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COVID-19 requiere respuestas con igualdad de género para salvar economías

El impacto de la pandemia de COVID-19 no es neutral en cuanto al género, ya que afecta a


hombres y mujeres de manera diferente. Por lo tanto, no debemos ignorar al género en nuestras
respuestas a la pandemia, o de lo contrario las mujeres estarán sujetas a un costo económico
desproporcionadamente más alto que los hombres.

A nivel mundial, las mujeres son más vulnerables a los impactos económicos causadas por las
crisis como la pandemia del coronavirus.

¿Por qué las mujeres están tan en riesgo?


En primer lugar, las mujeres tienen más probabilidades de perder su trabajo que los hombres.
En muchos países, la participación de las mujeres en el mercado laboral suele ser en forma de
empleo temporal.

En todo el mundo, las mujeres representan menos del 40% del empleo total, pero representan el
57% de las personas que trabajan a tiempo parcial, según la Organización Internacional del
Trabajo.

A medida que los efectos de la pandemia de COVID-19 se extiendan por las economías,
reduciendo las oportunidades de empleo y desencadenando los despidos, se espera que los
trabajadores temporales, la mayoría de los cuales son mujeres, sean los más afectados por la
pérdida de empleos.
Empleo a tiempo parcial (en porcentaje del empleo total)

Fuente: ILOStat. El empleo a tiempo parcial se refiere al empleo regular en el que el tiempo de trabajo es
sustancialmente menor al normal.

Redes de seguridad no lo suficientemente anchas


Muchas mujeres no serán rescatadas por redes de seguridad social debido a que el acceso a
las redes de seguridad con frecuencia depende de una participación formal en la fuerza laboral.

Pero dado que las mujeres tienden a trabajar sin términos de empleo claros, a menudo no
tienen derecho a una protección social fiable, como seguro de salud, licencia por enfermedad y
maternidad remuneradas, pensiones y prestaciones por desempleo.

En muchos países en desarrollo, las mujeres trabajan por cuenta propia o trabajan como
trabajadoras familiares contribuyentes, por ejemplo en granjas familiares.

En el sur de Asia, más del 80% de las mujeres en trabajos no agrícolas están en empleos
informales; en África subsahariana esta cifra es del 74%; y en América Latina y el Caribe, el
54% de las mujeres en trabajos no agrícolas participan en empleos informales.

Sector de servicios tambalea bajo restricciones


El sector de servicios está siendo golpeado fuertemente por las restricciones impuestas para
controlar la propagación del coronavirus.

Dado que alrededor del 55% de las mujeres están empleadas en el sector de servicios (en
comparación con el 44% de los hombres), es más probable que las mujeres se vean afectadas
negativamente.

Además, los sectores de servicios dominados por mujeres, como la alimentación, la hotelería y
el turismo, se encuentran entre los que se espera que sientan los efectos económicos más
severos de las medidas para contener la propagación de la pandemia.
Acceso limitado al crédito
Las mujeres empresarias a menudo son discriminadas cuando intentan acceder al crédito. Esto
será un desafío ya que el crédito será de suma importancia en la supervivencia de las
empresas.

Sin líneas de crédito abiertas y favorables, muchas empresarias se verán obligadas a cerrar sus
negocios.

Acceso al crédito (en porcentaje de emprendedores por sexo)

Fuente: ILOStat - Porcentaje de encuestados que informan haber tomado prestado dinero en los últimos 12
meses (solos o junto con otra persona) para comenzar, operar o expandir una granja o negocio (% de 15 años o
más).

Más trabajo, sin paga


El trabajo no remunerado de las mujeres aumentará. Las mujeres siguen siendo responsables
de la mayor parte de las tareas domésticas y el trabajo de cuidado.

Las medidas para contener la pandemia, como las cuarentenas y el cierre de escuelas, implican
trabajo y responsabilidad adicionales en el hogar.

Algunas mujeres pueden verse obligadas a tomar decisiones difíciles para abandonar el
mercado laboral u optar por trabajos a tiempo parcial, ya que el malabarismo entre el cuidado de
los miembros de la familia y el trabajo remunerado se vuelve insostenible.

Salvaguardar el progreso de género


A medida que los gobiernos toman medidas para abordar los efectos económicos y sociales de
COVID-19, no deben dejar que revierta el progreso de igualdad de género logrado en las últimas
décadas.
Para evitar esto, debemos retener la participación productiva de las mujeres en la fuerza laboral.
Algo que no hicimos después de la crisis financiera mundial de 2008.

Aquí se proporcionaron medidas de apoyo a grandes proyectos de infraestructura que


empleaban principalmente a hombres, mientras que los empleos se redujeron en la enseñanza,
la enfermería y los servicios públicos, todos sectores intensivos en mano de obra femenina.

Las medidas de apoyo en respuesta a COVID-19 deberían ir más allá de los trabajadores que
tienen un empleo formal e incluir a trabajadores informales, a tiempo parcial y temporales, la
mayoría de los cuales son mujeres. Esto es particularmente necesario en las esferas dominadas
por las mujeres, como los sectores de la hostelería, la alimentación y el turismo, que ahora
están paralizados debido a las medidas de confinamiento de los gobiernos.

Algunos países ya se están moviendo en esta dirección. Por ejemplo, Italia está considerando
implementar medidas de apoyo para cubrir a los trabajadores informales y temporales una vez
que finalicen sus contratos. Los rescates gubernamentales y las medidas de apoyo no solo
deberían apoyar a las grandes y medianas empresas, sino también a las micro y pequeñas
empresas, donde las mujeres empresarias están relativamente más representadas.

Además, el apoyo financiero del sector privado y el acceso al crédito deben estar igualmente
disponibles para mujeres y hombres.

Una mayor transparencia y una simplificación de los procesos de contratación pública también
ayudarían a las empresas de mujeres a beneficiarse de un mayor apoyo del gobierno. La
reasignación de fondos públicos debería evitar cualquier posible aumento de la carga de las
mujeres como principales proveedoras de trabajo no remunerado.

Crear un futuro con igualdad de género


La pandemia de coronavirus nos presenta la oportunidad de efectuar cambios sistémicos que
podrían proteger a las mujeres de ser las más perjudicadas por crisis como esta.

Mejores oportunidades de educación y capacitación para las mujeres facilitarían el cambio de


trabajos precarios a empleos más estables y mejor protegidos.

Políticas comerciales sensibles al género abrirían nuevas oportunidades a las mujeres como
empleadas y emprendedoras.

Una provisión más amplia de servicios sociales elevaría la carga asistencial de las mujeres y les
daría más tiempo para trabajos remunerados y de ocio.

Los arreglos de trabajo flexible, actualmente vigentes en respuesta a la pandemia, deberían


continuar más allá y proporcionar un nuevo modelo de responsabilidades compartidas dentro de
los hogares.

Nuestra capacidad para recuperarnos de esta crisis depende de cómo incluimos a todos por
igual.

Si más mujeres participasen en la configuración de un nuevo orden social y económico, aquel


respondería mejor a las necesidades de todos y nos hará más resistentes a las futuras crisis.

Este primer análisis prepara el terreno para contribuciones más específicas y acciones a tomar
para evitar la ampliación de las desigualdades de género, y para resaltar el papel y la
contribución de las mujeres en la construcción de la resiliencia de las comunidades más
afectadas por COVID-19.

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