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Vestibular RegiaoSudeste
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Español
(UEMG/2009) Universidade do Estado de Minas Gerais
“Ya no quedaba en la casa nada que vender, salvo el reloj y el cuadro. El jueves
en la noche, en el último extremo de los recursos, la mujer manifestó su inquietud
ante la situación.
—No te preocupes —la consoló el coronel. —Mañana viene el correo.
Al día siguiente esperó las lanchas frente al consultorio del médico...
El administrador postal abrió el saco. Entregó al médico el paquete de los
periódicos. Luego desgarró el sobre de la correspondencia privada, verificó la
exactitud de la remesa y leyó en las cartas los nombres de los destinatarios...
El médico se dispuso a leer dos cartas personales. Pero antes de romper los
sobres miró al coronel. Luego miró al administrador.
—¿Nada para el coronel?
El coronel sintió el terror. El administrador se echó el saco al hombro, bajó el
andén y respondió sin volver la cabeza:
—El coronel no tiene quien le escriba.
Contrariando su costumbre no se dirigió directamente a la casa. Tomó café en
la sastrería mientras los compañeros de Agustín hojeaban los periódicos. Se sentía
defraudado. Habría preferido permanecer allí hasta el viernes siguiente para no
presentarse esa noche ante su mujer con las manos vacías. Pero cuando cerraron
la sastrería tuvo que hacerle frente a la realidad. La mujer lo esperaba.
—¿Nada? —preguntó.
—Nada —respondió el coronel.
El viernes siguiente volvió a las lanchas. Y como todos los viernes regresó a su
casa sin la carta esperada. Ya hemos cumplido con esperar, le dijo esa noche su
mujer. Se necesita tener esa paciencia de buey que tú tienes para esperar una carta
durante quince años.
El coronel se metió en la hamaca a leer los periódicos.
—Hay que esperar el turno —dijo. —Nuestro número es el mil ochocientos veintitrés.
—Desde que estamos esperando, ese número ha salido dos veces en la lotería
—replicó la mujer.
El coronel leyó, como siempre, desde la primera página hasta la última, incluso
los avisos. Pero esta vez no se concentró. Durante la lectura pensó en su pensión
de veterano. Diecinueve años antes, cuando el congreso promulgó la ley, se inició
un proceso de justificación que duró ocho años. Luego necesitó seis años más
para hacerse incluir en el escalafón. Ésa fue la última carta que recibió el coronel”.
Gabriel García Márquez. El coronel no tiene quien le escriba. Madrid: Alianza Editorial, S.A. 1995.
5 Observe, abajo, el orden presentado para los hechos en el texto y, a continuación, señale
la alternativa que trae la secuencia correcta de esos hechos.
1— Como todos los viernes, el coronel regresó a su casa sin la carta esperada.
2— Su mujer cascarrabias manifestó inquietud con su extrema miseria económica.
3— El coronel leyó, en silenciosa zozobra, todos los periódicos de cabo a rabo.
4— El administrador postal dijo al médico: el coronel no tiene quien le escriba.
a) 2, 4, 1, 3.
b) 4, 1, 3, 2.
c) 2, 3, 1, 4.
d) 3, 2, 4, 1.
6 De acuerdo con el texto, se puede inferir que la situación precaria en la que se encuentra
el coronel retirado es consecuencia
a) de la vejez en crisis política.
b) del descuido en los trámites burocráticos.
c) de la deficiencia en el transporte del correo.
d) del drama conyugal al pie del vecindario.
En torno al paro
No hay que afecte tanto al ser humano, descomponiéndolo, como el hundimiento
de sus más íntimas convicciones. Él cuenta, conscientemente o no, con la caducidad
de sí mismo y de sus sentimientos: cuando siega a su alrededor, la muerte le duele,
pero no lo deshace, y el final de un amor lo desgarra. Pero si ese amor era más: un
proyecto interminable, la luz nueva del mundo, y se concluye sin el comprensible
seísmo de la muerte, el ser humano se anonada, porque no es sólo el amor, sino
su entero mundo el que se tambalea; no es que quede imposible para el amor en
adelante, sino para la vida y la fe en ella…
Una de las más profundas convicciones —si no la más— del hombre es el trabajo.
Puede negarse a él, puede evitarlo, pero sabe que está oponiéndose a una ley que
—se le ha repetido tanto, tanto— es natural. Yo desconfío de tal apelativo aplicado
a las leyes morales. Creo que la naturaleza es más comprensiva y menos obligatoria
de lo que se nos enseña. Sin embargo, hasta tal punto se ha insistido sobre la
perentoriedad del trabajo del hombre, que la llevamos en la médula de los huesos
y el alma. ¿Qué busca el hombre? Más o menos adornados, su pan y su pareja y
su cubil. Desde la Creación hasta ascender a la cúspide y alcanzar la deslumbrante
constelación del éxito. O sea, del trabajo es imposible huir. El hombre habita una
sociedad edificada por el trabajo común, sobre el común trabajo; su tiempo hasta
casi morir, se reduce a trabajar, comer y dormir lo indispensable para trabajar. Se
ha hecho del trabajo el protagonista de este episodio que llamamos vida. Y si algún
país sureño siente la necesidad de disminuir sus necesidades con tal de disminuir las
fatigas que le vale el satisfacerlas, ya se encargan los laboriosos nórdicos de tacharlo
de perezoso e indolente. Conclusión: del trabajo es imposible huir.
