El segundo método para arrancar un motor sincrónico consiste en fijarle un
motor externo de arranque y llevar la máquina sincrónica hasta su velocidad plena con ese motor. Entonces, la máquina sincrónica puede ser paralelada con su sistema de potencia como un generador, y el motor de arranque puede desacoplarse del eje de la máquina. Desconectado el motor de arranque, el eje de la máquina se desacelera el campo magnético del rotor BR queda atrás de y la máquina sincrónica comienza a actuar como motor. Una vez completo el emparalelamiento, el motor sincrónico se puede cargar de manera normal. Este procedimiento completo no es tan absurdo como parece pues muchos motores sincrónicos forman parte de conjuntos motor-generador y, en estos conjuntos, la otra máquina puede servir como motor de arranque de la máquina sincrónica. Además, el motor de arranque sólo necesita vencer la inercia de la máquina sincrónica en vacío, sin carga impuesta hasta que el motor se emparalele con sistema de potencia. Puesto que únicamente debe ser vencida la inercia del motor, el motor de arranque puede tener una capacidad mucho menor que la del motor sincrónico que arranca. Dado que la mayoría de los motores sincrónicos tienen sistemas de excitación sin escobillas montados en sus ejes, con frecuencia es posible utilizar esos excitadores como motores de arranque.