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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN PENAL

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER


Magistrado Ponente

La información que permite identificar


o individualizar al (los) menor (es), fue
suprimida por la Relatoría de la Sala
de Casación Penal, con el objeto que el
contenido de la providencia pueda ser
consultado sin desconocer los artículos
33 y 193 de la ley 1098 de 2006 y
demás normas pertinentes.
SP16269-2015
Radicación N° 46325
Aprobado Acta Nº 424

Bogotá D.C., veinticinco (25) de noviembre de dos


mil quince (2015).

Resuelve la Corte de oficio acerca de la eventual violación


de garantías constitucionales en el proceso seguido a CAQT,
por el delito de actos sexuales con menor de catorce años en
concurso con incesto.

I. SÍNTESIS FÁCTICA Y PROCESAL

1
Casación Nº 46325
CAQT

1. Entre julio de 2009 y abril de 2010, en una vivienda


ubicada en el municipio de Chía (Cundinamarca), la menor
D.M.Q.G. fue objeto por parte de su progenitor, CAQT, de
caricias lujuriosas en la vagina y otras partes íntimas, ataques
que la joven agraviada (quien nació el 21 de octubre de 1995)
terminó por denunciar ante la Personería Municipal de Chía y
la Comisaria de Familia de esa localidad1.

2. El 19 de octubre de 2010 fue legalizada la captura del


indiciado con ocasión de los hechos relatados, y en la misma
diligencia, ante un juez con función de control de garantías, la
Fiscalía General de la Nación le formuló la respectiva
imputación, la cual en la audiencia de acusación (celebrada el 30
de mayo de 2011) quedó definida en sus extremos fáctico y
jurídico con la atribución al procesado de los delitos de actos
sexuales con menor de catorce años, agravados, e incesto,
cometidos en concurso homogéneo y a la vez heterogéneo, de
conformidad con los artículos 31, 209, 211, numeral 2º, y 237
de la Ley 599 de 2000, modificada la primera conducta por la
Ley 1236 de 2008, artículos 5 y 72

3. Con sujeción a lo anterior y tras la celebración del


juicio oral y público, el 12 de marzo de 2015 en el Juzgado
Penal del Circuito de Ubaté, su titular profirió sentencia contra
QT por los delitos atribuidos en la acusación, y en tal virtud lo
condenó a la pena principal de ciento veinte (120) meses de
prisión y la accesoria de inhabilidad para el ejercicio de
derechos y funciones públicas por igual lapso; además, le negó
los subrogados penales por expresa prohibición legal,
1
Hechos extraídos de los fallos de primero y segundo grado. Para preservar los
derechos de la menor víctima en este caso se omite expresar su nombre completo.
2
Carpeta principal, folios, 10-14, 17-20, 31-33, 36 y 48.

2
Casación Nº 46325
CAQT

pronunciamiento del cual apeló la asistencia técnica del


precitado3.

4. El 5 de mayo de 2015 el Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Cundinamarca confirmó la decisión reseñada,
providencia frente a la cual el mismo sujeto procesal interpuso
el recurso de casación, cuya demanda no fue admitida por la
Corte mediante decisión del pasado 30 de septiembre, en la
cual también ordenó que, agotado el trámite subsiguiente, la
actuación debía regresar al despacho para proveer acerca de la
posible violación de garantías derivada de la prescripción de la
acción penal por el delito de incesto4.

II. CONSIDERACIONES

5. La primera regla general acerca de la prescripción se


encuentra expresada en la Ley 599 de 2000, artículo 83, inciso
primero, de acuerdo con la cual, la acción penal se extingue en
un tiempo igual al de la pena máxima dispuesta por la ley
para el delito respectivo, si es privativa de la libertad, lapso
que de todas formas no puede ser inferior a cinco (5) años, ni
exceder de veinte (20).

Sin embargo tal precepto se halla exceptuado por varias


hipótesis legales introducidas unas antes de la fecha en que
ocurrieron los hechos aquí juzgados y otras con posterioridad
a los mismos. Se trata de situaciones fácticas relacionadas

3
Ídem, folios 97-100, 140, 141, 145, 146, 171, 174-203 y 207-210.
4
Cuaderno del Tribunal, folios 12-23 y 28-42. Cuaderno de la Corte, folios 6-25.

3
Casación Nº 46325
CAQT

con: (i) los delitos de desaparición forzada, tortura y


desplazamiento forzado, entre otros5; (ii) las conductas
punibles que atentan contra la integridad y formación sexual,
y la de incesto, cuando la víctima es un menor de edad6, y (iii)
los delitos cometidos por funcionarios públicos en ejercicio o
con ocasión de sus funciones7.

6. Ahora bien, el artículo 84 la misma legislación penal


sustantiva (Ley 599 de 2000) establece una segunda regla
general, por cuya virtud el término de prescripción empieza a
contarse, para los delitos instantáneos desde el día de su
consumación, en los tentados o permanentes desde la
perpetración del último acto, y en las conductas punibles de
comisión por omisión a partir de cuando haya cesado el deber
de actuar; además, la norma establece que cuando se trate de
varios hechos punibles juzgados dentro de un mismo proceso,
el término de prescripción correrá independientemente para
cada uno de ellos.

