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1. EL CONCEPTO DE RIESGO

En la literatura y en la práctica existe una multiplicidad de conceptos que en ocasiones se


utilizan como sinónimos: peligro, amenaza, actividad riesgosa, riesgo potencial,
consecuencias desastrosas, impactos, azar, ventura, y el riesgo mismo.3 Así como Einstein
se oponía a la incertidumbre cuántica, los no expertos en riesgos igualmente rechazan
cualquier teoría que incluya factores de incertidumbre en el comportamiento de ciertos
fenómenos naturales o artificiales denominados “riesgosos”. El lego tiene una tendencia a
ser determinista, como Einstein, en la descripción y evaluación de riesgos. No incluye en
sus evaluaciones el cálculo de probabilidades, menos aún, las incertidumbres.

Las teorías científicas sobre el riesgo (la de los expertos) tienen como objeto de estudio los
fenómenos que constituyen el riesgo mismo (vulnerabilidad, amenaza, daño). El objetivo de
estas teorías es la de presentar una descripción general de estos fenómenos riesgosos que
permita utilizarla para satisfacer demandas de explicación y especialmente de predicción.

Estas teorías utilizan diversos modelos matemáticos, desde los más simples (en riesgos
simples como el juego de dados) hasta los más complejos (como el sísmico o los
financieros). La teoría al ser un modelo per se, se constituye en una copia idealizada de los
fenómenos estudiados. Su validez entonces está sujeta a que se den las condiciones ideales
presupuestadas por la teoría y la ausencia de incertidumbres.

Al fallar la predicción explicitada por una u otra teoría (situación frecuente en la segunda
mitad del siglo XX) surgen, desde las ciencias sociales, otras propuestas de análisis del
riesgo. Estas propuestas presentan nuevos conceptos que le dan el carácter cualitativo y
descriptivo al fenómeno del riesgo. Si bien no formulan modelos de predicción, si advierten
del carácter multidimensional del riesgo.

Los trabajos sobre la probabilidad subjetiva (Kahneman & Tversky, 1991), el paradigma
psicométrico de Slovic et al (1981) y el modelo de amplificación social del riesgo
(Kasperson & Perkins, 2005) proponen la inclusión de otros factores, normalmente no
considerados por los expertos, para comprender mejor el fenómeno complejo llamado
riesgo.4 El paradigma psicométrico y la teoría cultural, esta última desarrollada por
sociólogos y antropólogos, se han constituido en las dos teorías en las cuales se ha centrado
el debate sobre la percepción del riesgo. En ambas, el concepto de riesgo tiene algo en
común: una distinción entre realidad y posibilidad (Sjöberg, Moen, & Rundmo, 2004, pág.

3
Una mirada a los diccionarios de la lengua española o inglesa, permite evidenciar la sinonimia presente con
la palabra riesgo. En los diccionarios españoles se encuentran como sinónimos de riesgo: azar, albur,
aventura, ventura, suerte, peligro, destino, acaso, amenaza, contingencia, inminencia, alarma, inseguridad,
trance, apuro, escollo, probabilidad, fortuna. En un diccionario de lengua inglesa, es común encontrar
sinonimia de “risk” en palabras como: hazard, threat, danger, peril, venture, chance y menace.

4
Los factores que no se incluyen en los modelos científicos sobre el riesgo son de tipo social, cultural,
político, económico (no desde el punto de vista financiero, sino de las condiciones económicas en las que
surge o crece el riesgo) y psicológico.
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7).5 La palabra “posibilidad”, a su vez, invita a discutir en torno al concepto de


incertidumbre. La presencia de la incertidumbre en el concepto de riesgo es común en las
publicaciones de los teóricos sociales; por ejemplo, Rosa (2003, pág. 56) propone una
definición de riesgo como “una situación o un evento en el cual algo de valor para los
humanos (incluidos los humanos mismos) está comprometido y cuyos resultados son
inciertos”.

En las sociedades premodernas, el riesgo estuvo vinculado en un principio a los peligros o


amenazas de origen natural, los desastres se identificaban como el resultado de estos
eventos externos. En las sociedades posmodernas, se ha comprendido que las condiciones
de vulnerabilidad social y económica, son factores internos que demandan ser evaluados
antes y después del desastre o de la materialización del riesgo. Esta comprensión, propia de
los científicos sociales y en parte de los expertos, se da a medida que crecen los riesgos a la
par con el progreso tecnológico y científico. En la mayoría del público lego ya no persiste
la idea o tradición de que los desastres son el resultado inevitable de las amenazas de origen
natural. En la nueva modernidad (Beck, Giddens, & Lash, 1994), una nueva conciencia
social ha surgido, la confianza plena en la Ciencia y en sus expertos se desvanece para dar
paso a una nueva sociedad más comprometida con las decisiones políticas y científicas, las
cuales puedan entrañar algún asomo de riesgo o de incertidumbre o dejan la sospecha de
posibles resultados no deseados o inciertos.

La noción de riesgo no es la misma históricamente, no es la misma en contextos culturales


diferentes, incluso presenta divergencias en un mismo contexto cultural. A través de la
historia esta noción cambia en concordancia con los hitos del momento histórico. La noción
de riesgo que aparece en la edad media estaba relacionada con la seguridad marítima, con
los peligros a los que se comprometía un viaje en el mar. Esta noción excluía la
responsabilidad humana en tales peligros.6 En general el riesgo fue asociado a eventos
naturales tales como tormentas, deslizamientos o epidemias en los cuales la intervención
humana para mitigarlos era más bien poca. Los cambios culturales traen consigo cambios
en el sentido de algunas palabras, entre ellas la palabra riesgo. Desde el siglo XVII el riesgo
se enmarca en el contexto de la teoría de juegos7, como la probabilidad de obtener pérdidas
o ganancias en los juegos. A partir de esta connotación del riesgo surgen conceptos que se

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El riesgo en el contexto de la teoría cultural es subjetivo, pero los eventos peligrosos que implican una
transformación de los sistemas (cambio climático, por ejemplo) son reales: “The dangers are only too
horribly real, in both cases, modern and premodern […] The cross-cultural argument would not work if the
dangers were fictive” (Douglas, 1993, pág. 8).
6
El concepto de responsabilidad, así como el de decisión, marca la diferencia entre el viejo y el nuevo
concepto de riesgo. Los nuevos riesgos son el resultado de nuestras decisiones y sus efectos tienen un
responsable a quien culpar (Douglas, 1996, pág. 64; Douglas, 1992). En el caso de los riesgos o, mejor,
incertidumbres globales la responsabilidad es colectiva (Bechmann, 2004, pág. 21). En el caso del cambio
climático se requieren de decisiones colectivas, aquí la responsabilidad es colectiva; es decir, no basta con
toma de decisiones de tipo político, si bien ayudan, no son suficientes.
7
Parece que el primer estudio registrado sobre “valor esperado” se debe a Christiaan Huygens en su obra
“Libellus de ratiotiniis in ludo aleae” de 1657 y traducida al inglés en 1714 con el título: “The Value of all
chances in games of fortune; cards, dice, wagers, lotteries, &c. Mathematically Demonstrated”.
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retoman en el siglo XX, como “el valor esperado” (Huygens, 1675), la utilidad (Bernoulli,
1738) y la “aversión al riesgo” (Kahneman & Tversky, 1991; Kahneman & Novemsky,
2005) el sentido de la palabra riesgo es entonces probabilista y contextualizada
económicamente, como se evidencia en el siguiente pasaje de Bernoulli,

Since, therefore, everyone who bets any part of his fortune, however small, on a mathematically fair
game of chance acts irrationally, it may be of interest to inquire how great an advantage the gambler
must enjoy over his opponent in order to avoid any expected loss (Bernoulli, 1738, pág. 29).

Pero esta noción de riesgo cambia con los nuevos desarrollos técnicos o tecnológicos. En el
siglo XVIII, la palabra riesgo es asociada al concepto de seguridad naval (Douglas, 1993)
por una parte, y por otra, es cientifizada con las aportaciones matemáticas relativas a la
probabilidad. Es así como se desarrollan los cálculos estadísticos y surge la nueva industria
de los seguros, el riesgo es cada vez más cuantificable, es sinónimo de probabilidad, las
consecuencias asociadas al riesgo son predecibles y controlables, son los riesgos residuales
de la nueva sociedad industrial (Beck, Giddens, & Lash, 1994, pág. 18).

