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Definición y Detección del Estrés

Integrantes:
Paula Espejo Torrico
Verónica Puig Vásquez
Camila Señoret Floresco

Profesor guía:
Dr. Carlos Cruz Marín
Introducción

“Decíamos que la medicina del futuro va a estar orientada a normalizar a seres


sanos, desajustados por el acoso diario de diferentes estresores”. (Vargas, 1988). Resulta
decisivo pensar que la salud depende de la sabiduría individual para responder y
adaptarse a las exigencias modernas, una noción acuñada por W. Cannon. Pareciera así
que las actuales enfermedades serán sobrepasadas por otras de origen psicológico.
El objetivo de esta investigación es introducirse en el tema del estrés con el
objetivo final de lograr una escala diagnóstica, válida para Chile, que logre pesquisar la
presencia de estresores psicosociales que abarca el Manual Estadístico y Diagnóstico de
Trastornos Mentales (DSM – IV) en su eje IV.
Para el logro de este objetivo se presentará este marco teórico con la intención de
reunir información relevante, a fin de contar con un respaldo científico que permita la
validación de un instrumento de medición.
Los estresores psicosociales han existido a lo largo de toda la historia de la
humanidad, sin embargo, la vertiginosa evolución de los cambios en las demandas
psicosociales del último siglo, ha impedido que, como antaño, las herramientas para
enfrentar la vida y desenvolverse adecuadamente en el mundo fueran entregadas de
generación en generación y, por lo tanto, la ausencia de modelos para conducirse
adecuadamente, obligando a cada individuo a buscar su propia forma de enfrentar el
mundo, muchas veces a partir del ensayo y el error. A nuestro juicio esta carencia hace
que el individuo se sienta más indefenso y menos capacitado para responder a las
exigencias culturales modernas que le presenta el medio induciendo un alto nivel de
estrés, lo que junto a otros factores contribuye al desarrollo de trastornos adaptativos.
Un punto muy importante de mencionar es que el concepto de estrés no es simple,
ya que implica la interacción de un conjunto de variables que incluyen demandas
psicosociales, evaluación cognitiva, respuestas fisiológicas y psicológicas, estrategias de
afrontamiento, variables de personalidad, factores heredados, apoyo social, etc. Teniendo
esto siempre presente, se intentará presentar una escala que pesquise la presencia de
estresores psicosociales y ambientales como principal objetivo.
I. Perspectiva psicofisiológica del estrés

Nuestro organismo utiliza dos vías diferentes para reaccionar frente a una
estimulación amenazante y a la disrupción en la homeostasis. (Millar and O’Callaghan,
2002). Por una parte el sistema nervioso periférico, compuesto de dos subsistemas, el
sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. El sistema nervioso
simpático o adrenérgico es el que inicia la respuesta frente al estímulo estresor
provocando la liberación de adrenalina, la cual es producida por la médula de las
glándulas suprarrenales. La liberación de esta secreción estimula el ritmo cardíaco,
aumenta el nivel de glucosa en la sangre, aumenta el estado de alerta, combate la fatiga
mental y muscular, causa ansiedad, dilata las pupilas y produce emoción (Cruz y Vargas,
2003). Esto ocurre siempre que nos enfrentamos a un hecho inesperado, pasamos un
susto o nos enfrentamos a un estimulo estresante. Lo que no siempre ocurre es que la
activación del eje hipotalámico – hipofisiario – suprarrenal, estimula la corteza de las
glándulas suprarrenales por medio de la ACTH liberada por la hipófisis, para liberar
CORTISOL. El cortisol es un glucocorticoide que actúa como un retroalimentador
negativo para terminar con la liberación CRH (Hormona liberadora de corticotrofina)
producida por el hipotálamo, que a su vez estimula la glándula pituitaria para que libere
ACTH activando las glándulas suprarrenales. El cortisol ha sido encontrado en muchos
experimentos de laboratorio en que se ha sometido a individuos a estímulos amenazantes
y junto con la activación del sistema simpático se observa una respuesta neuroendocrina
que se evidencia en elevación de los niveles de esta hormona.
Una “emoción simple” entonces, estaría compuesta sólo del aumento de
adrenalina y no del aumento de los niveles de cortisol en la sangre (Cruz y Vargas, 2003).
En cambio la respuesta que evidenciaría estrés necesariamente estaría relacionada con el
aumento de los niveles de esta hormona.
Una sobre o subproducción de cortisol puede causar enfermedades devastadoras
como el Síndrome de Cushing o el Síndrome de Addison (síndromes neurodegenerativos
del sistema nervioso) respectivamente y cuando la desregulación es menos severa este eje
pueden verse afectado por otras consecuencias igualmente dañinas para la salud como las
enfermedades cardiovasculares; por lo tanto el cuerpo se esfuerza en mantener los
niveles de cortisol entre ciertos rangos. (Millar and O’ Callaghan, 2002)

II. Definición de Estrés (Cruz y Vargas)

“Estrés es el comportamiento heredado, defensivo y/o adaptativo, con activación


especifica neuro-endocrino-emocional ante un estímulo percibido como amenazante
(estresor) para nuestra integridad o bienestar”.

