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CODIGO DE MINERIA

Dominio y Adquisición de la Propiedad Minera

CAPITULO I

Del dominio de las minas

Artículo 1º. — Pertenecen originariamente al Estado todas las sustancias útiles del
reino mineral, cualquiera que sea su origen y forma del yacimiento, hállense en el interior de
la tierra o en la superficie.

Artículo 2º . — Para los efectos de la ley se consideran el suelo y el subsuelo como


dos partes distintas: el suelo que comprende la superficie propiamente dicha, y además el
espesor a que haya llegado el trabajo de su propietario, ya sea por el cultivo, ya para solar y
cimentación, ya con otro objeto cualquiera distinto del de la minería; y el subsuelo, que se
extiende indefinidamente en profundidad desde donde el suelo termina.

Artículo 3º. — Sea el suelo de propiedad particular o de dominio público, el dueño


nunca pierde su derecho sobre él; ni a utilizarlo, salvo caso de expropiación; el subsuelo se
halla bajo el dominio del Estado y éste podrá, según los casos y sin más regla que la
conveniencia, abandonarlo al aprovechamiento común, cederlo gratuitamente al propietario
del suelo o enajenarlo mediante un cánon a los particulares o asociaciones que lo soliciten;
pero todo con estricta sujeción a lo que se determina en este Código.

Artículo 4º. — Las minas forman una propiedad distinta de la del terreno en que se
encuentran, aunque aquéllas y éste pertenezcan a un mismo dueño; se rigen por los principios
de la propiedad común, salvo las disposiciones de este Código.

Artículo 5º. — Las minas son inmuebles y se consideran también inmuebles las cosas
destinadas a su explotación con el carácter de perpetuidad como las construcciones,
maquinarias, aparatos, instrumentos, animales y vehículos empleados en el servicio, — dentro
de las pertenencias — sea superficial o subterráneamente; y los establecimientos o ingenios,
aunque estén situados fuera de las pertenencias.

Artículo 6º. — Las minas no son susceptibles de división material y sólo admiten la
virtual en acciones.

Artículo 7º. — La exploración de las minas, su concesión, la explotación y demás


actos consiguientes, revisten el carácter de utilidad pública.

La utilidad pública se presupone en todo lo relativo al espacio comprendido dentro del


perímetro de la concesión.

La utilidad pública se establecerá fuera de ese perímetro, probando ante la autoridad


respectiva la utilidad inmediata que resultará la explotación.

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CAPITULO II

Clasificación de las sustancias minerales

Artículo 8º. — Para el aprovechamiento de las sustancias útiles del reino mineral, se
establecen cuatro categorías distintas.

Artículo 9º. — Pertenecen a la primera categoría; los criaderos de todo género de


substancias metálicas, como plata, oro, estaño, platino y otros análogos; las arenas metalíferas
que se encuentran en la superficie de terrenos eriales, en el lecho de los ríos y aguas
corrientes, y los placeres: las piedras preciosas.

Artículo 10. — A la segunda categoría: los depósitos, mantos, capas u otros criaderos
de substancias no metalíferas como el bórax, amoníaco, magnesia, yodo, alúmina, azufre,
carbón de piedra, salitres, hulla, turba, betún, fócil, recina fócil, alumbre, boratos, esteatita y
los fosfatos calizos, kaolín y demás que sean aplicables a las industrias.

Artículo 11. — A la tercera categoría: los petróleos y demás hidrocarburos.

Artículo 12. — A la cuarta categoría: las piedras sílicas, pizarras areniscas o


asperones, granitos, basaltos, piedras y tierras calizas; las serpentinas, mármoles, alabastros,
verenguelas, pórfidos, jaspes y en general todos los materiales de construcción y ornato; el
yeso, arenas, margas, esmeril, tierras arcillosas y de batán; el ocre, almagre y demás tierras
colorantes; las tierras piritosas, aluminiosas y magnesianas; las lagunas y pozos de aguas
saladas.

Artículo 13. — Las substancias de la primera y segunda categoría son adjudicables á


quien las solicite, de acuerdo con las prescripciones de este Código.

En el carbón de piedra, el Estado tiene un derecho de la quinta parte en todo


descubrimiento, el que es inadjudicable en la forma ordinaria.

La explotación de los petróleos e hidrocarburos, se rige por la ley especial de


excepción, no siendo adjudicables sino conforme a las reglas de dicha ley.

Las substancias enumeradas en la cuarta categoría corresponden al propietario del


suelo, o son de aprovechamiento común, según el uso y costumbre de los lugares. Sin
embargo, las serpentinas, mármoles, alabastros, verenguelas, pórfidos, jaspes, minas y
yacimientos de sal, podrán ser adjudicados a terceras personas si los propietarios del suelo
notificados con la solicitud, no reclaman para trabajarlas en el término de veinte días y el de la
distancia. Si formalizada la reclamación no la trabaja a su vez el dueño del suelo dentro del
término de seis meses, podrán ser adjudicados a terceras personas.

Artículo 14. — Los desmontes, escorias y relaves, de minas y establecimientos


abandonados por más de seis meses, que se encuentren en terrenos no cercados o amurallados
se adjudicarán conforme a las prescripciones de este Código a quien quiera trabajarlos, previa
demostración del abandono.

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CAPITULO III

Del cateo

Artículo 15. — Todo individuo o sociedad, podrá hacer calicatas o excavaciones que
no excedan de diez metros de extensión en longitud o profundidad, con objeto de descubrir
minerales, en terrenos que no estén cultivados o cercados, cualquiera que sea el dueño a que
pertenezcan. Es obligación del investigador pagar indemnización al dueño, si el terreno fuese
de dominio particular y hubiese sobrevenido el perjuicio.

Artículo 16. — Es prohibido catear y otorgar permiso para hacer calicatas, en


edificios, huertos y jardines del dominio público o particular, o dentro de las poblaciones y
cementerios.

Tampoco puede hacerse cateos en la proximidad de los caminos, o canales públicos y


vías férreas, hasta la distancia de cincuenta metros, salvo permiso de la autoridad política; ni a
la misma distancia de los edificios aislados, a no ser que se obtenga consentimiento del
propietario del edificio.

Igualmente no es permitido catear en un radio de mil metros de toda fortaleza o cuartel,


salvo permiso del Ministerio de Guerra.

Artículo 17. — En terrenos cercados de propiedad particular, no podrá catearse sin


previo permiso del propietario o de quien lo represente. En caso de negativa, el cateador tiene
derecho de solicitar una licencia especial de la autoridad política provincial correspondiente
conforme a los siguientes artículos.

Artículo 18. — Presentará un memorial en el que exprese su nombre, profesión y


domicilio, y designe con precisión el paraje en el que intente practicar el cateo.

Artículo 19. — La autoridad designará inmediatamente día y hora para oír a las partes
interesadas; con el resultado de la audiencia, concederá o negará la licencia sin ulterior
recurso. Si lo estimare conveniente, o lo pidiere alguna de las partes, ordenará que se practique
previamente una inspección del terreno por el ingeniero fiscal y a falta de éste por un perito
que designará al efecto.

Cumplida la inspección y sin más trámite, pronunciará la resolución a que hubiere


lugar, haciendo constar todo en el acta que se sentará en un libro especial, y de la que
inmediatamente se remitirá la copia legalizada a la Superintendencia de Minas para su revisión
de oficio, y toma de razón en un libro especial que para el efecto se llevará .

Artículo 20. — Si en la audiencia de que habla el artículo anterior el dueño del terreno
exigiese que el cateador constituya previa fianza para indemnizar el deterioro que con la
calicata puede producir, la autoridad lo ordenará así.

Mas si el dueño de la propiedad solicita que se proceda desde luego al pago de la

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indemnización, la autoridad oyendo a las partes y mandado practicar una inspección pericial,
si la estimare indispensable, determinará el monto de la indemnización y ordenará su previo
pago.

Artículo 21. — El cateador que hubiere obtenido licencia conforme a los artículos
precedentes, ejercerá su derecho dentro del término de treinta días contados desde la fecha en
que obtuviere el permiso; pudiendo ser prorrogado ese plazo por un término igual y por una
sola vez ,si se alegare motivos justificados.

No haciendo uso del permiso dentro del plazo otorgado, o vencida la prórroga, no
podrá solicitar una segunda licencia para emprender investigaciones en el mismo terreno.

CAPITULO IV

De la petición y adjudicación

Artículo 22. — Toda persona capaz de adquirir y poseer legalmente bienes raíces,
puede obtener una o más pertenencias en minerales conocidos; y sólo treinta pertenencias de
las substancias de la primera categoría y sesenticuatro de las de segunda y cuarta categorías,
en minerales recién descubiertos, que por su importancia pueden formar un distrito minero.

Artículo 23. — Se tendrá por mineral conocido aquel en que exista cuando menos una
mina en actual trabajo, o que antes hubiera sido trabajada formalmente; y aquel en el cual se
hubiera hecho con anterioridad dos o más peticiones.

Artículo 24. — No pueden adquirir minas por petición directamente ni por interpósita
persona, ni tener en ellas parte: El Presidente de la República y Ministros de Estado; los
Prefectos, Subprefectos, Intendentes y demás funcionarios administrativos, en el territorio de
su jurisdicción; las mujeres casadas si no han obtenido autorización marital o no se hallan
divorciadas. Los Jueces y Fiscales dentro del territorio de su jurisdicción; el Oficial Mayor de
Industria, el Secretario de la Prefectura, y demás oficiales dependientes de la Superintendencia
de Minas; los Notarios de Minas y sus empleados; los Ingenieros y ayudantes del Cuerpo
Nacional de Minas. Todas las participaciones que tengan estos funcionarios serán nulas de
pleno derecho.

Artículo 25. —Los contraventores a la disposición del artículo anterior perderán todos
los derechos obtenidos, y la propiedad se adjudicará a quien denunciando el hecho, la solicite;
pero no podrán adquirirla las personas que hubieren tenido participación en el pedido.

Artículo 26. — La prohibición establecida en el artículo 24, no comprende las minas


adquiridas antes del nombramiento de los funcionarios; las posteriormente adquiridas por
éstos, por los menores de edad, por herencia o legado, ni las que la mujer casada hubiese
llevado al matrimonio.

CAPITULO V

Del procedimiento en la adjudicación de minas

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Artículo 27. — La persona que pretenda obtener una o más pertenencias presentará
por sí su solicitud o por medio de apoderado, con poder suficiente, ante el Superintendente de
Minas, expresando con claridad :

1 Su nombre, profesión, domicilio y estado;

2 El nombre que tendrá la concesión;

3 El lugar en que ha de ubicarse la propiedad;

4 El punto de partida de las pertenencias, determinando la dirección y distancia de


otro, punto indubitado y fijo; rumbo, dirección y distancia en que ha de ser mensurada;

5 El número de pertenencias que desea adquirir;

6 La clase de mineral predominante que se ha de explotar;

7 El asiento minero al que corresponde la ubicación de las pertenencias,


expresando si el distrito es conocido o si se trata de una comarca recién descubierta;

8 El nombre de los mineros colindantes si los hubiere, y la posición respectiva en


que habrán de quedar las pertenencias de éstos.

9 El nombre del propietario del suelo, si éste fuera del dominio privado.

Además, el interesado acompañará a su solicitud un croquis que demuestre


gráficamente la disposición en que serán demarcadas sus pertenencias y la situación de los
colindantes, si los hubiere.

Si no fuera posible al concesionario acompañar el croquis a su solicitud, el


Superintendente podrá otorgar un plazo que no sea mayor que el de las publicaciones; no
presentando en él, se anulará la adjudicación.

Artículo 28.— Si las pertenencias mineras materias de la solicitud de adjudicación, se


hallaren situadas en el limite de dos o más departamentos, extendiéndose sobre ellos, se
presentará la solicitud a cualquiera de los Superintendentes que tengan jurisdicción, quien
entenderá en ella hasta su perfeccionamiento. Sin embargo se harán, únicamente las
publicaciones de ley, en el otro u otros departamentos en los cuales ha de ubicarse parte de la
concesión, y a sólo efecto de las oposiciones, las que deberán formalizarse ante la
Superintendencia que conoce de la adjudicación.

Artículo 29. — Todo solicitante de pertenencias mineras deberá depositar previamente


en la respectiva oficina Recaudadora, el valor de las publicaciones que deben hacerse, sin cuyo
requisito, no se dará curso a la solicitud ni se aceptará su presentación.

Artículo 30. — Luego que se presente la solicitud de concesión en presencia del

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interesado, se pondrá cargo al pie del escrito, con la firma del Superintendente y su Secretario,
indicando la fecha, hora y minutos, en letras.

Este cargo será transcrito inmediatamente en un libro especial, en órden sucesivo y sin
dejar blancos; partida que será suscrita por el interesado y autorizada por los funcionarios
indicados.

Artículo 31. — El peticionario tiene derecho de presentar por duplicado su solicitud, y


un ejemplar con el cargo auténtico le será devuelto para su seguridad.

Asimismo tendrá derecho de imponerse de las anotaciones anteriormente consignadas


en el libro que tengan relación con su pedimento.

Artículo 32. — Incoada la petición y con el cargo respectivo, el Superintendente


dictará en el día el auto de concesión mandando la publicación y la notificación a los mineros
colindantes que se hallen presentes.

Si el interesado solicitare testimonio del auto de concesión, se le franqueará en el papel


correspondiente.

Artículo 33. — La prioridad en la presentación de la solicitud, da derecho preferente.

Artículo 34. — Dentro de los tres días siguientes del pronunciamiento del auto, el
Notario practicará con las personas presentes, las citaciones y notificaciones ordenadas y
pasará inmediatamente para la publicación copia autorizada por él, del pedimento y auto de
concesión, al Secretario de la Superintendencia, independientemente de las notificaciones,
dejando constancia en los obrados.

Artículo 35. — Las notificaciones prescritas en el artículo anterior deberá hacerlas el


Notario dejando cédula en el domicilio de los colindantes y propietarios del suelo presentes y
del solicitante si éste lo indicó en el escrito de petición; y fijándola en la puerta de la Notaría
para el peticionario, si éste no hizo expresa indicación del domicilio .

La omisión de este deber hará incurrir al Notario en la pena de una multa de cinco a
veinte bolivianos, y destitución en caso de reincidencia.

Artículo 36. — La publicación del pedimento y de la concesión por tres veces


sucesivas, con intermedio de diez días de una inserción a otra, se efectuará en el término fatal
de cuarenta días, computables desde la fecha en que el Notario de Minas haya entregado la
copia legalizada.

Si por omisión del Notario se retardare la publicación del pedido, para los efectos
legales, el término de las publicaciones, quedará cerrado a los diez días fatales, después de la
tercera inserción.

Artículo 37. — En cada capital de departamento minero, se publicará por cuenta del
Estado un boletín cada diez días, destinado especialmente a registrar todas las peticiones y

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autos de concesión de pertenencias mineras, debiendo pagar el interesado el valor de la


inserción. En la capital de los departamentos donde no sea posible el sostenimiento de un
boletín oficial, el Superintendente designará el periódico destinado a registrar los pedimentos
y autos de concesión.

Artículo 38. — El auto de adjudicación dá al minero peticionario un derecho perfecto,


aun para explotar la mina, salvo el caso de fenecimiento de expediente u oposición legal. Los
trámites posesorios se declararán, puramente formales, debiendo ceñirse sin embargo
estrictamente a las prescripciones de este Código.

Artículo 39.— Cuando entre dos o más concesiones resulte un espacio franco que no
llegue a formar pertenencia, aunque su total contenga más de diez mil metros cuadrados, se
concederá a aquel de los propietarios de las minas limítrofes que primero lo solicite, y por
renuncia de éstos a cualquier particular que lo pida, observándose siempre las mismas
prescripciones determinadas en este Código.

Se presume la renuncia, cuando los propietarios limítrofes del espacio franco,


notificados con la petición de persona extraña, dentro de diez días no solicitaren para sí la
adjudicación.

Artículo 40. — En los distritos mineros de los que existen planos catastrales
aprobados, las peticiones de pertenencias recaerán sobre el terreno franco consignado en el
plano general del distrito, a cuya simple vista y sin más trámite serán otorgados o rechazados,
según que exista o no terreno franco.

Artículo 41. — En los cerros de Potosí, Machacamarca y otros, que el Ministerio de


Industria catalogará oportunamente, donde la propiedad minera no puede constituirse en
pertenencias, por existir trabajos superpuestos, la adjudicación se hará por bocaminas,
llevándose los trámites como para las demás adjudicaciones.

CAPITULO VI

De la mensura, amojonamiento y posesión

Artículo 42. — La pertenencia o unidad de medida para las concesiones mineras de las
substancias de la primera y segunda categorías, es un sólido de base cuadrada de cien metros
de lado, medidos horizontalmente en la forma que haya designado el peticionario y de
profundidad indefinida. Pero para las substancias de la segunda y trecera categorías termina
dicha profundidad donde queda agotada la materia explotable.

Artículo 43. — La solicitud de mensura, alinderamiento y posesión y consiguientes


diligencias, se presentará dentro del plazo de cuarenta días después de vencido el término de
las publicaciones, o desde que haya recibido ejecutoria la sentencia, en caso de oposición
juzgada, administrativa o judicialmente.

A dicho término se agregará el de la distancia y la prórroga que el Superintendente


pueda acordar, toda vez que las diligencias enunciadas tengan que practicarse en regiones de

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difícil comunicación con la capital del departamento.

La prórroga es la continuación del término principal sin intervalos.

Artículo 44. — Para el verificativo de las diligencias de mensura, la Superintendencia


por auto especial designará al Ingeniero del Cuerpo Nacional que deba intervenir y expedirá
orden instruída comisionando a la autoridad que ha de presidir las diligencias, con inserción de
todo lo actuado y una copia del croquís presentado.

