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EDITORIAL
¿Por qué anda tan mal la educación en nuestro país? ¿Cuál es el origen del fracaso en los procesos
de enseñanza-aprendizaje que se dan en nuestras escuelas? ¿Cuál es el impacto que las teorías de
la educación tienen en las prácticas educativas eficaces? ¿Cuán conscientes están los educadores
del tipo de teoría que da cobijo a sus prácticas pedagógicas?
Refiriéndose a las teorías de la educación, Moore sostiene que toda práctica educativa implica
necesariamente una teoría, que la teoría inadecuada conducirá a la práctica inadecuada y ésta a
una población educada inadecuadamente. En esta edición se presentan los argumentos de Moore
respecto al punto anterior, junto con su clasificación de las teorías de la educación y una
propuesta de construcción de teoría educativa basándose en tres componentes elementales, pues
no hay una teoría válida universalmente y no se han generado nuevas teorías que sustenten las
nuevas prácticas que las investigaciones y la aldea global proponen en función del tipo o tipos de
personas que hay que educar.
De otro lado, Dermeval Saviani, educador brasileño, nos ofrece sus reflexiones sobre las teorías
de la educación en América Latina, interpretadas desde la óptica de la marginalidad. Utilizando el
criterio de “criticidad”, clasifica las teorías educativas en teorías no críticas y teorías críticas de la
educación. Un valioso aporte que ilustra lo que ha pasado y está pasando en nuestra región. En
INNOVANDO N° 62, escribí el artículo La Pedagogía Histórico Crítica en América Latina, en la que
reseñé la propuesta de Paulo Freire, que ha constituido la mejor aplicación de las teorías no
críticas en suelo americano.
Piaget, como otros investigadores, le han donado a la educación valiosos aportes para una mejor
comprensión y gestión del quehacer educativo; sin embargo, nuevas investigaciones que gozan de
nuevos instrumentos y una generosa acumulación del conocimiento, están modificando y
enriqueciendo sus propuestas.
Finalmente, cierro esta edición con la presentación de los nuevos paradigmas de la educación,
elaborado por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y un cuadro
tentativo de comparación de las teorías educativas.
1. Teorías de la Educación
Por: Moore, T.W. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . #Pág_3
2. Las teorías de la educación y el problema de la marginalidad en
América Latina
Por: Dermeval Saviani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . #Pág_10
3. Las etapas del desarrollo de Jean Piaget y aportaciones
posteriores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . #Pág_17
4. Los paradigmas de la educación
Por: Instituto Tecnológico de Monterrey . . . . . . . #Pág_26
5. Cuadro comparativo de las diversas teorías educativas #Pág_33
La teorización de la educación puede ser de dos clases. El teórico puede elaborar un argumento
general acerca de la educación en el cual se afirme que ésta es la manera más efectiva, o la única, de
socializar a los pequeños, de capacitarlos para alcanzar sus potencialidades morales e intelectuales.
Asimismo se puede decir que la educación es la mejor manera de establecer un sentimiento de
solidaridad social, proporcionando a todos un bagaje cultural común. En esta teorización no es
importante que tales afirmaciones sean verdaderas sino que puedan ser falsas o verdaderas. Si es
verdad o no que la educación formal constituye una manera efectiva de socializar a los jóvenes o de
asegurar la cohesión social, es una cuestión susceptible de ser probada, para lo cual es necesario
observar a la educación en la práctica, a fin de comprobar lo que ocurre en ella. En otras palabras,
las teorías de esta clase son descriptivas, pretenden dar una explicación correcta de lo que es la
educación. Estas teorías se afirman o desaparecen al confrontarse con la realidad; pertenecen a las
ciencias sociales, a la sociología descriptiva.
La otra clase de teoría educativa no busca, por lo menos en primera instancia, describir el papel o
la función de la educación, sino que trata de dar consejos acerca de lo que deberían hacer los sujetos
que trabajan en la práctica educativa. Tales teorías son "prácticas" en el sentido que dan
prescripciones razonables para la acción. Las teorías de esta clase difieren en variedad, alcance,
contenido y complejidad. Algunas de ellas son de carácter muy limitado, como la que sostiene que los
maestros deben asegurarse de que cualquier material nuevo se eslabone con lo que el alumno ya
conoce, o que no se debe hablar a un niño de un hecho antes de que tenga la oportunidad de
experimentarlo por sí mismo. Las teorías de poco alcance, como éstas, bien podrían llamarse teorías
de la enseñanza o teorías pedagógicas. Existen otras teorías de esta clase que tienen mayor alcance
y complejidad, como la que sostiene que la educación debe promover el desarrollo de las
potencialidades innatas del alumno, o la que afirma que se debe preparar al estudiante para el
trabajo, para ser un buen ciudadano o para ser democrático. A éstas se les conoce como teorías
generales de la educación porque generan prescripciones comprensivas, al recomendar la
producción de un determinado tipo de persona y, con frecuencia, un tipo específico de sociedad. Las
teorías generales de la educación se encuentran con frecuencia en los escritos de los llamados
filósofos Por ejemplo, Platón, tiene una teoría general de la educación en su libro La República, en
donde recomienda como valiosa la educación de un tipo de hombre para conducir a cierta sociedad.
Otras teorías generales de la educación se encuentran en Emilio, de Rousseau, La educación del
hombre, de Froebel, "Ensayo sobre la educación", de James Mili, o Democracia y educación, de
Dewey. En cada caso la teoría involucra un conjunto de recomendaciones dirigidas a quienes se
dedican a la práctica de la educación y en la mayoría de los casos, si no es que en todos, persigue un
fin externo, al prescribir una forma de vida política, religiosa o social. Con frecuencia las teorías
generales de la educación son ensayos influyentes de propaganda.
Toda práctica implica una teoría. En general, si por medio de la enseñanza se pretende producir
personalidades bien integradas, ciudadanos democráticos, comunistas o cristianos dedicados, esta
enseñanza se basa en una teoría.
En el pasado y aun en el presente, los interesados por la educación han propuesto puntos de
vista y adoptado diversas posturas acerca de la práctica educativa. Los puntos de vista han ido desde
comentarios convencionales y poco reflexivos sobre la escolaridad, hasta explicaciones detalladas de
los papeles y las funciones que tiene la educación en la sociedad; asimismo, han intentado responder
a preguntas tales como: ¿qué es la educación?, ¿qué propósito tiene?, ¿qué debe enseñarse?, ¿por
qué debe enseñarse a unos sujetos y a otros no?, ¿cómo debe enseñarse a los alumnos?, ¿cómo se
les debe controlar y disciplinar?, ¿a quién debe educarse y cómo deben distribuirse las ventajas de la
educación? En otras palabras, tratan de responder a las preguntas sobre el currículum, el
conocimiento valioso, los métodos de enseñanza o los aspectos sociales, como la necesidad de
igualdad, la libertad, la autoridad o la democracia en la educación. Las respuestas a estas preguntas
han estado incluidas en las teorías educativas de manera implícita o explícita.
Toda práctica implica necesariamente una teoría. La teoría inadecuada conducirá a la práctica
inadecuada y ésta a una población educada inadecuadamente.
Una teoría general de la educación difiere de una teoría limitada porque pretende dar un
programa completo para producir un determinado tipo de persona, un hombre educado, mientras
que la teoría limitada se preocupa por asuntos educativos específicos como la manera de enseñar una
asignatura o cómo tratar a los niños de cierta edad y ciertas capacidades. En La República, Platón
ofrece varias teorías relacionadas con la educación, por ejemplo, cómo dar al niño un sentido del
orden y la regularidad de la naturaleza, el papel de los poetas y la poesía en la educación, cómo hacer
que los futuros soldados sean fuertes y saludables. etc., pero todo enmarcado en una teoría general
que intenta producir un cierto tipo de individuo que sea capaz de conducir al Estado. Emilio, de Rous-
seau, contiene muchas teorías útiles sobre entrenamiento sensorial, físico, para la autoconfianza y
para la conciencia social, pero también ofrece esas teorías dentro del marco de una teoría más
general diseñada para proporcionar lo que él llama una educación "acorde con la naturaleza" que
pretende producir un "hombre natural".
METAS EDUCATIVAS
El supuesto más importante de una teoría general de la educación está relacionado con la
finalidad que se pretende alcanzar. En principio, debe haber un compromiso con un valor y el
requisito lógico de la existencia de una teoría. Todas las teorías prácticas, sean limitadas o generales,
deben empezar con alguna noción de la finalidad que se desea lograr. Formalmente puede decirse
que una teoría general sólo tiene una meta: producir un cierto tipo de persona, un hombre educado.
El interés aquí reside en saber cómo se da un contenido sustancial a esta meta formal. Hay dos
formas de hacerlo. La primera consiste en desarrollar un análisis del concepto "educación", para
elaborar en detalle los criterios que gobiernan el uso del término; éstos serán los criterios que nos
permitan distinguir al hombre educado del que no lo es.
