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REVISTA DE EDUCACIÓN

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trabajo y, tras la promulgación de la ley o el hallazgo trativo como instrumentos útiles de modificación de
del sistema, desdeñan—como tarea pequeña y sin glo- aquélla.
ria—el cuidado de la aplicación minuciosa de las mag- Es preciso destacar la urgencia de adaptar a su
nas concepciones generales al oscuro y pequeño caso función los instrumentos de actuación sobre la reali-
concreto. dad de la enseñanza. Sobre cada medio educativo debe
Hay que admitir que los usos, hábitos o estilos edu- desplegarse un estudio crítico y una acción inmediata
tacionales sólo pueden transformarse por la acción de constante. Hasta ahora, y aun en todas las últimas
grupos de hombres que, con unidad de principios y etapas ministeriales, las Direcciones Generales vienen
de pronósticos, diagnostiquen la realidad y decidan y operando con reducidos medios personales y con las
ejecuten una política, a través de todos los medios jurí- colaboraciones dispersas, y por ello dudosamente efi-
dicos, administrativos y técnicos de que dispongan, sin caces, de una serie de profesores de cada grado o en-
desdeñar instrumento alguno (1). Venirnos, así, a se- señanza. Existe una evidente necesidad de formar,
ñalar—coincidiendo con las apreciaciones ya formula- con amplitud personal, verdaderos seminarios de es-
das en la REVISTA DE EDUCACIÓN—la inadecuación de tudios y grupos de influencia. Los actuales Gabinetes
los órganos administrativos a través de los cuales se Técnicos de las Direcciones Generales—extremadamen-
actúa la política docente con la naturaleza de la mis- te reducidos y burocratizados en exceso desde su ori-
ma, y a subrayar la evidente separación existente entre gen—se encuentran ante la oportunidad de transfor-
los órganos directivos y la realidad que gobiernan, marse en órganos de contraste de pareceres y de pola-
pero sin basar esta tesis en la condenación de la nor- rización de colaboraciones o de constituirse definiti-
ma jurídica o en el repudio genérico de lo adminis- vamente en ampliaciones de las Secretarías particula-
res y de las Secciones administrativas. Con uno u otro
nombre y sobre uno u otro esquema, es necesario
reforzar—casi instaurar—el nexo técnico de unión su-
(1) Estos grupos, de acción constante, compuestos por per-
sonas especialmente elegidas para este tipo de trabajo, no ficiente entre los órganos de dirección, saturados mu-
pueden sustituirse por reuniones esporádicas de directores de chas veces por el número de asuntos que deben re-
Centros o de profesores, las cuales, sin embargo, en otro solver y reclamados continuamente por atenciones in-
orden, son extraordinariamente convenientes.
A la índole de la actuación de estos núcleos de pensamien-
mediatas, y la viva realidad educacional: un nexo más
to y acción deberá aplicarse cuanto señala Adolfo Maillo en amplio que el que entraña la individual designación
su tema propuesto del número anterior de la REVISTA (véase de los cargos políticos entre educadores destacados.
especialmente la página 3, en la que destaca la que debe ser
fundamental cualidad de toda acción política: el amor, del
que debe ir transido el Derecho). JESÓS APARICIO BERNAL

HUMANISMO Y HUMANISMO

Sólo dos muestras salientes de este multiforme hu-


manismo de la filosofía actual nos interesa recoger
aquí: el humanismo existencialista y el humanismo
de la llamada "filosofía perenne". Pueden muy bien
Humanismo y filosofía perenne tipificar macroscópicamente todas las formas contem-
poráneas de humanismo, y su contraste fijará mejor
Tendencias tan dispares como el existencialismo y el contorno de cada una.
