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CONCEPTOS PREVIOS:
HISTORIA, CLASIFICACIÓN,
APLICACIONES Y TÉCNICAS DE
EJECUCIÓN
6ª EDICIÓN
DICIEMBRE 2019
TABLA DE CONTENIDOS
1. Introducción……………………………………………………………………………….4
1.1. Definición
1.2. Comportamiento resistente
1.3. Encuadre tipológico
1.4. Ventajas
1.5. Limitaciones
3. Clasificaciones…………………………………………………………………………...30
3.1. FHWA
3.2. Normativa francesa
3.3. Normativa española
3.4. Normativa europea
4. Aplicaciones………………………………………………………………………………41
4.1. Cimentaciones profundas en terrenos complejos, para obras de nueva ejecución
4.2. Recalce de estructuras preexistentes
4.2.1. Aumento de la resistencia
4.2.2. Reducción de asientos
4.2.3. Ejecución de plantas bajo rasante en edificios
4.2.4. Estabilización de edificios históricos sensibles a movimientos o vibraciones
4.2.5. Elevación de estructuras que hayan sufrido asientos
4.2.6. Protección frente a socavaciones
4.2.7. Refuerzos antisísmicos
4.3. Estabilización de laderas o bases de terraplenes
4.4. Refuerzo de terrenos
4.4.1. Contención de paredes en excavaciones profundas
4.4.2. Protección de avances en túneles
1.1. Definición
Formalmente, los micropilotes son elementos resistentes lineales, que atraviesan una cierta
longitud de un terreno con secciones circulares de pequeño diámetro (de hasta 300 mm),
excavados mediante perforación, reforzados con acero e inyectados por gravedad o a cierta
presión con lechadas o morteros de cemento.
• Una de sus utilidades más habituales es transmitir un cierto sistema de cargas desde una
estructura al terreno, evitando fallos por rotura y excesos de asiento. En estos casos, los
micropilotes se pueden considerar como un subgrupo de las cimentaciones profundas.
En concreto, como se puede observar en el siguiente diagrama (Hannigan et al., 2006),
aparecen como tipos de cimentaciones perforadas y hormigonadas in situ con camisa
(cased) o sin camisa (uncased):
Figura 1-1. Tabla de clasificación de cimentaciones profundas según la FHWA NHI-05-042 (Hannnigan et al.,
2006)
Figura 1-2. Pantalla de micropilotes para excavación (izda.) o soporte de muro de contención (dcha.)
(Sabatini et al., 2005)
Figura 1-3. Pantalla de micropilotes en malla reticulada para la sustitución de un tramo del túnel de
Horsfall, en Todmorden, Reino Unido (Martin et al., 1999)
• Su forma de ejecución suele ser poco agresiva con el terreno o con estructuras o
servicios cercanos, por lo que en esos casos suele ser una alternativa muy interesante
frente a otras tipologías profundas de cimentación o contención (pensemos en las
vibraciones y subsidencias locales inducidas por pilotes de hinca o pantallas de
tablestacas). Esto ha permitido su gran auge como elementos de recalce en estructuras
preexistentes.
(a) (b)
(c)
Figura 1-6. (a) Aspecto del apuntalado de la fachada de una vivienda tras la ejecución de tablestacas que
produjo (b) una subsidencia bajo la cimentación de dicha fachada, generando (c) un agrietamiento
generalizado de la estructura de la vivienda por la distorsión inducida por el asiento impuesto
Figura 1-7. Categorías de daños potenciales inducidos por hinca de pilotes en estructuras cercanas
(adaptado de Massarsch, 2000)
• Pueden realizarse en terrenos complicados en los que otras tipologías (como la hinca de
pilotes) resultan poco o nada viables: capas de bolos, capas cementadas, rellenos con
escombros de cierta entidad, etc. Además, pueden atravesar cavernas sin que se pierda el
control sobre sus características resistentes.
Figura 1-8. Perforadora para micropilotes en condiciones de gálibo limitado (Fuente: Hayward
Baker)
• En terrenos arenosos flojos con el nivel freático somero son una alternativa a los pilotes
de hinca, que pueden producir licuefacciones durante su puesta en obra. Algunos autores,
como Massarsch y Fellenius (2014) han determinado tablas de peligrosidad en función de
la distorsión que se produce en arenas con un cierto grado de compacidad (medido por la
velocidad de propagación de las ondas transversales a través de ellas) en función de la
velocidad de partícula generada:
uAf
f
f
pf
f
ff
f
γ=
vs
Donde:
o g: distorsión en el terreno
o uA p : velocidad de partícula
o vs: velocidad de ondas secundarias a través del depósito arenoso
Figura 1-10. Ábaco de estimación del riesgo de asientos en arenas en función de la compacidad
–cuantificada a través de la velocidad de propagación de las ondas s a través del suelo, en abscisas-
y la velocidad de partícula –en ordenadas- (Massarsch y Fellenius, 2014)
Figura 1-12. Recalce mediante micropilotes de un edificio en la Universidad de Arkansas, EEUU: fase
de perforación –izquierda- y detalle cabeza del micropilote con conectores –derecha- (Fuente:
Foundation Specialties)
Figura 1-13. Recalce de pila de puente en servicio (Fuente: Sabatini et al, 2005)
1.5. Limitaciones
Las principales desventajas y problemáticas que pueden surgir en esta metodología son:
Hueco
Longitud
encamisada
Longitud de
empotramiento, con
rozamiento fuste-terreno
Figura 1-14. Esquemas de cálculo de tramos por pandeo en terrenos kársticos –superior- o por
holgura anular –inferior- (adaptado de Cadden y Gómez, 2002)
• Capacidad resistente frente a esfuerzos laterales más limitada que en pilotes de mayor
diámetro, con brazos mecánicos superiores en general.
• En entornos sísmicos donde existen depósitos arenosos se debe tener en cuenta que en
el caso de producirse licuefacción, el confinamiento de los micropilotes puede verse
comprometido por lo que podrían producirse fenómenos de pandeo que condicionarían
su diseño (aunque, como veremos, los micropilotes resultan una herramienta bastante
prometedora en el campo del diseño antisísmico de cimentaciones siempre y cuando
tengamos en cuenta sus limitaciones estructurales).
Figura 2-1. Aspecto del puerto de Nápoles en otoño de 1943, tras haber sufrido tanto los
bombardeos aliados como la destrucción por parte del ejército alemán durante su retirada (Fuente:
ww2today.com)
Por otro lado, también había comenzado la tarea de rehabilitación de diferentes estructuras y
monumentos históricos que habían sufrido daños. Entre otras labores, se tenía la necesidad de
realizar recalces de esas estructuras dañadas, con bastantes limitaciones: las operaciones de
sostenimiento se debían realizar con las mínimas vibraciones posibles, atravesando terrenos con
capas duras o bolos, evitando desplazamientos de terreno que pudieran dar lugar a
levantamientos o subsidencias en superficie que afectaran a la propia estructura o a otras
adyacentes. En este escenario en el que las soluciones convencionales resultaban poco idóneas,
en 1952, un ingeniero civil italiano, el Dr. Fernando Lizzi (1914-2003), director técnico de la
compañía Fondedile, registró las primeras patentes para un nuevo sistema de recalce que
Figura 2-2. Dr. Fernando Lizzi (Fuente: International Society for Micropiles)
Los denominó “pali radice” (lo que se puede traducir como “palos raíz”): se trataba de pilotes
perforados de pequeño diámetro, reforzados ligeramente con acero e inyectado a baja presión
(no más de 600 kPa), con el objeto de asegurar una resistencia por fuste lo más elevada posible.
Figura 2-3. Fases de ejecución de un palo radice: (1) perforación; (2) perforación completada, con camisa
recuperable; (3) introducción de armadura; (4) introducción del conglomerante mediante tubo tremie; (5)
relleno completado; (6) extracción de la camisa, con inyección de aire en boca superior; (7) palo radice
terminado (Lizzi, 1993)
Utilizados con éxito inicialmente para atravesar los bloques y obstáculos en las obras del puerto
de Nápoles, su uso fue extendido para el recalce de estructuras preexistentes: los pali radice
evitaban movimientos impuestos sobre las estructuras recalzadas y, además, al atravesar los
zócalos de apoyo de las mismas y vincularse tras la inyección por fuste a los mismos, suponían
una solución bastante monolítica que evitaba la necesidad de que se produjeran asientos y, con
ello, distorsiones de importancia en la interfaz palo-terreno para que los nuevos elementos de
apoyo activaran su contribución resistente.
