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N Curso de Formació" ludicial ¡"icíal


l,ara Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y luczas de la República. Promoción 2009 ....t" ~ "Rodrigo Lara Bouilla" ••..

CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA


Sala Administrativa

ESCUELA JUDICIAL
"RODRIGO LARA BONILLA"

PREACUERDOS y NEGOCIACIONES EN EL PROCESO PENAL


ACUSATORIO COLOMBIANO

AUTOR:
RAMÓN GUSTAVO GÓMEZ VELÁSQUEZ
FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

Módulo de Aprendizaje Autodirigido


N Curso de Formació" Judiciallllicial
para Magistrados, Magistrndas, Escuela Judicial
Jueces y }uezas de la República. Promoción 2009 ~ "Rodrigo Lara BOllilla"-..

Plan de Formación de la Rama Judicial 2009

CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA


SALA ADMINISTRATIVA

JORGE ANTONIO CASTILLO RUGELES


Presidente

RICARDO HERNANDO MONROY CHURCH


Vicepresidente

JESAEL ANTONIO GIRALDO CASTAÑO


HERNANDO TORRES CORREDOR
FRANCISCO ESCOBAR HENRíQUEZ
JOSÉ ALFREDO ESCOBAR ARAÚJO
Magistrados

ESCUELA JUDICIAL
"RODRIGO LARA BONILLA"

GLADYS VIRGINIA GUEVARA PUENTES


Directora
IV CI/rso de Forml1dó" Jl/didalInicial
para Magistmrios, Magistradas, Esc"cla Judicial
Jueces y Juezas ,le la República. Promoción 2009 ti, .. ~ uRodJ"igo Lara Bonilla" ••

TABLA DE CONTENIDO

Unidad 1

REALIDADES Y EXIGENCIAS DEL NUEVO SISTEMA PENAL ACUSATORIO

1.1 PRINCIPALES SISTEMAS DE PROCESAMIENTO PENAL

1.2 UNA OPINiÓN DISIDENTE SOBRE EL PROCESO DE PARTES, NO SOBRE SU


BONDAD, SINO SOBRE SU LIMITACiÓN REAL Y SU TERMINOLOGíA

1.3 EL MEDIO AMBIENTE JURíDICO EN SISTEMAS PROCEDIMENTALES

1.4 UNA CONTROVERSIA SUPERADA

1.5 RESPALDO FILOSÓFICO DE LA CONSAGRACiÓN DE ESTA TENDENCIA

1.6 VIRTUDES ÉTICAS FUNDAMENTALES DEL FUNCIONARIO EN EL SISTEMA

1.7 DEL ALLANAMIENTO, PREACUERDO y NEGOCIACiÓN

1.8 CAMBIO DE MENTALIDAD

1.9 LA COLABORACiÓN EFICAZ CON LA JUSTICIA

1.10 RECOMPENSAS - VISiÓN GENERAL DE SUS PROBLEMAS Y SOLUCIONES

1.11 LAS REFORMAS A DESEO Y DE CARÁCTER MERAMENTE CIRCUNSTANCIAL

1.12 ANÁLISIS DE JURISPRUDENCIA

Unidad 2

LA NEGOCIACiÓN COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL DEL SISTEMA ACUSATORIO


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pdra Magistrados, Magistradas, ESCllcla Judicial
Jueces y !uezas de la RepúlJlica. Promoció" 2009 ' .".~ _ "Rodrigo Lara Bonilla" ••.

2.1 EL ENFOQUE CENTRAL DEL TEMA

2.2 FINALIDADES DEL INSTITUTO

2.3 SUPUESTAS DESVENTAJAS DEL INSTITUTO

2.4 HABILIDADES Y CONVICCIONES DEL NEGOCIADOR

2.6 PARTICIPACiÓN DEL ABOGADO DEFENSOR EN LOS PREACUERDOS y


NEGOCIACIONES

2.7 INTERVENCiÓN DE LA VíCTIMA EN LOS PREACUERDOSy NEGOCIACIONES

2.8 EL DESCUBRIMIENTO DE LA PRUEBA PARA UNA NEGOCIACiÓN

2.9 UNA AVANZADA Y FUERTE INVESTIGACiÓN NO HACE IMPROCEDENTE EL


ACUERDO

Unidad 3

MATERIA DE LOS PREACUERDOS y NEGOCIACIONES

3.1 ÁMBITO DEL PREACUERDO y NEGOCIACiÓN

3.2 PREACUERDO SOBRE DETENCiÓN PREVENTIVA EN LA RESIDENCIA, ABSTENCiÓN


O REVOCATORIA DE MEDIDA DE ASEGURAMIENTO, CONCESiÓN DE SUBROGADOS

3.3 LA PENA ACCESORIA DE MULTA

3.4 LA REPARACiÓN DE QUE TRATA EL ART. 349 CPP y EL ACUERDO O


NEGOCIACiÓN

3.5 COETANEIDAD DE REBAJA POR REPARACiÓN Y REBAJA PROVENIENTE DEL


ACUERDO

3.6 LAS OBJECIONES DE LA VíCTIMA SOBRE LA PENA

3.7 LA HUMANIZACIÓN DE LA PENA

3.8 EL FISCAL PUEDE OFRECER EN EL ACUERDO UNA PENA CONCRETA

3.9 OTRAS POSIBLES PROPUESTAS EN LOS PREACUERDOS

3.10 ACUERDO Y AGRAVANTES

3.11 UN COMENTARIO SOBRE EL TEMA DE LA TIPICIDAD


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Jueces y Juezas de la República. Promoción 2009 ~'. URodrigo Lnrt1 B01Jilln" ••...

3.12 DEL DESCONOCIMIENTO DE LAS PENAS MíNIMAS

3.13 LA INDIVIDUALIZACiÓN DE LA PENA, LA APLICACiÓN DE LOS CUARTOS Y LOS


PREACUERDOS

3.14 DELITOS DE LESA HUMANIDAD

Unidad 4

OPORTUNIDAD, FORMA Y TRÁMITE DE LOS PREACUERDOS y NEGOCIACIONES

4.1 ¿DESDECUÁNDO PUEDE APARECER LA POSIBILIDAD DEL PREACUERDO O


NEGOCIACiÓN?

4.2 ¿HASTA CUÁNDO ES FACTIBLE EL ACUERDO?

4.3 ¿HASTA CUÁNDO SE PUEDE MODIFICAR UN PREACUERDO?

4.4 DE LA EXIGENCIA DE UNA RESOLUCiÓN ACUSATORIA MEDIANDO ANTES DE


ESTA UN PREACUERDO EN FIRME Y APROBADO

4.5 IMPOSIBILIDAD DE NEGOCIAR DESPUÉS DE ALLANARSE A CARGOS

4.6 EL PREACUERDO CONSEGUIDO ANTES DE LA RESOLUCiÓN ACUSATORIA

4.7 LA MANIFESTACiÓN DE INOCENCIA O CULPABILIDAD AL INICIO DEL JUICIO ORAL

4.8 LAS GARANTíAS FUNDAMENTALES EN EL SISTEMA DE ACUERDOS Y


NEGOCIACIONES

4.9 FORMAS Y MODALIDADES DE LOS CARGOS

4.10 TRÁMITE DE LA NEGOCIACiÓN DESPUÉS DE REALIZADA

4.11 ¿QUÉ OCURRE A PARTIR DE ESTA IMPORTANTE NEGOCIACiÓN?

4.12 DEL RECHAZO DEL ACUERDO POR QUEBRANTAMIENTO DE LAS GARANTíAS


FUNDAMENTALES

4.13 EL PREACUERDO RECHAZADO

4.14 ACUERDO NO APROBADO

4.15 RECURSOS CONTRA EL ACUERDO O LA NEGOCIACiÓN


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para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ]uczas de la Repríblicn~ Promoción 2009 ___ "Rodrigo Lara Bonilla" ~

4.16 IMPEDIMENTOS O RECUSACIONES POR HABERSE INTERVENIDO EN EL


ACUERDO 4.17 UN SOLO ACUERDO O VARIOS

4.19 El acuerdo frustrado. Consecuencias

4.20 LA UNIDAD PROCESAL Y SU RUPTURA

4.21 CONGRUENCIA DEL FALLO

4.22 INTERÉS PARA RECURRIR PREEXISTIENDO UN ACUERDO O UNA NEGOCIACiÓN

Unidad 5

GLOSARIO ESPECíFICO SOBRE ALGUNOS ARTíCULOS RELACIONADOS CON LOS


PREACUERDOS y NEGOCIACIONES

COLOFÓN
IV Curso ,te .Formación judidalbridal
para ,Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y jucztls de la Repríblica. l'romoció" 2009 , .~ "Rodrigo Lara B01rilln".-c:.

••... Desestimular la terminación temprana de los procesos podria ocasionar el


o ••

colapso del sistema, cuya fortaleza se apoya justamente en la previsión de que sea
poca la cantidad de casos que agoten todas las etapas procesales... es un sistema
que privilegia la terminación temprana del proceso y erige en principio rector los
derechos de las victimas a una pronta e integral reparación de los daños sufridos, a
cargo del autor o participe del injusto -según fórmula contenida en el literal cl del
articulo 11 de la ley 906 de 2004- ... ". Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación
Penal, Sentencia de 22 de junio de 2006, M.P. Álvaro Orlando Pérez Pinzón.
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1ueces y 1r1ezas de la República. PromociólI 2009 '~_.,..
.. ~ "Rodrigo LaYa Bonilla" ~

OBJETIVO GENERAL DEL MÓDULO

Crear conciencia en los y las discentes sobre el cambio cultural que implica la
operatividad del nuevo sistema penal acusatorio y la importancia que dentro del mismo
tiene el instituto de los preacuerdos y negociaciones en cuanto instrumento eficaz
para solucionar conflictos sociales.

OBJETIVOS ESPECIFICOS DEL MODULO

• Identificar las características esenciales del sistema penal acusatorio colombiano y


reconocer sus bondades y deficiencias de cara a la necesidad que tiene la
Administración de Justicia de brindar pronta y eficaz solución a la desbordada
criminalidad que azota nuestro país.
• Lograr que los y las discentes comprendan y reflexionen sobre la necesidad de
propender por la realización de preacuerdos y negociaciones en los proceso penales
dentro de un ambiente de lealtad y confianza, generando puntos de encuentro
para terminar por la vía rápida los litigios sin desprestigiar la administración de
justicia.
• Afianzar el conocimiento de los y las discentes acerca de las materias que son
susceptibles de negociación en los procesos penales y los criterios más aconsejables
que deben seguirse para tan delicada labor.
• Fijar los hitos y exigencias procesales a tener en cuenta para la celebración de
preacuerdos y negociaciones, así como las actuaciones posteriores que pueden tener
lugar, según el momento y la forma en que éstos se hayan realizado.
• Analizar en profundidad el articulado del CPP que regula el instituto, a la luz de las
normas superiores y la jurisprudencia nacional, para que los y las discentes
refuercen sus elementos de interpretación y determinen los alcances de cada una
de esas normas a la hora de aplicarlas a casos concretos ..
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para Magistradosf Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ]UCZIlS de la ReptílJlica. Promoci6n 2009 ...;,~ __ "Rodrigo Lara BOI1;lIa ll_

Unidad 1 REALIDADES Y EXIGENCIAS DEL NUEVO


SISTEMA PENAL ACUSATORIO

OBJETIVO

Identificar las características esenciales del sistema penal acusatorio colombiano y


reconocer sus bondades y deficiencias de cara a la necesidad que tiene la
Administración de Justicia de brindar pronta y eficaz solución a la desbordada
criminalidad que azota nuestro país.
IV Curso de Formación Judicialluicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
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__ "Rodrigo Lara Bouilla Jl
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1.1 PRINCIPALES SISTEMAS DE PROCESAMIENTO PENAL


Si se tratara de establecer primacías por antigüedad, tendríase que reconocer que
primero fue el sistema oral, obviamente, puesto que primero fue la palabra que la
escritura. O los dos serían tan históricamente presentes como la misma humanidad.
Pero, en definitiva, si todo sistema procesal revela la tendencia política de un pueblo,
no hay duda que el acusatorio surge como más compatible con la democracia, el estado
social de derecho y participativo, que el llamado inquisitivo, así a este se le agregue la
nota de mixto, por las inserciones que ha recibido del método acusatorio. Discutir sobre
este aspecto es aventurarse en una polémica sin fin y sin beneficios específicos y
concluyentes. Si se nos apremiara al respecto, diríamos que los dos sistemas se
intercambian aportes, el inquisitivo acogiendo complementos orales y el acusatorio
aceptando y desarrollando ayudas o añadiduras escritas aunque estas, por obra de la
técnica, ya lo escrito se escucha y lo conversado se documenta; se ve cuando se oye
conversar y se escuchan los documentos. Es cuestión, entonces, de conscientes
preferencias o lo que se denominaría, acudiendo a una locución utilizada en otras
vicisitudes intelectuales, un signo de los tiempos.

Pero es más. Siendo los dos buscadores del civilizado equilibrio entre los derechos de la
sociedad, los de las víctimas, los de los victimarios o procesados, el sistema acusatorio
realiza con mayor fortuna este desideratum. Y ni se diga de la protección debida a esos
derechos, punto en el cual el acusatorio gana ventaja y merece, con mayor mérito, ser
llamado un derecho procesal garantista.

Pero si hay algo inicialmente común a ambos, constituyéndose en clave de bóveda de su


futuro éxito o fracaso, es lo relacionado con la averiguación de los hechos. Una
afortunada gestión a este respecto permite, a pesar de deficiencias ulteriores en el
juzgamiento, alcanzar un dictado de justicia. Pero hay que insistir en que en estos
esenciales últimos tramos del juzgamiento, el sistema acusatorio tiene la sobrada e
indiscutible ventaja de contar con más válidos instrumentos para valorar la corrección y
eficacia de la investigación realizada. En cualquier sistema, lo primero es fundamental,
pero lo segundo es decisivo. Quede bien claro, si, que si se descuida, mal atiende,
despotencializa o se envuelve en sombras de arbitrariedad el esencial aspecto de la
instrucción o descubrimiento integral de los hechos, ningún sistema pasado, actual o
venidero, podrá ser eficaz y paradigma de lo que quiere la sociedad en tema tan
trascendental como la administración de justicia. En este punto los dos dependen del
mismo factor aunque también es del caso advertir, según satisfactoria experiencia, que
el inquisitivo propende a esa efectividad aunque los derechos humanos o los que
consagran las garantías procedimentales del imputado, se vulneran de manera más fácil
e impune, cuestión que para el acusatorio suele ser insoslayable y esencial en sus
objetivos.

Otrosí, que no puede quedar guardado: mientras el sistema inquisitorial puro o el mixto
o reformado, se deja contagiar fácil y gustosamente del sigilo, el secreto, la reserva a
tal extremo que la comunidad viene a conocer cómo se hizo justicia cuando ya ésta se
ha consumado o se tiene por tal. Esto no es más que consecuencia fatal de su apego al
poder absoluto central o a tener la persona humana como ser de secundaria significación
ante el orden social general. El acusatorio, por contrario modo, conoce, reconoce,
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Jueces y }uczas de la ReptílJlica. Promoción 2009 ~~:~ "Rodrigo Lara Bonilla" ••..

exterioriza y cuestiona mayores tramos de ese tracto investigativo y el juzgador tiene al


imputado no como un objeto y fuente de prueba, sino como sujeto de derechos, a la vez
que reivindica la inserción poderosa de la víctima en el proceso y determina su
reparación como un fundamento imprescindible del sistema, todo lo cual lleva a un
mejor y más confiable conocimiento de la verdad. En esto, duro es reconocerlo, el
sistema inquisitorial mantiene al sindicado lo más lejos posible de sus jueces y le coloca
en manifiesta desventaja en ese accionar concreto que impone su condena o absolución.
Para traducir esta idea en reducidas palabras, en el comportamiento inquisitivo el
imputado es un nombre, mas en el acusatorio es un hombre. Dos letras los separan, pero
en realidad traducen, como distanciamiento, todo un universo jurídico de garantías y
protecciones.

Volvamos a la ligera sobre la forma como cada uno de estos dos sistemas maneja lo de
las ventajas y desventajas de la sociedad y el imputado, para asegurar que no habrá
impunidad pero tampoco esto se conseguirá a costa de quien debe recibir la merecida
sanción.

Cómo se hace para atemperar la delantera que toma el delincuente sobre la sociedad,
puesto que aquél cuida de todos los aprestos (selección de víctima, cuantificación de
medios, escogencia de lo que quiere quitar a esta, preparación de lugar, hora, etc.) para
evitar que sea descubierto antes y después del hecho y no ser objeto de una pena? Pues
esa inicial superioridad se compensa con la amplitud que tiene el órgano de averiguación
luego de conocido el hecho. Este se mueve, con todos sus recursos, independientemente
del eventual imputado hasta que logre desnudar o establecer lo sucedido, actividad
conocida como procedimiento preliminar o instrucción preparatoria, a cargo, en nuestro
medio de la fiscalía general de la nación, y, en otros estatutos o latitudes, de jueces de
instrucción o del ministerio público, todos apoyados por la policía que, destacando su
profesionalidad, suelen calificarse de técnica y judicial. Y su límite de acción lo
establece la buena fortuna de sus revelaciones o la aparición del fenómeno prescriptivo
de la acción. Casi nada es el contacto con el presunto autor de la conducta, que le
alerte en el camino de anular o esquivar esos esfuerzos. Esto, que también se advierte
en el modelo inquisitivo, será un abuso? Lo sería si ese accionar estuviera desprovisto
de garantías y solo se rigiera por el abuso y la arbitrariedad y lo establecido, como tal,
fuera la verdad develada e inmutable o el anclaje predominante de una sentencia, lo
que está bien previsto en el sistema acusatorio y es punto oscuro, torpe y escasamente
efectivo en el sistema inquisitorial. Cuando esa etapa ha logrado compensar la ventaja
que estableció y aprovechó el autor, cómplice o partícipe del hecho criminoso, se entra
en contacto con este y, el sistema provee a una garantía singular que nunca se dio en la
utilización del inquisitivo, o sea, que todos comparecen ante el juez, todos saben lo de
todos, todos prueban y contraprueban. Y es esto y esta actuación, lo que viene a regular
la aparición de una sentencia de condena o de absolución. Solo lo que de esto resulte, es
lo que determina el fallo de exención o de castigo. Pudieron obtenerse muchos
resultados en la faena preliminar de investigación, pero si estos no se reproducen y
evidencian ante el fallador, nada se ha hecho en ese sentido y todo fue una labor vana,
infructuosa e inútil.

Pero al dotarse al organismo investigador de una preeminencia en su función, el estatuto


no descuida establecer un contrapeso a favor del procesado que le garantice la
preservación de evidencias o elementos probatorios futuros, idóneos en el importante
rol de una protección judicial oportuna y adecuada. Dos artículos, íntimamente
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correlacionados, atienden la cuestión. El primero, el 125, inserto en el capitulo 111-la


defensa-, establece: "Deberes y atribuciones especiales ... 9. Buscar, identificar
empíricamente, recoger y embalar elementos materiales probatorios y evidencia física;
realizar entrevistas y valoraciones que requieran conocimientos especializados por
medio de los técnicos e investigadores autorizados por la ley. Para tales efectos las
entidades públicas y privadas, además de los particulares, prestarán la colaboración que
requieran, sin que puedan oponer reserva, siempre que se acredite por parte del
defensor certificado por la Fiscalía General de la Nación, que la información será
utilizada para efectos judiciales" -el texto fue introducido por la Ley 1142, Art. 47, de
2007 y sobre el mismo la Corte Constitucional declaró la inexequibilidad de la expresión
"certificado por la Fiscalía General de la Nación- C-536/08, MP Jaime Araujo Rentería-,
decisión muy criticable.

Y, el segundo, inserto en el capítulo VI, facuLtades de la defensa en la investigación, con


el número 267: "Facultades de quien no es imputado. Quien sea informado o advierta
que se adelanta investigación en su contra, podrá asesorarse de abogado. Aquel o este,
podrán buscar, identificar empíricamente, recoger y embalar los elementos materiales
probatorios, y hacerlos examinar por peritos particulares a su costa, o solicitar a la
policía judicial que lo haga. Tales elementos, el informe sobre ellos y las entrevistas que
hayan realizado con el fin de descubrir información útil, podrá utilizarlos en su defensa
ante las autoridades judiciales.

Igualmente, podrá solicitar al juez de control de garantías que lo ejerza sobre las
actuaciones que considere hayan afectado o afecten sus derechos fundamentales".

Otra decisiva preeminencia del sistema oral es que cuenta con una institución que es el
núcleo de muchos buenos alcances o logros, vale decir, los acuerdos o negociaciones,
que por lo mismo que ha sido instituto bien trabajado en las legislaciones que se acogen
a este procedimiento, arroja enseñanzas, directivas, aplicaciones y efectos de rápida
asimilación.

Guia motivacional: los que viven del foro y para el foro, así se centren en lo actual y
vigente, no pueden dejar de incursionar en el pasado. Hacía atrás existen aciertos y
desaciertos y allí están contenidos lecciones para el mejoramiento futuro, para no volver
a incurrir en lamentables experiencias. Conviene la confrontación de sistemas para
advertir sus ventajas en cuanto a los derechos humanos, las garantías de juzgamiento, la
efectividad de la actividad judicial y el mejor aprovechamiento de los progresos de la
ciencia. Diferencias básicas entre unos y otros. La esencialidad de una plausible
investigación como factor imprescindible en todo sistema procesal. El acusatorio es el
que decanta y purifica, de mejor manera, la averiguación realizada. Definitivas ventajas
del método acusatorio. Los acuerdos y negociaciones como institutos propios, efectivos y
no superados del sistema acusatorio.

1.2 UNA OPINiÓN DISIDENTE SOBRE EL PROCESO DE PARTES, NO


SOBRE SU BONDAD, SINO SOBRE SU LIMITACIÓN REAL Y SU
TERMINOLOGíA
El profesor argentino Maier afirma contra el parecer de la mayoría:
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"1 - El procedimiento penal actual, entonces no representa, materialmente, un proceso


de partes y el llamarlo de esa manera, o, simplemente, llamar partes a sus
participantes, aun aclarando que se utiliza el concepto de manera formal -la fiscalía no
sería, así, parte, en sentido material, pero sí lo sería en sentido formal- , no produce
beneficio práctico alguno en la solución de los problemas concretos que son planteados
frente a las reglas procesales y, por lo contrario, puede traer aparejada bastante
confusión; en el mejor de los casos, se ha reducido la cuestión a un problema puramente
semántico; antes bien, se ha vaciado de contenido el concepto de partes y el de proceso
de partes, extraño al procedimiento penal actual, para acomodarlo a él, cumpliendo
funciones mínimas o inexistentes (Henkel). El concepto proviene del Derecho privado,
especialmente del proceso civil, y existe una aproximación mayor a él en el
procedimiento adversarial -traducción aceptada, pero escasamente castellana- de tipo
anglosajón, precisamente en un Derecho positivo en el cual resulta difícil hallar
características netamente diferentes entre el procedimiento civil y el penal. Contra
tales adecuaciones es preciso prevenirse, para no caer en la ingenuidad de creer que
ciertas analogías externas, puramente formales, producen el efecto de semejanzas
sustanciales o provienen de ellas (Vasalli, la potestad punitiva, p. 300. Es precisamente,
el defecto enorme de aquellos que construyen teorías generales sobre el proceso).

"Se puede comprender mejor la base ideológica y político-cultural del procedimiento


penal de hoy si se repara, en primer lugar, en que se trata del ejercicio directo, por
parte del Estado, de su poder penal, esto es, de su poder de control por intermedio del
Derecho penal o, mejor dicho, mediante la coerción penal, se llame pena o medida de
aseguramiento (Ebaelscha, p. 175, toma parcialmente de Pawloski esta significativa
aserción: " Empero, por lo menos en Derecho penal no tiene sentido alguno contraponer
al Derecho "objetivo" un derecho "subjetivo-público". Esa contraposición es, por
cierto, "artificial". En sentido contrario, al menos idiomáticamente Vélez Mariconde).
Para ello y como límite a su arbitrariedad, el Estado mismo ha establecido un
procedimiento reglado que le permite conocer si están dadas las condiciones para el
ejercicio material legítimo de ese poder y para determinar la extensión (clase y medida
de la pena) en la cual ese poder puede ser ejercido legítimamente en el caso concreto.
De tal manera, el procedimiento penal se concibe, en principio, como una forma de
persecución del Estado contra su propio súbdito.

"El hecho de que, según reglas características del Estado de Derecho, el súbdito,
destinatario del ejercicio de ese poder, no pueda ser considerado sólo como un objeto
de esa persecución estatal, sino que antes bien, deba ser considerado, durante el
procedimiento, como un sujeto de derechos participante en él, produce al igual que en
el poder pOlítico soberano de una república o de una monarquía constitucional (Estado
de Derecho), cierta división de ese poder o mejor dicho, de su ejercicio. Se distinguen,
entonces, tres funciones procesales básicas, a semejanza de lo que ocurre en el proceso
de partes, la de decidir, la de requerir y la de defenderse, y se coloca cada una de esas
funciones en cabeza de órganos o personas distintas: decide el tribunal, requiere la
fiscalía y se defiende el imputado, los tres sujetos procesales básicos. La ley procesal
penal logra así mediante sus reglas suavizar la persecución penal autoritaria, mediante
el mecanismo de partir en dos, formalmente, la función material única derivada del
poder penal del Estado (actuar el Derecho penal) y concede al individuo perseguido una
serie de resguardos y facultades defensivas, tales como para que pueda ser considerado
un sujeto de derechos en el procedimiento. Pero, como ya hemos advertido, ninguna de
las facultades concedidas a la competencia de los órganos del Estado, ni las concedidas
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por la ley al imputado, alcanza, ordinariamente, al poder material del Estado, a la pena.
Prueba de ello es que nadie puede disponer, por voluntad propia, por regla, de la
llamada potestad punitiva" Y concluye anotando que el que más se aproxima a un
concepto de proceso de partes es aquél que se ocupa de los delitos de acción privada. -
Derecho Procesal Penal, vol. 11, págs. 65 y 66 .

Podríamos decir que la optimista concepción de "proceso de partes" dé bese, a no


dudarlo, a la mayor intervención que estas tienen en los últimos tiempos al
comparársele con lo que antaño predominaba, en donde todo eran restricciones y
derechos meramente nominales.
Guía motivacional: el proceso acusatorio como proceso de partes, adversarial o
adversativo, es posición dominante en la doctrina. Una voz autorizada de inconformidad
es la del profesor argentino Julio B.J. Maier. Sus razones. Pero, por no tratarse del
acusatorio absoluto y en todo el rígor de su pureza deja de responder el sistema
adoptado a esa tendencia. Podría avanzar más e innegablemente esto sucederá con el
devenir de los tiempos para bien de la justicia y la sociedad.

1.3 EL MEDIO AMBIENTE JURíDICO EN SISTEMAS PROCEDIMENTALES


Si el ámbito jurídico internacional fuera siquiera compartido entre modelos inquisitivos y
acusatorios, no estaría mal ni repudiable seguir viviendo en el pasado ni intentando
mediante ardua e infructuosa lucha regresar a él, esto es, reinsertarse de nuevo en el
sistema inquisitorial. Pero, pudiéndose verificar situación bien distinta, hay que
acompasarse con ella y dejar de pugnar por la ficción y la soledad. La universalidad del
sistema acusatorio es casi una evidencia y pugna por ser un dogma. Los adelantos
científicos o conceptuales se orientan a servir a este método de justicia penal, lo que
impone, para su aprovechamiento, contar con un estatuto de esta condición o
características y no con uno en el cual hasta el lenguaje jurídico utilizado ya no se
entiende, ni es aprovechable, ni suscita conocimientos, ni permite cooperaciones
internacionales. Si queremos el encierro absoluto, el permanente calificativo de
retrógrados y anticuados, regresemos a la posición de estar de espaldas a la cultura
jurídica imperante y que avanza incontenible. Pero si seguimos aceptando lo de la aldea
global, que en todos los campos se está dando, no hay más alternativa que adentrarnos,
cada vez más, en esta modernidad, que tampoco se opone a algunas peculiaridades de
nuestros recursos humanos, la geografía que nos envuelve, las posibilidades económicas
correspondientes o a nuestro autóctono modo de pensar. Todas estas caracterizaciones o
peculiaridades son conciliables con lo que se vive en otras latitudes, dándose no un
entorpecimiento sino la afinación de calidades que propician el progreso en el área de la
justicia. Cierto que se dan dificultades en ello, que la cómoda tendencia es seguir con lo
mismo así cada día se muestre más ineficaz, limitado e inservible. Mas recuérdese que el
ejercicio trae consigo el adiestramiento y en breve término se invierten las perspectivas.
Lo que era cómodo se trueca mortificante, lo que se tenía por actual resulta obsoleto, lo
que se miraba como fenómeno plausible aparece como reprochable. En síntesis, lo que
se tenía por vida social es organismo necrosado, lo que era mostrable como instrumento
hábil se presenta como inidóneo y lo que satisfacía las necesidades de la comunidad se
comprueba como factor de aumento de las mismas.. El fracaso se torna en triunfo y
nadie quiere revertir esta ecuación. Basta mirar el farisaico escándalo de los detractores
de esta innovación legislativa, que vaticinaban el colapso de la justicia por incapacidad
del personal llamado a servirla y lo que ocurre, cuatro años después, período en el cual
abundan ya los expertos en el manejo del sistema, prolifera la simpatía por el mismo y,
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__ NRodrigo Lara Bouilla" •• ,

pese a que no se ha cumplido el soporte económico requerido, las dificultades se han


superado en buena parte.

Guía motivacional: entre interlocutores de cualquier género lo vital, para el


aprovechamiento del intercambio de ideas, es hablar el mismo idioma. Nadie se
aprovecha de un avance de la sociedad si desconoce el lenguaje en que está cifrada esa
conquista. La justicia ha perdido, como tantas cosas, la característica de la insularidad.
y el fenómeno es más apremiante cuando se trata de asuntos penales. Todos, estemos
donde estemos, somos solidarios con el descubrimiento del delito, la sanción justa del
delincuente, la protección de la víctima, o sea, descubrimiento de la verdad, acceso a la
justicia, reparación. Si no nos unificamos en el procedimiento que da vida a este anhelo
y necesidad, o fracasamos totalmente en el empeño, no obtendremos los beneficios
esperados. Lejos de parcelamos marchamos hacia la unificación. Que por falta de esto
último no se nos juzgue como dañinos obstáculos en el propósito de una buena justicia
nacional y universal. El intercambio de colaboraciones exige el empleo de un medio
común de comunicación.

1.4 UNA CONTROVERSIA SUPERADA


Estimamos, no solo por lo anotado, que ya no es hora de atormentar a la opinión pública
con impugnaciones a este sistema, ni de magnificar sus deficiencias, ni de propugnar un
cambio hacia atrás para volver al estatuto inquisitivo-escrito, que ya rindió lo que debía
rendir en el terreno de descubrir y hacer posible la sanción del verdadero delincuente o
la demostración innegable de inocencia del injustamente acusado de un crimen. Toca sí
luchar por su efectiva aclimatación institucional, por su perfeccionamiento, por su
integral y armónico desarrollo, por la aparición de comentaristas que enseñen su más
idónea aplicación, por funcionarios y abogados que lo conozcan y sepan de sus
reconditeces, contenidos y alcances, por una jurisprudencia enriquecedora que afronte,
con ánimo de aportar equitativas soluciones, los problemas que cualquier ordenamiento
siempre suscita. La consigna actual es bien simple: construir en vez de destruir, avanzar
en vez de retroceder, saber en vez de ignorar, reconocer en vez de negar, estimular en
vez de envidiar, gozarse en el avance en vez de sentir pesar por este logro. Fuera las
plañideras, los quejosos, los profetas de desgracias y bienvenidos los optimistas, los
artífices del bien común, los que se acoplan a los tiempos que se viven, los que aceptan
las necesarias transformaciones de un mundo que hoyes, mañana es mejor y nunca se
detiene porque en la evolución sensata, técnica e incruenta está la supervivencia del
planeta y de los que lo habitan, cualquiera sea su ubicación en él.

Guía motivacional: es mejor o peor el sistema procedimental anterior ? Somos


historiadores o administradores actuales de justicia? Si definimos esta actitud hallaremos
de una vez lo que debe hacerse o el camino a tomar. Hay un estatuto, perfeccionable
como toda obra humana, que básicamente está inserto en la corriente actual de la
legislación y la doctrina procesal penal. Lo que se espera del quehacer judicial frente al
nuevo código de procedimiento penal acusatorio.

1.5 RESPALDO FilOSÓFICO DE LA CONSAGRACiÓN DE ESTA TENDENCIA


Los preacuerdos y negociaciones representan, así muchos no reconozcan esta tesis
fundamental, una humanización del sistema penal, pues ellas abren un espacio de
IV Curso de FOn1wció" /udiciaIlllicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y .Juczas de la República. PromociólI 2009 ~•. ~ URodrigo Lara BoJtilla" __

encuentro pacífico y civilizado de víctima, victimario y fiscal, que llevará a la


terminación o mantenimiento sensato y justo del juzgamiento.

Mucho se puede decir y transcribir a este respecto, pero buscando brevedad, precisión y
autoridad de pensamiento, acudimos a reproducir lo siguiente:

En estudio que figura en la obra "Resolución alternativa de conflictos penales" bajo el


título "La lógica interna en la solución de los conflictos particulares", páginas 119/120,
Guillermo N. Montezanti tiene oportunidad de concretar afortunados criterios que bien
sirven al tema que exponemos. Recuerda que "es opinión generalizada que la
transacción implica debilidad moral "y, valiéndose de Freund . "La sociología del
conflicto". responde: "Lejos de ser expresión de una voluntad débil, el compromiso
exige una gran fuerza de voluntad y hasta coraje para dominar las pasiones, la aspereza
del interés, los rencores y amarguras, y hallar la serenidad necesaria para la discusión
positiva del litigo que enfrenta a los protagonistas. Hace falta fuerza de alma para
reconocer que, pese a las apariencias, el punto de vista de otro puede ser justo para él
.... Comprometerse con una transacción no es abandonarse sino, por el contrario, estar
seguro de sí, saber distinguir entre lo esencial y lo secundario y ser capaz de transigir en
lo accesorio, sin renegar de los propios principios". El error conceptual radica en la
concepción de la transacción como una repartición o división del valor en juego. A este
respecto, Simmel señala que es posible el respeto a la integridad de ese valor y su
atribución total a uno solo de los protagonistas del litigio, mientras que el otro quedará
resarcido de su renuncia mediante la concesión de un segundo valor. Esta concesión
puede ser de tal tipo, que implique una renuncia de parte del beneficiario del primer
valor a su pretensión sobre el segundo.

"Es requisito sine qua non y expreso, para que la transacción se efectivice, el
reconocimiento del otro. Este reconocimiento radicará en la convicción mutua de cada
una de las partes de que el otro está defendiendo su causa de buena fe, convencido de
la justicia de su reclamación. Pero mientras cada uno de los participantes se conciba a sí
mismo como el poseedor de la verdad y pretenda imponer su posición unilateralmente,
con la utilización de todos los medios a su alcance, el conflicto perdurará. El
reconocimiento parte de relativizar las posiciones y de llegar al convencimiento de que
"no se puede exigirlo todo ni, sobre todo, obtenerlo todo en un conflicto". Esta
reciprocidad no implica de ningún modo que las partes en conflicto compartan las
opiniones y los puntos de vista, sino que cada una reconozca y respete la integridad de
la otra en la diferencia. "Sin el respeto de la legitimidad de la diferencia, el
reconocimiento no se produciría nunca". La transacción, entonces, supone el previo
reconocimiento y éste se funda en el respeto de la autonomía del otro, en la inhibición
de cualquier forma de imposición unilateral de la voluntad."

Viene al caso, por la fertilidad, ponderación y acierto de la enseñanza, tan valiosa,


recordar el afortunado análisis de los profesores Jaime Bernal Cuéllar y Eduardo
Montealegre Linett, en su obra "El Proceso Penal, fundamentos constitucionales del
nuevo sistema acusatorio": " ... tratándose del proceso penal bajo un modelo acusatorio,
nos enfrentamos a un sistema de partes. He aquí una de las diferencias fundamentales
con el modelo inquisitivo ... el proceso penal debía abandonar una " connotación
puramente punitiva y tornarse en un espacio privilegiado de diálogo cultural " - C.
370/02 ' ... traducible como una interlocución entre el ente acusador y el acusado, donde
cada uno presenta, en una puja argumentativa, " la propia realidad", ampliando el "
IV Curso dc Formació" judicial.1nidttl
pttra Magistrndos, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y }lIczas de la República. l)romoción 2009 .••.....
__ "Rodrigo Lara Bonilla" ••.

horizonte" del juez .... El carácter adversativo del modelo acusatorio implica que el
proceso es un lugar de encuentro entre imputado y víctima. El proceso penal se
convierte, así, en un escenario para la superación del conflicto social a través de
mecanismos distintos a la imposición de la pena ... " - páginas 134, 135 -.

Guia motivacional: la conciliación representa un valor sustitutivo de mejor estirpe que


la aplicación inalterable y tradicional de unos preceptos penales. La justicia, con este
apoyo, no desmejora ni se constituye en un hazmerreír o en una farsa, sino en un
resultado mejor pensado y más recomendable. Lejos de quebrantarse el poder del
estado este permanece incólume y se orienta hacia mejores y más benéficos horizontes.
No contar con el imputado sino para hacerle objeto de una pena, es una deficiencia
monstruosa de juzgamiento. Así como ha sido el creador de un desorden social, lo
primero que debe buscarse es su incorporación en la solución, borrando de paso el
distanciamiento entre víctima y victimario que puede seguir generando agresiones,
impidiendo la recuperación total del agredido. Es una meta de difícil consecución lograr
que el imputado reconozca su culpabilidad y se someta a los dictados de la ley y facilite
la reparación de los daños causados, aspectos estos y muchos afines a los mismos que
logra el instituto del acuerdo y la negociación.

1.6 VIRTUDES ÉTICAS FUNDAMENTALES DEL FUNCIONARIO EN EL


SISTEMA
Al director de orquesta, músico, cirujano y excepcional ser humano, el antioqueño
Alberto Correa, se le ha preguntado en el periódico "El Espectador ": " Un buen acorde
?" y ha respondido sin vacilaciones: "La bondad del corazón, la sencillez en el actuar y
la grandeza del alma".Rotundo, impactante y perennizado el acorde, entendido este
como instantánea armonía de sonidos, que la sensibilidad recoge para continuado
deleite. Pues bien, si tuviéramos que definir el contenido del proceso penal acusatorio
colombiano (Acto Legislativo 03 de 2002 y Ley 906 de 2004), lo haríamos bajo la pauta
de ese acorde: el procedimiento penal acusatorio de nuestro país, demanda operarios en
los cuales anide la bondad de corazón que inspire y oriente sus actuaciones; ellos, en sus
prácticas, búsquedas y decisiones, deben proceder con la más refinada sencillez en el
actuar; y, finalmente, todo el código es un ejemplo de grandeza de alma legislativa. Y,
con estos valiosos ingredientes, el producto tiene que ser óptimo y la administración de
justicia podrá vivir esperanzada de alcanzar éxito.

Guia motivacional: aptitudes, condiciones, calidades y dones que deben acompañar en


todo momento a los operadores del sistema: bondad, sencillez y espiritualidad.
Tenerlas, sentirlas, aplicarlas constituyen el fundamento de una actuación acertada, en
especial, en el ámbito de los acuerdos y negociaciones.

1.7 DEL ALLANAMIENTO, PREACUERDOy NEGOCIACiÓN


Los términos preacuerdos y negociaciones, por lo mismo que exhiben una clara noción y
propósito, esto es, constituir la expresión de una justicia consensuada, convenida,
paccionada (pactada), no ofrecen mayores dificultades en su interpretación cabal. Es
más, todas estas locuciones y otras de similar contenido y efecto, se pueden emplear
indistintamente sin que se desdibuje el tema o pierda su significación. Claro que los
técnicos suelen introducir distinciones, más que todo por erudición o técnica docente, y
IV Curso de Formación Judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escllela Jlldicial
Jueces y juc-zns de la República. Promoción 2009 ""
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• ".Rodrigo Lara Boltilla"-...

es así como aluden a preacuerdos convencionales, preacuerdos estrictu sensu,


preacuerdos legales (p. ej.:"Negociaciones y Preacuerdos", Alejandro Garzón, César
Augusto Londoño y Gloria Cristina Martínez, ediciones nueva jurídica, 2007, obra
excelente, exhaustiva y de notable acierto, pp. 109 Yss. 135 y ss., 140 y ss., tomo 2).

Como sintética apreciación del tema bien puede decirse que el preacuerdo es la
autorización para aproximarse al instituto, para introducirse en él, para dialogar sobre
propuestas, ofrecimientos y respuestas afirmativas o negativas a los mismos. O sea, el
camino que debe recorrerse y que termina en un resultado negativo (el procedimiento
debe continuar de manera normal) o positivo (se logra un entendimiento que impone la
terminación temprana del proceso) el cual, cuando es aprobado por el juez del
conocimiento debe tomar el nombre de acuerdo, pacto, negociación, convenio, etc.

El allanamiento, por lo mismo que resulta en una aceptación incondicional de los cargos
que han sido formulados en una imputación o en una acusación y que opera
fundamentalmente por causa de la rebaja prometida según el momento procesal en que
se de, no es negociación ya que ésta supone una preparación (preacuerdos), un cruce
de opiniones y propósitos, una voluntaria y pacífica confrontación de ideas, ofertas y
contraofertas, un ir y venir de ideas, una excitación del fiscal o una iniciativa del
procesado o la defensa, que trata de alcanzar un punto intermedio de avenencia, etc.,
todo lo cual no se da en el denominado allanamiento. Es más, en la negociación es dable
estimularla indicando la pena que se impondría, cargos subsistentes y cargos eliminados,
agravantes retiradas, calificación de hechos, beneficios transitorios mientras finaliza ese
procedimiento abreviado o de temprano surgimiento, o la ejecución de la pena, monto
de compensaciones económicas, etc. En cambio, en el allanamiento estos aspectos no se
dan ni suelen controvertirse, pues se trata de una decisión unilateral del imputado o
acusado en cuanto admite los cargos que se le hacen conocer y los elementos de
comprobación que los respaldan. Si se fuera a simplificar más el asunto, al allanamiento
lo caracteriza la espontaneidad (surge por propia iniciativa, sin discusiones, procurando
un quantum de rebaja de pena) y al acuerdo o negociación, la voluntariedad (aparece
bajo un estimulo y ofrece amplias perspectivas de conciliación sobre los más diversos
aspectos y efectos, calificación de los hechos, modificación en el grado de intervención,
agravantes, diminuentes, etc.).

El artículo 293 CPP, emparenta el allanamiento a los cargos con la determinación


unilateral del imputado o acusado o por acuerdo con la fiscalía. Lo primero es lo más
acertado y característico. Lo segundo envuelve cierta confusión, pues si es por acuerdo
con el fiscal, estamos en la negociación. Lo que la norma quiere dar a entender es que
al momento de la imputación, por ejemplo, el imputado, sin que antes existiera ningún
compromiso con el fiscal, ni se hubiera discutido o preacordado a qué se comprometería
el procesado y qué recibiría en compensación, le comunica a este que va a aceptar los
cargos tal y como le han sido formulados. Tal vez lo único que se le ha hecho saber es
que si admite los cargos contará con una rebaja hasta de la mitad (la Comisión había
propuesto "en la mitad", pero a instancias del senador Andrés González se mudó en la
forma indicada); y, si lo hace al ser interrogado al inicio del juicio oral, obtendrá una
rebaja de la tercera parte -artículo 352- con la pésima redacción en ese inciso 2° de
sujetar todos los "preacuerdos" a ese mismo porcentaje. Y esto no es así, pues si se
trata de una verdadera negociación, hay mayores posibilidades de ampliar esa
detracción de pena. Esa tercera parte de rebaja que señala la leyes para el
allanamiento a los cargos, pero no dice relación a los acuerdos o pactos. Luego, en
IV Curso de Formació" judicial Juicial
para Magistrados~ Magistradas, ESCllc1aJudicial
Jueces y IlIczas de la República. Promoción 2009 __ "Rodrigo Lara Bonilla" ••.

forma similar, se estatuye otra rebaja de una sexta parte de la pena (artículos 367:
instalación del juicio oral).

Digamos de una vez, refiriéndonos a la etapa de imputación, que la aceptación


incondicional, motu proprio del imputado, de los cargos, que esta actuación merece una
observación, a favor del procesado. El fiscal debe advertirle que si actúa así (la Corte
Constitucional, con ponencia del Mag. Araujo Rentería, afirma que los preacuerdos y
negociaciones, en términos probatorios, no son más que confesiones), la rebaja se
concreta a ese posible máximo de descuento, nada más, pero que tiene la incertidumbre
de ser de un día a la mitad de los meses o años en que consista la pena, lo cual solo
conocerá cuando se le dicte el fallo. Mejor, y hay encomiable franqueza y rectitud en lo
que se recomienda, decirle que con una negociación puede alcanzar, fuera de conocer la
cuantía final de la pena, otras ventajas. Si a otros imputados, con menos bondad en sus
manifestaciones, se les favorece en esa forma, siendo obligación de la fiscalía indicarles
la posibilidad, porqué negarle esa información al que quiere allanarse y quiere facilitar
la acción de la justicia? Vemos buenas razones para nuestra tesis y dudamos éticamente
de la rectitud de la contraria, apoyada de manera escueta en el texto de la ley.

Conviene igualmente señalar, anticipadamente, que a mayor tardanza procesal en el


acuerdo o negociación, menores ventajas o beneficios en el convenio. Y así lo debe
indicar, también, la fiscalía desde el primer momento de ese contacto con el imputado.
Guía motivacional: acercamiento a la definición de allanamiento, preacuerdo y
negociación. Lo que caracteriza a cada uno de estos conceptos o instituciones jurídico-
procesales. Reducción al máximo de la controversia o variedad de criterios que se
ofrecen al respecto. Conveniencia de advertir la fiscalía al imputado o acusado la
conveniencia de los acuerdos, máxime cuando es propósito de éstos allanarse
incondicionalmente a los cargos. No hacerlo traduce casi un ocultamiento de garantías
que perjudica al procesado.

1.8 CAMBIO DE MENTALIDAD

Porqué enfatizamos en este tópico? Por la potísima razón de tenerse por sabido que a
nuevas instituciones, nuevas cavilaciones y raciocinios y nuevo estado de alma y de
costumbres. De nada sirve introducir cambios, más cuando estos se pueden caracterizar
de fundamentales e integracionistas, si su ejecutor sigue anclado en el pasado,
lamentando a diario la mudanza institucional, conspirando contra ella y aplicando
criterios obsoletos, sin que esto quiera decir que la formación precedente sea nula y
totalmente desechable sino que debe aprovecharse en la parte aplicable al modelo de
sustitución que ha aparecido y debe servir. De qué vale echar el vino nuevo en odres
viejos sino para la destrucción de ambos. Este es un vital y comprometedor aspecto,
esto es, la necesidad de concien tizar al operario judicial de las transformaciones
ocurridas y de sus buenos frutos para que estas obren y rindan los rendimientos
esperados. Si no se da esta asimilación o simbiosis es menos que imposible darse ese
indispensable ajuste. Y valga, tangencialmente, otra referencia: la privación de libertad
física en el trámite del proceso, punto en el cual se marcó un distanciamiento notable
con el derogado estatuto, para evitar la degradación del imputado o acusado y alejar
males innecesarios, parece que se quedó escrito porque no ha logrado permear al
funcionario y menos con la irrupción huracanada de la ley 1142/07. Lo advertible, hoy
en día, es que por la sesgada interpretación que se da a sus factores de regulación, no
hemos podido salir de ese oprobioso y dañino pasado y lamentablemente se puede
IV Curso de Formacián/lldiciall"icinl
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces.ll }uezas de la República. Promoción 2009 ::""
.•.~ #Rodrigo Lara BOllilla".-r.

verificar que muy escasamente y a regañadientes opera la reforma. Y como si el


infortunio no fuera suficiente, este se recrudece al establecer que el fenómeno no se da
en la parte baja de los mecanismos de justicia, lo que sería fácilmente remediable, sino
que ese nada recomendable ejemplo surge y domina las estructuras superiores, muy
difíciles de reconducir. Esta es situación que requiere un estudio crítico profundo e
imparcial.

Guía motivacional: la importancia de acompasar reformas y mudanzas en la forma


tradicional de pensar, para que aquellas no fracasen por falta de operarios eficientes y
convencidos. Cuando se ha entendido la reforma y se logra asimilar sus contenidos,
tendencias, finalidades, se propicia un nuevo estado de alma en abogados, jueces,
magistrados, fiscales y demás actores del proceso. Esto es indispensable. A medida que
las decisiones provenientes de estas renovadas concepciones intelectuales se van dando
y produciendo sus resultados benéficos, la opinión también va reacomodándose y ya no
ve en esos pronunciamientos un fenómeno de corrupción, o de ignorancia, o de
precipitación o de avenimiento con la delincuencia, etc., sino una expresión nítida,
exigible y ponderada de la verdadera justicia.

1.9 LA COLABORACiÓN EFICAZ CON LA JUSTICIA


Este tema, en la forma tradicional como se ha manejado (artículos 369 A - 369 1-,
Decreto 2700 de 1991, o artículos 413 a 418, ley 600 de 2000, código de procedimiento
inmediatamente anterior) no se insertó en el Código de Procedimiento Penal -ver
artículos 413 a 418 del anterior y derogado estatuto, Decreto 2700 de 1991-. En otras
palabras, para los preacuerdos y negociaciones comentados, la única colaboración con la
justicia tenida en cuenta fue lo relacionado con el reconocimiento de los cargos
consignados en una imputación, en una medida de aseguramiento, en una resolución
acusatoria.

Y, entonces, qué se hace o qué se piensa de las otras colaboraciones con la justicia?
Empecemos por decir, contra la desbordada alegría exteriorizada por los enemigos de
ese instituto ampliado de colaboración, que el vigente estatuto procedimental no la
repudió ni prohibió ni la sacó del elenco de los medios de acción contra el delito. El
instrumento, bastante difícil de manejar, contiene graves y muy variados riesgos, pero
no deja de ser necesario, útil y por tanto reclama que se propicie su funcionamiento.
Pero insistimos, el sistema acusatorio imperante lo dejó por fuera sin consignar reparos
inhabilitan tes al mismo o vedar su eventual consagración en otras normatividades, ya
sea que se ocupen solamente del tema o vaya acompañado de otros afines o similares
afanes. En otros y más enfáticos términos, está por fuera actualmente del sistema penal

•• acusatorio pero puede ganar vigencia mediante su consagración especial en otros


dispositivos, partiendo, para su adecuada composición, de lo que ya está regulado por
los preacuerdos y negociaciones, o atendiendo, por su visible conveniencia, de otros

•• aspectos no considerados ni regulados en este instituto .

Sin tratar de agotar el punto de discusión, de lo cual estamos muy lejos, si conviene
aproximarnos en lejanía al mismo con la siguiente disquisición.

El asunto, ya se dijo, debe ser materia de una específica reglamentación, ya de


referencia única a este tema o unido a otros complementarios, afines o similares, en
donde se maneje el asunto de manera integral y exhaustiva;
IV Curso de Formació" jlldiciall"icial
paTa Magistrados~ Magistradas, ESCllcla Judicial
jucces y jJtezas de la República. Promoción 2009 "'!"' •••• "Rodrigo Lara Bonilla"-=:

Actualmente regirá lo legislado en el anterior código de procedimiento penal (ley 600 de


2000) para hechos ocurridos antes de la vigencia del actual código de procedimiento
penal o para personas condenadas con anterioridad a la reforma procedimental o que
estén siendo juzgadas bajo esa misma normatividad, la cual se mantuvo según lo
dispuesto en el artículos 531 y 533 de la ley 906 de 2004.

Caso de darse o intentarse dar esa colaboración eficaz con la justicia (descubrimiento de
hechos ajenos al proceso o involucrados en el proceso, pero que no se haga un
reconocimiento expreso y específico de reconocimiento de imputación o acusación), lo
primero que debe hacer el fiscal es trasladar al proceso pertinente esta actuación, esté
en marcha o haya terminado para los fines consiguientes y lo mismo hará, en
circunstancias procesales similares, el juez. Si se refiere al proceso que se adelanta
dentro de la vigencia del trámite mandado por el actual código de procedimiento penal,
de reconocerse la propia responsabilidad, abrirá campo a los preacuerdos o
negociaciones, y, aconsejan algunos, estos pueden ser más generosos o amplios por esos
aportes que se proyectan hacia otros hechos investigados o no. Pero debe quedar claro,
en la negociación realizada en estas circunstancias, que las rebajas consiguientes a esta
posición se reducen de manera única a lo que se diga en el preacuerdo o negociación y
eliminándose la posibilidad de que vaya a usarse en lo que regulan otros dispositivos
especiales o el código de procedimiento derogado.

Hay que llamar la atención que si se quiere y conviene, cuestión que aceptamos,
continuar con esa otra modalidad de colaboración eficaz con la justicia, que vaya a
tener operancia por fuera de lo que el anterior cobijaba y a hechos que se circunscriben
a la vigencia posterior del nuevo ordenamiento, debe expedirse de inmediato la nueva
normatividad o reproducirse integralmente o con adiciones actuales, la que regia con
anterioridad. De no, el gobierno y la administración de justicia, pueden llevarse un
chasco al creer que puede continuarse con ese ordenamiento derogado o limitado a
personas y actuaciones de diferente modalidad y ocurrencia en el tiempo.

En esta regulación debe dejarse bien claro la incidencia de una rebaja de esta indole
sobre la condena que se ha modelado bajo el influjo y determinación de un preacuerdo y
negociación. En otras palabras que, existiendo esto último hasta dónde puede afectarse,
ante un juez de ejecución de penas, por esta distinta colaboración eficaz con la justicia.
Como también el tiempo que debe transcurrir y la diversidad de materias sobre las que
verse la colaboración, para que no se de la maliciosa dosificación de esta cooperación,
para alcanzar sucesivas y acumulativas rebajas de pena.

