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MENSAJES DE

SATHYA SAI
VOLUMEN XX

(Edición revisada y aumentada)

Discursos de Bhagavan Sri Sathya


Sai Baba pronunciados durante 1987
Mensajes de Sathya Sai - Volumen XX
© Sai Ram, 2006

EDICIÓN: Irene Acero


TRADUCCIÓN: Arlette Meyer

Fundación Sri Sathya Sai Baba de Argentina


Uruguay 1037 5° Piso Oficina 12, Ciudad de Buenos Aires
CP 1016
Republica Argentina
Internet:www.fundacionsai.org.ar
E-mail:librosaudiovideos@fundacionsai.org.ar

Sathya Sai Baba


Mensajes Sathya Sai: volumen XX. - 1º ed.– Buenos Aires: Sai Ram,
2006
224 p.; 20 x 14 cm
ISBN 987-1103-35-2
1. Espiritualidad - Vedanta. I Título
CDD 294.5

ISBN 13 digitos: 978-987-1103-35-5

Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.

Libro editado e impreso en la Argentina.


Printed in Argentina.

Todos los Derechos Reservados


El editor se reserva los derechos de autor y los derechos de traducción a cual-
quier idioma. Ninguna parte, párrafo, pasaje, texto, fotografía o gráfico de este
libro puede ser reproducido, transmitido o utilizado, en idioma original o por
traducción, en forma alguna o por medio alguno, electrónico, mecánico, fotoco-
piado, grabado o por cualquier sistema de información, almacenamiento o recu-
peración, sin la previa autorización por escrito del Convenor Sri Sathya Sai Books
& Publications Trust, Prashanti Nilayam (Andhra Pradesh), India, excepto en el
caso de pasajes breves citados en alguna crítica literaria. Este libro puede ser
exportado de la India únicamente por el Sri Sathya Sai Books and Publications
Trust, Prashanti Nilayam (India).

Esta edición se terminó de imprimir en la planta impresora de Sevagraf S.A.,


Buenos Aires,
República Argentina, en diciembre de 2006.
Nota del Editor
La Serie de “Mensajes de Sathya Sai” es, de acuerdo con el di-
funto profesor N. Kasturi, traductor y recopilador original, “un fra-
gante ramillete de flores que nunca se marchitan ni mueren”. Estos
discursos fueron pronunciados por Swami durante las pasadas dé-
cadas debido a su profunda compasión por los buscadores de la
Verdad. Los discursos de este volumen corresponden al año 1987
y no han sido publicados en forma de libro hasta ahora. El Volumen
XVI, que abarca el año 1983, es el primero de la nueva serie. Se
añadirán nuevos volúmenes, uno por cada año, para los discursos
ofrecidos después de 1983.
Las palabras en sánscrito, sin su traducción en la mayoría de
los casos, estaban causando gran confusión a los lectores, espe-
cialmente a los extranjeros no familiarizados con ese idioma. Se ha
intentado facilitar la lectura reemplazando las palabras sánscritas
con equivalentes en español siempre que no afecten la expresión
original de Baba. Se dejan las palabras en sánscrito cuando se
considera necesario preservar la esencia de la expresión original
de Baba y cuando los vocablos equivalentes quizá no le hagan to-
tal justicia a una frase en un determinado contexto. Sin embargo,
en cada caso se ofrecen también los equivalentes en español. Al-
gunas palabras sánscritas comúnmente usadas o que se repiten
muy a menudo han sido mantenidas sin su traducción al español
para conservar el sabor original de los discursos de Baba. Además,
se ha adoptado una transliteración fonética para todas los términos
sánscritos (en itálicas) para que los lectores no familiarizados con
estas palabras conozcan su pronunciación correcta.
En todas las ediciones se agrega un glosario que brinda una ex-
plicación detallada de las palabras sánscritas más importantes pa-
ra beneficio de los lectores que puedan estar interesados en la re-
ligión y la filosofía védicas. Se espera que este ayude a que los de-
votos comprendan más claramente los temas de los discursos de
Baba, que abarcan un amplio espectro de la filosofía védica.

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Los volúmenes de los discursos se publican en un formato más
grande, tamaño medio octavo, para que puedan acompañar otros
libros en las bibliotecas privadas. Se ha elegido una composición
tipográfica computarizada, con una letra de mayor tamaño y más
legible, y con más espacio entre líneas para una lectura más cómo-
da, especialmente en el caso de las personas mayores. Los párra-
fos muy largos se han dividido, y se han agregado subtítulos apro-
piados en cada página, para evitar la monotonía y hacer placente-
ra la lectura.
Además, se utiliza un papel de más calidad, una mejor encua-
dernación, una sobrecubierta con nuevos diseños e impresión de
contraste y tapa plastificada para que el volumen se conserve me-
jor y por más tiempo en los estantes.
Se espera que los libros revisados y ampliados de la Serie
“Mensajes de Sathya Sai” hasta el Volumen XV, y los nuevos des-
de el Volumen XVI en adelante, sean de gran beneficio para aque-
llos que encaran con seriedad la búsqueda espiritual.
Nuestro sincero agradecimiento al Sr. V. S. Krishnamurty, quien
recopiló los discursos, al Sr. G. V. Subba Rao, quien los editó, y a la
Sra. Sandya Varma, directora creativa de Fountain Head Communi-
cations Ltd., por el diseño de la cubierta. Han nacido para servir.

Director Sri Sathya Sai Books and Publications Trust


Prashanti Nilayam (India)

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MENSAJES DE SRI SATHYA SAI BABA

1. El amoroso servicio para siempre


El Sanatana Dharma, la Religión Eterna, que es la base de la
cultura de la India, es la esencia de las lecciones enunciadas en to-
dos los textos védicos. Ese Dharma o religión es la fuente y el ori-
gen de varios sistemas de filosofía, códigos de moralidad y hasta
de las diferentes formas y corrientes literarias. Por esos medios,
este Dharma ha enseñado que el hombre no puede vivir en paz
hasta que no sepa lo que debe saber, no deseche lo que debe de-
sechar, y no alcance la meta que debe alcanzar. La palabra veda
significa “estar consciente”, “conocimiento”, “discriminación”. Los
cuatro Vedas nos enseñan quiénes y qué somos realmente y cómo
estamos relacionados con el mundo que nos rodea. Este es el
enorme don que nos ofrecen los Vedas. Es el objetivo de toda in-
dagación, la meta de toda búsqueda científica.
El conocimiento tiene su consumación en el descubrimiento de
la verdad, de la verdad que sobrevive al pasado, presente y futuro
sin resultar afectada. “La verdad y la sabiduría espiritual son eter-
nas” (“Satyam Jñanam Anantam”). Son eternas e ilimitadas. Los
Vedas son las expresiones verbales de ambas. Considerar los Ve-
das literatura o poesía es desvalorizarlos. El propósito de los him-
nos védicos no es la adoración ritual. Han sido creados por los sa-
bios para ayudar, para que se practiquen y experimenten. Los sa-
bios habían reconocido este factor, y por eso es que los Vedas han
sobrevivido sin modificaciones hasta hoy. Su práctica se transfor-
mó en rituales o sacrificios (yajñas). Sus oraciones se volvieron
cantos.

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Las tres herramientas para la toma de conciencia
El habla, la mente y el aliento son tres valiosos instrumentos pa-
ra la adoración y la toma de conciencia de la verdad y del conoci-
miento. Entre los Vedas, el Rig Veda destaca el habla; el Yajur Ve-
da destaca la mente; y el Sama Veda, el aliento. De la misma for-
ma en que estos tres elementos están presentes en el mundo, los
tres Vedas revelan el triple principio cósmico que es la realidad de
cada átomo del universo. Lo hacen en lenguaje sencillo, usando sí-
miles y metáforas fácilmente comprensibles. Los Vedas prescriben
las ceremonias, ritos, rituales y acciones necesarios para la pros-
peridad y el progreso de la humanidad, ahora y para siempre.
El cuerpo necesita un segundo principio para que lo guíe, pero
este principio, el Atma o Espíritu Eterno, es el Uno sin segundo.
Cuando la atención es desviada del “complejo cuerpo-mente-sen-
tidos”, el esplendor del Atma se vuelve más y más brillante. El cuer-
po quiere agarrar y poseer; el Atma busca dar y derramar luz, amor
y gracia. El apego al vehículo (upadhi) o cuerpo es el mayor obstá-
culo para la comunión con la divinidad (samadhi), que es la meta
última de un aspirante espiritual. La sabiduría se manifiesta cuan-
do el hombre toma conciencia de que el cuerpo que él considera-
ba suyo es solo una habitación temporaria y una carga que él asu-
mió por pura ignorancia.
El secreto de la inacción en la acción
La actividad encuentra su culminación cuando se manifiesta la
sabiduría. La actividad santificada (karma) es el camino por el cual
se alcanza la sabiduría espiritual (jñana). Y la sabiduría en acción
es el más alto karma. La actividad digna debe traer como resultado
la purificación de la mente. Por lo tanto, nadie, ni siquiera un reclu-
so o un monje, puede desistir de hacer buenas acciones. Estas ac-
ciones deben originarse espontáneamente y no deben dejar ningún
rastro de orgullo en la mente. Tampoco debe existir apego alguno
hacia el resultado de la acción, que lleve a experimentar ansias de
reclamarlo para uno mismo. La renuncia debe ser la única fuente de
alegría. El autosacrificio (tyaga) es el verdadero disfrute (bhoga)
que debe tener el asceta (samnyasin). El Gita recomienda la “inac-
ción en la acción” y afirma que la “inacción es la acción más prove-
chosa” para aquellos que se esfuerzan por alcanzar la paz supre-

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ma. Esta actitud es llamada “karma samnyasa” o no apego a la ac-
ción. Por lo general, la acción o actividad está asociada únicamen-
te al cuerpo, pero la mente también está ocupada con el mundo. Só-
lo el Atma es el testigo desafectado. De modo que el secreto de la
“inacción en la acción” está en refugiarse en el Atma y en recono-
cer a todos los seres vivientes como fundamentalmente Atma.
El sabio actúa únicamente para promover la paz y la buena vo-
luntad en la comunidad humana sin considerar el yo y lo mío. El
ego se ha ido enraizando en el hombre durante incontables vidas
anteriores. Crece rápidamente en esta vida también, buscando el
placer de los sentidos, muchas posesiones, el aplauso y el recono-
cimiento, la autoridad sobre los otros, la fama y la fortuna. Puede
ser eliminado sólo si realizamos una inexorable indagación en
nuestra Realidad.
La Realidad inherente a todos
Un árbol tiene el tronco cubierto de corteza y miles de raíces
para alimentarlo y mantenerlo firme. Sus ramas se expanden en to-
das las direcciones, y a su vez se van dividiendo en ramitas. Tiene
millones de hojas, que respiran y obtienen energía del sol. Se rea-
liza atrayendo abejas para fertilizar las flores y convertirlas en se-
millas. Toda esta variedad de color, fragancia, sabor, suavidad,
fuerza, resistencia y ternura ha emanado de una sola semilla. Del
mismo modo, toda la creación ha emanado de Dios. Esta es la
Realidad inherente a todos. “Tú eres Aquello”. Mantengan esta fe.
Piensen en un río que se funde en el océano. Las aguas del
océano se elevan en forma de vapor cuando reciben el calor del sol
y forman nubes, que caen como gotas de lluvia. Cada gota tiene
dentro de sí el anhelo de regresar al océano del cual ha salido. Pe-
ro el sentimiento de individualidad se sobrepone al anhelo. Las go-
tas de lluvia se acumulan, caen y fluyen como arroyuelos y corrien-
tes que crecen y se vuelven tributarios de ríos que inundan las lla-
nuras. Finalmente, el río se funde en el océano y pierde su nom-
bre, su forma y sus atributos. A pesar de todas las modificaciones
sufridas en el viaje del océano al océano, el agua sigue siendo
agua en el vapor, la nube, la lluvia y el río. Los nombres, formas y
cualidades cambian, pero la esencia permanece inmutable. El
hombre también emerge del océano de la divinidad, y su destino es

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fundirse en ella. Esta es la verdad. Esta es la Realidad. “Tú eres
Aquello”. Mantengan esta fe firme.
Tomen un trozo de sal y déjenlo caer en una taza de agua. La
sal se disolverá pronto y desaparecerá, aunque sabemos que exis-
te en cada gota. El trozo no puede recuperarse, pero podemos
asegurarnos de su presencia probando el agua. Dios está presen-
te en todas partes, aunque invisible. Pero Él puede ser reconocido
por el sabor. Ustedes son el sabor, la gotita divina. Esta es la Ver-
dad. “Tú eres Aquello”.
Que los ashrams sean centros espirituales.
Durante la vigilia, el hombre experimenta diversas relaciones.
Está interesado en innumerables personas, posesiones y proble-
mas. Pasa por la alegría y el dolor, la alabanza y el ridículo, el in-
sulto y la herida, el honor y el deshonor. Pero, cuando está soñan-
do, toda esa confusión se desvanece. Se retira del mundo externo
y es su propio arquitecto. Él proyecta situaciones de placer y dolor,
de felicidad y miseria. Se hunde en el temor y cae en la desespe-
ración. Crea tanto amigos como enemigos y los trata como se lo
dictan sus caprichos. Cuando duerme profundamente, ya no está
alerta o activo. Está solo con el Atma, con su Realidad. El Atma, el
Ser, fue su Realidad durante los tres estados, aun cuando lo nega-
ba e ignoraba. Este Atma es la Verdad. ”Tú eres Aquello”.
Las personas que han dedicado su vida a la búsqueda y al éxi-
to espirituales deben descubrir el Atma dentro de sí y dentro de los
demás. El descubrimiento les otorgará compasión, y cumplirán un
servicio amoroso. Los monasterios o ashrams deben ser centros
de iluminación espiritual, fuentes de bienaventuranza e inspiración
para compartir esta bienaventuranza con todos. Las instituciones y
las órdenes surgen de un entusiasmo desinteresado por servir y
salvar a aquellos que han perdido su camino y están dedicados a
objetivos triviales. Afortunadamente, una larga serie de santos ha
sostenido estos altos ideales en la tierra. Hoy el mundo está en una
terrible zozobra. Puede ser salvado sólo por hombres dedicados,
que sean ejemplo de una moral elevada, servicio desinteresado y
amor universal. Con un carácter calmo y sereno, y ajustándose
siempre a la verdad, el hombre debe participar en la sociedad con
plena fe en Dios como protector y proveedor.

