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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA

CENTRO UNIVERSITARIO DE OCCIDENTE


FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES
DEPARTAMENTO DE ESTUDIOS POSTGRADO
MAESTRÍA EN DERECHO PENAL, SECCIÓN: A
CURSO: DERECHO PENAL INTERNACIONAL
CATEDRÁTICO: DR DR DR WILLIAM BOBADILLA

RECENSIONES SOBRE DERECHO PENAL


INTERNACIONAL, SESIÓN 04

MAESTRANTES:
GUSTAVO ADOLFO XICARÁ TAHAY(Coordinador) 9730293
WILLIAM APARICIO ORTÍZ RAMÍREZ 201900068
KARLA MARIELA DE LEÓN LÓPEZ 9730658
KIRLIANT MAGDIEL MAZARIEGOS MIGUEL 201990037
ELIDA PATRICIA MORALES CAAL 201990040

QUETZALTENANGO, OCTUBRE DE 2020.


No. 13 LA CONSTRUCCIÓN DE UNA PARTE GENERAL DEL DERECHO
PENAL INTERNACIONAL

El derecho Penal Internacional y sus fuentes.

Los ordenamientos jurídicos tienen como pilares fundamentales los principios que
desarrollan, los cuales sirven para dar sustento justo, equitativo y legal.

El derecho penal internacional, en su desarrollo pragmático, desarrolla una serie


de principios legales aplicables en esta materia.

El derecho consuetudinario es uno de los temas de aplicación en el derecho penal


internacional, ya que los principios de esta materia, deben ser observadas y
aplicadas.

La función de los institutos en materia de derecho penal internacional, que sirven


de posibilidad para juzgamientos provienen del derecho comparado,
funcionalmente correspondientes en ordenamientos jurídicos extranjeros.

Como fuente también encontramos las decisiones judiciales, ellas pueden en una
interpretación tradicional, ya que, por un lado, nos puede dar información acerca
de la praxis de los Estados, y, por otro lado, sirve como un medio auxiliar en la
administración de justicia.

Los principios generales del derecho, serán también, una fuente subsidiaria, ya
que establecen un sentido vinculante, según la doctrina de star decisis del
Common law.

La Necesidad de una “Parte General” y la teoría del delito aplicable.

se trata del diseño de un sistema del delito del derecho penal internacional, el cual
no solo tiene que pretender validez universal desde el punto de vista de la teoría
de las fuentes, sino, que también debe ser eficiente y comprensible.

Los presupuestos fundamentales de una parte general, que debe esperar y


merecer aceptación en derecho penal internacional, son, por tanto, apertura frente
a los diferentes ordenamientos jurídicos y comprensibilidad y practibilidad de las
reglas propuestas.

Desde la perspectiva de la teoría del delito jurídico penal y del derecho


comparado, solo es apropiada para esta finalidad una teoría del delito funcional
del derecho comparado, orientada a los fines de la pena, la orientación
fundamental político criminal, esto es, la idea fundamental de que un sistema de
derecho penal está caracterizado menos por sucesos ónticos, que más bien, por el
respectivo contexto político criminal y político social.

Por tanto, aquí se trata de compromisos de política de derecho internacional en


forma de ley, los cuales desarrollan a determinados desarrollos del derecho penal
internacional y en el mejor de los casos están asegurados por el derecho
comparado. Si es que estos compromisos pudieran estar aceptados para una
cierta dirección del pensamiento jurídico penal, esto no sería de todas maneras
una cerrada, orientada a principios sino, en todo caso un plano abierto de política
criminal.

Los pasos concretos.

Para desarrollar las bases para la elaboración dogmática de la parte general del
derecho penal se deben seguir tres pasos:

Los dos primeros se ocupan de un método esencialmente empírico inductivo, de


los fundamentos, es decir, se establecen las bases de la investigación en el
verdadero sentido de la palabra, para preparar el terreno para el tercer paso, el
trabajo dogmático fino, en el sentido de la elaboración más precisa de
determinados ámbitos de regulación de la parte general partiendo de fundamentos
del derecho penal internacional.

La jurisprudencia debe ser analizada, al cual ha sido desarrolla hasta Convención


de la Haya, con el fin de tomar estos principios y desarrollarlas.

Uno de los aspectos metódico relevantes, es la responsabilidad individual, la cual


tiene un lado subjetivo y, por cierto, un doble sentido, por un lado, en la forma de
un reconocimiento fundamental del principio de culpabilidad, por el otro, como
expresión de los presupuestos subjetivos de la responsabilidad individual. En
derecho penal internacional no se diferencia claramente, sin embargo, entre el
dolo del hecho como parte del tipo y la conciencia de la antijuricidad como parte
de la culpabilidad.

Una elaboración dogmática que aporte que aporte las bases para parte general
del derecho penal internacional, se trata de una investigación absolutamente
independiente destinada a la profundización y el perfeccionamiento de los
conocimientos obtenido; se debe elaborar una dogmática sobre la participación en
general, la responsabilidad del superior, la tentativa, los presupuestos subjetivos,
inclusive el error y las causas materiales de la punibilidad relevantes, elementos
que servirán de base para la correcta interpretación de una teoría del delito en el
ámbito del derecho penal internacional.

Criterio personal.

La construcción de una normativa de índole internacional, debe atender a una


serie de circunstancias y variantes; una de ellas será el análisis de crear un marco
legal, que contemple las diferentes culturas, lenguajes, ideologías, etc.

La cooperación de los Estados será imprescindible, toda vez que, para que exista
una unificación de criterios de carácter internacional, debe existir una aceptación
de carácter interno.

El análisis de los elementos que conforman el proyecto de normativa internacional,


deben respetar los principios ya establecidos en los convenios internacionales, en
cuanto se refieren al respeto de los derechos humanos y dignidad humana, puesto
que, al estar sujeto a la aplicación de una normativa de esta naturaleza, son los
principios que se deben respetar en primer lugar, por ser los más vulnerables, en
el caso del idioma, por ejemplo, que la persona debe de ser imputada en su
mismo idioma, este extremo debe de ser una garantía.

El derecho comparado servirá de herramienta importante, ya que servirán de


antecedentes, para regular conductas y moderadas por normativas en marcha.
Pero lo más importante con toda seguridad será la cooperación entre estados.
No. 14 LA ¿RELATIVA? APLICACIÓN DEL PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN
DERECHO PENAL INTERNACIONAL

El principio Nullum crimen nulla poena sine lege es la esencia del Derecho Penal
al imponer la exigencia de una ley escrita, estricta, previa y cierta que determine el
delito y la pena. De allí se derivan los cuatro corolarios del principio que rigen
igualmente en el Derecho Penal: la prohibición de fundar la represión penal de una
conducta en normas distintas a las contenidas en una ley formal escrita (lex
scripta); la prohibición de aplicar la ley penal a supuestos no previstos por ella,
esto es, la prohibición de la analogía (lex stricta); la prohibición de aplicación
retroactiva y la creación de normas penales retroactivas que fundamenten o
agraven la responsabilidad penal (lex previa); y, la prohibición de crear leyes
penales con contenido indeterminado (lex certa).

El principio de legalidad en Derecho Penal Internacional

Los tribunales penales internacionales juzgaron hechos previos a la redacción de


sus estatutos y a su misma creación, y ello podría no resultar violatorio del
principio
de legalidad desde una postura internacionalista o relativa, toda vez que se
reconocían ya estas conductas como ilícitas -contrarias al Derecho Internacional-
en la costumbre internacional, en el “Derecho” no escrito, como conductas
repudiadas por la comunidad en su conjunto, a pesar de que aún no existía el
tribunal que las juzgaría ni las conductas prohibidas estaban tipificadas como
delitos, ni las penas especialmente previstas, aunque la expectativa general de
pena por ciertas conductas atroces y aberrantes debía ya existir.

Surge la interrogante: ¿Es relativo el principio de legalidad en Derecho Penal


Internacional? Algunos aceptan cierta flexibilidad con el fin de no dejar impunes
los crímenes más graves, basándose en que la culpabilidad y la expectativa de
punibilidad en cierto modo existen porque en el fondo se trata de crímenes
comunes prohibidos internamente en todo Estado con anterioridad a su
calificación de crímenes internacionales. Así, por razones de justicia supranacional
y paz, ¿deberíamos “relajar” el principio de legalidad?.

En el ámbito penal, internacional o no internacional, este principio exige que la


conducta prohibida haya sido declarada por "ley", no sólo como contraria a
Derecho sino como penalmente punible. No basta con la existencia de una norma,
es necesaria la existencia de una ley penal, en este caso, a nivel internacional. Y
la “ley penal” requerida no se encuentra en los tratados que se limitan a describir
la conducta punible, pero encargan la tarea de sancionarla a los sistemas jurídicos
internos o a los estatutos de tribunales penales internacionales.

El principio de legalidad en el Estatuto de Roma

El Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional prevé el principio de


legalidad. Su art. 22 se titula Nullum crimen sine lege y en su apartado 1 dice:
“Nadie será penalmente responsable de conformidad con el presente Estatuto a
menos que la conducta de que se trate constituya, en el momento en que tiene
lugar, un crimen de la competencia de la Corte”. Y el art. 23 del Estatuto se titula
Nulla poena sin lege y dice: “Quien sea declarado culpable por la Corte
únicamente podrá ser penado de conformidad con el presente Estatuto”.

