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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE CUENCA

UNIDAD ACADÉMICA DE SALUD Y BIENESTAR

SEDE CUENCA

CÁTEDRA DE BIOÉTICA.

“DISCRIMACIÓN DE DISCAPACITADOS EN PEDIATRÍA”

TRABAJO FINAL

CATEDRÁTICO
DR. CLAUDIO BRAVO

INTEGRANTES

BRYAN APOLO
ANDREA CEVALLOS
KATHERINE FERNÁNDEZ
PAULA GUILLÉN
MAOLY SALINAS

CURSO

SÉPTIMO CICLO “C”

2018-2019
En la antigüedad las discapacidades se consideraban como castigo divino, algo
vergonzoso que debía esconderse, era común que en la primera mitad del XIX, las
discapacidades se cuiden en casa, por lo tanto, las personas con afección leve tenían
más posibilidad de integrarse en la sociedad, pero en la segunda mitad del mismo siglo
se comenzó a crear instituciones que se encargaban de educarles para que se adapten
fácilmente a la sociedad.

Con la extensión del movimiento eugenésico estas personas discapacitadas eran


recluidas en asilos o mendigaban por las calles puesto que sus familias no los
reconocían, eran desadaptados sociales que vivían en evidente pobreza.

Es así que desde la década de 1960 surgió un movimiento de normalización, que sigue
en constante crecimiento, cuyo objetivo era suplir tanto las necesidades de una
persona discapacitada, como hacer cumplir sus derechos en un entorno normal y
menos restrictivo esto se dio por la intervención de médicos, rehabilitadores,
educadores, asistentes sociales.

La Organización Mundial de la Salud, en el año 2011 ha demostrado que el 15 por


ciento de todo el mundo presenta cierto tipo de discapacidad, entre ellos más de 300
millones de niños, dentro de esta población se encuentra con mayor incidencia los
grupos más pobres, es decir que la falta de recursos económicos son los que más
presentan algún tipo de discapacidad.

La pobreza, el hambre y la desnutrición se catalogan como factores importantes, los


cuales son causas comunes de las discapacidades.

Además, se ha visto que el médico pediatra no ha recibido ninguna formación sobre las
discapacidades en niños, niñas y adolescentes por lo que recomiendan que se debe
capacitar para que así se puedan cumplir con su tarea, atender a niños con
discapacidades, ya que estos niños y niñas merecen atención en salud más eficiente y
debe estar encaminada a tratar la parte emocional y afectiva.

Es común que niños y niñas discapacitados sean víctimas de exclusión, lo que


intensifica su vulnerabilidad esto depende del tipo de impedimento, su residencia,
cultura o clase es crucial el género puesto que las niñas tienen menos probabilidades
de recibir atención y alimentación, y más probabilidades ser excluidas tanto del entorno
social como familiar, puesto que, tienen menos probabilidades de asistir a la escuela y
recibir formación profesional y encontrar empleo.

Es común que al nacer no siempre se registre la discapacidad, por ende, estos van a
ser desconocidos tanto para los sistemas sociales, educativos y de salud perdiendo así
el acceso y derecho a estos servicios.

En tanto, los gobiernos de todo el mundo asumieron la responsabilidad de garantizar a


niños y niñas con o sin discapacidades que disfruten de sus derechos sin
discriminación esto basándose en la Convención sobre los Derechos del Niño y la
Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada en
febrero del 2013 por 193 países asociados a 127 países y a la unión europea que
busca la inclusión de niños y niñas discapacitados en la comunidad.

El fin de estas dos convenciones fue que se respete a cualquier niño o niña
discapacitada como individuo único, que tiene derecho a que le respeten y consulte,
tomando en cuenta sus habilidades y aspiraciones, especialmente sus necesidades a
satisfacer, la inclusión implica que la sociedad facilite el acceso a la infraestructura
física, salud información, medios de comunicación.

En cuanto a la salud incluyente basada en las dos convenciones mencionadas


anteriormente todos los niños y niñas tienen derecho a disfrutar del más alto nivel
posible de salud, que incluye toda la gama de servicios de la asistencia sanitaria, desde
la inmunización, en los primeros meses y años, y el tratamiento de las enfermedades y
afecciones de la infancia, servicios de salud sexual y de la reproducción durante la
adolescencia y hasta que se convierten en adultos.

