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ISBN: 978-607-02-5846-6
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Introducción . . . . . . . . . . . . . . 13
I. La hermenéutica a la luz de la figura
de Hermes . . . . . . . . . . . . . 19
II. Reflexiones sobre el concepto de arte . . . . 39
III. Reflexiones sobre el concepto de poder . . . 67
IV. El poder del arte. El Guernica de Picasso . . 91
V. Epílogo . . . . . . . . . . . . . 111
Anexo . . . . . . . . . . . . . . . 119
Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . 125
E
l universo es un ente misterioso, plagado de secretos que
arrojan al hombre a una situación de incertidumbre, don-
de su frágil existencia vacila como la flama de una vela a
punto de extinguirse. Fernando, emboscado en la hermenéuti-
ca, el arte y el poder, despliega una prosa clara y elegante para
mostrarnos cómo los individuos siempre han buscado la forma
de escapar del caos que los rodea, corriendo desesperadamente
tras las huellas de un orden que promete imponerse sobre la
penumbra que habitan. Dicho orden, a lo largo de los tiempos,
ha adoptado distintos rostros, formas que inyectan sentido a
la existencia, llámense “potencias naturales” o “dioses”; pero
también “razón” y, por supuesto, “ciencia”. Esta última es la
gran esperanza del hombre occidental. Lo importante es contar
con algún tipo de asidero simbólico que despeje las tinieblas
de nuestro entorno. De aquí que aconteciera la transición de la
creencia en los dioses a la creencia en Dios –con mayúscu-
la–, y de éste a la creencia en su verdugo: la ciencia, con sus
sicarios favoritos por delante, las ciencias sociales. Hoy en día
el hombre venera y confía en la ciencia como antaño veneraba
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L
a hermenéutica se ha convertido en un espacio importan-
te para la reflexión, el análisis y la investigación en las
ciencias sociales. Tomar este sendero ha sido el objetivo
principal del Proyecto papiit “El estudio de la relación arte
y poder a la luz de la hermenéutica”, in-302912, auspiciado
por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico
(dgapa), de la Universidad Nacional Autónoma de México. En
él se han logrado establecer puentes de estudio entre el arte
y el poder mediante la aplicación de una técnica de análisis
hermenéutico. Los colegas que hemos hollado este camino
estamos desarrollando líneas de investigación fundamentadas
en la hermenéutica contemporánea, que se han aplicado en
distintos ámbitos de estudio (arte, poder, estética, política,
literatura). Así pues, las bases se han cimentado desde una
perspectiva multidisciplinaria y se han recogido ya algunos
frutos: primero, el establecimiento de un seminario permanen-
te para tratar y reflexionar los tópicos señalados; segundo, la
realización del Primer Congreso internacional “El poder de
la hermenéutica”, que se celebró en septiembre de 2012 en la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la unam; terce-
ro, la elaboración de un artículo académico publicado en la
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8
Homero, Odisea, España, Gredos, 2000, p. 382.
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Op. cit., Otto, p. 123.
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Op. cit., Kerényi, p. 92.
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Ibid., p. 31.
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Ibid., pp. 32-33.
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Martin Heidegger, El ser y el tiempo, México, fce, 1997, p. 469.
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Op. cit., Platón, República, p. 459.
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26
Cfr. Heidegger, El ser y el tiempo, México, fce, 1997.
27
Op. cit., Calasso, p. 51.
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28
Cfr. Heidegger, El ser y el tiempo, México, fce, 1997.
29
Ibid., p. 470.
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32
Ibid., p. 37.
33
Ibid., p. 41.
34
Giorgio Colli, Después de Nietzsche, Barcelona, Anagrama, 1988, p. 86.
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obra de arte abre a su modo el ser de las cosas; esta apertura con-
siste en desvelar la “verdad” que acontece en la creación artística.
El tema de la “verdad” ha resonado en la historia de la filo-
sofía. Tomemos como ejemplos los siguientes planteamientos:
Scheling dijo que belleza y verdad son (de acuerdo a la idea)
la misma cosa; en la estética hegeliana hemos encontrado que
arte, religión y filosofía tienen de común que el espíritu finito
cobra sentido a través de un objeto absoluto que es la verdad
absoluta; en la estética de Schopenhauer hemos descubierto un
acento metafísico al considerar que el arte expresa la “idea”
objetivada de la voluntad. El hilo conductor en algunas de estas
perspectivas estéticas es que el artista, portador de facultades
visionarias, penetra en las profundidades de todas las cosas.
De alguna manera descubre la verdad en sí misma. Y una vez
reflejada en la obra de arte, nos sorprende como una revelación:
se pone en operación la verdad y no únicamente una verdad;
acontece la desocultación de la verdad con relación a lo que
es en su totalidad. A la esencia de la obra de arte pertenece
el acontecer de la verdad. El artista se despoja del velo que lo
cubre y que oculta la verdad de las cosas. Y así el arte descubre
las cosas en su auténtico ser.
Para ilustrar estas ideas tomemos como ejemplo el cuadro
de Vincent Van Gogh35 en el que se representa un par de bo-
tas viejas, que probablemente simbolizan la dureza de la vida
de una persona trabajadora. El ser útil de las botas radica en
servir para algo.