Desglosamos la definición:
1.- Estresor:
Se trata de un estímulo que amenaza nuestra integridad y por ende produce estrés.
Es desagradable y perturbador.
Que el estímulo sea un estresor dependerá de su intensidad, duración, novedad
(versus adaptación adquirida) y sorpresa.
Dorothy Cotton (1990) realiza la siguiente clasificación:
a) Estresores físicos: Condiciones que afectan nuestro cuerpo.
b) Estresores psicológicos: Amenazas que producen reacciones internas subjetivas.
c) Estresores psicosociales: Derivados de las relaciones sociales.
Estos tipos de estresores generalmente coexisten.
Es importante aclarar que no cualquier estímulo negativo tiene carácter de
estresor ya que es clave la evaluación individual que realice la persona del evento. Lo
mismo ocurre con los estímulos positivos, para algunos significan protección y para otros
implican un desafío que les puede producir estrés.
El organismo responde de manera proporcional a la intensidad del estresor
dependiendo de la evaluación que se haga de éste.
2.- Estrés en el comportamiento heredado, defensivo y/o adaptativo:
El estrés como respuesta innata o heredada, es un comportamiento grabado en
nuestros genes que nos permite reconocer y reaccionar frente al peligro que amenaza
nuestra sobrevivencia. El aspecto adaptativo alude a los problemas cotidianos del medio
que desafían nuestro bienestar.
- Estrés como respuesta:
El estrés como respuesta se podría desglosar en tres áreas:
a) Área Neuroendocrina:
Se refiere a la activación psicofisiológica que produce el estrés.
b) Área Cognitiva:
Alude a los procesos cognitivos internos que realiza la persona al enfrentarse a
estímulos estresantes y que median las respuestas personales frente a éste. Los estímulos
ambientales e internos son estimados subjetivamente por el individuo, es decir, se da un
proceso cognitivo evaluador.
Lazarus define tres tipos de estimación; primero la persona enjuicia el estímulo como
irrelevante (sin atingencia emocional), benigno o positivo (protegen de los eventos
estresores), peligroso o estresante (daño, perdida, amenaza o desafío). Sin embargo hay
ciertos estresores que desencadenan una respuesta instantánea que no alcanza a ser
procesada de manera conciente (por ejemplo; un accidente automovilístico)
La segunda estimación se refiere a la evaluación de las opciones de afrontamiento que
dispone la persona, su efectividad y la propia capacidad para utilizarlas, es decir, a los
propios recursos para enfrentar la situación.
La tercera consiste en una reevaluación, ésta es la que permite alcanzar la “maestría o
afrontamiento exitoso”. Para Lazarus este factor es clave en el que se produzca estrés o
no.
c) Área de la conducta manifiesta:
Consiste en la evidencia visible del estrés que es desencadenada innatamente. Por
ejemplo la expresión facial y no verbal, que además tienen una naturaleza adaptativa.
Es importante incluir la emoción y el sentimiento en la respuesta al estrés.
Aristóteles equipara emoción a pasión, considerándola una experiencia que compromete
el cuerpo y el alma, diferenciándola del sentimiento, el cual involucra alma y
pensamiento; así se ha considerado que el sentimiento es la intelectualización de la
emoción. La emoción es máxima cuando se acompaña de estrés, en este caso se produce
una confusión mental que impide pensar y concentrarse.
Las emociones son estructuradas en sentimientos, los cuales adoptan un carácter
permanente y por lo tanto, serán determinantes en la respuesta frente al estrés.
Lo inconsciente juega un rol importante frente a la respuesta de un estresor.
Vargas describe respuestas espontáneas de las personas sometidas a estrés de contenido
psíquico muy doloroso que están determinadas por tendencias individuales:
- Olvido (mecanismo defensivo)
- Elaboración explicativa (encontrar explicaciones tranquilizadoras)
- Rechazo o negación (no existió)
- Rendición (aceptarlo como inevitable)
- Rumiación ( seguir pensando o comentando la experiencia desagradable)
- Frustración ( sentirse deprimido al no poder sobrellevar el estresor)
- Propia acusación ( responsabilizarse)

3. Un estresor que amenaza nuestra integridad o bienestar:


Hay amenazas frente a nuestra integridad física que son fácilmente reconocibles,
otras son de menor calibre, estas amenazan nuestro bienestar y nos afectan
psíquicamente.
La Organización Mundial de la Salud ofrece tres criterios esenciales de salud
mental de un individuo:
a) Conocimiento y aceptación de si mismo.
b) La correcta percepción del ambiente.
c) La actitud para la integración, que le permite hacer frente a las
necesidades y dificultades de la existencia, tanto en periodos de crisis como ante los
continuos esfuerzos de adaptación que exige la vida cotidiana. (J. L. González de Rivera
y Revuelta, 1993).
El bienestar se define como la salud del cuerpo y la tranquilidad del alma. Cruz y
Vargas plantean que es un concepto relativo en cuanto tiene aspectos objetivos y
subjetivos. Podríamos clasificar los eventos estresores en: mayores, son aquellos que
tienen un carácter negativo para la persona, por Ej., la muerte de un ser querido, divorcio
o dificultades económicas. Los estresores menores incluyen problemas de trabajo, de
salud, de familia, de amistades y del ambiente. Los sucesos positivos determinan el
bienestar de la persona, son eventos favorables que debieran ser una protección
emocional al equilibrio psíquico. Los intermedios, situaciones que se observan con más
frecuencia en estratos socioeconómicos medios y bajos, por ejemplo, problemas de
vivienda, de movilización, de alimentación y de apoyo emocional.

4. Afrontamiento y adquisición de maestría:


El afrontamiento consiste en la forma de reaccionar de la persona, frente a la
presencia del estresor. Lazarus, distingue:
- Estrategias de afrontamiento, dentro de éstas hay dos tipos; la primera se enfoca al
problema que nos afecta, es decir, la estrategia busca modificar la situación que nos ha
provocado estrés. La segunda, esta enfocada a la emoción que el estrés produce en
nosotros, con el fin de atenuarla.
El afrontamiento del estrés es un problema presente desde el estado fetal, en
nuestros genes viene dada parte de esa capacidad para hacer frente a la vida. Sin embargo
es importante destacar que las personas nacen con umbrales distintos de ansiedad frente a
los estresores. Por otro lado, se ha demostrado que la calidad de la relación con el
cuidador temprano, también es un factor importante en nuestra capacidad de
afrontamiento. Todo lo anterior, se suma al desarrollo de formas de afrontamiento a lo
largo de toda la vida, con el fin de alcanzar “una maestría efectiva” frente al estrés. Para
el logro de esto habrá ciertos factores influyentes como la inteligencia, experiencias
previas exitosas, optimismo y el apoyo de parientes o amigos.
Consideramos que la definición planteada por los doctores Cruz y Vargas es de
muy buena calidad puesto que incluye de forma precisa los factores más importantes a
considerar en el estrés. Toma en cuenta las variables claves del concepto incluyendo el
carácter heredado, defensivo y/o adaptativo de la respuesta, la activación neurofisiológica
que trae consigo la exposición a un estresor y la vulnerabilidad o apreciación propia del
individuo que lo percibe como algo que amenaza su integridad o bienestar. Sin embargo,
consideramos que definir el estrés como un “comportamiento” es, en cierto sentido,
reducir el término, ya que puede llevar a pensar que la exposición a un evento estresante
provoca una repuesta que se reduce en su expresión a la conducta y consideramos que el
estrés, a pesar de que finalmente influye y se evidencia en el comportamiento de la
persona, puede definirse mejor como una “respuesta” de carácter heredado, defensivo y/o
adaptativo, ya que este término si permite captar que el estrés tiene consecuencias tanto
físicas como psicológicas en el individuo. En el fondo el estrés es la reacción que tiene la
persona frente a cierto evento, y esta reacción tiene diversas implicancias en ella que no
afectan sólo su comportamiento.
Por esto mismo, la única variación que haríamos a la definición presentada
la dejaría de la siguiente manera:
“Estrés es la respuesta heredada, defensiva y/o adaptativa, con activación
específica neuro-endocrino-emocional ante un estímulo percibido como amenazante
(estresor) para nuestra integridad o bienestar”.