Ahora bien, si tenemos en cuenta que en su art. 21 el Estatuto acepta como


derecho aplicable los principios y normas del Derecho Internacional, debemos
concluir que no se exige ni ley escrita ni ley cierta ni ley estricta, ya que, en los
principios y normas del Derecho Internacional, así como en otras fuentes que
resultan de aplicación según el mismo art. 21, encontramos disposiciones distintas
de la ley (o de los tratados que podrían constituir su equivalente), que no cumplen
con tales exigencias. Existe un orden de prelación y primero estarán el Estatuto
mismo, Elementos de los Crímenes y Reglas de Procedimiento y Prueba, pero
rigen y aplican también otras fuentes del Derecho Internacional, algunas de ellas
contrapuestas al Derecho Penal.

Debe destacarse también que en algunos casos el Estatuto de Roma respeta la


definición de la conducta prohibida que internacionalmente se utiliza y que deriva
de los tratados aplicables en el ámbito de Derecho Internacional no penal, y en
otros casos la cambia.
Por ejemplo, el propio texto del Estatuto define esclavitud en igual sentido que las
convenciones internacionales sobre el tema (de 1926 y 1956), aunque, en
contrario, define tortura de un modo totalmente diverso y más amplio que el
concepto internacional (de 1984). En el crimen de apartheid, el artículo 7.2 del
Estatuto indica que el delito se puede dar a través de los actos del párrafo 1 del
artículo 7 del propio Estatuto, y esto no coincide con la convención internacional
respectiva (de 1973) que define el apartheid quizás de modo más preciso que el
texto penal. Por su parte, el delito de desaparición forzada suma elementos que en
Derecho Internacional no tiene, lo cual hace más estricta, en este caso, la
definición y cobertura penal.

El problema está en el modo utilizado por el Estatuto de Roma para definir o dar
los elementos de los delitos. Es decir, en el traspaso del Derecho Internacional al
Derecho Penal Internacional. En el traspaso de previsiones dirigidas a los Estados
a la tipificación de delitos dirigida a individuos, se perdió precisión, lo cual es
exactamente lo opuesto a lo esperado.

Entonces hasta aquí vemos que se viola el principio de legalidad en cuanto no


se define con precisión el tipo penal.

La paz y la renuncia a principios básicos de Derecho Penal

Si los principios de Derecho internacional exigen persecución y castigo, si la


realidad nos ha llevado a profundizar en Derecho Penal, a diseñar y alentar un
Derecho Penal Internacional, debemos actuar desde este nuevo ámbito. Pero al
hacerlo, los principios de Derecho Penal no deben desvanecerse.

No podemos recurrir a mecanismos penales sin aplicar las reglas que rigen.
Entonces si lo debido es la persecución y el castigo de crímenes internacionales
en el ámbito del Derecho Penal Internacional, o la persecución y el castigo de
crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad (y otros) en el ámbito de
Derecho Penal
interno, debemos cumplir con dicho mandato de manera legal. La manera legal es
el respeto al principio de legalidad.

Renunciar al principio de legalidad, flexibilizar su aplicación, relativizar su vigencia,


son frases de por sí incompatibles con la esencia y definición del principio en sí
mismo. Y la búsqueda de la paz no es una excusa para esta hipotética situación
de excepción. La paz alcanzada a través de la violación de principios deviene en
paz ilegítimamente adquirida, deviene ilegal, deviene efímera.

Criterio personal

No me cabe duda de que debe respetarse el principio de legalidad, único y puro,


en el ámbito del Derecho Penal Internacional, porque, aunque el ámbito en
cuestión tenga contenidos del Derecho Internacional, sigue siendo PENAL.

Por tanto, sólo habrá delito o crimen internacional si la conducta prohibida y la


pena correspondiente están tipificadas en ley previa, escrita, estricta y cierta, o su
equiparable en Derecho Internacional, como lo es un tratado de igual índole,
siempre que tal fuente internacional cumpla con las precisiones del delito y de la
pena que resultan exigibles en Derecho interno.

En cambio, no puede surgir delito ni pena de la costumbre o el Derecho


Internacional consuetudinario, porque no hay allí fuente legítima de Derecho
Penal.

Es necesario respetar los principios esenciales del Derecho Penal siempre y en


todo escenario. No hay aquí escenarios de excepción, los cuales no tienen límites,
se tornan arbitrarios y peligrosos. La esencia del Derecho Penal es su
incolumidad.

Ello debe ser respetado desde sus principios. Respetando el principio de legalidad
se hace y se aplica el Derecho Penal.
No. 15 LA CORTE PENAL INTERNACIONAL, ¿UN MODELO VÀLIDO EN
EL SIGLO XXI?

La corte Internacional Penal ha sido de gran logro en las comunidades


internacionales, ya que han dado tramite a delitos graves, los cuales se han
vinculado a violaciones a derechos humanos, los cuales han sido puestos bajo la
jurisdicción internacional.

Después de veinte años de su elaboración del Estatuto de Roma, es de gran


necesidad de una reforma a la C.P.I. en el sentido que debiera de abarcar varios
ámbitos, desde su competencia material, las pertenencias, el procedimiento, la
labor de comunicación y sensibilización, la protección y promoción de los DD.HH.,
requiriendo una justicia transnacional.

Los Niveles De Protección De Los Derechos Humanos

Las distintas formas de protección de los DD.HH. se pueden estudiar de una


manera escalonada o progresiva de menos a más o de las más preventivas a las
más reparadoras. Así tendríamos la siguiente escala.

El Estatuto De Roma

Tras la caída del Muro de Berlín y el umbral de la firma de los acuerdos de Paz de
la ex Yugoslavia y de Ruanda Burundi (Dayton, 1995 y Arusha, 1993), se elabora
el Estatuto de Roma de 1998, base legal para el nacimiento de la Corte Penal
Internacional, entrando en vigencia hasta el 2002, la cual recibió sesenta
ratificaciones. La Corte Penal Internacional instaurada por el Estatuto, siendo el
primer sistema que ha permitido que los culpables tengan claro que sus crímenes
nunca más quedaran en la impunidad.
Norma Penal Nacional Versus Tratado Internacional

La norma penal es competencia de los Estados partes; el estatuto se aplica a los


Estados signatarios y a sus ciudadanos, extendiéndose a otros sujetos pasivos.
DELITOS EN CODIGOS PENALES NACIONALES Y DELITOS GLOBALES

Cada Estado tiene competencia para determinar los delitos y penas a castigar y
bienes jurídicos a proteger, delitos que se persiguen a escala global, de
conformidad al artículo 5 del Estatuto de Roma, la C.P.I competente
exclusivamente de 4 tipos de crímenes, el de guerra, genocidio, de lesa
humanidad y crimines de agresión.

Las Reformas Pendientes

Sobre la evolución de la C.P.I., su utilidad, su eficacia, su contribución y su


reforma.

La Globalización, Internacionalización Del Delito Y Seguridad Humana

A raíz del Estatuto de Roma, la globalización ha cambiado, favoreciendo el


desarrollo mundial, como el progreso de numerosos Estados como China, India,
Brasil o el aumento de las clases medias en países de desarrollo, también ha
favorecido a las mafias en delitos, tráfico ilegal y crimen organizado con
violaciones a los Derechos Humanos. La criminalidad más relevante en el siglo
XXI, el informe Worlwide Theta Assessment Us Inteligence Comunity 2016, incluye
los siguientes: ciberseguridad, terrorismo global, cambio climático, mafias, armas
de destrucción masiva, crimen transnacional y seguridad humana. Las reformas,
son necesarias para la C.P.I. con el objeto de una mejor fortaleza: su
competencia, pertenencias, procedimiento, comunicación y justicia transnacional.

Las Pertenencias

Como se ha señalado, algunos Estados no son parte del Estatuto de Roma, sin
que hayan firmado, como China, Estados Unidos, Iraq, Israel, Libia, Qatar y
Yemen, existen otros estados que, si firmaron, pero no lo han ratificado a
posteriori, como Cuba, El Salvador o Nicaragua.
El Procedimiento

La Corte precisa, una reforma entre las cuestiones a revisar, se tienen las
siguientes: 1- la excesiva complejidad, burocracia y lentitud del procedimiento, no
contribuyendo a la justicia efectiva ni seguridad jurídica; 2- el principio de
complementariedad de las actuaciones con los Estados miembros; 3- el principio
de ejecución y resarcimiento de las víctimas y, -4- otras áreas de mejoramiento de
la Corte.

La Comunicación

La labor de comunicación, se trata de hacer responder a los culpables, sino


también de responder a las víctimas, grupos.

La Justicia Transnacional

La Competencia Material, de la Corte, se circunscribe en 4 delitos: agresión, lesa


humanidad, genocidio y crímenes de guerra, la realidad global presenta otros
delitos como; el terrorismo, tráfico de personas, tráfico de drogas, trafico ilícitos en
general, piratería, blanqueo de capitales o delitos financieros.