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Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra,
el 2 de enero de 1987.

Cuando nace un niño, nace también con él la preocu-


pación de que crezca sano y puro, sabio y bueno, fa-
moso pero humilde, y de que traiga buena reputación
a padres y mayores. Yo les aconsejaría posponer la ce-
lebración del nacimiento de un niño hasta el día en que
traiga buena fama al linaje en el país. También, cele-
bren la acumulación de riqueza cuando se gaste de
manera justa y con amor, para fines dignos y beneficio-
sos. A un árbol lo justifican sus flores fragantes, que
dan dulces frutos.

–Baba

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2. ¡Juntos! ¡Todos juntos!
La cultura de la India representa el florecimiento de la Verdad
fundamental que no es afectada por el tiempo, ni corrompida por la
historia, ni destruida por un cataclismo, y que no admite que le aña-
dan ni un ápice de nada. Los Vedas son la base de esta Verdad.
Los Upanishads (las más altas verdades espirituales de los Vedas)
se originaron en los Vedas. El Bhagavad Gita nos da la esencia de
los Upanishads; los axiomas del Brahma Sutra los resumen. Absor-
ban los Upanishads escuchándolos, reflexionando (manana) sobre
los epigramas de los Brahma Sutras, y digiriendo y asimilando el
Gita (nidhidhyasana). Los tres deben valorarse como escrituras sa-
gradas; no deben considerarse escritos literarios. La desvaloriza-
ción de estos textos ha causado un estancamiento.
Son muchos los que afirman que el Gita es un tesoro único de
los hindúes, que deben guardar para sí. Pero ¿cómo puede el Gi-
ta ser tan limitado? Esta es una opinión cerrada y restringida. El Gi-
ta debe recibir la aceptación mundial, pues ayuda a resolver los
problemas a medida que vayan surgiendo. De hecho, cualquier
texto, en cualquier parte, que le revele a Dios al hombre es un Gi-
ta. Por considerar que el Sagrado Corán pertenece a los musulma-
nes, que la Sagrada Biblia es un texto cristiano y que el Granth Sa-
hib guarda las escrituras de los sikhs, han aumentado las diferen-
cias y se ha dividido el camino hacia Dios.
Lleven el mensaje del Gita a todas las tierras
Las almas nobles (sadhus) de este país deben buscar los medios
para llevar el mensaje del Gita al hombre común en todas las tierras.
Deben trascender el hábito de considerar el Gita un mero diálogo en-
tre Krishna y Arjuna, y elevarlo a lo que realmente es: un diálogo divi-
no entre Dios (Ishvara) y el hombre (jivi). Hoy la recitación del Gita se
fomenta como un fin en sí mismo. Pero es solo una forma de pasar el
tiempo de manera beneficiosa. El Gita es un camino, una meta, un lo-
gro. Su objetivo se alcanza sólo gracias a la práctica y la experiencia.
La voz de Dios como mensaje para el ser humano es un don de

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gracia para todos los hombres, pero es interpretada según lo que
le dicta a cada uno su temperamento. Así, un mensaje puro y cla-
ro se va contaminando. Luego, cuando el mensaje es presentado
con distintas formas, produce confusión y conflicto. Aquellos que
enseñan y predican la religión deben evitar que eso suceda y con-
centrarse en despertar el hambre espiritual y en satisfacerla. Mu-
chos tratan de complacer los gustos de las personas por medio de
historias irrelevantes que deslucen el tema espiritual principal. El
mensaje puede llegar a cautivar los corazones de las personas só-
lo cuando sea experimentado por el orador mismo y cuando su me-
ta sea inspirar a otros para que compartan su alegría.
El progreso del mundo depende de la sabiduría y del altruismo
de aquellos en quienes las personas confían y a quienes siguen.
Los líderes y guías deben aceptar esta responsabilidad y esta obli-
gación. Deben estar conscientes, todo el tiempo, del Morador inter-
no e instruir a los demás acerca de Este.
El cosmos, que es Brahmán mismo (el Omni-Ser), es el efecto
producido por la acción (karma). Cada acto es una expresión del
poder de la voluntad. En el individuo este poder es proyectado por
medio del cuerpo. La práctica espiritual es el método mediante el
cual esa proyección es purificada y santificada. Debe ser purifica-
da de tal manera que los aspectos temporales, como nombres y
formas, se desvanezcan y salgan a la conciencia sólo las naturale-
zas inmutables (sat, chit y ananda).
Los exponentes de la cultura siembran semillas de duda
Al vivir en el mundo, y estar atados a las distracciones que es-
te presenta a nuestros sentidos, no podemos renunciar y liberar-
nos. ¿Cómo puede una persona que está parada sobre una roca
ponerla a un costado? Tiene que bajarse de la roca e intentarlo.
Debe librarse de los lazos del apego a las cosas y los pensamien-
tos mundanos.
En la actualidad, dado que la educación se ha generalizado y
se la considera solo aprendizaje libresco, la gente se ha vuelto cí-
nica. Duda hasta de la más sencilla afirmación y se complace en
las más disparatadas discusiones. Los exponentes de nuestra cul-
tura hablan de Dios como el Uno y Único, de su omnisciencia, om-
nipotencia y omnipresencia. Al mismo tiempo, hablan de rivalida-

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des entre los diversos aspectos de lo Divino. Así, siembran semi-
llas de dudas en los corazones de los hombres. El principio de
Brahmán, el Atma cósmico, es conocido por diferentes nombres y
representado de diferentes formas, pero es como el oro en una va-
riedad de joyas. Todo es Brahmán, el Atma, el OM. “Ayam Atma
Brahma” (“Ese Atma es Brahmán”), declaran los Vedas.
El sadhana para los sadhus
Los sadhus, por el acto mismo del renunciamiento, se colocan
más allá de toda casta y credo. Mientras estén dedicados al servicio
de la humanidad, deben tener cuidado de no mencionar o enfatizar
estos aspectos divisivos de la sociedad. Dios es todopoderoso. Es un
sacrilegio asignarle debilidades humanas. Los mitos y leyendas acer-
ca del misterio de Dios contienen significados simbólicos que son ig-
norados. Revelan su verdad interna solo a aquellos que la buscan.
Ahora bien, los aldeanos son lo suficientemente inteligentes pa-
ra preguntarse qué beneficio se obtiene de aquellos que visten la
túnica ocre. Esperan que lleven vidas sinceras y ejemplares, y
presten un servicio desinteresado. De hecho, el sadhana del servi-
cio es superior al que se hace para la propia liberación. Adoren a
Dios en Su manifestación de la humanidad. Cada uno es hijo de
Dios, no importa el color, la casta, las creencias ni el idioma. Este
es el sentido de unidad que debe promoverse. Esta es la verdade-
ra fe (matam), la fe auténtica (abhimatam), el cumplimiento de su
voto (vratam), el fruto de la fe de la humanidad (manava matam).
El servicio al hombre es servicio a Dios.
La exhortación de los Upanishads
Este sadhana de servicio no debe ser contaminado por el espí-
ritu de competencia entre los aspirantes espirituades o rechazado
cuando aparezcan grandes obstáculos. La gracia de Dios cierta-
mente será su soporte cuando marchen todos juntos para revelar
la fuente átmica de fortaleza a la gente que sufre de debilidad.
”¡Juntos!” Esa es la clave del éxito. Los Upanishads enseñan la
misma lección:

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Juntos, todos juntos, trabajaremos y viajaremos.
Juntos, todos juntos, iremos creciendo firmemente.
Juntos, todos juntos, alimentaremos y protegeremos
la fortuna y la amistad, con pleno vigor y virtud.
Juntos, todos juntos, el conocimiento que hemos ganado
avivaremos y lo haremos hasta que ilumine a todos.
Juntos, todos juntos, compartiremos como amigos
la fortuna que hemos ganado, la visión y la emoción.
Juntos, todos juntos, proclamaremos la Paz.
Hasta que elevemos su alabanza en obras de adoración.
Juntos, todos juntos, entonaremos el Pranava.
OM, OM, OM, OM, todos juntos cantemos.

Tienen en ustedes tanto el talento como el deseo de elevar a


sus semejantes. Hoy este país necesita con urgencia de su servi-
cio. Dios acogió el impulso de crear el Cosmos. “Soy Uno; seré mu-
chos” (”Ekoham Bahushyam”), se dijo a sí mismo. También deben
sentir esta necesidad de florecer y expandirse. Obtengan biena-
venturanza en el proceso, poséanla y compártanla a fin de aumen-
tarla. Los Upanishads proclaman el mensaje de valor, de fuerza.
Abandonen la idea de que son débiles e indefensos. “El Atma no
puede ser alcanzado por los débiles” (“Na Ayama Atma balahinena
labhyah”). Crean que tienen dentro de sí la fuerza y la destreza que
necesitan. Para empezar, aquellos que pueden cantar bhajans
guíen a los aldeanos en los cantos espirituales itinerantes (nagara
samkirtan) y enséñenles a cantar en grupo. Aquellos que saben ha-
blar sobre temas espirituales pueden reunir a la gente cuando re-
gresan de los campos, y explicarles en lenguaje sencillo el miste-
rio de Dios, la naturaleza y el hombre. Convénzanlos de que dejen
los hábitos que minan su salud y su paz. Estimulen en ellos las
cualidades de ayuda mutua, verdad y no violencia.

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Discurso de clausura pronunciado en el Akhila Andhra Sadhu
Parishat (Asamblea de Sadhus de Andhra), el 4 de enero de 1987.

No me digan que no les importa la bienaventuranza es-


piritual, que están satisfechos con la ilusión y que no
están dispuestos a someterse a los rigores de la falta
de sueño. Créanme, su naturaleza básica aborrece es-
ta aburrida rutina de comer, beber y dormir. Busca al-
go que sabe que ha perdido: el contento interior. Bus-
ca la liberación de la esclavitud de lo trivial y tempora-
rio. Cada uno lo ansía en el fondo de su corazón. Y es-
tá disponible en una sola tienda: la contemplación del
más alto Ser, la base de toda esta apariencia.

—Baba

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3. Lineamientos para la bondad
Esta tierra fue la cuna de los ideales espirituales, morales y éti-
cos, así como de los valientes que encarnaron esos ideales. Pero
se ha vuelto un desierto, donde la injusticia, la anarquía, la false-
dad y la corrupción representan su diabólica danza. Para poder su-
perar esta calamidad y restaurar el reino de los valores humanos
básicos –la verdad, la conducta correcta, la paz y el amor–, tene-
mos que confiar en los jóvenes que están en escuelas y colegios.
Lo malo es que se instruyen solo en habilidades provechosas y te-
mas seculares. Llegan a adultos sin conocer la cultura de la India,
su filosofía y la herencia de sus ideales sociales.
Los Vedas forman la base misma de esta herencia. El sabio
Vyasa reunió las voluminosas escrituras védicas bajo tres títulos:
Karma Kanda, Upasana Kanda, Jñana Kanda, es decir, secciones
que tratan sobre los ritos sacrificiales, la adoración divina y la sabi-
duría espiritual. Estos son tres caminos que llevan del uno al otro.
El karma es actividad, acción, obra. Los Vedas insisten en los ritos,
rituales, ceremonias, etcétera, pero no como actos orientados a ob-
tener una recompensa. Así actúan los pájaros y las bestias. El
hombre, que está provisto de la inteligencia para seleccionar y es-
coger, a fin de beneficiarse del pasado y prepararse para el futuro,
debe utilizar cada karma que haga para purificar su mente de las
escorias de los deseos bajos. Para él, el karma debe ser un acto
de adoración, una ofrenda a Dios, el cumplimiento de su deber.