Figura 2-5. Esquema de recalce de muro de mampostería mediante pali radice (Lizzi, 1993)
En palabras de su creador, los recalces así realizados “parecen las raíces de un árbol, hundidas en
el suelo y extendiéndose, en la estructura superior, como las fibras en el tronco”.
Posteriormente, hacia 1958, las aplicaciones de estos micropilotes primigenios habían sufrido
una importante ampliación: los pali radice en configuraciones reticuladas ya se utilizaban
profusamente como sistemas de contención para taludes de excavaciones así como para evitar
deslizamientos de laderas o para disminuir subsidencias superficiales durante la ejecución de
túneles bajo edificaciones.
Durante los años 60, Fondedile comenzó su expansión hacia otros países europeos, llegando a
Estados Unidos en 1970. Como describe Bares (2007), la introducción de los pali radice en
Estados Unidos causó bastante rechazo en el ámbito de la ingeniería civil, por desconocimiento
de la técnica y por ausencia de normativas o tratados sobre la misma, culminando con el
comentario de un ingeniero de una consultoría neoyorkina, que indicó que “pilotes con esas
dimensiones y su sistema de recalce no funcionarán jamás en este país”. Hubo que esperar dos
años para que se utilizará por primera vez un recalce mediante pali radice en Estados Unidos: se
realizó un recalce de varias viviendas unifamiliares o pareadas y de un centro de ocio con
problemas de movimientos por descongelación de suelos de apoyo de las estructuras, utilizando
para ello una viga en cabeza de los pali radice conectada a su vez a las cimentaciones,
desviándose del enfoque monolítico directo que había utilizado Fondedile en Europa. El sistema
se reveló más caro que en Italia, ya que la mano de obra era considerablemente más costosa en
Estados Unidos. A esto se unían los problemas de comunicación (los ingenieros y operadores
italianos no hablaban apenas inglés), la falta de armonización entre el sistema de unidades
americano y el sistema métrico de las especificaciones italianas, además de que los ingenieros
italianos encargados de los diseños desconocían las exigencias de las normativas
norteamericanas. Estas circunstancias provocaron bastantes problemas de plazos en la
consecución de proyectos.
Durante el resto de la década de los años 70, el sistema de Fondedile fue progresivamente
siendo cada vez más aceptado en América, con proyectos de cada vez mayor relevancia en
Canadá y Estados Unidos. En 1973 hay varios hitos que merece la pena reseñar: la primera
pantalla de micropilotes secantes con anclajes en Glen Burnie (Maryland, EEUU) o un contrato de
excavación en trinchera de una línea de metro en Washington, D.C. (EEUU), previamente a la
ejecución del cual se realizó la primera prueba de carga de un palo radice en América. El éxito de
la misma facilitó que tanto el Código de Construcción de Washington como la normativa de la
WMATA (la Autoridad de Tránsito del Área Metropolitana de Washington) incluyeran los pali
radice entre sus especificaciones técnicas. La ejecución reveló asentamientos por cabeceo de las
Posteriormente, en 1978, al expirar las patentes de los nuevos sistemas y ante su éxito, varias
empresas comienzan a desarrollar sus alternativas a los pali radice, introduciendo algunas
novedades como las camisas perdidas como refuerzo en algunos casos, la inyección por bombeo
sustituyendo a la de aire comprimido o la sustitución de morteros por lechadas para mejorar las
condiciones de inyección (aunque en algunos casos, algunas administraciones siguieron durante
un tiempo recomendando el uso de morteros, en la creencia de que las lechadas darían lugar a
bajas resistencias finales, lo que restaba trabajabilidad a las puestas en obra, haciendo inviables
en ocasiones su aplicación). En estos años es cuando comienzan a aparecer nuevas
denominaciones para los pali radice, terminando por imponerse el de micropilotes, que es el que
ha llegado hasta nuestros días. Esto produjo el progresivo declive de Fondedile –que terminaría
cerrando sus puertas en 1990 por falta de rentabilidad económica-, pero el nuevo mercado
generó una demanda de diseños cada vez más competitivos, que se aceleró desde mediados de
los 80 a principios de los 90, cuando la FHWA y otros organismos comenzaron a investigar más a
fondo estas técnicas. Hoy en día, como veremos en este curso, existen multitud de normativas y
recomendaciones sobre todos los aspectos de ejecución y diseño de micropilotes, con una
amplia literatura sobre observaciones empíricas sobre el comportamiento de estos elementos
que tanta aplicación tienen hoy en día.
De entre las experiencias más notables de los pali radice, Lizzi (1993) destaca algunos de los
casos más interesantes en los que colaboró, que se resumen en las siguientes figuras:
Recalce mediante
pali radice
reticulados en
1960
Figura 2-8. Recalce del puente “Tre archi” (1688) en Venecia (Italia): construido originalmente con fábrica de
ladrillo cerámico, en 1794 se añadieron unos parapetos de gran rigidez, que consiguió estabilizar
razonablemente los asientos por consolidación primaria (Mason y Bruce, 2001). Durante el siglo XX, como
consecuencia de un incremento de los asientos muy importante (al mal estado general del edificio por el
tráfico fluvial, que indujo fuertes socavaciones se unió el paso de instalaciones de gas y electricidad cerca de
las cimentaciones, según se puede leer en Practice World, 1981; el terreno de apoyo estaba constituido por
depósitos holocénicos ligeramente sobreconsolidados, como describe Mason, 2003), se produjeron
movimientos incompatibles entre la estructura del puente original y los parapetos de su refuerzo de 1794.
Esto provocó la aparición de múltiples grietas que inclinaron a las autoridades responsables, inicialmente, a
proceder a su demolición. Sin embargo, finalmente fue recalzado mediante pali radice en todas sus pilas y
estribos (perforados por rotación e inyectados en toda su longitud, incluyendo su paso por las pilas). Además,
se reforzaron sus tímpanos mediante una red de barras de acero ancladas con inyecciones hidráulicas
(sistema de “reticolo cementato”) y sus bóvedas mediante hormigón armado conectado a la bóveda original
con resinas (adaptado de Lizzi, 1993)
Figura 2-9. Descripción gráfica de algunas de las patologías clave del puente “Tre archi” (adaptado de Mason
y Bruce, 2001)
Figura 2-10. Refuerzos internos de la estructura del puente mediante el sistema de “reticolo cementato”
(adaptado de Mason, 2003)
Figura 2-15. Torre del Campanario de Burano (s XVI) en Venecia, Italia (Lizzi, 1993)
Figura 2-18. Recalce del Viaducto de acceso a Teruel en la N-234: tras haberse identificados problemas por
asentamiento y por una cierta reptación en una de las laderas, a finales de los años 60 el problema alcanzó
un estado crítico, para el que los pali radice supusieron una solución híbrida de recalce y protección de la
ladera frente al deslizamiento (Lizzi, 1993)
A lo largo de las últimas décadas se ha realizado un enfoque racional y sistemático sobre los
aspectos constructivos y de cálculo de los micropilotes. Así, se han desarrollado en diferentes
países diversos tipos de clasificaciones, entre los que vamos a destacar los descritos por la
Federal Highway Administration estadounidense (cuyo interés reside en que sus publicaciones
técnicas tienen una amplia difusión no solamente en EEUU, sino también fuera de su país), los
indicados por la normativa francesa (cuyo proyecto FOREVER, Fondations Renforcées
Verticalment, llevado a cabo con financiación tanto de fuentes públicas como privadas francesas
así como de la FHWA, constituyó una de las contribuciones más importantes al desarrollo de los
micropilotes de los años 90) así como los contenidos en la normativas española y europea.