Reforma Del Procedimiento

Se requiere de tiempo e inversiones de recursos importantes de tecnología,


personas y finanzas; -Reforma de la Comunicación: es factible, con la
implementación con estrategias de comunicación y equipo adecuado;- La reforma
de justicia transnacional: esta reforma la considera factible, pero resultaría lenta,
ya que se requiere de un cambio de mentalidad, procedimientos y modos de
actuar; -Reforma de las competencias; es una de las más necesarias, requiere de
recursos de personas, tiempos y capacidad de gestión del cambio de poder y
convicción, lo que propone la autora, es un estilo de trabajo en escalabilidad
comenzando por los quick wins o éxitos rápidos, para luego continuar con los
éxitos que requieren mayor inversión, indicando que así se comenzaría por la
reforma de la comunicación, las competencias, el procedimiento, justicia
transnacional y finalmente la pertenencias.
El plan estratégico a esta reforma, podría ser el siguiente; reunión de grupos de
trabajo con la ONU, los Estados y otras organizaciones interesadas; definición de
las áreas de trabajo; elaboración del plan estratégico; implementación del plan
estratégico, tiempos, personas, recursos financieros, redes y rondas negociadoras
y la revisión puesta a punto, tras la implementación del plan de un año adicional, el
cual se llevaría un plazo de tres años en su elaboración, cinco años en
implementarse y un año para evaluación y retroalimentación de resultados.

en conclusión, es que la Corte Penal Internacional, y que el mundo sea un lugar


más seguro y respetuoso con los derechos Humanos, es preciso que se reforme y
que esté plenamente a los lineamientos con los principales retos del siglo XXI, si
no se reforma, se corre el riesgo de que se dé un desfase una de las mejores
instituciones internacionales creada en las últimas décadas, reformas que
incluyen, revisión de sus competencias materiales para la inclusión de otros delitos
de alcance global y revisión del papel de la Corte en procesos de justicia
transnacional.

Criterio Personal

El Estado de Guatemala, país que sufrió treinta y seis años de guerra, por
consecuencia de un conflicto armado, en donde impero la violencia que cobro
miles de víctimas, delitos de lesa Humanidad post conflicto armado y hasta hoy se
empieza a ver los frutos de los casos de graves violaciones a los Derechos
Humanos y Derecho Internacional Humanitario cometidos en el conflicto armado,
por lo que las víctimas han tenido que esperar décadas para que se les haga
justicia.

Años atrás el extinto General Efraín Ríos Montt, desde una curul del Congreso de
la Republica y con su poder de entorpecer toda iniciativa de ley para convertir a
Guatemala en Estado Parte.

El presidente de la república en ese entonces de los años dos mil doce, cuando
tomo posesión del cargo, menciono que apoyaría una iniciativa de ratificar el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, por lo que los diputados en su
primera sesión de gobierno aprobaron en su primera lectura, la ratificación del
instrumento.

ESTATUTO DE ROMA DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

RESUMEN:

Desde el momento de haber aceptado integrar los Estados Partes, tiene la

obligación de cumplir y hacer cumplir los statutos internacionales creados para

combatir crímenes graves que constituyan una amenaza para la paz, la seguridad

y el bienestar de la humanidad internacional, con la fiel convicción que todo

Estado debe ejercer su jurisdicción penal contra los responsables de crímenes

internacionales y poner fin a la impunidad o bien prevenir a nuevos crímenes.

Considerando los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas,

respetando las políticas de gobierno de cada Estado parte, su independencia

política, integridad territorial, teniendo como efectos a la consecución de esos fines

establecer una Corte Penal Internacional permanente, independiente y vinculada

con el Sistema de Naciones Unidas. Estableciendo en el estatuto de roma que

viene a ser un complemento de las jurisdicciones penales nacionales.


Es importante mencionar que los Estados Partes de conformidad con lo dispuesto

en el presente estatuto y con los procedimientos de su derecho interno deberán

cumplir las solicitudes de asistencia formuladas por la Corte en Relaciòn con

investigaciones o enjuiciamientos penales.

ANALISIS CRITICO:

La creación del presente estatuto Roma, es un proyecto muy bien diseñado y

puesto a disposición de todos los países que conforman los Estados Partes, para

que acepten firmar aprobación e integración a los lineamientos, pues establece

una serie de requisitos para que se inicie una investigación y, eventualmente un

proceso ante la jurisdicción internacional, por lo que desde el 17 de julio del año

mil novecientos noventa y ocho, fue disponible para firma en Roma, en la sede de

la Organización de las Naciones Unidas, posteriormente en octubre 17 del mismo

año, continuaría abierto pero ahora en las instalaciones del Ministerio de

Relaciones Exteriores de Italia., y por ultimo seria abierto a la firma en Nueva

York en la sede de las Naciones Unidas el 31 diciembre del año dos mil, con esto

lo que es importante señalar que queda ambigua la aceptación que nuestro país

Guatemala haya integrado tal aceptación del Estatuto y adherirse, ratifique, acepte

o apruebe o acepte el Estatuto ya estaría prestablecido que sea de una aceptación

total, procediéndose en tal forma al cumplimiento fiel del mismo, teniendo la

facultad la Corte Penal Internacional para ejercer su jurisdicciones sobre personas

por los crímenes cometidos de trascendencia internacional, siendo un

complemento a las jurisdicciones penales nacionales. Por consiguiente, faltarìa

dilucidar la realidad de todos los aspectos tratados, pues claro esta, que
quedamos allí en un proyecto, una visión a futuro, a pesar de contar con muchos

años de creación; pero es una estructura que al nacer a la vida jurídica se tiene la

firme convicción que pasarìa a formar parte de los mas selectos instrumentos

jurídicos que vendrían a solucionar en gran parte la problemática criminal a nivel

internacional, tales como: el crimen de genocidio, los crímenes de lesa

humanidad, los crímenes de guerra, el crimen de agresión, disposición que sería

compatible con las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.

LA POLITICA CRIMINAL DE LA FISCALIA DE LA CORTE PENAL


INTERNACIONAL PARA EL INICIO DE INVESTIGACIONES.

Política Criminal: “Conjunto de acciones implementadas por el Estado con el propósito de

prevenir y reprimir en su caso, el delito”. La base esencial para el surgimiento posible de

esta política oscila en el artículo 53 del tratado internacional, reza:

El fiscal después de evaluar la información de que disponga, iniciara una investigacion a

menos que determine que no existe fundamento razonable para proceder a ella con

arreglo al presente estatuto. Al decidir si ha de iniciar una investigación el Fiscal tendrá en

cuenta si: a) la información de que dispone constituye fundamento razonable para creer

que se ha cometido o se esta cometiendo un crimen de la competencia de la Corte… “ en

donde a la fiscalía se le insta a elaborar criterios de política criminal para la selección de

investigaciones. En una primera parte se encuentran los requisitos para iniciar una

investigación, seguidamente los procesos de revisión judicial de la determinación que

haga la fiscalía de iniciarla o no. Los problemas mas serios se denotan cuando se contrasta
la política criminal con los derechos humanos, en particular con el debido proceso. Los

exámenes preliminares futuros, puede señalarse a la fiscalía lo bastante predecible en

cuanto a criterios de política criminal, esto permite buscar soluciones a la impunidad de

forma interna.

ANALISIS CRITICO.

Luego de un exhaustivo análisis del presente tema, es evidente que al igual que leyes

internas en cada país, este también contiene una serie de lagunas legales que dejan en la

ambigüedad tal y como se representa en el artículo 53 que a su vez es una base pues

solida, pero a su vez con señalamientos de supuestos en los cuales podrá revisar la

determinación de la fiscalía de no iniciar una investigación. En su inciso 2º. Presupone que

la investigación ya se abrió pero que no hubo elementos para iniciar un proceso. Lo

importante de este precepto es que da algunos indicadores de lo que debe extenderse por

interese de la justicia, al señalar que en caso de que no se inicie el enjuiciamiento por este

solo hecho se tomaran en cuenta c)…” todas las circunstancias entre ellas la gravedad del

crimen, los intereses de las víctimas y la edad o enfermedad del presunto autor y su

participación en el presunto crimen”. Esto nos demuestra que, la determinación de

buscar la justicia internacionalmente hablando, nos indica que en este caso, no procede

de oficio, no iniciar la investigación de oficio sin antes haber revisado tal determinación,

pero en caso de iniciarla procede la intervención de las autoridades judiciales de la Corte

Penal Internacional para determinar cuando se inicia una investigación como parte del

ejercicio de limitar la discrecionalidad de la fiscalía.


Cabe aclarar que la Fiscalía no tiene facultad discrecional para determinar si la Corte Penal

Internacional es competente para conocer de los crímenes que busca investigar, tampoco

tiene la posibilidad de determinar si la situación es admisible. Resulta interesante resaltar

que la Fiscalia asume que los requisitos de competencia y admisibilidad de investigar son

suficientes para probar que hay interés de la JUSTICIA.

ALGUNAS LUCES SOBRE EL ESTADO ACTUAL DE LA RESPONSABILIDAD

PENAL INTERNACIONAL: ENTRE

LA CORTE PENAL Y EL PRINCIPIO DE JURISDICCION PENAL.

Resumen y Analisis:

Dentro del análisis observado del presente articulo, cabe resaltar que algunos de

los acontecimientos internacionales, es determinar cual es el estado actual de

desarrollo de la Responsabilidad Internacional Penal del individuo, desde la

vigencia del Estato de Roma, creada por la Corte Penal Internacional.