7. A su turno el artículo 86 de la Ley 599 de 2000,


consagra una tercera regla general que con sujeción a la
reforma hecha a esa disposición por el artículo 6º de la Ley
890 de 2004, debe ser leída o fijada de dos maneras,
dependiendo de la ritualidad procesal que gobierne el
juzgamiento de los delitos respectivos.

Por lo tanto, en situaciones de conductas punibles


dilucidadas por los trámites consagrados en la Ley 600 de

5
Ley 1309 de 2009, artículo 1, modificado por la Ley 1426 de 2010, artículo 1,
modificado por la Ley 1719 de 2014, artículo 16.
6
Ley 1154 de 2007, artículo 1.
7
Ley 1474 de 2011, artículo 14.

4
Casación Nº 46325
CAQT

2000, el término de prescripción previsto en la primera regla


se interrumpe o suspende con la resolución de acusación o su
equivalente, debidamente ejecutoriada, y a partir de entonces
comienza a correr de nuevo por un tiempo igual a la mitad del
señalado en el artículo 83 de la Ley 599 de 2000, sin que ese
nuevo cómputo o conteo pueda ser inferior a cinco (5) años ni
superior a diez (10)8.

Y en tratándose de delitos cuyo enjuiciamiento está


gobernado por las ritualidades de la Ley 906 de 2004, en
armonía con el artículo 292 de esa codificación procesal, el
lapso de prescripción de la acción penal al que alude la
primera regla, se interrumpe con la formulación de la
imputación, momento desde el que empieza a correr de nuevo
por un lapso igual a la mitad del señalado en el citado artículo
83 de la Codificación Penal Sustantiva, sin que pueda ser
inferior a tres (3) años.

Ese segundo cálculo o recuento, según lo dispuesto en el


artículo 189 del aludido Régimen Procesal Penal, se suspende
nuevamente con la emisión de la sentencia de segunda
instancia, y empieza a correr por un nuevo periodo que no
puede ser superior a cinco (5) años.

8. Para el presente asunto resulta de importancia la


excepción introducida a la regla señalada en el artículo 83 del
Código Penal, mediante el artículo 1º de la Ley 1154 de 2007,
según la cual “Cuando se trate de delitos contra la libertad, integridad y
8
Acerca de este plazo de la prescripción en el juicio en asuntos gobernados por la
Ley 600 de 2000, ha de tenerse en cuenta los desarrollos jurisprudenciales
recientes en eventos en los que la conducta punible es cometida por un servidor
público en ejercicio de sus funciones o con ocasión de las mismas. Cfr. CSJ AP 21
oct. 2013, rad. 39611.

5
Casación Nº 46325
CAQT

formación sexuales, o el delito consagrado en el artículo 237, cometidos en


menores de edad, la acción penal prescribirá en veinte (20) años contados
a partir del momento en que la víctima alcance la mayoría de edad”.

Tal circunstancia, como de manera expresa se indicó en


la exposición de motivos9, en realidad implica una doble
excepción:

En primer lugar, respecto de marco o hito de referencia


para establecer el término de prescripción fijado en el inciso
primero del artículo 83 de la Ley 599 de 2000, pues para los
delitos señalados en la citada modificación, no es el de la pena
máxima prevista para cada uno, sino un plazo fijo y común
igual a veinte (20) años para todos.

Y en segundo lugar, en relación con el momento a partir


del cual debe empezar a contabilizarse ese lapso extintivo de la
acción penal, pues en esos eventos no se toma como referencia
la regla general del artículo 84 de la Ley 599 de 2000, sino la
fecha en que la víctima adquiera la mayoría de edad, tras lo
cual se inicia el computo del término últimamente aludido.

Ambas excepciones, según los motivos acogidos por el


legislador en los correspondientes debates, fueron justificadas
en que para ese entonces (año 2006) los tipos penales contra la
libertad, integridad y formación sexual ( Código Penal, Titulo VI,
Libro Segundo) y el de incesto (artículo 237 ídem), tenían asignadas
unas penas máximas de prisión que oscilaban entre cuatro (4)
9
Gaceta del Congreso, AÑO XV-Nº 414, de 29 de septiembre de 2006, pág. 15-17,
Proyecto de Ley 137. Las mismas razones fueron reiteradas y aceptadas sin
objeciones las ponencias para los dos debates de que fue objeto esa iniciativa
legislativa, como puede verificarse en las Gacetas del Congreso AÑO XV-Nº 488 de
27 de octubre de 2006, pág. 7 y 8; AÑO XV-Nº 642 de 7 de diciembre de 2006, pág.
6-8, y AÑO XVI-Nº 04 de 23 de enero de 2007, pág. 3-5.