De acuerdo con el uso normativo, un hombre educado es un hombre mejorado y como tal, un
producto final deseable, algo que se debe producir. Es este sentido normativo de la educación el que
proporciona el punto de partida lógico de la teoría general, el compromiso de generar algo de valor,
un tipo deseable de individuo. Tal persona tendría características específicas, como la posesión de
ciertas clases de conocimientos y habilidades, y ciertas actitudes que se consideran valiosas. El hombre
educado sería aquel cuyas capacidades intelectuales se han desarrollado; es sensible a asuntos
concernientes a la moral y a la estética; puede apreciar la naturaleza y la fuerza del pensamiento
matemático y científico: puede ver el mundo en sus dimensiones histórica y geográfica; apre cia la
importancia de la verdad, la precisión y la elegancia del pensamiento, y, como requisito adicional,
tiene un conocimiento y una comprensión integrados y nunca una masa de información en retazos y
desarticulada. Todos estos criterios dotan de contenido a una noción meramente formal de hombre
educado al especificar las condiciones necesarias para aplicar dicho término.
Platón recurre a las disciplinas matemáticas y filosóficas para explicar lo que entiende por hombre
educado; así, éste es el conocedor de la verdadera realidad por su comprensión de las formas, y es
capaz, a la vez que desea, de actuar como guardián y conductor del Estado. Para Herbert Spencer, que
vivió en una sociedad muy diferente a la de Platón, el hombre educado era el que había adqui rido
suficientes conocimientos y desarrollo intelectual que le servían para iniciar y sostener una familia,
jugar el papel de ciudadano y ocupar sabiamente su tiempo libre en una sociedad comercial e
industrial. Las clases de conocimiento y habilidades que hubieran satisfecho los requisitos de Platón
no hubieran funcionado en la Inglaterra de Spencer. James Mill, Thomas Arnold, el cardenal New man
y John Dewey formularon nociones distintas de lo que debería ser un hombre educado. En la
actualidad, los responsables de sociedades, como los gobernantes de Cuba, África emergente o de
China, deben tener sin duda nociones muy diferentes del hombre educado de las que existieron el
siglo pasado en Europa. Cada uno de ellos verá al hombre educado en términos de las demandas so -
ciales que enfrenta. Tal vez valga la pena mencionar aquí que la sustancia de la mente es relativa a la
cultura, lo cual es una buena razón para argumentar que de ninguna teoría general se pueden extraer
recomendaciones aplicables a todas las situaciones educativas; es decir, ninguna teoría alcanza
aceptación universal. Sin embargo, lo importante es que todas estas teorías tienen en común la
finalidad de lograr el hombre educado. Este supuesto establece una meta educativa, el punto lógico
de partida para una teoría general de la educación.
Para hablar de la meta o las metas de la educación debe hacerse la siguiente precisión filosófica:
una meta es un requisito lógico para formular una teoría práctica. A menos que se considere como
valiosa alguna finalidad, no es posible elaborar una teoría práctica.
Una teoría práctica consiste en un argumento que proporciona recomendaciones para alcanzar
una finalidad considerada como deseable. Una precisión filosófica necesaria es la distinción entre
"meta" y "propósito", la cual se facilita mediante dos preguntas que pudieran formularse a quien
pretende emprender una tarea práctica: ¿qué estás haciendo? y ¿para qué lo estás haciendo? El para
qué de la segunda pregunta presupone una finalidad externa a la actividad en sí misma, que ayuda a
diseñar la actividad y a lograrla. La pregunta: ¿Para qué aprender francés? podría tener la respuesta:
"Para poder disfrutar unas vacaciones en Francia"; la pregunta: ¿Para qué escarbas? podría
responderse: "Para poder sembrar papas". En ambos ejemplos las preguntas podrían haber sido
formuladas de acuerdo con el propósito de la actividad. En cada caso la respuesta está dada en
términos instrumentales, se hace una cosa para lograr otra y el producto final es diferente a la
actividad. Los "propósitos" indican objetivos diferentes a las actividades.
Para la primera pregunta se necesita una aproximación diferente. ¿Qué estás haciendo? requiere
de la especificación de lo que es la acción, del enunciado de su contenido. Las respuestas en este caso
podrían ser: "Estoy tratando de dominar el francés" o "Estoy encorvado en la tierra". Aquí las
explicaciones no se refieren a una finalidad externa, simplemente aclaran qué es lo que se está
haciendo. En estos casos sería apropiado preguntar sobre la meta y no sobre el propósito. Entonces,
la pregunta sería: ¿Qué tratas de hacer? y su respuesta indicaría una meta, lo que se pretende
alcanzar. En resumen, al hablar de propósitos nos referimos a finalidades externas a las que se dirige
la actividad; al hablar de metas aludimos no a finalidades externas, sino a la actividad en sí misma, a
su finalidad interna.
Las metas y los propósitos del maestro pueden quedar englobados en los grandes grupos de metas y
propósitos de la educación. Ahora bien, como lo hemos sugerido, la meta de la educación es producir un
hombre educado que alcance ciertos criterios de desarrollo intelectual, moral y estético. Por supuesto,
puede decirse que la educación tiene metas subordinadas, por ejemplo, el desarro llo de una disposición
hacia la literatura o la apreciación de los modos de pensamiento científico o matemático, pero en
conjunto estas metas subordinadas implican la finalidad general: lograr una cierta clase de persona.
La educación es un bien en sí misma. Pero tiene sentido preguntarse: ¿Por qué queremos gente bien
desarrollada, sensible, dotada intelectualmente y útil?, debido a que la respuesta puede ser en términos
del bienestar social y político. El hombre educado también necesita ser un buen ciudadano, un buen
trabajador, un buen colega; y una buena educación puede y debe ser una gran ayuda para lograr esos
Una teoría general de la educación empieza con supuestos acerca de una finalidad, la noción de un
hombre educado. Para alcanzar esta finalidad se recomiendan ciertos procedimientos pedagógicos. Debe
asumirse que la naturaleza humana es a tal punto maleable que lo adquirido por el educando mediante
la experiencia tiene efectos perdurables en su comportamiento subsecuente. No tendría caso enseñar a
los niños si la enseñanza no produjera una diferencia en ellos.
Otro supuesto ampliamente conocido es la aseveración de Locke; quien afirma que los infantes
nacen tabula rasa, es decir, en un vacío cognoscitivo. Esto podría ser cierto, pero algunas teorías
lingüísticas modernas, como la de Chomsky, lo cuestionan. Sin embargo, Locke tendía a argumentar su
verdad sin haber hecho ninguna indagación empírica que la sustentara. Algo semejante puede decirse
del punto de vista no cuestionado de Froebel, en el que cada niño ejemplifica un patrón divino de
desarrollo que debe realizarse durante la vida y que se logra mediante la educación. Una crítica general a
este tipo de supuestos es que pertenecen a una clase inadecuada de teoría de la educación. Son
supuestos a priori, enunciados antes de la experiencia y frecuentemente imposibilitados de confirmación
o refutación empírica.
Toda teoría educativa requiere una impresión factual precisa de la naturaleza humana, especialmente
de la naturaleza infantil, y esto sólo puede lograrse a partir de estudios orientados a describir
deliberadamente cómo son los niños. Por eso, el supuesto de Froebel acerca de la naturaleza infantil es
virtualmente inútil como ayuda para la práctica educativa. Decir que la naturaleza de un niño se
desarrollará de acuerdo con un patrón divino predeterminado o que debe ayudársele a que así sea, no es
mejor que decir que se desarrollará de acuerdo con su voluntad. Los supuestos de Calvino y Rousseau
tampoco son útiles.
Las personas que practican la educación deben saber cómo se desarrollan los niños, cómo puede
motivárseles y manejárseles, qué puede esperarse de ellos en las diferentes etapas de su desarrollo, a
partir de estudios científicos sobre la infancia. Piaget, Freud, Kohlberg y otros especialistas en estudios
infantiles tienen estudios muy interesantes al respecto, al igual que muchos teóricos importantes en la
teoría educativa tradicional.
Ahora podemos ampliar nuestra aproximación a la teoría educativa al revisar los dos principales
supuestos que existen sobre la naturaleza humana, que difieren radicalmente en énfasis y que una vez
adoptados han producido direcciones por completo diferentes en la práctica educativa. Los supuestos
reflejan lo que puede llamarse las aproximaciones mecanicista y organicista al fenómeno.
Por el contrario, la aproximación orgánica, por ejemplo, la de Froebel, toma como modelo el punto
de vista de una entidad como una criatura viviente, en crecimiento y en desarrollo, un todo "na tural".