Pero, ¿qué pasa cuando es el trabajo el que huye de los hombres? De unos
hombres a los que machaconamente, se les empujó, hasta configurarlos por dentro
y por fuera, a ser hombres de provecho, formales, hacendosos, dignos, a vivir con
la frente muy alta, de aquello que se gane, a ser ejemplo de sus hijos, a alcanzar un
salario decoroso y creciente. ¿Qué pasa cuando es cualquier trabajo, todo trabajo,
el que huye de esos hombres? ¿Podrá extrañar entonces que los parados sufran
trastornos físicos y síquicos? Es un mundo entero, una moral entera, una fe entera,
un dogma, un culto enteros los que se bambolean, ¿y no se bamboleará la pobre
mente humana, el corazón humano? Los parados no viven ya: desviven. Entre
ansiedades, neurosis, astenias, úlceras gástricas, infartos, desgana, infinita tristeza.
¿Quién es capaz de defender un orden en que hay campesinos sin campo y sin
faena; obreros sin jornal ni jornada; albañiles sin andamio; hombres con las manos
inútiles, los ojos en el suelo, sin entender lo que ha ocurrido con el mundo de ayer
y sus promesas, sin libertad, sin paz, sin esperanza?
El drama de los hombres que no encuentran trabajo es el que apuñala a nuestra
sociedad en el corazón de su corazón. No hay nada que destroce tanto al hombre
como el hundimiento de una de sus pocas convicciones: el trabajo.
Antonio Gala. El País, 1982. (Adaptado.)
2 ¿Cuál es la postura respecto a dar una palmada a los niños de Verónica Fierro?
a) Está en desacuerdo con las palmadas que le daba su madre. Le parece injusto.
b) Está de acuerdo con lo que piensa la psicóloga Claudia Jiménez Chacón.
c) Está de acuerdo con lo que hacía con ella su madre pero con su hija prefiere siempre el
diálogo y nunca las palmadas.
d) Está de acuerdo con su madre y sigue su ejemplo en relación a la educación de su hija.
e) Está de acuerdo con la postura de Roger Dávila.
3 ¿Cuál de todas estas afirmaciones relacionadas con la información que brinda el artículo
es falsa?
a) Algunos psicólogos creen que las personas educadas sin el uso de la violencia manejan sus
carros mucho mejor.
b) El uso de la violencia en la educación infantil ha perdido apoyo en los últimos años en
Colombia.
c) El niño siente un castigo emocional a la par del castigo físico. Le duele más la sensación de
pérdida de afecto de un ser querido que la palmada.
d) Muchos padres que castigan físicamente a sus hijos sienten culpa.
e) Es necesario que los padres sepan ponerle límites a los hijos.
6 Si tomamos un fragmento como “Al niño no le duele tanto la palmada”, donde se usa el
verbo doler, podemos asegurar que este verbo se conjuga en tercera persona singular
porque:
a) concuerda con “Al niño”.
b) concuerda con “la palmada”.
c) concuerda con ambos: “Al niño” y “la palmada”.
d) la oración es negativa.
e) está antecedido por “le”.
8 La guía que aparece al final del artículo respalda el punto de vista de:
a) Sonia Lancheros.
b) la sociedad colombiana.
c) la Asociación Americana de Pediatría.
d) la Asociación Afecto.
e) Verónica Fierro.
9 En la oración “Así, la persona que ha sido educada con agresión es más propensa a
depender de la presencia del jefe o de una autoridad para funcionar correctamente, mientras
que quienes fueron criados en ambientes más amables tienden a ser más autónomos y
responsables de sus actos”. El locativo mientras que puede ser reemplazado por:
a) y.
b) sin embargo.
c) en cambio.
d) aunque.
e) pero.
QUESTÃO 1
Com relação à negociação comercial em Genebra, a conduta da delegação brasileira é
apontada, no texto, como
A) desleal.
B) ousada.
C) morosa.
D) cautelosa.
E) intransigente.
QUESTÃO 2
Em seu artigo, a autora trata da aceitação plena pelo Brasil das propostas feitas
A) pela OMC.
B) pelo Mercosul.
C) pelo Grupo dos 20.
D) pelos aliados históricos.
E) pelos países desenvolvidos.
QUESTÃO 3
“bajar la protección [...]” e “reducir el margen” [...] (linhas 21 e 22) são probabilidades que
indicam, em relação uma à outra,
A) exclusão.
B) acréscimo.
C) alternância.
D) contradição.
E) dependência.
QUESTÃO 4
[...] “haber mostrado nuestros trapitos al sol” (linha 35) refere-se concretamente a divergências
entre
A) G20 e OMC.
B) OMC e Mercosul.
C) Brasil, China e Índia.
D) parceiros do Mercosul.
E) jornalistas brasileiros.
QUESTÃO 5
Segundo a afirmação de Diana Tussie, a atitude da Argentina, ao “marcar la cancha donde
vale la pena”, (linha 31) expressa:
I. mudança significativa de atitude.
II. neutralidade habitual nas transações.
III. postura diversa à da China e da Índia.