Asimismo, cabe resaltar que con relación a los logros internacionales en materia

de justicia penal, los ilícitos internacionales de competencia de la Corte Penal, sin

dejar desapercibido los métodos exactos para hacer llegar un caso a la Corte y a

su vez como se puede ello evitar, llenando algun vacio los principios de

complementariedad y de jurisdicción universal. Sin embargo, bajo los principios de

seguridad jurídica, consagrado en el articulo 11 del Estatuto de Roma, la

posibilidad de juzgar a los responsables ha quedado en otro deseo de la


comunidad internacional, en un mundo en que cada vez los acontecimientos

tienen mayor impacto interno y en que la sociedad internacional se moviliza para

lograr justicia. Se ejemplifica a Africa, con la reelección de un presidente en su

gobierno por mas de 20 años, agudizaba el clima de caos y de violencia

promovido por los por los guerrilleros del Ejercito de Liberación del señor,

ocurriendo durante su mandato, asesinatos, mutilaciones, secuestro, esclavitud,

violación a los derechos de los seres humanos hasta sexualmente sin distinguir

entre hombres, mujeres, niños o niñas, conmoviendo a la opinon publica mundial,

siendo el Fiscal de la Corte Penal Internacional quien decidiera el inicio formal de

una investigación penal, y como fruto del mismo, se proceso a los principales líder

de se movimiento. Comparado con nuestra Guatemala, cabria muy bien

mencionar que atañe a la historia mencionar la guerrilla invasora en los años 80

provocando un derrame de sangre, lagrimas, y demás hechos repudiables a la

sociedad, que podrían haber sido muy bien juzgado a nivel internacional para

culpar a los responsables de hechos atroces.estipulado en el articulo 5º. Del

Estatuto de Roma “crímenes de guerra de trascendencia para la comunidad

internacional en su conjunto”, el crimen de genocidio, el crimen de lesa

humanidad, el crimen de guerra y el crimen de agresión. Estableciendo conductas

en situaciones de conflictos internos, estimándose un avance del Estatuto de

Roma y siendo considerado como actualmente el mayor numero de conflictos

intraestatales y no interestatales. Sin embargo, es importante agregar con relación

al artículo 7º. Es en cuanto a los crímenes de lesa humanidad “son delitos en

masa que se cometen contra la población civil”, por su parte el genocidio descrito

en el artículo 6º. Y así en términos generales se trata de la comisión de ciertos


actos perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo

nacional, étnico, racial o religioso como tal, en todo caso, la realidad de todos

estos crímenes siempre existirá notable confusión para su proceder.

RECENSION No. 19

EL SUJETO ACTIVO EN EL CRIMEN INTERNACIONAL

La definición más solemne del sujeto activo es la participación en una organización


criminal, pues ello obedece a que el crimen internacional se comete siempre por una
organización criminal, por un aparato organizado de poder o al menos mediante la
utilización de tales, pues, y más particularmente es en el genocidio y demás crímenes
contra la humanidad, requieren para su comisión de una infraestructura y de un conjunto
de medios ya humanos, ya materiales que muy difícilmente pueden llevarse a cabo de
forma individual y dada la magnitud del resultado que persigue y sus autores, es
materialmente difícil, por no decir imposible, que éste sea cometido sin el concurso de
varios agentes.

Los crímenes internacionales son crímenes graves que sanciona el Derecho internacional
de hoy, no requiera el cobijo y respaldo, muchas veces se encuentra disfrazado de
consignas extremistas o fundamentalitas, de las autoridades o agentes de los Estados.
Dentro de los crímenes de carácter internacional se encuentra el delito de genocidio, en
la Resolución 96 de 1946 acepta reconocer que el genocidio es un crimen de Derecho de
Gentes condenado por el mundo civilizado cuyos principales autores y sus cómplices,
sean, personas privadas, funcionarios o representantes oficiales del Estado deben ser
castigados, obrando por razones raciales, religiosas, políticas u otras.

Los estudios aplicados a la autoría y participación en cada figura delictiva aconsejan


previamente examinar el papel que juega el sujeto activo en la misma. En ese sentido y a
la luz del Código Penal español y de la mano de la convención para la prevención y la
sanción del delito de genocidio, el sujeto activo podría serlo, en una primera
aproximación, cualquiera.

Dicha conclusión, junto al rechazo final de mencionar al Estado como sujeto activo del
delito que finalmente se ha venido adoptando en la mayoría de los diferentes niveles
normativos junto a la opinión de la doctrina mayoritaria en el sentido de que las personas
jurídicas no pueden ser sujetos de Derecho penal, ha simplificado la problemática de la
participación en nuestra parcela criminal. A ello hay que añadir que ésta no ha quedado
afectada por las cuestiones dogmáticas que se suscitan en los delitos especiales, en el
sentido de que la doctrina mayoritaria al tiempo de abordar la oportunidad de exigir que el
crimen internacional sea cometido por o con la tolerancia del poder político no se exige
que el sujeto activo sea funcionario público.

La evolución histórica de la autoría y la participación en los tribunales internacionales en


el marco propio de las Naciones Unidas, la primera alusión específica a la autoría y
participación en el crimen internacional se predica en relación al delito de genocidio en la
Resolución 96 de 1946 aceptando reconocer que el genocidio es un crimen de Derecho
de Gentes condenado por el mundo civilizado cuyos principales autores y sus cómplices,
sean, personas privadas, funcionarios o representantes oficiales del Estado que deben
ser castigados, obrando por razones raciales, religiosas, políticas u otras.

A partir de aquí haremos las obligadas consideraciones que merece el tema a tratar
siguiendo cronológicamente las diferentes instancias judiciales más representativas que
se han sucedido a lo largo del reciente extinto siglo XX.
Se tiene de ejemplo el Tribunal Internacional de Nuremberg, y atendiendo al Estatuto
para el Tribunal Militar Internacional de los juicios de Nuremberg, no se recoge
consideraciones especificas acerca de la autoría y participación, con excepción de
referencias incidentales como el marco normativo del Tribunal de Nuremberg adopta ya
un criterio que tiende a equiparar cualquier forma de apoyo o participación a la conducta a
propia mano si o de autor en el que basándose en el concepto anglo-americano aplicado
con tal ocasión, trata por igual a autores y a cómplices en el nivel de imputación de
responsabilidad criminal y salvo determinadas excepciones, todas las formas de
participación fueron tratadas por igual pues partícipe sería todo el qué contribuye de
alguna manera a la comisión del delito. La aplicación práctica de esta teoría colmaba las
lagunas de punibilidad generadas por la accesoriedad de la participación de los cómplices
e instigadores.

En cuanto al Complot y la Conspiración a que se refería el párrafo final del mismo artículo
del Estatuto del Tribunal de Nuremberg, ha sido reconocida por la doctrina, más que como
un tipo, o crimen, con autonomía propia, como una extensión de la responsabilidad a los
cómplices y otros partícipes (materiales o intelectuales) de las figuras criminales que
hemos tratado, bajo los siguientes términos: Los dirigentes, los organizadores, los
instigadores y los cómplices que hubieren participado en la formulación o ejecución de un
plan común o de una conspiración para cometer cualquiera de los citados delitos, serán
responsables de todos los actos realizados por cualesquiera personas en ejecución de tal
plan. De tal manera, cualquiera que coopere causalmente a la comisión del delito sería
considerados autor y no partícipe en tanto que ni el estatuto del Estatuto se desprende la
voluntad clara de extender la responsabilidad penal no sólo a los ejecutores principales
sino también a cualquiera que hubiese cometido acción en ejecución de un plan para la
comisión del crimen ya en concepto de líder, organizador, inductor o partícipe en la
planificación criminal o en una conspiración para su comisión.

Por último y en el marco de los delitos de omisión, se aplicó una extensión de la


incriminación por el mando, es decir, una incriminación por la obligación de determinados
mandos militares que por razón de su empleo y en tanto que tenían conocimiento de los
hechos, podían y debían haber dispuesto una conducta opuesta al plan genocida o
criminal.

Dado lo anterior y partiendo del principio de responsabilidad penal individual, la


jurisprudencia de Nurembreg en general no distinguió en el nivel de imputación entre
autoría y participación bajo el estigma de la imputación de una participación consciente en
un sistema de crueldad e injusticia organizada diseñada por el Gobierno a nivel nacional.

ANÁLISIS CRÍTICO:

De la lectura del documento se determina que la jurisprudencia de Nuremberg no


distinguió entre Autor principal y accesorio, sino que más bien consideró cualquier forma
de participación actual en el crimen como suficiente para considerar al partícipe como
responsable; es decir que cualquier forma de participación desde el mero consentimiento
a la conducta activa, fue considerado suficiente no sólo para el crimen contra la paz pero
también en lo que respecta a los crímenes de guerra y a los crímenes contra la
humanidad. Este tratamiento unitario que contrastaba con la tradición europea del
modelo de diferenciación e incluso con una antigua tradición inglesa del Commom Law y
la statute Law del siglo XIX.

