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ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL.

IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS:


LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

José M. Monsalvo Antón


Universidad de Salamanca

Al establecer la personalidad de la ciudad medieval dentro de la gama de ámbi-


tos espaciales, que constituye el tema de este congreso, nos ha parecido oportuno
concretar el objeto a partir de unos pocos casos significativos. Las cuatro ciudades
escogidas no sólo están bien documentadas sino que puede disponerse de abundan-
tísimos trabajos monográficos y estudios diversos, entre los cuales se encuentran
algunos escritos por los mejores medievalistas del momento.

Aparte de la antigua obra de Risco y de la clásica de Sánchez Albornoz sobre


el León altomedieval, cómo no resaltar la profundidad de las investigaciones de C.
Estepa sobre el León de los siglos XI-XIII, al que se añaden otras referencias sobre
la ciudad traídas de la mano de A. Represa, C. Álvarez, Fernández Flórez o
Santamarta Luengos, estudios estos últimos ya sobre todo bajomedievales'. Para

' RISCO, M., Historia de la ciudad y corte de León y de sus reyes, Madrid, 1792; SÁNCHEZ
ALBORNOZ, C., Estampas de la vida en León durante e/ siglo X, León, 1985 (2 ed.); ESTE-
PA, C., Estructura social de la ciudad de León, siglos XI-XIII, León, 1977; ID., "La ciudad de
León y su caserío en el siglo XII", en Santo Martino de León (Ponencias del I Congreso Int.
sobre Santo Martino...), León, 1987, pp. 13- 41; REPRESA, A., "Evolución urbana de León en
los siglos XI-XIII", Archivos Leoneses, 45-46, 1969, pp. 243-282; ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C.,
La ciudad de León en la Baja Edad Media. El espacio urbano, León, 1992; SANTAMARTA

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JOSÉ M. 2 MONSALVO ANTÓN

Burgos, aparte de los trabajos de la posguerra, destacan los de C. Estepa sobre la


ciudad en sus primeros siglos, los estudios burgaleses sobre dominios y feudalismo
agrario -de Peña Pérez, L. Martínez, García González, entre otros-, así como las
investigaciones de Martínez Díez y González Díez, aunque hay que decir que han
sido los estudios sobre la baja Edad Media los que más han destacado: H. Casado,
J.A. Bonachía o Y. Guerrero, entre otros'. Para Ávila, además de los ya clásicos de
J. González, puede contarse con trabajos de A. Barrios, el principal conocedor del
período plenomedieval del obispado abulense, de L.M. Villar, de J. Villar Castro, o
Vila Da Vila, entre otros'. Y Salamanca cuenta con estudios de J. González, L. M.

LUENGOS, J.M a. , Señorío y relaciones de poder en León en la Baja Edad Media (Concejo y
Cabildo Catedral en el siglo XV), León, 1993; FERNÁNDEZ FLOREZ, JA., "Las casas del
cabildo catedralicio en la ciudad de León", AL, 75, 1984, pp. 31-157; ID., El patrimonio del
cabildo catedralicio de León en la segunda mitad del siglo XV, Valladolid, 1985.
GARCÍA RAMILA, I., "Estudio topográfico del Burgos de los pasados siglos", en BCMB, n°
68, 1939, pp. 261-269; n°69, 1939, pp. 305-316; n°70, 1940, pp. 356-366, n°71, 1940, pp. 398-
408; BALLESTEROS, A., "Datos para la topografía del Burgos medieval", en BCMB, n° 77,
1941, pp. 609-18; n° 78, 1942, pp. 1-9; n° 79, 1942,pp. 33-44; n° 80, 1942, pp. 73-82; n° 81,
1942, pp. 113-118; n° 82, 1943, pp. 145-152; GARCIA SÁINZ DE BARANDA, J., La ciudad
de Burgos y su concejo en la Edad Media, Burgos, 1967; ESTEPA, C., "Burgos en el contexto
del nacimiento de la ciudad medieval castellano-leonesa", en La ciudad de Burgos (Actas
Congreso Historia de Burgos, 1984), Valladolid, 1985, pp. 23-33; RUIZ, T.F., Sociedad y poder
real en Castilla, Barcelona, 1981; VV.AA. (J.A.Bonachía, H. Casado, C. Estepa, T.F. Ruiz),
Burgos en la Edad Media, Valladolid, 1984; VV. AA., Historia de Burgos. II. Edad Media,
Burgos, 1986; MARTÍNEZ DÍEZ, G., "Fundación y desarrollo urbano de Burgos en la época
condal", en Burgos en la Alta Edad Media. II Jornadas Burgalesas de Historia, Burgos, 1991,
pp.231-252; ID., "La ciudad de Burgos en la Plena Edad Media", en Burgos en la Plena Edad
Media III Jornadas Burgalesas de Historia, Burgos, 1994, pp.77-105; GONZÁLEZ DÍEZ, E.,
El concejo burgalés (884-1369). Marco histórico-institucional, Burgos, 1983; BONACHIA,
JA., El concejo de Burgos en la Baja Edad Media (1345-1426), Valladolid, 1978; ID., "La ciu-
dad de Burgos en la época del Consulado", Actas del V Centenario del Consulado de Burgos,
I, Burgos, 1994, pp. 71-145; CASADO ALONSO, H., La propiedad eclesiástica en la ciudad
de Burgos en el siglo XV: el cabildo catedralicio, Valladolid, 1980; GUERRERO NAVARRE-
TE, Y., "Estructura urbana de Burgos en el siglo XV", Homenaje al profesor J. Torres Fontes,
Murcia, 1987, I, pp. 737-750.
GONZÁLEZ, J., "La Extremadura castellana al mediar el siglo XIII", Hispania, 1974, pp. 265-
424; BARRIOS, A., Estructuras agrarias y de poder en Castilla. El ejemplo de Avila (1085-
1320), Salamanca, 1983-84, 2 vols; ID., "Repoblación y colonización: la dinámica de creación
de paisajes y el crecimiento económico", en A. Barrios (coord.) Historia de A' vilo. II. Edad
Media (ss. VIII-XIII), Ávila, 2000, pp. 271-335; VILLAR GARCÍA, L. M., La Extremadura
castellano-leonesa. Guerreros, clérigos y campesinos (711-1252), Valladolid, 1986; VILLAR
CASTRO, J., "Organización espacial y paisaje arquitectónico en la ciudad medieval. Una apro-
ximación geográfica a la historia del urbanismo abulense", Cuadernos Abulenses, 1, 1984, 69-
89; VILA DA VILA, M°. M., "Repoblación y estructura urbana de Ávila en la Edad Media", en
Villares, R. (coord..), La ciudad y el mundo urbano en la historia de Galicia, Santiago, 1988,
pp. 137-153; BELMONTE DÍAZ, J., La ciudad de Ávila. Estudio histórico, Ávila, 1987,2° ed.

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Villar, Martín Martín, González García, Martín Hernández y los autores de la últi-
ma Historia de Salamanca, además del clásico M. Villar y Macías, el primero que
dio a conocer en el siglo XIX los principales datos sobre el período medieval sal-
mantino'.

No se trata aquí de condensar la información contenida en las miles de pági-


nas que sobre las ciudades han escrito estos y otros autores, y que se puede rastre-
ar también en miles de documentos de la época. El objetivo es resaltar la materia-
lidad que tuvieron los espacios urbanos tal como fueron fraguados por los poderes
actuantes en esas ciudades o por las comunidades humanas que las habitaron.
Resulta muy importante para ello el conocimiento del patrimonio monumental que
existe o existió, esto es, catedrales, iglesias, etc., pero también la función socioto-
pográfica que tuvieron algunos enclaves espaciales de la ciudad, ya desaparecidos
o muy alterados, como plazas, calles o palacios, así como el suelo o las propieda-
des urbanas que existieron.

Lejos de enfoques específicos de la historia del urbanismo, la arqueología o la


historia del arte y la arquitectura', concretaremos el objetivo antes mencionado en
un ramillete de cuestiones más cercanas a las preocupaciones de los medievalistas.

GONZÁLEZ, J., "Repoblación de la Extremadura leonesa", Hispania, 1943, pp. 195-273;


GONZÁLEZ GARCÍA, M., Salamanca en la Baja Edad Media, Salamanca, 1982; ID.,
Salamanca: la repoblación y la ciudad en la Baja Edad Media, Salamanca, 1988, ed. (1' ed. r
1973); MARTÍN MARTÍN, J.L., El patrimonio de la catedral de Salamanca. Un estudio de la
ciudad y el campo salmantino en la baja edad media, Salamanca, 1985; ID., "La Iglesia sal-
mantina", en J. L. Martín Rodríguez (dir), Historia de Salamanca. II. Edad Media (coord. J.
M. Mínguez), Salamanca, 1997, pp.128-215; MÍNGUEZ, J. M"., "La Repoblación de los terri-
torios salmantinos", en ibid., pp. 14-74; MONSALVO, J.M', "La sociedad concejil de los siglos
XIV y XV. Caballeros y pecheros (en Salamanca y en Ciudad Rodrigo)" en ibid., pp. 389-478;
ID.,"La organización concejil en Salamanca, Ledesma y Alba de Tormes (siglo XII-mediados
del s. XIII)", I Congreso de Historia de Salamanca (1989), Salamanca, 1992, pp. 365-395;
MARTÍN HERNÁNDEZ, V, Fragmentos de una historia sociourbanística de la ciudad de
Salamanca, Salamanca, 1992; MARTÍN MARTÍN, J.L., "Estructura demográfica y profesional
de Salamanca a finales de la Edad Media", Provincia de Salamanca. Revista de Estudios, 1,
1982, pp. 15-33; VILLAR Y MACÍAS, M., Historia de Salamanca, Salamanca, 1974, vols. 1-
IV (ed. original, 1887).
Hay acercamientos desde estos ángulos que pueden interesar al medievalista. Así por ejemplo,
VIDAURRE JOFRE, J., Ciudad y arquitectura medievales. Morfologías imaginarias en
Castilla y León, 1050-1450, Madrid, 1990; ÁLVAREZ MORA, A., "El renacimiento urbano",
en Historia de/Arte de Castilla y León. 11. El Románico, Valladolid, 1994, pp.323-354; BENI-
TO MARTÍN, F., La formación de la ciudad medieval. La red urbana en Castilla y León,
Valladolid, 2000, entre otros.

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JOSÉ M. a MONSALVO ANTÓN

1) Nos preguntaremos preliminarmente, centrándonos en los siglos X-XI, desde


cuándo tales ciudades constituyeron puntos destacados en una jerarquía, y por qué,
ya que no fue algo dado de antemano, sino resultado de decisiones que dotaron a
estas ciudades de una preeminencia en la red, además de comprobar cómo se pudo
ya entonces expresar esto en el paisaje urbano. 2) Abordaremos luego un aspecto a
menudo poco resaltado: el protagonismo del rey y los dominios regios en la confi-
guración, durante los siglos XI-XIII, de los espacios urbanos. 3) Otra cuestión,
sobre todo centrada en los siglos XII-XIV, se refiere al papel de las murallas en rela-
ción con la definición de los vecindarios, las pautas del crecimiento o el reparto
topográfico del poder. Sobre las murallas circulan tópicos e ideas preconcebidas,
pero el impacto en los tejidos y las sociedades urbanas de estos emblemáticos cir-
cuitos de piedra de las urbes medievales resulta más complejo y variado de lo que
se piensa. 4) Constataremos luego, resaltando sobre todo los siglos XII-XV, la des-
proporción que se dio entre el peso demográfico o el propio poder de la Iglesia en
la ciudad, que fue limitado, y la enorme potencia de las propiedades, las áreas o los
edificios eclesiásticos. Y en contraste con estos espacios interpretaremos la 'discre-
ción' de los espacios genuinamente municipales, resaltando que el tamaño edilicio
o la modestia de las construcciones públicas no se correspondía con la importancia
estratégica de tales espacios: infraestructuras, mercados y otras áreas emblemáticas
del poder concejil. 5) Finalmente, ofreceremos unas pinceladas sobre el auge que
adquirieron, específicamente en el siglo XV, los espacios de la aristocracia urbana,
sus casas, palacios y torres, coincidiendo con una época dorada del patriciado urba-
no y con unos cambios en las mentalidades y estilo de vida que se dejaron notar en
la imagen interior de las principales ciudades.

1. PREEMINENCIAS URBANAS EN LA JERARQUÍA ESPACIAL.


RAÍCES DEL DESPEGUE

Hacia 1100 las cuatro ciudades habían alcanzado un estatuto de primer rango
como ciudades regias y episcopales. Pero sus recorridos en los dos siglos anterio-
res habían sido dispares.

León se supone que había sido en la época romana un campamento militar y


una ceca en la visigoda. Luego, tras constituir una vanguardia para los reyes de
Asturias en su expansión hasta el Duero, León se situó como la gran puerta del

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reino desde que Ordoño 1 -así lo dicen los Anales Castellanos Primeros-,"popula-
vit" la ciudad e instauró la sede. Nacía así en 856 la civitas episcopal de León'. Las
posteriores conquistas de Alfonso III convirtieron la ciudad en el epicentro del
reino, por lo que el traslado después de 910 de la capital de Oviedo a León, con
García I, se considera paso lógico en la expansión de la monarquía. León quedaba
convertida en la capital política y en ella fijaron su residencia habitual los monar-
cas, que llevaron como título del reino el nombre de la ciudad. Aunque apenas lle-
garía hacia el Ario Mil al millar de habitantes, era la primera de las urbes estudia-
das que constituía un 'punto grueso' en el mapa de los poderes del momento.

Para poder dibujar Burgos con ese mismo trazo grueso en el mapa hay que
esperar más tiempo. Y seguir una vía diferente. Nacido en la Alta Edad Media, fue
objeto de una progresión en el rango ocupado. En un momento de individualización
del espacio castellano dentro del territorio de la monarquía asturleonesa, uno .de los
entonces varios condes de Castilla, don Diego Rodríguez Porcelos levantó, proba-
blemente en 884, un castillo en un cerro -un elemento del paisaje natural tan fami-
liar en los horizontes de Castilla la Vieja- próximo a la confluencia de los ríos Vena
y Arlanzón, donde existía un pequeño asentamiento'. Durante las décadas siguien-

ESTEPA, C., Estructura social de la ciudad de León, p. 114, 115 y bibliografía general de refe-
rencia. Que Ordoño I populavit León no quiere decir que estuviese vacía. Significa que hasta
entonces la ciudad no se había consolidado como núcleo cristiano estable ni tenía un papel defi-
nido en el reino.
7
La fundación de este centro militar por el conde don Diego fue hecha 'pro iussionem" -"por
mandado"- de Alfonso III. Así lo indican los Anales Castellanos Primeros (ed. Gómez Moreno,
Madrid, 1917, p. 23), cuando establecen "populavit Didacus comes Burgus et Auvirna (=
Ubierna, otro centro territorial) pro iussionem domno Adefonso (III)", algo que repiten las cró-
nicas castellanas posteriores. Sobre el emplazamiento y la fundación de Burgos, vid., ORTEGA
VALCÁRCEL, J., "Geografía histórica de Burgos altomedieval", en Burgos en la Alta Edad
Media. 11 Jornadas Burgalesas de Historia, Burgos, 1991, pp. 183-228.; GARCÍA
GONZÁLEZ, J. J., "Construcción de un sistema: la ciudad de Burgos en la transición al feu-
dalismo", en J. J. García González (e I. Fernández de Mata), Estudios sobre la transición al feu-
dalismo en Cantabria y la cuenca del Duero, Burgos, 1999, pp. 155-324; otro trabajo de J. J.
García González con los mismos planteamientos: "Del castro al castillo: el cerro de Burgos de
la Antigüedad a la Edad Media", en VV. AA., El Castillo de Burgos. Seminario sobre el casti-
llo de Burgos ( Burgos, 1994), Burgos, Ayuntamiento, 1997, pp. 53-122. También PÉREZ DE
URBEL, Fr. J., El Condado de Castilla, Madrid, Ed. Siglo Ilustrado, 1969-70, 3 vols., reed., I,
p. 212. Interesa sobre los alfoces territoriales castellanos, ESTEPA, C., "El alfoz castellano en
los siglos IX al XII", En la España Medieval, IV, 1984, pp. 305-341; ID., ."Burgos en el con-
texto del nacimiento de la ciudad medieval", cit. Se discute sobre el asentamiento humano que
pudiera haber previamente a 884 en el cerro del castillo o incluso sobre el nombre de "Burgos",

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Fig.1.- LEÓN EN LOS SIGLOS XII-XIV


(a partir de C. Estepa, A. Represa y C.A)varez)

Puebla de
Renueva
Arrabal de
San Mamás
G1
Puerro- `-'"
Oel Gustillo

czi
Barrio de
Puerta
Oe Burgonuevo
ffai; Lorenzo
Barrio de
San Marcelo
8
om
10 '111D
Puert
"Ni ~ago
BURGO Arcotl.revi.:/ Bardos de San Pedro
arrlo de NUEVO 5• tS y San Salvador
puor,. rencos 9
4- 111arilo de
Gallega *ti V-(-> San Martín
ti
4,P
Puerta
al de Lloros 45
Puerta '0,
Moneda

Puebla de
Puebla de
Santo Sepulcro
San Lázaro

D l

Muralla vieja (trazado romano) Áreas mercantiles, vías de importancia


n económica y calles de artesanos
Cerca nueva y comerciantes
Espacios concedidos -a San Isicloro- desde el realengo urbano, del ssg Principales espacios de mercado
Infantazgo de San Pelayo y antiguos palacios regios (s X y XI)
Itinerario del Camino de Santiago
dConcentración
1 ca y alct: (a) y imuy (b) de áreas eclesiásticas y de propiedades
(a) 88
1 Castillo o Alcázar. 2: Catedral y Plaza de Sta María la Regla 3 San Isidom y Plaza de San Isicloro 4 Plaza de San Marcelo.
5 Plaza del San Martín 6 Judería. 7. Palacio del Obispo 8 Palacio de la Poridad 1 Mercado Mayor de la Vega
10 , Nuevos Palacios Reales (s. XIV).
Parroquias y coa.scavres - 1: San Juan de Renueva. 2: San Isidoro. a Santa Marina. 4: San Lorenzo. 5: San Pedro de
t 15 los Huertos 6: Santa María la Regla 7: Sa.n Salvador de Palat de Rey 8 San Salvador del Nido 9: San Martín.
10: San Marcelo 11 Santa Maria del Camino. 12: Santo Sepulcro.
Otras Iglesias.- 13 San Palay°. 14: Santiago. 15: Convento de Santo Domingo 16: Convento de San Francisco. 17: San
Lázaro 18 Hospital de San Marcos

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tes a su nacimiento, el pequeño núcleo, de apenas unos centenares de habitantes,


consistía en dos elementos típicos de la historia "preurbana", el castellum o cas-
trum, en lo alto, y una aglomeración en las laderas meridionales del cerro, la "villa-
vieja", aunque habría quizá otros pequeños asentamientos rurales próximbs. A ello
se añade la judería, como espacio específico enclavado en la falda sur del cerro.
Pero el rango de Burgos mejoró. Si en los primeros tiempos fue la cabeza de un
territorium o alfoz, como Amaya, Castrojeriz, Lerma, etc., se erigió más tarde en la
capital de un comitatus, residencia de los "condes de Burgos" a principios del X' y
pieza esencial del nuevo estado cuando, a mediados del X, Fernán González con-
vierte Castilla en principado independiente. Cuando se asienten poblaciones al abri-
go del cerro, ganando el llano, Burgos se asemejará a los característicos "burgos
castrales" de otras partes, aunque no en manos de un señor feudal, sino del poder
público.

Desde 950 había sido capital condal, luego fue regia en 1035 con Fernando I,
desde 1038 rey también de León. En ese entonces ya inmenso territorio, León tenía
su capital y Castilla la suya, Burgos. Con el traslado en 1075 de la sede de Oca -a
su vez heredera de Valpuesta-, la anterior civitas condal y regia fue además la prin-
cipal civitas eclesiástica de Castilla.