En la posmodernidad, el concepto contemporáneo de riesgo presenta diferentes matices


desde múltiples miradas que, como se ha dicho, hace del riesgo un concepto lejano de ser
consensuado. Si bien los expertos continúan elaborando modelos matemáticos de
predicción, los científicos sociales critican este comportamiento, ya que en él se
desconocen otros factores inherentes al riesgo mismo. A pesar de estas críticas, se siguen
elaborando sencillos o complejos modelos alrededor del concepto de riesgo; sin embargo,
la experticia en riesgos, al igual que en otras disciplinas, es mucho menos confiable (Beck,
Giddens, & Lash, 1994, pág. 23) como resultado del surgimiento de nuevos riesgos,
muchos de ellos en el borde de la incertidumbre.

Por su parte, los estudios sociales sobre el riesgo han dado como resultado una gran
cantidad de aportaciones teóricas, de las cuales se desprenden líneas de investigación para
entender la interacción entre los nuevos desarrollos tecnológicos y la sociedad. Los
enfoques antropológico y cultural liderado por Mary Douglas, el sociológico de Beck y
Giddens, el psicológico encabezado por Slovic, son el centro de los debates sobre el riesgo
en las últimas décadas, debates a los cuales se vinculan los filósofos del riesgo, apoyando,
contradiciendo o planteando otras propuestas que den cuenta de la naturaleza de este
fenómeno complejo.

Las decisiones bajo riesgo requieren del conocimiento de la probabilidad de uno u otro
resultado (López Cerezo & Luján, 2000). Si es incierto el resultado, estamos hablando de
incertidumbre. Quizá “la sociedad del riesgo”, en los términos que la justifica Beck, no es
más que una “sociedad de la incertidumbre”. Los riesgos posmodernos de Beck, invisibles,
incontrolables, incuantificables, inatribuibles e indeterminables, no son riesgos, son
incertidumbres o lo que Giddens ha denominado “incertidumbres fabricadas” (Beck,
Giddens, & Lash, 1994, pág. 220). Son inciertos lo resultados del efecto invernadero, son
inciertos los efectos económicos y ecológicos del calentamiento global, son inciertos los
efectos culturales de los procesos de globalización, son inciertos los efectos colaterales de
la ingeniería genética. La sociedad posmoderna crece y se desarrolla entre riesgos e
incertidumbres; los riesgos se pueden evaluar y gestionar, pero la incertidumbre refleja falta
4

de información o total ignorancia sobre los efectos o consecuencias futuras producto de


nuestras acciones o de nuestras decisiones. En contraste a la incertidumbre, el riesgo nos
dice que “puede” suceder, lo que no nos dice es si sucederá o no con certeza.

Así como se confunde riesgo con incertidumbre, también es frecuente la no distinción entre
riesgo y peligro o entre riesgo y amenaza. Es recurrente la sinonimia encontrada en esta
tríada de conceptos. El uso indiscriminado de las palabras es lo que nos lleva a la
confusión. Es decir, algunos desacuerdos no están en el concepto sino en el significado de
las representaciones en forma de texto (palabras) que hacemos del concepto. En los textos
en español es costumbre recurrir a la rica cantidad de sinónimos con el fin de no caer en la
llamada cacofonía. Tal parece que en los textos en inglés esta costumbre también es común.
Para el concepto de peligro se usan palabras como danger, peril o hazard y para el
concepto de amenaza se usan palabras como threat y menace.8

¿Por qué la confusión? La no existencia de un concepto claro sobre lo que es el riesgo trae
como consecuencia representaciones del riesgo a través de otros conceptos como el de
peligro o el de amenaza, siendo este último el que más cerca se encuentra con el concepto
de riesgo. Por otra parte, la palabra hazard, generalmente traducida como peligro, suele
emplearse para referirse indistintamente a peligro o a amenaza.

En nuestra vida cotidiana, la imagen de una calavera con dos huesos cruzados representa el
peligro. Universalmente los símbolos de la figura 1 se vinculan a un peligro: veneno,
material radioactivo o peligro biológico. En todos, sea cual fuesen las palabras que
empleemos, entendemos el mismo mensaje: ¡peligro!9

Retomando nuestro concepto anterior, peligro es un objeto real: evento, situación o


sustancia (veneno, por ejemplo) potencialmente dañino.

¿Por qué hablar de riesgo en situaciones de peligro? Este interrogante surge de la relación
cercana entre riesgo y peligro en situaciones en las cuales es difícil su distinción. Un
terremoto se constituye en peligro pero también en riesgo, aquí ambos conceptos se asocian
a los daños futuros y a la inseguridad (Luhmann, 2007, pág. 367); sin embargo, el peligro
no cambia con las decisiones tomadas, el terremoto seguirá siendo peligro, mientras que el
riesgo se minimizará o acrecentará en función de la decisión: “el riesgo presupone una
situación donde una elección está en juego” (López Cerezo & Luján, 2000, pág. 23). A los
peligros de nuestra sociedad, entonces, se le vinculan conceptos como: seguridad,
responsabilidad y decisión.

8
Sjoberg y Drottz - Sjoberg (1994, págs. 26-27) destacan que en ciertas lenguas como las eslavas (el ruso y el
polaco por ejemplo) le dan a la palabra riesgo un significado más próximo al de la palabra inglesa peligro
(danger). Por otra parte, dicen estos dos autores, en el inglés se diferencia entre los términos riesgo (risk) y
situación riesgosa (hazard), de un modo que puede llegar a confundir a quien no tenga esa lengua como
natal.
9
El símbolo de la calavera y los fémures cruzados representaban la resurrección para los alquimistas, en otras
situaciones puede representar la bandera pirata (Beck, 2004, pág. 170); sin embargo, en general representa el
peligro.
5

Figura 1. Símbolos universales que representan el peligro

No desconocemos la existencia de peligros de carácter global, el cambio climático, sea cual


fueren sus causas, es uno de ellos. En la sociedad actual proliferan otros peligros que
nacieron del desarrollo incontrolado de la tecnología. En la ausencia de toma de decisiones
bajo conocimiento de los futuros impactos de las nuevas tecnologías surgen nuevos
peligros: el cambio climático, los organismos genéticamente modificados, la desertificación
del planeta, el agujero de la capa de ozono, el uso no controlado de la Internet, son nuevos
peligros que se suman a los peligros invisibles de Beck, observados o visibilizados en los
desastres de Chernobil y de Bophal. Estos peligros que nacen como consecuencia de
nuestras decisiones, peligros artificiales frente a los cuales hay que tomar decisiones, se
constituyen en los nuevos riesgos y éstos, al materializarse, se convierten en nuevos
peligros. No obstante, este concepto de riesgo, en el contexto de las decisiones, en poco se
diferencia de los antiguos riesgos de la teoría de juegos. En los juegos siempre habrá que
tomar decisiones y por lo tanto habrá riesgo. Las decisiones de carácter tecnológico,
económico o financiero se parecen a las decisiones tomadas en los juegos. Es decir, siempre
apostamos a una posible solución, siempre le apostamos a nuestras hipótesis, le apostamos
a que los impactos no serán negativos. La decisión de implementar una nueva tecnología,
trae consigo la apuesta a una buena solución. En la apuesta o decisión siempre habrá un
grado de creencia; es decir, le apostamos a lo que creemos, le apostamos a la posibilidad de
que algo sucederá. No siempre nuestras decisiones son bajo la certeza de que ese algo
sucederá tal como lo predecimos; en general y en especial en decisiones de carácter
tecnológico, le apostamos a la posibilidad como grado de creencia.

Estas apuestas estrechamente relacionadas con el riesgo son toma de decisiones que
emplean algoritmos mentales similares a los usados en el pasado del riesgo. ¿Cuál es,
entonces, su diferencia histórica?, la respuesta a esta pregunta la da Beck en los llamados
riesgos globales. La magnitud de los impactos de una mala decisión o las consecuencias de
perder el juego tienen implicaciones que afectan a muchos. Las apuestas en los juegos de
azar afectan a un individuo o a unos cuantos en su patrimonio; las apuestas tecnológicas
son de carácter global, sus impactos son globales.
6

Los nuevos peligros de la sociedad peligrosa, como el agujero de la capa de ozono, se


producen con dependencia de nuestras decisiones, son los riesgos de Beck.10 Por contraste,
los peligros que son independientes de nuestras decisiones, terremotos por ejemplo, son
simplemente peligros, a lo sumo una amenaza.