Artículo 45. — Con veinticuatro horas de anticipación al verificativo de las


diilgencias, la autoridad delegada deberá mandar notificar a los mineros colindantes y al
propietario del suelo con exhibición del croquis y obrados, dejando constancia de esto en
diligencias especiales.

Si los mineros colindantes no fueren hallados en la citación, ésta se hará válidamente


en la persona de sus administradores, o en su defecto, en la de sus dependientes.

Artículo 46. — Si las minas colindantes no estuviesen en trabajo y no pudiera darse


con los propietarios para la citación de que habla el artículo anterior, se publicará un aviso en
el boletín oficial o en el periódico especial, anunciando el día y hora de la diligencia con
designación de los mineros colindantes, y del mineral en que deban situarse las pertenencias.

Esta publicación se efectuará una sola vez con anticipación de diez días y equivaldrá en
sus efectos a la citación personal. Igual práctica se observará en el caso del artículo 34.

Artículo 47. — El interesado podrá nombrar otro ingeniero por su parte en el acto de
la notificación con el decreto que ordene la mensura; importando su silencio en ese caso, la
aceptación implícita del ingeniero fiscal. En caso de discordia la autoridad que preside la
operación nombrará el tercero que deba dirimirla.

Artículo 48. — Todas las pertenencias que por su conjunto formen una concesión,
deberán estar agrupadas sin solución de continuidad, de suerte que las contiguas se unan en
toda la longitud por uno cualquiera de sus lados.

Artículo 49. — El ingeniero que intervenga en la mensura, estará obligado a levantar


el plano de las pertenencias adjudicadas, haciendo constar la topografía del terreno,
consignando los puntos fijos de partida, los de referencia y los linderos de la propiedad
vecinas; sin omitir dato ni circunstancia alguna que en cualquier tiempo puedan contribuir al
esclarecimiento de las cuestiones que llegaren a suscitarse.

Dicho plano de escala de 1:10,000 se sujetará a los modelos e instrucciones especiales


expedidos por el Ministerio de Industria, debiendo levantarse en cuádruple ejemplar: uno para
que corra en el proceso original, otro, para la oficina de planos mineros, otro para la oficina
del Registro de Derechos Reales, y el último para que quede en poder del interesado.

Artículo 50. — El ingeniero estará también obligado a presentar un informe minucioso


del curso que haya seguido la operación, con indicación de medidas, rumbos, situación de

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mojones y colindancias.

Artículo 51. — Los vértices de los ángulos entrantes y salientes que resulten en el
perímetro del conjunto de las pertenencias concedidas, deberán señalarse por las autoridades
comisionadas y los ingenieros, con hitos sólidamente construídos, de manera que por su forma
o por alguna señal se distingan de los de las propiedades colindantes con las que estarán
correlacionadas. Además del señalamiento de otros puntos fijos e indubitables en dirección y
distancia.

Artículo 52. — La demarcación de las pertenencias se efectuará, aunque no haya


mineral descubierto ni labor ejecutada, siempre que conste haber terreno franco.

La mensura podrá comprender toda clase de terrenos, edificios, caminos y propiedades


particulares y del dominio público, con las mismas excepciones establecidas en el artículo 16
de este Código, debiendo ejecutarse los trabajos mineros con sujeción a las reglas de Policía y
de seguridad.

Artículo 53. — En los lugares que sea imposible colocar hitos por la nieve o las
dificultades que presente el terreno, se señalarán los límites claros y arcifinios o hitos de
relación llamados testigos.

Artículo 54. — Verificada la mensura, el alinderamiento y la fijación de hitos, la


autoridad, después de recorrer los linderos, ministrará la posesión sobre el terreno con
intervención de dos testigos y el actuario, levantando una acta que deje constancia, de los
hechos realizados, la que deberá ser adjuntada al expediente.

La autoridad al ministrar la posesión, verificará que los hitos o mojones han sido
construidos, suspendiendo el acto en caso contrario, bajo su responsabilidad civil y criminal.

Artículo 55. — Las diligencias de mensura y posesión referentes a un mismo mineral,


se practicará según el orden de antelación de los pedimentos. A este riguroso orden, sólo podrá
faltarse cuando la distancia y el aislamiento de las minas solicitadas alejen todo temor de
causar perjuicios.

Si concesiones, materia de la mensura, alinderamiento y posesión referentes a un


mismo mineral recayesen en todo o en parte sobre el mismo terreno, no pudiendo por esta
causa, mensurar ni conferir posesión oficial de una de las concesiones por estar en litis, la
autoridad y el ingeniero procederán a la mensura provisional del pedido que goce de la
prelación de derecho, para dejarlo respetado, en la mensura de nuevas concesiones.

Artículo 56. — Toda vez que sea necesario repetir las operaciones de mensura por
culpa o error del ingeniero, los gastos que demande la nueva operación serán a cargo de éste.

Artículo 57. — Después de realizadas las diligencias posesorias deberán elevarse los
obrados a la Superintendencia de Minas, la que previo examen de haber efectuado aquéllas
conforme a las prescripciones de este Código, dictará auto de aprobación ordenando se expida
el título de propiedad.

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Artículo 58. — El interesado instará la aprobación dentro de los treinta días siguientes
al verificativo de las diligencias fuera del término de distancia, bajo pena de caducidad.

Artículo 59. — El Superintendente podrá declarar de oficio la anulación de una


posesión, si del examen del expediente resultaren infringidas las prescripciones de esta ley,
tales como la falta de notificación a los mineros colindantes, mensura irregular que no guarde
la unidad y agrupación de las pertenencias, posesión ministrada sin previa mensura.

Artículo 60. — Los colindantes mineros con títulos, que fuesen perjudicados con la
mensura de una nueva concesión, pueden asimismo denunciar la nulidad de las diligencias
posesorias, por las causales detalladas en el artículo anterior, y sólo dentro del término de los
treinta días.
Pasado éste, no tendrán otro recurso que acudir a los tribunales ordinarios.

Artículo 61. — En los casos establecidos por los artículos anteriores, se ordenará se
efectúen nuevamente las diligencias concediendo un plazo que no sea mayor que el otorgado
para las diligencias anuladas

CAPITULO VII

Del registro

Artículo 62. — Los notarios de minas llevarán un libro del papel sellado
correspondiente en que se hará el registro de cada concesión; inscribiendo la minuta girada por
el Superintendente con inserción de la petición primordial, su respectivo cargo, auto de
concesión, solicitud de las diligencias de mensura y alinderamiento, certificado de hallarse
pagadas las patentes, informe del ingeniero, acta de las diligencias de mensura, demarcación y
posesión, y todos aquellos actuados que el interesado quiera hacer constar.

Artículo 63. — Un original tomado de la partida del Registro y autorizado por el


Superintendente con el Notario de Minas al que se adjuntará un ejemplar auténtico del plano,
servirá al minero de título ejecutorial para probar su dominio.

Artículo 64. — Llevarán además otros libros especiales, en los que se tomará razón de
la renuncia o disminución del número de pertenencias pedidas, de toda transferencia de
propiedades mineras, sea por venta, herencia, donación u otro tituló traslativo de dominio; así
como de todos los contratos de constitución de representantes o apoderados. de constitución o
disolución de sociedades, de arrendamiento, de habilitación y demás relativos a negocios de
minería.

Artículo 65. — Los mencionados libros se abrirán el 1º de enero de cada año y se


cerrarán el 31 de diciembre, sentándose al fin una acta en la que se expresará el número de
partidas que existiere. Firmada el acta por el Superintendente y el Fiscal del Distrito, y
selladas todas las fojas del libro con el sello de la Superintendencia, se encuadernarán y
archivarán.

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Artículo 66. — Entregada la primera copia original al interesado no podrá darse


nuevos testimonios sin orden del Superintendente a instancia del interesado, o mediante orden
judicial, dejándose anotación marginal en el libro registro.

Artículo 67. — Los contratos de cualquier clase que sea referentes a minería, no
producen efecto alguno, si no se han celebrado por ante el Notario de Minas, o si celebrándose
ante otro notario, no se protocolizan en el libro de que habla el artículo 64.

Los Registradores de Derechos Reales, deberán rechazar la inscripción de contratos


realizados con infracción del presente artículo.

Artículo 68. — Los notarios de minas están obligados a formar semanalmente un


estado en triple ejemplar de los contratos referentes a minas, uno para ser elevado al
Ministerio de Industria, otro para la Superintendencia Departamental y el tercero para la
Administración de la Oficina Recaudadora a los efectos del cobro de patentes.

TITULO II

De la Conservación y Explotación de las Minas

CAPITULO I

De los hitos

Artículo 69. — Los hitos que demarquen la propiedad minera deberán ser conservados
en buen estado, siendo prohibido cambiarlos de lugar, bajo la pena de 100 a 500 bolivianos,
que aplicarán la Superintendencia, previa justificación administrativa, sin perjuicio de que
deben ser restablecidos en su primitiva ubicación, y no obstante de la acción criminal que
quiera ejercer el colindante perjudicado.

Artículo 70. — Cuando por accidente o caso fortuito desapareciere algún hito, el
minero propietario pedirá al Superintendente autorización para reponerlo, lo que se hará previa
citación de colindantes.

Artículo 71. — Las reclamaciones sobre fijación de hitos en los casos de


restablecimiento de los destruídos, serán resueltas por la Superintendencia sobre la base de un
proceso sumario administrativo, que levantará el Subprefecto y al que se le adjuntarán los
títulos de las propiedades colindantes en cuestión y un plano elaborado por el ingeniero que se
designe al objeto.

Artículo 72. — Serán asimismo obligatoria la conservación del punto de partida de la


concesión; y si por necesidad de la explotación fuera indispensable hacerlo desaparecer no
podrá esto tener lugar sin que la Superintendencia de Minas, previamente requerida al efecto,
haga relacionar debidamente con un ingeniero dicho punto de partida con otros fijos, de modo
que en todo tiempo pueda conocerse exactamente su situación. Si desapareciere el punto de
partida sin haberse cumplido estos requisitos, el concesionario incurrirá en la penalidad
establecida en el artículo 69, sin perjuicio de realizarse la nueva reposición a su costa.

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CAPITULO II

Derechos del minero

Artículo 73. — Los mineros son dueños, dentro de sus pertenencias y en toda la
profundidad a que les da derecho esta ley, de todas las vetas y criaderos que se encontraren,
cualquiera que sea su origen y forma de yacimiento, exceptuándose las vetas o filones
metálicos así como los petróleos e hidrocarburos, cuando la concesión recaiga sobre las
substancias inorgánicas de la segunda y cuarta categoría.

Artículo 74. — Son asimismo dueños de las aguas que encuentren en sus trabajos,
mientras conserven la propiedad de la mina.

Artículo 75. — Los trabajos de las minas no pueden ser impedidos ni suspendidos,
sino cuando así lo exija la seguridad pública la conservación de las pertenencias y la salud o
existencia de los trabajadores. Esta prohibición es absoluta cuando se pida la suspensión por
causa de litigio.

Artículo 76. — Las concesiones son a perpetuidad a sola condición del pago de un
cánon anual, que se establece en las leyes especiales.

Artículo 77. — Los concesionarios de substancias mineras de la superficie, se harán


dueños de las que encuentren en el subsuelo, dentro del perímetro de sus pertenencias, a
condición de presentar una nueva solicitud demostrando con los títulos ser propietarios del
suelo mineral, y manifestando cuáles son los límites de su propiedad y demás detalles
necesarios.

La Superintendencia dictará el auto de concesión, el que será comunicado al


Administrador de la Oficina Recaudadora, para los efectos del pago de patentes, debiendo
adjuntarse los nuevos obrados al expediente principal, otorgándose un título ejecutorial
complementario.

Artículo 78. — Puede obtenerse aquel subsuelo por persona extraña, si notificado el
dueño del suelo mineral, no formula solicitud para si, dentro del término de diez días con más
el de la distancia; vencido este término se presume que renuncia a sus derechos.

En este caso, la concesión se perfeccionará siguiendo todos los trámites de esta ley.

Artículo 79. — Cuando el objeto del minero sea ejecutar galerías generales de
investigación de desagüe o de transporte, se le concederán las pertenencias que solicite,
siempre que hubiere terreno franco, siguiéndose los trámites como en las demás concesiones.

Estarán libres del pago de patentes, si ordenada una inspección por ingeniero fiscal
resulta que no se explota en ellas substancias sujetas a dicho pago.

Artículo 80. — El minero tiene derecho a reducir el número de pertenencias de su

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concesión al tiempo de la mensura y alinderamiento o posteriormente, sea por falta de terreno


suficiente para localizarlas, o porque no haya substancias aprovechables.
También tiene derecho para abandonar totalmente su concesión.

Artículo 81. — La reducción o renuncia será aceptada por auto que le comunicará al
Administrador de la Oficina Recaudadora para los efectos de la disminución o cesación del
pago de patentes, debiendo el notario practicar la inscripción respectiva en el registro especial
de renuncias de pertenencias mineras, hacer las anotaciones marginales y publicar por la
prensa.

CAPITULO III

De las relaciones del minero con el propietario del suelo, y la expropiación

Artículo 82. — Los mineros se concertarán con los dueños del suelo, acerca de la
extensión que necesiten ocupar para edificios de habitación ,almacenes, talleres, oficinas de
beneficio, depósitos de escombros, acequias para conducción de aguas y otros análogos, con
destino exclusivo a la explotación de las minas.

Igualmente se concertarán con el minero colindante cuando necesiten ejecutar galerías


generales de investigación, de desagüe o de transporte que deban atravesar las pertenencias de
éste; y se pondrán de acuerdo especialmente para el caso de encontrar minerales.

Artículo 83. — Deberá también el minero concertar con el propietario del suelo el uso
de los elementos necesarios para la explotación y edificación, como son piedras, maderas de
construcción, combustible y otros.

Artículo 84. — En el caso de que el dueño del suelo o el minero colindante no se


aviniere a la ocupación y uso de lo especificado en los artículos anteriores, procederá la
expropiación, conforme a las reglas que se establecen en seguida.

Artículo 85. — Para los efectos de la expropiación del suelo, se considerará como
dueño ordinario, al minero colindante que por cualquier título fuere propietario de dicho suelo.

Artículo 86. — El minero que no haya podido avenirse con el propietario del suelo o
del subsuelo respectivamente, sea en cuanto a la extensión, o en cuanto al precio, ocurrirá ante
el Subprefecto, exponiendo el hecho y la necesidad de proceder a la expropiación.

Es prohibida la expropiación de poblaciones.

Artículo 87. — El Subprefecto señalará día y hora para la inspección ocular, debiendo
las partes, si no convienen en un ingeniero o perito, ocurrir cada uno con el suyo, y un tercero
dirimidor, en su caso, para dirimir la discordia.

Artículo 88. — A la hora designada y hallándose presentes la autoridad y los


ingenieros expertos, procederán éstos, previo juramento, a la inspección ordenada. Con el
informe escrito que presenten, el Subprefecto declarará la expropiación si reconociere, que el

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terreno solicitado es necesario al minero demandante En caso contrario la negará, terminando


con eso la diligencia.

Artículo 89. — En el caso de resolverse la expropiación, procederán los ingenieros o


expertos al justiprecio del terreno solicitado, presentando su informe escrito para su
aprobación por el Subprefecto, previa audiencia de interesados.

Artículo 90. — Dicho justiprecio deberá comprender los daños y perjuicios que de la
expropiación resultaren o pudieren resultar al propietario.

Artículo 91. — El actuario debe sentar acta circunstanciada, no siendo obligatorio que
la redacción de los informes se haga en el lugar mismo de la inspección. El Subprefecto podrá
pronunciar el fallo en su oficina.

Artículo 92. — Las partes pueden apelar ante la Superintendencia del Departamento
de los fallos pronunciados por el Subprefecto.

Si la apelación se produjera contra el fallo que ordene la expropiación, no se concederá


sino después de practicado y aprobado el consiguiente justiprecio.

Artículo 93. — El Superintendente de Minas sustanciará la alzada corriendo traslado


del recurso; éste deberá ser contestado dentro de seis días.

La resolución final se dictará dentro de los ocho días siguientes, sin lugar a
reclamación alguna.

Artículo 94. — Ejecutoriados los autos de expropiación y aprobación de justiprecio, el


demandante entregará al expropiado el importe íntegro del justiprecio, o lo depositará en poder
de la persona que designe la autoridad, en caso de negarse aquél a recibirlo.

Necesariamente se hará el depósito si hubiese copropietarios menores, acreedores


hipotecarios, o existiese juicio pendiente sobre el derecho de propiedad.

Artículo 95. — Con la constancia del pago o del depósito, pedirá el demandante la
posesión de lo expropiado, que el Subprefecto ministrará inmediatamente o delegará la
comisión para que así efectúe.

Artículo 96. — Un procedimiento igual al detallado en los artículos precedentes, se


observará para cualquier caso en que proceda la expropiación conforme a este Código.

Artículo 97. — No se admitirá en este procedimiento acción de tercería excluyente,


sino respecto al precio, la que será remitida inmediatamente a la decisión de los tribunales
ordinarios, sin que ello impida se lleve adelante la expropiación.

Cuando por abandono legal o auto ejecutoriado, se haya declarado la mina terreno
franco, los que hayan sufrido expropiación para servicio de ella, recuperarán la plenitud de su
derecho a la cosa expropiada sin cargo alguno.

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Artículo 98. — Si la explotación de una mina llegara a efectuarse bajo de habitaciones


o edificios, podrá obligarse al minero a que preste fianza para el resarcimiento de los daños
que pudiere ocasionar.

El minero se libertará de la fianza, si justifica con informe de ingenieros o peritos,


previa citación de las partes interesadas, haber ejecutado obras de seguridad para evitar todo
daño.

