UNIVERSIDAD DANIEL ALCIDES CARRION

FACULTAD DE EDUCACION
ESCUELA HISTORIA CIENCIAS SOCIALES Y TURISMO

CAPITULO CUARTO
¿PEDAGOGÍA O ALGO MÁS?
Este breve capítulo intenta colocar las preguntas que puedan dar
coherencia a la expresión «pedagogía» de la ternura.
Como objeto específico de la pedagogía de la ternura, diríamos que su
núcleo fuerte con el que se emparenta con todo lo que llamamos
pedagogía y educación, es el aprender la condición humana. En
realidad, se trata de un núcleo en torno al cual se anudan la ética del
género humano138, y la entrada en dicho núcleo vía la condición de
aprender la humanidad desde el mundo de los afectos, de los
sentimientos, de la amistad, de la constitución erótica de la humanidad
es decir como tendencia a la experiencia del amor humano, componente
de dicho aprendizaje y desarrollo de la vida.
OBJETO O CAMPO DE OBJETOS DE LA PEDAGOGÍA DE LA
TERNURA LA SOCIEDAD
Industrial y la cultura a la que da se relaciona, enfatiza una ciencia y
tecnología que se desarrollan como exigencia de la producción. Toma
cuerpo, entonces «la razón analítico instrumental»
Una es para señalar que en el discurso porque es la práctica de la
pedagogía de la ternura, se busca un equilibrio entre el eros y el logos
Hacer del aprender la condición humana el objeto de la pedagogía de la
ternura nos remite a la dimensión colectiva, a ese bucle entre individuo,
sociedad y especie del que nos habla Morin. Es decir, se recupera no
sólo en el terreno filosófico el ser seres en relación, sino sólo en el
biológico, sino en la dimensión pública, política el objeto de la pedagogía
de la ternura.
Pedagogía de la ternura como práctica no discursiva y como formación
discursiva esta prácticas tienen un sustento de orden conceptual,
responden a un episteme no siempre explicitado ni trabajado más
sistemáticamente.
LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA COMO UNA RELECTURA DE LA
Y LAS PEDAGOGÍAS
Podríamos pensar en la pedagogía de la como parte de esa
constelación de pedagogías que se encuentran unidas por el núcleo
fuerte de aportar a la formación de cada ser humano en sujeto de su
historia.
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La pedagogía de la ternura está desafiada a dar cuenta no sólo de su

generalidad sobre el fenómeno educativo, sino a distinguir entre el
proceso o práctica pedagógica y el discurso formal que le permite ser
reconocida como una teoría sobre el fenómeno educativo en su
complejidad
LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA, ALGO MÁS QUE SIMPLE
PEDAGOGÍA
La pedagogía es expresión de una política cultural que apunta
incesantemente «hacia la intensificación y transformación de la
imaginación social»
Una primera razón es que la pedagogía de la ternura supone también lo
que los antiguos llamaban la ascesis, es decir el cuidado, el control de
sí, la exigencia y el esfuerzo por ser fiel, por no perder el norte, por no
dejar que lo efímero y lo superficial nos conduzca por otro camino que
no sea el de la coherencia con los principios adoptados, con el proyecto
hecho vocación. La segunda razón, es que la pedagogía y la práctica
educativa son indesligables, cuando entendidas desde la pedagogía de
la ternura, de su condición de espiritualidad
LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA ES TAMBIÉN PEDAGOGÍA
La pedagogía está llamada a estar atenta justamente para reanudar de
forma asertiva el mundo de las aspiraciones, de los valores de los
proyectos, de las utopías, de las identidades e identificaciones, de las
espiritualidades
LA PEDAGOGÍA COMO INTERRELACIÓN
En realidad la labor educativa, el hecho educativo se funda en la
condición relacional de todo ser humano.
La unidad de análisis no es la persona. Lo llamamos una persona es un
momento en un orden teórico dado»
La pedagogía de la ternura apunta a desarrollar las distintas
expresiones de lo que se ha dado en llamar el «contagio afectivo» que
además dice estrecha relación al contexto y a los modos
comunicacionales y que vale para toda edad de la vida
LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA COMO COMUNICACIÓN EN
AMOROSIDAD
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La relación pedagógica es constitutivamente dialógica La afectividad

