muy
variadas, como hoteles, cafés, restaurantes, agencias inmobiliarias y de la
propiedad, servicios profesionales, financieros, de seguros, de gestión y
dirección, etc.
Estas actividades son las que proporcionan empleo a mayor número de
personas, pero son las que ocupan menos superficie, debido a que hacen un uso
muy intensivo del suelo.
La diferencia en el peso del comercio entre unas y otras urbes guarda
relación con el rango poblacional de las aglomeraciones, con la importancia de
sus respectivas áreas de influencia, con el poder adquisitivo y los
comportamientos más o menos consumistas de los ciudadanos.

LOCALIZACIÓN Y JERARQUÍA FUNCIONAL DE LAS ÁREAS COMERCIALES

La mayoría de los estudios sobre actividad comercial en el interior de la


ciudad se basan en la aplicación de la teoría de los lugares centrales.
Se parte de una primera consideración en la cual el comercio no se
distribuye de modo aleatorio dentro de la ciudad, sino que lo hace agrupándose
en torno a los lugares de máxima accesibilidad, cerca de los “puntos de recorrido
mínimo global”. Este concepto hace referencia a la distancia mínima de
desplazamiento que la población está dispuesta a recorrer para obtener un bien

25
o un servicio, es el punto más accesible, por lo tanto el que exige menos
esfuerzo de desplazamiento.
Así, dentro de la ciudad, hay un “punto de recorrido mínimo global” para
todos sus habitantes, el centro y otros secundarios, en cada uno de los
diferentes distritos.
En relación con estos puntos de recorrido mínimo global, surgen áreas
comerciales de distinto rango por su accesibilidad, número de funciones y
población a la que atraen, lo que da lugar a una jerarquía de centros comerciales
y de desplazamientos de compra.
Los centros comerciales, sean planificados o no, constituyen franjas
comerciales, a lo largo de las vías principales, y otros, áreas especializadas en
una función, como agencias bancarias venta de muebles o de antigüedades, etc.,
y se organizan de modo compacto.
Cada uno de esos tipos de agrupaciones o áreas comerciales se escalonan
jerárquicamente por el número de funciones o actividades representadas, por la
calidad de establecimientos incluidos y por el volumen de población a la que
sirven.
Los centros comerciales incluyen categorías que van desde el centro de la
ciudad, principal área comercial y de servicios de la ciudad, a establecimientos
aislados o tiendas de esquina que proveen de bienes de primera necesidad a la
población de edificios contiguos. Entremedias, de mayor rango a menor nivel,
quedan:
- centros comerciales regionales (incluyen hasta 200 funciones)
- centros comerciales de comunidad (20 a 40 funciones)
- centros comerciales de vecindad (varios comercios p/ 10000 personas)

Dentro de las franjas comerciales, se distinguen los siguientes niveles


jerárquicos:
- calles comerciales tradicionales
- calles comerciales próximas al borde de una ciudad
- calles comerciales de núcleos suburbanos
- centros comerciales junto a autopistas

Otros estudios dicen que la teoría de lugares centrales no se cumplen en


la realidad, ya que la población urbana no se distribuyó de forma homogénea, el
poder adquisitivo de los ciudadanos varía considerablemente de unos barrios a
otros, existen obstáculos físicos dentro de la ciudad, la movilidad no es idéntica
para todos los habitantes, y las compras no se efectúan siempre en los puntos
más próximos.

EVOLUCIÓN DE LAS ÁREAS COMERCIALES URBANAS

Hasta los años 40, la actividad comercial se localizaba preferentemente en


las áreas interiores de la ciudad, en el centro y calles principales. Sin embargo,

26
con el tiempo, las localizaciones periféricas han alcanzado un considerable
desarrollo por la expansión de las áreas residenciales suburbanas, la
generalización del uso del automóvil y la creación de grandes superficies
comerciales que buscan captar la clientela de las zonas suburbanas.
En los últimos años se observa en casi todas las aglomeraciones urbanas
una recuperación de la actividad comercial de las áreas interiores y un
resurgimiento de los comercios de pequeñas dimensiones.