6
Casación Nº 46325
CAQT

y quince (15) años, lo cual favorecía que por lo complejo y en


ocasiones tardío de su descubrimiento —por tratarse de
infracciones cometidas “a puerta cerrada” y sin testigos diferentes al
agraviado y el agresor— la acción penal se extinguiera sin que el
aparato judicial tuviera la oportunidad de ejecutar
adecuadamente su potestad.

Así mismo como fundamentó de las comentadas


excepciones se invocó la norma Constitucional (artículo 44) que
obliga a dispensar a los menores de edad protección frente a
toda forma de abuso sexual —entre otras clases de maltrato— con
el propósito de hacer efectiva la garantía de su desarrollo
armónico e integral en el ejercicio de sus derechos, en la que
están obligados a asistirlo la Familia, la Sociedad y el Estado,
máxime cuando por expreso mandato legal los derechos
humanos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes
son prevalentes10.

Y en conexión con lo anterior también se arguyó la


necesidad de hacer operante el mandato superior (artículo 229)
de acceso a la administración de justicia, en procura de una
tutela judicial idónea y real para los derechos prevalentes de
los menores de edad.

A este respecto se agregó una justificación desde el punto


de vista práctico, sustentada en estadísticas de la Fiscalía
General de la Nación, de acuerdo con la cual del total de
delitos contra la libertad, integridad y formación sexual contra
niños, niñas y adolescentes, sólo entre el 5 y 10 % llegan a
conocimiento de las autoridades judiciales, bajo índice de

10
Ley 1098 de 2006, artículos 7, 8, 9 y 10.

7
Casación Nº 46325
CAQT

investigación que se atribuyó precisamente a que “…por tratase


de menores de edad, sus agresores normalmente logran intimidarlos, y
evitan [así] que las autoridades investiguen y sancionen la conducta…”11,
además que “…cuando estos menores se convierten en adultos y
adquieren discernimiento suficiente para para identificar el abuso y sus
derechos frente a los victimarios, la acción penal ya ha prescrito y no es
posible por parte de las autoridades adelantar la persecución penal”12.

9. Ahora bien, como la reforma introducida con la Ley


1154 de 2007, artículo 1º, prevé que el término de veinte (20)
años para que se configure la prescripción de la acción penal
en esos eventos empieza a contarse desde cuando la víctima
alcanza la mayoría de edad, surge la pregunta de ¿cómo se ve
afectado el cómputo de ese lapso, cuando el aparato judicial
del Estado, antes de que cumplirse ese referente temporal,
promueve el ejercicio de la acción penal?

Las hipótesis para responder ese interrogante son:

(I) En primer lugar, con estricta sujeción a la literalidad


de la norma, que no corre término de prescripción, en ningún
caso, mientras el ofendido no cumpla la condición de ser
mayor de edad.

(II) De otra parte, que la comentada reforma estableció un


plazo, semejante a la figura de caducidad de la denuncia, en
beneficio del menor de edad víctima de los respectivos delitos,
por cuya virtud la noticia criminal acerca de la ocurrencia del
hecho, indistintamente de cual sea su fuente, puede

11
Gaceta del Congreso, AÑO XV-Nº 414, de 29 de septiembre de 2006, pág. 15-17,
Proyecto de Ley 137.
12
Ídem.

8
Casación Nº 46325
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presentarse incluso en el último día en el que expira la


condición temporal, y a partir de ese acto empieza a correr la
prescripción, pero no en el término de veinte (20) años, sino
con sujeción a la regla general ordinaria del inciso primero del
artículo 83 de la Ley 599 de 2000.

(III) Y por último, una posición intermedia, consistente en


que si el Estado adquiere conocimiento de la ocurrencia del
supuesto típico (por el medio que sea, denuncia de la víctima o de un
tercero, etc.) y el organismo competente antes de que se venza
el plazo señalado en la norma (20 años contados a partir de la
mayoría de edad del ofendido), con ocasión de su función adopta o
materializa la emisión de un pliego de cargos en firme o
formula imputación, tales actos procesales inaplazablemente
generan o aparejan la consecuencia asignada en la ley 13, esto
es, suspenden o interrumpen el término extintivo de la acción
penal, el cual empezará a correr de nuevo por la mitad de
veinte (20) años.

10. La Sala anticipa que esta última solución es la que


acogerá, dado que la primera no consulta con el necesario
equilibrio de derechos que debe garantizarse en el proceso
penal a las partes e intervinientes, y desconoce el carácter de
sanción que reviste la prescripción de la acción penal frente a
la inactividad o desidia del aparato judicial.

Y la segunda al reconocer unos efectos que se apartan de


los motivos expresados por el legislador, en últimas crea una
norma distinta de la puesta en vigor, la cual si bien en unos
supuestos sería favorable a la víctima, en otros acorta los
13
Ley 599 de 2000, artículo 86 y Ley 906 de 2004, artículo 292, respectivamente.

9
Casación Nº 46325
CAQT

términos de prescripción en perjuicio de ésta, contraviniendo


los fines que pretende proteger la reforma en cuestión.

