Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los 4 Pensamientos Que Hacen Girar La Mente Hacia El Dharma
Los 4 Pensamientos Que Hacen Girar La Mente Hacia El Dharma
En el budismo tibetano se enseña que existen cuatro pensamientos que se deben tener
presentes para liberarse del sufrimiento que genera la ignorancia. Estos pensamientos
son esenciales en las prácticas preliminares que preparan al practicante para el
vajrayana, el estudio y la práctica del tantra, el camino veloz hacia la liberación. Se
conocen como los cuatro pensamientos que giran la mente hacia el dharma y también
como los cuatros pensamientos que liberan a la mente del samsara (o la existencia
ilusoria). Podemos pensar en ellos como la leña que enciende la pasión de la compasión,
el deseo de liberarse de todo deseo y la luz que permite ver las cosas como son (esta es
de hecho una de las definiciones de lo que es el dharma: la realidad, ver el mundo tal
como es).
El budismo enseña que la vida humana, pese a estar inmersa en el samsara, es la más
preciosa oportunidad para practicar el dharma y buscar la liberación. Dentro de los seis
diferentes reinos en los que se puede renacer este es el más propicio para practicar el
dharma, incluso más que el de los dioses, quienes también están sujetos al karma. Si no
aprovechamos esta vida y practicamos el dharma es muy probable que tengamos que
esperar mucho –y sufrir otro tanto– antes de que tengamos otra oportunidad de romper
con el ciclo hipnótico del samsara (el ciclo de muerte y renacimiento, enfermedad y
vejez).
Gyatrul Rinpoche dice que la vida humana es como un isla fértil sobre el océano del
samsara. La isla es muy fértil pero tiene muchas plantas venenosas y espinosas y piedras
que deben cortarse para poder aprovechar la tierra. Tiene todas las condiciones
necesarias para producir una rica cosecha, sin embargo está flotando asalvo sobre el
océano sólo por un rato.
Actualmente en nuestras presentes circunstancias estamos en una isla muy fértil. Esta es
una buena isla –nuestra presente vida humana– sin embargo debemos de darnos cuenta
que la tenemos por un muy breve momento. Dedica tu tiempo de manera efectiva y
significativa, para que puedas reconocer lo que es virtuoso y lo que no lo es, y adopta
aquello que sí lo es y evita lo que no lo es.
El gran sabio recopilador de la esencia de las tradiciones budistas del Tibet, Jamgon
Kongtrul, dice en su Recordatorio de la Práctica del Shangpa (el linaje secreto de
maestros kagyu):
Tener las ocho libertades y las diez favorables condiciones en esta forma humana es
mucho mejor que ser un dios; es como si un hombre muy pobre encontrara una joya. ..
Es difícil encontrarla por más de un momento. Es impermanente como una burbuja,
seguro que desaparecerá pronto. Por ello, nada más que el Dharma es de utilidad.
2. La muerte y la impermanencia
3. Karma
Estoy aquí sólo por un momento, pero el samsara es largo y sin final.
Para evitar producir mi propio colapso, debo e aceptar el principio de acción y
resultado.
El cuarto punto es meditar sobre la naturaleza del samsara, esta forma de existencia
cuya característica principal es el sufrimiento. Se dice que el samsara es esta región
donde todos los fenómenos y objetos que deseamos, pensando que recibiremos de ellos
gran placer, son como gotas de miel sobre la hoja de una navaja… es por la gran
ignorancia que prevalece en la mente samsárica que aún así perseguimos estos placeres.
Mientras sigamos existiendo en un mundo condicionado, donde existe la muerte y el
renacimiento, no podremos ser felices, es por ello que renunciar al samsara es el
principio de la práctica del Dharma (esto no significa renunciar al mundo y entrar en un
retiro permanente, significa renunciar a la percepción ilusoria y buscar firmemente la
sabiduría). De nuevo Jamgon Kongtrul:
Desde la cima de la existencia hasta las profundidades de tormento, de arriba a abajo,
las regiones del samsara son como una caldera ardiente o como un follaje de navajas.
Ahora que comprendo esta intolerable infelicidad una feroz determinación surge en mí.