RUINA Y SUCESIÓN DE LAS ÁREAS COMERCIALES

Se distinguen 4 tipos posibles de muerte comercial:

1. ECONÓMICA: se produce por pérdida de población, por la falta de


competitividad de los establecimientos y por la modificación de la
capacidad económica de los clientes. Se manifiesta por el aumento de
locales vacíos, por cambios en la naturaleza de las mercancías
ofrecidas y por la desaparición de establecimientos de rango superior.
2. FÍSICA: el envejecimiento de los edificios y de los locales comerciales
ocasiona el deterioro material del área; los edificios se hacen feos,
inseguros, indeseables, y por ello los clientes dejan de frecuentarlos.
3. FRICCIONAL: deriva del descenso de categoría social del entorno, con
aparición de comportamientos desviados, del deterioro material de sus
edificios y de las dificultades de acceso a causa de los
embotellamientos del tráfico.
4. FUNCIONAL: muchos establecimientos y áreas comerciales son
incapaces de realizar esfuerzos para asimilar los cambios tecnológicos
que afectan al comercio.

Todo ello afecta de desigual manera a los locales comerciales que, a lo


largo de su vida, pasan por las siguientes etapas:
1. DE NACIMIENTO: corresponde al período de creación. Las actividades
comerciales se desenvuelven con normalidad en un primer momento.
2. DE EXPANSIÓN: la prosperidad y el éxito inicial de los primeros
establecimientos atraen a otros. Aparecen nuevas funciones y se
amplía el área de servicios.
3. COMIENZA DE LA RUINA: la decadencia del área empieza con un
estancamiento. No se añaden nuevas funciones ni establecimientos,
solamente hay cambios de actividades.
4. SUCESIÓN DE FUNCIONES: el abandono y el deterioro físico de los
establecimientos les hace perder atractivo. El área se convierte en una
agrupación marginal de establecimientos que atraen a una mínima
cantidad de clientes. La pérdida de beneficios obliga a unos comercios
a cerrar y a otros a cambiar de actividad.

27
Uno de los problemas fundamentales de las áreas comerciales es tratar de
evitar su ruina a toda costa, por ello son muy frecuentes los intentos de
renovación.

OTROS SERVICIOS URBANOS

El crecimiento de las aglomeraciones ha obligado a incrementar los


servicios y equipamientos necesarios para el funcionamiento de la ciudad y la
atención de sus habitantes. Dentro de ellos sobresalen los de tipo educativo,
cultural, recreativo, deportivo, de seguridad, de gobierno, de asistencia social, de
sanidad, etc.
La importancia de la asistencia sanitaria ha llevado a diseñar modelos de
distribución espacial de centros médicos de distinto rango dentro de las
ciudades, tiene que asegurarse la prestación de atenciones médicas mediante
una red jerarquizada de centros asistenciales a todos sus habitantes.
También tienen especial interés los parques y zonas verdes, porque tienen
un valor estético y paisajístico, proporcionan recreo y evasión a los ciudadanos,
constituyen un elemento fundamental contra la polución, sirven de pantalla
contra el ruido. Por eso, los ciudadanos y los poderes públicos se interesan por la
creación de zonas verdes, en competencia con otras utilizaciones del suelo más
intensivas.

LA FRANJA PERIURBANA

El proceso de suburbanización que caracteriza a la ciudad actual ha dado


lugar a la formación de extensas franjas periurbanas o rururbanas, de límites
imprecisos, donde se mezclan los usos del suelo y las formas de vida del campo
y de la ciudad.
En estas franjas se producen hoy los cambios morfológicos, funcionales y
de población más rápidos y profundos de todo el espacio urbano.