35 Anexo: Figura 1, “Un par de botas”, Vincent van Gogh, 1887, 34 x 41 cm, The
Baltimore Museum of Art.
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39
Ibid., pp. 74-75.
40
Ibid., p. 77.
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Ibid., p. 89.
43
Ibid., p. 81.
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Idem.
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45
Martin Heidegger, Nietzsche I, Barcelona, Ediciones Destino, 2000, p. 72.
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46
Friedrich Nietzsche, La voluntad de poderío, España, Edaf, 1996, p. 54.
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Idem.
50
Op. cit., Nietzsche, La voluntad de..., pp. 443-448.
51
Op. cit., Colli, Después de..., p. 96.
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54
Ibid., p. 58.
55
Op. cit., Heidegger Arte y…, pp. 70-71.
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56
Guido Gómez De Silva, Breve diccionario etimológico de la lengua española, México,
Fondo de Cultura Económica, 1988, p. 550.
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poder que se ejerce con base en una estrategia y que jamás será
concebida como una posesión (Michel Foucault). Así pues, el
poder se ha entendido como la capacidad de conseguir lo que
uno quiere o de impedir que otro haga lo que desea. Y aquel
que determina, dirige o decide la acción de otras personas es
quien detenta el poder social o político.
Cabe mencionar que en las formas de organización política
primitivas el poder estuvo estrechamente vinculado con la ma-
gia y el mito. Los poderosos eran aquellas personas que tenían
determinados conocimientos sobre lo inexplicable. Esto los
convertía en mediadores entre el mundo físico y el metafísico:
mediaban con lo divino, con el cosmos, con las fuerzas ocultas
de su entorno. De ahí que el hombre primitivo pudiera predecir
los fenómenos naturales e interpretar su significado, defen-
diéndose así de los males que acechaban a la comunidad. Todo
esto lo lograban gracias a un conocimiento simbólico-mágico
adquirido a través de un entramado mítico. Como dice Bertrand
de Jouvenel, el temor ha sido “el principio del poder mágico.
Conocer la voluntad de los poderes ocultos, saber cuándo y en
qué condiciones serán estos favorables, era el verdadero modo
de asegurarse el mando político entre los primitivos”.57
El mito le permitió al hombre construir una cosmovisión de
carácter simbólico del universo y de la vida. No es casual que
Ernst Cassirer sostuviera que las historias míticas hayan sido
unas de las más antiguas e insignes fuerzas de la civilización
humana.58 Gracias a éstas es posible relatar una sucesión de
imágenes y símbolos que tienen que ver con la vida de los
seres humanos. El mito puede narrar una historia de diferentes
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Roberto Calasso, Le Figaro, Lundi 18 Fevrier, 1991.
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Aristóteles, Política, Madrid, Alianza Editorial, libro I, capítulo 2, 1995.
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61
Nicolás Maquiavelo, El Príncipe, Madrid, Alianza Editorial, 1981, pp. 90-91.
62
Ibid., p. 92.
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64 Esta célebre frase la retomó Hobbes del escritor latino Plauto: homo homini
lupus, que se traduce como “el hombre es el lobo del hombre”.
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65 James Hillman, Un terrible amor por la guerra, México, Sexto Piso, 2010,
p. 29.
66 Nicolás Maquiavelo, Discursos sobre la primera década de Tito Livio, España,
Alianza Editorial, 1996, libro segundo, capítulo 19.
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70 Ibid., p. 396.
71 Max Weber, El político y el científico, Madrid, Alianza Editorial, 2001, pp.
83-84.
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78 Cfr. Luis Alberto Ayala Blanco, El silencio de los dioses, México, Sexto Piso,
2004.
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Op. cit., Gadamer, p. 217.
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82 Anexo: Figura 3. Guernica, Pablo Picasso, 1937, 350 x 782 cm, Museo Reina
Sofía, Madrid.
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Ibid., p. 412.
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86 Cfr. Peter Adam, El arte del Tercer Reich, Barcelona, Tusquets Editores,
1992.
87 Ibid., p. 9.
88 Idem.
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Op. cit., Adam, p. 21.
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94
Op. cit., Adam, p. 305.
95
Idem.
96
Op. cit., Schama, p. 395.
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Idem.
102
98
Ibid., p. 412.
103
104
Ibid., p. 417.
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103 Idem.
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104 Titus Burckhardt, Principios y métodos del arte sagrado, España, José J. de
Olañeta Editor, 2000, p. 5.
105 Idem.
106 Ibid. p. 6.
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Un par de botas, Vincent van Gogh, 1887, óleo sobre tela, 34 x 41 cm.,
The Museum of Art, Baltimore.
Imagen tomada del libro El poder del arte, de Simon Schama, Barcelona,
Crítica, 2007.
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Figura 2
Campo de trigo con cuervos, Vincent van Gogh, 1890, óleo sobre tela,
50.5 x 100.5 cm., Museo van Gogh, Ámsterdam.
Imagen tomada del libro El poder del arte, de Simon Schama, Barcelona,
Crítica, 2007.
Figura 3
Guernica, Pablo Picasso, 1937, óleo sobre tela, 350 x 782 cm., Museo
Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
Imagen tomada del libro El poder del arte, de Simon Schama, Barcelona,
Crítica, 2007.
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Figura 4
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