3.1. FHWA
Entre los sistemas de clasificación de micropilotes más extendidos en la actualidad se pueden
destacar los descritos por la FHWA-NHU-05-039 (Sabatini et al., 2005), realizada por la Federal
Highway Administration de Estados Unidos. En ella, se plasman dos enfoques principales para
clasificar los micropilotes, que fueron desarrollados por primera vez en los documentos FHWA-
RD-96-016 a 019 por la FHWA en 1997:
Figura 3-1. Esquemas mecánicos de micropilotes clasificados como CASO 1 (Sabatini et al.,
2005)
Figura 3-2. Esquemas mecánicos de micropilotes clasificados como CASO 2 (Sabatini et al.,
2005)
Fase II: a diferencia del tipo C, en este caso se espera a que se haya
producido el endurecimiento de la lechada primaria, para a continuación
proceder a una inyección mediante tubería con tubo-manguito o a través
de una armadura tubular ranurada con tubo-manguito, a presiones de
entre 2 y 8 MPa. Esta inyección se puede repetir a diferentes
profundidades, controlando mediante obturadores la capa de terreno
sobre la que es aplicada.
Figura 3-3. Tipos de micropilotes en función de su forma de ejecución (Sabatini et al., 2005)
Figura 3-4. Tipos de micropilotes en función de su forma de ejecución según la ADSC (Elarabi,
2014)
De forma resumida, en la tabla 3-1 se muestran los tipos de micropilotes según su forma de
ejecución, de acuerdo con lo especificado por la FHWA. En ella se incluyen, además, subgrupos
en cada tipo en función del tipo de armado utilizado o de la forma de contención de las paredes
de la perforación (sin camisa; con camisa perdida o recuperable):
Tipo de
micropilote y
Subtipo Encamisado Armado Inyección
método de
inyección
Provisional o sin
Ninguna, barra aislada, jaula, tubular
A1 camisa (excavación sin
o perfil metálico
entibar o con hélice)
Mortero o lechada de
Tipo A (Inyección Permanente, en toda La camisa es también la armadura
A2 cemento vertido hasta la
por gravedad la longitud tubular
punta de perforación, sin
solamente) La camisa como armadura en el
Permanente, presión extra
tramo superior, y barras o tubulares
A3 solamente en el tramo
en la parte inferior (se pueden utilizar
superior
en toda la lontigud
Provisional o sin Barra(s) aislada(s) o tubular (las jaulas Relleno por gravedad de
B1 camisa (excavación sin no son habituales debido a su menor lechada en primera fase,
Tipo B (Inyección
entibar o con hélice) capacidad estructural) antes de retirar la batería de
a presión a
Permanente, en una La camisa es también la armadura perforación. Sin esperar, se
través de la B2
longitud parcial tubular aumenta la presión (hasta
camisa o de la
un máximo de 1 MPa
hélice –durante
La camisa como armadura en el habitualmente), inyectando
la fase de Permanente,
tramo superior, y barras o tubulares un volumen de lechada
retirada B3 solamente en el tramo
en la parte inferior (se pueden utilizar adicional durante la retirada
ascendente-) superior
en toda la lontigud de la batería de perforación
/camisa/hélice
Provisional o sin Barra(s) aislada(s) o tubular (las jaulas Relleno por gravedad de
Tipo C C1 camisa (excavación sin no son habituales debido a su menor lechada en primera fase
(Se realiza un entibar o con hélice) capacidad estructural) (antes o después de retirar
relleno por C2 No se realiza - la batería de perforación).
gravedad y, a Entre 15 y 20 minutos
continuación, después, se realiza una
una fase de reinyección de lechada
inyección a desde la cabeza (mediante
C3 No se realiza -
presión un tubo o a través de la
secundaria armadura tubular) con una
global) presión igual o superior a 1
MPa
Tipo D Provisional o sin Barra(s) aislada(s) o tubular (las jaulas
(Se realiza un D1 camisa (excavación sin no son habituales debido a su menor
relleno por entibar o con hélice) capacidad estructural)
gravedad –Tipo Solo es posible si se Relleno por gravedad Tipo A
A- o a presión – dispone previamente o a presión Tipo B en una
La camisa es también la armadura
Tipo B- en una D2 un tubo de primera fase. Varias horas
tubular
primera fase. A reinyección por fuera después, se realiza una
continuación, se del encamisado reinyección a través de un
llevan a cabo una tubo-manguito a diferentes
La camisa como armadura en el
o más fases de Permanente, profundidades
tramo superior, y barras o tubulares
reinyección D3 solamente en el tramo
en la parte inferior (se pueden utilizar
secundaria superior
en toda la longitud
global
Finalmente, Bruce et al. (1999) sintetizaron en una interesante tabla las clasificaciones según
comportamiento y según la forma de ejecución junto a las aplicaciones de los micropilotes. A
continuación se muestra la misma traducida:
Figura 3-5. Fases de ejecución de un micropilote TIPO I según la normativa francesa: (1) perforación
al amparo de una camisa recuperable, (2) relleno de la perforación y (3) extracción de la camisa
manteniendo presión en cabeza (Jaubertou, 2009)
Figura 3-6. Fases de ejecución de la primera variante de un micropilote TIPO II según la normativa
francesa: (1) perforación, (2) introducción de armadura tubular o de sección maciza y (3) relleno de
la perforación (Jaubertou, 2009)
Figura 3-7. Fases de ejecución de la segunda variante de un micropilote TIPO II según la normativa
francesa: (izquierda) perforación con los útiles de corte accionados por la armadura tubular y
(derecha) inyección –que puede ser simultánea a la perforación, con inyectores que introducen una
lechada que expulsa el detritus, o en dos fases, con el lavado mediante inyección realizado tras
haber completado la perforación- (Jaubertou, 2009)
• Tipo III: la perforación se realiza con varillaje, pudiendo utilizarse entubación temporal. A
continuación se rellena con una lechada primaria, dentro de la que se introduce una
armadura tubular con manguitos o armaduras macizas junto a tubo-manguitos. Tras ello,
se realiza una única inyección a presiones iguales o superiores a 1 MPa (pero inferior a la
Figura 3-8. Fases de ejecución de un micropilote TIPO III según la normativa francesa: (1) perforación
con o sin camisa recuperable, (2) relleno mediante una inyección inicial (primaria), (3 izquierda)
introducción de armadura tubular con manguitos o (3 derecha) introducción de armadura de sección
maciza junto a tubo-manguitos y (4) inyección a presión en una sola fase de lechada, con obturación
del tramo inyectado (Jaubertou, 2009)
Figura 3-9. Fases de ejecución de un micropilote TIPO IV según la normativa francesa: (1) perforación
con o sin camisa recuperable, (2) relleno mediante una inyección inicial (primaria), (3 izquierda)
introducción de armadura tubular con manguitos o (3 derecha) introducción de armadura de sección
maciza junto a tubo-manguitos y (4) inyección a presión en varias fases y diferentes tramos, con
obturación sencilla o doble de cada longitud inyectada (Jaubertou, 2009)
De acuerdo con la GMOC, se puede realizar una clasificación de micropilotes según tres grupos
de criterios diferentes (desarrollaremos con mayor amplitud la clasificación según el sistema de
inyección por el interés que tiene en su comparación a las clasificaciones estadounidense y
francesa):
En todos estos casos, en la última fase se debe realizar el relleno completo del interior de
la armadura tubular.
Resumen de aplicaciones
Refuerzo in situ
Soporte estructural
Figura 4-1. Aplicaciones de micropilotes según la FHWA (adaptado a partir de Sabatini et al., 2005)
Instalación inadecuada en
punta por presencia de un
elemento muy
competente embebido en
un depósito flojo/blando
Figura 4-2. Pilote de hinca mal con contacto insuficiente con el macizo rocoso en punta (Tan y Chow,
2006)
• Macizos rocosos con techo con elevado buzamiento bajo depósitos poco competentes:
en estos casos, los pilotes hincados pueden resultar insuficientemente apoyados sobre el
macizo, y pueden ser susceptibles de sufrir giros al entrar en carga.
