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Los 4 pensamientos que hacen girar la

mente hacia el Dharma


Budismo
El budismo enseña que estos cuatro pensamientos deben tenerse presentes para romper
con la rueda del samsara.
Autor: Cadena Áurea
agosto 28, 2016

En el budismo tibetano se enseña que existen cuatro pensamientos que se deben tener
presentes para liberarse del sufrimiento que genera la ignorancia. Estos pensamientos
son esenciales en las prácticas preliminares que preparan al practicante para el
vajrayana, el estudio y la práctica del tantra, el camino veloz hacia la liberación. Se
conocen como los cuatro pensamientos que giran la mente hacia el dharma y también
como los cuatros pensamientos que liberan a la mente del samsara  (o la existencia
ilusoria). Podemos pensar en ellos como la leña que enciende la pasión de la compasión,
el deseo de liberarse de todo deseo y la luz que permite ver las cosas como son (esta es
de hecho una de las definiciones de lo que es el dharma: la realidad, ver el mundo tal
como es).

Gyatrul Rinpoche en su comentario a la presentación de la Unión del Dzogchen y el


Mahamudra de Karma Chagme, traducido al inglés como Naked Awareness dice que
para lograr el estado de omnisciencia de la iluminación y liberarse del sufrimiento es
necesario primero enfocarse en los Cuatro Pensamientos que Hacen Girar a la Mente.

1. La preciosa vida humana

El budismo enseña que la vida humana, pese a estar inmersa en el samsara, es la más
preciosa oportunidad para practicar el dharma y buscar la liberación. Dentro de los seis
diferentes reinos en los que se puede renacer este es el más propicio para practicar el
dharma, incluso más que el de los dioses, quienes también están sujetos al karma. Si no
aprovechamos esta vida y practicamos el dharma es muy probable que tengamos que
esperar mucho –y sufrir otro tanto– antes de que tengamos otra oportunidad de romper
con el ciclo hipnótico del samsara (el ciclo de muerte y renacimiento, enfermedad y
vejez).

Gyatrul Rinpoche dice que la vida humana es como un isla fértil sobre el océano del
samsara. La isla es muy fértil pero tiene muchas plantas venenosas y espinosas y piedras
que deben cortarse para poder aprovechar la tierra. Tiene todas las condiciones
necesarias para producir una rica cosecha, sin embargo está flotando asalvo sobre el
océano sólo por un rato.

Actualmente en nuestras presentes circunstancias estamos en una isla muy fértil. Esta es
una buena isla –nuestra presente vida humana– sin embargo debemos de darnos cuenta
que la tenemos por un muy breve momento. Dedica tu tiempo de manera efectiva y
significativa, para que puedas reconocer lo que es virtuoso y lo que no lo es, y adopta
aquello que sí lo es y evita lo que no lo es.

El gran sabio recopilador de la esencia de las tradiciones budistas del Tibet, Jamgon
Kongtrul, dice en su Recordatorio de la Práctica del Shangpa (el linaje secreto de
maestros kagyu):

Tener las ocho libertades y las diez favorables condiciones en esta forma humana es
mucho mejor que ser un dios; es como si un hombre muy pobre encontrara una joya. ..
Es difícil encontrarla por más de un momento. Es impermanente como una burbuja,
seguro que desaparecerá pronto. Por ello, nada más que el Dharma es de utilidad.

Guru Rinpoche Padmasambhava en el terma traducido como Natural Liberation por


Allan Wallace nos exhorta a meditar en la preciosa existencia humana como si
estuviéramos en un lugar privilegiado en una montaña, mientras innumerables seres
sufren, a la vez que notamos que estamos apunto de caer. “He obtenido actualmente lo
que es difícil de obtener, no hay tiempo que perder, porque seguramente caeré de aquí
pronto”. Meditando en ese estado entonces surge la pregunta sobre qué es lo que puede
impedir que uno se desplome de este lugar precioso pero amenazado por un peligro
inminente. Y eso es, cultivar la compasión para obtener la iluminación y así poder
liberar a todo los seres sensibles que viven atados por su ignorancia al samsara y todos
los cuales han sido alguna vez en esta rueda interminable nuestros padres y madres.