La emergencia de Salamanca y Ávila fue diferente. Habían existido emplaza-


mientos en la Antigüedad, como un castro de la Edad del Hierro de Salamanca,

quizá ligado al significado germánico de burg, como torre fortificada. Así lo indica
MARTÍNEZ DÍEZ, G., "El Castillo de Burgos en la Historia de Castilla", en VV. AA., El
Castillo de Burgos, cit., pp. 175-267, esp. p. 180-181. Este autor ha sugerido que el nombre de
"Burgos", como plural, podría aludir a dos fortificaciones sitas en dos cimas próximas, una la
cota donde está el cerro del castillo, a 932 mts. de altitud, y otra en el cercano cerro de San
Miguel, a 955 mts., MARTÍNEZ DÍEZ, G., "Fundación y desarrollo urbano de Burgos en la
época condal", cit., pp. 244-245. Mientras que J. J. García, a partir de estudios arqueológicos
que se han hecho en la zona y de otros argumentos, piensa que no habría otro asentamiento -
muy modesto por otro lado- más que el del monte donde está el castillo, el "cabezo de La
Blanca", como es también conocido, en alusión la iglesia allí ubicada, GARCÍA GONZÁLEZ,
J. J., "Construcción de un sistema: la ciudad de Burgos en la transición al feudalismo", cit., pp.
222-223.
Citada como civitas bajo Gonzalo Fernández, fue protagonista con Lara en la llegada al Duero
en 912, MARTÍNEZ DÍEZ, G., "Fundación y desarrollo urbano de Burgos en la época condal",
cit., p. 246, GARCÍA GONZÁLEZ, J. J., "Construcción de un sistema: la ciudad de Burgos en
la transición al feudalismo", cit., p. 260.

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junto a la orilla derecha del río, en el área 9 que también se ocupó en época romana,
mientras que el pasado romano de Ávila es puesto también en evidencia por el tra-
zado y restos de su célebre muralla medieval.

Sin embargo, tras un pasado como sedes episcopales visigodas, una y otra ciu-
dad perdieron luego su rango. En los siglos altomedievales eran núcleos ruinosos
de esa "tierra de nadie" y poco poblada que era entonces la cuenca del Duero, toda
vez que la frontera occidental de Al-Andalus, como reconocen especialistas en el
Islam peninsular, no superó hacia el norte el límite de la Cordillera Central'. Pese
a ello, tampoco pudo imponerse antes del XI un dominio efectivo de los reinos de
Castilla y León. Puede decirse que en estas tierras abulenses y salmantinas, nunca
musulmanas, los efectos de las repoblaciones oficiales leonesas -eclesiásticas y de
Ramiro II- de mediados del siglo X" fueron débiles. Aunque reforzaron quizá asen-

9 MARTÍN HERNÁNDEZ, V., Fragmentos de una historia sociourbanística de la ciudad de


Salamanca, p.12, 23, posibles emplazamientos tanto del castro prehistórico como de la mura-
lla romana.
1 ° De ahí el vacío de referencias a la cuenca del Duero en las fuentes árabes, vid. MANZANO,E.,
La frontera de Al-Andalus en la época Omeya, Madrid, CSIC, 1992; MAÍLLO SALGADO, F.,
Salamanca y los salmantinos en las fuentes árabes, Salamanca, CES, 1994. Este autor se mues-
tra taxativo al respecto en las conclusiones de su estudio: "la dominación musulmana en la
cuenca del Duero, cuando existió, no pasó de ser una ocupación militar poco densa que se apo-
yaba en unas pocas guarniciones beréberes (...) la cuenca del Duero se convertiría durante
mucho tiempo en una zona de correrías de los cristianos del norte y de los musulmanes del sur,
en la que ni unos ni otros ejercieron una hegemonía política permanente o estable", refiriéndo-
se al siglo VIII-IX, sin que desde luego en tiempos posteriores la presencia musulmana se incre-
mentará en estas tierras, en todo caso lo contrario, Ibid., p. 85. Ni uno sólo de los geógrafos y
cronistas árabes de los siglos IX y X (los del siglo siguiente, simplemente ignoran estas tierras)
consideró nunca como dominio islámico las tierras al norte del Sistema Central, Ibid, p.80, lo
que se compadece bien con el hecho de que en las fuentes cristianas tampoco se hayan consta-
tado en las tierras de la cuenca del Duero comarcas en manos de musulmanes durante los siglos
IX, X y XI; lo menciona también BARRIOS, A., "Una tierra de nadie: los territorios abulenses
en la Alta Edad Media", en A. Barrios (coord..) Historia de A' vila. II. Edad Media (ss. VIII-
XIII), Ávila, 2000, pp.195-225, p. 201.
" La repoblación ramirense tuvo lugar meses después de la victoria cristiana de Simancas en 939.
Ramiro II hizo una aceifa "ad ripam Turmi", ribera del Tormes, "et civitates desertas ibidem
populavit", incluyendo Salamanca, Ledesma, (Fresno) Alhándiga y Periausende, entre otros
núcleos, así como algunos castillos, Sampiro. Su crónica y la monarquía leonesa en el siglo X
(ed. J. Pérez de Urbel), Madrid, 1952, p. 327. Referencias idénticas se hallan en la Historia
Silense y en las tardías de Lucas de Tuy y de Jiménez de Rada. Salamanca no era aún en la
época de Ramiro II un centro especialmente destacado frente a otros enclaves fronterizos. En
941 Ramiro II concedía al obispo leonés una vega "in subburbio Salamantica" y se menciona
un villar que el obispo había tomado "ex primera populatione", que el obispo parece haber pro-

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tamientos cristianos en torno a lugares de culto e iglesias mozárabes' 2 , tales repo-


blaciones altomedievales no otorgaron relieve a los núcleos urbanos en cuestión, no
impidieron las aceifas amiríes -en Salamanca, 977, 986- y no evitaron que todavía
en la época de Fernando I la situación de ambas urbes resultase aún incierta: sin
apenas habitantes, no constituían ningún referente urbano destacado°.

La elevación de ambas ciudades como centros con preeminencia en la red de


núcleos no tuvo lugar hasta el reinado de Alfonso VI y fue fruto de la recomposi-
ción que supuso la conquista de Toledo en 1085. El monarca encargó a su yerno
Raimundo de Borgoña la repoblación de ambas ciudades y territorios a finales del
XI" y fueron restauradas sus diócesis hacia 1102-1103, ambas por su primer obis-
po documentado, don Jerónimo de Perigueux15.

tagonizado. Se refieren a las primeras repoblaciones de Salamanca BARRIOS,A.,


"Repoblación de la zona meridional del Duero. Fases de ocupación, procedencias y distribu-
ción espacial de los grupos repobladores", Studia Historica. Historia Medieval, III, 2, 1985, pp.
45 -46, L. M. VILLAR GARCÍA, La Extremadura castellano-leonesa, pp. 65-67; MÍNGUEZ,
J. M4 ., "La Repoblación de los territorios salmantinos", pp. 15-74; GONZÁLEZ GARCÍA, M.,
Salamanca: la repoblación y la ciudad en la Baja Edad Media, cit. pp. 11-12. El documento de
941 en SÁEZ, E., SÁEZ, C, Colección documental del Archivo de la Catedral de León, I, León,
1987, doc.149.
12
En Ávila, las iglesias de San Sebastián -desde el XVI San Segundo-, San Vicente y la Antigua.
En Salamanca quizá las iglesias mozárabes situadas en la desembocadura del Arroyo de Santo
Domingo y la Puerta del Río, en la margen derecha del Tormes.
13
Esto es conocido por las crónicas cristianas, desde la Crónica del obispo don Pelayo, de la pri-
mera mitad del XII (ed. Sánchez Alonso, Madrid, 1924), hasta la Primera Crónica General (ed.
Menéndez Pidal, Madrid, Gredos, ed. de 1977). Esta última dice para el caso de Ávila que en
época de Femando I la ciudad "estaua despoblada et yerma de luengos tiempos dantes", por
lo que el monarca extrajo los restos de los mártires abulenses del siglo IV (San Vicente y sus
hermanas Cristeta y Sabina) y los llevó a zonas más seguras, León y San Pedro de Arlanza,
Primera Crónica General, II, p. 491. Las reliquias del mártir abulense fueron depositadas en
San Isidoro León en 1065, VIÑAYO, A., Fernando I (1035-1065), Burgos, 1999, p. 208.
14
Por medio de Raimundo de Borgoña, Alfonso VI "populavit etiam totam Strematuram,
Castellam et civitates Salamantica, Abelam, Cocam, Arevalo, Olmedo, Medinam, Secobiam,
'scan Collar", Crónica del obispo don Pelayo, p. 81, cit., GONZÁLEZ GARCÍA, M.,
Salamanca: la repoblación y la ciudad en la Baja Edad Media, cit., p. 15.
15
La referencia de 1103 en Ávila en BARRIOS, A., Estructuras agrarias y de poder en Castilla,
cit., I, p. 223. En Salamanca la primera mención a la sede es de 1102 cuando el conde don
Raimundo de Borgoña y su esposa doña Urraca conceden al obispo Jerónimo, "propter amo-
rem Dei el restaurationem ecclesie Sancte Marie, Salamantine Sedis", MARTIN MARTÍN,
J.L., VILLAR GARCÍA, L.M., MARCOS, F., SÁNCHEZ, M., Documentos de los Archivos
Catedralicio y Diocesano de Salamanca (siglos XII-X111), Salamanca, 1977, doc. 3.

105
JOSÉ M. 8 MONSALVO ANTÓN

Ambas ciudades alcanzaban entonces el rango que hemos visto surgir en


Burgos y León. Pero las diferencias son notables: Ávila y Salamanca no habían
tenido un pasado altomedieval de civitas, como León, ni castral, como en Burgos,
sino que despegaban a fines del XI como ciudades-fortaleza, con una monarquía
repobladora en expansión y bajo un sistema concejil de frontera.
Pese a la coincidencia en tanto ciudades regias y episcopales de los cuatro
casos, hemos podido apreciar, pues, procesos muy diferentes. Un rasgo común se
detecta: el impulso regio. No abandonemos el argumento. Este protagonismo
-podríamos decir- "fundador" regio nos sirve de entradilla al siguiente epígrafe.
Intenta-remos demostrar ahora que los espacios urbanos genuinos no pueden enten-
derse tampoco sin una implicación muy destacada de los reyes y sus dominios.

2. EL REY Y LOS ESPACIOS URBANOS

El poder regio aportó a las ciudades unos elementos determinantes en la topo-


grafía urbana, como castillos y palacios. Pero sobre todo subrayamos que la trans-
formación del dominio regio en las ciudades condicionó la evolución del espacio
urbano.
En el caso de Burgos, el hecho de que la ciudad fuera capital del Condado y
Caput Castellae del reino después favoreció la identificación con lo regio de espa-
cios en la ciudad, como el castillo para el tenente o el merino'', o las residencias de
miembros de la familia real''.

16
El tenente o senior villae reside en los siglos XI al XIII en el Castillo, considerado fortaleza del
rey y sus delegados. Y en cuanto a la figura del Merino Mayor de Castilla, sus orígenes se sitú-
an en la época de Alfonso VI, GARRIDO GARRIDO, J.M., Documentación de la Catedral de
Burgos (804-1183), Burgos, 1983, doc. 26, PEÑA PÉREZ, F. J., Documentación del monaste-
rio de San Juan de Burgos (1091-1400), Burgos, 1983, docs. 1 y 2, SERRANO, L., Cartulario
de San Millón de la Cogolla, Madrid, 1930, doc. 282, entre otros. En la época de Alfonso X -
como alto cargo territorial- el Merino Mayor había reemplazado el régimen tenencial anterior,
y era una autoridad que solía residir en el castillo, MARTÍNEZ DÍEZ, G., "El Castillo de
Burgos en la Historia de Castilla", en VV. AA., El Castillo de Burgos, cit., p. 210-211. En la
época Trastámara el castillo estaba vinculado al Justicia Mayor, con la alcaidía de la fortaleza
en manos de los Staiga, ibid., p. 219 y ss. Vid. asimismo MARTÍNEZ GARCÍA, L., "El
Castillo de Burgos y el poder feudal (siglos XIV y XV)", en VV. AA., El Castillo de Burgos,
cit., pp. 239-267.
' Burgos tuvo la condición de Caput Castellae, una expresión que se acabó consolidando luego
en castellano entre los títulos de nobleza y honores de la ciudad: "por ondrar la noble cibdad

106
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

No es imputable, sin embargo, a esta condición de capital el hecho de que en


Burgos los reyes y miembros de la familia real tuvieran casas, cortes, palatia, ser-
nas, hereditates, etc. Los reyes disponían de estos bienes también en otras ciudades
debido a las características inicialmente patrimoniales del regalengum. Entre los
siglos XI al XIII el señorío del rey fue objeto de importantes transformaciones, de
carácter general. Nos interesa destacar ahora que esta evolución del señorío real,
concretada en trasvases y cesión de dominio, incidió en los espacios urbanos.

Con las donaciones por Alfonso VI de sus palatia y dominios urbanos a la


Iglesia de Burgos y a monasterios-hospitales de las afueras, efectuadas en 1075,
1081, 1085 y 1091, no sólo la ciudad quedaba flanqueada por dos importantes esta-
blecimientos eclesiásticos ligados al Camino, sino que en lo que era entonces un
área de reciente despegue de la ciudad, en torno a San Llorente y Santiago de la
Fuente, y hacia el Arlanzón, se habilitaban -en el entorno del palacio de Fernando
I- los que iban a ser terrenos principales de la Iglesia, para la construcción de la
catedral'. Las donaciones regias cancelaban la vigencia funcional del viejo 'incas-
tellamento' burgalés y concedían al espacio urbano de los fondos de ladera y del
llano el protagonismo que los nuevos agentes de la expansión interior estaban des-
tinados a impulsar, sobre todo la Iglesia de la ciudad.

de Burgos, que es cabeca de Castiella", indica un documento de 1255, y es expresión frecuen-


te, GONZÁLEZ DÍEZ, E., Colección diplomática del concejo de Burgos (884-1369), Burgos,
1984, doc. 26. Todo ello está indudablemente unido al importante papel de la ciudad para los
reyes castellanos, algunos de los cuales visitaban o residían frecuentemente en ella, sobre todo
bajo Alfonso VIII, además de servir de residencia familiar de reinas e infantas durante los siglos
XII y XIII, a la vez que de Panteón Real, finalidades para la que, como es bien sabido, fue dota-
do Las Huelgas. J. González dice que Alfonso VII estuvo como mínimo 25 veces en Burgos y
Alfonso VIII, sólo desde 1183, hizo al menos 40 viajes a la ciudad, donde residía semanas y a
veces meses. Fernando III vivió también frecuentemente en la ciudad. VV. AA., Historia de
Burgos. II. Edad Media, pp. 138, 139-141. Las Huelgas fueron el sitio de recogimiento habi-
tual para las infantas. En Burgos se celebraron varias bodas reales y en Burgos fueron enterra-
das las reinas doña Leonor, doña Berenguela y doña Beatriz.
" En 1075, fecha del traslado de la sede, donaba al obispo Simeón diversos bienes, entre ellos,
"palatium, uidelicet, patris mei, Fredinandis regis, et matris mee, Sanciee, regine, quod Burgis
habeo", palacio real de su padre Fernando I ubicado en el suelo de lo que luego sería la cate-
dral; en 1081 ratificaba la entrega al obispo de este palacio de Fernando I y doña Sancha para
la construcción de la Iglesia, "nata palatium patris mei, Fredinandi, uel matris mei, ecclesiam
edifico in Burgensi opido"; en 1085 dotaba el Hospital del Emperador, un enclave ligado al
Camino y cerca de la puerta de san Martín, hacia el barrio de San Pedro de la Fuente; en 1091,
en el otro extremo de la ciudad, en la confluencia entre el Arlanzón y el Vena, dotaba el hospi-
tal fundado recientemente por San Lesmes, concediéndole la iglesia de San Juan y capilla de

107

Fig. 2.- BURGOS EN LOS SIGLOS XII-XIV


(a partir de H. Casado, J.A. Bonachía, C. Estepa y otros)
/ ——
( — 116
Cerro del Caitilia —
\ X \
Barrio de San Pedro Puerta de
(Barrio Eras) I I 1 San Esteban Puerta
Puerta do
San Mariln
\LI
t141

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B° de San
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15
de Sí*. Marfa
Barrio de - y Santiago
Gado*
t7

Puerta
Santa Gadea

Rio Arlanzón

El Arrabal cl 1 1+17d
Muralla de la Vega
[1:3
Antiguos espacios regios cedidos a la Iglesia Mayor (de Alfonso VI a Alfonso VII)) y al Monasterio de San Juan (de Alfonso VI a Fernando III y posteriores.)

Explanada de La Glera concedida para mercados nuevos y remodelaciones hechas por Fernando III y Alfonso X.

Concentración alta (a) y muy alta (0) de áreas eclesiásticas y 1: Castillo. 2: Catedral y Plaza del Azogue. 3: Mercado de La Llana.
de propiedades del cabildo catedralicio. 4: Plaza del Mercado Mayor. 5: Plaza del Mercado Menor. 6: Juderla superior e inferior.
(a) O)) 7: Huerto del Rey. 8: Torre de Santa Marfa y Plaza Sarmental.
Áreas mercantiles, vlas de importancia económica y calles
n de artesanos y comerciantes
Parroquias y collaciones.- 1: (Santa Maria la Blanca). 2: San Martín. 3: Santa Maria de Viejanúa. 4: San Román, 5:
11'61 San Nicolás 6 Santiago dele Fuente. 7: Santa Maria, dele Catedral 8: San Esteban. 9: San licitante. 10: San Gil.
Principales espacios de mercado 11: San Lesmes (colación de San Juan). 12: Santa Gadea. 13: San Pedro de las Eras. 14: San Andrés (unificado
con Sta. Marfa la Blanca hacia 1400).
Itinerario del Camino de Santiago Otras Iglesias.-15: Monasterio de La Trinidad. 16: San Francisco. 17: San Pablo (dominicos).
18: Monasterio de San Juan. 19: Convento de la Merced.
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

Otras concesiones de 1120, 1128, 1140 y 1141, de los palacios de Alfonso VII
y la infanta doña Sancha' 9, indican que desde el área de La Llana y Huerto del Rey
hacia él Arlanzón, hasta el puente de Santa María, el rey y la familia real todavía
disponían de posesiones, palacios, huertas y solares, que -junto con rentas- se tras-
pasaban del realengo a la Iglesia. Alfonso VIII no hizo sino reforzar esta línea de
actuaciones. En 1159 se mencionan los palacios de doña Sancha, que, como lo
demás, parece que habían sido donados a la Iglesia'''. Hay que entender todas estas

San Juan Evangelista, para formar el complejo del monasterio de San Juan, al que el rey entre-
gaba "meo palatio", amén de molinos y otros bienes a los que se daba inmunidad. Los docu-
mentos de 1075 en GARRIDO GARRIDO, J.M., Documentación de la Catedral de Burgos
(804-1183), docs. 27, 28, 29; de 1081, ibid., doc. 37; de 1085, GAMBRA, A., Alfonso VI.
Cancillería, Curia e Imperio. II. Colección Diplomática, León, 1998, docs. 80, 81, 82; de 1091,
PEÑA PÉREZ, F.J., Documentación del monasterio de San Juan de Burgos, docs. 1 y 2. Sobre
la fundación y dinámica del monasterio de San Juan, particularmente sus dominios rurales, vid.
el estudio de PEÑA PÉREZ, F.J., EL Monasterio de San Juan de Burgos (1091-1436).
Dinámica de un modelo cultural feudal, Burgos, 1990. Asimismo, C. Estepa en VV.AA.
(J.A.Bonachia, H. Casado, C. Estepa, T.F. Ruiz), Burgos en la Edad Media, p. 31-32; ORTE-
GA VALCÁRCEL, J., "Geografia histórica de Burgos altomedieval", p. 192. Hay que decir que
no era sólo el rey el artífice. Parece que gentes del entorno real, como en noble Muño Ansúrez,
o Rodrigo Ordoño, o García Ordóñez, entre otros, realizan hacia 1092 donaciones a la Iglesia
de Burgos en esas zonas, heredades, huertos, solares, etc. Se refiere a ello C. Estepa en VV.AA.
, Burgos en la Edad Media, p. 31.
19
Urraca concedía en 1120 al obispo y cabildo el diezmo de las "rentas del mercado y de la Llana"
-reditibus mercan i et plane-, seguramente aludiendo ya a ese espacio mercantil de La Llana, tan
importante en los siglos XII y XIII; Alfonso VII ampliaba y precisaba esta concesión en 1128,
dando a la Iglesia el diezmo de todo "quod ad regale ius pertinet" en la ciudad, el realengo de
la ciudad, incluyendo viñas, baños, molinos, huertos y mercado de la Llana; y en 1140 el
monarca cedía a la Iglesia de Burgos varios pa/aria, que "sunt in capite pontis ex parte Burgis,
habentia iuxta se, ex una parte, quoddam meum ortum, el ex alía parte, Aslancon, ex altera
uero parte illa palatia sororis mee, domne Sancie", concesión que se completaba con el cam-
bio de otro palacio en 1141. Vid, estas concesiones en GARRIDO GARRIDO, J. M.,
Documentación de la Catedral de Burgos (804-1183), docs. 100, 109, 123; SERRANO, L., El
Obispado de Burgos y la Castilla primitiva. Siglos V-XIII, Madrid, 1935-1936, III, doc. 101.
20
GARRIDO GARRIDO, J.M., Documentación de la Catedral de Burgos (804-1183), doc. 152.
Se evidencia que cuando se mencionan palatia o pa/arios en este tipo de documentación se
están incluyendo "sus pertenencias", así como otros bienes: "concedo (parece que es una espe-
cie de aval o refrendo de la concesión de su tía) illud donum quod dedit infantissa domna
Sancia, mea tia, burgensi ecclesie, scilicet, pa/arios que sunt in ciuitate cum omnibus perti-
nentiis suis, cum solaribus populatis et dispopzdatis, molendinis, terris, uineis...". Hay que
entender los palatia, pues, no sólo como residencias propiamente dichas, sino como elementos
integrales con un contenido fundiario o patrimonial agregado.