Ya anotamos que este instituto y el de los preacuerdos y negociaciones, son distintos


pero afines. Ambos suponen una base común, esto es, sometimiento a la justicia para
que esta opere con mayor facilidad y acierto, pero si bien el pacto no puede llegar a la
eliminación de la acción penal, sobreviviendo siempre una pena merecida, aquella
puede alcanzar a la desaparición de esta. Además, los acuerdos no tienen por base la
denuncia de otras personas, lo que si suele acontecer con la colaboración eficaz, siendo
este, como se ha comprobado actualmente, su talón de aquiles puesto que se coloca en
vilo la verdad y equilibrio de esta clase de revelaciones bajo el estimulo de conseguir lo
más que pueda alcanzarse en la definitiva sanción de la propia conducta en vía de
juzgamiento o ya juzgada. Esto para no colacionar lo relacionado con el conocimiento de
la verdad, la reparación y el descongestionamiento judiciales que incluso, esto último,
no opera y si un resultado bien distinto aunque igualmente necesario y conveniente.
IV Curso de Formación l"dicialltJicial
para Magistrados, Magistradas, Escllela Jlldicial
Jueces y luczas de la Repiíl1lica. Promoción 2009 ~~ l/Rodrigo Lara Bonilla" •• ,

Como está actualmente la legislación es imposible afectar el proceso acusatorio con


previsiones propias de la colaboración eficaz con la justicia. Procede una legislación que
afronte el problema, la cual tiene que representar un manejo de alta precisión para que
no haga de los preacuerdos y negociaciones un rey de burlas, por desmedidas e
inconsultas atenuaciones que desembocan en rebajas de pena, o, lo que todavía es más
grave y constituye el problema de más monta, la eliminación de toda sanción. En esto
hay que caminar con pies de plomo e idearse unas cláusulas que vadeen con justicia y
ponderación tan mayúsculo obstáculo. De no, la crítica será implacable y merecida
corriendo riesgo las dos instituciones.

No de ahora sino desde mucho tiempo atrás hemos considerado un imposible prescindir
de esta ayuda, que suele provenir de gente con malísima reputación, pero también
hemos advertido de su peligrosa aplicación cuando no se tiene cuidado en decantarla y
verificarla en forma imparcial. Uno de los autores en asocio del doctor Leonel Calderón
Cadavid, al glosar el articulo 413 del CPP de la época (Ley 600/2000) y en las páginas
567 a 569 -CPP concordado-, se insertó la siguiente reflexión: •• La institución de la
colaboración eficaz demanda de unos cuantos comentarios: siguiendo los derroteros
trazados por legislaciones europeas, americanas y norteamericanas, y con el propósito
de propiciar el desvertramiento y aniquilación de organizaciones criminales, se ideó la
normatividad de sometimiento a la justicia cuyo núcleo lo constituyeron los arts. 40, 413
a 417 del CPP. Empero, las instituciones allí consagradas han sido objeto de múltiples
cuestiona miento en cuanto dan lugar a la imposición de penas irrisorias en comparación
con la magnitud del daño ocasionado por las conductas imputadas, o delaciones falsas o
confesiones insustanciales. Así las cosas, tal como ahora está concebida la colaboración
con la justicia, tiene las siguientes características:1. Debe ser eficaz. Como su mismo
nombre lo indica, la contribución del sujeto activo de la acción penal debe ser útil para
la administración de justicia en punto de objetivos que la institución pretende alcanzar
y que están definidos en los numerales 1 a 3 del Art. 413, vale decir, que no basta la
simple realización de la conducta que enumera este precepto, pues al respecto el fiscal
ejerce el debido control. 2. Proporcional, en cuanto que los beneficios otorgados deben
corresponder directamente al valor de las pruebas que suministre el colaborador,
condición que guarda estrecha relación con la anterior. 3. Amplia, pues cobija casi todas
las personas y casi todos los hechos punibles, exceptuándose (prevaleció la forma sobre
la sustancia y faltó creatividad jurídica para solucionar un texto que nunca quiso esta
aberrante situación) los procesos que la Corte instruye y juzga contra los
parlamentarios, pues aquí el fiscal no actúa como investigador; tampoco puede ser
beneficiado el determinador, ni el director, cabecilla, financista o promotor de los
del itos de secuestro o de asociación organizada para plagiar; ni es dable otorgar
prerrogativas cuando el aspirante reincide en ilícitos luego de su concesión. Además, el
inciso final del Art. 416 contempla una limitación en el monto de la rebaja en el caso del
concurso de delitos. 3. Acumulativa, en la medida en que los beneficios contemplados
son sumables entre sí. 4. Relativa, por cuanto los beneficios no pueden llegar a excluir la
pena. 5. Revocable y condicional. Su otorgamiento se supedita a la suscripción del acta
en la que se adquieren algunas de las obligaciones establecidas por el Art. 414, las
mismas que serán impuestas discrecionalmente por el funcionario judicial de acuerdo
con las circunstancias del caso; su incumplimiento da origen a la revocatoria de los
beneficios (Art. 415). 6. Dispositiva. No procede ex officio, requiere petición de parte.
Pero no se puede censurar o impedir que el funcionario haga conocer su posibilidad al
procesado. 7 Centralizada. Su procedencia debe ser directamente examinada por el
Fiscal General de la Nación o por el delegado que expresamente señale para el efecto.
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8. Opera en la investigación, en el juzgamiento y en la fase de ejecución. Es inoperante


en la etapa previa.

La institución cuenta con denodados defensores y acérrimos detractores, en todos los


ámbitos, nacionales, extranjeros, de hoy y de antiguo, prácticos y teóricos, gentes
famosas y seres anodinos, idealistas y oportunistas. Pero dígase lo que se diga es recurso
inmortal del cual no se puede ni debe prescindirse y opera en todo organismo de
investigación, democrático o no, como en los más depurados sistemas judiciales. Y a
medida que se tecnifica la delincuencia, cuando a la común y corriente se le introduce
el concepto de organización y empresa, o cuando aquella siembra el terror, el pánico y a
cada información desinteresada se responde con una mortal retaliación, que no
encuentra límites ni en las personas, ni en las cosas, ni en los medios de tan cruel
réplica, más y más tendrá que acudir la justicia a esta clase de colaboración, a la cual se
llega por necesidad o último medio de acción contra el delito. Cada día se le expide su
defunción pero cada vez por causa de las circunstancias, se tiene que decir recordando
al clásico: "los muertos que vos matáis gozan de cabal salud".

Otrosí, los testigos son los ojos y oídos de la justicia. Como los funcionarios no pueden
estar en todas partes y concomitar con el delito, ni siquiera pueden contar con todas o
las debidas oportunidades para su reconstrucción histórica, que en esto consiste la
investigación, es necesario valerse de aquellos, los mismos que no pueden dividirse en
honrados y réprobos sino en los que dicen la verdad y los que faltan a ella, por eso el
delincuente que se decide a colaborar no es desechado sino excitado con algunas
ventajas, retribución que jamás puede corresponder a la parte de adulteración de que
sea capaz sino, casi siempre, a los graves riesgos que se autogenera y de allí que sea
también necesario protegerlo como si se tratara del mejor de los ciudadanos, resguardo
que también conviene recordar se debe a todo ser humano sin entender que por haber
faltado a sus conmilitones de crimen, su eliminación o daño sea fenómeno natural y
deseable. Sin identificar la situación (tesis inconcebible) pero si destácando afinidades,
el deber de declarar, que viene desde la C. Política, no distingue, para excluirlo, si este
se hallaba bajo sindicación o está condenado, ni deja de serlo por colacionarse una
recompensa. Que comparte riesgos y graves, es asunto que se da por descontado, pero
el proceso y más el penal vive en medio de vicisitudes, entre ellas la constante de ser
engañado el funcionario, y, por eso, la sana crítica debe agudizarse en estos casos de
alta contingencia. Pero no puede ni debe abandonarse este recurso ni negar que de él es
dable conseguir relativas ventajas para bien de la justicia. Lo que hace un distingo es lo
mismo que acompaña a casi todo acto humano: los medios establecidos para su control
y destino final. Fastidia, ciertamente, que el elemento humano que lo instrumentaliza
sea de tan rebajada condición moral y social. Por eso Beccaria, exagerando el tono y
desafinando la argumentación, afirmaba que ese sistema permite la traición, detestable
aun entre los criminales y porque fomenta la vileza, delata la propia incertidumbre y la
debilidad de la ley, que implora ayuda de quien la ofende. Y Carrara, seguramente
recordando sus momentos de defensor, señalaba: "De dos maneras se ha hecho uso de
los confidentes. Mientras les quedaba todavía un resto de pudor a los agentes de la
justicia, ese artificio fue relegado a las astucias de la policía; los confidentes no se
presentaban ante los tribunales, y su servicio se limitó a darle al juez instructor noticia
secreta de sus descubrimientos, para que los emplease como derrotero y pudiera
obtener en el proceso, por los medios regulares, la prueba legítima. Pero en ocasiones
el descaro y el cinismo llegaron al extremo, los confidentes, escogidos entre los
condenados a trabajos forzados, se revistieron con la blanca túnica de los testigos, y
IV Curso de .Formación Judidalluidal
parn Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y /uczas de ,,, República, Promodó" 2009 .•.•• ,.,
.. __ "Rodrigo Lara Bouilla" ~

aunque la justicia les conocía muy bien, no se avergonzó de fraternizar con ellos, y
estrechándoles la deshonrada mano los tomó como guía de sus casos". Y cerraba con
esta lapidaria frase: "De labios infames mal puede esperarse la verdad". Hay mucho de
cierto en esto pero también excesiva retórica, al punto que esta termina por ahogar un
análisis sereno del tema pues quien llegue a sostener no sus bondades sino sus
necesidades, puede constituirse en símbolo del mal. Vale decir que la discusión se
sataniza. Esos citados prohombres del derecho penal no dejan de insinuar que el punto
clave del asunto está en el abuso, en su deterioro y nadie pretendería, hoy en día,
edificar una condena simplemente en lo que dice un único deponente de esta condición,
sin aportar más comprobaciones, independientes y confiables, y sin someter esa
atestación a un fino filtro de depuración. La verdad está en todo aquél que la posea y
quiera y pueda transmitirla como tal, sin aplicar, como fue tendencia hoy superada,
estigmas y exclusiones por razón de edad, sexo, condiciones económicas, relaciones
parentales, oficios, ideologías políticas, convicciones religiosas, estado síquico,
antecedentes de malvivencia, etc ... Sobre todo en este último aspecto, el delincuente
de ayer o que sigue siéndolo, puede, por recompensa o donación, decir una verdad
acusadora contra otro delincuente haya sido o no su compinche. Lógica ley de la vida es
que la verdad, en un delito, suele estar en quienes lo realizan o viven o se rozan con su
habitual medio de producción. Las acciones punibles ocurridas en una casa de mancebía
o en una cueva de bandidos, tendrán por informantes, sicarios, prostitutas, alcahuetes,
miembros activos y honorarios de los bajos fondos, putos y maricas, etc., a toda esa
morralla que habita y congestiona ese espeluznante mundo de antisociales y asociales;
y, lo sucedido en un convento, casa cural, colegio de teología, centro filantrópico, etc.,
tendrá por comunicadores a personas al borde de la canonización. Los opositores a que
se cuente con este recurso emplean muy eficaces vías para convencer no de sus peligros,
aspecto lógico e incuestionable, sino de ser actitud detestable, reprochable y que está
vedado su uso. Y a ese logro los vocablos que denominan su ejercicio hacen carrera
hacia lo vejatorio y denigrante: infidente, delator, renegado, traidor, felón, tragafees,
judas, soplón, tránsfuga, sapo, faltón, chivato, etc .. Y el patrón proviene no de reglas
morales, cívicas, jurídicas, sino del área de los compromisos criminales, de la omertá o
de la "honorable sociedad". El significado académico del verbo delatar, ha sucumbido
por obra de esta leyenda negra tejida a su alrededor y ya o no se le recuerda o resulta
ininteligible: "revelar a la autoridad un delito, designando al autor para que sea
castigado y sin ser parte obligada del juicio el denunciador .... descubrir, poner de
manifiesto alguna cosa oculta y por lo común reprochable". La deserción censurable es
el apartamiento no excusable de una actividad noble, de un principio o valor; pero
apartarse de lo que fue participación delictuosa y revelarla, no puede jamás tener igual
significado. Ante esta situación y empleándose iguales tácticas, la ley trata de elevarle
un poco su controvertible mérito y eficacia. Pues bien, el legislador trata de emplear
tácticas de similar contenido para paliar un poco esta descalificación y busca, entonces,
levantar en algo la condición de estos singulares declarantes, los que son recompensados
de alguna manera, única diferencia entre unos y otros, y por eso, conducta y resultado,
los denomina " beneficios de colaboración" eficaz con la justicia. El nuevo código ha
introducido necesarias correcciones: el beneficio no podrá implicar "la exclusión total
del cumplimiento de la pena" luego de la disminución prevista (de 1/6 a 1/4 de la pena
que pueda ser fijada en la sentencia o de la ya determinada en la emitida); debe ser
eficaz, señalando el campo de esa idoneidad y sus resultados positivos en la actuación
procesal; la exclusión de ciertos autores o partícipes del delito; que el beneficiado no
reincida en conductas punibles, lo que indica la eventual revocación; concepto del
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para Magistrados, Magistradas, Escllela Jlldicial
Jueces y Juezas de la Repríblica. Promoción 2009 ','::ó\.~ "Rodrigo Lara Bo"illa"-=-:;

. Ministerio Público y aprobación del juez; tampoco exige la confesión del beneficiado,
para estimular más sus revelaciones veraces".

Hoy insistimos en la parte central del tema pero intensificando el control y buen uso de
ese peligroso medio de ayuda a la justicia. Si se indiscrimina esa cooperación, los
beneficios serán menores que los perjuicios y a lo último no será una cooperación eficaz
a la justicia sino una autocolaboración con la propia delincuencia. Muy a la ligera
anotamos que la cantidad de las rebajas, por este concepto, debe manejarse
limitativamente sin excesos ni generosidades desmedidas. Muy criticable se nos hacen
las delaciones en cascada para ir acumulando rebaja tras rebaja. A la primera
manifestación de colaborar en este sentido, debe exigirse la exposición completa de lo
que se conoce y es provechoso para la justicia. Así se evita que el testigo o colaborador
se vuelva profesional de este menester y lejos de ser un firme puntal para la
administración de justicia (prevención o represión), se convierta en un instrumento
degradado y desconfiable. También sería útil prever que pasado un cierto tiempo ya no
se debe contar con este medio de averiguación o reducir su efecto a simples ventajas de
índole administrativa en el campo penitenciario, pues esto haría más pronta la
colaboración y se contaría con más eficaces elementos para valorarla en su recto sentido
y destino. Por supuesto esta cooperación no incide en nuevas rebajas para procesos en
los cuales se haya concretado un preacuerdo o negociación. También sería deseable que
la exclusión de pena, la extinción de la acción penal, no se menudeara. El evento sería
excepción de excepción y, para este caso, debiera contarse con un grupo de aprobación
constituido por el presidente de la sala de casación penal, el ministerio del interior y de
justicia, el fiscal general de la nación yel procurador general de la república.
En este párrafo volvemos a insistir en la siguiente temática. Hasta la vigencia integral
del nuevo CPP podía acudirse al instituto de la colaboración eficaz con la justicia,
puesto que su aplicación gradual en determinadas zonas judiciales del país permitía que
siguiera aplicándose el anterior CPP. Pero desaparecido este, esa regulación jurídica de
colaboración, con repercusión en la pena y aun en la misma acción penal, perdió
actualidad y fue sustituida por los acuerdos y negociaciones, requiriéndose una nueva
normatividad que la restaure en la forma que ella crea conveniente y compatible con los
pactos y convenios.

En todo caso la Sala de Casación Penal ha dejado sentado, en tema y consecuencias


similares como el de la sentencia anticipada, luego de afirmar la diferencia fundamental
entre acuerdo (acción conjunta de fiscal e imputado o acusado, con aceptación de
cargos y obtención de ventajas) y la sentencia anticipada (unilateral actitud del
procesado) e invocar el principio de favorabilidad, que: ••...3. Si bien es cierto que el
instituto de sentencia anticipada y la aceptación de cargos o de la imputación tiene
génesis en el derecho penal.premial, también lo es que cada una guarda características
propias que incrustadas en un sistema determinado las hacen diferentes y acordes al
mismo tiempo.
"Con la entrada en vigencia de la ley 600 de 2000, en su articulo 40 se consagró la
sentencia anticipada, excluyéndose la llamada audiencia especial, instituto aquél que
mantuvo la estructura inicialmente prevista por el legislador, toda vez que la iniciativa
siguió siendo un acto unilateral y voluntario del procesado y la consecuencia peno[ógica
debidamente delimitada, según la etapa procesal en que se presentara la solicitud, es
decir, una tercera (113) parte en la instrucción y una octava (1/8) en el juicio .
••Ahora bien, expedida la ley 906 de 2004, normatividad que no solo comportó la simple
promulgación de un nuevo Código de Procedimiento Penal, sino un cambio radical del
••
••
••
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para Magistrados, Magistradas,
!ucas y juezas de la Rep,íblica. Promoción 2009 _ .•••__
ESCllc/a Judicial
ÜRodrigo Lara 80Ilillo"_


•• sistema de procesamiento en materia penal, según la reforma constitucional que al
respecto se llevó a cabo a través del Acto Legislativo 03 de 2002, conllevando la
inclusión de trascendentales principios e institutos para su cabal funcionamiento que,

•• dicho sea de paso, difieren notoriamente del anterior sistema, contempló la figura del
allanamiento o aceptación de cargos, instituto que se encuentra reglado en el Título de
"Preacuerdos y Negociaciones entre la Fiscalía y el imputado o acusado", título que no

•• era contemplado en las anteriores codificaciones .

••... 5.... De entrada se observa que la posibilidad de aceptar los cargos por parte del

•• investigado surge por mandato de la ley, de la sugerencia que al respecto debe


(mandato imperativo) hacer el fiscal a aquél en dicha audiencia. -sin negrillas en

••
original-

"Ahora bien, de la interpretación sistemática del instituto, advierte la Sala que en la

•• aceptación que el imputado haga de los cargos pueden surgir dos eventualidades como
son: i) el allanamiento a los cargos imputados sin previo preacuerdo o negociación, pues
surge de un acto unilateral, libre y voluntario del investigado por razón de la

•• mencionada sugerencia hecha por la fiscalía y ii) la aceptación como consecuencia de un


preacuerdo. -énfasis suplido -

•• En estas condiciones, del análisis de las normas comentadas, se desprende con claridad
que el allanamiento o aceptación de cargos no es igual a la sentencia anticipada, pues


en aquél instituto, se insiste, se presenta una activa participación del fiscal y del
imputado que incluye las consecuencias punitivas derivadas de lo aceptado, al punto que

•• la ley obliga al juez a respetar los acuerdos, aspectos que no eran contemplados en la
legislación anterior, toda vez que en ella no se previó ningún tipo de negociación" .

•• Guía motivacional: colaboración eficaz con la justicia y su compatibilidad con las


negociaciones- La necesidad e incuestionable conveniencia de afrontar la regulación de
aquella en un estatuto especial que corrija los defectos, desvíos, desaciertos,

•• equivocidades, etc, que se han detectado en su ya larga vigencia. El CPP no repudia ese
fenómeno de colaboración, pero no deja de advertirse, pese a que el principio de

••
oportunidad presenta regulaciones propias de la colaboración eficaz con la justicia, que
lo más aconsejable sería reconformar un estatuto sobre el particular. Sobran
argumentos, pero resulta obvio que la negociación se queda corta en cuanto a ventajas

•• que tradicionalmente ha manejado ese otro instituto, empezando porque aquel supone
la perduración de pena y este puede llegar a prescindir de ella, esto sin recordar la serie
de beneficios dentro y fuera del país de que es objeto quien colabora con la justicia,

•• trato extendido a su familia o allegados. Además, el pacto no suele envolver ni es


consustancial a él la denuncia de otras personas y otros delitos. El alma de la
colaboración eficaz con la justicia, reside en la delación que, a nadie se le ocultan sus
riesgos y que es indispensable conjurar, controlar o desterrar, máxime cuando se dan
delatores de oficio, otros por fe revolucionaria o religiosa o política y no faltan los que
obran por debilidad, temor, ánimo de enriquecimiento o, lo más terrible de todo, por
venganza.

Constituyen instituciones muy diferentes los preacuerdos y negociaciones del actual


código de procedimiento y la colaboración eficaz con la justicia. En el anterior estatuto
solo se visualizaba lo de la colaboración y era materia ajena lo de los preacuerdos. En el
actual se da una situación totalmente diferente, o sea, se abandona lo de la
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I'ara iVIagistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y /uczas tic la Rcp,íblica. Promoción 2009 ".~~ "Rodrigo Lara BOJliJla"___._

colaboración y se organizan los preacuerdos y negociaciones. Claro que no son


incompatibles pero exigen una armónica composición para evitar interferencias y
contrasentidos que den al traste con ambas. La colaboración presenta, por la expedición
del actual Código, una efímera supervivencia y reduce su incidencia. Conviene, para
evitar derogaciones dañinas y controversias perjudiciales, afrontar legislativamente lo
que quiere hacerse con la colaboración. Casos ilustrativos de aplicación del instituto
independiente de la colaboración eficaz con la justicia.

1.10 RECOMPENSAS - VISiÓN GENERAL DE SUS PROBLEMAS Y


SOLUCIONES
El tema no solo exhibe actualidad sino destacada importancia. Y, sin embargo, parece
no llamar la atención de nadie. Los medios de comunicación apenas registran
constantemente su ofrecimiento, el congreso, tal vez por no mortificar al ejecutivo y sus
dependencias envueltas en su manejo, no requieren informes al respecto y menos, por
estimar el sistema como necesario y perfecto, no se ocupan de actualizar su
normatividad. Por supuesto que sus ejecutores mantienen una alegre y desenfadada
aplicación. Pero, la ciudadania y el profesional del derecho, intuyen que este estado de
cosas suscitan inquietudes, críticas y justificadas reservas. Lo que se cuece en el
ambiente es que hay confusión, desorden, falta de control, despilfarro, turbios manejos,
etc .. Nadie sabe, a ciencia cierta, qué requisitos deben llenarse para proceder al
ofrecimiento de una recompensa, el renglón afectado del tesoro público, la cuantia de
las mismas, la forma de su pago y condicionamientos, la autoridad competente para
hacerlo y su debido control. Todo es misterio, secreto y hermetismo. Pero pululan las
noticias encubiertas en el sentido de no llegar a los informantes todo su monto, o de
arbitrarios repartos entre informador e informado, o su cubrimiento sin medir los
resultados y efectividad sobre la materia que la originó. Para empezar sería muy
conveniente, si se quiere calibrar la magnitud del asunto, solicitar informes a todas las
autoridades que tienen que ver con el punto, sobre la cuantía de los ofrecidos en los
últimos cinco años, el montó de lo pago realmente y el provecho real y concreto
obtenido con esta forma de colaboración en la lucha contra el delito. Sin que exista una
postura de abierta oposición al sistema si preocupa que contando el Estado con
calificados y costosos organismos de averiguación, estos parecen estáticos e inertes y
solo logran activarse positivamente si media una retribución de esta índole, lo cual lejos
de ser factor que disminuya, en el futuro, cada día se acrecienta más. Esto aunado a
versiones que señalan a ciertos integrantes del núcleo que maneja las recompensas, en
contacto con personas a las cuales comunican averiguaciones oficiales para que retornen
como revelaciones de primera mano, obtenidas por gestión personal, con la consiguiente
distribución de esos económicos beneficios. Además, no cesa de denunciarse la práctica
riesgosa, incontrolada y hasta incontrolable, de obedecer el informante a intereses
propios o ajenos, a su vez retribuidos secretamente, para distorsionar la verdad. En este
caso, aquél cobra por partida doble y entorpece de manera dolosa la administración de
justicia en maniobra muy difícil de detectar oportunamente. Obviamente, la confianza
que inspira una investigación totalmente manejada de principio a fin por la autoridad
correspondiente, no es la misma del que la desata y orienta con base en
remuneraciones, máxime cuando delatores de controvertible rendimiento e idoneidad
siguen utilizándose y en forma tan constante que recuerda la anécdota de parejas de
testigos que se estacionaban en los juzgados y ofrecían sus servicios en cualquier clase
de investigación. A tanto llegó su ajetreo que unos dicen que para no esforzarse en
cruzar los dedos pulgar e índice tenían estos atados con cinta adhesiva y otros que con el
IV Curso de For11lació"Judidal bridal
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y }uczas de la República. Promodón 2009 "",.....
-~••• URodrigo Lara Bonilla"-.

tiempo para poder recuperar la posición normaL de esas extremidades fue necesario
tratamiento quirúrgico. En nuestro país toda autoridad, cuaLquiera sea su rango o
naturaleza, se siente autorizada, aun ante sucesos deLictivos de diaria ocurrencia y de
secundaria entidad, para excitar informes sobre cómo ocurrieron, quiénes Los
ejecutaron, en dónde se encuentran estos, etc., indicando como contrapartida de uno a
diez mil millones de pesos. Así se tranquiliza a la comunidad, aquella ha cumpLido su
papeL y todo sigue normal dentro de la más descarada y censurabLe anormalidad. Se
habrá pensado, siquiera, en escaLafonar las autoridades para que ciertas de rango
inferior soLodispongan de sumas menores y que Lascantidades visibLemente exorbitantes
sean pocos Losque pueden emplearLas y estas no puedan obrar motu proprio sino con eL
conocimiento y beneplácito de comités de reducida composición pero de aLtísima
representación oficial. Un procurador, un deLegado de aLtas cortes, de Lafiscalía o de la
fuerza pública, debieran intervenir en esta delicada tarea para evitar el desangre
económico y eL deterioro de La administración de justicia. Queden estas ideas como
protesta ante lo que está ocurriendo y estímulo válido para afrontar el tema que,
repetimos, tiene mucho de trascendente y vital en los más variados sentidos.
Insistimos no en abolir esta colaboración sino en purificarla y redimirla de sus vicios,
centrándoLa en Lo que debe ser, esto es, que teniendo la característica de ser algo
excepcional no adquiera la nota de ser algo común y corriente; que no se lLegue al
extremo de querer darle todo hecho a los organismos técnicos de indagación; y que, por
último, estos no Lleguen a ser modelos de torpeza, deficiencia e inactividad por obra de
La masiva, irreflexiva y constante aplicación del sistema desmedido de recompensas,
coLocándolos en tal postración y desuetud que se muestren impedidos para completar la
labor del informante, decantar sus aportes y otorgar verosimilitud y atendibilidad a lo
que este ofrezca. Esta forma eficaz, útil y hasta indispensable, en ciertos casos, no se
debe deteriorar bajo el peso de su abuso, indiscriminación y falta de vigilancia y control
adecuados. Que se sepa qué es lo que está ocurriendo y qué no debe ocurrir, en qué
debe corregirse y perfeccionarse. Pero La incertidumbre que hoy impera se vueLva
claridad por razón de su totaL conocimiento y evaluación.

1.11 LAS REFORMAS A DESEO Y DE CARÁCTER MERAMENTE


CIRCUNSTANCIAL
Es inevitabLe hacer una digresión oportuna y tajante. No compartimos la finalidad de
enmiendas penales que asientan su bondad en un diferente espíritu al que alienta toda
la estructura de este Código, dislocando Lo que se ha concebido como manejo completo
de nuestro futuro en el área penal. Digámoslo de una vez y con meridiana claridad. Nos
desanima y confunde que cada parlamentario o ministro de turno, tenga en su bolsillo un
proyecto de ley en donde trata desordenadamente de hacer de un hecho el delito más
grave y el reprimible con una pena de insólita drasticidad y cuantía. ELestatuto de La
infancia y la adolescencia, en su artículo 199, es muestra cabal de ello, fuera de revelar
la tendencia a desmenuzar acciones, que podrían encuadrarse en ciertos criterios
generales y graduabLes, para darLes una tipicidad especial y una sanción extraordinaria.
Así, determinar especies delictivas por clase de armas empLeadas, por sujetos pasivos
femeninos, de avanzada edad o minusválidos, por ser de día o de noche o por cuantías
económicas, Lugares de comisión ( hurtos en paradero o en vehículos de trasporte
colectivo, etc. etc.), para deducir un enfoque jurídico distinto, desarticulado y
dispensar una cierta pena y exclusión de beneficios, y otro tanto, para no seguir
anotando ejemplos que abundan y se están multiplicando dañinamente, exasperar hasta
Lo inimaginable la sanción y aboLir las rebajas si se trata de un menor, una mujer, un
IV Curso de Formación Judicial.1uieittl
para Magistrados, Magistradas, Escucla Judicial
/I/recs y /I/czas de la República. Promoción 2009 .,,;.:¡:~ "Rodrigo Lara Bonilla" ~

anciano, un atentado sexual o una violencia intrafamiliar, acciones ciertamente


repudiables y que atraen una represión más intensa, pero sin llegar al absurdo o a la
criticable desproporción. Y, en esto, suele darse una paradoja que asombra: los
pregoneros de la pena de muerte, la pena perpetua o las que muestren un elevado
índice de drasticidad ( superior a los treinta o cuarenta años) no les aterra ni les vacila
el ánimo porque imaginan que ella afectará a los demás, pero, cuando la desgracia les
aflige personalmente o incide en el círculo familiar o de sus amistades o socios, se
muestran aterrados aun ante penas mínimas o tolerables. Los delitos, tan numerosos,
tienen que exhibir armonía en su conformación y en las respuestas punitivas, Una buena
medida correctiva a este respecto sería no prohibir esa iniciativa parlamentaria
libérrima, en este terreno, sino exigirle una valoración previa, aunque no fuera
vinculante, por parte de la Comisión de Política Criminal, puesto que el tema comentado
se inserta en sus funciones y por tanto no debe darse ocasión a omitir su conocimiento y
menos a no saberse siquiera su opinión sobre los beneficios o perjuicios de una reforma
penal. La recomendación parte, claro está, de la recomposición necesaria de ese comité
tan necesario pero tan descuidado, el mismo que actualmente no responde en nada a los
fines de su creación. Un observador imparcial de estos temas y realidades, no dejaría de
extrañarse por la forma tan frívola y de marcada indiferencia como en nuestro medio se
desatiende esta dolorosa realidad y menos que, para no dar sino un paradigma, en el año
2000 ( ley 599 ), se disminuyera la punibilidad como signo prevalente (ver el asombroso
caso de delitos contra la libertad y el pudor sexuales o los contra el patrimonio
económico), para luego tener que afrontar la recuperación de su debida intensidad, en
leyes especiales, En esta misma línea, pero especialmente por dispensar el nuevo CPPA
rebajas considerables por reconocimiento de culpabilidad y negociaciones, se
reacondicionó de manera general el C. Penal elevando la pena máxima hasta los sesenta
(60) años y afectando no pocas figuras delictivas y, finalmente, en el artículo 14 de la
890/04, julio 07, aumentando el mínimo de las penas en una tercera parte (113) y el
máximo en la mitad (1/2). Otras reformas importantes incidentes en la penalización,
aunque concebidas en forma desordenada, se vienen produciendo a porrillo, por
ejemplo, Ley 1032 de 2006, junio 22, Ley 1098, infancia y adolescencia, de 2006,
noviembre 8, Ley 1121 de 2007, diciembre 29, Ley 1154 de 2007, septiembre 4, Ley
1181 de 2007, diciembre 31. Esto para no referirnos a ley 1153 de julio 31 de 2007,
"pequeñas causas en materia penal", declarada inconstitucional por vicios de forma
pero que se intentó revivir mediante la "conmoción interior" decretada con ocasión del
lamentable "paro judicial", tan mal instrumentado por todas las partes que tuvieron que
ver con él, "conmoción interior" también declarada inexequible; y, Ley 975 de 2005, y,
su decreto reglamentario 4760, diciembre 30, de 2005, " justicia y paz "; y, la Ley 1142,
junio 28, 2007, " prevención y represión de la actividad delictiva de especial impacto
para la convivencia y seguridad ciudadana".

Sebastián Soler, que participó en varias comisiones redactoras de estatutos penales en la


Argentina y en otros países, se dolía de la insensatez que se advierte en la actitud
parlamentaria o en la de ciertos dirigentes sociales o creadores de opinión pública, que,
al aparecer un nuevo estatuto, cualquier recrudecimiento delictivo, cualquier nuevo,
desconocido o renovado o desconocido modo de delinquir, suscitaba de inmediato la
derogación, subrogación o abrogación de un código recientemente expedido. Y Francisco
Carrara advirtió hace muchos años en enseñanza perdurable:"La insensata idea de que el
derecho punitivo debe extirpar de la tierra todos los delitos lleva a la ciencia penal a la
idolatría del terror". Estos factores ocasionales o reducibles de otra manera, no deben
llevar a crear inestabilidad jurídica en tema tan delicado y sustancial que debe
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Jueces y ¡uaas de la República. Promoción 2009 .••.
- _ "Rodrigo Lara Bonilla" ••.

responder a una política criminal seria y operante tan distante de suscitar un estado
artificial y pasajero de pánico legislativo para desacreditar una enmienda que espera
desarrollarse a plenitud, o dar reversa o desprestigiar procesos en marcha, o introducir
modificaciones que resultan más perjudiciales que benéficas. Y lo que se dice en cuanto
a intensificación de rigores, también se dice de frecuentes e impertinentes adiciones o
modificaciones consagratorias de mayor favorabilidad, al punto que por estar el
organismo judicial removiendo, reacondicionando y ocupándose de procesos fallados,
deja de atender lo que está surgiendo y necesita de atención concentrada e inmediata.
Las regulaciones generales y estables, para atemperar la severidad de una sentencia de
condena, deben ser el instrumento de manejo de ese tema, lo cual ni convulsiona, ni
desvertebra, ni corrompe, ni desvirtúa el funcionamiento judicial, lo que si se logra con
esas recurrentes y criticadas improvisaciones. Algunos creen que con aumentar
extravagantemente las penas y excluir rebajas, se logra contener el delito. Esto es
buscar el mal donde no se encuentra pues si así fuera países que carecen de recursos o
los dilapidan en otros frentes de gobierno o no asumen la cuestión de manera
responsable, técnica, científica y con los complementos de realización indispensables,
tendrían a mano el nada costoso sanalotodo de cambiar únicamente la letra de los
códigos, copiando legislaciones más avanzadas que si han sabido integralizar la reforma,
y, afectando de manera principal el punto sanción para elevarlo a alturas irracionales.
Esta solución no lo es tal y así lo ha demostrado la experiencia nacional y universal. Con
decir, al respecto, que el delincuente cuando forma su idea criminal, empieza a
desarrollarla y la ejecuta, en todo piensa menos que será descubierto o que fracasará
en su realización pues para esto también dispone medidas de control que le aseguren su
victoria sobre la justicia y la sociedad. Y, en cuanto a purgar la pena que se le logre
imponer, imagina que también escapará a esta eventualidad. Además, cuando a un
procesado o condenado se le quitan perspectivas de benignidad, al primero se le está
enseñando y estimulando a alzarse contra el imperio de la ley y sus representantes,
acudiendo a todo lo que esté a su alcance utilizar, y en cuanto a los segundos, los
centros de reclusión, al borrarse toda esperanza y posibilidad de acortar penas, se
transforman en seres más perversos e ingobernables que desquician la organización de
esos centros de purgamiento de penas.

Recientemente se ha agitado en Colombia, afortunadamente con rechazo del proyecto


de reforma correspondiente, lo de la prisión perpetua, pródromo de la pena de muerte.
Son de destacada importancia y número lo que contra una y otra se ha escrito. Por ahora
reproducimos los siguientes comentarios, publicados en el libro "Abogados" -- Gustavo
Gómez Velásquez y Gustavo Ibáñez _o, bajo el título "ELTIEMPOY LACARCEL.

"Está de moda, sobre todo cuando se aproximan contiendas electorales, el


endurecimiento escalofriante de las penas y la ablación de posibles mermas en su
cumplimiento. Cada atrocidad en la vida diaria de la comunidad se trata de responder
con insólitas reformas. Esto de por sí es un problema grave pero puede ser peor cuando
empieza a avizorarse el riesgo de contagiar de locura al propio director del frenocomio.
Ahora mismo los que pretenden que con una sola idea y un solo plumazo se puede acabar
con la violencia desatada, aniquilar el crimen, terminar con la impunidad, volver activa
y efectiva la justicia, lograr que los demás sean respetados, en especial la débil zona de
la infancia, acaban de descubrir la fórmula infalible: establecer la cadena perpetua
(prisión de por vida) y la pena de muerte. Sencillamente se trata de una pócima
homeopática: a la crueldad, más ferocidad; a la fuerza, más destrucción; a la
inhumanidad, más desprecio por el hombre; a la sangre, más efusión de ella; a falta de
IV Curso de Fonunció" Judicial.1uicial
para Magistrados, Magistradas, ESCllc1aJudicial
Jueces y JII('Zl1S de la República. Promoción 2009 • "'m
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sentido de equilibrio, más descentramiento; y, como reina la confusión, más caos y caos
hasta el final.

"Contra la cadena perpetua tenemos perpetuos argumentos. Nadie los ignora, sin faltar
uno, y, se cree en su poder persuasivo y su intrínseca bondad. Para qué volver a su largo
repaso. En el entendimiento y en el corazón están tatuados en alto relieve. La
humanidad ha sufrido tanto en la lucha entre quienes quieren conservar la vida y
destrozarla que su dolor ha sido la tinta indeleble con la cual se ha escrito esa historia y
estampado su resultado. Cualquiera que observe el máximo de pena imponible en
Colombia, que precisamente está destinado a esos crímenes insufribles, inimaginables y
fuera de serie, podría decir que la condena de por vida ya está legislada. En efecto, ese
quantum se cifra en los setenta (60) años de prisión, los cuales, sumados a la edad
promedio de los delincuentes, unos veinte (20) años, permite advertir que entregamos a
las cárceles mozalbetes y recibimos restos de ancianidad. En otras palabras, encerramos
seres vivos para recuperar solo cadáveres para cumplir con el deber de dar sepultura a
alguien que había muerto hace años y de quien nos habíamos olvidado. Instaurarla solo
equivaldría a no permitir que esa clase de reos pueda estar por fuera del penal unos
momentos o unos meses. De donde la idea complementaria, al consagrar la cadena
perpetua, sería la de separar en las prisiones un espacio destinado a campo santo. La
macabra propaganda podría ser la de condena perpetua con entierro incluido. Esto
vendría bien a una mentalidad de verdugo pero no a legisladores sensatos, personas de
bien o a una sociedad que no desconfía de encontrar mejores soluciones. Por lo menos
afirmaríamos que en el campo de los hombres de negro, de los que han escogido por
profesión la justicia, no se debe encontrar, por absoluta incompatibilidad de caracteres,
quién pueda respaldar tamaña ignominia.

"Nos oponemos, en nombre de la civilización a esa macabra tendencia de establecer la


condena perpetua o la pena de muerte. Abogamos por un idóneo descubrimiento de los
delincuentes, por penas equitativas y proporcionadas, de rápida y certera aplicación y
efectivo cumplimiento. Pero también sin suprimir razonables alicientes para disminuir la
intensidad de la sanción. Esto, para poder mantener vivo al que la padece y no borrarle
toda esperanza y posibilidad de corrección, enmienda y recuperación, con ayuda de la
ciencia y no de la brutalidad. Reconocemos como tarea inmediata una revisión seria y
total de las sanciones y sus rebajas para establecer orden y equilibrio en materia tan
importante. Repudiamos de plano, así se trate de un desacierto mayúsculo asumido de
buena fe, la desaparición de todo intento de aminoración punitiva cuando la víctima sea
un infante o un adolescente (Ley 1098/2006), porque se tomó una decisión legislativa de
mayores desde el campo de la minoridad de edad, se quebrantó una de las bases
fundamentales del sistema procesal acusatorio, se impuso a todo trance el estruendo del
foro con perjuicio de ofendidos y familia, se dio por inexistente las razones de ser de la
pena, tales " prevención general, retribución justa, prevención especial, reinserción
social y protección al condenado" -ArtA C.Penal., y, se estableció como regla inmutable
que solo la pena total y exhaustivamente cumplida representa valor social y penológico.
Con propósito tan inflexible, que se ubica en la venganza implacable, se aleja por
completo cualquier intento, en esa especie de delincuentes, de someterse a la justicia:
el ocultamiento, la fuga, la destrucción de los que puedan incriminarle y la seguridad
del propio juzgador, etc., será una peligrosa pero constante eventualidad. Esto para no
aludir a lo ingobernable que se harán los centros de reclusión, con esta clase de penados
a los cuales se les ha privado de la más mínima posibilidad de readaptación y cercenada
toda ilusión.
IV Curso de Formación Judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, EsCtlcla Judicial
¡ueces y }uezas de la República. Promoción 2009 .J~ "Rodrigo Lara Bouilla"_

"Pero, en el camino de enfrentar esas torpes e irrecomendables ideas penológicas de la


pena de muerte (ajusticiamiento judicial) y la cadena perpetua (sentencia de muerte
diferida), vamos a rememorar sobre todo para la última una magnífica página literaria
sobre lo que representa el tiempo para un penado, elemento que no debe quedar por
fuera de consideración en esta clase de cuestionamientos.

"Tomás Salvador, español, escribió hace años la novela "Cabo de Vara", la historia de
un campesino andaluz a quien nombró Francisco Mora Conde, sentenciado a 12 años en
el penal de Ceuta, por haber matado en riña callejera. Lo de "vara" obedecía al
palitroque de castaño que se usaba en ese reclusorio para el manejo diario de los
condenados, cuando estos se dejaban disciplinar sin muchas dificultades. Narra las
desdichas de lo que es ir a parar a una penitenciaria en donde lo primero que se deja
afuera es la soledad (tremenda paradoja la de estar siempre abandonado y siempre mal
acompañado), la esperanza, el amor y la libertad y en donde el hombre relativamente
bueno se tiene que convertir en fiera para poder medio sobrevivir. Esto, en penas no
muy prolongadas. Trasládese eso al infinito, a las que se clasifican de condena perpetua
o mejor cadena de por vida, de absoluta crueldad e insensibilidad como es también la de
"muerte". Tiene el autor asimismo oportunidad de recordar a sabios estudiosos del
problema que, lo que este tiene hoy día de medio civilizado, a ellos se debe;
"Montesinos, Ramón de la Sagra, Baltasar Anduaga, Concepción Arenal, Pacheco,
Colmenares, Maranges, Salillas y muchos otros".

"Entresacamos dos puntos - pp. 77 -. El ayudante Molina plantea el aniquilamiento


inminente de ese mozalbete que "morirá aquí, o enfermo o con un navajazo en el
vientre", a lo cual el comandante le increpa: "Si ha matado a un hombre y no se le
castigara, creería que todo el monte es orégano. ¿ Ha pensado usted en el muerto, en la
familia del muerto? ... He pensado en ello, comandante. Pero eso no tiene remedio.
Este muchacho si podría tenerlo".

"y el otro, más importante, yeso que se refiere a sanciones de no excesiva duración. El
comandante le solicita precisar sus objeciones a los legisladores y es satisfecho en uno
solo pero fundamental tema: ••... -- El tiempo, por ejemplo. -¿Qué quiere usted decir? -
El tiempo, mi comandante; esas partículas llamadas días, meses, años ... ¿Cree usted que
es igual el tiempo dentro del penal que fuera? - Admito que sea más largo.
- No me entiende bien. No es que sea más largo, es más intenso. Cuando una Audiencia
Territorial confirma una sentencia y manda un hombre al penal por doce, veinte o
treinta años, está, en realidad, condenando a un hombre a una pena cuatro veces
mayor.
- ¿Lo cree usted así? - Lo creo. Un fiscal al pedir una pena, o el magistrado al
concederla, piensan en el tiempo "suyo", en el tiempo de los que legislaron. Piensan en
lo que puede cambiar el mundo en esos veinte años, o piensan en el toma y daca, en el
tanto dañaste tanto te castigo. Pero eso es una tremenda, una enorme injusticia. Porque
el penal tiene otro tiempo, tiempo, tiempo "suyo", muy diferente. La pena, para el
juez, es un secuestro legal, una partida de contabilidad. Delito A = pena A; delito B =
pena B.. Y nos lo entregan a nosotros. Y un hombre, lleno de salud, a los veinte años,
ingresa a cumplir digamos que diez: incomunicación, ociosidad, dormir en el suelo,
humedad, mala comida, malos médicos y nulas medicinas. El hombre, cuando cumple,
cuando salda la partida, tiene treinta años. ¿Usted cree, sinceramente, que un hombre
• IV Ctlrso de ForlJJ(lció" jlldicial.1lliciai
para Magistrados, Magistradas,
Jueces y .Juezas de la Repú"lica. Promoción 2009 ~ .••••••• _
ESCllcla Judicial
URodrigo Lara Bonilla" ••.

de treinta años, pasando diez en un penal, representa treinta años cuando sale? No; en
el mejor de los casos es un hombre de cincuenta ... ".

"Claro que estas son inquietudes para los que algún día salen, pero inexisten para los
que nunca salen del penal o si salen es para el cementerio. Y, con la cadena a
perpetuidad, repetimos, va a ser necesario crear en el penal sus propias sepulturas, para
que la sociedad no se entere que un penado murió o mejor se dio un entierro a alguien
que había muerto muchos años atrás. No podemos legislar para favorecer el propio
interés como tampoco bajo la presión del odio, con el dolor del agredido, con el temor
del atacado, con un criterio comercial o de plaza de mercado o de político en trance de
ascenso o de debutante en estas lides que quiere hacerse notar y volverse estadista
cuando ya, por ser hijo de estadista, es estadista o sea hombre de Estado o mejor
hombre que vive del Estado. Este es asunto demasiado trascendental para dejarlo en
manos inexpertas, o en las de los enfurecidos por la sanción sin límites, sin ponderación,
en la de los explotadores del momento de exaltación, de la ingenuidad de los demás o
de sus dolores o miedos. Dentro de estas extrañezas conceptuales tenemos que anotar el
desasosiego espiritual que nos produce la adhesión a la cadena perpetua de exponentes
de religiones que tienen a Dios por centro, por principio y fin, y que predicando su
llegada al hombre en cualquier momento y en las más disímiles circunstancias y
destacando que el hombre se aleja de Dios pero este nunca de sus creaciones, hagan la
excepción de todo esto en cuanto al autor de un delito atroz, insólito que incluso borra
vestigios de humanidad. Pero el milagro de la recuperación no conoce fronteras ni
límites. Siempre es posible y sobre esa posibilidad, bien instrumentada, renace a diario
el hombre nuevo. Ciencia penal o humanitarismo no se hace así, con tan rotundos,
definitivos e inmutables descartes, de manera tan simple y negativa y obrando solo a
impulso de golpes esporádicos de opinión o de incontroladas reacciones emotivas, sino
escrutando mejores alternativas en donde el lema no sea continuar lo que empezó el
delincuente: seguir destruyendo!".

No sobra recomendar, al respecto, la lectura de "El hombre en busca de sentido", sobre


los "cadáveres vivientes", los sin esperanza, la ninguna vida y terrible muerte de los
judíos en los campos de concentración nazi, del siquiatra austriaco Victor Frankl.

Guía motivacional: el errado criterio de las reformas constantes y lo más desastroso, el


aumento desmesurado y antitécnico de las penas. La parálisis de la justicia por razón de
no estar atendiendo lo que sucede y sí ocuparse, para introducir las modificaciones
pertinentes, a lo ya fallado. La estabilidad de la legislación que afina los criterios de
interpretación, decanta las enseñanzas jurisprudenciales y excita a los escritores de
temas jurídico-penales a ocuparse del asunto por no correrse el peligro de gastar un
buen tiempo en la elaboración de obras que, cuando aparecen, ya están derogadas o
próximas a sufrir este golpe. La efectividad de la justicia penal no está en la atrocidad
de las sanciones sino en su sensata aplicación y purgamiento debido. Ningún autor se
arriesga a posicionarse como dispensador manirroto de sanciones como quien reparte
flores, criterio absurdo y rotundamente equivocado. La actitud legiferante debe frenarse
y someterse a controles conforme a un buen plan de política criminal. El reestudio de las
penas como paso inicial. Réplica a los patrocinantes de la pena de muerte o de la
cadena perpetua. La noción y valor del tiempo en los establecimientos de reclusión
como ingrediente fundamental en la fijación de las sanciones privativas de la libertad.
Una referencia al novelista español Tomás Salvador ("Cabo de Vara"). Otras
confrontaciones y recomendaciones.
IV Cm'so de Formación }udiciallIJicial
paTa Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y luczas de la República. Promoción 2009 -,..¡J.~ ",Rodrigo Lara BouiI1a" ••

1.12 ANÁLISIS DE JURISPRUDENCIA


Corte Suprema de Justicia- Sentencia de 27 de octubre de 2008, MP. Julio Enrique Socha
Salamanca.

Este pronunciamiento, así no lo respaldemos integralmente, si revela un estudio serio y


documentado. Se afirma con innegable fundamento que el sistema de negociaciones y
acuerdos viene del sistema de derecho procesal de los Estados Unidos de América, lo
cual le permite, llevado de la mano del comentarista Luis Alfredo De Diego Díez,
recordar las plea of guilty y plea bargaining. Pese a esto las instituciones representan
afinidades y semejanzas más no identidades. Al respecto, pronunciamientos como los de
la Corte Constitucional y la Sala de. Casación Penal, esta última por respetar la de
aquella, marcan más un alejamiento que una significativa cercanía. Con un ejemplo
dramático queremos denotar el hecho: si fuera dable transplantar a nuestro medio a un
fiscal o a un juez americano, experimentados en acuerdos y negociaciones, con la
primera decisión irían a parar a la cárcel. Aquellos saben que cuando se va a negociar en
bien de la justicia, es a negociar y no a ofrecer trabas para no negociar. Nuestra
legislación, equivocadamente porque así lo indican los tratadistas foráneos,
introducimos forzadamente los principios de igualdad y legalidad que poco benefician
(salvo lo de no poderse crear un delito o una prueba del delito real) y comenzamos a
sufrir tropiezos. Luego le acomodamos el principio de tipicidad y en forma tan rigurosa
que la negociación tiene que darse sobre la verídica y natural adecuación jurídica al
hecho, al punto que siendo notoria una tentativa de homicidio, con criterio tan
estrecho, no se podría en un acuerdo variarlo a un delito de lesiones personales. Con
estas dos excesivas talanqueras, ya se ha hecho mucho porque no funcionen los
acuerdos. Pero, existiendo en esa legislación foránea y en la nuestra el dominio de la
acción penal en cabeza del ministerio público, y hay qué ver hasta dónde puede
repercutir este señorío, de remate le decimos que cuidado con ejercer a plenitud esas
facultades de dueño, de titular, porque debe respetar rígidamente (stricto sensu) la
tipicidad. Total que no le quedaría más que rebajar la correspondiente pena dentro del
respectivo marco típico yeso sí, y esta última observación es procedente, sin llegar al
extremo de dejar vigente una pena irrisoria, ridicula o caricaturesca.

Si la negociación o el acuerdo permite afectar la cantidad de pena, y en forma tan


considerable que solo debe contar el límite señalado al final del párrafo anterior, sin
que aparezca el asustador fantasma del principio de legalidad o de igualdad, porqué
establecerle la cortapisa de la insuperable tipicidad sobre el hecho? La más acertada
interpretación del desajuste que se notan en esos comentados pronunciamientos
nacionales, estaría en no permitir la aceptación de un delito no previsto por el legislador
en el Código Penal o llevar la conducta a una reflexión extravagante e improcedente a
todas luces, como sería ante un delito contra el patrimonio económico, volverlo, para el
acuerdo, un atentado contra la libertad, integridad o formación sexual. Pero dentro de
su propia naturaleza hay muchas oportunidades para hacer el desplazamiento
calificatorio y por fuera de esto entroncarlas, además, con conductas delictivas que
pueden representar afinidad o relación. Agotada esta vía, quedan las muy productivas
alternativas, dentro de los acuerdos y negociaciones, de rebajar una admisible (para el
IV Curso de Formación jllnicialluicial
para A1agistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y Juczas de la República. Promocióu 2009 ,,,••,,,,, __ uRodrigo Lara BOrlilla" Mm:

imputado y para la sociedad) cantidad de pena o excluir algunos cargos, un propicio


ambiente para la negociación basado en las atribuciones del operador de la acción penal
(fiscalía) y que no choca con el principio de legalidad o de igualdad en la desenfocada
forma como hasta ahora se les viene convocando a esta materia.

Se ocupa el fallo de cuestiones ya manejadas por la jurisprudencia, a manera de


ratificación, y es así como reafirma el que la negociación debe ser libre, consciente y
voluntaria, insistiéndose en que imputado o acusado debe "comprender bien las
consecuencias de su admisión de culpabilidad y los derechos a que renuncia"; la
necesidad del control de los acuerdos y pactos para verificar el respecto a los derechos y
garantías fundamentales a fin de evitar "una verdad meramente formal, sustentada atan
solo en el consenso"; la posibilidad de que un error fáctico o jurídico de al traste con la
negociación; la necesidad de ser consonantes la situación fáctica y la calificación
jurídica de esta, la cual debe respetar su adecuación típica, prohibiéndose la
"construcción del tipo penal"; recuerda, citando a Luigi Ferrajoli, la obediencia al
"principio de estricta legalidad que se encuentra integrado con los axiomas nulla lex
poenalis sine necesitate, sine iniuria, sine actione, sine culpa, sine indicio, sine
accusatione, sine probatione, sine defensione" que "no solo está relacionado con una
reserva absoluta de la norma penal y su contenido, sino también "implica todas las
demás garantías -de materialidad de la acción al juicio contradictorio- como otras tantas
condiciones de verificabilidad y de verificación, y forma por ello también el presupuesto
de la estricta jurisdiccionalidad del sistema" (destaca la Sala); la imprescindible
exigencia de señalar "una clara e inequívoca delimitación tanto de los hechos
jurídicamente relevantes del caso (imputación fáctica) como de los cargos que en razón
de tales acontecimientos se formulan (imputación jurídica) en aras de respetar la
estricta legalidad y jurisdiccionalidad del sistema" -Carrara, invocado por Ferrajoli-.