Es importante elevar el nivel de conciencia


Shri Krishna declaró: “Aquel que es el mismo para el enemigo y
el amigo, porque no tiene preferencia o prejuicio; aquel que es
ecuánime en el honor y el deshonor; aquel al que no afecta el frío ni
el calor, la felicidad ni la aflicción, que está libre de apego, ese hom-
bre ocupado en el servicio devocional es muy querido para Mí” (Gi-
ta, 12-18). La India ha sido descripta como Karma Kshetra, la tierra
donde la acción es sublimada en un elevador y sagrado esfuerzo
espiritual. La única recompensa que debemos buscar es la victoria
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sobre el egoísmo, lograda con el desarrollo del desapego. El deseo
egoísta de apropiarse de las ganancias de las acciones produce or-
gullo, codicia y odio. El karma dictado por el deber y los impulsos
más elevados es el primer paso en el viaje hacia la propia Realidad.
El camino del karma puede considerarse la etapa de la escue-
la primaria, que nos prepara para el camino de la adoración o de-
voción (bhakti marga), que sería la secundaria, y la universidad,
que sería el jñana marga. Sólo el conocimiento (jñana) puede ayu-
darnos a llegar a tener conciencia de la Realidad. Sin embargo, la
única meta de la educación actual es lograr un medio de vida. Es-
tá orientada a los puestos de trabajo, no a la verdad, ni a Dios. La
vida debe ser vivida en amor, paz y bienaventuranza. Por lo tanto,
ya en las escuelas y universidades, los muchachos y las mucha-
chas deben conocer acerca del Atma siempre apacible, siempre
bienaventurado, siempre lleno de amor. El cuerpo, los sentidos, la
mente, la razón y el intelecto son todos “irreales” en el sentido de
la existencia temporal. Elevar el nivel de vida no es tan importante
como elevar el nivel de conciencia.
La acumulación de cosas es lo que se destaca en la educación
actual. Pero también se necesita saber renunciar. La renunciación
no es una pérdida; es muy provechosa, pues por medio de ella se
adquiere felicidad, ya que el renunciamiento significa libertad, ren-
dirse a la libertad, rendirse a Dios y al amor. Dios es amor. Él pue-
de ser conocido sólo gracias a la expansión del amor. Cuando los
estudiantes dejan las escuelas y universidades y participan en la vi-
da de la familia, la sociedad, la comunidad, el país, deben ser
ejemplos de sencillez, humildad y servicio mutuo. Deben amarrar
sus vidas a la rectitud (dharma) y en la sabiduría (jñana).

Cultiven la bondad, eviten la maldad


Practiquen y prediquen. La mera predicación parecerá ridícula.
Cultiven la bondad, eviten la maldad. Ahora a los jóvenes les gus-
ta escuchar, mirar y hablar de cosas malas. Los padres los desa-
lientan si visitan los templos, oran o meditan o leen libros espiritua-
les. Ellos mismos no conocen el valor de estas prácticas y hábitos.
En realidad estas son ganancias positivas; los conocimientos e in-
tereses mundanos son logros negativos.
Deben aprender a dominar sus sentidos, en lugar de dejarse
esclavizar por ellos. Su mente, su capacidad de razonamiento, sus

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pasiones y emociones deben ser herramientas que ustedes mane-
jen y no, que los manejen a ustedes. La palabra sánscrita para
hombre es manava, lo cual significa “aquel que se comporta como
si no fuera ignorante”, es decir, aquel que está consciente de quién
es, de dónde ha venido y por qué.
El antiguo dharma indio basado en los Vedas, y que incorpora
la más elevada y duradera sabiduría, debe ser aprendido, observa-
do y practicado por ustedes. De modo que maestros y padres de-
ben también absorberlo ellos mismos e instruirlos a ustedes. Esto
los ayudará a llevar vidas ejemplares y a guiar a otros para que lo-
gren la paz y la calma. Deben aprender, más que ninguna otra co-
sa, la disciplina y la paciencia. En la práctica espiritual (sadhana)
de “dar y recibir” la vida es un ejercicio. No se complazcan solo en
“recibir”. “Den” y tendrán derecho a “recibir”.

Los estudiantes deben valerse por sí mismos


He fundado escuelas y universidades, porque los niños que re-
ciben una educación verdadera y completa son la esperanza de la
nueva era. El objetivo de estas universidades no es proveer a los
estudiantes de “títulos” para que ellos usen como cuencos cuando
vayan tocando de puerta en puerta, mendigando un trabajo. Los
estudiantes deben valerse por sí mismos, no tienen que usar mu-
letas. Deben regresar a sus aldeas y liberar a sus padres de las du-
ras tareas del campo: sembrar, cuidar el cultivo y cosechar. Den
gracias a sus padres por el amor y el cuidado brindados, por el ser-
vicio y el sacrificio que han hecho por ustedes. No se enorgullez-
can de haber obtenido un título mientras están sentados cómoda-
mente en casa y dejan pasar el tiempo ociosamente.
Los límites y las restricciones son esenciales para una vida so-
cial serena. Por esto, deben aceptar la disciplina y no ansiar una vi-
da que no respete los límites de cada faceta del comportamiento.
Una de las razones por las que hay indisciplina es el rol supremo
del dinero en las instituciones educativas. Se han vuelto un nego-
cio, templos de Lakshmi, Diosa de la Riqueza, en vez de permane-
cer como templos de Sarasvati, Diosa de la Sabiduría. La Univer-
sidad de Prashanti Nilayam no cobra por la enseñanza ni por las
instalaciones de laboratorio y biblioteca, ni por los juegos, y otras
cosas, desde el primer año hasta el doctorado. La educación es
elevada a un acto de servicio para la nueva generación. Al apren-

19
der en esta atmósfera, más adelante los estudiantes serán entu-
siastas servidores. Deberían estar deseosos de servir a otros, no
de ser servido por otros. El sabio Vyasa declaró que el servicio es
un acto sagrado.

Nadie puede negar o ignorar a Dios


El hombre puede desear algo bueno. Esto se debe a un impulso
interno, el iccha shakti, pero no puede cumplir ese deseo a menos
que proceda de acuerdo con un plan que le garantice el éxito. El de-
seo tiene que plasmarse en una acción. Esto requiere el kriya shakti
o poder de la acción. Por encima de todo, la realización depende del
jñana shakti, o sea de la fuerza o claridad de la sabiduría, la confian-
za en uno mismo que fluye del dominio de la situación. Este es un
don de gracia de Dios, del Dios instalado en el corazón. Cualquier
acto que se planee y ejecute, debe ser sublimado como una ofrenda
a Dios; de otra forma degenerará en una gimnasia vacía. Dios es
Omnipresente. El Gita afirma que Sus manos y Sus pies están en to-
das partes; también, Sus ojos, cabeza y rostro. Nadie puede negar o
ignorar a Dios. Cuando una persona niega a Dios, se está negando
a sí misma. Deben promover la fe en Dios y saber que Él existe en
todos. Esa fe sembrará humildad, valor y reverencia en ustedes.
Como la corriente eléctrica que activa el micrófono, el ventilador
y las lamparitas, el invisible Dios puede ser inferido a través de Sus
manifestaciones y acercado a la conciencia. En un vaso de agua,
el azúcar se queda en el fondo y, así, el agua sabe desabrida. Pe-
ro cuando el agua se mezcla, la dulzura la impregna por completo.
Ahora, piensen que su corazón es como el recipiente de vidrio. Los
deseos y diseños mundanos forman el agua. El divino Atma es el
trozo de azúcar. Con su intelecto como cuchara, si ejecutan el vi-
goroso sadhana del batido, podrán reconocer la manifestación de
la divinidad en cada gota.
¡Estudiantes! Expandan su amor para que reconozcan a Dios
en cada ser. Esta es la meta, el propósito y la realización de la edu-
cación (vidya).

Discurso pronunciado en Sathya Sai Gram, Muddenahalli, en la


inauguración de Bloque “Smt. V. Boggaram N.” en el Campus del
Sri Sathya Sai Loka Seva Trust College, el 8 de febrero de 1987.

20
4. Las cuatro puertas
Desde los primeros tiempos, los antiguos sabios se dedicaron a
la búsqueda de Dios. Pasaron grandes penurias y soportaron pri-
vaciones de muchas clases en selvas remotas para descubrir la
naturaleza de Dios. Tenían fe en que, por la gracia de Dios, sus es-
fuerzos se verían recompensados. El Gita dice “El hombre de fe
que busca el conocimiento supremo, lo encuentra” (“Sraddhavan
Labhathe Jñanam”, Gita, IV-39). Con persistencia, hasta una hor-
miga puede recorrer kilómetros de terreno. Pero sin hacer el es-
fuerzo, ni un águila puede moverse un centímetro. Con un esfuer-
zo serio y diligente, se puede lograr cualquier cosa, no importa lo
difícil que sea.
Los grandes sabios que realizaron lo Divino a través de sus pe-
nurias manifestaron que pudieron ver la infinita refulgencia de la
Suprema Persona (Purusha) más allá de la oscuridad de la igno-
rancia. Esta declaración es el primer mensaje que ellos dieron al
mundo con los Vedas. “Nosotros hemos conocido a esta Suprema
Persona, refulgente como mil soles, más allá de toda oscuridad”
(“Vedaham etham Purusham Mahantham Adityavarnam Tamasah
Parasthath”). Lo Divino brilla con un resplandor que está más allá
de la oscuridad de la ignorancia.
Los rishis dijeron: “Cuando el hombre se deshace de su igno-
rancia, puede experimentar esta infinita luz, esta llama espiritual”.
¿Dónde experimentaron lo Divino? No fue en el mundo exterior. Al
explorar los cinco alientos vitales y las cinco envolturas del cuerpo
humano, experimentaron la luz del espíritu en el corazón interior.
Notaron que aquellos que aman a Dios pueden encontrarlo más
cerca de ellos mismos que cualquier cosa en el mundo. Para aque-
llos que no anhelan a Dios, Él está más lejos que el objeto más le-
jano. “Más lejano que el más lejano y más cercano también”.
Las cuatro puertas por las que hay que entrar

21
Los sabios consideraban el cuerpo un santuario en el cual lo Di-
vino es el Morador Interno. El individuo es una chispa de lo Divino.
No es un fragmento de la naturaleza o una combinación de los cin-
co elementos básicos: tierra, agua, fuego, aire, éter. Es una por-
ción, un “amsa”, del inmortal Ser Supremo.
Para llegar a lo Divino adentro, el hombre debe prepararse pa-
ra pasar por cuatro puertas: shama, vicharana, tripti y satsangham,
que son: autocontrol, espíritu de indagación, contento y las buenas
compañías.
La primera puerta, shama o autocontrol, exige fe firme en Dios
y control total de los sentidos y de la mente. Hay cinco órganos
sensoriales (jñanendriyas) y cinco órganos de acción (karmendri-
yas), además de la mente, a través de la cual funcionan estos diez
sentidos. Una vez que se controlan los órganos sensoriales, es fá-
cil controlar los órganos de la acción. El control hace que uno sea
amo de su mente y de sus diez sentidos, en vez de ser su esclavo.
La persona trasciende la naturaleza animal y puede, entonces, ir
de lo humano a lo Divino.
Bases para una vida santa
Los pájaros y los otros animales tienden a disfrutar de las cosas
externas. Sólo el hombre ha sido dotado de la capacidad de discri-
minar entre lo transitorio y lo permanente, y de buscar lo que es du-
radero por medio del control de sus sentidos y del abandono del
apego al cuerpo perecedero y a los objetos efímeros del mundo fe-
noménico. Es la conciencia en el cuerpo físico la que le permite al
hombre disfrutar de los placeres derivados de los objetos experi-
mentados mediante los sentidos. Una vez que esta verdad es re-
conocida, la naturaleza divina de la conciencia se vuelve clara. Ca-
da acción, entonces, podrá considerarse una ofrenda a lo Divino, y
el trabajo se transforma en adoración.
Cuando la identificación del Ser con el cuerpo pasa, la acción
que, en apariencia, podría estar hecha para el disfrute personal,
puede ser convertida en una acción de dedicación a lo Divino.
Cuando las acciones se realizan con este espíritu altruista, se pue-
de experimentar un sentido de liberación y disfrutar de la bienaven-
turanza que está más allá de toda comprensión. El control sobre
los sentidos es, así, la primera etapa de la autorrealización. Esta

22
práctica espiritual debe emprenderse temprano en la vida. Es la ba-
se de una vida santa. No hay que esperar hasta la vejez para en-
carar este ejercicio vital. Cuando la muerte toca a la puerta y uno
está rodeado de sus parientes llorosos, quizá no haya tiempo de
pensar en Dios. Comiencen el viaje hacia Dios ahora. Nosotros so-
mos los que creamos los grillos que nos atan a la rueda de naci-
miento y muerte. Libérense de ellos abandonando las malas accio-
nes. La gracia divina se obtiene solo por medio de la pureza, y la
pureza se logra únicamente mediante el autocontrol (shama).
Cada uno necesita cultivar el discernimiento
La segunda puerta por la que tienen que entrar es la indagación
(vicharana): el proceso de discriminar entre lo correcto y lo erróneo,
lo bueno y lo malo, lo transitorio y lo eterno. En la vida cotidiana,
deben separar el arroz de las piedritas, el grano de la cáscara. Ca-
da uno tiene que cultivar la discriminación por medio del proceso
de indagación. Hasta un mono sabe que debe quitar la cáscara pa-
ra llegar a la fruta. De la misma forma, el hombre debe distinguir
entre Atma y Anatma, el espíritu y la materia, lo real y lo irreal, lo
bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, y elegir el camino rec-
to. “La luz de la inteligencia capta lo que está más allá de los sen-
tidos”. Debemos trascender los sentidos para buscar lo Real y lo
Eterno, y rechazar lo efímero y perecedero. Las cosas mundanas
están sujetas a nacimiento, crecimiento, degeneración y muerte.
Es aprendiendo a discriminar entre lo permanente y lo pasajero co-
mo el hombre recorre la segunda etapa en el viaje hacia Dios.
La tercera puerta es el contento (tripti). En esta etapa el hom-
bre debe aprender a contentarse con lo que tiene y lo que obtiene,
y tomar lo que reciba como un don de Dios. Cuando está satisfe-
cho con lo que tiene, puede ser feliz. Cuando desea más, está des-
contento y se vuelve miserable.
Una historia cuenta que un hombre se estaba bañando en el río
Godavari en un momento en que estaba en crecida. Durante su ba-
ño, vio una rama con un mango dorado que flotaba hacia él. La aga-
rró y la dejó en la orilla para terminar su baño. Pero la orilla quedó
sumergida, y la rama fue llevada por el río. Terminado su baño, el
hombre notó que el palo había desaparecido y empezó a lamentar-
se. No tenía razón alguna para alegrarse por el hallazgo ni para afli-