Es fundamental la inmunización para prevenir enfermedades que originan


discapacidades, sin dejar de un lado la inmunización de un niño o niña que ya padece
una discapacidad, puesto que son propensos a enfermedades propias de la infancia al
igual que el resto de los niños y niñas, no inmunizarles generará retraso de crecimiento
en las distintas etapas de la niñez, enfermedades secundarias o en el peor de los
casos muerte prevenible.
A nivel mundial se calcula que existen 165 millones de niños y niñas menores de 5
años que padecen retraso en el crecimiento o desnutrición crónica, una alimentación
insuficiente o dieta desequilibrada, en vitaminas y minerales predisponen a que los
bebés y los niños sean vulnerables a dolencias específicas o infecciones que derivan
de sus discapacidades físicas, sensoriales o intelectuales.

En países de ingresos medianos y bajos, aproximadamente el 42% de las mujeres


embarazadas están anémicas, por ferropenia lo que contribuye a una peor salud del
bebé, aumentando el riesgo de que padezca enfermedades que pueden ocasionar
discapacidad.

Es frecuente que los niños, niñas y jóvenes discapacitados han quedado excluidos casi
por completo de los programas de salud sexual, reproducción y de VIH/SIDA, puesto
que se cree erróneamente, que no son sexualmente activos, que no consumen drogas
ni alcohol, y que padecen un menor riesgo de ser víctimas del maltrato, o violación de
sus compañeros no discapacitados, por lo que, tienen menos probabilidades de
infectarse con el VIH.

La Detección e intervención oportunas de niños y niñas que se hallan en situación de


riesgo, se debe remitir al especialista para una ulterior evaluación e intervención, y
proporcionar a los miembros de la familia información fundamental sobre la
discapacidad, se evalúa, la vista y el oído, y se valora cómo evoluciona el niño o niña
en relación al crecimiento, capacidad de sentarse, permanecer de pie, gatear, andar,
hablar o manipular objetos.

Para finalizar, es indudable que la discapacidad es un asunto que la mayoría de la


gente propende a prevenir, adicionalmente integra incomodidad, así como, pone en
duda nuestro concepto sobre lo que hace referencia la vida “normal”.

Consideramos que la discapacidad, no puede ser analizada solamente desde el


prototipo médico, sino por el contrario, englobarse de manera global y colectiva, con
una disposición interdisciplinaria y diversa, teniendo presente la alteración que se
genera en el perfil epidemiológico de la comunidad.
En la actualidad estudios y avances en diferentes áreas de la salud se han enfocado en
conocer, comprender y mejorar la calidad de vida y el aprendizaje de las personas
diagnosticadas con discapacidad; sin embargo y no menos importante se hace tomar
en cuenta que una persona con un trastorno o una discapacidad, cualquiera que esta
sea, es miembro de una familia y su condición afecta de manera constante a la misma,
como estructura, y a sus miembros de manera individual. Incluso, antes de ser
diagnosticado el trastorno, la familia sabe que uno de sus miembros “no es igual a
ellos”.

Queda entonces claro desde esta perspectiva que la aparición de la discapacidad,


cualquiera que esta sea, expone a la familia a un deterioro, pero al mismo tiempo debe
aceptar un grado de flexibilidad para poder acomodarse a los diversos requerimientos
de las situaciones de vida y de las distintas etapas del desarrollo por las que evoluciona
la familia.

De esta manera, la prevención de la discapacidad infantil constituye la forma más


conveniente de combatir contra ella. La discapacidad compone una preocupación
continua de los hospitales, especialmente en las unidades neonatales. Asimismo, el
diagnóstico precoz del trastorno integra una parte fundamental debido a que se puede
prevenir el desarrollo de posteriores lesiones incapacitantes.

Los programas de Atención Temprana y Rehabilitación es un conjunto de


intervenciones, orientada a la comunidad pediátrica de 0 a 6 años, a la familia y al
medio; tiene como finalidad amparar de manera temprana las necesidades temporales
o definitivas que manifieste la población con alteración en su desarrollo o riesgo a
padecerlos. La atención se realiza desde el momento e su naciemiento, en otras
palabras, se desarrolla en todos los ámbitos; además engloba asistencia psicológica y
social, la derivación a salud mental o intervención terapéutica con el niño durante el
período de hospitalización y subsecuentemente a terapia ambulatoria. La terapéutica
de los trastornos del desarrollo se realiza de manera planificada y sistematizada, según
los métodos de cada disciplina mediante un programa organizado permitiendo un
punto de vista integral del niño.
BIBLIOGRAFÍA

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