Aquí los diferentes elementos que la constituyen no están integrados en un sistema de cheques y
estados de cuenta, o de engranajes y palancas, como en una máquina, sino forman un todo que funciona
como una entidad cuya importancia es mayor que la de la suma de sus partes. El todo es lógicamente
anterior a las partes, en el sentido de que las partes sólo existen como integrantes del todo. Así, el
hombre es más que un ensamblaje de huesos y músculos, nervios y tendones, y, como Hegel y sus
seguidores han dicho, una sociedad es más que la totalidad de individuos que la componen. Una
máquina también está compuesta de partes subordinadas, pero no es más que la suma organizada de
sus partes; su totalidad es el agregado de sus partes simplemente. Más aún, a diferencia de una
máquina, un organismo es capaz de crecer y desarrollarse, tiene un principio dinámico interno que ayuda
a determinar su historia.
Estas dos aproximaciones, expuestas de manera breve y resumida, parten de diferentes supuestos
"Education peut tout" fue una máxima que se derivó de esta aproximación. Uno de los máximos
exponentes del punto de vista organicista es Rousseau, quien tuvo muchos discípulos e imitadores, como
Froebel y Dewey.
Aunque tales modelos no estén totalmente divorciados de la evidencia empírica, cada uno tiende a
dar una visión parcial del todo. No obstante, por ser analogías pueden ser de utilidad, ya que generan
formas útiles de considerar la práctica educativa y cada uno de sus supuestos atrae la atención hacia
algunos aspectos de la naturaleza humana que el otro pudiera negar o ignorar. Debido a que los teóricos
de la historia han adoptado una de las dos opciones como si fueran explicaciones completas de la
naturaleza humana, sus teorías están sesgadas. Una mejor manera de utilizar las analogías es reconocer
que cada una ofrece una perspectiva diferente de la educación y que de ningún modo debe suponerse
que cualquiera de ellas proporcione una visión completa o comprehensiva.
#CONTENIDO
Dermeval Saviani**
1. EI problema
En el segundo grupo están las teorías que enti enden que la educación es un instrumento de
discriminación social, luego, un factor de marginación.
El segundo grupo de teorías concibe a la sociedad como esencialmente marcada por la división entre
grupos o clases antagónicos que se relacionan sobre la base de la fuerza expresada,
fundamentalmente, en las condiciones de producción de la vida material. En ese cuadro, la
marginalidad es entendida como un fenómeno inherente a la propia estructura de la sociedad.
Porque el grupo o clase que detenta mayor fuerza se convierte en dominante apropiándose de los
resultados de la producción social y tendiendo, en consecuencia, a relegar a los demás a la condición
de marginados. En ese contexto la educación es entendida como totalmente dependiente de la
estructura social generadora de marginalidad, cumpliendo allí la función de reforzar la dominación
y legitimar la marginación. En este sentido, la educación, lejos de ser un instrumento de superación de
la marginalidad, se convierte en un factor de marginación ya que su forma específica de reproducir la
marginalídad social es la producción de marginalidad cultural y escolar.
La constitución de los llamados “sistemas nacionales de enseñanza” data de principios del siglo
pasado. Su organización se inspiró en el principio según el cual la educación es el derecho de todos y
deber del Estado. El derecho de todos a la educación derivaba del tipo de sociedad correspondiente a
los intereses de la nueva clase consolidada en el poder: la burguesía. Se trataba de construir una
sociedad democrática, de consolidar la democracia burguesa. Para superar la situación de
opresión, propia del “Antiguo Régimen”, y acceder a un tipo de sociedad fundada en el contrato
social celebrado “libremente” entre los individuos, era necesario vencer la barrera de la ignorancia. Sólo
así sería posible transformar a los súbditos en ciudadanos, esto es, en individuos libres, esclarecidos,
ilustrados. ¿Cómo realizar esa tarea? A través de la enseñanza. La escuela es erigida en el gran
instrumento para convertir a los súbditos en ciudadanos, “redimiendo a los hombres de su doble
pecado histórico: la ignorancia, miseria moral y la opresión, miseria política”2.
Al entusiasmo suscitado en los primeros tiempos por el tipo de escuela descrita en forma
simplificada, siguió progresivamente una creciente decepción. La referida escuela, más allá de no
conseguir realizar la universalización (no todos ingresaban a ella ni todos los que ingresaban
tenían éxito) aún debía ceder ante el hecho de que no todos los que tenían éxito se ajustaban al tipo
de sociedad que se quería consolidar. Comenzaron, entonces, a crecer las críticas a esa teoría de la
educación y a esa escuela que pasó a ser llamada escuela tradicional.
Las críticas a la pedagogía tradicional formuladas a partir de fines del siglo pasado fueron dando origen a
otra teoría de la educación. Esta teoría mantenía la creencia en el poder de la escuela y en su función de
igualación social. Por lo tanto, quedaban en pie las esperanzas de que se pudiese corregir la distorsión
expresada en el fenómeno de la marginalidad, a través de la escuela. Si la escuela no venía
cumpliendo esa función el hecho se debía a que el tipo de escuela implantada —la escuela tradicional
— era inadecuada. Toma cuerpo, entonces, un amplio movimiento de reforma cuya expresión más típica
fue conocida bajo el nombre de “Escuela Nueva”. Tal movimiento tiene como punto de partida la
escuela tradicional ya implantada según las directivas consustanciadas con la teoría de la educación
rotulada como pedagogía tradicional. La pedagogía nueva comienza por efectuar la crítica de la
pedagogía tradicional esbozando una nueva manera de interpretar la educación y ensayando
implantarla, primero a través de experiencias restringidas; después, defendiendo su generalización
en el ámbito de los sistemas escolares.
Cabe señalar que el papel de la “Escuela Nueva” antes descrito se manifestó más claramente en el
caso de América Latina. En la mayoría de los países de esta región los sistemas de enseñanza comenzaron
a adquirir fisonomía más nítida en el siglo actual, cuando la Escuela Nueva estaba ampliamente
extendida en Europa y, fundamentalmente, en los Estados Unidos, influyendo, en consecuencia sobre el
pensamiento pedagógico latinoamericano. La diseminación de las escuelas efectuada según los
moldes tradicionales no dejó de ser, de alguna forma, perturbada por la propagación del ideario de la
pedagogía nueva, ya que ese ideario, al mismo tiempo que procuraba poner en evidencia las
“deficiencias” de la escuela tradicional, daba fuerza a la idea según la cual es mejor una buena escuela
para pocos que una escuela deficiente para muchos.
Al finalizar la primera mitad del siglo XX, la Escuela Nueva presentaba señales visibles de
decadencia. Las esperanzas depositadas en la reforma de la escuela resultaron frustradas. Un
sentimiento de desilusión comenzaba a extenderse por los medios educacionales. La pedagogía
nueva al mismo tiempo que se convertía en dominante como concepción teórica, a tal punto que se
tornó común la concepción según la cual la pedagogía nueva es portadora de todas las virtudes y de
ningún defecto, mientras que la pedagogía tradicional es portadora de todos los defectos y de
ninguna virtud, en la práctica, se reveló ineficaz frente a la cuestión de marginalidad. Así por un lado
surgían tentativas de desarrollar una especie de “Escuela Nueva Popular”, cuyos ejemplos más
significativos son las pedagogías de Freinet y de Paulo Freire; por otro lado, se radicalizaba la
preocupación por los métodos pedagógicos, presente en la Escuela Nueva, desembocando en la
ineficiencia instrumental. Se articula aquí una nueva teoría educacional: la pedagogía tecnicista.
Si en la pedagogía tradicional la iniciativa correspondía al docente, que era, al mismo tiempo, el sujeto
del proceso, el elemento decisivo y decisorio; en la pedagogía nueva la iniciativa se desplaza hacia el
alumno, ubicándose el nervio de la acción educativa en la relación profesor-alumno, por lo tanto,
relación interpersonal, intersubjetiva, en la pedagogía tecnicista el elemento principal pasa a ser la
organización racional de los medios, ocupando profesor y alumno una posición secundaria, relegados a la
condición de ejecutores de un proceso cuya concepción, planeamiento, coordinación y control quedan
a cargo de especialistas supuestamente habilitados, neutros, objetivos, imparciales. La organización del
proceso se convierte en la garantía de eficiencia, compensando y corrigiendo las deficiencias del
profesor y maximizando los efectos de su intervención.
Cabe señalar que, aunque la pedagogía nueva también da gran importancia a los medios, hay, sin
embargo, una diferencia fundamental: mientras en la pedagogía nueva los medios son dispuestos y
están a una disposición de la relación profesor-alumno, es decir, al servicio de esa relación, en la
pedagogía tecnicista la situación se invierte. Mientras en la pedagogía nueva son los profesores y los
alumnos quienes deciden si utilizan o no determinados medios, así como cuándo y cómo lo harán, en la
pedagogía tecnicista se diría que es el proceso el que define lo que profesores y alumnos deben
hacer, así como cuándo y cómo lo harán.