En ese sentido el delito de genocidio entiende que esta extensión de la autoría requiere la
concurrencia de tres elementos siendo éstos, que el sujeto ocupe una posición de garante
respecto de la existencia del grupo, que el sujeto tenga la capacidad de realizar la acción
tendiente a evitar el exterminio del grupo y que dicho sujeto no realice la última acción
posible tendente a la salvación del grupo.

En definitiva y por último podemos concluir que salvo las excepciones apuntadas, el
Tribunal de Nuremberg, que tuvo el dudoso honor de ser el Tribunal constituido para
enjuiciar a los mayores criminales de guerra conocidos hasta la fecha, en consonancia
con la teoría norteamericana de la participación próxima a la difuminación entre autoría y
participación, resolvió hacia un concepto unitario de autor con base en el cual y en
aplicación de la llamada tesis de la unidad, unumfactum, unum delictum, que regía en el
Derecho Romano todos los partícipes responden unitariamente del delito. Y en el marco
de los delitos de omisión, se aplicó una extensión de la incriminación por el mando, es
decir, una incriminación por la obligación de determinados mandos militares que por razón
de su empleo y en tanto que tenían conocimiento de los hechos, podían y debían haber
dispuesto una conducta opuesta al plan genocida o criminal.

Se hace especial referencia al estatuto de roma de la corte penal internacional

el estatuto de roma de la corte penal internacional aprobado el 17 de julio de 1998 recoge


en su artículo 25 el consagrado ya como principio general de derecho la responsabilidad
penal individual, en sus dos primeros números: de conformidad con el presente estatuto,
la corte tendrá competencia respecto de las personas naturales, y quien cometa un
crimen de la competencia de la Corte será responsable individualmente y podrá ser
penado de conformidad con el presente Estatuto. Y en relación con la autoría y la
participación, el mencionado artículo 25 recoge en su apartado 3o las siguientes
precisiones: 1. De conformidad con el presente Estatuto, será penalmente responsable y
podrá ser penado por la comisión de un crimen de la competencia de la Corte quien: a)
Cometa ese crimen por sí solo, con otro o por conducto de otro, sea éste o no penalmente
responsable; b) Ordene, proponga o induzca la comisión de ese crimen, ya sea
consumado o en grado de tentativa; c) Con el propósito de facilitar la comisión de ese
crimen, sea cómplice o encubridor o colabore de algún modo en la comisión o la tentativa
de comisión del crimen, incluso suministrando los medios para su comisión; d) Contribuya
de algún otro modo en la comisión o tentativa de comisión

del crimen por un grupo de personas que tengan una finalidad común.
RECENSION No. 20

CRITERIOS DE IMPUTACIÓN SUBJETIVA DEL ILÍCITO EN EL ESTATUTO DE LA


CORTE PENAL INTERNACIONAL

La consolidación definitiva del principio de culpabilidad para los crímenes internacionales


se debe al Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.

La decisión de anclar la responsabilidad penal a criterios precisos de imputación subjetiva


está vinculada, en primer lugar, al reconocimiento de su carácter exclusivamente
individual.

Esta solución, actualmente consagrada en el artículo 25 del Estatuto de la Corte Penal


Internacional ya había sido acogida por la Carta de Núremberg y de Tokyo, y retomada
posteriormente por los Estatutos de los Tribunales Internacionales para la ex-Yugoslavia
contenida en los artículos 7 y 23 y Ruanda artículos 6 y 22.

Estas disposiciones remiten la responsabilidad penal a la persona física que sea


individualmente responsable por los hechos cometidos, lo que si bien por un lado impide
la consideración del Estado como sujeto activo de los crímenes internacionales, por otro
lado implica, antes que nada, el rechazo de cualquier forma de responsabilidad por un
hecho ajeno.

Sin embargo, la afirmación de la naturaleza personal de la responsabilidad penal no se


traduce, al menos hasta la aprobación del Estatuto de la Corte de Roma, en una
adecuada individualización de los presupuestos subjetivos sobre los cuales debe fundarse
la incriminación. La dificultad para elaborar reglas generales en materia de culpabilidad se
debe, con toda probabilidad, a las importantes diferencias que al

El principio de culpabilidad en el derecho penal internacional, la consolidación de este


principio es para los crímenes internacionales y se debe al Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional, dicha decisión de anclar la responsabilidad penal a criterios precisos
de imputación subjetiva está vinculada, en primer lugar, al reconocimiento de su carácter
exclusivamente individual, estas disposiciones remiten la responsabilidad penal a la
persona física que sea individualmente responsable por los hechos cometidos, lo que si
bien por un lado impide la consideración del Estado como sujeto activo de los crímenes
internacionales, por otro lado implica, antes que nada, el rechazo de cualquier forma de
responsabilidad por un hecho ajeno. Sin embargo, la afirmación de la naturaleza personal
de la responsabilidad penal no se traduce, al menos hasta la aprobación del Estatuto de la
Corte de Roma, en una adecuada individualización de los presupuestos subjetivos sobre
los cuales debe fundarse la incriminación. La dificultad para elaborar reglas generales en
materia de culpabilidad se debe, con toda probabilidad, a las importantes diferencias que
al respecto se presentan en los distintos ordenamientos jurídicos, en especial entre el
Derecho penal de tradición anglosajona y aquél de tradición europeo continental.

De hecho, aunque se reconociese la plena operatividad del principio de culpabilidad en el


Derecho Penal Internacional, se carecería por completo de una disposición que definiera
en líneas generales sus contenidos efectivos, lo que llevaría a que en algunos casos se
exigiera, como forma mínima de culpabilidad, la previsión acerca de la probabilidad de
que se verifique un determinado resultado. Otras veces en cambio, bastaría con que en el
sujeto activo se diera la simple previsibilidad de las consecuencias nocivas de la propia
conducta. Y otras, en las que se considere suficiente «una negligencia particularmente
grave.
El significado de Intent and Knowledge en el artículo 30 del Estatuto de la Corte Penal
Internacional, exige para la imputación subjetiva de los crímenes internacionales, que el
sujeto actúe con intención y conocimiento pleno respecto a los elementos constitutivos
del hecho delictivo.

Esta fórmula, más que indicar requisitos heterogéneos, parece utilizar realmente un tipo
de hendíadis para expresar un factor subjetivo sustancialmente unitario. Esta conclusión
es confirmada por el hecho de que, en los ordenamientos de common law, los dos
términos suelen usarse alternativamente para indicar un state of mind reconducible a la
figura del dolo. La decisión de prever conjuntamente la presencia de ambos requisitos se
debe más bien a la precisa consideración de que, para una imputación dolosa, existen
algunos elementos del hecho que sólo pueden ser objeto de representación, mientras que
otros deben ser efectivamente queridos.

ANÁLISIS CRÍTICO

Luego de la lectura correspondiente del presente documento se determina que lo cierto es


que en referencia a la conducta, precisa que el sujeto actúa intencionalmente cuando se
propone incurrir en ella, evidenciando que debe tratarse de una conducta necesariamente
voluntaria, en cambio, para las denominadas circunstancias, expresión con la cual los
juristas del common law indican los elementos objetivos que constituyen el tipo delictivo,
diferentes a aquellos de la conducta y del resultado, y se exige que el agente
simplemente sea consciente de su existencia. Lo que, por lo demás, se deriva de la
consideración de acuerdo a la cual, con referencia a estos elementos, no habría lugar a
hablar de volición en sentido estricto, ni razonar en términos de intencionalidad,
tratándose de datos que no están directamente vinculados al comportamiento humano
sino al contexto en el que éste se desenvuelve/se desarrolla. En estos casos lo que hay
que preguntarse, más bien, es si existe compatibilidad con los criterios de imputación
previstos en el art. 30 del Estatuto de la Corte Penal Internacional con el estado
psicológico de duda; esto es, la representación del elemento en términos de mera
posibilidad.

De esta manera, se trata de verificar si las hipótesis reconducibles al dolo eventual o a la


imprudencia de los sistemas de common law, están comprendidas en la expresión
awareness that a circumstance exists. Sobre esta cuestión, que se presenta también en
relación a los criterios de imputación de las denominadas consecuencias de la conducta,
se remite al apartado sucesivo. Y en lo que respecta a las consecuencias normales de la
conducta precisa que el agente debe quererlas como finalidad de la propia acción o ser
consciente de que éstas se verificarán según el curso normal de los acontecimientos.

Ahora bien, con referencia al primer criterio de imputación, no parece haber problemas
interpretativos particulares pues tratándose de una hipótesis claramente reconducible a la
figura del denominado dolo directo intencional que es en los pretender que el genocida
quiera la pertenencia de la víctima a un cierto grupo étnico, puesto que sobre esa
pertenencia su voluntad no podría incidir en ningún modo, pudiendo éste sólo
darse cuenta de es decir representarse su existencia.

En cambio, a todas luces resulta que es más problemático establecer con certeza qué
debe entenderse en la expresión consciente de que se va a producir una consecuencia en
el curso normal de los acontecimientos. Desde esa perspectiva, se trata de aclarar cuál es
exactamente el nivel de adhesión psicológica al hecho, úes dicho de un modo más simple,
el problema es determinar si es necesario que el sujeto activo se represente la
consecuencia como un resultado cierto de la propia conducta, o si es suficiente una
previsión en términos de mera posibilidad. Esto último significaría dar ingreso a un criterio
de imputación subjetiva reconducible a la figura del dolo eventual de los ordenamientos.
La posición asumida por la misma Corte Penal Internacional parecería resolver esta
cuestión, al haber expresamente afirmado que el criterio fijado den el artículo 30 del
Estatuto de la Corte Penal Internacional y que se extendería al dolo eventual.