CAPITULO IV
De las relaciones de los mineros colindantes y las servidumbres

Artículo 99. — Los caminos hechos en la superficie de una mina, aprovecharán a las
demás que se encuentren en el mismo asiento; y en tal caso, los gastos de conservación se
repartirán entre los propietarios a prorrata, según el uso que de ellos hicieren. El Subprefecto
de la Provincia tiene la obligación de dirimir, sin apelación, las discordias que sobre esto se
suscitaren.

Artículo 100. — Todo minero debe permitir por sus pertenencias la ventilación de las
minas colindantes, siempre que este servicio no prive de aire a sus propias labores.

La circulación y transmisión de aire de una mina a otra, será gratuita, con tal que el
propietario de la mina sirviente no tenga que incurrir por este motivo en gasto alguno.

Estará obligado a tener abierta la comunicación todos los días, sin poder negar la
entrada hasta el lugar respectivo, al dependiente o trabajador que fuere a examinarla o
repararla.

Artículo 101. — Las controversias que puedan suscitarse con motivo de la aplicación
de las reglas establecidas en el precedente artículo, ya porque el dueño de la mina sirviente se
niegue a facilitar la circulación del aire, alegando que sus propias labores quedarían privadas
de este elemento, o porque previamente exija indemnización o caución por aducir que el uso
de la servidumbre le ocasiona gastos, serán decididas por la autoridad administrativa del lugar
sin demora alguna, después de una inspección ocular en caso de ser necesaria, y oyendo a las
partes, cuyas exposiciones constarán en el acta correspondiente.

Artículo 102. — Todo minero está sujeto a sufrir en sus pertenencias la servidumbre
del paso natural de las aguas, procedente de las minas colindantes, hacia el desagüe general,
siempre que dichas aguas tengan forzosamente que pasar por la propiedad sirviente.

Artículo 103. — Si para el curso de las aguas de una mina, por las labores de otra
,hubiere necesidad de una canaleta especial, se construirá ésta a costa del propietario de la
mina dominante.

Artículo 104. — Para la constitución de las servidumbres que este Código no declara
expresamente gratuitas, procederá siempre la correspondiente indemnización, ya por convenio
entre partes o ya por tasación pericial que ordene la autoridad, oyendo a los interesados y

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conforme al procedimiento establecido por el artículo 86 y siguientes.

Artículo 105. — Es permitida a los mineros la entrada a las minas y socavones


convecinos, con licencia del dueño; si éste le negare le otorgará la autoridad correspondiente,
en los siguientes casos:

1º — Cuando haya temor de que la labor contigua haya dado en agua;

2º — Si se recela fundamentalmente que por dicha labor contigua pueda originarse


algún daño al convenio que solicita la entrada;

3º — En caso de que el desplome o deterioro de una labor pueda repararse fácilmente,


por la contigua, aunque para el efecto haya que abrir comunicación, la que deberá ser cerrada a
costa del beneficiado, luego que se haya reparado el derrumbamiento o deterioro.

Artículo 106. — Si acaeciere en una mina algún derrumbamiento y se obstruyeren las


labores, quedando incomunicados los trabajadores, acudirán a salvarlos todos los que trabajen
en el asiento mineral hasta una legua en contorno.
Artículo 107. — Los dueños de las minas indemnizarán los daños y perjuicios que
ocasionaren a otras minas o a intereses ajenos dentro o fuera de ellas, ya sea por acumulación
de aguas en sus labores si no las achican en el plazo establecido en el artículo siguiente o por
cualquier otro motivo.

Artículo 108. — Cuando los daños y perjuicios ocasionados provengan de la


acumulación de aguas en la mina o minas convecinas, el minero perjudicado requerirá al
dañador o a su representante, que proceda a achicarlas dentro del término de 48 horas;
achicamiento que deberá hacerse sin interrupción hasta conseguir desagüe solicitado.

Este requerimiento podrá ser dirigido por intermedio de una autoridad, o directamente
en caso de urgencia ya sea de palabra o por escrito, con intervención de testigos.

Artículo 109. — Si transcurren las 48 horas del requerimiento intimado en la forma


que designe el precedente artículo sin que se haya dado comienzo al achicamiento exigido, la
autoridad ordenará que se proceda a la operación a costa del propietario de la mina que causa
el daño, bajo la dirección de un experto, sin que esto exonere al dañador de las reparaciones a
los que resulte obligado.

Artículo 110. — Para la indemnización de daños y perjuicios, resultantes de otros


motivos que infieran menoscabo a intereses ajenos dentro o fuera de las minas, la persona
perjudicada ocurrirá a la autoridad administrativa, a falta de un arreglo amigable con el
dañador, solicitando que se ordene la tasación y consiguiente pago, mediante un
procedimiento brevísimo y con las diligencias periciales a que hubiere lugar según la
naturaleza del caso.

Artículo 111. — Siempre que los mineros colindantes se comuniquen en el interior de


sus labores, se suspenderá inmediatamente todo trabajo en el punto de la comunicación hasta
que se acuerde un arreglo conveniente entre los interesados, en el término de 24 horas. En caso

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de no ser posible dicho arreglo se procederá a la clausura de la comunicación, expensas


comunes, dejando a cada lado del punto en que se comunicaron un espacio de 15 metros; de
manera que en la zona neutral de 30 metros, ninguno de los mineros vecinos pueda hacer
trabajo de explotación. Luego, la autoridad administrativa remitirá de oficio los antecedentes a
la autoridad judicial, para que proceda al deslinde de las propiedades.

El minero dependiente que se negare a suspender el trabajo en caso y forma previstos


por este artículo, pagará una multa de Bs. 25.— a 500.— sin perjuicio de ser juzgado
criminalmente por resistencia a la autoridad.

Artículo 112. — El minero que se internare en pertenencia ajena, está obligado a


restituir el valor de todo lo que hubiere explotado según tasación de peritos. Si la internación
excede de 10 metros, se presumirá mala fe y se le reputará reo de hurto.

Artículo 113. — El uso de las servidumbres, para los efectos de la indemnización,


prescribe en favor de la propiedad dominante en el término de seis meses desde la fecha en
que dicha servidumbre fué impuesta.

CAPITULO V

Uso y aprovechamiento de aguas

Artículo 114. — Los mineros tendrán derecho de hacer uso de las aguas que
discurriesen libremente por sus pertenencias, ya sea para aprovechamiento de fuerza hidráulica
o ya para cualquier otro uso aplicable a la explotación y beneficio de las minas, con la
obligación de restituirlas al antiguo cauce, después del uso.

Artículo 115. — Si las aguas que necesita el minero fueren de regadío, no podrá hacer
uso de ellas sin previo acuerdo con el propietario, o después de los trámites de expropiación
establecidos en los artículos anteriores, procediendo a la indemnización correspondiente al uso
que se lo haga de aquéllas.

Artículo 116. — Si empleadas las aguas en el beneficio de minerales, y vueltas al


cauce natural, resultaren inservibles para regadío, el minero que haya sido causa de su
alteración, queda obligado a indemnizar los perjuicios al propietario del fundo a quien haya
irrogado el daño.

Artículo 117. — Cuando el propietario del fundo superficial deseare variar el curso de
las aguas corrientes, lo hará saber al minero del subsuelo. Si éstos en el transcurso de diez días
de su notificación, no se presentaren ante la autoridad a reclamar el derecho de utilizarlas, se
entenderá que lo renuncian.

Artículo 118. — El minero que al trabajar sus labores alumbrase ojo de agua, o
corriente subterránea, se hace dueño absoluto del caudal que obtuviese y puede emplearlo en
cualquier uso y darle el desagüe que más le conviniere, variándolo cuantas veces le fuese
necsario, siempre que no cause perjuicio de inundación a las labores contiguas.

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Artículo 119. — Los mineros vecinos podrán aprovecharse de las aguas alumbradas en
propiedad colindante, una vez que haya dejado de servirse de ellas el propietario que las
alumbró.

Artículo 120. — Los mineros colindantes que aprovechasen de las aguas alumbradas
en propiedad vecina, prescriben en su favor ese derecho, si durante seis meses el propietario
que las alumbró no varía el curso del desagüe.

Artículo 121. — El minero que trate de aprovechar el uso de aguas del dominio
público, formalizará su petición ante la Superintendencia de Minas Departamental, indicando
el caudal que necesita y la propiedad minera para la que se desea utilizarlas.

El Superintendente, constándole que el peticionario es dueño de la mina que se trata de


beneficiar, transmitirá el pedido en las mismas condiciones y plazos que se han establecido
para la adjudicación de pertenencias.

Artículo 122. — Las aguas superficiales de propiedad de un minero, por cualquier


título que fuese, son susceptibles de expropiación en favor de otro minero que las necesite,
pero sólo cuando el primero haya hecho uso de ellas para su industria con toda amplitud.

Si el dueño minero no las usa por el momento, el segundo minero, tendrá derecho de
exigir señale el lugar en que ubicará sus maquinarias en lo futuro, para tomar el caudal que
necesite el cauce en que ellas discurran, respetando aquella ubicación.

Tercero, cuarto y siguientes mineros, podrán proceder en la misma forma con los
mineros antecedentes, según orden de prelación.

La controversia u oposición que susciten será transmitida y resuelta como en los casos
de expropiación de terreno superficial.

CAPITULO VI

De la explotación de las minas

Artículo 123. — Los mineros explotarán libremente sus minas sin sujeción a
prescripciones técnicas de ningún género; pero quedan sujetas a la observancia estricta de las
reglas de policía minera que se establecen en este Código.

Artículo 124. — Los mineros están sujetos al fuero común y se les considera
domiciliarios del lugar donde tienen sus trabajos.

Artículo 125. — Las propiedades mineras, sus instalaciones, accesorios y sus


productos, no son susceptibles de embargo, por causa de ejecución u otro litigio, pero a fin de
que éstos sigan sus trámites, podrá nombrarse uno o más interventores.

Artículo 126. — El interventor o interventores que se nombraren, bien sea por la


autoridad administrativa, o el juez común, serán de la satisfacción de las partes contendientes;

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y se reducirán únicamente a llevar cuenta exacta de los productos y gastos de la parte litigiosa
para rendirla a su tiempo debidamente documentada. Velarán sin embargo, sobre la cuenta del
Administrador, para que no omita sus deberes.

Artículo 127. — El trabajo del interventor será pagado según hubiere convenio con los
interesados, y a falta de acuerdo, lo regulará la autoridad que entiende este litigio.

Artículo 128. — El interventor será responsable, si por culpa o abandono omitiere


anotar algunas partidas de productos o gastos, en la cuenta de su cargo.

Artículo 129. — Está prohibido en absoluto la suspensión de trabajos mineros; la


autoridad que lo ordene, fuera de los casos previstos por este Código, se hará responsable de
los daños y perjuicios irrogados al minero.

CAPITULO VII

De las sociedades mineras

Artículo 130. — Las compañías y sociedades mineras que se formen, ya sea para la
explotación y cateo, o ya para la explotación de las minas o el beneficio de los minerales,
quedan sujetas a las leyes civiles y deberán constituirse mediante escritura pública, de acuerdo
con las prescripciones de las leyes mercantiles.

Artículo 131. — La escritura de constitución de sociedad minera, podrá estipular


además la explotación de otras industrias por los socios que siempre que no contradigan las
prescripciones de las leyes de comercio.

Artículo 132. — Cuando una propiedad minera haya sido solicitada por dos o más
personas, no se presumirá que existe sociedad legalmente constituida; y los adjudicatarios
serán mancomunada y solidariamente responsables de las obligaciones que contrajere
cualquiera de ellos.

Artículo 133. — Las escrituras de constitución de sociedad minera deberán presentarse


por el notario a la Superintendencia respectiva, para que ésta ordene el registro de que habla el
artículo 64, independientemente de la publicación de la Oficina de Derechos Reales, si la
naturaleza del contrato así lo exigiere.

Artículo 134. — La Superintendencia ordenará que se publique en el término de


quince días en el Boletín Departamental o en el periódico designado para las publicaciones de
minería, un extracto del contrato de sociedad, y sólo desde ese momento la sociedad o
compañía minera reviste existencia legal.

Artículo 135. — Las sociedades constituídas en el extranjero, no podrán comenzar sus


operaciones en la República, si no hace conocer su personería mediante gestión especial.

Artículo 136. — Para el efecto presentarán indispensablemente los siguientes


documentos legalizados por el Cónsul boliviano respectivo:

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a) Acta de constitución de la sociedad;

b) Certificado de estar incorporada conforme a las leyes del país en que se construyó
y hallarse habilitada para comenzar sus operaciones;

c) Los estatutos de la sociedad, si se tratare de compañía anónima;

d) Poder suficiente para el que gestione el reconocimiento, con expresa facultad de


comprometer a la sociedad ante el Gobierno y terceras personas;

e) Certificado de haberse depositado cuando menos el 10% del capital suscrito.

Artículo 137. — Las sociedades extranjeras tienen además el deber de constituir un


segundo domicilio en el territorio de la República, y un representante o apoderado para el
manejo de sus intereses.

Artículo 138. — En los litigios que se suscitaren, es válida la primera notificación a


este apoderado, y las consecuencias de la contienda deberá soportarlas la sociedad o
compañía.

Artículo 139. — Si la sociedad extranjera ha omitido constituir apoderado, o deja en


acefalía su representación, la primera notificación con las demandas se hará por edictos,
reputándose la fecha de la primera publicación como la de citación personal, para el cómputo
de los terminos que establecen las leyes civiles.

Artículo 140. — Salvo estipulaciones especiales del contrato de sociedad, los socios
están obligados a contribuir a los gastos de explotación y el pago de los impuestos en
proporción a su haber en la empresa.

Artículo 141. — Si un socio dejase de pagar la parte proporcional que le corresponda,


habrá derecho de recurrir al Juez de Partido de la capital, quien requerirá al socio moroso para
el pago, fijándole un plazo de quince a treinta días.

Artículo 142. — El socio requerido para el pago puede oponerse dentro del término
señalado para el verificativo, exponiendo lo que convenga a su derecho.

Artículo 143. — Sólo procede la oposición, cuando está fundada en la causa legítima,
recibiéndose a prueba si fuese necesario en el término de diez días perentorios.

Artículo 144. — Declarada infundada la oposición, o caso de no haberla, se procederá


al remate del haber del socio moroso, sirviendo de base la suma mandada pagar.

Artículo 145. — El socio podrá pagar lo que adeuda antes del remate, debiendo abonar
una multa de 50 %, en provecho del otro u otros socios, si el pago se hiciere pasados treinta
días después de la fecha de la citación con orden del juez.

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Artículo 146. — Cuando no haya sociedad sino simple comunidad, las obligaciones
contraídas respecto de terceros y del Estado, deberán ser satisfechas por cualquiera de los
condóminos solventes; y para este caso, así como para los gastos de explotación, los
propietarios se regirán entre sí por las reglas civiles de la mancomunidad solidaria.

Artículo 147. — Sólo en las sociedades accidentales que en comercio se llaman


"cuentas en participación", y en los contratos por los cuales se da en explotación ciertos
parajes de las minas a partir de utilidades, es permitida la escritura privada.

Artículo 148. — Las compañías mineras no se disuelven por la muerte de uno de los
socios, pero sus herederos tienen el derecho de enajenar libremente la cuota de aquél,
procediendo entre ellos de común acuerdo con intervención judicial.

CAPITULO VIII

De las habilitaciones

Artículo 149. — Contrato de habilitación o de avío, es aquel por el cual una persona o
sociedad se compromete a facilitar fondos o efectos al minero, para pagarse con los productos
de la mina, sea en minerales o en dinero.

Artículo 150. — Los contratos de habilitación deberán hacerse en escritura pública,


que será inscrita en el libro respectivo.

Sin estos requisitos no surtirá efecto respecto de terceros.

Artículo 151. — Las habilitaciones pueden pactarse por cantidad o tiempo


determinados.

No existiendo estas condiciones, cualquiera de los contratantes podrá ponerle fin


cuando creyere conveniente, previo el pago de lo debido.

Artículo 152. — Podrá ponerse fin al contrato de habilitación en cualquier tiempo,


desprendiéndose el minero de la propiedad de la mina en favor del habilitador, y éste
renunciando a su crédito de avíos.

Artículo 153. — Cuando se ha estipulado que el pago se haga en metales, el precio se


designará por los interesados, a tiempo de firmar el contrato. Si el pago se ha de hacer en
dinero, el interés será el que convinieren libremente los contratos. En defecto de convención,
la tasa será de 6 % al año.

Artículo 154. — Aun cuando no se ponga hipoteca expresa en el contrato, se


entenderán legalmente hipotecados los productos de la mina en que se han invertido los avíos;
pero podrán además constituirse en hipoteca otros bienes.

Artículo 155. —Puede convenirse que el habilitador tome una cuota parte de la mina
en compensación o pago de la habilitación, en cuyo caso quedará sujeto a las disposiciones

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que reglan las comunidades mineras.

Pero si en uso del derecho concedido por el artículo 151, el habilitador pusiere fin a los
avíos, la cuota parte de la mina de que se hizo dueño por el contrato, volverá a la propiedad
del minero, sin gravamen ni obligación alguna de la parte de éste, fuera del pago de lo debido.

Artículo 156. — El habilitador suministrará los avíos en la forma estipulada en el


contrato, y a falta de estipulación cuando el dueño de la mina lo solicitare para acudir a las
necesidades de la explotación.

El habilitador será notificado con anticipación para que, dentro del término de ocho
días, suministre los avíos correspondientes.

Artículo 157. — Si el habilitador requerido al efecto, se negare a prestar los avíos, sin
embargo de su obligación, el propietario de la mina podrá demandar judicialmente su pago,
tomar dinero de otras personas por cuenta del habilitador, o celebrar con otro un nuevo
contrato de avíos, el que gozará de preferencia en el pago, respecto al contrato del que se negó,
quedando éste obligado a la indemnización de perjuicios.

