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Integrantes:
Paula Espejo Torrico
Verónica Puig Vásquez
Camila Señoret Floresco
Profesor guía:
Dr. Carlos Cruz Marín
Introducción
Nuestro organismo utiliza dos vías diferentes para reaccionar frente a una
estimulación amenazante y a la disrupción en la homeostasis. (Millar and O’Callaghan,
2002). Por una parte el sistema nervioso periférico, compuesto de dos subsistemas, el
sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. El sistema nervioso
simpático o adrenérgico es el que inicia la respuesta frente al estímulo estresor
provocando la liberación de adrenalina, la cual es producida por la médula de las
glándulas suprarrenales. La liberación de esta secreción estimula el ritmo cardíaco,
aumenta el nivel de glucosa en la sangre, aumenta el estado de alerta, combate la fatiga
mental y muscular, causa ansiedad, dilata las pupilas y produce emoción (Cruz y Vargas,
2003). Esto ocurre siempre que nos enfrentamos a un hecho inesperado, pasamos un
susto o nos enfrentamos a un estimulo estresante. Lo que no siempre ocurre es que la
activación del eje hipotalámico – hipofisiario – suprarrenal, estimula la corteza de las
glándulas suprarrenales por medio de la ACTH liberada por la hipófisis, para liberar
CORTISOL. El cortisol es un glucocorticoide que actúa como un retroalimentador
negativo para terminar con la liberación CRH (Hormona liberadora de corticotrofina)
producida por el hipotálamo, que a su vez estimula la glándula pituitaria para que libere
ACTH activando las glándulas suprarrenales. El cortisol ha sido encontrado en muchos
experimentos de laboratorio en que se ha sometido a individuos a estímulos amenazantes
y junto con la activación del sistema simpático se observa una respuesta neuroendocrina
que se evidencia en elevación de los niveles de esta hormona.
Una “emoción simple” entonces, estaría compuesta sólo del aumento de
adrenalina y no del aumento de los niveles de cortisol en la sangre (Cruz y Vargas, 2003).
En cambio la respuesta que evidenciaría estrés necesariamente estaría relacionada con el
aumento de los niveles de esta hormona.
Una sobre o subproducción de cortisol puede causar enfermedades devastadoras
como el Síndrome de Cushing o el Síndrome de Addison (síndromes neurodegenerativos
del sistema nervioso) respectivamente y cuando la desregulación es menos severa este eje
pueden verse afectado por otras consecuencias igualmente dañinas para la salud como las
enfermedades cardiovasculares; por lo tanto el cuerpo se esfuerza en mantener los
niveles de cortisol entre ciertos rangos. (Millar and O’ Callaghan, 2002)
Desglosamos la definición:
1.- Estresor:
Se trata de un estímulo que amenaza nuestra integridad y por ende produce estrés.
Es desagradable y perturbador.
Que el estímulo sea un estresor dependerá de su intensidad, duración, novedad
(versus adaptación adquirida) y sorpresa.
Dorothy Cotton (1990) realiza la siguiente clasificación:
a) Estresores físicos: Condiciones que afectan nuestro cuerpo.
b) Estresores psicológicos: Amenazas que producen reacciones internas subjetivas.
c) Estresores psicosociales: Derivados de las relaciones sociales.
Estos tipos de estresores generalmente coexisten.
Es importante aclarar que no cualquier estímulo negativo tiene carácter de
estresor ya que es clave la evaluación individual que realice la persona del evento. Lo
mismo ocurre con los estímulos positivos, para algunos significan protección y para otros
implican un desafío que les puede producir estrés.
El organismo responde de manera proporcional a la intensidad del estresor
dependiendo de la evaluación que se haga de éste.
2.- Estrés en el comportamiento heredado, defensivo y/o adaptativo:
El estrés como respuesta innata o heredada, es un comportamiento grabado en
nuestros genes que nos permite reconocer y reaccionar frente al peligro que amenaza
nuestra sobrevivencia. El aspecto adaptativo alude a los problemas cotidianos del medio
que desafían nuestro bienestar.
- Estrés como respuesta:
El estrés como respuesta se podría desglosar en tres áreas:
a) Área Neuroendocrina:
Se refiere a la activación psicofisiológica que produce el estrés.
b) Área Cognitiva:
Alude a los procesos cognitivos internos que realiza la persona al enfrentarse a
estímulos estresantes y que median las respuestas personales frente a éste. Los estímulos
ambientales e internos son estimados subjetivamente por el individuo, es decir, se da un
proceso cognitivo evaluador.
Lazarus define tres tipos de estimación; primero la persona enjuicia el estímulo como
irrelevante (sin atingencia emocional), benigno o positivo (protegen de los eventos
estresores), peligroso o estresante (daño, perdida, amenaza o desafío). Sin embargo hay
ciertos estresores que desencadenan una respuesta instantánea que no alcanza a ser
procesada de manera conciente (por ejemplo; un accidente automovilístico)
La segunda estimación se refiere a la evaluación de las opciones de afrontamiento que
dispone la persona, su efectividad y la propia capacidad para utilizarlas, es decir, a los
propios recursos para enfrentar la situación.