III. Manuales de Clasificación Diagnóstica

Nuestro objetivo es elaborar o adaptar una escala que mida los estresores
psicosociales y ambientales que influencian la aparición del estrés. Por esto, tomaremos
las clasificaciones diagnósticas propuestas en el DSM – IV y CIE – 10.
Estos manuales son de carácter multiaxial, lo que implica una evaluación en
varios ejes. Cada uno de estos incluye un área distinta de información, con el fin de
complementar el diagnóstico, tratamiento y pronóstico.
DSM IV

Este manual, se compone de cinco ejes:


* Eje I: Trastornos clínicos
Otros problemas que pueden ser objeto de atención clínica
* Eje II: Trastornos de la personalidad
Retraso mental
* Eje III: Enfermedades médicas
* Eje IV: Problemas psicosociales y ambientales
* Eje V: Evaluación de la actividad global

Criterios Diagnósticos para los Trastornos Adaptativos (Eje I)

A. La aparición de síntomas emocionales o comportamentales en respuesta a un


estresante identificable tiene lugar dentro de los tres meses siguientes a la presencia del
estresante.
B. Estos síntomas o comportamientos se expresan, clínicamente del siguiente modo:
(1) malestar mayor de lo esperable en respuesta al estresante
(2) deterioro significativo de la actividad social o laboral (o académica)
C. La alteración relacionada con el estrés no cumple los criterios para otro trastorno
específico del eje I y no constituye una simple exacerbación de un trastorno preexistente
del eje I o del eje II.
D. Los síntomas no responden a una reacción de duelo.
E. Una vez que ha cesado el estresante (o sus consecuencias), los síntomas no persisten
más de seis meses.

Es necesario especificar si el trastorno es agudo o crónico.


- Agudo: la alteración dura menos de seis meses.
- Crónico: la alteración dura seis meses o más (presencia de un estresante crónico o
con consecuencias permanentes).
Subtipos
- Con estado de ánimo depresivo.
- Con ansiedad.
- Mixto con ansiedad y estado de ánimo depresivo.
- Con trastorno del comportamiento.
- Con alteración mixta de las emociones y el comportamiento.
- No especificado.

Problemas psicosociales y ambientales (Eje IV)

En este eje se registran los problemas psicosociales y ambientales que pueden


incluir, un acontecimiento vital negativo, una dificultad o deficiencias ambiental, un
estrés familiar o interpersonal, una insuficiencia en el apoyo social o los recursos
personales, u otro problema relacionado con el contexto en que se han desarrollado
alteraciones experimentadas por una persona.
Los estresores positivos solo deben constatarse si constituyen un problema o
conducen a él, por ejemplo, dificultad de adaptación frente a un ascenso laboral.
Los problemas se han agrupado en las siguientes categorías:
1. Problemas relativos al grupo primario de apoyo: por ejemplo,
fallecimiento o problemas de salud de un miembro de la familia,
perturbación familiar (separación, divorcio, abandono), cambio de hogar,
abuso sexual o físico, conflicto con los hermanos, etc.
2. Problemas relativos al ambiente social: por ejemplo, fallecimiento de
un amigo, apoyo social inadecuado, discriminación, dificultades de
adaptación a la cultura o a transiciones propias de los ciclos vitales, vivir
solo, etc.
3. Problemas relativos a la enseñanza: por ejemplo, analfabetismo,
problemas académicos, conflictos con el profesor o los compañeros,
ambiente escolar inadecuado, etc.
4. Problemas laborales: por ejemplo, desempleo, pérdida del empleo,
trabajo estresante y/o insatisfactorio, condiciones laborales difíciles,
conflictos con el jefe o compañeros, etc.
5. Problemas de vivienda: por ejemplo, falta de hogar, vivienda
inadecuada, mal ambiente en el vecindario, conflictos con vecinos o
propietarios, etc.
6. Problemas económicos: por ejemplo, pobreza extrema, economía
insuficiente, endeudamiento, etc.
7. Problemas de acceso a los servicios de asistencia sanitaria: por
ejemplo, servicios médicos inadecuados, falta de transporte hacia los
servicios asistenciales, seguro médico inadecuado, etc.
8. Problemas relativos a la interacción con el sistema legal o el crimen:
por ejemplo, arrestos, encarcelamientos, juicios, víctimas de acto
criminal, etc.
9. Otros problemas psicosociales y ambientales: por ejemplo, exposición
a desastres, guerras u otras hostilidades, conflictos con cuidadores no
familiares, como consejeros, asistentes sociales o médicos, ausencia de
centros de servicios sociales.

CIE – 10

Criterios de los Trastornos de Adaptación

A. Haber sido expuesto a un estrés psicosocial identificable, el cual no es de gravedad


extraordinaria ni de tipo catastrófico, no más de un mes antes del comienzo de los
síntomas.
B. Síntomas o trastornos del comportamiento descritos en cualquiera de los trastornos
del humor (afectivos) (excepto ideas delirantes y alucinaciones), de los trastornos
neuróticos, secundarios a situaciones estresantes y somatomorfos y de los trastornos
disociales, siempre que no se satisfagan los criterios para un trastorno particular; la
forma y gravedad de los síntomas puede variar de un momento a otro.
La característica predominante de los síntomas debe especificarse:
a. Reacción depresiva leve (duración inferior a un mes).
b. Reacción depresiva prolongada (duración inferior a dos años).
c. Reacción mixta de ansiedad y depresión.
d. Con predominio de alteración de otras emociones.
e. Con predominio de alteraciones disociales.
f. Con alteraciones de las emociones y disociales mixta.
g. Con otros síntomas predominantes especificados.
C. Los síntomas no persisten mas de dos meses tras la finalización del estrés o sus
consecuencias a excepción de cuando hay reacción depresiva prolongada (este criterio no
debe impedir el diagnóstico provisional en espera de que el criterio temporal llegue a
satisfacerse).

Factores que influyen en el estado de salud y en el contacto con los servicios de salud

- Examen general e investigación de personalidad, molestias o diagnósticos


informados.
- Exámenes y contratos para fines administrativos.
- Observación y evaluación médica por sospecha de enfermedades o afecciones.
- Examen y observación por otras razones.
- Atención que incluye el uso de procedimientos de rehabilitación.
- Convalecencia.
- Problemas relacionados con la educación y alfabetismo.
- Problemas relacionados al empleo o desempleo.
- Problemas relacionados con la vivienda y las condiciones económicas.
- Problemas relacionados con el ambiente social.
- Problemas relacionados con hechos negativos en la niñez.
- Otros problemas relacionados con la crianza del niño.
- Problemas relacionados con el grupo de apoyo, incluidas las circunstancias
familiares.
- Problemas relacionados con algunas circunstancias psicosociales.
- Consejo relacionado con actitud, conducta u orientación sexual.
- Personas que se presentan en los servicios de salud para otros consejos médicos.
- Problemas relacionados con el estilo de vida.
- Problemas relacionados con el manejo de las dificultades de la vida.
- Problemas relacionados con otros servicios médicos y otra atención de salud.
- Personas que entran en contacto con los servicios de salud en otras circunstancias.
- Historia familiar de trastornos mentales o de conducta.
- Historia familiar de ciertas discapacidades o de enfermedades crónicas incapacitantes.
- Historia personal de neoplasia maligna.
- Historia personal de alguna de otras enfermedades y afecciones.
- Historia personal de factores de riesgo no clasificados en otra parte.

