Está en la página 1de 5

Pliego petitorio.

Por: GooG.

Sin lugar a duda se trata de unos terroristas biológicos, piensa la directora Interina
que aprieta entre su puño un bonche de hojas. El sudor le resbala por la frente que
tiene pegada a la puerta de su oficina, en la que se encerró. Respira agitadamente,
parpadeando en repetidas ocasiones, hasta que su asistente la interrumpe cuando
trata de entrar al despacho.

—¿Directora? Directora, ¿puedo pasar?

—Uh... Un momento. Vue, vuelva en un momento, por favor —alcanza a


decir en voz alta con una mirada en que se refleja su pánico. ¿Cómo le explicará a
la gente? ¿A los gobiernos? Se pregunta con los ojos desorbitados, antes de
despegarse de la puerta, para caminar tambaleante hacia su escritorio.

Al sentarse avienta sobre la mesa los papeles que apretaba con fuerza. Las
hojas quedan desordenadas, solo las distingue el número consecutivo en cada
página, y el título -Resultado de la autopsia / Px. 314- en la esquina superior
derecha. Aún con la mirada puesta en el vacío, la directora jala de un cajón sus
lentes, que se acomoda temblorosa. Activa su computadora y el monitor se prende,
mostrando en la pantalla el avance del discurso que escribía para su presentación
ante la Asamblea Mundial de la Salud, que debe decir en una hora.

Le echa un vistazo a lo que llevaba escrito. Comenzaba agradeciendo al


Consejo Ejecutivo de la OMS, por su designación como directora General Interina
tras el sensible fallecimiento del antiguo director General, Dr. Ghebreyesus.
Continuaba con el reporte de la autopsia que se le realizó al doctor, en cuyo
resultado ya todos esperaban al coronavirus, como causante de las complicaciones
que aceleraron el curso natural de su vida, y finalizaba insistiendo en la necesidad
de redoblar esfuerzos en la investigación farmacológica, y la prevención. Pero el
reporte final de la autopsia -que le acababa de entregar la doctora Yamamoto, jefa
de Forenses- lo cambiaba todo. Por eso ahora mueve el cursor y sombrea el
discurso para borrarlo, dejando una raya titilante sobre el renglón vacío. La directora
Interina se dispone a reescribir su discurso, cuando su asistente llama a la puerta
de nuevo.
—Estoy ocupada. Vuelva en quince. ¿Es urgente? —pregunta en un grito.

—No… No doctora, pero importante. Vuelvo en quince. Gracias —se


escucha tras la puerta.

La directora se talla la frente sudorosa, buscando en sus pensamientos


algunas palabras. ¿Cómo empezar siquiera a explicarlo? ¿Será un término
adecuado el de terroristas biológicos, o podrá encontrar uno más apropiado? Se
pregunta, mientras las yemas de sus dedos acarician el teclado, antes de soltarse
a escribir:

Señoras y señores, tenía planeado mantener mi discurso en el


agradecimiento y en la planeación del próximo paso en la contención de la
pandemia, pero nuevos hallazgos acerca del virus hacen indispensable que
les reporte lo siguiente.

Sus dedos, temblorosos, se detienen sobre las teclas, parpadea y frunce el


ceño. Los lentes se le resbalan por la nariz, debido al sudor que corre desde su
frente. Se los acomoda para continuar el escrito.

Es menester informarles las causas reales en el fallecimiento del Dr.


Ghebreyesus, y señalar a los responsables, porque sí, hay responsables.
Cuando se corroboró en el PCR la presencia del SARS-CoV-2 en el
organismo del doctor -quien presentaba los síntomas característicos de la
COVID-19- se procedió a su aislamiento. Mas tarde y ante la ausencia de un
fármaco efectivo, se autorizó su intubación endotraqueal. Lamentablemente,
como todos sabemos, el antiguo director falleció 21 días después de
contagiarse, tras presentar un cuadro muy agudo. Sin embargo, lo que solo
algunos de nosotros sabíamos hasta este día, tiene que ver con el extraño
síntoma que el exdirector presentó días antes de morir, y que se manifestó
en la coloración de la esclerótica en sus ojos. En su ojo izquierdo se mostró
un extenso derrame que coloreó la esclerótica de rojo, y la esclerótica en su
ojo derecho se tornó totalmente negra, debido a un derrame de la córnea,
que permeo en el iris.

2
En resumen, con lenguaje coloquial, la parte gelatinosa y blanca que rodea
el circulo de color en uno de sus ojos estaba roja y en el otro, totalmente
negra. Desde que se notó este síntoma, muchas opciones pasaron por
nuestras mentes. Incluso el envenenamiento del señor director era una
posibilidad, por lo cual realizamos una autopsia especializada. Lo que estoy
a punto de decirles es consecuencia directa del resultado de esos estudios.

