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En un tiempo remoto, las Azores, Madeira, las Canarias y las islas de Cabo Verde estaban unidas
en una sola masa continental, que sería la Atlántida geológica. Esta área formaba un todo con
Mauritania y Portugal y limitaba al sur con una línea costera que, partiendo del archipiélago de
Cabo Verde, atravesaba el Atlántico para acabar en un punto indeterminado del continente
americano, probablemente Venezuela, según afirma Rafael Requena en su libro Vestigios de la
Atlántida.
Las diferencias de clima en tan vasta plataforma continental, y por ello, de especies animales y
vegetales podrían haber sido bastante considerables. En tanto que el norte, la zona más
montañosa, tenía un clima parecido al de las regiones mediterráneas, al sur, con un clima más
seco y caluroso daría lugar a un país casi desértico.
Segunda Atlántida geológica
Esta plataforma, a su vez, se dividiría en grandes partes, que se convertirían en islas de cierta
extensión; la fauna y la flora evolucionaron en direcciones más o menos autónomas.
Fraccionamiento posterior de la plataforma atlante
Después en una época bastante más próxima pero imposible de precisar, y que el oceanógrafo Le
Danois situó alrededor de 8.000 a 10.000 años atrás, los restos de la antigua masa continental se
disociaron completamente.
Tan solo se libraron del cataclismo casi general algunas extensiones de tierra, que hoy constituyen
las Islas Madeira, Canarias, Cabo Verde, etc., restos de la desaparecida Atlántica protohistórica,
cuando la Isla mayor era Poseidonia, que diría Platón, la floreciente metrópoli de los famoso
Diálogos Timeo y Critias.
En la Antigüedad
Se conservan algunos párrafos de escritores antiguos que aluden a los escritos de Platón sobre la
Atlántida. Estrabón(geógrafo e historiador griego), en el siglo I a. C., comparte la opinión de
Posidonio (político, astrónomo, geógrafo, historiador y griego. 135-51 a. C.) de que el relato de
Platónno era una ficción.
Un siglo más tarde, Plinio el Viejo (escritor latino, científico, naturalista y militar romano) señala en
su Historia Natural que de dar crédito a Platón, el océano Atlántico se llevó en el pasado extensas
tierras.
Plutarco (historiador, biógrafo y ensayista griego), en el siglo II, menciona los nombres de los
sacerdotes egipcios que habrían relatado a Solón (poeta, reformador y legislador, uno de los siete
sabios de Grecia) la historia de la Atlántida:
Sonkhis de Sais
Psenophis de Heliópolis.
Crantor (340-290 a. C.), filósofo de la Academia platónica, viajó a Egipto y pudo ver las estelas en
que se hallaba escrito el relato que escuchó Solón. Otros autores antiguos y bizantinos como
Teopompo, Plinio, Diodoro Sículo, Claudio Eliano y Eustacio, entre otros, también hablan sobre la
Atlántida, o sobre una civilización atlántica.
En el Renacimiento
En la Edad Media la historia de la Atlántida no llamó mucho la atención. En el Renacimiento, la
leyenda fue recuperada por los humanistas, quienes la asumirán como vestigio de una sabiduría
geográfica olvidada o como símbolo de un porvenir utópico. El escritor mexicano Alfonso Reyes
Ochoa afirma que Colón pudo haber estado influido por la leyenda Atlántida y ve en voz náhuatl
(un idioma de origen azteca) / atl (agua) un indicio de vínculo entre aztecas y atlantes.
Durante los siglos XVI y XVII, varias islas(Azores, Canarias, Antillas, etc.) figuraron en los mapas
como restos del continente perdido. En 1626, el filósofo inglés Francis Bacon publica La Nueva
Atlántida, utopía en pro de un mundo basado en los principios de la razón y el progreso científico y
técnico.
En España, en 1673, el cronista José Pellicer de Ossau identifica la Atlántida con la península
Ibérica, asociando a los atlantes con los misteriosos Tartessos.
Mapa del imperio atlante. De Atlantis: The Antediluvian World, de Ignatius Donnelly, 1882.
Ignatius Donnelly
Es en segunda mitad del siglo XIX, que la historia de la Atlántida adquiere la fascinación que
provoca hasta hoy en día. En 1869, Julio Verne escribe Veinte mil leguas de viaje submarino,
novela que describe un encuentro con personajes de los restos de una sumergida Atlántida.