109
JOSÉ M. a MONSALVO ANTÓN

concesiones como trasvases de espacios urbanos desde el dominio real, calificados


en la documentación como de origen regio, reconvertidos luego o no''.

Fundamentalmente hasta el reinado de Alfonso VIII lo que más destaca -en


Burgos y en otras ciudades- es la concesión de solares, casas y huertos a entidades
eclesiásticas. Desde ese reinado cobra fuerza, además, otra modalidad, la transfe-
rencia de dominio al concejo. En este caso no se trataba de concesiones inmunes de
bienes patrimoniales, como en el caso eclesiástico, sino de lo que entendemos como
'realengo transferido' y coincide en el tiempo con la madurez de la organización
municipal burgalesa. Pero las transferencias municipales no sólo eran de menor
calado, sino que no llevaban consigo una remodelación de espacios tan llamativa
como la que suponía la cesión por juro de heredad de suelo a la Iglesia, responsa-
ble esta última nada menos de que pudiera construirse el complejo catedralicio de
la ciudad del Arlanzón.
A Fernando III y Alfonso X corresponden las últimas decisiones importantes
del modelado espacial de la ciudad. Fernando III entregaba al monasterio de San
Juan en 1235 la gestión de una amplia área en la desembocadura del Vena, todavía
rústica y hortelana pero potencialmente urbanizable, que quedaría como coto del
monasterio'''. El monarca, en otra importante concesión concejil, en 1230 delimita-
ba el área concreta del mercado municipal, en la "Glera" o arenal entre el Arlanzón
y el Vena, que sería el mercado mayor'''. Con ello el rey hacía girar el centro de gra-
vedad económica desde La Llana a estas áreas ribereñas. El reajuste espacial era

21 Y de hecho se citan, en 1173 y 1208, como "los viejos palacios regios", tanto en La Llana como
en el área de Santa Gadea. En concreto, en 1173 se cita un área hacia Santa Gadea cuya deno-
minación evoca el espacio regio: "...in loco qui dicitur palacium regis, in ripa de illo cauce qui
uadit ad molinum Sancte Agathe...". Por el documento de 1208 se sabe que la abadesa de Las
Huelgas, doña Sancha, había construido unos barios nuevos en La Llana, en suelo regio y pró-
ximos a los antiguos palacios que el rey tenía en esa parte de la ciudad: "balnea illa noua que
uos, domna Sancia, predicta abbatissa, fecistis de uestro proprio in meo solari, circa mea pala-
tia uetera, que sunt in la Plana de Burgis", LIZOAÍN GARRIDO, J.M., Documentación del
monasterio de las Huelgas de Burgos (1116-1230), Burgos, 1985, doc. 95.
" PEÑA PÉREZ, F.J., Documentación del monasterio de San Juan de Burgos, doc. 71. Vid. asi-
mismo C. Estepa en VV.AA., Burgos en la Edad Media, p. 42, así como el estudio de PEÑA
PÉREZ, F.J., EL Monasterio de San Juan de Burgos, cit.
" "Quod mercatum uestrum fiat semper in la glera in illo loco qui es! inter Arlanconem et riuum
de Uena a ponte lapideo per pontem ligneum usque ad monasterium Sancti lohanis",
GONZÁLEZ DÍEZ, E., Colección diplomática del concejo de Burgos, doc. 22. Vid, la delimi-
tación de estos espacios y los que trasvasaron los monarcas anteriores en Fig. 2.

110
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

reforzado por otras decisiones de Alfonso X, quien en 1257 concedía a la Iglesia


una plaza' en la glera, cerca del río, abriendo el espacio catedralicio -cuya plazue-
la aneja también remodelaba- hacia el Arlanzón, con lo que daba al área entre
Sarmental y el mercado menor -futura Plaza Mayor- el papel de eslabón entre la
Iglesia Mayor con su barrio y el Mercado Mayor recién habilitado.

La importancia del poder regio en el diseño espacial del León medieval fue
también notable. Con el prestigio de León como ciudad-capital", que durante siglos
fue reconocida', se corresponde la existencia de palacios regios de los siglos X y
Xl". Además, debe destacarse que el Castillo o Alcázar de las Torres fue residencia
de los tenentes y luego los Merinos Mayores de León, todo ello dentro del viejo
recinto. En cambio, los nuevos palacios regios construidos en la. segunda mitad del
siglo XIV buscaron ya la amplitud de suelo de la ciudad nueva'.

Los trasvases de dominio desde el realengo resultaron también determinantes


en el espacio urbano de León, al igual que en el caso anterior. El célebre Fuero de
León de 1017, entre otras disposiciones de tipo territorial, contenía las típicas cláu-

" PEREDA LLARENA, F.J., Documentación de la Catedral de Burgos (1254-1293), does. 36 y


37.
" La memoria histórica se aferró siempre a la condición de capital del reino. El Tudense atribu-
yó a Ordoño lila coronación y unción regia en 914, "in solium regni Legioni cita!~ perunc-
tus est" y, según nos recuerda Linehan, en el testamento del obispo Pelayo de 1073 León es
capta regni, LINEHAN, P., "León, ciudad regia, y sus obispos en los siglos X-XIII", en El
Reino de León en la Alta Edad Media, VI, León, 1994, pp. 411-457, p. 411, 441. Fernando 1
escogió León para trasladar los restos de San Isidoro, hecho realidad en 1063, BLANCO
LOZANO, P., Colección diplomática de Fernando I (1037-1065), León, 1987, doc. 66;
MARTÍN LOPEZ, M". E., Documentos de los siglos X-XIII. Colección Diplomática.
Patrimonio Cultural de San Isidoro. A. Serie documental. 1/1., León, 1995, doc. 6. San Isidoro
-desde el comienzo tan ligado a decisiones regias, por tanto- rivalizó con la propia catedral. Así,
Fernando 1 fue ungido en la catedral, pero enterrado en San lsidoro. Y Alfonso VI escogió León
para autocoronarse, según la crónica de Pelayo de Oviedo, LINEHAN, P., "León, ciudad regia,
y sus obispos en los siglos X-XIII", cit., p. 438.
" De la ciudad decía Aymeric Picaud "urbs regalis el curialis, cunctisque felicitatibus plena",
Guía de/peregrino medieval (Codex Calixtinus), ed. Bravo Lozano, Sahagún, 1991, p. 101
" A los palacios regios del siglo X en el área de Puerta del Arco del Rey y Palat del Rey, hay que
añadir el palatium regis de Fernando I entre el área de San Pelayo y la Puerta Cauriense, un
palacio contiguo al flanco oeste de la muralla. En 1096, al dotarse San Marcelo de León, se dice
que está "inferius Porte Cauriensis, foris murum, subtus palatium regis", RUIZ ASENCIO,
J.M., Colección documental del archivo de la Catedral de León, IV (1032-1109) , doc. 1291.
" ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C., La ciudad de León en la Baja Edad Media, cit., p. 131, 134.

111
JOSÉ M. MONSALVO ANTÓN

sulas por las que se reforzaba el señorío del rey en la ciudad mejorando el estatuto
del mismo". Pero esto no impedía que se estuviesen produciendo enajenaciones
desde el realengo en favor de la Iglesia Mayor". Esta mostró una gran capacidad
para absorber además dominio de otros donantes. A la altura del siglo XI no era
mucho lo que debía quedar de realengo urbano para ser trasvasado en favor de
aquélla, que prácticamente había formado ya -un siglo antes que en Burgos- un
potente barrio catedralicio.

La monarquía resultó aún más decisiva en la dotación de San Isidoro. Ramiro


II había fundado el Infantazgo para una de sus hijas en el corazón del recinto roma-
no. Vinculados a él estuvieron las iglesias intramuros de San Salvador de Palat de
Rey y luego de San Pelayo. Cuando la iglesia próxima de San Juan Bautista reci-
bió en 1063 los restos de San Isidoro, y adoptó esta advocación, se pusieron las
bases para la absorción por éste del Infantazgo de San Pelayo, que acabará consu-
mándose en el siglo siguiente. Despegaba así el barrio de San Isidoro, al abrigo de
la voluntad regia. Muy cerca estaba el palatium de Fernando I. Las dotaciones de
miembros de la familia real no acabaron aquí. En 1099 Alfonso VI entregaba a San
Isidoro otro monasterio leonés intramuros, el de Santa Marina, con todas sus pede-

" Reducción de cargas a pagar por los solares para aquellos pobladores que se instalaran dentro
del dominio regio, exenciones de rauso y mañería, facilidades para la transacción de bienes, no
extradición de iuniores -campesinado dependiente- llegados a morar a la ciudad, cierta libertad
en la elección de lazos personales, garantías judiciales, inviolabilidad domiciliaria, etc. Pueden
verse algunas cláusulas del Fuero de 1017, RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, J., Los fueros del
Reino de León. II. Documentos, León, 1981, doc. 2, en particular parágrafos 21,23, 25, 26, 37,
38, 46, 47 (numeración por esta edición)
" Destaca, no obstante, en León la capacidad de la Catedral de incorporar bienes sin la mediación
regia. Sobre muchas de las transacciones y evolución de las propiedades en León, vid. ESTE-
PA, C., Estructura social de la ciudad de León,cit., pp. 197 y ss. Pero hay que valorar el empu-
jón que el trasvase de dominio regio, o de establecimientos eclesiásticos sobre los que el poder
real podía disponer, supuso para la conformación del espacio urbano de la ciudad. Quizá no
pueda darse por válido o de esa fecha el documento de 916 por el que Ordoño II -entre otras
desorbitadas y sospechosas concesiones territoriales- concedía a Santa María de León sus
"palatia intus ciuitas Legionensis", sobre los que se construiría la catedral en el actual empla-
zamiento intramuros, pero de no ser la citada bien pudo haber otra similar concesión regia,
SÁEZ, E., Colección documental del archivo de la Catedral de León (775-1230). I (775-952),
León, 1987, doc. 39. Vid. ESTEPA, C., Estructura social de la ciudad de León, cit., p. 116. En
954 Ordoño III entregaba a la Iglesia y obispo la iglesia de los Santos Claudio, Lupercio y
Victorico, en el arrabal de León, con corte y otros bienes, SÁEZ, E., SÁEZ, C., Colección
documental de/Archivo de la Catedral de León, II (953-985), León, 1990, doc. 270. La "corte"
incluía "edificis suis, terris, uineis, ortis uel omnia quamtum ad ipsam eglesia pertinet".

112
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

nencias y bienes urbanos; y unos años después, en 1117, doña Urraca concedía la
iglesia de San Salvador del Nido'', expresión de una incipiente política de expan-
sión extramuros del monasterio".
Otras actuaciones regias siguieron reforzando San Isidoro. En 1148 la comu-
nidad de canónigos regulares ocupaba físicamente el monasterio de San Pelayo por
carta de Alfonso VII, en 1165 San Isidoro fundaba la puebla de Renueva y en 1168
Fernando II se desprendía de sus dominios urbanos en favor del monasterio: "dono
el concedo pro remedio anime mee el parentum meorum uobis totum meum rega-
lengum quod habeo el habere debeo infra muros Legionis el extra el habeatis potes-
tatem emendi in totis rengalengis "". Ese mismo año el rey hacía obligatorio el paso
del Camino de Santiago justo por delante de San Isidoro, concediendo a éste una
calle nueva que llevaba hacia el río Bemesga", asegurando así el éxito de la recién
creada puebla de Renueva", que quedó como coto dominial de San Isidoro.
La política de los reyes de desprenderse de sus dominios, que entendemos
como una forma evolucionada de gestión del realengo, estaba resultando, pues,
decisiva en la configuración de los espacios urbanos en ciudades como Burgos o
León. Ávila y Salamanca presentan en esto un perfil algo diferente. En virtud del
modelo de "repoblación concejil" seguido en estas urbes, imperó una implantación

MARTÍN LÓPEZ, M. E., Documentos... de San lsidoro, doc. 9 y 16.


" En el barrio extramuros de San Martín, que se estaba formando a finales del XI, todavía el
reparto de cortes, hereditates y solares distinguía entre los de la catedral, los afectos ad partem
regis, o dominio del rey, y los que eran ad partem Sancti Pelagi, el Infantazgo vinculado a San
Isidoro, según la célebre "exquisicio" o apeo de propiedades que se hizo en 1097 en ese barrio
de la ciudad. La exquisicio en RUIZ ASENCIO, J.M., Colección documental del archivo de la
Catedral de León, IV (1032-1109) , León, 1989, doc. 1294. Vid. referencias a estas distribucio-
nes de las propiedades urbanas en ESTEPA, C., "La ciudad de León y su caserío en el siglo
XII", en Santo Martino de León, cit.
" MARTÍN LÓPEZ, M. E.; Documentos ... de San Isidoro, docs. 44 y 88.
34
Ibid.., doc. 89, de 1168: "transfero stratam publican'', que vulgo dicitur Caminum, quod sole-
bat ire ante ecclesiam Beati Marcelli et pono eam per portam Cauriensem el, deinde, ante
Ecclesiam predicti confessoris Beati Ysidori et inde per portam quam ego mandaui in muro
aperiri, deinde per sernam predicti monasterii usque ad pontem Uernesge", estableciéndose el
coto hasta el puente: "quod omnes domos quas predicti loci abbas et canonici habent uel de
cetero habuerint a porta prefate aecclesiae Beati Ysidori, quae respicit ad meridiem usque ad
predictum pontem, sint libere et absolute de fisco el omni regio foro (..)habitatores qui ibi
moran fiterini nulli respondeant nisi abbati Sancti Ysidori". Vid. Fig. 1.
" MARTÍN LÓPEZ, M. E., Documentos... de San Isidoro, doc. 82.

113
JOSÉ M. a MONSALVO ANTÓN

inmediata y honda de un pujante 'realengo transferido' concejil. Apenas conservó


algo de dominio directo el rey y su dominus villae. Podría citarse por ejemplo la
"serna regis", que se documenta en Ávila junto al Adaja36 , y que representa lo poco
de su dominio que el rey no dejó en manos de las autoridades de la ciudad. Lo
mismo pasaba en Salamanca.
Y en cuanto al trasvase a las Iglesias en estas ciudades, más que donaciones,
lo que se observa es una verdadera ordenación del espacio urbano a repoblar, para
lo que el monarca reservó un especial protagonismo a la institución catedralicia
desde el comienzo. Lo muestra bien la concesión que Raimundo de Borgoña y doña
Urraca hacían en 1102 -confirmado en 1107- al obispo e Iglesia de Salamanca:
aparte de alguna aldea, aceñas y molinos periurbanos, le entregaban a don Jerónimo
el único barrio extramuros que, en ese momento de inicio de la repoblación de la
ciudad, estaba algo poblado, el que se hallaba entre el Tormes y la Puerta del Río'
-el barrio mozárabe-, al tiempo que le encargaban la restauración de la Iglesia
Mayor, en tomo a la cual empezaría a formarse el barrio catedralicio intramuros.
Con esa concesión regia ad populandum arrancaba el futuro control eclesiástico de
la "ciudad vieja" salmantina. En Ávila fueron también concesiones regias las que,
ya desde tiempos de Alfonso VII, sirvieron como despegue del poderío de la Iglesia
en la ciudad".

3. 'ARMADURAS DE PIEDRA': ¿GUÍAS DEL CRECIMIENTO?,


¿VECINDARIOS DEFINIDOS?
Si hay un elemento físico con el que se asocia la ciudad medieval, ese es la
muralla. Como la 'armadura' del guerrero de la época. De ahí el símil del epígrafe.

" Mencionada en 1142, BARRIOS, A., Documentación medieval de la Catedral de A vila,


Salamanca, 1981, doc. 4 bis.
" "Datnus vobis illum barrium ante illa porta, que rescipit ad illum flumen in parte sinistra, ut
populetis illum post parte vestra, et fiat integrum barrium illum ad domum Sancte Marie",
MARTÍN MARTÍN, J.L., VILLAR GARCÍA, L.M., MARCOS, F., SÁNCHEZ, M.,
Documentos de los Archivos Catedralicio y Diocesano de Salamanca, doc. 3; confirmación en
1107, ibid., doc. 4.
" Entrega de los derechos de la diócesis en 1130-1135, donación del tercio de los molinos junto
al puente y de una serna de linares, donación también por Alfonso VII en 1144 de la décima
parte de las rentas reales, concesión en 1176 por Alfonso VIII a la catedral y obispo abulense
del tercio de las rentas reales en la ciudad, entre otras concesiones, que pueden seguirse en la
documentación catedralicia abulense, BARRIOS, A., Documentación medieval de la Catedral
de A. vilo, cit., docs. 1,4 bis, 5, 14.

114
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARIIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

Para los propios hombres de la Edad Media la identificación entre ciudad y mura-
lla era recurrente, como revelan archiconocidas referencias de Las Siete Partidas".
Asimismo la muralla servía para representar la ciudad visualmente'. Esto es evi-
dente, como también que las murallas eran la base material y física de las defensas
de la ciudad, funcionales específicamente en caso de asedio. Estos aspectos de
poliorcética medieval, al igual que el simbolismo asociado a las murallas', no
merecen aquí mayor comentario.
Ahora bien, el icono de la ciudad amurallada es tan potente incluso en el ima-
ginario del historiador actual que, a menudo, es causa de que se asocien con las
murallas determinados fenómenos de historia urbana sin comprobar su posible
acierto. Hay ciertos tópicos al respecto. Definir lo urbano por la existencia de mura-

39
Partidas, VII, t. XXXIII, ley 6: ciudad es "todo aquel lugar que es cercado de los muros, con
los arrabales e los edificios que se tienen en ellos"; asimismo Partida II, tít. XI, ley 2: los bue-
nos muros incrementan el honor de la ciudad.
40
DE SETA, C., "Las murallas, símbolo de la ciudad", en C. De Seta, J. Le Goff (coords.), La
ciudad y las murallas, Madrid, 1991, pp. 21-66; LE GOFF, J., "Construcción y destrucción de
la ciudad amurallada. Una aproximación a la reflexión ya la investigación", Ibid., pp. 11-20; y
VALDEÓN, J., "Reflexiones sobre las murallas urbanas de la Castilla Medieval", ibid., pp. 67-
87.
4/
Puede decirse que las murallas ofrecían una marcada distinción entre los elementos
"dentro/fuera" como distinción simbólica. Lo que la célebre Crónica de la Población de Ávila
señala sobre los ocupantes del espacio intramuros de la ciudad y sobre los que fueron expulsa-
dos de ella y quedaron fuera, durante la repoblación, refleja bien esta valoración ideológica
otorgada al recinto: las murallas abulenses constituyen el distintivo cultural de la contraposi-
ción "serranos/ ruanos", "arriba/ abajo", "dentro/ fuera", un referente imaginario de la contra-
posición entre los gobernantes y los demás. La Crónica relata que los que ocuparon las partes
bajas de la ciudad "non serían tan poderossos nin tan honrrados como los que poblasen de la
media villa arriba": también menciona que los serranos, repobladores procedentes de Cinco
Villas destacaron por su valentía y su especialización "en pleyto de armas e en defender a todos
los otros". A ellos Raimundo de Borgoña les reservó los sitios altos e intramuros de la ciudad
y los cargos, mientras que a los demás, cobardes, el yerno del rey "sacólos fuera de la villa al
arrabal, e apoderólos en la villa aquellos que Ilamavan serranos"; posteriormente, los caba-
lleros serranos defendieron heroicamente desde el interior la ciudad -en un célebre episodio
legendario, el de las Hervencias- frente a la traición cometida por los del arrabal, traición que
habría causado la muerte de 60 caballeros, Crónica de la población de Ávila (ed. de A.
Hernández Segura), Valencia, Anúbar, 1966, p. 17, 18, 19, 20, entre otros pasajes. Vid. algunos
comentarios sobre la importancia de las murallas abulenses en la memoria histórica de la ciu-
dad de Ávila en CÁTEDRA, M a., TAPIA, S. DE, "Imágenes mitológicas e históricas del tiem-
po y del espacio: las murallas de Ávila", Política y Sociedad, 25, 1997, pp. 151-183. El relato
de la Crónica es redondo. Pero no deja de ser un mito, o una distorsión de hechos históricos
cubiertos por el manto de la propaganda en una fuente de la segunda mitad del siglo XIII que
pretendía narrar lo acaecido siglo y medio antes. Además, no se corresponde con el papel real
de las murallas en la historia urbana abulense, vid. infra.

