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02 Danos Resumen Corto Gaby 2018 Efip 2
02 Danos Resumen Corto Gaby 2018 Efip 2
Requisitos:
ARTÍCULO 1739.- Requisitos. Para la procedencia de la indemnización debe existir un perjuicio directo o
indirecto, actual o futuro, cierto y subsistente. La pérdida de chance es indemnizable en la medida en que
su contingencia sea razonable y guarde una adecuada relación de causalidad con el hecho generador.
Entonces, para que el daño sea resarcible, debe ser: 1. Lesión a un simple interés no ilegítimo, 2. Cierto,
3. Personal y 4. Subsistente.
1. Lesión a un simple interés no ilegítimo: Para que el daño sea resarcible, éste deberá provenir de la
afectación a un interés no ilegítimo del damnificado. Antes de la vigencia del CCC y a la luz del Código
de Vélez, este tópico ha generado diversas posturas. Actualmente la norma refiere a un “derecho” o
un “interés no reprobado por el ordenamiento jurídico”.
2. El daño debe ser cierto: El daño es cierto cuando puede constatarse su existencia en forma
cualitativa, aun cuando no pueda determinarse su magnitud con precisión. Un daño cierto es lo
opuesto a un daño eventual o hipotético, que no es apto para generar resarcimiento.
3. El daño debe ser personal: Sólo la persona que sufre el perjuicio patrimonial o moral de modo directo
o indirecto se encuentra en posición de demandar la reparación. El daño personal puede ser directo o
indirecto. Es directo cuando el titular del interés afectado es la víctima del ilícito, mientras que es
indirecto cuando el perjuicio propio alegado por el acto es consecuencia de una afectación a bienes
patrimoniales o extrapatrimoniales de otra persona. Un ejemplo de daño directo sería el caso de que
una persona reclame el resarcimiento por una lesión psicofísica que él mismo experimentó; sería, en
cambio, daño indirecto el caso de que una persona demandara por el daño propio a raíz de la muerte
de su hija.
4. Subsistencia del daño: El daño debe subsistir al momento de sentenciar. Por lo tanto, si el daño ha
sido indemnizado con anterioridad al dictado de la sentencia (sea por pago o por cualquiera de los
modos extintivos de las obligaciones), la pretensión de reparación no corresponde.
Daño Patrimonial y Extra-patrimonial.
El daño experimentado por una persona puede ser de naturaleza patrimonial o extrapatrimonial,
también llamado moral.
El daño resarcible, como estudiamos antes, no es la lesión a un derecho de naturaleza patrimonial o
extrapatrimonial, ni a un interés de esa índole.
Daño Patrimonial: es el detrimento de valores económicos o patrimoniales.
Daño Extrapatrimonial o Moral: es una minoración en la subjetividad de la persona de existencia
visible.
Ejemplo: en un mismo hecho dañoso –como puede ser la mutilación de ambas piernas en un joven con
motivo de un accidente laboral, va a generar daño patrimonial consistente en el daño emergente (gastos
hospitalarios, prótesis, atención médica, etc.), lucro cesante (el salario que deje de percibir), y el daño
moral, consistente en la minoración subjetiva sufrida, el detrimento en su forma de sentir y pensar.
ARTÍCULO 1738.- Indemnización (patrimonial). La indemnización comprende la pérdida o disminución
del patrimonio de la víctima, el lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo a la
probabilidad objetiva de su obtención y la pérdida de chances.
Incluye especialmente las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de
su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la
interferencia en su proyecto de vida.
ARTÍCULO 1741.- Indemnización de las consecuencias no patrimoniales. Está legitimado para
reclamar la indemnización de las consecuencias no patrimoniales el damnificado directo. Si del hecho
resulta su muerte o sufre gran discapacidad también tienen legitimación a título personal, según las
circunstancias, los ascendientes, los descendientes, el cónyuge y quienes convivían con aquél
recibiendo trato familiar ostensible.
La acción sólo se transmite a los sucesores universales del legitimado si es interpuesta por éste.
El monto de la indemnización debe fijarse ponderando las satisfacciones sustitutivas y compensatorias
que pueden procurar las sumas reconocidas.
Podemos decir que lo que se computa al indemnizarse la disminución sufrida por la víctima es:
a) El lesivo desequilibrio espiritual que la invalidez supone (daño moral), que trataremos en otro
apartado; b) las erogaciones que demanda la pérdida o deterioro en la victima (daño emergente) y;
c) las ganancias dejadas de percibir o afectación de las aptitudes productivas de la persona (lucro cesante
y pérdida de chance).
El daño emergente consiste en el perjuicio o menoscabo efectivamente sufrido, en el
empobrecimiento disminución o minoración patrimonial que produjo el hecho dañoso. Así por
ejemplo en relación a las erogaciones que implica el daño material tenemos los gastos médicos,
farmacéuticos y por transporte, el lucro cesante se configura con la pérdida del enriquecimiento
patrimonial razonablemente esperado, entendido como una frustración de ventajas, utilidades o
ganancias.
En la perdida de chances lo que se frustra es la probabilidad o expectativas de ganancias futuras.
Aquí no se indemniza todo el beneficio o ganancia esperada por la victima (pues eso es lucro
cesante) sino que el objeto es indemnizar la oportunidad perdida. Ejemplo de pérdida de chance es el
jugador de futbol que no puede continuar con su carrera profesional.
b. Antijuridicidad.
Concepto. Una acción antijurídica es aquella que resulta contraria al ordenamiento jurídico
integralmente considerado.
La acción a la cual nos referimos es una conducta, ya sea comisiva u omisiva, que provoca un resultado.
Para ello no se requiere la voluntariedad de la persona. Dentro de este concepto quedan incluidos los
actos habituales e instintivos, y excluidos los actos reflejos o que provengan de estados de inconsciencia
o fuerza irresistible.
ARTÍCULO 1717.- Antijuridicidad. Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es antijurídica si no
está justificada.
Antijuridicidad formal y material.