La tercera consiste en una reevaluación, ésta es la que permite alcanzar la “maestría o
afrontamiento exitoso”. Para Lazarus este factor es clave en el que se produzca estrés o
no.
c) Área de la conducta manifiesta:
Consiste en la evidencia visible del estrés que es desencadenada innatamente. Por
ejemplo la expresión facial y no verbal, que además tienen una naturaleza adaptativa.
Es importante incluir la emoción y el sentimiento en la respuesta al estrés.
Aristóteles equipara emoción a pasión, considerándola una experiencia que compromete
el cuerpo y el alma, diferenciándola del sentimiento, el cual involucra alma y
pensamiento; así se ha considerado que el sentimiento es la intelectualización de la
emoción. La emoción es máxima cuando se acompaña de estrés, en este caso se produce
una confusión mental que impide pensar y concentrarse.
Las emociones son estructuradas en sentimientos, los cuales adoptan un carácter
permanente y por lo tanto, serán determinantes en la respuesta frente al estrés.
Lo inconsciente juega un rol importante frente a la respuesta de un estresor.
Vargas describe respuestas espontáneas de las personas sometidas a estrés de contenido
psíquico muy doloroso que están determinadas por tendencias individuales:
- Olvido (mecanismo defensivo)
- Elaboración explicativa (encontrar explicaciones tranquilizadoras)
- Rechazo o negación (no existió)
- Rendición (aceptarlo como inevitable)
- Rumiación ( seguir pensando o comentando la experiencia desagradable)
- Frustración ( sentirse deprimido al no poder sobrellevar el estresor)
- Propia acusación ( responsabilizarse)
Nuestro objetivo es elaborar o adaptar una escala que mida los estresores
psicosociales y ambientales que influencian la aparición del estrés. Por esto, tomaremos
las clasificaciones diagnósticas propuestas en el DSM – IV y CIE – 10.
Estos manuales son de carácter multiaxial, lo que implica una evaluación en
varios ejes. Cada uno de estos incluye un área distinta de información, con el fin de
complementar el diagnóstico, tratamiento y pronóstico.
DSM IV
CIE – 10
Factores que influyen en el estado de salud y en el contacto con los servicios de salud
VI. Conclusiones
INSTRUCCIONES
Ud. debe decirnos cuáles han estado presentes en su vida. Para ello, marcará con
una cruz el SI, siempre que uno de estos acontecimientos se haya producido en su vida;
de lo contrario, marcará el no.
Sólo si ha marcado el SI, señale en que medida le ha afectado. Para ello marcará
con una X el número que Ud. Considere que representa mejor la intensidad con que le ha
afectado, sabiendo que 0 significa nada, 1 un poco, 2 mucho y 3 muchísimo.
1. Estar jubilado.
2. Alza constante en el costo de la vida.
3. Hacer viajes largos.
4. Tener que ponerse a trabajar por falta de recursos económicos.
5. Las situaciones nuevas.
6. Vivir en la ciudad.
7. Alteraciones del sueño (disminución, aumento, insomnio).
8. Aspecto físico.
9. Su forma de ser, de ver la cosas, de comportarse.
10. El éxito alcanzado en la vida.
11. Fracaso profesional.
12. Vivir solo.
13. Ir a vivir a la casa de los hijos u otros familiares.
14. Sentirse engañado por la familia.
15. Escasa atención, maltrato o abandono de la familia hacia Ud.
16. Vivir en una residencia, pensión o centro.
17. Falta de liberta en la residencia, pensión o centro.
18. Organización y horarios de la institución.
19. Obligación de participar en actividades socioculturales programadas por la institución.
20. Ser elegido para puestos de responsabilidad.
21. Excesivo tiempo libre y falta de actividad ocupacional.
22. Convivencia con los demás (casa, residencia, asilo)
23. Ver que usted es causa de conflictos familiares.
24. Falta de afecto y cariño.
25. Problemas de pareja.
26. Pérdida de vida sexual.
27. Celebración de fechas especiales o fiestas sin seres queridos.
28. Muerte del esposo/a, hijos o nietos.
29. Muerte de algún familiar cercano.
30. Muerte de algún/a amigo/a o personas estimada.
31. Cambio o problemas alimenticios.
32. Tener una enfermedad grave.
33. Tener malestar, dolores y achaques frecuentes.
34. Hospitalización prolongada en un centro de salud.
35. Intervención u operación quirúrgica.
36. Someterse a tratamiento, asistencia médica, revisiones periódicas, rehabilitaciones, etc.
37. Falta de información médica a la hora de hacerse una revisión médica y/o emitir los resultados.
38. Pérdida de algún órgano o función física.
39. Excesiva responsabilidad.
40. Pérdida de autoridad.
41. Pérdida de autonomía y libertad en las decisiones.
42. Pérdida de responsabilidades.
43. Pérdida de prestigio.
44. Pérdida de facultades físicas e intelectuales.
45. Imposibilidad o dificultad en llevar a cabo proyectos y metas.
46. Alguna situación económica grave.
47. El futuro de sus hijos, nietos o algún familiar cercano.
48. Saber que un hijo o nieto es drogadicto.
49. Romper o perder objetos con especial valor afectivo.
50. Volver a enamorarse.
51. Cercanía de la muerte.