UN ESPACIO FÍSICO DIFERENCIADO DEL RESTO DE LA CIUDAD

La franja periurbana se extiende más allá del continuo urbano de la


ciudad tradicional, sobre una zona de profundidad variable, de 19 a 50 kms
según las ciudades.
Desde el punto de vista físico, aparte de la existencia de suelos de uso
rural, la franja periurbana se caracteriza por:

a) SUBURBIOS: incluyen agrupaciones importantes de casas y


población próximas a la ciudad, núcleos pertenecientes al
mismo término municipal que la ciudad principal y núcleos
vinculados a otros municipios. Jones distingue 3 tipos de
suburbios: suburbios dormitorios, suburbios equilibrados y

28
suburbios que proporcionan empleo. Murphy simplifica esto,
distinguiendo:
- Satélites: son los núcleos de la franja periurbana que poseen
abundantes puestos de trabajo y son capaces de proporcionar bienes y
servicios a su población y a la que procede del exterior; presentan
relativa independencia con relación a la ciudad central.
- Suburbios propiamente dichos: son verdaderas ciudades dormitorio,
lugares de residencia de personas que trabajan en la ciudad central o en
los satélites próximos, por lo que se genera un intenso tráfico de ida y
vuelta. El número de personas que trabajan en los suburbios es inferior
al de personas que duermen en ellos, aunque pueden tener algunas
instalaciones industriales y comercios.

b) PEQUEÑAS URBANIZACIONES O AGRUPACIONES DE CASAS EN


TORNO A FACTORÍAS: carecen de identidad administrativa y de
nombre oficial. Están en medio de usos de suelo rural y
responden a la tendencia de ciertas empresas a trasladar sus
instalaciones industriales fuera de la ciudad o a situar las de
nueva creación en localizaciones periféricas.

c) PROLIFERACIÓN DE URBANIZACIONES DE VIVIENDAS


UNIFAMILIARES Y BLOQUES MULTIFAMILIARES: el paisaje
residencial de la franja periurbana va unido a la proliferación de
viviendas multifamiliares, casi de modo exclusivo en las países
anglosajones y de modo compartido en los países
mediterráneos, con bloques multifamiliares o formas
intermedias de chalets adosados en un aprovechamiento más
intensivo del suelo. Hoy, la tendencia a las bajas densidades
residenciales es un fenómeno que alcanza difusión creciente
como consecuencia del deseo cada vez mayor de la población
urbana de vivir en contacto con la naturaleza. Se avanza hacia
una homogeneización del paisaje residencial, según modelos
que se repiten en la disposición y organización espacial de las
viviendas unifamiliares:
- A lo largo de las vías de acceso a núcleos tradicionales de población o
junto a canalizaciones de agua y conducciones de electricidad.
- En pequeñas urbanizaciones de varias decenas de casas, con una sola
entrada y una red viaria interior privada.
- En urbanizaciones que responden a operaciones integradas de
parcelación, construcción y equipamiento. Las viviendas unifamiliares
adoptan la fisonomía de “pueblos nuevos”. Presentan gran uniformidad
en su tratamiento arquitectónico.

29
d) SUELO OCUPADO POR OTROS USOS URBANOS: una gran
porción del suelo de las franjas periurbanas está ocupado por
infraestructuras de transportes y grandes superficies
pertenecientes a servicios y equipamientos urbanos.

