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Reporte elaborado por Alejandra Teran Duarte

Estudiante de 3° Semestre de la MeLGIE, perteneciente al CoachOrg_2G Grupo 1


De la asignatura: Coaching en la organización
Mtro. Roberto de la Torre Sánchez, 11 de noviembre de 2020

Reflexiones sobre el coaching a partir de la lectura:


“El carácter del Coaching Ontológico”

Reflexione sobre las siguientes preguntas y registre sus respuestas:

¿Cómo esta lectura ha modificado el observador que usted era sobre el coaching como práctica? ¿Cuáles son los
puntos principales que están siendo base de su nueva interpretación sobre el coaching? ¿Qué dificultades observa
ahora que pudieran limitar su práctica como coach ontológico? ¿Qué competencias y distinciones considera deberá
desarrollar para un adecuado coaching ontológico? ¿Qué aspectos de los mencionados en el texto le dan paz en
su desempeño como futuro coach?

En su reporte sobre esta lectura queremos escuchar su escucha. Por lo tanto, siéntase libre de escribir más allá
de las respuestas a estas preguntas. Ellas tienen el sentido de gatillar en usted cierta reflexión, sabemos que le
pasa mucho más, no dude en compartir con nosotros eso que le pasa cuando lee o conversa sobre los
planteamientos de este documento.

“El coaching a través de mi observador, y mi escucha”

La mayoría de las personas hemos escuchado hablar sobre coaching, en los deportes, en las empresas, en las
escuelas, etcétera; sin embargo, no todas hemos comprendido el verdadero significado y objetivo que esta práctica
trae consigo. De manera personal, puedo decir que antes de estudiar la lectura “El carácter del coaching ontológico”
de Rafael Echeverría, mi observador desconocía totalmente el verdadero objetivo del coaching como práctica.

Con anterioridad, el observador que soy comprendía al coaching como una disciplina emergente, es decir, como
algo que se podía hacer, realizar u obtener con tan solo estudiarlo, adquiriendo conocimientos sobre su desarrollo,
a través de lecturas, talleres o cursos. Al igual que la mayoría de la gente, creía que cualquier persona que ayuda
a otro individuo era un “coach” en “algo”, consideraba al coaching como un tipo de asesoría, consultoría o terapia.
En lo personal, suponía que el coaching servía para motivar e impulsar a las personas a lograr metas concretas,
en especial, para ayudar a aquellas personas que laboran en una empresa, o son miembros de un equipo deportivo;
tenía la vaga idea de que este era una práctica que cualquier persona podía desarrollar y con eso ayudar a su
equipo de trabajo, sin embargo, veo que esto no es así. En el mundo, habremos muchas personas que deseamos
aprender más para ser mejores cada día, para superar cada obstáculo, para tener experiencias increíbles, para
obtener mejores puestos y ser “lideres” por así decirlo, y para vivir las cosas a un modo diferente. Sin embargo,
ahora sé entiendo que, no importa la motivación que tengamos o desarrollemos para aprender, siempre habrá
ciertas cosas que no podremos aprender, a menos que revisemos y pongamos en cuestión el tipo de observador
que somos y optemos por iniciar un proceso de aprendizaje profundo o de transformación personal.

A partir de la lectura antes mencionada, he comprendido que el coaching no es una terapia, ni una alternativa
distinta que una empresa, un equipo o una persona puede solicitar. Comúnmente, las empresas observan al
coaching como un proceso terapéutico, el cual se implementa en la organización como herramienta de ayuda para
sus empleados, y no como un proceso de aprendizaje. Es visto como una simple herramienta motivacional y no
como una práctica emergente, como un nuevo oficio.

El coaching no es una rama del liderazgo que se utiliza para simplemente motivar a las personas. En el mundo
empresarial, el coaching ontológico es una práctica que ha surgido del reconocimiento de las insuficiencias que
exhibe el rol del directivo para poder responder adecuadamente a los desafíos que enfrenta día a día; esto debido
a que, hoy en día ningún directivo debe limitarse a solo supervisar y controlar el desempeño del personal a su
cargo, por el contrario, debe aprender a expandir la capacidad de desempeño y conferir mayores espacios de
autonomía. Sin embargo, así como cualquier persona, un directivo, debe comprender que el coaching no significa
suponer que algo anda mal consigo mismo, por el contrario, este significa, reconocer que hay cosas que no
sabemos hacer, es decir, reconocer y aceptar que somos incompetentes en algunas áreas de nuestra vida.