el tomismo se atribuyen el nombre de humanismo. Un poco de historia. Frente a la objetividad medie-
"El existencialismo es un humanismo", dice Sar- val, la interioridad cartesiana abrió para el pensamien-
tre (1); el tomismo es un humanismo cristiano, viene to moderno un horizonte de optimismo filosófico que
a decir Dondeyne (2). Apenas encontraremos actual- cubrió vertiginosamente etapas de fe y confianza en
mente grupo filosófico que no se cobije de grado el esfuerzo humano: racionalismo, ilustración, idea-
bajo esa denominación. Y eso que una rotulación del lismo. Y su fruto maduro, el ideal de progreso del
pensamiento teórico exigiría más bien caracteres abs- siglo xix, con su positivismo, que, aun entrañando
tractos, por encima de toda implicación humana y una reacción contra el sueño idealista, viene a ser, en
subjetiva. Porque eso es lo extraño, que al decir hu- frase feliz de Abbagnano, el romanticismo de la cien-
manismo se quiere subrayar lo humano como elemento cia; aún cree el hombre poder aprisionar con su es-
intrínseco y específico, no como concepto concomitante píritu, en el terreno práctico de la naturaleza, un In-
o circunstancial de la filosofía. No es mera palabra, finito que se le había desvanecido en las regiones es-
ni tampoco es acentuar el eminente valor utilitario peculativas. Y venimos al siglo xx, nuestro siglo, siglo
de la filosofía en orden a una formación humana se- de la crisis. Todos los productos del hombre, desde
gún el modelo clásico, así dicho humanista. No; es los Absolutos de la filosofía hasta la ciencia del posi-
el problema de la verdad, del saber y del obrar moral, tivismo, se tornan problemáticos. Queda en el aire
puesto de algún modo en función del hombre. una pregunta que termina clavándose en el hombre
que la pone. La crisis de la filosofía y de la ciencia
(1) Su conferencia: L'existentialistne est un humanisme, se convierte en la crisis del hombre mismo, sujeto y
con subsiguiente discusión. París, 1952. portador, y aun creador, de aquellos contenidos lumi-
(2) Foi chritienne et pensie contemporaine. Lovaina, 1952,
página 105.
nosos de antaño. La problemática filosófica se contrae

HUMANISMO Y FILOSOFÍA PERENNE 35

otra vez en la historia, antes en Descartes, a los límites más trágico y con imprevistas complicaciones, nuestro
del hombre, del hombre individuo que se pregunta Unamuno.
en su interioridad preocupada. El otro humanismo, el de la que decimos filosofía
Pero ya no va a salir de la duda interrogante un perenne. Hacer algunas precisiones sobre este con-
orden nuevo positivo y tranquilizador, lleno de pro- cepto será el mejor camino para apreciar su huma-
mesas. El típico fenómeno del momento que vivimos, nismo.
en estos sectores que estudiamos, es la absoluta esteri- En el lenguaje vulgar, filosofía perenne remite casi
lidad del yo filosófico. Ni realidades, ni valores, ni inmediatamente a filosofía escolástica o filosofía aris-
normas estables que iluminen y funden el sentido de totélica. Para algunos equivaldrá a tomismo, o, en..,.
las cosas. Y podía venir entonces el derrumbe espi- fin, a alguna filosofía más o menos tradicional. Desde N,
ritual, el nihilismo, la desesperación. Y, efectivamen- que Leibniz manejó con favor este vocablo para abar-'>"¿N_,
te, viene, y lo tenemos dentro de casa, pero en car forzosamente algo más que pensamiento tradicio-
una forma original. El hombre se siente vacío e inútil, nal en el sentido de católico o escolástico, se han ido
pero resulta que ése es su sino, y reconocerlo y acep- ensanchando cada vez más los límites de su alcance
tarlo viene a constituirse en liberación y dignidad. y significado. Clave de ello, el enorme progreso rea-
Liberación, porque se libra el hombre de antiguas lizado en el sentido histórico, muy escaso en tiempos
esperanzas, bellas, pero engañosas. Y dignidad, por- más antiguos.
que ahora que no es él nada por esencia ni por des- Frecuente era antes un planificar las filosofías, qui-
tinación, tiene Por delante el campo excepcionalmente tándoles, o prescindiendo de su tercera dimensión, la ..
