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El Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) es un documento que enfatiza en los resultados y

propósitos de la política fiscal. Allí se hace un recuento general de los hechos más importantes en
materia de comportamiento de la actividad económica y fiscal del país en el año anterior.

Ante la elevada expectativa del mercado pos-suspensión Regla Fiscal (RF), el gobierno reveló el
Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP) al cierre de la semana pasada. Dicho documento trae un
detallado y valioso análisis en temas clave no solo de programación fiscal, sino de pasivos
contingentes, costo de exenciones, cupos de vigencias futuras, etc. Como ya se mencionó, la
coyuntura actual implica una elevada incertidumbre sobre el futuro desempeño macroeconómico,
tanto global como local. Teniendo en cuenta esto, cabe destacar el trabajo del Ministerio de
Hacienda y Crédito Público (MHCP) en la construcción del panorama fiscal para los próximos años,
bajo la tradicional rigurosidad técnica que caracteriza esos documentos. Además, debe resaltarse
el detallado informe que se incluyó en esta versión sobre las medidas implementadas por el
Gobierno para hacer frente a la emergencia económica y sanitaria derivada del virus.

Mensaje clave de dicho MFMP es la adecuada señal de que cuentas fiscales NO cuadran sin una
Reforma Tributaria (RT) que allegue dos puntos del PIB desde 2022. El gobierno la llama reforma
fiscal, pero soy algo escéptico en la capacidad de reducir montos importantes de gasto, dadas las
consabidas inflexibilidades y la mala idea de seguir con recortes del gasto productivo-Inversión. En
ronda de preguntas, quedé con impresión de que, con argumento de esperar a que pase
pandemia, la pueden posponer (ojalá ello no ocurra).

A pesar de la revisión a la baja en el crecimiento potencial, lucen optimistas los supuestos de


crecimiento prospectivo. Después de contracciones del 5.5% en 2020, el MFMP supone un rebote
del 6.6%, lo cual implicaría volver a los niveles de producción pre-pandemia al cierre de 2021. Creo
que salir del hueco pos-virus nos tomará buena parte de los próximos tres años. Lucen también
excesivas las expansiones de 4.5-5.5% durante 2022-2025, sugiriendo mayores faltantes de
recaudos tributarios… algo de trickle down economics en este frente, a pesar de los juiciosos
análisis de abaratamiento del costo-capital proveniente de la menor tributación empresarial.

Las metas fiscales de déficit del Gobierno Central (GC) para 2020 (8.2% del PIB) y 2021 (5.1%)
están alineadas con expectativas. Ya veníamos mencionando cómo la suspensión de la meta de
2021 lucía algo apresurada, pudiendo las brechas de petróleo-producto acomodar cifras de ese
orden. Lo que gana el gobierno con margen de maniobra ante incertidumbre en gastos-pandemia
lo pierde con vulnerabilidad política a populismo del Congreso. Sigue siendo válida preocupación
sobre dificultad de reenganche de RF en 2022 en pleno año electoral.

Como veremos en este Comentario Económico, destacamos la tradicional rigurosidad técnica del
MFMP-2020 y que los análisis incluyen de manera transparente y honesta el cambio del panorama
fiscal, debido a los efectos de la pandemia. Sin embargo, el documento plantea varios elementos
que requieren mayor análisis, siendo el más relevante el relacionado con la rapidez de la
convergencia fiscal hacia los niveles pre-crisis para el año 2022, lo cual nos parece optimista. Al
respecto, cabe mencionar que, si bien la información del MFMP-2020 provee gran detalle, debe
reconocerse que las proyecciones guardan un elevado nivel de incertidumbre, dado el choque que
generó en la economía el coronavirus, que no es claro cuál será su efecto real al final del día.
Por un lado, se amplió el gasto para la atención de la pandemia, para estimular el crecimiento de
la economía y la inversión, hasta un agregado de niveles no vistos en mucho tiempo.
Simultáneamente, el reto está en la consolidación fiscal de mediano plazo, que sea creíble y que
garantice la sostenibilidad de la deuda soberana, lo que se materializaría a través de una agenda
de reformas a concretar próximamente.

En materia de crecimiento económico, la expectativa del Gobierno para el año (5%) es un


poco más alta que la que proyectamos (4,7%), pero sigue estando en nuestro rango esperado. La
inflación está en línea con nuestra expectativa (2,4%), y en cuanto a la tasa de cambio ($3.466) y el
precio del petróleo (Brent: USD53/bl), las proyecciones del Gobierno son más conservadoras que
las nuestras ($3.550 y USD59/bl, respectivamente). El déficit de 2020 (-7,8%) fue una sorpresa
positiva, comparado con la estimación de noviembre del Comité Consultivo de la Regla Fiscal (-
8,9%) y con nuestros cálculos de principios de marzo (-8,2%).

Sin embargo, este año el déficit será mayor al esperado. Mientras que en noviembre de 2020 las
expectativas oficiales para 2021 planteaban un déficit de -7,6%, y desde nuestro escenario
esperábamos un -8,0%, este plan financiero plantea -8,6%.

Destacamos que desde una visión que agregue los resultados de ambos años, la posición fiscal del
país no tendría cambios muy marcados, debido a que prácticamente el menor déficit en 2020 es
equivalente a la sorpresa negativa para 2021. El gasto al alza es el gran determinante de los
cambios en el balance. La atención de la pandemia ha sido y sigue siendo un rubro importante.
Este año, por ejemplo, la vacunación podría representar 0,5% del PIB, además continuarán los
programas de apoyo económico que iniciaron en 2020. Así mismo, el esfuerzo en inversión (3,1%)
que el Gobierno planea es una de las cifras más altas en la historia, solamente superada en 2013.
Además, los gastos en intereses que se incrementarían de manera significativa (representan 3,4%
del PIB, una cifra no vista desde 2007), en consonancia con el aumento de la deuda.

Es necesario reorientar la regla fiscal para que genere credibilidad y no amenace la recuperación.
A nivel de stock, es necesario definir un límite de deuda que sirva como ancla de mediano plazo y
asegure la sostenibilidad. En el frente de flujos, se requiere una reducción del déficit estructural
sin afectar el proceso de recuperación. Desde la gobernanza, algunos posibles cambios serían
fortalecer las capacidades y la autonomía del Comité Consultivo y reglamentar las cláusulas de
escape.

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