La antijuridicidad formal se manifiesta cuando la acción es contraria a una prohibición jurídica, sea de
comisión (hacer) u omisión (no hacer). La antijuridicidad sustancial (material) tiene un sentido más
amplio, ya que comprende no sólo las prohibiciones expresas, sino también las que se infieren de
principios fundamentales como el orden público, la moral, las buenas costumbres, etc.
c. Factor de Atribución.
Concepto.
El factor de atribución constituye el elemento valorativo (axiológico) en virtud del cual el ordenamiento
jurídico dispone la imputación de las consecuencias dañosas del incumplimiento obligacional o de un
hecho ilícito stricto sensu a una determinada persona
Los factores de atribución pueden ser clasificados en subjetivos u objetivos. Entre los primeros están la
culpa y el dolo, mientras que los más relevantes de la segunda categoría son el riesgo creado, la garantía,
el deber calificado de seguridad y la equidad.
ARTÍCULO 1721.- Factores de atribución. La atribución de un daño al responsable puede basarse en
factores objetivos o subjetivos. En ausencia de normativa, el factor de atribución es la culpa.
a) Negligencia (art. 1724 CCC), la cual consiste en no prever lo que es previsible, o en caso de hacerlo, no
adoptar la diligencia necesaria para la evitación del daño. Es una conducta omisiva de cierta actividad,
que en caso de realizarla hubiera sido apta para evitar el daño.
b) Imprudencia: implica una conducta positiva, precipitada o irreflexiva que es llevada sin prever sus
consecuencias.
c) Impericia: consiste en la incapacidad técnica para la ejecución de una determinada función, profesión o
arte.
Factor Objetivo. Concepto, clases.
ARTÍCULO 1722.- Factor objetivo. El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es
irrelevante a los efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando
la causa ajena, excepto disposición legal en contrario.
Los factores objetivos de atribución se caracterizan por:
a) Fundar la atribución del incumplimiento obligacional y la responsabilidad que de él deriva, o la
responsabilidad que emerge de hechos ilícitos stricto sensu, en parámetros objetivos de imputación;
b) Con total abstracción de la idea de culpabilidad.
1. La teoría del riesgo. Distintas vertientes. Aplicaciones. Artículos 1757 y 1758 del Código Civil y Comercial.
a) La teoría del riesgo creado. Según esta teoría, quien es dueño o se sirve de cosas o realiza actividades
que, por su naturaleza o modo de empleo, producen riesgos potenciales a terceros, debe responder por
los daños que ellas ocasionen. En consecuencia, el factor de atribución que rige es objetivo y es una
contrapartida del riesgo creado.
Éste es el criterio que sostienen Pizarro y Vallespinos, consagrado en los arts. 1757 y 1758. En efecto, la
persona que introduce en la sociedad un factor de riesgo responde objetivamente por el daño causado,
se beneficie o no con el mismo.
De acuerdo a lo expuesto quedan incluidos en la esfera del riesgo creado:
los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa (art. 1757);
los daños causados al consumidor por el vicio o defecto de la cosa o en la prestación del servicio (art.
40 de la ley 24240);
los daños derivados de actividades riesgosas (art. 1757);
los daños derivados de residuos peligrosos; la responsabilidad del propietario de una mina (art. 58 del
Código de Minería);
la responsabilidad del explotador o de quien usa una aeronave.
Algunos juristas también incluyen a la responsabilidad de las personas jurídicas y la del principal por el
hecho de sus dependientes.
b) La doctrina del riesgo-beneficio. Según esta doctrina, se debería responder objetivamente por
cualquier riesgo creado, siempre que permita alcanzar un beneficio. En consecuencia, si dicho beneficio
no está presente, no se debería responder objetivamente.
c) La doctrina del acto anormal. De acuerdo a esta línea de pensamiento, quien incorpora a la sociedad
un riesgo no debe responder objetivamente por todas las consecuencias perjudiciales que deriven de él,
sino por aquellas que excedan la “normalidad”.
2. La seguridad y la garantía:
Cierta doctrina considera que la garantía constituye un factor de atribución objetivo autónomo. Dentro
de este esquema, se suelen mencionar, en el ámbito extracontractual, la responsabilidad del principal por
el hecho del dependiente (art. 1753) y la obligación de seguridad, incluida con carácter general y
accesorio, de manera tácita, en ciertos contratos, para preservar a las personas y a su propiedad contra
los daños que puedan ocasionarse al momento de ejecutarlo (ejemplo: contrato de espectáculos
deportivos, contratos médicos, etc.). Esta obligación de garantía se encuentra presente en todos los
contratos de consumo, sin importar aquí la idea del contrato en sí misma. Lo que importa para la norma
es la protección del consumidor. Conforme lo cual, la responsabilidad será de tipo objetiva, sea que el
daño tenga o no origen en un contrato. De tal modo, también quedan incluidos dentro de la obligación
de garantía los daños que el deudor pueda causar al acreedor por medio de los terceros que introduzca a
fin de ejecutar la prestación
ARTÍCULO 1753.- Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente. El principal responde
objetivamente por los daños que causen los que están bajo su dependencia, o las personas de las cuales
se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con
ocasión de las funciones encomendadas.
La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal.
La responsabilidad del principal es concurrente con la del dependiente
3. La equidad:
ARTÍCULO 1750.- Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado por un acto
involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo 1742.
ARTÍCULO 1742.- Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es
equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias
del hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable.
Para que se configure el segundo supuesto regulado (equidad), es necesario:
Que exista un acto involuntario.
Que cause daño a un tercero.
Que medie relación causal adecuada entre ambos elementos.
d. Nexo de Causalidad.
Concepto: La relación de causalidad es la necesaria conexión fáctica que debe existir entre la
acción humana y el resultado dañoso producido. La relación de causalidad es el nexo que vincula
materialmente y de manera directa al incumplimiento obligacional o al acto ilícito con el daño, y en forma
sucedánea e indirecta, a éste con el factor de atribución.