libre para hacerse él mismo, para crearse, para inten- profundidad de planos históricos, y enfrentando en
tar valores y normas. Existe él antes de ser una esen- un signo intemporal sistemas y doctrinas. Esta abs- ---------,
cia fijada y predestinada a un fin; existiendo se hace tracción del componente histórico llevó hartas veces a
libremente lo que es, lo que será al fin de su ciclo absolutizar formas contingentes y relativas, congluti-
existencial; hace su esencia, que es así posterior a su nando en un todo sistemático lo temporal y lo eterno,
existencia. La existencia humana reducida a categoría lo objetivo y lo subjetivo. La adhesión indiscriminada
de libertad originaria y de posibilidad proyectiva, a lo uno y lo otro en un plano de identidad condujó
, .1....
siempre creadora, i. e. que saca todo de la nada, co- no pocas veces a enfrentamientos acalorados y este- 74 y o
menzando siempre de cero, con sola su elección, su riles, cuando ambas partes reducían a la propia pers-
necesaria, y por ello angustiosa, elección, que hunde pectiva la ajena y se sentían inclinados a ver en aqué-
a su paso posibilidades desechadas irreversibles. Así lla la única manera de enfocar las cuestiones. No fué
entiende Sartre su humanismo, el del existencialismo, en muchos casos una dialéctica de contrarios, sino
humanismo que dice él (3) abierto, por oposición una discordancia o mutua incomprensión de diversos.
a otro cerrado por cuadros metafísicos axiológicos y El caer en la cuenta de ello no nos empuja nece-
morales ya hechos, que constriñen al hombre a una sariamente al relativismo y escepticismo; más bien
definición esencial dada ya de antemano, con su na- nos libera de la angustia histórica de ver la verdad
turaleza y esencia ya decidida, decidida por Dios, que tantas veces enfrentada consigo misma; comprende-
crea al modo de un artífice, según modelos prede- mos bien ahora que no es la verdad, sino el hombre
finidos. "El existencialismo no es otra cosa que el el que se ha enfrentado con el hombre. Estamos en
esfuerzo por sacar todas las consecuencias de una po- condición de repetir con Rickert que sólo por la his-
sición atea coherente" (4). toria nos libramos de la historia, distinguiendo bien
en ella lo que Hirschberger ha denominado "coefi-
Hay una modulación interesante de este humanis-
ciente histórico" (6).
existencial en un grupo de pensadores italianos—Ab-
Esto va dicho, como imaginará el lector, para aque-
bagnano, Ugo Spirito (5)—, que llevan la posibilidad
llas tradicionales luchas de escuelas en que, general-
abierta del hombre preferentemente a la misma acti-
mente, escaseó ese sentido histórico: Pero no menos
vidad inquisitiva del espíritu, abandonado también
queda aquí aludido el secular enfrentamiento de filo-
por la metafísica y la verdad objetiva, pero sostenido
sofía antiguo-medieval y filosofía moderna. Son ya
por la misma pregunta y problema: humanismo pro-
muchas las voces que se han levantado contra aquella
blemático o problematicismo. Se pregunta, no para
temática oposición, muy del gusto del siglo xix, cuyas
hallar respuesta y cesar en la pregunta; la solución
raíces están ya en los hombres del Renacimiento que
o respuesta no es un término de llegada, sino un nue-
se sintieron creadores y revolucionarios. Después de
vo punto de partida para nuevas preguntas, nuevos
Heimsoeth, Burckhardt, Dilthey, etc., es ya cosa evi-
planteamientos; posibilidad y problema siempre abier-
dente la solidaridad que enlaza los dos grandes blo-
tos. Esto es lo que se ha filtrado de toda la variedad
ques de pensamiento, antiguo y moderno. A medida
sistemática del humano pensamiento, y a la luz de
que se profundiza desapasionadamente en uno y otro,
ello aparece tal posibilidad y problema como la cate-
se descubren más claramente los lazos invisibles de
goría esencial del espíritu. Reconocerlo y aceptarlo es
comunicación. La oposición en otros tiempos acentua-
nuestra liberación; liberación, otra vez, de engañosos
da entre platonismo y aristotelismo, con sus consi-
objetivismos absolutos. Así Abbagnano. De un modo
guientes derivaciones históricas, sobre todo en el Me-
dievo, ha quedado reducida a límites muy recortados
(3) Op. cit., págs. 19 y sgs. tras las investigaciones de Jaeger y trabajos más siste-
(4) Op. cit., rág. 94. máticos como los de Santeler. Hirschberger ha podido
(5) Abbagnanc en el Prólogo a su Storia della Filosofia.