Por otra parte, nuestras creencias en los posibles resultados y las decisiones que a partir de
estas creencias tomemos, transforman tanto el peligro como la amenaza en riesgo. Un
ejemplo de la reconfiguración del peligro como amenaza o riesgo a través de nuestras
creencias la transcribimos con la siguiente experiencia:

Un niño de cuatro años percibe, al igual que nosotros, un peligro en el animal llamado araña. Es un
peligro por la naturaleza propia de la araña; es decir, posee ponzoña y ésta, a veces, veneno. Desde
nuestras creencias, no es amenaza si su tamaño es pequeño; en tanto que, los efectos de una picadura,
según nuestros supuestos, no serían de gran impacto para la salud del niño. Sin embargo, el concepto
de riesgo del niño es diferente al nuestro. Cierta vez observamos a un niño exponer su mano a una
pequeña araña, al preguntarle por su comportamiento nos respondió: quiero ser el hombre araña.”11

El riesgo entendido como la causa de que un evento no deseado (o deseado como en el


caso de la arañita y el niño) pueda o no ocurrir, reduce el riesgo al concepto de peligro o de
amenaza. Esta noción monista del riesgo es propia del público lego, del no experto, la cual
coincide, en parte, con la noción no explícita de autores como Douglas y Beck. Es la
confusión entre los factores de riesgo (amenaza o peligro) con el riesgo mismo. Thompson
(1990), en este mismo contexto, propone la existencia del riesgo objetivo a partir del
significado de peligro o amenaza, como un enfoque causal, en contraposición al enfoque
probabilista del riesgo.

Tener una araña en un cajón de nuestro escritorio es un peligro, quizá una amenaza, pero no
un riesgo. La araña es un problema desde nuestro acuerdo intersubjetivo como animal que
produce daño (por la picadura); el riesgo, por su parte, es un concepto construido por
nosotros (en forma individual o colectiva) para ayudarnos a comprender y hacer frente a las
incertidumbres de la vida (Slovic & Weber, 2002, pág. 4), es una construcción individual o
social que nos indicará el curso de acción a seguir frente a una araña en un cajón de nuestro
escritorio. No sólo el conocer la existencia o probable existencia de la araña, le da realidad
al riesgo, en este acto deben necesariamente confluir otros factores: la carga teórica o
conocimiento previo que nos advierte de la “peligrosidad” de una araña, la vulnerabilidad
humana a una picadura de una araña, las consecuencias de una picadura de una araña, éstos
y más elementos hacen “real el riesgo”, la percepción del riesgo.

1. EL RIESGO MATERIALIZADO – LOS IMPACTOS


Riesgo y daño son hoy el centro de los debates ambientales. El desastre, el daño o el riesgo
materializado le dan visibilidad al riesgo, el riesgo es percibido en sus grados más altos, el
riesgo se hace real o en palabras de Rosa (Rosa, 2006, pág. 213): “Disaster is the tangible

10
Bechmann (2004, pág. 22) expresa: “Así, se habla de riesgos sólo en la medida en que los impactos puede
atribuirse a decisiones”. Estos impactos se constituyen en nuevos peligros, en tanto sean percibidos.
11
En las creencias del niño se ancla el mundo imaginario creado por los comics. El hombre araña o spiderman
es el resultado de la picadura de una pequeña araña de laboratorio.
7

realization of risk”. El ataque del 11 de septiembre de 2001 y la pandemia H1N1 de 2009


le da prominencia al riesgo. La ausencia de efectos visibles como en el caso del uso de
alimentos genéticamente modificados, por su ignorancia o por la falta de información
confiable, le da carácter de incertidumbre. La presencia del desastre trae consigo los otros
conceptos asociados al riesgo: culpabilidad, responsabilidad, seguridad y control, tal como
lo expresa López Cerezo y Luján,

… daños que, bien como catástrofes repentinas (accidentes nucleares, por ejemplo) o bien como
catástrofes larvadas (la destrucción de la capa de ozono), están asociados a la universalización de la
tecnología y a sus consecuencias negativas por la abolición de barreras nacionales, de clase social o
generacionales. El efecto invernadero, las catástrofes nucleares, los priones o los derramamientos de
petróleo no respetan fronteras entre países, entre ricos y pobres o entre padres e hijos […] La gota
fría, los terremotos y los huracanes son fenómenos naturales, pero ¿lo son también sus
consecuencias? Posiblemente alguien no avisó a tiempo de que se acercaba el huracán, o no se ocupó
de limpiar el cauce del río seco, o no utilizó materiales de construcción capaces de resistir el temblor
de tierra, o... Si un daño pudo haberse evitado, entonces alguien es responsable. Comienza entonces la
controversia para identificar culpables y establecer compensaciones (López Cerezo & Luján, 2005,
págs. 1-2).

El riesgo como daño es más visible para el público lego, se constituye en el foco de
investigación de los estudiosos del riesgo, genera el surgimiento de los diferentes
movimientos ambientales o movimientos en contra de las decisiones políticas para la
adopción e implementación de nuevas tecnologías, posibilita la formulación de principios
como el de precaución. Las consecuencias de la toma de decisiones o de apostarle a ciertas
soluciones tecnológicas han propiciado que algunos investigadores del riesgo centren sus
estudios en el riesgo como daño.

Pensar en el riesgo es pensar en el pasado y en el futuro. Cuando hablamos de riesgo


terrorista, nuestra mente se remonta a los ataques terroristas del pasado, pero igualmente se
recrea en la posibilidad de un futuro desastre. Pensar en el futuro es pensar en posibles
decisiones que minimicen o eliminen las causas que dan origen al riesgo.

El riesgo entendido como daño se utiliza en muchas disciplinas para la toma de decisiones.
El riesgo es el valor de la esperanza matemática de un evento no deseado que puede o no
ocurrir. Es el riesgo como consecuencia, es el significado estándar en los análisis
profesionales del riesgo. Aquí el riesgo denota una representación numérica de exactitud
que es obtenida multiplicando la probabilidad de un evento no deseado con una medida de
su valor negativo. En el análisis tecnológico es común utilizar un mismo modelo objetivo
de “utilidad esperada”, que combina probabilidades objetivas con utilidades objetivas
(Hansson, 2004, pág. 10).

La noción de riesgo de los expertos científicos contrasta fuertemente con los enfoques de
las ciencias sociales, en las cuales el riesgo es más una construcción social que no depende
de valores numéricos. En general, el riesgo para los expertos, se conceptúa como el
producto de las probabilidades por las consecuencias, pero persisten aún otras
connotaciones que le dan al riesgo una configuración que se mezcla entre certezas,
probabilidades e incertidumbres.
8

El riesgo, entendido como daño, se vincula al concepto de inseguridad (Hansson, 2004,


pág. 10; Hansson, 2005, pág. 69). Manejar un auto en estado de embriaguez representa un
riesgo tanto para el conductor como para otros que están en el área de influencia del posible
evento: “accidente automovilístico causado por estado de embriaguez”. Este daño es
claramente no deseado, su ocurrencia no sabemos cuándo ni cómo se dará, pero lo que sí
sabemos es que no es “seguro”, para el conductor ni para otros en su esfera de influencia, el
conducir embriagado. La mayoría de las legislaciones del mundo castigan el conducir
embriagado, no por el daño no acaecido, sino por el riesgo implícito en este tipo de
comportamiento. Las estadísticas ubican este riesgo entre los más altos en la vida diaria de
un habitante de las grandes urbes.

3. LOS RIESGOS GLOBALES

Hasta este punto hemos hecho un tránsito de la sociedad del riesgo a la sociedad de la
incertidumbre y, de ésta, a la sociedad peligrosa. Podríamos pensar, dada la creciente ola de
riesgos locales y globales, en una sociedad insegura e incontrolada: “… ninguna nación, ni
siquiera la más poderosa, puede asegurar su seguridad por sí sola.” (Beckn 1986, pág.
179). Cada vez es más preocupante el poco control sobre la Internet, el ataque incontrolado
a nuestro sistema ecológico, el crecimiento de células terroristas, las desigualdades sociales
que acrecientan la inseguridad en las ciudades, las crisis financieras, el alto costo de los
servicios de la salud, el surgimiento de nuevos virus tanto informáticos como biológicos, la
contaminación tanto ambiental como social, la destrucción de tierras de cultivo en pro de
los intereses de los pulpos económicos y, en general, el uso no sostenible de los recursos
naturales. En este apartado nos centraremos en tres de estos riesgos.