La relación de causalidad tiene una doble importancia:
1. Determinar la autoría. La relación de causalidad permite determinar, con rigor científico, cuándo
un daño es pasible de ser atribuido materialmente a la conducta de un sujeto determinado. Esto se
conoce como imputatio facti. Esta operación nos revela la autoría del daño, lo cual permite
determinar quién responderá por el daño causado.
2. Adecuación. Provee, asimismo, los parámetros objetivos para determinar la extensión del
resarcimiento mediante un régimen predeterminado de imputación de consecuencias (arts. 1726 y
1727). De tal modo, se determina hasta qué punto debe responder el autor material por el daño
causado.
Teorías.
Teorías sobre la relación de causalidad:
1. De la equivalencia de las condiciones: Atribuida a Stuart Mill, quien considera que la causa es el
resultado de todas las condiciones positivas y negativas que en conjunto contribuyen a producir el
daño.
Toda condición que contribuye a producir el daño tiene igual valor.
Ha sido objeto de justas críticas, porque amplía la responsabilidad hasta el infinito; se podría
pensar en cuáles son las causas de las causas.
2. De la causa próxima: Atribuida a Francis Bacon, busca una condición entre todas a fin de elevarla a la
categoría de causa. Considera que es tal, la condición más próxima al resultado en orden cronológico.
Ha recibido diversas críticas, ya que, si bien es frecuente que la última condición sea la causa, esto
no siempre es cierto.
3. Teorías de la condición preponderante y de la condición eficiente: Estas dos teorías se encuentran
muy ligadas entre sí.
La teoría de la condición preponderante sostiene que es causa del daño aquella condición que
rompe con el equilibro entre los factores considerados favorables y adversos para su producción,
influyendo de modo preponderante en el resultado.
La teoría de la causa eficiente no difiere mayormente de la anterior, considerando la causa a
aquella condición que tenga mayor poder intrínseco de causación del fenómeno.
Se les critica a ambas teorías la imposibilidad de escindir materialmente un resultado para atribuir
a una condición per se un poder causal decisivo.
4. Teoría d la causalidad adecuada: Es la teoría de mayor predicamento en la actualidad.
Atribuida a Luis von Bar y desarrollada por von Kries.
La adecuación de la causa está ligada a la idea de regularidad, a lo que normalmente acostumbra
a suceder.
El juicio de probabilidad es realizado ex post facto y en abstracto.
Atiende a lo que sucede conforme al curso normal y ordinario de las cosas.
El juicio de probabilidad se realiza en abstracto. Sin embargo, la misma puede ser agravada
cuando la previsibilidad del agente sea superior (derogado art. 902 del CC y actual art. 1722,
primer párrafo, del CCC).
Consecuencias:
Reza el art. 1726: "Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado
de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las
consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles".
Las consecuencias de un hecho que acostumbran a suceder según el curso natural y ordinario de
las cosas, se llaman en este Código "consecuencias inmediatas".
Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con un acontecimiento
distinto, se llaman consecuencias "mediatas".
Las consecuencias mediatas que no pueden preverse se llaman "consecuencias casuales".
En síntesis: en materia de relación causal, el Código Civil y Comercial adopta como principio general la
teoría de la causalidad adecuada (art. 1726), que se funda en un parámetro objetivo de comparación: hay
que establecer, en cada caso, si era previsible que cierto hecho generara determinado resultado, de
acuerdo a lo que habría previsto un hombre medio en el momento del hecho.
De lo cual deriva que en el nuevo Código –en materia de responsabilidad civil- podemos observar los
siguientes supuestos:
e. Eximentes.
Las eximentes son circunstancias que operan enervando la antijuridicidad, la relación de causalidad o los
factores de atribución. Las mismas poseen gran importancia, ya que pueden aminorar o eximir la
responsabilidad por daño al sindicado como responsable.
determinada conducta al agente, y por tal razón, quien la ejecute sin incurrir en excesos está
justificado.
5. Artículo 1719. Asunción de riesgos: Si bien la incluimos en este punto, referido a las causales de
justificación que obstan la antijuridicidad, la asunción de riesgos no es causal de justificación, y el
legislador se encargó de dejarlo claro. Asunción de riesgos. La exposición voluntaria por parte de la
víctima a una situación de peligro no justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos
que, por las circunstancias del caso, ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que
interrumpe total o parcialmente el nexo causal.
6. Artículo 1720. Consentimiento del damnificado: Sin perjuicio de disposiciones especiales, el
consentimiento libre e informado del damnificado, en la medida en que no constituya una cláusula
abusiva, libera de la responsabilidad por los daños derivados de la lesión de bienes disponibles”. En
principio, el consentimiento del damnificado excluye la antijuridicidad del comportamiento de autor
del daño, salvo cuando éste sea contrario a la ley, a la moral o a las buenas costumbres y al orden
público.
En efecto, la ausencia total o parcial de relación de causalidad generará la ausencia total o parcial de
responsabilidad civil.
El nuevo Código Civil y Comercial regula las siguientes situaciones:
3.1 HECHO DEL DAMNIFICADO. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la incidencia del
hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el contrato dispongan que debe
tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia especial.
Hecho del damnificado según el Código Civil y Comercial
Dice el art. 1729: Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la
incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el contrato
dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia especial.
3.2 CASO FORTUITO. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no ha podido
ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o fuerza mayor
exime de responsabilidad, excepto disposición en contrario. Este Código emplea los términos “caso
fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos. El Código Civil y Comercial, al igual que el Código de Vélez,
utiliza indistintamente los términos caso fortuito y fuerza mayor, asignándoles idénticos efectos, siendo
indiferente la alusión a uno u otro vocablo.
3.3 HECHO DE UN TERCERO.
Ruptura del nexo causal: Esta eximente aparece expresamente legislada en el art. 1731: “Hecho de un
tercero: Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de un tercero por quien no se
debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito”.
