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CORRIENTES FILOSOFICAS
EL COLEGIO DE MORELOS
15 DE AGOSTO 2021
¿Qué es la Etica?
Introducción
“Todo arte y toda investigación científica, lo mismo que toda acción y elección
parecen tender a algún bien; y por ello definieron con toda pulcritud el bien los que
dijeron ser aquello a que todas las cosas aspiran”. (Aristóteles, Ética a Nicómaco,
libro 1,1).
El presente ensayo describe una reseña del gran legado cultural, social, político y
En dicha obra Aristóteles define que: Un acto será bueno o malo dependiendo de las
consecuencias que tenga y de igual forma, el fin al que aspira el hombre es la felicidad. Por
tanto, una acción es buena si logra hacer al individuo más feliz. (¿¿aquí no se si definir
Por otro lado, la ética aristotélica es de carácter práctico, no basta con estudiarla,
objeto o motivo, no es en vano, sin embargo, Aristóteles diferenció entre dos tipos de fines.
Por un lado, los fines útiles como medios y, por otro lado, el fin último. (Esto no se repite
embargo, el filósofo pensó que podría haber otro fin, uno último al que todos los demás
estén sometidos.
hombre quiere ser feliz por encima de todo, pero su conducta tiene que estar en proporción,
ya que todo individuo tiene un sentido moral para distinguir lo bueno de lo malo.
Así, para el filósofo, el fin último que intenta conseguir el hombre es la felicidad.
Este es el bien supremo de la vida humana. Esto también se pone como pregunta ¿??
1Pero, ¿qué es la felicidad? ¿Cómo se alcanza una vida dichosa? Aristóteles afirma
que la respuesta depende de a quién se le pregunte. Pues, mientras que para algunos una
vida feliz podría reducirse a las riquezas, para otros, podría ser el placer.
Pero, según Aristóteles, ¿qué hace feliz al hombre? ¿Cómo puede el individuo
alcanzar una vida plena? 2 y de ahí poner para descubrirlo, para analizarlo, para entenderlo
Del párrafo anterior nace la necesidad de calificar qué es lo que entendemos por
bien. Para Aristóteles el bien se definirá como aquello hacia lo cual tienden todas las cosas,
la finalidad de las cosas. Podemos constatar en nuestra vida cotidiana la gran variedad de
fines que existen, propios de las distintas disciplinas y acciones del ser humano, habiendo
más aún, relaciones mediáticas y del orden jerárquicas entre ellos. Se podría preguntar uno
sobre la existencia de un fin último, que se busque por sí mismo y no como medio para otro
bien.
Como ya adelantábamos al inicio, Aristóteles señalará que la felicidad es el Bien
supremo al que aspiran todos los hombres por naturaleza. En este sentido no todos los
hombres gozan del mismo significado respecto a la vida buena; para unos la felicidad
consiste en las riquezas, para otros en el placer, y para otros en los honores.
En este sentido Aristóteles identificará tres tipos de vida, la voluptuosa, la política y
la contemplativa, siendo esta última la mejor.
Finalmente, se puede decir que nuestros estilos de vida reflejan qué concepción
tenemos de felicidad.
En conclusión, el bien para el ser humano está relacionado con la felicidad, la cual
se consigue desplegando nuestra facultad racional, y haciéndolo con excelencia, de la mejor
manera posible; con virtud.
Nuestra alma, principio de vida y donador de ánimo para el ser humano, está
dividida en dos partes, nuestra parte irracional y la parte racional. También es posible
separarla en tres: la parte que se ocupa del aspecto vegetativo, la parte desiderativa, de la
cual emanan los deseos, y la parte intelectiva. La parte irracional tiene un cierto grado de
participación racional, en cuanto es capaz de aceptar lo dictado por la razón.
Entonces, diremos que el aspecto vegetativo no participa en absoluto de la razón,
no así la deliberativa o desiderativa, la cual hace caso al consejo del intelecto como un hijo
hace caso a su padre. Es en este último estadio donde se desenvuelve la ética, en lo
deliberativo, en el diálogo armónico (idealmente) entre nuestros deseos y apetitos y la
razón.
Las virtudes se dividirán conforme a la diferencia que hemos recién explicitado.
Estarán por tanto las virtudes del intelecto y las virtudes éticas (morales). Las virtudes
morales, están relacionadas con nuestro modo de ser o carácter.
Sería errado de nuestra parte creer que virtud y placer son incompatibles; se dirá
incluso, que para el virtuoso es un placer dar. En realidad, se nos invita a ser reales y
sinceros respecto a lo que sentimos y al momento en que lo experimentamos; lograr una
armonía correspondiente a los momentos de placer y de dolor. Las virtudes en este sentido,
serán las encargadas del ordenamiento de las pasiones. Entendidas como ejercicio habitual
y que son socorridas por el intelecto, son las que determinan el dónde se halla el término
medio.
Nos ayudarán a controlar la tendencia propia del ser humano a sobrepasar sus
límites pasionales. Para Aristóteles, la moderación será el término medio entre el
desenfreno y la excesiva represión. Los extremos van a ser los vicios, la virtud gracias a la
razón, se situará mediadora de los extremos; en la mitad, no aritmética, sino de la persona.
Esto quiere decir que siempre se situará más cerca de uno de los dos extremos.
Para esto se exige que el campo deliberativo sea del orden moral o práctico, donde
sea posible que las cosas sean de una u otra manera; donde sea posible la ética En este
sentido, la prudencia se distancia de este tipo de virtudes, como las propias de la ciencia y
el arte. Se podría analogar la prudencia con la habilidad de proposición de medios para
llevar a cabo alguna acción. Pero se distancia de esta última por no buscar el bien, no así la
prudencia, que como toda virtud, es un hábito hacia el bien.
Concluimos por tanto que la prudencia es una virtud del intelecto deliberativo que
descubre la acción indicada para la consecución del bien. Muchas veces se ha relacionada,
hasta nuestros tiempos, al hombre prudente con el hombre cauto que sabe tomar decisiones.
La prudencia, como decíamos anteriormente, cumplirá un rol particular dentro del
conjunto de las virtudes; auxiliar para la obtención de los bienes humanos. Esta virtud gesta
una relación recíproca entre ella y las virtudes éticas, siendo estas últimas impensables sin
prudencia y la prudencia sin ellas también carece de sentido. Si una virtud ética fracasa, no
habrá espacio para la prudencia.
Al final de su libro de Ética, Aristóteles se referirá a la amistad, las clasificará de
tres tipos, las por interés y utilidad, y las por virtud. Las dos primeras las catalogará como
accidentes, por que no se quiere al amigo por él ser quien es, sino por mera satisfacción de
placeres y utilidades personales. En cambio, la amistad en la virtud, que es la de los
hombres iguales y buenos en la virtud; porque procuran el bien recíprocamente en honor a
la bondad. En este sentido para el Estagirita, la amistad es la bisagra entre la ética y la
política.
Finalmente, y para finalizar este ensayo, diremos que para el autor, como habíamos
señalado anteriormente, el ideal de la vida feliz consistirá, en tener cubiertos los problemas
materiales inmediatos y dedicar el ocio disponible a la ciencia teórica, a la contemplación
de lo que de universal y necesario hay en la realidad; la sabiduría como vida feliz.