En efecto, la voluntad del legislador fue la de fijar en


veinte (20) años el término de prescripción de la acción penal
respecto de los delitos contra la libertad, integridad y
formación sexual y el de incesto, cuando la víctima es un
menor de edad, igualando de esa manera los distintos lapsos
que en esas precisas hipótesis punibles estaban determinados
por la pena máxima de prisión, y que, como ya se indicó, en
aquel entonces fluctuaba en cantidades inferiores, situación
que aún hoy se mantiene, ya que a pesar de las posteriores
reformas legislativas encaminadas a intensificar las penas en
esa materia14, sólo unos pocos comportamientos igualan o
superan tal límite15, mientras que en la mayoría es de 16 16,
1417, 1318, 819, 420 o 321 años, e incluso uno está reprimido con
sanción no privativa de la libertad22.

Ahora bien, que el término común y especial de veinte


(20) años para que opere la extinción de la acción penal
respecto de las conductas punibles señaladas en el precepto,
empiece a contabilizarse desde cuando la víctima cumple la
mayoría de edad, constituye una excepción concebida para
que surta plenos efectos en la fase de investigación, pues de
esa manera se garantiza al agraviado que si no pudo acceder
al aparato judicial penal en procura del con digno castigo del
14
Leyes 1236 y 1258 de 2008 y Leyes 1329 y 1336 de 2009.
15
Código Penal, artículos 205, 207, inciso primero, 208, 210, inciso primero, 213,
213A, 217A y 218.
16
Ídem, artículos 206, 207, inciso segundo, y 210, inciso segundo.
17
Ídem, artículos 217 y 219A.
18
Ídem, artículos 209 y 214.
19
Ídem, artículo 219.
20
Ídem, artículo 237.
21
Ídem, artículo 210A.
22
Ídem, artículo 219B.

10
Casación Nº 46325
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responsable, bien porque siendo menor fue intimidado y no


denunció y nadie lo hizo en su nombre, o ya porque esa
condición le impidió tener conciencia del ataque y de la
posibilidad de obtener tutela de sus derechos, pueda hacerlo
una vez alcance la edad que lo habilita para el ejercicio pleno
de sus garantías, sin que el tiempo transcurrido hasta ese
momento haya extinguido la facultad punitiva Estatal (o esté
cerca de hacerlo) y, por contera, su derecho de acceso a la
Administración de Justicia.

También dicha excepción favorece al organismo titular de


la acción penal, pues es claro que al tener conocimiento del
suceso delictivo, bien por denuncia directa del menor
agraviado o por otros medios, a diferencia de lo que ocurre con
todos los demás delitos a los que se aplica la regla dispuesta
en el artículo 84 de la Ley 599 de 2000, para la investigación y
determinación de la ocurrencia de la conducta típica goza de
un lapso que se extiende hasta veinte (20) años después de que
la víctima cumpla la mayoría de edad con el fin de que
adelante las pertinentes actividades esclarecedoras.

Esa es la exegesis que corresponde a las dos excepciones


introducidas con el artículo 1º de la Ley 1154 de 2007 frente a
las reglas generales de prescripción consagradas en los
artículos 83 y 84 del Código Penal, pues una tal comprensión,
de una parte, satisface la posibilidad de que la noticia acerca
de la ocurrencia del hecho punible pueda llegar al aparto
judicial dentro de un amplio espacio temporal, haciendo así
efectivos los derechos del sujeto pasivo del delito.
Y de otra, igualmente se garantiza que la Fiscalía General
de la Nación, como titular de la acción penal, ejerza su

11
Casación Nº 46325
CAQT

facultad constitucional y legal como está obligada a hacerlo en


relación con todos hechos delictivos de los que tiene
conocimiento: esto es, cuando tenga los elementos materiales
probatorios y evidencias idóneas que le permitan sustentar
con solvencia y probabilidad de éxito una atribución de
responsabilidad penal contra determinado ciudadano; con
mayor razón respecto de los delitos a que se refiere la norma
comentada, justamente para resguardar los derechos
superiores del menor agraviado, con el fin de evitar someterlo
a inadmisibles e ineficaces procesos de revictimización en los
que suele terminar convertido el proceso penal en esos casos.

Sin embargo, es imperioso puntualizar que una vez la


Fiscalía General de la Nación pone en movimiento sus
atribuciones como titular de la acción penal en busca de la
declaración judicial de responsabilidad del presunto agresor
del menor, ya sea antes de que éste cumpla la mayoría de
edad o con posterioridad a ese hito (sea cual fuere el medio por el
que tuvo conocimiento del suceso delictivo) , y en desarrollo de esa

potestad materializa alguno de los actos procesales con


incidencia en la extinción de la facultad sancionadora del
Estado, esto es, la resolución de acusación (Ley 600 de 2000) o la
formulación de imputación (Ley 906 de 2004), el término de
prescripción se interrumpe por mandato expreso de la ley, y
debe comenzar a correr de nuevo por lapso determinable, el
cual no es otro que el de la mitad de veinte (20) años, plazo
especial y común fijado por el legislador para las referidas
conductas punibles.
11. Las razones expuestas permiten desestimar la
interpretación que prohíja la segunda hipótesis planteada, ya

12
Casación Nº 46325
CAQT

que en aquélla se le atribuye a la presentación de la denuncia


o noticia criminal, efectos que en manera alguna se extraen de
los motivos considerados por el legislador al expedir la Ley
1154 de 2007, menos de la literalidad del respectivo precepto,
o de otra disposición penal adjetiva o sustantiva.