Conforme la norma, el hecho de tercero constituye una causa ajena por la cual el agente no debe
responder. El tercero por quien no se debe responder debe ser una persona distinta del
responsable presunto (demandado) y de la víctima. Puede ser una persona física o jurídica, de carácter
público o privado
En síntesis: la responsabilidad civil puede ser excluida total o parcialmente por ciertas circunstancias que
se agrupan bajo la denominación de “causa ajena” y son:
el hecho de la víctima,
el hecho del tercero por quien no se deba responder y;
el caso fortuito o la fuerza mayor.
Quedan al margen del concepto de tercero extraño por quien no se debe responder:
Los daños causados por el dependiente en ejercicio o en ocasión de sus funciones, respecto del
principal.
Los daños producidor por ciertas personas que, sin llegar a ser dependientes, tienen contacto
con la cosa por voluntad expresa o presunta del dueño o guardián.
El fabricante de un producto elaborado no es tercero por quien el dueño o guardián no deban
responder cuando el daño se produce por un vicio de fabricación (art. 40 de la ley 24240).
El guardián de la cosa no es un tercero por quien no deba responder el dueño.
Aquellas personas por las que legalmente se debe responder (v. g., los menores de edad respecto
de los padres).
Los auxiliares introducidos por el deudor para ejecutar la obligación.
En relaciona a la carga de la prueba, esta eximente no se presume; en consecuencia, deberá ser probada
por quien la invoca (art. 1736).
Para que opere esta eximente es necesaria la constatación de las siguientes circunstancias:
La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la producción de
un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de atribución.
Se incorpora una norma que establece la legitimación a quien tiene "un interés razonable" (art. 1712); no
abarca a todos los damnificados indirectos, sólo a los directos (sea que sufrieron o pueden sufrir un
daño), respecto de los cuales se presume el interés para deducir la pretensión de prevención. Para los
damnificados indirectos, únicamente si demuestran, aun sumariamente, su interés.
Procede contra actos u omisiones antijurídicas, por lo que el hecho generador debe ser, en principio,
ilícito. Podría no estar excluido el caso de acto lícito dañoso o con potencialidad dañosa, aunque debe ser
apreciado más restrictivamente.
regreso que les correspondan. La multa civil que se imponga no podrá superar el máximo de la sanción
de multa prevista en el art. 47, inc. b de esta ley.
Análisis de la Norma: Inapropiada la redacción, que, ateniéndonos al texto de la norma, el único requisito
para que proceda la aplicación de los daños punitivos sería la hipótesis de un incumplimiento de las
obligaciones del proveedor, sin necesidad de que haya mediado un factor subjetivo de atribución ni la
existencia de un daño efectivo o un lucro experimentado por el proveedor a raíz del evento. Ante estas
flaquezas, la doctrina ha intentado salvar por vía interpretativa sus deficiencias, aunque limitada
obviamente por los confines de la deficiente norma, Así es que la doctrina ha reinterpretado (contra
legis) la norma, considerando –con mejor criterio- que no puede bastar el sólo incumplimiento; es
necesario que se trate de una conducta grave que manifieste dolo o culpa grave.
Respecto del monto de la multa, encontramos el art. 47, inc. “b” de la ley 26361, que pareciera querer
subsanar la situación al dejar establecido un parámetro dentro del cual deben estar fijados los daños
punitivos. Se predica la inconstitucionalidad de la norma.
Con respecto al destino de la multa, es la víctima quien lo percibe. Cuestión que ha sido también criticada,
por cuanto hubiera sido preferible que el destinatario sea el estado.
El encubridor es el sujeto que nada ha prometido antes, pero que luego de la ejecución del ilícito ayuda a
eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse de la acción de ella, u omite denunciar estando
obligado a hacerlo (art. 277 Código Penal). Para que responda frente al damnificado, es menester analizar
la causalidad adecuada que aporta en la producción de los perjuicios.
Pluralidad de Responsables.
Se responsabiliza por el daño a los autores y a todos los que cooperan al resultado dañoso como ser:
consejeros, cómplices, instigadores, participes necesarios.
Las concurrentes. Consisten en obligaciones que tienen un mismo acreedor e identidad de objeto,
aunque diversidad de causa y de deudor: así, las obligaciones que pesan sobre el culpable de un
incendio y sobre la compañía aseguradora que asumió el riesgo de la cosa asegurada contra incendio.
Hay un solo acreedor que es el dueño de la cosa incendiada: un mismo objeto, la reparación del daño
producido en la cosa por incendio; una distinta causa de ambas obligaciones, que para
el culpable del incendio es el hecho ilícito y para el asegurador el contrato de seguro; y dos deudores
diferentes, el autor del hecho ilícito y el asegurador.
Quien paga la totalidad de la deuda, puede ser el único responsable de haberla constituido: así ocurre en
el caso de incendio, cuando el incendiario es el que paga la totalidad del resarcimiento a la víctima
asegurada por ser el causante del daño, y no tiene acción recursiva contra la compañía aseguradora. En el
caso en que el resarcimiento hubiese sido abonado por la aseguradora, ésta sí tiene la acción de regreso
contra el incendiario por la totalidad de lo que hubiere pagado.
Un contrato se puede celebrar entre un acreedor y varios deudores o entre un deudor y varios
acreedores, esta figura se denomina obligación solidaria, en este tipo de obligación se puede pedir el
cumplimiento por parte del acreedor a cualquiera de los deudores; o viceversa puede el deudor pagarle
a cualquiera de los acreedores según sea el caso.
Artículo 1751 del Código.
En caso de que un hecho existan pluralidad de participes, la responsabilidad del cómplice surge del art.
1751 que establece: Si varias personas participan en la producción del daño que tiene una causa única, se
aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las
reglas de las obligaciones concurrentes.
Cuando el daño es causado por dos o más personas, el sistema de responsabilidad civil toma partido en
beneficio de quien sufre los perjuicios, si los mismos se produjeron por la violación directo de la
obligación de no dañar (alterum nom laedere), ya que determina que cada uno de los agentes implicados
es responsable por el todo.