Un aparte bien importante, que sería la mejor alegación a favor de obtener la creación
de una segunda instancia y separar instrucción, acusación y juzgamiento, o al menos
estas dos últimas así de las dos primeras se pueda hacer una, en los procesos que
actualmente se resuelven en sede única por la Sala de Casación Penal, trámite inactual
agravado en nuestro medio en donde uno investiga, acusa y sentencia, es el siguiente:

"De lo anterior se colige que esta rigurosa separación entre la labor del funcionario
judicial y las actividades procesales a cargo de las partes está de manera inexorable
ligada al principio de imparcialidad y, en particular, al derecho de todo procesado de ser
juzgado por un juez o tribunal imparcial: " La separación de juez y acusación (se cita de
nuevo a Ferrajoli) es el más importante de todos los elementos constitutivos del modelo
teórico acusatorio, como presupuesto estructural y lógico de todos los demás (... )
Comporta no sólo la diferenciación entre los sujetos que desarrollan funciones de
enjuiciamiento y los que tienen atribuidas las de postulación -con la consiguiente calidad
de espectadores pasivos y desinteresados reservada a los primeros como consecuencia
de la prohibición ne procedat iudex ex officio ( de no proceder de oficio)- sino también,
y sobre todo, el papel de parte -en posición de paridad con la defensa- asignado al
órgano de la acusación, con la consiguiente falta de poder alguno sobre la persona del
imputado. La garantía de la separación, así entendida, representa (... ) una condición
esencial de imparcialidad (... ) del juez respecto de las partes de la causa, que, como se
verá, es la primera de las garantías orgánicas que definen al juez". -sin negrillas en el
original-
IV Curso de FOnlurciólI judicial Inicial
para Magistrlldos, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y juezas de la República. Promoción 2009 - ••
oII_...-,_./tRodrigo Lara Bonilla"-...

y más adelante consagra el principio de imparcialidad como "fundamento democrático


de legitimación judicial", que traduce: "... (i) carezca (el funcionario) de cualquier
interés privado o personal en el resultado del proceso y (ii) ni siquiera busque dentro
del mismo un beneficio público o institucional distinto al respeto irrestricto de las
garantias fundamentales; particularmente, que no haya ejercido o mostrado la intención
de ejercer funciones afines a la acusación, ni tampoco a favor de los designios del
procesado, durante el transcurso de la actuación procesal".
Reitérase que un error jurídico en la calificación jurídica lleva, de inmediato, al rechazo
por parte del juez de la negociación sometida a control, con lo que abre paso a la
recomposición legal del acuerdo.

Por último, para ilustrar todo lo dicho, se recuerda que "la Sala, a partir de la sentencia
de 10 de noviembre de 2005 orad. 20665-, ha estimado que para la configuración de la
circunstancia de agravación prevista en el numeral 1 del artículo 365 de la ley 599 de
2000, relativa al empleo de medios motorizados en la realización típica del delito de
fabricación, tráfico y porte de armas de fuego o municiones, debe predicarse una
manifiesta relación de causalidad entre la acción de portar arma y la utilización del
automotor, de manera que implique en el caso concreto una mayor afectación al bien
jurídico de la seguridad pública, que es el que la norma pretende proteger". Claro que
la teoría es excelente, pero el caso al que se aplicó no lo fue tanto.
IV Curso de FonJll1cióu Judicial I"icial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
jueces y jllezlls de la República. Promoción 2009 .•.. ~~ l/Rodrigo Lara BOllilla"-.

Unidad 2 LA NEGOCIACiÓN COMO ELEMENTO


FUNDAMENTAL DEL SISTEMA ACUSATORIO

OBJETIVO

Lograr que los y las discentes comprendan y reflexionen sobre la necesidad de


propender por la realización de preacuerdos y negociaciones en los proceso penales
dentro de un ambiente de lealtad y confianza, generando puntos de encuentro
para terminar por la vía rápida los litigios sin desprestigiar la administración de
justicia.
IV Curso de Formación Judicial Iuicial
para Magistrados, Magistradas, Escllela Jlldicial
Jueces y Jllezas de la República. PromociólJ 2009 .~~ "Rodrigo Lara Bonilla"_..:

2.1 EL ENFOQUE CENTRAL DEL TEMA


Pues bien, este compromiso que se demanda con la institución "preacuerdos y
negociaciones", por los aspectos indicados, tiene además por fundamento la verificación
de los fines perseguidos por ella, para concluir si merece o no ese respaldo, si los
mismos contienen esos beneficios predicados y son, ciertamente, realizables o no pasan
de ser simples enunciados, quiméricas especulaciones o superficiales maquillajes
jurídicos sin respaldo alguno.

El repertorio, en la forma que ha quedado expresado en la ley, aunque sin agotar todas
sus perspectivas, por sí atrae el elogio y rechaza la censura. En efecto, cómo no puede
envanecerse una construcción procedimental que, aportando los factores para traducir a
la realidad los propósitos, postula que el preacuerdo y la negociación, que no tiene
límites en la condición del imputado ni en la magnitud de su delito, persigue
consecuencias incontrovertible mente beneficiosas? La demostración a este respecto la
presentamos en razonamientos breves no porque dejen de abundar estos (canija
exposición) sino porque la impresionante fuerza de los que se ofrecen sobre aspectos tan
notorios y conocidos, basta y se muestra como satisfacción rotunda.

Es una verdad de a puño que la administración de justicia, en lo penal y en las demás


especialidades, se alimenta de procesos. Existe precisamente para resolver estos
conflictos y, supuestamente, no habría motivo para asombrarse. por sus desmesurados
inventarios. A mayor cantidad mayor necesidad de mantenerla e incluso de expandirla.
Pero esta es una situación con apariencia de no ser síntoma de nada, cuando ocurre
precisamente lo contrario. La mayor cantidad conspira contra la calidad de ese servicio
y por tanto hay que idear remedios para atemperar esos guarismos. Y ningún sistema
procesal, cualquiera sea la materia de que se ocupe, deja de intentar soluciones
dirigidas a ese resultado. Hace muchos años, cuando el problema no estaba tan
sobredimensionado, don Angel Osorio y Osorio señalaba que "Recargar la mente y la
resistencia física de los que administran justicia, es dañar a ésta. A mayor cantidad de
trabajo, peor calidad". Por eso, en lo penal se crea la acción de instancia privada o
querellable, el desistimiento para las mismas, la amnistía, la prescripción, la oblación,
pago, indemnización integral, retractación, colaboración con la justicia, etc. ,etc. para
propiciar esa descongestión ( ver en el C. Penal vigente, ley 599 de 2000, artículos 82 a
91 ) Incluso, periódica y dañinamente, se conforman estatutos de evacuación rápida, de
contingencia, como en las grandes catástrofes, y se abandonan provisionalmente las
viejas estructuras que ahogan el funcionamiento productivo y exigible del aparato
judicial. Claro que como el remedio es notoriamente transitorio y regido solo por el
concepto de emergencia como si fuera operación de guerra, ni el mal desaparece, ni la
celeridad protege contra yerros, ni la medicina obra con eficacia. A veces la triaca
jurídica llega a poder eliminar al paciente. Y todo ello, se reitera, porque la excedida
tramitología, la real o artificiosa prolongación de los procesos, lejos de ser una virtud y
mérito de buena justicia ( reflexión, ponderación, andar lento y seguro, pies de plomo,
etc ) es síntoma inequívoco y factor positivo para que esta no se de. La Corte
Constitucional, y así se destaca en el epígrafe de esta obrilla, ha destacado con acierto
incontrovertible la bondad de este instituto como significativo aporte a un mejoramiento
IV Curso de Fonnación Judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ./uezl1S de la República. Promoción 2009 .. ....•••••"Rodrigo Lara Bonilla" 11I£.

de la administración de justicia cuando ha dicho que lo que enerve, retrase o impida los
preacuerdos o negociaciones, "desestimularía la terminación temprana de los
procesos", lo cual es tan maléfico que podría llevar al" colapso del sistema, cuya
fortaleza se apoya justamente en la previsión de que sea poca la cantidad de casos que
agoten todas las etapas procesales". Esto equivale, aun para el más despistado, sordo y
ciego, a una orden de facilitar esos convenios, que se sacrifiquen montos de pena, que
se privilegie este entendimiento para desatorar la administración de justicia. Y esto no
puede ser propósito más noble y fructífero puesto que se constituye en factor de
poderse realizar aquella con todas las ventajas que se comentan y atender, además,
con esmero y efectividad otros casos en que esto no ha ocurrido. En Colombia nadie
coloca en posición de duda que el volumen, la carga muerta de papel, la litigiosidad, la
abundancia de delitos que desembocan con fuerza incontenible en procesos y más
procesos, ha estado asfixiando por parejo a funcionarios, imputados, defensores,
víctimas y de tanto buscar, ansiar y aproximarse a un cometido de justicia, pero de
manera torpe y lerda, no se llega a ella ni nadie la ve, ni la adivina, ni la alcanza. Esto
que se ha llamado tradicionalmente el "empapelamiento" es un bolo alimenticio que no
se acaba de deglutir y acaba con el aparato digestivo de la justicia. Es el mal radical, el
impedimento por excelencia, el obstáculo insuperable que si no se conjura pasa del
procedimiento escrito y contagie irremediablemente al oral, con igualdad compartida de
desaciertos y malandanzas.

Sobre esta misma idea la Sala de Casación Penal afirma que " 4. El novedoso sistema
está diseñado para que a través de las negociaciones se finiquiten los procesos penales,
siendo esta alternativa la que en mayor porcentaje resolverá los conflictos, obviamente
sin desconocer los derechos de las víctimas y de los terceros afectados con la comisión
de la conducta punible, partes que en este esquema recobran un mayor protagonismo
dentro del marco de justicia restaturativa". La misma Corporación, reproduciendo el
pensamiento de la Corte Constitucional cuando repudió la tesis de la fiscalía sobre no
acumulación de rebajas previstas en los artículos 269 del C. Penal y 349 c.P.P., porque
"desestimularía la terminación temprana de los procesos", entrabando ese
procedimiento de desvío, lo cual " podría ocasionar el colapso del sistema, cuya
fortaleza se apoya justamente en la previsión de que sea poca la cantidad de casos que
agoten todas las etapas procesales" (MP. Yesid Ramírez Bastidas, 01/06/2006, proceso
24764). En aclaración de voto del M. Mauro Solarte Portilla, a la sentencia 26/08/2005,
rad. 21.954, informa: " El Chief Justice Burger en el caso Santonello vs New York señaló
que "una reducción del 90 al 80%en el porcentaje de declaraciones negociadas exigiría
que se duplicaran los medios humanos y técnicos (jueces, secretarios judiciales, jurados,
etc.), mientras que la reducción al 70%exigiría triplicarlos"-énfasis suplido-o

De allí que el estatuto acusatorio actual abomine de las nulidades y viabilice un


procedimiento sencillo, claro, rápido y efectivo, que al mismo tiempo que precave su
aparición, también ofrece antídotos (preclusión de etapas o saneamiento de los tramos o
segmentos que constituyen el proceso, etc. ) que evitan su propagación y reducen sus
efectos nocivos en el proceso. Un sistema acusatorio no da mucho margen a su
surgimiento desmedido y diseña una tramitación que no debe originarlas. Ayuda mucho
en esto la menor brevedad, comparado con el modelo anterior, de sus ciclos de
desenvolvimiento. Esta reducción de términos, la simplicidad de sus pautas, el control
permanente, así como el ofrecimiento de remedios de periódica aplicación que van
saneando el trámite, redundan en un estándar de mejor justicia. En los casos de
flagrancia su éxito es rotundo y, en los demás, la ventaja es muy definida y cierta
IV Curso de Formación Judicial/nidal
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ¡uezas de la RepiílJlica. Promoción 2009 -"_ "Rodrigo Larn Bouilln"_

porque una vez realizada la imputación, el procedimiento tiende a la agilidad y no al


adormecimiento, busca su rápida finalización y no su dilatación o entrabamiento. Esto si
que traduce lo que fue el imaginado slogan constitucional de pronta y cumplida justicia
y que el código restaura en su letra, espíritu y realizaciones.

Cómo no reconocer que un litigio, un conflicto judicial, un proceso (lo que nadie quiere
tener pero una vez que se tiene nadie lo quiere perder) es siempre, por el azar que
envuelve, por la constante energía, atención y gasto económico que demanda, por el
diario sufrimiento que siembra en quien lo afronta y en su familia, un factor
impresionante de desgaste material, de angustia, desasosiego, desarmonía,
descomposición. Y, naturalmente, a mayor extensión de esta causa, mayor el desastre
en estos importantes ámbitos. Quien está en suspenso de ser condenado o absuelto,
tiene una forma desgraciada de vivir su vida y una forma también de proyectarla
después de un fallo de condena. Por eso la prontitud en resolver esta incógnita
establece la conformación de un plan de vida, en todos sus órdenes, a partir de este
momento. Mientras no se produzca esa ansiada definición es imposible crear un
ambiente de recuperación y estabilidad. Todo lo que a ello conduzca debe mirarse como
loable y exigible propósito de la legislación. Y esto es lo que cumplen de manera feliz y
eficaz los preacuerdos y negociaciones, los cuales anticipan la definición del caso
mediante un juzgamiento de desvío, esto es, que el proceso no tiene que recorrer todas
sus diferentes etapas sino que estas se eliminan para abrir campo a la racional y bien
fundada celeridad de un pronunciamiento de fondo que recoja ese consenso entre
procesado y fiscalía, aprobado por el juez, prontitud o rapidez que nunca sacrifica las
debidas garantías sino que las decanta y les marca un ponderado ciclo de evolución.
Abreviar el trámite, estimular su terminación, por lo mismo que reduce la producción de
los males que se dejan anotados, traduce la humanización indiscutible de la actuación
procesal y de contera, en otro rasgo sustancial del fenómeno, alivia y vuelve más
tolerante la pena porque disminuirla es restringir las consecuencias gravosas que genera
la misma.

Y esto traduce inevitablemente el ejercicio de una justicia pronta, porque justicia tarda
no es justicia, y, cumplida porque el Estado, con la colaboración del propio procesado,
ha logrado que se reconozca la existencia del delito, su responsabilidad en cabeza de
alguien y la asunción, por parte de este, de una pena y de la obligación de reparar los
daños causados con esa conducta delictiva. La verdad, en todos los órdenes, se ha
impuesto.

El proceso penal es un medio eficaz para resolver conflictos sociales. El delito, por lo
mismo que rompe un orden y crea perturbaciones de la más variada naturaleza y
gravedad, suscita simultáneamente la forma de reparar ese desajuste que afecta a la
comunidad, y por eso y para ello nace el proceso penal que va a suturar ese desgarro del
tejido social, sin que los protagonistas de esa anómala situación tengan que seguir
envueltos en una interminable lucha en donde cada día, el afán de imponer mayores
desgracias (el delincuente continúa en esa tarea) o la de tomar venganza (la víctima no
ha recibido ninguna reparación y la impunidad o la tardanza que la asocia a esta, le
permite pensar que ha sido abandonada y solo su mano podrá exigir rendición de cuentas
a su agresor) será la situación verificable. A mayor diligencia en el descubrimiento de la
verdad que establezca las respuestas necesarias y exigibles, menos se dará ocasión para
que las cosas empeoren y un mal siga generando otro y así sucesivamente. Y más
celerosa y válida será la restauración de ese deterioro social. Los inseguros podrán
IV Curso de Formación Jlldiciall"icial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y /llczas de la República. ProlJloció" 2009 < .~"Rotfrigo Lara BOllilla"_

recuperar invulnerabilidad, el perdón podrá abrirse plausible camino sobre el odio, el


obcecado antisocial tendrá oportunidad de expresar su arrepentimiento y enderezar sus
pasos en ese también para el duro y futuro camino. Estos preacuerdos y negociaciones,
lejos de mostrar que el Estado ha perdido respetabilidad y que ha cedido esenciales
atributos de existencia, establece y comprueba el buen uso de su poder. Se puede y se
debe renunciar a lo que no es indispensable y más cuando esa transacción envuelve a
todos los protagonistas permitiendo que los que estaban en conflicto puedan hallar un
puente para resolverlo o al menos para no extender sus lesivas consecuencias. Cuando la
terminación del proceso llega mediante su razonable aceleración, a lo cual tanto
contribuye el instituto analizado, se está cosechando anticipadamente lo que se
demoraría en llegar, nunca llegaría o llegaria maltrecho y luego de producir innecesarios
daños.

Si los preacuerdos y negociaciones solo tuvieran por miras favorecer al procesado o


mirasen únicamente a lograr el fin del proceso a toda costa y sin mirar más que este
objetivo, estaría bien que se les censurase. Si los mismos llegan a entenderse como que
pueden desalojar por completo la imposición de una pena, también sería bienvenida la
crítica y el desprecio por el sistema. Pero no acontece lo uno ni lo otro. Contrario sensu,
la pena merecida se encuentra disminuida pero no ausente. Y este fenómeno no lo ha
inventado pero si perfeccionado y colocado en el puesto de preeminencia que merece el
instituto puesto que son múltiples las alternativas procesales para llegar a una rebaja de
la sanción. Además, y esto es indescartable, el proceso acusatorio es el que
verdaderamente ha reivindicado la presencia y derechos de las víctimas y el estatuto
actual consigue hacerle menos onerosa su intervención, sin agravar los males que ha
padecido y padece, y refuerza de manera visible e insoslayable, el éxito de sus justas y
proporcionadas pretensiones. Por eso ha instituido que la fiscalía sea su representante y
a la par que le obliga a esclarecer los hechos, de lo cual depende la reparación, también
le exige asegurar los debidos resarcimientos. Basta por ahora, porque el tema merece
otros comentarios más cuando una decisión de la Corte Constitucional parece no haber
entendido en parte esto de los consensos entre procesado y fiscalía, recordar el artículo
349 que manda, como presupuesto de esos pactos y cuando el victimario (sujeto activo)
ha incrementando su patrimonio con la conducta delictiva, reintegrar el 50% de ese
provecho y asegurar la cancelación de la restante proporción. Y, además, si no hay
reparación, no puede darse acuerdo, aunque ya comentaremos, qué ocurre cuando las
pretensiones de la víctima se exhiben como codiciosas, exorbitantes, desmesuradas, sin
que la solución que determina la ley pueda estimarse como falta de protección en este
sentido ni un desmedido y malsano favorecimiento del procesado.

Muchas son las características ventajosas del procedimiento acusatorio frente a otros
métodos que, por afinidad, se ocupan del mismo tema. Entre ellos sobresale el procurar
y realizar un enteramiento correcto de lo que se hace (completo, diáfano, oportuno,
imparcial, etc.) no solo al procesado sino a la comunidad. Como se trata de aplicar una
justicia ajena a sospechas y maledicencias, respetuosa de los derechos humanos,
eminentemente garantista para todos los participantes (ejemplo de esto la obligatoria
orientación que preceptúa el título preliminar - artículos 1 a 27-, magistralmente
desarrollada por comentaristas y altas cortes y que de una vez enuncia qué es el código,
qué pretende y cómo lo logrará ), por eso su desarrollo debe hacerse de cara al pueblo y
facilitando la acción de todos los llamados a concurrir a él, verdadero control de este
ideal de ejercicio judicial. La conducta honrada nada tiene que ocultar y lo que haga no
debe dar pábulo ni siquiera a suspicacias. Carrara advertía la conveniencia de actuar de
IV Curso de Formación Judicial/nicial
para Mngistrlldos Magistradas
l l Escuela Judicial
Jueces y ¡uczas de la Repríblica . .PromocióJI2009 ~ =-ti "Rodrigo Lara Bonilla/lIlE

este modo y al señalar la importancia de unas claras y acertadas motivaciones de un


fallo, anotaba que así se conseguía el respaldo social de los fallos, pues estos, cuando
son justos y responden a la verdad, lo suscitan, lo cual es de suma importancia como
instrumento de solución pacífica de los conflictos. Una sociedad que tiene serias razones
para creer en su justicia, que la respalda y promueve, es una sociedad que gana en
estabilidad, seguridad, paz, progreso, prestigio y confianza. El ideal, porque la cuestión
ronda por el lado de las decisiones salomónicas, es que todos, empezando por el juez, el
procesado, la víctima y el órgano de acusación queden, si no complacidos y exultantes,
al menos satisfechos con el pronunciamiento de un fallo en materia tan delicada y
expuesta a recriminaciones. En este fructífero camino de hacer partícipe a quien va a
sufrir la pena del mecanismo de su imposición, es un cometido noble, inestimable y
poderosamente productivo, más cuando simultáneamente la víctima o perjudicado ha
sido objeto de similar tratamiento. No se cruza por la mente, porque sería imaginar lo
óptimo, que el procesado se regocije con una condena pero sí que la sienta como acto
de merecida justicia, en cuya formación fue tratado de manera eficiente, digna y
comprensiva, en donde se le dieron oportunidades para demostrar su inocencia, para
que se le aceptaran excusas o diminuentes y en donde la pudo modelar en parte con solo
tener la buena voluntad de ser sincero y reconocer su responsabilidad y convenir las
reparaciones pertinentes. Y en el mismo sentido se tiene que comentar lo relacionado
con la víctima. Ambos, a quienes separó el delito, encuentran un escenario en donde es
posible que los excitados ánimos y los sentimientos más contrapuestos, se atemperen y
al calmarse ya no solo se remueven factores de distanciamiento y encono sino que se
suscitan vías de entendimiento, reconciliación y olvido. Así se ha conseguido una
solución pacífica del conflicto y creado circunstancias para que los envueltos en la
tragedia del ayer reemprendan una vida distinta, constructiva, gratifican te y menos
azarosa.

Aunque no lo exprese el dispositivo si hay que traer a colación dos aspectos meritorios.
Cuando el propio procesado ha consentido en reconocer su culpabilidad, debe partirse
del considerando de ser cierto ese asentimiento, lo cual aleja la posibilidad del error
judicial, base precisamente para que la justicia adquiera mala reputación y para que se
den reparaciones económicas cuantiosas y frecuentes por parte del Estado. Este doble
riesgo no se da cuando opera el sistema de los preacuerdos y negociaciones, manejados
dentro de las pautas señaladas por la ley. De otro lado, el tratamiento penitenciario de
lo que subsigue, podrá ser más ágil, seguro y productivo fuera de ser menos costoso por
la duración del purgamiento de pena en una y otra eventualidad, o sea, en donde ha
ocurrido ese consenso o donde no se ha podido alcanzar.

Como no faltan las objeciones, los que dudan de todo y nada les convence ni aquieta, se
dirá que el preacuerdo o la negociación es una forma vedada de coacción legal bajo la
cual puede sucumbir el inocente. Qué no tiene riesgo en la vida? Podría contestarse de
modo simplista y sin afán de ver el problema. Pero la ausencia de los preacuerdos y
negociaciones no garantiza que una condena no recaiga sobre persona que en nada se
relacionó con los hechos. Lo que cuenta es que la factibilidad de darse este no sea
porcentaje crecido, ni que la previsión del mismo deje por fuera la adopción de
controles adecuados. Cuando el sistema se blinda en este ámbito y sentido, no hay que
situarse en el punto de la equivocación sino en el del buen suceso, no hay que entender
que se está pactando con persona que nada tiene que ver con el delito investigado o
juzgado sino con alguien que estuvo involucrado en él y es sujeto probable de sentencia
de condena.
IV Curso de Formación Judicialluicial
para Magistrados, Magistradas, ESClIc1aJudicial
Jueces y ]uczns de la República. Promoción 2009 .' -~ ~ "Rodrigo Lara 80Ililla" ••..

Pero algo más en este último tramo del análisis. A la negociación no se llega sobre la
base de una sospecha o conjetura volantona, caprichosa o aventurada. Quien se
entregue a un esfuerzo de preacuerdo con apoyo tan insensato y abusivo, lleva el
crecido riesgo de no ser escuchado. El imputado que sabe lo que hizo y también lo que
no hizo, no va a ser convencido por la simple propuesta de una rebaja de pena, que
también comporta un aspecto gravoso de reparación a la víctima, o porque se aluda a
que va a permanecer privado de libertad mientras que logra el reconocimiento de su
inocencia, con los inevitables daños materiales y morales que esto comporta. Tiene que
darse algo más serio y convincente para tomar una determinación de esta índole y este
plus radica en lo que ha logrado descubrirse y que de entrada va a originar una
imputación. Desde este momento, aunque no se debe revelar para este fin todo lo que el
fiscal conoce probatoria mente, para no comprometer los resultados finales de la
averiguación si no se llega al pacto, el imputado sabe hasta dónde puede subir el nivel
de las aguas acusatorias que le ahogará en una justa sanción. Y a más compromiso
incriminativo, mayor inclinación al arreglo.

Guía motívacional: consideración fundamental y decisiva de esta obra, con decir que la
descongestión judicial, el mal eterno, creciente e insoluble de la administración de
justicia, solo viene de la mano de los acuerdos y negociaciones. Ligero pero contundente
repaso del porqué de éstos. Excepcionalmente el legislador indica el motivo de los
institutos que crea. Solo cuando su esencialidad es innegable y rotunda como también la
profunda transformación que establece y la confrontación que suscita, se inclina por
señalar de una vez la razón de ser de su establecimiento y lo que se espera de él. La
humanización, la celeridad, el alejamiento del error judicial, la inserción en la solución
del conflicto de quienes dieron lugar a él, la descongestión, el extrañamiento de las
costosas reclamaciones contra el Estado por deficiencias en el servicio de justicia. Es
inexplicable que instituto tan singular en su importancia, destacada y reconocida por la
Corte Constitucional, no merezca una intensa atención por parte de los ocasionales o
permanentes comentadores de nuestros estatutos y que aun los estamentos judiciales
miren con desdén y falta de entusiasmo y consagración de energías intelectuales a su
desarrollo, depuración y mejor conocimiento. En el sistema la pena no está ausente sino
atemperada, evitando sí que sea irrisoria o insultante para la lógica y la comunidad,
todo para lograr fines superiores de justicia.

2.2 FINALIDADES DEL INSTITUTO


Sobre estas o razón de ser del mismo, el artículo 348 determina las siguientes: 1
Humanizar la actuación procesal y la pena; 2 Obtener pronta y cumplida justicia; 3
Activar la solución de los conflictos sociales que genera el delito; 4 Propiciar la
reparación integral de los perjuicios ocasionados con el injusto; 5 Lograr la participación
del imputado en la definición de su caso.

Teniendo en la mira esta orientación general del estatuto, algunas corporaciones se han
permitido recalcar esos propósitos. Por eso, sobre finalidades de las negociaciones
podría traerse a cuento, aunque no pocas partes de esta obra se ocupan del tema, que
la Sala de Casación (08/23/05, M Quintero Milanés; 05/04/2006 y 06/01/2006, M.
Espinosa Pérez), destaca: prontitud en la solución de los conflictos penales, lo que
redunda en mayor eficacia y prestigio de la administración de justicia y una notable
economía en su funcionamiento; constituye valioso instrumento de lucha contra la
IV Curso de Formació" Judicial/nidal
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y jueztls de la República, Promoción 2009 .••••• "Rodrigo Lara Bonilla"_

delincuencia; la terminación anticipada proyecta sus beneficios en forma amplia sobre el


imputado o acusado, la víctima, los funcionarios intervinientes en la actuación penal y
sobre la sociedad; desarrolla un derecho premial intenso en el procesado a quien lo
involucra de este modo en la solución del conflicto. Por su parte la Corte Constitucional,
menciona: forma afortunada de suavizar penas y humanizar el proceso, mediante la
terminación rápida del mismo, lo cual, si se ha producido una detención preventiva,
remedia en mucho esta situación; solución honorable, que comparten fiscal, víctima y
victimario, del agudo conflicto que genera el delito; a la tradicional y censurada lentitud
de la justicia se responde con trámite oportuno, celeroso y profundo, sin descuidar el
control que ejercen de manera más idónea los interesados en el proceso. Todo esto y lo
que cualquiera despejada mente observa a primera vista en las bondades del instituto,
constituyen factores para propiciar intensamente su desarrollo y aplicación.

Para calibrar la magnitud del instituto basta con advertir que muy pocas disposiciones
suelen acompañarse de los motivos, razón de ser, propósitos, objetivos y finalidad. Al
hacerlo en esta el legislador está acentuando su excepcional valor y categoría. Este
señalamiento explícito, que no agota el tema puesto que otras muchas de no menor
valor subyacen, perfila de manera nítida y comprometedora el instituto jurídico
procesal, sirviendo de inapreciable y segura orientación a su operador, esto es, señala el
deber que se tiene de aplicarlo dentro de esos parámetros. Si bien el sistema inquisitivo
reformado, mixto o de tendencia popular, que caracterizaba al estatuto anterior, no
dejaba, como una especie de préstamo de uso del sistema acusatorio, de establecer
rebajas, sentencias anticipadas, delitos dependientes de instancia o acción privada
(querella), etc., ello no pasaba de ser injertos no del todo bien avenidos con ese
sistema. Claro, porque dejaba intacta y prevalente la noción de legalidad de la acción
penal, esto es que dado un delito de acción pública esta debía ejercitarse con toda su
dureza, rigor e incontaminación y en todas sus previstas etapas. Mientras menos se
concedieran ventajas o benignidades, mejor, se pensaba, era la justicia y el estatuto
respondía más eficazmente a este propósito. Al fin y al cabo la enseña de esta
preceptiva era la de "salus publica suprema lex est" y de evitar, a rajatabla, la erosión
del concepto de soberanía encarnada en el juez, a causa de la dañina privatización, a la
primacía de la voluntad de las partes ( proceso adversarial). Total que con tal
entendimiento y condicionamiento, así debían aplicarse, con extrema cicatería, esas
especiales benevolencias. Pero, con manifestación orientadora tan expresa como la que
se comenta, el marco de pretensiones ha dado un giro de 180 grados y el mandato es el
de procurar, no por excepción sino por regla general, el preacuerdo o la negociación.
Esta es una diferencia fundamental en el ejercicio de este instituto y a la par de irse
esclareciendo fidedignamente los hechos, por parte de la fiscalía, esta debe mostrarse
no hostil y sí receptiva a esa justicia consensuada. Y si lo logra, todas las conveniencias
pensadas por el legislador en la referida norma se traducirán en un nítido panorama de
realidad. De no, como fenómeno residual, como objetivo subsidiario, utilizará sus
descubrimientos para impulsar un proceso completo y terminar en una pena
ejemplarizante, con lo cual el Estado demuestra que quien no se allana a esas
alternativas de generosa y justa magnanimidad, en bien de todos, se hace merecedor a
un tratamiento severo. Con esta glosa ya se advierte, de una, que el instituto lejos de
ser una pretensión escasa, singular, restrictiva, insular, pasa a ser una constante, un
buscado, noble, eficaz y promisorio instrumento de solución pacífica de los conflictos
sociales relacionados con el delito, que es, de otro lado, la actual conceptualización del
proceso penal. Al valerse de él no se está apartando y sí cumpliendo con un mandato de
ley y no se debe sentir temor, ni vergüenza, ni frustración de viabilizar su aplicación. Es,
IV C"rso de Formación jmficial Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escllela JlIdicial
Jueces y .Juezas de la República. Promoción 2009 ~._ IIRodrigo Lara Bouillao ••..

pues, una figura que enaltece y no deprime ni desprestigia al estatuto. Y en rumbos de


esta naturaleza se muestra amplio el sistema acusatorio. El procedimiento penal así
concebido no está dando muestras de debilidad, ineficacia o contemporización con el
delito, sino, sobre la base de su mejor comprensión y tratamiento, una sobrada fortaleza
y un direccionamiento que alivia a la sociedad en uno de sus mayores problemas,
deduciendo ventajas que no han podido ofrecer otras regulaciones que se ocupan del
mismo asunto. En resumen, porque somos fuertes podemos ser más justos y
benevolentes. Claro que todo este enunciado y argumentación, impone un profundo
cambio de mentalidad en el operador judicial y lleva la legislación a su más calificado
desarrollo e idoneidad.

Guia motivacional: razón de ser de los acuerdos y negociaciones. Nunca puede


estimarse este instituto como defecto o daño de la justicia sino como factor decisivo y
esencial en su correcta aplicación. El sistema acusatorio se aviene más con esta justicia
pactada entre partes que los demás modelos procedimentales. Los acuerdos y
negociaciones no son actividades insólitas y escasas sino la actividad normal y querida en
el sistema acusatorio, lo cual impone un sustancial cambio de mentalidad en el fiscal.
Las negociaciones como sello de grandeza y encomio, jamás como demérito, debilidad o
torpeza.

2.3 SUPUESTAS DESVENTAJAS DEL INSTITUTO


Siguiendo un bien elaborado documento de la "Comisión Colombiana de Juristas" y
anticipando que muchas de sus críticas son de fácil control, las mismas que, como de
más o de menos, también afligen y flagelan a otros sistemas, aun con mayor intensidad a
lo que el eminente grupo adjudica como defecto único al sistema acusatorio, señalan:

Que "las alegaciones de culpabilidad" van a ser regla general, es pronóstico que no
entenebrece ni desalienta. Precisamente, la negociación está ideada para que produzca
este resultado. Obvio que se parte de una culpabilidad real, no artificial ni menos
creada por la propuesta de recibir menos penas. Llegarse a una, sin este basamento,
constituye un error del cual ningún sistema está a salvo, pero que afecta menos al
sistema acusatorio y, aun dándose, son menos nocivos sus resultados. La propia
institución conjura lo uno y lo otro.

Que en los Estados Unidos de América, y en otras latitudes, se dan críticas y reticencias
al sistema acusatorio? Cierto, pero cuál sistema no ocupa este turno y se le vapulea sin
atenuaciones. Además, no abundan tanto como se las imagina en contra del acusatorio.
La democracia, en ese país, no se concibe por fuera del sistema acusatorio de justicia.
Por algo será, en cuanto a bondad del método, que allí se predica y cumple, en gran
medida, el ideal de privación de libertad sin sentencia, práctica que no ha podido
aclimatarse en el mundo y apenas hay temporales ciclos en que merma su intensidad.

Mencionar como tacha la deficiencia ética del defensor, es partir de una ofensiva
suposición que desmiente la realidad. Esta lo que indica es que se esfuerzan por
proteger al imputado o acusado. Y en cuanto al dificultado acceso al fiscal, esta obra,
por lo menos, insiste hasta el cansancio los valores morales del fiscal, su bondad,
rectitud, seriedad, colaboración honrada, disposición permanente de atender
pretensiones negociadoras, excitarlas, promoverlas y ayudar a su ejecución. El lamento
buscaría, y de eso precisamente se trata, cambiar la mentalidad del fiscal a fin de
IV Curso de FOnlUlció" ludida 1,I"icial
para Magistrados, Magistradas, ESCllcla Judicial
Jueces y luczas de la República. Promoci6n 2009 , •••.••.•••
__ "Rodrigo Lara Boltilla/f~.-

sacarlo de la abulia y desprecio por los acuerdos y activarle todas sus capacidades para
promoverlos de manera acertada y justa, pero evitando la rutina y la uniformidad en el
enfrentamiento de cada asunto.

El costo de un buen asesor es una crítica tan amplia que, en cualquier sistema, se da.
Pero se ha dejado de lado considerar que la defensa pública que es otra esencialidad del
sistema y encuentra en este su mayor y mejor desarrollo, tan escasas características en
el método anterior, que no pensaba más que en los abogados de oficio, graduando de
tales a cualquiera por la urgencia del acto procesal. Y a ello proveyó con generosidad el
estatuto. Porque haya casos en los cuales el inocente carece de un magnífico defensor y
los culpables están bien provistos al respecto por contar con respaldo económico, no es
una deficiencia del sistema y se emparenta con un modelo social en que abundan las
diferencias y cada cual adquiere lo que le permitan sus capacidades. En este sistema la
buena asesoría conducirá, precisamente, a la negociación, que no es impunidad sino
justo y rápido sancionamiento de quien merece ser castigado, pero con proporcionalidad
adecuada.

La etapa embrionaria para la negociación es otra objeción. Pero contradictoria, porque


si se quiere la pronta terminación del proceso, no lo será si se deja para cuando el
mismo esté por terminar. De otro lado, el procesado, así esté en el principio de aquél
(imputación) sabe muy bien si ha sido descubierto, si la fiscalía tiene o no elementos
valiosos en su contra y, ante esta temprana evidencia (que aleja el error judicial) decide
negociar su condena. El proceso podrá ser incipiente, pero el conocimiento del
inculpado sobre su conducta, se muestra perfecto al principio y al fin, porque tiene la
maduración propia y concomitante con la comisión del delito que se le imputa o del cual
se le acusa.

Finalmente, que el sistema es un mal necesario, expresión que se le adjudica a Chiesa,


no concuerda con la exaltación que este tratadista hace de cada uno de los institutos
que el sistema ha creado y con el silenciamiento a toda recomendación en favor del
inquisitorio. Pero el "mal necesario" hay que buscarlo no en el método acusatorio sino
aguas más arriba, como sería la existencia de un código penal y el fervor de tantísimas
personas por el delito. Trata sí de evitar la condena del inocente y de permitir una
decisión justa para el culpable, imponiendo el respeto cuidadoso de las garantías
fundamentales y oponiéndose, aunque la rutina de los jueces y las reformas
imprudentes, a que prolifere la detención precautelas. Pero en fin, esa es la humanidad,
plena de grandezas y miserias, buscando el perfeccionamiento de todo lo que atañe a
este universo tan convulso. Ojalá no abundaran los males necesarios y no habría
violencia y reinaría la paz y la armonia y las oportunidades eficientes para todos. No
tendríamos pobreza, ni ignorancia, ni falta de salud, de trabajo o educación. Las
cárceles no abundarían ni se necesitarían los jueces que introducen algo de orden, no se
pensaría en la cirugía, en el aborto terapéutico, en los cuerpos armados, ni nos
aniquilarían los malos climas, las hambrunas, los impuestos, la polución, las reglas
bárbaras de la economía, los bancos, etc.etc .. Con semejante tesis nada queda en pie ni
nada es siquiera relativamente bueno o recomendable. No será que, como escribiera
Camus, el infierno somos nosotros mismos?

Guía motivacional: censuras de la Comisión Colombiana de Juristas al CPP acusatorio.


Respuesta personal a esas observaciones.
IV Curso de Foymacióu Judicial Iuicial
para Magistrados, Magistradas, ESCllela Judicial
Jueces y luczas de la República. Promocióu 2009 ...,..••. :__ ",Rodrigo Lara Bonilla" ••.

2.4 HABILIDADES Y CONVICCIONES DEL NEGOCIADOR


Constituyendo las negociaciones un factor esencial al nuevo procedimiento penal
acusatorio, conviene indicar algunas de las características de su principal ejecutor, esto
es, el Fiscal. Así el imputado o acusado sea el dueño de la última palabra, no se remite a
duda que la habilidad del fiscal juega un papel decisivo en la obtención de ese
consentimiento. Si este funcionario se muestra torpe y carente de los atributos que
deben acompañar la tarea de persuasión, seguramente ese contacto será estéril y lo será
no tanto porque no se accedió a sus propuestas sino porque no se dio cuenta ni de la
importancia del asunto ni del modo de manejarlas con idoneidad. Y no se diga que para
la justicia resulta indiferente que se acceda o se rechace el ofrecimiento de un pacto
porque bien podría pensar de esta manera un endurecido funcionario que no sabe de las
aflicciones de quien enfrenta un proceso y puede alcanzar un mejor trato y disfrutar de
algunas importantes ventajas judiciales, pero no cuando el legislador ha caracterizado el
instituto, según se comentó atrás, de trascendente e ineludible y ha exteriorizado su
anhelo, fervor y necesidad porque se puedan realizar esa clase de preacuerdos o
negociaciones.

El fiscal negociador debe partir de esa consideración, esto es, que la cuestión se exhibe
como valiosa, sustancial, imprescindible, respetable, significativa, trascendental,
utilísima, necesaria (la abundancia de los adjetivos pregona la grandiosidad del asunto)
que reclama la obtención del éxito y de su permanente búsqueda. Estamos, entonces,
no ante una dádiva, una extravagancia o un trámite inocuo o rutinario. Por el contrario
se trata de un ejercicio de necesaria justicia, de algo que la mejora y la magnifica, de
un deber que exige cumplirse a cabalidad y disponiendo de calificados recursos para
darle curso y culminar sus objetivos. Posición distinta podría incluso repercutir en el
debido proceso si se demuestra desidia, mal manejo del cometido, aversión a lograrlo,
injustificada obstaculización del trato, mera apariencia de interés en ello, falta de
información al respecto, etc .. Cuando se asimilen correctamente estas ideas el talante
del funcionario será muy diverso y en vez de ser hostil será afable, en vez de ser huraño,
reservado e inescrutable, será franco, comunicativo y bondadoso, en vez de
intranquilizar a su interlocutor, será sedante e infundirá confianza, en vez de mostrarse
huidizo y refractario al diálogo, será abordable con facilidad y propicio a intercambiar
ideas, en vez de exhibirse como alguien que cumple con una misión desagradable, ajena
a su oficio, será ejemplo de persona que se siente en obligación de llevarla a
satisfactorio fin porque se trata de un servicio público de inestimable valor.

Con estas premisas la institución funciona en el buen sentido que lo quiere el legislador.
Claro, porque ya no esperará a que, como un supremo hacedor y dispensador de gracias
y benevolencias, se le busque, se le implore, se le motive, acceda a oír, sino que al
primer contacto con el imputado o su abogado, hará saber a estos el contenido y alcance
de ese beneficio, el deseo incontaminado de pensar todos en el tema, el espíritu abierto
de escuchar y debatir opiniones y posibilidades al respecto. En este sano ambiente lejos
de matizar el punto como una inmerecida largueza y laxitud del Estado, se entronizará
la idea de estarse reconociendo un derecho y de estar aquél, el imputado y la victima,
recibiendo mutuos beneficios. Si esta tesis prospera y se hace razón de función, la
victima no encontrará extraño ni insólito que el imputado obtenga una disminución de
pena, ni éste que le resulta altamente conveniente acomodarse a un pacto que no se
funda en la invención de una autoría o participación sino como reconocimiento de una
IV Curso de Formació" jmlicinl luicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y luczas de la República. Promoción 2009 ~=
•••__ ".Rodrigo Lara Bonilla"~,

realidad delictiva que puede aprovecharse para efectos de atenuar la sanción y disfrutar
de otras recompensas.

Con esto no se quiere que el funcionario se presente como alguien que solo tiene esta
salida para determinar una responsabilidad penal y que carece de fortaleza intelectual o
ética para desarrollar sus compromisos legales. No, no hay margen para pensar en esto
porque la discusión del punto debe traducir, con un respaldo probatorio legal,
fehaciente y verídico, que se está en el nítido convencimiento de estimar el hecho como
delito y considerar al imputado como autor o partícipe. Obvio que ni se está
descubriendo temerariamente el total de las averiguaciones ni los resultados más
importantes de las mismas. En esto el funcionario debe excogitar las razones suficientes
que convenzan al imputado de haber sido descubierto y que ha de perder su lucha
judicial, arriesgado incluso a que se sepa todavía más sobre el comportamiento y se
vuelva más difícil su situación. Y, repetimos, en ello no hay imprudencia ni actitudes de
riesgo criticables porque la formulación de imputación, quiérase o no el pacto, realícese
o no el acuerdo, comportará la enunciación de los elementos probatorios materiales,
evidencia física, información obtenida lícitamente, que la sustenten satisfactoriamente.
La habilidad está no en engañar al imputado sino en inclinar su ánimo confesatorio, de
reconocimiento, de estimularle hacia la negociación, de saber dosificar la
argumentación y el apoyo incriminatorio que se tiene.

También constituye un error pensar que el funcionario no debe dejar ver su interés en
una eventual negociación. Aquí no se trata de encubrir ideas y propósitos, que la propia
ley exterioriza, ni de sembrar falsas posiciones que engañen al imputado o acusado. La
franqueza, la claridad, la verdadera intención no tiene porque encubrirlas el funcionario
ni temer el que así se aprecie. De donde, ya se dijo, no tiene por que esperar a que se
cree la falsa sensación de una mortificante situación de búsqueda, persecución o asedio,
sino que él debe sembrar esta posibilidad y destacar que siempre estará dispuesto a
escuchar solicitudes y pretensiones en este sentido. Y de ahí mismo resulta que la
exposición concreta de la propuesta no está reservada y a cargo exclusivo del imputado,
sino que puede el fiscal insinuarla o recomendar modificaciones a las que se le hagan o
revelar otras que podrían ser la solución del conflicto. Todo con un fino ánimo de buscar
un equilibrio de intereses y sacar, para todos, el mejor y más justo partido. Obvio que
esto no es tarea de un instante y de un primer conato de acercamiento y dilucidación.
La persuasión, aunque se quisiera que resultara fácil, suele encontrar resistencias,


equivocaciones, pérdida de rumbo, acopio de fatigas que crean la falsa sensación de ser
mejor el desistimiento de la tarea emprendida, su abandono, que persistir y renovar
esfuerzos. Esto último es lo más aconsejable y no deslustra el servicio que encierra la
conveniencia de celebrar en todo proceso un preacuerdo o una negociación, como
tampoco mancha sino que eleva los atributos del funcionario. La justicia podrá agrandar
su prestigio y mostrarse más eficaz y con posibilidades más amplias de ser más rápida y
exitosa, a medida que aumenten los preacuerdos y negociaciones y en vez de tener dos o
tres millones de procesos, más bien ese número se reduzca a enfrentar, por obra de esta
institución, quinientos o novecientos mil conflictos que seguirán su curso total pero en
los cuales, cuando haya un destello de negociación, también debe instrumentalizarse.

El sistema encuentra su mejor apoyo en la existencia de un buen negociador que, a


partir de ciertas condiciones innatas, aumenta su habilidad por la experiencia y la
dedicación a obtener una buena formación para ello. Si bien se ha destacado su virtud
de probidad como también la de saber llegar, para dominar la escena, al imputado,
IV Curso de Fon1JaciólI Judicial I"icial
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Jueces y luezas de la Repúblic(I. Promoción 2009 : .•~ URodrigo Lara BOllillalt~

acusado, defensor y víctima por la confianza que inspira de no parcial izarse ni de


andarse con subterfugios y tretas sino más de realizar un acto de justicia (saber dar a
cada uno lo suyo, con proporcionalidad y equilibrio), cabe destacar la paciencia de que
debe revestirse porque la negociación es tarea ardua, agotadora y propicia al
desfallecimiento al encontrar resistencia o no hallar interlocutores de su misma calidad.
Sabiéndose que se trata de una misión de servicio impuesta por la ley y con nobilísimas y
necesarias finalidades, debe persistir en su empeño y no ahorrar fuerzas intelectuales
para llegar a un positivo logro. Es muy importante conocer las vicisitudes de su
compañeros de oficio y las soluciones aportadas y mantenerse en un plano constante de
dinamismo y adaptabilidad. Los autores Garzón, Londoño y Martínez, o.c.,tomo 2, págs.
506 y ss., seleccionan enseñanzas muy provechosas de autores como Francisco Cox
(http:www.acceso,uct.cl), Gerard E. Lynch (http:www.derecho penal.com.ar l, Uphoff,
quienes ofrecen clasificaciones que corresponden a modos de comportamiento efectivo
del negociador (negociador competitivo, no competitivo, cooperativo, integrativo),
estrategias, preparación, etc. En todo ello se determinan elementos benéficos, de
exitosa utilización, o prácticas que no deben imitarse sino evitar pero que sabiendo en
qué consisten ayudan a controlar aquellos que quieren impedir, abusar o distorsionar el
acuerdo. En todo caso se insiste, y con razón, en no improvisar demasiado y más bien
entregarse a una preparación adecuada que trace un plan de ejecución en el cual se
vislumbre posibilidades, obstáculos, frustraciones, logros, etc. todo lo cual comporta un
correctivo, un aupamiento, un perfeccionamiento.

Entre las guías que tiene el negociador, como fiscal, conviene reiterarlo, figura el grado
de prueba con que cuenta. Cuando este es débil y susceptible de desmejorarse o crear
situaciones confusas o aprovechables para un fallo absolutorio, el acuerdo debe ser más
generoso para el imputado que cuando todo hace ver que la prueba es meritoria y
también provocará inminentes acusaciones y sentencias de condena. En este punto las
concesiones serán más parcas y restringidas, pero de todos modos, para estimular su
producción, se harán. No por ello debe dejarse de negociar, puesto que con factores
mínimos, en este sentido, se alcanzan mayores y más seguros resultados. Igual
consideración debe hacerse, siendo el anotado el más fundamental, según las
características del delito y la personalidad del imputado. A lo que se presenta como
acción intolerable y altamente repudiable, menores ventajas y a lo que no ostenta este
perfil, más elasticidad y generosidad en su advenimiento.

Guía motivacional: otra exposición de vital trascendencia que requiere un cambio de


mentalidad. El instituto traduce un delicado manejo para rendir magníficos y
productivos resultados. El fiscal, lejos de ser buscado con dificultades para su
realización, debe suscitar su aparición, persuadiendo al imputado de las ventajas de
todo orden que le puede reportar el acuerdo y la negociación, planteando claramente el
asunto y evitando simples sugestiones o apariencias engañosas, que solo perjudican a la
justicia. Calidades y cometidos especiales del negociador. Tratándose de un instrumento
valioso de composición de diferencias para recuperar el orden perdido, fuera de refluir
en una dinámica de efectividad de la justicia penal, el negociador debe utilizar a
plenitud el instituto, dejando de lado prevenciones, timideces, inhibiciones, temores. La
sofística expresión de estarse negociando la justicia, actitud despectiva, ultrajante y
contraria a lo que quiere y ha previsto la ley. El funcionario que actúa correctamente y
conforme a lo mandado y buscado por el Código, no puede arredrarse en el
cumplimiento de sus funciones y deberes porque los desinformados malquerientes o
enemigos solapados del nuevo sistema, le maltraten con injustas sospechas o
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Jueces y ]uezas de la Repríblica. Promoción 2009 ~..-~ "Rodrigo Lara BOllilla" ~

distorsiones de la realidad. Cuando se establecen acuerdos se está realizando igualo


mejor justicia que cuando. estos no se dan. Establecer rápidamente la responsabilidad y
propiciar la terminación temprana de un engorroso, azaroso y lacerante proceso,
constituyen virtudes y no defectos de esta plausible modalidad de la justicia. El fiscal
general y los demás fiscales. Víctimas. Excepciones. El volver sobre lo mismo por
reformas temperamentales (corsi e recorsi -G. Vico- o el cuento del gallo capón (García
Márquez, "Cien años de soledad"), ejemplo de narración corta pero inacabable porque
lo que le sirve de terminación es la circunstancia ineludible de reinicio o repetición. Los
perjuicios graves de eliminar, restringir o estorbar las negociaciones.

Las negociaciones y el Fiscal General de la Nación

La facultad relacionada con la concertación de preacuerdos o negociaciones, estará


reservada de manera única y excluyente al fiscal general de la nación? La respuesta es
negativa pues basta con mirar la redacción del artículo 348 para arribar a esta
categórica conclusión. Nótese que en la primera parte se da una referencia genérica al
fiscal, lo que comprende a todos los que ostentan esta calidad, obvio que con la
exigencia de estar interviniendo en el respectivo proceso y no otro funcionario. Ya en la
segunda sección, afirma que esa facultad debe ejercitarse con la observancia de las
directivas emanadas del fiscal general de la nación y "las pautas trazadas como política
criminal". De suyo está que una intervención de esta índole, que se refiere a todos los
procesos existentes en el país, resultaría imposible de cumplir por una sola persona, o
sea, el fiscal general de la nación. Y cuando a este se le asigna, en lo que crea
necesario, la labor de señalar pautas, se está señalando que tales determinaciones
deben obedecerse por otros.

Pero saltan estos cuestionamientos:

a) Si no existen estas reglas generales, ello no comporta que la función se impida. Ante
su ausencia el fiscal obrará conforme a su criterio y atendiendo a las características del
caso que le corresponde definir y afrontar en este aspecto; b - cuando existan esas
directivas (que también puede ser mediante manuales operativos) y aparezcan puntos
sobre los cuales convenga una explicación, o no dándose las mismas, el fiscal del caso
puede y debe consultar con la fiscalía general lo que estime dudoso o controversial y,
además, dada la trascendencia de un caso, no está por demás enterar al fiscal general
del mismo y de la apreciación que se tiene sobre la naturaleza y alcance de un
preacuerdo o negociación a emprenderse. Esta prudente actitud no puede mirarse como
pérdida de autonomía ni renuencia a asumir una responsabilidad. Hay que mirarla como
lo que es, un sensato y precavido manejo de un instituto muy provechoso pero de
delicada aplicación y con incidencia en muchos planos. La fiscalía general no debe
olvidarse de componer tales patrones conceptuales de orientación, máxime que en lo
sustancial unifica por la cúspide criterios. Y no mantenerse estático o aferrado a una
tradición que ha sido superada. De manera constante debe pulsar la realidad
criminológica del país, la opinión y ejercicio de sus subalternos, para adecuar sus
recomendaciones. Oír, intercambiar opiniones, repasar los casos e hipótesis, reflexionar
profundamente sobre el tema, todo ello propicia un mejoramiento de la institución y
una aplicación más eficiente de la misma. El modus operandi de la delincuencia, que
permanentemente renueva sus planes, la proliferación de ciertas actividades ilícitas en
determinados lugares, el criterio superior de una bien entendida y realizada política
criminal, etc., constituyen razones valiosas para actuar como se deja indicado. Y
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Jueces y .luczas de la RepJÍlJIica. Promoción 2009 '':''-~ "Rodrigo Lara Bonilla" __ .

b) En cuanto a la política criminal, la comisión nacional encargada de esta tarea, cuando


se ocupa de esa función y ella roza con los preacuerdos y negociaciones, debe hacer
conocer sus conclusiones y orientaciones al fiscal general de la nación para que este las
analice, acepte u objete su procedencia y acierto y transmita a sus inferiores las
informaciones que sobre el particular deben tenerse en cuenta. Nada se opone y si
constituye plausible ejercicio de competencias, el que en un señalado caso, por su
importancia, trascendencia y complejidad, demande la designación de un fiscal que
deba considerarse como el más apto, para que intervenga a este fin y desplace al fiscal
que venía atendiendo la situación.

DIRECTIVANo. 001
DE SEPTIEMBREDE 2006

"Por medio de la cual se fijan directrices para la celebración de preacuerdos y


negociaciones entre la Fiscalía y el imputado o acusado,

EL FISCALGENERALDE LA NAClON
En ejercicio de sus atribuciones y,
CONSIDERANDO:

Que el articulo 116 y el inciso tercero del articulo 249 de la Constitución Política
establecen que la Fiscalía General de la Nación forma parte de la Rama Judicial y
administra justicia.
Que de acuerdo con el articulo 251 numerales 3 y 4 de la Carta corresponde al Fiscal
General de la Nación, ".. en virtud de los principios de unidad de gestión y de
jerarquia, determinar el criterio y la posición que la Fiscalía deba asumir, sin perjuicio
de la autonomia de los fiscales delegados en los términos y condiciones fijados por la
ley", como también participar en el diseño de la política del Estado en material
criminal.
Que por disposición del articulo 250 numerales 6 y 7 de la Constitución Política, es
deber de la Fiscalía General de la Nación velar por la protección de las victimas y
solicitar ante el Juez las medidas necesarias para su asistencia, reparación y
restablecimiento del derecho. Asimismo, el articulo 11 literales c y f de la ley 906 de
2004 consagra como derecho de las victimas " ... una pronta e integral reparación de los.
daños sufridos" y " ....que se consideren sus intereses al adoptar una decisión
discrecional sobre el ejerciciO de la persecución del injusto".
Que el articulo 142 numeral 1 de la ley 906 de 2004 señala como deberes especificas de
la Fiscalía General de la Nación proceder con objetividad, respetando las directrices del
Fiscal General de la Nación.
Que para lograr los fines del articulo 348 idem, la Fiscalia y los imputados o acusados
podrán /legar a preacuerdos que impliquen la terminación de los procesos, siempre que
se observen las directivas de la Fiscalía General de la Nación y las pautas trazadas como
política criminal, conforme con lo que establece el inciso segundo de la misma norma.