UN ESPACIO SOCIAL CADA VEZ MÁS HETEROGÉNEO

Desde el punto de vista poblacional, las franjas periurbanas se


caracterizan por:

a) AUMENTO DE LAS FORMAS Y MODOS DE VIDA URBANOS: el estilo de


vida urbano y el trabajo en actividades propias de la ciudad se
imponen progresivamente. Los antiguos campesinos abandonan sus
actividades tradicionales y se emplean en las empresas industriales o
de servicios, es creciente la proporción de trabajadores de la ciudad
que trasladan su residencia a la franja periurbana por un deseo de
gozar de contacto con la naturaleza y por encontrar viviendas más
baratas y adecuadas a sus necesidades familiares.

b) FUERTE MOVILIDAD DE SU POBLACIÓN: aparte de las familias de


origen campesino, en esta franja se instalan numerosas familias
jóvenes. Esto da lugar a un aumento de la población muy superior al
de las áreas residenciales interiores y al predominio de matrimonios
jóvenes o de mediana edad con una elevada proporción de niños.

c) VARIEDAD SOCIAL: frente a la homogeneidad social entre las primeras


áreas residenciales suburbanas, con predominio de las clases medias,
en la actualidad aparece en ellas una diversidad social creciente, con
expresión en su variedad morfológica, y fuertes contrastes entre áreas
residenciales de alto rango social y otras de bajos niveles de rentas.
Un elemento común a todas estas áreas residenciales es la intensidad
que alcanzan con ellas los desplazamientos cotidianos por imperativos
de trabajo o para satisfacer diferentes demandas de servicios. El
automóvil constituye una primera necesidad y es frecuente que cada
familia disponga de más de un vehículo.

d) COMPORTAMIENTO SOCIAL DIFERENCIADO FRENTE A LOS OTROS


CIUDADANOS: el individualismo, el aislamiento y la indiferencia hacia
el vecino, sentimientos generalizados en el interior de la ciudad, dejan
paso a una vida de relación más intensa. Las familias jóvenes con
niños y las que tienen un nivel cultural semejante son las que entablan
relaciones sociales con más facilidad.

30
e) VALORACIÓN CONTEMPLATIVA DE LA NATURALEZA: el espacio
abierto y la naturaleza son valorados por oposición a la ciudad, por su
ambiente tranquilo, por su aire sano y por la ausencia de
contaminación.

31
MODELOS DE ESTRUCTURA INTERNA DE LA CIUDAD

La fuerte diferenciación interna del espacio urbano en términos físicos, de


usos del suelo y de composición poblacional, con características sociales,
comportamientos y problemas distintos, es una de las características principales
de las ciudades actuales.

LA APROXIMACIÓN ECOLÓGICA

Se aplican a las comunidades humanas planteamientos e ideas


procedentes de los campos de la biología, botánica y zoología que enfatizan la
interdependencia de las especies y la relación de cada clase de individuos con su
entorno. La sociedad humana organizada a dos niveles: el natural o biótico y
el cultural, se ve inmersa en comportamientos y procesos ecológicos, de modo
semejante a las comunidades vegetales y animales.
La ciudad es considerada como un cuerpo social, donde los
comportamientos individuales y la organización de la sociedad se rigen por la
“lucha de existencia”. La diferenciación del espacio urbano, la formación de
zonas especializadas de usos del suelo y la existencia de áreas morfológicas y
residenciales de distintas características se explican por conceptos ecológicos, de
competencia impersonal, dominación, áreas naturales, invasión – sucesión,
asimilación – segregación.
En la ciudad, la competencia se expresa a través de relaciones
económicas íntimas de rivalidad y de carácter anónimo que se establecen entre
personas, grupos de población y diferentes usos del suelo que pugnan por las
localizaciones más ventajosas dentro del espacio urbano en función de su
distinta capacidad económica. La lucha impersonal a través de las diferencias
económicas del mercado es el mecanismo básico de segregación residencial.
El concepto de dominación manifiesta posiciones de privilegio por parte de
individuos, grupos de población y usos del suelo. Así, el centro de negocios es el
área dominante en función de su máxima accesibilidad, de sus altos precios del
suelo y de su valor simbólico.
Esta dominación también actúa en las áreas residenciales, por el control
de los grupos de altos estatus socioeconómico de las localizaciones de mayor
categoría ambiental; y en las zonas industriales, por el dominio de las industrias
que por su naturaleza, repelen otros usos.
Los fenómenos de invasión – sucesión aluden a la ocupación de
determinadas zonas de la ciudad por grupos de población o usos del suelo
diferentes a los que allí existían previamente y que ahora son sustituidos. Así, se
alteran situaciones previas de equilibrio.
Una de las principales consecuencias de la intervención conjunto de todos
estos principios es la segregación del espacio intraurbano en áreas naturales y
en localizaciones que se definen por los valores del suelo.