Artículo 158. — El habilitador que omitiere la continuación sucesiva de avíos con


sujeción a su pacto, quedará obligado a los perjuicios, y si el minero tuviere necesidad de
vender los aperos y herramientas para el pago de jornales, el habilitador será obligado a
reponerlos.

Artículo 159. — Si el minero quiere abandonar el trabajo por desventajas y quiebras


que le origina, lo hará presente por escrito a la Superintendencia de Minas y se entregará el
trabajo al aviador o aviadores, si éste aceptare, quedando libro el dimitente.

Mas si probare que la dimisión se ha hecho fraudulentamente, no lo eximirá de


responsabilidad y quedará el dimitente obligado al reintegro con sus demás bienes.

Artículo 160. — Si terminados los avíos, hubiere quedado la mina en descubierto, el


habilitador tendrá el derecho de retenerla y seguir aviándola bajo su administración hasta
pagarse preferentemente a otro acreedor, no sólo de lo debido, sino de los nuevos avíos, con
los intereses y en la forma estipulada en el contrato anterior.

Artículo 161. — Si en el caso del artículo anterior el habilitador no quisiere continuar


aviando la mina, el minero podrá estipular con otros, nuevos avíos, que gozarán de preferencia
respecto a los anteriores.

Artículo 162. — Si el dueño de la mina no emplea en su explotación los efectos o


dineros suministrados para el avío, dándoles una inversión diferente, el aviador puede adoptar
entre desistir del contrato, cobrando los valores distraídos con sus intereses, o tomar la
administración de la mina hasta ser enteramente cubierto.

En este último caso, se considerarán esos valores distraídos, como capital invertido en
el avío.

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Artículo 163. — Asimismo, tendrá derecho el habilitador a tomar la mina bajo su


administración, si estando en descubierto la mina, se convenciere al minero de llevar una
administración descuidada y dispendiosa, no obstante habérsele representado y reclamado de
este abuso.

Artículo 164. — Los aviadores pueden poner interventor en cualquier tiempo mientras
esté vigente el contrato de habilitación, limitándose las funciones de éste a tomar nota de los
productos y gastos, sin mezclarse en ningún caso en la dirección de los trabajos, ni oponerse a
los que se ejecuten, ni contrariar acto alguno de la administración.

Artículo 165. — El dueño de la mina podrá también nombrar interventor cuando la


administración haya sido entregada al habilitador; y la oposición de éste al ejercicio de tal
derecho le privará de dicha administración.

Cesará también en la administración el habilitador, por abuso de confianza, sin


perjuicio de la responsabilidad criminal.

El interventor, en el caso de este artículo, tiene facultad de oponerse a toda operación y


a todo trabajo que pueda causar perjuicio y comprometer el porvenir de la mina.

Artículo 166. — El habilitador, mientras tenga la administración de la mina, estará


obligado a pagar los patentes e impuestos, a fin de mantener vigente el derecho de propiedad,
bajo responsabilidad de daños y perjuicios.

Los pagos hechos según este artículo, se consideran como parte del capital invertido en
avíos para los efectos del reembolso.

CAPITULO IX

De las hipotecas

Artículo 167. — Las minas pueden hipotecarse en la misma forma establecida para la
propiedad inmueble, quedando sujeto el contrato a las leyes vigentes sobre hipotecas, y
debiendo tenerse en cuenta la indivisibilidad de las pertenencias.

Artículo 168. — El acreedor hipotecario de la mina tiene el derecho de pagar la


patente establecida por la ley; y el crédito por dicho pago adquiere preferencia sobre todo otro
crédito, aún sobre los hipotecarios.

Artículo 169. — Los contratos sobre créditos hipotecarios deberán inscribirse en el


registro especial de que habla el artículo 64, sin perjuicio de ser inscritos en la Oficina de
Derechos Reales.

Artículo 170. — Las deudas y gravámenes de cualquier género, que pesan sobre la
mina, se extinguen con el abandono de ésta; quedando la acción personal contra el deudor ,si
así se pactó.

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Los acreedores no tienen acción alguna contra el que adquiera la mina por denuncia
posterior, salvo que vuelva a dominio del pmitivo dueño deudor por cualquier titulo que fuese.

Artículo 171. — En caso de concurrencia de acreedores, la graduación para el pago se


sujetará a las leyes civiles; teniendo los créditos de habilitación preferencia sobre los
hipotecarios y en la forma establecida en el capítulo anterior.

CAPITULO X

De las ventas, otros contratos y de la prescripción

Artículo 172. — Las minas sufren traslación de dominio entre vivos y por causa de
muerte, de la misma manera que los demás bienes raíces. Pero el adquiriente, tiene obligación
de inscribir su derecho en el registro especial de la notaría de minas.

Artículo 173. — La traslación de los derechos sobre las minas que no se hallen
constituídas con el título definitivo de propiedad, deberá también ser registrada.

Artículo 174. — Los contratos en que se transfiere la propiedad de las minas, no podrá
rescindirse en ningún caso por lesión enorme.

Artículo 175. — La venta de las minas no se reputará perfecta, mientras no se haya


otorgado escritura pública y se halle inscrita en el registro de la notaría de minas.

Artículo 176. — No podrán ser reivindicados de ninguna manera los minerales


comprados en las canchas de las minas, o a minero conocido, o a presencia de autoridad, o de
testigos que no sean empleados del comprador, o mediante un certificado de la autoridad del
asiento del producto mineral vendido, en el cual conste que el vendedor explota actualmente
la mina del producto vendido, o adquirió dichos metales por título legítimo.

Artículo 177. — La compra de minerales, verificada sin los requisitos establecidos en


el artículo precedente, sujeta al comprador a la presunción de ser encubridor de hurto.

En este caso, bastará al minero, que quiera reivindicar aquéllos, acreditar que le han
hurtado minerales y que los que reclama son iguales a los que se producen en su mina.

Artículo 178. — Los contratos de arrendamiento sobre las propiedades mineras, están
sujetos a las leyes comunes de la locación, pero el arrendatario sólo puede subarrendar el todo
o parte de la cosa, con permiso expreso del propietario.

Artículo 179. — Las oficinas de beneficio y construcciones anexas, quedan sujetas a


las leyes comunes y a las disposiciones de este Código, en lo que sean aplicables.

Artículo 180. — El tiempo de posesión necesario para adquirir las minas por
prescripción con las condiciones establecidas por la ley civil, será sólo de dos años en la
prescripción ordinaria y de diez en la extraordinaria.

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Artículo 181. — De los contratos que se celebran en negocios de minería, el Notario


de Minas estará obligado a publicar a costa del interesado. Un extracto de aquéllas en el
primer número posterior del Boletín Departamental, bajo la multa de 25.— a 50.— bolivianos.

CAPITULO XI

De la policía minera

Artículo 182. — Los empresarios de minas están obligados a cuidar sobre todo de que
la vida y salud de los trabajadores, no se pongan en peligro, ni se turbe la tranquilidad pública,
ni se amenace la seguridad de las minas vecinas o la firmeza de los terrenos y edificios de la
superficie .

Artículo 183. — Los mineros están obligados a construir canaletas de desagüe y a


ejecutar todas las obras precisas para mantener secos los parajes en que trabajan los operarios.

Artículo 184. — Las labores de tránsito, los pozos y cuadros de explotación, así como
los depósitos de escombros, deben fortificarse de tal manera que la vida de los trabajadores se
halle a cubierto de todo peligro.

Artículo 185. — Las máquinas que se empleen en el servicio de las minas, deberán
instalarse de modo que ofrezcan una completa seguridad al trabajo de los operarios.

Artículo 186. — Las minas deben conservarse en buen estado de ventilación, de modo
que los trabajadores no sufran por consecuencia de un aire viciado o retención de gases
malsanos. Es prohibido mantener trabajos en las labores donde arden difícilmente o se apagan
las lámparas por falta de aire. Igualmente es prohibido que se ejecuten trabajos en la
oscuridad.

Artículo 187. — Todo empresario de minas está en la obligación de hacer un contrato


con los trabajadores mineros, en doble ejemplar sobre fórmulas impresas visadas por la
Superintendencia Departamental, bajo multa de 500 pesos bolivianos por cada omisión.

Cada una de las partes contratantes mantendrá en su poder un ejemplar de este


contrato, por los cuales se decidirán las controversias, siempre que él no esté en oposición con
las prescripciones de este Código ni con las leyes comunes.

Artículo 188. — Los empresarios de minas tienen el deber de comunicar a los


subprefectos o intendentes, quincenalmente, la nómina de sus dependientes y trabajadores,
haciendo constar la causa del retiro de ellos y la fecha en que hayan dejado el trabajo.

Artículo 189. — Tienen además la obligación de comunicar mensualmente al


Ingeniero Jefe del Servicio Departamental, el curso y el estado en que se encuentran los
trabajos de sus labores interiores, para los efectos de los artículos 182, 183, 184 y 186.

Artículo 190. — Las contravenciones a lo dispuesto en los artículos anteriores serán

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

penados con la multa de 100 a 300 bolivianos, según el número de circunstancias agravantes,
la que será impuesta previos los informes que tomará la autoridad para pronunciar su decisión,
la que será ejecutada sin lugar a recurso.

La multa será impuesta al empresario aunque alegue ignorancia del hecho, sin perjuicio
de la responsabilidad civil o criminal que puede resultar contra otras personas en casos de
accidentes o siniestros.

Artículo 191. — Para el cumplimiento de las prescripciones contenidas en este


capítulo, las minas están sometidas a la vigilancia de la autoridad, la que ordenará su
inspección siempre que lo estimare conveniente.

El minero pondrá a disposición de la autoridad los elementos necesarios para la visita e


inspección ordenadas, y suministrará cuantos datos fueren conducentes a informarle de las
condiciones actuales del trabajo.

Artículo 192. — Cuando de la inspección o visita de una mina resultare que la vida o
la salud de los operarios puedan estar comprometidas por cualquier motivo, la autoridad
dictará las medidas convenientes.

En caso de reclamación, ordenará un reconocimiento por el ingeniero fiscal, y en su


defecto, por peritos o expertos mandando suspender provisionalmente todo trabajo en la
sección en que se denuncie el peligro.

Artículo 193. — Se establece por punto general, para todos los casos de resarcimiento
de daños causados por el mal laboreo o la conservación irregular de las minas, que en la
acción civil debe dirigirse exclusivamente contra las empresas, en la persona de sus
propietarios o en la de sus administradores; y la acción criminal contra los inmediatos autores
o cómplices del delito, si los hubo, aplicándose el principio de la responsabilidad individual.

Artículo 194. — Asimismo, las empresas tienen la obligación de atender gratuitamente


la medicación de todos sus dependientes y trabajadores que enfermaren estando a su servicio.

Artículo 195. — Si acaeciere en una mina algún derrumbamiento, quedando


incomunicados los operarios, y no habiendo otros mineros en el lugar o no siendo bastantes los
que haya, la autoridad ante quien ocurra el empresario le facilitará sin pérdida de tiempo, la
gente necesaria, haciendo cesar cualquier otro trabajo, con la obligación de que aquél abonará
los jornales correspondientes.

Artículo 196. — Si por accidente ocurrido en una mina se hubiese causado la muerto o
heridas graves a uno o más dependientes o trabajadores, se dará aviso inmediato a la autoridad
para que proceda a organizar el respectivo sumario, con el fin de hacer constar el hecho y las
causas que las hayan producido, todo a costa del minero, quien no podrá omitir el aviso
indicado, bajo responsabilidad establecida por las leyes.

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CAPITULO XII

Accidentes de trabajo

Artículo 197. — Todo accidente ocurrido en el trabajo de las minas se presume ser
resultado de la inobservancia de las reglas de policía minera, salvo prueba en contrario.

Artículo 198. — Las empresas mineras tienen obligación de resarcir el daño que haya
causado al obrero o dependiente por accidente de trabajo, pero quedarán exentas de las multas
policiarias, si demostraren que él acaeció sin culpa de la administración.

Artículo 199. — En todo caso de accidente, los gastos que demande la enfermedad del
damnificado, será de exclusiva cuenta de la empresa.

Artículo 200. — Si por el accidente, el obrero padece incapacidad por enfermedad


temporal, el minero le pagará una indemnización igual a la mitad del salario diario, durante su
curación, siempre que ésta no dure más de un año a partir del día del accidente; si pasa de ese
tiempo, la incapacidad se reputará permanente.

Si el operario trabaja a destajo, se le abonará la mitad del promedio de su ganancia


diaria.

Artículo 201. — Cuando la incapacidad es permanente o definitiva, el obrero tiene


derecho a la indemnización equivalente al salario de dos años, el que será satisfecho de una
sola vez.

Artículo 202. — En caso de incapacidad parcial temporaria, la indemnización será


equivalente a un año de salario. Si la incapacidad es parcial permanente, se la indemnizará con
la suma equivalente al salario de dieciocho meses, siempre que el patrono no prefiriese colocar
al operario en otro trabajo compatible con su estado y cuyo salario no sea inferior al anterior.
Las indemnizaciones indicadas se pagarán por mensualidades vencidas .

Artículo 203. — Si el accidente ocasionara la muerte del operario, es obligación del


patrono sufragar los gastos de entierro hasta la suma de cien bolivianos, y pagar de una sola
vez una indemnización igual al salario de dos años, que será entregado a los miembros de la
familia del extinto que estando bajo su amparo tengan derecho de reclamar alimentos.

Artículo 204. —-Siempre que hubiese concurrencia de esta clase de herederos, se


aplicarán los preceptos del Código Civil para las sucesiones, reputándose la indemnización
bien ganancialicio.

Artículo 205. — Los Subprefectos conocerán en procedimiento sumario, de los juicios


de indemnización, con recurso de apelación ante la Superintendencia Departamental.

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TITULO III

Del Amparo y Pérdida de Derechos en Minería

CAPITULO I

De las patentes

Artículo 206. — El minero para mantener su derecho vigente, estará obligado a pagar
una patente anual por pertenencia, cuya cuota se fija en ley especial.

Artículo 207. — En los cerros de Potosí, Machacamarca y otros y en actual trabajo,


donde no es posible constituir la propiedad por pertenencias, la patente anual se pagará por
cada boca-mina, sea de socavón barreno o mina cualquiera, exceptuándose sólo aquellas boca-
minas que sirven notoria y exclusivamente de lumbreras a otras labores.

Artículo 208. — Para el pago de las patentes prescritas en los artículos anteriores, se
establece dos semestres fijos, que correrá uniformemente para todos, del primero de Enero al
30 de Junio y del primero de Julio al 31 de Diciembre.

Artículo 209. — La patente será abonada anticipadamente durante el primer mes de


cada semestre, sin que se halle eximido de esta obligación ni el que aun por haber obtenido
recientemente la concesión, hubiese pagado la patente en los últimos días, del anterior
semestre.

Artículo 210. — Si vencido el primer mes de un semestre no fuere pagada la patente,


la cuantía de ésta quedará gravada desde el siguiente mes con un interés penal señalado por
ley, durante el tiempo de la demora.

Articulo 211. — Desde que se pronuncie el auto de adjudicación, el minero será


reputado como deudor de plazo vencido por el monto de las patentes.

Para cumplir la obligación del pago semestral, no es necesario requerimiento alguno de


parte de los funcionarios del Estado.

Artículo 212. — No podrá conferirse la posesión de una mina, sin que se acompañe el
certificado de haberse pagado sus patentes devengados desde el auto de la concesión; la
posesión ministrada sin este requisito es nula, quedando franco el terreno concedido.

Artículo 213. — La Superintendencia de Minas no podrá ordenar se extienda la


escritura de registro, ni el notario del ramo expedirá los títulos ejecutoriales, no constando de
obrados que el servicio de patentes se halle al día.

Artículo 214. — Durante el procedimiento del juicio ordinario por causa de oposición
los concesionarios y los opositores abonarán las patentes correspondientes a las pertenencias
representadas por cada uno de ellos.

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Definidos los derechos por sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada, los vencidos
en el juicio recobrarán las patentes abonadas condicionalmente.

A este fin la sentencia que adjudique las pertenencias a quien tenga derecho, ordenará
la devolución de las patentes que condicionalmente fueron pagadas, siendo obligación de la
Oficina Recaudadora cumplir lo dispuesto en la sentencia administrativa o judicial.

Artículo 215. — Para los efectos del pago de patentes, las demasias se reducirán a
hectáreas, las que se considerarán como pertenencias.

Las fracciones que no lleguen a una hectárea se considerarán como una pertenencia
completa.

Artículo 216. — En el caso de que el minero reduzca el número de pertenencias de su


concesión al tiempo de la mensura y alinderamiento. estará obligado al pago de patentes en lo
futuro sólo por las pertenencias a las que quede reducida la propiedad.

Si hace uso del derecho de abandonar totalmente su concesión, quedará libre de la


patente respectiva, desde el momento que lo ponga en conocimiento de la Superintendencia.

En ambos casos serán satisfechas las patentes por el tiempo adeudado, incluyendo el
semestre en que se hace la reducción o abandono.

Artículo 217. — La totalidad de las patentes devengadas son de cargo del actual
poseedor de la mina, siempre que no haya obtenido la propiedad por denuncia de caducidad o
desahucio, en cuyo caso, pagará solamente desde el momento en que obtuvo el auto de
adjudicación.

CAPITULO II

De las oposiciones

Artículo 218. — Si durante el transcurso del término establecido para las


publicaciones de la concesión y hasta el día décimo desde la última publicación se dedujere
oposición a ella alegando prioridad en la presentación de la solicitud, o manifestando que no
hay terreno franco para las pertenencias solicitadas, el Superintendente remitirá los obrados al
Juez de Partido de la capital del Departamento, siempre que esté acompañada de documentos
que acrediten uno de los extremos enunciados, para que aquél defina la cuestión por los
trámites del juicio ordinario.