Es por ello que se concluye diciendo que es necesario considerar que los crímenes
internacionales son, generalmente, crímenes de una gravedad y una extensión tales, que
su realización no sería posible sin la colaboración de varios individuos, además en
muchos casos se trata precisamente de crímenes de inspiración ajena, en el sentido de
que quien los realiza no actúa por su propia iniciativa, sino con base en un orden
jerárquico superior o gobernativo.

Debe decirse, de todos modos, que esta diversidad en la terminología se debe


esencialmente al hecho de que el Estatuto ha asumido, de manera casi automática, las
descripciones de los crímenes ya previstas en las Convenciones de Derecho
Internacional; lo que, además de complicar la actividad del intérprete, plantea el riesgo de
la imposibilidad de dar una aplicación uniforme a esta normativa en general.

REFLEXIONES SOBRE LA DOCTRINA DE LA EMPRESA CRIMINAL COMÚN


EN DERECHO PENAL INTERNACIONAL

Héctor Olásolo

Recensión 21

La empresa criminal común es una de las formas que se analiza de criminalidad


ene el derecho penal internacional; su doctrina, de acuerdo con la jurisprudencia
de los Tribunales internacionales de Yugoslavia y Ruanda se ha desarrollado de
acuerdo con las personas que participan en la misma y con los elementos
objetivos y subjetivos que deben de considerarse para determinar la forma de
participación de las personas involucradas; tanto en el grado de autores
responsables o como cómplices o coautores de los delitos.
Los elementos comunes contemplan la pluralidad de personas, plan común y
delitos integrales y no integrales. La doctrina anteriormente señalada y basada en
la jurisprudencia de las cortes internaciones indicadas, detalla que para que pueda
considerarse a una persona como autor de los delitos cometidos por una empresa
criminal común, deben de tener el conocimiento de los objetivos que la empresa
criminal común tiene; en ese sentido, cada uno de ellos tendrá conocimiento con
el plan que se debe de llevar a cabo para lograr ese objetivo; de acuerdo con esa
determinación, entonces los crímenes que se cometan serán crímenes integrales,
toda vez que cada una de estas personas habrá de actuar de manera coordinada
para llevar a cabo el plan común en la ejecución de los delitos integrales del
mismo plan.

Para ese objetivo, entonces se han distinguido tres variantes en el accionar de las
personas de acuerdo con el plan formulado; en ese sentido existe la variante
básica, la variantes sistemática y la variante amplia.

Las primeras dos variantes, básica y sistemática, se basan en la realización de


delitos integrales de la empresa criminal común; mientras que la tercera variante,
está determinada por la comisión de aquellos delitos que son la consecuencia
lógica y natural de la ejecución de un plan en común.

Estaría entonces constituida la parte objetiva por la pluralidad de personas, plan


común y delitos integrales y no integrales de la empresa criminal común.

Los elementos subjetivos de la doctrina de la empresa criminal común están


comprendidos por las tres variantes que se han señalado anteriormente. La
primera de ellas es la variante básica, en la cual se contemplan aquellos delitos
que integran el plan común que se desarrollado para lograr el objetivo de la
empresa criminal común. En la comisión de este tipo de delitos existe un dolo
especial; es decir, cada una de las personas que participan en este tipo de delitos,
tiene conocimiento pleno de lo que quiere lograr y cuales son los medios que
utilizará para la comisión de este tipo de delitos. Uno de los requisitos importantes,
es que los integrantes de la empresa criminal común compartan la intención de
que se cometan los delitos integrales del plan común.
La variante sistemática de la Empresa Criminal Común requiere que el
conocimiento de un sistema de represión y la intención de favorecer la naturaleza
criminal del mismo, esto requiere que se realicen las acciones impulsados por el
dolo especial, si no existe una forma de comprobar que los sindicados han
actuado de esta manera, de acuerdo con las cortes internacionales citadas, no se
logrará probar que existe una variante sistemática de la Empresa Criminal Común.

La tercera variante de la Empresa Criminal Común es la variante amplia y


constituye una extensión de sus variantes básica y sistemática; esto quiere decir
entonces que solo se va a considerar la variante amplia, si existe la variante
básica y la variante sistemática o una de las dos previamente.

El primer requisito para que exista la variante amplia es que el sindicado tenga la
intención de formar parte de la Empresa Criminal Común básica o sistemática y
contribuir a la ejecución del plan común. Además de ello también requiere que se
tenga conocimiento que como consecuencia de la ejecución de dicho plan, los
miembros de la Empresa Criminal Común pueden cometer una serie de delitos no
integrales y como segundo requisito, la aceptación de este riesgo como
consecuencia de unirse o de continuar siendo parte de la Empresa Criminal
Común a pesar de dicho conocimiento.

CRÍTICA PERSONAL

La Empresa Criminal Común es aquella que en la jurisprudencia de la Corte


Internacional Penal de Yugoslavia y Ruanda ha sido considerada como una
organización que actúa con un objetivo común y que está constituida por
miembros en diferentes jerarquías que ejecutan acciones encaminadas a lograr un
objetivo criminal común. De ese concepto, nace la doctrina de la Empresa Criminal
Común, derivado de los criterios jurisprudenciales y analizados por el autor en el
presente artículo.

Es por ello, que para considerar que se han cometidos crímenes en una Empresa
Criminal Común y que estos pueden ser juzgados como tales para condenar a sus
autores o coautores responsables, es necesario que puedan encuadrarse las
conductas dentro de los presupuestos doctrinariamente establecidos. Dentro de
estos presupuestos se encuentran los de tipo objetivo y subjetivo que considero
que han sido bastante delimitados; con el objeto de poder juzgar adecuadamente
este tipo de delitos.

En ese orden de ideas, deben de corresponderse las conductas de los participes


en dichos crímenes en la realización de acciones encaminadas a lograr el objetivo
de la Empresa Criminal Común, tener conocimiento del plan común, participar en
la ejecución de delitos integrales y no integrales de la Empresa Criminal Común y
de esa cuenta se podrá determinar en qué tipo de variante se encuadra su
conducta, si en la variante básica, sistemática o amplia.

Considero que es importante que se puedan analizar detalladamente cada una de


estas variantes, para poder determinar adecuadamente cual es la variante en la
que se han realizado los crímenes por las personas que han participado en la
Empresa Criminal Común y al mismo tiempo considero que, el aporte realizado
por el autor en el presente artículo es de relevante importancia para comprender la
forma en la que debe de entenderse la Empresa Criminal Común y como debe de
aplicarse el derecho penal internacional.

ESTUDIO POLÍTICO-CRIMINAL Y DOGMÁTICO DE LOS PRINCIPIOS Y


GARANTÍAS DEL ESTATUTO DE ROMA

Jaime Sandoval Fernández y Jorge Albello Gual

Recensión 22

El derecho penal es un derecho que debe de ser garantista, en su función de


prevenir conductas punibles, debe de adaptarse a un modelo de desarrollo
establecido dentro de una sociedad.

Las garantías que debe de contener el derecho penal deben de estar de acuerdo
con las nuevas reformas que se plantean también en el desarrollo de los cambios
sociales que se van dando; en tanto que el derecho evoluciona, la criminalidad
también lo hace y es en el crimen organizado en donde se encuentra también
nuevas formas de actuar. Es por ello por lo que debe de establecerse también
modelos en el derecho penal que estén relacionados con los criterios de
peligrosidad y prevención de las conductas que limiten el actuar punitivo del
Estado, garantizando los derechos de las personas involucradas en los hechos
delictivos.

Las garantías que un Estado debe de ofrecer deben de estar dirigidas a asegurar
la tutela de los derechos de libertad que consisten esencialmente en técnicas de
invalidación o de anulación de los actos prohibidos que las violan; las garantías
sociales, orientadas como están a asegurar la tutela de los derechos sociales,
consisten, en cambio, en técnicas de coerción y/o sanción contra la omisión de las
medidas obligatorias que las satisfacen.

De esta cuenta, los autores consideran que el Estatuto de Roma, es una de las
normas internacionales que pretenden garantizar esos derechos y al mismo
tiempo, aplicar el poder punitivo sobre los infractores a la ley penal en el ámbito
internacional. Para empezar a analizarlo es necesario, comprender su ubicación
en el ordenamiento jurídico.

El Estatuto de Roma creó la Corte Penal Internacional, de esa cuenta, lo que se


regula en el Estatuto tiene un tratamiento diferente a lo que se establece en el
derecho interno de cada uno de los países que forman parte del mismo.

