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Pantoja y Scomazzon “Hacia una aproximación a la problemática de la tierra en Paraguay: Estado,

movimiento campesino-indígena ante el avance de la soja transgénica.”

*Introducción:

La intención del trabajo es analizar la cuestión de la tenencia de la tierra en Paraguay y sus sucesivos
cambios en el lapso de dos décadas desde los años 70 con la introducción de la soja convencional hasta la
década del 90 marcada por la llegada de la soja transgénica y su uso progresivo. En este tiempo se observa
una evolución del uso de la soja transgénica a expensas de la propiedad campesina. Es así como hay un triple
pérdida de soberanía como dice Palau: soberanía territorial, soberanía alimentaria y dependencia de las
exportaciones de soja y la importancia de la semilla. Junto con esto el articulo analiza 3 sujetos: el Estado,
sujeto activo en la introducción de la soja transgénica. Por otra lado el sector empresarial compuesto por los
sojeros paraguayos, brasileros y argentinos como por Monsanto, multinacional. Y por ultimo las
comunidades campesino-indígena sujetas al avance de la soja sobre sus campos y afectados por la
contaminación de los agrotóxicos.

*Recorrido histórico:

El proceso de la soja no salió de la nada, sino que la problemática de la tierra en Paraguay tiene historia en el
país. Es posible distinguir tres grandes modelos de apropiación y uso de la tierra ligado a circunstancias
político- institucionales. El primer momento va de la utilización privada a la utilización comunal de las tierras,
que tuvo lugar durante el período colonial (1524-1811), donde se desarticuló una sociedad que tenía una
estructura social igualitaria por medio del sentimiento de encomienda, tierra y los indígenas pasaron a
formar parte de la propiedad de los conquistadores. Otro momento fue el gobierno del Dr. José Gaspar
Rodríguez de Francia (1814-1840) este desconoció las concesiones de la Corona Española, confiscando las
tierras, el Estado pasó a ser poseedor de casi la totalidad de las tierras en el país . Los gobiernos de López y
Solano (1843-1870) siguieron el modelo anterior, hasta la guerra con Uruguay, Brasil y Argentina, donde se
consolidó la agricultura parcelario-comunitaria. Recién en 1918 el Estado comenzó de a poco a establecer
programas de colonización y reparto de tierras en forma de lotes agrícolas. A partir de 1936, el Estado se
interesó por el reparto de tierras con el gobierno del coronel Rafael Franco, que posteriormente continuó
durante las décadas de los años ´50 y ´60 con las colonizaciones impulsadas por el Instituto de Reforma
Agraria (IRA) y posteriormente por el Instituto de Bienestar Rural (IBR). Sin embargo, muchos de los
destinatarios de estas colonizaciones nunca pudieron consolidar sus derechos sobre las tierras que
trabajaban, lo que se retradujo en la ampliación de los latifundios. En 1970 la estructura agraria se
caracterizaba por la coexistencia del latifundio y el minifundio y empezó a sufrir modificaciones con la
inserción de grandes empresas agroindustriales que llevó a la modernización de la agricultura. Esta
modernización y el crecimiento cayeron en la siguiente década, junto con la ocupación de tierras de
campesinos pobres por el cierre de los programas de colonización, lo que generó conflictos alrededor de la
tenencia de la tierra que se encontraba concentrada en manos de grandes capitalistas. Después hubo un
proceso dictatoria y cuando se volvió a la democracia se entregaron tierras, pero escasas para la cantidad de
personas afectadas y los conflictos.

*Soberanía territorial:

La concentración de tierra se vio afectada por el proceso de reforma neoliberales de la década del 90. Como
sostiene Palau, estas transformaciones conducen a un proceso de reestructuración y desterritorialización,
que afecta de manera directa al sector campesino-indígena no solo en cuanto a su integridad física sino
también como sector social. El avance de la producción sojera tiene como contracara el desplazamiento
territorial de familias rurales hacia la ciudad (por falta de capital y por la contaminación de los
agroquímicos). Así los campesinos se ven privados del suelo y también se su cotidianidad. Por tanto, los
campesinos-indígenas atraviesan una doble negación: se ven negados de tierra y ven negada su
reproducción como sector social.

En tanto el Estado Paraguayo, reconoce que la introducción de la soja transgénica a los campos paraguayos
provino de sojeros brasileros y argentinos, pero el estado no sugirió ninguna traba para bloquear el acceso.
El Estado acomodó sus intereses a Monsanto. En cuanto al sojero con respeto al campesino tiene diferentes
estrategias: le arrienda el campo del campesino vecino a condición de que le deje una parcela de tierra a la
familia “propietaria” para que se desarrolle y después el sojero adecua el campo y procede a la siembra. El
cultivo de la soja transgénica tiene el beneficio de resistir a los herbicidas, ese es su objetivo, ser resistente.
Los herbicidas son distribuidos por aire para hacerlo más rápido, pero esto se esparce por el aire que corre
por todos lados, contaminando. Por lo que el herbicida termina afectando a la familia que se quedó con esa
parcela, Por eso el campesino decide venderla.