Suelos flojos
o blandos
Roca sana
Figura 4-3. Pilote de hinca mal con contacto insuficiente con el macizo rocoso en punta (Tan y Chow,
2006)
Carga de
impacto
Punto de
contacto
Roca sana
Figura 4-4. Azuche tipo Oslo para asegurar un mejor contacto en punta de un pilote de hinca sobre
roca (Tan y Chow, 2006)
Limos y arcillas
firmes
Armadura maciza
Armadura tubular Zona muy
meteorizada
Camisa metálica
Cavidad detectada
durante la perforación
Camisa de PVC
Armadura maciza
Cavidad rellena de lechada
Caliza
al no haber sido detectada
durante la perforación Empotramiento en roca
poco meteorizada
Sospecha de cavidad
Figura 4-5. Ejemplos de micropilotes ejecutados en macizos karstificados: con encamisado de PVC en
algunos tramos con cavidades (izquierda, adaptado de Uriel et al., 1989) o con camisa metálica
continua introducida hasta la cota de aparición de macizo sin karstificación (derecha, adaptado de
Gómez et al., 2004)
ROTACIÓN Y DESVIACIÓN
PILOTE PERFORADO
SUPERFICIE DEL TERRENO
DOLINA
FRAGMENTO
SOBRECUELGUE ROCOSO AISLADO
CRESTA
AGUJA
DEFLEXIÓN
FRAGMENTO RECALCE
ROCOSO AISLADO
TECHO ROCOSO
CANAL DE CON
CONEXIÓN IMPORTANTE
BUZAMIENTO
Figura 4-7. Recopilación gráfica de posibles fallos de pilotes hincados o perforados a través de
macizos kársticos: deflexiones, cavidades en zona activa, desviaciones por crestas de bordes
cuasiverticales, recalce de pilotes mal instalados, etc. (Adaptado de Neoh, 1988, en Tan y Chow,
2006)
Figura 4-8. Rotura de bordes de macizo en el entorno de punta de pilotes cuando aparecen familias
de discontinuidades verticales (Tan y Chow, 2006)
Camisa provisional
Techo inclinado de un
macizo calizo
Colapso de un
Suelo
suelo fangoso
Roca
Empotramiento
Figura 4-9. Fallo por colapso en la zona de transición de terreno flojo a roca en el entorno del fondo
de una perforación al amparo de camisa recuperable, por falta de penetración de la misma en el
macizo (Tan y Chow, 2006)
• Zonas en las que exista un gran espesor de materiales blandos o flojos, estando los
estratos competentes a mucha profundidad: en estos casos, un pilote de gran longitud
que pueda apoyarse o empotrarse en el estrato firme para poder desarrollar una
resistencia en punta suficiente puede influir negativamente en los costes y en el plazo de
ejecución de los trabajos. Como alternativa, tras una buena caracterización geotécnica de
los suelos atravesados y un afinado diseño, los micropilotes pueden llegar a conseguir,
• Entornos en los que existan restricciones de altura, anchura o peso: debido al menor
diámetro de perforación de los micropilotes, la maquinaria puede llegar a tener pequeñas
dimensiones (incluso con alternativas portátiles), lo que permite trabajar en zonas con
geometrías muy restringidas (ver figura 1-13).
• Zonas urbanas o zonas arqueológicas en las que existan estructuras cercanas sensibles a
las vibraciones: la perforación de micropilotes, eligiendo unos útiles de corte y
maquinaria adecuados, suele ser, comparativamente con los pilotes convencionales, más
idóneos para evitar vibraciones, esfuerzos dinámicos y desplazamientos de terreno, que
puedan afectar a estructuras, servicios u otros entes sensibles a los movimientos del
suelo, que puedan encontrarse cerca de la zona perforada.
Figura 4-10. Esquema de cimentación de una estructura sobre un terreno blando atravesado por
túneles (Sabatini et al., 2005)
Figura 4-11. Ejemplos de cimentaciones con solicitaciones horizontales de cierta importancia: muro
de contención junto a una carretera –izquierda- y pantalla acústica –derecha- (Sabatini et al., 2005)
Tabla 4-1. Categorías de sistemas de transferencia de cargas entre estructura y micropilotes de recalce
(adaptado de Lehtonen, 2011)
Las categorías A y B, que carecen de sistemas de precompresión de los micropilotes, darán lugar
a un cierto asiento post-constructivo, dado que para que se active la contribución resistente de
los elementos de recalce, los mismos tienen que sufrir un acortamiento que permita una
distorsión en la interfaz fuste-terreno suficiente para generar un rozamiento que se oponga a las
cargas que le sean transferidas (ese asiento debe ser suficientemente pequeño para no producir
daños en la estructura o problemas de funcionalidad de la misma; habitualmente suelen estar
comprendidos entre 1 y 3 cm en este tipo de proyectos). Sin embargo, las categorías C y D sí
contemplan la utilización de sistemas de precompresión, activando mediante diversos sistemas
de gatos, anclajes y conectores la contribución resistente de los micropilotes en la fase
A continuación revisaremos los 13 casos recopilados por Lehtonen (2011), ordenados por sus
categorías de transferencia (se incluye tanto los esquemas originales como una reinterpretación
de los mismos extraída de una de las videoconferencias del curso y traducida al español, para
mayor comprensión):
Figura 4-12. CASO 1 (categoría A): Los micropilotes atraviesan la estructura vertical enterrada y la
cimentación de la estructura, conectándose internamente a la misma mediante algún tipo de producto
adherente, sin elementos externos. Tras ejecutar la conexión, comienza a producirse la entrada en carga
progresiva de los micropilotes a medida que se va produciendo un cierto asiento que induce en los mismos
un acortamiento. Esto va permitiendo una progresiva distorsión en el contacto fuste-terreno que activa la
respuesta resistente del recalce. Este asentamiento llegará a detenerse cuando la oposición resistente de los
micropilotes llegue al valor que equilibre la carga de la superestructura (Lehtonen y Hyyppä, 2010)
Los micropilotes como sistema de apoyo pueden mejorar la respuesta resistente del terreno
tanto en aquellos casos en los que se puedan producir mecanismos de fallo por corte
generalizado como por punzonamiento. Así, los micropilotes introducirán un efecto de
confinamiento del terreno que obligará al mismo a ampliar su superficie de rotura, mejorando
así su resistencia. Hwang et al. (2017) describen las mejoras observadas en diferentes ensayos,
en función de las configuraciones de instalación de los micropilotes, que dan una buena idea de
los mecanismos resistentes involucrados:
Figura 4-25. Mecanismos de fallo bajo cimentaciones: (a) se compara el incremento de terreno movilizado
frente a rotura a corte generalizado con micropilotes con ángulos de inclinación positivos –esquema central-
o negativos -esquema derecho- respecto a la vertical, en comparación al que se produce para una
cimentación superficial –izquierda-; (b) se realiza una comparación análoga cuando el mecanismo de rotura
presente es el de punzonamiento, comprobándose que sólo se produce mejora si los micropilotes se
ejecutan con inclinación negativa –derecha- (Hwang et al., 2017)
Así, se puede comprobar cómo las longitudes de los micropilotes y los ángulos de inclinación de
los mismos son fundamentales para estimar la mejora resistente obtenida:
Figura 4-27. Efecto de la longitud de los micropilotes (izquierda) y del ángulo de ejecución de los mismos
(derecha) en la capacidad portante de la cimentación (que se mide en las ordenadas) en ensayos realizados
en arena semidensas (Hwang et al., 2017)
Figura 4-28. Deformación comparativa en estado de fallo de terrenos formados por (a) arenas semidensas y
(b) arcillas limosas, sin micropilotes –esquemas de la izquierda- y con micropilotes –esquemas de la derecha-
(Hwang et al., 2017)
Figura 4-29. Recalce del Center Temple de Provo City, en Utah, EEUU, para la construcción de dos plantas
bajo rasante (Fuente: GEI Consultants)
En edificios históricos, como hemos visto anteriormente, los micropilotes constituyen desde sus
orígenes una de las alternativas de recalce más idóneas para conseguir la ausencia de
movimientos y vibraciones durante la ejecución de los elementos estabilizadores.