La responsabilidad por el hecho ajeno reviste gran importancia, tanto en materia contractual como
extracontractual. Analicemos las modalidades con las cuales podemos encontrarnos:
a) Responsabilidad de naturaleza contractual. Responsabilidad del deudor por los auxiliares que utiliza,
de los capitanes de buques y patrones de embarcaciones, de los agentes de transportes terrestres, de
los dueños de hoteles, casas públicas de hospedaje y de establecimientos de todo género, etc.
b) Responsabilidad de naturaleza extracontractual. Responsabilidad del principal por hecho del
dependiente, de los padres, tutores y curadores, etc.
ARTÍCULO 1753.- Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente.
El principal responde objetivamente por los daños que causen los que están bajo su dependencia, o las
personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece
en ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas.
ARTÍCULO 1754.- Hecho de los hijos. Los padres son solidariamente responsables por los daños causados
por los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin perjuicio de
la responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos.
ARTÍCULO 1755.- Cesación de la responsabilidad paterna. La responsabilidad de los padres es objetiva, y
cesa si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o
permanentemente. No cesa en el supuesto previsto en el artículo 643.
Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva
de una causa que les es atribuible.
Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al ejercicio de su
profesión o de funciones subordinadas encomendadas por terceros.
Tampoco responden por el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente contraídas por sus
hijos.
El fundamento de esta responsabilidad objetiva (en la que, como en la responsabilidad civil del principal
por el hecho del dependiente, no interesa la conducta del legitimado pasivo) es la garantía. Los padres
garantizan que, al ocasionarse un daño por sus hijos, ellos responderán civilmente por el hecho ajeno.
Son presupuestos de la responsabilidad objetiva de los progenitores por el hecho dañoso de sus hijos: 1)
el hecho ilícito del hijo o, al menos, objetivamente antijurídico; 2) que el descendiente sea menor de
edad, es decir, menor de 18 años –por más que la "responsabilidad parental" en cuanto a los alimentos se
extienda hasta los 21 años de edad, conf. art. 658 del CCC o que, en definitiva, la obligación de los
progenitores de proveer recursos al hijo se amplíe hasta sus 25 años de edad si la prosecución de
estudios o preparación profesional de un arte u oficio le impide proveerse de medios necesarios para
sostenerse independientemente, conf. art. 663 del CCC-; 3) que el menor se encuentre bajo la
"responsabilidad parental"; 4) que el menor habite con el padre responsable, requiriéndose
"convivencia" con los hijos (salvo el segundo párrafo del art. 1755 (“Los padres no se liberan, aunque el
hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva de una causa que les es
atribuible”100); 5) que entre el hecho del hijo y el daño a un tercero exista relación de causalidad.
La responsabilidad de los padres entre si es solidaria (así lo expresa el propio art. 1754) y no concurrente,
debido a que ellos, sean de distinto o mismo sexo, responden por una única causa fuente, esto es, por ser
los progenitores del causante del perjuicio. Pero la responsabilidad conjunta de los padres y del hijo
causante del daño resulta concurrente frente al damnificado (conf. art. 850 del CCC), ya que aquéllos
responden como progenitores por el hecho de su hijo –responsabilidad indirecta, art. 1754- y el
descendiente responde como tal – responsabilidad directa, art. 1749-. Siendo la responsabilidad objetiva,
los padres pueden eximirse total o parcialmente de responsabilidad demostrando el hecho del
damnificado (art. 1729 del CCC), el caso fortuito (art. 1730) o el hecho de un tercero por quien no deben
responder (art. 1731). Es por ello que los padres no pueden liberarse de responsabilidad civil
demostrando su falta de culpa en el hecho, pues se trata de una responsabilidad basada en un factor de
atribución objetivo.
En el CCCN la responsabilidad por riesgo o vicio de la cosa esta legislada en los artículos 1757 y 1758.
Art. 1757. Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño causado por el
riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas por su naturaleza, por los
medios empleados o por las circunstancias de su realización.
La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso de la cosa o la
realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.
Art. 1758. Sujetos responsables. El dueño y el guardián son responsables concurrentes del Daño causado
por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el uso, la dirección y el control
de la cosa, o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el guardián no responden si prueban que la
cosa fue usada en contra de su voluntad expresa o presunta.
En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella,
por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial.
Síntesis:
Se establece en el CCCN una sección bajo el título “Responsabilidad derivada de la intervención
de las cosas y ciertas actividades”
Se elimina la categoría del anterior Código Civil de daño con la cosa
No se genera una presunción de culpa contraria al dueño y al guardian de la cosa, por lo tanto la
culpa tiene que ser probada por el pretendiente
Los supuestos de daños con la cosa incluye a los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa e
incluye los daños causados por el ejercicio de actividades riesgosas y peligrosas.
Supuestos contemplados en los artículos 1757 y 1758 del Código Civil y Comercial de la Nación.
Daños causados por el riesgo o vicio de la cosa:
No se define riesgo o vicio de la cosas, quedando estos conceptos en manos de la doctrina y
jurisprudencia.
En estos casos la cosa escapa total o parcialmente del dominio o control del guardían, no
respondiendo a la voluntad del que la emplea o utiliza
En estos casos se desdibuja el carácter de autor del sujeto ya que la cosa adquiere protagonismo
al desprenderse de su control
Se debe entender como el vicio de la cosa, al defecto de fabricación, funcionamiento,
conservación, o información que la torna inepta para la función que debe cumplir por su
naturaleza.
Los organismos de aplicación, mediante actos administrativos, fijarán las indemnizaciones para
reparar los daños materiales sufridos por el consumidor en los bienes objeto de la relación de
consumo.
Esta facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la Administración que tenga la
autorización legal (Organismos de Defensa del Consumidor).
Las decisiones de los organismos que aplican el daño directo están sujetas a control judicial
amplio y suficiente.
Monto de las multas: de $ 100 a $ 5.000.000 -
Dentro del marco legislativo vigente, las pautas que aporta el nuevo CCC, en materia de daños derivados
de las cosas, se integran al sistema de protección jurídica de los consumidores, junto a la Constitución
Nacional (arts. 42 y 43) y a la ley especial 24240 y sus normas modificatorias.