Se comprende entonces, que para la pedagogía tecnicista la marginalidad no será identificada con
la ignorancia ni será detectada a partir del sentimiento de rechazo. Marginado será el incompetente
(en el sentido técnico de la palabra), o sea, el ineficiente e improductivo. La educación contribuirá a
superar el problema de la marginalidad en la medida en que forme individuos eficientes, por lo tanto,
capaces de contribuir al aumento de la productividad de la sociedad. Así está cumpliendo su función
de igualación social. En ese contexto teórico, la igualación social es identificada con el equilibrio del
sistema (en el sentido del enfoque sistemático). La marginalidad, esto es, la ineficiencia y la
improductividad, se constituye en una amenaza contra la estabilidad del sistema. Como el sistema
comporta múltiples funciones, a las cuales corresponden determinadas ocupaciones; como esas
diferentes funciones son interdependientes, de tal modo que la ineficiencia en el desempeño de una de
ellas afecta a las demás y, en consecuencia, a todo el sistema, cabe a la educación proporcionar un
eficiente entrenamiento para la ejecución de las múltiples tareas continuamente demandadas por el
sistema social. La educación será concebida, pues, como un subsistema cuyo funcionamiento eficiente es
esencial para el equilibrio del sistema social del que participa. Su base de sustentación teórica se
desplaza hacia la sicología behaviorista, la ingeniería del comportamiento, la ergonomía, cibernética, que
tienen en común una inspiración filosófica neoposítivista y el método funcionalista. Desde el punto de
vista pedagógico se concluye, entonces, que si para la pedagogía tradicional la cuestión central es
aprender y para la pedagogía nueva aprender a aprender, para la pedagogía tecnicista lo que importa es
aprender a hacer.
A la teoría pedagógica expuesta corresponde una reorganización de las escuelas que pasan por un
creciente proceso de burocratización. Efectivamente, se creía que el proceso se racionalizaba en la
medida en que se actuase planificadamente. Para ello era necesario bajar instrucciones minuciosas
La situación descrita afectó particularmente a América Latina ya que desvió de las actividades—fin
hacia las actividades—medio parte considerable de los recursos, conocidamente escasos,
destinados a la educación. Por otro lado se sabe que buena parte de los programas internacionales de
implantación de tecnología de enseñanza en esos países tenían detrás otros intereses como, por
ejemplo, la venta de artefactos tecnológicos obsoletos a los países subdesarrollados5.
Como ya señalé, el primer grupo de teorías concibe a la marginalidad como un desvío, teniendo la
educación por función la corrección de ese desvío. La marginalidad es vista como un problema social y
la educación que dispone de autonomía respecto de la sociedad, estaría, por esa razón, capacitada
para intervenir eficazmente en la sociedad, transformándola, tornándola mejor, corrigiendo las
injusticias; en definitiva, promoviendo la igualación social. Esas teorías consideran sólo la acción de la
educación sobre la sociedad. Porque desconocen las determinaciones sociales del fenómeno educativo
las denominé “teorías no-críticas”. Inversamente, las teorías del segundo grupo, que pasaré a examinar, son
críticas, dado que postulan la imposibilidad de comprender la educación si no es a partir de sus
condicionantes sociales. Hay, pues, en esas teorías una percepción cabal de la dependencia de la
educación respecto de la sociedad. Mientras tanto, como el análisis que desarrollan llega,
invariablemente, a la conclusión de que la función propia de la educación es la reproducción de la
sociedad en que ella se inserta, merecen la denominación de “teorías crítico-reproductivistas”. Tales
teorías cuentan con un razonable número de representantes y se manifiesta a través de diferentes
versiones. Están, por ejemplo, los llamados “radicales americanos” cuyos principales
representantes son Bowles y Gintis, que en su libro “Schooling in Capitalist America” 6 pueden ser
clasificados en este grupo de teorías. Estos autores consideran que la escuela tenía, en sus orígenes, una
función igualadora. En cambio, actualmente, se torna cada vez más
discriminadora y represiva. Todas las reformas escolares
fracasaron, haciendo cada vez más evidente el papel que la escuela desempeña: reproducir la sociedad de
clases y reforzar el modo de producción capitalista.
Sopesando las diferentes manifestaciones, considero que, dentro de este grupo, las teorías que
mayor repercusión tuvieron y que alcanzaron un mayor nivel de elaboración son las siguientes: “Teoría
del sistema de enseñanza como violencia simbólica”; “Teoría de la escuela como Aparato Ideológico
del Estado (AlE)”; y, “Teoría de la escuela dualista”.
El lector habrá notado que, cuando me referí a las teorías no-críticas, después de exponer
brevemente el contenido de cada una, procuré mostrar la forma de organización y funcionamiento de
la escuela que surge de la propuesta pedagógica orientada por la teoría. No hice lo mismo en relación
En relación con la cuestión de la marginalidad arribamos al siguiente resultado en tanto las teorías no-
críticas pretenden, ingenuamente, resolver el problema de la marginalidad a través de la escuela sin
conseguir éxito jamás, las teorías crítico reproductivistas explican la razón del supuesto fracaso. Según
la concepción crítico-reproductivista el aparente fracaso es, en realidad, el éxito de la escuela; aquello
que se juzga como disfunción es, más bien una función propia de la escuela. En efecto, siendo un
instrumento de reproducción de las relaciones de producción, la escuela, en la sociedad capitalista,
necesariamente reproduce la dominación y la explotación. De ahí su carácter segregador y marginador.
De ahí su naturaleza selectiva.
El problema permanece abierto. Puede ser replanteado en los siguientes términos: ¿es posible encarar
la escuela como una realidad histórica, susceptible de ser transformada intencionalmente por la acción
humana? Desde la perspectiva del tema de este artículo, la cuestión se formula del siguiente modo:
¿es posible una teoría de la educación que capte críticamente la escuela como un instrumento capaz de
contribuir a la superación del problema de la marginalidad?
Una teoría del tipo antes enunciado se impone la tarea de superar tanto el poder ilusorio (que
caracteriza a las teorías no-críticas) como a la impotencia derivada de las teorías crítico-
reproductivistas).
Desde el punto de vista práctico, se trata de retomar vigorosamente la lucha contra la selectividad, la
discriminación y la disminución de la enseñanza de las capas populares. Luchar contra la marginalidad
a través de la escuela significa comprometerse en el esfuerzo por garantizar a los trabajadores una
enseñanza de la mejor calidad posible en las condiciones históricas actuales.
** Director del Posgrado en Teoría de la Educación de la Pontificia Universidad Católica de San Pablo.
Profesor de la Universidad de Campiñas, Brasil.
#CONTENIDO
Hasta hace sólo un par de décadas la visión que se tenía de las capacidades perceptivas y
cognitivas de los bebés era bastante pobre. Por un lado, se suponía que durante las primeras
etapas de la vida el mundo perceptivo del neonato era una desorganizada sucesión de sueños y
sombras, y de acuerdo con esta idea se entendía que los bebés pasaban la mayor parte de sus
primeros meses de vida alternando largos períodos de sueño con escasos momentos de vigilia,
durante los cuales emplearían su tiempo básicamente en comer y percibir, a lo sumo, cuadros
borrosos y desorganizados.
Por otra parte, la que durante años ha sido la única descripción sistemática del desarrollo de la
inteligencia establecía que hasta los 18-24 meses los bebés sólo eran capaces de relacionarse con
su entorno y explorarlo sobre la base de habilidades motrices y sensoriales, siendo, hasta esa
edad, incapaces de emplear representaciones mentales internas sobre la realidad.
En línea con esta forma de ver las cosas, también se consideraba a los bebés desprovistos de
habilidades cognitivas básicas, como por ejemplo la memoria. No obstante, la investigación de las
últimas décadas ha modificado sustancialmente las viejas concepciones sobre el mundo cognitivo
infantil. Es cierto que los bebés pasan una buena parte de sus días durmiendo (los recién nacidos
duermen entre 16 y 20 horas diarias por término medio), pero es igualmente cierto que cuando
no lo hacen son activos exploradores de su entorno: el mundo perceptivo-cognitivo de los bebés
es mucho más rico, complejo y ordenado de lo que antes se pensaba, aunque efectivamente aún
no tiene las características que poseerá tan sólo unos meses después.
A lo largo de este tema haremos un resumen del desarrollo de las habilidades cognitivas desde el
nacimiento hasta los dos años. Comenzaremos describiendo tanto las aportaciones clásicas de
Piaget sobre la aparición y el desarrollo de la inteligencia como la revisión crítica que se ha hecho
de la obra de este autor; en segundo lugar, y también de forma resumida, nos centraremos en
algunas habilidades cognitivas básicas a lo largo de esta etapa. Los procesos anteriores se van a
exponer de forma resumida, para una descripción más detallada del desarrollo cognitivo durante
esta etapa remitimos a los textos que aparecen reseñados al final de estas páginas.