3.1 Energía nuclear

Los riesgos asociados a la energía nuclear se encuentran rodeados de múltiples intereses


económicos, políticos y sociales. Tres casos han generado fuerte polémicas en torno a la
conveniencia o no de la construcción de nuevas plantas nucleares. Cada uno de ellos ha
evidenciado la desconfianza en el exceso de objetividad de técnicos y científicos cuyas
predicciones han resultado erradas o, en otros casos como en Chernóbil, ha sido
maquillada.12

En el accidente de Three Mile Island (TMI) de 1979 se presentan los factores que el modelo
objetivo no contempló: deficiencias en el diseño, fallas de algunos elementos de la planta y,
el menos contemplado en los modelos objetivos, el error humano. Este accidente evidencia
una contradicción a las estimaciones de riesgo nuclear presentadas en el conocido informe
de Norman Rasmussen, cuya predicción de un accidente grave era esperable una vez cada

12
Some years ago, the father of the U.S. nuclear navy, Admiral Hyman Rickover, stated that if the full truth
were known about the accident at Three Mile Island, it would have destroyed the civilian nuclear power
industry because the accident was infinitely more dangerous than was ever made public. At TMI, the utility
falsified reactor coolant water leak rate data, cheated on NRC control room operator tests before and after
the accident, and lied about the severity of the accident (Osborn, 2004, pág. 4).
9

10.000 millones de años. Esta predicción es falsada por TMI y, posteriormente y en forma
contundente, por el accidente de Chernóbil,

A la entrada del museo de Chernóbil, que guarda en Kíev la memoria minuciosa del horror, hay una
escalera de cuyo techo cuelgan placas blancas con los nombres de las ciudades y aldeas evacuadas:
Usiv, Kopachi, Goirodchán, Kriba Gora, Buriakivka, Prípiat... A la salida, puede contemplarse el
reverso de esas placas, ahora de color negro y con una raya roja que las cruza diagonalmente. El
museo está repleto de símbolos, desde citas del Apocalipsis a ramas de ajenjo (eso significa
Chernóbil en ucraniano), pero sobre todo recoge las imágenes de la tragedia: fotos de más de 4.000
liquidadores muertos, un vídeo con el minuto más largo de la vida de tres soldados que limpiaron el
techo del reactor pocas horas después de la explosión, imágenes de una aldea enterrada por completo
porque era veneno puro (Kopachi), o trajes de los bomberos que apenas les protegieron de la muerte
invisible (Diario El País, 1996).13

Los verdaderos costos de este último accidente aún se encuentran en contradicción. Por
ejemplo, la organización ambientalista Greenpeace dice que el verdadero costo en vidas
humanas de Chernóbil se acerca a los 100,000 muertos, mientras que la Organización
Mundial de la Salud (OMS) estima el número de muertes adicionales en 9,000 personas.

Por otra parte, en un informe de la UNESCO se habla de 32 el número de víctimas de la


catástrofe señaladas por algunos especialistas de las Naciones Unidas, por contraste a
15.000 que sugieren algunos científicos ucranios. El Secretario General de las Naciones
Unidas en el año 2000, Kofi Annan, había declarado que la catástrofe distaba mucho de
haber sido superada. Sigue teniendo efectos devastadores no sólo en la salud de la
población, sino en todos los ámbitos de la vida social. Lo que mayoría del público ignora es
que el accidente de Chernóbil despidió una nube radiactiva durante diez días, cuyos niveles
de radiactividad era cien veces superiores a la que emitieron juntas las bombas atómicas
arrojadas a las ciudades de Hiroshima y Nagasaki en Japón.

Lo que en principio era suficientemente seguro se ha convertido en una crisis de la energía


nuclear después de la catástrofe de Chernóbil,

Al comenzar el año 2000, había en el mundo 436 reactores nucleares comerciales en operación, con
una potencia instalada de 352 Gigavatios (1 GW=1.000 MW), que en 1999 produjeron 2.394,6 TWh.
La energía nuclear, presentada hace 25 años como la alternativa al petróleo y al carbón, hoy sólo
representa el 6% del consumo mundial de energía primaria. Hoy sólo se están construyendo 38
centrales, con una potencia de 31,7 GW, el menor número desde hace 25 años, respondiendo a
pedidos de años anteriores. La cifra de pedidos es insuficiente para mantener una industria nuclear,
que sólo se mantiene gracias al despilfarro de recursos públicos. 14

13
Aparte del artículo "El museo del horror” publicado en el diario “El País” el 11 de noviembre de 1999,
Edición digital http://www.elpais.com/. El número de liquidadores muertos, encargados de “liquidar” las
consecuencias de Chernóbil, es superior a los 10.000 según un artículo publicado por la Unesco
(http://www.unesco.org/courier/2000_10/sp/planet.htm). Véase también a Aliexevich (1999) sobre los
testimonios de liquidadores sobrevivientes.
14
Tomado del artículo “Chernóbil. El cierre, su historia y consecuencias”, publicado en
http://waste.ideal.es/chernobil.htm.
10

Los investigadores identifican estos problemas dentro de un marco preexistente de valores e


intereses que, para el caso de la energía nuclear, tiene fuerte injerencia los intereses
políticos. No es conveniente, por ejemplo, mostrar al público los fracasos en los programas
políticos de energía nuclear o a otros países las debilidades en la potencial nuclear. Frente a
esta injerencia política, Sarewitz (2004, pág. 386) expresa que,

…that scientific knowledge is not independent of political context but is co-produced by scientists
and the society within which they are embedded, that different stakeholders in environmental
problems possess different bodies of contextually validated knowledge, and that the boundaries
between science and policy or politics are constantly being renegotiated as part of the political
process.

Un caso interesante asociado a los riesgos de accidentes nucleares es el polémico problema


de los residuos nucleares en Yucca Mountain (Nevada).15 Para comprender el problema,
hagamos una breve descripción de los elementos científicos en discusión: una cualidad que
determina el funcionamiento de cualquier sitio de residuos nucleares es su sistema
hidrológico, medida en la capacidad de filtrar los residuos radioactivos, los cuales decaen
en períodos de 10,000 años. En otras palabras, una contaminación alta genera
contaminación para esta y muchas generaciones. Las estimaciones de los científicos para
Yucca Mountain del flujo de filtración radioactiva fue entre 4 y 10 mm por año; una
investigación posterior redujo esta estimación entre 0.1 y 1 mm por año (Sarewitz, 2004,
pág. 393). Este último rango estimado permitió concluir que el sitio era suficientemente
seguro, ajustándose, además, a la objetividad científica y a los intereses políticos y
económicos que giraban en torno a la energía nuclear. Estudios posteriores descalificaron
estos estimativos, la predicción había fallado y, quizá, a costos muy altos. 16

3.2 Cambio climático.


En el apartado anterior los hechos catastróficos de Chernóbil permitieron el aumento en la
percepción del riesgo. Por contraste, el fenómeno del cambio climático ha generado una
gran polémica por el grado de incertidumbre presente. Mientras en el riesgo por accidente
nuclear las causas y efectos son ampliamente conocidas, en el caso del cambio climático la
incertidumbre permite el disenso. A pesar del apabullante informe del IPCC en 2007, la

15
Yucca Mountain es una cadena montañosa situada en Nevada cerca de 140 km de Las Vegas. La montaña
es conocida por el proyecto de almacenamiento de residuos radioactivos en capas geológicas profundas, un
proyecto del Departamento de Energía de los Estados Unidos para el combustible nuclear usado y otros
residuos radioactivos de alta actividad, que ha sido objeto de numerosas polémicas. Véase en
http://ocrwm.doe.gov/youth/index.shtml#startcontent un video que ilustra las medidas de seguridad en los
contenedores de residuos radioactivos.
16
Véase el reportaje en 2006 en el programa “Al Rojo Vivo” de Telemundo (cadena de televisión americana)
con la periodista Vanessa Hauc. En este reportaje investigativo realizado en Nevada y Washington DC se
exploran los posibles riesgos del proyecto considerado uno de los más controversiales por sus desechos
altamente radioactivos. Además del sistema hidrológico, los opositores al proyecto plantean dos amenazas
potenciales como la sísmica (Yucca Mountain está rodeada de fallas geológicas) y la terrorista. El documental
se puede consultar en: http://video.msn.com/video.aspx/video.aspx/?mkt=es-us&vid=14043fdc-7e58-49e0-
a09a-1d380a58d1a3&wa=wsignin1.0.
11

polémica persiste.17 La incertidumbre que rodea tanto causas como efectos del cambio
climático impide una percepción del riesgo asociado a este fenómeno. No obstante, algunos
efectos acaecidos en los últimos años son ahora percibidos como consecuencia del cambio
que está sufriendo el clima a nivel mundial18. Ahora prestamos más atención a los informes
de los científicos como posible identificación, en el presente, de los problemas que estamos
viviendo y, como posible solución, en el futuro, a dichos problemas. Los climas extremos
que se manifiestan en sequías o excesivas precipitaciones son efectos que vivimos
directamente y permiten una más efectiva percepción del riesgo. Ahora los escépticos, los
protectores de los intereses económicos (petroleros para no dar más vueltas) y el público en
general han comprendido que los efectos del cambio climático son, como lo decía Beck
(1998 (1986)), democráticos. Hemos percibido “oficialmente” una causa asociada al
aumento del dióxido de carbono y aceptamos que debemos realizar acciones para suspender
el probable daño que les estamos haciendo a nuestro planeta.