El campesino supuestamente esta amparado por la ley en su derecho a la tierra, pero en la practica este
derecho es violado por el estado corrupto y por Monsanto. El Estado paraguayo se ha mostrado
crónicamente incompetente para encontrar una alternativa productiva a los pequeños agricultores y de
redistribuir el alto nivel de concentración de la tierra.

*Dependencia de la exportación y la importación de semilla:

Lo que se ha denominado paquete tecnológico se compone de la semilla de soja transgénica, el herbicida y


la técnica de siembra directa. La multinacional norteamericana Monsanto ha patentado dicho paquete
tecnológico bajo el nombre de Roundup System. Esta semilla de soja modificada genéticamente es resistente
al glifosato (componente agrotóxicos) que se arroja de avionetas, a esto se suma la técnica de siempre
directa, que permite evitar el exceso de laboreo del suelo para erradicar las malezas que puedan competir
con el cultivo: el glifosato se arroja en los campos precisamente para matar dichas malezas. En el caso de
Paraguay, ha quedado demostrado cómo a lo largo de su historia el Estado ha sido funcional por completo a
los intereses de las clases dominantes, mostrando con ello que es instrumento de dominación de estos.

*Soberanía alimentaria y seguridad alimentaria:

Seguridad alimentaria: acceso de todas las personas a alimentos suficientes, sanos y nutritivos para
satisfacer las necesidades de dieta y la preferencia alimentaria para una vida activa y saludable. Soberanía
alimentaria: derecho de los pueblos a definir sus propias prácticas y estrategias para su producción,
distribución y consumo sustentable de alimentos, respetando sus propia cultura de manejo de recursos
naturales y áreas naturales. La Soberanía Alimentaria se considera una precondición para la Seguridad
Alimentaria.

Para el pleno desarrollo de la seguridad y la soberanía alimentaria son necesarios, además, el


reconocimiento del derecho por la tierra, el agua y el territorio. En Paraguay esto es casi nulo, es escaso
porque está en ley, pero no se aplica. Varios son los obstáculos que se plantean a las comunidades
campesino-indígenas para el pleno desarrollo de la soberanía alimentaria precondición para la seguridad
alimentaria: 1) la implementación y dominación de la globalización y el libre comercio, que actúa en el
despojo de la tierra y otros recursos naturales; 2) el Estado actúa imponiendo los modelos industriales, en
especial la agricultura industrializada del monocultivo que causa la erosión de la biodiversidad y la
consecuente pérdida de semillas, especies y animales tradicionales; 3) la adopción de modelos ajenos que
imponen alimentos que no nutren, sino que causan enfermedades; 4) la necesaria adopción del paquete
tecnológico fomenta la apropiación ilícita de la diversidad biológica y los conocimientos tradicionales ; 5) la
utilización de pesticidas envenena la tierra; 6) el gobierno impone proyectos sin el aval de las comunidades
afectadas; 7) las políticas y las exigencias de los organismos financieros internacionales tales como FMI, BM,
BID, y sus programas de reajustes estructurales; 8) la militarización, criminalización, y represión de los
territorios indígenas; y 9) las políticas nacionales que imponen modelos inadecuados y excluyentes.

El panorama que se les plantea a las comunidades campesino- indígenas no son para nada favorables. Son
despojados de su tierra, de su territorio. Ven amenazada su supervivencia tanto física como cultural. Le son
arrebatadas de las manos recursos vitales para todo ser vivo, como el agua. Se ven obligados a ingerir
alimentos extraños a sus costumbres, que no los nutren, sino que los envenenan y no tienen respaldo del
Estado ni del mercado que se les impone.

*Resistencia:

En las comunidades los problemas relacionados con la desforestación o el uso de los agroquímicos, como las
enfermedades, pérdida de animales, destrucción de cultivos y bosques, contaminación de cursos de agua se
ha vuelto algo cotidiano. Que empeoró con el gobierno de Duartes Frutos en 2003, lo que generó una
reacción de los afectados. Están los Movimientos campesinos con dos principales: la Mesa Coordinadora
Nacional de Organizaciones Campesinas (MCNNOC) y la Federación Nacional Campesina (FNC). La primera se
centra en la implementación de proyectos productivos y en la demanda de tierra, salud y educación. La FNC
posee reivindicaciones centradas en el cultivo y la industrialización del algodón. Ambas coinciden en la
necesidad de una reforma agraria y son contrarias a las políticas neoliberales y utilizan los mismos
mecanismos de lucha: movilizaciones, invasiones de tierras y corte de ruta. Una tercera organización de
carácter nacional es la Organización Nacional Campesina (ONAC). Frutos accedió a movilizar el ejército hacia
las zonas rurales para contener la ola de ocupaciones. Desde el Estado se criminalizó la protesta.

Otra estrategia de protesta es la de detener físicamente las tareas propias exigidas por el cultivo de soja:
bloqueo de paso al personas o vehículos para fumigar, quema de cultivos terminados. La resistencia existe,
de manera directa u organizada, significando un freno a la avanzada neoliberal. Los problemas que afronta el
campesino-indígena tiene sus raíces en la estructura agraria y la vinculación al modelo agroexportador,
ambas cuestiones históricas en Paraguay. Por ende, las soluciones no se darán de un día para otro. Por ello,
hay que perseverar.

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