23
girse por la pérdida. No le pertenecía. Fue una adquisición fortuita,
y lo dejó de la misma forma en que había llegado a él. El río la tra-
jo, y el río se la llevó. ¿Por qué reclamar algún derecho sobre ella?
El apego temporal a la rama fue una atadura que después causó
dolor. Si no hubiera existido el apego, no habría habido aflicción.
Cultiven el contento para realizar lo Divino
Hoy en día la gente nunca está contenta con lo que tiene y bus-
ca incesantemente más riqueza, posición o poder. Está siempre
atormentada por el descontento. Reclama derechos de toda clase,
pero no tiene ninguna conciencia de sus responsabilidades. Está
consumida por un perpetuo descontento y por deseos insaciables.
El hombre contento es la persona más loable. ¿Quién es la perso-
na más rica del mundo? No es el millonario, sino la persona que es-
tá plenamente satisfecha con lo que tiene. El hombre que está lle-
no de deseos es el más pobre del mundo. Si se desea realizar lo
Divino, debe cultivarse el contento.
Los grandes maestros espirituales –Ramakrishna Paramaham-
sa, Vivekananda, Tulsidas, Ramadas, Kabir y otros– fueron hom-
bres que llevaron vidas de supremo contento. A menudo no tenían
qué comer. Consideraban que dichas ocasiones eran alimento pa-
ra el Espíritu y una invitación de Dios a observar el ayuno. Disfru-
taban de tales ayunos en la contemplación de Dios. Cuando tenían
comida abundante, tomaban el festín como un don de Dios por el
ayuno que habían observado. Así, ellos aceptaban un ayuno o un
festín con el mismo contento. No se deprimían por lo primero ni se
alegraban por lo último. Como dice el Gita, “Semejante estabilidad
mental se llama yoga” (“Samatvam yoga uchyate”, Gita II-48). Los
antiguos sabios practicaban ese equilibrio mental. Y esto debe en-
señarse a nuestros jóvenes y ellos deben cultivarlo. Es señal de
contento. El que ha logrado el contento puede disfrutar de la biena-
venturanza de la gracia divina.
Los estudiantes deben evitar las malas compañías
La cuarta puerta que debe franquearse es la compañía de los
buenos (satsamgham). La juventud de hoy tiene una gran necesi-
dad de buenas compañías. Cuando se asocian con personas que
usan lenguaje soez y realizan malas acciones, los jóvenes toman

24
el camino equivocado. Los estudiantes deben evitar las malas
compañías. Necesitan una lámpara para encontrar el camino en la
jungla oscura. Del mismo modo, en la jungla de la vida, necesitan
la luz y la guía de hombres buenos para acompañarlos en el cami-
no recto y conducirlos a la meta correcta. Hasta una mala persona,
si se junta con los buenos, puede reformarse. Pero un hombre bue-
no, si se acerca a las malas compañías, se vuelve malo. Si añaden
un litro de leche a diez litros de agua, la leche queda tan diluida que
carece de valor. Pero si añaden un litro de agua a diez litros de le-
che, esta adquiere valor adicional. Si desean cultivar la amistad,
asegúrense de unirse a un grupo de estudiantes buenos, buenos
en sus palabras, su comportamiento y sus acciones. Con los de-
más mantengan solo un contacto normal.
Una vez pasadas estas cuatro puertas –control de los sentidos,
discriminación, contento y buenas compañías–, el camino hacia la
Divinidad queda despejado. Nuestra vida toda se transforma.

Discurso pronunciado en el Auditorio Sri Sathya Sai, Prashanti


Nilayam, el 19 de febrero de 1987.

Un sistema educativo que no ayude a discriminar entre


lo correcto y lo erróneo, no infunda temor al pecado y
amor a Dios, no instruya sobre los códigos de humil-
dad y reverencia, no amplíe el horizonte del asombro,
no aliente a servir con adoración a los padres y no ins-
pire a dedicar destrezas y logros al progreso de la fa-
milia, aldea, comunidad, país, idioma y nación, está
condenado. La corrupción y la crueldad crecientes en
este país pueden atribuirse a esta grave falla.

–Baba

5. Yo soy Shiva (Shivoham)

El ananda, o bienaventuranza pura, es la verdadera naturaleza

25
del hombre. Desgraciadamente, el hombre, en su ignorancia y per-
versidad, dedica toda su capacidad, sus recursos y su tiempo a ad-
quirir ananda por medio de sus sentidos dirigidos al exterior, y no
se ocupa de descubrirla usando el intelecto y la intuición para inda-
gar en su interior. Lo que logra con su lucha y su búsqueda es,
cuando mucho, una seudoananda, una fugaz pizca de placer, una
imagen indistinta visible en un espejo opacado. No es la sempiter-
na bienaventuranza del Atma o Ser Eterno, que es inacabable a
pesar de los golpes de la fortuna, el éxtasis que está más allá in-
cluso de la imaginación. El deleite que se recibe del mundo objeti-
vo debe ser continuamente renovado y realimentado, pues se des-
vanece muy rápido. Por lo tanto, el hombre se vuelve siervo del de-
seo, que presenta ante él una interminable serie de objetos.
El hombre es, en verdad, el Atma mismo, que está más allá de
los límites de su mente. El Atma no tiene principio ni fin. La mente,
los sentidos y el cuerpo sufren la declinación en todo momento y,
finalmente, se desintegran y mueren. El hombre deposita su fe en
los instrumentos de exploración y en las experiencias superficiales
y así se priva de la suprema bienaventuranza inherente al Atma.
Como el sol oculto por las nubes, las brasas cubiertas de ceniza,
la retina velada por las cataratas, el espejo de agua oscurecido por
el musgo, la conciencia del hombre está recubierta por una espe-
sa capa de gustos y aversiones; ¿cómo puede, entonces, el es-
plendor del Atma brillar a través de ello?
El tesoro bien guardado
El cuerpo del hombre es un receptáculo diseñado para guardar
cuidadosamente un precioso tesoro. Las leyendas sostienen que
las cobras custodian tesoros escondidos. El nombre de la cobra que
impide el acceso al inapreciable tesoro escondido en el hombre es
el aham, la fascinación por él mismo y por sus pertenencias. A fin de
alcanzar y recuperar el tesoro de la bienaventuranza, el hombre de-
be primero destruir la serpiente del egoísmo (ahamkara).
El río es una parte, una porción del mar; llega a su culminación
cuando regresa al mar y se funde en su fuente. Los peces son de

26
agua. Viven en el agua y mueren cuando son privados de ella. El
bebé es una parte de la madre. No puede sobrevivir separado de la
madre. La rama es una parte del árbol. Si uno la corta, se seca y
muere. El hombre es una parte (amsa) de Dios. Él tampoco puede
sobrevivir sin Dios. Vive gracias al anhelo de conocer a Dios, su
fuente. En el Bhagavad Gita, el Señor declara: “Todas las cosas vi-
vientes son partes (amsas) de Mí. Estoy en ellas como el Eterno At-
ma” (Gita 15-7).
El hombre vive para un propósito elevado, no para someterse,
como la bestia, a cada exigencia de su instinto e impulsos. Debe
plantarse como el amo, no reptar como un esclavo. Tiene el dere-
cho a proclamar “Yo soy Shiva” (Shivoham), “Soy Achyuta” (“Soy la
irreducible plenitud”), “Soy Ananda” (“Soy la bienaventuranza”).
Tan pronto como toma conciencia de su realidad, las cadenas que
lo atan, así sean de hierro o de oro, caen, y el hombre alcanza la
liberación o moksha.
Dos entidades: lo “visto” y el “veedor”
La bienaventuranza divina está por todas partes, a nuestro al-
rededor y dentro de nosotros. Es la bienaventuranza la que nos
sostiene y soporta, pero esta verdad está oculta tras el mezquino
egoísmo que nos empuja al mar de las tempestades, a fin de reco-
ger en la otra ribera las cosas que aparentemente dan la bienaven-
turanza inherente a ellas. El hombre envuelve el objeto con una ca-
pa de la bienaventuranza que tiene dentro de sí, pero, mientras lo
embebe, se imagina que el objeto mismo le puede conferir biena-
venturanza. En verdad, es su propia bienaventuranza la que él es-
tá recibiendo de vuelta. Después de un período de sueño profun-
do, el hombre declara que tuvo una bienaventuranza ininterrumpi-
da. La mente y los sentidos, hasta la facultad de razonar, no tuvie-
ron ningún contacto con objeto alguno, ni recibieron ningún impac-
to de los objetos. Así que la bienaventuranza, durante el sueño, de-
rivó de adentro de su propia realidad.
Hay solo dos entidades: lo visto (drsya) y el veedor (drk). El
veedor es el Atma, lo visto es la creación. El veedor está conscien-
te; lo visto o lo que se ve es inerte. Mientras el hombre esté inmer-
so en lo inerte y niegue al Veedor, Testigo o Atma, no podrá esca-
par de la aflicción y la desesperación. La carnada en el anzuelo col-

27
gado en el extremo de la caña de pescar atrae la atención del pez
y lo tienta, y el pez es atrapado y tiene que renunciar a la vida. El
hombre que cede al deseo por los placeres de los sentidos tiene
que sufrir el mismo destino. Los rishis sabían que lo “visto” no pue-
de durar ni brindar felicidad duradera. Renunciaron a los deseos
más bajos y a las comodidades transitorias. Para ellos la renuncia-
ción fue el verdadero yoga, el verdadero sendero para fundirse con
lo Divino.
Los tres niveles de espacio en el hombre
Hay tres niveles de espacio (akasha) en el hombre, de los cua-
les dos son lo visto y el tercero es el veedor. El primero comprende
la tierra, el sistema solar y los miles de millones de fenómenos ce-
lestiales, e incluye estrellas cuya luz, aunque ya emanó, no ha lle-
gado aún a este planeta. A este espacio físico se lo llama bhuta
akasha o espacio terreno. El segundo nivel subsume al primero y lo
retiene en una forma miniaturizada. Comprende el área conocida e
imaginada por la mente y, por lo tanto, es llamado espacio mental
(chitta akasha). Aun esta área es un puntito cuando se la compara
con el espacio o akasha abarcado por el Atma, que se llama espa-
cio de la Conciencia cósmica o chid akasha. Los otros dos espacios
no son sino diminutos fragmentos del veedor, el Atma, Brahmán. El
ser humano emprende este viaje hacia la bienaventuranza (ananda)
que el chidakasha puede ofrecer como su preciosa prerrogativa. El
viaje no lleva hacia afuera; tiene que ser hacia adentro, hacia la pro-
pia Realidad. El venado almizclero corre frenéticamente en círculos,
en busca de la fuente de la fragancia que lo ha fascinado. ¡Cuando
finalmente está demasiado agotado para continuar, descubre que la
fuente ha estado dentro de él todo el tiempo!
Así también el hombre espera recibir bienaventuranza de una
carrera, un trabajo, un comercio o negocio, o de sus cultivos, y cree
que la satisfacción que deriva de ello valió la pena. Sin embargo,
él podría llegar rápidamente a la bienaventuranza duradera si con-
virtiera su carrera en una práctica espiritual; su negocio se transfor-
maría en una calmada serenidad, y su interés en la agricultura es-
taría sublimado al cultivar con devoción el bien arado y desbroza-
do campo de la mente. Hasta las personas inteligentes son tenta-
das por el placer que el esfuerzo externo puede dar, más que por

28
la divina bienaventuranza que la búsqueda interna puede ofrecer.
El papel de la intuición
Los sabios que declararon la unicidad de esta bienaventuranza
anhelaban descubrir su Realidad e identificar esa Realidad con la
Realidad que proyecta, protege y absorbe el cosmos; es decir, su-
mergir su Verdad en la Verdad de las Verdades. Esto puede suce-
der solo con un estado de total conciencia (prajñana), no mediante
la lógica o la razón. La declaración védica “Prajñanam Brahma”
(“Dios es la conciencia integrada constante”) apoya esta conclusión.
Cuando un hombre ha vislumbrado esta Verdad, puede experi-
mentar a Dios en cada cosa y en cada persona. “Por doquier están
Sus manos, Sus pies, Sus ojos, Su cabeza y Su rostro”, dice el Gi-
ta (13:14) acerca de Él. Los investigadores no visualizan a Dios en
todo lo que estudian; ven lo aparente, no lo genuino; por eso se ex-
travían en el reino de la multiplicidad, en vez de dirigirse a la región
de la Luz, que lo abarca todo.
La paz no podrá prevalecer en el individuo y en la sociedad has-
ta que aquel cultive la fe en la unidad de la humanidad, a pesar de
las aparentes diferencias. Hay que renunciar a todo pensamiento
diferenciador y obtener deleite de la visión del Uno, en lo más dimi-
nuto y lo más enorme de la gloria de Dios. Esto es el verdadero de-
sapego o vairagya.
La gente se queja de la aflicción, el dolor y la desesperación.
¿Qué es, en verdad, la aflicción? Es una reacción ante la pérdida de
algo ganado o la imposibilidad de lograr algo que se desea. Por lo
tanto, la única manera de escapar al dolor, a la aflicción, es eliminar
el deseo de lo ilusorio. Vean al mundo como Dios (Brahmamayam).
Esa visión apagará el deseo. Cuando el deseo está limitado a Dios
y concentrado en Él, el éxito está asegurado y cada paso contribu-
ye a su bienaventuranza. Las gopis de Brindavan sabían esto y an-
helaban al Señor con exclusión de todo lo demás. El amor puro ab-
soluto lo expresaban en acciones altruistas. Eran sencillas pastoras
rurales, que no conocían las escrituras ni los ejercicios espirituales.
Una indeclinable fe en Krishna las proveyó de toda la inspiración e
instrucción que necesitaban. Como Krishna le dijo a Arjuna: “Cuan-
do uno tiene fe, adquiere sabiduría espiritual” (4:39).
Dos sadhanas importantes