Turín, 1946. (Trad. esp. 1955-56). Un reflejo de la polé-
mica de U. Spirito con Sciacca en fi problematicismo: ¡cuera (6) Historia de la Filosofía (trad.), I, Introducción; y II,
a Ugo Spirito, Giorn. di Metafisica 4 (1949) 298-303. páginas 33, 48, 141.

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poner de manifiesto en su historia el papel mediador Hemos descubierto así un encuentro humano, an-
del cardenal de Cusa en la transmisión del pensa- cho, universal, perenne, en la posición de los proble-
miento medieval cristiano al mundo de inquietudes mas y en los planteamientos. Con ello no tenemos
renovadoras del Renacimiento, y, a través de un todavía sino un comienzo. De contentarnos con eso,
G. Bruño, señalar su influencia hasta en la culmina- no avanzaríamos sobre Abbagnano y Ugo Spirito; la
ción de la filosofía alemana del primer tercio del xix. "investigación", la búsqueda, nos impele, nos urge,
Nosotros podríamos tender un hilo de continuidad nos reúne; es ello efectivamente humano, profunda-
entre Lull, el ideal de ciencia universal de Descartes, mente humano. Y ciertamente de esa solidaridad pro-
la Mathesis universalis de Leibniz y los modernos en- blemática se nutre el genuino concepto de filosofía
sayos de álgebra mental de la Lógica simbólica. perenne. Pero, naturalmente, va más allá. No se re-
A la luz de este criterio histórico, revelador de ex- cortaría como tal filosofía si no asegurara también
trañas dependencias, la perennidad en filosofía ad- una determinada perennidad en los resultados, en las
quiere nuevas claridades y poderosos ensanchamientos. soluciones.
Aquí ciertamente hay una variante de actitud ini-
LÍMITES DE LA PERENNIDAD cial que divide profundamente la filosofía perenne, la
que fué y la que se define como tal, del historicismo
Una mirada superficial queda al pronto herid -a. por y problematicismo, y es la afirmatividad. Para Dilthey
las constantes, y muchas veces violentas, oposiciones los sistemas históricos no son menos productos de
que se producen en la historia de la Filosofía: teísmo- psicología e historia que la problemática, aun cuando
ateísmo, espiritualismo-materialismo, realismo-idealis- "se presentan" aquéllos con "pretensión" de validez
mo, optimismo-pesimismo. Pero justamente es una objetiva, intemporal. Para el ámbito de las realidades
conquista del sentido histórico haber penetrado hasta metafísicas, trascendentes, Nic. Hartmann es tan es-
las raíces de aquellas oposiciones y haber valorado, céptico y negativo como Kant; se nos dan, según él,
no sólo los resultados, sino también los latentes pro- sólo como problemas, sin posibilidad para el hombre
cesos genéticos donde se forjaron aquellos resultados de pasar a una afirmación fundada. La categoría de
más visibles. En filosofía no sólo hay doctrinas, afir- posibilidad y de problema es la más fundamental y
maciones. Ante todo hay problemas y hay plantea- definitiva del hombre, para Abbagnano y Sartre.
mientos. Platón, Agustín y Kant tienen un concepto Frente a ello, la filosofía perenne afirma y tiene con-
enteramente distinto de Dios, pero el problema de ciencia de estar bien fundada su afirmación. A las
Dios fué igualmente acuciante para los tres. Heimsoeth preguntas¿habrá posibilidad para el hombre de al-
ha podido reducir a seis los grandes temas de la canzar una verdad objetiva?, ha alcanzado de
metafísica occidental que han constituido el terreno hecho?, ¿hay conquistas objetivas comunes y perma-
común de la especulación para el hombre europeo, por nentes?, opone una respuesta positiva, que no es una
encima de barreras culturales y religiosas, lo mismo creencia ingenua o fanática, sino cribada por la crítica
para el presocrático que para el medieval y para el y bien consciente de las sutiles instancias del histori-
enciclopedista. He aquí ya un buen índice de peren- cismo.