Es que al acto de denuncia frente a las conductas


punibles incluidas en la señalada reforma, la ley en general no
le concede trascendencia distinta a la ser un mecanismo que
permite el aparato judicial conocer la probable ocurrencia de
un hecho eventualmente lesivo de un bien jurídico tutelado,
pero no le apareja consecuencia alguna respecto del efectivo
ejercicio de la facultad punitiva del Estado, máxime en
relación con comportamientos delictivos que, per se, son
investigables en forma oficiosa, sea cual fuere el medio por el
que lleguen a su dominio, mientras el transcurso del tiempo
no haya extinguido esa potestad.

Repárese en que de acuerdo con la exégesis en cuestión,


si la queja penal se presenta incluso el último día en que
expira el plazo de veinte (20) años contados desde la mayoría
de edad de la víctima, en ese momento es que se activa el
término de prescripción, pero no el especial y común fijado por
el legislador, sino el que de manera general y ordinaria prevé
la ley 599 de 2000 en su artículo 83, inciso primero, y por lo
tanto fluctuaría entre un mínimo de cinco (5) años y un
máximo de veinte (20), según la pena de prisión máxima
prevista para el respectivo delito.
Aun cuando con el referido entendimiento a primera
vista parece que la fase de investigación es más amplia, ello

13
Casación Nº 46325
CAQT

sólo se verificaría sí la denuncia se presenta en la condición


que fijada dicha hipótesis, ya que en los demás eventos, por el
contrario, el plazo de extinción de la acción penal se recortaría
en contra del expreso mandato legal.

En efecto, cuando la noticia criminal ocurre luego de


ocurrido el hecho, al poco tiempo, o en todo caso antes de que
la víctima cumpla la mayoría de edad, a partir de ese momento
se activaría el cómputo de la prescripción, fenómeno que en
consecuencia, en la fase de investigación vendría a
materializarse en distintos lapsos entre veinte (20) y (5) cinco
años, los cuales, dependiendo de la edad del menor y el delito,
se vencerían antes de que éste alcanzara la mayoría de edad o,
de todas formas, antes de cumplirse el término de veinte (20)
años contados desde ese hito previsto en la ley.

Además, con posterioridad a la consolidación de un


pliego de cargos o de la formulación de imputación, bajo el
entendimiento que fluye de la aludida hipótesis, el plazo para
la extinción de la acción penal oscilaría entre cinco (5) y diez
(10) años (si se trata de asuntos regidos por la Ley 600 de 2000) o entre
tres (3) y diez (10) años (si son procesos tramitados con sujeción a la
Ley 906 de 2004), con claro desconocimiento del termino previsto
en la Ley 1154 de 2007.

Lo antes puntualizado permite advertir que la comentada


exegesis del artículo 1º de la citada Ley, se aparta sin razón
atendible de las excepciones que implica el precepto en cuanto
a término y momento del cómputo de la prescripción de la
acción penal, propiciando que en la mayoría de los delitos allí

14
Casación Nº 46325
CAQT

señalados dicho fenómeno jurídico se verifique en forma


contraria a la voluntad del legislador.

12. De otra parte, la exégesis según la cual ningún


término de prescripción corre mientras no se cumpla la
condición de llegar la víctima a la mayoría de edad, solo es
aceptable en tanto no se haya iniciado investigación o iniciada
ésta no se hubiese consolidado un pliego de cargos (resolución de
acusación o su equivalente en firme) o la formulación de imputación,
según el sistema de procedimiento penal que corresponda.

Y ello es así, en primer lugar, porque como ocurre frente


a los demás plazos extintivos de la acción penal consagrados
en el artículo 83 de la Ley 599 de 2000, y desde una
perspectiva simplemente práctica, no produce efecto relevante
alguno en función de la reforma del artículo 1º de la Ley 1154
de 2007, aducir que el término de prescripción de veinte (20)
años no se activa sino a partir del momento en que la víctima
cumpla la mayoría de edad, así el órgano investigador haya
hecho uso de sus atribuciones legales materializando los
comentados actos de impulso de la acción penal.

Repárese en que con sujeción al procedimiento reglado


en los Estatutos Adjetivos de 2000 (Ley 600) y 2004 (Ley 906), la
inobservancia de los plazos en que deben cumplirse
determinadas actuaciones origina consecuencias ineludibles o
a las que no es oponible la comentada circunstancia exceptiva.

Así, verbi gracia, haciendo abstracción de los diferentes


eventos en que las citadas legislaciones prevén la libertad del
procesado ante el vencimiento de los términos, importa

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Casación Nº 46325
CAQT

destacar que cuando el cierre de la investigación se produce


por fenecimiento del plazo fijado en la ley para la instrucción o
por imposibilidad de recaudar o practicar pruebas, ello obliga
a que la duda se resuelva en favor del sumariado con la
consecuente preclusión de la investigación (Ley 600 de 2000,
artículos 329, 395 y 399 inciso segundo).