29
Durante esta era de profunda declinación moral (Kali Yuga), dos
disciplinas espirituales se destacan: Namam y Danam. Namam
significa “el nombre del Señor”. Debe activar cada pensamiento,
palabra y acción y hacer que se llenen de amor. Ciertamente pue-
de llevar al hombre a la visión del portador del nombre. El nombre,
el sonido, es el material que puede revelar lo inmaterial, lo inerte
(jada), que es la puerta de la conciencia (chaitanya), engarzada en
ella. Este es el propósito de la práctica espiritual: reconocer a
ambos, al campo (kshetra) y al maestro y manipulador del campo
(kshetrajña) como el Señor.
Danam, la segunda práctica, significa “dar, cuidar y compartir”.
El don de alimento a los hambrientos proporciona contento inme-
diato y alivia los dolores del hambre. El “alimento es divino” (“an-
nam Brahma”), dice el Upanishad. Las dádivas deben entregarse
sin que se infle el ego del que da ni se desinfle el del receptor. De-
ben ser ofrecidas con comprensión, humildad y amor.
El amor es una cualidad esencial para propiciar la Divinidad. La
gente puede argumentar que los rituales llevados a cabo meticulo-
samente son efectivos para lograr idéntico fin. Pero las escrituras
mismas anuncian que la adoración ritual y los ritos pueden, cuan-
do mucho, contribuir solo a la purificación de la propia mente y co-
razón. O, como dice la promesa, los ritos pueden elevar a la perso-
na al Cielo, aunque uno puede estar allí sólo mientras duren sus
méritos. Luego tiene que volver a la tierra tan pronto como la can-
tidad de mérito se haya agotado por el uso.
Tres males y tres remedios
El amor es el medio más directo para alcanzar a Dios. Se debe
amar a todos sin distinción, pues el Señor reside en cada uno y Él
es la encarnación del amor. Hay tres obstáculos que impiden el li-
bre flujo del amor del hombre a Dios. Son los antiguos enemigos
del hombre: el deseo, la ira y la codicia. Afortunadamente, los an-
cianos de la India crearon tres textos sagrados que, cuando son
asimilados, pueden preparar al hombre para confrontar y conquis-
tar estos arteros enemigos. Los texos son: el Ramayana, el Mahab-
harata y el Bhagavata.
El ejemplo de Ravana es una advertencia para todos los que
tienen un deseo y permiten que este se vulgarice en lujuria. Una

30
chispa de lujuria, si no se elimina, seguramente se transformará en
una calamitosa llamarada. La mala acción de Ravana destruyó a
todo su clan y redujo su capital a un montón de cenizas. El Bhaga-
vata contiene muchas lecciones para instruir al hombre acerca de
las malas consecuencias de la ira y de su raíz, el odio.
Los hermanos Hiranyaksha e Hiranyakashipu estaban enojados
hasta con el mismo Dios. Mediante prácticas rigurosas, Hiranyakas-
hipu había establecido su dominio, como lo han hecho los científi-
cos modernos, sobre los elementos. Podía trasladarse por la hidros-
fera como un pez; por la atmósfera, como un pájaro, pero negaba a
Dios, quien había creado los elementos y existía dentro de cada co-
sa y también fuera de ellas. ¿Qué beneficio pueden merecer los po-
deres y las habilidades ante la insolencia y la ingratitud? Hiranya-
kashipu creía que él había eliminado a Dios. Estallaba de ira cuan-
do su propio hijito se atrevía a alabar a Dios. La ira se convirtió en
furia ciega, y acumuló inconmensurable miseria sobre su cabeza.
La epopeya del Mahabharata describe el desastre que puede
acarrear la codicia. Duryodhana era tan codicioso que no estaba
dispuesto a permitir que otros –ni siquiera los que tenían el dere-
cho legal– poseyeran los bienes de los que él se había apropiado.
Aquel que guarda como suyo lo que no es estrictamente de su
propiedad, merece llamarse “ladrón”. Él era tan codicioso que se
rehusó a ceder ni siquiera un ápice de tierra a sus cinco primos
Pandavas, aunque tenían el derecho legal sobre una vasta y flo-
reciente región. Naturalmente, su codicia lo destruyó a él, a su
clan y a sus súbditos. Los tres textos mencionados pueden usar-
se para curar las tres enfermedades mentales que impiden el cre-
cimiento del amor.
La noche de la bondad y de la santidad
Hoy es Shivaratri, la noche (ratri) de Shivam (bondad, santidad
y buena fortuna). Es una noche auspiciosa, porque la mente pue-
de ser obligada a perder el control sobre el hombre si se dedica la
velada a la oración. La luna es la deidad que preside la mente, de
acuerdo con las escrituras. La mente se compara con la luna como
los ojos con el Sol. Shivaratri está prescripta para la decimocuarta
noche de la mitad oscura del mes, la noche anterior a la Luna nue-
va, cuando la luna está totalmente oscurecida. Todos los meses, en

31
esa noche, la luna y la mente, que la primera gobierna, quedan
drásticamente reducidas. Si esa noche se dedica a la vigilante ado-
ración de Dios, el resto de la díscola mente está dominado y se
asegura la victoria. Este mes, Shivaratri es más sagrado que en los
otros meses y, por eso, se llama Mahashivaratri o la Gran Noche
de Shiva.
Con fe firme y un corazón limpio, la noche debe pasarse glorifi-
cando a Dios. No hay que desperdiciar ningún momento en otros
pensamientos. El tiempo se escapa raudo. Como un bloque de hie-
lo, se derrite rápidamente, fluye como el agua que sale de una va-
sija agrietada y va desapareciendo gota a gota. El tiempo asigna-
do para nuestra propia vida se va agotando y termina en algún mo-
mento y de alguna forma. Por eso, vigilen. Estén alertas y cons-
cientes. Busquen el abrigo del Señor y conviertan cada momento
en una celebración sagrada.

Discurso pronunciado en Shivaratri, el 26 de febrero de 1987.

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6. ¿Quién soy Yo?
El cosmos es una manifestación de lo Divino. Son tontos los
que piensan que Dios no existe a pesar de ver la obra de lo Divino
en todas partes. Al no reconocer la omnipresencia de Dios, buscan
a Dios aquí o allá. Esto refleja la actitud dualista de las personas
que se identifican con el cuerpo y se alejan de Dios. Aunque Dios
es omnipresente y puede reconocerse en las manifestaciones divi-
nas de la naturaleza, la conciencia del cuerpo impide a los hom-
bres experimentar la unidad con lo Divino.
¿Cómo debe experimentarse a Dios? El primer requisito es tener
pureza de corazón. Todas las religiones han reafirmado la importan-
cia de la pureza. La meta de todas las prácticas espirituales es al-
canzar la paz. La compasión por todos los seres es devoción a Dios.
Dios no puede ser experimentado por la ostentosa observancia
de rituales y cultos. Donde haya pompa y exhibición, no puede ha-
ber divinidad. La bienaventuranza de lo Divino no se puede encon-
trar allí. Así como una semilla no podrá brotar en el suelo rocoso,
la bienaventuranza de lo Divino no puede alcanzarse con una ado-
ración carente de humildad y sinceridad.
No todas las prácticas espirituales son para realizar el Atma, el
Ser Divino. No hay ninguna necesidad de buscar al Atma, que pe-
netra en todo y está presente en todas partes. Las prácticas se lle-
van a cabo para deshacerse de aquello que impide la visión del At-
ma. El hombre olvida su verdadera naturaleza y se pierde en la
conciencia de lo que no es, olvidando que, en realidad, es el Atma.
En el estado de sueño profundo, uno está totalmente incons-
ciente de su nombre, forma, posición, etcétera. Pero, al despertar,
se da cuenta de que el “Yo” del cual está consciente en la vigilia,
estaba presente también en el sueño profundo. El propósito de to-
das las prácticas espirituales es descubrir la naturaleza del “Yo”,
que es experimentada en los diferentes estados de vigilia, ensue-
ño y sueño profundo.
El Atma es la base de todo

33
El hombre se identifica con un nombre y una forma especiales,
y desarrolla todas sus relaciones sobre esta base. Pero ¿cuán rea-
les y permanentes son estos nombres y formas? Son todos proyec-
ciones de la mente y tienen existencia solo mientras perduran la
mente y el cuerpo. El corazón representa el Atma. Es autorreful-
gente. La luz del corazón o Atma ilumina la mente y le permite ver
el mundo externo. Sin esta iluminación, la mente no puede com-
prender el mundo. La mente es como la luna, que recibe su luz del
sol. No tiene luz propia. Brilla gracias a la luz del Atma. Cuando el
sol brilla, la luna es apenas visible. De la misma forma, cuando hay
conciencia del Atma, la mente no es perceptible. El Atma es la ba-
se de todo.
Los hombres son ingenuos al imaginar que el Atma está dentro
del cuerpo. La verdad es que el cuerpo, la mente, todo el cosmos
están dentro del Atma. El Atma no puede estar dentro de ninguna
otra cosa. Es el todo. Es todas las cosas. Aquellos que llevan a ca-
bo la recitación del nombre de Dios, la meditación y los rituales (ja-
pa, dhyana o puja), concibiendo a Dios como separado de ellos,
son víctimas del dualismo. No importa su erudición, son ignorantes
de su propia y verdadera naturaleza cuando separan a Dios de sí
mismos. Dios está en el corazón del hombre.
El objetivo esencial de la búsqueda espiritual
Todos los ejercicios espirituales del hombre se practican en la
mente. Por este medio, no se puede realizar el Atma. Los Vedas
han declarado que es: “De donde se vuelven la mente y el habla,
incapaces de alcanzarlo” (“yatho vacho nivarthanthe aprapya ma-
nasasah”). Ni la mente ni el habla pueden comprender la naturale-
za del Atma. La mente es dirigida hacia lo externo por los órganos
de los sentidos. Solo cuando se retira de los objetos perceptibles
por los sentidos, es posible hacer que desarrolle una visión interna
(antara mukham).
El principio del “Yo” está presente en todas partes. Comienza
con lo Divino mismo. La primera palabra fue “Aham” (“Yo”). Incluso
el Pranava Om vino después de “Aham”. Antes de toda la creación
solo existía el “Aham”. Ese “Aham” se volvió los muchos. Sólo
aquel que realiza la unicidad de lo que él considera su propio “Yo”
con el cósmico “Aham” conoce su propia realidad. El universal “Yo”

34
aparece con diferentes nombres y formas en distintos cuerpos de-
bido al tiempo y las circunstancias. Hasta la misma persona pasa
por muchos cambios en su aspecto y en sus relaciones en la vida.
Pero el “Yo” permanece inmutable. Es como un actor que lleva di-
ferentes disfraces, mientras él mismo sigue siendo uno y el mismo.
Reconocer el carácter inmutable y universal del “Yo” (el Atma) es el
objetivo esencial de la búsqueda espiritual.
La austeridad debe traer como resultado el ablandamiento
del corazón
El sentido de dualidad surge cuando el “Yo” (Aham) asume una
forma y un nombre específicos. El ahamkara (el sentido del ego o
egoísmo) es el resultado de este cambio de forma. Solo cuando
uno se disocia del nombre y la forma puede descubrir el verdade-
ro ser divino. Olvidar la propia divinidad esencial e identificarse con
una forma cambiante e impermanente es motivo de ataduras y
aflicción. La mente es la causa de esta identificación errónea, pues
se involucra con el mundo externo y percibe impresiones de este a
través de los sentidos. Al comprender cómo opera la mente, la rea-
lidad del Atma, que está más allá de la mente, será experimentada
como el principio Uno omnipresente e inmutable.
La dualidad es un hecho obvio de la vida diaria. Todos los Shas-
tras (ciencias espirituales), Puranas (epopeyas) e Ithihasas (anti-
guas leyendas) han reconocido esta dualidad y han buscado regu-
lar la vida de los hombres sobre esa base. Mientras los hombres si-
gan ocupados en actividades del mundo fenoménico, cualquiera
sea su actividad, la actitud dualista es inevitable. Todas las instruc-
ciones de las escrituras están orientadas a regular la conducta de
los hombres en el mundo fenoménico y temporal. Los Vedas le dan
gran importancia al tiempo. Los Shastras prescriben los deberes en
relación con el tiempo, la circunstancia y la situación. La ciencia de
la astrología prescribe lo que debe hacerse de acuerdo con los
cambios del tiempo. El almanaque (panchanga) indica lo que es
probable que suceda sobre la base de los datos astrológicos. Du-
rante este nuevo año Prabhava, los pronósticos son alentadores.
De los nueve planetas (grahas), siete están dispuestos favorable-
mente. La Luna es el planeta regente para el año. Marte (Kuja) es
el ministro. La influencia de ambos será poderosa este año. Satur-