Partiendo de lo anterior, puedo afirmar, que ahora se ha desarrollado en mí un aprendizaje sobre coaching, he
generado una nueva interpretación sobre el coaching, especialmente, el ontológico. Me he dado cuenta que el
coaching ontológico es una modalidad de aprendizaje y no un proceso de enseñanza, que está orientada a
transformar el tipo de observador que somos con el objetivo de expandir nuestras posibilidades y capacidad de
acción y, por lo tanto, de incrementar nuestra efectividad y bienestar. Comprendo que la enseñanza es aquella que
suele realizarse a partir de una agenda de aprendizaje preconcebida, y el coaching es aquel que se desarrolla sin
agenda, es decir, sin saber que va a suceder en ella, ni donde se va a llegar. Así mismo, puedo comprender que
para que el coaching se desarrolle se requiere de un coach experimentado, que este es un rol que no puede ser
desarrollado por cualquier persona, ya que el coach no enseña, sino que facilita. Se dice que el coach facilita
debido a que hace preguntas, sugiere interpretaciones, plantea la posibilidad de ejecutar determinadas acciones,
etc., su papel principal es desarrollar un ser distinto, no motivar.

Quizás, muchas veces el coaching se puede confundir como una acción para motivar, sin embargo, es importante
comprender que la motivación es aquella que trata de crear un entorno ideal para el individuo, en el que éste pueda
satisfacer sus objetivos aportando su energía y esfuerzo. Por el contrario, el coaching no es algo que se implemente
de manera abierta y flexible para todos, el coaching verdaderamente surge cuando comprendemos de manera
individual que somos incompetentes para resolver quiebres de nuestra vida (situaciones o problemas), cuando
comprendemos que no somos capaces de ver cosas u alternativas que están más allá de lo que observamos.

No podemos negar que todos hemos tenido la experiencia de sentir que los resultados que obtenemos en alguna
área de nuestra vida no son los que deseamos. Comenzamos a darnos cuenta que no sabemos qué podemos
hacer para corregirlos e, incluso, para no seguir repitiéndolos, empezamos a intuir que algo debemos estar
haciendo mal, pero no logramos precisar lo que es. Por esta razón, se dice que el punto de partida del coaching
es una declaración de quiebre efectuada por el coachado, donde tal declaración de quiebre implica sostener que
algo no funciona, que algo anda mal, que hay cosas que no nos gustan y que quisiéramos que fueran diferentes.
Es en ese momento, cuando de manera personal, pedimos que un observador diferente y más poderoso que
nosotros, alguien con distinciones y competencias que nosotros no poseemos, nos ayude a observar lo que no
logramos ver y a tomar las acciones que no logramos discernir, de manera de podamos hacernos cargo de esos
quiebres y solucionarlos. Dicho en otras palabras, hacemos una petición de coaching porque el observador que
somos no es suficientemente competente para mostrarnos lo que debemos hacer, pedimos coaching porque
reconocemos que necesitamos a alguien que nos ayude, que necesitamos la ayuda de alguien que sea un mejor
observador que nosotros, que nos indique lo que no vemos y nos indique lo que podemos hacer.

De igual manera he comprendido que el coach no es una persona motivadora o que motiva, sino que este es
aquella persona que cuenta con la capacidad de desbloquear los ideales del coachado. La labor del coach se dirige
a ayudar al coachado a generar nuevos sentidos y, por tanto, a modificar el tipo de observador que es, y a ser
capaz de resolver y tomar acciones que previamente no le eran posible. Es decir, su objetivo es realizar un cambio
profundo de observador en el coachado, con el fin de instala un conjunto de nuevas competencias genéricas que
pueden permitirle al individuo resolver situaciones por su cuenta, sin necesidad de coaching. Sin embargo, es
importante no perder nunca de vista que el coach es también un observador particular que tiene limitaciones y
debilidades. Por otro lado, se ha entendido también que el coach es constituido por el coachado, es decir, es el
coachado es quien convierte a alguien en coach al darle a esa persona el permiso para involucrarse en una
interacción con él en la cual está dispuesto a exponerse como persona, y no es el coach el que viene por sí solo a
ofrecer sus servicios de enseñanza.