está mediada por el cerebro, conocemos a través del cerebro queremos
y
La ternura sea simultáneamente un acto de afectuosidad que instaura
permanentemente una nueva relación en la que no hay sujeto-objeto,
superior inferior, señor-súbdito En este deseo se nutre la acción
educativa sabiendo que ella debe asimismo retroalimentar dicho deseo,
factor estructurador del ser humano
EL EROS PEDAGÓGICO DE LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA
El eros pedagógico está ligado a lo que podríamos llamar las paradojas
de la pedagogía de la ternura que son simultáneamente la metáfora del
antifatalismo y la parábola del optimismo pedagógico. Hablar de eros
pedagógico refiere a la capacidad de convicción y apasionamiento. No
es el maestro o el docente o el pedagogo quien debe estar henchido de
eros pedagógico; el reto es que éste emerja también en el discípulo, que
se encienda de tal manera en él el fuego no sólo por conocer, por
aprender, sino por compartir lo sabido, lo conocido, lo aprendido.
LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA NO HACE MILAGROS
Una pedagogía de lo posible por la que ni se renuncia a los grandes
horizontes de la pedagogía humanista y humanitaria, pero tampoco se
generan inhibiciones
La pedagogía de la ternura se basa en dos elementos fundamentales
para el desarrollo de las personas y para garantizar que la ternura y el
afecto no sean instrumentalizados y pierdan su fuerza estimulante y su
capacidad de generar condiciones de cambio.
LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA Y CAMBIO DE LA CULTURA
ESCOLAR
La pedagogía de la ternura explota directamente su veta de gratuidad,
de absoluta valoración de retribuirlo con otro don.
Consideramos que no es posible referirse a la cultura escolar y obviar lo
que la pedagogía de la ternura como práctica educativa puede aportar a
la transformación del clima escolar, del llamado rendimiento escolar.
Hay algo más fundamental y es preguntarnos por la cultura
PEDAGOGÍA DE LA TERNURA O LA CONSTRUCCIÓN DE UNA
NUEVA SUBJETIVIDAD
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Todo ello que bien puede ser visto como un cambio de mentalidades,
constituye el ámbito en el que la educación y lo que vivimos llamando
pedagogía de la ternura esta llamada a dar su indiscutible
El perdón es parte del eros pedagógico, es parte de la esperanza y del
optimismo pedagógico. El perdón se ubica en medio de la dialéctica que
se establece entre amor y poder de la promesa, es decir en el mismo
lugar del aprender la condición humana. Aquí está el humus de una
pedagogía de la ternura.
LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA EXIGE UN COMPORTAMIENTO
VIRTUOSO
Comportamiento entendemos la coherencia que hay entre la manera de
Representarnos el mundo, las personas, las sociedades, las
instituciones, La pregunta entonces sería si el comportamiento virtuoso
tiene
Componente emocional, y es comprensible que refleje un estado
emocional, es decir una inclinación más un episodio pasajero. La
pedagogía de la ternura, a nuestro entender, tendría allí un referente
necesario como actitud
LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA Y LOS APORTES DE LA
PEDAGOGÍA CRITICA
lo más importante son los alcances que se han hecho para mostrar
cómo la escuela reproduce y alienta la división social en clases, en
etnias y cómo se vuelve funcional a las desigualdades sociales del
contexto
En el campo de la educación sólo se crece en autoestima, en
autoimagen gracias al afecto que toda relación, toda práctica social
educativa
PEDAGOGÍA DE LA TERNURA: APRENDER LA CONDICIÓN
HUMANA ES APRENDER A PERDONAR
La relación que venimos llamando pedagógica es un tiempo y un campo
en el que de forma muy significativa no sólo se expresa todo ello, sino
que acarrea implicaciones que bajo ciertas circunstancias pueden ser
definitivas en la vida de quien funge como el que educa, como del que
Torpemente llamamos educando.
El perdón es parte del eros pedagógico, es parte de la esperanza y del
optimismo pedagógico.
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LA PEDAGOGÍA DE LA TERNURA Y EL DISCURSO JURÍDICO

La pedagogía en cuanto relación de poder, es simultáneamente una
forma de hacer la justicia, de buscarla, de administrarla, de ser por
excelencia referencia a la cuestión ética en su relación al otro.
las relaciones pedagógicas tienden a serlo igualmente así como el
discurso jurídico a su turno se vuelve más especializado.
Nos toca aceptar que tanto desde el campo pedagógico como del
normativo, nos movemos en el terreno de la ambigüedad, aquella que
es concomitante a todo producto social, a toda elaboración cultural.