2. La muerte y la impermanencia

“Si no piensas en la muerte y en la impermanencia, la conciencia de que no hay tiempo


que gastar no surgirá en tu flujo mental, y sucumbirás ante la lasitud y la pereza, sin
contemplar el Dharma”, dice Guru Rinpoche. Sin esta presencia constante de la
impermanencia de todos los fenómenos podemos pasar el tiempo persiguiendo placeres
efímeros y cuando llegue la muerte tendremos una mente ignorante que no logrará
reconocer lo que se conoce como la Luz Clara, que es la verdadera naturaleza de nuestra
mente, igual al espacio, la fuente de todos los fenómenos. Esto nos mantendrá en el
ciclo del samsara. Dice Jamgong Kongtrul:

El universo, este mundo externo,

Será destruido por el fuego y el agua.

Las cuatro estaciones, meros momentos, vienen y van.

Todo es impermanente, sujeto a los cuatros fines.

Nunca ha habido una persona que no haya muerto.

La vida y el aliento son como el rayo y el rocío.


Ni siquiera es seguro cual vendrá antes.

Mañana o el siguiente mundo.

Si sólo pienso en el dharma pero no lo practico,

los demonios de la distracción y la pereza me aplastarán.

Ya que me iré de este mundo desnudo y sin posesiones

debo practicar el supremo dharma sin retraso.

3. Karma

El tercero de los cuatro pensamientos que llevan hacia el dharma, es el karma o la


acción y sus consecuencias. El budismo enseña que la vida humana es privilegiada para
entender los mecanismos del karma, esto es, la ley de la causa y el efecto, la cual está
inscrita en cada acto y no depende de ningún juicio o intervención externa para
realizarse. La diferencia entre la causalidad como la entiende la ciencia moderna, es que
la visión del karma budista considera que todo los actos — físicos, de pensamiento y de
palabra– generan una consecuencia en relación a la intención que la mente imprime.
Entender el karma es comprender la legalidad del universo, la forma en la que opera la
mente y la naturaleza. Un entendimiento que a su vez nos coloca dentro de un orden,
nos permite literalmente actuar con conocimiento de causa y ser responsables de
nuestras vidas. Dice Jamgon Kongtrul:

Al morir, todos, incluso un monarca universal,

dejan poder e influencia atrás.

Me interno yo solo al más allá.

Los efectos de mis actos me siguen como la sombra sigue a mi cuerpo.

Experimentaré los efectos de todos mis actos.

No experimentaré los efectos de las acciones que no he realizado.

Mis acciones siguen evolucionando en los resultados que experimento.

La virtud inevitablemente madura como felicidad y el mal como sufrimiento.

Estoy aquí sólo por un momento, pero el samsara es largo y sin final.
Para evitar producir mi propio colapso, debo e aceptar el principio de acción y
resultado.

Particularmente, debo seguir mis compromisos y ninguna falencia oscurezca mi


experiencia.  

4. Los defectos del samsara

El cuarto punto es meditar sobre la naturaleza del samsara, esta forma de existencia
cuya característica principal es el sufrimiento. Se dice que el samsara es esta región
donde todos los fenómenos y objetos que deseamos, pensando que recibiremos de ellos
gran placer, son como gotas de miel sobre la hoja de una navaja… es por la gran
ignorancia que prevalece en la mente samsárica que aún así perseguimos estos placeres.
Mientras sigamos existiendo en un mundo condicionado, donde existe la muerte y el
renacimiento, no podremos ser felices, es por ello que renunciar al samsara es el
principio de la práctica del Dharma (esto no significa renunciar al mundo y entrar en un
retiro permanente, significa renunciar a la percepción ilusoria y buscar firmemente la
sabiduría). De nuevo Jamgon Kongtrul:

Desde la cima de la existencia hasta las profundidades de tormento,  de arriba a abajo,

las regiones del samsara son como una caldera ardiente o como un follaje de navajas.

Ninguna oportunidad de felicidad  surge verdaderamente.

Hasta ahora he vagado por el samsara.

La ignorancia, la confusión y el mismo samsara no han llegado a su fin.

Ahora que comprendo esta intolerable infelicidad una feroz determinación surge en mí.

Entro en el camino de la libertad y la felicidad verdadera y sigo la libertad del linaje de


maestros para despertar plenamente es esta vida.

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