35
no (Sani) es débil. No habrá escasez de alimentos y de agua. La
producción de alimentos aumentará considerablemente.
No importa lo beneficiosos que puedan ser los cambios en
cuanto a las fuerzas naturales; sin un cambio en el punto de vista
y la conducta de los hombres, de nada servirán. Muchas personas
aparentan observar una rigurosa austeridad. ¿Cuál es el resultado
de esta austeridad? Solo si sus corazones se ablandan y muestran
compasión hacia los enfermos y los indefensos, sus penurias ha-
brán tenido algún sentido. Un corazón lleno de compasión es el
verdadero fruto de la austeridad. Todas las prácticas espirituales
realizadas por una persona de corazón duro son absolutamente
superficiales.
La meditación está implícita en todas las tareas diarias
Muchos recurren a la meditación como un ejercicio espiritual y
dedican muchas horas a ello. Pero, de hecho, la meditación está
implícita en casi todas las acciones que se llevan a cabo desde la
mañana hasta la noche. La meditación (en el sentido de concentra-
ción) está implícita en todas las tareas diarias, como comer, ir al
trabajo, atender los negocios, etcétera. Uno medita mientras lee,
juega o compra algo. Sin concentración, no se puede realiza nin-
guna actividad. Cuando uno se concentra en Dios, la meditación
pasa a ser espiritual. ¿Exige esa meditación un momento o un lu-
gar específicos? No hay ninguna técnica especial para la medita-
ción. Cuando le dan nombres especiales a la meditación están ol-
vidando su verdadero significado. Por ejemplo, si las personas no
escuchan los discursos de Swami con la atención concentrada en
un solo punto (dhyana), no recordarán lo que Swami dijo. Hasta es-
cuchar exige atención. No tiene ninguna forma específica. No es
posible concentrar la atención con una mente que vaga sin rumbo.
Vean a Dios en todo lo que hacen
Hoy en día, se hacen malabarismos en nombre de la concen-
tración. En vez de pasar horas en la llamada meditación, con una
mente que salta inquieta de un pensamiento a otro como un mono,
sería mejor concentrarse en cumplir los propios deberes en el ho-
gar, o los laborales y sociales, con seriedad y dedicación. ¿No es
eso meditar? ¿De qué sirve sentarse en actitud de “meditación” du-
rante una hora, si no se puede mantener la mente quieta ni un mi-

36
nuto? Piensen en Dios mientras llevan a cabo sus tareas cotidia-
nas. Consideren el trabajo una ofrenda sagrada a lo Divino. Vean
a Dios en cada cosa que hagan. En vez de seguir este camino sen-
cillo y fácil, la gente se ocupa en toda clase de gimnasias y se ex-
pone a diversos peligros. Dedíquense a sus deberes. La medita-
ción no está limitada a una sola cosa. Debe estar en cada acción
que hagan.
Algunos aspirantes buscan la soledad. Pero estar solo no es so-
ledad. La gente va a Rishikesh, Haridvar o Tapovanam en busca de
soledad. Solo aquellos que no han entendido el verdadero signifi-
cado de la soledad recurrirán a tales cosas. Hay verdadera soledad
(estar totalmente solo) únicamente cuando se ha aquietado la men-
te por completo. Si aun cuando una persona esté sola en la selva,
su mente sigue pensando en los asuntos mundanos, ¿cómo pue-
de eso llamarse soledad? Si no se controlan los pensamientos, no
se puede encontrar soledad en ninguna parte. O se eliminan los
pensamientos o se los dirige todos hacia Dios.
Muchos imaginan que encuentran felicidad al disfrutar de las
cosas del mundo. Deben analizar quién está “disfrutando” de
quién. En realidad, lejos de estar “disfrutando” de las cosas que po-
seen, son sus posesiones las que los están disfrutando. El odio, la
ira, la envidia y otros males creados por las posesiones llevan so-
lo a la enfermedad y la miseria. ¿Por qué habría de padecer enfer-
medades el cuerpo si las posesiones fueran realmente fuente de
felicidad? El hombre está perdiendo su verdadera felicidad por el
apego a cosas que no pueden dársela.
Dirijan la mirada al Supremo
Aquellos que tienen fe en el Gita deben notar que ha declarado
claramente que este mundo es efímero, que es “un valle de lágri-
mas”, y que la paz y la bienaventuranza duraderas no se encuen-
tran en el apego a él. La fuente de paz y felicidad duraderas está
dentro de nosotros. Es el Atma, el Ser Divino. Es realizándolo co-
mo se debe alcanzar la paz y la bienaventuranza. Desarrollen la
conciencia permanente de que el Atma lo es todo –el hacedor, la
acción y el resultado de esta–. Cuando la conciencia se ha amplia-
do de esta manera, con el debido tiempo lleva a la autorrealización.
Si se amplía su visión, su destino también será de la misma mag-

37
nitud. Un punto de vista estrecho solo puede llevar a una senda an-
gosta. Si están todo el tiempo inmersos en las mezquinas trivialida-
des de la existencia mundana, ¿cuándo podrán comprender la
Realidad que está más allá de lo físico y de lo mental? Miren hacia
el Supremo. La iluminación llegará en un destello.
Cada uno debe desarrollar la conciencia de “Yo soy el Atma, Yo
soy Brahmán”. Cuando uno dice: “Yo soy Brahmán”, es evidente
que hay un “Yo” en Brahmán. ¿Quién es ese “Yo”? “Brahmán” sig-
nifica capacidad de penetración. Al declarar “Yo soy Brahmán”, de-
be desarrollarse la conciencia de que se tiene esta capacidad de
penetrar todo. Brahmán todo lo penetra. Está presente por igual en
todas partes. Entonces, deben pensar que ustedes lo penetran to-
do, como el Omni-Ser. Sea lo que fuera que hagan, vean o digan,
deben saturarlo de Divinidad para que puedan estar conscientes
de su Realidad.
Averigüen qué son en realidad
El mundo existe para ustedes mientras tengan el sentimiento de
dualidad. En el estado de sueño profundo, disfrutan de verdadera
bienaventuranza. En ese momento, no están conscientes de su
cuerpo, de su mente, de sus sentimientos, sus cualidades o pensa-
mientos, aunque sí existen. Ese mismo “Yo” puro existe en el esta-
do de vigilia, el estado de ensueño y el estado de sueño profundo.
En los estados denso, sutil y causal, “ustedes” existen. En todos
estos estados y etapas, es el principio del Atma el que permanece
sin sufrir cambio alguno.
El cuerpo físico que lleva a cabo la repetición del nombre, la
meditación o las otras prácticas espirituales no es sino una burbu-
ja de agua. La mente que está basada en este cuerpo físico no es
más que un mono loco. Con la ayuda de esta mente de mono y es-
te cuerpo de burbuja de agua, ¿cómo pueden aspirar a alcanzar al
permanente Atma? Todas las penurias, los sacrificios y otras prác-
ticas son métodos para controlar la mente en forma temporal. Pe-
ro hay una práctica que tendrá un efecto permanente, y es la au-
toindagación. Deben indagar constantemente: ¿quién soy Yo?
¿Quién soy Yo?, hasta que lleguen a la etapa en que averigüen
quiénes son realmente. La indagación debe hacerse así: “Aquí es-
tá mi cuerpo, aquí está mi mente, mi corazón, mis sentimientos, mi

38
intelecto, mi poder de la memoria... pero no soy ninguno de estos.
Alguien me ha alabado. Alguien me ha censurado. Pero ¿a quién
pertenece esto? Solo a este cuerpo físico”. De esta manera deben
desarrollar el sentido de desapego y una naturaleza dispuesta al
sacrificio. ¿Cómo puede un cuerpo físico maltratar a otro cuerpo fí-
sico? Aquel es inerte, y este también lo es. ¿Cómo pueden cosas
inertes criticar o amonestar? No pueden. ¿Cómo pueden, enton-
ces, adorar algo? Tampoco pueden. Pero ¿puede un Atma criticar
a otro Atma? Eso es absurdo.
Una persona que ha visto a Dios dice: “Dios existe”. Otra perso-
na que no lo ha visto declara: “Dios no existe”. Si una persona no
ha visto a Dios, entonces, ¿cómo puede afirmar que Dios no exis-
te? Tenemos aquí un ejemplo en Nanjundayya. El que ve a Nanjun-
dayya afirma que este es Nanjundayya. Si señalan a Chakravarti a
alguien que conoce a Nanjundayya, y le dicen: “Este es Nanjunday-
ya”, la respuesta será: “No, él no es Nanjundayya”. Una persona
que nunca ha visto a Nanjundayya, no puede decir si este está aquí
o no. Sólo alguien que ha visto a otra persona es capaz de declarar
si esa persona está presente o no. De la misma forma, solo aquella
persona que ha visto a Dios y conoce a Dios tiene la autoridad pa-
ra declarar que Dios existe. El uno puede afirmar y el otro negar, pe-
ro el objeto mismo permanece igual. Para ambos, Dios existe por-
que todo lo que hay es solo este único Atma, este único Brahmán.
Brahmán es el Atma, y más allá de esto nada existe.
La fe y Dios son uno y lo mismo
Muchas personas aspiran a la gracia, el amor, la devoción y la
humildad. Todas estas son formas del Atma, del Divino Ser. Dios
no es diferente de la fe. La fe y Dios son uno y lo mismo. El amor
es Dios, la devoción es Dios; no son entidades diferentes. ¿Cuál es
el significado de la devoción? Devoción es aquello que le permite
al principio divino inmanifestado manifestarse en la visión interna
del devoto. Entonces, para ese devoto no existirá otra cosa fuera
de Él. Para llegar a esta etapa, deben cumplir con sus deberes
manteniendo la entidad permanente siempre en la mente. Pueden
cruzar el vasto y profundo océano de la existencia mundana y dis-
frutar de la Divinidad infinita que es su realidad con la ayuda de un
pequeño bote. Ese bote es el nombre de Dios. Al comienzo del via-

39
je espiritual, el nombre es la base para avanzar; pero no debe vol-
verse un apoyo para toda la vida, dependiendo entera y únicamen-
te de él.
Cualquiera sea el servicio que presten, no deben sentir que
prestan servicio a otros, sino que están sirviendo al mismo Dios.
Mientras toman un baño o les dan uno a los niños, piensen que es-
tán haciendo el ritual de purificación lavando al mismo Dios. Mien-
tras sirven el alimento, piensen que están ofreciéndolo al mismo
Dios. Cuando le den comida a un mendigo, piensen que Dios ha
venido en esta forma y que lo sirven a Él. Parece que es un men-
digo el que está pidiendo, pero es el Atma en él el que está disfru-
tando el alimento que le dan. Cuando cortan algunos vegetales pa-
ra cocinar, piensen que están cortando sus deseos y su ego con el
cuchillo de la sabiduría. Cuando barren el piso, no se quejen di-
ciendo “¡Ah, se vuelve a ensuciar una y otra vez!”. Piensen más
bien que están limpiando su propio corazón. Si están extendiendo
la masa para preparar chapatis* en su casa, sientan la alegría de
amasar y extender la masa, y expandan su corazón. De esta ma-
nera, pueden pensar que cada actividad que emprendan se realiza
para Dios. Entonces, ¿qué necesidad habrá de dedicar un tiempo
por separado a la meditación, la penitencia o el culto?
El amor puede lograr cualquier cosa
Piensen que su corazón es el Atma. Ablándenlo y llénenlo de
compasión. Ese es el único ejercicio espiritual que necesitan reali-
zar. Narasimhan les ha contado que a Prashanti Nilayam acuden
muchas personas de diferentes partes del mundo. ¿Qué es lo que
las trae aquí? ¿Se les envían invitaciones? ¿Les pide alguien que
vengan? Es solo debido al amor que está aquí y que se siente de
corazón a corazón. Por medio del amor pueden lograr cualquier co-
sa en el mundo. Piensen que el amor es el Atma mismo. No impor-
ta cuántas escrituras lean y cuántos ejercicios espirituales realicen;
si no permiten que su corazón se derrita de compasión, su vida se-
rá un desperdicio. Todas las prácticas deben estar dirigidas a
ablandar su corazón para que la compasión fluya con bondad y
amor. Desarrollen este sentimiento de compasión y permitan que

* Especie de tortillas de trigo integral.

40
fluya plenamente y llegue a todas las personas del mundo.

Discurso pronunciado en el Mandir


de Prashanti el 30 de marzo de 1987.

41
7. El juego de lo Divino
¡Oh, Mente!, recuerda siempre
el nectarino nombre de Rama,
que es más dulce que el azúcar,
más agradable a la lengua que la miel.