IV. Consideración metodológica para la medición del estrés

En concordancia con el objetivo de esta investigación creemos conveniente


señalar algunas consideraciones metodológicas que conciernen a la construcción de
escalas y entrevista estructuradas para medir los efectos del estrés producido por eventos
vitales.
El primer asunto importante tomar en consideración es la existencia de al menos
tres orientaciones teóricas sobre el estrés (Sandin, 1995) según las cuales éste podría ser
evaluado. Debido a esto, las formas del estrés y sus resultados estarían influenciados por
distintas variables dependiendo de la perspectiva utilizada. Esta investigación se basa en
los supuestos de la perspectiva medioambiental cuyo foco es objetivar las condiciones
ambientales que promueven el estrés y encontrar correlaciones entre el desarrollo de
enfermedades y la exposición a estos eventos.
Otra consideración importante es el instrumento de evaluación utilizado, ya que
de acuerdo a distintos autores los resultados podrían ser diferentes y contener distintos
niveles de certeza predictiva.
Por una parte, se han formulado listados de eventos vitales que son administrables
en forma más fácil y rápida pero poseen resultados de menor certeza predictiva. Por otra,
están las entrevistas de eventos vitales estresantes que requieren ser administradas por
entrevistadores altamente entrenados, en largas entrevistas personales, con un elaborado
sistema de códigos para distinguir componentes subjetivos de información contextual
objetiva. Todo esto se vería recompensado por una mayor certeza predictiva, pero no es
clara esta ventaja en casos particulares. (Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Tomaremos como referencia las consideraciones metodológicas de la entrevista
construida por E.S. Paykel y luego algunas consideraciones metodológicas sobre la
construcción de listados de eventos vitales como una forma de aproximación a la
evaluación de estrés.

a) Entrevista estructurada como instrumento de evaluación de estrés


La entrevista formulada por E. S Paykel se trata de un instrumento útil, cubre una
gran gama de acontecimientos de vida reciente, su distribución, tiempo y otras
cualidades. Es confiable y válido, se ha aplicado extensamente, se ha traducido en varios
idiomas y se ha usado en varias investigaciones y estudios.
La IRLE (Interview for Recent Life Events) comprende una lista de 64 eventos,
administrada como una entrevista semi estructurada.
Los eventos en IRLE son ocurrencias circunscritas que implican cambios del
ambiente social externo. La presencia de un acontecimiento interno no se incluye,
excepto cuando es el inicio de una enfermedad física, ya que las implicancias de
presencia de enfermedad son iguales a aquellas de un cambio que en su origen es
puramente externo. Cada evento es definido como un altercado que afecta el
comportamiento de una o más partes por un mínimo de cinco días.
Los acontecimientos están agrupados en diez categorías: trabajo, educación,
finanzas, salud, pérdidas, migración, noviazgo y convivencia, aspectos legales, familia y
relaciones sociales y matrimonio. Algunos acontecimientos se aplican a todos los sujetos
y otros no pueden aplicarse a algunas personas. Se acompaña de instrucciones detalladas.
La administración demora entre media hora y una hora según el número de
acontecimientos, facilidad de entrevistar al sujeto y cantidad de información adicional
requerida; luego se codifican los acontecimientos y se realiza un informe escrito. Se
requiere de un extenso aprendizaje para su administración.
Para cada acontecimiento ocurrido se codifica: mes de ocurrencia, independencia
e impacto negativo.
Respecto al mes de ocurrencia, se debe distinguir bien los tiempos para obtener la
distribución exacta de los eventos. Para eventos que transcurren en un periodo de tiempo
prolongado, sólo se registra una presencia, generalmente la más temprana o cuando se
evidenció el impacto principal. Cuando hay una cadena de acontecimientos, se registra el
de mayor impacto a no ser que estén separados por un periodo de tres meses o que no
tengan efecto cadena.
Se puntúa independencia cuando aparece improbable que el acontecimiento sea
consecuencia de una enfermedad psiquiátrica. Los acontecimientos independientes son
aquellos ocurridos a otra gente, o que le ocurren al sujeto, acontecimientos sociales o
decisiones de otros que no están bajo la influencia del sujeto.
Se evalúa en el impacto objetivo negativo, el grado de impacto desagradable, la
tensión provocada, su conveniencia, si fue esperado, el apoyo recibido y sus
consecuencias. Se evalúa en una escala de 5 puntos: impacto negativo severo, marcado,
moderado, ligero y sin impacto negativo.
Respecto al sistema de puntajes, encontramos dos modos alternativos de agrupar
eventos, para examinar el número de sujetos con uno o más eventos de cada grupo. Estos
son: acontecimientos principales (acontecimientos moderados, con impacto negativo
marcado o severo dependiendo del juicio individual) y eventos indeseables. Esta
clasificación esta basada en la definición de evento o acontecimiento más que en la
percepción individual, por lo tanto, no toma en cuenta el juicio personal y es menos
sensible. Otra forma, es sumando los puntajes de ocurrencia de eventos, este método,
aunque superficial, entrega puntajes continuos. Es problemático, primero, porque la
suposición de que los puntajes son sumatorios no puede ser justificado. Segundo, en la
práctica el puntaje total de estrés se encontró altamente correlacionado con el número de
eventos. Este método no es recomendado.
Son temas de discusión, dentro de la metodología de estudios de eventos de vida,
los siguientes:
Primero, el desafío de obtener información fiable y válida, ya que ésta en
la mayoría de los casos es obtenida retrospectivamente, y existe la posibilidad de olvido,
error en las percepciones y la posibilidad de tratar de dar explicaciones de su enfermedad
por una ocurrencia de vida, que es un importante elemento en enfermos. En general, esto
muestra mayores deficiencias cuando el acontecimiento es registrado por medio de
cuestionarios y una aceptable fiabilidad y validez al ser obtenido por medio de entrevista
directa.
Segundo, el problema de la eliminación de eventos que son consecuencia de una
enfermedad.
Tercero, se refiere a la cuantificación del estrés. Los eventos de vida varían en
magnitud, por lo tanto, la simple sumatoria es una pobre manera de cuantificar el monto
de estrés.
En conclusión, la IRLE representa una metodología aceptable, y es un
instrumento útil, es fácil de administrar y de corta duración; aunque falta un manual
detallado para la cuantificación. La extensión en que ha sido usada y los resultados
fidedignos sobre su uso indica que alcanza puntajes confiables.
Existen también otras entrevistas que revisaremos a continuación:
La Bedfore Collage LEDS (1978), se caracteriza por ser comprensiva y por un
desarrollo metodológico sofisticado. Entre sus desventajas, encontramos que requiere
mucha preparación y entrenamiento y problemas con la duración del procedimiento,
entre otras.
La PERI (Psychiatric Epidemiology Research Interview) (1978), una escala de
eventos de vida más estructurada y más corta de administrar. Una versión posterior
contiene un rango para la independencia y varias cualidades de los eventos. En general,
todas las entrevistas necesitan más inversión en investigaciones que los cuestionarios
autoaplicados.
Y por ultimo, dentro de las más usadas, está la LTE (List of Threatening
Experiences), que se encuentra disponible como entrevista o cuestionario autoaplicado,
aunque es demasiado corto para comprender todos los eventos de vida, pero es apropiada
para cubrir brevemente los eventos comunes.