EL NACIMIENTO DE LA INTELIGENCIA
El biólogo suizo Jean Piaget (1896-1980) elaboró en los años 30 la que, durante mucho tiempo, ha
sido la única e incuestionada descripción sistemática del desarrollo cognitivo humano. Este autor
se interesó específicamente por el desarrollo intelectual y, en concreto, en cómo, partiendo del
funcionamiento eminentemente biológico del bebé, se construyen las formas superiores y
complejas de razonamiento abstracto típicas del adulto. Para ello realizó observaciones
sistemáticas y muy ingeniosas de sus hijos, que le permitieron aportar una descripción y
explicación de dicho proceso. No obstante, la obra de Piaget ha sido ampliamente revisada
durante las últimas décadas, y especialmente durante los últimos años los resultados de
2
Consultado el 19-01-11 en: http://www.network-press.org/?jean_piaget
En síntesis, para Piaget el desarrollo intelectual se basa en la actividad constructiva del individuo
en su relación con el ambiente, y en la necesidad del sujeto de adaptarse a los desequilibrios que
encuentra en dicho ambiente. Así, y desde los primeros días de vida, el sujeto encuentra en el
complejo medio que le rodea situaciones y problemas que no conoce o domina, y ante los cuales
intenta encontrar respuesta de cara a funcionar de forma adaptativa y equilibrada en su relación
con dicho medio.
El equilibrio y la adaptación se lograrían cuando el individuo logra construir una respuesta que le
permite asimilar una nueva capacidad o conocimiento y, con ella, ampliar y diversificar su
repertorio de habilidades para relacionarse con su ambiente. En la medida en que este conjunto
de capacidades están relacionados entre sí, definen y determinan cómo interpreta el sujeto la
realidad que le rodea y cómo razona e interactúa con la misma, es decir, cuál es su estructura de
funcionamiento intelectual. Para Piaget el desarrollo cognitivo seguiría una secuencia invariante y
universal de estadios definidos en cada caso por una determinada estructura.
Este objeto es explorado sobre la base del esquema previo (coger y apretar) pero no emite ningún
sonido, no obstante, mientras la niña aprieta la pelota, ésta se le escapa, cae al suelo y bota. Al
repetir esta acción la niña descubre una nueva propiedad del objeto, y se genera un nuevo
esquema (coger y tirar) a partir del primero (coger y apretar), el nuevo esquema tenderá además
a ser aplicado a otros objetos o situaciones parecidas, como por ejemplo el cenicero redondo de
colores que sus padres han cambiado de sitio y han colocado en la mesa baja del salón.
Estas y otras habilidades acaban cristalizando en un importante logro: su inteligencia deja de ser
práctica y pasa a ser representativa o simbólica, es decir, los esquemas pueden funcionar en un
plano interno y no necesariamente práctico, el bebé ya no necesita hacer las cosas, puede
imaginarse que las hace. Así, por ejemplo, para resolver un pequeño problema (v.g. introducir
piezas de madera de diferentes formas en una caja con un orificio diferente para cada tipo de
forma) no se ve obligado a emplear procedimientos basados en el ensayo-error (ir probando cada
pieza de madera en cada orificio hasta dar con el correcto) sino que, por el contrario, puede
“ensayar” simbólicamente diferentes procedimientos y sólo emplear uno de ellos (mirar la forma
de la pieza de madera, buscar el orificio correspondiente, e introducir directamente el objeto).
Para Piaget este logro se sitúa en torno a los 18-24 meses, y puesto que debido a su importancia
cambia cualitativamente la estructura de funcionamiento cognitivo, marca el final del estadio
sensoriomotor y abre paso a una nueva fase del desarrollo intelectual, el periodo preoperatorio.
Posiblemente una de las contribuciones más valiosas de la obra y el trabajo de Piaget tiene que
ver con el carácter eminentemente activo y constructivo que asignó al sujeto en desarrollo. Según
la imagen previa que imperaba antes de sus estudios, las diferentes habilidades surgían y se
desplegaban con el paso del tiempo, casi de forma automática o pre-programada, quedando el
sujeto relegado al papel de espectador pasivo de su propio desarrollo. Por el contrario, uno de los
pilares básicos de la teoría piagetiana consiste en considerar y presentar a niños y niñas como
activos constructores de sus habilidades y destrezas, que surgen como resultado de su interacción
con el entorno y su necesidad elemental de comprender el mundo que les rodea y adaptarse a él.
No obstante, y como ya hemos señalado hace algunos párrafos, la obra de Piaget ha sido objeto
de un enorme volumen de estudios de replicación, lo cual, junto a la aparición de otras corrientes
teóricas (con sus propias tradiciones de investigación), ha tenido como resultado que desde la
Una de las principales críticas que se han hecho a Piaget consiste en diferenciar la competencia
real de un niño o niña (lo que está capacitado para hacer) y su ejecución en tareas concretas (lo
que da muestras externamente de saber hacer, cosa que no siempre coincide con sus capacidades
reales). Se trata de una distinción importante, especialmente en investigación, pues en muchas
ocasiones se constata que una determinada habilidad o destreza (competencia) se pone de
manifiesto o no lo hace (ejecución) en función de las características de la tarea específica que se
proponga para evaluarla. En el caso concreto que nos ocupa, los ingeniosos problemas diseñados
por Piaget le permitieron establecer tanto la presencia o ausencia de determinadas capacidades
como las edades aproximadas en las que aparecían. No obstante, en ocasiones estas tareas
demandaban otras destrezas adicionales que impedían que el bebé pudiera dar muestras de sus
auténticas habilidades.
Veamos un ejemplo, relacionado con uno de los logros evaluados en esta etapa por Piaget, la
noción de la permanencia de las cosas. Situamos a un bebé frente a un objeto que llame su
atención, por ejemplo un muñeco con colores llamativos, y se lo mostramos hasta que da
muestras claras e inequívocas de querer cogerlo; en ese momento tapamos el muñeco (por
ejemplo mediante una tela o una cartulina) y observamos las reacciones del bebé. En esta
situación, ideada por Piaget, los niños y niñas menores de 6-8 meses no tratan de apartar el
obstáculo que tapaba el objeto que sólo unos instantes antes deseaban obtener, y sólo a partir de
esa edad buscan activamente el muñeco, levantando la tela o dando un manotazo a la pantalla de
cartón. Para Piaget estas reacciones (ejecución) demostraban que hasta esa edad los bebés
carecían de una habilidad básica (competencia): saber que las cosas tienen existencia propia al
margen de que estén o no a la vista.
Siguiendo con nuestro ejemplo, el bebé menor de 6-8 meses de edad no busca el muñeco
escondido porque para él ya no existe. No obstante, esta situación requiere la búsqueda activa del
bebé y ello implica destrezas motrices adicionales (levantar la tela, mover la pantalla), de forma
que es factible plantearse hasta qué punto un bebé de 3 meses no es realmente consciente de la
permanencia de las cosas o bien sencillamente no es aún capaz de realizar los movimientos
coordinados de sus brazos que le permitan apartar el obstáculo.
Los estudios realizados en los últimos años han prestado especial atención a las características de
las situaciones empleadas, y han permitido así conocer con más detalle las habilidades cognitivas
de los más pequeños. Así, y siguiendo con el ejemplo anterior, podemos diseñar otras situaciones
que evalúen la noción de permanencia de los objetos pero que, para dar muestras de ella, no
requieran una búsqueda activa por parte de los bebés. En este sentido se han realizado diferentes
estudios basados en la presentación de situaciones posibles e imposibles en función de la
existencia de un objeto escondido al que previamente se había habituado a bebés de diferentes
edades, de forma que las reacciones de sorpresa e interés ante la situación imposible señalarían la
noción de la existencia del objeto escondido. Este tipo de investigaciones encuentran evidencias
de la permanencia de las cosas desde los 3'5 meses de edad.
En relación con la teoría piagetiana, y para lo que aquí nos ocupa, la investigación contemporánea
ha mostrado básicamente dos cosas:
• La mayor parte de los logros establecidos por Piaget se adquieren antes de lo que estableció
este autor. Los resultados que acabamos de describir acerca de la permanencia de los objetos son
No dispondríamos de los conocimientos que hoy tenemos acerca de las habilidades cognitivas de
los bebés sin el importante avance que se ha producido en los últimos años en cuanto a los
procedimientos empleados en la investigación. En este sentido, de cara a averiguar cómo
procesan los más pequeños la información que les rodea, en los estudios se han empleado
estrategias sencillas y elementales (como la observación de lo que un niño o niña prefiere mirar, o
si sonríe o da muestras de agrado ante algo), y también métodos más elaborados, como por
ejemplo la preferencia ante estímulos similares pero que se diferencian en alguna característica
(como el color o el movimiento), la habituación ante determinados estímulos o situaciones y la
posterior introducción de un cambio en los mismos, la presentación de situaciones posibles e
imposibles (por ejemplo en cuanto a las relaciones físicas de los objetos) y la observación de las
reacciones infantiles ante ambas, etc.