El Ramayana no es solo la historia de Rama. Es una epopeya


que proclama la grandeza de tres ciudades: Mithila, Ayodhya y
Lanka. El principio de Rama ha demostrado la importancia de es-
tas tres ciudades.
Rama es la encarnación del dharma, la rectitud. Lakshmana es
la personificación de la dedicación (shraddha). Bharata incorpora la
devoción (bhakti). Shatrughna personifica el valor (shakti). El dhar-
ma está asociado con shraddha. El abrigo protector para Bhakti es
Shakti. Por esto Rama y Lakshmana estaban siempre juntos como
un par, y Bharata y Shatrughna, como otro.
Rama apenas había alcanzado la edad de dieciséis años cuan-
do el sabio Vishvamitra apareció en escena. Con su llegada co-
menzó la carrera épica de Rama (Rama-ayana). Entonces se inició
la destrucción de los rakshasas. Comienza con la protección del
sacrificio de Vishvamitra. Es una saga de acción incesante: Rama
libera a Ahalya de su maldición, se dirige a Mithila, rompe el arco
de Shiva, se casa con Sita (la encarnación de Mahamaya, la supre-
ma ilusión), humilla a Parashurama en el camino a Ayodhya, sale
a la selva como exiliado, busca a Sita, invade Lanka, destruye a
Ravana, instala a Vibhishana en el trono, y regresa triunfante a
Ayodhya. Durante todo este período, la carrera de Rama estuvo lle-
na de acción y aventuras sin descanso.
El Ramayana es la epopeya conjunta de Rama y Sita
El término Rama significa “aquel que es agradable y amable”.
Ayana quiere decir “movimiento o viaje”. Ra se refiere al Atma, y
Ma, a la mente. El principio de Rama equivale a fundir la mente en
el Atma. Ramayana quiere decir bañar el mundo con la bienaventu-

42
ranza del principio de Rama. Pero no es Shri Rama solo el que es-
tá involucrado en este proceso. Sita es también una personalidad
épica. “Rama” es otro nombre para Sita. El Ramayana es así una
epopeya conjunta de Rama y Sita o Sita-Rama Ramayanam.
Difícilmente veamos parejas casadas en las que el esposo y la
esposa sean idénticos en sus rasgos físicos, cualidades, compor-
tamiento, pensamientos y capacidad. Pero, en el caso de Rama y
Sita, la similitud era completa en todos los aspectos. No había di-
ferencia alguna en las cualidades u otros rasgos. La verdad de to-
do ello se comprueba por lo que experimentó Hanuman. Una vez,
Hanuman miró a Sita cuando ella estaba sola. Dudó de si Rama
mismo había asumido una forma femenina. Al mirar a Sita, pensó
que era Rama. Por eso Rama y Sita deben considerarse una sola
identidad y no seres separados.
Papel de las tres ciudades en el Ramayana
El significado interno de la historia de Sita-Rama se aclarará
cuando conozcan el papel que cumplieron las tres ciudades en el
Ramayana. En primer lugar, me referiré a Mithila. El emperador Ja-
naka, su soberano, era un sabio que poseía el conocimiento de la
identidad del ser individual con el Ser cósmico, un brahmajñani, y
había renunciado a todo. Como el agua sobre una hoja de loto, es-
taba completamente desapegado, no se preocupaba en absoluto
por las cosas mundanas. Sin hijos propios, crió con mucho amor a
una niña abandonada, Sita. En su reino tenía dos entidades pode-
rosas: el arco de Shiva y Sita. Una vez, jugando, Sita levantó el gi-
gantesco arco de Shiva con asombrosa facilidad. Debido a esta ha-
zaña, Janaka quiso que Sita fuera dada en matrimonio únicamen-
te al que pudiera manejar el arco de Shiva y merecer la mano de
Sita. Una vez decidido esto, invitó a los príncipes para el svayam-
vara de Sita, en el que la novia misma selecciona un marido. Ra-
ma llegó y levantó el arco de Shiva tan fácilmente como lo había
hecho Sita. Janaka se dio cuenta de que Rama y Sita formaban
una pareja ideal en cuanto a belleza, carácter y fortaleza.
Sita no era una mujer común. Ella era la encarnación de la su-
prema ilusión divina, Mahamaya. Rama tomó a Mahamaya por es-
posa. Sita, por su parte, buscaba la unidad con el principio del At-
ma representado por Rama. El matrimonio de Rama y Sita simbo-

43
liza la asociación del Atma y de Maya. Y es en esta forma combi-
nada de Atma y Maya que Rama entró en Ayodhya.
Ayodhya significa “invencible”. Su soberano era Dasharatha.
Dasharatha quiere decir “aquel que ha hecho de sus diez órganos
de los sentidos (los cinco órganos de acción y los cinco de percep-
ción) su carruaje. Alegóricamente, esto significa que representa al
cuerpo con sus diez órganos. Estos órganos de los sentidos están
relacionados con las tres modalidades (gunas) de la materia: satt-
va (serenidad), rajas (pasión) y tamas (pasividad). Dasharatha te-
nía tres esposas: Kaushalya, Sumitra y Kaikeyi, las cuales simboli-
zan estos tres gunas.
Los cuatro hijos de Dasharatha representan los cuatro Vedas
Cuando uno está influenciado por los gunas, se desarrollan de-
seos. Los cuatro hijos de Dasharatha eran la personificación de sus
deseos. Rama, Lakshmana, Bharata y Shatrughna simbolizan los
cuatro Vedas: Rig, Yajur, Sama y Atharva Vedas. En cierto modo,
el Rig Veda figura en el Yajur y el Sama Vedas. Es la encarnación
del dharma. El Yajur Veda incorpora mantras, fórmulas sagradas.
Lakshmana estaba continuamente ocupado en contemplar a Rama
y se sumergió en el mantra de Rama. Bharata no podía soportar la
separación de Rama y siempre moraba en el nombre y la forma de
Rama. Era la incorporación del Sama Veda. Shatrughna había do-
minado todas las ciencias y usaba sus poderes para proteger a sus
hermanos. Era diestro en el uso de toda clase de armas. Así que
los cuatro Vedas, tomando la forma de los cuatro hermanos, reto-
zaban en el palacio de Dasharatha.
Significado simbólico de los personajes del Ramayana
Poco tiempo después de su entrada en Ayodhya, en compa-
ñía de Sita como Maya, Rama tuvo que entrar en la jungla de la
vida. Estas penurias van junto con las que se asocian con Maya.
Como resultado, tuvo que emprender la búsqueda de Sita. En el
camino, se encontró con Sugriva. Sugriva y Vali –los hermanos–
representan las cualidades de discriminación (viveka) y de los ce-
los (dhiratva). Rama hizo causa común con Sugriva para vencer
a Vali. Obtuvo la amistad de Anjaneya (Hanuman), quien simboli-
za la intrepidez. Con la ayuda de Sugriva y Hanuman, Rama cru-
zó el océano del engaño (moha) para entrar en Lanka. De nuevo

44
se encontró con los tres gunas: sattva, rajas y tamas (las cualida-
des de serenidad, pasión y pasividad) en Lanka, en las formas de
Vibhishana, Ravana y Kumbhakarna. Venció a Ravana y a Kumb-
hakarna (los gunas rajas y tamas) y coronó a Vibhishana (sattva).
Recuperó a Sita, quien ahora asumió la forma de la sabiduría na-
cida de la experiencia (anubhavajñana), y entró de nuevo en
Ayodhya con ella.
La epopeya del Ramayana transmite estos importantes men-
sajes cuando se entiende de manera apropiada el significado
simbólico de los personajes y los hechos que relata. Aquí pode-
mos notar los aspectos únicos de Lanka. Su soberano era Rava-
na. Aunque contaba con todos los poderes, estaba perpetuamen-
te inmerso en la pasión por las mujeres (moha). Tenía el apelati-
vo de Dashagriva, que significa “el de las diez cabezas”. En
Ayodhya, el soberano era Dasharatha, y en Lanka, Dashagriva.
Dasharatha tenía los diez órganos de los sentidos como su carro.
Ravana disfrutaba de los diez sentidos. No importa la erudición,
la riqueza o la fuerza que uno pueda tener; si no tiene control so-
bre sus sentidos, desciende a las profundidades de la degrada-
ción. Si no puede controlar sus sentidos, la persona podrá con-
quistar los tres mundos, pero será esclavo de sus impulsos. Los
rasgos negativos de Ravana eran compartidos por toda la gente
de Lanka. Así como es el soberano, así son los súbditos, dice el
adagio. Si el gobernante se entrega a los placeres de los senti-
dos, los súbditos hacen lo mismo. Lanka estaba así sumergida en
los placeres de la carne. La gente no era consciente de las virtu-
des humanas, mucho menos de las cualidades divinas. Los pla-
ceres de la carne eran su única preocupación, aunque, al mismo
tiempo, llevaban a cabo rituales, como las ofrendas (yagas) y los
ritos sacrificiales (yajñas).

45
La naturaleza demoníaca se transforma en divina
Al presenciar la grandiosidad y belleza de Lanka, con sus gran-
des mansiones y bellos jardines, y ver los fuegos sacrificiales que ar-
dían en los hogares, Hanuman primero se preguntó si el gobernan-
te de tal paraíso sobre la tierra podía haber cometido el horrendo cri-
men de raptar a Sita. Luego, se dio cuenta de que Lanka es como el
fruto de la higuera: muy atractivo por fuera, pero lleno de gusanos
por dentro. A pesar de su belleza y grandiosidad externas, Lanka
contenía fuerzas de maldad y perversidad. Cuando tal morada de
maldad se covierte en un reino de rectitud con la coronación de Vib-
hishana, se llega al punto culminante de la historia del Ramayana.
Lo bueno existe en medio del mal y viceversa
El tema épico del Ramayana es la transformación de la natura-
leza demoníaca en divina. Durante la guerra en Lanka, una flecha
lanzada por Lakshmana alcanzó a un niño cargado en los brazos de
su madre. Lakshmana notó que la madre, en vez de ocuparse del
niño muerto, huía para salvarse. Le dijo a Rama que esa falta de
afecto materno revelaba la naturaleza demoníaca de la mujer. Ra-
ma le aconsejó tener paciencia y le dijo a Lakshmana que el cora-
zón de la mujer había sido purificado por haber visto a Rama, que
ella había abandonado todos los deseos y los apegos. Le pidió a
Lakshmana que la llamara y averiguara si ella estaba huyendo por
su propia seguridad o por razones más elevadas. Un mono fue en-
viado a buscarla. Cuando se lo preguntó, la mujer dijo: “Ramachan-
dra, no es que no sienta amor por mi hijo. Desgraciadamente, por el
mandato del destino, ha muerto, mientras que yo he sobrevivido.
Deseo vivir de manera que, después de derrotar a Ravana, cuando
Rama se lleve a los rakshasas a Ayodhya, pueda servir a Rama y
regalar mi vista en Él. Algún día Rama bendecirá al pueblo de Lan-
ka y lo llevará a Ayodhya. Entonces podré prestar servicios en el pa-
lacio de Rama. Me mantengo viva con esta esperanza”.
La moraleja de este episodio es que hay algo bueno en medio
de lo malo, y algo malo, en medio de lo bueno. De la misma mane-
ra, la pureza prevalece entre la impudicia, y la impureza existe en
medio de la pureza. De ahí que la respuesta a la pregunta ¿dónde
se puede encontrar al Señor? es: “De la intranquilidad surge la paz;
de la paz resulta la iluminación; esta iluminación revela la suprema

46
refulgencia de lo Divino; y en esa refulgencia está la Divinidad”. Así
es que la paz (shanti) existe dentro de la intranquilidad (ashanti).
Se dice que si una persona carece de paz no puede ser feliz. Esto
no es totalmente correcto. En lugar de lamentarse por el estado de
intranquilidad, debe esforzarse por lograr la paz verdadera con va-
lor y fe. Esta es la diferencia entre el optimista y el pesimista.
Al ver un vaso de agua medio lleno, el pesimista dice: “el vaso
está medio vacío”. El optimista afirma: “está medio lleno”. El pesi-
mista ve solo la espina en el tallo de la rosa, mientras que el opti-
mista disfruta de la belleza de la flor. Todos deben desarrollar una
manera esperanzada y optimista de ver las cosas. La esperanza no
debe centrarse en cosas mundanas, sino en la autorrealización.
Hasta en el reino rakshasa de Lanka había buscadores del Atma.
En Ayodhya todas las personas parecían ser virtuosas y piadosas
devotas de Dios. Pero aun en esa sagrada tierra había hombres
mezquinos dispuestos a lanzar calumnias contra la Divinidad mis-
ma y a encontrar fallas en las cosas de Dios. Fueron las despecti-
vas observaciones de un lavandero contra Sita y Rama las que
condujeron al destierro de esta a la selva.
Tres personas eran conscientes del principio de Rama
Había tres personas conscientes del principio de Rama. Eran
Hanuman, Sumitra y Vishvamitra. Hanuman no era una persona co-
mún, sino una figura poderosa y de mente elevada, provista de
gran conocimiento y sabiduría. Era bien consciente de la divinidad
de Rama. Kaushalya, a pesar de su serena naturaleza sátvica, no
era tan consciente del poder divino de Rama como Sumitra. Kaus-
halya derramó copiosas lágrimas al enterarse del exilio de Rama en
la selva. Sumitra, por el contrario, le ordenó a su hijo Lakshmana
que acompañara a Rama diciéndole: “Dondequiera que esté Rama,
ahí es Ayodhya; donde Rama no esté, esa es la verdadera jungla.
Rama es en verdad el Señor Narayana mismo. Ve y sirve a Rama
y a Sita con mis bendiciones”. Sumitra le explicó a Lakshmana las
circunstancias de su nacimiento y que él era una parte de Rama.