115
JOSÉ M. a MONSALVO ANTÓN

¡la es uno de ellos". Se suele decir también que la muralla separaba el campo de la
ciudad, olvidando que el espacio agrario y campesino no comenzaba a ser visible
justo en el instante en que, al salir, se atravesaban las puertas de la muralla, y olvi-
dando asimismo la condición no edificada de muchos espacios intramuros. Se ha
dicho que la muralla delimitaba jurisdiccionalmente espacios y poblaciones, discri-
minando a quienes quedaban extramuros". En definitiva, podemos pensar que la
fuerza de la imagen de la muralla, como gran metonimia visual de la ciudad medie-
val, es tanta que empuja al historiador a la apriorística noción de que algo tan rotun-
do, tan reconocible, como las murallas tuvo que ser, ¡necesariamente!, un elemen-
to de primer orden en la historia de las ciudades medievales. Pero ¿lo fue de hecho?

Hace unos años Le Goff esbozaba escuetamente posibles hipótesis sobre ima-
gen y estructura de la ciudad fortificada. Dejando aparte las referidas a otros asun-
tos -muralla e higiene, ciudad y violencia, la propia relación campo-ciudad...-, nos
interesa centrarnos en algunas de esas hipótesis que pueden resultar controvertidas:
la idea de relación entre las murallas y los asentamientos de la ciudad, o sea, el
desarrollo de ciertas áreas urbanas ligado a la "mayor o menor cercanía" a las mura-
llas; la relación de las murallas con las manifestaciones del poder político o reli-
gioso; asimismo, la posible división que las murallas establecían, distinguiendo
"centro urbano" y barrios de la "periferia'. Las dos últimas ideas pueden agrupar-

42
A pesar de que muchos núcleos de población se hallaban amurallados, no por ello automática-
mente los debemos considerar núcleos "urbanos": sin ir más lejos, como se ha indicado a pro-
pósito de la actual región de Castilla y León, se han localizado en ella más de trescientos núcle-
os amurallados con restos y testimonios fehacientes; pero no parece que se deba considerar que
todos era "ciudades", BENITO MARTÍN, F., La formación de/a ciudad medieval. La red urba-
na en Castilla y León, cit., p. 133.
43
Vid. al respecto BENITO MARTÍN, F., La formación de la ciudad medieval. La red urbana en
Castilla y León, cit., p. 135,136, 277, donde señala que la muralla es consustancial con la idea
de la ciudad medieval y donde sugiere que la muralla distingue jurídicamente poblaciones; asi-
mismo, IZQUIERDO BENITO, R., "Las ciudades medievales: espacios fortificados", La for-
taleza Medieval. Realidad y Símbolo, 1998, pp. 109-118, p. 115, donde dice que la muralla
"delimitaba un espacio jurídico"; o en ÁLVAREZ MORA, A., "El renacimiento urbano", p.
332, donde se viene a definir la identidad de la ciudad por la muralla; o cuando se dice que las
murallas eran "delimitadoras de un espacio jurisdiccional autónomo y fiscalmente diferencia-
do", PEÑA PÉREZ, F. J., "Del castillo a la ciudad: la imagen de Burgos en plena Edad Media",
en en VV. AA., El Castillo de Burgos, cit., pp.125-150, p. 148. La notación historiográfica de
opiniones de esta índole sería larguísima.
" LE GOFF, J., "Construcción y destrucción de la ciudad amurallada. Una aproximación a la
reflexión y a la investigación", cit., p. 14-15, en concreto los puntos a, b y c del epígrafe "La
ciudad fortificada".

116
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

se, de modo que plantearemos inmediatamente si se cumplían en nuestras ciudades


dos correlaciones esenciales a partir de las respuestas a esos escuetos guiones del
historiador francés: primero, la correlación que pudiera existir entre la ubicación de
la población urbana y las murallas, esto es, intentando ver si había una lógica en el
crecimiento urbano que se explique en función de las murallas, analizando también
su papel en la distribución topográfica de los espacios urbanos; segundo, si las
murallas distinguían poblaciones y poderes, es decir, si generaban espacios con
diferente carga de poder o estatus jurídico respecto de los grupos humanos asenta-
dos en ellos. Nos parece que los medievalistas suelen dar por sentadas estas corre-
laciones, pero quizá esto no resulte del todo correcto.

Por lo que respecta a las relaciones entre la muralla y el crecimiento urbano,


observamos que en las cuatro ciudades analizadas cada caso es diferente a los otros.
León gravitó inicialmente en torno a una tardía civitas altomedieval, luego com-
plementada -como las llamadas "ciudades dobles"- por barrios recientes. Sin
embargo, si nos fijamos en el viejo recinto, todavía a principios del XI, es cierto que
agrupaba la pequeña población existente en la ciudad", pero distaba de ser un espa-
cio compactado-urbanizado: dentro había solares, monasterios, cortes, pausata del
obispo y grandes espacios vacíos, y esto también se daba fuera'. Esta estructura

45
El recinto campamental romano estaba rodeado de una muralla de piedra de sillería, esto es, la
muralla romana y altomedieval, que formaba un rectángulo más o menos regular con lados de
c. 570 mts. x c. 350 mts., y superficie de unas 20 Has. Vid. BENITO RUANO, E., "Las mura-
llas y cercas de la ciudad de León durante la Edad Media", León medieval. Doce estudios, León,
1978, pp. 25-40. La población de la ciudad no llegaría en ese siglo a 1.500 hbs., que es la cifra
que C. Estepa ha propuesto para el año 1100. La evolución demográfica de la ciudad desde
entonces se estima en 3.000 habitantes en 1200 y 5.000 en 1300, ESTEPA, C., Estructura social
de/a ciudad de León, cit., pp. 140, 141.
46
La unidad de ocupación del espacio llamada "corte", que se hallaba por doquier tanto dentro
como fuera de las murallas, era el espacio estrella del suelo de la ciudad altomedieval y del XI.
Como una especie de propiedad y explotación integral, se sabe que la corte podía incluir com-
ponentes agrarios, como prados y huertos, aparte de casas o tiendas. Sobre el León de princi-
pios del XI, vid. ESTEPA, C., Estructura social de la ciudad de León, cit., p. 120, y el clásico
SÁNCHEZ ALBORNOZ, C., Estampas de la vida en León, cit.; pp. 32-33, donde se detalla un
plano de León en el que se identifican por la documentación de la época nada menos que 67
propiedades o establecimientos, la mayor parte cortes y solares, aunque hay algunas tiendas
singularizadas. Uno de los textos del apéndice de ese libro describe por ejemplo el contenido
de una corte (Ap. I, 3). El documento puede verse hoy editado en SAEZ, E., Colección docu-
mental del archivo de la Catedral de León (775-1230). 1(775-952), doc. 230, de 950, donde
una tal Eulalia vende una corte junto a la Puerta Cauriense y dice de ella: "...ex integra, cum
suo solo et su prado, tendas et edificio".

117
JOSÉ M. 8 MONSALVO ANTÓN

tenía mucho que ver con el amalgamamiento dominial típico de la ciudad altome-
dieval. Se iría corrigiendo a lo largo del siglo, pero ni siquiera entonces puede
decirse que la muralla supusiese un corte tajante que determinase la naturaleza
netamente urbana y compacta de los espacios interiores frente a los demás.
A lo largo del XI aparecen en León barrios en tomo a iglesias, fuera de las
murallas. La instalación de francos y la consolidación de León como etapa impor-
tante del Camino, especialmente desde Alfonso VI, supusieron un impulso a los
nuevos barrios de San Martín, Barrio de Francos y San Marcelo". En todos los
casos se trata de vicos o barrios con espacios vacíos todavía amplios entre ellos. La
muralla no había determinado hasta entonces el modo de expansión que se estaba
produciendo.
La compactación del caserío urbano debió producirse a lo largo del siglo
siguiente, pero esto tuvo lugar tanto dentro como fuera del recinto. Durante el siglo
XII cada vez hay menos menciones a cortes o solares y más a casas, barrios o
corrales". Los tres barrios, al fusionarse físicamente, constituirán el llamado

" San Martín se fundó alrededor de esta iglesia, donde se situó el mercado -quizá ya a principios
del XI-, un barrio que resulta bien conocido gracias al apeo de 1097 - "exquisicio de barrio
Sancti Martini, foras murum, in Mercato"-; El Vico Francorum, o Barrio de Francos, docu-
mentado en 1092 y que parece que se formó en torno a la iglesia de Santa María del Camino,
ante la cual pasaba la Rua Francorurn, o vía de los peregrinos; y el entonces todavía incipien-
te núcleo -todavía no era un barrio- de San Marcelo establecido en 1096 alrededor de la alber-
guería de la iglesia de ese nombre. La exquisicio de 1097 de San Martín puede verse en RUIZ
ASENCIO, J.M., Colección documental del archivo de la Catedral de León, IV (1032-1109),
doc. 1294. En el cómputo que pudo hacer Estepa, que utilizó este documento en su tesis, pudo
contabilizar 91 cortes, 19 casas, 2 tiendas, 2 huertos, 2 hornos, y otras 6 propiedades mixtas; se
mencionan 96 individuos, lo que podía suponer una población para el barrio de unas 500 per-
sonas, ESTEPA, C., Estructura social de la ciudad de León, cit., p.126,127. Sobre la iglesia de
Santa María del Camino, documentada en 1092, ibid., p. 127. La de San Marcelo, junto a la
Puerta Cauriense, por fuera, incluía un hospicio-alberguería y fue objeto el año de 1096 de una
dotación por parte episcopal, RUIZ ASENCIO, J.M., Colección documental del archivo de la
Catedral de León, IV (1032-1109) , doc. 1291. Parece que en esa época o poco después aún no
puede hablarse del vico o barrio de San Marcelo en situación comparable al Barrio de Francos
ni mucho menos al barrio de San Martín, el único que tiene un desarrollo estimable por enton-
ces, ESTEPA, C., "La ciudad de León y su caserío en el siglo XII", en Santo Martino de León,
p. 16.
48
ESTEPA, C., Estructura social de la ciudad de León, cit., p. 133; REPRESA, A., "Evolución
urbana de León", cit. Los corrales no eran sólo edificios, pero es indudable que los elementos
que podían contener -patios, bodegas, pozos, sin descartar tampoco algún área para huerto-
representan, frente a cortes y otros terrenos afines, un estadio más evolucionado del urbanismo
medieval. Pero hay que decir que el progreso de la compactación y la paulatina desaparición de
espacios agrarios o no construidos no fue sólo un fenómeno intramuros -aunque no descarta-

118
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

"Burgo Nuevo". Se conoce con ese nombre desde principios del XII, se contrapo-
ne a la "Ciudad Vieja" y es el espacio que desde 1200, o algunos años antes, va a
ser objeto de un nuevo proyecto de cercamiento", planeado a fines del XII o prin-
cipios del XIII: documentos de 1191, 1202, 1208 y 1217 distinguían entre el viejo
murus civitatis, de traza antigua -o munís lapideum regis- y un reciente murus terre
o murus exterius, quizá una primera tapia que sería la base de la segunda y más
tosca cerca nueva de León'''.

Ahora bien, esta cerca nueva, que parece que se construyó entre fines del XIII
-hay referencias documentales a la "cerca de la villa" desde 1295- y 1350 5 ' y que
incluyó en su interior el Burgo Nuevo, no hizo lo mismo con otros barrios que se
habían desarrollado a lo largo del XIII. Puede atribuirse a la distancia, al carácter

mos una mayor premura o aceleración aquí- sino que afectó a los nuevos barrios: en San Martín
y el Barrio de Francos su caserío urbano se colmataba a lo largo del XII, ambos espacios que-
daban enlazados entre sí y a principios del XIII se añadía a ese conjunto el barrio de San
Marcelo, que había crecido en el siglo anterior y que era parroquia desde 1203.
" Sin descartar que hubiese otras partes de la ciudad, al margen del viejo recinto, que pudiesen
haber sido objeto de cercamientos parciales, como podría haber ocurrido con respecto al barrio
de San Martín, pese a que este extremo no pueda documentarse, BENITO MARTÍN, F., La for-
mación de la ciudad medieval. La red urbana en Castilla y León, cit., p. I 50.
" ESTEPA, C., "La ciudad de León y su caserío en el siglo XII", en Santo Martino de León, p.
16-18; REPRESA, A., "Evolución urbana de León", cit., p. 256; BENITO RUANO, E., "Las
murallas y cercas de la ciudad de León", cit.; ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C., La ciudad de León en
la Baja Edad Media, cit., pp. 44-50, y GONZÁLEZ GALLEGO, I., "Las murallas y los puen-
tes de León en el siglo XIV", León y su Historia. Miscelánea Histórica, IV, León, 1977, pp.
365-411; y REPRESA, A., "Evolución urbana de León", cit. p. 256. Los documentos de 1208,
en que se cita el munís terre, y de 1217 en que se ve como se contrapone al murus ciuitatis en
MARTÍN LOPEZ, M. E., Documentos ... de San Isidoro,docs. 188, 189 (de 1208) y doc. 203
(de 1217).
SI Referencias documentales de 1295, 1310, 1315, 1324 (descripción muy detallada) y 1345 en
MARTÍN FUERTES, J.A., Colección Documental del Archivo Municipal de León (1219-
1400), León, 1998, docs. 52, 70, 77, 84 y 137. C. Álvarez estima que hacia 1350 estaba con-
cluida, ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C., La ciudad de León en la Baja Edad Media, cit., p. 50. Las
diferencias constructivas de las murallas son claras. La muralla romana y altomedieval estaba
constituida por lienzos rectos y curvos alternantes, formando cubos, era de sillería, aunque con
cantos rodados, que debe ser un elemento posterior a su traza romana. Mientras, la nueva cerca
(vid. nota anterior) del XIII-XIV era más ligera, a modo de tapia -"de piedra e de cal", señala
el documento de 1324- con lienzos planos y predominio de cantos rodados. Para la construc-
ción y mantenimiento de las murallas, León recurría al impuesto de la alcabalina, que en la baja
Edad Media era el 3'3% de las mercancías que pagaban alcabala, la mitad de la cual podía des-
tinarse a la cerca. De todos modos el impuesto corrió diversas vicisitudes, vid. ALVAREZ
ÁLVAREZ, C., La ciudad de León en la Baja Edad Media, cit., p.54; y sobre todo BENITO
RUANO, E.,"La alcabalina", León y su Historial, León, 1969, pp. 283-299.

119
JOSÉ M. 3 MONSALVO ANTÓN

semirural de algunos de estos barrios recientes, o a otros factores, pero lo cierto es


que la nueva cerca, pudiendo haberlo hecho, no cumplió con el supuesto papel de
integrar las nuevas poblaciones. La parte amurallada, sumados el viejo y el nuevo
recinto, englobaba ahora un total de 33,5 Has'. Sin embargo, quedaron como arra-
bales de León barrios que estaban ya poblados antes de que se culminara el cerca-
miento, tanto Renueva" como otros". En el siglo XIV y después estos barrios
siguieron creciendo y, aunque quizá hubo algún otro proyecto de amurallamiento",
ya no hubo ninguna ampliación posterior.

" BENITO MARTÍN, F., La formación de la ciudad medieval. La red urbana en Castilla y León,
cit., p.110. Quedaban fuera 9 Has. de arrabales, cifra pequeña en comparación con los 33'5 del
núcleo amurallado. Sobre estas superficies y otras, ibid., pp. 112-113.
" La puebla de Renueva arrancaba de 1165, con la carta de población y la concesión de 110 lotes
cedidos en perpetuidad a 91 pobladores bajo el coto de San Isidoro, desarrollándose el barrio
en el siglo siguiente, MARTIN LOPEZ, M a. E., Documentos ... de San Isidoro, doc. 82, y
RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, J., Los fueros del Reino de León. II. Documentos, doc. 30.
Formaba parte de la inserción de los terrenos de San Isidoro en el itinerario del Camino que
buscaba Fernando II (vid. supra, nota 34). La puebla estaba en la "rua nueva" -esto significa
"Renueva"- que iba hacia el Bernesga, cerca de cuyo puente había un hospital desde mediados
del XII, convertido en el monasterio santiaguista de San Marcos en 1170. Según la carta de
población de 1165, cada parcela (casi siempre una por familia, algunos tendrían dos) tendría 4
pasadas de ancho y 30 de largo. Según cálculos derivados de Las Partidas (I, t. XIII, ley 4,
donde la pasada es equivalente a 5 pies, de 15 dedos; una pasada sería casi l'5 mt.) podemos
suponer que la extensión de la parcela sería, por tanto, de 6 x 45 mts., o sea, unos 270 mts 2 -
como máximo- y tendrían forma de longueras.
" Quedaban fuera también el barrio de Santo Sepulcro, desarrollado como tal en el XIII en tomo
a la parroquia de ese nombre -lo era desde 1204, aunque se documenta como iglesia dada al
Santo Sepulcro de Jerusalén en 1122- y contiguo al mercado de la Vega. Lo mismo pasaba con
el barrio de San Lázaro, documentado al menos en 1164 y desarrollado a lo largo del XII, o con
el Barrio Falcón, de coetáneo crecimiento. Un carácter todavía bastante rural -huertos, prados,
tierras, además de casas- debieron tener los barrios surgidos entre el lienzo oriental de la mura-
lla y la llamada Presa Vieja: barrio de San Lorenzo -llamado también de Quintanilla-, de San
Pedro de los Huertos y de San Salvador del Nido, FERNÁNDEZ CATÓN, J.M a., Colección
documental del archivo de la Catedral de León, V (1109-1187), León, 1990, doc. 1374; vid.
ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C., La ciudad de León en la Baja Edad Media, cit., p. 66, 68, así como
ESTEPA, C., "La ciudad de León y su caserío en el siglo XII", en Santo Martino de León, p.
17; REPRESA, A., "Evolución urbana de León", cit.
" Se ve en un documento de 1421. El cabildo catedralicio, dueño de un solar dado a censo cerca
de la Presa Vieja, se hacía eco de un rumor, la posibilidad de cercar los barrios de esa zona. Se
afirma que el suelo se revalorizaría de llevarse a cabo tal cercamiento, lo que no ocurrió: "por
quanto se dize que la cibdat que se quiere cercar por allende de la eglesia de Sant Salvador
(del Nido), Sant Pedro (de los Huertos) e Santo Llorent, e que entonces los dichos suelos bal-
drian más", BAUTISTA, M., GARCÍA, M a . T., NICOLÁS, Ma.I., Documentación medieval de
la Iglesia Catedral de León (1419-1426), Salamanca, 1990, doc. 83.

120
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

En el caso de Burgos existen muchas incertidumbres sobre el trazado de sus


murallas medievales. Pero éstas no parecen haber determinado tampoco las fases ni
posiblemente el sentido de la expansión de la urbe, explicable por otras causas. En
los dos primeros siglos de su existencia el núcleo giró en torno al cerro castra] y al
poblamiento de ladera sub oppido Burgorum, como dice algún documento del Xl.
Fuera de este poblamiento en alto, justo donde acababa la falda del alcor y comen-
zaba ya el llano se desarrollarían, desde el siglo XI, los vicos de San Martín,
Santiago, Santa María, San Nicolás y San Esteban, que serían pequeños barrios ais-
lados unos de otros".
Hacia 1100 se estaría ya consumando el desplazamiento de la expansión hacia
los barrios llanos al este y sur del cerro y el declive del primitivo emplazamiento
en altura". Por entonces y a lo largo del XII tiene lugar la configuración de lo que
llamaríamos el Burgos nuclear, con dos fenómenos asociados: por un lado, el desa-
rrollo de la ciudad del Camino, la Catedral y La Llana, que es el nuevo escenario
donde se despliegan los barrios de San Esteban, San Llorente, San Gil, Santa María,
Santiago de la Fuente y Santa Gadea; por otro, una nueva morfología del suelo
urbano en estos barrios, que probablemente están sujetos a un proceso de lotifica-
ción y apiñamiento del caserío al compás del incremento de los propietarios y del
número de viviendas, a costa de terrenos no edificados, herrenes, etc. El movi-
miento catastral de compras y permutas de parcelas regulares o "pasadas", muy
acusado desde el XII, parece responder a este auge urbanizador". No se conoce el

" Vid. títulos citados supra, nota 7.