Pero ¿por qué no se había percibido antes este problema?, ¿por qué no creíamos en los
primeros informes de los científicos?, ¿cuáles fueron las causas que generaron tan baja
percepción del riesgo? Estos interrogantes surgen, desde nuestro punto de vista, por
múltiples razones: la primera, la que más hemos defendido, es la ausencia de efectos
directos en los agentes perceptores; la segunda está asociada a los intereses económicos de
gobiernos y de las grandes multinacionales dueñas de los combustibles fósiles y; la tercera
está vinculada a la pobre comunicación científica relacionada con el fenómeno, causa que
se vincula estrechamente a la segunda en tanto que son los gobiernos y multinacionales los
dueños de algunos medios de comunicación como la prensa hablada y escrita, la televisión
y el cine. La percepción actual, en sus niveles más altos, de los riesgos asociados al cambio
climático, confirman la primera causa. Ahora estamos preocupados por lo que estamos
sintiendo (más frío, más calor, tornados y huracanes,…). Ahora los medios de
comunicación le han dado espacio al problema y se hacen públicos los debates. Ahora los
gobiernos petroleros (Estados Unidos con Bush a la cabeza) demandan alternativas de
solución para minimizar el impacto de los combustibles fósiles en el ecosistema.

Antes del informe presentado en París por el Panel Intergubernamental del Cambio
Climático (IPCC, sigla en inglés), la incertidumbre que rodeaba los informes anteriores
propiciaba los debates. En ese año, antes de la presentación del informe, se lanzó el
documental Una verdad incomoda, del ex candidato a la presidencia de los Estados Unidos,
Al Gore. La película de 96 minutos generó una polémica frente a las causas reales del
Cambio Climático.

“Soy Al Gore... solía ser el próximo presidente de Estados Unidos”. Esta frase y otros
comentarios en el desarrollo del documental dan la sensación de un tinte político, de una

17
La polémica se centra en las causas, no en los efectos. Por un lado están los científicos del IPCC y algunos
ambientalistas que aducen una causa antropogénica y, por otro lado, los llamados científicos escépticos que
afirman causas naturales (Calisesi, Bonnet, Gray, Langen, & Lockwood, 2006; Svensmark, 2007; Lindzen,
2008; Lindzen, 2007).
18
Algunos de estos efectos son los cambios abruptos en las estaciones (por ejemplo, inviernos más intensos y
desfasados en las fechas de inicio y terminación), la oleada de huracanes en 2006 y el derretimiento de los
glaciares.
12

posible campaña de desprestigio al actual presidente y, por qué no, de un lanzamiento a las
próximas elecciones. El gran espectáculo multimedia muestra con lujo de detalles, la
dramática rapidez con que los glaciares y los polos se han derretido en los últimos años, y
la velocidad del calentamiento global con sus consecuentes efectos colaterales, entre ellos
la devastación dejada por el paso del huracán Katrina en Nueva Orleáns.

Imagen 1. Foto capturada del documental “Una verdad inconveniente”

La tesis central que defiende Al Gore, en el documental, es la siguiente: Cuando la energía


del Sol llega a la Tierra, buena parte rebota y vuelve al espacio. El problema ahora es que
gases como el dióxido de carbono (CO2) y otros treinta más de "invernadero" (como el
metano) ayudan a crear una capa en la que queda atrapado parte del calor del sol. La
consecuencia directa es el calentamiento del planeta. La concentración de CO2 en la
atmósfera, debido en buena parte al consumo de combustibles fósiles, ha aumentado
exponencialmente de 280 ppm (partes por millón), antes de la revolución industrial, a cerca
de 380 ppm.

Estas afirmaciones de Al Gore coinciden extraordinariamente con el posterior informe del


Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático ((IPCC), 2008), informe
en el cual participaron más de 2.500 científicos

Luego de leer el informe y de observar el documental, pareciera que el IPCC lo dirigiese Al


Gore, o que éste tuvo acceso libre a las conclusiones antes de su divulgación al público. Se
resalta el grado de certeza que se publica en el informe “muy probablemente”. En los
informes anteriores era probablemente, ahora es un nivel más alto de certeza, pero aún así
existe algo de incertidumbre. Como en el caso de Yucca Mountain, los modelos no son
exactos, lo cual permite que el debate continúe.
13

Existen científicos, que no están de acuerdo con las conclusiones del IPCC, que critican el
informe por sustentarse en resultados “altamente probables”.19 Algunas de estas teorías
las describimos a continuación, al menos como una luz en el túnel apocalíptico presentado
por Al Gore, y para comprender el alcance del poder mediático de la teoría oficial.

The great global warming swindle. The Ice is melting... The Sea is rising... Hurricanes
are blowing... And It's All Your Fault... Scared? Don't be… It's Not True. Con estas
frases, el ocho de marzo de 2007, el canal 4 de la televisión inglesa inicia el documental
titulado El engaño del calentamiento global.20 Sin toda la parafernalia de Al Gore y con la
participación de los llamados científicos escépticos se presenta una versión que contrasta
con la laureada Una verdad incomoda.

Algunos de los argumentos expuestos son los siguientes: La tierra tiene una larga historia
de cambios climáticos. El calentamiento es un proceso natural. La temperatura disminuyó
inesperadamente en el “boom” económico de la posguerra, cuando las emisiones de CO2
crecieron dramáticamente. Los datos satelitales no soportan el modelo de calentamiento
global por gases invernadero. La producción de CO2 antropogénica es minúscula
comparada con la producida por la naturaleza (erupciones volcánicas, dióxido de carbono
producido por los animales, bacterias, vegetación en descomposición). Nueva evidencia

19
Estos científicos constantemente llamados “escépticos” en el documental, son contratados, según Al Gore,
por las empresas petroleras o por el estado (Bush o empresas petroleras, que es lo mismo) para convertir en
teoría lo que los hechos evidencian. Sin embargo, a pesar de las afirmaciones frente a esta maquinaria
supuestamente montada por las empresas petroleras, sus teorías presentan argumentos válidos que merecen
nuestra atención.

20
Ofcom, regulador de los medios de comunicación británicos, instó al canal a responder por el gran número
de quejas por incumplimiento de las reglas de imparcialidad y veracidad básicas. Según Ofcom, el
documental recibió severas críticas y protestas de parte de los científicos tanto escépticos como partidarios del
informe de IPCC: “… also received a substantial complaint 176 pages long from a group of complainants,
some of whom were scientists (“the Group Complaint”). In summary, the complainants were concerned that
the programme was not presented with due impartiality and that as a factual programme it misled the
audience by misrepresenting “facts”. The Group Complaint also offered a very detailed and critical analysis
of the programme (http://www.ofcom.org.uk/tv/obb/prog_cb/obb114/). En el boletín de Ofcom se presentan
acusaciones tales como el uso de gráficas falsificadas, distorsión de los modelos utilizados, acusa además del
uso. Sin embargo, luego de la defensa presentada por el canal, el Ente Regulador concluye a favor de canal,

Ofcom considers it of paramount importance that broadcasters, such as Channel 4, continue to


explore controversial subject matter. While such programmes can polarize opinion, they are
essential to our understanding of the world around us and are amongst the most important content
that broadcasters produce. It is inevitable such programmes will have a high profile and may lead to
a large number of complaints […] In summary, in relation to the manner in which facts in the
programme were presented, Ofcom is of the view that the audience of this programme was not
materially misled in a manner that would have led to actual or potential harm.

Existen varios sitios en los que se puede consultar el documental original. Por otra parte, el canal español
TeleMadrid publicó una versión en español con el nombre “La otra cara del cambio climático” (Véase
http://www.tu.tv/videos/el-gran-timo-del-calientamiento-global_2) que, como en el documental inglés, generó
la protesta de ecologistas, opositores políticos del canal y, obviamente, de la comunidad científica partidaria
de la teoría oficial del cambio climático.
.
14

muestra que la variación de la radiación solar está relacionada con el cambio climático.
Finalmente, presentan como argumento adicional el fenómeno de los rayos cósmicos.