Figura 4-31. Recalce de la Iglesia de San Jerónimo el Real (s. XVI), en Madrid, mediante micropilotes
(Rodríguez Ortíz et al., 1996)
Si los micropilotes no se conectan en una primera fase a la estructura de forma definitiva, sino
que se introducen gatos en una primera fase, se pueden conseguir levantamientos en zonas de
estructuras que hayan sufrido asientos, restaurando la geometría original antes de la conexión
definitiva. De esta forma, la estabilización consigue no solamente una mejora resistente sino,
también, funcional.
Figura 4-34. Perforación en condiciones de gálibo reducido y sistema de levantamiento mediante gatos en
Camp Porter. Los gatos se sitúan en cabeza de los micropilotes, y utilizan como reacción una chapa anclada a
la losa mediante barras roscadas, que se verá empujada hacia arriba por la tracción de las barras de anclaje.
Este tipo de recalce sería un ejemplo del Caso 10, visto esquemáticamente en la figura 4-21 (Fuente:
Hayward Baker)
Figura 4-35. Recalce del puente sobre el río Pocomoke de Maryland, en EEUU (Sabatini et al., 2005)
Figura 4-36. Instalación de cimbra de soporte de arco de mampostería para reparación de un puente para
evitar problemas de socavación de los apeos durante las labores de rehabilitación
Incluso, si en el peor de los casos se produjera una cierta socavación, los micropilotes seguirían
dando soporte a la estructura, por lo que su integridad estructural no se vería inmediatamente
comprometida.
Tal y como describen Sabatini et al. (2005), los micropilotes pueden resultar una buena solución
frente a los efectos primarios (como los movimientos del terreno durante un sismo) y
secundarios (como la licuefacción) que pueden afectar a una estructura durante un terremoto
Figura 4-37. Refuerzo antisísmico mediante micropilotes de las estructuras del intercambiador 92/280 de
San Francisco, en California, EEUU: (superior) vista del intercambiador; (central) esquema de refuerzo en
alzado y planta de una pila; (inferior izquierda) se aprecia la excavación en la pila y la presencia de varios
micropilotes; (inferior derecha) fase de colocación de la armadura del encepado de conexión a la pila
preexistente (Momenzadeh et al., 2013)
Figura 4-38. Comportamiento de arenas frente a licuefacción: (a) en el terreno sin reforzar, tras unos pocos
ciclos se produce la licuefacción y el hundimiento del bloque de ensayo en superficie; (b), (c) y (d) diferentes
cajones de ensayo con el terreno reforzado con micropilotes a escala en configuraciones variables, donde se
observa que el efecto de la licuefacción es muy reducido (GuhaRay et al., 2017)
Figura 4-39. Diseños en A de pantalla de micropilotes para estabilización frente a deslizamientos (izquierda,
Port Deposit en Maryland, en Gómez et al., 2013; derecha, Oak Hill Cemetery en Washington, de Schnabel
Engineering )
Figura 4-40. Instalación de micropilotes a través de una viga de coronación ejecutada con anterioridad para
la estabilización de movimientos de una ladera con contención insuficiente en Port Deposit, en Maryland,
EEUU (Gómez et al., 2013)
En los últimos años están surgiendo nuevas aplicaciones novedosas que, combinadas con otras
tipologías de contención, pueden dar respuestas muy competitivas a ciertos problemas. Por
ejemplo, se pueden plantear postes de protección activa de desprendimientos con anclajes
activos y bases micropilotadas:
Los micropilotes pueden constituir una alternativa óptima para constituir contenciones,
concebidos como elementos semirrígidos en configuraciones en redes espaciales (ver figura 1-3)
o flexibles, cuando se ejecutan en un solo plano para la ejecución de excavaciones en aquellos
casos en los que existan restricciones para la ejecución de otras soluciones a priori más
económicas (muros pantalla, tablestacas, pilotes, etc.), como las que ya hemos mencionado con
anterioridad: terrenos complejos, bajo umbral de vibraciones admisibles, presencia de
estructuras colindantes con cimentaciones someras o en mal estado, restricciones de espacio
para maquinaria, acceso complicado, etc.
Figura 4-43. Sistema de avance de excavación en túneles mediante paraguas de micropilotes (Fuente: RODIO
Geotechnik AG)
En este apartado repasaremos las técnicas de perforación e inyección más comunes, repasando
las maniobras más importantes así como los equipos y útiles auxiliares de mayor interés, para
terminar describiendo las características que suelen ser exigibles para los materiales que
terminarán constituyendo físicamente cada micropilote.
5.1. Perforación
Esta fase implica la creación de una cavidad en el terreno (así como en elementos de
cimentación en algunas operaciones de recalce), en cuyo interior será materializado el
micropilote, por lo que tiene que ser suficientemente estable hasta que el mismo haya sido
completamente ejecutado.
Para poder examinar de forma condensada las diferentes técnicas de perforación en función del
tipo de terreno a atravesar así como de la estabilidad de las paredes de la cavidad, Bruce (2003)
distingue para procesos geotécnicos especiales (entre los que se incluyen los micropilotes) los
siguientes tipos de métodos de perforación:
Excéntrica
Figura 5-1. Métodos de perforación en trabajos geotécnicos especiales según Bruce (2003)
A estas metodologías más tradicionales deberíamos sumar, actualmente, las de los micropilotes
autoperforantes, que resultan ser alternativas aptas, para suelos, rellenos o macizos
meteorizados, generalmente. En las siguientes figuras se proponen algunos ejemplos de este tipo
de micropilotes:
Figura 5-2. (Izquierda) esquema conceptual de micropilotes autoperforantes (izquierda) y (derecha) máquina
de perforación (Fuente: Ischebeck)
Figura 5-3. (Superior) ejecución de micropilotes autoperforantes en suelo arcilloso; (inferior izquierda) útiles
de perforación para diferentes terrenos; (inferior derecha) perforación a través de elemento de hormigón
(Fuente: Balfour Beatty)
Cabeza de
rotación
Cable y gancho
de elevación
Mástil y guía
de perforación
Barras en espera
Barras o tuberías de
perforación (en
ocasiones, varillajes)
Unidad motriz
Cambiador de
barras (tipo
carrusel)
Mordazas de
seguridad
Útil de perforación
(martillo en fondo con
broca de cabeza
cóncava, en este caso)
Figura 5-4. Ejemplo de máquina de perforación, donde se destacan algunos de sus elementos más
importantes
En función de las necesidades del emplazamiento de trabajo, se puede optar por máquinas más
pequeñas, incluso portátiles en algunos casos:
Por otro lado, como veíamos en la clasificación de Bruce (2003), una alternativa de perforación
en suelos pueden ser las barrenas helicoidales, ya sean de núcleo macizo –para terrenos que
presenten buen sostenimiento tras la retirada de la sarta de perforación- o de núcleo tubular –
que permiten en terrenos más inestables que la propia barrena helicoidal constituya una camisa
de revestimiento provisional que puede ser retirada posteriormente-. En la siguiente imagen se
muestra, para ilustrar esta tipología de perforación, un equipo de perforación con hélice hueca:
Figura 5-7. Equipo de perforación mediante hélice hueca (Fuente: M&W Drilling)
Resulta también interesante recordar que muchas de estas perforadoras son multiuso, y no se
utilizan tan solo para ejecutar micropilotes, sino que en muchos casos son suficientemente
multifuncionales como para realizar sondeos de reconocimiento geotécnico con recuperación
continua de testigo, anclajes, soil nailing, etc.
Finalmente, es importante señalar que además de los elementos básicos de la figura 5-4, existen
otros útiles y elementos de acople especializados, como centradores, ensanchadores,
antivibradores, etc., algunos de los cuales describiremos brevemente más adelante.
En este apartado revisaremos algunas de las metodologías más empleadas para realizar
perforaciones destinadas a la ejecución de micropilotes, describiendo tanto equipos como útiles
de corte, sistemas de barrido (limpieza del detritus generado por la perforación), accesorios
(estabilizadores, ensanchadores, etc.) en diferentes tipos de terrenos.