" "Ut villa el castellum de Burgos melius populetur, quod cotidie desertabatur", según dice
Alfonso VI al eximir a los habitantes de la ciudad de la mariería en 1103, GONZÁLEZ DÍEZ,
E., Colección diplomática del concejo de Burgos, doc. 4.
" Vid. al respecto VV.AA. (J.A.Bonachía, H. Casado, C. Estepa, T.F. Ruiz), Burgos en la Edad
Media, en especial la parte elaborada por C. Estepa; ORTEGA VALCÁRCEL, J., "Geografla
histórica de Burgos altomedieval", p. 220 y ss; MARTÍNEZ GARCÍA, L., "La concentración
de la propiedad urbana burgalesa mediante la concesión de "pasadas de tierra", en La ciudad
de Burgos (Actas Congreso Historia de Burgos, 1984), Valladolid, 1985, pp. 85-95. No se des-
carta un cierto influjo en la morfología del parcelario urbano procedente del urbanismo del
Camino, PASSINI, J., Villes médiévales du Chemin de Saint- Jacques-de-Compostelle (de
Pampelune á Burgos). Villes de fondation el villes d'origine romaine, Paris, 1984; sobre el efec-
to del Camino en el tramo castellano en el que se integra Burgos, GARCÍA DE CORTÁZAR,
J. A., "El Camino de Santiago y la articulación del espacio en Castilla", en El Camino de
Santiago y la articulación del espacio hispánico (Estella' 93), Pamplona, 1994, pp. 157-183.

121
JOSÉ M. MONSALVO ANTÓN.

grado de esta reestructuración del suelo y de la compactación del caserío urbano'.


Pero lo cierto es que el desarrollo de la ciudad en el XII no parece haber respondi-
do a la ubicación de las murallas". Lo que marcó la pauta de la expansión fueron
procesos como el de la consolidación de la ruta jacobea, las fundaciones de Alfonso
VI de los hospitales de San Juan y del Emperador, el desarrollo económico o la con-
cesión de suelo y dominio regio en las áreas de Huerto del Rey o la Llana'. Fueron
todos estos factores, junto con la disfuncionalidad de un arcaico asentamiento en
una ladera caliza y seca, los que determinaron la evolución de la ciudad plenome-
dieval, y no las murallas, aunque éstas lógicamente forman parte de la morfología
resultante.

Luego, la expansión del XIII se manifestó en Burgos en el desarrollo de un


área hasta entonces no urbanizada: Cantarranas y la puebla de San Juan. Obsérvese
que el desarrollo de esta parte oeste de la ciudad, aparte de factores como el empu-
je del crecimiento, dependió de decisiones como la creación regia de mercados en
la Glera, en 1230 y 1257, o el impulso desde 1235 a la puebla de San Juan". O sea,

59
Si se hiciese caso a Al-Idrisi, los vicos de Burgos todavía no se habrían unido entre sí a media-
dos del XII, aunque lo harían pronto. También el geógrafo árabe puede despistar cuando des-
cribe estos barrios fortificados y la ciudad dividida por un río, lo cual sólo tendría sentido si el
río fuese el Vena, no el Arlanzón: "Burgos es una gran ciudad atravesada por un río y dividida
en barrios rodeados de muros. Uno de estos barrios está habitado particularmente por judíos.
La ciudad es fuerte y acondicionada para la defensa. Hay bazares, comercio y mucha población
y riquezas. Está situada sobre la gran ruta de los viajeros", AL-IDRISI, Geografia de España
(trad. castellana por E. Saavedra y A. Blázquez), Valencia, Anúbar, 1974, p. 81.
60
De cuyo trazado de entonces por otra parte hay dudas. Hay varias hip. ótesis al respecto: la des-
cripción de Al-ldrisi (vid, nota anterior), que escribe su obra antes de 1154, podría ser una de
ellas, pero no es muy fiable. Martínez Díez supone que podría haber una muralla desde el cerro
hasta la puerta de San Juan, toda vez que se mencionan a finales del XI las "puertas" de San
Juan como de entrada a la ciudad. En este caso se supone que habría un gran espacio vacío entre
esta puerta de San Juan y los barrios de la Llana y alrededores. Otra hipótesis, expuesta por
Benito Martín, es que pudo haber -no hay pruebas claras al respecto- una muralla que englo-
base los barrios en línea desde San Gil hasta Santa Gadea, catedral incluida, e incluso luego -
todo ello antes de las murallas documentadas de mediados del XIII- otro recinto hipotético más
extenso que dividiría en dos los mercados mayor y menor y que iría hacia el norte a través del
barrio de Cantarranas hasta las esguevas del Vena. Vid, referencias en MARTÍNEZ DÍEZ, G.,
"La ciudad de Burgos en la Plena Edad Media", cit., p. 92; BENITO MARTÍN, F., La forma-
ción de la ciudad medieval. La red urbana en Castilla y León, cit., p. 153.
61
Vid. supra.
62
Vid. supra. El progreso de los barrios bajos frente a los altos continuó durante el período bajo-
medieval, vid. GUERRERO NAVARRETE, Y., "Estructura urbana de Burgos en el siglo XV",
cit.

122
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

crecimiento material, estrategias de la iglesia sobre el suelo urbano, decisiones


regias... Algo que tiene poco que ver con la disposición de las murallas. Éstas, las
documentadas por testimonios fehacientes, fueron impulsadas por Alfonso X". El
recinto, de casi 45 Has. incluiría casi toda la población urbana. Apenas quedaría
espacio urbano extramuros".

Las murallas de Ávila siguen impresionando hoy al visitante de la ciudad, no


sólo por sus características, desde luego sobresalientes 66 , sino por su soberbio esta-
do de conservación. Los especialistas discuten aún lo que la muralla abulense man-

63 Documentos de 1257 indican que se estaba construyendo la muralla por las proximidades del
río. Esta muralla de Alfonso X tendría 3.500 mts. y sería la definitiva, MARTÍNEZ DÍEZ, G.,
"La ciudad de Burgos en la Plena Edad Media", cit., p. 96-98. En un documento de 1268, edi-
tado por González Díez, el rey respondía a una demanda del concejo: "Et a lo al que me dixie-
ron que el muro de la cerca que lo leuauan por logar que estrechaua mucho la villa, et esto non
tengo por bien que sea, ante mando que uaya por aquellos logares o yo lo mandé, de guisa que
llegue al otro muro porque las casas de Santa María sean dentro", GONZÁLEZ DÍEZ, E.,
Colección diplomática del concejo de Burgos, doc. 38. La última referencia indicaría que áreas
al oeste y sur de la catedral no estaban en ese momento incluidas en las murallas. Otro docu-
mento de 1285 de Sancho IV revela que aún continuaban las obras, Ibid., doc. 139. Sobre las
características de estas murallas, H. Casado nos indica que tendrían una altura de 8 o 10 mts.,
rematadas de almenas; a lo largo de la cerca -al menos en la baja Edad Media- se levantaban
torres, unas cuadradas y otras circulares, H. Casado en VV.AA. (J.A.Bonachía, H. Casado, C.
Estepa, T.F. Ruiz), Burgos en la Edad Media, p. 222. Todavía las bellas ilustraciones de Braun
& Hogenberg -Civitatis orbis terrarum- y de Anton van Wiengaerde, del XVI, muestran bien
la traza de esta cerca medieval.
Estimada en el período de los ss. XIII-XIV en unos 7.000 hbs. por T. F. Ruiz, VV.AA., Burgos
en la Edad Media, p. 117.
65 No pasaría de 4 Has, lo ocupado por los arrabales medievales de Burgos, BENITO MARTÍN,
F., La formación de la ciudad medieval. La red urbana en Castilla y León, cit., p. 110. Este
espacio extramuros fue lugar de instalación en el XIII de algunos establecimientos eclesiásti-
cos, corno el monasterio de la Trinidad, que en 1209 se menciona como hospital apud Burgos,
GARCÍA ARAGÓN, L., Documentación del monasterio de la Trinidad de Burgos (1198-1400),
Burgos,I985, doc. 8; o franciscanos y dominicos, ocupantes de las iglesias de San Francisco y
San Pablo respectivamente. Cerca de este último emplazamiento hay que esperar a los últimos
siglos medievales para ver desarrollarse el arrabal de la Vega. Las murallas de Burgos tampo-
co incluyeron las viviendas en torno a la iglesia de San Juan ni el antiguo Barrioeras.
66 Su perímetro es de 2.514, tienen 3 mts. de grosor medio (entre máximo de 4'10 y mínimo de
2'60), 88 cubos o torreones. El muro es de mampostería buena y cal y canto, con una altura
media de 12-15 mts (11 mínimo, 17 máximo). Hay 9 puertas y 3 poternas. La superficie ocu-
pada por los lienzos es de 352.815 m 2 . Sobre estas características, vid. GUTIÉRREZ ROBLE-
DO, J.L., "Las murallas de Ávila", en A. Barrios (coord.) Historia de Ávila. II. Edad Media (ss.
VIII-XIII), Ávila, 2000, pp. 481-515.

123
JOSÉ M. a MONSALVO ANTÓN

tiene de un pasado romano". La construcción del recinto medieval se debe situar,


no obstante -sin descartar algún intento anterior en el reinado de Alfonso VII-, en
la época de Alfonso VIII, como revelan algunos documentos de 1193 donde se
menciona la construcción en curso de "opida et turres fortisimme"".

Ahora bien, al valorar el papel que pudieron haber tenido las murallas medie-
vales en las pautas del crecimiento urbano, se hallan diferencias respecto de León
o Burgos. En Ávila no hubo ninguna ampliación de murallas, pese a que se desa-
rrollaron muchos barrios extramuros. De hecho, de las dieciséis-dieciocho parro-
quias de los siglos XII y XIII, sólo cuatro -aparte de la catedral- eran intramuros.
La relación de superficie urbana intramuros/ extramuros fue en la baja Edad Media
de 34 Has./ 34'5 Has., en una ciudad que no era precisamente pequeña" Pero por
otra parte el interior no estuvo nunca colmatado en la Edad Media". O sea, tenemos
en Ávila unas murallas con un origen romano, pero construidas con la repoblación,
cuyo interior no se saturó nunca a pesar de que la ciudad creció considerablemen-
te, que no fueron nunca ampliadas y que dejaron más la mitad de la ciudad fuera.

" Nadie duda, en cualquier caso, que en la muralla medieval hubiese reaprovechamientos de edi-
ficios romanos destruidos, sillares, materiales funerarios, sobre todo en la Puerta del Alcázar y
otras partes, donde se ve sillería romana. Adosado a la puerta de San Vicente, por ejemplo, un
imponente verraco celta, tallado en la roca viva, revela el pasado vetón de la urbe y hay, entre
otros vestigios, hasta 54 estelas funerarias del período romano entre los muros. El contraste
entre los materiales romanos o anteriores y los medievales se aprecia sobre todo en los sillares
grandes y el granito gris, que caracterizaría los primeros, frente a la mampostería medieval y
un granito o gneis rosado, que sería el material medieval, vid. sobre estas cuestiones
GUTIÉRREZ ROBLEDO, J.L., "Las murallas de Ávila", cit., MARINÉ, M 6., "La época roma-
na", en Historia de Ávila. 1. Prehistoria e Historia Antigua, Ávila, 1995, pp. 271-328, p. 301;
VILA DA VILA, M 6. M., "Repoblación y estructura urbana de Ávila en la Edad Media", cit.;
RODRÍGUEZ ALMEIDA, E., Ávila romana, Ávila, 1981, entre otros trabajos, sobre todo las
últimas investigaciones arqueológicas y los estudios de arquitectos.
" LUIS, C., DEL SER, G., Documentación del Asocio de la Extinguida Universidad y Tierra de
Ávila, Ávila, 1990, doc. 3.
" Se ha estimado que la población de la ciudad podría ser de 6.500 habitantes a mediados del
siglo XIII, BARRIOS, A. "Repoblación y colonización: la dinámica de creación de paisajes y
el crecimiento económico", p. 301.
" De manera que en las parroquias intramuros, sobre todo San Esteban, había espacios vacíos y
poco valorados: tanto es así que cuando en la época de los Reyes Católicos se decide llevar al
barrio intramuros de Santo Domingo la judería como gueto, se dice -en documento de 1486-
que era un área lóbrega e insalubre donde nadie quería vivir, ni siquiera los judíos: "(la Puerta
del Adaja) ...la qual dicha puerta diz que está cerrada de largos tienpos acá, porque diz que
aquellos barrios non solían estar poblados", DEL SER, G., Documentación Medieval
Abulense en el RGS, vol. IV, doc.27.

124
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

Fig. 3.- ÁVILA EN LOS SIGLOS. XII - XIV


(a partir de J. González, A. Barrios, L.M. Villar, J. Villar Castro)

Muralla

Concentración alta (a) y muy alta (b) de áreas eclesiásticas y


de propiedades del cabildo catedralicio.
(a) (b)

El Áreas mercantiles, vías de importancia económica y


calles de artesanos y comerciantes

121 Principales espacios de mercado


1: Alcázar y Puerta del Alcázar. 2: Catedral. 3: Mercado Cho.
4: Mercado Grande. 5: Plaza o Coso de San Vicente.
6: Judería Vieja. 7: Antiguo palacio del obispo (Episcopio)
Parroquias y collaciones (aparte de la catedral).- 1: San Sebastián (San Segundo). 2: San
11.6_ Bartolome. 3: San Andrés. 4: San Vicente. 5: San Silvestre. 6: San Esteban. 7: Santo Domingo.
8: San Juan. 9: Santo Tomé. 10: San Gil. 11: San Pedro. 12: Santa Trinidad. 13: Santiago.
14: Santa Cruz. 15: San Nicolás, 16: San Pelayo. 17: San Martín. 18: San Román.
Otras Iglesias - 19. Magdalena. 20: San Marcos. 21: Vacas. 22: San Minan. 23: San Miguel.
24: N Sra. La Vieja. 25 San Francisco.

125
JOSÉ M.' MONSALVO ANTÓN

Nada que ver con el caso de Burgos, o de León, lo que nos permite seguir sugi-
riendo que la murallas no determinaban las pautas del crecimiento, aunque condi-
cionasen la morfología urbana''.

En cuanto a Salamanca, el desarrollo de la ciudad en relación con sus murallas


difiere del de las ciudades del norte, pero también del caso de Ávila. Existió en la
ciudad del Tormes un trazado de muralla antigua -atestiguado por restos hoy toda-
vía visibles de sillería-, que total o parcialmente se empezó a reconstruir -se puede
suponer su estado ruinoso entonces- hacia 1147, ya que el Fuero -citando las cam-
pañas militares de ese ario- menciona el "muro de la ciudat", que se correspondía
con esta muralla vieja, en cuyo recinto estaba la catedral, el palacio del obispo y la
fortaleza", una ciudadela de 24 Has. que cubre el "teso de las catedrales". Pero el
Fuero distingue de esta muralla el llamado "muro del arrabal", que podría corres-
ponderse con la "cerca nueva", que se empezaría a construir algo después de que
se terminara el antiguo muro o gran parte de él, quizá desde fines del XII. Un docu-
mento de 1223 73 menciona las puertas de Toro -o San Mateo- y Sancti Spiritus -o
San Cristóbal-, de la cerca nueva, por lo que nos parece posible que por entonces
estuviesen terminadas o muy avanzadas las nuevas defensas. Una parte del antiguo
muro quedó como lienzo sur de la cerca nueva y otra parte, en este caso sin función
defensiva alguna, dentro de ella". El recinto definitivo del XIII -que perduró hasta

En el caso de Ávila podrá argüirse que la topografía impedía la ampliación. Y en efecto, salvo
en el lienzo Este, y con limitaciones, tal ampliación no era aconsejable dada la baja altitud de
los nuevos barrios abulenses. Cierto, pero esto precisamente redunda en la idea de que las mura-
llas se explican dentro de la historia de las fortificaciones urbanas, pero no bastan para expli-
car las pautas del crecimiento y otros problemas de historia de las ciudades. Vid. Fig. 3.
" Fuero de Salamanca (ed. J. L. Martín Rodríguez), Salamanca, 1987, tít. 172. La muralla vieja
tendría unos muros -de mampostería y sillería- de 7 mts. de alto por 2 mts. de ancho de media
y su perímetro sería de 1.700 mts. Vid. GÓMEZ MORENO, M., Catálogo Monumental de
España. Provincia de Salamanca, Madrid, 1967, p. 45, 96; MARTÍN HERNÁNDEZ, V.,
Fragmentos de una historia sociourbanistica de la ciudad de Salamanca, pp. 45, 46.
ECHANIZ, Ma., El monasterio femenino de Sancti Spiritus de Salamanca. Colección
Diplomática, Salamanca, 1993, doc. 10: "ad populandum illum locum qui est per populare a
porta Sancti Mathei usque ad portam de Sancto Christoforo".
" Hasta fechas muy avanzadas quedó convertido -salvo en el lienzo del río- en un muro dentro
del recinto exterior definitivo, pero ya sin función ninguna. Fue poco a poco derribado -prime-
ra mención a finales del XIV de algún derribo- para construir. Sobre todo debió sucumbir ante
las edificaciones eclesiásticas de los siglos XVI y XVII: colegios mayores, Colegio de la
Compañía de Jesús, etc.

126
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

el XIX- era gigantesco, de 110 Has., sin parangón entonces en la región. ¿Qué
incluía en su interior cuando se construyó? Nuevamente, una relación con las mura-
llas diferente a lo visto hasta ahora. Menciones del fuero y otras" revelan que varios
grupos repobladores, o comunidades diferenciadas, que se distinguían por su oriun-
dez, se habían instalado en diversas áreas de la ciudad y casi todas quedaron, si no
al principio sí desde muy pronto, dentro de los muros: los mozárabes fueron el
único sector extramuros, junto al río y su alto número de parroquias, ocho, indica
notable poblamiento, probablemente temprano; quedaron dentro los francos, serra-
nos -estos dos grupos en la Ciudad Vieja-, castellanos, toreses, bragancianos y por-
tugaleses . Cada comunidad o natura agruparía unas pocas parroquias, pero había
amplios intersticios no urbanizados entre ellas.

Si hubiese una correlación determinada en la configuración urbanística entre


crecimiento y murallas, la cerca nueva no se hubiese construido en Salamanca hasta
mucho más tarde, cuando los barrios hubiesen alcanzado cierto grado de colmata-
ción, habría incorporado el barrio mozárabe 76 y no habría tenido unas dimensiones
tan grandes. Nada de esto ocurrió: el muro nuevo fue excesivo para la población
instalada, dispersa en su interior. El trazado de la cerca nueva, quizá condicionado
por la topografía", era tan desorbitado en la época de Alfonso IX que motivó otro
fenómeno: las pueblas urbanas de fines del XII y primera mitad del XIII. Pueblas
entregadas a jurisdicciones especiales, de órdenes militares, de algún monasterio o
de la Clerecía, que intentaban colmatar el enorme espacio interior vacío: San Juan

"Del Fuero, títs. 290, 311, 355, 353 de la edición citada. vid. GONZÁLEZ GARCÍA, M.,
Salamanca: la repoblación y la ciudad en la Baja Edad Media, cit.
" La topografía lo desaconseja, claro, por ser terrenos bajos junto al río. Este tipo de factores físi-
cos -más que una correlación general crecimiento urbano/murallas-, sí nos parecen decisivos en
los trazados murados. Explican también quizá el tamaño de la cerca nueva de Salamanca: éste
no se justificaría por razones de crecimiento, pero hubiese hecho vulnerable la ciudad cualquier
otro trazado que hubiese dejado fuera -pese a la dificultad de colmatar en el XII y XIII los espa-
cios que ellos delimitaban- los tesos de San Vicente y de San Cristóbal o los terrenos al norte
de San Martín, ascendentes. Algo semejante a lo que pasaba con el trazado de la muralla de
Ávila, que no se amplió por los arrabales por ser zonas no defendibles (vid. supra, nota 71). Vid.
Fig. 4.
" Vid. nota anterior. Por otra parte, en el caso de Salamanca, los dos arroyos que atravesaban la
ciudad de norte a sur parecen haber sido más determinantes de la fijación del binomio "centro/
periferia" que la muralla: entre cada esgueva y su muro más cercano se situaban las áreas menos
valoradas. Sobre todo se ve muy claro desde la Baja Edad Media, cuando las mejores zonas
residenciales se ubican sistemáticamente en esa franja central entre los arroyos. Vid. Fig. 6 y
Fig. 7.