En relación a ésta última, el supuesto de responsabilidad objetiva lo encontramos en sus arts. 40 y 40 bis.
Artículo 40. — Responsabilidad solidaria. Si el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o
de la prestación del servicio, responderán el productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el
proveedor, el vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El transportista responderá
por los daños ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria,
sin perjuicio de las acciones de repetición que correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien
demuestre que la causa del daño le ha sido ajena.
Artículo 40 bis. — Daño directo. El daño directo es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o
consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre sus bienes o
sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión del proveedor de bienes o del prestador de
servicios. Los organismos de aplicación, mediante actos administrativos, fijarán las indemnizaciones para
reparar los daños materiales sufridos por el consumidor en los bienes objeto de la relación de consumo.
Esta facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la administración que reúnan los siguientes
requisitos:
La norma de creación les haya concedido facultades para resolver conflictos entre particulares y
la razonabilidad del objetivo económico tenido en cuenta para otorgarles esa facultad es
manifiesta;
Estén dotados de especialización técnica, independencia e imparcialidad indubitadas;
Sus decisiones estén sujetas a control judicial amplio y suficiente
Este artículo no se aplica a las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos del
consumidor, su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas, las que
resultan de la interferencia en su proyecto de vida ni, en general, a las consecuencias no patrimoniales.
FACTOR DE ATRIBUCIÓN OBJETIVO / EXIMENTES. El fundamento de la obligación de resarcir que
pesa sobre los legitimados pasivos es de carácter objetivo, basado en la idea de riesgo de empresa.
En consecuencia, la liberación de los sindicados como responsables se producirá solamente en caso
de que logren acreditar la existencia de una causa ajena que interrumpa el nexo causal (caso fortuito,
hecho del tercero extraño, y hecho de la víctima), por lo general, el hecho de ciertos terceros por
quienes no debe responder o el uso abusivo o irrazonable del producto por la víctima.
A CERCA DEL DCHO DEL CONSUMIDOR. -Muchas veces, los productos y servicios concebidos para
satisfacer en mayor o menor grado las necesidades y exigencias de los consumidores, se tornan
inaptos para su destino debido a ciertas deficiencias que pueden presentar, entre las que se
distinguen normalmente tres tipologías básicas de peligrosidad:
Art 1765 - Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las normas y
principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda.
Por lo que cada provincia e incluso cada municipalidad podrían regular su propia responsabilidad
patrimonial. El CCCN no es aplicado ni siquiera subsidiariamente.
ARTÍCULO 1766.- Responsabilidad del funcionario y del empleado público. Los hechos y las
omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una
manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas se rigen por las normas y principios
del derecho administrativo nacional o local, según corresponda.
Principio de responsabilidad: El código sienta el principio de que los funcionarios públicos son
responsables en forma personal por ejercicio irregular de sus funciones.
El nuevo CCCN ha dejado de ser aplicable para determinar la responsabilidad del Estado, como así de los
funcionarios y empleados públicos, tal cual lo disponen los art 1765 y 1766 (estos remiten para determinar
dichos tópicos al derecho administrativo).
Art. 1764 - Inaplicabilidad de normas. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título no son aplicables
a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.
d) Falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del Estado; la omisión sólo
genera responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un deber normativo de actuación expreso
y determinado.
Artículo 4°: Son requisitos de la responsabilidad estatal por actividad legítima:
a) Daño cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
b) Imputabilidad material de la actividad a un órgano estatal;
c) Relación de causalidad directa, inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y el daño;
d) Ausencia de deber jurídico de soportar el daño;
e) Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del que sufre el resto de la comunidad,
configurado por la afectación de un derecho adquirido.
Artículo 5°: La responsabilidad del Estado por actividad legítima es de carácter excepcional. En ningún
caso procede la reparación del lucro cesante.
La indemnización de la responsabilidad del Estado por actividad legítima comprende el valor objetivo del
bien y los daños que sean consecuencia directa e inmediata de la actividad desplegada por la autoridad
pública, sin que se tomen en cuenta circunstancias de carácter personal, valores afectivos ni ganancias
hipotéticas.
Los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no generan derecho a indemnización.
Artículo 6°: El Estado no debe responder, ni aun en forma subsidiaria, por los perjuicios ocasionados por
los concesionarios o contratistas de los servicios públicos a los cuales se les atribuya o encomiende un
cometido estatal, cuando la acción u omisión sea imputable a la función encomendada.
Artículo 7°: El plazo para demandar al Estado en los supuestos de responsabilidad extracontractual es de
tres (3) años computados a partir de la verificación del daño o desde que la acción de daños esté
expedita.
Artículo 8°: El interesado puede deducir la acción indemnizatoria juntamente con la de nulidad de actos
administrativos de alcance individual o general o la de inconstitucionalidad, o después de finalizado el
proceso de anulación o de inconstitucionalidad que le sirve de fundamento.
Artículo 9°: La actividad o inactividad de los funcionarios y agentes públicos en el ejercicio de sus
funciones por no cumplir sino de una manera irregular, incurriendo en culpa o dolo, las obligaciones
legales que les están impuestas, los hace responsables de los daños que causen.
La pretensión resarcitoria contra funcionarios y agentes públicos prescribe a los tres (3) años.
La acción de repetición del Estado contra los funcionarios o agentes causantes del daño prescribe a los
tres (3) años de la sentencia firme que estableció la indemnización.
Artículo 10: La responsabilidad contractual del Estado se rige por lo dispuesto en las normas específicas.
En caso de ausencia de regulación, se aplica esta ley en forma supletoria.
Las disposiciones de la presente ley no serán aplicadas al Estado en su carácter de empleador.
Artículo 11: Invítase a las provincias y a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a adherir a los términos de
esta ley para la regulación de la responsabilidad estatal en sus ámbitos respectivos.
Artículo 12: Comuníquese al Poder Ejecutivo nacional.
profesional presume un conocimiento a nivel de experticia por parte del profesional y, a la vez, la
ostentación de la matrícula profesional otorgada por el colegio profesional correspondiente.