32
El concepto de área natural se aplica para identificar territorios
homogéneos dentro de la ciudad.

a) LA TEORÍA CONCÉNTRICA (Burgess)

Los usos del suelo y las áreas residenciales de diferente categoría social
se disponen en forma de anillos concéntricos alrededor del espacio central, en
función de relaciones de competencia impersonal, dominio, invasión – sucesión,
segregación. Todo ellos es consecuencia de la capacidad económica desigual de
las distintas actividades y grupos sociales para hacer frente al precio del suelo
que disminuye del interior a la periferia.
Se distinguen las siguientes zonas:
- CBD o Distrito Central de Negocios: es el centro financiero,
comercial y social, el espacio más accesible porque en él convergen las
vías, flujos de circulación y sistemas de transporte.
- Zona de transición: es el espacio más complejo, por la gran
diversidad de usos del suelo, es la zona más próxima al CDB. Hacia su
borde exterior se encuentran áreas residenciales degradadas
socialmente y deterioradas morfológicamente, y allí se concentran las
minorías étnicas y grupos de población marginal.
- Zona residencial de rentas medias: integrada por edificios de
viviendas antiguos, ocupados por obreros y empleados del comercio,
servicios e industrias de las áreas centrales. Es una población
socialmente estable, de familias consolidadas.
- Zona residencial de rentas altas: ocupada por familias de clase
acomodada, que residen en viviendas unifamiliares o bloques de
apartamentos de gran calidad. Existen grandes superficies comerciales,
localizadas en puntos estratégicos y de fácil acceso.
- Zona suburbana: se extiende entre los 30 y 60 minutos de distancia
del centro. Constituye una zona de dormitorio y de movimientos
pendulares. La vida familiar gira en torno a la mujer, esta zona es
considerada como el dominio de la sociedad matriarcal. En su interior
se distinguen “áreas naturales” diferenciadas: desde comunidades de
alto nivel social, junto a carreteras y autopistas, a viejos pueblos
incorporados a la ciudad por el proceso de expansión urbana.
- Otras zonas: son las tierras de labor que rodean a la ciudad, y el
hinterland de la aglomeración, que se extiende hasta donde llega la
influencia de sus funciones urbanas.

A pesar del éxito de este modelo, las críticas al mismo han sido
numerosas, por su falta de universalidad y anacronismo. Esta falta de
universalidad se puede ver con los estudios de las ciudades latinoamericanas, ya
que e ellas, las áreas residenciales de mayor rango social corresponden a los
espacios centrales y no a la periferia, debido a circunstancias de tipo histórico y

33
cultural. Por otro lado, tampoco las ciudades industriales responden al modelo
concéntrico.
Otro cambio en la ciudad, frente al modelo propuesto, es la relativa
pérdida de peso del CBD respecto al conjunto urbano, con este hecho se explica
la aparición de nuevos centros de actividad.

b) LA TEORÍA SECTORIAL (Hoyt)