Consecuente con lo anterior, el Fiscal General de la Nación, imparte las siguientes


directrices:
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Jueces y juezas de la República. Promoción 2009 ._~ "Rodrigo Lara BOllilla" ••..

PRIMERA.Finalidades. Los preacuerdos y negociaciones san instrumentos jurídicos con


los que cuenta la Fiscalia General de la Nación para hacer justicia material y efectiva,
por medio de la participación activa del fiscal y el imputado, además de la razonable
consideración de los intereses de éste y de la víctima. En consecuencia no padrá
utilizarse sólo para resolver casos, acelerar la justicia, descongestionar los despachos
judiciales, ni como una forma de conciliación o mediación.

SEGUNDA.Factores relevantes. Previamente a la oferta o concreción de un preacuerdo


o negociación, la Fiscalía deberá evaluar la naturaleza de los cargos, el grado de
culpabilidad y el daño causado o la amenaza a los derechos constitucionales
fundamentales, los intereses jurídicos protegidos, la concurrencia de circunstancias
atenuantes o agravantes, las personales del imputado o acusado y su historia delictual,
los derechos e intereses de las víctimas, el grado de afectación y la relación que
tuvieran con el imputado o acusado.
Asimismo, se tendrá en cuenta la actitud demostrada por el imputado a acusado de
asumir la responsabilidad por su canducta, el arrepentimiento y el esfuerzo en
compensar a la víctima, o cooperar en la investigación o en la persecución de otros
delitos.
Como la negociación puede frustrarse en cualquier momento, el fiscal se abstendrá de
revelar posibles testigos u otros actos de investigación pendientes.
En todo caso, la fiscalía deberá preservar las bases para que pueda dictarse una
sentencia apropiada a las circunstancias del caso, guardando que el acuerdo no vaya a
frustrar o dilatar otras investigaciones en curso ni revele la identidad de confidentes o
informantes, ni atente contra el aprestigiamiento de la Administración de Justicia.

TERCERA.Objeto. Los preacuerdos deberán recaer sobre dos aspectos fundamentales: a)


Los términos de la imputación y b) La pena por imponer.

a) Los términos de la imputación. En este caso el preacuerdo debe versar sobre la


tipificación de la conducta can todas las circunstancias que la rodeen, en plurales
aspectos como: eliminación de agravantes, reconocimiento de atenuantes, grado de
participación y la forma de imputación subjetiva, de la siguiente forma:
1. Se puede acordar la tipificación objetíva en una forma especifica que traiga como
consecuencia la disminución de la pena, pero la nueva adecuación típica deberá hacerse
de tal forma que no modifique la esencia de la conducta, el objeto materíal ni los
sujetos activo y pasivo. Si estos últimos son cualificados no podrán ser convertidos en
comunes.
2. Se puede convenir la eliminación de agravantes específicas conservando las figuras
básicas o las especiales en los términos del numeral que antecede. También se puede
acordar el reconocimiento de circunstancias atenuantes específicas de cada tipo penal o
las generales que modifiquen los límites punitivos, como la ira, intenso dolor,
marginalidad, ignorancia o pobreza extremas, etc.
3. Se pueden acordar formas más benignas de intervención en la conducta punible que
impliquen rebajas punitivas, siempre y cuando no se varíe la denominación del delito en
el que se participa; lo que no obsta para que se acuerde una variación de complicidad
subsiguiente en un delito a encubrimiento como conducta punible autónoma.
4. La modalidad de la conducta típica (dolo, culpa o preterintención) no podrá ser
objeto de preacuerdos cuando implique transformación de su naturaleza jurídica.
Excepcionalmente, sobre la base de indefinición jurídica o probatoria, podrá negociarse
el tipo subjetivo por una forma menos grave y, de esa manera, convenir solamente el
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parl1 Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
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cambia de dolo eventual a culpa con representación o de preterintención a culpa en los


delitos que legalmente admitan la modalidad convenida.
5. Si hay indefinición jurídica y probatoria sobre el carácter de vencible o invencible de
un error, podrá acordarse como vencible, siempre y cuando pueda imputarse un delito
culposo o señalarse una pena disminuida en los términos de los numerales 10 y 11 del
articulo 32 del Código Penal.
Sobre la misma base de la indefinición jurídica y probatoria, podrá acordarse el error
para imputar un tipo privilegiada o más favorable o una atenuante de la punibilidad.

b) Preacuerdos sobre la pena y sus consecuencias. Se puede acordar la pena por imponer
y los mecanismos sustitutivos de la misma (suspensión condicional de la ejecución de la
pena y prisión domiciliaria), siempre que fuere resultado de un allanamiento o
aceptación de cargos, para lo cual deberán observarse las siguientes reglas:
1. El allanamiento o aceptación de los cargos imputados y los beneficios que comporta
podrán ser objeto de negociación en la audiencia de formulación de imputación,
después que el fiscal informe al investigado del derecho a que se refiere el numeral 3 o

del articulo 288 de la ley 906. Asimismo, podrán realizarse estas negociaciones en el
interregno comprendido entre la audiencia de formulación de imputación y hasta antes
de la presentación del escrito de acusación o a partir de la presentación de la acusación
y hasta el momento en que sea interrogado el acusado en el juicio oral.
2. Para los efectos anteriores podrá negociarse la rebaja de pena de acuerdo con los
articulas 351 y 352 de la ley 906 de 2004 y también la pena imponible de conformidad
con los articulas 54, 55, 58, 60 Y 61 inciso final del Código Penal. En el cálculo de la
rebaja de pena como fruto de la negociación padrón tenerse en cuenta factores como la
oportunidad del acuerdo, la colaboración para definir el caso y la actitud repara torio
hacia las victimas. En cualquier caso, para efectos de negociar la pena imponible, el
fiscal deberá respetar los limites mínimos y máximos previstos en la ley.

CUARTA. Límites a las negociaciones. Ademós de lo establecido en los articulas


anteriores, los preacuerdos y negociaciones tendrán como limites las siguientes reglas:
a) El fiscal delegado no podrá realizar preacuerdos o negociaciones con el investigado o
su defensa, antes de la audiencia de formulación de la imputación, en relacián con los
cargos que el primero presentará en ésta.
b) Cuando se trate de un concurso de conductas punibles no padrá preacordarse la
eliminación del cargo por el delito de mayor trascendencia, atendiendo el bien jurídico
y la pena establecida para el mismo.
c) Hecha la imputación, con la misma evidencia no podrá solicitarse ni hacerse una
nueva formulación de imputación que entrañe revocatoria o modificación de la inicial,
tendiente a hacerla menos gravosa.
d) La fiscalia debe asegurarse que el imputado o acusado actúa libre de coacción o
amenaza, consciente de la importancia de su declaración y de los derechos a los que
renuncia; además, cuidará que esté asistido de una defensa efectiva y que ciertamente
existe una base fáctica y probatoria para la negociación. Igualmente le advertirá que el
preacuerdo logrado no admite retractación, una vez que se le hubiere hecho el
respectivo control de legalidad.
QUINTA. Garantía de los derechos de las víctimas. Además de los derechos que asisten a
la victima según los articulas 135 y 136 de la ley 906 de 2004, cuando la Fiscalia realice
preacuerdos deberá informar a la victima por un medio idóneo de las consecuencias que
se derivan de este procedimiento y de las reparaciones efectivas ofrecidas, con la
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parn Magistrlldosr Magistradas, ESClfcla Judicial
JI/eces y juczas de la República. Promoción 2009 ...
~ "Rodrigo Lara Bonillatr_:

advertencia de que su aposición al acuerdo no es obstáculo para que éste se celebre y


ella pueda acudir a otras vías judiciales.

SEXTA. La iniciativa para adelantar preacuerdos o negoCIaCIones puede partir


indistintamente de la fiscalía, el imputado o acusado y su defensor, y pueden intentarse
varias veces siempre que no constituyan maniobras dilatorias. Durante este trámite la
investigación no podrá ser suspendida o interrumpida y el fiscal evaluará con sumo
cuidado la situación para evitar prescripciones y vencimientos de términos.

SEPTlMA. Los preacuerdos son aplicables a cualquier delito pero con estricta
observancia de las reglas que anteceden; siempre prevalecerá la decisión del imputado
o acusado sobre la de su defensor y constará por escrito donde se incluyan los
compromisos y beneficios recíprocos.

OCTAVA. Para los efectos del articulo 349 de la ley 906 de 2004, el imputado o acusado
podrá reintegrar el cincuenta por ciento del incremento patrimonial y asegurar el
recaudo del remanente por cualquier medio de carácter económico.

NOVENA.El fiscal deberá informar claramente al imputado los alcances y consecuencias


del allanamiento a los cargos o de los preacuerdos, en cada una de las oportunidades
que corresponda, haciéndole conocer que en el evento en que no se llegue a un acuerdo
en la pena a imponer ésta la fijará el juez dentro de su discrecionalidad.

La presente directiva se aplicará a partir de su expedición y se comunicará por


intermedio de los Directores Seccionales de Fiscalías a donde se remitirá copia del
presente acto administrativo.

CUMPLASE,

Dada en Bogotá, D. c., a los 28 dias del mes de septiembre de 2006.

MARIO GERMANIGUARANARANA
Fiscal General de la Nación

2.6 PARTICIPACIÓN DEL ABOGADO DEFENSOR EN LOS PREACUERDOS y


NEGOCIACIONES.
Pese a la perentoria redacción del artículo 354, que impone este acompañamiento ("Son
inexistentes los acuerdos realizados sin la asistencia del defensor"), alguien estaría
tentado de recomendar su exclusión en razón de agilizar el trámite (mientras menos
personas intervengan, menores serán las divergencias) y porque el preacuerdo o la
negociación nunca se realizan para empeorar la situación del imputado o acusado, sino
para obtener un trato más benigno. Pero a más de la señalada enfática admonición y en
aras de evitar suspicaces interpretaciones de la forma como se realizó el acuerdo
(alegación de ser violatorio de las garantías fundamentales), el cual busca aprestigiar y
no abatir la administración de justicia y "evitar su cuestionamiento", no queda en duda
la prohibición de efectuar esta transacción sin la asistencia del defensor. Impide
también esta protección el que posteriormente se intente una retractación obediente a
propósitos inconfesables o al prurito de dilatar el desarrollo armónico del proceso. La
cuestión no revela parvedad de materia, así sean notorios los beneficios para el
IV Curso tÍe Formación judicial Juicial
para A1agistrndos, Magistradas. Escuela Judicial
jueces y juezlTs de la República. Promoción 2009 :.\.:.? ~ "Rodrigo Laril Bonilla"-..

imputado o acusado puestas de manifiesto en los artículos 351 (pueden afectarse "los
hechos imputados y sus consecuencias"), 350 (1 - eliminar una agravante o un cargo; 2 -
alteraciones en la tipicidad j.

Por último, en refuerzo de lo que indica con toda claridad el código, no debe olvidarse
que el imputado o acusado asume en el preacuerdo o negociación la carga de pagar unos
perjuicios.

Reforzaría el anterior razonamiento el artículo 350: " .... El fiscal y el imputado, a través
de su defensor, podrán adelantar conversaciones para llegar a un acuerdo .... ". Pero
resuelto el interrogante en la forma expuesta, quedaría otra inquietud.

Solo se puede tratar lo de preacuerdos y negociaciones "a través", por intermedio o por
la vía de la intervención del defensor? Una interpretación literal apadrinaría una
contestación afirmativa, de donde cualquier contacto con el imputado o acusado, a este
fin, se mostraría como ilegal y daría al traste, por violación de garantías fundamentales,
con el acuerdo que se logre concertar, así sea con ulterior o postrera actuación del
apoderado.

De entrada y procurando excluir embrollos que dificulten o enreden tan lícito y


encomiable trato, es recomendable que no se inicie el mismo sin que este presente el
profesional que asiste y representa al imputado o acusado. Para que acopiar sinsabores y
tropiezos sin razón para ello. Mas dada una situación en que se haya desoído esta
exhortación, creemos que ello no es motivo para fulminar una sanción de nulidad o
desconocimiento de lo actuado. En efecto, es dable distinguir entre las conversaciones
previas y el acuerdo como tal, esto es, la conjunción de pareceres para establecer
conclusiones ciertas o inmodificables. Lo primero no está vedado porque se hagan sin el

• concurso del defensor, lo segundo irremediablemente si está por fuera de la legalidad y


quebranta una garantía de protección jurídica dispuesta por la ley con múltiples
finalidades, todas ellas atendibles. Mal estarían las cosas que, por un exagerado
adosamiento a un texto que ofrece valoraciones distintas sin desdibujar o atropellar el
querer del legislador, se tenga al imputado o acusado como un incapaz absoluto al punto
que nada puede hacer por si mismo sin que le sirva de traductor o peticionario su
defensor. El código, y en este título 11 lo destaca, le atribuye al sujeto pasivo de la
acción penal una condición bien distinta, una capacidad plena para intervenir. De donde
el fiscal puede hacerle conocer su intención manifiesta e imparcial de conversar sobre
un factible preacuerdo o negociación y este, a su vez, puede escuchar inicialmente
alguna respuesta sobre el particular, sin que nada de esto sea un referente que vincule.
Simples aproximaciones al tema que auspician un entendimiento futuro con todas las de
la ley. Evaluamos el aparte ennegrillado y que se comenta, como que el defensor puede
también él dar comienzo, motu proprio, a esas conversaciones incipientes, con o sin
asistencia obligada del imputado o acusado, pero el acuerdo final o la negociación
aceptada si debe darse con el concurso imprescindible del defensor y del imputado o
acusado.

Ahora bien, una solicitud del procesado en el sentido de querer conversar él con el fiscal
sobre un preacuerdo o negociación, con prescindencia del defensor, debe atenderse o
rechazarse hasta que no se de él asentimiento o la presencia de éste? Entendemos que si
el imputado o acusado quiere dialogar con el fiscal en estas circunstancias, no se
quebranta la ley porque esto así se Lleve a cabo. Nos basamos en la capacidad del
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IV Curso de Fonnació" ludida/Inicial


para Magistrados, Magi5tradas~ Escuela Judicial
Jueces y ]uezns de la República. Promoción 2009 ~_~ .....
~ #Rodrigo Lara BOllilla"-.

solicitante puesta de manifiesto en el artículo 354, en donde la ley hace prevalecer, en


caso de diferencias, la voluntad del imputado o acusado sobre la de su defensor. Pero
así anteceda una manifestación de este tenor, una vez realizada la plática y establecidos
algunas coincidencias, el fiscal debe llevar estas a conocimiento de la defensa y recibir
su asentimiento o su contradicción, lo que a su vez, en la segunda de las contingencias,
será analizado por el fiscal para determinar su razonabilidad y definir el camino a seguir.
Si el imputado o acusado hace saber que en esto de los preacuerdos o negociaciones es
su propósito su intervención exclusiva, prescindiendo del defensor, lo menos que puede
hacer el fiscal es dar cuenta a aquél para que enterado tome la decisión del caso, esto
es, quedarse indiferente ante la manifestación, aprobarla, o retirarse del caso. Pero si el
preacuerdo o negociación se insiste por parte del imputado o acusado de efectuarlos de
manera personal, el fiscal debe insistir en la inconveniencia de tomar este camino y la
ninguna incidencia obliteran te que tiene la actuación de su abogado. Pero si se da el
fenómeno de la persistencia, acudiendo al poder decisorio que la ley otorga al imputado
o acusado, accederá a ello, dejando constancia de todo lo decidido. El preacuerdo o
negociación legítimos y en beneficio del procesado, debe, como se ha dicho tantas
veces, el objetivo principal y el interés predominante.

Sobre el preacuerdo o negociación que se cimenta en haberse escogido un delito menor


en punición (inciso r del artículo 350), esta variación, si refluye sobre la naturaleza o
cuantía de los perjuicios, debe hacerse saber primero al procesado si excluye esta
incidencia y, en caso negativo, procurar el asentimiento de la víctima a este respecto.
De no ser posible ninguna de las dos proposiciones, el fiscal tomará la decisión más
conveniente y provechosa a los fines de la institución, que como se dijo procura en
primer termino la conjunta reparación debida de los perjuicios, pero si esta no se logra
por infundada obcecación de la víctima, a esta le quedará el derecho de acudir a otras
vías judiciales. El punto debe ser bien dilucidado pues no basta que por un cambio de
tipicidad o eliminación de agravantes, los perjuicios reciban automáticamente una
consecuente detracción. O sea que el preacuerdo o la negociación, en principio, no se
uncen a esas variantes y para poder admitir estas consecuencias debe seguirse la vía
aconsejada en líneas anteriores. Es claro que esta es situación bien diferente a factores
que impongan esta detracción de reparaciones económicas, por el comportamiento
asumido por la víctima. O sea que lo que por ley o jurisprudencia debe tenerse en
cuenta para mermar la cantidad económica de los perjuicios, se entiende incorporado a
la determinación pertinente, sin que la víctima tenga que prestar asentimiento o ser
consultado al respecto.

Artículo 351, inciso 20• Insistimos que lograda un acuerdo edificado sobre un cambio de
calificación de los hechos, que repercute en una disminución notable de pena, no deben
agregarse otras rebajas, aunque dentro de la nueva valoración de la conducta es dable
negociar que la pena sea mínima, que se aplique una determinada forma de sus
ejecución, se concedan beneficios sobre la misma, se desatiendan agravantes y se
eliminen algunas de carácter accesorio. Si la negociación logra una reparación que el
código penal recoge otorgando un beneficio más amplio, como sería la extinción de la
acción, no es dable en conseguir este mediante el acuerdo porque en el sistema, la
acción y en consecuencia la pena, no desaparecen totalmente. En otras palabras, si la
calificación normal del comportamiento no permitía la extinción de la acción penal, no
es dable negociar para llevar a otra estimación jurídica que de paso a ese resultado.
Esas identidades no es posible desconocerlas con este artilugio. O se está a lo uno o lo
IV Curso de FormnciólI Judicial ,I"icial
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Jueces y /uczas tic la República, Promoción 2009 ~':<U:.~ l/Rodrigo Ll1ra BoltillalJ
•••.

otro y el imputado o acusado debe ser informado al respecto en forma clara,


comprensiva y completa para evitar incidentes, polémicas y anulaciones.

Guía motívacional: presencia e intervención del abogado del imputado en el trámite de


la negociación. Situaciones complejas que puede enfrentar la fiscalía y la forma de
evitarlas o solucionarla. Se parte del presupuesto de mirar la participación del letrado
como una garantía, una colaboración, un beneficio y no como una desgracia y un
obstáculo que debe desalojarse. El abogado, por las razones que exponga la fiscalía,
sabrá aceptar la bondad de la negociación que se le propone y a su vez arbitrará
factores para modelar el pacto. Solo cuando no responda a este deber profesional debe
acudirse a remedios más drásticos, empezando por el descubrimiento, ante el imputado,
de estas infortunadas malandanzas.

2.7 INTERVENCIÓN DE LA VíCTIMA EN LOS PREACUERDOS y


NEGOCIACIONES
La Corte Constitucional en la sentencia C-516/07 expresa que la víctima "también podrá
intervenir en la celebración de acuerdos y preacuerdos entre la Fiscalía y imputado o
acusado, para lo cual deberá ser oída e informada de su celebración por el fiscal y el
juez encargado de aprobar el acuerdo".

Creemos que la Corporación excedió, aunque con' un sentido reforzan te de protección,


el trazo legislativo. El estatuto le permite a la víctima intervenir mediante una
específica representación togada a partir de la audiencia preparatoria. Antes, esa
representación está en cabeza del fiscal. Resulta un poco contradictorio que
otorgándose esa representación no se confíe en lo que se puede hacer en su
cumplimiento o instrumentalización, especialmente en la reparación de perjuicios cuyo
reconocimiento y seguridad de pago es presupuesto sine qua non para la eficacia del
acuerdo o la negociación. La intervención física y simultánea de víctima y fiscal, en este
cometido, lejos de darle agilidad al instituto lo entorpece innecesariamente pues el
apasionamiento que despierta la exigencia de una desmesurada reparación induce a que
el procesado no quiera pacto alguno o que esa participación inmovilice o dificulte el
accionar del fiscal en este sentido. Debe advertirse que la reparación es un tema vital al
proceso penal acusatorio al punto que la Corte Constitucional ha afirmado que en este a
la víctima se le otorgan a plenitud sus derechos y garantías, dotándola de medios
efectivos, lo que no acontecía en el anterior estatuto en donde esa parte era casi
invisible.

El proceso penal es un económico instrumento procesal para que el agraviado obtenga la


recuperación de lo perdido y se le indemnice cabalmente en los órdenes en los cuales
haya resultado perjudicado. Pero no es el único medio judicial para ello. La justicia
civil, mediante las acciones correspondientes, está también llamada cuando sea
requerida para satisfacer estas pretensiones. Lo que quiere decir que si una víctima no
quiere aprovechar esta ventaja, y así lo manifiesta, la actividad penal debe
desentenderse de este empeño y desconectarse por completo de este específico afán. Al
fin y al cabo es un proceso adversativo, de partes en donde es factible, sobre un
ejercicio de libre y bien formada voluntad, reclamar o no hacerlo, intervenir o mostrarse
ajeno, aceptar total o parcialmente algo o rechazar lo uno o lo otro. Igual ocurre si
silenciándose esta manifestación y aceptando, así sea implícitamente, que el proceso
penal se ocupe de sus perjuicios, si llegado el momento en que estos se acuerden entre
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para Magistrados, Magistradas¡ Escuela Judicial
Jueces y }uezas de la RepúlJlica. Promoción 2009 .....•
_:~ ~ URodrigo Lara Bonilla"_

fiscal e imputado o acusado, la víctima rechaza esta determinación económica, no por


esto se petrifican en la inacción los preacuerdos. Muy claro lo dice la parte final de
artículo 351: "Las reparaciones efectivas a la víctima que puedan resultar de los
preacuerdos entre fiscal e imputado o acusado, pueden aceptarse por la víctima. En
caso de rehusarlos, esta podrá acudir a las vías judiciales pertinentes" - énfasis suplido

Texto tan claro permitiría mirar, como se ha dicho, de exagerada la tesis de la Corte
Constitucional. Pero la misma puede aprovecharse, para conciliar apreciaciones, en el
sentido de llevar al fiscal la advertencia de no olvidarse de contar en el tema con la
colaboración de la víctima y, tras de informarle oportunamente de sus derechos y
beneficios -artículos 132 y siguientes CPPP- debe explorar la índole y cuantía de los
perjuicios sufridos y el estimativo que de ellos puede tener y, también, que es su deber
buscar la terminación del proceso mediante los preacuerdos y negociaciones, dejando a
salvo sus perjuicios en el monto justo en que deben reconocerse o ser tasados. Con esa
colaboración y decantando las pretensiones de la víctima para evitar abusos en este
terreno (exageradas, ilegítimas e injustificadas exigencias), el fiscal se entregará con
ahínco a conciliar sobre los hechos y la conformación del o delitos cometidos, así como a
los perjuicios correspondientes. Cuando tenga un proyecto de fácil realización, le
comentará a la víctima la parte relacionada con sus perjuicios (puede buscarse la
colaboración de un experto) y le explicará la razón de ser de esa fijación prevista,
anotándole que puede aceptarlos o negarse a admitirlos, caso en el cual le quedará la
vía civil u otra para hacerlos efectivos según sus propios estimativos, para lo cual le será
muy útil, o definitivamente útil y aprovechable, la sentencia de trámite abreviado
(desvío del procedimiento) que se ha obtenido. Pero si las objeciones de la víctima se
muestran justas, razonables, legítimas, deben escucharse y admitirse sus observaciones
y canalizarlas en la gestión del fiscal.

Respaldo probatorio de la imputación como presupuesto del preacuerdo.

Lo anterior quiere decir, con el mayor de los énfasis, que no es dable suplir la
inexistencia de prueba incriminatoria por una imputación en el vacío seguida de un
preacuerdo o negociación (ver decisión de la Corte Constitucional). Estas
eventualidades, para poder exhibir característica de legalidad, deben contar como
presupuesto indispensable que milite prueba suficiente para una imputación. Como
también se tiene por verdad que si no se ha podido constituir una imputación no es
dable pasar a formular una resolución acusatoria. En otras legislaciones llegan a tanto
estas posturas que se tiene como acertada praxis judicial el impedir la resolución
acusatoria si ha sido rechazada, por debilidad de la prueba, la aplicación de una medida
de aseguramiento.

Guía motivacional: el indispensable requisito de elementos de incriminación que hagan


posible una imputación y que permitan una honrada negociación que parte de una
realidad incriminatorias que no puede ser simplemente imaginada o artificiosamente
creada para efecto de una negociación. No se trata de engañar a nadie ni de coartar su
libre determinación.
IV Curso de Formació" judicialluicinl
para Magistrados, Magistradas, Escue.la Judicial
Jueces y ,/uezas de In República. ,Promoción 2009 .••
;tt'~ "Rodrigo Lara Boltilla"_

2.8 EL DESCUBRIMIENTO DE LA PRUEBA PARA UNA NEGOCIACiÓN


Los tantas veces mencionados autores Garzón, Londoño y Martínez (o.c., tomo 2, p.207),
anotan: "(i) Puede el imputado en la audiencia de control jurisdiccional del preacuerdo,
conocer la evidencia que lo compromete para efectos de suscitar un control de su parte?
En vista de que se continúa sosteniendo en el medio pragmático judicial, sin ningún
fundamento, que la fase preprocesal (indagación preliminar e investigación formal) en
términos de evidencia es secreta, puede entonces afirmarse que dentro de la audiencia
de control de constitucionalidad y legalidad del preacuerdo o negociación, la defensa
(del imputado) puede exigir a la fiscalía por intermedio de orden que emane del juez del
conocimiento director de la susodicha audiencia, que ésta descubra la evidencia
incriminatoria con la que pretende hacer valer la declaratoria de culpabilidad, esto es,
la alegación preacordada concluida entre fiscalía e imputado. Aducirá para el efecto las
siguientes razones:
".Que el descubrimiento de evidencia se hace menester para dar reconocimiento
jurídico pleno a las garantías procesales como expresión de los derechos a información y
asesoría debidas, dimanación del debido proceso constitucional.
".Para garantizar el principio de igualdad constitucional, porque con la ocultación de
evidencia, la fiscalía se reviste de un poder que la hace dominante frente a la posición
jurídica del imputado, con lo que se rompe el derecho a la igualdad aspirada por el
principio de consenso en la resolución de conflictos penales. Asimismo, el principio de
igualdad en el proceso penal, se desvanece con el secretismo de evidencia, en relación
con el imputado y quien ya ha adquirido la condición jurídica de acusado. Así, mientras
el primero, hará su declaración de responsabilidad penal (fundamento de una
preacuerdo con la fiscalía) basada en una información y asesoría incompleta -en tanto
carece de conocimiento sobre la evidencia de cargo, al no poder ésta ser descubierta-;
el segundo, .es decir el ya acusado- verá fundamentada su manifestación de culpabilidad
(además de otras circunstancias) en la evidencia, que en esta etapa la fiscalía debe
descubrir.
"Se denota entonces, una flagrante desigualdad en el proceso penal de quien apenas
adquiere la calidad de imputado frente al ya acusado.
".Para analizar el contenido constitucional y legal de la evidencia incriminatoria en
poder de la fiscalía, que podría estar afecta a las consecuencias jurídicas previstas en el
artículo 29 de la Norma Superior (nulidad de la prueba ilícita) y el 23 de la ley procesal
penal (regla de exclusión).
".Para realizar la disquisición de conducencia, pertinencia, utilidad y racionalidad de la
evidencia, que efectivamente concluya que el contenido de la misma, recaudada por la
fiscalía es consecuente con la manifestación de culpabilidad del imputado.

".Se podrá argumentar, que presentado el escrito de acusación se hace público el


catálogo de evidencia o elementos materiales probatorios (artículo 337 CPP), que a
partir de ese momento pueden ser objeto de descubrimiento por parte de la fiscalía; es
más, en la propia audiencia de control de legalidad del preacuerdo podría exigirse ese
descubrimiento bajo el argumento de que esta audiencia equivale a la formulación de
acusación porque en aquella la fiscalía presenta los términos del preacuerdo insertos en
el escrito acusatorio, de donde bien se .puede colegir, que la defensa, al igual que lo
hace en la audiencia de acusación, puede exigir descubrimiento de evidencia en los
términos del artículo 344 CPP.
IV Curso de Formación Judicial/nidal
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y }uezas de la República. Promoción 2009 ~~ IIRodrigo Lara Bonilla" ~

"Todo esto con la finalidad de que la defensa examine, si es más favorable para su
representado sostenerse en los términos de la alegación preacordada o retractarse de
ella porque es posible reafirmar la presunción de inocencia del imputado en el juicio
oral y público.

"Así las cosas, el descubrimiento será factible en sede de audiencia de control


jurisdiccional de la negociación o preacuerdo".

Pese a la bondad del propósito de los comentaristas y a la sugestiva fundamentación de


su tesis, no la compartimos y somos breves en lo que nos lleva a este disentimiento.

Creemos que al trámite de negociación se le está agregando un complejo


condicionamiento o articulación, lo cual deteriora el sistema y lejos de darle agilidad y
rápida terminación al proceso, lo envuelve en situación muy contraria. Las previsiones
legales que se citan en reforzamiento de la cuestionada opinión, están destinadas no a
una negociación sino a la continuación natural y regular del proceso con todas sus
contingencias y demoras. Descubrir anticipadamente todas las evidencias es colocar a la
fiscalía en una desventaja que no la quiere ni la patrocina la ley, máxime cuando se está
tratando de realizar o perfeccionar una negociación. La corrección de la actuación no
debe someterse a esta desconfianza y descubrimiento. El ordenamiento indica, por la
consolidación de la actividad procesal, cuándo debe hacerse lo que los comentaristas
afirman como conducente y no es precisamente lo que corresponde al acuerdo. El fiscal
cumple con exhibir lo que se le requiere para una imputación y acusación. Si esto
convence al procesado de las propuestas que se le hacen para una negociación, las
aceptará, pudiendo, en situación diferente, rechazarlas. Se prestaría la propuesta a
pretextar aparentes preacuerdos para conocer totalmente de lo que dispone la fiscalía
para, una vez obtenido este enteramiento, rehuir el prepacto o retractarse de él, en fin,
frustrarlo porque su táctica le asegurará un triunfo en el debate público. Tanto es esto
que si el fiscal se da cuenta de la celada, preferirá parar el preacuerdo y no continuar
suministrando conocimientos sobre lo que ha sido la conducta delictiva del procesado. Si
la ley exige lealtad y buena fe en el fiscal, así como que no está inventando elementos
ficticios o ilicitos, la presentación de la propuesta sobre esas revelaciones que le llevan
al inculpado o acusado que ha sido descubierto en su conducta delictiva y que va camino
seguro o muy factible de la condena, son suficientes y en este plano debe quedar para
tomar la resolución que mejor convenga a cada una de las partes intervinientes en la
negociación.

Guía motivacional: un importante cuestionamiento sobre el descubrimiento completo de


lo que posee la fiscalía como demostración de la conducta delictiva, a petición del
imputado o acusado. Riesgos de accederse a la pretensión.

2.9 UNA AVANZADA Y FUERTE INVESTIGACiÓN NO HACE


IMPROCEDENTEEL ACUERDO
Muy atinado se nos hace el siguiente comentario que aparece en la obra Código Penal y
Códigos de Procedimiento Penal, 2008, cuarta edición, Ediciones Jurídicas, Andrés
Morales y que aparece en el artículo 350: " Además, una aparente labor fortaleza (sic)
de la labor investigativa desarrollada por la FGN, no puede ser obstáculo para la
celebración de una negociación preacordad de culpabilidad, tanto que el artículo 352 de
la ley 906/04 permite la celebración del preacuerdo aún después de iniciada la etapa del
IV Curso de Formació" ludicialluicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Tueces y .luczas de la República. Promocióu 2009 ~ "Rodrigo Lara. BOllilla"..,.

juicio". Lo que si debe agregarse es que cuando es muy exitosa y contundente la


averiguación, el fiscal puede mermar la amplitud de la negociación porque ese resultado
obra sobre el inculpado o acusado para no rehuir demasiado las propuestas por la
propincuidad de la condena. Y, contrario sensu, la debilidad, que no inexistencia, de
esos resultados positivos, permitirá y hasta impondrá al fiscal la necesidad de mostrarse
más generoso en sus ofrecimientos. En otras palabras, si el procesado advierte el cúmulo
de demostraciones que se tienen en su contra y se ha acertado en situaciones que él
creía desconocidas, puede ser el motivo más válido para acordarse al respecto. Y
agregamos: es usual que ante la debilidad de la labor investigativa, el procesado rehuya
el preacuerdo o sea demasiado exigente en sus términos. Pero piensa muy distinto si
aprecia, en el señalado sentido, los resultados actuales y con base en los mismos intuye
un alcance mayor de éstos. Seguramente que el ambiente será propicio a un acuerdo
equitativo, digno y alentador de una correcta aplicación del instituto y de tener a la
administración de justicia como lo que debe ser.

Cuando se tiene prueba para un delito de mayor entidad, es procedente llegar a los
acuerdos para constituir uno de menor gravedad. Lo más contiene lo menos y en ese
juego vital de los preacuerdos puede resultar más conveniente optar por esta vía de
benignidad que no correr los rigores del desarrollo total del proceso para tratar de
imponer lo que rigurosamente corresponde en calificación jurídica y correspondencia de
prueba. Aun en el caso de aceptar el delito de menor gravedad, es posible modelar el
acuerdo en forma tal que no suscite merecida censura por los términos el limite
escandaloso ha que ha llegado el preacuerdo en cuanto a benevolencia. Esta hay que
merecerla y permitir que siempre esté presente en estos cometidos pues el prestigio de
la justicia, que repudia posturas insensatas o francamente arbitrarias y desasistidas de
valedera motivación, nunca debe dejarse de lado.

Guia motivacional: la fortaleza o debilidad incriminatorias, por si, ni impiden ni


dificultan la negociación. Una u otra serán circunstancias que el fiscal y el imputado
(defensa) evaluarán para fijar un plan de acción en la tarea de lograr un acuerdo.
IV Curso de Formación Judicial luicial
para Magistrados, Magistradas, ESClIe1aJudicial
Jueces y Juezas de la República. Promoción 2009 _n:__ "Rodrigo Lara Bonilla"-.=

Unidad 3 MATERIA DE LOS


NEGOCIACIONES
PREACUERDOS y

OBJETIVO

Afianzar el conocimiento de los y las discentes acerca de las materias que son
susceptibles de negociación en los procesos penales y los criterios más aconsejables que
deben seguirse para tan delicada labor.
IV Curso de FonJltlció" ludicial ,l"icial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y luezas de la República . .PromociólJ 2009 ::JGM~ "Rodrigo Lara Bouilla"-.

3.1 ÁMBITO DEL PREACUERDO y NEGOCIACiÓN


Qué se trata de convenir en el preacuerdo o negociación? A secas un asunto bien claro y
explícito según el texto procedimental. Ni más ni menos que aquello que "implique la
terminación del proceso" -articulo 348 ib. Y qué es lo que compromete esta finalización
judicial? También, de manera escueta, que verse "sobre los términos de la imputación" -
350 inc. 1°. ib.- y, de modo más concreto, que el imputado se declare "culpable del
delito .... , o de uno relacionado de (sic) pena menor"- 350 inc. 2°_ ib., o, a voces del
artículo 352 ib. -, "la aceptación de su responsabilidad por parte del acusado", o
admisión parcial de los cargos -artículo 353 ib.-

La Sala de Casación ha sintetizado el punto: " ... En consecuencia, deben ser objeto de
convenio, habida consideración de los elementos de prueba y evidencias recaudadas,
entre otros aspectos, el grado de participación, la lesión no justificada a un bien jurídico
tutelado, una especifica modalidad delictiva respecto de la conducta ejecutada, su
forma de culpabilidad y las situaciones que para el caso den lugar a una pena menor, la
sanción a imponer, los excesos en las causales de ausencia de responsabilidad a que se
refieren los numerales 3, 4, 5, 6 Y7 del artículo 32 del CP, los errores a que se refieren
los numerales 10 Y 12 de la citada disposición, las circunstancias de marginalidad,
ignorancia o pobreza extremas (artículo 56), la ira o intenso dolor (artículo 57), la
comunicabilidad de circunstancias (artículos 62), la eliminación de causales genéricas o
especificas de agravación y conductas posdelictuales con incidencia en los extremos
punitivos, pues todas estas situaciones conllevan circunstancias de modo, tiempo y lugar
que demarcan los hechos por los cuales se atribuye jurídicamente responsabilidad penal
y por ende fijan para el procesado la imputación fáctica y jurídica". -MPYesid Ramírez
Bastidas, 14/12/2005, número 21347- negrilla fuera de original-

y en otros pronunciamientos, destacó: "2. En punto a lo que debe ser materia de esos
preacuerdos o negociaciones, ya la Sala tuvo oportunidad de precisarlo cuando a
propósito del tema expresó:

"( ... ) Estas negociaciones entre la fiscalía e imputado o acusado no se refieren


únicamente a la cantidad de pena imponible sino, como lo prevé el inciso 2° del articulo
351, a los hechos imputados y sus consecuencias, preacuerdos que "obligan al juez de
conocimiento, salvo que ellos desconozcan o quebranten las garantías fundamentales".

"Que la negociación pueda extenderse a las consecuencias de la conducta punible


imputada, claramente diferenciadas de las relativas propiamente a la pena porque a
ellas se refiere el inciso 1° del mismo articulo, significa que también se podrá preacordar
sobre la ejecución de la pena (prisión domiciliaria o suspensión condicional) y sobre las
reparaciones a la víctima, solo que en este caso ésta podrá rehusar los preacuerdos y
"acudir a las vías judiciales pertinente" según lo prevé el inciso final del artículo en
mención.

" ... 3. Respecto de la suspensión condicional de la ejecución de la pena y de la prisión


domiciliaria, la posibilidad de ,ser acordadas a través de las negociaciones que realicen
fiscalía e imputado, convenios que obligan al juez excepto si son lesivos de las garantías
fundamentales, no admite exclusiones por la naturaleza del delito a menos que se
exprese en contrario una inequívoca voluntad legislativa manifestada a través de una ley
N Curso de FOnJlllció" Judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y luczas de la República. Promoción 2009 ,. ...- "Rodrigo Lara ,Bonilla"-...

que se expida en la nueva y transformada realidad del sistema procesal penal. Entre
tanto la prohibición deviene insubsistente ". MP Javier de Jesús Zapata Ortiz,
10/05/2006, número 25389. -énfasis suplido-

" ... Ahora bien, tiene dicho la Corte que los preacuerdos y negociaciones celebrados
entre la fiscalía y el imputado o acusado deben regirse por los principios de lealtad y
buena fe, por lo que todo aquello que constítuya su objeto -desde que no violente
garantías fundamentales o se encuentre al margen de la ley-, ha de ser incorporado de
manera integral al acta pertinente, lo más completa, clara y precisa posibles, pues,
conforme con lo previsto en el artículo 369 ibídem, en el caso de manifestaciones de
culpabilidad preacordada la Fiscalía debe indicarle al juez los términos de la misma,
expresando la pretensión punitiva que tuviere". y vuelve a reiterar lo del preacuerdo
sobre ejecución de la pena (prisión domiciliaria o suspensión condicional) y sobre las
reparaciones a la víctima, solo que en este caso ésta podrá rehusar los preacuerdos". MP
Sigifredo Espinosa Pérez, 22/0612006, número 24817. -énfasis suplido-

Guia motivacional: El amplio espacio de acción de las negociaciones. Su objetivo


jurídico y fáctico. De qué puede ocuparse y qué puede ser objeto de la transacción que
genera el acuerdo o la negociación.

3.2 PBEACUERDO SOBREJ2EIEtl.cJ.ó.~ ~BEY..Etlny.A_Etl.-lJ.LRESJDB:lClA,


ABSTENCiÓN O REVOCATORIA DE MEDIDA DE ASEGURAMIENTO,
CONCESiÓN DE SUBROGADOS
Se suele preguntar de manera inquietante si entre el acuerdo cabe lo relacionado con la
privación de libertad en la residencia que señale el imputado o el acusado, o la
abstención o revocatoria de una medida de aseguramiento, o la concesión de un
subrogado o sustitutivo de la pena. La tesis,-paLa-loS-Que-sueleo-descaltar_estas-,
e.X!!Jltu.aUdades-.es 'lile ta!~s_d#erminaciones son facultades reservadas al juez y no
puede afectarse este atributo. La argumentación es pobre y merece una contestación
J.gualmente superficial: la pena también es función del juez-y_eLprea~J.!e.cdjLSJ.te_le
-af.ectar.la..de.m.odo muy profundo y definitivo.

Diríamos más bien que depende de lo conciliable que sea lo uno con lo otro. Así, si la
medida de aseguramiento tiene por base la de imRedir la alteración de la Rrueba, no-¡;¡;:Y
razón para negar el preacuerdo que afronte lo de la libertad temporal o domiciliaria,
porque al someterse a una sentencia de condena y saberse de la Rena que se
determinará en esta. nada se...p.a_c.oJIlo~o.Qstr.u_c~ió1Ld~e-!a.jLJ.sUcia:
-artículo 309- pues
se está precisamente realizado lo contrario, esto es, su expedito y eficiente ejercicio:
nada se intentará en el sentido de "destruir, modificar, dirigir, impedir, ocultar o
falsificar elementos de prueba"; o inducir "a coimputados, testigos, peritos o terceros
para que informen falsamente o se comporten de manera desleal o reticente"; o a
impedir o dificultar "la realización de las diligencias o la labor de los funcionarios y
demás intervinientes en la actuación". El acuerdo expulsa estas posibilidades, así como
la renovación de acciones contra las víctimas. El proceso en vez de verse envuelto en
dificultades hace un tránsito pacífico y provechoso hacia su rápida finalización.

Si la privación de libertad responde a la posibilidad de la evasión o sea hacer nulo el


purgamiento de la pena, claro que no podrá entrar a negociarse el punto. La entidad de
la sanción que quede como remanente indicará de manera suficiente si la negociación
IV Curso de Fonllllció" ludicialluicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y .Juczas de la República . .Promoción 2009 .~. __ ."Rodrigo [ara Bouilla f1
fC:"

puede abarcar o no la comentada situación. En todo caso hay que descifrar bien la
bondad de este juicio anticipado para concluir la permanencia del riesgo de la " no
comparecencia " -artículo 312 ib.-. Si este ha desaparecido o se mantiene en una
secundaria significación, lo atendible es realizar la negociación con este ítem, máxime si
la exigencia precipita el asentimiento del imputado o acusado .
.E!J....¡:.Y.¡mto
al subLQg;!.d~si este es viable en consideración de futuro que tiene el valioso
agregado de no tratarse de conductas ni de delincuentes de excepcional entidad, bien
puede hacer parte de la negociación, porque si ha de concederse sin que se de el
reconocimiento de culpabilidad, mejor a¡>rovecharlo ¡>ara inducir o estimular la
negociación y conseguir diligentemente la terminación temprana del proceso y sus
anejas consecuencias. Sena convemente, en este evento, dejar memona en la
respectiva acta de esta consideración para ilustrar oportunamente al juez sobre los
verdaderos motivos de este específico acuerdo. De contera se están eliminando los
graves males que comporta una detención preventiva o medida de aseguramiento, que
solo se deben dispensar cuando no hay otra posible alternativa y se impone como mal
necesario e inevitable, al decir de los comentaristas. Yen la hipótesis examinada resulta
enteramente admisible porque ya no se justifica, para llegar al mismo punto, esperar a
la emisión de la sentencia que solo hará un reconocimiento de lo que se miró como
solución atinada y conveniente desde donde sea factible enfocar el asunto.

Menos procedente es una libertad provisional o un subrogado cuando la privación de la


misma se hace sobre la tercera necesidad que señala el código de procedimiento penal
en el artículo 310 ("peligro para la comunidad").

Todo depende del buen juicio que se tenga para analizar estas circunstancias y tomar
deducciones justas y armoniosas. Pero la exégesis sana del "peligro para la comunidad" .
artículo 310 ib.- merece, en su numeral 2°, un fugaz comentario. Hoy en día, y es
cuestión que no deja de causar extrañeza, el tema de la detención preventiva sobre
todo en lo relacionado con el mencionado aparte, una de las tres necesidades (las otras
dos, también ya mencionadas -artículos 309 y 312 c.P.P.-) que desde la época de
Carrara (hace como unos 160 años) se presentan como sabias y justas regulaciones del
instituto, no se ha manejado a la altura de esta preceptiva y en consonancia con el
perceptible e incuestionable espíritu que animó la reforma. En efecto, los estatutos
anteriores solo miraban la naturaleza y gravedad del delito y sobre este requisito se
determinaba si había o no posibilidad de conceder una libertad provisional y, por eso, se
procedía a elaborar una lista de los que quedaban incluidos en la prohibición. La Corte
Constitucional (ponencia del Magistrado Rodrigo Escobar Gil) introdujo, a través del
bloque de constitucionalidad, ese triple moderamen, abandonando la sola consideración
de la entidad del delito imputado, decisión jurisprudencial que fue objeto de especial y
explícita incorporación en el actual C. de Procedimiento Penal. Pero la praxis resulta en
todo lo contrario, como si nada hubiera dispuesto la legislación y la citada Corte
Constitucional. Lo que está pesando más es si el delito es grave, si ha conmovido o no las
fibras íntimas de la sociedad, en síntesis su naturaleza, número y pena. La sensación
infortunada que se tiene por la forma como se afronta la cuestión es que en Colombia no
hay sino imputados y acusados que reúnen no uno sino los tres referidos factores, o sea,
procesados que obstruyen la justicia, dan muestras de no comparecer ante ella para
someterse a sus dictados y colocan en gravísimo riesgo a la comunidad y a las víctimas
por sus acciones pasadas y hasta superadas. A tal punto están llegando las cosas que
nada de raro tiene que se trate de reversar la tesis para volver a la previa e insoslayable
enunciación concreta de cuáles delitos no se compatibilizan con la libertad provisional,
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-
. ste
ón
'Jasada en ella, se encuentra estrictamente prohibido.
que tanto respeto y consideración le merece al sistema acusatorio. Otra vez se han
reformado los textos, pero no la mentalidad de sus operadores. Sinceramente creemos,
y en el juicio va envuelto cualquier organismo de justicia por alta jerarquía judicial que
exhiba, que hay situaciones jurídicas de muy dificultada reforma. En pocas palabras
anotamos que una orden puede alterarse por otra orden o por regulación jurídica de
mayor categoría. Si lo modificable pertenece a una regulación legal, otra ley realiza la
enmienda (ley come ley), pero si la decisión asumida es de carácter constitucional (v,gr.
se introdujo por aplicación del bloque de constitucionalidad, o mediante un acto
legislativo, o porque se eliminó por juicio de inconstitucionalidad sustancial, no
meramente formal), el asunto no es susceptible de modificación por una decisión
jurisprudencial o un segmento de una ley, sino que es necesario empezar esa faena por
una reforma de la Constitución. De modo, pues, que estos legisladores de último cuño
(congresistas, gobierno, entidades judiciales sin el carácter de corte constitucional)
deben olvidarse de modificar de la noche a la mañana nociones que están blindadas por
especial normatividad jurídica de reforma, que hace de la cuestión algo difícil o
imposible.

En pocas pero reiterativas palabras, la crítica y el error que se denuncia en este tema,
consiste en destacar que, sin la más mínima indagación científica ni la más leve
reflexión mental, se realizan constantes reformas de penas. A destajo y por los más
variados e inasibles motivos se cumple con esta tarea. Dentro de poco lo que ya se tiene
pensado y planeado para elevar de modo insufrible la pena de ciertos reatos, se
trasladara a los conflictos de los fanáticos del fútbol, dirimidos en las graderías de los
estadios o en las carreteras por donde se movilizan estas hordas. En todo caso, los
repentino aumentos de pena, pasan a definir, como único elemento de consideración, si
los delitos son gravísimos, graves, menos graves o de ordinaria condición ( estos últimos
escasean tanto que están a punto de ser declarados especie en vía de extinción ). El
método, si se trata de hacer algo acertado, debiera ser en sentido inverso y más
integrado, esto es, señalar el mínimo y el máximo de pena para cada una de las
indicadas categorías y luego someter a cuidadoso y completo estudio cada una de las
conductas delictivas para luego determinar en qué categoría podría acomodarse y,
finalmente, establecer la sanción correspondiente o condigna. La crítica, repetimos, se
dirige a censurar la forma caótica y arbitraria como se cuantifican las penas y ese monto
se utiliza instantánea y coetánea mente, para adscribirle al delito el calificativo de
mayor o menor gravedad. Hay que empezar por cambiar esta metodología viciosa para
reorganizar de manera seria, estable y racional, el sistema de sanciones y poder
entonces establecer otras muchas consecuencias, v. gr" régimen de detención
preventiva, tratamiento penitenciario, productivo y justo rol de los jueces de ejecución
penas, que deben ser diferentes, así se trate de la Corte Suprema de Justicia, al juez de
juzgamiento, otorgamiento o negación temporal de beneficios, etc ..

No está por demás, por último, anotar que el control electrónico sobre el procesado,
aumenta las posibilidades de la negociación y merma en buena parte el criterio
moderador del artículo 312,

Guía motivacional: los acuerdos proyectados sobre aspectos fundamentales de la


libertad del imputado. Entereza, convicción firme de estarse ejecutando lo correcto,
independencia y bondad en las determinaciones, etc., deben acompañar al negociador
en estas materias para no dejarse arrastrar por el tumulto, o ser presa de intimidación
por quienes mostrándose como gonfaloneros de una justicia insobornable apenas
J8/02/2012
l

IV C"rso de Formació" judicial Juiónl


para .i\1agistrados, Magistmdas,
Jueces y juezas dl' 111República. Promoción 2009 ....--=- Escuela Judicial
#nodrigo Lara Bonilla" ••.

representan sus propios oscuros e inconfesables intereses. Si las necesidades que


gobiernan la detención preventiva no sufren mengua, porqué negar la posibilidad de
descartar esa privación de libertad bien la intramural, bien la domiciliaria ? Si procede,
igualmente un subrogado penal, porqué no insertarlo en la negociación ? Pero la
motivación debe ser real y no meros pretextos, invenciones, o falsas razones.
Pacto sobre detención domiciliaria, revocatoria de la detención preventiva, concesión
de subrogados. Las tres necesidades carrarianas que regulan la detención preventiva
(solución teórica entre las tensiones que suscita "no privar de la libertad antes de la
sentencia" y "poder o ser imprescindible detener preventivamente", malograda en la
práctica por una censurable aplicación). Su reconocimiento por la Corte Constitucional
(bloque de constitucionalidad), su consagración en el Estatuto procedimental. El control
electrónico.

3.3 LA PENA ACCESORIA DE MULTA

Puede o no ser objeto de transacción, esto es, dejarla de lado, disminuirla o establecer
-formas ae cancelaaóñ?Ta respuesta es afirmativa sin dubitaciones. El CPP no establece
prolii5icion a este respecto y por tanto SI no se ha vedado un acuerdo sobre la misma es
permitido afectarla por este medio, en aras de una finalidad de mayor significación
como lo es la negociación. Además, si la pena de prisión, que ostenta mayor
trascendencia, es objeto del preacuerdo no hay razón válida para negar esa posibilidad
en cuanto toca con la pena pecuniaria. Y más se afirma este concepto cuando se mira la
exagerada, antojadiza y antitécnica forma como se ha regulado esta clase de sanción,
al punto que queda más fácil purgar larguisimos tiempos de privación de libertad que
cumplir con una multa exorbitada. Finalmente, adquiere mayor fundamento esta opinión
cuando se advierte que un alivio en el patrimonio del imputado o acusado por los
empobrecimientos que sufra, por esta vía, la pena pecuniaria, resultarán en beneficio de
la víctima. O sea que, muchas veces, la multa impide la reparación en tiempo y cuantía
debidos, luego lo que se haga por mejorar la situación del perjudicado debe merecer
asentimiento y apoyo. Yesta es una forma muy válida y respetable de hacerlo.

Otra pregunta a este respecto: el fiscal puede hacerlo motu proprio o debe buscar
asentimientos de organismos que tengan que ver con la recolección del valor de la multa
una vez que esta ha sido impuesta. La órbita en que se produce el acuerdo sobre la pena
pecuniaria (proceso penal en marcha), el que todavía no haya nada cierto ni vinculante
sobre ello, la celeridad que se busca de acceder al acuerdo para dar término al proceso
con sentencia y reconocimiento de la justicia, verdad y reparación, autorizan a que sea
el fiscal quien, de modo exclusivo y excluyente, intervenga sobre este particular.

Lo señalado también se aplica para las otras penas accesorias que forman el repertorio
de las sanciones en el código penal con esta connotación, dependiendo sí del buen juicio
del fiscal que sopesará las características del hecho y la importancia o ninguna
consideración que pueda tener mantener la accesoria, suprimirla o disminuirla mediante
el acuerdo. No se olvide que el subrogado penal de la suspensión condicional de la
ejecución de la pena, permite estas exclusiones.

Pero conviene ocuparse del evento en que la pena pecuniaria no sea pena accesoria
concurrente, que es el aspecto comentado en los párrafos anteriores, sino sanción
principal y única. En este caso no es factible acordar su eliminación aunque si introducir
mudanzas en su cuantía. Esto porque los preacuerdos y negociaciones si bien aceleran o
IV Cllrso de FormaciólI Judidal Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ¡"czas de la República. Promoci6n 2009 . ~~ "Rodrigo Lara Bonilla" __ .

precipitan la terminación del proceso (emisión de sentencia) no comportan la exclusión


absoluta de pena o reparaciones. Esto último no es el objetivo de la negociación, que sí
lo primero, o sea, su rápida terminación mediante un procedimiento de desvío,
mediante la producción del fallo correspondiente. Esto no se cumpliría si no se puede
llegar a una condena que involucre la pena pecuniaria, única sanción prevista en el caso
comentado. Pero fenómeno diferente y permitido es su disminución o rebaja.