De manera similar, tras la formulación de la imputación


la Fiscalía General de la Nación dispone de unos plazos
perentorios para, valga la redundancia, formular acusación o
solicitar preclusión, y en el evento de dejar vencer los
respectivos términos el agente del Ministerio Público y la
defensa quedan habilitados para solicitar ante el juez de
conocimiento la preclusión (Ley 906 de 2004, artículos 175, 294 y
332, numeral 7º, los dos primeros modificados por los artículos 49 y 55

de la Ley 1453 de 2011).

Ahora bien, si por virtud del ejercicio de la acción penal


en esas condiciones, se llega, por ejemplo, a una sentencia
absolutoria en firme antes de que la víctima alcance la
mayoría de edad, la excepción que consagra el precepto se
torna inane ante la fuerza del principio de cosa juzgada, el
cual impide volver a someter al presunto infractor a un nuevo
juzgamiento por los mismos hechos.

Si, por el contrario, se obtiene declaración penal de


responsabilidad del procesado con sentencia en firme antes
que el menor agraviado alcance la mayoría de edad, pues igual
la cláusula exceptiva en comento es inoficiosa, dado que luego
de un pronunciamiento de tal naturaleza, o bien se inicia el

16
Casación Nº 46325
CAQT

cumplimiento efectivo de la pena, o bien empieza a


computarse el término de prescripción de la sanción de
conformidad con los artículos 88, numeral 4, 89 y 90 de la Ley
599 de 2000.

En segundo lugar, los motivos que sustentan la


expedición de la reforma consagrada en el artículo 1º de la Ley
1154 de 2007, ni expresa ni tácitamente aluden a la
posibilidad de extender sus efectos a otros fenómenos
debidamente reglados en el ordenamiento jurídico, como lo es,
justamente, la suspensión del término prescriptivo de la
acción penal, regulado, para los delitos juzgados por la
metodología de la Ley 600 de 2000, en el original inciso
primero del artículo 86 de la Ley 599 del mismo año, y para
las conductas punibles investigadas con las formalidades de la
Ley 906 de 2004, en el artículo 6º de la Ley 890 de 2004 (el
cual modificó el inciso primero del artículo 86) en armonía con el

artículo 292 de éste Estatuto Procesal.

Las normas jurídicas son mandatos dirigidos a todos los


integrantes de una sociedad, que llevan implícito el carácter de
obligatoriedad e imperatividad mientras otros preceptos de
igual o superior jerarquía no los revoquen, subroguen o
suspendan. Ante la coexistencia en un sistema jurídico de
normas que en su efectiva aplicación implican una aparente
contradicción (antinomias) acerca del supuesto de hecho que
regulan, la doctrina coincide en que las herramientas para la
solución del conflicto son los llamados criterios de jerarquía,
temporalidad y especialidad.

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Aplicando este último rasero, como se indicó párrafos


atrás (supra 8), la reforma de la Ley 1154 de 2007, artículo 1º,
está referida como excepción a las reglas generales de la
prescripción de la acción penal en cuanto a término23 en el
que opera y momento24 a partir del cual se computa el
respectivo plazo, mientras que el artículo 86, inciso primero
(original), de la Ley 599 de 2000, y el mismo precepto pero

modificado por el artículo 6º de la Ley 890 de 2004, en


armonía con el 292 de la Ley 906 de ese año, regula en forma
especial un supuesto de hecho diferente, a saber: la
suspensión o interrupción del aludido fenómeno cuando
ocurren o se concretan determinados actos procesales.

Entendido así el ámbito de aplicación y eficacia de las


normas en cuestión, se despeja o desaparece la virtual
antinomia, garantizándose que las mismas surtan los efectos
para los cuales están destinadas por voluntad del legislador.

Una consideración adicional debe hacerse en respaldo de


la tesis adoptada, desde la perspectiva del necesario equilibrio
de los intereses contrapuestos en el proceso penal, pues no
cabe duda que si bien al Estado a través de su aparato judicial
le compete garantizar el restablecimiento del orden jurídico
mediante la investigación juzgamiento y castigo del infractor
de la ley penal, el cumplimiento de tal misión no puede
hacerse avasallando los derechos fundamentales del sujeto
pasivo de esa facultad, la cual debe ser ejercida a través de un
desarrollo procesal que tutele en igualdad de condiciones los
derechos inherentes al Estado-víctima, y los del procesado, a
23
Ley 599 de 2000, artículo 83, inciso primero.
24
Ídem, artículo 84.

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quien, entre otras prerrogativas, le asiste la de ser juzgado sin


dilaciones injustificadas.

Tal ponderación debe propender porque se realicen en


planos de igualdad las garantías de las partes e intervinientes
en el proceso penal, velando porque ese equilibrio sea real en
cada etapa de la actuación y en cada una de sus instituciones,
de modo que no sean desconocidos los derechos del
encausado como tampoco enervado el eficaz ejercicio de la
potestad punitiva estatal.