Finalmente los avances en tecnología se han sumado a las técnicas anteriores y permiten, por
ejemplo, establecer el seguimiento y las exploraciones visuales de los bebés ante determinados
objetos, o el registrar, mediante medidas electro-fisiológicas (como el electrocardiograma o el
electroencefalograma), las reacciones de sorpresa o agitación.
La percepción.
Los cinco sentidos son funcionales en el momento del nacimiento, es decir, y a diferencia de lo
que suele pensarse, los recién nacidos son capaces de ver, oír, oler, y percibir tanto los sabores
como la estimulación táctil. No obstante la percepción del neonato funciona aún de forma muy
rudimentaria y limitada, de forma que aún debe desarrollarse y perfeccionarse hasta alcanzar
niveles similares a los adultos. En este sentido llama poderosamente la atención la enorme
Aceptar lo anterior no debe, en ningún caso, hacernos caer en el error de tomar una postura
opuesta a la visión tradicional, y considerar que el bebé es algo así como un "adulto en
miniatura", capaz de procesar adecuadamente todo lo que le rodea. A los 6 meses aún queda
mucho por avanzar sobre todo en capacidades complejas, como por ejemplo atribuir significado a
los cuadros que se perciben o decidir, voluntariamente, a qué aspecto del entorno prestar
atención.
El sentido que ha sido más estudiado, y por tanto del que disponemos de más información, es la
vista. Además de, como hemos indicado, ser capaces de ver desde el momento del nacimiento,
los bebés (a diferencia de lo que suele pensarse) ven el mundo "en color" y son capaces de
percibir diferencias entre distintas tonalidades. Si le colocamos ante un monitor de TV en el que
aparece un objeto determinado de un color, y utilizamos el método de la habituación, llega un
momento en el que el tiempo de fijación disminuye y el bebé pierde interés por lo que aparece en
la pantalla. Pero si vamos modificando paulatinamente la intensidad del color (por ejemplo, el
rojo se hace más oscuro hasta volverse marrón) la atención reaparece, lo cual indica que el
cambio ha sido percibido.
Los neonatos son también capaces de seguir visualmente un objeto que se mueve lentamente
delante de ellos. No obstante, su agudeza visual (la claridad y nitidez de las imágenes) es
relativamente pobre, debido a que el cristalino sólo se adapta correctamente a unos 20 ó 25 cms,
de forma que los objetos situados fuera de esa distancia se ven con menor nitidez. La resolución
de las imágenes mejora muy pronto como consecuencia de la progresiva capacidad de
acomodación del cristalino, de forma que entre los 3 y los 4 meses los bebés disponen de una
agudeza visual similar a la de los adultos. Las exploraciones visuales que los bebés realizan
también progresan rápidamente a lo largo del primer trimestre de vida, de forma que, por
ejemplo, ante el dibujo de una cara humana los bebés de 1 mes se centran e interesan
fundamentalmente por los contrastes, los cuales se encuentran en las partes más externas de la
cara (frente, barbilla), mientras que tan sólo un mes más tarde prefieren detenerse y recrearse en
las partes internas de la cara.
Pero la percepción visual no consiste sólo en recibir imágenes. Los bebés pueden además
procesar no sólo objetos estáticos y aislados, sino secuencias de sucesos relacionados, es decir
acontecimientos de complejidad moderada. Así, si situamos a un bebé de 1 mes ante un tren de
juguete que se desplaza por una vía, la cual tiene en una parte un túnel por que el tren va a entrar
y luego a salir, cuando el tren se pone en marcha lo sigue con la mirada, y en el momento en el
que desaparece por la boca del túnel desplaza la mirada a el otro extremo de éste, esperando la
salida y reaparición del objeto. Aún más significativos son los datos obtenidos cuando la situación
se diseña de manera que lo que reaparece a la salida del túnel no es el tren, sino un objeto
diferente. Los resultados varían en función de diversos factores (edad, longitud del túnel, etc),
pero por término medio a los 6 meses los bebés muestran sorpresa ante el acontecimiento.
Respecto al segundo sentido más estudiado, el oído, sabemos en primer lugar que es funcional ya
desde la vida intrauterina, pues los bebés se mueven en el interior de la madre cuando escuchan
Las demás modalidades sensoriales han sido objeto de un menor número de investigaciones, pero
los datos disponibles permiten llegar a conclusiones similares: todas funcionan desde el momento
del nacimiento aunque de forma bastante rudimentaria, y todas van a desarrollarse y
perfeccionarse rápidamente. Respecto al olfato, los bebés discriminan entre diferentes olores si
las diferencias son muy acusadas, y esta capacidad irá en aumento. Con sólo 2 semanas
reconocen ya el olor de su madre. En el caso del gusto, responden positivamente ante sabores
dulces y negativamente ante sabores salados y amargos. Respecto al tacto, los bebés reaccionan
diferencialmente desde el nacimiento ante estímulos dolorosos, caricias, o cambios de
temperatura. Durante los primeros meses prefieren obtener información táctil usando su boca, y
sólo utilizan las manos para llevar objetos hasta ella, pero a partir de los 4 meses las manos van a
ir ganando protagonismo como fuente de exploración táctil, de forma que en torno a los 6-7
meses la conducta de chupar empieza a aparecer cada vez menos y los bebés realizan
exploraciones manuales cada vez más frecuentes y desarrolladas. Sabemos además que la
percepción infantil está caracterizada desde el principio por la coordinación intersensorial.
Así, y como ya se ha señalado, los bebés dirigen su mirada hacia el lugar del que procede un
sonido (oído-vista), y en las exploraciones bucales que acabamos de describir acostumbran, desde
muy pronto, a intercalar pausas en las que sacan el objeto de la boca y lo miran (tacto-vista). A lo
largo de los primeros meses la coordinación intersensorial también mejora y se perfecciona con
rapidez, de forma que, por ejemplo, ante dos monitores de televisión con dos imágenes
diferentes en las que sólo una está acompañada del sonido correspondiente, los bebés tienden a
dirigir su mirada hacia ésta última.
La atención.
Los bebés dan muestras de poseer preferencias perceptivas desde el primer día de vida, es decir,
no sólo perciben y discriminan diferentes estímulos visuales, táctiles, sonoros, etc., sino que
además prestan más atención a los objetos y situaciones que, perceptivamente, presentan
determinadas características. Los datos disponibles en este sentido son bastante concluyentes:
desde un punto de vista visual los bebés humanos se muestran fascinados ante objetos brillantes,
con contrastes, en movimiento, con color, asociados a sonidos, y con una cierta complejidad y una
relativa discrepancia. Estas preferencias son innatas (pues aparecen consistentemente en todos
los bebés), de forma que no es necesario aprender a preferir estímulos que posean estas
características.
Puede por tanto afirmarse que la especie humana viene al mundo “presintonizada" para prestar
atención preferentemente a unas cosas frente a otras, es decir, y como algunos autores han
señalado, durante los primeros meses de vida podemos hablar de una atención involuntaria,
cautivada por determinadas características perceptivas. Y en este sentido es necesario destacar
que el objeto que en mayor medida reúne las características mencionadas no es otro que la cara
humana. Si a ello le añadimos que los bebés prestan más atención a los sonidos que se sitúan en
la misma longitud de onda que la voz humana, no resulta sorprendente que sean las personas las
que preferentemente atraen la atención infantil. El hecho de que esta predisposición sea innata y
no requiera aprendizaje tiene bastante lógica desde un punto de vista filogenético: de cara a
Así, aproximadamente a partir de los 3-6 meses encontramos indicios que muestran cómo la
exploración perceptiva del entorno se empieza a realizar no tanto en función de las características
de los estímulos sino de las del sujeto (por ejemplo una clara preferencia por las caras y voces
familiares). También a estas edades comienzan los primeros pasos del largo proceso de aprender
a controlar la propia atención, proceso que, no obstante, va experimentar sus avances más
llamativos unos años más tarde.
La memoria.
Las diferentes técnicas de investigación de los procesos cognitivos básicos en primera infancia que
describíamos hace algunas páginas, así como los estudios que hemos ido mencionando, no
podrían realizarse si los bebés carecieran de memoria. Así, estos y otros resultados indican que los
procesos de memorización y recuerdo también comienzan a funcionar desde los primeros meses
de vida, aunque, y al igual que en los casos que hasta ahora hemos descrito, este funcionamiento
es aún rudimentario y muy elemental. Veamos un ejemplo. Situamos a bebés de 2-6 meses
acostados en una cuna sobre la que hay un móvil con objetos colgantes (por ejemplo letras X), y
atamos a una de sus piernas un cordel de forma que cuando el bebé las agita provoca el
movimiento de los objetos.