nidad. Los planteamientos son las varias inflexiones Es ya un punto de apoyo para esta actitud espe-
que adquiere el mismo problema enfocado desde dis- ranzada el hecho mismo irrebatible de la problemá-
tintas bases sistemáticas y desde diversas situaciones tica humana, hecho recogido pacíficamente por todo
de tiempos y culturas. El problema de Dios está plan- historiador de cualquier tendencia. Ante ese hecho
teado en Aristóteles desde unas bases cosmológicas surge la pregunta: Sería posible ese esfuerzo conti-
objetivas, dentro de los conocimientos físicos del tiem- nuo si hubiera de salir siempre fallido, si hubiera de
po; en Agustín, desde un mundo subjetivo de su- caer irremisiblemente en la posibilidad de ese vacío?
puestos y exigencias vitales; en Kant, desde una es- Si el hombre se hiciera de veras consciente de una
tructura especulativa crítica y una constitutiva dispo- tan desesperada condición, es bien seguro que esa
sición ética. Menos visibles, pero más eficazmente uni- tensión vital se vería de golpe paralizada. Muchas pos-
tivos, son los hilos de estos planteamientos en la com- turas temáticas se contradicen con los hechos; tal la
pleja trama del vivir filosófico. En estos mismos días actitud de los escépticos radicales, y tal, creemos, la
se ha podido emprender un parangón entre la teoría de los problematicismos modernos. Pero podrá acaso
del conocimiento de Santo Tomás y de Kant (7), el hombre haberse afanado por la verdad objetiva, sin
continuación de los esfuerzos también aproximativos romper de hecho el cerco subjetivo de su propio pro-
de Maréchal en su Point de départ de la Métaphy- blema, y sin tener conciencia de esa triste situación,
sigue; y no para registrar meramente una coinciden- velada por un optimismo iluso. A esto hemos de decir
cia en el problema, sino para descubrir además una que la persuasión constante y generalizada de tocar
serie de supuestos y pasos comunes en el plantea- la verdad en condiciones de claridad y evidencia no
miento del mismo, aun cuando los resultados finales puede ser interpretada sino como un efectivo encuen-
son divergentes. "Se pone así de manifiesto—se nos tro con la verdad, aun dentro de todas las limitacio-
dice—una amplia coincidencia en el punto de partida nes y oscuridades. Es un mínimo de fe en el hombre
y en el planteamiento, si bien juntamente un profun- que puede establecerse aquí como hecho primitivo de
do desacuerdo en la solución del problema, en el re- todo humanismo. Cuando Leibniz asentaba que las
sultado" (8). filosofías históricas tenían generalmente razón en lo
que afirmaban y no en lo que negaban, formulaba de
(7) Lotz, J. B.: Kant und die Scholastik heute. Trabajos un modo muy profundo esta fe, que él tenía, en el
de varios profesores jesuitas de Pullach (Munich). Pullach,
1955.
hombre. Una comprensión, iluminada por la historia,
(8) op. cit., pág. 3. de las posiciones de los otros, descubre en seguida los

HUMANISMO Y FILOSOFÍA PERENNE 37

puntos de verdad que en toda doctrina, aun errónea, PERSPECTIVA Y FILOSOFÍA PERENNE
existen; en cambio, las actitudes negativas que recha-
zan en bloque las doctrinas ajenas se exponen a ser Esa "humanidad" del ser, ese parentesco que pri-
injustas con aquellos aspectos verdaderos. Si el hom- vilegia al espíritu humano, tiene que determinar un
bre no es constitutivamente un absurdo, y sobre esa fundado optimismo en nuestra visión de la historia
base se opera, no tiene sentido una tensión vital hacia de la filosofía. El hombre no es un ser abandonado
la verdad que se clausure en sí misma, sin aberturas por la verdad, arrojado y derelicto; tiene un sentido
ni accesos a esa verdad anhelada. y un camino, bien que no se le ahorre el esfuerzo
y a las veces la angustia. Esfuerzo y angustia que tie-
Platón iluminó poéticamente la singular condición
nen su raíz en la finitud humana, de la que hay que
del hombre respecto de la verdad y del bien con el
partir, y que determina el hecho de que sus toques
mito del "eros", ser intermedio, hijo de padre rico de la verdad nunca son una aprehensión adecuada,
y de madre pobre. El hombre se mueve entre los sino parcial e imperfecta, y en su tanto relativa. Cada
dos extremos de ignorancia total y sabiduría llena. hombre, cada época, cada sistema, capta una parte
Si nada supiéramos, no nos acuciaría el saber; si todo de la verdad, la que luce desde su varia perspectiva.