Guia motivacional: el acuerdo puede y, en ocasiones, debe afectar la pena pecuniaria,


máxime cuando su atemperamiento, por este medio, propicia y hace posible la
reparación de la víctima. Cuando la pena pecuniaria es principal y única, no se puede
prescindir de ella pero si re bajar su cuantía.
El código penal no puede ser más despiadado e inconsulto en cuanto a la forma como se
ocupa de la sanción pecuniaria, constituyéndose en un aspecto de inmediata y drástica
recomposición. Por ahora, los acuerdos y negociaciones introducirán necesarios
correctivos, lo cual, a no dudarlo, será una oferta del fiscal que tendrá suma eficacia.
No se trata de suprimirla, pero si de mermar su devastador efecto tanto para la víctima
como para el propio Estado que, por mantener intocada esa sanción, ni se la cancelan ni
se abre paso el reconocimiento de la imputación y, además, impide posteriores
alternativas de manejo del sentenciado. Esto para no aludir que por las excedidas
cantidades previstas, bien puede suscitar críticas desde el carácter confiscatorio que en
las mismas se advierte, cotejando, claro está, la capacidad económica y su destrucción
total por causa de esta sanción pecuniaria. Apreciaciones sobre pena de multa como
principal y única o concurrente. El consentimiento de los organismos a favor de quienes
se establece la multa y el poder intacto, ante los mismos, del fiscal que obtiene el
acuerdo o la negociación. La humanización de la pena, finalidad importante y
sobreentendida en esta clase de pactos.

3.4 LA REPARACiÓN DE QUE TRATA EL ART. 349 CPP y EL ACUERDO O


NEGDCIACIÓÑ .
Otro aspecto de interés es definir si la improcedencia que se establece en el artículo
349 del CPP, puede ser sobrepasada o desconocida en el preacuerdo. La respuesta más
fácil es de rotunda negativa. La leyes suficientemente clara a este respecto y lo hace
para tutelar la reparación debida a la víctima.

Mas debe adicionarse el comentario del siguiente modo y a partir de un ejemplo:


supóngase que el incremento patrimonial fijado sea de S 500.00 Y el procesado está
dispuesto a reconocer S 300.00, de inmediato S 150.00, con aseguramiento de los otros
S 150.00. Si la víctima rehusa esta propuesta, no es dable el preacuerdo porque la
norma es muy específica en señalar, que en este caso, se da una preferencia a aquella,
esto es, la de paralizar o excluir el acuerdo, sin que se le pueda decir, como en otros
casos que no entran en la previsión comentada (incremento patrimonial). Pero si la
víctima accede a esa propuesta, su poder de disposición se impone, ya que si puede
abstenerse de reclamar dentro del proceso penal o en un momento dado retirar la
pretensión dada a conocer en este sentido, bien puede hacerlo en lo de aceptar una
tasación al respecto o recibir su cubrimiento en la forma que más crea conveniente y
segura para ella.

Algunos delitos que consagran diminuentes de pena y hasta extinción por restitución o
reparación, ofrecen un especial planteamiento. Así, el delito de peculado, artículo 401,
IV Curso de Formación Judicial bzicial
para Magistrados, Magistradas, ESCllela Judicial
JIIeees y Juezas de la Repúbliea. Prollloei6u 2009 ".j>.,.' ~ ",Rodrigo Lara Bouilla"-=:"

e igual apreciación en casos similares, que los hay, trae una propia reglamentación de la
diminuente, que debe ser respetada por el preacuerdo para poder acomodar su
simultánea detracción. Entonces se dirá que si el precepto penal sustantivo exige la
total reparación esta debe haberse producido en el tiempo que se ha fijado para ello y
por supuesto antes de darse la negociación. Y otro tanto se dice de la de carácter
parcial. En otras palabras, la diminuente concurre con el preacuerdo si aquél ya está
consolidado, o sea, que una negociación no reabre la posibilidad de una reparación
omitida en el tiempo oportuno que se le señaló para ello. Ahora bien, como los ciclos
procesales pueden no coincidir, es necesario advertir este fenómeno para compatibilizar
las dos rebajas que se deben a título y finalidad diferentes. Es tan grave esto que nótese
que en ciertas específicas rebajas debidas a la reparación, estas pueden aparecer hasta
antes de emitirse sentencia de segunda instancia. En cambio el preacuerdo tiene un
límite severo de finalización: hasta el inicio (culminación) del interrogatorio del o de los
acusados en el juicio, lo que se vincula a la primera instancia y no a la segunda. En este
caso, si todavía hay oportunidad de darse no el preacuerdo sino la otra ocasión de
reparación, a esta y solamente a esta se atendrá el fallador. Esto también se refuerza
porque en la una hay procedimiento de desvío (se pasa a emitir la sentencia, se festina
el fallo, se anticipa la decisión) y en el otro hay que esperar a su desenvolvimiento
normal previsto en todas sus etapas.

3.5 COETANEIDAD DE REBAJA POR REPARACiÓN Y REBAJA


PROVENIENTE DEL ACUERDO
Para la Fiscalía General de la Nación, no son acumulables y se debe optar por la que
alcance mayor significación en el monto, ya que "una de las finalidades de los
preacuerdos y negociaciones es propiciar la reparación integral de los perjuicios
ocasionados con el injusto, para que pueda celebrarse el convenio entre la fiscalía y el
imputado o acusado es necesario que exista voluntad reparatoria, precisamente la
misma que está prevista en el artículo 269 del Código Penal. Existiría, por lo tanto, una
misma causa, lo que impide que los beneficios se acumulen". La defensa y Procuraduría
General, asumieron tesis contraria y propugnaron por su sumatoria. La Corte
Constitucional afirmó lo siguiente: " ... el anterior razonamiento, expuesto de manera
general, no es correcto porque hace depender la validez del acuerdo sobre la
responsabilidad penal de la voluntad reparatoria del sujeto activo, de manera que no
obstante el convenio o el allanamiento a los cargos no habría lugar a disminución
punitiva, requisito que no está previsto de modo general sino apenas excepcionalmente
para aquellos casos en los que el imputado o acusado hubiere obtenido un incremento
patrimonial fruto de la conducta punible, como lo dispone el artículo 349 del Código de
Procedimiento Penal".

"En estos eventos, sin embargo, la identidad de las figuras no es completa, porque
mientras la reparación del artículo 269 del Código Penal exige la restitución del objeto
material del delito o su valor y la indemnización de los perjuicios ocasionados al
ofendido o perjudicado, el reintegro que consagra el artículo 349 del Código de
Procedimiento Penal se limita al valor equivalente al incremento percibido, lo que
excluye el monto de los perjuicios causados a la víctima y en general todas aquellas
sumas que no ingresaron al patrimonio del imputado o acusado".

"A pesar de lo anterior, no existe identidad de causa porque mientras la rebaja de pena
del Código Penal procede por la sola reparación, la consagrada en el estatuto procesal
IV Curso de FonJltlcióu jlldicial1uicial
para Magistrados, Magistradas, ESClIe1,. Judicial
Jueces y ]lIczas de la Rcp.ílrlica. PromociólI 2009 ..••.••••_"Rodrigo LaraBonilla"~

opera por la aceptación de la responsabilidad penal, aunque mediada por el requisito de


procedibilidad del reintegro. "

"En todo caso si se optara por la solución propuesta por la fiscalía, se estaría
introduciendo elementos de desigualdad entre imputados o acusados por una misma
especie de delitos - los que afectan el patrimonio económico - y se desestimularía la
terminación temprana de los procesos pues - como enseguida se verá - podría resultar
más favorable someterse al juicio oral que optar por un procedimiento de desvío, lo que
podría ocasionar el colapso del sistema, cuya fortaleza se apoya justamente en la
previsión de que sea poca la cantidad de casos que agoten todas las etapas procesales",
un sistema que privilegia la terminación temprana del proceso y erige en principio rector
los derechos de las víctimas a una pronta e integral reparación de los daños sufridos, a
cargo del autor o partícipe del injusto -según fórmula contenida en el literal c) del
artículo 11 de la ley 906 de 2004 -

" Lo dicho se aprecia con claridad si se tiene en cuenta que con esa tesis quien repare
integralmente -por lo que se le otorgaría una disminución punitiva de la mitad a las tres
cuartas partes, según el artículo 269 del Código Penal- y se allane a la imputación - que
significaría una rebaja de hasta la mitad en términos del artículo 351 del C de P. P. -se
haría acreedor a una rebaja de por lo menos la mitad de la pena, igual a la que recibiría
quien además de reparar aceptara los cargos en la audiencia preparatoria- que reduce
hasta en la tercera parte la pena a imponer, según lo dispone el artículo 356-5 del
estatuto procesal -o los admita al iniciarse el juicio oral- que implique rebaja de una
sexta parte de la pena, como lo preceptúa el inciso 2° del artículo 367 del mismo
estatuto" .

"Es decir, las consecuencias punitivas serían idénticas para todo procesado que
reparara, sin importar que aceptara los cargos en la primera audiencia preliminar o
luego de instalado el juicio oral".

"Pero, además, como los descuentos no se acumulan -y acá se advierte el trato


inequitativo que generaría la tesis analizada- sería igual que concluido el juicio oral y
antes de dictarse sentencia de primera instancia, el acusado restituyera el objeto
material del delito o su valor e indemnizara los perjuicios ocasionados, porque también
en este caso la pena se disminuiría como lo dispone el artículo 269 del Código Penal "No
podría argumentarse en contrario que como la disminución de pena se establece según
una escala que va de la mitad hasta las tres cuartas partes, la rebaja se modulara de
acuerdo con la etapa en que se aceptara la responsabilidad penal, porque la norma no se
consagró como premio para agilizar procesos sino como aliciente para hacer cesar los
efectos nocivos del comportamiento delictivo".

"Por esta razón, en vigencia de la ley 600 del 2000, tampoco se condicionó legislativa ni
jurisprudencialmente la cantidad de rebaja por reparación a la aceptación de cargos con
fines de sentencia anticipada y mucho menos al momento procesal en que se hiciera ese
reconocimiento de responsabilidad penal".

"Precisamente, si en el anterior sistema procesal era posible que un procesado por


delito contra el patrimonio económico acumulara descuentos punitivos por confesión,
sentencia anticipada y reparación, no se ve razón por lo que ahora, en un sistema que
privilegia la terminación temprana del proceso y erige en principio rector los derechos
IV Curso de Formación Judicial ¡"idal
para Magistrados, Magistradas, Eso/e/a Judicial
Jueces y luezlls de la República. Promoción 2009 • , •• v~ "Rodrigo Lara BOJlilla'''_

de las víctimas a una pronta e integral reparación de los daños sufridos, a cargo del
autor o partícipe del injusto -según fórmula contenida en el literal c) del artículo 11 de
la ley 906 de 2004 - no sea admisible esa suma de rebajas de pena"

Con todo y merecer que se destaque la decisión emitida por la Corte Constitucional,
especialmente por colocar en su debido punto lo que es el instituto de los preacuerdos y
negociaciones, tan importante para el decisivo mejoramiento de la administración de
justicia y de ahí que deba procurarse en forma constante y efectiva su surgimiento, lo
cual permite interpretaciones extensivas, y que sea aplicable a cualquier clase de
proceso penal que se ventile, debemos glosar lo siguiente.

Después de dicho teJ!Q..Quedadiáfano que las rebajas de penas consignadas en el código


.eenal, cualquiera sea el motivo de su consagración o la cuantía que señalen, son
compatibles o concurrentes con la que se otorga por preacuerdos y negociacIOnes,
porque lo que se dice específicamente del artículo 269 ib (reparación: restitución del
objeto material e indemnización, en los delitos contra el patrimonio económico) es
pertinente para otras rebajas en otros eventos. A igual razón, igual disposición, a igual
motivo o hipótesis, igual deducción.

Muy atinada la consideración de distinguir el origen de la rebaja (reparación total y


preacuerdos y negociaciones) y plantear su djstinta finalidad: en el 269 se busca una
atenuación de pena pero no la inmediata terminación del proceso, como sí acontece en
el artículo 351 (hasta 1/2 desde imputación hasta resolución acusatoria; 1/3 desde esta
hasta el interrogatorio del acusado al inicio del juicio oral). Podría además agregarse, y
ya se verá la importancia de esta adición, que una de las rebajas viene dada por la ley
desde un mínimo a un máximo o determinada y cierta cantidad (ver peculado) y la otra
se obtiene por acuerdo con el imputado o acusado, siendo en un primer ciclo procesal
abierta y escalonada (hasta la mitad) y, en el segundo ciclo, cierta y concreta: una
tercera parte.

Pero la razón de esa acumulación, para nosotros, estriba en que cuando el origen de la
rebaja radica en una previsión legislativa para un determinado delito, de inmediato la
pena en la cual hay que pensar como punto de partida para el acuerdo no es otra que la
que queda después de esa disminución ordenada por la ley y que no puede desconocerse
ni entrar en la negociación. O sea que primero se calcula la pena señalada por la ley.
Demos por ejemplO un delito sancionado con pena de 6 a 12 años, pero afectada,
primera hipótesis, por una diminuente cierta y concreta: en una tercera parte. La pena
desde la cual debe partirse para el trajín de una negociación será abierta (hasta la 1/2
que incide de manera oscilante entre ese mínimo y ese máximo, si se produce antes de
presentarse el escrito de acusación); y, cerrada o fija (en 1/3, que incide de manera
oscilante entre ese mínimo y ese máximo, si acontece después de esa resolución y antes
de terminarse el interrogatorio del o de los procesados. Queda claro, entonces, que los
negociadores (fiscal y procesado) deben tener muy claro cuál es el monto de la pena que
en definitiva corresponde a su conducta .con agravantes o diminuentes, pues a partir de
ella empieza el preacuerdo o negociación de la misma y según los términos del convenio
que obligadamente deben respetar las máximas detracciones que la ley autoriza por este
concepto, se establecerá en qué monto cierto y determinado resulta beneficiado el
imputado o acusado. Todo ello, de manera muy clara, debe quedar resuelto en la
discusión del pacto y en el acta respectiva que la ateste. Así se evitan oscuridades,
equívocos, reclamaciones posteriores, controversias de toda índole. El instituto debe
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Jueces y Juczas di' la República. PromociólI 2009 ...,.lit#- __ #Rodrigo Lara 8ollilla" ~

preservarse en su pureza como propuesta y como acuerdo. Nada hay que ocultar y no se
trata de que el beneficiado se sienta engañado o deficientemente informado como
tampoco que el fiscal pueda ser sorprendido con posteriores objeciones por haber
dejado de ser franco y cuidadoso en el manejo de la negociación. En esto no sobran
precauciones ni claridades. Es cierto que la situación debe ser la misma, empiécese por
fijar la pena que corresponde al delito, tras de los aumentos y decrementos que ha
fijado la ley, para luego establecer en que quedaría definitivamente aquella por razón
del acuerdo, o que se recorra un camino inverso, esto es, qué se inicie la negociación
presentándose el monto de pena que se rebajaría. para luego afectar esta con las
intensificaciones o descuentos que por atenuaciones o agravaciones ordena la ley. Pero
innegablemente la primera recomendación resulta más acogible y practicable y elimina
malentendidos y argucias en cualquiera de los comprometidos en sacar avante el pacto.

Por lo demás puede acudirse, para armonizar la dificultad que no pocos dejan de ver en
la asimilación de estas rebajas, a otorgar de manera integral la detracción de pena
prevista por el Código Penal, adicionada con una parte de lo que permite la disminución
de pena con base en la negociación. En otras palabras, si la negociación, por ejemplo,
permitía llegar hasta la mitad, lo cual llega a extremo criticable si se la aumenta con la
rebaja específicamente señalada por el Código Penal, entonces aquella no alcanzará ese
máximo sino que se ofrecerá en el acuerdo en porcentaje menor.

Guia motivacional: certidumbre sobre la sanción y la extensión de las rebajas. La


reparación pecuniaria y su desconocimiento a cargo de la víctima, bien porque quiera
mermarla de manera más intensa a lo que fija el legislador, bien porque no le interesa
el proceso penal en este sentido reparador. Rebajas de pena que vienen dadas desde el
C. Penal y deben considerarse de manera prioritaria antes de ofrecerse una negociación
sobre la sanción.

3.6 LAS OBJECIONES DE LA VíCTIMA SOBRE LA PENA

Se pueden y hasta deben oírse. En esto no hay reparo alguno. Pero que trate de
gobernar la negociación porque la cantidad de pena o las concesiones adicionales le
disgustan a aquella, es asunto bien diferente que no recibe igual aceptación. Mientras
las observaciones se limiten al ámbito de los perjuicios y reparaciones, está bien que se
tengan en cuenta, en su debida y justa medida, pero si se da una extralimitación hacia
otros asuntos y vertientes del problema que se trata de solucionar por la comentada vía,
la apreciación ya no está a favor de la víctima y no resulta procedente la primacía o
superioridad que trata de imponer.

Guia motivacional: los reparos, rechazos o cuestionamientos de la víctima sobre la


modalidad, efectividad o duración de la pena. Problemas y soluciones.

3.7 LA HUMANIZACIÓN DE LA PENA

No es este asunto baladí o secundario en el derecho penal. Por contrario modo es tema
siempre presente y tan controversial que nunca termina. Si bien el pasado está
dominado por sanciones crueles, arbitrarias, desmedidas, injustas bajo cualquier
concepto, vergonzoso antecedente histórico en el manejo de la punibilidad, tendencia
en derrota y abandonada, no se puede ser tan optimista en cuanto a considerarla
vencida y no esperar episódicos reaparecimientos. Siempre habrá una excusa, como la
IV Curso de Formación ludiciallllidal
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Jueces y /uez(fs de la República. Promoci6n 2009 .... ..,...,... "Rodrigo Lara Bonil1n"-..

usual de destruir a alguien por defender a otro, para insistir en que la página no está
cerrada y doblada y que, ante una determinada circunstancia, debe responderse con
durísima represión, porque solo lo despiadado es ejemplarizan te, confundiendo esto con
lo atroz y terrorífico. Enseñanza sabia es la de entender que la humanización de la pena,
pregonada y defendida aun por los que nunca la aplican, empieza con su determinación
teórica y general y que la base de acertar en su escogencia y duración es siempre el
equilibrio, proporción, correspondencia y equidad.

En síntesis, cuando el proceso, como ocurre en el inquisitorio, no es de partes sino de


uno que impone su voluntad a todos, no hay lugar a acuerdos y negociaciones sino
esperar a que quien lo domina (juez) diga lo que él cree que es la verdad y la pena.
Nadie puede negociar o preacordarse consigo mismo. Pero cuando ya se da un poder
dispositivo de ciertos aspectos fundamentales (el proceso debe seguir ineluctablemente
sus establecidas etapas, concluir indemne con la pena establecida y fijar las
reparaciones absolutas que comporta) entran en Juego con marcada importancia las
negociaciones y preacuerdos que, en nuestro caso, la legislación ha asignado al fiscal
como su promotor, director y definidor.

Es imprescindible, como factor de acierto y justicia, acatar criterios de cordura,


ponderación, proporcionalidad, etc., en problemas sociales de considerable complejidad
y resonancia, los mismos que suelen polarizar a la comunidad en partidarios u
opositores. Siempre habrá un punto en que haya convergencia de ideas, intereses,
proyectos y valoraciones. No conviene, por intensa que sea la reacción ante un hecho,
colocarse en el más extremo de los extremos y desoír voces de equilibrio y debida
mesura. Si en las ideas y sistemas es dable, por opuestas que sean, encontrar un punto
de conjugación, igual ocurre en la tarea de tipificar delitos, señalar penas, imponer
métodos de juzgamiento y establecer la manera como se purgan. Viene al caso un
comentario periodístico de Eduardo Posada Carbó (El Tiempo, juni013/09), sobre Isaiah
Berlin, una cumbre universal de la inteligencia. Al abordar este la división de monistas y
pluralistas (en estos últimos se encuentra el profesor Berlin), nos permite, por cuenta
propia, establecer una diferencia fundamental entre esas dos tendencias: la primera
equivale a no tener sino una sola solución para un conflicto; la segunda ofrece múltiples
alternativas para enfrentar el problema. Regularmente aquél suele ser violento,
impositivo, dogmático, excluyente, enemigo del diálogo; éste se muestra conciliador,
receptivo, creativo, humano y explorador de posibilidades. Con la valoraciones de
Berlin, el monista únicamente indica rutas para "crueldades monstruosas y
barbaridades", pero el pluralista contrapone "pluralidad de ideales, culturas,
temperamentos", sin que ello comporte negar la existencia de valores universales. El
comentarista anota que Berlin "no fue relativista". Su defensa del "pluralismo" significa
aceptar negociaciones entre valores con frecuencia en disputa. Para evitar "conflictos
destructivos" hay que abrirle espacio al compromiso: "La vida debe lograr varios tipos
de difíciles equilibrios". Berlin reconocía que su modesta receta no era una doctrina que
quizá inspirara a la juventud, ni a mártires ni a héroes. Pero en el pluralismo identificó
la fórmula de una "sociedad decente", frente a esa "destrucción" a la que nos someten
quienes buscan sociedades perfectas. Del valor del pluralismo se desprenden la
necesidad de la tolerancia. El pluralismo es también central a los conceptos de
liberalismo y democracia defendidos por Berlin. Ni el uno ni la otra son necesariamente
pluralistas. La "democracia" -observó en sus conversaciones con Ramin Jahanbegloo-
puede a veces ser opresiva a las minorías y a los individuos ... La democracia puede ser
monista, una democracia en que la mayoría hace lo que le venga en gana, sin importarle
IV Curso de Fonuacióu Judicial I"icial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
¡lIeccs y juezas de la Rep,íblica. Promoción 2009 ..•<".,.",. __ IIRodrigo Lara Bouilla" ••

cuán cruel, injusta e irracional sea .... "La primera obligación pública es evitar el
sufrimiento extremo". No invitaba a la inacción. El dilema de tomar decisiones entre
alternativas a veces incompatibles es ineludible. Aceptaba el uso legítimo de la fuerza.
Pero sugirió cautela en "situaciones de desespero" que claman por "soluciones
extremas "" .

Así como ha tenido que corregirse el atributo de la propiedad de poder abusar de ella y
rectificar la definición de ley de don Manuel de Azaña (esta no es más que la
manifestación de un partido triunfante y en el poder), igual hay que moderar los
ímpetus justicieros de quienes asumen el papel de únicos representantes de la sociedad,
de las buenas costumbres y de la supervivencia de la especie. Reiteramos, que ni el odio
ni la compasión terminales o irreflexivas, son buenas consejeras en el campo del
derecho penal. La..,justicia nLJnca..pue.de-PI:O~enderpor una sanción desmedida. cruel.
-ªtpJ:!Jl.e.o1&p~.J:a •...v.ej.ad_o[a
de la dignidad Dumaoa,2Q.Jlretexto de ser muy grave y hasta
_incalificable~na conduct1l.-delictiya e imRerdjlnable el daño ª
unos derecDos y,
protecciones que nadie niega. Lo que se propone es atemperar el furor de los instintos o
de las tendencias ideológicas, para colocarlas en su exigible y plausible termino, para no
llegar a la irracionalidad de crear una nueva víctima por querer reparar a otra e
introducir desquiciamientos en este ámbito que no se sabe en qué terminarán ni cuáles
podrán ser su soluciones futuras. Es tiempo de evitar todo esto y seguir dando a cada
quien lo suyo, con templanza, sin ferocidad y entreviendo que aun aquellos a los cuales
por obligación debe perseguir con rigor la justicia, también tienen unos derechos
indesconocibles. Triste situación la de un Estado que ha abandonado sus deberes
primordiales en aquello de prevenir el delito, anticiparse al desborde de ciertos
delincuentes, brindar requeribles medios para desviar o atemperar sus reprimibles
acciones, pero en un momento determinado y de un plumazo trata simplemente de
exterminarlos con la pena de muerte o la cadena perpetua o purgamientos infames de
sanciones severísimas. Siempre se ha sostenido que a estos remedios últimos solo se
podría llegar cuando exista demostración colectiva e individual, de haberse ensayado o
aplicado todas las demás alternativas. Lo contrario es agregar un error a otro error, una
omisión a otro desentendimiento, una agresión a otra ofensa, una injusticia seguida de
más injusticias.

Guía motivacional: con y sin acuerdos la pena solo puede explicarse si esta impregnada
de un verdadero sentido de humanidad, ayuna de crueldad y desprovista de ánimo de
venganza. El Código Penal y el de Procedimiento, cuando señalan las características y
efectos de la pena, están en la línea del acierto y la justicia. Claro que no faltan
quienes, en nombre de la propia humanidad vilipendiada, tocan a somatén y solo
imaginan penas de horror.

3.8 EL FISCAL PUEDE OFRECER EN EL ACUERDO UNA PENA CONCRETA


Para nosotros, y serviría de respaldo las expresiones resaltadas en el párrafo anterior,.JlQ.
solo puede hacerlo sino que debe hacerlo. Si algo fija certidumbre en la negociación y
alienta su realización es esta determinación. De qué le vale a un imputado o acusado
que se le diga que es "posible" que el juez esté de acuerdo con esa tasación, pero que
esto no puede asegurarse ni imponerse? De nada. Es una posición irrisoria que lejos de
propiciar el acuerdo y darle claridad y precisión, ofrece aspectos totalmente contrarios.
Si el fiscal ofrece una pena, esto es lo que más entiende la parte contraria y el
verdadero motivo de su aceptación. Cuando eso queda envuelto en la dubitación o en la
IV Cu"so de Formación Judicialluicia!
para Magistrados, Magistradas, Escuela ludidal
Jueces y JUelas de la Replíblica. Promocióu 2009 =_"v.:,0' ~ l/Rodrigo Lara Bouilla".c.

oscuridad o en la vaguedad o la confusión, o en la eventualidad, los problemas serán


múltiples y muchos de ellos tendrán razón de darse por la impropiedad del ofrecimiento.
Expresar, como se argumenta por la alta citada Corporación perfunctoriamente en otros
pronunciamientos, que esto es invadir la esfera de las facultades del juez, es reflexión
improcedente porque si algo contiene el sistema, en los acuerdos, es una pérdida de
tradicionales poderes, competencias o atribuciones del juez, que han pasado, para bien
del proceso acusatorio, a la fiscalia. Hay que entender que el principio de legalidad, de
tipicidad, de jurisdiccionalidad, etc. representan notorias mermas y hasta acentuadas
desapariciones en el citado sistema procedimental. Este es un lastre inconsciente de
algo que existió pero que ya no tiene razón de ser, a no ser para amilanar, obstruir o
entorpecer el nuevo sistema. El paso hay que darlo en forma definitiva y abandonar tesis
eclécticas o mixturas que más perjudican que favorecer. El sistema exhibe propiedades
únicas y no compartidas en esta dudosa y nociva dualidad. Una de estas la comentada.
No hay diferencia alguna entre lo que se deja expuesto y el ofrecimiento de una pena
mínima, hipótesis que si prohija la Sala Penal de la Corte Suprema como facultad del
fiscal. Si puede lo uno puede lo otro y la solución resulta más coherente y plausible.
Debiéndose agregar la disponibilidad que le da la ley, dentro de ámbitos jurídicos
racionales que ni ofendan a la justicia ni al sentido común, ni escandalicen a la
sociedad, de mudar calificaciones, suprimir agravantes, extender diminuentes, conciliar
intereses en la ejecución de la pena, etc .. , todo lo cual era, en el anterior sistema, coto
vedado del juez.

No está por demás recordar el siguiente pronunciamiento de la Sala de Casación Penal


(MP Sigifredo Espinosa Pérez, 23/08/2007, número 27337): " ... Establecida
correctamente la imputación (imputación circunstanciada) podrá -el fiscal- de manera
consensuada, razonada y razonable excluir causales de agravación punitiva, excluir
algún cargo específico o tipificar la conducta dentro de la alegación conclusiva de una
manera específica con mirar a morigerar la pena y podrá -la defensa, la fiscalía, el
Ministerio Público y las víctimas- mensurar el costo/beneficio del preacuerdo. Todo ello
dentro de la legalidad, dentro de márgenes de razonabilidad jurídica, es decir, sin llegar
a los extremos de convertir el proceso penal en un festín de regalías que desnaturalizan
y desacreditan la función de administrar justicia, en un escenario de impunidad, de
atropello a la verdad y al derecho de las victimas de conocer la verdad. El parámetro de
la negociación de los términos de la imputación no es la impunidad; el referente del
fiscal y de la defensa es la razonabilidad en un marco de negociación que no
desnaturalice la administración de justicia ... " -énfasis suplido-

Guía motivacional: el fiscal debe determinar la clase, cantidad y modalidad de la pena


que está dispuesto a ofrecer en la negociación. Mérito de esta actitud y consecuencias

*'
benéficas de la misma. La razonabilidad del acuerdo y el alejamiento de la
arbitrariedad, la impunidad y de un criticable relajamiento de la buena administración
las ngarantías
de justicia Al juez le....,gueda_e,L,¡¡pJ:QQaro imQfJ:l,b,ac.....:;WJ':....YJ.o.!atP
fuDdameotales.,..que es el abso1uJ:oJímlle de su competencR.,
IV Curso de Formación Judiciallllicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ]uczas de la República. Promoción 2009 _ """s...., •• "Rodrigo Lara Bonilla"_

3.9 OTRAS POSIBLES PROPUESTAS EN LOS PREACUERDOS


Volviendo un poco sobre modificaciones que incidan en los hechos y aspectos que son
objeto de preacuerdos, valgan las siguientes acotaciones. Como ejemplo de variantes en
la evaluación jurídica de la conducta, los autores Garzón, Londoño y Martínez,
mencionan el CIDllQjode hurto por abuso de confianza, prevaricato por abuso de
autorjdad. tentativa de homicidio por lesiones, lo doloso llar lo culposo o
'p'reterintencional (si es dable como la culpa), autoría por participación, eliminar
agravaciones genéricas o especificas, reconocer diminuentes, afectación de ¡:lenas
accesorias, desechamiento de cargos, suspensión condicional de pena, prisión
domiciliaria, etc. (pp. 259 Yss., a.c.)

Guia motivacional: el ámbito de las negociaciones se muestra amplio y fecundo. La


realidad, esto es el trajín de convencer a un presunto delincuente de una
responsabilidad parcial por obra de otras que se condonan, es prolífica y no alcanza el
comentarista a determinar todas las posibles eventualidades. Por eso se ofrecen reglas
generales y muy abiertas, sobre todo las que pretenden que la pena no sea irrisoria o no
traduzca una ofensa a una sociedad agredida, o esté ausente en el acuerdo la
correspondencia y proporcionalidad y exhiban el pacto como correcto y defensable, todo
lo cual sirve de cabal orientación e inspiración al fiscal negociador.

3.10 ACUERDO Y AGRAVANTES


En un acuerdo es dable eliminar una o todas las agravantes punitivas que puedan
confluir en la conducta .. En caso de no coincidirse con esta opinión se empezaría por
escoger, por parte de la fiscalía, las de menor trascendencia y desmejorado respaldo
probatorio, para pasar, según las circunstancias, a otras de mayor repercusión punitiva.
Igualmente un cargo o varios, con el mismo escalonamiento. Lo que interesa es que no
desaparezca un motivo de acusación que comporte una pena significativa, apropiada y
satisfactoria para la sociedad, en ese cúmulo y no una sobrevivencia, a este respecto,
irrisoria, fútil o desquiciadora del buen sentido jurídico y de la justicia. Obvio que el
imputado o acusado, asumirá una posición totalmente distinta pero la capacidad
negociadora del fiscal podrá superar este obstáculo. No está por demás advertir que
dándose varios cargos dentro de los cuales predomina uno que, por su grave sanción,
impresiona al imputado o acusado y satisface las exigencias sociales de justicia, el fiscal
optará por el mantenimiento de éste aunque los demás desaparezcan por efectos de la
negociación. Y, también es vaticinable, que el procesado se mostrará más inclinado al
acuerdo en estas circunstancias.

Por supuesto que la fiscalía también puede y hasta debe asumir igual criterio en el
manejo de la negociación e ir regulando esta teniendo presente el propósito no de
impedirla sino de facilitarla. Las circunstancias, con esta mira, indicará dónde se debe
ser exigente y dónde complaciente.

Rutinariamente se suele comentar, ante una negociación, porqué fue objeto de este el
delito más grave, que debió mantenerse por fuera del acuerdo. La ley, en primer lugar,
fue sabia al no excluir los delitos que suscitan la mayor reprobación porque de no haber
procedido en esta forma muy seguramente el volumen de negociaciones estaría en el
lindero de lo irrisorio. Cuando el imputado advierta que el delito de mayor pena, que
suele corresponder a la calificación arbitraria de mayor gravedad, no está incluido en la
IV Curso de Forruació" judicinl.l"icial
paTa Magistrados, Magisttadns l £sClIda Judicial
Jueces y l"ezas de la República. ProulOci6n 2009 .",:",,"~ ifRodrigo LaTa Bonilla"_

negociación, tomará el camino de mostrarse renuente y refractario al pacto. Además,


dos observaciones tangenciales. Una, sofisticar la discusión y referirla a tema de
dificultada valoración, hace poco por su productividad y se encierra en la controversia
estéril y secundaria. Nos viene a la memoria una olvidada obra de Jacques Maritain
(Tres reformadores), en la cual rememora la ardentía de la contrarreforma religiosa
acaudillada por Lutero, que llegó a tal punto que por salvar el concepto de "individuo",
terminó por perder, con gran perjuicio filosófico, la fundamental noción de "persona".
La otra, cuando se expidió la última gran reforma del Código Penal, orientada por el
procurador doctor Alfonso Gómez Méndez, se juzgó desaconsejable mantener el
tradicional orden de los delitos que, al decir de no pocos, respondía en algo a la
construcción del decálogo ( para empezar, donde en este se aludía a Dios, en aquel se
iniciaba por las infracciones que afectaban al Estado, a la Nación y así sucesivamente.
Hicimos, en ese entonces, reflexiones si bien superficiales si útiles y prácticas. Primero,
la notable jurisprudencia que había suscitado ese Estatuto, al cambiarse su numeración,
dificultaba al estudioso determinar a qué delito en especial se refería el
pronunciamiento. Esta ubicación consumía tiempo mejor aplicable a otra serie de
indagaciones y confrontaciones. Segundo, algunos delitos permiten una tajante
calificación de gravísimo, menos grave e indiferente, pero otros se resienten de tamaño
encajonamiento. Total que rápidamente se llegaba a la encrucijada de dudarse si se
trataba preferentemente un delito o este debía ceder el paso a otro. A lo último se tenia
que echar suertes para cumplir con la selección, colocando de último lo que de manera
evidente debía encabezar otros títulos. y aparecía la protesta al adjudicar, sin motivo
serio, porqué se había considerado de menor entidad un delito de características
horripilantes que hacia frontera con la existencia del mundo y de la especie humana,
para no aludir a una notable serie de bienes jurídicamente tutelados que vienen ganando
nombradía y primacía. Finalmente, recordábamos la mordacidad de Muñoz Seca, para
combatir las reformas sociales de los republicanos españoles (divorcio, separación de
bienes, igualdad de sexos, reforma agraria, etc.), quien colocaba en escena a un par de
maños (campesinos) reclamando bienes, la mujer, si estos respondían al artículo
femenino, o, el hombre, si el artículo era masculino y, cuando aquella exigía LAcama,
éste EL lecho, y cuando la fémina retenía LAStablas, el varón apartaba EL colchón .....Y
se volvió tan dramático el asunto, tan complicado, por la serie de consultas que
especialistas del idioma y de los elementos domésticos de la familia, que terminaban por
desistir del divorcio, porque para qué una cama, sin colchón, o unas tablas sin espaldar y
para que todo ello sin esposo o sin esposa? Por eso no creemos en el mito del delito más
grave que aleja negociaciones y beneficios. Y escasea el entusiasmo para secundar penas
de estrafalaria duración, ayunas de cualquier mínimo beneficio, cuando sujetos que se
han paseado a lo largo y ancho del C. Penal, con mil o dos mil asesinatos, dedicados a
perfeccionar masacres, extorsiones, constreñimientos, secuestros con fines económicos,
narcotráfico, ocupación de tierras ajenas, destructivos alzamientos en armas, colocación
de minas y lanzamiento de cilindros de gas, etc., son levemente sancionados y colmados
de escalofriantes beneficios. Pero el terror está en darle a un delincuente común y
corriente la cárcel domiciliaria, o una rebaja de pena por pacto en el cual acepta purgar
largos años de prisión. Como conciliar tanta dureza con tan excedida lenidad? Y cómo
pensar en la bondad de una orden de captura o la obtención de esta por crecida
recompensa, que tiene por objeto reales enemigos de la humanidad, si la realización de
la misma apenas es el pacífico tránsito hacia una libertad absoluta o la designación de
los tales como gestores de paz? Lo que se advierte es un desorden institucional a todo
timbal en donde es notoria la improvisación, los contrasentidos, las contramarchas y la
desorientación rampante.
IV Curso de Formación Judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, ESCllela Judicial
Jueces y luezas de la Rep,íblica. Promocióu 2009 j¡.~ "Rodrigo Lara Bonilla"-...

Algo más sobre el delito calificado de grave. Es posible que puedan encontrarse
criterios, y no es que falten ni dejen de estar disponibles, para saber si una infracción es
más grave que otra, pero, entre nosotros, esta es una notable falacia por la forma
irresponsable como se ha intentado pensar en el problema.

Esos posibles criterios yacen olvidados o se distorsionan de manera lamentable. Así, por
ejemplo, es dable pensar al respecto, en la irreversibilidad de sus efectos, sin que el
organismo social logre asimilarlos o eliminarlos, el desmesurado volumen de víctimas, al
punto que envuelven de tal forma a la colectividad que se coloca en peligro la
organización civilizada de la comunidad y se corre el riesgo hasta de borrar los vestigios
de una cultura humana, o ejecuciones que revelan, como medio obligado o ínsito, la
descomunal barbarie, la más acentuada crueldad e indiscriminación, etc. etc ..

Pero se prefiere, más bien, la adivinación, el capricho o los inconfesables intereses


electorales o económicos de los grupos de dominio. Basta con decir que la conducta es
grave y merece una pena ejemplarizante por su desusada intensidad y forma de
explicación. Así queda todo definido hacia el futuro: como la sanción es
horripilantemente alta, el delito es de superior gravedad y es grave porque tiene
extravagante pena. La repudiable tautología se convierte en traumaturgia penal, sobre
todo cuando en ello se apoya la invariable detención preventiva, cumplida en
establecimientos oficiales de reclusión.

Para matizar la exposición con una frivolidad, recordemos el fundamento de la exactitud


de la hora en la vieja Santafé de Bogotá. El apunte nada tiene que ver con el sabio
Breguet y sus históricos cronómetros, joyas de la relojería por su belleza, técnica y
científica concepción. La hora, en ese entonces, y la remembranza va de la mano del
inolvidable Argos, en sus diarias crónicas del antiguo periódico "El Espectador", la
definía un reloj callejero instalado en la carrera 9' entre calles 11 y 12. Claro que este
reloj debía su apodíctica precisión a su sometimiento al cañonazo, que a eso de las doce
del día, se disparaba desde una guarnición instalada cerca de la Quinta de Bolívar y el
Chorro de Padilla. Cuando se averiguó por la autenticidad de sus estudios para dar el
"cañonazo", se informó que antes de disparar el artefacto se consultaba la hora del
reloj de la carrera 9'.

Guía motivacional: eliminación de agravantes de superior entidad en la regulación de la


pena, como propuesta de los negociadores, o desaparición de cargos de suma
importancia en la sanción. Criterios prácticos aconsejables para no malograr el acuerdo
sin que ello contraríe la normatividad jurídica del mismo pues este mantiene su absoluta
vigencia. La monserga del delito más grave, discusión inútil, palabra hueca, noción
inasible, etc ..

3.11 UN COMENTARIO SOBRE EL TEMA DE LA TIPICIDAD


También es dable mudar la tipificación delictiva a efecto de producir una rebaja de la
pena. La Corte Constitucional (modulando el fallo) declaró la exequibilidad condicionada
de este aparte "en el entendido de que el fiscal, en ejercicio de esta facultad, no puede
crear tipos penales y de que en todo caso, a los hechos invocados en alegación no les
pueda dar sino la calificación jurídica que corresponda a la ley penal preexistente" - C-
1260/05. M. P. Clara Inés Vargas -


IV Curso de Formación Judicial Inicial
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Jueces y .Il1czas de la República. Promocióu 2009 ~~ "Rodrigo Lara Botlillall
_

Podrá variar la tipicidad dentro del género de delitos que guardan alguna relación con
los hechos? Podrá pasarse a otra tipicidad por fuera de este ámbito de afinidad ?
Creemos que las dos hipótesis son igualmente válidas con tal de responder a una
presentación aceptable jurídicamente, que no se muestre estrafalaria o abiertamente
improcedente o inconciliable o absurda o no se exhiba como un insulto o una agresión a
la lógica jurídica, al buen razonamiento penal. Lo deseable es llegar a conclusiones
verosímiles y no a ficciones o fantasmagorías. Se trata si de reflujos sobre las penas, con
este cambio de fundamentación, pero exigiéndose que respondan a un admisible sentido
forense, a una cuerda y plausible interpretación de ley y no a algo que se tenga por
aberrante, fuera de tono e imposible de asimilar la comunidad sea compuesta por
expertos o por personas del común. Se trata no de incurrir en desafueros sino de hacer
regulaciones explicables y atendibles, aunque no se de un ajuste meticuloso, total e
inobjetable.

No obstante lo anterior, conviene advertir la siguiente tesis de la Sala de Casación


Penal: " ... 5. La Corte Constitucional declaró exequible la facultad del fiscal para
IMPUTARla(s) conducta(s) en el preacuerdo al que se refiere el artículo 350 de la ley
906, siempre y cuando se adelante esa labor de manera consecuente con los principios
de legalidad penal, tipicidad plena o taxatividad, pues en últimas " ... a los hechos
invocados en su alegación conclusiva no les puede dar sino la calificación jurídica que
corresponda conforme a la ley penal preexistente".

"Al hilo de las posturas en esta materia (preacuerdo sobre los términos de la
imputación) la Sala Penal de la Corte es del criterio de que el presupuesto del
preacuerdo consiste en no soslayar el núcleo fáctico de la imputación que determina una
correcta adecuación típica, que incluye obviamente todas las circunstancias específicas,
de mayor y menor punibilidad, que fundamentan la imputación jurídica: imputación
fáctica y jurídica circunstanciada.

"Solo a partir de ese momento, tanto el fiscal como la defensa tienen perfecto
conocimiento de qué es lo que se negocia (los términos de la imputación), y cuál es el
precio de lo que se negocia ( el decremento punitivo).

"Por ello, a partir de establecer correctamente lo que teóricamente es la imputación


fáctica y jurídica precisa, resulta viable entrar a negociar los términos de la imputación.

"Es el momento en que pueden legalmente el fiscal y la defensa entrar a preacordar las
exclusiones en la imputación porque ya pueden tener idea clara -uno y otro- de lo que
ello implica de rebajas punitivas".-MP Sigifredo Espinosa Pérez, 23/08/2007, número
27337-

Pero también insistimos que la valoración, si no se rigoriza, traduce acierto. Y,


precisamente, el fiel de esta situación difícil está en que el fiscal no puede crear
delitos, ni idearse agravantes o diminuentes, ni mudarse a calificaciones absurdas y
ultrajantes del buen sentido jurídico. Mas tampoco se le puede recortar márgenes para
lograr los acuerdos, so pena de paralizar o desfigurar el sistema. En otras palabras, el
aspecto restrictivo que criticamos es el de tomar, particularmente el juez para retener
sus atributos muy propios del sistema antecedente, las apreciaciones jurídicas
tradicionales o de mayor aceptación como el fenómeno representativo de la tipicidad,
IV Curso de Fomurció" }udicial.lllicial
para Magistrados, Magistradas. Escuela Judicial
¡uecesy }lIczas dc la República. PromociólJ 2009 L-:. ""-
__ IIRodrigo Lara Bouilla" ••.

así por ejemplo si la misma imputación es la de una tentativa de homicidio, y responde a


lo que la praxis diría al respecto, el concepto inflexible y hasta arterioesclerótico de la
tipicidad, reprimiría dañinamente la negociación. Y sin embargo, con afortunada
sindéresis, esto se autoriza y respalda. Y otro tanto puede decirse de eliminación de
cargos, agravantes o reconocimiento de diminuentes. Tal vez el problema reside en la
forma como se resolvió la exequibilidad del texto y la penuria de su explicación. Pero
con las notas de unos y otros, se logra fijar una debida hermenéutica de tan conflictiva
situación jurídica.

Expresados nuestros reparos a una amplia y rigurosísima atención a lo de la tipicidad,


que debe atemperarse, conviene advertir el pensamiento contrario de otros autores y los
ejemplos que ofrecen al respecto:

Enseñan Garzón, Londoño y Martínez, "Negociaciones y Preacuerdos''.. p. 239, tomo 2:

" • Los elementos estructurales del injusto típico .


• El grado de intervención del imputado o acusado en la realización del hecho punible .
• La detección de una causal de ausencia de responsabilidad penal.
• La conducencia, pertinencia, utilidad, racionalidad e idoneidad de la evidencia
incriminatoria ratificadora de la manifestación de responsabilidad penal.
• El vínculo causal que une al aceptante de cargos con el cúmulo probatorio .
• La licitud o constitucionalidad de la evidencia de cargos recaudada por la fiscalía .
• El cumplimiento de los requisitos sustanciales y formales para el ejercicio de la
acusación como consecuencia de la conclusión de un preacuerdo, etc ..

" Todos estos aspectos deben ser analizados por el juez controlador del preacuerdo en
aras de la realización de la justicia material y de la consolidación del principio de
determinación de la verdad material y para la consiguiente aprobación del preacuerdo".

Si lo anterior fuera la unánime acogida definitoria de tipicidad (tatbestand, alemanes;


fattispecie, italianos), no habría margen para mayor discusión ni duda en que esta rígida
concepción se apodere y termine por eliminar las posibilidades de la negociación. Pero
es que esa noción se enraizó desde su comienzo al reconocer la tripartida concepción del
delito: hecho humano (mejor, una calificante o valoración del hecho), antijurídico y
culpable y agregarle de manera interminable distingos, subdistingos y concepciones
personales de cada doctrinante. Hay de todo para sostener todo. Hasta las visiones
ultra terrestres del derecho penal y las posiciones más antagónicas, encuentran
encumbrado respaldo. Y siendo imposible llegar a una definición única y unánime de
tipicidad y el alcance de esta noción en lo que refluya en los acuerdos, preferimos
acodar lo de este instituto a criterios más restringidos, realizables y prácticos, tal como
se ha dejado consignado en párrafos anteriores.

Guía motivacional: no se remite la importancia de la garantía fundamental que apareja


el instituto de la tipicidad. Pero es igualmente diáfano y significativo que el
entendimiento del mismo no equivale integralmente a la noción que ha venido
predominando. O sea que manteniendo su vigencia el rigor o la estrictez que antes solía
caracterizarlo, se ha modificado un poco para poder dar vía a la negociación. El punto,
en su aspecto más fundamental, está en que no es dable imaginar o crear
artificiosamente tipicidades delictivas porque ello equivaldría a imputar un delito
inexistente y hacer del mismo un motivo monstruoso de negociación. Pero que la rígida
IV Ctlrso de Formación JudicialIllicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ]uezas de la República. Promoci61l 2009 ,~'._'="""''''''a"RodrigoLara Bonilla" •••.

concepción de la tipicidad, en su forma primigenia de concebirla y aplicarla, ha variado,


es cuestión cierta. Aquí las variantes reconocibles en la tipicidad no se idean para volver
delictual con el fin ge W
delito lo que no es, sj,I)Q.p-araJDo.djfj£a.r-!!ll.RP£Q_~ª~-ili!Jctura
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llegar a una negociación que se tiene que tomar, en su esencia, como
favorable al imputado o acusado.

3.12 DEL DESCONOCIMIENTO DE LAS PENAS MíNIMAS


Sobre este tópico debe señalarse inicialmente que la Corte Suprema de Justicia de forma
unánime y permanente ha venido sosteniendo que no es posible preacordar penas que
desconozcan el mínimo porque se quebranta el principio de legalidad de la sanción. Sin
embargo, no faltan quienes opinen de manera distinta con argumentos que se muestran
más en armonía con el sistema acusatorio de los preacuerdos. En efecto, para lograr los
beneficios que se buscan con el instituto, en algunos casos se mostrará como
imprescindible desconocer en forma relativa el mínimo de la pena. En estos
excepcionales eventos la rebaja en todo caso no deberá determinar una pena irrisoria o
que de muestras de estar más en el ámbito de la impunidad. Se argumenta en esa
hipótesis, que cuando la conducta sólo apareje la pena mínima, nada habría entonces
por ofrecer al imputado como atractivo para que acepte su culpabilidad. Y si no es el
mínimo el imponible, sino un poco superior, a medida que sea mayor el acercamiento de
ese aumento a ese mínimo, más se reducirán las posibilidades de negociación. Fines
superiores del instituto como la terminación temprana del proceso y la reparación
inmediata de la víctima deberían prevalecen sobre ese mínimo abstracto de pena.

Lo dicho no significa que el Fiscal al iniciar la negociación deje de proponer la pena


mínima legal, pero, se reitera, habrá casos en que para salvar el preacuerdo sea
aconsejable alterar, según lo indicado, ese mínimo.

Finalmente, agregan que, el legislador, al señalar un mínimo y un maXlmo no está


regulando algo imposible de regular, o sea, el caso concreto en el cual por obra de
ciertas circunstancias ese mínimo abstracto puede y debe resultar afectado. Igual
sucede con el máximo aunque en este evento el legislador se cuida de establecer un
tope superior (50 años para delitos únicos y 60 años para concursos). La reforma del
procedimiento al introducir las negociaciones permite una similar consideración. En
síntesis, advierten que el proceso de partes o adversarial se desprende en mucho de la
atadura del principio de legalidad.

Guía motivacional: los pactos traducen una perspectiva optimista del derecho penal que
incluye la difícil pero no imposible tarea de suscitar en el imputado, bajo numerosos
apremios, su conciencia de responsabilidad y de sometimiento integral a la justicia, así
como un enfoque sobre la víctima cuando la escogió como objetivo de sus agresiones. La
regulación exhibe una ponderada elaboración que evita distorsiones y conjura males
mayores. Su órbita de ejecución es amplísima como dilatados y complejos son los
problemas que afronta y trata de solucionar. Extremando el concepto para indicar sus
reducciones se podría decir que a las negociaciones no les está permitido ser sustituto
de una prueba inexistente, ni crear delitos o hacerlos desaparecer suprimiendo de
manera aberrante sus tipicidades, ni quebrantar la voluntad y conocimiento de quien no
quiere hacerlas, pues se exige una leal y completa información y una manifestación
plena de libertad sobre su rechazo o aceptación y, finalmente, no puede situarse en
posición de entronizar criterios aberrantes o dañinas y caprichosas fantasías desasistidas
IV Curso de Formació" Judidal I"icial
parn Magistrados, Magistradas, Escllela Judicial
]/teces y ]uczns de la Rep,íblica. Promoci6" 2009 ',,";1 '="_ URodrigo Lara Bonilla" ••..

de toda juridicidad. La congruencia del fallo cuando se han celebrado acuerdos o


negociaciones. Los delitos de lesa humanidad y su compatibilidad con este instituto. Dos
finales comentarios sobre la colaboración eficaz con la justicia.

3.13 ~--JNDI,{LDl,!ALlZACIÓN DE LA PENA, LA APLICACiÓN DE LOS


CUARLOS_Y_LOS~REACUER~_

Para llegar a los acuerdos no debe partirse de un apego integral a los matemáticos
cálculos de los cuartos de dosificación individual de la pena (artículo 61 CP),
otorgándose al fiscal mayor libertad en esa justipreciación, conforme lo ordenó la Ley
890/04, artículo 3°, desembarazándose de impedimentas, así sean estas de secundaria
entidad, pero con miras a agilizar la consecución del acuerdo. De ser necesario,
buscando este fin, podrá mencionarse sus perspectivas punitivas para resaltar la
conveniencia para el imputado o acusado del pacto.

Empero, si en la negociación no se determinó la pena concreta que deberá purgar el


infractor, como es lo deseable, sino que se optó por acordar solo un porcentaje de

• rebaja, para la materialización de lo pactado será necesario individualizar previamente


la sanción imponible conforme a las reglas legales, vale decir, atendiendo el sistema de


cuartos, tal y como Lo ha sostenido la jurisprudencia de la Sala de Casación Penal y
desde antes algunas salas de decisión de los tribunales.

Guia motivacional: la segmentación en cuartos para la individualización de la pena


(artículos 61 CP). Su inconveniencia, y de allí su eliminación, en los preacuerdos, pero su
necesaria aplicación cuando no se pacta una pena concreta imponible. No está por
demás indicar que los cuartos, tesis foránea ideada para evitar discrecionalidades
punitivas en el juez y persiguiendo una cuantificación milimétrica de la dosificación
penal, sin llegar, claro está, a acumulaciones materiales, logra esto último, sobre todo
en los concursos, pues, y esta es tesis que apadrina la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia, los referidos cuartos se tienen en cuenta para todas las
infracciones que componen la forma delictiva concursa!.

3.14 DELITOS DE LESA HUMANIDAD

De entrada se estaría tentado a negar la negociación o preacuerdos que afecten las


sanciones correspondientes a estas conductas, máxime con el auge, sensibilidad e
intransigencia que el tema ha tomado en los últimos tiempos. Pero dados los términos de
nuestra legislación, que no formula excepciones como tampoco lo establece la ley
internacional de manera perentoria, y, observándose que esta opera de manera residual
para evitar eventos de impunidad absoluta o de sanciones irrisorias, etc., afirmamos la
procedencia del instituto con esta doble recomendación: si esta clase de infracciones
concurren con delitos que carecen de esta connotación, los más aconsejable es cargar a
estos últimos lo concerniente a los preacuerdos y negociaciones; y la otra, de no darse el
concurso, se tendrá sumo cuidado en llegar a un acuerdo que no ofrezca grave
reluctancia sobre los aspectos indicados, o sea, que la sanción negociada exhiba
adecuada significación y rigor conforme a la entidad y efectos de tan gravísimos delitos.
Pero dejar campo racional a la negociación en este espinoso terreno.

Quede lo anterior como tesis general, la misma que se expide en el sentido de no hacer
incompatibles la gravedad de los delitos, así estos se inserten en la órbita de atentados
IV Curso de Formación ludicialInicial
para Magistrados, Magistradas, ESCllela Judicial
Jueces y jlll.!zas de la Repríblica. Promoción 2009 ~, URodrigo Lara BOrlilla lJ_

al Derecho Internacional Humanitario, y los preacuerdos y negociaciones. No es dable


equiparar a priori la terminación temprana de los procesos, por esta vía, con una
censurable negación de justicia, cualquiera sea el factor que tome a este efecto el
Estatuto de Roma, adoptado el 17 de julio de 1998 y puesto en vigor ello de julio de
2002. Claro que esto se dice frente a una aplicación correcta de las reglas del acuerdo,
esto es, sobre la base de ser justo, alejado por completo de un detectable fenómeno de
impunidad o contemporización con el delito. Si con su distorsión se busca evitar la
merecida penalización, otra es la consideración.