Consecuente con lo anterior, la hermenéutica aquí


decantada respecto del artículo 1º de la Ley 1154 de 2007 no
solo consulta con los motivos que tuvo el legislador para
adoptar esa reforma, sino que además responde al necesario
equilibrio de derechos que debe garantizarse a las partes e
intervinientes en el proceso penal, en particular frente al
instituto jurídico de la prescripción, acerca del cual la
jurisprudencia de la Corte Constitucional y la de esta Sala han
coincidido en señalar que tiene una doble función:

«…de un lado obra a favor del procesado, quien se beneficia de la


garantía constitucional que le asiste a todo ciudadano para que se le
defina su situación jurídica, pues no puede quedar sujeto
permanentemente a la imputación que se ha proferido en su contra;
por otro, implica para el Estado una sanción frente a su
inactividad… el fundamento de la prescripción de la acción penal se
encuentra en el principio de la seguridad jurídica, ya que su
finalidad esencial está íntimamente vinculada con el derecho que
tiene todo procesado de que se le defina su situación jurídica, pues
‘ni el sindicado tiene el deber constitucional de esperar
indefinidamente que el Estado califique el sumario o profiera una
sentencia condenatoria, ni la sociedad puede esperar por siempre

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Casación Nº 46325
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el señalamiento de los autores o de los inocentes de los delitos que


crean zozobra en la comunidad’»25.

13. En ese orden de ideas, al aplicar la tesis aquí acogida


con relación a los procesos adelantados bajo los parámetros de
la Ley 906 de 2004, según su artículo 292 en armonía con la
Ley 890 de 2004, artículo 6º, una vez formulada la imputación
el tiempo necesario para que se consolide la extinción de la
acción penal es igual a la mitad de los distintos términos
señalados en el artículo 83 de la Ley 599 de 2000.

Esto significa entonces que en tratándose de los delitos a


los que se refiere la excepción contenida en el inciso 2º 26 de la
norma últimamente citada, el plazo será de quince (15) años;
para los relacionados en el inciso 3º27, diez (10) años, y para las
conductas punibles determinadas en su inciso 6º, será la
mitad de la pena de prisión máxima consagra para la
respectiva infracción penal, incrementada en la mitad28.

En los demás eventos, es decir, los regulados en el inciso


primero del artículo 83 del Código Penal, la estimación del
término de prescripción a partir de la imputación es igual a la
mitad de la sanción máxima privativa de la libertad
consagrada para el correspondiente delito, la cual en caso de
ser superior a veinte (20) años de todas formas se ajusta a ese
límite, y por lo tanto ese lapso no puede exceder de diez (10)

25
Cfr. CC C-176/94 y CC C-401/10, citadas en CSJ AP. 23 may. 2012, rad 34180.
26
Ley 1309 de 2009, artículo 1, modificado por la Ley 1426 de 2010, artículo 1,
modificado por la Ley 1719 de 2014, artículo 16.
27
Adicionado por la Ley 1154 de 2007, artículo 1.
28
Según la modificado hecha por el artículo 14 la Ley 1474 de 2011.

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años ni ser inferior a tres (3) años, como perentoriamente lo


ordena el artículo 292 de la Ley 906 de 2004.

Respecto de las conductas punibles sancionadas con pena


no privativa de la libertad, la acción penal se extinguirá en la
fase de investigación transcurrido un plazo de cinco (5) años29, y
a partir de la imputación ese lapso se reduce a tres (3) años
según lo dispuesto en el artículo 292 de la Ley 906 de 2004.

Impera aclarar que cuando se trate de procesos penales


seguidos contra los sujetos activos calificados a los que alude
el inciso 6º del artículo 83 del Código Penal, por delitos
sancionados con pena no privativa de la libertad, el
incremento en el término de prescripción que establece ese
precepto, se aplica en la fase de investigación sobre el lapso de
cinco (5) años indicado en el inciso cuarto de la norma, y tras
la imputación el aumento opera en la proporción respectiva en
función del monto de tres (3) años consagrado en el artículo
292 de la Ley 906 de 2004.

Finalmente, una consideración adicional debe hacer la


Sala acerca del fenómeno jurídico de la prescripción, ya que
según el artículo 189 de la Ley 906 de 2004, el proferimiento
de la sentencia de segunda instancia suspende el término
extintivo de la acción penal que con anterioridad a ese acto
venía computándose, y a partir del señalado hito el lapso
empieza a correr de nuevo, sin que en esta ocasión tal cálculo
“pueda ser superior a cinco (5) años”.

29
Ley 599 de 2000. Artículo 83, inciso cuarto.

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La citada norma al ser interpretada en contexto y de


manera sistemática con la regla prevista en el artículo 292 de
la citada Codificación Penal Adjetiva, permite concluir que
atendida la expresión verbal “podrá” allí empleada, es posible
que el fenómeno jurídico de la prescripción de la acción penal
se configure luego del fallo de segundo grado, eventualmente,
en un término inferior a cinco (5) años, pero en ningún caso
exceder de ese límite, y la frontera mínima para que se
configure la extinción de la faculta punitiva del Estado, se
halla establecida justamente en el segundo precepto, al
indicar que la institución en cuestión no puede operar antes
de tres (3) años.