b) Listados de eventos como instrumento de evaluación de estrés


Luego de la publicación de la Escala de Medición de Reajuste social (Social
Readjustment Rating Escale (SRRS)) elaborada por Holmes y Rahe en 1967 apareció la
preocupación de los epidemiólogos acerca del rol y la importancia del estrés vital.
(Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
La perspectiva medioambiental se focaliza en una definición basada en el
estímulo. El objetivo es descubrir las condiciones ambientales objetivas que generan el
estrés y el desarrollo de enfermedades. (Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Se ha desarrollado una intensa discusión acerca de cuáles son aquellas
características que definen condiciones objetivas (estresores) que promueven un riesgo de
enfermedad y los variados métodos de medición reflejan las distintas posiciones que
existen al respecto (Cohen, Kessler, Underwood, 1995).
Una de estas características estaría dada por el monto de cambio producido por el
estresor. La idea de que el cambio es la propiedad del suceso responsable del impacto
estresante de los eventos vitales fue sostenida por Selye (1956) y se basa en el supuesto
de que el estrés se trata de un cambio biológico no especifico elicitado en respuesta a
eventos ambientales y que incluso la ocurrencia de pequeños cambios acumulativos
pueden influenciar la susceptibilidad y desencadenar la enfermedad. (Cohen, Kessler,
Underwood, 1995)
La discusión sobre si era el cambio en si mismo, positivo o negativo, lo que
importaba, fue sostenida por Barbara Dohrenwend (1973). Ella definió los eventos vitales
estresantes como “ocurrencias objetivas de una magnitud suficiente para hacer producir
cambios en las actividades usuales de la mayoría de los sujetos que las experimentaban”
(Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Existen conceptualizaciones alternativas que enfatizan en que no es el cambio en
si mismo sino un conjuntos de situaciones que incluyen el grado de indeseabilidad y el
control personal sobre la ocurrencia del evento lo que promueve la respuesta de estrés.
(Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Para efectos de esta investigación los aspectos relacionados a la indeseabilidad del
evento y el control personal de la situación estresante serán consideradas como
indicadores de vulnerabilidad personal y por los tanto creemos que no es conveniente
incluirlos dentro de una escala de eventos vitales sino que sean medidas en forma
independiente, con el fin de obtener un resultado lo más limpio posible acerca de cuales
son los acontecimientos vitales que en si mismos son causa de una respuesta de estrés.
La definición y selección de eventos vitales propuesta por Cohen, Kessler y
Underwood (1995) reconoce la necesidad de separar fuentes de estrés como factores
distintos en el proceso de estrés. Ellos sugieren el universo de eventos estresantes, dado
que los cambios negativos, las demandas indeseables o cambio acompañado de amenaza
son asumidos generalmente como representantes básicos de la respuesta a estrés, estén
caracterizados únicamente por cambios sociales y ambientales discretos y observables, en
principio (Cohen, Kessler, Underwood, 1995). Es decir se excluirían de la definición
eventos vitales menores que podrían ser el inicio insidioso de enfermedades crónicas.
Citan como ejemplo los efectos del divorcio, tomando en cuenta en forma
separada el evento divorcio de los problemas de la sobrecarga de roles parentales
(asumiendo que la familia queda constituida por un solo padre). Ellos sugieren que la
sobrecarga en los roles parentales podría estar ausente debido a la formación de una
nueva relación de pareja que permitiese compartir esas tareas. Para ellos incluir tales
consecuencias dentro del evento seria un error por dos razones:
a) Desautorizaría el rol predictivo y explicativo que tendrían por separado otras
formas de estrés.
b) El estrés crónico que sigue al evento es un asunto de contingencia empírica y
necesariamente parte del proceso del evento. (Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Es claro que la escala de Holmes y Rahe (1967) y de las escalas subsecuentes
contienen sólo una muestra o subconjunto de los eventos vitales potencialmente
estresantes. Un problema con esta aproximación es que la teoría de muestreo aplicada a la
construcción de tests nunca ha sido y no puede ser de mucha ayuda. Esto significa
básicamente que no existe una base para definir un universo de eventos relevantes.
(Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Las escalas revisadas en esta investigación generalmente comparten la mayor
parte de los criterios que han sido utilizados para formar los ítems del cuestionario y en
algunos casos coinciden con la mayor parte de los criterios señalados por el DSM-IV y el
CIE 10 como parte del eje ambiental o de estresores psicosociales.
Por lo que sabemos hasta ahora, ningún investigador ha reportado un proceso de
selección en el cual cada evento con potencial de evocación de estrés tiene la misma
posibilidad de ser escogido y muy pocos han defendido el haber identificado el rango
completo de eventos del cual se podría obtener una muestra representativa. Más
importante aun, el desarrollo de una escala de eventos vitales es conceptualmente distinto
de la construcción de tests porque los ítems no son estimaciones alternativas de un único
constructo subyacente, característica o experiencia. Dado entonces que no es necesario
que la experiencia de un evento incremente la probabilidad de otro, no deberíamos
esperar que los inventarios de eventos demostraran la confiabilidad interna estimada por
el alfa de Cronbach (1951). (Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Esto por una parte dificulta tanto el proceso de estandarización y validación de
una escala como la estimación de la probabilidad de ocurrencia de un evento en la
presencia de otro.
Los problemas en la interpretación de los efectos de eventos debida a la variación
de ocupación de rol rara vez son mencionadas en la literatura (exceptuando a Rápale et
al., 1991, y Aneshensel, 1992). Queremos señalar brevemente porque dicho problema
requiere consideración. Por ejemplo, cuando las personas que responden no trabajan no
corren el riesgo de tener conflictos con su jefe o ser despedido, tampoco están en riesgo
de divorciarse aquellos que no se han casado o no tienen pareja y sólo los que tienen
niños pueden experimentar las dificultades de sus propios hijos. Como resultado, los
respondientes que tienen menos roles sociales es más probable que tengan menores
niveles de estrés. (Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Lo señalado anteriormente constituye un problema al momento de la construcción
de una escala debido a que variaciones en la edad o el número y complejidad de los roles
que desempeña una persona obligan a realizar escalas diferenciadas y, por otra parte,
dificultan la comparación de puntajes de sujetos de la misma edad, pero que cumplen
con mayor o menor cantidad de roles.
En estudios longitudinales, si uno quiere controlar el estado de riesgo de la
evaluación de los efectos de eventos, es importante recordar que la ocupación de rol
debería estar codificada desde el principio del periodo de observación y no al final. Así,
por ejemplo, si el interés es estudiar los efectos de la viudez, uno debe usar una línea de
fondo y seleccionar a un grupo de respondientes casados. (Cohen, Kessler, Underwood,
1995)
Se requiere también el establecimiento de un marco de referencia temporal que
entre los investigadores es actualmente discutido.
Aunque la mayoría de los estudios de los efectos sobre la salud de eventos
estresantes han utilizado un marco de un año de ocurrencia de eventos relevantes, el
máximo tiempo de duración considerado ha variado desde unas pocas semanas a varios
años. Fuera de la conveniencia de preguntar a los respondientes, el criterio original de un
año aparece al asumir que los efectos del estrés tenderían a manifestarse en alrededor de
un año. (Holmes, 1979, Holmes y Masusa, 1974). De cualquier manera, como Monroe
(1982) ha observado, la evidencia de esto es limitada y metodológicamente cuestionable.
(Dohrenwend et al., 1978). Además, la mayoría de los eventos obtenidos en la base de un
año habrían ocurrido en un tiempo menor a un año antes del resultado de interés. Las
evidencias que sugieren marcos de tiempo alternativos apropiados aparecen divididas,
apuntando a intervalos en ambos lados del estándar de un año. Así; Brown y Harris
(1978) reportaron el lapso de tiempo entre la experiencia del evento y la manifestación de
depresión clínicamente significativa sería menor de 6 meses. (Cohen, Kessler,
Underwood, 1995)
Los autores Cohen, Kessler, Underwood, (1995) sostienen que si se vieran
forzados a sugerir un único marco de tiempo límite, ven un periodo mínimo de referencia
de un año como lo más apropiado con respecto a los eventos que son típicamente
evaluados al usar una escala. Explican que se trata de un tiempo suficientemente largo
para obtener una estimación razonable de la variación en la exposición a eventos vitales
recientes y lo suficientemente corto para evitar que decline la habilidad de los
respondientes de evocar y recordar eventos que han ocurrido después de un año. Es
importante reconocer que el problema de la confiabilidad al reportar o al recordar y la
conclusión que los estresores pueden tener efectos limitados en el tiempo no puede ser
aplicada de la misma manera a todos los eventos experimentables. Por ejemplo: Seria
raro que un sujeto no recordara o fallara en reportar en preguntas especificas como la
muerte de sus padres, la muerte de un hijo, el divorcio de sus padres, o que haya
participado en la guerra o haber sido sexualmente abusado de niño. (Cohen, Kessler,
Underwood, 1995)
En conclusión los autores del libro Measuring Stress. A guide for health and
social scientist (Cohen, Kessler, Underwood, 1995) sostienen la necesidad de la
especificación de eventos como un reino separado, disntinguible de otras fuentes u otros
tipos de estrés, de manera de poder comparar la importancia de los distintos tipos de
estrés y poder diferenciarlos tanto a partir de las circunstancias previas como de las
consecuencias asociadas. También señalan que la confección de un listado de eventos
concordante con el estado de riesgo de las poblaciones es recomendable, en la medida
que existe un cuerpo importante de eventos comunes que tiende a estar por sobre las
diferencias culturales. (Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Con respecto a la inclusión y exclusión de eventos en el listado sostienen que la
literatura justifica la exclusión de eventos claramente positivos y sugiere el enfoque en
los eventos negativos. Además los eventos que son indicadores directos de estados físicos
o mentales o síntomas de estrés deben ser removidos, pero aquellos eventos que son
casualmente afectados por la salud deben ser mantenidos.
En cuanto a la cantidad de ítems sostienen que un rango medio de entre 30 y 50
ítems parecen ser óptimos tanto en términos de poder predictivo como de eficiencia en
términos de uso de tiempo y espacio. (Cohen, Kessler, Underwood, 1995)
Observan la importancia de tomar en cuenta las variaciones en el rol de ocupación
y que deben ser examinadas e incorporadas como control para estimar los efectos de los
eventos vitales. (Cohen, Kessler, Underwood, 1995).
Creemos que los problemas que se deben a falta de comprensión pueden ser
corregidos en algún grado por el uso de “continuación ampliable” al inventario regular
con el propósito de elicitar eventos inusuales.
Como mínimo debe usarse un marco de un año, justificándose periodos más
largos para establecer una comprobación más estricta y objetiva.