¿Qué hay detrás de todas estas teorías?, ¿son teorías mediadas por otros intereses? Lo cierto
es que hay mucho en juego para todos nosotros, tengamos o no intereses de tipo económico
o político. Existe una perentoria necesidad, por los efectos, en reducir los niveles de
incertidumbre que presentan los modelos, de tal forma que podamos implementar las
soluciones más efectivas al problema. Sin embargo, medidas conducentes a la reducción de
emisiones de CO2, solucione o no el problema del cambio climático, resultan beneficiosas
para nuestro ecosistema. Es decir, para los intereses de los grupos ambientalistas resulta
beneficioso que exista una alta percepción de un cambio climático por causas
atropogénicas. Sea cual fuere nuestra mirada al problema, debemos unirnos en un solo
cuerpo de conocimiento para solucionar el problema. Sarewitz (2004, pág. 389) al respecto
manifiesta,

Consider climate change, which may variously be understood as a “problem” of climate impacts,
weather impacts, biodiversity, land use, energy production and consumption, agricultural
productivity, public health, economic development patterns, material wealth, demographic patterns,
etc. Each of these ways of looking at the problem of climate change involves a variety of interests
and values, and each may call on a body of relevant knowledge to help understand and respond to
the problem.

Este es el bosquejo rápido del debate actual. Unos dicen que hay intereses políticos y
económicos en el IPCC y en los ambientalistas que lo defienden; por su parte, el otro bando
se defiende aduciendo que los científicos que soportan la tesis, son de primer orden, con
artículos “peer review”. Lo que no podemos ignorar, independiente de las causas, es que
algo está sucediendo en nuestro planeta. No necesitamos de una teoría para percibir en un
alto grado el frío intenso en los pasados inviernos europeos o el calor asfixiante en otras
latitudes. Sea o no el causante del calentamiento global, las emisiones de CO2 a nuestra
atmósfera deben ser controladas, así sea para respirar un aire más puro mientras nos
achicharramos. De lo expuesto concluimos la existencia de un cambio de percepción del
riesgo por cambio climático, desde sus efectos. La existencia aún, de incertidumbres en
torno al origen antropogénico o no de dicho cambio. La existencia de intereses económicos,
políticos y ambientales que defienden una u otra teoría.

3.3 Organismos genéticamente modificados

Los agentes implicados en la promoción de la biotecnología: políticos, científicos públicos y


privados, empresas y organizaciones sociales han mostrado su preocupación ante el debate social
suscitado por la biotecnología (Muñoz, 2004, pág. 33).

La biotecnología ha estado en el centro del debate social en los últimos años. Expresiones
como el "monstruo de Frankestein” o de "jugar a Dios" se hicieron populares en la
literatura CTS. Las severas críticas de los protectores de animales eran y son frecuentes.
En nuestros días el debate se ha centrado en tres aspectos importantes: la posible clonación
humana, el uso de embriones en los tratamientos con células madre y los riesgos de
introducir cultivos modificados en el medio ambiente. Los dos primeros aspectos están
fuertemente influenciados por valores religiosos y morales; es decir, la percepción de los
15

posibles riesgos se distorsiona por falta de conocimiento o por la incertidumbre frente a la


existencia o no del alma humana en la concepción y por nuestra supuesta suplantación de
Dios en la posible clonación. En nuestro concepto, no se perciben ni riesgos ni beneficios.
El tercer aspecto, a pesar de los temores que ha generado la incertidumbre sobre los
posibles efectos, ha logrado implementarse a nivel mundial. Existe una industria cada vez
más prolífica de alimentos genéticamente modificados. No obstante, el debate sigue latente,

En los últimos tiempos, el debate se centra en los posibles efectos de los alimentos modificados
genéticamente sobre la salud y el entorno (influencia sobre los ecosistemas y la biodiversidad). Este
debate ha alcanzado tal intensidad que la oposición social a los alimentos procedentes de cultivos
modificados genéticamente u obtenidos por medio de organismos unicelulares modificados, está
reclamando la completa separación (segregación) en los mercados entre los productos alimenticios
modificados y los que no tienen este origen (Muñoz, 2002, pág. 4).

Quizá el caso que más polémica ha generado en la comunidad científica fue la publicación
de un artículo en la revista Nature por el científico mexicano Ignacio Chapela y su
estudiante David Quist. En este artículo se documenta los efectos del maíz transgénico en
México y la combinación de genes por medio del insecticida transgénico Bt en el maíz
nativo. La crítica más fuerte la describe Sarewitz (2004, pág. 391) así:

The original article, which went through Nature‟s standard peer review process, was attacked
vociferously by numerous scientists, including former Berkeley colleagues of Quist and Chapela.
Both the methods and the conclusions of the original paper were strongly criticized. One scientist
called the paper „a testimony to technical incompetence,‟ another termed it „so outlandish as to be
pathetic,‟ and a third dismissed it as „trash and indefensible‟

El caso adquiere más relevancia en tanto que los críticos de Quist y de Chapela estaban
apadrinados por la industria de la biotecnología, por contraste a Quist y Chapela, aliados
de los detractores de la biotecnología (Sarewitz, 2004). En los críticos la percepción está
influenciada por los intereses económicos, mientras en los segundos la percepción, de ser
ciertos sus hallazgos, está más cercana a la realidad: “In disciplinary terms, these
competing views map onto two distinctive intellectual schools in life science—ecology and
molecular genetics” (Sarewitz, 2004, pág. 391). Algo a lo que no podemos ser ajenos es el
riesgo que representaba el artículo, no sólo para los intereses económicos, sino también
para el futuro de la investigación y de los investigadores del tema patrocinados por las
grandes corporaciones, de eso se dio cuenta Chapela al enunciar: "It's very hard for us to
publish in this field. People are scared" (Smith, 2003, pág. 229).

La polémica en torno a los alimentos genéticamente modificados presenta puntos de vista


diferentes en tres ámbitos geográficos y, consecuentemente, diferentes grados de
percepción. Por un lado en Europa existe una mayor prevención en el uso y consumo de
estos alimentos, evidenciado en los etiquetados de los alimentos y las campañas de
rechazo21. Por otra parte, en Estados Unidos se evidencia una mayor confianza por parte del

21
Excepto por España: “En 1998, España aprobó el cultivo comercial del primer maíz transgénico, de Ciba
Geigy (hoy de Syngenta) y desde entonces es el único estado miembro de la Unión Europea que permite el
cultivo de transgénicos (u organismos modificados genéticamente, OMG) a gran escala. Los diferentes
gobiernos españoles han ido aprobando numerosas variedades de un único maíz transgénico, el MON 810,
16

público en las instituciones y sus desarrollos técnico-científicos. En otro extremo se


encuentran los países menos desarrollados, en los cuales la implementación y uso de estos
alimentos pasa desapercibida; es decir, no genera polémica.

Figura 2. Imágenes que reflejan el rechazo a los transgénicos

Los grados de percepción se encuentran estrechamente vinculados con la divulgación que


se realiza y del contenido de la misma. Mientras que en Estados Unidos las noticias se
enfocan a los beneficios de los alimentos genéticamente modificados, en Europa los temas
se centran en la dualidad riesgos/beneficios. (Muñoz, 2002, pág. 35). Por contraste, en
países menos desarrollados la divulgación brilla por su ausencia. En Colombia, por
ejemplo, en las discusiones que se dieron en torno al Tratado de Libre Comercio (TLC) con
los Estados Unidos no se hizo alusión a los alimentos genéticamente modificados.

Otros efectos se presentan en lo socioeconómico y cultural.22 En los países menos


desarrollados la implementación de los transgénicos hace depender a los campesinos del
material genético importado con el riesgo de una posible contaminación genética en otros
productos autóctonos: También incrementaría la pobreza, debido a que los suelos
destruidos requieren más aplicaciones químicas. Lejos de ser semillas ahorradoras de
agroquímicos atentan en el mediano plazo contra la economía campesina y el entorno.
(Oswald Spring, 2001). La percepción del riesgo, en este caso, se da sólo cuando los
efectos se dejan sentir. Antes todo es tierra de miel y leche como lo expresa Korthals (págs.
23-24),

Paradise and hell are often used in arguing about new technologies, and in particular vis-à-vis new
food technologies. The Land of Cockaigne, of milk and honey on the one hand, and Frankenstein on
the other, are metaphors that fit into the usual way optimistic or pessimistic perspectives on
technology are elaborated in relation to technological developments in food processing. These

existiendo actualmente más de 50 variedades de este tipo de maíz , que ha sido creado y patentado por la
multinacional Monsanto.” (Carrasco, 2008, pág. 3).
22
Ver en Carrasco (2008) una compilación de problemas de tipo socioeconómico y cultural. En esta
compilación se evidencian las repercusiones socioeconómicas y humanas de la presencia de maíz transgénico
en el territorio español y de la contaminación genética, así como la alarmante reducción de la superficie de
maíz ecológico y las consecuencias directas y reales que tiene sobre la población.
17

polarities are not very helpful in understanding the possibilities and risks of biotechnologies, and
therefore in trying to influence their future shape. I propose here to take matter-of-factly the issue of
biotechnology into account and not to connect all problems of the whole world with these
technologies in a negative or positive way.