lo supiéramos, nada quedaría que investigar. Sin te- El punto está en integrar todas esas perspectivas limi-
ner lo uno ni lo otro, nos presiona desde dentro ese tadas hacia la verdad total. Un cierto perspectivismo
dios platónico, lanzado a un bien del que se le ha es básico en toda concepción de la filosofía perenne.
dado ya una parte, que es, a su vez, el estímulo más Sólo que el nombre es equívoco y posiblemente des-
potente para continuar la búsqueda. Más aún: ha- orientador. En el siglo xv Nicolás de Cusa ideó una
bremos de decir que ese impulso amoroso hacia la singular teoría. Reparó un día en un curioso fenó-
verdad no es sólo ya de por sí un momento inicial meno óptico de una pintura colocada en un claustro
de participación de ella, sino que constituye el cauce conventual, que mirada desde diversos puntos apare-
natural por el que al hombre se le otorga esa parti- cía no sólo distinta, sino cambiada de posición; la
cipación. Si buscas, has hallado ya, dice San Agustín; faz del personaje pintado se volvía por igual a los
pero el mismo seguir buscando es la manera como espectadores, y hasta parecía, al caminar junto al
el hombre prolonga el contacto efectivo con la ver- cuadro, que la figura se movía conservando siempre
dad. No es dueño de ella, no es ella en substancia, su posición relativa al espectador. El buen cardenal
suerlo del idealismo; está fuera de ella, pero es atraído tuvo quizá aquí los primeros atisbos de sus concep-
a ella, y ella se le comunica en el acatamiento y amor ciones posteriores; aplicó el ejemplo a la omnicom-
prensiva perfección de Dios, que aparece multiplicada
que implica toda búsqueda. Acaso sólo en ese clima
en la pluriforme perfección de sus criaturas y en las
anhelante y esperanzado de la investigación sea dado
diversas miradas de nuestro entendimiento. Unidad
al hombre finito participar de la verdad y del bien.
en la variedad. Los impulsos místicos de integración
Una cierta modestia intelectual fu é siempre un dis-
y concordia empujaron al cusano hasta la coinciden-
tintivo virtuoso del filósofo; es el reconocimiento de tia oppositorum, que en él, hombre medieval y cris;
su finitud y, al mismo tiempo, la expresión de su tiano, sólo quiso expresar la superior unidad emi-
esperanza. Sól o así conserva el equilibrio de tensión nencial en Dios de todo lo que aparece a nuestro
dinámica entre aquellos dos extremos. La tentación entendimiento abstractivo y finito opuesto y contrario.