Sostiene que los contrastes en los usos del suelo, originados en el centro,
se perpetúan hacia el exterior y se disponen a manera de cuñas o sectores a lo
largo de las vías principales.
Parte de los planteamientos ecológicos, pero hace depender la
diferenciación interna de la ciudad de la localización y crecimiento hacia la
periferia de las áreas residenciales de mayor rango social. En torno a ellas, y a
modo de sectores, se disponen las áreas residenciales de niveles sociales medios
y bajos. Resulta fundamental en esta teoría conocer los factores que definen la
localización y la expansión de las áreas residenciales de mayor nivel social:
atracción que sobre ellas ejercen el CBD y otros centros comerciales y de
servicios; prestigio de los lugares de residencia de los líderes políticos;
accesibilidad, representada por las líneas de transportes; calidad ambiental de
frentes de agua; etc.
Definidas las líneas de crecimiento de las áreas residenciales, su dirección
hacia el exterior se mantiene constante durante mucho tiempo.
Este modelo también ha recibido duras críticas por su falta de
universalidad, anacronismo y por no tener en cuenta factores sociales y
culturales.

c) LA TEORÍA DE LOS NÚCLEOS MÚLTIPLES (Harris y Ullman)

Afirma que los diferentes usos del suelo se disponen alrededor de núcleos
de crecimiento separados entre sí, cuyo origen se debe a la actuación conjunta
de diversos factores:
- Cada actividad tiene exigencias concretas de localización.
- Las actividades semejantes tienden a agruparse.
- Las actividades que se perjudican entre sí, buscan localizaciones
separadas.
- Muchas actividades no pueden pagar elevados precios por ocupar los
lugares más accesibles y deseables de la ciudad.

Así, surge una ciudad multinuclear, con áreas especializadas


funcionalmente que ocupan localizaciones concretas: el CBD o los posibles
centros secundarios de negocio, en los lugares más accesibles; las áreas
especializadas de ventas al por mayor y de industrias ligeras, a lo largo de los
ejes ferroviarios o carreteras de acceso; las áreas de industrias pesadas, en los

34
bordes de la ciudad; las áreas residenciales de alto rango social, en los espacios
de mayor calidad ambiental; las áreas residenciales de menor categoría social,
en los emplazamientos menos favorables, cerca de fábricas e instalaciones
ferroviarias.
El número de núcleos es variable, resulta de la evolución histórica de cada
ciudad y de la forma específica de combinarse en cada una de ellas factores de
localización señalados.
La teoría polinuclear es la que mejor responde a las características
generales de las ciudades actuales y a los cambios introducidos en ellas por la
revolución tecnológica y los modernos sistemas de transporte.

LA APROXIMACIÓN ECONÓMICA

Se han producido numerosos intentos de explicar la estructura interna de


la ciudad desde planteamientos de la teoría neoclásica microeconómica. Todos
se relacionan formalmente con los modelos ecológicos, pero se centran en el
análisis de los valores del suelo como factor básico para explicar la localización
de los diferentes usos y el cambio urbano, e introducen tímidamente ciertas
consideraciones de tipo social y cultural en algunos casos.
Los orígenes de esta teoría se encuentran en el modelo de localización de
usos agrícolas del suelo de Von Thünen, a base de círculos concéntricos, en
orden decreciente de intensidad de los cultivos y de valor del centro hacia fuera,
en función de la rentabilidad de los cultivos que es fijada por el precio de venta
menos los costes de producción y transporte.
Estas aproximaciones explican la distribución de los usos del suelo dentro
de la ciudad por el mecanismo de los precios. Individuos, industrias, comercios y
servicios compiten por el espacio en función de sus necesidades específicas de
localización para obtener los máximos beneficios y en función de las limitaciones
que les imponen sus capacidades desiguales de inversión.
De este modo, en un espacio urbano que se considera uniforme y
monocéntrico, habitado por hombres que dirigen sus acciones a la obtención del
máximo beneficio, con un amplio conocimiento del mercado y libertad plena de
elección de un sistema de competencia perfecta, las actividades configuran un
modelo de usos del suelo concéntricos; resultado de las distintas capacidades
económicas de las actividades con relación a sus necesidades de localización
para hacer frente a precios del suelo que disminuyen desde el centro a la
periferia.
El comercio de calidad y los servicio más especializados se localizan en el
centro. Las familias de rentas bajas ocupan localizaciones próximas al centro,
para reducir los costos de transporte, y se ubican en pequeños departamentos
de bloques multifamiliares, dentro de las áreas de alta densidad. Los grupos de
rentas altas, con capacidad económica para pagar los altos precios del suelo en
el centro, prefieren emplear ese dinero en la compra de viviendas espaciosas en
la periferia.