En la supuesta tierra de Cockaigne no hay paso a la percepción del riesgo. El riesgo no


existe y, en consecuencia, tampoco la percepción. Después de los efectos viene la
percepción del engaño, del infierno que trae consigo el hambre y la pobreza y, peor aún, la
imposibilidad del retorno a los cultivos tradicionales, porque las semillas ya tienen dueño.

¿Qué papel juegan los medios en el déficit cognitivo? En nuestro concepto, son los
principales culpables de este déficit. Sin embargo, su silencio o la información que
pobremente entregan al público es patrocinada por las empresas de biotecnología, tal como
lo denuncia Smith (2003, pág. 183): “Many of the world's media, particularly in the United
States, have been the target of an intensive pro-biotech campaign by the industry. Hence,
there has been a chronic underreporting of GM concerns-especially the health risks”, y que
se refleja en el siguiente caso.

En 1998, Marc Lappé y Britt Bailey anticiparon el lanzamiento de su libro “Against the
grain, biotechnology and the corporate takeover of your food” en el cual denunciaban los
peligros de la tecnología genética en la agricultura y el apoderamiento de las grandes
corporaciones del abastecimiento de alimentos. Tres días antes de que el libro fuera
impreso, el editor recibió una carta amenazante de la compañía Monsanto. La carta hacía
referencia a un artículo corto publicado por Lappé y Bailey cinco meses antes. Los
abogados de Monsanto afirmaban que el artículo: “was defamatory and potentially libelous
against Roundup herbicide, Monsanto's major product." El editor, temeroso de un litigio
costoso, detuvo la impresión y el libro fue cancelado. (Smith, 2003, pág. 202)

A pesar de este obstáculo, el Journal of Medicinal Food aceptó publicar los resultados de
esta investigación en 1999. Por su parte, la American Soybean Association, organización
financiada por Monsanto salió a su defensa creando un sitio de Internet, en el cual atacaba
los hallazgos de dicha investigación soportándose en un estudio realizado por Monsanto y
publicado en el Journal of Agricultural and Food Chemistry meses después de la
publicación de Medicinal Food. La polémica continúa, en tanto que Lappé and Bailey
publicaron un nuevo libro: engineering the Farm.

En este y otros casos, como el de Chapela, la polémica se establece entre la comunidad


científica y las corporaciones afectadas. Sin embargo, el público lego tiene poco acceso a
este tipo de debates, bien sea por la poca divulgación o por su poca comprensión del tema.

4. UN MODELO DE GOBERNANZA PARA EL RIESGO.

El término gobernanza es reciente y tiende a confundirse con alguna nueva estrategia para
el control del estado o con el término gobernabilidad (Hirst, 2000, pág. 13) 23. En la
23
No es clara la distinción entre gobernabilidad, gobernanza y gobierno (Adinolfi, 2007, pág. 165). El
término gobernabilidad, algunas veces, se asocia al término inglés government, igual traducción presenta el
término governance. Parece ser que la distición se encuentra en el origen del concepto. El concepto de
18

formulación de políticas públicas en general, y de gestión del riesgo en particular, existen


varios modelos que describen la relación entre las agencias involucradas (Khademian &
Feldman, 2007; Hirst, 2000; Rhodes, 1997). Cada uno de estos modelos podríamos
inscribirlos en un concepto de gobernabilidad o de gobernanza según el rol que desempeña
cada una de las agencias en el análisis, evaluación y gestión de riesgos y, especialmente,
según el tipo de riesgo. Sin entrar a discutir la distinción gobernabilidad – gobernanza, en
principio, podríamos establecer cuatro tipos de modelos que describen la forma como
participan las agencias en la toma de decisiones en asuntos de riesgo. Un primer modelo
está centrado en el poder del estado (una sola agencia decide), típico en países con
gobiernos autoritarios, el cual no es de interés para nuestros propósitos.

Un segundo modelo, el más común, es aquel que tiene en cuenta a los expertos como
asesores para la toma de decisiones y en el que el papel de las otras agencias está inscrito en
una democracia pasiva o también llamada “representativa”. Este modelo, así haya o no una
cultura de democracia participativa y deliberativa, es muy utilizado en presencia de riesgos
inminentes. La gripe porcina, en 2009, obliga a la toma de decisiones desde dos agencias: el
gobierno y la comunidad científica. Las demás agencias se someten, casi sin protestar, a las
decisiones tomadas: cierre de escuelas, restaurantes y lugares de esparcimiento, uso de
mascarillas, hábitos de higiene, uso de antivirales (revive el tamiflu, se rescata de la crisis
financiera a las compañías farmacéuticas) y otras medidas que obedecemos como si la
confianza en estas dos agencias nunca se hubiese perdido o menoscabado. ¿Cuál es la
explicación a este fenómeno?, tal como ocurrió en el ataque terrorista del 11 de septiembre
de 2001, el miedo supera los otros factores en la percepción del riesgo. Confiamos en las
decisiones científicas y gubernamentales, nos alimentamos de la información en los
desacreditados medios de comunicación, tanto la opinión como el informe científico son
fuentes consultadas en la búsqueda de la respuesta a la pregunta ¿qué debemos hacer? Se
evidencia una fuerte relación percepción del riesgo – miedo a la amenaza.

Un tercer modelo, ideal en los estados democráticos en stricto sensu, es el que tiene en
cuenta a todos los involucrados24: tanto los afectados como los diferentes grupos de interés
(stakeholders)25. Este último es denominado por Khademian & Feldman como un modelo
de participación pública,

gobernanza se origina en la economía; por ejemplo, para el Banco Mundial existe una relación en el
crecimiento económico (ingresos per cápita) y la gobernanza. Los indicadores de gobernanza para este
organismo tienen en cuenta: el control de la corrupción, la rendición de cuentas, ausencia de violencia,
efectividad gubernamental, calidad regulatoria y el estado de derecho.
24
La democracia ideal (utópica en nuestro tiempo) es la democracia clásica (griega) caracterizada como una
forma de gobierno que en la que la participación de todos los miembros de la comunidad se hace en
condiciones de igualdad para la toma de decisiones. En esta democracia existe confianza y las decisiones
sino se obtienen por unanimidad, son una salida aceptable para la mayoría, véase (Elster, 1986, pág. 112). La
democracia participativa busca recuperar esos orígenes; sin embargo, sin unos mecanismos adecuados de
participación los participantes finalmente son representantes, en tanto las decisiones sean de grupos
minoritarios.
25
La National Research Council (2007, pág. 3) define el término stakeholders como todas las partes
interesadas y afectadas. Para efectos de este apartado, haremos distinción entre grupos interesados
19

A third model of public participation has its roots in the planning discipline and efforts to include
people directly impacted by planning practices, as well as in efforts to democratize the development
and implementation of public policies. In this model, the primary role of the public manager is
engaging the public impacted by public policy by creating opportunities for participation as well as
providing information and facilitating public deliberation and decision making. Public participation
in this model is privileged as a means to enhance the quality of the policy process and the eventual
policy impact as well as a means to enhance the participatory capacities of members of the public
(Khademian & Feldman, 2007, pág. 308).

En el contexto de este modelo de participación pública enmarcamos nuestro concepto de


gobernanza del riesgo. No obstante, un cuarto modelo podría ampliar esta participación a la
acción; es decir, no es suficiente con la participación en la formulación de las políticas que
permitan la gestión de los riesgos, esta participación se debe extender a la gestión de los
mismos. Descartamos los dos primeros modelos para nuestro análisis, así éstos sean
posibles en el contexto económico, en presencia de riesgo inminente o como una
característica propia del nuevo orden mundial; por ejemplo, para el Banco Mundial que
entiende la gobernanza como “… the manner in which power is exercised in the
management of a country‟s economic and social resources for development” no importa si
el modelo es autoritario o de poca participación pública26.