Figura 5-9. (Superior) perforadora con martillo superior; (central e inferior) ejemplos de brocas y
varillaje de transmisión para máquinas con martillo superior (Fuente: Atlas Copco)
En general, los martillos en fondo resultan más versátiles que los martillos superiores,
presentando algunas ventajas como éstas:
Figura 5-11. Rango habitual de diámetros de perforación de martillos en fondo o martillos superiores,
que resultan independientes del índice de perforabilidad –que es una medida relativa, entre 2 y 20,
del rendimiento de perforación con cada método en un macizo rocoso- (Bernaola et al., 2013)
• El escape de aire comprimido del martillo en fondo se puede aprovechar como fluido de
barrido del detritus de perforación (Bernaola et al., 2013), lo que resulta energéticamente
más eficiente. Bruce (2003) incluso menciona la presencia en el mercado de martillos
hidráulicos, en los que se utiliza agua a elevadas presiones (de unos 20 MPa) tanto para
accionar el martillo como para producir el barrido (lo que conlleva problemáticas de
posibles hidrofracturas, que pueden producir levantamientos del terreno en la superficie).
Sin embargo, los equipos de martillo superior también presentan algunas ventajas en
comparación a los de martillo en fondo que nos pueden hacer decantar por los primeros en
algunos casos:
• Los costes de los martillos de fondo y de su mantenimiento suelen ser superiores, por lo
que hay que tener en cuenta que su repercusión en el metro lineal de perforación resulta
mayor que en equipos con martillo en cabeza.
Por otra parte, las brocas utilizadas en perforaciones mediante rotopercusión (también
denominados bocas, tallantes o, en ocasiones, trépano) llevan unos “botones” o “insertos” de
carburo de tungsteno de formas habitualmente semiesféricas para rocas más duras o cónicas
(también denominadas balísticas) para rocas más blandas. Las formas más habituales de sus
cabezas son planas (para macizos bastante fracturados así como para aquellos con tendencia a
ser sobreexcavados), cóncavas (para conseguir mayor estabilidad de dirección durante la
perforación y conseguir mayores velocidades de penetración en algunos macizos) o convexas
CABEZA PLANA
CABEZA CÓNCAVA
CABEZA CONVEXA
En las siguientes figuras se pueden apreciar algunos ejemplos de brocas durante la perforación
de micropilotes en una obra con terrenos margosos con intercalaciones areniscosas que debían
atravesar, además, zócalos de cimentación de mampostería y gravas aluviales:
Biseles para
retorno de aire y
detritus
Tobera de escape
de aire de golpeo
para barrido
Centrándose en los martillos en fondo, Bruce (2003), destaca cuatro técnicas de barrido de fondo
para la eliminación del detritus en estos casos:
• Circulación directa mediante aire a través del espacio entre la sarta de perforación y el
terreno.
• Circulación inversa con aire o aire con agua atomizada, a través de orificios en la base de
las brocas que permiten la eliminación por el interior del varillaje tubular, por lo que se
asegurar en todo momento que no se produzcan obstrucciones en ningún punto del
circuito.
• Sistema de fluido doble, con un martillo accionado mediante aire comprimido, pero que
incorpora un tubo central a través del propio martillo que permite utilizar agua como
• Sistemas de martillo hidráulico, en los que tanto el propio martillo como el barrido se
realizan por agua a gran presión (con las problemáticas que hemos señalado
anteriormente).
De forma general, las técnicas de perforación por rotación implican la fragmentación del terreno
por una acción combinada de giro de un elemento de corte por rotación y de compresión por
empuje de la maquinaria sobre el fondo del avance de la perforación. Para conseguir el avance,
se pueden utilizar cuatro tipos genéricos de útiles de perforación:
• Brocas de corte sin elementos móviles: trialetas (drag bits) y otras variantes
• Brocas de corte con elementos móviles: triconos
• Barrenas helicoidales de sección maciza
• Sistemas abrasivos: coronas (en perforación de micropilotes no se suelen utilizar en
general como elementos de perforación en roca, empleándose únicamente de forma
individual o en sistemas dúplex para la instalación de camisas de revestimiento en suelos,
por lo que serán tratadas en el apartado 5.1.2.3.)
A continuación repasaremos las características más notables de los tres primeros sistemas, así
como sus ámbitos geotécnicos de aplicación.
Este tipo de elementos se pueden utilizar en terrenos poco a medianamente competentes como
alternativa a los sistemas de rotopercusión con martillo o a la rotación con triconos, resultando
más eficientes en la perforación de este tipo de materiales. Suelen presentar formas orientadas a
generar un esfuerzo de cizalla directo sobre el material, que consiguen disgregarlo mediante una
maniobra conjunta de hincado y giro. Por ello, suelen presentar configuraciones espaciales con
palas de gran superficie para conseguir el mayor volumen de disgregación posible. Entre los
útiles de esta tipología más utilizados se encuentran las trialetas o drag bits, en su voz inglesa,
que suelen estar fabricadas de acero con dientes reforzados de carburo de tungsteno. Entre los
más habituales se pueden destacar las variantes Step (para terrenos más blandos), Kelly y
Chevron (para terrenos firmes y rocas blandas):
En los últimos años el mercado está introduciendo nuevos útiles de corte que, procedentes de
otros ámbitos de perforación (como la industria del petróleo o del gas), pueden ser utilizados en
aplicaciones geotécnicas más someras, como, por ejemplo, las brocas de “Diamantes Compactos
Policristalinos” (PDC, Polycrystalline Diamond Compact):
Con estos útiles, el barrido de limpieza del fondo de excavación puede realizarse con agua o con
aire.
Los triconos están formados por tres cuerpos cónicos con vértices equidistantes y cuyos ejes
verticales pueden cortarse en un punto común (conos centrados) o no coincidir en un mismo
punto (conos descentrados), que pueden girar independientemente alrededor de cada eje
mediante un sistema de rodamientos. Debido a su naturaleza móvil, este tipo de útiles lleva
incorporados sistemas de refrigeración y lubricación, fundamentales para evitar atascos durante
su funcionamiento.
Figura 5-19. Despiece interior de las partes fundamentales de un tricono (Fuente: Stenuick)
Cada cono tiene un conjunto de identaciones (ya sean dientes o insertos), cuyo objetivo es
penetrar en el terreno por la presión de la perforadora y desmenuzarlo a continuación por la
acción de corte del giro de los conos.
Figura 5-21. Alzado y planta de tricono con insertos o botones de carburo de tungsteno (Fuente: Stenuick)
Figura 5-22. Ejemplos de triconos en (izquierda) estado nuevo y (derecha) tras su uso
Los fabricantes de estos útiles suelen incluir guías de elección del tipo de tricono así como de la
densidad de dientes o insertos para conseguir un buen equilibrio entre rendimiento de
perforación y capacidad de trituración. Así, la Asociación Internacional de Contratistas de
Figura 5-23. Esquemas de algunas características especiales sobre cojinetes o sistemas de toberas
contemplados por la IADC (Fuente: Bit Brokers)
De forma más completa, se puede consultar en López Jimeno et al. (2000) la codificación
completa de este sistema de clasificación, cuyo estudio se escapa del objetivo del presente curso.
Finalmente, en lo referente al sistema de barrido del fondo de perforación, se puede indicar que
por el interior del cuerpo del tricono existe una conducción por la que se pueden inyectar
diferentes fluidos (Bernaola et al., 2013):
• Aire comprimido: será utilizado tanto como fluido de barrido así como para refrigeración
del útil, en cuyo caso el tricono será de tipo sellado.
• Agua o lodos: se emplearán triconos sellados, con depósitos de lubricante para los
elementos móviles.
Este tipo de sistema puede ser utilizado tanto para realizar la perforación y extracción de detritus
por sí solo, como para ser utilizado en la fase de limpieza en combinación con algún otro sistema
de perforación.
Como bien indican Bernaola et al. (2013), este sistema no es recomendable en terrenos abrasivos,
en los que las operaciones de rotación de la barrena pueden provocar el rápido desgaste de sus
hélices.