De este punto se pasa a otro no menos importante, vale decir, que para concluir en
exclusión de los preacuerdos en algunos delitos, es imprescindible que exista una
normatividad que así lo exprese de manera precisa, ajena a confusiones, dudas o
interpretaciones múltiples. El legislador debe esmerarse en este cometido y evitar

• referencias que suelen manejarse como supuestamente equivalentes cuando en realidad


no responden a esta nota de absoluta identidad. Agresiones al Derecho Internacional
Humanitario, a los Derechos Humanos (que los hay de variada generación, alcance y
protección), Crímenes de lesa Humanidad, Delitos de extremada crueldad, atrocidad,
salvajismo o barbarie (Art. 145 C. Penal), etc., podrían ser expresiones o muy amplias o
muy reducidas y, en todo caso, siempre cuestionables en su exacta determinación.
Podría verse, para establecer la exclusión de los acuerdos, el repertorio de delitos que
trae el C. Penal, especialmente el Título I -Delitos contra la vida y la integridad
personal -, capítulo 1° -Del genocidio (arts. 101 y 102 C. Penal) y Título 11-Delitos contra
personas y bienes protegidos por el Derecho Internacional Humanitario, artículos 135 a
164- Obvio resulta que como lo predominante en estos dos títulos son los requisitos de
"conflicto armado" o la calidad de persona o bien protegido internacionalmente, la
mención de Derecho Internacional Humanitario resulta de reducida cobertura pues aun
esta clase de acciones y otras (genocidio, etc.), así no se den dentro de un conflicto
armado o por fuera de personas o bienes internacionalmente protegidos, responden a
una violación de ese Derecho Internacional Humanitario. Igualmente se tendría que
observar, si se quiere esa inconveniente y criticable exclusión de los acuerdos, el
Tratado de Roma, en su aparte de la "Competencia de la Corte Penal Internacional.
Sobre esto último, por vía de información, se transcribe lo siguiente, tomado de la
Internet:

"La competencia de la Corte se limita a los crímenes más graves de trascendencia para
la comunidad internacional en su conjunto: el genocidio, los crímenes de lesa
humanidad, los crímenes de guerra y el crimen de agresión (Art. 5).
"El artículo 6 del Estatuto de la CPI confiere a esta jurisdicción respecto del genocidio
tal como se define en el artículo 11de la Convención para la Prevención y Sanción del
delito de Genocidio, de 1948. Ahí se establece que si se cometen con la intención de
destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, pueden
constituir genocidio los siguientes actos:
"Matanza de miembros del grupo.
"Lesión grave a la integridad física o mental de miembros del grupo.
"Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear
su destrucción física, total o parcial.
"Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo.
"Traslado por la fuerza de niños del grupo a otro grupo.
"No se incluye los grupos sociales o políticos en la definición de víctimas potenciales. Es
importante destacar que se dispone expresamente que el hecho de haber actuado por
IV Curso de Formt1ció" judidall"idal
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orden de un superior no constituye una circunstancia .eximente legítima del crimen de


genocidio.
"Crímenes de lesa Humanidad.
"El Estatuto define tres características que distinguen los delitos ordinarios de los
crímenes de lesa humanidad. En primer lugar, éstos tienen que haber sido cometidos
"como parte de un ataque generalizado sistemático", entendiendo por ataque no solo
una agresión militar, sino que se puede aplicar a leyes y medidas administrativas como
deportación o traslado forzoso de población. En segundo lugar, tienen que ir dirigidos
"contra una población civil" y, en tercer lugar, tienen que haberse cometido de
conformidad con "la potitica de un Estado o de una organización" (Art.7). Por
consiguiente, pueden cometerlos agentes del Estado o personas que actúen a instigación
suya o con su aquiescencia, como los "escuadrones de la muerte". Asimismo, pueden ser
cometidos de conformidad con la política de organizaciones sin relación con el gobierno,
como los grupos rebeldes.
"Se enumeran 11 tipos de actos que, bajo esas características, pueden constituir
crímenes de lesa humanidad:
"Asesinato: homicidio intencionado.
"Exterminio: homicidio intencionado y en gran escala de miembros de un grupo.
"Esclavitud, incluido el tráfico de personas, en particular de mujeres y niños.
"Deportación o traslado forzoso de población.
"Encarcelamiento u otra privación grave de la libertad física en violación de normas
fundamentales de derecho internacional.
"Tortura.
"Violación, esclavitud sexual, prostitución forzada, embarazo forzado, esterilización
forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable.
"Persecución de un grupo o colectividad con identidad propia por motivos políticos,
raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos o de género.
"Desaparición forzada de personas.
"El crimen del apartheid.
"Otros actos inhumanos de carácter similar.
"Crímenes de guerra.
"La Corte puede juzgar a personas acusadas de infracciones graves a los Convenios de
Ginebra de 1949, pero además tiene competencia respecto de muchas otras violaciones
del derecho internacional humanitario, como el dirigir ataques contra la población civil,
causar daños a personas indefensas, tomar rehenes y cometer ciertos actos prohibidos
en territorios ocupados, como el traslado por la potencia ocupante de parte de su
población civil al territorio que ocupa o la deportación de la totalidad o parte de la
población del territorio ocupado (Art.8).
"La jurisdicción de la Corte se refiere no sólo a crímenes de guerra cometidos en
conflictos armados internacionales, sino también en conflictos armados internos.
"Crimen de agresión (aún no tipificado).
"La Corte ejercerá competencia respecto del crimen de agresión una vez que se aprueba
una disposición de conformidad con los artículos 121 y 123 en que se defina el crimen y
se enuncien las condiciones en las cuales lo hará.
"Jurisdicción y principio de complementariedad
"La Corte tendrá competencia para iniciar enjuiciamiento si los crímenes se han
cometido en el territorio de un Estado que ha ratificado el Estatuto, si el autor de los
crímenes es ciudadano de uno de estos países; si un Estado que no ha ratificado el
Estatuto hace una declaración de aceptación de la competencia de la Corte sobre un

••


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determinado crimen o si el caso ha sido sometido a la Corte por el Consejo de Seguridad


de la ONU(arts. 12,13 Y14).
"La CPI no juzgará a Estados sino que establecerá la responsabilidad penal individual
incluyendo, cuando así corresponda, la de jefes de Estado (arts. 25 y 27).
"Su competencia se limita al principio de complementariedad, la Corte sólo actuará
cuando los tribunales nacionales no tengan la capacidad o la voluntad de hacerlo (
Art.1 ).
"Los crímenes de competencia de la Corte no prescribirán (Art. 29)

En la ley 1121/06, artículo 25, se excepciona el principio de oportunidad (afín pero


distinto a la justicia consensuada) para conductas relacionadas con el Derecho
Internacional Humanitario o crímenes de lesa humanidad o genocidio según lo indicado
en el Tratado de Roma, narcotráfico, terrorismo y su financiación, administración de
recursos para su preparación y ejecución. En el mes de Mayo de 2009, el Gobierno, con
el apoyo de la Fiscalía General de la Nación, ha resuelto solucionar el problema de las
guerrillas y del paramilitarismo, disponiendo la aplicación del principio de oportunidad a
estos grupos, siempre y cuando no incurran en delitos de lesa humanidad. Se ha
explicado que la ley se dirige a la tropa, a personas que solo cargaban el fusil, estaban
como reclutas comunes, tropa, etc .. La ley, o mejor sus autores, han empezado por
imaginar que solo los altos jefes o comandantes, fueron los autores de la tragedia
colombiana y quienes de manera directa y exclusiva proyectaron y realizaron esos
atentados. Creemos que si un pelotón estuvo realizando los mismos, así solo portara el
fusil, la pipeta de gas, los explosivos, el lanzallamas, etc., todos no pueden ser
amparados por decisión tan beneficiosa, cuando para el resto de los delincuentes, de
menor consideración, se pide y decreta la cadena perpetua, la exclusión de toda rebaja,
beneficio, etc ..

Guia motivacional: se insiste en la tesis de considerar perjudicial a la justicia penal y a


favorabilidades que esta debe reconocer al imputado que da muestras inequívocas de
merecerlas, el determinar ciertos delitos que no pueden ser objeto de negociación.
Ahora la tendencia es recortar el ámbito de la negociación en determinadas infracciones
muy sensibles a la opinión pública por el exigible respeto y protección que merecen esa
clase de ofendidos ( v. gr. atentados sexuales en menores de edad o discapacitados,
algunas modalidades del secuestro ) pero esta tendencia, antes que ampararla y
explicarla en forma distinta (humanidad y racionalidad), resulta más perjudicial que
favorable y más temprano que tarde se advertirán casos en los cuales, por finalidades o
aflicciones superiores, se impone la negociación así el delito negociado sean de aquellos
que conturban e irritan a los temperamentos más templados, ecuánimes y

• acostumbrados a tener que vérselas con esta clase de perversos sujetos. Aun dentro de
estas especiales modalidades de la delincuencia, que todos quisiéramos ver desterradas
o limitadas, pueden ofrecerse aspectos de conveniencia, en muchos sentidos, con la
negociación. Torpe política criminal la de cerrar esos espacios y echar la llave al mar. El
pánico, la repugnancia moral, el querer que el precepto jurídico reforme total e
instantáneamente al hombre, el deseo de parar la descomposición que genera el delito,
etc. no pueden decidir un tema tan complejo y en forma tan simplista. Lo aconsejable,
antes de suprimir beneficios, es ponderar su aplicación para ver cuándo, a quién, porqué
y en que porcentaje debe reconocerse las ventajas de una negociación. Cordura,
templanza, buen juicio, reflexión profunda y consulta de realidades inocultables, es lo
aconsejable y no la respuesta en ambiente de estado de ira o intenso dolor o bajo
IV Curso de FOnl1f1ci6" judicialluicitll
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Jueces y Juczas de la Repríblica. Promoción 2009 ,-"'t~
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apremios eminentemente circunstanciales o, lo que es peor, simulando virtudes que no
se tienen.

3.15 EXCLUSiÓN DE LOS PREACUERDOS y NEGOCIACIONES


Reiteramos en esta nota que para la exclusión de los preacuerdos, acuerdos y
negociaciones, en algunos delitos, se requiere una normatividad que especifique esta
eliminación, siendo imposible, por la naturaleza de la materia, acudir a interpretaciones
laxas, extensivas, analógicas, dudosas, de carácter odioso o ampliado, etc .. En este
último sentido, de manera inconveniente y hasta inconstitucional al menos para
nosotros, debe figurar lo que al respecto menciona la Ley 1098/06, Art. 199 -protección
de niñez y adolescencia-, indicando de paso su redacción antitécnica pues empieza por
emparentar los preacuerdos y negociaciones como rebajas, cuando son aspectos
diferentes y de diversa regulación y efecto, así un pacto lleve a aminorar la sanción.
Reza así este dispositivo de manera perentoria e implacable:

"7. No procederán las rebajas de pena con base en los "preacuerdos y negociaciones
entre la fiscalía y el imputado o acusado" previstos en los artículos 348 a 351 de la ley
906 de 2004".

No podemos dejar de consignar un brevísimo comentario sobre esta normatividad.

Ya anotamos, respetuosamente, nuestro disentimiento contra la idea que solo la


penalización extrema puede defendernos del delito y que por ello el patrón legislativo,
en este punto, es ser despiadados y antitécnicos en la represión y mirar a ciertos
delincuentes como ánima vilis, irreadaptables, a quienes hay que eliminar casi
físicamente, en medio de las mayores privaciones y ajenos a la más leve esperanza. Esta
conceptualización es equivocada y dañina. El sistema ni es aconsejable ni civilizado para
responder a ese mal, así el sujeto pasivo del atentado sea un infante o un adolescente y
se considere prudente y meritorio reforzar la represión sin llegar a extremos que solo
aconseja la enajenación. Este tratamiento de tan aguda severidad lleva en sí, con el
correr del tiempo, el germen de su destrucción y ablandamiento. No correrán muchos
años sin que algún parlamentario, con la similar finalidad a los que ahora asumen
posición contraria y reciben aplausos como defensores a ultranza de los menores,
propicie el regreso a una ley más sensata y proporcionada. Y así de tumbo en tumbo
estaremos en el ciclo inmortal del corsi e recorsi (Vico), ir V volver en un circulo en
donde estaremos incansablemente mordiéndonos la cola. Además, no creemos muy
adecuado que un tema de procedimiento penal general, incrustado en un estatuto
recientemente expedido y en trance de ver sus resultados positivos o negativos, que
quiere una legislación armónica, se modifique desde orilla distinta y se impregne, no de
las apreciaciones indeterminadas, ajenas a fraccionamientos y prevenciones, sino del
fervor por sacar avante ciertas tesis impuestas por la obsesión de un tema que termina
por absorber tan intensamente que impide conocer otras vertientes legislativas y cuanto
toca con estas es para fijarles un rol inferior o subordinado, con lo cual ni hace bien lo
suyo ni lo ajeno. Esto es lo que coloquialmente se dice "no ver más allá de la propia
nariz" o consultar apenas su propio dolor o interés. Siempre existirán "oráculos
superiores al propio duelo" -o mar Kayan-. De otro lado es tan defectuosa la
reglamentación que deja por fuera hechos delictivos de igualo superior gravedad a los
que contempla, teniéndose que agradecer sí que el texto haya seleccionado algunos
reatos y no consagrado la exclusión del beneficio en forma total e indiscriminada cuando
IV Curso de Formació" judicial Inicial
parn Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
jueces y j"ezas de /n Rcpríblica. PromociólI 2009 ~ "Rodrigo Lara Bouilla"_

el sujeto pasivo de una acción criminal ha sido un infante o un adolescente, quienes,


especialmente estos últimos, han ganado un amplio espacio en las organizaciones
criminales y en los delitos de muy variada gama, como sujetos activos. Y como no se
distingue, resulta que solo este grupo humano representa una absoluta, integral e
incontrovertible bondad y desvalimiento. La realidad nos suministra otra clase de
lecciones.

y no solo por lo dicho dejamos de augurarle permanencia a esta catoniana disposición,


sino porque bien mirada la cuestión resulta inconstitucional y la explicación de esto es
bien sencilla. Si las negociaciones las ha considerado la Corte Constitucional como el
baluarte del sistema acusatorio, en donde está la clave para una administración de
justicia eficaz, humanitaria, pronta, etc., lo que afecte a esa institución, lo que la
desestimule, la obstaculice, la desvirtúe, no puede mirarse como ajustada a la
Constitución. Cómo lo va a ser si lo uno es mejoramiento de la justicia y lo otro es su
empeoramiento, si en lo uno la deja actuar con celeridad y la otra la retrasa, si lo uno
congestiona los despachos judiciales en donde así se trabaje de manera extenuante no
se alcanza el ritmo de evacuación exigible, y lo otro ofrece un panorama completamente
distinto. Las calificaciones de la Corte Constitucional no dejan lugar a dudas en este
delicado tema. El desestímulo o deterioro de los acuerdos (qué no decir de su exclusión
mandada por otro estatuto, el de la infancia y adolescencia) exhibe este mayúsculo
gravamen, defecto y concita su sanción por la vía comentada.

Basta con reproducir lo que la Corte Suprema de Justicia dijo respecto a los preacuerdos
y negociaciones, palabras que para nosotros blinda el instituto contra derogaciones,
abrogaciones o distorsiones así provengan esta de otras leyes. Se reitera la certera
apreciación de la Corte: "desestimular la terminación temprana de los procesos ...
podría ocasionar el colapso del sistema, cuya fortaleza se apoya justamente en la
previsión de que sea poca la cantidad de casos que agoten todas las etapas procesales
... es un sistema que privilegia la terminación temprana del proceso y erige en principio
rector los derechos de las víctimas a una pronta e integral reparación de los daños
sufridos, a cargo del autor o partícipe del injusto -según fórmula contenida en el literal
c) del artículo 11 de la ley 906 de 2004 ... ".

Esto desaloja toda duda y purifica la tesis de considerar la norma censurada como
inconveniente, dañina y contraria a los fines que se dice perseguir. Cómo privar de todas
las ventajas que la Corte Suprema y la Corte Constitucional pregonan de los preacuerdos
y negociaciones cuando se trata de las víctimas determinadas en la criticada salvedad y
cómo, por obra del mismo pronunciamiento superior y terminal, no ver la
desarticulación del proceso, que nos merece rotunda censura, y, de otro lado, el
inmerecido golpe al mejoramiento de una administración de justicia, tan sobrecargada
de juicios a lo cual las ofensas a las menores contribuyen en número abultado? Y cómo
mantener indemne la constitucionalidad de la norma con las categóricas aserciones de la
Corte Constitucional, con las cuales fácilmente se deduce que ese precepto lejos de
favorecer a esas víctimas les empeora su situación, todo por sostener la aplicación de
unos años más de pena, fuera de que en esta clase de conductas, según es tradicional
comentario de expertos en la materia, hay que tener en cuenta los daños que produce el
estrepitus fori, que se multiplica, consolida y agrava con insuflar artificial vida a un
proceso que pudo terminar prontamente con beneficios inocultables para las víctimas?
IV Curso de Formación Judicial Inicial
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Jueces y ]uezl1s de la Reptíblica. Promocíó" 2009 ..~,""
•••.••
_"Rodrigo Lara Boltilla ll
__

Si la institución es buena para ser aplicada a delitos gravísimos y de singular entidad,


contra mayores o bienes colectivos, no hay que decir que las razones de su existencia
pierdan su mérito y se vuelvan nocivas según el sexo o la edad o las condiciones físicas
que haya padecido el agredido. Todo proceso comporta una crecida dosis aleatoria de
terminar reconociendo la responsabilidad o negando ésta. y los que se refieren a
aquellos casos en que el perjudicado es un menor, no escapan a este azar. Entonces,
qué será mejor para la víctima, correr el riesgo de la impunidad, cualquiera sea la causa
de esta, por privar del valioso incentivo que propicia el preacuerdo, o contar con éste
para que abunden esa clase de reconocimientos de autoría o participación y en todos
ellos haya certidumbre y rapidez en la fijación de una sanción ?

Había mejores alternativas que consagrar esta malhadada excepción, que cada quien,
según la sensibilidad de encono por un delito en especial, querrá extenderse a expensas
de esta predilección y cada vez se acentuará el descoyuntamiento del sistema. Pudo
pensarse en una menor cantidad de la rebaja, o circunscribirla no más allá de la
resolución acusatoria y rodearla de adicionales exigencias y condicionamientos.

Actualmente el Gobierno, más por afanes de gobernabilidad que por sana y acertada
política criminal, ha canjeado la cadena perpetua para los autores de atentados sexuales
a menores, por una pena de prisión de sesenta años, lo máximo que permite la
legislación penal, y claro que con la adición perentoria del confundido ministro del
ramo, de excluir todo posible beneficio. Estamos en el ciclo de la legislación penal de
verdugos pero no de hombres de estado, prudentes, sensatos, conocedores del tema y
capaces de superar el ruido que produce la galería y los votos que allí anidan. Males de
nuestro tiempo, como siempre se han dado, pero que terminan por ser eliminados de
manera adecuada. No hay que desesperar.

Conviene también advertir la ley 1121/06, en su artículo 26, determinó excluir rebajas
de pena por sentencia anticipada o confesión, subrogados penales o mecanismos
sustitutivos de la pena privativa de la libertad, condena de ejecución condicional o
suspensión condicional de ejecución de la pena y libertad condicional. Desapareció
igualmente la prisión domiciliaria y dispuso que no "habrá lugar a ningún otro beneficio
o subrogado legal, judicial o administrativo, salvo los beneficios por colaboración con
las justicia consagrados en el Código de Procedimiento Penal (el acusatorio, anotamos,
no los considera) siempre que esta sea eficaz.

Es esta una legislación muy criticable por su redacción antitécnica. Empero lo


que resulta más preocupante es la actual tendencia de la jurisprudencia nacional
a restringir aún más las posibilidades de negociación, porque a pesar de que los
preacuerdos, acuerdos y negociaciones no fueron mencionados específicamente
en dicho artículo 26, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia
(fallo de 29 de julio de 2008, rad. 29.788, M.P. Dr. Augusto Ibáñez Guzmán), por
interpretación del espíritu del legislador, determinó que los mismos también
quedaban proscritos para los tipos penales allí señalados, entre los que se
cuentan delitos de tan frecuente ocurrencia en nuestro medío como la extorsión
y el secuestro extorsivo, que en la mayoría de las veces se realizan sin
vinculación alguna con el delito de terrorismo.
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IV Curso de Formación ¡mlicia/luicia]


pam Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y .luczas de la Rcpúblicn. Promoci6JJ 2009 :.:.~ "Rodrigo Lara BOllilla" ••.

Insistimos en la necesidad de preservar la institución de los preacuerdos y


negociaciones incluso frente a delitos de la mayor gravedad, aunque para estos
casos los beneficios sean mas restringidos, porque es un argumento de mucho
peso que el acto legislativo 03 de 2002, que sentó las bases constitucionales para
la implementación del nuevo sistema acusatorio en nuestro país, no hizo
exclusión alguna en torno a la aplicación del mismo frente a toda clase de
delitos, a tal punto que para preparar la entrada en vigencia del nuevo codigo
de procedimiento penal y facilitar las negociaciones que obviamente
sobrevendrían, se escribió la ley 890 de 2004 en cuyo articulo 14 se dispuso el
incremento de las penas para todos los tipos penales, y es por ello que no se
aprecia justo ni razonable que con posterioridad se prohíban sistemáticamente
las negociaciones acudiendo a múltiples motivos pero en cambio se mantengan
los incrementos punitivos cuya única justificación eran las rebajas que han de
concederse por virtud de los preacuerdos.

Lo que se advierte como propósito reformador, incluyéndose en esto la nada


recomendable Ley 1142/07, aprobada con participación de la Fiscalía General de
la Nación, es la apresurada y rampante marcha hacia la despotencialización del
nuevo sistema penal acusatorio, que a lo último quedará como muestra especial
de lo que se llama una "colcha de retazos". Creyéndose realizar una buena
justicia y una magnífica seguridad social, se está ejecutando todo lo contrario.
Dios quiera que no sea así pero al respecto somos pesimistas y así debemos
declararlo.
IV C"rso de FOrlJlilciólI Judiciallllicial
para ¡\J1agistrados,Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y blezas de la Rcp,íblica. Promoció" 2009 . r."_
•• ,.,._"Rod,.;go LaraBoltilla" __

Unidad 4 OPORTUNIDAD, FORMA Y TRÁMITE DE


LOS PREACUERDOS y NEGOCIACIONES

OBJETIVO:

Fijar los hitos y exigencias procesales a tener en cuenta para la celebración de


preacuerdos y negociaciones, así como las actuaciones posteriores que pueden tener
lugar, según el momento y la forma en que éstos se hayan realizado
IV Curso de FormnciólI judicial.1l1icinl
para Magistrados, Magistradas, Escl/ela ludicial
jueces y jllezns de la RepJÍblicl1. Promocióll 20D9 ... ~ "Rodrigo Lara Bonilla" •••.

4.1 ¿DESDE CUÁNDO PUEDE APARECER LA POSIBILIDAD DEL


PREACUERDO O NEGOCIACiÓN?
El dispositivo legal (artículo 350 CPP.) es bien terminante: desde la imputación. Y es
lógico porque solo allí se ha concretado en debida forma a quién y porqué y en qué
forma se puede tener a alguien por autor o partícipe de un delito, o sea, su culpabilidad,
responsabilidad, antijuridicidad y punibilidad. Algunos advierten que desde antes "se
pueden iniciar las conversaciones", aunque no señalan o particularizan un referente. Por
lo mismo que esa amplitud en cuanto a ese dies a quo no deja de ofrecer dificultades,
equivocidades y riesgos, esto es, que la actitud del funcionario se tome como lo que en
el fondo no es, o sea, un prejuzgamiento indebido, lo aconsejable es que solo cuando se
haya tomado versión libre o se haya recibido lo que se llamaba indagatoria, es
aconsejable insinuar posibilidades de negociación. Es más, para preparar ese camino
bien se puede en una de estas diligencias recordar al requerido que el preacuerdo o la
negociación es un beneficio que le concede la ley y que la fiscalía está dispuesta a
conversar sobre el punto.

Guia motivacional: oportunidad legal para iniciar conversaciones que conduzcan a un


pacto o acuerdo. Ni llegar indebidamente de primeros, ni hacerlo de modo tardío. La
propia ley da pautas acertadas para determinar cuándo debe obrarse en este sentido.

4.2 ¿HASTA CUÁNDO ES FACTIBLE EL ACUERDO?


Hasta cuando se cuml2le con el illterrogatorio del p-rocesado en el juicio oral que
precede a la sentencia, según lo establece el artículo 352 CPP. Pero si son varios
procesados el interrogado de primero, que no ha accedido al acuerdo, puede aceptarlo
al finalizar el interrogatorio de los demás procesados o coprocesados. Literalmente no,
pero dentro del espíritu y bondad de la institución, es perfectamente factible. Aquí si
que, como lo manda la Carta Política, lo sustancial cubre y avasalla lo formal para
imponer sus dictados.

Guia motivacional: tan importante es saber, a ciencia cierta, cuando debe posibilitarse
la negociación como tener igual certidumbre sobre la clausura de esa oportunidad. Y el
fiscal debe hacérselo saber al imputado para que no sea sorprendido con la desaparición
de esta ventaja legal.

4.3 ¿HASTA CUÁNDO SE PUEDE MODIFICAR UN PREACUERDO?


Por mutuo consentimiento o unilateral actitudJlasta_aojes de Rasarlo a la ao[Q/;¡acióndel
.j,uez.J)espués de sucedido esto, más bien aparecería una forma de retractación, la cual
solo puede enfocarse desde la óptica de falta de información debida, exclusión de
libertad o vicios del consentimiento u omisión o deterioro de las garantías
fundamentales. No es aconsejable, y así lo debe advertir el fiscal al cerrar el ciclo
personal del preacuerdo, retirar el asentimiento a lo pactado, tanto por lealtad como
por la futura conveniencia del imputado o acusado, pero si se da el hecho así se tiene
que aceptar sin que exista recaudo legal que obligue al respeto de lo temporalmente
aceptado.
IV Curso de FOl1lurdó1J }wticioll1Jicial
pam MagistradDs, Magistradas, Escllela Jlldicial
Jueces y ]uezas de lo República. Prol1loción 2009 .<1- ..- "RDdrigo Lara Bouilla" ••

Conviene anotar que la frustración de un preacuerdo no impide que se reanude cuantas


veces haya posibilidad de llegar al mismo, conforme a su reglamentación. Durante su
discusión, las partes pueden acordar suspensiones para meditar sobre las propuestas o
buscar mejor información y asesoría.

Guia motivacional: modificaciones o reformas del acuerdo. Lo que debe aceptarse al


respecto y lo que debe ser objeto de rechazo.

4.4 DE LA EXIGENCIA DE UNA RESOLUCIÓN ACUSATORIA MEDIANDO


ANTES DE ESTA UN PREACUERDO EN FIRME Y APROBADO
Establecido el preacuerdo antes de una resolución acusatoria, se tendrá que dar espera
a que esta se produzca y que la misma recoja el contenido del preacuerdo? Creemos, en
interpretación práctica y productiva que la jurisprudencia de la Corte Suprema ha
adoptado, que el acuerdo constituye la resolución acusatoria y de inmediato debe darse
la respectiva sentencia. Es el perfeccionamiento del instituto, en su aplicación, evitando
un formalismo de dilación como es la inútil resolución acusatoria sobre un preacuerdo
aprobado por el juez. Claro que el acuerdo debe confeccionarse siguiendo los
lineamientos trazados en el artículo 337, sobre la resolución acusatoria.

Lo anterior es lo que señala el artículo 351, inciso 5°: "Aprobados los preacuerdos por el
juez, procederá a convocar la audiencia para dictar la sentencia correspondiente", lo
cual está en perfecta consonancia con lo que manda el artículo 350, inciso primero al
final: "Obtenido este preacuerdo, el fiscal lo presentará al juez de conocimiento como
escrito de acusación". Y todo ello ilumina, en el mismo sentido, el inciso 2° del artículo
354: "Si la índole de los acuerdos permite la rápida adopción de la sentencia, se citará a
audiencia para su proferimiento ... ". Lo que equivale a decir que no es necesario
formular o reformular una resolución acusatoria. El fiscal lo que debe hacer es
peticionar, con la presentación del acuerdo para su aprobación por el juez, que este,
una vez impartida esa aprobación, tenga el acuerdo como acusación y señale fecha y
hora para la audiencia de sentencia. Y fuera otros obstruyen tes formalismos y
formulismos.

Algo más. Sobre este tema (necesidad de dictar una resolución acusatoria o
reestructurar esta por obra de un acuerdo o una negociación que antecedió a la misma o
se produjo con posterioridad a la misma), la Sala de Casación Penal, se ha pronunciado
de manera acertada, así: "3. En punto a la práctica de exigir (por parte de algunos
jueces) o de elaborar (por iniciativa de algunos fiscales) escrito de acusación una vez
pactado el acuerdo (sic), consignado en el acta y suscrita ésta, al igual que signada la
que contiene un allanamiento, ningún fundamento legal tiene tal procedimiento y
mucho menos ofrece efectos prácticos como pasa a verse.

"En efecto, de conformidad con el artículo 293 del CPP la aceptación de imputación,
bien por allanamiento ("iniciativa propia") o "por acuerdo con la Fiscalía", comporta
que lo actuado hasta ahí sea "suficiente como acusación", consecuencia esta que -para
estos efectos- permite asimilar las dos formas de terminación abreviada. Ahora, si se
trata de la especie de la negociación, es clara la ley al precisar que el escrito de
acusación (propio del desarrollo cabal del esquema procesal) lo será el propio
preacuerdo: "obtenido este preacuerdo, el fiscal lo presentará ante el juez de
conocimiento como escrito de acusación" (artículo 350, inc. 1°) libelo del cual
IV Curso de Formación ¡mUda! ,Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y luczas de la Repríblicn . .Promoción 2009 .••...
~ "Rodrigo Lam Bonilla" •••

necesariamente hará parte -entre otros factores- la rebaja de pena que -hasta la mitad-
se haya pactado, desde luego en aquellos casos en los cuales de la negociación haga
parte el descuento punitivo, pues no hay duda que el convenio puede girar alrededor de
temas distintos, como la pena a imponer, los subrogados a reconocer, la variación
ventajosa de la tipicidad, la eliminación de agravantes, el reconocimiento de
atenuantes, la supresión de un cargo específico, etc.. Si se pacta el monto de la
reducción de la pena ese aspecto del acuerdo "se consignará en el escrito de acusación"
(artículo 351, inc. 1°) que no es otro -como ya se comprobó- que el mismo preacuerdo,
conforme al reseñado artículo 350. -resalto fuera de texto-

"Ahora, la inutilidad de un escrito de acusación de cara a un acta de allanamiento o de


preacuerdo es evidente, dado que en el cuerpo de ésta ( conforme sucede con la
acusación) deben consignarse la individualización de los acusados, la relación de los
hechos jurídicamente relevantes, la relación de bienes y recursos afectados con fines de
comiso, y -en particular- todas las circunstancias de agravación que modifiquen límites
punitivos, así como las de mayor punibilidad, unas y otras tanto fáctica como
jurídicamente expresadas, pues de no, resultan de imposible aplicación por parte del
juez en la sentencia, conforme a reiterada y pacífica doctrina de la Corte. Al fin y al
cabo los requisitos del escrito de acusación antes reseñados (artículo 337 CPP) deben
formar parte del preacuerdo, en la medida en que éste es el equivalente a la acusación
y que sirve de referente a la congruencia con la sentencia y a su vez en marco dentro
del cual el sentenciador proferirá la condena.

" Pero hay algo más: cuál es el fin de ese inútil escrito de acusación?; de él no se
entrega copia a la parte conforme el artículo 337 in fine; de él no se corre traslado pues
ni existe audiencia preparatoria, que es el escenario natural para ello, según el artículo
339; él no va a servir de guía para la contabilización de los términos de libertad, a voces
del artículo 317, numerales 4 y 5; de él no se predican los requisitos sustanciales para
acusar, como son que con base en la información procesal se pueda afirmar con
probabilidad de verdad la existencia de la conducta y la calidad de autor o partícipe,
porque tales atributos se predican de la aceptación de cargos; en fin, de ese escrito
sobreviniente al acta no se genera consecuencia procesal alguna, pues tales efectos se
pregonan es del acta contentiva de la aceptación de cargos.

"En cambio si, su elaboración puede comportar consecuencias indeseadas, como cuando
un fiscal lo presenta tardíamente ante el juez, o como cuando a través de él se
pretendan incluir agravantes o atenuantes, o -en fin- se busque modificar los términos
del preacuerdo. Más grave sería, por ejemplo, que allanado el imputado (y verificada
por el juez de garantías la preservación de las mismas), el fiscal introdujera alguna
modificación a la tipicidad, o se refiriera a la pena o algún subrogado, todo ello -desde
luego- por fuera del marco de su competencia, pues no ha de olvidarse que suscrita el
acta (de allanamiento o de preacuerdo) tanto el fiscal como el juez de garantías pierden
competencia para seguir actuando, pues lo hasta ahí adelantado debe remitirse al de
conocimiento para que cite a audiencia de individualización de pena (en el primer caso)
o a audiencia de aprobación del acuerdo si se trata de preacuerdo.

"En síntesis, aceptados los cargos por un imputado (por cualquiera de las especies) ni el
juez puede exigir, ni el fiscal está obligado a elaborar escrito de acusación, pues el
fallador deberá actuar con base en la acusación que llega a su conocimiento, que no es
.. ~"~
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J"eces y Jllezas de la Repríblica. PromociólI 2009 "Rodrigo Lara Bo,,;lIa"1lK

distinta al acta de allanamiento o preacuerdo" -MP. Augusto José Ibáñez Guzmán,


23/01/2008, proceso 28298 -

Sobre tan juiciosa y completa exposición, no está por demás anotar que la experiencia
enseña que a medida que tratan de reproducirse actuaciones idénticas, siempre se
producen incontenibles e incontrolables variaciones y lo que fue el acuerdo no deja de
exponerse a esas vicisitudes que generan debates de insospechada índole y proyección.
La congruencia está consagrada entre el acta de acuerdo y la sentencia, de donde sobra
y es perjudicial propiciar comparaciones con una resolución acusatoria superada o
reescrita con modificaciones que la defensa y las demás partes pueden explotar en daño
de la rápida y eficaz administración de justicia, fin insoslayable de esta modalidad del
procedimiento.

Guia motivacional: negociación y resolución acusatoria. Incidencia de una sobre la otra.


La forma de continuar el proceso para su rápida y sólida terminación.

4.5 IMPOSIBILIDAD DE NEGOCIAR DESPUÉS DE ALLANARSE A CARGOS


Aceptada la imputación (allanamiento a los cargos) por iniciativa propia del imputado,
~os\ble una posterior negociación? ÁSl nuestra inclinacion sea (a de estimular [os
pactos entre fiscal e incriminado, debemos rechazar la posibilidad de combinar los
sistemas_o de sustitu.ir e.l.Qcil1l.ec.o
.• luego de iniciarse o de lograr su perfeccionamiento,
por el segundo.

Los dos mencionado instrumentos procesales, no obstante su común finalidad de


conseguir un atemperamiento de la pena mediante la aceptación de una o varias
conductas delictivas, muestran perfiles diferentes, con resultados no del todo idénticos,
y con una tramitación un tanto diversa. Ya sobre esto se ha tenido ocasión de indicar
algunas precisiones. Por eso se debe estar a uno o a otro sistema, pero no permitir su
aplicación escalonada, ya que tomar partido por uno de ellos le cierra el paso al otro y,
el escogido inicialmente, tan pronto se acoja, impulsa una actuación que no debe ser
interferida ni tolera la combinación o mixtura entre ellos. Esto no quiere decir que
declinemos nuestra preferencia por las negociaciones y por lo mismo que la negociación
puede y suele comportar más beneficios para todos los intervinientes, en especial para
el procesado, debe preferirse su utilización. Lo cual impone, entonces, que cuando el
fiscal advierte un ánimo o proclividad del procesado a allanarse a los cargos que se le
formularán, este, aunque esta sea tarea y obligación prioritaria para su defensor, debe
enterar al imputado de los mayores beneficios que le es dable recibir por obra del
acuerdo a celebrarse con la fiscalía, pudiéndose solicitar un corto aplazamiento o
suspensión de la respectiva diligencia para dar curso al pacto pertinente. Es tan
importante el punto que, la fiscalía, debe dejar constancia de su propósito y propuesta
para evitar sanciones propias o crear motivos de invalidación del trámite.

Guia motivacional: un intento por distinguir entre allanamiento a los cargos y


negociación o acuerdo. La preferencia de este último. Intervención del fiscal cuando
advierta su propensión a allanarse a los cargos para que prefiera la negociación. El
fiscal, si ha intentado aconsejar con lealtad al imputado sobre la conveniencia del
acuerdo, debe dejar constancia de esta labor o gestión. Efectos de esta manifestación.
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Jucces y ./uezas de la Rcpríblica. Promoci6" 2009 _ ,"',a...-:_•. ",Rodrigo Lara Bonilla"_.
4.6 EL PREACUERDO CONSEGUIDO ANTES DE LA RESOLUCiÓN
ACUSATORIA
Aunque ya se ha abordado el tema, insistamos. La pregunta sería la de si es o no
necesario dictar una resolución acusatoria que recoja el convenio celebrado. Estamos
ciertos que dadas las modalidades del procedimiento acusatorio, en este punto, el
mismo que tiende a un procedimiento de desvío que permita hacer a un lado
actuaciones innecesarias y que ya no se tendrán en cuenta o pueden entenderse
sustituidas por el acuerdo, que no es necesario proferir tal resolución de cargos. Basta el
documento que consigna el acuerdo y su aprobación, siguiendo en esto lo aplicable del
artículo 337, para darse por satisfechas las reglas de un debido proceso en este punto. Y
si se ha proferido la resolución acusatoria, lo que cuenta, al respecto, son las
modificaciones que ha introducido el acuerdo que será lo atendible para proferir la
sentencia, lo cual establece, además, la decisiva influencia que tiene el acta en donde
se ha documentado el pacto y que hace innecesaria la resolución acusatoria. Pero las
dudas y discusiones las cancela un texto (como diría Coutere en sus mandamientos del
abogado: un inciso de la ley acaba con toda una biblioteca, a lo que habría que agregar
que una jurisprudencia produce el mismo arrasamiento y si es de la Corte Constitucional,
termina con la misma ley): "Obtenido este preacuerdo, el fiscal lo presentará ante el
juez de conocimiento como escrito de acusación". Basta entonces decir por este que se
tenga, y la etapa se supera totalmente, ese documento como resolución acusatoria,
sobre el cual debe emitirse la correspondiente sentencia, la misma que, por lo del
principio de congruencia, debe ajustarse al acuerdo aprobado.

Guía motivacional: los resultados de un acuerdo o negociación como sustituto eficaz de


la resolución acusatoria, los cuales establecen, por sí, la congruencia que debe respetar
y materializar la sentencia. De ahí la persistencia en exigir claridad, precisión y
consentimiento en los términos de un pacto, porque el mismo conforma el requisito de
la debida acusación, sin que se tenga que formular o reformular ésta.

4.7 LA MANIFESTACiÓN DE INOCENCIA O CULPABILIDAD AL INICIO DEL


JUICIO ORAL
El artículo 367 CPP (declararse culpable en la audiencia de juzgamiento) no es un
preacuerdo o negociación, aunque busca igual finalidad: abreviar el proceso y evitar
impugnaciones que lo expandan. Otra bondad del proceso acusatorio y no debilidad del
mismo porque lo que pretende es evitar el desgaste innecesario del aparato judicial que
debe ocuparse de otras situaciones en las cuales el procesado ha sido refractario al
preacuerdo o no se ha podido obtener la desistencia de la acción o la conciliación, etc.,
cuando a ello haya lugar. Por eso, reconocer en esta última fase del juicio que se es
culpable, pronunciamiento que será requerido por el juez con toda claridad, da lugar a
una rebaja de pena (1/6 parte en relación con los cargos admitidos). Y, entonces, esto
constituye la terminación o no del proceso? Más se acerca a lo primero. Lo que sucede,
evidentemente, es que precipita la sentencia puesto que la audiencia, tal como estaba
prevista, no culmina ni se cumple de manera total según el desarrollo que se había
predeterminado. Y además, obvio, desaloja impugnaciones provenientes del procesado,
el defensor o la fiscalía o la procuraduría, puesto que ya no hay interés jurídico en su
promoción.
IV Curso de Fonmlción Judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ¡uczas de fa República. Promoción 2009 . f' ;..-"'",
__ ".Rodrigo Lara Bonilla".,

Pero, lo más importante es la concur.r.encia de esta rebaja con otras. Si son las
reconocidas por la ley, como diminuentes propias de la pena señalada para el delito y
que proceden haya o no acuerdo, por lo mismo que son igualmente independientes de la
posición que asuma el acusado al momento de su primera intervención en la audiencia
de juzgamiento, no hay duda que son concurrentes. Ahora bien, si preexiste un acuerdo
aprobado, no hay duda que solo se aplica lo relacionado con la negociación. Esto, por la
potísima razón de que aquella supone un reconocimiento de culpabilidad y ya este se
encuentra consolidado faltando solo la emisión del fallo, sin que haya posibilidad de que
el juez requiera al acusado si se declara o no culpable. O sea que dándose la
preexistencia del acuerdo, la audiencia es solo para proferir sentencia y no para evacuar
pruebas y permitir otros desarrollos como ocurriría cuando las negociaciones no han
tenido éxito y no figuran en el proceso debidamente aprobadas. Nótese que el artículo
354, inciso segundo, determina una intervención muy parca por lo mismo que ya hay una
aceptación de culpabilidad consignada en el pacto, el mismo que se convierte en la
resolución acusatoria.

La aceptación de la culpabilidad, en el albor de la audiencia, lleva a que el juez le de su


aprobación y proceda a expedir el fallo pertinente.

Ahora bien, si se declara culpable para unos cargos y en otros no, esto lleva a que en
aquellos se compute la rebaja analizada y no se refleje en los otros. En este caso la
audiencia prosigue en completo trámite para los cargos no aceptados. El juez al
[!roducirse esa declaratoria parcial de cull!abilidad, la aceptará Ll!roseguirá con la
audiencia hasta su terminación. Al momento de darse a conocer la sentencia unificada
de cargos aceptados y cargos no aceptados, hará las determinaciones que correspondan
a una y otra situación.

Guarda relación con el punto expuesto el tema del desajuste de perJuIcIOs o


reparaciones, esto es, determinaciones en este campo que luego se establecen con
repercusión en el aspecto patrimonial de la víctima. Cuando se está en la gestión del
acuerdo, todos los intervinientes en él deben concentrar sus energías en estar ciertos en
los elementos de decisión que se entrecruzan y en eliminar dudas, vacíos o precipitudes.
Una vez que se ha asentido, no puede invocarse que las tasaciones fueron distintas y que
resultó un beneficio o un daño criticable, para el imputado o acusado o para la víctima.
Esas ulteriores divergencias, así sean fundadas, carecen de resonancia invalidante por el
acuerdo de voluntades conseguido con lealtad, rectitud y afán de acertar. El ofendido o
perjudicado tiene que considerarse como el mejor evaluador de su situación, en la cual
tantos factores influyen, unos conocidos y otros inescrutables de principio a fin, y de ahí
la aceptación que merece el acto de disposición que realice. La Sala de Casación Penal
(MP María del Rosario González de Lemas, 03/04/2008, número 28998), en aspecto
aplicable a lo expuesto, señala: "Para tener derecho a la diminuente, el responsable del
punible contra el patrimonio debe pagar el valor total del perjuicio. Pero, ¿ qué ocurre si
a pesar de que se demuestre que la especie involucrada en el ilícito tenía un valor
superior al que fue pagado por el victimario o que el monto real de los perjuicios no
corresponde al satisfecho por éste y, sin embargo, el ofendido se muestra conforme con
la transacción?

"Sobre este tema expuso la Corte Constitucional en la sentencia T-1062 del 2002: "La
indemnización integral es una de las denominadas causales específicas de preclusión y
cesación del procedimiento. La aplicación de esta depende de la voluntad de los sujetos
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partl Magistrados, Magistradas, Escucln Judiciol
Jueces y Juezns de In Rep,ívlicn. Prolllocióu 2009 _'_.....:..--.- "Rodrigo Lara Bonilla"-...

procesales. Puesto que es pecuniaria la naturaleza de la pretensión indemnizatoria, esta


se debe regular conforme a los principios generales del derecho privado, así el trámite
sea adelantado por un juez penal. En efecto, teniendo en cuenta que este
procedimiento se debe regir por los parámetros del derecho privado, el conocer del
adelantamiento de éste, los titulares de la acción civil pueden disponer de su derecho
en el sentido de decidir renunciar a este o realizar una transacción sobre el mismo,
decisión que debe ser respetada por el juez penal a pesar de que con ésta no se de una
reparación plena del daño. En consecuencia, aun en estas condiciones el juez debe
decretar la extinción de la acción penal"

Las aceptaciones, en este campo, no admiten salvedades ni condicionamientos y


también repudian la consideración de aspectos secundarios para volverlos materia grave.
En un salvamento de voto, el Magistrado Sigifredo Espinosa aseveró: "Desde luego que
en ocasiones la simple informalidad, cuando carece ella de trascendencia y no afecta
derechos de las partes, puede ser convalidada, para proteger principios más importantes
que dicen relación con la justicia material y la eficiencia del proceso".

4.8 LAS GABAtITíAS FUblDAMENTALES EN EL SISTEMA DE ACUERDOS Y


NEGOCIACIONES
Los preacuerdos y negociaciones, según el Art. 351, inciso 4°, "obligan al juez de
conocimiento, salvo que ellos desconozcan o quebranten las garantías
fundamentales ... ", equivalentes estas a derechos fundamentales y subsistiendo una
diferencia entre estos y los derechos constitucionales, que ni la propia Corte
Constitucional ha podido ser exacta y exhaustiva en su determinación. Para no pasar por
alto el tema, conviene acudir a los expertos, entre ellos, los doctores Bernal y
Montealegre, en su obra ya citada, quienes anotan:

"La distinción entre derechos fundamentales y derechos constitucionales no


fundamentales se ha dejado al intérprete de la Constitución. A diferencia de lo que
ocurre en las constituciones de otros países, la colombiana no indica taxativamente (
cap. 1, tito 11 ) cuáles derechos constitucionales se consideran fundamentales y, por lo
mismo, susceptibles de protegerse mediante la tutela. La Corte ha realizado varios
esfuerzos por definir el concepto de derechos fundamentales. Para su completo estudio
pueden consultarse las sentencias T-002 (MP.Alejandro Martínez Caballero), T-406 (MP:
Ciro Angarita Barón) y C-587 de 1992 (idem), SU-111 de 1997 ( MP: Eduardo Cifuentes
Muñoz) y SU-225 de 1998 (idem), entre otras. En sentencia SU.- 225/98 la Corte sostuvo:
" ... Los derechos fundamentales son aquellos que se encuentran reconocidos -directa o
indirectamente- en el texto constitucional como derechos subjetivos de aplicación
inmediata. En otras palabras, se trata de derechos de tal magnitud para el orden
constitucional que su vigencia no puede depender de decisiones políticas de los
representantes de las mayorías. Usualmente, los derechos fundamentales son derechos
de libertad. No obstante, en algunos casos, existen derechos prestacionales
fundamentales, como el derecho a la defensa técnica, a la educación básica primaria o
al mínimo vital. (subrayas fuera de original). En esta decisión se intentó reunir y hacer
compatible dos análisis sobre la materia. De una parte, el que reconoce los derechos
fundamentales por su esencialidad para el ser humano, y de otra el que los comprende
como aquellos derechos derivados directamente de principios constitucionales y que
gozan de eficacia directa (que no es equivalente a aplicación inmediata ) - La Corte
Constitucional, a partir de esta noción de derechos fundamentales, ha fijado un catálogo
IV Ctlrso de Fon1UJció" JudidalIuicial
para Magistrados, Ma.'Sistradas, Escuela judicial
Jueces y ]uezas de la República. Promoción 2009 ~~ uRodrigo Lara Boltilla" __

exhaustivo de los que se consideran derechos fundamentales. Tal análisis se ha realizado


de manera tópica. Ello ha permitido que, por vía de conexidad, se consideren
fundamentales derechos de carácter prestacional y difuso cuando su violación apareja la
violación de un derecho considerado fundamental. - Partiendo de la tesis adoptada en la
sentencia transcrita, en el año 2003, la Corte Constitucional intenta una formulación
más compleja del concepto de derechos fundamentales, partiendo de la conjunción
entre dignidad humana y libertad: "Será fundamental todo derecho constitucional que
funcionalmente esté dirigido a lograr la dignidad humana y sea traducible en un derecho
subjetivo. Es decir, en la medida en que resulte necesario para lograr la libertad de
elección de un plan de vida concreto y la posibilidad de funcionar en sociedad y
desarrollar un papel activo en ella (sentencia T-22212003, MP: Eduardo Montealegre
L.)". - Cabe precisar que algunos derechos o garantías del debido proceso no parecieran
tener un contenido normativo lo suficientemente expreso para ser calificado de derecho
fundamental. Con todo, su clara vinculación con el principio democrático y el concepto
mismo de orden jurídico justo hace que tales garantías tengan que reputarse
fundamentales, lo que coincide con la comprensión histórica del tema. - La concepción
de derechos fundamentales que se ha transcrito, junto con las precisiones que se
hicieron en la sentencia T.227/03, permiten superar las dudas sobre el carácter
fundamental de los derechos o garantías del debido proceso, pues, siguiendo el
tratamiento histórico, la Corte indicó que el criterio de necesidad "no está determinado
de manera apriorística, sino que se define a partir de los consensos ( dogmática del
derecho constitucional) existentes sobre la naturaleza funcionalmente necesaria de
cierta prestación o abstención (traducibilidad en el derecho subjetivo), así como de las
circunstancias particulares de cada caso ( tópica). Entre los ejemplos de consensos, la
Corte recoge expresamente el debido proceso in genere" - págs. 30 a 33, "El proceso
penal" --

Como complemento a lo anterior, ver "Principialística Procesal Penal", Yesid Ramírez


Bastidas y Raquel de Ramírez, págs. 57 a 61.

Sobre el punto concreto que es tema de esta obrilla, sería quebranto de garantías
fundamentales, negarse el fiscal a discutir la posibilidad de una negociación, o negarla
para un delito determinado por su naturaleza, o hacerlo extemporáneamente, o
desatender las reglas que se deben tomar como referencias convenientes u obligatorias,
etc ..

De ahí, entonces, que el preacuerdo respeta integralmente el principio de legalidad,


pues es este, al desarrollar el ordenamiento y determinar la órbita en que este surge y
se perfecciona, el que le da legitimidad y operancia, máxime cuando el Estado hace
rotundas y muy significativas concesiones en su poder punitivo.

4.9 FORMAS Y MODALIDADES DE LOS CARGOS


Como el Código suele utilizar las dos expresiones y algunos conversatorios no dejan de
formular inquietudes sobre las mismas, la respuesta que debe darse es bien simple. Un
cargo bien formulado debe ser claro, preciso y certero en el tema. Para ello basta
recordar que el Código Penal lo aborda en el "Artículo 21. Modalidades de la conducta
punible. La conducta es dolosa, culposa o preterintencional. La culpa y la
preterintención sólo son punibles en los casos expresamente señalados por la ley". Y
luego se ocupa de la acción y la omisión (22), el tiempo de la conducta punible (23), la
••

N Curso de Fonnació" Judicial Iuicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ]lIczas de la República. Promocióu 2009 '''::
,",,'~ "Rodrigo Lara Bonilla" n£:

tentativa (24), el concurso de personas en la conducta punible, autores, coautores,


partícipes (determinador y cómplice) -artículos 25 a 30- y concurso de conductas
punibles (31), pudiéndose entender que los dos vocablos tienen una equivalente
significación aunque referido a hipótesis diversas. Bien podría hablarse de formas de
participación en el delito o en el concurso de estos, o, formas de comisión del mismo,
etc. No está por demás anotar que en el artículo 29, inciso 4°, señala que" El autor en
sus diversas modalidades incurrirá .... ". El punto es indiferente y no se advierten
fundamentales líneas divisorias como para imponer reglas, normatividades, conceptos o
consecuencias diferentes.

Guía motivacional: una tradicional disputa conceptual sobre formas y modalidades.


Razones para no hacer del tema una cuestión fundamental o de gabinete.

4.10 TRÁMITE DE LA NEGOCIACiÓN DESPUÉSDE REALIZADA


Obtenido el acuerdo se levanta el acta respectiva en donde queda consignada no tanto
la historia de las propuestas y contrapropuestas ni las vicisitudes que afrontó y resolvió
la negociación como si su resultado concreto y las recíprocas concesiones, o sea, todo lo
que importe para producir una sentencia de condena (hechos, delitos, modalidades,
penas de toda índole transigidas, determinación de reparaciones, aceptación o rechazo
de estas por las víctimas, pagos y seguridades de lo que se quede a deber, respeto a las
garantías fundamentales, etc.).

Guía motivacional: del contenido del acta en forma general, aunque se muestra como
conveniente insertar todo aquello que exhiba el acuerdo en todos sus fundamentales
aspectos y lo muestren como un acuerdo procedentemente legal, respetuoso de las
garantías fundamentales y digno, por la bondad que trasunta, de ser aceptado
judicialmente.

4.11 ¿QUÉ OCURRE A PARTIR DE ESTA IMPORTANTE NEGOCIACiÓN?


Lo primero es hacerlo conocer para que iliuez lo apruebe o impruebe. En este último,
evento se procederá a subsanar lo que ha merecido crítica y fundado su rechazo,
Conseguido esa especie de nihil obstat, o sea, el integral respaldo de la judicatura a lo
realizado, por estar ajustado a derecho (artículo 351, inciso 4°: "Los preacuerdos
celebrados entre fiscalía y acusado obligan al juez de conocimiento, salvo que ellos
desconozcan o quebranten las garantías fundamentales"). Llevada esta aprobación a
conocimiento de las partes y consolidada la misma de manera idónea, se proseguirá
fijando fecha y hora para la audiencia de fallo ( 351-5: " Aprobados los preacuerdos por
el juez, procederá a convocar la audiencia para dictar la sentencia correspondiente"),
que también será muy breve y que aplicando lo que debe aplicarse de lo que al respecto
a esta parte del juicio mandan los artículos 369 y 370 ejusdem, concederá la palabra al
fiscal, quien explicará sucintamente el acuerdo, al acusado y defensor para que
expresen, en relación al mismo, lo que tengan a bien anotar, y se emitirá el fallo que
tiene que respetar lo aceptado en cuanto a penas y reparaciones, así como otras
soluciones pactadas.

