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TEST
EO
Esta herramienta trabaja sobre el dolor crónico, ya sea físico o emocional y nos permite detectar
cómo uno se comporta ante el dolor. Hay un comportamiento que es el habitual: uno frente al dolor
cae siempre en el mismo mecanismo de defensa. O también puede suceder que, frente a cierta
situación, uno reacciona de tal manera independientemente de nuestro comportamiento habitual.
Sin una distinción entre la causa del dolor y su efecto, todo el dolor del tiempo pasado se funde con
el del tiempo presente, lo que automáticamente produce miedo al dolor futuro.
Todo el mundo entiende el dolor y simpatiza con él –al menos al principio-. De hecho, el premio
más seductor del dolor persistente aparece en forma de irresponsabilidad justificada. Con todos
los problemas emocionales de esta persona, la negación de la responsabilidad por la continuación de
este dolor, es la causa de que este dolor continúe.
Cuanto más persistente el dolor, más marcados son los cambios de comportamiento. La graduación
llega a 15 modos, quedando la persona cristalizada en uno de ellos. El que llegó al comportamiento
Nº 15 ya pasó por los 14 anteriores.
Cuando a la persona le sale trabajar con esta herramienta es porque puede resolverlo, lo cual no
significa que sea fácil porque se trata de tomar contacto con el dolor y su defensa.
Una de las situaciones más difíciles con las que tratamos en nuestro trabajo es demostrarle a la gente
que está mejor. La mayoría estamos tan acostumbrados a lo peor que no podemos reconocer las
mejorías. Para ello necesitamos pequeños objetivos con el fin de darnos cuenta de que hemos hecho
algo positivo.
Todos los aspectos de la vida se centran en el dolor, los síntomas físicos y encontrar algún alivio. El
dolor excusa cualquier comportamiento negativo o justifica el no cumplimento con los requisitos
esperados en el trabajo o en las relaciones personales. Estas personas pueden describir su dolor y sus
efectos con exhaustivos detalles.
Dolor de vida: Estas personas tienen una preocupación por sentirse incapaces, desembocando en
sentimientos de hostilidad/venganza e indiferencia/desconectado de sí mismo, es decir que se ponen
hostiles e indiferentes. Están enfocados en lo que no pueden.
2. CONFIANZA EN LA MEDICACIÓN
Como “la única cosa que puede hacerme pasar el día”, estas personas toman las medicinas
prescriptas religiosamente. Conocen cada uno de los medicamentos de cabo a rabo y pueden
categorizar con detalles exactos el tiempo, los efectos y el grado de alivio obtenido. El simple
pensamiento de no tener la medicación a mano los llena de terror. Aunque no se consideran a sí
mismos dependientes de las medicinas, confían absolutamente en ellas. La solución está afuera.
Dolor de vida: Confianza en cualquier tipo de estimulante o sedante, ya sea alcohol, sexo, racismo,
chocolate, marihuana, medicinas prescriptas, drogas no prescriptas, cigarrillo, café, suplementos
vitamínicos, dieta naturistas o restrictivas, entre otros.
Buen comportamiento: Elegir crear una relajación programada para conectarse consigo mismo.
Tiene que ser algo concreto y podemos testearla en el momento para que se la lleve como tarea para
dejar la dependencia. Por ejemplo: ejercicio físico, andar en bicicleta, pintar, etc.
3. ANSIEDAD Y DEPRESIÓN
La ansiedad sobre su capacidad para manejar cualquier problema, triplica el miedo en estas personas.
Puesto que la incapacidad física o emocional los lleva a confiar en la ayuda de los demás para las
tareas diarias, la autoestima comienza a desaparecer, dando como resultado una depresión profunda
crónica.
Dolor de vida: Ansiedad y/o depresión basada en la reacción de los demás a nuestra comunicación o la
falta de ella. Es decir que estas personas reaccionan según la respuesta de los otros.
Buen comportamiento: Elegir seguridad y entusiasmo provenientes de uno mismo. (¿Cómo puedo
apoyarme en mí mismo?)
4. A LA COMPRA DE MÉDICOS
Buscando continuamente una “curación”, estas personas permanecen con un especialista entre tres y
cuatro meses. Cuando el dolor no desaparece, aflora la decepción y la sensación de traición.
Naturalmente esto anula cualquier expectativa positiva y la búsqueda continúa: otro especialista,
otra oportunidad y vale la pena intentar cualquier cosa. Se pone la solución en otros: médicos,
amigos, pareja o cualquier persona.
Dolor de vida: A la compra de relaciones: cuando esta no funciona, busca otra activamente.
Con el dolor como excusa, estas personas se retiran gradualmente de la vida social. También, al
disminuir el tono muscular debido a la falta de actividad física o ejercicio, se hacen más vulnerables
al stress en situaciones no familiares y encuentra más fácil quedarse en casa (se encierra).