Figura 5-27. Barrena helicoidal de sección maciza con cabeza de corte acoplable (Fuente: Tecno Fundaciones)
Estos sistemas suelen ser utilizados en suelos no abrasivos y no demasiado competentes (aunque
lo suficiente para asegurar la estabilidad de las paredes de la perforación). Si la cavidad
perforada resulta inestable, en esos casos se pueden utilizar lodos de perforación, que además
permitirán ayudar a la refrigeración de la cabeza de corte o, incluso, utilizar barrenas huecas, que
permitan sostener temporalmente la perforación mientras se realizan el resto de operación de
ejecución del micropilote sin que haya desprendimientos, como veremos en el siguiente
apartado.
Para conseguirlo, como veíamos en la figura 5-1, podemos utilizar estos métodos genéricos:
• Barrena helicoidal hueca (en realidad, pueden considerarse como una variante de las
técnicas de perforación al amparo de una camisa de revestimiento
Los métodos combinados suelen emplear, como indica Bruce (2003) varias técnicas conjuntas
que responden a alguna necesidad especial de un proyecto de perforación determinado, por lo
que pueden considerarse como técnicas heurísticas. Por ejemplo, Bruce (2003) menciona la
utilización para el núcleo arcilloso de una presa de materiales sueltos la introducción por hinca o
rotación de una camisa tubular sin barrido durante esas primera fase, tras lo que se realiza una
perforación en el terreno encapsulado mediante alguna otra técnica, como la de barrenado
helicoidal. De esta forma se asegura totalmente la ausencia de movimientos en el terreno, así
como la posibilidad de levantamientos y roturas en el terreno por fenómenos de hidrofractura
por la inyección de barrido.
Por otro lado, los métodos de contención de la cavidad perforada mediante lodos tienen la
misma filosofía de trabajo que en otros tipos de perforación profunda, como muros pantallas o
pilotes convencionales, por lo que no los trataremos en el presente curso. En este punto, sin
embargo, sí resulta interesante señalar que, en general, el uso de lodos bentoníticos deberá ser
muy restringido, ya su uso suele dar lugar a mermas resistentes por fuste de los micropilotes
acabados.
Sabatini et al. (2005) reflejaron esquemáticamente las variantes de este campo de técnicas de
perforación, tal y como se muestra en la siguiente figura, donde destaca la forma de uso de
percusión o rotación, los útiles de corte o las formas de barrido:
Figura 5-28. Métodos de perforación con camisa de revestimiento provisional (Sabatini et al., 2005)
Tabla 5-1. Resumen de características habituales de algunos de los métodos más comunes de perforación en
suelos (Sabatini et al., 2005)
En este caso, se introduce por hinca o perforación una tubería metálica. Por ello, en función de la
forma de introducción de este tubo se pueden distinguir dos formas de ejecución:
Figura 5-29. Fases de instalación de micropilotes dúctiles con camisa-armadura tubular perdida
introducida mediante martillo hidráulico en superior (Fuente: Keller)
Figura 5-30. Maquinaria de hinca e inyección de micropilotes con camisa-armadura hincada (Fuente:
Keller)
Estas técnicas pueden ser desarrolladas con maquinaria pesada cuando no existen
restricciones de espacio, así como con sistemas portátiles cuando la maniobrabilidad es
complicada:
Figura 5-32. Aplicación real de instalación de un micropilote TEP (Fuente: Franki Foundations)
Este tipo de soluciones no son suelen ser adecuadas en terrenos con capas duras, bolos,
etc., o en suelos muy densos o macizos rocosos.
• Perforación a rotación: en este caso se realiza una perforación con corona tubular o con
broca ciega, acompañando el proceso con un barrido enérgico del detritus mediante agua
a presión.
Figura 5-33. Coronas para micropilotes de tubo sencillo de: (izquierda) botones; (centro) plaquetas;
(derecha) prismas (Fuente: Krham)
En este tipo de técnicas se avanza con un sistema concéntrico de camisa exterior con corona de
perforación y broca de rotación interior (triconos, trialetas, etc.), accionados de forma
simultánea por la misma cabeza de rotación. El barrido se suele realizar mediante agua o lodo
polimérico, inyectados a través de la broca interior, que expulsa el detritus a través del espacio
anular entre el varillaje interior y la camisa. En el extremo superior de esta batería dúplex deben
disponerse, entonces, de sistemas de escape de ese detritus.
Figura 5-34. Sonda rotatoria dúplex, con tricono interior y corona de dientes exterior (Fuente:
Moretrench)
Esta técnica tiene dos variantes, denominadas concéntrica y excéntrica, cuyas características
diferenciadoras son:
• Concéntricas: este tipo de sondas constituyen una importante mejora respecto a las
rotatorias en cuanto a su capacidad de perforación. En esta metodología, tanto la camisa
de revestimiento como la sarta interior de perforación avanzan simultáneamente por
rotopercusión.
Figura 5-37. Despiece de sistema de sonda de rotopercusión dúplex concéntrica (Fuente: Boart
Longyear)
En los últimos años, los accesorios mecanismos escariadores son móviles, por lo que el
ensanche de diámetros puede realizarse solo en aquellas capas en las que la introducción
de la camisa de revestimiento sea necesaria, pudiendo a continuación continuar la
perforación con un diámetro más pequeño en estratos más competentes.
Figura 5-39. Fases de empotramiento en roca de una camisa de revestimiento mediante un sistema
ODEX (Fuente: Atlas Copco)
En este sistema, el varillaje interior y la camisa exterior son accionados por cabezas de rotación
diferentes, con direcciones de giro opuestas, habitualmente montadas una sobre otra en la
perforadora. Así, consiguen dotar de mayor par de rotación a ambas baterías de perforación,
aunque a menor velocidad que en métodos de cabeza simple. Sin embargo, la rotación en
sentidos opuestos suele conseguir buenos rendimientos de avance y consigue evitar en mayor
medida que los sistemas de cabeza simple que se produzcan atascos por el detritus evacuado.
Las brocas interiores pueden ser accionadas tanto por rotación como por rotopercusión de
martillo superior o en fondo.
Además, el giro en sentidos opuestos permite un mayor control sobre las desviaciones de la
dirección de perforación.
Una alternativa para terrenos arcillosos inestables o rocas muy blandas es la utilización de
barrenas helicoidales de alma hueca que perforarán el terreno por rotación y que cumplirán
simultáneamente la función de contención de las paredes de la cavidad hasta que se haya
ejecutado el micropilote y de introducción de las armaduras a través de la barrena central.
Figura 5-43. Barrena helicoidal de sección hueca junto a útil de corte (Fuente: Tecno Fundaciones)
Durante la fase de perforación, la cabeza de corte debe ser sellada para evitar la penetración de
detritus por el tubo central de la barrena.
Figura 5-45. Cabezas de corte de barrenas helicoidales huecas, En la de la izquierda se aprecia la utilización
de una tapa de sellado flexible (Fuente: Brown Bros. Drilling)
Una vez que se ha llegado a la profundidad definitiva de perforación, se puede expulsar el sello
mediante un golpe de presión con la lechada de inyección, retirando progresivamente la barrena
mientras se va completando dicha inyección.
F) Perforación sónica
Aunque los hemos descrito en este subapartado de perforación en terrenos con paredes
inestables, también son utilizados para atravesar suelos y macizos más competentes.
Para finalizar este apartado sobre técnicas de perforación, podemos mencionar algunos de los
elementos auxiliares más utilizados durante la ejecución de micropilotes, como son:
• Equipos de afilado de insertos: constituyen una alternativa para aumentar la vida útil de
las brocas de perforación.
5.2. Inyección
Teniendo en cuenta la importancia que tiene en el comportamiento resistente de los
micropilotes su resistencia por fuste, es fácil imaginar que la elección de los materiales que
constituirán la lechada o el mortero, así como su mezclado y puesta en obra resultarán
especialmente críticos.