127
JOSÉ M. a MONSALVO ANTÓN

Fig. 4.- SALAMANCA EN LOS SIGLOS XII-XII I


(a partir de J. González, M. González García, V. Martín Hernández.)
Pus.
de Zureo.

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1,11111.1:

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La Puente

Cerca Nueva

E] Espacios intramuros obieto de pueblas urbanas (mediad. XII- X111)

• Vértices de los tesos de San Vicente. San Cristóbal y San Isidro teso de las catedrales)
1: Plaza de la Catedral y del Azogue Veto. 2 . Antigua fortaleza. 3: Puerta del Sol-Plaza de San iSath-0. 4- Plaza de San Marlin-lAercado Nuevo
& Puebla de Sanen Spritus (O de Santiago) 6 Puebla de la Orden de San Juan. 7_ Puebla de Santa Marro Magdalena (Orden de Alcántara)
& Puebla de la Clerecía. en San Marcos. 9: Puebla de San CrislObal (O. de San Juan). 10 Puebla del Monasterio de San Vicente. 11: Judería.

Parroquias (relación según Fuero) - 1: San Simón, 2: Santa María La Mayor (=Catedral). 3: San Juslo. 4 San Bartolome. 5: San Adrián. 6: San Gemas
7. Santo Torne. 8: San Juan del Alcázar. 9. San Andrés. 10: San Pedro. 11: San Cebnán, 12 San Facundo. 13: San Román. 14. Santa Cruz. 15: San
Nicolás. 16: San Boté. 17: San Juhán. 18- San Milán. 19: San Miguel. 20 San Lorenzo_ 21: San Esteban (desde 1256 convento dominico). 22: Santa
Eutalia (o Santa Olela). 21 San Sebastian. 24 Santiago 25: San Isidro. 26: San Martín 27: San Benito. 28: San Mateo. 29: San Salvador. 30: San
Gd. 31 San Polo. 32: San Pelayo 33: San Cristóbal 34- Santo Dornirgo. 35. Santa Maria de loa Caballeros.
Otras Igiesias - 36: San Juan el Blanco (primer convento dominico). 37: San Juan de Barbalos (San Juan Bautista). 38: Monasterio de San Vicente
30 Santa María Magdalena. 40- San Marcos 41 San Bartolome de los Apóstoles 421 San Blas 43: Santo Tornas Cantuariense 44 Santisima
Tnndad. 45: Monazieno de Santa Marte de Al Vega 46 San Esteban de Alkinde la Puente 47. Sancti Spinlus. 48: San Francisco (probable). 49.
Santa Clara (probable)

128
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

de Barbalos debió ser una de las primeras, de la Orden de San Juan, ya en el XII,
continuada en el siguiente; por entonces también, o algo antes, se había iniciado la
puebla de San Cristóbal, también por la orden de San Juan del Hospital; en 1202
Alfonso IX otorgaba la jurisdicción de las casas y plazuela
-"corral"- alrededor de la iglesia de San Marcos al cabildo de clérigos parroquia-
les, o Clerecía de Salamanca; en 1219 Alfonso IX y el maestre de Alcántara otor-
gaban a la Orden la carta para poblar el área en torno a Santa María Magdalena; en
1222 el monarca concedía al monasterio benedictino de San Vicente -documentado
desde 1143- unos terrenos en el teso en que se asentaba para su repoblación; en
1223 Alfonso IX concedía a la Orden de Santiago una casa en Sancti Spiritus para
poblar una amplia área de la ciudad 78 . La puebla de Sancti Spiritus es la mejor cono-
cida: se sabe, por ejemplo, que en 1224 acudieron 155 pobladores".

En suma, observando el influjo de las murallas en el crecimiento urbano es


dificil hallar una lógica causal, un principio que permita establecer un efecto con-
gruente de aquéllas en éste. Unas ciudades cuentan con murallas de origen antiguo
y medieval, con dos secuencias de trazado -León, Salamanca-, mientras que en
otros casos se detectan restos antiguos pero una única construcción medieval -
Ávila-, o sólo origen medieval pero varios trazados o ampliaciones -Burgos. Por
otro lado, la muralla no era garantía de compactación interior. En unas ciudades
hubo pueblas intramuros -Salamanca-, mientras que en otras -León, Burgos- fueron

" GONZÁLEZ, J., "Repoblación de la Extremadura leonesa", pp. 219-220, 265; ID.,
GONZÁLEZ, J., "La clerecía de Salamanca durante la Edad Media", Hispania, 3 1943, pp.
408-430; MARTÍN MARTÍN, J.L., "La Iglesia salmantina", cit.; ÁLVAREZ VILLAR, J.,
RIESCO TERRERO, A., La iglesia románica y la Real Clerecía de San Marcos de Salamanca,
Salamanca, 1990 (l a ed. 1969), doc 1, de 1202; COLOMBÁS, G. M a., "Orígenes y primer desa-
rrollo del colegio de San Vicente de Salamanca", Salmanticensis, 7, 1960, pp. 257-330; ECHA-
NIZ, Mn., El monasterio femenino de Sancti Spiritus de Salamanca. Colección Diplomática,
doc. 8 (1219: carta de población de Santa María Magdalena), ibid.,10 (1223: puebla de Sancti
Spiritus, con el mismo fuero que el de la puebla de Santa María Magdalena). Puede verse la
ubicación de estas pueblas en el croquis de la Fig. 4.
' Serían 155 unidades familiares, cuya procedencia se conoce en muchos casos: aldeas próximas
de Salamanca; este origen, junto con el oficio artesanal de los pobladores, es lo que más desta-
ca en los recién llegados, ECHANIZ, Ma., El monasterio femenino...Colección Diplomática,
doc. 12. Confirmaciones de esta puebla en 1228, 1230, 1231 y 1254, ibid., docs. 13, 14, 15;
ECHÁNIZ, M a ., Las mujeres de la Orden Militar de Santiago en la Edad Media, Salamanca,
1992, pp. 76-77, 81. En 1268 la encomienda y puebla santiaguista de Sancti Spiritus quedó ads-
crita al entonces fundado monasterio femenino de la orden, como "casa della puebra de Sancti
Spiritus de Salamanca", ECHANIZ, Ma., El monasterio... Colección Diplomática, doc. 20.

129
JOSÉ M.3 MONSALVO ANTÓN

extramuros, o se trató desde el comienzo de barrios espontáneos que crecieron


-Ávila- fuera de la muralla. La muralla medieval precedió -Salamanca, Ávila- a la
urbanización de los principales barrios de la ciudad, o bien fue posterior a ella en
amplias áreas de las urbes -Burgo Nuevo de León, Burgos-, pero no siempre barrios
ya poblados quedaron englobados en el segundo recinto -barrio mozárabe salman-
tino; Renueva, Santo Sepulcro o los de la Presa Vieja de León. Por otro lado, en
unos casos las murallas acabaron dejando poco espacio urbano construido fuera -
León, Burgos o Salamanca-, mientras que en otros -Ávila- permaneció extramuros
más de la mitad de la ciudad. Por otra parte, el perímetro de las murallas de
Salamanca triplica al de las de León o Ávila y dobla con creces al de la de Burgos,
sin que esto se explique por razones demográficas o por modelos de crecimiento
urbano.

En definitiva, demasiadas variantes, singularidades demasiado empíricas.


Motivos de índole topográfica o contingencias particulares explicarían la configu-
ración de las murallas, no leyes o principios generales de generación de tejidos
urbanos en un determinado sentido.

Si nos fijamos ahora en la otra correlación que suele mencionarse, la que exis-
tiría entre murallas y disposición de los vecindarios, también hay que descargar
protagonismo a los efectos de aquéllas. Se piensa que las murallas unificaban jurí-
dicamente y discernían poblaciones. Pero la realidad es menos rotunda. No sólo en
el interior de los recintos había islas de jurisdicciones apartadas", sino que en
muchas ciudades no hubo una clara condición jurídica de "habitante del arrabal".
No parece que en Ávila los habitantes intramuros hayan disfrutado de una condi-
ción fiscal especial. Por otro lado, en la Baja Edad Media, áreas de San Vicente y
Mercado Grande estaban bien valoradas socialmente pese a estar fuera de la mura-
lla, mientras que el espacio intramuros orientado hacia el Adaja no era apreciado.

80
Aparte de las de la Iglesia y monasterios (vid. infra), se han mencionado antes las jurisdiccio-
nes especiales de las pueblas de Salamanca. Privilegios regios confirman estas jurisdicciones
apartadas, así como conflictos entre el concejo y las Órdenes Militares, o entre el concejo y la
clerecía de Salamanca, etc. Vid, entre otros, ECHANIZ, IVP., El monasterio femenino de Sancti
Spiritus de Salamanca. Colección Diplomática, docs. 8, 22, 25, 30, 42, entre otros; o ÁLVA-
REZ VILLAR, J., RIESCO TERRERO, A., La iglesia románica y la Real Clerecía de San
Marcos de Salamanca, doc. 11, de 1309, donde se establece que todos los que "vienen Y morar
en el dicho corral [de San Marcos]" debían ser vasallos del Cabildo de la Clerecía, ibid., docs.
2, 6, 8, 9, 12.

130
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

En León es cierto que los habitantes de dentro de los muros gozaron de ciertas exen-
ciones de pechos, pero fueron tardías, ya con los Trastámara, y parciales s '. En Sala-
manca, donde en la época foral no hubo distinción alguna entre ciudad y arrabal:
también tardíamente Enrique II otorgó en 1369 exenciones de pechos reales a "to-
dos los vecinos e moradores que morasen dentro en la dicha cibdad de Salamanca,
de los muros adentro "82, pero en una ciudad que prácticamente cabía toda dentro de
los muros, el privilegio era casi irrelevante, salvo en relación con la Tierra.

De manera que, frente a la contraposición campo/ ciudad, que era estructural


en aquellas sociedades, la que distinguía intramuros/ extramuros -que técnicamen-
te no coincide con aquélla- se presenta mucho menos consistente de lo que se pien-
sa. Todo ello anima a desmitificar en cierto sentido las murallas medievales como
gran fetiche omnicomprensivo de la ciudad medieval. Es verdad que incidían en el
paisaje urbano y que los terrenos intramuros solían estar más valorados. Pero no
siempre era así. Y además no parece que las murallas fueran siempre decisivas en
la ordenación y expansión de las ciudades. Las murallas serían más efecto que
causa, y en cualquier caso parece que elementos como las parroquias, la propiedad
del suelo, los mercados, los caminos, las condiciones del hábitat o las concesiones
de dominio urbano tuvieron más protagonismo en la generación de tejido urbano
que las murallas. Éstas, aunque constituían un valor añadido, tampoco implicaban
necesariamente una cesura neta de tipo político o jurídico entre las poblaciones que
habitaban a uno u otro lado. Aparte de su indudable carga icónica y simbólica, las
murallas resultan importantes para la historia de la arquitectura militar, la arqueo-
logía o la historia extrínseca del urbanismo. Pero en la práctica no suelen explicar
causalmente el crecimiento, ni la lógica de distribución de la población urbana, ni
el sentido de los espacios jurídicos y de poder en las ciudades. Atrevámonos, pues,

81 El fuero de León de 1017 no distinguía: "omnes habitantes intramuros et extra predicte urbis,
semper habeant et teneant unum forum", Fuero de León, cit., tit. 29. Hasta 1387 no se docu-
menta una exención clara: los habitantes leoneses que morasen "dentro de los muros de la
cerca" tendrían mejor consideración fiscal que el resto, no pagando por tasas más de 60 caña-
mas del pedido y monedas -de ellas 20 eran de judíos y moros-, ampliándose el privilegio en
1466 a la exención total de estas cartas para la población cristiana "del muro adentro",
MARTÍN FUERTES, J.A., Colección Documental de/Archivo Municipal de León, doc. 276 de
1387; vid. asimismo SANTAMARTA LUENGOS, J.M a. , Señorío y relaciones de poder en
León en la Baja Edad Media, cit., pp. 155-156; ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C., La ciudad de León
en la Baja Edad Media, cit., p. 51,80.
" VILLAR Y MACÍAS, M., Historia de Salamanca (reed. 1974), IV, ap. doc. IX. Confirmada
más tarde por Enrique IV.

131
JOSÉ M. MONSALVO ANTÓN

a decirlo, enlazando con el símil del enunciado del epígrafe: el secreto del creci-
miento de las urbes medievales y de su organización sociotopográfica no residía en
las murallas, de igual modo que la fuerza o el valor del guerrero medieval no esta-
ba en su armadura, por más que ésta fuera el gran icono visual de su fortaleza visi-
ble.

4. PRESENCIA OSTENSIBLE DEL SUELO ECLESIÁSTICO,


PRESENCIA DISCRETA DEL ESPACIO CÍVICO
Nos interesa destacar en este apartado el contraste entre las formas de mos-
trarse espacialmente dos poderes característicos de la ciudad plenomedieval, la
Iglesia y el municipio.
La influencia del poder eclesiástico en las ciudades, teniendo en cuenta su
exclusión del sistema concejil, no puede considerarse la más importante ni genuina
de las mismas. También era limitado el peso demográfico. En las ciudades en cues-
tión difícilmente el número de eclesiásticos superaría el 2-5% de la población", sin
contar los que vivían con ellos".

83
Piénsese por ejemplo que la dotación de una parroquia urbana, aunque variaba, podía ser de uno
a dos o tres clérigos; llegar a cinco o más era excepcional. De hecho, se conoce la composición
de los cabildos de clérigos parroquiales en alguna ciudad como Ávila, donde oscila entre 30-40
hacia 1300; mayor era el de Salamanca, con muchísimas parroquias, pero ni aquí ni en las otras
ciudades llegaría al centenar el número de miembros del clero parroquial. En cuanto a los cabil-
dos catedralicios, sabemos que el de Burgos a mediados del XIII contaba con 45 beneficiados,
15 mayores y 30 canónigos menores, más una no muy nutrida presencia de subdiáconos, sacris-
tanes, etc.; en el XV el total de la comunidad capitular burgalesa era de 85 personas. En
Salamanca en los siglos XIII y XIV solía superar el medio centenar de personas: 8 dignidades,
26 canónigos, 20 racioneros y más de 30 capellanes se citan en las fuentes en torno a 1300,
mientras que a mediados del XV las dignidades, canónigos y racioneros sumaban 52 miembros;
la cifra exacta que proporcionan datos de 1504 es de 55 miembros del cabildo salmantino entre
dignidades, canónigos, racioneros y capellanes. Las cifras de León deben ser semejantes o algo
más altas teniendo en cuenta que a la Catedral se unía el cabildo colegial de San Isidoro como
gran centro eclesiástico. En todo caso, y aun cuando uniésemos a estas cifras las dotaciones de
monasterios, conventos y hospitales, abundantes en las cuatro ciudades estudiadas, difícilmen-
te se superaría un número de 150-250 eclesiásticos por ciudad. Vid. algunos datos sobre algu-
nas ciudades en BARRIOS, A., Estructuras agrarias y de poder en Castilla, II, p. 196; VV.
AA., Historia de Burgos. II. Edad Media, p. 310; H. Casado en VV.AA, Burgos en la Edad
Media, p. 435; MARTIN MARTÍN, J.L., El patrimonio de la catedral de Salamanca, pp. 50,
253, 316 (ref. de 1504).
" El citado documento de 1504, que menciona J. L. Martín Martín, da el dato exacto de los miem-
bros del cabildo, 55 ( vid, nota anterior), pero también el de personas de tenían a su cargo, que

132
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

La presencia física de lo eclesiástico en las ciudades fue, sin embargo, mucho


mayor. Sobre todo en un sentido, que es el que marcaron las transformaciones de la
Iglesia desde el siglo XI. Desde el Concilio de Coyanza de 1055 y luego la refor-
ma gregoriana se fortaleció la autoridad de los obispos sobre iglesias propias y
monasterios -que perdieron poder y autonomía-, al tiempo que se desplegó un efi-
caz sistema parroquial urbano y una organización episcopal bien definida.
Por lo pronto, en los siglos XI y XII las parroquias triunfaron sobre los atomi-
zados espacios de culto típicos de la Alta Edad Media". Las parroquias se identifi-
caban con las collaciones. Tenían un sentido no sólo eclesiástico, por tanto. Pero,
físicamente, no puede olvidarse que eran iglesias. Las iglesias parroquiales creaban
espacios físicos singulares dentro de la ciudad. Las iglesias románicas de Ávila y
Salamanca, por ejemplo -donde mejor se conservan"- hacen pensar en un diseño
urbanístico frecuente: tenían una plaza alrededor, que era el centro de la vida de la

ascendían a 469 (familiares, servidores...). Tampoco era tanto en una ciudad que, por entonces,
tenía cerca de 18.500 personas. De todos modos destaca el número de personas dependientes
de los capitulares, con una media de más de ocho per capita. Nada parecido, por supuesto,
había entre el clero parroquial ni mucho menos en el regular de órdenes religiosas.
85
Un ejemplo es León. En el período altomedieval había cerca de 30 monasterios urbanos sólo
en el viejo recinto. En plena Edad Media muchos habían desaparecido y este área estaba arti-
culada por 4 parroquias, de las 12 que, según datos de mediados del XIII, había en la ciudad,
ESTEPA, C., Estructura social de la ciudad de León, cit., pp. 117-118, 197 y ss, 240 y ss. El
dato de las 12 parroquias en 1274, en RUIZ ASENCIO, J.M., MARTÍN FUERTES, J.A.,
Colección documental del archivo de la Catedral de León, IX (1260-1300), León, 1994, doc.
2338. Desaparecen, pues, muchos centros de culto y eremitorios autónomos, monasterios, así
como iglesias propias. Todo ello había constituido un promiscuo espacio eclesiástico urbano en
el siglo X. En Burgos ocurre algo semejante: se constata el abandono de algunas iglesias y cen-
tros de culto del cerro altomedieval; el auge de las grandes parroquias de lo llano representa el
mismo proceso: en esta ciudad las iglesias propias del X cedían el paso a las iglesias de los
barrios ya desde el siglo XI, PEÑA PEREZ, F. J., "Del castillo a la ciudad: la imagen de Burgos
en plena Edad Media", en VV. AA., El Castillo de Burgos, cit., p. 137. Mientras que Salamanca
y Avila, por el sentido de la repoblación que imperó allí, partieron ya desde 1100 con unas
parroquias pujantes y ordenadoras del espacio urbano.
86
En Ávila, las iglesias de San Segundo, San Andrés, San Pedro, Santo Tomé, San Pelayo, San
Esteban, San Nicolás, por citar sólo las parroquiales medievales, se conservan en un envidiable
estado de conservación, que convierte Ávila en un gran emporio románico. En Salamanca -
aparte de la catedral vieja- las que fueron iglesias parroquiales de San Marcos, San Cristóbal o
San Julián, además de las de San Juan Bautista o Santo Tomás Cantuariense, que conservan
parte del entorno original.

133
JOSÉ M.8 MONSALVO ANTÓN

collación". Esa es la imagen de las ciudades en expansión: una malla articulada de


tejidos urbanos que se generaban a partir de los nodos que eran las iglesias, semi-
lleros de los vicos o barrios.