35
Estos modelos de estructura urbana se expresan gráficamente a través de
curvas de renta que reflejan los precios que cada utilización paga por su
localización en relación a la distancia al centro.
Otros estudios, desde idénticos planteamientos económicos, ponen de
relieve que no siempre hay un punto de máximo valor del suelo a partir del cual
los precios disminuyen regularmente hacia la periferia. En casi todas las
ciudades, se dibujan picos de altos valores del suelo a lo largo de las vías
principales, cruces de calles o núcleos urbanos secundarios. Así, la distribución
de usos del suelo adquiere un componente sectorial, próximo al modelo de Hoyt,
y polinuclear, que se asemeja al esquema de Harris y Ullman.
Todos estos análisis facilitan la crítica de una aproximación que no tiene
en cuenta aspectos esenciales en la localización y distribución de funciones,
como son: el comportamiento humano de racionalidad limitada, la desigualdad
de la información recibida, la influencia de los agentes productores del espacio
urbano, la heterogeneidad de la ciudad frente a su consideración como un
espacio isotrópico, el peso de los factores sociales, simbólicos y ambientales.

LA APROXIMACIÓN DEL ANÁLISIS DE ÁREAS SOCIALES

Tiene su origen en los estudios de Shevky y Williams, sobre descripción y


medición de la diferenciación social en Los Ángeles, y de Shevky y Bell sobre la
ciudad de San Francisco. Se inscribe dentro de una reacción al modelo ecologista
de la Escuela de Sociología Urbana de Chicago, al que se tacha de positivista y
mecánico, y de explicar la diferenciación interna de la ciudad a partir de
comportamientos exclusivamente económicos y de mercado que no tienen en
consideración la realidad social.
El modelo de análisis de áreas sociales se aplica a la diferenciación
residencial, a partir de un enfoque macrosocial que relaciona la formación de
áreas de distintas características con los factores que vertebran y estructuran la
sociedad en cada período histórico y en cada civilización. Se identifican la
posición social (o estatus económico), la urbanización (o estatus familiar) y la
segregación (o estatus étnico) como los grandes ejes de diferenciación de la
sociedad urbana industrial actual y, por lo tanto, de diferenciación residencial.
Los ejes actuales de vertebración social son el resultado de las
transformaciones que acompañaron el nacimiento de nuestra sociedad industrial.
Cada una de las secciones censales de la ciudad se define por el
predominio de variables relacionadas con los grandes ejes de diferenciación
social; su agrupación por rasgos afines y su representación cartográfica permite
distinguir unidades espaciales mayores de características semejantes que se
denominan “áreas sociales”.
Desde el punto de vista espacial, el comportamiento de cada uno de los
ejes de diferenciación dentro de la ciudad es distinto:
- El estatus socioeconómico proyecta una distribución sectorial de la
población y de los usos del suelo, desde los lugares centrales de mayor

36
riqueza y pobreza hacia el exterior, a lo largo de las vías radiales de
acceso.
- El estatus familiar, en relación con el estadio de ciclo de vida
posibilidades económicas de acceso a la vivienda, dibuja círculos
concéntricos: las personas de mayor edad o que viven solas, residen
en el centro, mientras que las familias jóvenes, con niños, lo hacen en
la periferia.
- El estatus étnico y de migración, en función de diferencias culturales,
origina agrupaciones de minorías étnicas o inmigrantes en núcleos
dispersos. La lengua, la religión y las costumbres son una poderosa
base de segregación social en todas partes.

37

También podría gustarte