V. Comentario de Escalas de medición del estrés

a) Escala General de apreciación del Estrés (EAE-G) (Anexo1):


- Los ítems de esta escala por lo general se refieren a estresores cotidianos que al estar
presentes podrían estar causando problemas a la persona. Sin embargo, la escala cuenta
con un par de preguntas que parecieran hablar más bien de síntomas que de eventos
propiamente tal, o al menos podrían confundirse, por ejemplo: “Alteraciones del
sueño”, “Pérdida de vida sexual”, “Cambio o problemas alimenticios”.
- Al agrupar los ítems según la clasificación de eventos estresantes planteada por el eje
IV del DSM IV se encuentra que esta escala cubre los temas relativos a: grupo primario
de apoyo, ambiente social, laboral, vivienda, económicos y salud (si lo tomamos como
tema genérico, a diferencia de lo que plantea el DSM IV al referirse a problemas de
acceso a servicios de asistencia sanitaria). Por otro lado, deja fuera las áreas de
enseñanza, problemas legales y otros (desastres naturales, etc.).
- La escala incluye ciertos ítems que son poco objetivos en cuanto a su planteamiento, por
ejemplo “excesiva responsabilidad” o “pérdida de prestigio”, sin embargo, la presencia
de éstos no debiera ser problemática puesto que la persona al marcarlos evidencia que
si hay una percepción individual de que esos estresores están presentes en su vida y lo
afectan. Los ítems estarían evaluando vulnerabilidad personal.
- Hay unas pocas afirmaciones que es necesario evaluar en cuanto pueden estar
presentando eventos más bien positivos que podrían ser considerados como protectores
más que nocivos para el bienestar de la persona, estos son: “volverse a enamorar” o
“pérdida de responsabilidades”.
- Los ítems 28 y 29; “muerte de algún familiar cercano” y “muerte del esposo/a, hijos o
nietos” son extremadamente parecidos, posiblemente está demás la presencia de ambos.
- En la consigna del test no se menciona un criterio temporal que se deba aplicar a la
presencia de eventos estresantes, sería bueno que se estableciera un marco de un año
para tener certeza de que los eventos están o estuvieron presente dentro de un período
de tiempo más bien cercano y delimitado.
- La hoja de respuesta requiere que la persona conteste si el evento estresante ha estado
presente en su vida, luego la intensidad con que éste le ha afectado y por último, si aún
le afecta o ya le ha dejado de afectar. Esta fórmula de respuesta es muy adecuada en el
sentido de que toma en cuenta prioritariamente la presencia del estresor y da lugar a que
el individuo mencione la intensidad de la afectación, sin embargo, no da un lugar
demasiado importante al tema de la vulnerabilidad, que no es precisamente lo que se
pretende pesquisar.
- El estudio estadístico que avala esta escala fue realizado según la metodología usual, se
toman en cuenta los factores y componentes principales. Los resultados arrojados por
el proceso de validación son adecuados e indican que la escala es válida y confiable.