Artículo 219. — No se oirá oposición incoada después de aquel término, ni que se


funde en causal distinta de las dos mencionadas en el anterior artículo; salvo que las
adjudicaciones a que se refiere el segundo inciso del artículo 9º y el artículo 14, se traten de
localizar en terrenos de cultivo, o se contraiga a establecimientos de minas no abandonados o
que tengan cercos o murallas. En este caso el término para aceptar oposiciones será hasta el
momento de las diligencias posesorias.

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

Artículo 220. — Para las oposiciones se tendrá como documento auténtico el Boletín
Departamental, únicamente cuando la concesión que se quiere defender se encuentra en
tramitación. Si está consolidada y tiene títulos, deberá acompañarse éstos en un testimonio y el
plano autorizado. En todo caso deberá acreditarse que las patentes están pagadas al día.

Artículo 221. — El opositor cuya oposición se haya declarado procedente, pedirá por
escrito la remisión de obrados a los tribunales ordinarios dentro del término de veinticinco días
computables desde la última notificación, bajo pena de declararse abandonada la oposición.

Artículo 222. — Si vencido el término señalado en el artículo anterior, el


concesionario no reclama la rebeldía del opositor, dejándose vencer además con los cuarenta
días señalados para la solicitud de mensura, podrá ser denunciado de caducidad por quien
tenga interés en el terreno, o la Superintendencia de oficio declarará fenecido el expediente,
ordenando su archivo.

Artículo 223. — Incoada la oposición, con los requisitos exigidos, se cerrará en


traslado al peticionario, quien deberá contestar en el término de seis días.

Si devolviere el expediente sin contestación, se resolverá el asunto en su rebeldía.

Artículo 224. — Pasado el término de las publicaciones, no procede otra oposición


que la que se haga en el terreno, a tiempo de las diligencias de mensura y alinderamiento,
debiendo acompañarse para que aquélla sea atendida, los títulos y el plano de la concesión que
se defienda y el certificado de pago de patentes al día.

Artículo 225. — Llegado el caso de la oposición en la forma establecida en el artículo


anterior, los peritos practicarán una mensura provisional determinando la situación del nuevo
procedimiento y las intersecciones sobre la propiedad que se reputa invadida. Levantarán un
plano detallado de la sección en disputa, que se acompañará al proceso, para que en vista de él
la Superintendencia resuelva lo conveniente.

Artículo 226. — Cuando el opositor no esté conforme con el plano levantado por los
ingenieros o peritos, podrá pedir, y se le acordará, la inspección de otro ingeniero nombrado
por la Superintendencia, el que revisará el plano en calidad de dirimidor, aunque en la primera
operación no haya concurrido un ingeniero por parte del reclamante.

Para el caso de intervención del dirimidor, se concederá al opositor el término fatal de


veinte días y el de la distancia, vencido el cual, se resolverá en rebeldía con los datos
aportados en la primera operación.

Artículo 227. — Si la concesión que trata de localizarse, es de mayor número de


pertenencias que aquella con la que se aduce la oposición, la posesión se dará definitiva en la
parte indiscutida y se procederá como en el artículo 225 en la parte disputada.

Artículo 228. — Cuando el propietario de una concesión no ha llegado a defender sus


derechos por el recurso de la oposición y el nuevo concesionario ha obtenido la posesión real,

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

tendrá aquél el derecho de acudir a los tribunales ordinarios en defensa de su propiedad, pero
tan sólo dentro del plazo improrrogable de seis meses, computables desde el día que se
ministró la posesión al que debe ser demandado.

Artículo 229. — El término de seis meses señalado en el artículo anterior, no correrá


contra el minero colindante, que habiendo sido mencionado como tal en el pedimento, no fué
notificado ni con la adjudicación en la forma prevenida por esta ley, ni para la posesión.

Artículo 230. — No sólo el propietario o su representante, sino también el


administrador o cualquier empleado de la mina, podrá formular oposición, siempre que llene
los requisitos exigidos por el artículo 220.

Artículo 231. — Otorgada la concesión por el Superintendente en un distrito en que


exista formado el plano general, y constando que ella ha sido solicitada sobre el terreno
franco, no se admitirá oposición de ninguna clase, salvo los casos especificados en la última
parte del artículo 219.

Artículo 232. — El opositor vencido en juicio administrativo u ordinario, será


condenado en las costas, conforme a las reglas establecidas por las leyes comunes; en el
primero, el Superintendente tiene facultades de fijarlas.

Asimismo, quedan sujetos al pago de las multas establecidas en las leyes ordinarias, si
se suscitaren incidentes tendientes a retardar la marcha del proceso.

CAPITULO III

Del fenecimiento de los expedientes y caducidad de las concesiones

Artículo 233. — El derecho que otorga el auto de adjudicación, caduca ipso jure,
cuando el peticionario no solicita dentro de los cuarenta días señalados para el efecto por el
artículo 43, se proceda a las diligencias de mensura y alinderamiento.

Artículo 234. — Caduca en la misma forma, si en el término de cuarenta días, después


de transcurrido el de las publicaciones, y la prórroga acordada, en su caso, no se realizaron las
diligencias arriba mencionadas.

Artículo 235. — Del mismo modo, el peticionario que no insta la rebeldía de su


opositor y deja transcurrir los términos indicados en los dos artículos anteriores, caduca en su
derecho.

Artículo 236 — Estos términos son fatales y se computan desde la fecha en que se
dicten los autos, independientemente de las notificaciones. Para que éstas se realicen deberán
los peticionarios señalar domicilio, en el cual se les dejará la boleta de notificación, o al
apoderado, en las mismas condiciones.

Artículo 237. — Sin embargo, si vencidos dichos términos, por causa no imputable al
concesionario, éste instare su prosecución y no hubiere denuncia de tercero, podrá la

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

Superintendencia subsanar el defecto.

Artículo 238. — En todos los casos en que se produjere la caducidad conforme a los
artículos anteriores, el Superintendente de Minas, ordenará el archivamiento de los
expedientes mandando publicar la nomina de éstos, a sólo efecto de hacer constar que el
terreno ha quedado franco, para que pueda solicitarse por quien en ello tenga interés.

Artículo 239. — Caducará igualmente el derecho del minero cuando renuncia a su


concesión, como se tiene previsto en el artículo 80. En este caso, además de la publicación,
mandará la cancelación de la partida del registro, y la notificación del Registrador de Derechos
Reales para igual objeto.

Artículo 240. — Toda persona capaz de adquirir minas podrá denunciar la caducidad
del derecho del peticionario y solicitar o el archivamiento del expediente, o la adjudicación de
la propiedad.

CAPITULO IV

Del desahucio

Artículo 241. — Cuando el minero resulte ser deudor de patentes por dos semestres
vencidos, el recaudador lo comunicará a la Superintendencia acompañando el pliego de cargo.

Artículo 242. — Para el efecto, el oficial encargado de la recaudación, formará


cuadros especiales el 1º de Febrero y el 1º de Agosto, en los cuales se consignarán
detalladamente las circunstancias de las propiedades deudoras.

Artículo 243. — El Superintendente pedirá al Notario informe respectivo a quien o


quienes aparezcan como propietarios actuales.

Artículo 244. — Seguidamente, dictará auto de solvendo para que el concesionario o


propietario deudor pague dentro de 15 días de su citación, las sumas devengadas penales y
costas del proceso, bajo el apercibimiento de desahucio.

Artículo 245. — El auto se hará saber al deudor personalmente si éste se encontrase en


el departamento; y en caso contrario será notificado el administrador o encargado del grupo
minero. Son válidas asimismo las notificaciones a los apoderados de sociedades legalmente
constituídas.

Artículo 246. — Si la propiedad objeto del desahucio perteneciera a dos o más


personas, éstas se considerarán solidaria y mancomunadamente responsables, y la notificación
a uno solo de los condueños, surtirá todos los efectos legales.

Artículo 247. — El Notario notificará además con el auto de solvendo a los


acreedores hipotecarios o acreedores por contrato de habilitación, que aparezcan del registro,
para que puedan ejercer el derecho de pagar las patentes, como se tiene establecido en los
artículos 166 y 168.

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

Artículo 248. — Si constare por certificado del Notario de Minas que el deudor se
encuentra fuera del departamento, o elude maliciosamente su notificación, y no habiendo
administrador o encargado del cuidado del grupo minero, la citación con el auto, se reducirá a
su publicación en el Boletín por tres veces consecutivas, con el rubro especial de "desahucio".

Desde la tercera publicación, se computaran los quince días de plazo. En la misma


forma se hará la notificación a los acreedores ausentes de que habla el artículo anterior.

Artículo 249. — Vencidos los quince días, si el deudor no ha pagado la totalidad del
cargo y las patentes devengadas hasta el día, el Superintendente, previa representación del
recaudador, declarará el desahucio de la propiedad deudora, a efecto de que, como terreno
franco, sea adjudicada a terceros interesados. Este auto tiene por sí fuerza de ejecutoria, y
causa estado.

Artículo 250. — El desahucio podrá ser denunciado por cualquier persona hábil, y la
presentación de la solicitud con el respectivo cargo, sentado como para las peticiones directas,
conforme al artículo 30, le dará derecho de prioridad para la nueva concesión de las
pertenencias.

Artículo 251. — Para que los acreedores hipotecarios o por habilitación puedan hacer
uso del derecho que les otorga los artículos 166 y 168, tendrán además un término especial de
ocho días que solo aprovechará a éstos.

Artículo 252. — El nuevo adquiriente, a justa tasación de peritos y con intervención de


la Superintendencia, pagará el valor de las instalaciones y construcciones, de cuyo valor se
descontará el monto de las patentes e intereses adeudados al fisco, y el sobrante, si hay, se
entregará al minero denunciado.

Artículo 253. — Cuando se denuncie por desahucio o caducidad una concesión, el


derecho del denunciante se extiende a todo lo adquirido por el denunciado mediante
expropiación, sin gravamen para el denunciante.

Por la concesión, éste adquiere, asimismo, previa indemnización, derecho sobre los
edificios y construcciones existentes en el suelo, siempre que sean anexos a la explotación de
la mina.

Artículo 254. — No podrá solicitarse por petición directa, la propiedad que ha sido
adjudicada anteriormente, si no se ha declarado la franquicia del terreno; sólo proceden
denuncias de caducidad o desahucio. Lo actuado en la forma directa es nulo.

Artículo 255. — Si ulteriormente el grupo minero desahuciado llegase por cualquier


título a ser nuevamente propiedad del que fué deudor, quedará renovada en favor del fisco la
obligación que tuvo.

CAPITULO V

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Jurisdicción administrativa

Artículo 256. — Los Superintendentes de Minas son las autoridades que ejercen la
plena jurisdicción, en materia de minería, dentro de los límites del Departamento que está bajo
su administración.

Artículo 257. — Conocen en primera instancia de todo asunto referente a la


adjudicación de las propiedades mineras, aceptación o rechazo de oposiciones, y aprobación
de actos en que deleguen expresamente sus facultades.

Artículo 258. — Todo acto de la Superintendencia es revisable por el Ministro de


Industria, en grado de apelación. Este recurso deberá proponerse ante la misma
Superintendencia dentro del término de tres días fatales que correrán en momento a momento.

Procede el recurso de compulsa por negativa de apelación.

Artículo 259. — Los Subprefectos en provincias conocerán en primera instancia, con


apelación ante la Superintendencia de los juicios de expropiación, en la forma detallada en
este Código.

Artículo 260. — Tanto el Ministerio de Industria, como la Superintendencia


Departamental, tienen la facultad de revisar de oficio, reponiendo los expedientes al estado en
que notaron vicios de anulación.

Artículo 261. — Cuando se denuncie propase de trabajos, de una mina con respecto a
otra colindante. El Subprefecto de la provincia, asistido de un ingeniero de cada parte, en vista
de los planos oficiales y títulos de ambas propiedades, ordenará se clausure la comunicación
en el límite que señalan aquéllos y éstos; remitiendo por medio de la Superintendencia, la
contienda al Juez de turno de la capital del departamento .

Artículo 262. — Si alguno de los mineros colindantes excusare presentar sus planos y
títulos, el Subprefecto resolverá en vista de los que presenten la otra parte.

Artículo 263. — La determinación tomada por la Subprefectura podrá ser motivo de


apelación ante la Superintendencia, la que ordenará nueva comprobación de límites; mientras
tanto, no podrá alterarse ni quebrantarse la medida provisional de la Subprefectura.

Artículo 264. — Confirmada la resolución del Subprefecto y remitida la contienda al


Juez común, no podrá avanzar ninguno de los mineros colindantes más allá de los límites que
se le asignó, bajo pena de multa de 500 a 1.000 bolivianos, que serán coercitivamente.

Igual multa se aplicará al minero que quebrantare la incomunicación, mientras resuelva


la Superintendencia el recurso.

Artículo 265. — Amparará la posesión del minero, si éste se quejare de despojo,


teniendo posesión legal o título. Para calificar de despojo es preciso que el despojado se
encuentre en actual trabajo. No obstante este amparo provisional, serán los tribunales

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

ordinarios los que entiendan del juicio, según las leyes comunes.

Artículo 266. — Igualmente amparará al concesionario que tenga auto de adjudicación


o título ejecutorial, cuando su concesión o propiedades han sido invadidas o se trabaja por
personas que no tiene derecho de prioridad.

Artículo 267. — El Ministerio de Industria ejercerá la suprema inspección como


Superintendencia Nacional del ramo de minería.

Además de conocer en apelación de los recursos, tiene las siguientes atribuciones


especiales: dictar los reglamentos y las medidas adecuadas para promover el fomento y
progreso de la minería; circular las leyes, decretos y órdenes concernientes a minas y vigilar su
exacto cumplimiento; ordenar la formación y publicación de la estadística general del ramo
cada fin de año.

Artículo 268. — Si las condiciones peculiares de algunos distritos mineros exigieren


reglamentación especial, el Ministerio de Industria la acordará, previo proyecto formado por
los respectivos Superintendentes.

Artículo 269. — Los Superintendentes ejercerán vigilancia sobre las autoridades


subalternas y las empresas mineras de su departamento. Determinarán cuáles son los distritos
que han de ser clasificados para los efectos legales, como asientos mineros, señalando a cada
uno su circunscripción.

Organizarán un museo de minas, cuidando que en él existan muestras de minerales y


rocas que sirven para caracterizar las formaciones distintivas en el departamento y ordenarán
la publicación anual de los datos estadísticos concernientes a la materia.

Artículo 270. — Deben cuidar del estricto cumplimiento de las disposiciones de este
Código, y de las leyes, decretos y órdenes que se expidan, elevando anualmente memoria
detallada con indicaciones para el fomento y progreso de la minería.

Artículo 271. — Para todo sumario breve de que habla el artículo 96, en el que
interviene el Subprefecto y se trate de indemnizaciones, podrá abrirse un término máximo de
veinte días con todos los cargos.

Artículo 272. — Tanto el Ministerio de Industria como las Superintendencias


Departamentales, tienen facultad de imponer multas a los litigantes y abogados que no
guarden respeto debido en sus reclamaciones.

Artículo 273. — El recurso extraordinario de nulidad contra los autos expedidos por el
Ministerio de Industria, se interpondrán únicamente por falta absoluta de jurisdicción, y
precisamente mediante procurador legalmente constituído, con firma de letrado y previo
depósito. La omisión de estas formalidades será suficiente causal para rechazar dicho recurso.

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TITULO IV

Del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas

CAPITULO I

Personal y sus atribuciones

Artículo 274. — El Cuerpo Técnico de Ingenieros de Minas actuará bajo la dirección,


dependencia y supervigilancia del Ministerio de Industria, y sus atribuciones, además de las
establecidas en este Código, constarán de los reglamentos especiales que dicto el Poder
Ejecutivo.

Artículo 275. — Dicho cuerpo se compondrá de un Ingeniero General de Minas,


Ingenieros Jefes de Servicio Departamental, Ingenieros de primera y segunda clase,
Ayudantes, Cartógrafos y subalternos.

Artículo 276. — Las atribuciones del Servicio Técnico de Minas serán:

a) Realizar investigaciones y reconocimientos en las regiones mineras;

b) Levantar los planos mineros de los distritos;

c) Verificar las operaciones de mensura y amojonamiento de todas las concesiones


mineras;

d) Practicar las operaciones periciales ordenadas por las autoridades administrativas y


judiciales en su caso.

Artículo 277. — La Dirección General publicará al finalizar cada semestre una lista de
las concesiones mineras de la República, clasificadas por departamentos, provincias y
distritos, la que constituirá el Padrón General de Minas.

Artículo 278. — Las oficinas del servicio Departamental llevarán un "Libro de


Inscripciones Mineras" en el que se sentará a tiempo de levantarse un plano general, acta de
cada inscripción, firmada por el Jefe de la Comisión y los interesados. Si éstos solicitasen
certificado de inscripción, se les otorgará a su costa.

Artículo 279. — Por decreto especial de Gobierno, se decretará que grupo constituye
distrito minero, para los efectos de la catastración.

CAPITULO II

De los planos mineros

Artículo 280. — Se levantará el plano general de cada distrito minero de la República

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y se hará constar detalladamente en él, todo el terreno mineral concedido conforme a las leyes
vigentes, el sometido a litigio y el franco, así como el concedido conforme al Código de 1852,
y el nombre del respectivo propietario.

Artículo 281. — Para el efecto, los propietarios de pertenencias mineras presentarán


sus títulos de propiedad, dentro del plazo que se les señalare, bajo la pena de una multa de
veinticinco a quinientos bolivianos.

Si la negativa de presentar títulos fuere inmotivada y persistente, se tendrá por terreno


litigioso el del propietario remiso.