Algo que me ha quedado muy claro a partir del estudio de la lectura es que, el coaching se funda en el principio de
la autonomía de coachado, puesto que es el coachado quien decide, quién opta, quién en último término resuelve.
Es el coachado y no el coach quién define el tipo de vida que quiere tener y el tipo de persona que desea llegar a
ser. Es el coachado quien confiere sentido a las interpretaciones que el coach pueda ofrecer. Interpretando esto
de manera personal: “Soy yo quien decido y elijo sobre las alternativas que me otorgue el coach, soy yo quien
decido el rumbo de mi vida a partir del coaching que reciba”.

Un coach ontológico debe cuestionar los paradigmas en los cuales tanto los individuos como las agrupaciones
perciben su realidad y situación actual para así habilitar la posibilidad de cambiar acciones que pudieron haber
funcionado en el pasado, pero ahora ya no; generando de esta manera nuevas posibilidades de ser y hacer que
sean más propensas a alcanzar aquellos resultados buscados. Posiblemente y partiendo de esto, los bloqueos
mentales son mi peor enemigo, considero que estos pudieran limitar mi practica como coach ontológico. Un
bloqueo mental con el que cuento en estos momentos, es el miedo a ser emprendedora en el mundo y desarrollo
personal de otros individuos. Por ello, creo que primero debe lograr un desarrollo personal, que no sólo sea aplicado
a conocerme a mí misma, sino que también sirva para exportarlo en el ámbito profesional, y que sea de ayuda
para superar y traspasar todos aquellos obstáculos relacionados con la vocación. Así mismo considero que para
ser un buen coach, debo comenzar a ser más creativa, observadora y decidida para poder desarrollar habilidades
que me ayuden en el auto-descubrimiento del coachado, pero sobre todo a generar soluciones y estrategias para
ofertar alternativas de solución y acción. Recordando pues, que será mi responsabilidad como coach hacer nacer
en el coachado una nueva persona, y para ello debo comenzar a transformar mi persona.

He aprendido que la base del coaching es la confianza y la autoridad. Sin confianza no puede existir coaching,
puesto que el otorgamiento de la confianza marca el inicio del proceso de coaching. Una vez que ella ha sido
otorgada, el coach se transforma en el guardián de la confianza del coachado. Sin embargo, no es posible hacer
coaching sin el permiso del coachado, cuando la confianza aumenta, surge la autoridad.

Por esta razón, algunas de las competencias y distinciones que considero importantes desarrollar para un
adecuado coaching son:
 Crear confianza en las personas.
 Generar contexto de aprendizaje.
 Indagar (la indagación crear consciencia del problema, y muestra las formas de superarlo).
 Escuchar (se necesita saber escuchar para obtener la información necesaria para apoya al coachado).
 Identificar los límites mentales, el observador que se desarrolla y las acciones que se realizan.
 Crear conjuntamente una relación entre coach y coachado.
 Comunicar con efectividad.
 Facilitar el aprendizaje, creación y diseño de resultados y acciones.

Las personas que deseamos incursionar en el coaching, requerimos de una formación enfocada en el desarrollo
de competencias. Cada competencia del coaching resulta útil para contrastar y asegurar la calidad de un programa
de formación exitoso.

Sin embargo, a pesar los límites y bloqueos que considero pueden estancarme o evitar mi desarrollo como
coaching, hay algo que ha generado paz en mí interior sobre mí desempeño como coach, es el hecho de tomar en
cuenta que los resultados que obtenemos en la vida, son consecuencia de las acciones que emprendemos,
nuestras acciones determinan nuestros resultados. Tomar la decisión de modificar mis acciones me conducirá a
un mejoramiento de mis resultados, surgiendo así el aprendizaje, entonces, si yo decido cambiar en estos
momentos el observador que soy, cambio mis expectativas, adquiero aprendizaje y abro diversas posibilidades a
mi desempeño y desarrollo futuro como coach ontológico profesional, solo debo se concentrarme en transformar
el tipo de observador que soy.

Referencia Bibliografica

Echeverría, R. y Pizarro, A. (1998). El carácter del Coaching Ontológico. 11/11/2020, de Newfield Consulting Sitio
web: http://ead.ciidet.edu.mx/moodlemelgie318/pluginfile.php/3898/mod_page/content/5/LECTURA%206.pdf

Echeverría, R. (2005). Ontología del Lenguaje. Chile: Lom Ediciones S.A. Recuperado de
file:///C:/Users/Alejandra/Downloads/ontologia%20del%20lenguaje%20echeverria%20pdf.pdf

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