b) Escala de Ajuste Social de Holmes y Rahe (Anexo 2):


Tratamos de encontrar la escala original planteada por estos autores, sin embargo,
a pesar de que ubicamos varias similares, no pudimos definir cual era la original, puesto
que figuran muchas parecidas que tienen ciertas variaciones realizadas por otros autores.
De todas formas consideramos importante considerarla en la investigación ya que la lista
de sucesos estresantes que agrupa ha sido de importante relevancia para la medición del
estrés.
- La escala cubre las áreas de problemas psicosociales y ambientales planteadas por el eje
IV del DSM – IV, no se puede decir que lo hace exhaustivamente, posiblemente porque
se compone de 40 items, pero si vale destacar que al menos uno de ellos cubre alguna
de las nueve áreas señaladas por dicho manual.
- Hay unos reactivos que es necesario evaluar en cuanto pueden estar presentando
eventos más bien positivos que podrían ser considerados como protectores más que
nocivos para el bienestar de la persona, estos son: “gran logro personal” o
“vacaciones”.
- La escala presenta unos reactivos que parecieran hablar más bien de síntomas que de
eventos propiamente tal, o al menos podrían confundirse, por ejemplo: “Trastornos del
sueño”. También esta “Problemas sexuales”, pero se aclara que trata de temas como
impotencia, anorgasmia, etc. Esto si puede ser un estresor importante de considerar.
Bonifacio Sandín en sus escritos acerca del estrés incluye otras críticas
interesantes de esta escala: “Entre las principales objeciones cabe destacarse:
- Las relacionadas con el método de ponderación (no tiene en cuenta el impacto
diferencial de los sucesos sobre los distintos individuos).
- La relativa ambigüedad en la descripción de los sucesos vitales (las descripciones
son demasiado simples).
- La limitación del muestreo (se ha indicado que la lista de sucesos vitales es
demasiado corta y, por tanto, poco representativa de los sucesos que ocurren en la
vida real).
- Los sesgos individuales (contaminación retrospectiva, necesidad de buscar una
explicación en la enfermedad, etc.)

c) Cuestionario de cambios recientes en la vida (Miller y Rahe) (Anexo 3):


- La escala cubre exhaustivamente las áreas de problemas psicosociales y ambientales
planteadas por el eje IV del DSM – IV. Tiene una gran cantidad de ítems y estos no
dejan fuera ninguno de los temas establecidos, sin embargo, se puede considerar que la
cantidad de reactivos es exagerada.
- Ciertos reactivos presentes en la escala pueden estar presentando eventos más bien
positivos que podrían ser considerados como protectores más que nocivos para el
bienestar de la persona.
- La escala presenta unos reactivos que parecieran hablar más bien de síntomas que de
eventos propiamente tal, aunque para algunos estos si son considerados como
estresores, otros consideran que son consecuencias.
- La escala no tiene en cuenta el impacto de los sucesos sobre los distintos individuos, es
decir, no ofrece ninguna instancia para considerar la vulnerabilidad personal o la
evaluación que hace el individuo del suceso estresante.
- El sistema de medición ofrece una puntuación establecida para cada uno de los eventos
considerados que fue establecida según una muestra, esto puede plantear
inconvenientes al considerar que cada individuo puede dar un valor diferente al impacto
que tuvo la presencia del evento en su vida en particular.

VI. Conclusiones

Luego de la revisión bibliográfica realizada y el análisis de las escalas de


medición de estrés que se encontraron disponibles y en relación al objetivo de esta
investigación, hemos concluido que habría dos posibles alternativas.
La primera sería confeccionar una escala de medición de estrés totalmente nueva
que cubra a cabalidad todas las áreas planteadas por los manuales diagnósticos DSM IV y
CIE 10 en relación a los estresores ambientales y psicosociales. Usando una metodología
de medición similar a la planteada por la Escala General de apreciación del Estrés (EAE-
G). A nuestro juicio, esto sería lo ideal, sin embargo, considerando las dificultades que
esta tarea trae consigo, planteamos otra alternativa.
Esta segunda alternativa sería validar la EAE-G en Chile, para lo cual sería
necesario realizar un estudio metodológico que permita respaldar el uso de este
instrumento de medición en nuestro país. De todas las escalas revisadas consideramos
que esta es las más adecuada ya que, a pesar de sus debilidades, cuenta con el sistema de
medición más idóneo en cuanto no incluye la consideración de datos irrelevantes de
vulnerabilidad personal, pero tampoco asigna puntajes arbitrarios a la significación
personal que tiene la presencia del evento estresante, si no que pide que se especifique la
presencia del evento, su intensidad y si este continua presente o no. La lista de eventos
estresantes que presenta, incluye casi todas las áreas señaladas por el eje IV del DSM IV,
sólo deja fuera las áreas de enseñanza, legal y otros (desastres naturales, etc.), pero al
menos cubre las más importantes.
Las variaciones permitidas, en términos metodológicos, que se podrían realizar a
dicha escala son sólo en relación al vocabulario, para asegurar que quienes la contesten,
comprendan realmente lo que les plantea cada ítem. Con este objetivo se aplicó la escala
a un grupo de veinte personas de la Universidad de los Andes compuesto por estudiantes
de diversas carreras, auxiliares, académicos y cajeras, todos de distintas edades, a fin de
evaluar si es necesario hacer ciertas variaciones. Los cambios sugeridos fueros bastante
pocos, sin embargo son necesarios de considerar, por lo cual se adjuntó en el anexo 5 el
resultado de estos bajo el título “Escala General de apreciación del Estrés (EAE-G)
Adaptada a Chile”.