Artículo 282. — En el plano se hará constar obligatoria y detalladamente, todo el


terreno en que consiste la propiedad de cada empresario, su extensión reducida a horizontal o
sus cuadros y límites y dirección de éstas; los mojones y distancias entre éstos, puntos de
partida, nombre de la mina y del propietario o sociedad.

Artículo 283. — Los planos consignarán, además, el rumbo de las vetas, los depósitos
de substancias inorgánicas, los edificios, ingenios y casas, pozos o boca-minas, ríos o canales,
caminos y ferrocarriles que se encontraren sobre la concesión.

Artículo 284. — Formado el plano general de un distrito minero, lo aprobará el


Gobierno, y desde entonces serán de estricta aplicación las reglas que se establecen en este
título.

Artículo 285. — Aprobado el plano general, las peticiones recaerán sobre el terreno
franco consignado en él, a cuya simple vista y previo informe del Ingeniero del Servicio
Departamental, serán otorgadas por la Superintendencia, sin más trámite, según que exista o
no terreno franco.

Artículo 286. — Desde el día en que comiencen las operaciones del levantamiento del
plano de un distrito, la Superintendencia no podrá nombrar para las diligencias de mensura,
alinderamiento y posesión como perito fiscal, sino un miembro de la Comisión que levanta el
plano, ya sea para los nuevos pedidos o para los que se hallen en trámite y que se refieran al
distrito objeto del plano.

CAPITULO III

De las inscripciones en el plano general

Artículo 287. — Dictado un auto de adjudicación, se hará constar provisionalmente la


petición en el plano general del distrito y en las reducciones del mismo, con la línea punteada,
a fin de que no recaiga nueva adjudicación sobre el mismo terreno. Esta inscripción
provisional, deberá estar rigurosamente conforme con el croquis acompañado a la solicitud,
pudiendo el interesado acudir al servicio de minas para complementar dicho croquis.

Artículo 288. — El informe sobre la mensura y el plano de toda nueva concesión,


deberán ser revisados por el ingeniero jefe antes de ser sometidos a la aprobación del

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Superintendente.

En caso de encontrar alguna deficiencia o error los hará complementar o corregir,


previa notificación al interesado.

Artículo 289. — El plano de toda nueva concesión, levantado por el ingeniero o agente
del servicio departamental, deberá llenar todos los requisitos establecidos en este Código y en
el reglamento especial, y será orientado invariablemente sobre el Norte Astronómico con
indicación del Norte Magnético.

Artículo 290. — Una vez aprobadas las diligencias de mensura, alinderamiento y


posesión, se hará la inscripción definitiva en el plano general del Distrito y en el "Libro de
Inscripciones Mineras".

Artículo 291. — Al solicitar que se expida el título de propiedad respectivo, el


concesionario deberá suscribir la minuta del plano general y la del "Libro de Inscripciones
Mineras", declarando su conformidad.

TITULO V

Arancel del Ramo de Minería

CAPITULO UNICO

Derechos y emolumentos de los Ingenieros y autoridades que intervienen en las


diligencias de minas (estos derechos han sido reajustados)

Artículo 292. — Los ingenieros de minas dependientes de los servicios nacionales y


departamentales, así como los ingenieros particulares con título del Gobierno o inscritos en el
Registro respectivo, percibirán por su trabajo los emolumentos que se fijan en este título.

Artículo 293. — Por trabajo de mensura, demarcación y formación de los planos,


según lo prescrito por el capítulo 6º del título primero, se conformarán a la siguiente escala:

Por la primera pertenencia de una concesión.............................................. Bs. 30.—


Por la segunda ......................................................................................... " 20.—
Por cada una de las siguientes hasta treinta ............................................... " 4.—
De 31 a 100 .................................................................................... " 2.—
De 101 a 200 ................................................................................... " 1.50
De 201a 500 ................................................................................... " 1.25
De 501 a 1.000 ................................................................................... " 1.—
De 1.000 adelante .................................................................................... " 0.50

Artículo 294. — Independientemente de los derechos asignados en el artículo anterior,


percibirán por bagajes diez bolivianos por cada día de viaje.

Artículo 295. — Los ingenieros tendrán también derecho a cobrar los honorarios que

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

se expresan en seguida: Quince bolivianos cuando se trata de la inspección a que se refieren


los artículos 19, 20, 71 y 72. Veinte bolivianos cuando tengan lugar a los casos previstos en
los artículos 87 al 89 inclusive, 104 y 262. Y diez bolivianos para las inspecciones a que se
refiere el capítulo undécimo del título II.
Artículo 296. — En los casos de los artículos 225, 226 y 306 de este Código, los
peritos cobrarán sus emolumentos conforme al artículo 293 del presente título, concurriendo
sobre el terreno y levantando los planos respectivos.

Artículo 297. — En los propases de una mina con respecto a otra colindante, en que
sea preciso levantar los planos de las labores interiores para constatar la comunicación,
cobrarán veinticinco bolivianos por cada día de trabajo.

Artículo 298. — En las operaciones a que se refieren los artículos 100 y 101 percibirán
esos mismos derechos por cada día de trabajo.

Artículo 299. — Si no hubiese ingenieros con título del Gobierno, o inscritos


oficialmente en la matrícula respectiva, podrán ser empleados en las diligencias y operaciones
mencionadas, peritos o prácticos munidos con licencia de la Superintendencia, a virtud de
competencia reconocida.

Los emolumentos de éstos serán dos tercios de los que están asignados a los
ingenieros.

Artículo 300. — Las autoridades que dentro del territorio jurisdiccional de sus
provincias y por delegación especial de las Superintendencias, tengan que concurrir a las
diligencias de posesión, mensura y alinderamiento de pertenencias mineras, quedarán sujetos
al siguiente arancel:

Por la primera pertenencia............................................................................. Bs. 15.—


Por la segunda ............................................................................................... " 7.—
Por cada una de las siguientes hasta treinta................................................... " 2.—
Por cada una de las excedentes cualquiera que sea su número...................... " 1.—
como única remuneración, sin derecho a exigir bagajes ni otros gastos de movilidad.

Cuando se trate de mensuras, de pedimentos petrolíferos, la remuneración para las


autoridades pasando de doscientas hectáreas, será de un centavo por unidad de medida y la del
perito de dos centavos.

Artículo 301. — Las mismas autoridades cuando practiquen las visitas de inspección
en el interior de las minas a que se refieren los artículos 191 y 192, percibirán el derecho de
veinte bolivianos y la mitad el actuario que intervenga.

Artículo 302. — El cobro indebido de derechos dará lugar, previa comprobación del
hecho, a su inmediata suspensión por el Superintendente del funcionario denunciado, y la
devolución del triple del valor indebidamente percibido; pudiendo en cada caso, cualquier
ciudadano denunciar el hecho.

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Al final de cada acta deberá hacerse constar los derechos percibidos por las autoridades
y perito fiscal.

Artículo 303. — En todas las diligencias a que se refieren los artículos anteriores,
deberá intervenir como actuario el Notario de la provincia en que se realicen, y sólo por
impedimento de éste, se designará una persona particular de reconocida competencia.

Artículo 304. — Los Notarios de Minas serán nombrados por el Gobierno a propuesta
en terna de la Superintendencia; durarán en el ejercicio de sus funciones el período de cuatro
años, pudiendo ser reelectos. En los departamentos donde no los haya, desempeñarán sus
funciones los Notarios de Hacienda.

Artículo 305. — Para el ejercicio de sus funciones se guardarán todas las formalidades
y requisitos que prescriben los artículos 57, 58, 59 y 60 de la ley del notariado de 5 de marzo
de 1858, sin perjuicio de los que le estén asignados por leyes y reglamentos especiales.

Percibirán por derechos los mismos que están asignados a los otros notarios por la
misma ley.

TITULO FINAL

CAPITULO UNICO

Disposiciones especiales

Artículo 306. — Los poseedores de minas constituídas conforme a las prescripciones


del Código de 1852 y Decreto Ley de 31 de diciembre de 1872, pueden reconstituirlas
conformándolas a lo establecido en el presente Código, sin perjuicio a los derechos adquiridos
por terceros.

Los límites superficiales, limitarán en lo interior verticalmente, el derecho del minero y


el de sus colindantes.

Artículo 307. — Las cuestiones sobre internación, servidumbre y otras que surgieren
entre las minas antiguas que no constituyan sus pertenencias en la forma prescrita por este
Código, serán juzgadas y definidas por las leyes al amparo de las cuales fueron constituídas.

Artículo 308. — Los mineros están sometidos al fuero común, y son los Jueces de
Partido de la capital de departamento los que conocerán de los negocios de minería; salvo las
cuestiones atribuídas especialmente por la Ley de Organización Judicial a los Jueces
Instructores, en cuyo caso serán los del asiento judicial respectivo, quienes ejercerán su
jurisdicción propia.

Artículo 309. — En los asientos mineros de Potosí, Machacamarca y otros semejantes


donde no pueda constituirse la propiedad por pertenencias, podrá solicitarse y se concederá
por boca-minas.

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

Para estas adjudicaciones, será necesario que preceda un informe del Cuerpo de
Ingenieros, en el que haga constar la imposibilidad de medir las pertenencias.

DISPOSICIONES TRANSITORIAS

Artículo 310. — Pasados seis meses de la fecha en que comience la vigencia de este
Código, o sea desde el 1º de noviembre de 1925, todas las gestiones para adquisición de
propiedades mineras, sea por petición directa o por denuncia de desahucio o caducidad que no
se activaren, quedando pendientes durante ese tiempo, se considerarán caducas ipso facto, sin
necesidad de auto declarativo, debiéndose archivar los expedientes, con una anotación que así
lo haga constar.

En consecuencia, el terreno a que aquéllas se refieren, se considerará franco, para ser


adjudicado por petición directa a quien lo solicite en expediente nuevo.

Para el caso de ser el mismo interesado anterior, quien pida la concesión minera, se
estará a lo establecido por el artículo 255.

Artículo 311. — Las prescripciones de este Código comenzarán a regir desde el 1º de


mayo de 1925.

LEY DE 11 DE FEBRERO DE 1925

Artículo único. — Declárase en vigencia y como ley de la República, el Código de


Minería compilado por el doctor Abdón S. Saavedra. Comuníquese al Poder Ejecutivo, para
los fines constitucionales.

(Firmado) José Q. Mendoza.— David Alvéstegui.— Emilio Antelo, S.S.— Bernardo


Navajas Trigo, D. S.— F. Capriles, D.S.

Por tanto, la promulgo para que se tenga y cumpla como ley de la República.

Palacio de Gobierno en La Paz, a 13 de febrero de 1925.

B. SAAVEDRA.— A. Arce.

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LEYES Y DECRETOS SUPREMOS QUE MODIFICAN EL CODIGO DE MINERIA

PRORROGA PARA LAS DILIGENCIAS DE ALINDERAMIENTO Y POSESION

DECRETO SUPREMO DE 10 DE MAYO DE 1926

Artículo 1º — El Superintendente de Minas no concederá más de dos prórrogas, con el


término máximo de cuarenta días cada una, para el verificativo de las diligencias de mensura,
alinderamiento y posesión de las concesiones mineras, previa causal justificada y con el
informe del Cuerpo Departamental de Minas.

Artículo 2° — Si cumplidos los anteriores términos, no se presentaren ante el


Superintendente, diligencias de las respectivas órdenes instruídas, se operará la caducidad del
pedimento, debiendo en este caso la respectiva autoridad, obrar de acuerdo con la facultad que
le atribuye el artículo 238 del citado Código.

Artículo 3º — El funcionario encargado de presidir las antedichas diligencias, será


responsable de todos los perjuicios que por su demora o culpa manifiesta ocasionare al
adjudicatario del interés minero.

SOBRE REHABILITACION DE PROPIEDAD

DECRETO SUPREMO DE 7 DE ABRIL DE 1925

Artículo 1º — Las prefecturas de Departamento, para dar curso a cualquier solicitud o


instancia, referente a concesiones mineras que no estuvieren perfeccionadas o que se
encontraron paralizadas, pedirán previamente un informe al Notario de Minas acerca del
estado de la concesión en trámite, y de la Dirección General de Minas, sobre la caducidad. El
Notario expresará en su informe, si la petición que se hiciere está dentro de los términos
fijados para el perfeccionamiento y hará constar, en caso contrario, si se dictó o no auto de
caducidad sobre dicha concesión, ya sea de oficio o por denuncia de tercero, revisando
cuidadosamente el expediente y los cuadros de concesiones caducas, que tiene la obligación de
formar cada semestre. El Director General de Minas, informará sobre la caducidad, en vista
del padrón general de minas y de otros documentos o antecedentes que tuviera. Con estos
informes, el Prefecto dictará la resolución con estricta sujeción a las leyes.

Artículo 2º — En aquellos casos en que una propiedad minera hubiera sido


desahuciada, mediante denuncia de oficio, por falta de pago de patentes, y el concesionario
desahuciado tratará de rehabilitar sus derechos extinguidos, mediante el pago de patentes
devengadas, la Renta de Alcoholes o Impuestos Internos no admitirá el empoce de dichas
patentes sino a presentación del Auto ministerial, que hubiera revocado el desahucio.

Artículo 3º — La Dirección General de Minas, toda vez que tuviera conocimiento de


que se tramita indebidamente una concesión que fué declarada en cualquier tiempo caduca y
desahuciada, elevará de oficio una representación ante la Prefectura del Departamento, a fin de
que se tomen las medidas consiguientes para regularizar los procedimientos.

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PROCEDIMIENTO PARA LA DESIGNACION DE PERITOS FISCALES

DECRETO SUPREMO DE 20 DE JULIO DE 1925

Artículo 1º — Los propietarios de concesiones mineras situadas en distritos


catastrados, que tengan que practicar las operaciones indicadas en los artículos 293 y 296 del
Código de Minas vigente, depositarán los emolumentos correspondientes al perito fiscal, en el
Banco de la Nación Boliviana, en la cuenta de la Dirección General de Minas.

Artículo 2º — Los fondos provenientes de estos emolumentos, serán aplicados a


gastos generales del Cuerpo Nacional de Ingenieros de Minas.

Artículo 3º — Mientras los interesados no hagan el depósito a que se refiere el artículo


1º y lo acrediten con el certificado respectivo, los ingenieros no procederán a las operaciones,
sin que por esto queden suspendidos los términos para los efectos de la caducidad.

Artículo 4º — Para el verificativo de las diligencias a que se refiere el artículo 44 del


Código de Minería vigente o para casos análogos, la Superintendencia Departamental
designará, en todo caso, sea en distritos catastrados o no, al Jefe General del Cuerpo de
Ingenieros en La Paz, y a los jefes del servicio de minas, en los demás departamentos,
facultándose a subdelegar la comisión en cualesquiera de los miembros del Cuerpo de Minas o
en los ingenieros suscritos a esta repartición.

Artículo 5º — Los informes, planos y demás documentos relativos a las operaciones


de mensura, alinderamiento y posesión, serán pasados en informe al Jefe General del Cuerpo
de Ingenieros en La Paz, y a los jefes del servicio de minas en los otros departamentos, antes
de que la Superintendencia apruebe las merituadas diligencias.

DECRETO SUPREMO DE 3 DE NOVIEMBRE DE 1925

Artículo 1º — Los propietarios de concesiones mineras situadas en distritos en que no


se hubiere efectuado el catastro, al igual que los propietarios de concesiones ubicadas en
distritos catastrados, que tengan que practicar las operaciones indicadas en los artículos 293 y
296 de Código de Minas vigente, depositarán los emolumentos correspondientes al perito
fiscal, en el Banco de la Nación Boliviana, en la cuenta de la Dirección General de Minas,
dándose a estos fondos la misma aplicación y siguiéndose las mismas reglas determinadas en
los artículos 2º, 3º, 4º y 5º del Supremo Decreto de 20 de julio de 1925.

Artículo 2º — La percepción de bagajes de los peritos fiscales, de que habla el artículo


294 del Código de Minas, no exime a los concesionarios de la obligación de proporcionar a
dichos peritos los medios de movilización que fuesen necesarios para que se trasladen al lugar
donde deben practicar las mensuras, así como también facilitarles igual movilidad para el
regreso.

SUPERINTENDENCIAS DEPARTAMENTALES DE MINAS

DECRETO-LEY DE 10 DE JUNIO DE 1936

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

Artículo 1º — La jurisdicción y competencia que correspondía al Ministerio de


Industria, en lo que respecta a minas y petróleo, pasa a depender del Ministerio de Minas y
Petróleo.

Artículo 2º — Independientemente de las Prefecturas de Departamento, créanse las


Superintendencias de Minas que serán desempeñadas por abogados que tengan las mismas
condiciones que la ley exige para Jueces de Partido.

Artículo 3º — De dichas Superintendencias, con asiento en las capitales de


departamento, dependerán los Notarios de Minas, los cuales ejercerán las funciones de
Secretarios en los trámites previstos por la ley.

Artículo 4º — La Superintendencia Nacional de Minas, seguirá conociendo en grado


de apelación y revisión, de las resoluciones expedidas por los Superintendentes
Departamentales, con recurso de nulidad ante la Corte Suprema.

Artículo 5º — El Superintendente Nacional de Minas ejercerá también el cargo de


Asesor Jurídico del Ministerio del ramo.

Artículo 6º — Mantiénese la Dirección General de Minas y Petróleo, como entidad


técnica y consultiva del Ministerio y de las Superintendencias de Minas en general.

Artículo 7º — Pertenece al resorte de dicho Ministerio, el fomento y control de la


explotación minera y petrolera; la distribución y comercio de estos productos; la exportación,
importación y venta de materiales destinados a esas industrias; la implantación de nuevos
sistemas de explotación, dando participación al Estado; el rescate y la nacionalización de
dichos productos; la fundación y desenvolvimiento del Banco Minero; la cooperación y ayuda
técnico-económico a la pequeña industria; la creación del mapa catastral de Bolivia y otros
arbitrios.