Después de varios ensayos se sustituye el móvil por otro con otros objetos colgantes (por ejemplo
letras L) que no están unidas a las piernas y por tanto no se mueven al hacerlo éstas. No son
necesarios muchos ensayos para que los bebés agiten divertidos sus piernas cuando se les coloca
en la cuna bajo el móvil con X y no lo hagan con L. Tras unos días sin la presentación del móvil se
realizan pruebas de recuerdo, en las que se constata que, de nuevo, los bebés mueven sus piernas
con X y no lo hacen con L. En este tipo de situaciones la extensión de la huella de memoria
(evaluada en este caso por el tiempo transcurrido entre los ensayos de memoria y los de recuerdo
en los que se comprueba que se ha producido olvido) es de 2 semanas en los bebés más
pequeños (2-3 meses), mientras que a los 6 meses los períodos son ya de 6 semanas. Los autores
de estos trabajos informan igualmente que, tras el olvido, si los bebés ven a uno de los
experimentadores utilizar el móvil, en el ensayo realizado al día siguiente vuelven a dar muestras
de recuerdo.
Por tanto, en situaciones muy simples y con estímulos muy sencillos, los bebés dan muestras de
poseer memoria desde sus primeros días de vida, aunque la huella que ésta deja es aún muy frágil
y, por tanto, el recuerdo es poco duradero. De nuevo al igual que en el resto de procesos
cognitivos mencionados, el funcionamiento de la memoria tiene aún un largo camino por
recorrer, especialmente en el sentido de ir resultando cada vez más voluntaria, propositiva y
sobre todo estratégica.
REFERENCIAS y BIBLIOGRAFÍA
BERK, L.E. (1997, trad. cast. 1999). Desarrollo del niño y del adolescente. Madrid: Prentice-Hall.
(Caps. 4, 6 y 7).
HOFFMAN, L.; PARIS, S. y HALL, E. (1994, trad. cast. 1995). Psicología del desarrollo hoy, vol. 1.
Madrid: McGraw-Hill.(Caps. 4, 6 y 7).
PALACIOS, J. (1999). Desarrollo cognitivo durante los dos primeros años. En J. Palacios, A.
Marchesi y C. Coll (Comps.), Desarrollo psicológico y educación I. Psicología evolutiva (pgs. 103-
132). Madrid: Alianza.
PÉREZ PEREIRA, M. (1995). Nuevas perspectivas en psicología del desarrollo. Madrid: Alianza.
SILVESTRE, N. y SOLÉ, M.R. (1993). Psicología evolutiva. Infancia, preadolescencia. Barcelona:
Ceac. (Caps. 3, 4 y 5).
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#CONTENIDO
1. PARADIGMA CONDUCTISTA
ORIGEN Y FUNDAMENTOS
A partir de esto surge el conductismo, como un rechazo al método de "introspección" y con una
propuesta de un enfoque externo, en la que las mediciones se realizan a través de fenómenos
observables. Sus inicios se remontan a las primeras décadas del siglo XX, su fundador fue J.B.
Watson. De acuerdo con Watson "para que la psicología lograra un estatus verdaderamente
científico, tenía que olvidarse del estudio de la conciencia y los procesos mentales (procesos
inobservables) y, en consecuencia, nombrar a la conducta (los procesos observables) su objeto de
estudio". Las bases del conductismo watsoniano se encuentran en las obras de autores como
Pavlov y Thorndike.
En los años 20 el conductismo watsoniano tuvo gran aceptación entre los estudiosos de la materia
y rápidamente se asoció a otras escuelas con principios similares, tal fue el caso de B.F. Skinner
con el conductismo operante, cuyas ideas llegaron a convertirse en la principal corriente del
conductismo.
IDEAS PRINCIPALES
El mayor legado del conductismo consiste en sus aportaciones científicas sobre el comportamiento
humano, en sus esfuerzos por resolver problemas relacionados con la conducta humana y el
modelamiento de conductas, que si bien no pueden solucionarse totalmente a base de "premio-
castigo", nos enseña que el uso de refuerzos pueden fortalecer conductas apropiadas y su desuso
3
Extraído del documento “Competencias del Nuevo Rol del Profesor”, elaborado por el Instituto
Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Los principios de las ideas conductistas pueden aplicarse con éxito en la adquisición de
conocimientos memorísticos, que suponen niveles primarios de comprensión, como por ejemplo el
aprendizaje de las capitales del mundo o las tablas de multiplicar. Sin embargo esto presenta una
limitación importante: que la repetición no garantiza asimilación de la nueva conducta, sino sólo su
ejecución (sabe multiplicar pero no sabe cuando debe hacerlo, se sabe las tablas de multiplicar
pero no sabe resolver un problema en el que tiene que utilizar la multiplicación), esto indica que la
situación aprendida no es fácilmente traspasable a otras situaciones.
Se ve al alumno como un sujeto cuyo desempeño y aprendizaje escolar pueden ser arreglados o
rearreglados desde el exterior (la situación instruccional, los métodos, los contenidos, etc.), basta
con programar adecuadamente los insumos educativos, para que se logre el aprendizaje de
conductas académicas deseables.
El trabajo del maestro consiste en desarrollar una adecuada serie de arreglos de contingencia de
reforzamiento y control de estímulos para enseñar.
El conductismo, es uno de los paradigmas que se ha mantenido durante más años y de mayor
tradición. Y aún cuando el conductismo no encaja totalmente en los nuevos paradigmas
educativos y ha sido constantemente criticado, entre otras cosas porque percibe al aprendizaje
como algo mecánico, deshumano y reducccionista, aún tiene gran vigencia en nuestra cultura y
deja a nuestro arbitrio una gama de prácticas que todavía se utilizan en muchos sistemas
escolares.
No debemos olvidar que este cuerpo de conocimientos sirvió de base para la consolidación de los
actuales paradigmas educativos y que su legado prevalece todavía entre nosotros.
2. PARADIGMA COGNITIVO
ORIGEN Y FUNDAMENTOS
Los estudios de enfoque cognitivo surgen a comienzos de los años sesenta y se presentan como
la teoría que ha de sustituir a las perspectivas conductistas que había dirigido hasta entonces la
psicología.
Las ideas de estos autores tienen en común el haberse enfocado en una o más de las
dimensiones de lo cognitivo (atención, percepción, memoria, inteligencia, lenguaje, pensamiento,
etc.) aunque también subraya que existen diferencias importantes entre ellos.
Desde los años cincuenta y hasta la década de los ochentas, sobre las bases del paradigma
cognitivo se desarrollaron muchas líneas de investigación y modelos teóricos sobre las distintas
facetas de la cognición. Por lo tanto se puede afirmar, que en la actualidad ya no es un paradigma
con una aproximación monolítica, ya que existen diversas corrientes desarrolladas dentro de este
enfoque, por ejemplo: el constructivismo, la propuesta socio cultural, entre otras.
En la actualidad es difícil distinguir con claridad (debido a las múltiples influencias de otras
disciplinas) donde termina el paradigma cognitivo y donde empieza otro paradigma, porque
pueden encontrarse líneas y autores con concepciones e ideas de distinto orden teórico,
metodológico, etc. que integran ideas de varias tradiciones e incluso ideas de paradigmas
alternativos. Por ello se observan diversos matices entre ellos.
IDEAS PRINCIPALES
Muestra una nueva visión del ser humano, al considerarlo como un organismo que realiza una
actividad basada fundamentalmente en el procesamiento de la información, muy diferente a la
visión reactiva y simplista que hasta entonces había defendido y divulgado el conductismo.
Reconoce la importancia de cómo las personas organizan, filtran, codifican, categorizan, y evalúan
la información y la forma en que estas herramientas, estructuras o esquemas mentales son
empleadas para acceder e interpretar la realidad.
Considera que cada individuo tendrá diferentes representaciones del mundo, las que dependerán
de sus propios esquemas y de su interacción con la realidad, e irán cambiando y serán cada vez
más sofisticadas.
Dos de las cuestiones centrales que ha interesado resaltar a los psicólogos educativos, son las
que señalan que la educación debería orientarse al logro del aprendizaje significativo con sentido y
al desarrollo de habilidades estratégicas generales y específicas de aprendizaje.
El alumno es un sujeto activo procesador de información, que posee competencia cognitiva para
aprender y solucionar problemas; dicha competencia, a su vez, debe ser considerada y
desarrollada usando nuevos aprendizajes y habilidades estratégicas.
ORIGEN Y FUNDAMENTOS
Para los seguidores del paradigma histórico-social: "el individuo aunque importante no es la única
variable en el aprendizaje. Su historia personal, su clase social y consecuentemente sus
oportunidades sociales, su época histórica, las herramientas que tenga a su disposición, son
variables que no solo apoyan el aprendizaje sino que son parte integral de él". Estas ideas lo
diferencian de otros paradigmas.