En ese orden de ideas, es a través de la Carta Magna de cada uno de los países
firmantes que se establece la ubicación que tendrá el Estatuto de Roma. En el
caso de Guatemala, es a través del artículo 46 de la Constitución Política de la
República de Guatemala que se da cabida al derecho internacional a todos los
tratados y convenios en materia de derechos humanos, siendo que lo que
establece el Estatuto de Roma es la aplicación de la ley penal a nivel
internacional, en garantía de la tutela judicial efectiva, se hace necesario que se
aplique a través de dicho artículo.
Los autores hacen referencia que en el caso de Colombia, existe un conflicto en la
aplicación del Estatuto de Roma, en cuanto a la aplicación de normativa que no
está de acuerdo con la ley interna, de esa cuenta se pone de manifiesto lo
referente a la amnistía; institución que tiene conflicto con lo estipulado en el
derecho interno, es por ello que consideran los autores que debe de establecerse
muy claramente en que casos se irá a aplicar esta institución, cuando es contraria
al derecho colombiano.

En cuanto al principio de legalidad, la Corte Penal Internacional se rige por lo


establecido en los artículos 22, 23 y 24 del Estatuto de Roma; siendo así que no
es diferente a lo que se establece en la legislación colombiana, lo que se busca es
no vulnerar este principio en la aplicación de la ley penal, en este caso, la
prohibición de la analogía es una de las garantías que debe de respetarse en todo
sentido y debe de establecerse claramente cuales deben de ser las conductas
punibles; garantiza al mismo tiempo que se esté actuando con arbitrariedad y con
abuso de autoridad en cada uno de los actos que realice la Corte Penal
Internacional.

Lo que debe de ser claro en la aplicación del Derecho Penal Internacional y del
Estatuto de Roma, como la norma que se aplicará en la Corte Penal Internacional,
es que en todo sentido, siendo que se aplique la normativa propia de la Corte o
que se aplique alguna de las normativas que sean de otros países, es el respeto a
los derechos humanos y a las garantías judiciales

Existe un principio de culpabilidad que debe de cumplir con las siguientes


acepciones:

- La culpabilidad como principio que excluye la responsabilidad objetiva,


como el caso fortuito.
- La culpabilidad como garantía de proporcionalidad individual
- La culpabilidad como graduación del tratamiento punitivo respecto de la
modalidad de la conducta.
- Culpabilidad como categoría dogmática; juicio de reproche sobre el autor.
Todo lo anterior debe de ser analizado en relación con la conducta de las
personas participes en los delitos que contempla el Estatuto de Roma para que
pueda determinarse adecuadamente su aplicación y por ende la aplicación del
derecho penal internacional.

COMENTARIO PERSONAL

De los autores que han desarrollado el presente documento se puede analizar el


Estatuto de Roma, en la forma en la que los mismos consideran que se encuentra
desarrollado y la forma correcta de su aplicación al momento de juzgar crímenes
de los tipos penales contemplados en la referida ley.

Si bien cada uno de estos desarrolla un punto de vista de acuerdo con su con su
apreciación objetiva y en relación con el derecho penal colombiano, es de mucha
utilidad su aporte en la medida de que de él se analizará para los demás países la
forma en la que deben de encuadrarse las conductas de las personas que se
pretenda juzgar en la Corte Penal Internacional y a la que da origen el Estatuto de
Roma.

En el documento se hace referencia que en el caso de Colombia, existe un


conflicto en la aplicación del Estatuto de Roma, en cuanto a la aplicación de
normativa que no está de acuerdo con la ley interna, de esa cuenta se pone de
manifiesto lo referente a la amnistía; institución que tiene conflicto con lo
estipulado en el derecho interno, es por ello que consideran los autores que debe
de establecerse muy claramente en qué casos se irá a aplicar esta institución,
cuando es contraria al derecho colombiano.

Algo muy importante es lo referente al principio de legalidad, la Corte Penal


Internacional se rige por lo establecido en el Estatuto de Roma; siendo así que no
es diferente a lo que se establece en la legislación colombiana, lo que se busca es
no vulnerar este principio en la aplicación de la ley penal, en este caso, la
prohibición de la analogía es una de las garantías que debe de respetarse en todo
sentido y debe de establecerse claramente cuales deben de ser las conductas
punibles; garantiza al mismo tiempo que se esté actuando con arbitrariedad y con
abuso de autoridad en cada uno de los actos que realice la Corte Penal
Internacional.

Considero que en el caso de Guatemala, para que se pueda dar la aplicación


correcta del derecho internacional, respetando las garantías judiciales debe de
actuarse a través del artículo 46 de la Constitución Política de la República de
Guatemala que se da cabida al derecho internacional a todos los tratados y
convenios en materia de derechos humanos, siendo que lo que establece el
Estatuto de Roma es la aplicación de la ley penal a nivel internacional, en garantía
de la tutela judicial efectiva.

JURISDICCIÓN UNIVERSAL Y LEGALIDAD DEL ESTATUTO DE ROMA,


FRENTE AL DERECHO INTERNO
JAIME ALBERTO SANDOVAL MESA
Las bases de la justicia internacional como hoy en día la conocemos, protegiendo
los intereses comunes de los Estados, tiene sus antecedentes en los principios
establecidos para la instauración del Tribunal Especial Ah Hoc de Nüremberg,
según los cuales, se establece la tipificación de lo que se considera como delitos
internacionales, separando los delitos contra la humanidad de los delitos contra la
paz, siendo éstos últimos relacionados con la agresión y delitos de guerra;
mientras que los delitos contra la humanidad pueden tener lugar tanto en tiempos
de paz como en el escenario de un conflicto armado. De ahí se parte para
concretar la jurisdicción universal que se encuentra, por la comunidad
internacional, depositada en la Corte Penal Internacional.

El principio de Jurisdicción Universal, según la lectura emprendida, puede definirse


como aquel en virtud del cual se asignacompetencias a ciertas autoridades
especialesu ordinarias, para la represión de delitos queindependientemente del
lugar de su comisióny de la nacionalidad de los autores o víctimas,atentan contra
bienes jurídicos internacionaleso supranacionales de especial importancia, yque
por ello, trascienden la esfera de interesesindividuales y específicos de uno o
variosEstados en particular. Cualquiera adiestrado en derecho internacional,
podría advertir de la definición anterior, una violación al principio de no
intervención, según el cual ningún Estado puede (ni tampoco tener la intención) de
ejercer soberanía en perjuicio de la seguridad de un Estado o de la comunidad de
Estados; pero en este caso a priori podría entenderse que lo que en realidad
sucede es que el derecho interno es relegado por el derecho internacinal. No
obstante, existe en materia de la Jurisdicción Universal, una exclusión de este
principio, por lo que puede afirmarse que éste no es vulnerado por la Corte Penal
Internacional, pues este organismo, según el propio Estatuto de Roma, es como
tal, un organismo internacional y no un Estado, por tanto no puede ejercer
soberanía, sino únicamente la aplicación de justicia en ciertos y determinados
delitos que violentan bienes jurídicos universalmente reconocidos y que interesan
a la comunidad internacional.

La adecuación del derecho penal interno en Colombia (en el que se basa el


estudio objeto de análisis), conforme el Estatuto de Roma, presenta ciertas
complicaciones, las que también deben ser para todas aquellas que no emplean el
sistema anglosajón que por el principio de juridicidad permite ir creando el derecho
y la tipificación de crímenes, sino que tienen un sistema más rígido que por
ejemplo, en el caso de crímenes como el referido a otros actos inhumanos, que no
define concretamente cuáles son esos crímenes y queda a discreción de los
Estados, lo que a nuestro leal saber y entender atentaría contra el principio de
legalidad. La incógnita en este sentido, se resuelve por los estudiosos del derecho
internacional, de una manera bastante fácil de comprender, pues se dice que la
existencia de tipos abiertos, no implica el desconocimiento del principio de
legalidad, sino que frente a los tipos cerrados, se hace una completa descripción
fáctica del crimen. Los tipos abiertos necesitan ser complementados con
elementos normativos o con elementos valorativos constituidos por cláusulas
generales que se identifican con el juicio mismo de antijuridicidad y que quedan a
la libre apreciación de la Corte.

Aunque hay que ser claros, el problema no se disipa con esa escueta explicación,
cuando de nuevo caemos al derecho penal interno de los Estados que se basan
en el sistema continental (como Guatemala por ejemplo), ya que pueda que hayan
tipos penales en el Estatuto de Roma que definitivamente no existan a lo interno
de las naciones, o que no sigan la tradición de ley estricta, permitiendo acudir a
otras fuentes consuetudinarias que no se encuentran propiamente adecuadas a
los principios de nuestra legislación o simplemente se encuentran en instrumentos
internacionales. Pues bien, no hay otra opción que admitir que el principio de
legalidad como nosotros lo concebimos ha evolucionado, o más bien, el derecho
internacional lo ha hecho evolucionar, toda vez que aparece una nueva realidad
que finalmente debe prevalecer sobre las rígidas y tradicionales instituciones
liberales, sobre las cuales se adscribe el imperio de la ley en el principio de
legalidad continental.

CRÌTICA PERSONAL
Aun así el artículo científico objeto de estudio, se afane en desviar la atención
sobre la imposición del derecho internacional sobre el derecho interno, es evidente
que en la realidad se refleja pues basta con analizar que los Estados deben
adecuar las conductas tipificadas como delitos conforme lo establece el Estatuto
de Roma, siendo esto con carácter obligatorio, de esa cuenta, la Corte Penal
Internacional podrá conocer dichos delitos relegando la competencia de los
tribunales internos de los Estados. Crítica que en otras oportunidades ya se ha
materializado en trabajos similares de este grupo de estudiantes.