Una gobernanza que trascienda al estado, incorporando al sector privado y a la sociedad


civil, crea una ambiente político, social y económico favorable para la gestión del riesgo.
Las soluciones a los problemas derivados de los riesgos será en consenso y sus resultados
serán de responsabilidad compartida. Los debates sobre la subjetividad u objetividad en la
evaluación del riesgo serán fecundos si existe un discurso participativo y deliberativo, en el
cual tanto los modelos matemáticos como las creencias y valores sean ampliamente
discutidas (Renn, 2005, pág. 52).

El paradigma de la democracia deliberativa se fortalece como mecanismo de legitimación


de las decisiones tomadas para gestionar los riesgos. La complejidad de los nuevos riesgos
hace más difícil su control y gestión desde modelos de democracia fundamentados en el
poder27. Se abre paso, entonces, un nuevo modelo fundamentado en la razón, el modelo

(stakeholders) y grupos afectados (o posibles afectados), en tanto que los últimos pueden estar o no
interesados en la evaluación y la gestión de riesgos.
26
Un indicador en esta gobernanza económica que permite, aparentemente, la participación pública es el de
“rendición de cuentas”; sin embargo, en estados democráticos y corruptos, dueños además de las fuentes de
información o de los datos resultados de la gestión, la rendición de cuentas no responde a la realidad. Los
datos son alterados o maquillados para que el gobierno de turno no pierda su credibilidad. La renuncia de dos
directores del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en Colombia, al no
permitírseles revelar cifras indicativas que iban en contradicción con las afirmaciones del gobierno, en
especial las referidas al desempleo y a la inflación.
27
Los conflictos que emergen con las nuevas tecnologías son cada vez mayores en tanto que la incertidumbre
en torno a los impactos crecen. Un ejemplo de ello se observa con la nano ciencias y las nanotecnologías, que
se caracterizan por una lucha de percepciones entre las promesas y las amenazas (Macnaghten, Kearnes, &
Wynne, 2005). Desde sus promesas, es innegable el excelente futuro que se prevé para la optimización de
ordenadores, el surgimiento de nuevos productos farmacéuticos, la medicina, nuevos materiales y las
telecomunicaciones. Por contraste, las preocupaciones éticas, sociales, y ambientales crece en torno a la
20

analítico - deliberativo. No se trata de participar en la elección de representantes a través de


las mayorías, se busca participar y deliberar en torno a la toma de decisiones. El
surgimiento de nuevos riesgos y la desconfianza en la empresa científica y en los tomadores
de decisiones generada por causa de los impactos no esperados plantea la necesidad de una
participación pluralista en torno a su análisis y control democrático. La sombra de la
incertidumbre presente en estos nuevos riesgos demanda una caracterización discursiva y
una toma de decisiones a través de una comunicación deliberativa y racional en procura de
llegar a acuerdos que le den legitimidad a dichas decisiones (Arias M., 2003, pág. 168). El
control democrático de los riesgos exige una mayor participación y acción sobre las
decisiones que permite, a su vez, comprender el rol ciudadano y sus responsabilidades,
construyendo socialmente el riesgo. Por contraste al modelo de una democracia pasiva, la
caracterización del riesgo se realiza desde dos procesos estrechamente vinculados: análisis
y deliberación. El análisis del riesgo demanda, como hemos visto, métodos rigurosos
desarrollados por expertos; sin embargo, en el nuevo modelo de gobernanza del riesgo este
análisis es retroalimentado con el concurso deliberativo de todas las agencias (ciencia,
gobierno, sector privado, sociedad civil) que podrían utilizar teorías y métodos propios de
las ciencias naturales, de las ciencias sociales, la ingeniería, las matemáticas, la
jurisprudencia, entre otros (Stern & Fineberg, 1996, págs. 30, 97). En la deliberación se
discute y reflexiona sobre los resultados del análisis y sus implicaciones o afectaciones a
los intereses de las diferentes agencias convocadas (Rodríguez Zabaleta, 2007, pág. 196).
El rol de los expertos, en el proceso deliberativo, es brindar el conocimiento objetivo y
neutral necesario sobre los resultados obtenidos, que igualmente pretenden ser objetivos y
neutrales.

Sin embargo, el modelo presenta problemas que no son fáciles de resolver: el primer
problema surge desde el concepto del riesgo, en tanto que algunos actores del proceso lo
perciben sólo desde sus posibles consecuencias o impactos28. Otro problema se asocia a la
polarización de algunas de las agencias en torno a uno o varios intereses o preferencias que
irían en contra de los objetivos de caracterizar el riesgo (Stern & Fineberg, 1996, pág. 3) y
reducirlo eficiente y eficazmente (Renn, 1999, pág. 3049). La falta de información
suficiente que permita una toma de decisiones desde el conocimiento del riesgo se
constituye en otra agenda de problemas que ameritan un análisis más profundo (Cambio
climático, por ejemplo)29. El balance costo beneficio produce, a su vez, tensiones que

toxicidad potencial de las nano partículas, demandando la necesidad de una regulación más estricta
(Macnaghten, Kearnes, & Wynne, 2005, pág. 272).
28
La prominencia del riesgo reflejada por el posible potencial catastrófico se vincula a otros factores como el
miedo, que incide en la toma de decisiones (Kahneman & Novemsky, 2005; Kahneman & Tversky, 1991;
Kasperson, y otros, 1988; Slovic & Weber, 2002; Slovic, Lichtenstein, & Fischhoff, 1984.
29
A esta agenda de problemas se vincula la demora para lograr un consenso, como se evidenció en el caso del
cambio climático: “la comunidad científica, excepto en casos muy inusuales, tardaría mucho tiempo en llegar
a un consenso acerca de lo que muestran las pruebas, si se insiste en alcanzar un consenso” (Cranor, 2004,
pág. 109).

No es de extrañar, entonces, que las decisiones sobre la implementación y difusión de nuevas tecnologías o la
comercialización de productos técnico científicos, se haga, en muchos casos, sin el concurso de los posibles
afectados y, peor aún, sin pruebas concluyentes de sus posibles efectos : “En Estados Unidos hay cerca de
21

pueden llevar a decisiones económicamente equivocadas. En ese sentido, es necesario un


mecanismo que permita obtener un público más informado e imparcial para su interrelación
con los expertos y el logro de una toma de decisiones imparcial. Los “representantes” de los
diferentes grupos de interés deben ser, entonces, competentes, lo que se traduce en el
diseño de otros mecanismos para la selección objetiva de estos representantes. No obstante
una buena elección, no siempre puede garantizar la eliminación de estos u otros problemas,

The best designed analytic-deliberative processes cannot eliminate all the problems and controversy
associated with contentious risk decisions. They cannot guarantee acceptance of an agency‟s risk
decision or even a risk characterization. Controversies often reflect basic differences in values or
interests: the more that is at stake and more that values and interests conflict, the less likely it is a
decision will be widely accepted (Stern & Fineberg, 1996, pág. 83).

Este colectivo de deliberación, como bien lo define Rodriguez Zabaleta (2007, pág. 237), es
otro riesgo en el proceso de toma de decisiones sino es competente para articular y evaluar
el amplio abanico de problemas inherentes al riesgo,

Competence, in this sense, relates to the use of the best available knowledge and listening and
communications kills, as well as the ability to articulate, evaluate, and refute arguments about an
issue. When the purpose of public participation is to produce a collective decision, competent
understandings about terms, concepts, definitions, and language use; the objectified world of outer
nature (nature and society); the social cultural world of norms and values; and the subjective worlds
of individuals are all essential. This is accomplished through the use of established procedures
(Renn, 1999, pág. 3049)

Este modelo de gobernanza del riesgo sería una primera fase en la gestión democrática de
los riesgos que, en principio, suavizaría las tensiones existentes. No obstante, además de
superar los problemas planteados, se hace necesario trascender el modelo a la acción
democrática; es decir, la ejecución, también democrática, de las decisiones tomadas.
Proponemos, entonces, un modelo que haga efectivas las decisiones tomadas. Este modelo
debe permitir el control y gestión de los riesgos a partir de las decisiones y, en un proceso
interactivo desde los resultados de las decisiones, analizar y deliberar nuevamente en torno
al riesgo.

100.000 sustancias o sus derivados registradas para uso comercial, pero la mayoría no han sido bien
evaluadas en cuanto a sus efectos para la salud (U.S. Congress, OTA, 1995)” (Cranor, 2004). Véase (Stern &
Fineberg, 1996, pág. 120) sobre el análisis de la incertidumbre y sus limitaciones.
22

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