Para estas personas el sexo se convierte en algo incómodo, por no decir doloroso. Sin embargo,
algunos continúan con el acto sexual para no poner en peligro la relación o aparentan (normalmente
fingiendo los orgasmos) hasta que al final el acto se vuelve “demasiado doloroso”. Esto tiende a
producir sentimientos masoquistas o sado masoquistas y no pueden evitar ver su pareja que “no
sufre” como un enemigo. Terminan utilizando el sexo como una herramienta para manejar al otro.
Dolor de vida: Retirada periódica de la vida sexual activa, especialmente en una relación de
compromiso en la que alguna de las partes ha utilizado el sexo como arma.
El esfuerzo por mantener una apariencia tranquila es demasiado grande. Cada vez, más a menudo,
estas personas se ven atrapadas en estallidos histéricos (nervios, llanto, angustia, reacciones, etc).
Usualmente estas explosiones de auto-compasión van dirigidas a la gente de su grupo de apoyo (sus
seres queridos), gente de la cual dependen. Aún excusados por el dolor, tales momentos de histeria
empeoran las relaciones, lo cual se convierte en más miedo a perder y, por lo tanto, más estallidos
histéricos.
Buen comportamiento: Elegir con empatía conectarse con el entorno; ponerse en el lugar de los
demás.
Estas personas se identifican con la angustia (física y/o mental) de los demás, especialmente de
aquellas personas con enfermedades terminales. Llenos de simpatía, ven a cualquiera sufriendo
como ellos mismos y hacen todo lo que esté a su alcance para rescatar a los demás del dolor. Ven y
siente el dolor del otro. Habría que preguntarse “¿de quién absorben el dolor dentro de su ámbito
habitual?”
Dolor de vida: Identificación con el dolor emocional y la enfermedad de los demás, simpatizando,
apoyando y jugando al “rescate” en tales relaciones.
El miedo a más dolor lleva a estas personas a no desear hacer nada. Su foco pasa de mejorar a no
empeorar. Una tras otra van dejando las actividades y las relaciones. Las actitudes son sometidas a
revisión y las expectativas también. El miedo al dolor y el dolor actual se convierten en sinónimos.
Finalmente, la única alternativa viable parece ser quedarse en la cama y/o dormir.
Dolor de vida: Miedo irracional a estar solo sumado al miedo de ser herido otra vez, miedo que
inmoviliza y lleva a más y más restricciones.
Buen comportamiento: Elegir “cómo puedo hacer más?”. Activarse ayudando a otros.
Puesto que nada parece aliviar el dolor, la expectativa de no conseguirlo amarga rápidamente todo lo
demás, incluida la esperanza de encontrar nuevas soluciones. Esta expectativa de fallo va unida a un
pesimismo hacia el resto de las actividades y relaciones, desarrollando una apariencia fatalista. Han
aceptado su impotencia para cambiar o mejorar sus condiciones de vida.
Dolor de vida: Pesimismo en las relaciones y fatalismo hacia la vida en general, basado en la falta
de disposición para el cambio.
Dolor de vida: El castigo para uno mismo y para los demás retirándose del amor. Esto sólo produce
más dolor y culpa para todos los implicados.
Buen comportamiento: Sentir que merece algo bueno y establecer un desafío que sea realmente
alcanzable.
Esto se convierte en la base de todo: si desapareciera el dolor, todo lo demás estaría bien. No importa
nada que no sea el alivio del dolor físico o emocional. El resto de la vida no significa nada, ni tiene
importancia. Los problemas de la familia, los fallos en la relación, la falta de ingresos, ¿a quién le
importan? “Con este dolor, no puedo hacer nada”.
Dolor de vida: Una preocupación mórbida con el dolor basado en el miedo al rechazo pasado y
futuro, y la negación a tomar la responsabilidad de los cambios positivos.
Utilizando el dolor como excusa, estas personas se las arreglan para retirarse, evitar y huir de las
responsabilidades pasadas, presentes y futuras. El sufrimiento excusa la no actuación, la
imposibilidad y la falta de deseo de ocuparse de la recuperación física o mental.
Consciente o inconscientemente, utilizar el dolor para conseguir lo que quieren pasa a ser una táctica
de supervivencia instintiva para estas personas. Cuanto más intensos sean los síntomas, más
simpatizarán los demás con ellos y por lo tanto más lograrán salirse con la suya. No se comunican
con claridad y evitan la confrontación.
Dolor de vida: Manipulación en lugar de comunicación. Hacen cualquier cosa con tal de evitar la
confrontación con los demás y ver las mejorías.
Dolor de vida: Sublimación del sufrimiento (el martirio y la santidad) conferidos por el dolor. Se ha
conseguido el status de víctima.