Por lo tanto, los pasos a seguir para validar la EAE-G serían:


1.- Selección de la muestra:
Es necesario determinar el universo dentro del cual se aplicará la escala y a partir
de él se deberá extraer una muestra representativa de dicha población.
2.- Recolección de los datos:
Se debe aplicar el instrumento de medición a la muestra escogida, una vez
realizado esto es necesario calcular validez y confiabilidad del instrumento de
medición.
Luego se deben codificar los datos y crear un archivo que los contenga.
3.- Analizar los datos:
Seleccionar las pruebas estadísticas y elaborar el problema de análisis para luego
realizar el estudio.
4.- Presentar los resultados:
Elaborar el reporte de investigación y presentarlo a modo de informe.
Referencias

1. American Psychiatric Association, Washington. Breviario DSM IV – TR. España:


Ed. Masson, 2003.
2. Cohen, S., Kessler, R., Underwood, L. Measuring Stress A guide for health and
social scientist. New York: Oxford University Press, 1995.
3. Cruz Marín, C., Vargas Fernández, L. Estrés, Entenderlo es Manejarlo.
Santiago: Ediciones Universidad Católica De Chile, 2000.
4. Fernández, J.L., Mielgo, M. Escalas de apreciación del Estrés (EAE) Manual.
Madrid: TEA Ediciones, S.A, 1996.
5. Fontana, D. Managing Stress, The British Psychology Society and Routledge,
Ldt., 1989. Recuperado en:
http://honolulu.hawaii.edu/intranet/committees/FacDevCom/guidebk/teachtip/stre
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6. Holmes, t. H., Rahe, R.H.(1967) The Social Readjustment Rating Scale. Journal
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7. Kendler, K., Kuhn, J,. Prescott, C. The Interrelationship of Neuroticism, Sex, and
Stressful Life Events in the Prediction of Episodes of Major Depression. Am J
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8. Miller, M. A., Rahe, H.R., Recent life Changes Questionnaire (RLCQ). 1997
Recuperado en: http://www.carolinas.org/services/behavioral/tests/RLCQ.cfm
9. Organización Mundial de la Salud, Ginebra. CIE-10 Trastornos mentales y del
comportamiento. Madrid: Editorial Meditor, 1992.
10. Paykel, E. The Interview for Recent Life Events. Psychological Medicine 1997,
Vol 27: 301-310. Cambrige: University Press. 1997.
11. Sandín, B., Belloch, A., Ramos, F. Manual de Psicopatología. España: Ed. Mc
Graw, 1995.
12. Timm, K. Indicadores de estrés. Recuperado en:
http://www.engormix.com/nuevo/prueba/colaboraciones.asp?valor1=187
13. Varela, P. Ansiosamente, Buenos Aires: Editorial El Ateneo, 2004.
14. Miller, D., O´Callaghan, J. Neuroendocrine Aspects of the Response to Stress.
Metabolism, Clinical and Experimental. USA: Elsevier Science, Junio 2002; Vol
51, No 6, Suppl 1, 5-10.
15. McEwen, B. Protective and Damaging Effects of Stress Mediators: The Good and
Bad Sides of the Response to Stress. Metabolism, Clinical and Experimental. .
USA: Elsevier Science, Junio 2002; Vol 51, No 6, Suppl 1, 2-4.
16. Noble, R. Diagnosis of Stress. Metabolism, Clinical and Experimental. . USA:
Elsevier Science, Junio 2002; Vol 51, No 6, Suppl 1, 37-39.
Anexos
EAE – G Adaptada

INSTRUCCIONES

A continuación va a encontrar una serie de enunciados relacionados con


acontecimientos importantes, situaciones de ansiedad, momentos tensos, de nerviosismo,
de inquietud, de frustración, etc.

Ud. debe decirnos cuáles han estado presentes en su vida. Para ello, marcará con
una cruz el SI, siempre que uno de estos acontecimientos se haya producido en su vida;
de lo contrario, marcará el no.

Sólo si ha marcado el SI, señale en que medida le ha afectado. Para ello marcará
con una X el número que Ud. Considere que representa mejor la intensidad con que le ha
afectado, sabiendo que 0 significa nada, 1 un poco, 2 mucho y 3 muchísimo.

En segundo lugar, debe indicar además, si todavía le está afectando o si ya le ha


dejado de afectar. En el primer caso, marcará la letra A (actual); y si le ha dejado de
afectar o apenas le afecta marcará la letra P (pasado).

Ejemplo: “Castigo inmerecido” SI NO 0 1 2 3 A P

ESPERE, NO DE VUELTA LA HOJA HASTA QUE SE LE INDIQUE


NO ESCRIBA NADA EN ESTE EJEMPLAR
Por favor conteste a todos los enunciados

1. Estar jubilado.
2. Alza constante en el costo de la vida.
3. Hacer viajes largos.
4. Tener que ponerse a trabajar por falta de recursos económicos.
5. Las situaciones nuevas.
6. Vivir en la ciudad.
7. Alteraciones del sueño (disminución, aumento, insomnio).
8. Aspecto físico.
9. Su forma de ser, de ver la cosas, de comportarse.
10. El éxito alcanzado en la vida.
11. Fracaso profesional.
12. Vivir solo.
13. Ir a vivir a la casa de los hijos u otros familiares.
14. Sentirse engañado por la familia.
15. Escasa atención, maltrato o abandono de la familia hacia Ud.
16. Vivir en una residencia, pensión o centro.
17. Falta de liberta en la residencia, pensión o centro.
18. Organización y horarios de la institución.
19. Obligación de participar en actividades socioculturales programadas por la institución.
20. Ser elegido para puestos de responsabilidad.
21. Excesivo tiempo libre y falta de actividad ocupacional.
22. Convivencia con los demás (casa, residencia, asilo)
23. Ver que usted es causa de conflictos familiares.
24. Falta de afecto y cariño.
25. Problemas de pareja.
26. Pérdida de vida sexual.
27. Celebración de fechas especiales o fiestas sin seres queridos.
28. Muerte del esposo/a, hijos o nietos.
29. Muerte de algún familiar cercano.
30. Muerte de algún/a amigo/a o personas estimada.
31. Cambio o problemas alimenticios.
32. Tener una enfermedad grave.
33. Tener malestar, dolores y achaques frecuentes.
34. Hospitalización prolongada en un centro de salud.
35. Intervención u operación quirúrgica.
36. Someterse a tratamiento, asistencia médica, revisiones periódicas, rehabilitaciones, etc.
37. Falta de información médica a la hora de hacerse una revisión médica y/o emitir los resultados.
38. Pérdida de algún órgano o función física.
39. Excesiva responsabilidad.
40. Pérdida de autoridad.
41. Pérdida de autonomía y libertad en las decisiones.
42. Pérdida de responsabilidades.
43. Pérdida de prestigio.
44. Pérdida de facultades físicas e intelectuales.
45. Imposibilidad o dificultad en llevar a cabo proyectos y metas.
46. Alguna situación económica grave.
47. El futuro de sus hijos, nietos o algún familiar cercano.
48. Saber que un hijo o nieto es drogadicto.
49. Romper o perder objetos con especial valor afectivo.
50. Volver a enamorarse.
51. Cercanía de la muerte.

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