Junto a las parroquias, obispos y catedrales fueron los grandes triunfadores de


los nuevos aires eclesiásticos en las ciudades. Las constantes donaciones fueron
engrosando su patrimonio, al tiempo que pudieron constituir bolsas de inmunidad
dentro de las ciudades. A lo largo de los siglos XII y XIII, el aumento de los ingre-
sos decimales, de los que antes no disponían de forma regular, hizo ricas a las igle-
sias mayores, haciendo despegar sus fábricas. Se reforzó el papel de los obispos y
los cabildos catedralicios, e incluso las clerecías diocesanas urbanas, que ya apare-
cen organizadas en el siglo XIII. Son fenómenos con los que los medievalistas están
bien familiarizados y existen estudios especializados a los que puede remitirse el
lector. La repercusión de todo ello en el espacio urbano fue tan consistente que está
escrita con letras mayúsculas en la historia del arte hispánico. Basta mencionar la
Catedral Vieja de Salamanca, comenzada a construir ya a mediados del XII y ter-
minada en el XIII, o la Catedral de Ávila, comenzada hacia 1160-1180 románica y
terminada gótica. Estos gigantescos edificios convertían en diminutos puntos las
modestas viviendas de pocos metros de altura que los flanqueaban. Estos monu-
mentos, junto con la muralla, constituyen la estampa imprescindible de la ciudad

87
Siguiendo la tradición visigótica, el derecho canónico medieval establecía, como área inmune
o de asilo, que las iglesias tuviesen un espacio sacro, un círculo alrededor de la misma, atrium,
ad cibarium, dextrum...., también útil para acoger el cementerio A veces ha sido de 70 pasos;
Coyanza establece 30 pasos infra dextros ecclesie, Concilio de Coyanza, tít. 12, edición (entre
otras muchas) de MARTÍNEZ DÍEZ, G., "La tradición manuscrita del fuero de León y del con-
cilio de Coyanza", en el Reino de León en la Alta Edad Media.11 El ordenamiento jurídico del
Reino, León, 1992, texto del concilio 173-177. Sobre estos atrios y su significado vid. BANGO
TORVISO, I., "La vieja liturgia hispana y la interpretación funcional del templo prerrománi-
co", en "VII Semana de Estudios Medievales (Nájera, 1996)", Logroño, 1997, pp. 61-120, p.
67-68. Hay una repercusión arquitectónica. No es seguro que siempre se respetaran estos lími-
tes en torno a las iglesias de las ciudades, si ya se había construido alrededor, pero se procura-
ba que se respetase el espacio libre siempre que fuera posible (Partidas, I, t. XIII, ley 4), dando
lugar a plazuelas en torno a iglesias exentas. Por lo observado parece que sí se tendía a dejar
un vacío sin construir alrededor. Se percibe todavía hoy en algunas (vid. nota 86). Pero no sólo
en ellas. En el plano de Coello de Salamanca en 1858, antes de que la piqueta o las remodela-
ciones urbanísticas hicieran su trabajo, se ve que además de las cinco citadas y hoy visibles con
sus plazas, otras tenían todavía en esa época la fisonomía, sin duda de origen medieval, de espa-
cio vacío alrededor del templo exento: San Bartolomé, San Justo, San Blas, San Román, Santa
Eulalia, San Mateo, incluso San Martín...Suficiente para pensar que era la regla.

134
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

Fig. 5.- ÁREAS ECLESIÁSTICA Y MERCANTIL EN SALAMANCA, SS. XIII-XV


(según M. González. V. Martín Hemández, J.L. Martín Martín)
Pvada
Zarrqra
Puena
cle
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L7
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Puerta
Puerta
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San. Spenua
San C

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San Vico.*

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Santo Tomes
~ Lorenzo

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*knut va San ~ea a

*ro
3.**
'6\7:9.,
c!).

4
7 Áreas mercantiles vias de importancia económica y calles de artesanos y comerciantes

[11 Principales espacios de mercado

Concentracsón alta (a) y muy ala (b) Os aseas eclessasncas y de prcpwadades del cabildo

1: Plaza de la Catedral y del Azogue Visto (auge es. XII-XIII). Antigua lonaleza. pequero° mercado junto a la judería 3 Plaza de San isidro
o Azogas Nuevo (auge s 91V) 4 Plaza del mercado de San Martín (auge s. XV). 5. Ubicación de las Escuelas Mayores (s. XV).
comercia/ea- 1. Cale de Zamora. 2: Concejo de Abajo. 3- Conaajo da Ante. 4- Escucleító y Albarderos
Algunas calles y plazuelas de ha ciudad Calles
5: Pna6 Toperas 7 Herreros 13: Plazuela de San Julián. 9 Plazuela del Togo. 10- Res Mayor o de San Martín. II: San Justo 12 Caldereros 13
Rúa Nueva (actual Lldreros) Otras calles 14 Serranos 15. Moros. 18: Sordolodo. 17 Pozo Amarillo. 111 Rúa de Sancti Sóiritus 19 Calle de La
Esgueva 20 Payase. 21: Varillas

135
JOSÉ M. 9 MONSALVO ANTÓN

medieval. Algunas incluso compartían algo de la textura de aquélla: en los muros


de la catedral de Salamanca, Fortis Salmantina, se dieron elementos almenados, y
la catedral de Ávila puede ser el mejor ejemplo europeo de templo-fortaleza, pétre-
amente macizo y con el ábside mismo -"cimorro" dicen en Ávila- empotrado en el
cuerpo de la misma muralla. Y qué decir de la catedral gótica de Burgos o de la
Pukhra Leonina. Fue sobre todo esta arquitectura monumental catedralicia", o de
otros grandes templos urbanos g , la que otorgó a la Iglesia esa sobre-dimensión
material por encima de su propio peso real, por muy considerable que éste fuera.
Añádase a ello toda una constelación de conventos y hospitales", que completan el
cuadro de las catedrales y las iglesias parroquiales.

Hay otra dimensión más del poder material de la iglesia en la ciudad que no se
puede pasar por alto: el control del suelo urbano. Se trataba de casas, solares, esta-
blecimientos diversos, que los eclesiásticos ocupaban o, a menudo, arrendaban.
Piénsese que en Ávila hacia 1303 el cabildo catedralicio disponía de cerca de 300
inmuebles urbano?. En Burgos, donde en los siglos XII y XIII se asiste a un gran
proceso de adquisición de bienes por la catedral y a un gran movimiento de pro-
piedades urbanas", el patrimonio de suelo urbano catedralicio es conocido sobre

" Por supuesto, mucho más que otros edificios, pero sin olvidarlos tampoco. Por ejemplo, los
palacios episcopales, contiguos a las catedrales. El Episcopio de Ávila, que era palacio episco-
pal o sede capitular, documentado a fines del XII, es uno de los más originales de lo poco que
se conserva de estas edificaciones anejas.
" Corno San Isidoro de León, en concreto la basílica románica consagrada en 1149; o San Vicente
de Ávila, erigido entre 1130-1170 en el lugar del martirio de los tres hermanos mártires abu-
lenses del siglo IV.
" Piénsese, por ejemplo, que un peregrino alemán de fines del XIV llegó a contar 32 hospitales
en la ciudad de Burgos, VV.AA. (J.A.Bonachía, H. Casado, C. Estepa, T.F. Ruiz), Burgos en la
Edad Media, pp. 190-192. No se reflejan en los croquis adjuntos de las ciudades todos estos
edificios. Sí los principales y en especial los conventos e iglesias parroquiales.
9 ' Sobre todo casas, 219 o 234, según autores, aparte de 7 corrales, 35 tiendas, 5 bodegas, 2 car-
nicerías, 2 hornos, además de molino, fragua, mesón y varios solares, lo que contrasta con San
Vicente, que apenas tenía 29 inmuebles en la ciudad, BELMONTE DÍAZ, J., La ciudad de
Ávila. Estudio histórico, p. 134; BARRIOS, A., Estructuras agrarias y de poder en Castilla, II,
26-247; el inventario de 1303 en ID., Documentación medieval de la Catedral de Ávila, pp. 222
y ss. Sobre el área eclesiástica y otras en Ávila medieval, VILLAR CASTRO, J., "Organización
espacial y paisaje arquitectónico en la ciudad medieval", cit.
" Puede comprobarse en documentación publicada por GARRIDO GARRIDO, J.M.,
Documentación de la Catedral de Burgos (804-1183), cit., ID., Documentación de la Catedral
de Burgos (1184-1222), Burgos, 1983, PEREDA LLARENA, F.J., Documentación de la
Catedral de Burgos (1254-1293), cit.; interesa el trabajo de MARTÍNEZ GARCÍA, L., "La

136
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

todo para el período bajomedieval. Baste decir que en el siglo XV el cabildo cate-
dralicio controlaba las 2/3 partes del suelo intramuros y poseía la propiedad de 350
bienes urbanos'''. Pero no hay que olvidar en Burgos los inmuebles en manos de
otros titulares eclesiásticos". El cabildo catedralicio de Salamanca había ido adqui-
riendo propiedades en la Ciudad Vieja a lo largo de los siglos XII y XIV, que desde
este siglo extendió hasta la zona de San Martín. Tan sólo las casas se acercaban a
350 a fines del XV 95 . Precisamente en ese área dominada por las casas del cabildo,
y gracias a trasvases inmobiliarios de casas de eclesiásticos, se levantaron las
Escuelas Mayores hacia 1420 96 . En León, además de San Isidoro -que desde que
incorpora el Infantazgo controla buena parte del suelo del viejo recinto- destaca la
Catedral. Salvo algunas áreas aristocráticas en torno a Palaz de Rey, los dos gran-
des centros religiosos copan la Ciudad Vieja ya en los siglos XII y XIII, y extien-
den en este siglo su influencia por el Burgo Nuevo". Una referencia indirecta de

concentración de la propiedad urbana burgalesa", cit., pp. 91-95, donde se ven las permutas de
las pasadas o parcelas de tierra a cambio de casas, sobre todo de la Catedral en un período de
muchas transacciones inmobiliarias.
" Sobre todo se ubican en la zona de la catedral y barrios de San Nicolás, San Llorente y San
Esteban, vid. H. Casado en VV.AA. (J.A.Bonachía, H. Casado, C. Estepa, T.F. Ruiz), Burgos en
la Edad Media, p.466.
" Podrían, por ejemplo, mencionarse sólo dos de los varios señoríos eclesiásticos con propieda-
des en la ciudad. Baste decir que el monasterio de San Juan, directa o indirectamente -median-
te censos- era dueño de una veintena de casas en la ciudad y tutelaba cerca de 300 a mediados
del XIV en Burgos y alrededores, sobre todo en el área de la puebla -lo hemos reflejado en la
Fig. 2-, mientras que el monasterio de las Huelgas fue adquiriendo bienes urbanos con pronti-
tud desde su fundación: un apeo de 1232 recoge 40 inmuebles en la ciudad, casas, solares y
tiendas, situadas en los barrios burgaleses en torno al Camino, cuyo arrendamiento proporcio-
naba saneados ingresos al cenobio. Sobre estos establecimientos eclesiásticos, PEÑA PÉREZ,
F.J., Documentación del monasterio de San Juan de Burgos, doc. 150; ID., EL Monasterio de
San Juan de Burgos, cit.,pp. 312-314. Sobre los bienes de Las Huelgas en la ciudad, GARCÍA
GONZÁLEZ, J. J., LIZOAIN GARRIDO, J.M., El monasterio de las Huelgas. historia de un
señorío cisterciense burgalés (siglos XII y XIII), Burgos, 1988, p. 224, 276; el apeo de 1232 en
LIZOAIN GARRIDO, J.M., Documentación del monasterio de Las Huelgas de Burgos (1231-
1262), Burgos, 1985, doc. 269.
" En concreto, según el Libro de las Posesiones del Cabildo de 1509, éste disponía de 354 casas
en la ciudad, que proporcionaban 521.221 mrs. de renta, MARTÍN MARTÍN, J.L., El patrimo-
nio de la catedral de Salamanca, pp. 301-302. En otros pasajes de la obra pueden verse men-
ciones a adquisiciones de siglos anteriores, aunque sin datos tan precisos sobre inmuebles urba-
nos.
96 VACA LORENZO, A., "Origen y formación del primitivo campus de la universidad de
Salamanca: Las Escuelas Mayores", Salamanca. Revista de Estudios, 43, 1999, pp. 143-169.
" ESTEPA, C., Estructura social de la ciudad de León, cit., 328-329, 337-360, entre otras; ID.,
"La ciudad de León y su caserío en el siglo XII", en Santo Martino de León, pp. 20-30, 34, 38-
39.

137
JOSÉ M.° MONSALVO ANTÓN

1367 muestra la aplastante presencia de suelo eclesiástico", mientras que por un


inventario de c. 1490 se sabe que el cabildo catedralicio leonés disponía de 232
casas en la ciudad'.

Frente a este exuberante despliegue de ostentación monumental, apego a la


piedra y al suelo, propio de la Iglesia, el espacio municipal se presenta inmaterial,
práctico, discreto. Frente a la proprietas, cuando no la superbia, típicas del espacio
eclesiástico, la utilitas define el espacio cívico de las ciudades: los lugares de reu-
nión, los mercados, las infraestructuras públicas. Espacios ligados a los poderes
civiles, que fueron poderes legales y jurisdiccionales, pero poco o nada patrimo-
niales en su concreción urbana.

¿De qué poderes estamos hablando? De los concejos, cómo no, las soberanías
más genuinas de las ciudades. Desde los siglos XI y XII se despliegan los sistemas
concejiles en éstas, con sus autoridades -iudices, alcaldes, concilium-, con sus fun-
ciones de justicia, gobierno y fisco locales, con un vecindario diferenciado de los
campesinos y los vasallos señoriales. Pero también hablamos del poder de los
barrios. A veces se constata cierta personalidad política propia de los mismos, como
el concilium de algunos vicos de León o Burgos'', o las naturas de Salamanca,

" Es una queja de Cortes que los procuradores de León hicieron llegar a Enrique II: "en que nos
enbiaron dezir que todas las heredades de la dicha cibdat por la mayor parte que eran de la
eglesia de Santa María de Regla e del monesterio de Santo Ysidoro el de otros monesterios e
santoarios muchos, que eran heredados en la dicha cibdat, e por ende que los vezinos llegos
della que eran menesterosos", MARTÍN FUERTES, JA., Colección Documental del Archivo
Municipal de León, doc. 218.
" 91 de ellas ocupadas por clérigos. Además de las casas, el cabildo tenía 72 bodegas, 44 huertos
y 51 corrales, FERNÁNDEZ FLÓREZ, JA., El patrimonio del cabildo catedralicio de León,
pp. 107,110.
'"En documentación de 1122 se mencionan para León el consilio Sancti Martini y el consilio
Francorum, que podrían reflejar comunidades de los barrios de Francos y San Martín, ESTE-
PA, C., "La ciudad de León y su caserío en el siglo XII", en Santo Martino de León, p. 14.
Documento en FERNÁNDEZ CATÓN, J.M a., Colección documental del archivo de la
Catedral de León, V (1109-1187), doc. n° 1374. En Burgos se menciona en 1088 el concilium
del barrio de San Esteban. En esta ciudad, todavía en la época de Alfonso VIII, se mencionan
autoridades ligadas a barrios -"alcalde de La Plana", "alcalde de barrio Sancti Stephani",
"iudex del vico de San Juan, etc"..-, lo que revela la vitalidad administrativa de éstos, MON-
SALVO, J. Ma., "La formación del sistema concejil en la zona de Burgos (siglo XI- mediados
del siglo XIII), en Burgos en la Plena Edad Media. III Jornadas Burgalesas de Historia,
Burgos, 1994, pp.129-210, p. 178.

138
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

reconocidas institucionalmente durante los siglos XII y Debió haber un


tiempo en que las comunidades étnicas o de procedencia - las naturas de
Salamanca; los serranos abulenses-, o bien los agrupamientos según la condición
de francos o castellanos, debieron marcar la vida cotidiana de los barrios o áreas
diferenciadas, antes de que la evolución social, con las diferencias verticales, entre
caballeros villanos, milites, posteros, etc., borrara aquel colorido de origen. Aun así,
después del XIII las solidaridades de barrio y collación -como entidad administra-
tiva, aparte de que fuera también parroquia- siguieron aportando un peculiar senti-
do de la cohesión según el lugar de residencia, aunque desde entonces ya más como
apunte de la organización del común urbano bajomedieval: jurados de collación,
sexmeros de la ciudad, quadrilleros... En cualquier caso, ya sea como 'vecindad',
como 'concejo', o más tarde como 'común' de pecheros, el espacio donde se reu-
nían los vecinos -una plaza, alrededores de una iglesia...- era un escenario efímero:
la gente se juntaba, tomaba decisiones -acordar un pago, elegir un representante-,
luego se disolvía. En la plaza, en el lugar de la reunión, permanecía invisible el lati-
do de ese poder vecinal y concejil intangible. ¡Qué diferente del castillo, el palacio
o la catedral!'"

El espacio vecinal y concejil era tan poco patente que a menudo ni siquiera los
municipios disponían -a modo del palazzo comunale italiano- de una sede o lugar
fijo para las reuniones. Éstas se celebraban en lugares abiertos o cedidos, sin edifi-
cio propio'". Y cuando éste existió, no fue nunca uno de los mejores de la ciudad'".

"fl MONSALVO, J.M', "La organización concejil en Salamanca, Ledesma y Alba de Tormes", cit.,
p. 377-379.
102 0 la misma muralla, si bien no puede considerarse ésta como expresión del poder 'vecinal' o
'municipal' ahora contemplado, sino como cascarón unitario y de la ciudad como un todo.
Ku Por supuesto, no ocurría sólo en las cuatro ciudades analizadas, sino en otras muchas, MON-
TERO VALLEJO, M., Historia del urbanismo en España 1. del Eneolitico a la Baja Edad
Media, Madrid, 1996, p. 193.
'14 En Ávila el concejo se solía reunir durante toda la Edad Media en la iglesia o los alrededores
de San Juan. En Salamanca según el fuero los alcaldes decidían el lugar de reunión y en la Baja
Edad Media el concejo solía reunirse en la plaza de San Martín, junto a la iglesia de ese nom-
bre. En Burgos se han documentado reuniones del concejo, o audiencias de alcaldes, en sitios
diversos: las propias casas de los alcaldes podían servir para las audiencias, hasta que Alfonso
X lo prohibió en 1279, proponiendo la Torre de Santa María -que tendría un cadalso fortifica-
do saliente, como era habitual en la parte alta de las puertas de entrada- para la reunión ordi-
naria de alcaldes o bien otro logar comunal habilitado para ello; aparte de este sitio, que es
quizá el más característico, también se reunió el Regimiento burgalés en el claustro de la cate-

139
JOSÉ M. MONSALVO ANTÓN

Tampoco fue significativo el patrimonio fundiario municipal en la ciudad, a


diferencia de los exidos y bienes comunales periurbanos o rurales. En la ciudad
había suelo regulado por el concejo, pero no suelo de propiedad concejil al modo
de los inmuebles eclesiásticos, por ejemplo.

Y en cuanto a los mercados, otro de los enclaves genuinos de las ciudades,


también han de considerarse físicamente como espacios discretos. Las tiendas ubi-
cadas en calles de artesanos y comerciantes estaban especializadas y zonificadas,
pero eran privadas. Además, pueden diferenciarse varias formas de intercambio.
Aparte de las ferias anuales, pueden distinguirse el mercado diario y el semanal.
Algunas plazas públicas, pero de usos no privativos, fueron los principales espacios
mercantiles. El mercado diario o permanente solía ubicarse fisicamente en una
plaza céntrica, a menudo junto a un templo emblemático de la ciudad, solía ser anti-
guo, espontáneo y centrarse en actividades como productos no perecederos, artesa-
nía de calidad, etc. El mercado semanal, en cambio, se ubicaba en una o varias pla-
zas, normalmente menos céntricas, era resultado de regulaciones regias o conceji-
les, más que de una tradición libre de comercio urbano, e incluía productos ligados
al intercambio campo-ciudad. Pero estas diferenciaciones son un tanto ortopédicas,
toda vez que en las ciudades analizadas -como en otras- no siempre la realidad se
amoldaba a espacios tan claramente definidos. En León, además de que se docu-
mentan "tendas" en el viejo recinto desde el siglo X, el mercado diario se identifi-
có desde los siglos XI y XII con un Forum en la plaza de San Martín, que en reali-
dad era un complejo de establecimientos, con plazas adosadas y sitios de venta
especializados -plazuela del pan y la fruta, plaza de las tiendas-, mientras que el
más tardío Mercatum semanal se estableció en la entrada sur de la ciudad y perma-

dral, durante los siglos XIV y XV, o incluso en casas de algunos regidores. Como en otras ciu-
dades castellanas, como Ávila o Salamanca, terminaba la Edad Media en Burgos sin una casa
consistorial, a pesar del empeño de Isabel I en este tipo de edificios. En León solían reunirse
hasta el XIV en los alrededores o Torre de la Puerta Cauriense"do suelen hacer poridat" -según
documento de 1374-, junto a la plaza de San Marcelo, pero sin sitio propio hasta que allí se
construyó un palacio, en el que desde 1390 se reunirían los regidores, "e non en otra parte
alguna", GONZÁLEZ GARCÍA, M., Salamanca en la Baja Edad Media, p. 56; GONZÁLEZ
DÍEZ,E., Colección diplomática del concejo de Burgos, docs 38, 80; BONACHÍA, J.A., El
concejo de Burgos en la Baja Edad Media, pp. 81- 82; H. Casado en VV.AA, Burgos en la Edad
Media,p. 223, 244; MARTÍN FUERTES, J.A., Colección Documental del Archivo Municipal
de León, docs. 245, 282.