Artículo 8º — Derógase las disposiciones contrarias al presente decreto.

COMISION POR DILIGENCIAS POSESORIAS

DECRETO-LEY DE 30 DE ABRIL DE 1937

Artículo único. — Los Superintendentes Departamentales de Minas, por la misma


índole de sus funciones y de la jurisdicción plena que ejercen en las tramitaciones mineras,
quedan prohibidos de concurrir personalmente a las diligencias posesorias y demarcatorias,
debiendo comisionar para estas operaciones a las autoridades que deben presidirlas.

EXCUSAS DE SUPERINTENDENTES DE MINAS

DECRETO-LEY DE 22 DE MAYO DE 1939

Artículo único. — En los casos de excusa, renuncia, recusación probada o cualesquier

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otro impedimento legal de un Superintendente Departamental de Minas, asumirá jurisdicción


con competencia legal y en calidad de suplente, el Superintendente de Hacienda del mismo
departamento, circunscribiendo sus facultades a los preceptos pertinentes del Código de
Minería y legislación minera vigente.

ESTABLECESE LA FISCALIA DE MINAS

DECRETO SUPREMO DE 10 DE SEPTIEMBRE DE 1941

Artículo 1º — Desde el primero de octubre del año en curso, establécese la Fiscalía de


Minas creada por ley de 21 de marzo de 1928, para su intervención en representación del
Ministerio Público ante la Superintendencia Nacional de Minas en todos los asuntos
administrativos que se tramiten en esta repartición.

Artículo 2º — Asimismo, deberá tener intervención en los asuntos administrativos de


carácter minero y petrolífero que se tramiten ante el Ministerio de Economía Nacional.

Artículo 3º — Dicha repartición actuará con un Fiscal de Minas y un Secretario.

ACCIONES POR PROPASES DE MINAS

DECRETO-LEY DE 24 DE SEPTIEMBEE DE 1936

Artículo 1º — Conocerán los Superintendentes Departamentales de Minas, de las


acciones que se promuevan por propases o internaciones en pertenencias mineras y sobre
restitución del valor explotado, a que se refiere el artículo 112 del Código de Minería, así
como de las cuestiones e incidentes que se promuevan con motivo del ejercicio de dichas
acciones.

Artículo 2º — El juicio se sustanciará y resolverá en la siguiente forma:

a) Presentada la demanda, se correrá en traslado a la otra parte y ésta la contestará


dentro del término de cinco días. En caso de reconvención, se opondrá dentro del
mismo término, concediéndose al actor otros cinco días para contestar.
No compareciendo el demandado al vencimiento del término, se le declarará
contumaz, previa rebeldía que acuse el actor. Compareciendo el demandado antes
de la sentencia definitiva, satisfará las costas y tomará la causa en el estado en que
se encuentre, sin lugar a reponer los trámites ya fenecidos.
b) La notificación de la demanda, se hará personalmente al de mandado o a su
apoderado, a falta de ambos, al administrador o al encargado de la mina.
Con esta diligencia, el demandado quedará citado y emplazado para todos los
trámites del juicio.
Las demás notificaciones se harán conforme a las leyes civiles.
c) Contestada la demanda o la reconvención, en su caso, o declarada la contumacia
del demandado, se recibirá la causa a prueba con un término que no exceda de
treinta días. Las partes podrán producir toda clase de pruebas conducentes a la
demostración de los hechos alegados. El Superintendente, a su vez, declarará las

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

diligencias que estime más acertadas al esclarecimiento de los hechos y podrá


ordenar informes técnicos, citar testigos, practicar vistas de ojos, etc. Cada parte
designará a su costa hasta dos peritos, cuyos informes serán apreciados conforme a
las reglas de la sana crítica, pudiendo nombrarse un dirimidor en caso de
discordia.
d) Los incidentes que se promuevan, no paralizarán el curso del juicio y serán
resueltos en única instancia. Las cuestiones previas se sustanciarán junto con la
cuestión principal y serán resueltas en la sentencia definitiva.
e) La sentencia se pronunciará dentro de los diez días después de cumplido el término
de prueba, bajo responsabilidad y destitución en caso de ser triple el tiempo
transcurrido.

Artículo 3º — Contra la sentencia de primer grado, procederá el recurso de apelación


ante el Superintendente Nacional de Minas, que se interpondrá dentro del término fatal de tres
días y se tramitará conforme al artículo 93 del Código de Minería.

Artículo 4º — El recurso de nulidad se sustanciará conforme a la ley de 14 de enero de


1928, con las siguientes modificaciones: a) — El depósito y la multa a que se refiere el
artículo 3º de la citada ley, serán de cincuenta y cien bolivianos, respectivamente, cuando la
cuantía del juicio no exceda de diez mil bolivianos; de trescientos y seiscientos bolivianos,
siendo superior a diez mil e inferior a cincuenta mil; de seiscientos y mil doscientos
bolivianos, por sumas mayores; b) — Concedido el recurso de nulidad, el vencedor podrá
obtener provisión ejecutoria, dando fianza de resultas; c) — La Corte Suprema resolverá el
recurso de nulidad dentro de dos meses, a más tardar, contados desde la fecha de ingreso del
expediente a Secretaría.

Artículo 5º — Los Superintendentes Departamentales, son recusables por las causas y


los casos en que pueden serlo los magistrados del Poder Judicial. Conocerá de las demandas
de recusación, el Superintendente Nacional de Minas. El recurso de nulidad será resuelto por
la Corte Suprema de Justicia. Cada parte podrá recursar sólo una vez en cada instancia.
Cuando resulte probada la recusación pasará el juicio al Superintendente Departamental de la
capital más próxima; en caso contrario, el recusador pagará una multa de quinientos
bolivianos. Igual multa se aplicará en las recusaciones no probadas al Superintendente
Nacional, en el caso previsto por el artículo 2º de la ley de 14 de enero de 1928.

Artículo 6º — En el cumplimiento de la sentencia ejecutoriada se procederá conforme a las


leyes comunes.

Artículo 7º — (Derogado por el decreto de 23 de diciembre de 1836).

Artículo 8º — Mientras se provean las Superintendencias Departamentales de Minas,


ejercerán la jurisdicción y competencia que les señala el presente decreto-ley, los Prefectos.

Artículo 9º — Quedan derogadas todas las leyes y disposiciones contrarias.

PUNTOS DE PARTIDA Y DE REFERENCIA

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

DECRETO-LEY DE 23 DE DICIEMBRE DE 1937

Artículo 1º — En el inciso 4º del artículo 27 del Código de Minería, los puntos de


partida y referencia de una concesión se determinarán de acuerdo con las siguientes
prescripciones: "El punto de partida de las pertenencias se encontrará siempre dentro o en el
perímetro de la petición, determinando la dirección y distancia del mismo a otro punto
indubitado y fijo; esa distancia no será menor de 50 metros ni mayor de 1.000 metros,
debiendo ser visibles uno de otro ambos puntos fundamentales. El punto llamado de
referencia, tendrá tal naturaleza que asegure la inamovilidad y fijeza y estará relacionado con
tres direcciones a tres puntos del lugar bien visibles y característicos, de modo que pueda ser
repuesto en caso de desaparición".

Artículo 2º — La última parte del mismo artículo 27 del Código de Minería se


reglamenta de conformidad a los siguientes términos: "Además, el interesado presentará con el
escrito de petición un croquis en doble ejemplar levantado por un ingeniero o topógrafo
autorizado por la Dirección General de Minas y Petróleo". Este croquis encerrará por lo menos
los siguientes datos: perímetro de la concesión en líneas negras; perímetro de los colindantes,
en líneas negras punteadas, detalles topográficos fundamentales en esquema; como ríos,
cumbres, farellones, caminos, caseríos, quebradas, lagos y cuanto elemento fisonomice
claramente la región pedida". El interesado señalará el rombo astronómico o magnético del
lugar. Los planos se presentarán en papel tela, firmados por el peticionario y el Ingeniero o
Topógrafo que hubiese hecho el levantamiento. Un ejemplar cursará en el expediente y el otro
será archivado en la oficina del Servicio Departamental de Minas respectiva para la
comprobación del caso.

VALOR DE LAS PUBLICACIONES DE PEDIMENTOS

DECRETO SUPREMO DE 28 DE ENERO DE 1941

Artículo 1º — Desde la fecha de la promulgación de este decreto todo solicitante de


pertenencias mineras, abonará la cantidad de Bs. 60.— en la Oficina de Impuestos Internos,
para la publicación de su pedimento, de conformidad al artículo 36 del Código de Minas.

Artículo 2º — El precio de venta del Boletín de Minas es de Bs. 1 — cada ejemplar.

PERTENENCIAS MINERAS NO ADJUDICABLES

DECRETO-LEY DE 30 DE JUNIO DE 1939

Artículo único. — Se prohibe la adjudicación de pertenencias mineras ubicadas en


fundos rústicos de propiedad fiscal, departamental o municipal, de las cuatro categorías útiles
del reino mineral que se hallan especificadas en los artículos 9, 10, 11 y 12 del Código de
Minería; en consecuencia, no podrá otorgarse permisos para trabajos de cateos y calicatas en
los expresados fundos.

PAGO DE PATENTES EN CASO DE CADUCIDAD

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

DECRETO-LEY DE 25 DE JUNIO DE 1937

Artículo 1º — Obtenida una concesión mediante denuncia de caducidad, el


adjudicatario estará obligado a pagar las patentes del semestre en el término de ocho días,
computables desde la fecha en que se hubiese pronunciado el auto de adjudicación. Sí en el
plazo fijada no fueren pagadas dichas patentes, quedará nula ipso facto la concesión, y el
Superintendente de Minas ordenará se archiven obrados disponiendo a la vez sea publicada la
nómina de éstos a efecto de hacer constar que el terreno ha quedado franco para que pueda ser
solicitado por terceros interesados.

Artículo 2º — Se derogan las prescripciones contempladas en el Código de Minería


vigente, que sean contrarias al presente decreto.

PAGO DE PATENTES EN CASO DE DESAHUCIO

DECRETO-LEY DE 19 DE JULIO DE 1939

Artículo 1º — El adjudicatario de una concesión minera que la hubiese obtenido


mediante denuncia de desahucio, estará obligado a pagar las patentes del semestre respectivo,
en el término improrrogable de ocho días, computable desde la fecha en que se hubiese
pronunciado el auto de adjudicación. Si dentro de este plazo, no fuere efectuado el pago de las
patentes, quedará nula ipso facto la concesión, debiendo e1 Superintendente de Minas ordenar
el archivo de obrados, disponiendose publique la nómina de éstos a efecto de hacer saber que
el terreno ha quedado franco para que pueda ser solicitado por terceros interesados.

Artículo 2º — Quedan derogadas todas las leyes y disposiciones contrarias al presente


decreto

TRABAJOS MINEROS DEBAJO DE CIUDADES

DECRETO-LEY DE 7 DE DICIEMBRE DE 1939

Artículo único. — Se prohibe con carácter general en el territorio de la República,


todo trabajo minero debajo o en las poblaciones, debiendo las Jefaturas de Minas, no dar curso
a ningún pedido que se hiciere dentro del perímetro que corresponde a las ciudades

CENSO MINERO E INSCRIPCIONES DE MINAS

DECRETO REGLAMENTARIO DE 8 DE MARZO DE 1938

CAPITULO I

Del censo

Artículo 1º — La Dirección General de Minas y Petróleo, por intermedio de la


Sección Economía Minera, levantará en el presente año el Censo Minero de la República

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G A C E T A O F I C I A L D E B O L I V I A

Artículo 2º — Dicho censo comprenderá, principalmente, los siguientes datos: a)—


Nombre y nacionalidad de las Empresas; b)—Lugares de ubicación de las minas de cada
Empresa; c)—Características geológicas de la región; d)—Capitales (nacional, extranjero o
mixto); e)—Inversiones de valores; f)—Fondos disponibles en el país y en el extranjero; g) —
Fuerza motriz y maquinarias, con especificación de cantidad y clase de potencia; h)—
Consumo de energía por tonelada fina de mineral producido; i)—Clasificación del personal
ocupado: 1.—Empleados, nacionales y extranjeros. 2 —Obreros, nacionales y extranjeros; j)
—Término medio de sueldos mensuales; k)—Término medio de salarios diarios; 1)—Edades
del personal ocupado; m)—Trabajo: 1.—Cantidad efectiva de "mitas" trabajadas; 2.—
Cantidad de "mitas" perdidas por diversas causas; n)—Accidentes de trabajo; ñ) — Hospitales
y Sanidad: 1.—Movimiento de enfermos; 2—Defunciones; o)—Desahucios y ahorro
obligatorio obrero; p)—Explotación y beneficio; q)—Producción y exportación (o venta a
rescatadores); r) — Costos de producción; s)—Materiales empleados, nacionales o
importados; t)—Impuestos pagados; u)—Reparticiones auxiliares: 1.—Poblaciones que
dependen de cada mina; 2.—Hospitales y ubicación; 3.—Escuelas, ubicación y número de
alumnos; 4.—Pulperías y listas de precios; 5.—Sociedades constituídas (Beneficencia y
culturales; y)—Copia del Balance Anual de 1937.

Artículo 3º — Todas las Empresas Mineras constituídas en la República, están


obligadas a remitir hasta el 30 de junio de 1938, con los datos correspondientes a la gestión
económica de 1937, el formulario enviado para ese efecto por la Dirección General de Minas y
Petróleo

Artículo 4º — Los Ingenieros Inspectores Departamentales de Minas verificarán en las


inspecciones que efectúan periódicamente, la exactitud de las declaraciones formuladas por las
Empresas Mineras. Asimismo, el Jefe de la Sección Economía Minera, podrá comprobar, en
cada caso a conformidad de esas declaraciones, para lo cual se le acuerda las mismas
facultades que a los Ingenieros Inspectores de Minas.

Artículo 5º — Para la formación de las gestiones económicas venideras, la Dirección


General de Minas y Petróleo, solicitará de las empresas mineras informes trimestrales sobre: a)
—Trabajos de preparación y desarrollo de las minas, b)—Reservas clasificadas: probada y
probable, con cubicaje y ley de minerales contenidos; c)—Producción y exportación mensual;
d)—Movimiento mensual de empleados y obreros; e) — Trabajo durante el trimestre, con
mitas aprovechadas y perdidas, f) — Accidentes de trabajo y desahucios; g)—Ahorro
obligatorio obrero; h)—Movimiento de hospitales.

Para la parte técnica, informes semestrales sobre: a)—Costos de producción; b)—


Impuestos pagados; c)—Entrega de divisas al Estado; d)—Materiales empleados en la
producción; e)—Fletes y transportes; f)—Movimiento de pulperías; g)—Otros datos.

Además, informe anual complementario de la gestión económica, dentro de los seis


meses siguientes a cada año.

Artículo 6º — El Ministerio de Minas y Petróleo y la Dirección General de Minas,


considerarán todos los datos suministrados por las Empresas como estrictamente
confidenciales y no podrán darlos a la publicidad o a conocer a particulares, debiendo ser

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publicados tan sólo los resúmenes numéricos que contribuyan de manera absolutamente
impersonal a la solución de los distintos problemas mineros y a la propaganda económica del
país.

CAPITULO II

De las inspecciones de minas

Artículo 7° — Los propietarios de minas y las Empresas Mineras quedan obligadas a


franquear el acceso a las minas, ingenios, maestranzas, pulperías, oficinas y demás
dependencias, a los Ingenieros Inspectores Fiscales de Minas, y prestar, principalmente, las
siguientes facilidades a)—Movilidad dentro de la jurisdicción de la mina; b)—Alojamiento en
caso de no existir hoteles o pensiones públicos; c)—Movilidad hasta la estación de ferrocarril
más inmediata.

Artículo 8º — Se acuerda a los Ingenieros Inspectores Fiscales de Minas las siguientes


facultades: a)—Inspeccionar las condiciones de seguridad y salubridad de las labores mineras;
b)—Extraer muestras y tomar informaciones de carácter técnico; c)—Revisar los datos
técnicos, libros de contabilidad y documentación que sea necesaria; d) — Informar a la
Dirección General de Minas y Petróleo, de las zonas consideradas peligrosas, para que ésta,
previo conocimiento y autorización del Ministerio de Minas, ordene el paro y la verificación
de trabajos conceptuados necesarios para la seguridad de los obreros; e)—Comprobar el
registro de títulos universitarios de los profesionales que trabajan en las minas; f)—Comprobar
las condiciones sociales en general; g) — Investigar el origen de los minerales comprados por
los rescatadores, pudiendo para este caso pedir informes a las Oficinas de Impuestos Internos;
h)—Hacer de arbitro en las disenciones de compradores y vendedores, cuando existan
diferencias de puntos de ley de minerales, remitiendo un paquete de la muestra común para
analizar en los Laboratorios de la Dirección General de Minas y Petróleo; i)—Investigar las
explotaciones clandestinas, para que el Ministerio de Minas y Petróleo, imponga las sanciones
del caso y obligue a perfeccionar las propiedades indebidamente explotadas.

Artículo 9º — Los Ingenieros Inspectores Fiscales de Minas estarán bajo la


dependencia ,supervigilancia y control de la Dirección General de Minas y Petróleo.

Artículo 10. — La Dirección General dispondrá las inspecciones de minas en el orden


que se crea conveniente, de acuerdo a las necesidades y un plan aprobado por el Ministerio de
Minas y Petróleo.

Artículo 11. — Los Inspectores de Minas recogerán en cada inspección los datos que
la Sección Económica Minera precise y aquellos de carácter técnico que juzguen de
importancia o que sean pedidos por la Dirección General de Minas y Petróleo.