Tiempo después, en 1883, Ignatius Donnelly, congresista norteamericano, publica Atlántida: El
Mundo Antediluviano. En dicha obra, a partir de las semejanzas que aprecia entre las culturas
egipcia y mesoamericana, hace converger, una serie de antecedentes y observaciones que lo
llevan a concluir que hubo una región, desaparecida, que fue el origen de toda civilización humana
(difusionismo) y cuyo eco habría perdurado en la leyenda de la Atlántida.
TARTESSOS Y LA ATLÁNTIDA
En el año 2005, un equipo multidisciplinar de investigadores del CSIC (Juan José Villarias Robles,
Sebastian Celestino Pérez y Angel León) y la Universidad de Huelva (Antonio Rodríguez Ramírez),
en el marco del denominado Proyecto Hinojos, comprueban sobre el terreno si las formas
geométricas que se advierten en las imágenes de 1996 del Espacio Natural de Doñana obtenidas
desde el satélite indio IRS y señaladas por los investigadores alemanes Werner Wickboldt (2003) y
Rainer W. Kühne (2004) corresponden a un yacimiento arqueológico de importancia tal como la
Atlántida.
Basado en las investigaciones del CSIC y la Universidad de Huelva, National Geographic Society
emitió en marzo del 2011 un documental sobre la Atlántida, "Finding Atlantis", bajo la conducción
del profesor de la Universidad de Hartford (Connecticut), Richard Freund, quien, basándose en
anteriores hipótesis de autores españoles y alemanes, defiende la posible localización de la capital
de la Atlántida en el Parque de Doñana, la cual habría sido enterrada por un poderoso tsunami.
EL FINAL DE LA ATLÁNTIDA
.
En sus Diálogos, el filósofo ateniense Platón calculaba que laIsla de la Atlántida (Poseidonia) una
superficie (que parece relativamente reducida) de 2.000 por 2.000 estadios, es decir un poco más
de 300.000 kilómetros cuadrados
Según Platón norteafricanosde la protohistoria egipcia fueron testigos del mayor de los cataclismos
de que se tiene memoria.
Si damos crédito a cuanto nos dice, la impresión causada por el último hundimiento atlantídeo fue
transmitida oralmente, y luego recogida y archivada por los sacerdotes egipcios, hasta que Solón
(en la época de la dinastía saita: 664 a 525 a. C.) aprendió el relato de los labio de los propios
sacerdotes de la ciudad del delta del Nilo, Sais, contemporáneos suyos.
Pero ¿como pudo desaparecer "en un solo día y una sola noche" la Atlántida clásica, como dice
Platón? La desaparición de la Atlántida pudo deberse a una erupción volcánica gigantesca,
acompañada de un terremoto que originase asimismo un apocalíptico tsunami…
El geólogo Pierre Termier (uno de los fundadores de la tectónica de las estructuras geológicas
moderna) describió literariamente la última tarde de la Atlántida en su artículo "Nueva Luz en la
perdida Atlántida": “Cuando releo en mi pensamiento las páginas terribles de la Historia, ante el
mar sonriente, indiferente, ante el mar más bello que las catedrales, pienso sin querer en la última
tarde de la isla Atlántida, a la que habrá de parecerse, quizás, la última tarde de la Humanidad."
"Todos los muchachos se fueron a la guerra, allende las islas de Levante y las lejanas Columnas
de Hércules. Los que se quedaron, hombres maduros, mujeres, niños, ancianos y sacerdotes,
interrogaban ansiosamente al horizonte marino, esperando que apuntasen las primeras velas
anunciadoras del retorno de los guerreros. Pero esta tarde el horizonte está vacío y sombrío. El
mar parece entenebrecerse y el cielo se estremece y tiembla.
El suelo se ha hendido, exhalando vapores ardientes. Se dice que en las montañas se han abierto
cráteres por los que brotan humaredas y llamas que lanzan al aire piedras y ceniza."
"Ahora cae por doquier un polvo gris y ardiente…La noche sobreviene de súbito, terriblemente
oscura; no se vería nada si no se hubiesen encendido algunas antorchas.
Víctima del pánico, la multitud se precipitaba a los templos, pero los templos se derrumbaban,
mientras el mar invadía la orilla con un clamor atroz que acalla todos los demás. Algo pasa que
bien pudiera ser la cólera de los dioses.
Después todo se calma…ya no hay montañas, ni orillas, nada…No hay más que el mar
despreocupado, adormecido e indiferente, bajo el cielo tropical tachonado de astros innumerables.
https://youtu.be/5P3YjOZHQcM
https://youtu.be/ZSa44SFCNs4