140
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. LMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

neció extramuros'. En Burgos destacaron primero la Llana y luego el Mercado


Mayor'. En Ávila, el Mercado Chico, el Grande y San Vicente'. En cuanto a
Salamanca, aparte de otros sitios -mercado de pan y verdura junto al Alcázar, por
ejemplo-, la evolución de los espacios mercantiles parece haber seguido grosso
modo una evolución del sur hacia el norte".

Es destacable que en la disposición de las áreas de mercado los concejos hayan


adquirido una importancia creciente desde el XIII-XIV en adelante. Pero dentro del

'"Hubo otros espacios mercantiles, pero más modestos, como algunas calles del Barrio de
Francos, la calle que unía Puerta Cauriense y del Obispo -calle Ferrería- y, en el XV, la plaza
de La Regla, para leña y carbón, ESTEPA, C., Estructura social de la ciudad de León, cit., p.
120, 127; ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C., La ciudad de León en la Baja Edad Media, cit., p. 100,
entre otras.
'"La expansión de la ciudad caminera desde finales del siglo XI otorgó a las calles y alrededores
de la vía - el Camino entraba en la ciudad por San Juan, pasaba por las calles de San Llorente,
Comería, Tenebregosa y Viejarrúa, hasta salir por San Martín- una gran dotación de estableci-
mientos comerciales y artesanales, no sólo en el barrio de Santa María, donde se desenvolvie-
ron actividades de cambio y banca, sino en San Esteban y San Llorente, barrio éste que se acabó
convirtiendo a lo largo del XIII en el barrio por excelencia "do moran todos los mercaderes",
como decía la Crónica de Fernando IV. Como plazas del mercado características, el siglo XII
fue de esplendor de La Llana, donde se intercambiaban productos artesanales, lana y grano,
pero desde el XIII las remodelaciones en la Glera -de 1230 y 1257- otorgaron a éste área mayor
protagonismo como mercado. Sobre los espacios mercantiles de Burgos, vid, diversos pasajes
de la obra VV.AA., Burgos en la Edad Media, cit.
'"Flanqueados todos ellos por calles de artesanos y tenderos -Albardería, Carnicería, Soguería...,
como suele ser habitual. Podría identificarse el Chico o de San Juan como el mercado más anti-
guo y cotidiano, mientras el Grande o de San Pedro se expandiría a lo largo del XIII, sería mer-
cado semanal, al menos inicialmente, y se convertiría en el principal, dedicándose no sólo a
intercambios de productos agrarios, sino también complementado con tiendas, mesones, etc.
No está claro el papel que ocupa el Coso de San Vicente en la jerarquía de plazas de mercado
de la ciudad. Vid, los estudios de Belmonte, Barrios y Villar Castro citados supra.
'"Hasta el XIII el Azogue en tomo a la Catedral constituyó la principal área. En 1272 el concejo
adquirió unos terrenos junto a la Puerta del Sol-área de San Isidro y unos años después se cons-
tituyó aquí el Azogue Nuevo, quedando el antiguo de la plaza de la Catedral como Azogue
Viejo, con importancia decreciente. A lo largo del XIV el Azogue Nuevo empezó a verse com-
plementado con el de la plaza de San Martín, que ya en el siglo XV se convirtió -junto con las
calles adyacentes- en el principal mercado y nodo urbano de la ciudad, con actividad tantó
esporádica como diaria, con mesones, tiendas y la referencia de ser la plaza del concejo. En esta
centuria destaca también la expansión comercial desde San Martín hacia la zona de Varillas y
San Julián, hasta la Plazuela del Trigo, despejada ésta sobre una alberca desecada en 1398. Vid.
GONZÁLEZ GARCÍA, M., Salamanca en la Baja Edad Media, passim; MARTÍN MARTÍN,
J.L., VILLAR GARCÍA, L.M., MARCOS, F., SÁNCHEZ, M., Documentos de los Archivos
Catedralicio y Diocesano de Salamanca (siglos XII-XIII), doc. 330; MARTÍN HERNÁNDEZ,
V., Fragmentos de una historia sociourbanistica de la ciudad de Salamanca, pp. 79- 85. Vid.
Fig. 5.

141
JOSÉ M. a MONSALVO ANTÓN

estilo de discreción característico: se trataba de regulaciones, planeamiento o habi-


litación de espacios. No consistía en la construcción de grandes edificios o lonjas,
que no se dieron en las ciudades analizadas. La Casa e institución del Consulado de
Burgos fue tardía, de 1494, y no tenía un carácter municipal.

El mismo tono de discreción es el que se aprecia en la intervención del conce-


jo en relación con las infraestructuras urbanas. Sobre todo es perceptible en el últi-
mo siglo medieval. Aparte de reparaciones y mantenimiento de fortificaciones y
cercas'", o arreglo de puentes y accesos, el concejo se implicaba en cuestiones de
higiene y salubridad públicas", gestión de la cárcel", empedramiento de calles"' y,
en general, normas de carácter urbanístico, ¿orno prohibición de construir en sitios
públicos, ubicación de mancebías, alejamiento de tenerías insalubres, u otras deci-

'"Aunque no erán específicas del municipio, era éste el que costeaba y se implicaba más en la
gestión ligada a obras de reparación de las murallas, eso sí, con la colaboración fiscal o de otro
tipo de eclesiásticos o minorías religiosas. Vid, a propósito de la implicación de éstas un docu-
mento de 1481 donde se ve la participación de los estamentos de la ciudad y las minorías en
todo lo relacionado con las murallas de Ávila, LUIS LOPEZ, C., Documentación del Archivo
Municipal de Ávila, vol. III (1478-1487), Ávila, 1999, doc. 287. También la implicación y res-
ponsabilidad del municipio en las lauores de la eerca y afines se reconoce en Burgos,
GONZÁLEZ DÍEZ,E., Colección diplomática del concejo de Burgos, docs. 139, 197. Y en el
León bajomedieval, SANTAMARTA LUENGOS, J.M. , Señorío y relaciones de poder en
León en la Baja Edad Media, p. 148, 152.
"°E1 control de los cursos de agua era muy importante: mantenimiento de esguevas y fuentes en
Burgos, o las presas en León, o el control de los dos arroyos (llamados más tarde de Santo
Domingo y de los Milagros) que atravesaban Salamanca, entre otros asuntos. También se regu-
laban los baños públicos: en Burgos, por ejemplo, los había en La Llana y otros extramuros.
Vid. bibliografía citada en estas páginas sobre todos estos aspectos.
En el siglo XV ubicada en León cerca de la plaza de San Martín, en la Plaza de la Picota, o bien
junto a la puerta del Arco del Rey, mientras que en Burgos, aparte quizá de ocuparse alguna
estancia en Santa María, estaba con la picota en la torre de San Gil, ÁLVAREZ ÁLVAREZ, C.,
La ciudad de León en la Baja Edad Media, cit.,p. 102, 139; BONACHÍA, J.A., "La ciudad de
Burgos en la época del Consulado", p. 139.
"'Esta fue una de las obsesiones de las autoridades y los reyes a finales del XV. En Burgos, aun-
que hubo intentos anteriores, se pavimentaron algunas de ellas a fines del XV, BONACHÍA,
J.A., "La ciudad de Burgos en la época del Consulado", p. 131. En Ávila hacia 1498-99 estaba
revelan,
en curso el proceso de empedramiento de las calles, como revelan algunas ordenanzas, MON-
SALVO, J. M"., Ordenanzas medievales de Ávila y su Tierra, doc. 41, 52. En
Salamanca, y aunque no era una decisión concejil, la provisión del príncipe don Juan de 1497
mandando empedrar las principales calles de la ciudad suponía la colaboración de los vecinos
y el municipio; se trata de una muy detallada y precisa relación de calles y plazas de la ciudad,
GONZÁLEZ• GARCÍA, M., Salamanca: la repoblación y la ciudad en la Baja Edad Media,
cit., doc. 7.

142
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS. ÁVILA Y SALAMANCA

siones, entre las que no faltan algunas donde primaba la estética y el orden cons-
tructivo'''.

Es preciso subrayar el contenido espacial de esta intervención concejil, en esto


último y en lo relativo a los lugares de reunión o los mercados. Los ámbitos cívi-
cos del siglo XI al XV han ido experimentando un creciente control concejil: crea-
ción de lugares específicos para el ejercicio de la soberanía concejil, aunque fueran
espacios lábiles y efímeros; progresiva municipalización y reglamentación de los
mercados, que se fueron independizando de las primitivas áreas comerciales de ubi-
cación espontánea junto a lugares eclesiásticos; tardía pero sustancial implicación
en las obras públicas de las ciudades, desplegando un urbanismo poco llamativo,
pero eficaz. Discreción, pero eficacia concejil: la que hacía que no faltase la carne
en determinados puestos de venta, la que permitía que se pudiese beber el agua de
las fuentes, la que aspiraba a eliminar el barro de las calles en los inviernos húme-
dos de la Meseta, la que reparaba un puente o impedía construir en una plaza. El
concejo no exteriorizaba una 'ciudad edificada' palpable, como la Iglesia; sostenía
una 'ciudad reglada' práctica. En ese sentido, el espacio concejil era menos tangi-
ble, pero más avanzado, menos monumental, pero muy funcional. Era menos físi-
co y por ello, probablemente, más moderno.

5. EL ORGULLO PATRICIO:
LA EXHIBICIÓN DE LAS PIEDRAS PRIVADAS

Unas pinceladas finalmente para apuntar cómo en el siglo XV se destaca una


presencia cada vez más potente en las ciudades: la de las aristocracias urbanas. La
única capaz de desplazar o compartir el protagonismo que venía teniendo el espa-
cio monumental eclesiástico. El siglo XV constituye una "edad de oro" del patri-
ciado. Sobra aquí concretar sus aspectos sociales, políticos y culturales'''. Pero sí

"'Esto último redundaba en el propio honor de la ciudad, como ha afirmado en un sugestivo tra-
bajo BONACH lA, J. A., "Más honrada que ciudad de mis reinos...". La nobleza y el honor en
el imaginario urbano (Burgos en la Baja Edad Media)", en J. A. Bonachía (ed.), La ciudad
medieval. Aspectos de la vida urbana en la Castilla bajomedieval, Valladolid, 1996, pp. 169-
212.
"4 "Edad de oro" que menciona, por ejemplo, VALDEÓN, J., "Las oligarquías urbanas", Ciudades
y concejos en la Edad Media Hispánica, León, 1990, pp. 507-521, p. 515. Ante la imposibili-
dad de mencionar aquí lo relativo a una temática muy cultivada de nuestro medievalismo, remi-

143
JOSÉ M. MONSALVO ANTÓN

Fig.6.- ÁREAS DE LA ARISTOCRACIA URBANA EN SALAMANCA, FINALES S. XV


(según M González. V. Martín Hernández, C. I. López Bentto, J. Alvarez Villar)

La Cene

/
San Juan
Barba.

Sta I • de
los Cabal/aros

San Crtsróbal
San Blas
11
O San
Bando
o

00
San Ron,. n
Slo Tornas
\
11
San Juan U
del Alcázar Ci
O San Polo
_
pcz
\ o
n

DO
0 9

°.,¿D0
EPnnapales lugares de reedenma de la anstocracm urbana salmantina

Ei Calles y plazas que el %napa D Juan mandó empedrar en 1497

O Parroquas del -bi.do da Sardo Tomé IMInolgue e XVI)


O Parroquas del 'bando' de San Sento (amagas s XVI)

1 Plaza de San Banito 2 Plaza de San Marin. 3. Plaza de Sardo Tome

ti Algunas casan-Iones y palactos de la nobleza urbana a finales del e XV


/ Palacio de Ice Mvarez Abarca (o Aberca-Aicantz) 2 •Torre de Aboulesti (Anaya-13.án-Perera) 3 Casas de los 40.91
Caaapalacer de Pedro Maldonado. Ponle a San Bando 5 Casas de los Acevedo-Fon.. 8 Casas de los Acevedo en
S. Bando 7 Casas de ice Maldonado sin San %neo ET. G.-palacio del Ce 1Aaldonado da Te/avara (Casad. las Conchas)
Casa-peleao de los Temda, en Pnor 10- Casa y torre de Rodogusz VIIIMuene /1 Torre del Clavero (Anrya-Sotomayor).
12. Paleo., y torre de Art. Núñez de Cardad Rodngo. en Herreros 13 Torre del Are (de I. Casialo) y ~-io aneto 14
Palea° de loe Arias Camele en San Boal 15. Casa de Rodriguez del Manzano 16 %laca de los S.. en plaza de Serio
Torné. 17: Casa de Maria la Brava (Enriquez-Monroy), en S.lo Torné. 18. ' TM* de Villana' (¿Sanchez-Palenzuela?).

144
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN. BURGOS, ÁVILA Y SALAMANCA

enunciar cómo repercutieron en el espacio urbano. El caso de Salamanca, bien


conocido, es suficientemente representativo de los esplendores patricios del
Cuatrocientos.
El hecho de que los patricios salmantinos tuvieran preferencia para fijar sus
lugares de residencia en ciertas áreas de la ciudad, una urbe por cierto muy pobla-

Fig. 7

A : ciudad nueva aristocrática


B : ciudad vieja eclesiástica
C: periferias intramuros

Río Tormes

dans, sirvió para redisefiar sectorialmente la ciudad, como se ve en el croquis" 6 : la


"ciudad residencial" aristocrática delimitaba una doble "periferia" excéntrica y al
mismo tiempo se distanciaba de la "vieja ciudad eclesiástica", aunque en ésta los
nobles tenían cierta presencia. La propensión de la aristocracia por la franja central
y norte como área para vivir continuó en los siglos siguientes'', pero se puede con-

timos al número reciente de la Revista d'História Medieval, dedicado a "Oligarquías políticas


y élites económicas en las ciudades bajomedievales (siglos XIV-XVI)", Valencia, n° 9, 1998, y
las referencias bibliográficas contenidas.
Un documento de 1504 da una cifra para la ciudad de Salamanca de 18.489 habitantes,
MARTÍN MARTÍN, J.L., "Estructura demográfica y profesional de Salamanca a finales de la
Edad Media", cit. Este documento de 1504 en LOPEZ BENITO, C.I., Bandos nobiliarios en
Salamanca al iniciarse la Edad Moderna, Salamanca, 1983, Ap. doc., pp. 191-210.
16
Fig. 7. Póngase en relación con el de la Fig. 6.
" Puede comprobarse en el estudio de GUTIÉRREZ MILLÁN, E., Imagen de la ciudad de
Salamanca (1500-1620), a través de los papeles del Legado Ricardo Espinosa Maeso (Archivo
de la Universidad de Salamanca), tesis de Grado de Licenciatura, Salamanca, 2000; asimismo,

145
JOSÉ M. MONSALVO ANTÓN

siderar ya tendencia consolidada en el XV. Es significativo que cuando en 1497 se


planea el empedramiento de las calles y plazas principales, junto a las de la vieja
ciudad - área de la Universidad, la catedral, etc., lógicamente consideradas distin-
guidas- se incluya también el norte.

Lo que dijo el viajero Münzer en 1495 del palacio del Duque del Infantado de
Guadalajara aludiendo a la "ostentación" del edificio"' es perfectamente aplicable
a los palacios y casas principales de la nobleza urbana de Salamanca.
Estilísticamente, al final del siglo XV se asiste a la sustitución de las formas góti-
cas -mampostería de las fachadas, torres, arcos apuntados, aspecto de fortaleza...,
que incluían elementos de poliorcética: saeteras, cubos, adarves, "casas de cal y
canto con torres"- por las renacentistas -aumento de vanos, patios italianizantes,
desaparición de almenas...-, aunque muchas de aquéllas perduraron'. Es verdad
que en el caso de Salamanca algunos de los palacios con elementos constructivos
defensivos, como torreones y almenas, se justificaron no sólo por el estilo artístico
imperante en la época sino por las luchas banderizas, típicas de ese siglo, hasta que
cambiaron las formas artísticas y los reyes ordenaron desmochar algunas. Pero más
allá de esta discutible funcionalidad de los edificios, y de que estos fueran góticos
o luego platerescos, su erección contenía también un mensaje espacial implícito:
era una manera de impresionar o deslumbrar al resto de la aristocracia, a los riva-
les y a los amigos. Los emblemas heráldicos que adornaban las fachadas respondí-
an al mismo afán. Había un halo de vanitas, paralelo a la superbia catedralicia y
contrapuesto a la utilitas de los espacios concejiles.

La "vanidad" de los patricios, aparte de la construcción de palacios y fortale-


zas, marcó precisamente el espacio urbano del Cuatrocientos salmantino de otro

LÓPEZ BENITO, C.I., RUPÉREZ ALMAJANO, W.N.,"Aportación al estudio de la nobleza


salmantina en la Edad Moderna a través de sus casas", Studia Historica. Historia Moderna, 11,
1993, pp. 149-168.
t ' s "Este palacio se ha construido más para ostentación que para utilidad", MÜNZER, J., Viaje por
España y Portugal, Madrid, 1991, p. 283.
Obviamente, no podemos describir aquí los edificios desde el punto de vista arquitectónico, o
heráldico, que es también interesante. Vid. sobre esto el estudio de ÁLVAREZ VILLAR, J., De
Heráldica Salmantina. Historia de la ciudad en el arte de sus blasones, Salamanca, 1966 (2'
aumentada, 1997).

146
ESPACIOS Y PODERES EN LA CIUDAD MEDIEVAL. IMPRESIONES A PARTIR DE CUATRO CASOS: LEÓN, BURGOS, ÁVILA y SALAMANCA

modo. Los alineamientos de la aristocracia en linajes y bandos' tuvieron un sor-


prendente efecto topográfico, ya a fines del XV y principios del siguiente. En efec-
to, la ciudad quedó dividida en dos mitades, con el centro geométrico de confluen-
cia en la Plaza de San Martín, en cuyos aledaños, según la leyenda, crecía siempre
alta la hierba que nadie se atrevía a pisar. La leyenda no sólo ha convertido en un
tenso espacio escénico imaginario del "Corrillo de la Yerba" o de San Martín lo que
en la práctica era un área apacible y muy transitada de la ciudad, sino que ha rela-
cionado la polarización topográfica con las vendettas entre los dos bandos. La rea-
lidad no era exactamente así. Hemos sugerido que la división de la ciudad en una
mitad norte del bando de Santo Tomé y una mitad sur del bando de San Benito, que
se percibe ya tardíamente, no obedecía estrictamente a alineamientos nobiliarios,
sino a reglas de encuadramiento vecinal-pechero o `pseudobandos' supraparroquia-
les. Pero también es cierto que a esta polarización, o específicamente a su conexión
semiótica con las emblemáticas áreas banderizas, contribuyeron los comporta-
mientos inmobiliarios, funerarios, etc., de la aristocracia de la ciudad, que compra-
ba casas en ciertas zonas, elegía sepultura en determinadas capillas, entre otras múl-
tiples decisiones. A la postre acababan por asociarse ciertos espacios de la ciudad a
ciertas familias'', de manera muy destacada en torno a las iglesias y palacios donde
se desenvolvían los principales cabecillas de los bandos: por ejemplo, los
Maldonado o los Acevedo en torno a San Benito, o los Solís y los Monroy en las
cercanías de Santo Tomé, entre otros.
De manera que calles, plazas y áreas concretas de la ciudad se vieron, com-
prometidas, alineadas, envueltas en una carga de solidaridades y lealtades, perso-
nales o linajísticas, que sólo puede ser entendida en el contexto de la hegemonía
ideológica y fáctica de la oligarquía ciudadana. Una época en la que el dirigente
urbano buscaba ser a la vez el mejor noble y el mejor burgués, en una dorada sim-
biosis de orgullo patricio. De modo que la aristocracia dejaba también finalmente
su impronta material en diversos espacios de la ciudad. En el lujo arquitectónico de
los muros palaciegos. En la altanería genealógica de los blasones. En las esquinas
desafiantes de las torres de los linajes. En el aire banderizo de las calles adscritas.

'" LÓPEZ BENITO, C.I., Bandos nobiliarios, cit.; hemos analizado la cuestión de los linajes y
bandos en MONSALVO, J. M0., "La sociedad concejil de los siglos XIV y XV. Caballeros y
pecheros (Salamanca y Ciudad Rodrigo)", págs. 427-428, 431-468.
121 Ibid., esp. págs. 463 y ss.

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