En principio, la responsabilidad de los profesionales es subjetiva (art. 1768), por ende, para atribuir
responsabilidad civil, el damnificado deberá probar la "culpa" o el "dolo" del profesional interviniente
en el hecho (conf. arts. 1724 y 1749 del CCC). Por regla general, entonces, la responsabilidad será
subjetiva y la victima deberá probar la culpa o el dolo del profesional.
Sin embargo, la norma establece que la responsabilidad es subjetiva “excepto que se haya
comprometido un resultado concreto.
El nuevo Código, a fin de establecer el factor de atribución en materia contractual, consagra el
distingo entre las obligaciones de medios y de resultado. En el artículo 1723 establece claramente:
"Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las
partes, surge que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva"
Cuando, en cambio, la obligación consista en una conducta diligente, jugará el art. 1724 del CCC, y la
configuración del incumplimiento –y de la responsabilidad del obligado- requerirá de la presencia de
culpa del solvens.
Deberes profesionales:
a) Deber de actuación profesional diligente: Tiene que ver con la forma en que el profesional presta el
servicio.
b) Deber de informar: Se relaciona con el deber de comunicar determinada información al cliente
(asesorando, aconsejando o advirtiendo).
c) Deber de confidencialidad: Implica no revelar a tercero nada relacionado al cumplimento de la
obligación asumida.
d) Obligación de seguridad: Arbitrar los medios para evitar daños al cliente, en el cumplimiento de la
obligación.
Si en cambio, el profesional liberal comprometió un resultado concreto, cuyo compromiso puede surgir
de lo pactado expresamente o de la naturaleza de la obligación, interpretándola restrictivamente; la
responsabilidad será objetiva (art. 1768 del CCC), por lo que, para exonerarse total o parcialmente de
responsabilidad, aquél deberá acreditar una causa ajena al hecho dañoso como protagonista en la
causalidad (arts. 1729, 1730 y 1731 del CCC).
En definitiva:
1. Si lo comprometido es un resultado, el factor de atribución será objetivo (arts. 1723 del CCC).
2. Si lo comprometido implica sólo el deber de diligencia, pericia y prudencia orientada a producir
un resultado, pero sin asegurarlo, el factor de atribución será subjetivo (arts. 1724 y 1725 del
CCC).
La violación de las normas administrativas de tránsito como el circular sin carnet, son presunción
de responsabilidad pero admiten prueba en contrario.
Accidentes en que son víctimas los peatones. El cruce de un peatón desprevenido forma parte del riesgo
asumido al conducir un automotor, propio del tránsito y no constituye un eximente de responsabilidad,
así el mismo haya sido fuera de la senda peatonal. En ese sentido se ha pronunciado la CSJN, afirmando
que el cruce de la calzada realizado por un peatón, no tiene entidad para interrumpir totalmente el nexo
de causalidad entre el riesgo de la cosa y el perjuicio (art. 1113 CC). En cambio cuando el comportamiento
del peatón que irrumpe indebidamente en la calzada sucede en forma sorpresiva o abrupta, puede
configurar culpa o hecho de la víctima, eximiendo total o parcialmente al sindicado como responsable.
d. Responsabilidad colectiva.
Supuestos contemplados en los artículos 1760, 1761 y 1762 del Código Civil y Comercial de la Nación.
El Código Civil y Comercial de la Nación incorpora la responsabilidad colectiva, anónima y la derivada de la
actividad peligrosa de un grupo, y la regula en los arts. 1760 a 1762. Ésta diferenciación en las situaciones
tiene su razón de ser en las causas de liberación. Es necesario indagar acerca de la situación fáctica para
su configuración, el factor de atribución, y los eximentes.
ART 1760. Cosa suspendida o arrojada - Si de una parte de un edificio cae una cosa, o si ésta es arrojada,
los dueños de dicha parte responden solidariamente por el daño que cause. Sólo se libera quien
demuestre que no participó en su producción.
-La norma comprende dos supuestos en los que la relación causal es alternativa, ya que, si la cosa ha
caído o ha sido arrojada desde uno de los departamentos, los demás dueños y ocupantes no han
participado en la producción del daño.
Abarca tanto la caída como que sea arrojada, respondiendo a la tendencia de que los daños sean
tratados de una manera uniforme, cualquiera fuere la fuente de donde provengan, hecho de la
cosa o hecho del hombre.
El nuevo Código no incluye recaudos vinculados al lugar donde caiga la cosa, por lo que resulta
aplicable a quienes transiten o se encuentren en un terreno no sujeto a servidumbre de tránsito,
siempre que el tránsito o estancia sean legítimos. -Se alude a dos responsables: el dueño, por su
vinculación dominial con el lugar del que ha partido la fuerza dañadora, y el ocupante, en cuanto
es la persona que ostenta el control del lugar.
Eximentes: se libera quien demuestre que no participó en la producción del daño. Ello significa el
establecimiento de una presunción en favor de la víctima que ha sufrido el daño por la caída de una cosa
desde un edificio, de que los autores son los ocupantes y de que los dueños deben responder de manera
solidaria con aquéllos. Esa presunción se extingue si el determinado autor prueba que no participó en la
producción del daño.
De lo dicho surge claramente que este tipo de responsabilidad es objetiva y que el eximente se encuentra
en la causalidad y no en la falta de culpa. Se exime el sindicado como responsable acreditando que su
inmueble no se encuentra en la parte de la cual provino la cosa que ocasionó el daño. -La identificación
del sujeto causante del daño determina que deje de ser un supuesto de responsabilidad colectiva.
ART 1761. Autor anónimo: Si el daño proviene de un miembro no identificado de un grupo determinado
responden solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que demuestre que no ha contribuido a
su producción".