del Absoluto acecha al espíritu humano con extraña No podríamos equiparar este perspectivismo tem-
insistencia. Infinito o vacío; todo o nada. Y no hay, prano a los perspectivismos modernos, cuyo fundador
en verdad, menos pretensión de absoluto en el recurso, podemos considerar a Dilthey. Hay también en Dil-
no infrecuente hoy, a la Nada, al absurdo, desquite they una voluntad de integración de las perspectivas
humano de otros absolutos perdidos. Es la evasión históricas hacia una verdad total. Pero la enorme dife-
del difícil cometido humano de avenirse con su sen- rencia que separa el perspectivismo de Dilthey del
cilla finitud, amasada de poder y necesidad. perspectivismo, por ejemplo, de Nicolás de Cusa, es la
En la misma línea de Platón, más de una vez dispar concepción del término supuesto de convergen-
ha puesto de relieve Heidegger los lazos de paren- cia integradora de las perspectivas. Este término en
tesco aue ligan al hombre con el ser, el ser de la Dilthey no es una realidad fija, una objetividad in-
Metafísica. Su yas son las expresiones, no menos poé- móvil, en torno a la cual giran nuestras miradas, sino
que es la suma de todas las perspectivas, todas las
ticas, del hombre guardián o pastor del ser; en el
cuales son, por tanto, con igual derecho, verdaderas,
pensamiento y en el lenguaje del hombre es donde
el ser otorga sus gracias. "El lenguaje es la casa del pero todas unil aterales (10). Ortega, dentro funda-
mentalmente de la concepción de Dilthey, habla de
ser, estructurada por el mismo ser; morando en ella
un "blando y dilatable horizonte" (11), que igual-
existe el hombre, perteneciendo a la verdad del ser,
mente remite a la variabilidad inconstante de las pers-
al tiemoo que la guarda (9). No es ya el ser función
pectivas. Cusa, por el contrario, dentro del espíritu
del sujeto, creación o ilusión del hombre, sino algo
de la filosofía perenne, refiere toda perspectiva limi-
superior y anterior, donde viene a insertarse el hom-
tada y relativa a un centro estable, absoluto, la verdad,
bre en un como éstaxis, salida de sí al ser, ex-sisten-
Dios, que por serlo todo eminencial y ejemplarmente,
cia; pastor o guardián, no como amo, sino como ser-
"complica" en su ser la variedad inagotable de la
vidor y favorecido por él.

(10) Traum (Suefío de Dilthey), en Gesammelte Schrif-


(9) Platons Lehre von der Wahrheit, mit einem Brief ten, VIII, pág. 222.
über den "Humanismus". Berna, 1947, pág. 79. (11) Obras, III, pág. 202.

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creación. Todo participa de él, y nuestros conceptos realidad de fuera les parecerá un sueño; su doctrina
opuestos de las cosas alcanzan una integración y coin- será escarnecida y él correrá peligro de ser matado
cidencia en la idea exacta y una que Dios tiene de por enseñar la verdad. Tan acostumbrados están aque-
ellas. El punto de partida y clave de todo el sistema llos hombres a sus sombras y a sus cadenas. Su mun-
integrador es Dios; el principio organizador es la do les parecerá el único verdadero y el otro una
idea de participación, vertida sobre la finitud de la fantasía. He ahí la ardua y arriesgada misión de toda
criatura y sobre la finitud de nuestro conocer; el humana paideia.
resultado sistemático es una ilimitada posibilidad de La filosofía fué siempre comunicativa y "pedagó-
perspectivas, que pueden ser variables y verdaderas, gica"; paideia y filosofía van muchas veces enla-
por la inagotable riqueza del ser, o inagotable imita- zadas con signo de identidad en Platón (14). Sócrates
bilidad de Dios, pero que tienen un canon fijo de le di() la forma humana de diálogo; frente a los so-
rectitud y validez, y pueden, por tanto, ser también fistas amantes del discurso, él introdujo el diálogo;
no sólo inadecuadas y parciales, sino simplemente en él se traban dos vidas y constituye el mejor ins-
falsas. trumento para alumbrar con arte mayéutica la ver-
Así se perfila un humanismo de ancha base, no dad que está en germen en el interior del hombre.
precisamente cerrado ni oprimido por cuadros im- Diálogo y lección son las formas externas a que se
puestos desde fuera. Es un humanismo integral, con acomoda una tradición filosófica que va ininterrum-
todas sus aberturas al ser y a la realidad, a toda la pidamente desde los griegos hasta fines del Medievo.