Una premisa central de este paradigma es que el proceso de desarrollo cognitivo individual no es
independiente o autónomo de los procesos socioculturales en general, ni de los procesos
educacionales en particular. No es posible estudiar ningún proceso de desarrollo psicológico sin
tomar en cuenta el contexto histórico-cultural en el que se encuentra inmerso, el cual trae
consigo una serie de instrumentos y prácticas sociales históricamente determinados y
organizados.
Para Vigotsky la relación entre sujeto y objeto de conocimiento no es una relación bipolar como en
otros paradigmas, para él se convierte en un triangulo abierto en el que las tres vértices se
representan por sujeto, objeto de conocimiento y los artefactos o instrumentos
socioculturales. Y se encuentra abierto a la influencia de su contexto cultural. De esta manera la
influencia del contexto cultural pasa a desempeñar un papel esencial y determinante en el
desarrollo del sujeto quien no recibe pasivamente la influencia sino que la reconstruye
activamente.
IDEAS PRINCIPALES
Gran parte de las propuestas educativas de las que estamos hablando giran en torno al concepto
de Zona de Desarrollo Próximo (ZDP) y al tema de la mediación.
Vigostky define la ZDP como "la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinada por la
capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial,
determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración
con otro compañero más capaz".
Vigostky ve en la imitación humana una nueva «construcción a dos» entre la capacidad imitativa
del niño y su uso inteligente e instruido por el adulto en la ZDP, de esta manera el adulto
proporciona al niño auténticas funciones psicológicas superiores externas que le van permitiendo
alcanzar conocimientos con mayores niveles de complejidad, logrando así que, lo que el niño
pueda hacer hoy con ayuda de un adulto, logre hacerlos mañana por sí sólo.
Los saberes que inicialmente fueron transmitidos, compartidos y hasta cierto punto regulados
externamente por otros, posteriormente, gracias a los procesos de internacionalización, terminan
siendo propiedad de los educandos, al grado que estos pueden hacer uso activo de ellos de
manera consciente y voluntaria.
El alumno debe ser entendido como un ser social, producto y protagonista de las múltiples
interacciones sociales en que se involucra a lo largo de su vida escolar y extraescolar.
- l profesor debe ser entendido como un agente cultural que enseña en un contexto de
prácticas y medios socioculturalmente determinados, y como un mediador esencial entre el saber
sociocultural y los procesos de apropiación de los alumnos. Así, a través de actividades conjuntas
e interactivas, el docente procede promoviendo zonas de construcción para que el alumno se
apropie de los saberes, gracias a sus aportes y ayudas estructurados en las actividades escolares
siguiendo cierta dirección intencionalmente determinada.
4. PARADIGMA CONSTRUCTIVISTA
ORIGEN Y FUNDAMENTOS
El
El constructivismo es en primer lugar una epistemología, es decir, una teoría que intenta explicar
cuál es la naturaleza del conocimiento humano. El constructivismo asume que nada viene de
nada. Es decir que conocimiento previo da nacimiento a conocimiento nuevo.
IDEAS PRINCIPALES
El constructivismo sostiene que el aprendizaje es esencialmente activo. Una persona que aprende
algo nuevo, lo incorpora a sus experiencias previas y a sus propias estructuras mentales. Cada
nueva información es asimilada y depositada en una red de conocimientos y experiencias que
existen previamente en el sujeto. Como resultado podemos decir que el aprendizaje no es ni
pasivo ni objetivo, por el contrario es un proceso subjetivo que cada persona va modificando
constantemente a la luz de sus experiencias (Abbott, 1999).
Así "el constructivismo" percibe el aprendizaje como actividad personal enmarcada en contextos
funcionales, significativos y auténticos.
Es el propio alumno quien habrá de lograr la transferencia de lo teórico hacia ámbitos prácticos,
situados en contextos reales.
Es éste el nuevo papel del alumno, un rol imprescindible para su propia formación, un
protagonismo que es imposible ceder y que le habrá de proporcionar una infinidad de
herramientas significativas que habrán de ponerse a prueba en el devenir de su propio y personal
futuro.
•Todas estas ideas han tomado matices diferentes, podemos destacar dos de los autores más
importantes que han aportado más al constructivismo: Piaget con el "constructivismo psicológico"
y Vigotsky con el "constructivismo social".
CONSTRUCTIVISMO PSICOLÓGICO
Variables sociales como uso del lenguaje, clase social, aprendizaje en medios no académicos,
concepciones de autoridad y estructura social no son consideradas en esta forma de
constructivismo. No importa en que contexto este sumergida la mente del aprendiz, los procesos
cognitivos tienen supuestamente una naturaleza casi inexorable en su objetivo de hacer
significado de las vivencias del aprendiz. En síntesis, en esta visión del constructivismo la mente
puede lograr sus cometidos estando descontextualizada.
CONSTRUCTIVISMO SOCIAL
En
- .
l origen de todo conocimiento no es entonces la mente humana, sino una sociedad dentro de una
cultura dentro de una época histórica. El lenguaje es la herramienta cultural de aprendizaje por
excelencia. El individuo construye su conocimiento porque es capaz de leer, escribir y preguntar a
otros y preguntarse a si mismo sobre aquellos asuntos que le interesan. Aun más importante es el
hecho de que el individuo construye su conocimiento no por que sea una función natural de su
cerebro sino por que literalmente se le ha enseñado a construir a través de un dialogo continuo
con otros seres humanos.
La mente para lograr sus cometidos constructivistas, necesita no sólo de sí misma, sino del
contexto social que la soporta. La mente, en resumen, tiene marcada con tinta imborrable los
parámetros de pensamiento impuestos por un contexto social.
#CONTENIDO
TEORÍA
Elementos
Conductista Cognitiva Constructiva
Objetivos Deben ser detallados y Un factor motivante y de Función del Estudiante como
expresar la conducta orientación para el comportamiento que se constructor de su propio
observable que se espera aprendiz. Involucra al quiere lograr y deben conocimiento capaz de
del aprendizaje docente y al alumno en su organizarse utilizando el enriquecerlo y desarrollarlo
formulación método deductivo
Estrategias El material se organiza en Utiliza los métodos El rol del docente: un Las estrategias de
4
Bajado y adaptado el 15/01/2011 en: http://www.slideshare.net/divinaslie02/cuadro-comparativo-de-las-diversas-teorias-educativas
Función del Se preocupa por el cambio Sus contenidos están La información es coherente Promotor al desarrollo
profesor en sentido del objeto organizados a los estados y tiene secuencia con lo ya autónomo.
de desarrollo planteando aprendido a fin de lograr el
tres tipos de aprendizaje con un mínimo Transmitir información
presentaciones: activa, de tiempo y esfuerzo No ocurre con los
icónica y simbólica conocimientos simple de
repetición
Animador
Evaluación Utiliza el criterio de El aprendiz debe conocer Fases de proceso enseñanza Proceso en el desarrollo a
evaluación y congruencia de inmediatamente su aprendizaje, tomando en través de contenidos, de ser
logros con objetivos evaluación tanto cualitativa cuenta los conocimientos y posible a valorar la amplitud
como cuantitativamente rasgos de la personalidad o potencial del aprendizaje
Enseñanza El sujeto es activo frente a los estímulos del Ser social activo e inmerso en un Debe relacionar el nuevo material
medio, manipulándose para lograr el mismo medio, es capaz de hacer uso con su estructura cognoscitiva
desarrollo del ser crítico, creativo a través de
conocimientos y habilidades
Aprendizaje El aprendizaje es significativo se da cuando el Por medio de la zona de desarrollo Surge cuando el alumno relaciona
objeto de estudio es importante para el interés próximo que es la distancia de lo los conceptos a aprender y les da
personal del estudiante y del aprendizaje auto real con lo potencial. un sentido a partir de la estructura
iniciado conceptual que ya posee
Objetivo El yo y el desarrollo pleno de las cualidades Integrar los procesos psicológicos Propiciar la memorización
esenciales del hombre comprensiva. Tomando en cuenta
las habilidades, conocimientos,
actitudes, valores
Estrategias Todos los seres humanos tienen potencialidad Condicionamiento social .La Es la relación de la estructura
natural para el aprendizaje conciencia. previa con la nueva información
La autoregulación del
comportamiento. Evaluación
dinámica
Evaluación La conducta visible de la persona no responde Dinámica Hace revisión de los alumnos en
a la realidad responde a su propia experiencia seguimiento.
y a su interpretación subjetiva de la realidad
externa. Ayudar a buscar su propia identidad. Proporciona preguntas sobre el
contenido
Afectiva
Ofrece comentarios de actividades
Social
Cultural
Personal
#CONTENIDO