Tal intelección del artículo 189 de la Ley 906 de 2004,


permite afirmar que respecto de las excepciones consagradas
en los incisos 2º y 3º del artículo 83 del Código Penal, el plazo
para la prescripción de la acción penal en los correspondientes
delitos es siempre de cinco (5) años.

En cuanto a las conductas punibles comprendidas en la


regla general del inciso primero del artículo 83 de la Ley 599
de 2000, y las previstas en la excepción del inciso 6º de ese
precepto, luego de hacer la correspondiente reducción a la
mitad que ordena el artículo 292 de la Ley 906 de 2004, el
término para la extinción de la acción penal una vez proferida
la sentencia de segunda instancia fluctuará entre un mínimo
de tres (3) años y un máximo de cinco (5) años.
Y por último, frente a los delitos sancionados con pena
no privativa de la libertad30, la prescripción de la acción penal
30
Ley 599 de 2000. Artículo 83, inciso cuarto.

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tras el fallo de segundo grado se materializará transcurrido un


plazo de tres (3) años.

14. Recapitulando, todo lo antes expuesto puede


sintetizarse de la siguiente manera:

I. La modificación que introdujo la Ley 1154 de 2007,


artículo 1º, a los artículos 83 y 84 de la Ley 599 de
2000, implica que el término de prescripción de la
acción penal frente a los delitos a los que se refiere
esa disposición es de veinte (20) años contados a
partir de cuando la víctima cumpla la mayoría de
edad.
II. Durante ese lapso, puede la víctima denunciar (o un
tercero) la ocurrencia del hecho, y el órgano
encargado de la persecución penal ejercer sus
funciones para el esclarecimiento de las
circunstancias de modo, tiempo y lugar del suceso.
III. Si en vigencia del plazo señalado en el precepto, la
Fiscalía General de la Nación materializa una
resolución de acusación o la formulación de
imputación (dependiendo del régimen procesal
penal de que se trate), el fenómeno jurídico de la
prescripción de la acción penal se interrumpe y
comienza a correr de nuevo por la mitad del
término común indicado en la norma, es decir,
tendrá una duración diez (10) años.
IV. Cuando se trate de asuntos rituados con las
formalidades previstas en la Ley 906 de 2004, una
vez emitida la sentencia de segunda instancia, el

23
Casación Nº 46325
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término últimamente aludido se interrumpe de


nuevo, y comienza a computarse por un plazo de
cinco (5) años.
V. En este último evento, respecto de las conductas
punibles distintas a las señaladas en Ley 1154 de
2007, artículo 1º, la acción penal con posterioridad
a la sentencia de segunda instancia prescribirá en
un lapso no menor a tres (3) años ni mayor a cinco
(5) años.

15. Así las cosas, se tiene que en el presente asunto al


procesado QTse le atribuyó en la acusación el delito de actos
sexuales con menor de catorce años, en concurso con el de
incesto, conducta punible descrita en el artículo 237 de la Ley
599 de 2000, a la que el legislador le asignó un marco punitivo
que oscila entre un mínimo de uno (1) y un máximo de cuatro
(4) años de prisión, extremos a su vez incrementados en una
tercera parte y en la mitad, respectivamente, de acuerdo con el
artículo 14 de la Ley 890 de 2004, lo cual arroja unos nuevos
límites de un (1) año y cuatro (4) meses, de una parte, y seis (6)
años por la otra.

Sin embargo, el máximo de pena así establecido para esa


conducta punible no es el vinculante para el cómputo de la
prescripción de la acción penal, sino el plazo fijado por el
legislador en el artículo 1 de la Ley 1154 de 2007, es decir,
veinte (20) años.
Y dado que el acto procesal de formulación de
imputación en este asunto se llevó a cabo el 19 de octubre de
2010, es palmario que entre esa fecha y la de emisión del fallo

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de segundo grado, pronunciado el 5 mayo de 2015, no


transcurrió un plazo superior a diez (10) años, tiempo que es el
necesario para que de acuerdo con el artículo 83, inciso 3º, de
la Ley 599 de 2000, en armonía con el artículo 292 de la Ley
906 de 2004 y 6º de la Ley 890 de 2004, se extinga la facultad
punitiva del Estado respecto del delito de incesto.

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Penal, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la Ley,

RESUELVE:

NO CASAR la sentencia de 5 de mayo de 2015 emitida


en este asunto por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Cundinamarca, que confirmó la proferida contra CAQT, en
calidad de autor del delito de actos sexuales con menor de
catorce años, en concurso con el de incesto.

Contra esta providencia, no procede recurso alguno.

Notifíquese y cúmplase.

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO


PRESIDENTE

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ

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FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUELLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA


Secretaria

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