realidad; abertura que no es un predicado accidental Después abundan más los ensayos, pero aun allí don-
del hombre, sino algo que va con su esencia. Platón de la filosofía comienza más a-pedagógicamente, con
busca la interioridad, porque en ella se reencuentra un monólogo o confesión, como en Descartes, ter-
el más hondo sentido del hombre, su afinidad con mina haciéndose diálogo. Hoy puede decirse esto
el mundo de las ideas, eco, ahora excitado, de una una exigencia universal. Todos queremos oírnos, es
preexistencia hiperurania. Agustín pasa, a través del decir, entendernos, y sumar esfuerzos en un diálogo
hombre interior, hasta Dios y la verdad que habitan abierto, constructivo y humano. La filosofía perenne
dentro de él. Heidegger cifra, a su manera, el huma- no tiene por oficio suyo sentar cátedra para otras
nismo metafísico en el originario parentesco del hom- filosofías. Tiene una alta misión pedagógica en el pre-
bre con el ser. No salimos del hombre, pero en el sente, pero su cumplimiento está más en su ejemplo
ámbito de lo humano hallamos lo que trasciende al que en una didáctica afectada. El hombre actual sufre
hombre. el tremendo embate de la crisis; se siente tentado de
A diferencia de él, el otro humanismo se dice abier- desaliento, de inacción, de reducir sus horizontes a
to; pero, en realidad, sus aberturas son sólo pasos los idola specus de su interioridad problemática,
interiores dentro de un recinto clausurado; el espíritu de dar por sueño toda otra perspectiva superior, de
no sale de sí mismo a la luz; es también el hombre, rebelarse contra el que le anuncie un mundo exte-
pero el hombre al que se le han cegado los ojos, o se rior de esperanza. La filosofía perenne debe apun-
les ha obligado a no moverse sino hacia un espacio talar la fe en el hombre, en el hombre completo, yen-
interior, la propia vida, el propio problema; un hu- do delante con su atuendo filosófico, capaz de sostener
manismo en todo c lo mutilado. en sus ojos la luz de una verdad objetiva, que, siendo
más que el hombre, se ha ido descubriendo a sí mis-
ma al hombre relativo e histórico, y seguirá siendo
FILOSOFÍA PERENNE Y "PAIDEIA" una promesa para todo sincero y abierto investigar
humano.
Y aquí se dibuja un último aspecto fundamental LUIS MARTÍNEZ GÓMEZ, S. I.
de la filosofía perenne, su cometido "pedagógico".
Una vez más es actual el lenguaje poético de Platón, (14) Véase Rep. 498 b; Epist., VII, 328 a.
que ha enlazado los conceptos de verdad y de pai-
deia en el célebre mito de la caverna (12). Heideg-
ger le ha dedicado un detenido y sutil comentario (13).
La ver4d se caracteriza, en su significado etimoló-
gico griego, como des-velación alétheia). La con-
dición humana en este mundo es similar a la del en-
¿Letras, Historia, Humanismo?
cadenado en el fondo de la cueva, obligado a no ali-
mentar su vista más que con las sombras que se pro- Aun a trueque de aparentar que suscito cuestiones
yectan en la pared. Si alguien fuera llevado a la cla- pedagógicas ya juzgadas, quisiera llamar la atención
ridad de fuera, quedaría maravillado con la vista de de los lectores hacia un problema que está en la base
los verdaderos objetos iluminados por la luz del sol; de la Facultad de Filosofía y Letras—integrada hoy
comprendería entonces que había salido de una cárcel día con la nueva sección de Filología Moderna—y
y se sentiría liberado. Pero el símil platónico no ter- aun de cualquier estudio serio de idiomas, ya anti-
mina con esta fase de liberación individual. Hay un guos, ya modernos. El nudo de la cuestión estriba en
último episodio de gran valor humano, y es la vuelta saber si basta para dominar una lengua, una cultura
del hombre liberado a la cueva, y su encuentro con extranjera, la labor lingüística, el específico quehacer
los antiguos compañeros de cárcel. Su mensaje de la filológico, o si es preciso complementarlo con las lec-
ciones que nos dan la Historia, con la Geografía,
(12) Rep. 514 ss. el arte, las instituciones, el folklore, etc. No pode-
(13) Obra antes citada Platons Lehre... mos disimular que nosotros postulamos la segunda

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