Otra situación a resaltar del trabajo del profesor Sandoval Mesa, es precisamente
la doble moral (no del autor) de los Estados que controlan a la comunidad
internacional, concretamente con el establecimiento de la Corte Penal
Internacional derivada del Estatuto de Roma, pues en el mismo, se regula la
imposibilidad de juzgar crímenes cometidos con anterioridad a la vigencia del
mismo, lo cual es aceptable si se observa el principio de no retroactividad de la ley
penal. Sin embargo, el Tribunal de Nüremberg fue establecido exclusivamente
para juzgar los crímenes cometidos en la Segunda Guerra Mundial, luego de que
esta finalizó y su competencia fue determinada para conocer crímenes que fueron
tipificados de igual manera con posterioridad, obviando así el principio de no
retroactividad anteponiéndole la necesidad de hacer justicia en favor de la
humanidad.

Quedó entonces demostrado que pueden juzgarse crímenes cometidos con


anterioridad por un tribunal creado tiempo después y con competencia para juzgar
esos crímenes en específico, pero eso no se ha realizado para hacer justicia en
favor de la mayoría de países de América Latina que fueron invadidos por orden
de los gobernantes de Estados europeos, hace siglos eso sí, pero que existen
datos y documentos sobre los que podría basarse un juicio, como lo escrito por
Bartolomé de las Casas que describió las atrocidades cometidas por Cristóbal
Colón y sus invasores en el territorio de Guatemala, dentro de las que destaca la
esclavización y muerte de muchos originarios, crímenes que obviamente son
indignantes para toda la humanidad y de los que los países afectados podrían
recibir al menos un resarcimiento, pero que como no interesa a los Estados que
controlan a la comunidad internacional, quedarán sin ser juzgados y para la
historia de la humanidad que se hace justicia cuando es conveniente; de eso trata
la doble moral que se aduce.
LA PUNBILIDAD DE LOS CRÍMENES INTERNACIONALES EN EL DERECHO
INTERNO ALEMÁN. EL CÓDIGO PENAL INTERNACIONAL ALEMÁN.
GERHARD WERLE Y FLORIAN JESSBERGER

Alemania puede jactarse de ser el Estado precursor de la codificación del Derecho


Penal Internacional, el primer indicio de esta intención lo constituyó el Tratado de
Versalles, firmado al final de la Primera Guerra Mundial con la intención de frenar
las hostilidades de la misma y por ende tratar de alcanzar la paz entre los países
en conflicto. Posteriormente la instauración del Tribunal de Nüremberg al final de
la Segunda Guerra Mundial, fue quizá el intento más sólido y que sentó las bases
de la codificación internacional del derecho penal. La justicia penal alemana ha
jugado (y juega) también un importante papel en la persecución de crímenes
cometidos desde principios de la década de los 90 en el territorio de la ex
Yugoslavia.

De esa cuenta, surge el Código Penal Internacional Alemán, mismo que entra en
vigencia antes del Estatuto de Roma en aquél país, pero en realidad ya es más o
menos acorde con lo establecido en este instrumento legal internacional y esa era
la aspiración principal del Estatuto de Roma, que todos los Estados que
conforman la comunidad internacional, adecúen su derecho penal interno
conforme las tipificaciones de aquél y de esta manera hagan punibles los
crímenes internacionales. Es el caso, que esto no suceda, porque es de aceptar
que no todos los países podrán tipificar los delitos conforme el derecho
internacional, o al menos, no al mismo ritmo que otros, existe el principio de
complementariedad consagrado en el Estatuto de Roma, según el cual, la Corte
sólo es competente para la persecución de un crimen, cuando ningún otro Estado
llamado a conocer de la causa esté dispuesto y en condiciones de llevar a cabo la
investigación o enjuiciamiento. Como consecuencia de ello, ante la imposibilidad
de un Estado de enjuiciar al autor o autores de crímenes internacionales, bien por
ausencia de tipificación o por inadecuación de su sistema de justicia, el caso
puede trasladarse a la Corte Penal Internacional, para que sea éste organismo el
que supletoriamente administre justicia.
El Código Penal Internacional de Alemania, tipifica el delito de Genocidio,
estableciendo que comprende conductas perpetradas con la intención de destruir,
total o parcialmente, a un grupo nacional, racial, religioso o étnico, como tal.
Dando cuenta del modo en que hasta la fecha se había comprendido el tipo penal,
se deja ahora explícitamente en claro que el crimen puede darse por consumado
aunque el ataque esté dirigido en contra de una sola persona. Al respecto de los
Crímenes de Lesa Humanidad, se penalizan determinadas conductas inhumanas
cometidas como parte de un ataque sistemático o generalizado en contra de una
población civil y los actos inhumanos en particular; como actos inhumanos se
encuentran el homicidio, el exterminio, la esclavitud, coacción sexual, desaparición
forzada, sometimiento a graves daños físicos o mentales, privación de libertad y la
persecución. Estos actos inhumanos adquieren la calidad de delitos contra el
Derecho internacional sólo a través de su relación funcional con los elementos de
contexto en el inicio descritos al respecto de estos crímenes. Por su parte los
Crímenes de Guerra cometidos en el contexto de conflictos armados
internacionales o internos, en su tipificación del código alemán, pretenden
restringir y hasta limitar el uso de ciertos métodos y medios de conducción y de
guerra.

Un rasgo caracterizador del Código Penal Internacional es la concentración en la


parte especial. La ley sigue el principio de marcar las zonas de punibilidad del
modo lo más cercano posible a las normas de Derecho Internacional (aunque más
preciso, en consideración al principio de taxatividad). Por tanto, puede afirmarse
que este Código recoge las normas consuetudinarias del derecho penal aceptadas
por la comunidad internacional y que en consenso se han establecido, en este
caso, funge como punto de orientación siempre que una redacción poco clara o
contradictoria de las disposiciones del Estatuto de Roma demanda mayor
precisión. Esta quizá sea la parte noble o bondadosa de este Código, ya que ante
la vaguedad de algunos conceptos y tipos abiertos del Estatuto de Roma,
proporciona una claridad y se concretiza a las distintas figuras penales como la
comisión por omisión, la propia conducta de omisión, el dolo eventual y otros
tantos que contribuyen a los tribunales nacionales e internacionales a la solución
de los crímenes de rango internacional, existiendo al respecto senda
jurisprudencia que en dado caso, también orienta las decisiones judiciales que se
adopten.

En resumen, este código creado por Alemania, busca ser un modelo para la
implementación en otros Estados del Estatuto de Roma, pues crea bases jurídicas
notablemente mejoradas para la persecución de crímenes internacionales por la
justicia penal alemana.

CRÍTICA PERSONAL

A partir de la instauración del Código Penal Internacional de Alemania, el resto de


Estados, incluido Guatemala, en una especie de efecto dominó, fueron
implementando calcos en sus respectivas legislaciones de éste Código sobre la
punibilidad de crímenes internacionales en él contenida, y complementándolo con
el Estatuto de Roma, el primero es un tanto más específico y del segundo
instrumento se adoptan las generalidades que son base del derecho internacional.

El propio instrumento legal implementado por el país germánico, expande el


principio de justicia universal. Así, el Derecho alemán es aplicable en todo caso,
siendo indiferente dónde, por quién o contra quién las conductas han sido
cometidas. El único vínculo exigible para la aplicabilidad del Derecho Penal
alemán es la calidad del injusto contenido en las conductas. Más allá de lo
anterior, no es exigible ninguna relación específica entre la conducta y Alemania
para la aplicabilidad del Derecho Penal alemán; corriente que también se aplica en
el resto de Estados que conforman la comunidad internacional.

De todo esto, es curioso como al final de cuentas fue Alemania quien en nombre
de todos los Estados creó un Código Internacional que concretiza disposiciones no
contempladas en el Estatuto de Roma y dicho sea de paso, recoge el derecho
penal consuetudinario de “todos” los Estados parte, algo anda mal cuando se
analiza que esto no es posible, puesto que no consideró para su implementación
los crímenes cometidos en conflictos armados de América Latina y que entonces
no es el derecho consuetudinario de todos los Estados de la comunidad
internacional, sino de Alemania y de las llamadas potencias mundiales. Es
entonces falaz la afirmación de que se ha buscado codificar el derecho penal
consuetudinario internacional. Incluso esto sería más creíble si estuviera contenido
(el derecho penal consuetudinario internacional) en el Estatuto de Roma, que
aunque no contó para su creación con todos los países del mundo, al menos los
continentes sí se encontraban representados de una u otra manera, pero se dejó
el consenso únicamente de las generalidades aplicables.

A fin de cuentas, tal vez sea imposible poder codificar todo el derecho
consuetudinario cuando la costumbre penal varía tanto de un Estado a otro, quizá
se hubiera podido establecer un consenso por contando con toda la comunidad
internacional y no dejando la tarea al Estado alemán, que siendo uno de los más
bélicos en la historia, deja las armas para intentar gobernar el mundo y se vale de,
entre muchas otras estrategias, la creación de un Código Penal Internacional que
aunque esté muy bien estructurado y sea garante de los derechos humanos, no es
el resultado de la unión de voluntades.

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