En efecto, la enfermedad que aquejó al Dr. Ghebreyesus -vamos a decirlo


así- es diferente, más agresiva y mortífera que la COVID-19, pero es
producida por el mismo virus SARS-CoV-2, sin lugar a duda. Aún no sabemos
cómo este virus pudo mutar, evolucionar de esta manera, o si alguien pudo
haber manipulado o alterado el ARN de su núcleo, para volverlo así de mortal
de un momento a otro. Sin embargo, lo más importante a subrayar aquí, es
que, quién quiera que lo haya hecho, se ha asegurado de que nos enteremos
de esto, a través de un mensaje que nos envió codificado.

Por lo cual, señoras y señores presidentes, y representantes de sus


respectivos gobiernos, a continuación, transcribo el pliego petitorio que
hemos recibido de los que podemos llamar -hasta este momento y con toda
seguridad- terroristas biológicos, y es el siguiente:

1.- Queremos que el payaso que vive en el 1600 de la avenida


Pennsylvania, en Washington D.C., dimita de inmediato o se muere
mañana.

2.- El vampiro que tiene su féretro en el Kremlin, y todo su séquito,


deben renunciar y exponerse sin protección al próximo amanecer, o
afrontarán las consecuencias.

3.- La reptil que tiene su madriguera en el palacio de Buckingham, ya


no tiene autorizado viajar a las Pléyades al finalizar su estadía en el
planeta. Ella se deberá entregar de inmediato a la Orden Solar, para
ser reducida a cenizas.

3
4.- La rata que está revolcándose sobre la bandera roja con estrellas
amarillas, debe dejar de roer el hueso de la avaricia y migrar fuera del
sistema solar, o esperar la muerte por envenenamiento.

Todos ellos deberán anunciar en público su agradecimiento a la


imposición de estas condenas, que señalarán como bendición y
misericordia, brindada por quien no ve sombras en su paso, y disipa
toda oscuridad en su presencia.

5.- A partir de ya, se suspenden las emisiones de combustibles fósiles,


las extracciones mineras, las de crudo, las de gas y de agua dulce en
los pozos naturales de todo el planeta.

6.- Se prohíbe la caza de ballenas y de cualquier otro animal de mar,


aire y tierra. Los humanos que quieran conservar la vida, deberán
aprender a comer luz solar, o morir en el intento.

El tecleo se detiene cuando llaman a la puerta tres veces. Es su asistente,


quién insiste en verla.

—¡Adelante, adelante! —grita la directora, incorporándose de su silla.

—Directora, se trata de la jefa Forense, quien le entregó los resultados de la


autopsia.

—Si, si, aun no termino de leerlos, pero ¿qué hay con la jefa Forense?

—La doctora Yamamoto… ha convulsionado y está internada en terapia


intensiva. Ingresó en coma, pero en cuanto a sus síntomas, nos reportan que la
coloración de sus ojos ha cambiado. Uno es rojo y el otro negro.

—¡No puede ser! —grita la directora al desvanecerse en la silla, sudorosa.


Se quita los lentes, que avienta en el escritorio, al que le da un puñetazo en seco.
Se talla la cara, mientras desesperada, le hace señas a su asistente para que salga
del despacho.

4
Vuelve a las hojas con el resultado de la autopsia en donde se reporta el
pliego petitorio. Temblorosa, termina de leerlo en la quinta y última página:

7.- Directora Interina, tenemos a tu jefa de Forenses. Le comunicas a


tus gobernantes que pedimos la rendición absoluta de los humanos,
de inmediato y sin condiciones, o la siguiente eres tú y todos los de tu
raza.

—¡Dios nos ampare! —exclama, aterrada, al soltar el papel.

Confundida, mira el cursor titilante en la pantalla, se limpia el sudor de la


frente preguntándose ¿cómo explicarles a todos, que el pliego petitorio vino
codificado en el ARN del virus, que analizaron en la autopsia al doctor
Ghebreyesus? ¿Cómo decirles a todos que lo manda el mismo virus, quien parece
tener conciencia y, además, demandas?, reflexiona, mientras pasa sus dedos entre
su cabello, nerviosa.

Desorientada, se pregunta cómo les informará a todas las naciones que el máximo
general de las autonombradas, Fuerzas Revolucionarias Coronas del Sol, firma el
pliego petitorio, exigiendo la rendición inmediata de la raza humana… si esta no
quiere enfrentarse a su rápido y total exterminio.

También podría gustarte