Mutatis mutandis se actúa de manera similar si el acuerdo se obtiene en la audiencia, al


momento de ser interrogado el acusado (artículo 369). Si ya estaba determinada la fecha
de audiencia y se ha conseguido, finalmente, el acuerdo, este debe hacerse conocer del
IV Curso de Formación Judicial Inicial
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Jueces y JlIczas de la República. Promoción 2009 _.=- "Rodrigo Lara Bonilla" ••.

juez para su aprobación y para que sea expedito el trámite de este acto procesal. Ahora
bien, si el acuerdo se finalizó con inmediata anterioridad a la apertura de la audiencia,
la primera intervención que debe hacerse es la de manifestar el fiscal el acuerdo
realizado y aportar, si es dable, su respectiva acta. Esto no impide, dadas circunstancias
especiales de producción del acuerdo a última hora, que de viva voz se comunique lo
pactado y que el juez, luego de escuchar al acusado y defensor haga conocer su
aprobación, lo que permite dar termino a la audiencia con la emisión del fallo. En caso
de darse alguna objeción por parte del juez, lo aconsejable no es apresurar la ejecución
completa de la audiencia sino suspender esta por termino prudencial dentro del cual
deben hacerse los ajustes pertinentes, de lo cual se dará cuenta al juez para su
aprobación, la misma que conseguida permitirá a este fijar el día y hora de la
reanudación de la audiencia para emitir el fallo.

4.12 DEL RECHAZO DEL ACUERDO POR QUEBRANTAMIENTO DE LAS


GARANTíAS FUNDAMENTALES
No obstante que más adelante se volverá sobre el tema para una corta adición, dígase
ahora al respecto que los autores Alejandro Garzón M, César A. Londoño A. y Gloria C.
Martínez M. ("Negociaciones y Preacuerdos", pp. 234 Y ss.), anotan sobre el particular:
"8.1.8. Respeto a las garantías fundamentales y al debido proceso. El respeto a las
garantías fundamentales y al debido proceso se refleja en los siguientes puntos:

".Que la declaración de voluntad de autoincriminación sea libre g~~llt~


informada, asesorada, consciente, etc. (artículos 8, literal 1; 131, 283, inciso 2 y 368
CPP).

".Que la manifestación de res onsabilidad enal no sea roducto de coacciones fuerza


vio encia,~gaños, estratagemas, ardides, etc.,j:lrovenientes del defensor, de la fiscalía
o de un t/!Ll:.eLo_Q.ue
vicien el co.Qs!i!n.timient¡ulelimp-utado a acusado.

".Que la aceptación de culpabilidad se vea respaldada en un mínimo de evidencia de


cargo (artículo 327, inciso 3°).

".Que el procedimiento preacordatorio se ¡:lacte en condiciones de igualdad para la


plena observancia del principio de consenso (artículo 13, Norma Básica Fundamental).

".Que el control jurisdiccional del proyecto de convenio o pacto sobre la pena sea
exhaustivo, material, que no se conforme con la verificación de la voluntariedad de la
alegación preacordada.

"'Que se permita a la defensa examinar de manera antici ada el cante .


consmuclOñaI y legal e a eVIdencia incriminadora que se encuentra en poder de la
fiscalía cuando ésta y el imputado entran a celebrar un preacuerdo (nota: quienes .¡,:.
hacemos esta transcripción, cuestionamos rotundamente este punto como más adelante
fundamentamos la opinión al respecto).

"'Que la rebaj¡j de la pena se¡j PI:QP.9I.cioJl¡jLaLc.ontenido


de la de.ctaJ:a¡;ióny conforme a
la etapa procesal en la que se surta.
••

IV Curso de Forml1ció" Judidnllnicittl
para Mngistrados, Magistradas, Escuela Judicial
TueccsN luczas de la Repiíblicn. PromociólJ 2009 . :::'!t".:. __ "Rodrigo Lara 80"i11a"..-:-,

"'Que en caso de modificarse los términos del preacuerdo pueda el imputado o acusado
ejercer el derecho de contradicción.

"'Que el contenido del .J!royecto de_CODyenio sea djáf.a!Jg~_e)c{Rc.esado


.-o;enW---ºJ)J,lesJ>!a 10s.1érJJJiD.Qs_c.onfJJSQs.
ambigyoS_D-ilPS!r.Usos.
en lenguaje *
"'Que se evite que la negociación se convierta en un acto jurídico unilateral de la
fiscalía donde proponga un proyecto de convenio preelaborado al cual el imputado o
acusado deba adherirse (contrato de adhesión) sin estar en la posibilidad de discutir las
cláusulas que estructuran ese pacto preelaborado.

"'Que en los diálogos previos al preacuerdo se discuta, converse, debata y se construya


equitativamente por las partes el contenido de la alegación preacordada.

"'Que el imputado o acusado haya sido verdaderamente representado por un profesional


del derecho, idóneo, que lo haya asesorado e informado del contenido del preacuerdo y
de las consecuencias del mismo.

"Ante vulneraciones a las garantías fundamentales y al debido proceso, la consecuencia


jurídica se institucionaliza procesalmente en el artículo 457 CPP ("nulidad por violación
a garantías fundamentales") ..... artículo 10 ("actuación procesal")", su corrección por
defectos esenciales."

y de la aprobación judicial, se comenta, pp. 236/237: "Finalmente, el último requisito


de procedencia de los preacuerdos, se mira desde las consecuencias jurídicas que está
llamado a producir, las cuales, solamente podrán materializarse cuando el preacuerdo es
aprobado jurisdiccionalmente; sin este requisito, el preacuerdo no se perfecciona,
queda simplemente como un mero proyecto de convenio que por sí mismo no puede
producir ningún efecto jurídico. Para garantizar el pleno reconocimiento de los derechos
fundamentales del imputado o acusado, la ley procesal penal quig9 que fuera el juez de
conocimiento quien se encargara de otorgarle validez; eficacia y existencia jurídica al
preacuerdo, de lo que se infiere que tal anuencia judicial responde a una formalidad,
que se debe llenar para que el proyecto de convenio pase a ser un verdadero acuerdo
que por sí solo ejecute las consecuencias previstas por fiscalía e imputado o acusado.
Así, la aprobación judicial se convierte en un requisito esencial para que los preacuerdos
procedan desde la perspectiva de las consecuencias jurídicas que pretende producir, lo
que convierte el oreacuerdo en acto jurídico ad substatiam actus, es decir, que
requiere de una formalidad para que pueda surtir efectos jurídicos, y esa formalidad en
el caso de la preacuerdos, es el beneplácito jurisdiccional que se le debe brindar al
contenido de la alegación preacordada. Se reitera, que el preacuerdo sin licencia
judicial ni existe, ni goza de validez".

Dos glosas. Como el acuerdo es la base de la sentencia y por tanto es o sustituye a la


acusación (si esta se hubiere formulado), es importante que su redacción se acomode a
las exigencias que el artículo 337 CPP determina para este trascendente acto procesal y
que tanto juega sobre el no menos trascendente tema de la congruencia. Además, la .
exhibición de ~ruebas, contra la cual manifestamos nuestra reticencia o disenso porqüe"
puede entrabar la negociación, servir de pretexto para formular reparos y aprovec~ ¥
en la prosecución del trámite, conocimientos indebidos de lo realizado por la fiscalia y
que haría-Y.aleLJllás adelal)te~ involucrar al juez en juicios anticipados, etc. bien puede
IV Curso de Forma ció" Judicial ¡"icial
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Jucces y /lIez(lS de la República. Promoción 2009 --r.,".t"- "Rodrigo' Lara BOllilla" ••. ~

suplirse con preguntas al fiscal sobre muchos de los tópicos que se dejan indicados que,
sin revelar contenidos, si informan sobre la licitud, corrección y apego a la
normatividad en la labor de acopiar evidencias, elementos probatorios materiales,
información legalmente obtenida, las mismas que han servido para convencer al
procesado de la ventaja de terminar rápidamente el trámite y no exponerse a condenas
más severas.

Guia motivacional: explicaciones, aunque incompletas, sobre el trascendente tema del


respeto debido a las garantías fundamentales en la celebración de un acuerdo. La mejor
manera de evitar los contratiempos inherentes al rechazo de un acuerdo, es la integral y
leal observancia a lo que el legislador estima como protección esencial e indeclinable a
los derechos y garantías de todos aquellos que tienen que ver con el pacto. De ahí que el
fiel cumplimiento a esa preceptiva y su atestación correcta en el acta correspondiente,
blindan en forma idónea la negociación celebrada. Ni las premuras, ni las ligerezas, ni
las infidelidades de las partes, se avienen con instituto tan delicado y trascendente.
Cumplir estrictamente con la leyes el mejor consejo para no demeritar el instituto y
conservarlo en plena eficacia y vigencia.

4.13 EL PREACUERDO RECHAZADO


Solo por desconocimiento o infracción de garantías fundamentales es dable su repudio,
pero se permite volverlo a rehacer previa purificación de los vicios gue al respecto haya
señalado el juez. Y no solamente por una ocasión sino por varias, si ello se da. No se
trata de apoyar la falta de seriedad, la imprudencia o el descuido, sino de remediar lo
remediable en aras en un destino superior. La ley no ha querido, ni insinuado, que a la
primera defección en el desarrollo de un preacuerdo, se imponga el castigo de cerrarle
posibilidades de realización.
Por lo demás es importante tener en cuenta que en el proceso . penal no sólo el
imputado o acusado está rodeado de garantías fundamentales, y en ese sentido es
perfectamente posible rechazar el preacuerdo que desconozca los derechos esenciales
de la víctima, a la verdad, justicia y reparación.

Guia motivacional: una negociación inexitosa no cierra posibilidades futuras. Si se está


dentro de los términos legales en que esta puede darse, es factible que ese propósito
pueda obtenerse.

4.14 ACUERDO NO APROBADO


El juez de conocimiento está facultado para reprobar el acuerdo por quebranto de las
garantías y derechos fundamentales, pero no por apreciar jurídicamente los hechos en
forma distinta, o por estimarlo inconveniente o por consideraciones de índole distinta a
que el mismo irrespeta las garantías fundamentales, único elemento a considerarse en
este aspecto - inciso 4 del Art. 351 ib. -. Y las dos situaciones son totalmente distintas.
La improbación la sujeta la ley, en forma rotunda, a un motivo: desconocimiento o
atropello de las garantías fundamentales. Toda otra consideración está por fuera del
tema y no puede tomarse, por importante que sea la lucubración al respecto, como
fundamento de una autorización judicial que no ha querido el legislador establecerla
bajo esa peculiar óptica. Que se invade la órbita de sus competencias propias, vale como
violación de garantías esenciales pero no es dable reclamar facultades que el CPP, para
••

IV Curso de FormaciólI Judicial IlJicial
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Jueces y luczas de la l{epríblica. Promoción 2009 ..~ #Rodrigo Lara Bonilla" ••... -

viabilizar los acuerdos y negociaciones, trasladó a la fiscalía o desparecieron por la


naturaleza y fines del convenio.
Guía motivacional: qué causa la reprobación o información de un acuerdo. La ley, con
fundado argumento, limita las posibilidades de ese desconocimiento y al respecto debe
darse una interpretación restrictiva que impida ampliar los motivos de improcedencia de
la negociación realizada.

4.15 RECURSOSCONTRA EL ACUERDO O LA NEGOCIACiÓN


Del preacuerdo (conversaciones abiertas, previas, mudables, etc.) que debe ser un
propósito primordial de fiscalía, inculpado o acusado, defensa y por tanto estar siempre
en la lista de prioridades de los intervinientes en el proceso, una vez conformado y
convenido en todas sus esencialidades se pasa al juez de conocimiento para su
aceptación o rechazo. Es un procedimiento inexcusable y que debe atenderse de
inmediato. La aprobación o desaprobación del preacuerdo, Ruede ser objeto de
impugnación aunque la solución más expedita y segura estará de lado de una
restauración del acuerdo para subsanar los defectos indicados por el juez. En cuanto a
los recursos aplicables lo serán los determinados por el Estatuto y en la forma que
determina para su procedencia. La reposición, como única impugnación, queda en el
estado en que se la resuelva. La apelación puede ser introducida de manera directa, sin
depender de otras exigencias, pero también es dable presentarla como subsidiaria de un
recurso de reposición.
Guía motivacional: aspecto tan importante como la impugnabilidad y que recae scbre
asunto esencial cual es la terminación temprana o anticipada del proceso, no debe ser
ajena a la utilización de los recursos reconocidos por el CPP.

4.16 IMPEDIMENTOS O RECUSACIONES POR HABERSE INTERVENIDO EN


EL ACUERDO
Sea que este se alcance o frustre, ninguna de las dos eventualidades da lugar a la
separación del fiscal interviniente en esta gestión. Cuando la ley manda actuar en un
determinado sentido, su cumplimiento no puede tomarse como ilícito prejuzgamiento o
entrometimiento ilegal. Es un llamado. a actuar que, por acatarlo, no le expulsa del
proceso ni le cubre de ataduras que le impidan seguir participando en él. Cumplir con la
ley, en su exacto sentido, no comporta simultáneamente ir contra la ley. Obedecerla no
es quebrantarla. Esta limpia y mandada actuación no encaja en nada en causales de
separación voluntaria o forzada, como las señaladas en los numerales 1° (interés), 4°
(consejo u opinión), 6° ( participación en el proceso) del artículo 56 del CPP.

Resulta también evidente, como lo ha enseñado la Corte Constitucional, que el fiscal en


la labor de preacuerdos y negociaciones le está vedado crear tipos penales y que los
hechos no reciban la calificación jurídica que determina la ley. Pero esto no quiere decir
que para armonizar los términos de la negociación, pueda omitir ciertos aspectos ~
hechos y acudir a otras conformaciones delictuales de las existentes y que tengan
relaci6n o afinidad con lo convenido en el pacto.

También prevé la ley que, cuando se frustran los preacuerdos, lo expresado, discutido,
analizado, convenido transitoriamente, etc., no puede ser utilizado por ninguna de las
partes, ni por nadie, en las etapas sucesivas del trámite, ni en otras actuaciones
distintas ni sobre el mismo ni distintos hechos.
IV C"rso de Formación Judicial ,Iuicia'
pam J'vfagistrados, Magistradas~
Jueces y }uezas de In Repríblica. Promocióu 2009 ....=- EsclIela JlIdicial
"Rodrigo Lara BOlliU"" ••.•.

Guía motivacional: la intervención en una negociación frustrada, cualquiera sea el


motivo para este resultado adverso, no constituye motivo autorizado por la ley para
separar al fiscal del conocimiento e intervención del proceso correspondiente. Obrar por
mandato de la ley no crea, simultáneamente, una razón de censura contra el
funcionario. Esto cuando su comportamiento está ajustado a la normatividad porque si la
atropella de manera ostensible e injustificadamente, su separación puede operar pero
por consideración diferente: falta de imparcialidad, etc.

4.17 UN SOLO ACUERDO O VARIOS


Por último, es procedente la realización de varios acuerdos? Ni es lo usual ni lo más
indicado. Un preacuerdo debe abordar de una todas las perspectivas para resolverlas. En
la unidad del estudio, propuestas y soluciones, está el éxito de la negociación. Un
fraccionamiento intencionado no es factible. Pero, por excepción, podría guedar un
tema importante por fuera, lo cual daría lugar a un acuerdo adicional. Una
interpretación benigna, analizada con esmero y racionalidad la situación, daría paso a
esa posibilidad, al aparecer algo que debió considerarse y no mereció estudio ni
pronunciamiento, pero claro que a más de esto lo más importante está en que todavía,
normativamente, sea dable ejecutar este complemento negociador.

Guía motivacional: tantos como sean los imputados o acusados, tantos podrán ser los
acuerdos, pero la negociación debe ser individualizada y documentada en forma
separada para evitar equívocos, confusiones, oscuridades, contrasentidos, etc.

4.18 RETRACTACiÓN DEL ACUERDO O NEGOCIACiÓN


La Sala de Casación Penal se ha ocupado del tema. Conviene transcribir su apreciación:
"2. La prohibición de la retractación implica la imposibilidad de controvertir la
aceptación, los términos y alcances de la imputación, para negar o modificar la
tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad que fue objeto de preacuerdo o trocar las
circunstancias convenidas sobre tales elementos, sin que haya existido ilegalidad en la
calificación jurídica de los hechos admitidos, todo con el fin de buscar beneficios que no
fueron materia del preacuerdo y que por ende tampoco condicionaron al consentimiento
que condujo a la terminación anticipada del proceso, como el aducir en la audiencia de
individualización de la pena cualquiera de las situaciones a que se hizo alusión en el
punto 2.2, para efectos penales, pues son ajenas al compromiso adquirido por el fiscal y
el imputado.

"A este respecto, la Sala precisó en providencia del 20 de octubre de 2005, que "es
incompatible con el principio de lealtad, toda impugnación que busque deshacer los
efectos del acuerdo o la aceptación de la responsabilidad.

" ... Si la condena impuesta .... es congruente con los términos en que se celebró el
acuerdo, según se ha registrado en los antecedentes de esta providencia, al que además
se llegó en forma consciente y voluntaria por la fiscalía y el imputado, con la asistencia
de la defensa, sin resultar exigible el presupuesto de procedibilidad a que se refiere el
artículo 349 del CPP y habiéndose observado las garantías fundamentales, no es posible
la retractación por parte de los intervinientes, por mandato expreso del artículo 293
idem, del acuerdo que dio origen al fallo recurrido.
IV Curso de FonIJaciólI Judicial .luicinl
para Mngistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jl/eces y ]ueztls de la República. Prom oció" 2009 ",-,.,.-_
••••__ "Rodrigo Lara Bonilla" __

"Proferido el fallo de primera y de segunda instancia conforme a la voluntad del


procesado, de la que no es posible retractarse, por haberse expresado al amparo de las
garantías constitucionales, ningún perjuicio puede aducir el censor con la orientación de
las decisiones, las que por lo demás, acogieron en su totalidad la rebaja de pena
ofrecida por la fiscalía". -MPYesid Ramírez Bastidas, 14/1212005, proceso 21347-.

La ley regula de manera sabia y honorable esta clase de pactos, acuerdos o


negociaciones y la información que tiene el imputado o acusado, así como la asistencia
técnica que recibe, lo cual permite advertir en ese acto una nítida exteriorización de
conocimiento y decisión libre y eficazmente asumidos. No es, entonces, el caso de estar
permitiendo variaciones y pretendiendo restarle mérito a esa actuación o tratando de
introducirle cláusulas de mayor beneficio. La aprobación por el juez de conocimiento de
ese convenio está referido al respeto a los derechos y garantías fundamentales,
momento hasta el cual pudieron establecerse sus vicios,_~ues una vez su~erada esta
etapa. se impone su obedecimiento y respeto por todos los que en el intervinieron. La
volubilidad, inestabilidad, capricho o arrepentimientos no pueden socavar tan
trascendental decisión ni trastornar los trámites de ley. Así como a su conclusión no se
llega por ligereza, descuido e ignorancia, por eso mismo no tiene efecto jurídico la
retractación que se intente introducir sobre el particular. Solo factores como la
protección que ofrece el respeto debido a los derechos fundamentales, merecen
atención y respuesta. Esto es lo que establece un deslinde absoluto e infranqueable
entre retractación del acto válido y su inexistencia e impugnabilidad por ausencia de
esos esenciales requisitos.

Guía motivacional: la forma como la jurisprudencia ha enfrentado el problema de la


retractación. Glosas sobre el problema de querer desconocer el acuerdo por motivos no
considerados por la ley como propios a esa declaración de inexistencia.

4.19 EL ACUERDO FRUSTRADO. CONSECUENCIAS


Pues lo más lógico es que se queda como tal y no genere resonancias en el desarrollo
futuro del proceso. Por no haberlo aceptado el imputado o acusado, no se va a
intensificar la pena, por esta circunstancia, ni menos se puede privarle de libertad por
no haber accedido al pacto. Está en su libérrima voluntad rehuirlo, rechazarlo
categóricamente, mostrarse indiferente, etc., sin que esto le atraiga un tratamiento
revanchista o privación de ventajas o beneficios que deben otorgarse por otros motivos.
Como tampoco alterará en lo más mínimo el trámite, para que este incida en contra del
imputado o acusado. Y lo que se trató en el intento de llegar a un pacto es como si no
hubiera ocurrido. Ni el procesado puede invocarlo para obtener provechos, ni la fiscalía
puede manejarlos para cambiar el trato que merece el imputado o acusado. Por eso el
articulo 369, para solucionar de manera expresa esto que se deduce por simple
raciocinio y entendimiento de la institución jurídico procesal penal, manda: " ... En este
caso, no podrá mencionarse ni será objeto de pruebá en el juicio el contenido de las
conversaciones entre el fiscal y el defensor, tendientes a las manifestaciones
preacordadas. Esta información tampoco podrá ser utilizada en ningún tipo de proceso
judicial en contra del acusado". Muy diferentes son las mutuas concesiones o las
unilaterales que se reconozcan para disciplinar el desarrollo de la audiencia. Estas se
tienen que hacer conocer previamente del juez para que este tome cuenta de las
mismas y las aplique en la celebración de la audiencia.
IV Curso de Formación Judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
jueces y jueztJs de la .República. Promoción 2009 #Rodrigo Lara B01lilla" __ .
""""'

El comentarista Yesid Ramírez, en su obra "El Juicio Oral en Colombia", pág 264, al
abordar el tema del interrogatorio del procesado, señala: "5) Pregunta prohibida:
...... Acuerdo sin éxito del acusado;
Declaraciones del acusado para llegar al acuerdo" .

4.20 LA UNIDAD PROCESALY SU RUPTURA


Cuando se adelanta un proceso contra varias personas, si uno solo se acoge a la
negociación, inmediatamente obliga a su separación del conjunto mediante la
expedición de los documentos de rigor para cumplir con este la terminación prematura o
anticipada de su proceso. Si son varios, estos conformarán una unidad procesal de
tramitación. Y, si son todos, obviamente que el proceso seguirá como único contra ellos
hacia el trámite de desvío o abreviación.

Conviene advertir que los acuerdos son individuales en su preparación y resultado.


Porque se haya realizado una negociación con el autor, no por eso se entiende realizada
la misma con otros coautores o partícipes, ni tratar de extender automáticamente, a
una petición del interesado, sus efectos. Cada persona con pretensión de pactar debe
recibir la información completa y convenir con la fiscalía su personal situación, con la
asistencia de su respectivo defensor. Y, por supuesto, no conviene elaborar una sola
acta. sino confeccionar las que sean necesarias, según el número de favorecidos.
Sucedido esto, se redactará el documento único que contenga todos esos acuerdos y que
seguirá la pauta (artículO 337) de confección de una resolución acusatoria. Esto excluye
problemas futuros y determina en mejor forma los puntos de convergencia entre el
imputado o acusado y la fiscalía. Iteremos porque la noción no puede perderse de vista:
como lo acordado traduce jurídicamente una resolución de acusación, a la cual debe
ajustarse la sentencia, por eso mismo deben evitarse confusiones, interpretaciones
dobles, contradicciones e incoherencias. La meta es procurar siempre claridad, precisión
y exposición completa de lo tratado y acordado.

Guía motivacional: conforme se produzcan los acuerdos, que no deben ser colectivos
sino personales, acudiéndose a su individualizada documentación, se dividirá el proceso,
esto es, lo que corresponda a su pronta terminación por obra del acuerdo realizado, y lo
que debe continuar bajo su tramitación normal, cumpliendo todas sus previstas etapas
procedimentales.

4.21 CONGRUENCIA DEL FALLO


Esta armonía y correspondencia suele marcarse en la legislación respecto de la
resolución acusatoria. El principio es insoslayable tratándose de una que no se vea
afectada por los acuerdos y negociaciones. Pero si estos inciden en aquella, la
congruencia tiene que mirar los puntos que fueron tocados para amoldarse a estos. Y si
puede advertirse que vino como sustituto de la acusación, entonces la congruencia se
vincula al pacto ya que como lo establece el CPP, este viene a tenerse como resolución
acusatoria.

La Sala de Casación Penal ha expuesto:" ... Así las cosas, importa precisar, como punto de
partida, que la imputación contenida en el escrito de acusación debe ser mixta, esto es,
fáctica y jurídica, no obstante que bien podría sugerirse o plantearse con apoyo en la
IV Curso de Formación ludiciall"icia!
para Magistrados Magistradas,
l ESCllc1a Judicial
Jueces y ],u.!zas de la República. Promoció" 2009 :<t _ h~ "Rodrigo Lara Bonilla" ••.

exégesis del artículo 337, numeral 2, de la ley 906 de 2004, que esta fuera
exclusivamente fáctica, en tanto que como alli tan solo se hace referencia a los hechos
"juridicamente relevantes" quedaría excluido en relación con los mismos cualquier
proceso de adecuación típica. Sin embargo, a la anunciada conclusión sobre la necesidad
de que el escrito de acusación contenga una imputación mixta llega la Sala con el sólido
argumento según el cual sólo de ese modo podría garantizarse plenamente el derecho de
defensa y en especial el principio acusatorio (3. Armenta Deu, Teresa, Principio
Acusatorio y Derecho Penal J.M. Bosch editor, 2003 y Gimeno Sendra, Vicente. Derecho
Procesal Penal, ed. Colex, 1996), en tanto, como se dijo, este último tiene entre sus
proyecciones fundamentales la comunicación de la acusación al procesado (4.
Planchadell Gargalio, A. El derecho fundamental a ser informado de la acusación,
Valencia, 1999, passim) para lo cual no basta con notificar la existencia del pliego
formal en su contra, sino que es imprescindible informar igualmente sobre las conductas
(nomen iuris) en forma tal que se le permita así la plena comprensión sobre sus alcances
y consecuencias jurídicas, lo que no se logra, ciertamente, sino a través de la
conjugación de las imputaciones fáctica y jurídica ..... En síntesis, para los efectos del
principio de congruencia frente a los casos de terminación anormal del proceso dentro
del sistema procesal acusatorio, como ya lo ha precisado la Sala, lo que importa
destacar es que opera en sentido estricto, a diferencia de lo que ocurre en los eventos
en que el proceso se tramita de manera ordinaria. Ciertamente, en estos eventos la
congruencia entre acusación y sentencia no puede tener el mismo rigor, por la
elemental razón de que la calificación jurídica propuesta en aquella con fundamento en
los medios cognoscitivos puede variar como consecuencia del debate probatorio
inherente al juicio oral ... " -MPSigifredo Espinosa Pérez, 10/08/2006, número 25196-

Guía motivacional: tan pronto se formalice la negociación y esta cuente con el


beneplácito del juez, quien declara, al aprobarla, la indemnidad de las garantías
fundamentales, la congruencia tiene que relacionarse con las cláusulas pactadas pues el
CPP entiende que el pacto pasa a constituirse en la formulación de cargos o reforma la
acusación preexistente y reformada por el acuerdo.

4.22 INTERÉS PARA RECURRIR PREEXISTIENDO UN ACUERDO O UNA


NEGOCIACiÓN !-jO ~'é..(l 'iJ po..¡Dr¿fL T't;AA

Ya se sabe que cuando las pretensiones del impugnante han sido satisfechas en
instancias inferiores, no es dable que introduzca recursos para llevar el punto a
conocimiento del superior porque carece de razón de ser su propósito pues apenas sería
para decirle lo mismo que ya se le dijo, o sea, que ha sido atendido en sus
requerimientos. En el mismo sentido se ha ratificado la Sala de Casación Penal, en
múltiples ocasiones: "1. La jurisprudencia ha entendido que el sujeto procesal carece de
interés para recurrir en casación cuando la sentencia impugnada satisface integralmente
sus pretensiones, bien porque acoge sus peticiones, o porque se dicta el fallo en total
correspondencia con los acuerdos que se han realizado dentro de los marcos de la
justicia consensuada o paccionada (nota, debe provenir de pacto o de la expresión latina ~
-pacisci- ue lo com one anotamos y también en aquellos eventos en los cuales siendo
a ecision desfavorable a los intereses que se representan es consentida por el
afectado". -MPMarina Pulido de Barón, 28/0212007, número 26087-

" ... Repetidamente, la jurisprudencia de la Sala ha sido enfática en eXIgIr la


demostración de la existencia de unidad temática entre lo que fue materia de discusión
,------------

IV Curso de Formacióu Judicial Inicial


para Magistrados, Masístradtl5, ESCllela Judicial
Jueces y ¡uczas de In RcplÍlJIica. Promoci6" 2009 < .••••
__ "Rodrigo Lara Bonilla" ~

en las instancias con lo que se denuncia en casación, como presupuesto básico para la
procedencia del recurso; así lo ha precisado: "Carece de interés jurídico para recurrir en
casación el procesado que, teniendo la oportunidad, no hubiere apelado la sentencia
condenatoria de primera instancia, puesto que tal actitud comporta la aceptación del
contenido material del fallo .... Se parte del supuesto que el procesado efectivamente
tuvo la oportunidad de apelar y se le garantizó este derecho, situación que no ocurre,
por ejemplo, cuando no ha contado con defensa técnica, o cuando la notificación es
inexistente o abiertamente irregular. ... El silencio de los sujetos procesales que han
tenido la oportunidad de apelar, materializado en no ejercitar dentro del término legal
ese derecho, o en impugnar sólo por algunos motivos, comporta la correlativa
aceptación de lo decidido por el juez, en todo, o en los puntos no cuestionados ... - Si
ello ocurre, !i..P.rincipio de preclusión de los actos procesales concatenados g~
conforman la unidad lógico jurídica del proceso penal, impide que por fuera de la
oportunidad que confiere la ley se intente censurar lo decidido por el juez. Admitir lo
contrario sería tanto como atentar contra el principio de la seguridad jurídica y, en
determinadas condiciones, contra la inamovilidad de las decisiones de mérito ... - Debe
existir identidad temática, de materia, conceptual o sustancial entre los motivos de
disenso que se ponen en conocimiento del Tribunal Superior a través del recurso de
apelación, y los cargos que más tarde se someten a consideración de la Corte en
casación. ... No se trata de que exista plena identidad, repetición textual, ni
correspondencia exegética producto de una confrontación puramente formal entre la
apelación y la casación, pues la naturaleza de la apelación contra la sentencia de
primera instancia muchas veces la impediría, sino que sea verificable que la alzada y la
impugnación extraordinaria tienen identidad sustancial en lo fáctico y en lo jurídico,
aunque pudiesen presentar enfoques o argumentos distintos". .MP Yesid Ramírez
Bastidas, 16/05/2007, número 27218.

Ante tan bien hilvanada decisión, en procura de volver más expedita la administración
de justicia despojándola de la querulancia, solo nos resta, apoyándonos en dos términos
empleados en esa sentencia ( oportunidad y defensa técnica), anotar que con base en
estas es dable aceptar ciertas excepciones al silencio o a la omisión en un completo
ataque a una decisión, para poder hacerlo en la instancia superior o en la casación,
cuando es notorio que lo dejado de lado debió formularse y que solo la sustitución de
poder vino a colocar de resalto la cuestión, mereciendo el beneficio de una corrección
que de no hacerse se perdería definitivamente.

Guia motivacional: el importante tema del interés para recurrir y las omisiones en una
impugnación ante funcionario inferior que cierran, por lo general, la posibilidad de su
enmienda por lo tardío de su observación. Razones y contrarazones. Un vado especial al
asunto para no incurrir en imperdonable injusticia.
IV Curso de FormaciólI Judidal luida'
para Magistrados, Magistral/as, Escuela Judicial
Jueces y ]uczas de la ReptíbUca. Promoción 2009 ~~ "Rodrigo Lara BOllilla ll
-=.

5
GLOSARIO ESPECíFICO SOBRE ALGUNOS
ARTíCULOS RELACIONADOS CON LOS
PREACUERDOS y NEGOCIACIONES
Unidad

OBJETIVO

Analizar en profundidad el articulado del CPP que regula el instituto, a La Luzde las
normas superiores y Lajurisprudencia nacional, para que los y Lasdiscentes refuercen
sus elementos de interpretación y determinen Losalcances de cada una de esas normas
a la hora de aplicarlas a casos concretos.
IV Curso ,te Formació" judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escllela Jlldicial
Jueces y l"czas de la República. Promoción 2009 ..::.~:~ ",Rodrigo Lara 80Ili11a" __

5.1 "ARTICULO349 - Improcedencia de acuerdos o negociaciones con el imputado o


acusado. En los delitos en los cuales el sujeto activo de la conducta punible hubiese
obtenido incremento patrimonial fruto del mismo, no se podrá celebrar el acuerdo con
la fiscalía hasta tanto se reintegre, por lo menos, el cincuenta por ciento del valor
equivalente al incremento percibido y se asegure el recaudo del remanente".

En apariencia el texto no admite distingos dirigidos a moderar su intensidad, por lo


mismo que todo aquello que, desde la óptica de las regulaciones apriorísticas, repercuta
en obstaculización o prohibición de los acuerdos o negociaciones, debe mirarse como
inconveniente, malsano y contrario a los fines perseguidos por los mismos.

Indudablemente que el precepto pretende la protección de la víctima pero, al mismo


tiempo, está señalando un factor favorable a la transacción, o sea, que esta no se
malogre por exigirse una reparación de cancelación inmediata y total. También debe
esclarecerse que contra lo que aparenta decir el texto, esto es, que primero debe darse
el "reintegro" y luego aparecer el acuerdo, la interpretación válida es que en este se
maneje conjuntamente lo de la reparación debida a la víctima. Y, asimismo, que
"reintegro" es una noción más restringida que reparación, pues aquél regularmente se
refiere a la devolución del bien objeto del despojo o afectación que, al pasar al sujeto
activo del delito, sea susceptible de incrementar el patrimonio de éste. Entendemos que
por la redacción del artículo, y en este sentido debe darse una interpretación
restrictiva, el fenómeno contemplado se vincula a conductas delictivas contra el
patrimonio económico. Esta consideración permite el más fácil y acertado manejo del
instituto, cuya preservación y eficacia sirve de elemento valioso de interpretación. En
este mismo sentido debe anotarse que regulaciones específicas sobre la misma o similar
materia, contempladas en el Código Penal, deben respetarse o por lo menos tratar de
armonizarlas con los mandatos de este título, pudiéndose citar, a vía de ejemplo, las
rebajas de pena, por cesación del mal uso, restauración de lo dañado o reintegro de lo
apropiado ("peculado", Art. 401 C. Penal). Porque se tenga muy presente esos
condicionamientos especiales (cuándo debió realizarse la previsión legal, etc.), no por
ello el fiscal negociador ha perdido posibilidades de intervención al respecto. Ya se dejó
indicado cuán generosas son las perspectivas que al respecto se tienen y que aquél debe
disponer con cuidado, inteligencia y ponderación, teniendo muy presente, cuando se
prepara a asumir este rol, de ver que es lo que la ley ya ha concedido y dispuesto para
determinar que agregaciones o complementos atractivos y justos puede proponer. El
buen juicio, la siempre valiosa imaginación o creatividad, la práctica, etc., le señalarán
un fecundo camino de acción.

Como se acaba de señalar, la pauta legal traduce una protección para las víctimas que
se empobrecen y en igual o mayor proporción se enriquecen sus victimarios. El
preacuerdo, a este respecto, debe partir del hecho de darse de inmediato un reintegro
de ese enriquecimiento en cuantía de un 50%, y el otro 50% asegurarse en ese futuro
pago, lo cual sí permite pensar y acordar facilidades y hasta su inexigibilidad si así lo
manifiesta la víctima. Pero podrá la víctima aceptar, por lo que respecta a este pago
inmediato, un porcentaje menor o que se satisfaga con la simple restitución de lo que
causa ese enriquecimiento? No hay reparo en que así proceda y se le atienda. Al fin y al
cabo las partes tienen, en el proceso acusatorio, un amplio espacio de mutuas o
unilaterales concesiones. Lo que no puede pasarse por alto es que establecido un monto
cierto y justo de ese enriquecimiento, si la víctima exige la cancelación inmediata de su
IV Curso de Fon"ació" Judicial I"icial
para Magistrados, Magistradas, Eswela Judicial
Jueces y /uczas de la República. Promoción 2009 :;;r~ "Rodrigo Lara Bonil1a"-..

50%, en dinero, en bienes o prestación de servicios, el fiscal desconozca en el acuerdo


ese porcentaje. Ahora conviene presentar lo que la jurisprudencia tiene dicho para luego
introducir, respetuosamente, algunas observaciones.
Con ponencia del Magistrado. Sigifredo Espinosa Pérez, 01/06/2006, radicación número
24764, la Corte Suprema de Justicia señaló:

" 3. Desde esa misma perspectiva de la prevalencia de la voluntad de la persona


afectada con la ilicitud debe ser interpretado el artículo 349 de la ley 906 del 2004,
según el cual en los delitos en los cuales el sujeto activo de la conducta punible hubiese
obtenido incremento patrimonial fruto del mismo, no se podrá celebrar el acuerdo con
la Fiscalía hasta tanto se reintegre, por lo menos, el cincuenta por ciento del valor
equivalente al incremento percibido y se asegure el recaudo del remanente.

"En realidad, no parece razonable que en el sistema procesal anterior la víctima pudiera
disponer de su pretensión indemnizatoria, pero en el nuevo, cruzado transversalmente
por el instituto de las negociaciones y acuerdos, esa capacidad dispositiva quede
limitada.

"Mucho menos razonable se advierte una interpretación de ese tipo, si se tiene en


cuenta que la aplicación del artículo 42 de la ley 600 de 2000 conducía a la extinción de
la acción penal, en tanto que el nuevo instituto tiende apenas a disminuir la pena.

"Resultaría un verdadero contrasentido que en un sistema rígido en materia de


aceptación de cargos y negociaciones -sentencia anticipada y conciliación- la
indemnización aceptada por la víctima permitiera la cesación del procedimiento en la
mayoría de las modalidades delictivas que afectaban el patrimonio económico, pero en
un sistema más amplio y participativo, en el que se consagra un instituto que tiene entre
sus finalidades activar la solución de los conflictos sociales que genera el delito,
propiciar la reparación integral de los perjuicios ocasionados con el injusto y lograr la
participación del imputado en la definición de su caso, la indemnización no rechazada
por la victima no permitiera disminuir la pena.

"4 Para insistir en las previsiones del artículo 349 de la ley 906 de 2004, no en todos los
casos en los que se produce un incremento patrimonial producto de la conducta punible
existe un correlativo detrimento para una persona determinada, y tampoco en todos los
eventos en que esto ocurre es posible realizar actos de disposición. (1) - nota: lástima
que omitió ejemplos y, además, las decisiones jurisprudenciales sobre este artículo no
definen si es necesario empobrecimiento de un lado y enriquecimiento del otro, pues
faltando uno de los dos no hay lugar a la aplicación del dispositivo. Obsérvese que este
solo indica "incremento patrimonial". Una mayor precisión y énfasis en el tema estaría
dirigido a definir si este artículo únicamente se vincula a los delitos contra el patrimonio
económico, lo más sensato, o abarca otras infracciones.

"5. Aparece claro que el incidente de reparación integral tiene por objeto primordial
lograr el acuerdo del declarado penalmente responsable y de la víctima sobre los daños
de todo orden causados con la conducta punible, convenio al que obviamente se llega
por la confluencia de voluntades, es decir, porque los dos extremos de la pretensión
indemnizatoria concilian sus diferencias, sin que pueda afirmarse que se privilegia
alguna de las posiciones para obligar a la otra parte a aceptarla.
IV Curso de Forml1ciólJ /lIdiciallnicial
paTfI Magistral/os, Magistradas l Escuela Judicial
Jueces y }IICZtlS de la República. Promoción 2009 .~~«"',,",""_
"RodrigoLara Bon iIIa 11 ~

"Por el contrario, si se trata de un verdadero negocio jurídico en el que surgen


obligaciones para ambas partes, el acuerdo resultaría viciado si el consentimiento de
alguna de ellas se logra mediante fuerza, presión o engaño, es decir, si no fuera
consciente y voluntario.

"Los acuerdos que se celebren entre víctima y victimario en el marco de la audiencia de


reparación integral son, en consecuencia, producto de la libre decisión de los
intervinientes, porque tanto la primera puede negarse a reducir sus pretensiones, como
el segundo rehusar el pago de lo reclamado por aquella.

"6. Para la Corte, al tenor literal del precepto no admite discusión. Se exige que la
reparación se haga antes de dictarse sentencia, y tanto en el anterior sistema, cuando el
sindicado se acogia a sentencia anticipada, como en el nuevo, cuando acepta los cargos
o celebra con la fiscalía un convenio respecto de su responsabilidad penal, existe un
lapso de tiempo entre la admisión de la imputación y la expedición de la sentencia,
durante el cual es factible hacer la reparación con efectos punitivos.

"Aun así si se celebra el juicio oral, que concluye con el anuncio judicial del sentido del
fallo, mientras no se dicte éste, la reparación que se haga una vez concluido el acto
también surte las mismas consecuencias respecto de la rebaja de pena.

"7. El pago, según lo prevé el artículo 1626 del Código Civil, es la prestación de lo que
se debe. Una de las formas de hacerlo efectivo, es mediante la entrega en moneda de
curso legal de la cantidad que satisfaga la obligación. También, como lo regula el inciso
10 del artículo 882 del Código de Comercio, a través de la entrega de títulos valores de
contenido crediticio.

"La entrega de letras, cheques, pagarés y demás títulos valores de contenido crediticio,
por una obligación anterior, valdrá como pago de ésta si no se estipula otra cosa; pero
llevará implícita la condición resolutoria del pago, en caso de que el instrumento sea
rechazado o no sea descargado de cualquier manera.

"Si no se cubre el importe que representa el título, no habrá entonces pago. Pero bien
se podrá, en reemplazo del monto dinerario de la obligación, extinguir ésta por la dación
que el deudor haga al acreedor de un bien que cubra el valor debido.

"Aunque la simple entrega de un título valor de esa especie es reputada como pago,
dada la condición resolutoria que lleva implícita, no es suficiente para conceder la
rebaja de pena por reparación cuando el instrumento deba ser descargado en un plazo
que supere la fecha de expedición de la sentencia de primera instancia, pues bien puede
suceder que en ese día futuro no se cumpla lo debido.

"Sin embargo, si el pago del título valor se garantiza a su vez con la entrega de otros
bienes cuya propiedad se radicaría en el acreedor cuando venza el plazo sin que se
descargue el instrumento, la obligación debe entenderse extinguida en el momento en
que se celebra el acuerdo, pues en todo caso, sea mediante el pago en efectivo del valor
del título, sea en virtud de la adquisición de la propiedad de la cosa, el monto convenido
resulta cubierto.

"8. Recapitulando, se puede concluir lo siguiente:


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"i) Se debe entender como valor suficiente a título de reparaclOn el monto de la


indemnización que libre y voluntariamente acuerden el sujeto activo del
comportamiento ilícito y la víctima, aun cuando sea inferior el agravio inferido.

"ii) La reparación no pierde el carácter de voluntaria por el hecho de haberse convenido


en un incidente de reparación integral, escenario natural previsto por el estatuto
procesal para discutir lo atinente a la indemnización de los daños causados por la
conducta criminal.

"iii) Para los efectos punitivos, el pago convenido puede hacerse aun después de la
aceptación de cargos o del acuerdo que sobre la responsabilidad penal celebren el
imputado o acusado y la fiscalía, siempre que sea antes de dictarse sentencia de primera
o única instancia.

"IV (sic) Finalmente, el pago se puede hacer mediante la entrega de títulos valores de
contenido crediticio, pero si la fecha de su cancelación es posterior a la de la sentencia
de primera o única instancia, el pago sólo es válido para efectos punitivos si además se
ha garantizado por otros medios que permitan entender extinguida la obligación en la
fecha del acuerdo.

"En consecuencia, se cumplen los presupuestos previstos en el artículo 269 del Código
Penal para que en este asunto opere la rebaja de pena por reparación que esa norma
establece". -negrillas fuera de texto original.

Estamos de acuerdo con la aclaración en disidencia que hizo el ponente, para quien la
entrega de los títulos valores tiene un poder liberatorio inmediato e inmodificable, pues
en virtud de ello ••....se está concretando una relación jurídica autónoma e
independiente de aquella otra que nace del delito como fuente de obligación. Por
manera que en el caso presente, una vez el victimario hizo entrega del título valor al
que alude el proceso, ha dejado en poder del acreedor la disponibilidad de acudir a la
exigencia del pago y en su defecto a la jurisdicción civil para hacer efectivo el monto,
por tratarse de un título ejecutivo. De modo que, en mi sentir, no es indispensable que
se haya corrido el término fijado para el pago del título o que se haya soportado la
obligación en la entrega de una prenda".

Con la tesis que secunda la mayoría de la Sala, lejos de ser la negociación un


instrumento valioso de solución del conflicto y del control de sus consecuencias, se
fomenta el recrudecimiento del mismo y se complican innecesariamente sus efectos
(v.gr., inestabilidad del acuerdo, en trance indefinido de ser revocado y hacer
desaparecer los efectos de la temprana terminación del proceso; la renovación de
enfrentamiento entre víctima y victimario por razón de los incumplimientos totales o
parciales del resarcimiento asegurado en el porcentaje que no se hizo efectivo desde un
principio). El sistema es nítido cuando otorga a las partes su personal poder de
disposición. Cada uno debe tomar las precauciones del caso y exigir lo que más le
convenga, pero una vez admitido, por ejemplo, la expedición de un cheque no es dable
anular, retrotraer o paralizar los resultados del acuerdo, porque el cheque apareció
impagado o cubierto de manera parcial. Acceder o no a un pacto sobre la comentada
materia es decisión soberana de los que lo realizan, especialmente por lo que toca a la
víctima. Asumida la decisión a ella debe atenerse en sus secuelas de cumplimiento o
IV Curso de Formación judicial Inicial
para Magistrados, Magistrt1das~ Escllela Judicial
jueces y juezas de la República. Promoción 2009 ",* ,"1"":,;:w,a,,, __ IIRodrigo Lara Bonillll" ••••.

incumplimiento, debiéndose acudir a las vías de ley para obligar, con sanciones
económicas, a quien ha faltado a su palabra. Pero, reiteramos, la decisión está en poder
de quien recibe un documento crediticio de esa índole, en el cual es dable una
eventualidad como la comentada. La ley alude a un aseguramiento de ese incremento
patrimonial en lo que no fue cancelación inmediata, o sea, el 50% restante. Ese
aseguramiento es el reconocimiento de esa obligación y la forma acordada para su pago
(plazos, dinero o valores equivalentes a éste) pues de no haber pensado lo que la Sala
ahora adiciona, habría exigido la totalidad de la cancelación. Lo primero que se discute
es el monto de ese enriquecimiento que, contra lo que opinen muchos, puede ser
reducido en su exacto valor pues la ley no puede oponerse a lo que la víctima quiere al
respecto, en procura de su resarcimiento. Luego viene su forma de cancelación, primero
con un cubrimiento efectivo e inmediato del 50%y luego, el resto, con la seguridad que
acepte la víctima, quien está en su derecho de hacer de su capa un sayo y de su vajilla
de plata un florero. Todavía más incompatible es exigir títulos valores y compromiso de
bienes, ya en prenda, o en promesa de venta, etc .. Esto no lo quiere la ley, porque
dificulta la reparación y más todavía compromete la terminación pronta del proceso. Así
como lo primero que se afronta es el monto total de la reparación, que puede ser
superior a su aspecto real o inferior, y sobre lo cual el acuerdo de las partes prevalece
porque cada una es soberana para disponer lo pertinente a este respecto, también la
voluntad de la víctima cuando acepta plazos o ciertos documentos para asegurar la
obligación contraída, todo lo cual envuelve un aleas de incumplimiento, debe respetarse
y el victimario tiene derecho a que se la obedezca para volver invulnerable el acuerdo
realizado. Lo que si es conveniente, en el acuerdo que sobre documentos que aseguren
el remanente, es advertir, por la fiscalía, esa posibilidad de incumplimiento. El ofendido
es libre de admitir o no esa modalidad de pago, pero una vez aceptada esa
eventualidad, no es dable abrirle paso a revocatorias, como recomienda la decisión
jurisprudencial. La víctima tiene que entender y ser adoctrinada por su defensor o la
fiscalía, que mostrarse recalcitrante a los acuerdos, lo que puede hacerlo, es alejar la
negociación e impedir o retardar una justa y merecida retribución. Por eso, moderar
dentro de criterios equitativos su pretensión, permite de una parte que su cubrimiento
sea efectivo y de una vez, o que los plazos otorgados o los documentos suscritos como
aseguramiento, tengan posibilidad de ser atendidos evitándose así contratiempos,
mortificaciones y renovación de conflictos. Mesura, prudencia, razonabilidad, mutuo
entendimiento, consideraciones y exigencias reales y serias, contención de abusos y
exageraciones, le vendrán mejor que posiciones distintas a estas recomendaciones. Así
se tenga por desventajoso el acuerdo no debe olvidarse el consejo de valer más un
arreglo imperfecto que un buen pleito. Dilaciones en la reparación, obstinación en no
hacerlo, mantenimiento de la contrariedad, no son buenas pautas en estos menesteres.

Otro aspecto interesante es la renuencia de la víctima a comparecer, enterarse o


expresar su opinión sobre el acuerdo. En situación tal es dable dejarla de lado o
paralizar todo intento de arreglo? La protección de la víctima, en esto de las
reparaciones, está fundada en que lo quiera ser. Por eso, si se muestra insensible a este
llamado fiscal para determinar y obtener la reparación, está expresando una negativa
que no puede resolverse en la paralización del acuerdo. Este puede llevarse a cabo y,
como bien lo prevé la normatividad, lo que así se acuerde no le obliga ni le inhibe para
acudir a otras vías que le garanticen esa recuperación patrimonial. En este caso,
obviamente, nada tiene que ver el comentado artículo 349 del (PP.
IV Curso de Formación judiciallllicinl
para Magistrados, Magistradas, Escueta Judicial
Jueces y luezns de la República . .Promoción 2009 .~ HRodrigo Lara Bouillau •••.

Un tema también de destacada trascendencia es lo relacionado con el delito de


peculado. Iniciémoslo con la consideración jurisprudencial que el punto ha merecido.
Dijo la Sala de Casación Penal: Debe diferenciarse, entonces, en primer lugar,
"oo oo.

aquellos delitos que afectan el patrimonio económico público de los que lesionan el
privado, pues en los primeros no es admisible la conciliación que consolidaría el
detrimento del erario.
"En segundo lugar, cabe distinguir las conductas que producen aumento patrimonial en
quienes las ejecutan y un simultáneo empobrecimiento de quienes las padecen, como
todas las que afectan el patrimonio económico público o privado, de aquellas que solo
representan incremento para el autor, como, por regla general, las vinculadas al tráfico
de estupefacientes o el enriquecimiento ilícito de particulares (2) - nota: se echa de
menos el criterio de la Sala en cuanto a las dos referencias, esto es, si considera que
esos delitos no están dentro del efecto del artículo 349 por no representar coetáneo
incremento y decremento patrimonial, o porque solo se da el aumento económico en
uno de sus extremos, o porque no haya quien resarcir, como sería lo relacionado con
estupefacientes.

"Con estas precisiones se concluye, frente al artículo 349 de la ley 906 del 2004, que el
valor reintegrable debe ser total cuando el afectado sea el patrimonio público, cuando
el incremento no sea correlato del detrimento de un patrimonio y cuando no exista
acuerdo con la víctima privada, pero mediando éste se estará a la libre voluntad de las
partes. Idéntica solución cabe admitir respecto de la aplicación del artículo 269 del
Código Penal, limitada obviamente a los delitos contra el patrimonio económico" -MP
María del Rosario González de Lemos, 03/04/2008, número 28998-.

Al respecto anotamos: desde 1936 (tal vez el más enfático lo fue el comisionado
Parmenio Cárdenas), y posteriormente no pocos han participado de la tesis, se sostuvo
que un incremento desmedido de penas principales o accesorias, o cierta cicatería en la
rebaja por reintegro o restitución, lejos de favorecer al Estado con un pronto
resarcimiento, lo perjudicaría y el procesado guardaría su dinero legítimo o ilegítimo, no
se afanaría por buscar financiación si ya lo hubiese gastado, y se acomodaría al
purgamiento de la pena impuesta. Por eso se concibió, incluso, la rebaja proporcional
conforme a la devolución parcial del reintegro, suscitando el calificativo largas
explicaciones de los comentaristas, para desentrañar cuándo se tomaba por seria o
irrisoria la restitución. También, bajo esa inspiración, la diminuente a este respecto
pasó de ser algo indefinido, impreciso y eventual (oo. la pena se disminuirá hasta en la
mitad) a algo cierto y concreto (oo. la pena se disminuirá en la mitad) -artículo 401 C.
Penal- .

Hoy, y por eso nos separamos de la citada tesis de la Sala, insistimos en la cuestión y
propiciamos la negociación del reintegro para que el estado recupere buena parte de lo
perdido y el resto lo enjuague lo que se economizaría con no continuar un dispendioso y
azaroso proceso, máxime con la mala instrucción que suele caracterizar esta clase de
complejos delitos. Si el Estado, con miras superiores, permite degradar la pena y hasta
modificar la calificación jurídica (y esto naturalmente comprende al "peculado"),
porqué no se puede y deba hacerse lo mismo en lo atinente a la cuantía del
resarcimiento? Que son públicos, nadie lo niega pero si tanta fuera la importancia de
esta caracterización no consagraría rebaja alguna y nadie se atrevería a pensar, tesis
que no pocos dejan de airear de cuando en cuando, que el peculado nada tiene de
diferente, fuera del sujeto activo calificado y algunas secundarias notas, de los delitos
IV Curso de Formnció7I/lldicial.lnicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
¡ueces y juczns de la República. Promoci6n 2009 J"~3MMI "Rodrigo Lara Bouilla"-.

contra el patrimonio económico, en donde esa calidad de fondos o bienes públicos


apenas atraería una intensificación de pena. De otro lado, la contratación pública, que
da lugar a tantos pleitos, no se .orienta por prohibir la conciliación y exigir siempre su
definición en un juicio ante la justicia contencioso administrativa o ante árbitros, sino a
estimularla y alcanzarla. Porqué, entonces, con esta visualización no se cambia de
criterio y se abre también el camino de la negociación penal, de la cual somos decididos
partidarios, pero claro que convocando a ella al representante de la entidad ofendida y
al ministerio público, con lo cual se comprueba, contra lo que piensa otra decisión
judicial, que si hay titular legítimo de esos bienes, quien puede actuar en el sentido
comentado.