Como bien indican Sabatini et al. (2005), las materiales y formas de ejecución de las inyecciones
siguen diversas formas en diferentes partes del mundo, aunque suelen tener unas exigencias
básicas que se deben cumplir en cualquier caso:
Figura 5-52. Efecto del contenido de agua en la resistencia a compresión de una lechada, en su
viscosidad y en su estabilidad (Sabatini et al., 2005)
• El agua de amasado y los posibles aditivos deben estar exentos de sustancias que puedan
comprometer la durabilidad de las armaduras, que no deben sufrir corrosión durante la
vida útil de los micropilotes. En general, el agua potable será aceptable para el amasado.
De forma más rigurosa, en el caso de España, la GMOC indica que deberán cumplir las
exigencias descritas en la EHE para hormigones, y que reproducimos a continuación:
Figura 5-54. Máximo contenido de ión cloruro aportado por aditivos admisible. Además, el
contenido de aditivos será inferior al 5% en peso de cemento de la amasada, y deberán estar
exentes de cloruros, sulfuros, sulfitos u otros componentes susceptibles de causar corrosión (Fuente:
EHE-08)
Tomando como referencia la GMOC, las inyecciones pueden realizarse con lechadas de cemento
(agua+cemento+aditivos, admitiéndose también que incluyan un filler inerte de tamaño de grano
inferior a 2 mm, con una proporción en peso inferior a la del cemento) o morteros de cemento
(agua+cemento+aditivos+áridos de tamaño superior a 2 mm). Las exigencias para cada producto
según la normativa española son:
• Lechadas:
• Morteros:
A continuación veremos las configuraciones básicas de los equipos de inyección, así como un
recorrido gráfico por las formas de amasado y de inyección que permiten un micropilote con un
buen acabado.
5.2.1. Equipos
De forma genérica, los equipos de inyección suelen tener, al menos, estos componentes básicos
(Han, 2015):
• Tanque mezclador: habitualmente, para mezclas con cemento portland, se suele utilizar
un solo tanque, en el que se introducen el agua, el cemento y los posibles áridos o filler
(en ese orden). Normalmente, se suele medir la dosificación de agua mediante
caudalímetros o con marcas de referencia en tanques calibrados, mientras que el
cemento y áridos se suelen dosificar por peso.
• Tuberías de conexión
• Bocas de inyección
Figura 5-55. Esquema genérico de un sistema de amasado y bombeo de mezclas cementosas (Han,
2015)
• Por agitación: en estos casos suelen existir varias variantes, como los de aspas (verticales
u horizontales), los de varilla con hélice (movable/fixed propellers) o los continuos, con
tornillo sin fin.
Figura 5-56. Tipos de mezcladores por agitación de aspas o hélices (Sabatini et al., 2005)
Figura 5-58. Esquema funcional de una mezcladora coloidal de alta turbulencia, y aspecto real de un
tanque en el momento del proyectado de la lechada a presión tras ser recirculado (Müller, 2000)
Estos equipos pueden tener diferentes formatos, como muestran Sabatini et al. (2005):
Tal y como indica la GMOC, el volumen de inyección máximo que es previsible utilizar durante la
ejecución de un micropilote será igual al volumen teórico de la inyección, correspondiente a una
cavidad cilíndrica con un cierto diámetro nominal, más un cierto sobrevolumen de consumo,
producto de sobreexcavaciones, migración de lechadas a través de poros o grietas, expansión de
la cavidad ante la presión de inyección, etc. En estos casos, en función del tipo de inyección, la
GMOC indica cuál debería de ser el volumen real de inyección para métodos IU, IR e IRS en
comparación al teórico: Vmáx = m· Vteórico.
Tabla 5-2. Parámetro de incremento de consumo esperable respecto al teórico en función del tipo de
inyección (Fuente: GMOC)
Antes de describirlas, hay que recordar también que a las peculiaridades de cada método se
tienen que tener en cuenta precauciones adicionales cuando los micropilotes no sean verticales.
En el caso concreto de los micropilotes horizontales o con contrapendiente, se deben efectuar
sellados en cabeza de la perforación que aseguren un correcto llenado de los mismos, así como
que se mantenga en todo el fuste una presión suficiente para asegurar un buen rozamiento del
micropilote acabado.
A) Por gravedad
Según esta técnica, utilizada muchas veces como inyección previa o primaria cuando el terreno
así lo hace necesario, se procede al relleno mediante lechada o mortero de cemento por bombeo
sin presión adicional a través de un tubo tremie introducido hasta el fondo de la perforación. El
bombeo de la mezcla se debe mantener hasta que se observe que el rechazo en superficie (la
cantidad de lechada que es expulsada por la boca de la perforación) iguala el caudal introducido.
Habitualmente, según la GMOC, este tipo de inyecciones suele utilizarse cuando según otros
métodos el consumo de lechada sea de dos y media a tres veces superior al teórico. Así, en estos
casos se ejecuta primero esta inyección previa, que a continuación es reperforada para proceder
a una inyección más eficiente.
Según la práctica estadounidense, este tipo de inyecciones solo se suelen utilizar en micropilotes
de baja exigencia resistente en roca o suelos firmes.
Figura 5-61. Micropilote tipo IU según la GMOC (variante con inyección a través de tubo flexible
independiente de la armadura tubular)
Figura 5-62. Fases de inyección IU de micropilotes, con introducción de lechada a través de la armadura
tubular, y recirculación ascendente por el anillo exterior: en la imagen de la izquierda se aprecia una
maniobra de limpieza previa de la perforación con agua, mientras que en la derecha ya se está produciendo
la inyección, observándose el rechazo de lechada en el espacio anular entre la camisa de revestimiento
provisional y la propia armadura
Esta tipología de inyección, prevista en la práctica española, no se encuentra descrita en las guías
estadounidense o francesa. La primera fase consiste en la ejecución de un micropilote de tipo IU,
para posteriormente, en una segunda fase, proceder a una reinyección única mediante tubos
flexibles o a través de manguitos (si la armadura tubular dispone de los mismos). Se realiza en el
mismo rango de presiones previsto en las inyecciones IU.
Figura 5-64. Micropilote tipo IR según la GMOC (aparecen las tres variantes de inyección: (A) a través de
manguitos dispuestos en toda la longitud de la armadura, (B) mediante un circuito de tubo-manguito flexible
o (C) con tubos flexibles múltiples que alcanzan diferentes profundidades)
En este caso, la GMOC contempla una metodología de inyección con doble obturador a través de
los manguitos de la armadura tubular, análogamente a lo descrito en la normativa francesa para
los micropilotes TIPO IV. La presión de inyección deberá ser superior a la límite del terreno (en
general, superior a 1 MPa).
Figura 5-68. Micropilote tipo IRS con armadura y tubo-manguitos independientes entre sí (Sabatini et al.,
2005)
Figura 5-70. Ejemplo de inyector de doble obturador, en su posición de partida, y tras aplicar presión a sus
obturadores (Fuente: Petrometalic)
En todos estos casos, siempre que se utilice armadura tubular, es conveniente recordar que en la
última fase se debe realizar el relleno completo del interior de la misma.
5.3. Armaduras
5.3.1. Tipos
Tabla 5-3. Aceros de armaduras tubulares y sus límites elásticos (Fuente: GMOC)
En el caso de las barras corrugadas de acero, la GMOC indica que pueden ser utilizadas tanto de
tipo B-400-S como B-500-S, así como barras de alto límite elástico (para lo que remite a la EHE
para sus exigencias, que son las mismas que para barras activas).
Sin embargo, la normativa norteamericana descrita por la FHWA considera válidos también
aquellos micropilotes en los que la armadura esté exclusivamente constituida por barras o
grupos de barras, así como por perfiles laminados que no tengan que ser necesariamente
tubulares.
5.3.2. Colocación
Los empalmes entre armaduras permitidos por el texto de la GMOC son los de soldadura o
roscado, exclusivamente.
Figura 5-74. Cabeza de armadura tubular de micropilote con barra GEWI interior
Figura 5-77. Sección transversal de un micropilote con centrador de barras (Sabatini et al., 2005)
Figura 5-78. Ejemplo ilustrativo de conectores para alineación de micropilotes de apoyo de un tablero de
puente