La causalidad es alternativa; el daño deriva de una o más conductas individuales cuya identificación
no es posible, pero cuyos autor o autores están dentro de un grupo determinado de personas. Es
decir que ello se aplicará a los supuestos en los que se haya producido un daño que sólo pudo tener
por autor a uno o más miembros de un grupo determinado que no desarrollara una actividad
peligrosa para terceros. -Todos los integrantes del grupo responderán solidariamente, a excepción
de aquellos que demostraran que no han contribuido a la producción del daño
El grupo se establece por medio del examen del nexo causal desde el daño hacia los autores
probables, que debe ser acreditado por el damnificado; se trata de una responsabilidad instituida a
favor de la víctima sobre la base de una relación causal que sólo permite llegar al grupo de autores
probables, pero no admite llegar al autor concreto. -La responsabilidad es objetiva y se exime de
responder quien demuestre que no contribuyó en la producción del daño.
ART 1762 Actividad peligrosa de un grupo - Si un grupo realiza una actividad peligrosa para terceros,
todos sus integrantes responden solidariamente por el daño causado por uno o más de sus miembros.
Sólo se libera quien demuestre que no integraba el grupo.
En un sentido jurídico, el grupo deber ser, además de una realidad numérica, una realidad cualitativa; no
consiste en la mera yuxtaposición de personas, pues media "pertenencia" de cada una al conjunto a
través de un lazo de cohesión, más o menos definido. Es decir, además de pluralidad se requiere cierto
nivel de interacción o comunicación (voluntaria o subconsciente) que posibilita, así sea de manera virtual,
una suerte de influencia, control o contagio recíproco.
Surge entonces una "unificación" o "legitimación" o "ligamen" entre los integrantes, que autoriza a
imputar a todos el factor de riesgo que el grupo genera. Puesto que, a través de la participación en el
grupo, el individuo participa en el riesgo descripto a la actividad colectiva.
El presupuesto fáctico de la norma es la realización de una actividad riesgosa por parte de un grupo de
personas. La causalidad que presupone la norma es la actuación conjunta o en común del grupo. Es decir,
el daño debe derivar de una actividad peligrosa desarrollada en conjunto.
La responsabilidad de todos los miembros del grupo es solidaria y sólo se eximirá quien demuestre que
no integraba el grupo. Esto es así, porque no es posible acreditar la relación de causalidad en forma
directa hacia uno de los integrantes, sino que se le atribuye la responsabilidad a la actuación grupal por
ser creadora de riesgo para terceros.
razonable” en la prevención.
9. En cuanto a la función resarcitoria consiste en el deber de reparar un daño causado por un hecho
ilícito o por el incumplimiento de una obligación. En principio todo daño es antijurídico salvo que se
encuentre justificado. El nuevo Código regula expresamente varias causales de justificación (legítima
defensa, estado de necesidad, ejercicio regular de un derecho, asunción de riesgo, consentimiento
del damnificado) respondiendo a lo que es la doctrina y jurisprudencia tradicionales.
10. Define al daño como toda lesión a un derecho o un interés, en la medida que no sea reprobado por
el ordenamiento jurídico. El objeto del daño puede ser tanto la persona, como el patrimonio o un
derecho de incidencia colectiva, por ejemplo el daño que sufren los consumidores o el que se causa
al medio ambiente, el que cobra especial protección en el Código.
11. En cuanto a los factores de atribución, el nuevo Código contiene diversas normas. El hecho de que el
art. 1720 mencione expresamente el término factores de atribución, usado desde hace décadas en
doctrina, significa una recepción normativa de importancia. Así, se acoge a los factores de atribución
subjetivos (dolo y culpa) y a los factores de atribución objetivos (riesgo creado por las cosas y por las
actividades, garantía, equidad, etc.). A pesar de establecer la existencia de los factores objetivos de
atribución, el art. 1721 dispone que en ausencia de norma expresa, el factor de atribución es la culpa.
De modo que, la culpa queda como un factor de atribución residual.
12. En los supuestos en que tiene lugar la aplicación de un factor objetivo de atribución, la culpa queda
fuera de lado pues la responsabilidad es objetiva. De allí que, el eventual responsable deberá probar
la ruptura del nexo causal, siendo insuficiente la prueba de la ausencia de culpa. La prueba de la
ruptura del nexo causal se logra a través de la acreditación de una causa ajena, caso fortuito, hecho
de un tercero por quién no debe responder, o el hecho de la propia víctima.
13. Se introduce el principio constitucional que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha reiterado a
través de su doctrina de la reparación plena por los daños sufridos. Ante el sufrimiento de “daño
moral”, ahora comprensivo también de la interferencia en el proyecto de vida de una persona, se
amplían los reclamantes posibles ante la muerte y a partir del Código ante la gran discapacidad, no
siendo sólo los ascendientes, descendientes o el cónyuge, sino también los convivientes con trato
familiar, como los que se hallan en uniones convivenciales, o por ejemplo los hermanos o primos que
cohabiten. Se establece la ponderación de satisfacciones sustitutivas y compensatorias como
parámetros posibles para enjugar este perjuicio moral.
14. Ante el fallecimiento de la víctima, se amplía la posibilidad de reclamar el daño patrimonial por
muerte, es decir lo que el difunto hubiera aportado al grupo familiar de no haber fallecido, a los
convivientes, y en el supuesto de que los reclamantes sean incapaces o tengan capacidad
restringida, resulta innecesaria la declaración judicial de incapacidad, a fin de acelerar la percepción
del resarcimiento.
15. Ingresando en el ámbito de las “responsabilidades especiales”, se dispone que los progenitores
serán responsables por los daños causados por sus hijos menores de 18 años aunque no convivan
con ellos, por razones de estudio, turismo, etc.
16. Se anexa a la responsabilidad por riesgo, la responsabilidad por actividad riesgosa o peligrosa por su
naturaleza, medios empleados o circunstancias de su realización, siendo responsable por ésta, quien
la realiza, se sirve u obtiene provecho de ella. Se especifica la norma que regula los accidentes de
tránsito para despejar dudas al respecto, posicionando al débil, el damnificado, en una situación de
protección.
17. A partir del Código se regula la responsabilidad colectiva y anónima, es así que los daños cometidos