De otro lado, como en sentir de la Sala lo único no negociable es la cantidad de la


restitución, se tendría el contrasentido de poderse negociar la pena, que es lo que le
interesa al procesado y dejar en el vacío la restitución, lo cual daría por resultado que
queriéndose proteger excedidamente las cosas públicas, acaba por imponerse un efecto
distinto. Y a esto se llega porque con la tesis predominante en la Sala, la rebaja especial
(en donde se estima hasta el reintegro parcial) puede concurrir con lo que se negocie
sobre la calificación jurídica, agravantes, etc. Y no puede negarse este reflejo del nuevo
estatuto, porque la Sala (ver MP Javier Zapata Ortiz, 10/05/2008, número 25389)
expresó criterio en cuanto a abolir la restricción de negociación en el delito de extorsión
(Ley 733 en su artículo 11l, exigiendo, si se quería mantenerla, la restauración de esa
prohibición mediante ley que específicamente así lo determinase. Con el respeto por la
opinión ajena, más si viene avalada por una Corporación de tan elevada jerarquía, nos
permitimos plantear el anterior disentimiento para promover su sana discusión. Nada
más.

Conviene decidir si lo del incremento patrimonial, que es lo que indica el texto legal, o,
según decisiones de la Sala de Casación Penal, incremento y decremento patrimonial, en
correlación íntima, se refiere a los delitos contra el patrimonio económico, o tiene una
mayor amplitud, extensión o cobertura. Estamos por lo primero porque conforme a la
determinación de la Sala, que así no sea una explicita manifestación consignada en el
artículo, si da lugar a su interpretación en este sentido, más cerca y compenetrado con
esta clase de infracciones que con otras que no atienden a esta nuclear concepción.
Pero, principalmente, porque la previsión legal que se analiza es una traba, una
restricción, una limitante para la negociación y a medida que se enfoque hacia otros
delitos más difícil y menos numerosas serán las negociaciones, claro porque si no se da
en el acuerdo este reconocimiento no se puede dejar de lado y llegar al pacto así la
víctima no reciba este beneficio. En cambio, en las que no sea aplicable esta restricción,
si la víctima accede a la conciliación, bien, pero si injustificadamente (cantidad del
perjuicio, del daño, etc. l rehúsa el entendimiento convenido entre fiscal y procesado, el
pacto se realiza y el ofendido deberá acudir a las otras vías que le puede brindar la ley
para ese resarcimiento. Es justo que si alguien es desposeído de una cosa, bien u objeto,
que le empobrece y al agente activo del delito lo enriquece, debe reconocer y cubrir ese
incremento según la forma como lo recomienda la ley, salvo que la víctima acceda a un
menor valor, a una distinta forma de pago (prevalencia de la disponibilidad de las partes
en el sistema adversariall, a la aceptación de discutibles seguridades.

Los mencionados autores nacionales Garzón, Londoño y Martínez, sobre el punto,


apuntan:
l

IV Curso de ForllJnció" Judicialluicial


para Ntagistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y Juezas de la República. Promoción 2009 __ ,~c
••••••• w_"Rodr;go Lara Bonilla lr_

"La devolución del 50% del incremento percibido y el aseguramiento del recaudo del
remanente, rompe el esquema jurídico trazado por el principio a la igualdad, ya que el
presupuesto normativo del artículo 349 CPP, comporta una reparación obligatoria parcial
para la víctima por los daños ocasionados con los delitos que afectan el patrimonio,
mientras que en los demás casos la devolución del objeto material o su equivalente en
tangible es irrelevante para la procedencia del preacuerdo. Ahora en injustos típicos
como el homicidio, acceso carnal violento, etc., aunque no se haya obtenido un
incremento patrimonial, debe garantizarse la reparación de los perjuicios al menos
parcialmente para que el preacuerdo proceda. No se justifica, entonces, la diferencia
hecha por la ley procesal penal privilegiando los delitos de los que se percibe
incremento patrimonial sobre los que no lo hacen, puesto que de algún modo la
devolución de los susodichos incrementos es una especie de reparación que alivia los
intereses de la víctima, lo que conlleva a que la norma sea aplicable también en eventos
delictivos en los cuales no se visualiza tal aumento patrimonial, donde la reparación
parcial debe mediar, como presupuesto de procedibilidad de los preacuerdos. La norma
debe armonizarse con la Constitución, para garantizar el principio de igualdad, donde la
reparación para cualquier víctima sin importar la calidad del delito, debe reconocerse
como garantía jurídica que respete los intereses de todos los actores del procedimiento
penal que tienen pretensiones encontradas.
"Empero, la imposibilidad fáctica de la realización de un proyecto jurídico tal, haría que
no fuera posible tramitar un considerable cúmulo de casos por vía de preacuerdos,
precisamente porque los procesados no cuentan con recursos suficientes para saldar los
intereses de las víctimas representados en dinero (como una de las dimensiones que se
deben consumar para la reparación efectiva de las víctimas, aparte de los perjuicios
morales y reparaciones simbólicas" -o.c. p. 595/596-.

No sobra advertir que por darse un plazo de pago para una parte de lo convenido en este
aspecto económico (aseguramiento del resto) se pueda hablar de resarcimiento parcial,
pues este conserva la característica de ser integral, completo, total.

Guía motivacional: cuando la ley determina una disminución de pena, esta no puede
desconocerse en el arreglo y de ahí que deba analizarse qué clase de adiciones pueden
ofrecerse o cómo, respetando esas rebajas de ley, entran en juego en la negociación.
Por eso no está por demás reiterar que en esto de los acuerdos el fiscal debe preparar
con esmero una agenda de posibles y graduales propuestas y avizorar sus variantes
factibles o puntos que puedan surgir en la cordial, franca y respetuosa conversación que
al respecto se de. La improvisación es un mal comienzo y una pésima herramienta para
pactar. Incluso, de darse un aspecto imprevisto, mejor que afrontarlo de inmediato
resulte preferible aplazar su cuestiona miento para una nueva y pronta sesión. Reiterase:
no se trata de sorprender ni de dejarse sorprender, no se busca imponer una sola
voluntad sino armonizar la de todos los intervinientes, no se pretende crear una zona de
conflicto sino un espacio de comprensión y solución, no se está trabajando sobre una
gracia o bondad que pertenece solo a la fiscalía, sino un derecho y perspectiva de
arreglo consagrado por el sistema procedimental. El problema de los pagos mediante la
entrega de títulos valores que, por razones fundadas o infundadas, su girador no honra
su firma. El peculado. La prohibición de acuerdos o negociaciones sobre lo apropiado,
según la Sala de Casación Penal. Reflexiones en contra. La consideración de bienes
privados y públicos en el acuerdo o negociación. La víctima no debe obcecarse con sus
desmedidas pretensiones. Les conviene más la ponderación, así ellos no hayan dado
causa a sus daños y sufrimientos. Volver las aguas a sus cauces de relativa normalidad,
IV Curso de Formnció" ]udicinl.1lJicinl
paTn Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y Juezas de la República. Promociól1 2009 , ..~~ "Rodrigo Lara Bonilla"_~

con una buena dosis de perdón, resignación, olvido y generosidad de corazón, sin dejar
de plantear la justicia de su reclamación y advertir que en aras de un entendimiento,
atempera sus reivindicaciones. Este es el mejor ambiente de la negociación.

5.2 "ARTICULO351 - Modalidades. La aceptación de los cargos determinados en la


audiencia de formulación de la imputación, comporta una rebaja hasta de la mitad de la
pena imponible, acuerdo que se consignará en el escrito de acusación.

"También podrán el fiscal y el imputado llegar a un preacuerdo sobre los hechos


imputados y sus consecuencias. Si hubiere un cambio favorable para el imputado con
relación a la pena por imponer, esto constituirá la única rebaja compensatoria por el
acuerdo. Para efectos de la acusación se procederá en la forma prevista en el inciso
anterior.

"En el evento que la fiscalía, por causa de nuevos elementos cognoscitivos, proyecte
formular cargos distintos y más gravosos a los consignados en la formulación de la
imputación, los preacuerdos deben referirse a esta nueva y posible imputación.

"Los preacuerdos celebrados entre fiscalía y acusado obligan al juez de conocimiento,


salvo que ellos desconozcan o quebranten las garantías fundamentales.

"Aprobados los preacuerdos por el juez, procederá a convocar la audiencia para dictar la
sentencia correspondiente.

"Las reparaciones efectivas a la víctima que puedan resultar de los preacuerdos entre
fiscal e imputado o acusado, pueden aceptarse por la víctima. En caso de rehusarlos,
esta podrá acudir a las vías judiciales pertinentes".

De la norma ya se tuvo ocasión, por haber sido asunto tratado por la Corte
Constitucional, de comentar lo relacionado con acumulación de rebajas puesto que la
disposición señala que el cambio favorable con relación a la pena "constituirá la única
rebaja compensatoria por el acuerdo".

El inciso tercero, ya transcrito, busca evitar sorpresas interpretables como actos de


deslealtad procesal, lo cual, naturalmente, socava las perspectivas de la negociación y
coloca en grave riesgo la permanencia de su validez. Si esta se contamina de situaciones
escondidas que puedan repercutir en la pena y por consiguiente en los términos y
consecuencias de lo acordado, indudablemente el preacuerdo se dificultará y no serán
pocas las merecidas protestas y las acciones de variada índole que se intenten para
anular esos cambios y adiciones. El proceso lejos de aproximarse a su celerosa
terminación, será susceptible de embrollos, retardos y frustraciones. Los preacuerdos y
negociaciones demandan un ambiente de confianza para todos, la misma que siembre
certidumbre sobre lo pactado. Como la imputación, cuando se hace, puede estar
incompleta aunque se vislumbre la posibilidad de agregar otros hechos que busquen
implementarla, no quedan alternativas distintas a restringir el convenio a lo que está
expresado en la audiencia de imputación, guardándose para siempre continuar
explorando esas posibilidades de nuevos descubrimientos o cancelando todo uso de lo
que, con esta nota de eventualidad, se posee pero no se ha utilizado. O también
extrovertir lo que se podría esperar de insistirse en nuevas revelaciones o se ha
manipulado pero con cierto grado conjetural o incierto, pero en todo caso, de darse esa
N Curso de Formación ludida I ¡uicinl
para M(lgistmdos, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ]uezas de la República. Promoción 2009 ~:.:.::.eilRodrigo Lara Bouilla" ••...

doble circunstancia, la negociación debe cobijar todo, dejándose explícita mención en el


acta del acuerdo de esta integral cobertura del mismo. En todo caso se tiene por
inadmisible que se pueda invalidar un acuerdo, ya por pretensión del fiscal o del
imputado o acusado, porque se dejaron por fuera hechos delictivos que debieron figurar
dentro del mismo. Y esto se dice aun para cargos o circunstancias de agravación que
podían considerarse demostrados como para formularlos en una imputación o en una
resolución acusatoria.

Obvio que lo anterior se dice excluyéndose la posibilidad de haberse realizado un


acuerdo mediante maniobras delictivas. Si a ello se llegó por mediar un cohecho, un
constreñimiento, etc., la negociación tarde que temprano perderá su vigencia y se
asumirán y desarrollarán judicialmente todas sus consecuencias. Los hechos ajenos a
esta connotación, v. gr. imprudencia, falta de cuidado en su realización, conocimiento
incompleto del asunto, relativa y secundaria incorrección en su manejo y adopción,
carecen de la anotada trascendencia. El acuerdo sobrevive y no pierde vigencia.

Otro aspecto inquietante es la forma como está concebido el inciso segundo.

La Interpretación que viene dándosele en los pronunciamientos judiciales es la siguiente:


si la calificación que merece un comportamiento es el de homicidio doloso, por ej., yel
fiscal encuentra factible mudarlo a homicidio culposo, en esto queda la negociación
respecto de la pena, entendida en esta lo que corresponde a principal y accesorias. El
razonamiento es obvio y como tal era innecesaria una previsión interpretada en la forma
que se analiza. Claro, porque si desaparece su carácter doloso, obligatoriamente se
tiene que ceñir el fiscal a la nueva modalidad escogida. Pero dentro de esta la sanción
ofrece alternativas de mayor o menor punición y, lo primero que hace el negociador es
tratar de determinar el quantum de pena que merecería el imputado o acusado, dentro
de esta nueva selección infraccional, pues siempre debe colocarse en el papel de juez
para hacer este señalamiento que, se reitera, comprende la pena privativa de la libertad
y demás accesorias. Si esto es así, cuál es el objeto de la restricción ("... esto
constituirá la única rebaja compensatoria por el acuerdo" ... ). Acaso que no vaya a
desconocer el mínimo? No, por las razones apuntadas al respecto. La concesión de otras
ventajas? Tampoco, porque no se puede dejar fracasar un acuerdo porque se haga
depender este de otra secundaria concesión. Y esto todavía es más imperativo cuando se
trata de la negociación de varios cargos, situación en la cual predomina una solución
integral que es imposible establecer de antemano restricciones o prohibiciones de esta
índole. La cuestión resulta más evidente cuando se piensa que lo que se pretendía, en
cuanto a pena del delito dejado de lado, en el ejemplo el homicidio doloso, para nada
juega en la negociación de la pena del culposo, en donde casi de nuevo debe empezarse
ese tira y afloje que comporta un acuerdo. Ahora, desde que el fiscal resuelve
abandonar el homicidio intencional ya está discutido y aprobado la pena que
corresponderá al culposo, siendo por tanto inocuo el comentado veto. Aparentemente la
solución es plausible y completa, por su lógica, pero estimamos que no parece ser esta
la razón de ser del dispositivo. Iteramos que al mudarse de calificación o ya ha surgido la
penalidad que acepta el procesado o la negociación, en este ámbito, recupera todas las
posibilidades que sea dable introducir y cuestionar. O será que lo único, en este evento,
sujeto a negociación es ese cambio de pena por cambio de entidad delictiva pero no
pueden colacionarse otras ventajas, como el subrogado de la ejecución condicional de la
condena, etc.. Creemos que estas otras ventajas judiciales pueden darse
perfectamente.
IV Curso de Fonnació" JudidalInicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ]uezas de la República. Promoción 2009 . -..&.~ "Rodrigo Lara Bonillau-..

Pero, además, agitamos otra alternativa de entendimiento del precepto comentado, en


razón de la previsión que trae el inciso 3° del referido artículo.

En efecto, supóngase que se trata de un homicidio agravado (Art. 104) que puede dar
lugar a imponer de 400 a 600 meses de prisión. El preacuerdo logró conciliarse sobre la
base de una rebaja de la mitad de la pena: por merecer 500 meses, se degradó la
sanción a 250 meses. Pero ocurre que cuando está aprobado surge la incuestionable
desaparición de la causal de agravación y por tanto llevaría el caso al articulo 103
(prisión de 208 a 450 meses, escogiéndose la cantidad de 320 meses). Qué hacer? Una
interpretación cerrada pero absolutamente equivocada del articulo 351, inciso segundo,
del CPP, llevaría a mantener la pena acordada: ••...Si hubiere un cambio favorable para
el imputado con relación a la pena por imponer, esto constituirá la única rebaja
compensatoria por el acuerdo ...••. Pero evidente que no se puede mantener la pena
pactada porque se hizo sobre una demostración incontrovertiblemente inexistente. Para
nosotros la solución puede ser la siguiente: reformar el acuerdo en la misma proporción
de la rebaja concedida, así, por ejemplo, si se rebajó la mitad de la sanción, esta, por
referencia al articulo 103, será el quantum de pena del acuerdo. Esto en el evento de
poderse introducir la modificación antes de emitirse el fallo. Pero si este fue proferido,
queda la alternativa de la revisión en cuanto a este aspecto, o, la adecuación del
acuerdo en la forma aconsejada, pero a cargo del juez de ejecución de penas. Estamos
más del lado de esta última opción y repudiamos la que prefiere la declaratoria de la
nulidad. No hay que olvidar que al proceso acusatorio poco le atraen las anulaciones y
las reformas de los acuerdos celebrados. Por eso la tendencia a preservar el trámite y
mantener, con sus reformas necesarias, las negociaciones realizadas.

Guía motivacional: un pacto o transacción sobre la base de la imputación, es más


deficiente que cuando surge en etapa posterior, p. ej., se ha alcanzado a formular
resolución acusatoria, y de ahí que en la primera hipótesis pueda resultar más inestable
la negociación. Por eso, teniéndose un fundamento atendible, para pensar en la
aparición de nuevos cargos, conviene presentarlos también en el acuerdo y dejar
establecido que la negociación también los cobija. En otras palabras, el acuerdo y su
correspondiente acta, deben referirse tanto a lo que se tiene por certidumbre
investigativa como lo que aparece como atendiblemente probable de aparecer en el
desarrollo de esta. La recomendación busca favorecer el acuerdo y por supuesto al
imputado o acusado, quien está a mejor resguardo con esta solución que verse expuesto
a sucesivas adiciones y controversias.

5.3 "ARTICULO353 - Aceptación total o parcial de los cargos. El imputado o acusado


podrá aceptar parcialmente los cargos. En estos eventos los beneficios de punibilidad
solo serán extensivos para efectos de lo aceptado".

La nitidez del articulo extraña comentarios. El acuerdo se refiere solamente a lo que


este cobije o con lo que se relacione. Puede ser sobre todo o sobre partes. El imputado
o acusado decide si lo acepta o lo rechaza por razón de. no ser omnicomprensivo. Cuando
ocurra la hipótesis, el acta debe prestar atención a ser precisa y alejar confusiones para
indicar qué se entiende por acordado y qué está por fuera de esto. Y en este caso cómo
se continuaría el proceso, abreviándose para lo aceptado o rechazado, o solamente para
lo admitido en el acuerdo. Lo más aconsejable sería dividir la unidad procesal y acudir al
procedimiento de desvío, que incluso puede descartar la resolución acusatoria, y
IV Curso de FOrPl1llció" Judicial IlIicial
lJaTaMagistrados, Magistradas, ESCllcla Judicial
Jueces y Juezas de la República. Promoción 2009 ~ _~."~ "Rodrigo LaTa BOllilla"_

permitir la sentencia pronta por lo que es objeto del acuerdo y dejar, lo que está por
fuera de él, que continúe con su trámite ordinario. Porque lo que si es indiscutible es
que en esto último no es posible superar etapas fundamentales que no se han dado o
esquivar requisitos esenciales de juzgamiento que obliga observarlos o realizarlos.
Omitirlos en parte o en todo, torpedea el proceso por falta de respeto a garantías
miradas como fundamentales, con irrespeto del debido proceso que no permite edificar
sobre tan defectuosa situación una sentencia ni de condena ni de absolución.

Guia motivacional: sumo cuidado debe tenerse en la elaboración del acta que
documenta la negociación para evitar futuras discusiones. Por lo mismo que esta solo se
elabora cuando ya el acuerdo se ha producido con toda exactitud, esa precisión debe
reflejarse en dicho acto procesal. Y la admonición resulta más pertinente cuando el
acuerdo no es total sino parcial y subsisten otros cargos no cubiertos por el pacto
celebrado.

5.4 "ARTICULO354. Reglas comunes. Son inexistentes los acuerdos realizados sin la
asistencia del defensor. Prevalecerá lo que decida el imputado o acusado en caso de
discrepancia con su defensor, de lo cual quedará constancia.

"Si la índole de los acuerdos permite la rápida adopción de la sentencia, se citará a


audiencia para su proferimiento en la cual brevemente la fiscalía y el imputado podrán
hacer las manifestaciones que crean convenientes, de acuerdo con lo regulado por el
código".

El dispositivo prevé discrepancias entre imputado-acusado y su defensor: debe


prevalecer la voluntad de aquellos y no la de éste. Pero conviene que conozcan la
posición de su defensor y también la respuesta que la fiscalía puede ofrecer al respecto.
Es lo que se llama un consentimiento informado que, en cuestión tan de gran monta, no
conviene dejar de lado porque no se trata de sorprender al procesado sino que este
entienda la magnitud de su acto y aprecie con precisión lo que gana con el preacuerdo y
lo que perdería de atender el planteamiento contrario al mismo. Pero, por no compartir
el fiscal el criterio de la defensa, no por ello dejará de conocerlo el procesado, así como
las explicaciones que como réplica pueda ofrecer el funcionario, ni menos dejar
detallada constancia de todo ello. El imputado o acusado será el que defina la cuestión y
el defensor sabrá si debe continuar o separarse del caso. Lo que no puede admitirse es
que, por esa oposición, se prescinda de la presencia del defensor o que este se niegue a
suscribir el acta. De querer el imputado o acusado cambiar de abogado y solicitar una
espera para tomar una decisión sobre el punto de la negociación, debe accederse porque
no se trata de quemar etapas o de imponer a troche moche el acuerdo.

No faltarán voces, desde la profesión, que repudien esta terminación temprana que no
prematura del proceso porque les restringe su ejercicio profesional y les daña
económicamente. Pero en esto no cuenta este factor crematístico sino que el procesado
no resulte afectado y la administración de justicia gane en efectividad y buen nombre.
Además, el poder evacuar rápidamente una causa, es también provechoso para los
abogados que pueden pasar a atender, con toda atención y consumo de su valioso
tiempo, otros procesos y a otros procesados y también evacuar otras actividades fuera
de estas eminentemente forenses. Hay muchas cosas importantes para hacer que un
recargo de litigio penal aniquila o absorbe.
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Jueces y ¡uczas de la RepJíblica. Prollloció" 2009 ~""i."",_uRodl'igo Lara BOIlil1a" •••

Insistimos. Decisión como la comentada, debe antecederse de un conocimiento


completo, libre y fundado de lo que se hace en alternativa tan grave. No se trata de
sorprender o engañar al imputado o acusado sino de propiciar que verdaderamente
reciba un beneficio de ley. Por eso el fiscal debe ofrecer las explicaciones que estime
procedentes no solo las que tienen que ver con su proceder sino dando la cara a la
argumentación contraria que suscita el defensor. Y avanzaríamos más en el asunto, esto
es, que si las objeciones de la defensa exhiben contenidos de conveniencia, verdad y
justicia, reconocerlo así y procurar que ellas desaparezcan, antes de darse por
consolidado o en firme el acuerdo, enrumbando la negociación por camino diferente así
sea el que indique con obstinación la defensa, es lo más razonable y exigible. Se trata,
iteramos, no de perjudicar sino de favorecer, no de crear una mentira sino reconocer
una verdad, no de imponer el propio criterio sino de armonizarlo con aceptables
propuestas, así provengan estas del contrario, no dejar al imputado o acusado
inconforme y con dudas sobre la calidad del acto y la bondad de la justicia, sino
convencido de que con él se ha actuado correctamente, dándose aplicación cabal a lo
que ordena la ley en estos comentados sentidos. Así mejora y no se deteriora o
desprestigia la justicia. Para alcanzar este propósito no hay que acudir a socaliñas,
mentiras, fraudes o torcidas operaciones sino obrar con sinceridad, franqueza y
limpieza de miras. Aplicar siempre el derecho, la justicia y no sus distorsiones o
pecaminosas o infieles apariencias, debe ser la regla de oro para conducir tan vital
negociación que no puede ajustarse sobre la base de haber causado un mal en punición
de un procesado, con las graves consecuencias que esto crea y desarrolla.

Lo que fue motivo de conversaciones en un preacuerdo o negociación fallida, es como si


no hubiera existido. Ni siquiera es dable que el fiscal se prevenga, en este sentido, para
variar desfavorablemente la apreciación del caso y dejar de proponer, por esta misma
razón y en ese mismo sentido, lo que había pensado al respecto. Menos todavía tratar de
aprovechar ese intercambio de ideas y lo escuchado del imputado o acusado o de su
defensor, para, con base en esto, apuntalar peticiones de condena. De todo esto, se
reitera, debe abstenerse y considerar que nada que roce con el punto se produjo, según
lo manda el final del inciso segundo del artículo 369 del CPP.

No puede pasarse por alto la reducida literatura extranjera sobre el tema disponible por
los autores de este libro y la casi inexistente en el panorama nacional. Pareciera que el
instituto carece de importancia cuando lo verificable es la suma trascendencia que
ostenta. La jurisprudencia patria representa esta misma carencia de pronunciamientos y
esto, a no dudarlo, se debe a que la Corte, cuando se discutía el proyecto, se mostró
renuente a ser la primera en empezar la aplicación del nuevo código, lo cual habría
generado el inmediato beneficio de empezar, desde arriba, a irradiarse criterios de alta
consideración o categoría, perdiéndose así un acervo conceptual invaluable. Esto
hubiera dado una valiosa orientación en la aplicación del nuevo estatuto y representado
un estímulo no desechable en los estamentos inferiores acuciados por la posibilidad de
conocer la Corte la calidad de la labor de los jueces y tribunales en este campo. Se
perdió y se sigue perdiendo esta ocasión rica en consecuencias, todo por la obstinación
inexplicada e inexplicable de los magistrados de esa época que lograron imponer ese
rechazo. Cuándo entrará a regir el código para la Corte Suprema de Justicia? Es
imposible saberlo puesto que para ello se necesita una ley que así lo determine y esta ni
está en curso ni está siquiera en la imaginación puesto que la reforma auspiciada en el
año 2008 por el Gobierno del Presidente Alvaro Uribe Vélez, nada dice al respecto.
Mientras tanto seguiremos con la aplicación dual de dos estatutos, el inquisitivo y el
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para Magistrados, Ma:?istradas, Escuela Judicial
Jueces y JlIaas de la República. Promoción 2009 "' 'r"~ "Rodrigo Lara BOHil1an _

acusatorio. Claro que de darse la posible aplicación, ante la Corte, de un preacuerdo y


negociación, esta no puede ser ocluida porque es tradicional el entendimiento que un
instituto posterior que privilegie la libertad, la disminución de pena, tiene que
atenderse por el principio y canon constitucional de favorabilidad. la ley permisiva se
prefiere a la restrictiva u odiosa. Esa es nuestra apreciación que, de no ser escuchada,
podría dar lugar a tutelas o nulidades.

Finalmente, así no se haya incluido la intervención de la defensa en la audiencia que


establece el segundo inciso, no puede prescindirse de ella. Con brevedad debe también
manifestar lo que pueda decir sobre el particular, pero nunca excluirlo de tan sustancial
acto procesal.

Guia motivacional: por la oposición de la defensa a la negociación, cualquiera sea su


motivo, no por eso el fiscal dará rápidamente por terminada su gestión al respecto. Por
el contrario, siempre en procura de la utilidad que reporta el acuerdo para la
administración de justicia y para el procesado, debe insistir comedidamente en sus
razones y propuestas y tratar de llevar un sano e imparcial convencimiento de la bondad
de su actuación. Resulta manifiesto que la defensa no puede vedar un contacto, en
búsqueda del pacto, entre imputado-acusado y fiscal y sus trabas indebidas a este
respecto pueden dar lugar a promover una sanción disciplinaria de carácter profesional.
De igual forma tampoco el funcionario puede tomar ojeriza y retaliación contra la
defensa ni hostilizarla en la continuación de su mandato. la verdad se impone al final y
el llamado a definir el asunto es el imputado-acusado puesto que es él, en definitiva,
quien debe reconocer de qué lado está el beneficio o el perjuicio. la ley lo único que
hace, en este evento, es respaldar a quien tiene mejor derecho para asumir la definición
del problema. Una reflexión sobre el beneficio que obtienen los abogados con el
instituto de los acuerdos y negociaciones. Cuando las objeciones de la defensa son
procedentes, el fiscal debe aceptarlas y reformular sus propuestas, continuando con el
mismo fervor y entusiasmo, sin hacer de este suceso un falso motivo para desentenderse
de esta obligación y deber. Primero la justicia que no puede malograrse por actitudes de
inaceptable soberbia o puntillismo conceptual. La inmensa e imprescindible importancia
de un consentimiento bien informado y de libre manifestación de voluntad. Desconsuela
y desconcierta que instituto tan importante no haya merecido la atención de los
comentaristas. Una glosa adicional sobre la perjudicial decisión de haberse opuesto la
Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia, a empezar la aplicación del
sistema por esta Corporación. La falencia parece no conocerse ni inquietar en lo más
mínimo pues no hay el menor amago, por parte del Gobierno o del Congreso, de querer
enmendarla.

5.5 "ARTICULO369 - Manifestaciones de culpabilidad preacordadas. Si se hubieren


realizado manifestaciones de culpabilidad preacordadas entre la defensa y la acusación
en los términos previstos en este código, la fiscalía deberá indicar al juez los términos
de la misma (sic), expresando la pretensión punitiva que tuviere.

"Si la manifestación fuere aceptada por el juez, se incorporará en la sentencia. Si la


rechazare, adelantará el juicio como si hubiese habido una manifestación inicial de
inocencia. En este caso, no podrá mencionarse ni será objeto de prueba en el juicio el
contenido de las conversaciones entre el fiscal y el defensor, tendientes a las
manifestaciones preacordadas. Esta información tampoco podrá ser utilizada en ningún
tipo de proceso judicial en contra del acusado".
IV Curso de FOrlmtción Judicial Inicial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y }ltezas de la República. Promoción 2009 ~~ "Rodr(go Lara B01l11la"__

Hace parte este artículo de los preacuerdos y negociaciones? Que tiene afinidades, es
indiscutible, pero también lo es que son institutos bien diferentes y que obedecen a
situaciones diversas con solución bien distinta. El sistema acusatorio de principio a fin
siempre está propiciando entendimientos de las partes en su desarrollo. Ha determinado
etapas en las cuales el mutuo acuerdo y por consiguiente las mutuas concesiones tienen
su válida y máxima expresión. Así es como desde la imputación hasta la terminación de
los interrogatorios de los acusados, es factible los preacuerdos y las negociaciones, con
efecto sobre la pena por excluirse agravantes, mudarse tipicidades y dejar de lado
expulsar algunos delitos. Superados estos tramos se llega al juicio oral de juzgamiento,
sin que existan preacuerdos o negociaciones, lo cual ha impuesto un desenvolvimiento
procesal completo, conforme a las previsiones más dilatadas de actuación.

Pues bien, a voces del artículo 367, ratificándose su carácter garantista, el juez tiene la
obligación de recordarle al acusado "que le asiste el derecho a guardar silencio y a no
autoincriminarse". Luego le preguntará si se declara "inocente o culpable", respecto de
todos los cargos o de algunos, decisión que debe asumir con conocimiento y voluntad,
libre de juramento y apremio, con la asesoría pertinente de su defensor (artículo 368),
como corresponde a acto tan trascendental, el cual, si es afirmativo de culpabilidad y
conviene hacer el enteramiento de modo simultáneo, le reportará una disminución de
una sexta parte de la pena. Es obvio, por integración de lo mandado en el artículo 369,
que un acusado o defensor que pretendan una manifestación de culpabilidad, puedan o
no condicionarla previamente. Lo más natural es que exista un preacuerdo para obtener,
fuera de la rebaja de sanción indicada, otras ventajas de diversa índole, algunas de ellas
influyentes también en la pena. En este caso la fiscalía informará al juez que el acusado
está dispuesto a aceptar la culpabilidad y los efectos consiguientes acordados. Esta
culpabilidad preacordada puede consistir en la eliminación de un delito, su diversa
tipificación y modalidades, la exclusión de agravantes, el desalojo de aspectos
probatorios y, lo que es más importante, la determinación como consecuencia de ese
final convenio de una precisa penalidad. Si el juez, conocedor de todas estas
circunstancias, admite la pretensión sin objeción alguna, impartirá su aprobación y sobre
esta base se emitirá el fallo correspondiente. Conforme a las características de esta
actuación se podrá prescindir por completo de las pruebas decretadas y hasta eliminarse
la intervención de las partes. También es factible que este especial pacto, que también
comprendería en este aspecto el más genérico de las negociaciones y preacuerdos,
contenga la prohibición de aprovechar el fallo o las manifestaciones contenidas en él en
otros concomitantes o futuros procesos.

Comunicado el preacuerdo en la audiencia, el fiscal informa lo pertinente, y, así no se


exprese, también defensa y acusado podrán sucintamente manifestar lo que crean
pertinente. Estas dos intervenciones las consideramos de suma importancia y dan
certidumbre y seguridad a esta especial forma de preacuerdos. La fiscalía, en corta
intervención, expondrá la racionalidad o razón de ser del mismo. También actúa el
defensor .en similar sentido. El juez, si estas explicaciones le convencen, debe asentir a
la propuesta. De no, una vez haya indicado sus tachas, concederá un breve receso para
dialogar, sin temores ni prevenciones, sobre las mismas, para procurar la eliminación de
sus inquietudes. Este intercambio de argumentos, en ambiente sereno, franco y breve,
pone a prueba las habilidades de las partes y la cordura del juez. Aquellos para imponer
o morigerar sus criterios y encontrar caminos de avenimiento, éste para no cerrarse a
ofrecimientos benéficos a la justicia. El equilibrio, sensatez y proporcionalidad de los
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Pf1YaMagistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y .luezas de la República. Promocióu 2009 &- •••••••• "Rodrigo Lara Bouilla"..-:

planteamientos facilitará el compromiso, maXlme si se ha tenido en cuenta el


conocimiento de la verdad y la reparación debida a la víctima. De persistir la negativa
del juez a aprobar el preacuerdo, decisión no sujeta a recurso, salvo un intento de
reposición, la audiencia continuará su trámite normal en los términos previstos por la
ley. Conviene recalcar que en este ámbito no se trata de imponer a ultranza opiniones,
tesis, pareceres, posicionamientos, sino lograr una pronta y. cumplida justicia, al punto
que lo consentido honre por igual a las partes y a la judicatura y encuentre eco en la
comunidad como determinación ponderada, correcta y beneficiosa para la justicia, hasta
donde sea posible realizar este ideal.

Conviene señalar estos dos finales comentarios: 1). Las dos posibles rebajas que puede
implicar unas hipótesis como las reseñadas, no son acumulables, o sea, que si la sexta
parte por solo aceptar la culpabilidad, ajena a condicionantes preacordadas y que solo
se conocen en la audiencia, es menor que la pena pactada, se aplicará aquella. En caso
contrario, esto es, que la pena que propone la fiscalía es más beneficiosa que dicha
rebaja de una sexta parte, se atenderá únicamente al monto de la sanción
preestablecida entre fiscal, acusado y defensor. 2). El trámite para emitir sentencia
previsto en el artículo 447, especialmente en lo tocante a la pena, se contrae a la
eventualidad de no haberse preacordado una pena o que este convenio hubiere sido
rechazado por el juez. Lo que se hubiere revelado durante el manejo de este especial
preacuerdo, inexitoso, no podrá utilizarse ni en el proceso en que se ha producido ni en
otros, cualquiera sea su índole o el tiempo en que se presente.

Puede condicionarse una respuesta afirmativa de culpabilidad a que esta solo cuente
para el proceso en que se produce, impidiéndose efectos de la misma en otras
actuaciones penales o de otra naturaleza. Creemos perfectamente posible esta
pretensión. Como refuerzo de la tesis puede citarse, en gran parte, el siguiente
comentario del profesor puertorriqueño Chiesa Aponte, bajo el título "nolo
contendere": "Una alegación de "nolo contendere" es un mecanismo procesal que le
permite al acusado no refutar la acusación, es decir, no disputar los hechos imputados,
sin que esto pueda tener efecto probatorio en una acción civil posterior, en cuanto a
aceptación de los hechos imputados en el pliego acusatorio. Una vez aceptada esta
alegación, el acusado será sentenciado como si hubiera hecho alegación de culpabilidad.
La sentencia de convicción -si bien inadmisible para establecer responsabilidad civil o
administrativa por los hechos imputados. podrá ser utilizada para los fines penales
pertinentes, como reincidencia y doble exposición ("nadie será puesto en riesgo de ser
castigado dos veces por el mismo delito") - Derecho procesal penal de Puerto Rico y
Estados Unidos, volumen 111, págs, 164 y ss. y 208 Yss. -

y en cuanto a las alegaciones preacordadas (plea bargaining), conviene darle una


lectura a las acotaciones del mencionado tratadista ( págs. 209 y ss. lb. ), aunque ahora
seleccionamos el siguiente aparte: " Tanto en la jurisdicción federal, como en las
jurisdicciones estatales y en Puerto Rico se ha establecido la validez constitucional de
las alegaciones preacordadas. Se reconoce además que es una práctica de gran utilidad
que debe estimularse. Sin las alegaciones preacordadas sería difícil enjuiciar a todas las
personas acusadas de cometer delitos dentro de los términos requeridos por el
ordenamiento procesal y por la Constitución .... En la alegación preacordada el acuerdo
de voluntades entre el imputado y el Estado depende para su consumación de la
aprobación final del Tribunal. Regla 72 de Procedimiento Criminal, supra. Con
anterioridad a ese momento no existe bilateralidad entre las obligaciones de las partes,
IV Curso de Formi1ció" Jlldicii11 luidal
pi1m A1.agistmdos, Magistradas, Escl/cla JI/dicial
Tucces y ¡lIczas de la República. Promoci6" 2009 _._~ "Rodrigo Lara Bonillall_

pues el imputado queda libre de retirar sus alegaciones preacordadas antes de que el
Tribunal apruebe el acuerdo". y otro tanto se predica del fiscal, aunque esto sería más
discutible por la pérdida de confianza en los representantes de la justicia.

Guía motivacional: el reconocimiento de inocencia, conforme al artículo 369, guarda


innegable afinidad con los preacuerdos y negociaciones. Desde cuándo y hasta cuándo se
puede realizar el acuerdo o la negociación (así se denomina cuando las partes han
coincidido en el asunto, así como el preacuerdo corresponde a las gestiones o
conversaciones previas). Obligaciones fundamentales del juez al inicio de esta
audiencia. La última posibilidad de rebaja de pena. Intervención sucinta de fiscal,
acusado y defensor, así el Código no mencione sino al primero, en aras de dotar el
acuerdo de seguridad y certidumbre y evitar controversias futuras. La no acumulación de
rebajas. La alternativa de optar por le rebaja que redunde en menor punición.
Posibilidad de condicionamientos. Una opinión de Chiesa sobre el "nolo contendere",
que conviene tener en cuenta. El "plea bargaining" americano.

5.6 Inserción del sistema de preacuerdos y negociaciones al procedimiento antiguo que


todavía está aplicándose

Puede darse aplicación al sistema de preacuerdos y negociaciones en procesos


adelantados bajo el régimen del anterior sistema procesal? Nos inclinamos por una
respuesta positiva por dos motivos principales: uno, las normas del actual estatuto ni son
complejas ni de imposible asimilación en el antiguo código y es viable ensamblar la
institución; y, dos, porque comporta situaciones de abierta y óptima favorabilidad ( Art.
29 de la C. Política) en cuanto a la punición y de ahí sus notorias incidencias en tema
de libertad que, en donde aparezca una normatividad más benigna, concita de
inmediato su vigencia así sea fragmentaria. Puede resolverse el acuerdo con una
abreviación del procedimiento o dejar este establecido para el momento de dictarse la
sentencia, acomodándose la intervención de las partes en la audiencia pública a lo
pactado. La cuestión no es obstruir por obstruir, encerrarse en los compartimientos de
un modelo procesal, sino buscar productivas vías de acceso para no perder ventajas de
un sistema más moderno que bien pueden anticiparse sin causar ningún traumatismo
judicial.

Guia motivacional: la posible adecuación de los acuerdos y negociaciones en el


precedente código de procedimiento penal, que aun pervive su aplicación. Razones al
respecto.

5.7 Un caso práctico y la exposición de algunas posibles soluciones

En el segundo conversatorio por video conferencia sobre el sistema acusatorio penal:


función de conocimiento, organizado por la Escuela Judicial "Rodrigo Lara Bonilla", 26
de agosto de 2008, se propuso el siguiente caso y se formularon preguntas de mucho
interés que ahora, según nuestro modo de pensar, tratamos de responder atinadamente.

" Núcleo temático priorizado. Los preacuerdos."

"Caso para estudio:


IV Curso de FonllaciólI ludicialluicial
para Magistrados, Magistr.adas, Escuela Judicial
Jueces y luezt1s de la República. Promocióu 2009 .•_••••,..,...uRodrigo L(lm BOllilla"-=:..

"Hechos. El día 27 de diciembre de 2006, hacia Las 11 de la noche, en La calle 19 con


carrera 111 de La ciudad de Bogotá, Los imputados P.R. y S. P. hurtaron la suma de S
7.000.000.00 de pesos y un reLoj vaLorado en S 500.000.00 al señor O.H, utilizando armas
de fuego con Lasque le propinaron cinco heridas en Losmiembros inferiores y una herida
en La región precordial, que ameritaron una incapacidad de 6 días a la víctima. Así
mismo, se Leshalló a Losenjuiciados 500 gramos de cocaína."

"Preacuerdo. La FiscaLía, Los abogados de La defensa y los propios imputados


preacordaron que estos úLtimos aceptaban cargos por Losdelitos de lesiones personaLes
doLosas,tráfico de estupefacientes y hurto simpLe siendo estas denominaciones jurídicas
por Las que deben ser condenados. IguaLmente, se preacordó que todos serán
beneficiarios de La prisión domiciliaria de conformidad con eL artícuLo 38 deL Código de
Procedimiento Penal."

"ELementos materiaLes probatorios en poder del Fiscal. 1 - ELreporte poLicivo de captura


y de incautación de eLementos materiaLes probatorios. 2 - El dictamen médico legaL de
LasLesiones de Lavíctima. 3 - El dictamen baLístico de idoneidad de Lasarmas de fuego.
4 - ELdictamen de Laboratorio de química positivo para cocaína."

"Problemas jurídicos para discusión:

Primer bLoque de discusión.


¿Enqué consiste eL principio de Legalidad?
¿Serespeta en eL preacuerdo propuesto eL principio de legalidad?"

"Segundo bLoque de discusión.

¿Quése entiende en eL caso propuesto por eLcargo?


¿ Se rompió la estructura deL tipo penaLen el caso propuesto a LaLuzde Lasentencia No.
27759 deL 12 de septiembre de 2007 de La Corte Suprema de Justicia, M.P. ALfredo
Gómez Quintero?
¿ELpreacuerdo se ajusta a Lasexigencias del artícuLo 350 deL Código de Procedimiento
PenaL( Ley 906 de 2004 l. Ver Sentencia C-1260 de 2005 de LaCorte Constitucional"

"Tercer bloque de discusión.

¿Qué debe exigir el juez de conocimiento para la valoración probatoria y jurídica del
preacuerdo?
Cuál es La decisión susceptible de recursos, la deL preacuerdo o La sentencia? Con Las
decisiones constitucionaLes sobre eL papel de La víctima en eL Sistema Penal Acusatorio
(Sentencias C-209 y 210 de 2007 de La Corte Constitucional), ¿es viabLe improbar eL
preacuerdo por Laoposición jurídica frente a Laestructura típica de lo preacordado?"

Pasemos a comentar estos puntos, así sea de manera perfunctoria, anotando sí que
debió ser más compLeta La mención de aLgunassituaciones, tales como si hubo acuerdo
sobre reparación o esta fue rechazada por la víctima, La potenciaLidad de la prueba
recogida en el sentido de poderse tener como bastante segura para una condenación por
aLgunoso todos LosdeLitos considerados, el criterio asumido por eL fiscaL y eL contenido
del acta en donde se dejó la historia fieL deL pacto .
IV Curso tic Formnció" Judicial blicinl
pnrt1 Magistrados, Magisfrrtdas, Escllela Jlldicial
JI/eces y ]rtezns de la RcplÍblicn. Promoció" 2009 . __,_ URodrigo Lara Bonilla" _

Pero, en fin, vamos a expresar nuestra apreciación, respetando lo que en contrario


pueda indicarse.

Primer bloque a) y b). El principio de legalidad como enunciado teórico está bien, pero
no es necesario volver a él en cada caso de negociaciones o preacuerdos. La posición
legislativa tanto en la Constitución como en el Código Penal y de Procedimiento Penal,
es de expresa consagración y respeto de este principio que desde Feurbach reina en
estas áreas y que se traduce en la preexistencia de las normas que conforman el delito,
su pena, juzgamiento y sentencia por tribunal competente. Esto por su lado positivo,
pero si se quiere recordar la cara negativa, el principio se opone, en estos mismos
fundamentales aspectos, a la ley ex post ipso facto. Esta es la tesis más uniforme entre
los comentaristas, salvo Julio B.J. Maier, quien en su "Derecho Procesal Penal" le da un
matiz diferente sobre todo para decir que hay un sistema que consagra el principio de
legalidad puro y es aquél relacionado con los delitos de instancia privada en donde las
partes imponen su voluntad por encima de los poderes del juez. En los demás,
incluyendo el acusatorio, no se da con esta nota de incolumidad. Atrás ya se tuvo
ocasión de referenciar más específicamente el punto, interesante porque hace ver lo
inapropiado de tener el sistema acusatorio como proceso de partes.

Pero valga la ocasión para introducir uno que otro apunte. Si algo define el "principio
de legalidad" es el poder que tiene en el proceso el fiscal o el juez. O sea que sus
aspectos principales están bajo el gobierno de uno y otro.

Segundo bloque a). Qué se entiende por cargo? Es lo mismo que acusación y equivale a
la terminología tan cara al derecho penal español, esto es, el enjuiciamiento.
Sencillamente es una conducta que jurídicamente recibe una calificación, tanto en su
tipicidad, culpabilidad, antijuridicidad como en su sanción que se predica de un
imputado y de lo cual debe responder. En el caso propuesto, al menos en la etapa que
recorrió el proceso, el cargo se pudo contraer a los delitos de hurto agravado, tentativa
de homicidio y tráfico de estupefacientes. El preacuerdo buscó y parece, por otros dos
cuestionamientos, que alcanzó a conformar un acuerdo de lesiones personales dolosas,
hurto simple y tráfico de estupefacientes. El pacto, así convenido, fue de extrema
laxitud cuando bien fácil le quedó ala fiscalía, a no ser que la prueba presentara
deficiencias aprovechables hacia el futuro, mantener la tentativa de homicidio y quebrar
lo concerniente a la agravante del hurto, como compensación a lo eliminado por el
acuerdo. Ahora si también se dio la prisión domiciliaria, la negociación, repetimos, no
pudo ser más ventajosa para los imputados y en esto también se detecta cierta
exageración. Conviene aprovechar este último punto para expresar una tesis que puede
servir para mejorar el instituto y propiciar de mejor manera su aceptación: la prisión
domiciliaria también puede fraccionarse, esto es, imponer inicialmente un período de
privación de libertad en establecimiento de reclusión y un tiempo restante, según las
circunstancias y duración de la pena, en la residencia escogida por el sentenciado.

Segundo bloque b). Vamos a suponer que la ponencia allí mencionada se exhibe como
acertada en todos los aspectos que ella enfoca, o sea, que "la estructura del tipo penal"
fue bien diseñada y claramente expuesta. La pregunta parece dar a entender que
cuando esa definición conceptual no atrae ningún reparo, la negociación o el preacuerdo
resulta improcedente porque sería afectar o desconocer una verdad jurídica. La
presentación del problema es sofística porque daría a entender que solo cuando la
prueba se ha hecho servir forzadamente para sustentar un cargo, o la evaluación de la
IV Curso de Formación /"dicinl.l"icial
para Magistrados, Magistradas, Escuela Judicial
Jueces y ]uezas Ift~ la República. Promoción 2009 ~~ IIRodrigo Lnm Bonilla"_

tipicidad es harto irregular, es cuando se orlgma eL acuerdo. Lo contrario es lo


admisible. En efecto, si Laprueba es deficitaria, pues eL cargo no se debe formular y una
vez aparezca la indiscutible bondad de la estimación jurídica para encuadrar los hechos
en La figura penaL (forma, modaLidades, etc.) que le corresponde, se abre camino la
negociación. Actuar en forma distinta sería tomar el pacto como un purificador de
desaciertos imperdonabLes en la administración de justicia. Se entiende que los
preacuerdos y negociaciones se vincuLan a uno o varios cargos bien estructurados o
modelados. De no, sería un criticabLe engaño y Lajusticia no puede acudir a esta clase
de subterfugios y maniobras. Si esto no fuera así La propia Ley no indicaría como
perspectiva de un convenio La eLiminación de una agravante, o un cargo específico, o
formuLar una tipificación en distinta forma para disminuir la pena ( artícuLo 350, 1 Y 2 ).
Las opiniones doctrinarias o jurisprudenciaLes permiten variantes de importancia, en Los
puntos indicados, refluyentes ellas en La cantidad y naturaLeza de la pena imponible.
Basta pensar en Lo que toLeran los verbos rectores o nucleares de una disposición y su
integración con otros modelos, para advertir el ampLio diapasón que es legaLmente
permitido recorrer. Pero La composición de los acuerdos todavía es más ampLia cuando
permite no solo reconformar los delitos considerados como cargos, sino eliminar uno o
aLgunos de ellos en procura de una negociación justificable y meritoria por otros
aspectos. Lo que la ley procedimental no quiere son extravagancias, faltas al sentido
común, injusticias mayúsculas para con la víctima o La sociedad, etc. sino un equilibrio
de derechos, ventajas y definiciones. Y a no dudarLo que las reguLaciones deL Código
PenaL en su parte generaL y especial, facilitan La labor de Los preacuerdos y
negociaciones. En esto debe darse un margen de amplitud y toLerancia, sin Llegar a la
desfiguración, distorsión o caricatura de la justicia.

No está por demás recordar que una de Las expresas limitantes que la Corte
Constitucional ha señalado es la de no incurrir, en Los acuerdos, en creación de tipos
penaLes, como sería admitir un delito como cuLposo o preterintencionaL cuando eL
Legislador no ha consagrado esta modalidad o forma para eL deLito escogido en el pacto.
Como también crear deLitos inexistentes o extrañados deL estatuto penal sustantivo.
Pero degradar los delitos, cuando ello está autorizado, o buscar deLitos que guardan
afinidad, semejanza o reLación, es práctica que bien puede realizarse.

Los demás interrogantes de este bloque ya se hán contestado aL analizar tanto el


artículo 350 como la sentencia constitucionaL que aLlí se menciona.

Tercer bloque a). Pues debe advertir La calidad de La prueba dirigida a demostrar los
hechos y la conducta imputada o que es objeto de acusación, así como un adecuado
perfil de Los deLitos en que aquella se subsume. Además, el respeto a la normatividad
que regula la producción de los preacuerdos y negociaciones a todo lo largo de su
discusión y adopción como pacto o convenio.

Tercer bloque b). El acuerdo no puede quedarse como tal por el asentimiento totaL que
a éL presenten Laspartes llamadas a intervenir en eL mismo. Así aquéL no merezca Lamás
mínima observación no por ello se da por terminada La actuación pues es necesario e
inevitable que el juez del conocimiento lo apruebe o impruebe. Esta decisión, creemos,
es susceptibLe de Los recursos pertinentes, Lo cuaL se muestra aconsejable para
consolidar gestión judiciaL tan importante y definitiva. Purificada por esta vía cuaLquier
controversia, indudablemente la sentencia que recoja eL acuerdo será menos susceptibLe
de ser atacada.
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para Magistrados, MngisfTttdas, Escuela Judicial
Jueces y juezas de la Rep,íblica. PromocióJI 2009 ~":t. "Rodrigo Lara BOJlilla/1--.

En cuanto al tercer bloque e), ya manifestamos nuestra opinión al tratar la renuencia de


la víctima a un reconocimiento justo de la reparación que merece por los daños y
perjuicios que el delito le ha ocasionado.
IV Curso de Fonntlció" .Judidalluidal
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Jueces y .luCIas di' la Repríblica. Promoción 2009 ~ ....
-=-: /lRodrigo Lara Bonilla" ••

COLOFÓN
No cejamos en pregonar que esta es una forma muy civilizada de llegar a la pacífica
solución de los conflictos que de manera grave genera el delito. Y la idea es tan
provechosa que hay que aclimatarla como pauta cultural de un pueblo para que cada día
lo que se tiene ahora por insólito e insufrible sea procedimiento natural exento de
recelos. A medida que se profundice esta práctica, un cambio en la mentalidad de todos
los que tienen que ver con estos trajines judiciales, así como la opinión pública que los
rodea, conseguirán una renovación espiritual que permitirá ver soluciones plausibles y
esperanzadoras en ese horizonte complejo de lograr que impere la justicia. La base de
los preacuerdos es disponer el ánimo a una justicia asentida, colaborar con ella y ser
factor decisivo de su aparición. Hay que despertar en el delincuente, con este
tratamiento humanitario y digno, la sensación de ser el mismo protagonista de su
juzgamiento, que debe despojarse de la mala levadura que le ha venido acompañando,
para reconocer en buena parte la razón y derecho que acompaña a quienes ha tenido
por víctimas, opositores o perseguidores. Cuando esto se logre, los procedimientos
ilícitos que persiguen a toda costa, así sea llevándose de calle los postulados más
evidentes de convivencia y respeto al ser humano, imponer lo que tienen por justo en la
aplicación de los códigos, mermarán su potencia y serán cada vez más escasos,
repudiados y controlados. La siempre inminente aparición de la tortura, que hoy trata
de despegarse del sufrimiento físico detectable para incursionar en exploraciones
mentales de dominio y sin efectos colaterales a esa violación de la intimidad cerebral y
por tanto imperceptibles, no será el refuerzo de una justicia que no requiere de esa
práctica y que bien puede agotar la perspectiva de hacer partícipe de su propia
sentencia al imputado o acusado. Sueños, sueños ..... La justicia también necesita soñar
para mejorarse y para tranquilidad de todos.

Este trabajo, concluido hacia el mes de mayo del año 2009, puede no representar la
mejor visión de las instituciones que se dejan someramente analizadas, pero si es un
esfuerzo por aproximarse a la verdad que las mismas encierran. La finalidad no ha sido
exponer un dogma y concitar la unanimidad sobre las tesis expuestas, sino abrir espacios
de plausible y productiva controversia, buscando siempre el perfeccionamiento teórico y
práctico de los varios institutos jurídico-procesales que nutren y estructuran el Código
de régimen acusatorio. Cada quien tiene una parte de verdad y entre todos esos átomos
de acierto es factible una verdad única y total. Empresas más inasibles se han manejado
y alcanzado. En estos ardores jurídicos también puede decirse lo que Juan Lozano y
Lozano (qué frescura y refrescante pensamiento) escribió de los poetas: fue obra de
estos pelear sin lanzas, navegar sin remos y amar sin esperanza.

Guia motivacional: reiteración de la importancia de los acuerdos y negociaciones. El


principio de legalidad no cuenta en la forma como algunos rigoristas creen que impacta.
El nuevo sistema le respeta en lo que debe conservarse del mismo. La renuencia, la
desidia, la omisión injustificada de los acuerdos y negociaciones y su repercusión en el
debido proceso y las garantías fundamentales de juzgamiento .

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