Artículo 12. — Los Inspectores de Minas elevarán, en triple ejemplar, un informe


detallando los resultados de la inspección verificada. Una copia quedará en la Jefatura
Departamental de Minas, para conocimiento del Jefe de la misma.

Artículo 13. —Los Inspectores Fiscales de Minas, de acuerdo al inciso b) del artículo

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8º de este decreto-ley, tienen la obligación de extraer muestras de minerales para el Estado.


Estas muestras deberán ser de tres clases: a)—Muestras de mineral comercial, extraído; b) —
Muestras de minerales de interés científico; c)—Muestras de rocas de importancia para el
Museo Petrográfico.

Artículo 14. — Estas muestras serán entregadas al Jefe Departamental de Minas, para
su remisión inmediata a la Dirección General con los datos correspondientes al lugar de la
extracción.

CAPITULO III

De las penalidades

Artículo 15. — El empleado o empleados que divulgaren alguno


de los datos suministrados por las Empresas Mineras, sufrirá la multa de su haber de un mes, y
será retirado inmediatamente de su cargo, sin perjuicio de las sanciones establecidas por el
Código Penal.

Artículo 16. — Se impondrán las siguientes penalidades a las empresas que no den
cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 3º del presente decreto:

Multa al fenecimiento del plazo señalado para el efecto, o sea al 30 de junio del
presente año, calculada sobre los valores promedios de exportación mensual (o venta a
rescatadores) de 1937, conforme a la siguiente escala:

Multa de 10 % sobre valores de Bs. 10.000.— a Bs. 100.000.— de exportación


mensual.

Multa de 8 % sobre valores de Bs. 100.001.— a Bs. 500.000.— de exportación


mensual.

Multa de 5 % sobre valores de Bs. 500.001.— para adelante de exportacin mensual.

Multa del doble de la anterior escala a las Empresas que reincidan en la omisión de su
cumplimiento hasta treinta días después o sea hasta el 31 de julio del presente año, y a partir
de esta fecha se irá doblando progresivamente la última penalidad impuesta, hasta que, el 30
de septiembre se ordenará la intervención de la Empresa y el embargo de los minerales que
estén en trámite de exportación; un Ingeniero Inspector de Minas será nombrado interventor
del Estado en la empresa sancionada.

Artículo 17. — En caso comprobado de falsedad de declaraciones sobre los datos de


los artículos 2º y 5º de este decreto-ley, se impondrá al propietario o empresa infractora,
la penalidad de una multa del diez por ciento (10 %) de los valores promediados de
exportación de un trimestre del año anterior.

Artículo 18. — La multa a que se refiere el artículo anterior, en el caso de tratarse de


personas ajenas a la Inspección o al personal de Minas y Petróleo, se pagará íntegramente al

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denunciante.

Artículo 19. — Las empresas mineras que eludan remitir los formularios con los datos
que especifica el artículo 5º del presente decreto ley, serán sancionadas con la mitad de la
primera multa del artículo 16, la misma que se irá duplicando cada 30 días, a partir del 30 de
junio de cada año.

Artículo 20. — Para la aplicación de las multas establecidas por los artículos 16, 17 y
19 a las Empresas nuevas o a las que no tuvieren exportación en 1937, se tomará como base
para aplicarlas, los promedios de las exportaciones efectuadas después de ese año. Para las
empresas que por cualquier motivo justificado no obtuviesen producción, se calculará el
monto de la multa sobre los valores del trimestre anterior que hubiesen exportado o vendido a
rescatadores.

Artículo 21. — La Dirección General de Minas y Petróleo, en juicio sumario,


impondrá las sanciones establecidas por los artículos 15 al 17 y 19 ,20 y 24.

Artículo 22. — De las resoluciones que dicte la Dirección General de Minas y


Petróleo, conocerá en grado de apelación el Ministerio de Minas y Petróleo.

Artículo 23. — Los Inspectores Fiscales de Minas que falsearen los hechos o
suministraren datos falsos, debidamente comprobados, quedarán inmediatamente separados de
sus cargos, sin perjuicio de las sanciones que establece el Código Penal.

Artículo 24. — Los Inspectores Fiscales de Minas que no hicieren entrega de las
muestras a que estén obligados por el artículo 14 de este decreto-ley, estarán sujetos a una
multa equivalente a su haber de un mes, y serán conminados a la entrega de las referidas
muestras.

CAPITULO IV

Disposiciones generales

Artículo 25. — Para evitar la duplicidad de peticiones de informes a las Empresas


Mineras, la única entidad que podrá solicitarlos es el Ministerio de Minas y Petróleo,
exceptuando las atribuciones que corresponden al Ministerio de Trabajo y Previsión Social.

Artículo 26. — Se exceptúan: a)—La obligación de presentar balances anuales hasta el


1° de abril de cada año a la Comisión Fiscal Permanente y a la Dirección de Impuestos
Internos según el capítulo 5º del decreto reglamentario de 25 de febrero de 1924, de la ley de
30 de noviembre de 1923; b)—Las liquidaciones de exportación de minerales y cuentas de
ventas que deben presentar al Ministerio de Hacienda para el efecto de entrega de divisas; c)—
Los contratos de trabajo y las planillas de pagos de obreros que son remitidas a la Caja de
Seguro y Ahorro Obrero, según los artículos 3º y 10 del decreto supremo de 22 de mayo de
1935.

Artículo 27. — El Ministerio del Trabajo y Previsión Social, de acuerdo con el

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Ministerio de Minas y Petróleo, podrá realizar inspecciones en las minas, cuando las
necesidades del orden público lo requieran.

Artículo 28. — El Ministerio de Minas y Petróleo pasará copia de los informes que
correspondan a los Ministerios de Hacienda, Trabajo y Previsión Social, Departamento
Nacional del Trabajo y Dirección General de Estadística.

Artículo 29. — La obligación de remitir al Departamento Nacional del Trabajo,


conforme al artículo 1º del decreto supremo de 23 de marzo de 1927 se hace extensiva a la
Dirección General de Minas y Petróleo, a donde se enviará una copia.

Artículo 30. — Las multas impuestas por la Dirección General de Minas y Petróleo, de
conformidad a los artículos 15 y 24, se destinarán a los gastos que demanden las inspecciones
de minas.

Artículo 31. — Las multas determinadas por los artículos 16, 17, 19 y 20 de este
decreto-ley, serán destinadas a las Universidades que en los respectivos distritos mantuviesen
Facultades de Ingeniería con Escuelas de Minas y Petróleo.

Artículo 32. — Quedan derogadas todas las disposiciones contrarias al presente


decreto.

CATASTRACION Y ADJUDICACION DE BOCA-MINAS

DECRETO SUPREMO DE 18 DE ENERO DE 1940

Artículo 1º — Independientemente de la catastración de boca-minas y concesiones con


títulos perfeccionados, se efectuará por cuenta del Supremo Gobierno, la catastración de todas
las boca-minas y concesiones que estuviesen abandonadas y cuya ubicación fuese posible en
el terreno. Se entiende por abandono el hecho de no haber presentado los adjudicatarios sus
títulos o documentos para la catastración o inscripción provisional si las concesiones o boca-
minas se hallan en trámite.

Artículo 2º — El Supremo Gobierno, mediante resolución especial, designará a los


miembros que integren una comisión encargada de revisar los títulos y documentos
correspondientes a las boca-minas y concesiones abandonadas, que se indican en el artículo 1º,
para que se ejecute su catastración. Esta comisión será integrada por un miembro del Colegio
de Abogados de Potosí y de un Ingeniero de la Direeción General de Minas y Petróleo,
debiendo imputarse los gastos que demande, al presupuesto del ramo.

Artículo 3º — Una vez aprobado el plano catastral respectivo, sólo podrá solicitarse la
adjudicación directa de las boca-minas abandonadas que se hubiesen catastrado y formularse
denuncia de desahucio sobre las boca-minas y concesiones perfeccionadas o de caducidad de
las que se encuentran en trámite, de acuerdo con los términos y condiciones establecidas por el
Código de Minas vigente.
Artículo 4º — Dentro del régimen especial al que se sujeta el procedimiento para la
adjudicación de concesiones y boca-minas en el Cerro Rico de Potosí, se declaran sin efecto

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las leyes y disposiciones contrarias al presente decreto.

DISTRIBUCION DE DIVIDENDOS POR EMPRESAS


MINERAS

DECRETO-LEY DE 19 DE MARZO DE 1940

Artículo 1º — Las empresas mineras podrán distribuir dividendos en moneda


extranjera, de acuerdo a la utilidad líquida anual que arrojen sus balances y previa deducción
de las cuotas para castigos, en la proporción determinada por la ley de 30 de noviembre de
1923.

Artículo 2° — En ningún caso se utilizarán para la distribución de dividendos, los


fondos acumulados por concepto de reservas u otras disponibilidades.

Artículo 3º — Quedan asimismo facultadas las empresas mineras para contratar los
servicios de técnicos extranjeros, estipulando el pago total de sus haberes en divisas.

Artículo 4º — Se derogan las disposiciones contrarias al presente decreto-ley.

CATEGORIZACION DE LOS GRUPOS MINEROS

DECRETO SUPREMO DE 22 DE DICIEMBRE DE 1941

Artículo 1º — Los mineros medianos que corrientemente y con anterioridad al


decreto-ley de 7 de junio de 1939, hayan hecho sus exportaciones directas a los fundidores,
tendrán la facultad de seguir exportando sus productos en la misma forma que lo hacen,
siempre que en el término de seis meses a partir de la fecha, incrementen sus producciones,
por lo menos hasta las cantidades mínimas, que se indican a continuación, caso contrario,
serán considerados "mineros chicos".

Se considerará "mineros medianos" para los efectos de este decreto, a aquellos


mineros cuyas producciones mensuales y normales sean mínimas para minerales de estaño
de siete mil quinientos kilos fino; diez mil kilos fino para cobre simple; quince mil kilos finos
para cobre en complejos; un mil kilos para plata y sesenta mil kilos fino para plomos. Se
entiende que estas cifras corresponden a períodos libres de producción o a cuentas del 100 %
para los minerales sujetos a control internacional de producción.

Artículo 2º — Además, para que puedan considerarse "Empresas Medianas", se


requerirá que éstas, por sus trabajos de preparación y desarrollo en sus minas, por sus
instalaciones de plantas de beneficio y otras secciones mecanizadas, garanticen por un período
relativamente largo, una producción normal de las cantidades mínimas indicadas en el artículo
anterior de este decreto.

Artículo 3º — Los mineros chicos que deseen pasar a la categoría de medianos estarán
obligados a producir, por lo menos, durante seis meses continuos, un promedio mensual igual
a las cantidades mínimas fijadas a los mineros medianos. El Ministerio de Economía, en cada

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caso, y previo el informe de la Dirección General de Minas, sobre la capacidad productora


presente y futura de la empresa solicitante, dictará resolución expresa incorporándola a la
categoría de mediana, debiendo ésta, además, inscribirse y cumplir los requisitos establecidos
por los Estatutos de la Asociación Nacional de Mineros Medianos, cuya personería jurídica
está reconocida por resolución suprema de 5 de septiembre de 1939.

Artículo 4º — Los permisos de exportación directa concedidos a los mineros


medianos, se renovarán semestralmente, cancelándose aquellos de las empresas que no hayan
cumplido durante el último semestre con el promedio de producción mensual fijado a las
empresas de esta categoría. Las empresas medianas que hayan perdido su categoría, para
recobrarla, deberán cumplir con lo dispuesto por el artículo 3º de este decreto.

Artículo 5º — Se concede e1 plazo de seis meses, a partir de la fecha del presente


decreto, para que todas las empresas mineras regularicen su situación de tales, dentro de las
condiciones fijadas por este decreto, especialmente en lo concerniente a su producción
mensual en las cantidades mínimas indicadas en el artículo 1º de este mismo decreto, para lo
cual la Dirección General de Minas elevará al Ministerio de Economía, para su aprobación, la
lista actual de mineros, cuyas exportaciones deben ser efectuadas por intermedio del Banco
Minero. Una vez aprobada esta lista, toda alteración posterior deberá ser hecha mediante
resolución expresa del Ministerio de Economía. (Redactado conforme al decreto modificatorio
de 25 de febrero de 1942).

EL ESTADO INTERVENDRA EN LAS MINAS QUE PARALICEN SUS


ACTIVDADES

DECRETO DE 27 DE MARZO DE 1945

Artículo 1º — Se declara de imperiosa necesidad y seguridad nacionales el


mantenimiento de los trabajos de explotación y beneficio de minerales indispensables al
esfuerzo bélico de las Naciones Unidas.

Artículo 2º — El Estado establecerá la intervención fiscal de las minas que paralizaron


sus trabajos de explotación y beneficio de minerales de estaño.

Artículo 3º — El Ministerio de Economía Nacional queda facultado para determinar la


oportunidad y condiciones en que será implantada la intervención, debiendo al efecto dictar,
en cada caso, una Resolución Suprema.

Artículo 4º — Para proceder al paro de labores, las Empresas deberán dar aviso
simultáneo a los Ministerios de Trabajo y Economía Nacional, con noventa días de
anticipación.

Artículo 5º — Ocho días antes del paro autorizado por el Gobierno, depositarán en la
Caja de Seguro y Ahorro Obrero, el total de las sumas adeudadas a sus empleados y obreros,
por concepto de desahucio, indemnizaciones, etc.

Artículo 6º — El Banco Minero de Bolivia, será nombrado interventor de las minas

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paralizadas, con amplias facultades, para tomar las medidas que estime convenientes al
mantenimiento de la producción.

Artículo 7º — Como diligencia previa para hacerse cargo de la mina, la Intervención


practicará, con la concurrencia de los propietarios, un inventario detallado, consignando los
valores de todos los bienes, maquinarias, herramientas, instalaciones, existencia en almacenes,
pulperías y demás elementos. Se establece la obligación legal de los propietarios para
concurrir a este acto, pero su inasistencia no lo invalidará.

Artículo 8º — Mientras dure la intervención, ni los acreedores, ni los propietarios, ni


terceras personas, para las que tengan las empresas obligaciones reconocidas, podrán disponer
ni hacer que se disponga judicialmente, ni extrajudicialmente de los ingresos brutos,
documentos, minerales, materiales y demás implemento sde trabajo y existencia de pulperías
de las minas intervenidas, procediéndose, en caso de contención, de acuerdo al artículo 15.

Artículo 9º — La Intervención registrará en cuenta especial, el desarrollo de las


operaciones de cada una de las minas intervenidas.

Artículo 10. — Con cargo al Fondo de Fomento, el Directorio del Banco Minero de
Bolivia, proporcionará con carácter de anticipación, para cada caso, los fondos necesarios para
el mantenimiento del trabajo en cada una de las minas intervenidas.

Artículo 11. — Las exportaciones se harán por medio del Banco Minero de Bolivia, a
nombre de la empresa intervenida.

Artículo 12. — La Intervención entregará obligatoriamente el 100% de divisas. Para


sus gastos en moneda extranjera, el Banco Central de Bolivia concederá las divisas que sean
necesarias.

Artículo 13. — Las sumas que deben pagarse por concepto de impuestos de
exportación, serán destinadas provisionalmente a construir la explotación especial para cubrir
las pérdidas que pudieran resultar en la explotación de la mina durante la intervención, para
cuyo efecto se abrirá, en cada caso, la cuenta respectiva

Artículo 14. — Las Aduanas Nacionales, quedan autorizadas para recibir de los
agentes de la intervención, vales a cargo del Banco Minero de Bolivia, por el importe total de
los impuestos y derechos de exportación que correspondan a los minerales procedentes de una
mina intervenida.

Artículo 15. — La Intervención destinará los fondos resultantes de la venta de


minerales para cubrir los gastos netos de producción, sin considerar amortizaciones, así como
para el pago de derechos de exportación, sin rebaja alguna, cancelados los vales entregados a
las Aduanas. Si después de efectuadas tales erogaciones, resultaren remanentes, éstos serán
depositados en una cuenta especial a la orden de la autoridad judicial competente, para su
entrega a los propietarios o a quien tenga mejor derecho.

Artículo 16. — Sí la Intervención arrojare pérdidas, éstas serán cargadas a la reserva

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especial creada a base de los derechos de exportación, conforme al artículo 13.

Artículo 17. — Las intervenciones serán suspendidas por el Ministerio de Economía, a


petición del Banco Minero de Bolivia o de las empresas.

Artículo 18. — Las Empresas intervenidas podrán, en cualquier momento, reasumir la


dirección y administración de sus yacimientos y establecimientos, previa solicitud al
Ministerio de Economía, bajo compromiso de mantener normalmente los trabajos de
explotación y beneficio. De existir ese momento inversiones no amortizadas, verificadas por la
Intervención, para el mantenimiento de los trabajos, la empresa, al reasumir la dirección de los
yacimientos, deberá Comprometerse a pagar en su totalidad tales inversiones con carácter de
preferencia.

Artículo 19. — Liquidada la Intervención, ya sea a solicitud del Banco Minero o de


los propietarios, el Banco Minero hará entrega de las minas a éstos, con todas sus
instalaciones, maquinarias y herramientas, así como todas las existencias de almacenes,
pulperías, etc.

Artículo 20. — Los propietarios de las minas intervenidas están facultados para
designar por su cuenta los inspectores que deseen para reformarse de la marcha de las
operaciones a cargo de la Intervención y presentar recomendaciones sobre la forma más
conveniente de conducirlas. Una copia de las recomendaciones será remitida al Ministerio de
Economía Nacional, para que pase a conocimiento de la Dirección General de Minas y
Petróleo.

Artículo 21. — La Dirección General de Minas y Petróleo ejercerá sus funciones de


contralor de las operaciones de la intervención, mediante sus ingenieros inspectores.

Los señores Ministros de Estado en los Despachos de Economía Nacional y Hacienda,


quedan encargados de la ejecución y cumplimiento del presente Decreto.

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