47
El Ramayana es una guía sobre las relaciones humanas
Entre los cuatro hermanos existía un amor y una consideración
ilimitados y mutuos. Cuando Rama fue a la selva y llegó a Chitraku-
ta, Bharata se dirigió hacia allí para rogarle que regresara a Ayodh-
ya y reinara como el heredero legítimo del trono. Rama se rehusó a
regresar diciendo que Bharata debía gobernar Ayodhya de acuerdo
con la promesa hecha por Dasharatha. La discusión entre los dos fue
finalmente resuelta por el sabio Vasishta, quien le dijo a Bharata: “No
le causes ningún dolor a Rama, que es la Divinidad misma y ha ve-
nido aquí para proteger a los buenos y sostener el dharma”. Bhara-
ta entonces pidió que le dieran las sandalias de Rama y aceptó go-
bernar el reino en nombre de Rama hasta su regreso a Ayodhya.
Una serie de episodios del Ramayana demuestra cuán profun-
do era el amor entre los cuatro hermanos y cuán devotos de Rama
eran los hermanos menores. Ese amor fraternal es un ejemplo pa-
ra el mundo en todos los tiempos.
El Ramayana es una guía sobre las relaciones ideales entre
madre e hijo, esposo y esposa, varios hermanos, gobernante y
pueblo, amo y sirvientes, y muchas otras relaciones humanas. Ra-
ma demostró compasión por el águila Jatayu, que estaba al borde
de la muerte por haber luchado con Ravana cuando este se esta-
ba llevando a Sita a Lanka, y le dio refugio a Vibhishana, aun en
contra de los temores expresados por Lakshmana. Estos son ejem-
plos de la suprema benevolencia y magnanimidad de Rama hacia
cualquiera que lo reverenciara o que buscara su protección. Rama
declaró a Lakshmana: “Quienquiera que venga a mí con un espíri-
tu de rendición, quienquiera que sea, es mío y yo soy suyo. Le da-
ré asilo. Este es mi voto”. Rama era un hombre con una sola pala-
bra, una sola esposa y una sola flecha.
Los devotos deben instalar a Rama en sus corazones y celebrar
el Aniversario de Rama (Ramanavami) para alcanzar la bienaven-
turanza átmica. Al leer la epopeya del Ramayana deben alcanzar
el estado de Unidad con el Espíritu universal, el Atma-rama. En tal
estado ya no queda ningún sentido de ego (ahamkara).

Discurso pronunciado en el Mandir de Prashanti


el 7 de abril de 1987.

48
Al término del camino y al alcanzar la meta, el peregri-
no descubre que ha viajado sólo de sí mismo a sí mis-
mo, que el camino fue largo y solitario, pero que el
Dios que lo condujo estuvo todo el tiempo en él, alre-
dedor de él, con él, al lado de él.

–Baba

49
8. El espíritu de armonía y de serenidad
(samanvaya y samarasa)
La mente del hombre, al igual que la luna creciente que va llegan-
do a su plenitud y brilla en el cielo, tiene la capacidad de crecer y ex-
pandirse hasta ser una con lo Divino. Hoy esto no sucede porque las
mentes de los hombres están llenas de ideas estrechas y de mez-
quinas diferencias que limitan su comprensión y sus aspiraciones.
Los hombres son inherentemente generosos y no deberían dar
lugar al sentido de “lo mío” y “lo tuyo”. Cada uno debería cultivar
amor puro y desinteresado, y ser amplio de corazón. No se debe pe-
mitir que algún intruso se atrinchere en la mente y la controle. Es co-
mo dejar que una banda de ladrones entre a la casa y se adueñe de
ella. La mente debe ser el amo de los sentidos, no su esclavo. Si el
hombre permite que lo dominen los sentidos, se vuelve el sirviente
de la mente y no su amo. Los seis enemigos del hombre son: la lu-
juria, la ira, el orgullo, la envidia, el engaño y la codicia. Hay que
mantenerlos a raya; no hay que permitir que dominen la mente.

Mediten en la esencia divina de todo


El hombre está sometido a tres clases de ataduras en la vida:
las ataduras derivadas del pasado, las que surgen en el presente
y aquellas creadas para el futuro. Una historia ilustra la primera cla-
se de ataduras. Había una vez un hombre que tenía en la casa una
vaca a fin de obtener ingresos para mantener a su familia. Con el
paso del tiempo, todos sus parientes se murieron y también, la va-
ca. Él comenzó a pensar para qué se había esforzado todos esos
años y fue a ver a un gurú para buscar consejo sobre sus preocu-
paciones. El gurú le preguntó si había hecho alguna práctica espi-
ritual en su vida. El hombre le contestó que no y que, siempre que
se sentaba a meditar, la imagen de la vaca sobre la cual había de-
rramado tanto afecto aparecía delante de él. El gurú le dijo que eso
se debía a su intenso apego a la vaca y le aconsejó que conside-
rara la vaca una manifestación de lo Divino y una expresión del

50
Ser-Conciencia-Bienaventuranza (Sat-Chit-Ananda), la naturaleza
trina de lo Divino. Le dijo al hombre que las tres cualidades funda-
mentales: existencia, expresión y utilidad (asti, bhati, priyam) son
cualidades para todas las cosas, mientras que los nombres y las
formas son variados.
Si se logra quitar los nombres y las formas, es posible percibir
la naturaleza divina de todo. “Medita en la esencia divina de todo”,
le aconsejó el gurú. Siguiendo su consejo, el hombre meditó sobre
Sat-Chit-Ananda y, a su debido tiempo, se fundió en lo Divino. De
nada sirve cavilar sobre el pasado y regocijarse o lamentarse so-
bre lo que está muerto y pasado. Es inútil pensar en los éxitos o los
fracasos, los placeres o dolores pasados. El pasado no debe vol-
verse una carga para el presente.
En cuanto al presente, hay que actuar según el principio de que
uno debe portarse con los demás como uno quisiera que ellos se
porten con uno. Si uno desea que los otros lo respeten o lo honren,
debe actuar de la misma forma con los demás. No pueden esperar
cortesía o respeto de otros si no les muestran cortesía o respeto a
ellos. En la vida el tránsito no puede ir en un único sentido.
El egoísmo crea ataduras
La persona con un punto de vista estrecho, centrada en sí mis-
ma, está predispuesta a expresar dudas acerca de los poderes de
lo Divino. Se pregunta cómo es que Shiva, cubierto de cenizas y vi-
viendo en cementerios, puede ir al rescate de los necesitados y du-
da de que Vishnu, reclinado sobre el lecho de serpientes en el
océano y alejado del mundo, pueda en manera alguna proteger a
la humanidad. Hoy esos conceptos tan distorsionados hacen que
el hombre se desvíe. Para corregir estas inclinaciones, deben es-
cuchar las sentencias sagradas, cavilar sobre ellas y llevar una vi-
da recta y santa. Preocuparse sólo por la propia felicidad o como-
didad y ser indiferente a la felicidad y necesidades de otros es una
forma de egoísmo que crea ataduras.
Las ataduras para el futuro son creadas por nuestras acciones
en el presente. Si tienen malos pensamientos y cometen acciones
equivocadas, estas traerán consecuencias negativas en el futuro.
La paz mental se pierde, y uno queda atrapado en una perpetua
preocupación. La forma de salir de este círculo vicioso es dirigir la

51
mente hacia Dios y abstenerse de causar daño a los demás. Con-
templar a Dios y llevar una vida santa conferirán paz y bienaventu-
ranza más allá de toda medida.
Las cualidades que deben cultivarse como una dieta
Cuando una persona está enferma, el médico prescribe no so-
lo medicamentos contra la enfermedad, sino también una dieta
que debe seguirse estrictamente. De la misma forma, para las en-
fermedades que surgen de los apegos mundanos, además de las
medicinas prescriptas – como los caminos de la acción (karma),
de la sabiduría metafísica (jñana), de la devoción (bhakti) y de la
comunión interna (yoga)–, deben cultivarse cualidades tales como
la paciencia, la calma, la fortaleza, el amor y la compasión como
si fuera una dieta. Sin estas cualidades, la sola práctica espiritual
no será de mucha utilidad. Cuando se combinan las dos cosas,
como los extremos positivo y negativo de una batería eléctrica, la
enfermedad se cura.
El que está ocupado en la batalla de la vida necesita la armadu-
ra de la espiritualidad. Con ella, puede hacer frente a cualquier si-
tuación en cualquier lugar. Si, en vez de llevar esta armadura espi-
ritual, las personas están envueltas en la ignorancia, serán perse-
guidas por el temor y la ansiedad. Mientras el arroz esté cubierto de
la cáscara, no se puede consumir. De la misma forma, el hombre no
puede experimentar la bienaventuranza si no se libra de la capa de
ignorancia. Debe aceptar lo que le suceda como algo bueno para él
y desarrollar la cualidad de la paciencia. Por medio de la paciencia
y de los esfuerzos espirituales (sadhana), gradualmente se irán
rompiendo las cadenas que surgieron por acciones pasadas.
La tendencia a cavilar sobre los caminos de lo Divino se irá des-
vaneciendo poco a poco. Se empezarán a apreciar las lecciones
que se pueden aprender de cada experiencia cotidiana. Por ejem-
plo, cuando un mendigo toca a la puerta y dice: “Por favor, dame
comida”, no deben despacharlo como a un simple pordiosero, de-
ben considerarlo un mensajero de Dios. Si está mendigando comi-
da, indirectamente está transmitiendo un mensaje: “Yo pido alimen-
to hoy porque en mi nacimiento anterior no ofrecí alimento a aque-
llos que lo mendigaron. Por favor, no dejes que, al rechazarme sin
darme comida, tengas un destino similar en tu próxima vida”. De-

52
ben ayudar a los demás en la medida de sus posibilidades.
La armonía y la tolerancia son esenciales para la vida
Hoy en día, este espíritu de magnanimidad está ausente. No se
dan cuenta de que, sin amplitud de corazón y generosidad de es-
píritu, toda la erudición y todos los esfuerzos espirituales no sirven
de nada. Es por esto que los Upanishads declaran: “La inmortali-
dad puede ser alcanzada solo por medio de la renuncia y del sacri-
ficio, y no por la riqueza, la progenie o los ritos religiosos”. La me-
ra adquisición de conocimiento libresco no llevará a la autorrealiza-
ción. Junto con los estudios, se deben practicar la tolerancia, la
ecuanimidad y la serenidad. Estas cualidades no pueden obtener-
se de libros o de maestros. Solo se consiguen gracias a la indaga-
ción y el discernimiento continuos. Lo deseable es que esta bús-
queda forme parte de un esfuerzo colectivo en vez de ser una in-
dagación puramente individual. El individuo no constituye una co-
munidad. Si sus aspiraciones se concentran en él mismo, no hará
ningún bien a la sociedad. Por ese motivo, deben desarrollar aque-
llas cualidades sagradas que promoverán el bienestar de la socie-
dad. El espíritu de armonía (samanvaya) y la serenidad o la tole-
rancia para con todos los puntos de vista (samarasa) son esencia-
les para lograr cualquier cosa buena en la vida.
Mientras que el cuerpo físico del hombre está compuesto de
cinco elementos básicos (tierra, agua, fuego, aire y espacio), su
cuerpo sutil tiene cinco envolturas (pancha koshas), una dentro de
la otra. La primera de ellas es la envoltura del alimento o material
(annamaya kosha). Dentro de esta, se encuentra la envoltura vital
o del aliento (pranamaya kosha). Adentro está la envoltura mental
(manomaya kosha). Y dentro de esta, la envoltura de la sabiduría
superior (vijñana o prajñanamaya kosha). La última es la envoltura
de la bienaventuranza (anandamaya kosha). Empezando con el
alimento, el hombre debe llegar a su destino de bienaventuranza.
El viaje espiritual es del “yo” al “nosotros”. Allí está el cumplimien-
to, la realización del Uno en los muchos.

53
Madhava, Dios, está más allá de la Maya
Es preciso tener la visión interna del Espíritu para ver a Dios. El
ojo físico puede ver sólo el mundo físico. Por medio de un proceso
de indagación, deben descubrir la omnipresencia del Creador que
está presente en el cosmos y lo sostiene. Envuelto en su propio
ego, el hombre persigue las ilusiones de la riqueza, el poder, la po-
sición y la fuerza. Todo esto es transitorio. El hombre debe superar
las ocho categorías de orgullo: el orgullo por la proeza física, por
las riquezas materiales, por la erudición, por la belleza, por el po-
der, etcétera. Se necesita la gracia de Dios para dominar estos ras-
gos malignos, porque tienen un poder tremendo sobre el hombre.
Si desean dominar a un enemigo poderoso, deben buscar la ayu-
da de alguien más poderoso que su enemigo. Sugriva tuvo que
buscar la amistad de Rama para dominar a Vali después de con-
vencerse de los poderes superiores de Rama. De la misma forma,
para dominar el poder de la maya (la ilusión que sujeta al hombre
a lo físico y lo sensual), el hombre debe buscar la gracia de lo Di-
vino. Solo lo Divino es más poderoso que la Maya. Al rendirse a lo
Divino y desarrollar un corazón lleno de devoción y amor, el hom-
bre puede afrontar todos los retos de la vida.

Discurso pronunciado en Trayee Brindavan,


el 1º. de mayo de 1987.

Deben tener conciencia, por medio de una constante


contemplación, de que el mundo es el cuerpo de Dios.
Y de que ustedes son la célula de ese cuerpo. La pros-
peridad del mundo es su prosperidad; siéntanlo así,
actúen con ese espíritu; piensen en esos términos. Esa
es la verdadera espiritualidad. El aspirante espiritual
no se puede separar del mundo y escapar a la soledad,
pues el mundo lo seguirá hasta la cueva más profunda
o la selva más oscura. El aspirante puede pretender
progresar sólo cuando ha cultivado en sí mismo la fe
en la Unicidad de la Humanidad.
–Baba

54
9. El Señor y el devoto
El hombre siempre anhela la bienaventuranza. El primer requi-
sito para alcanzar la bienaventuranza suprema (Brahmananda) es
un corazón puro. El corazón del hombre, que debería tener la blan-
cura de la leche por su pureza, hoy está lleno de malos pensamien-
tos y sentimientos. La práctica espiritual comienza con la purifica-
ción del corazón. Cuando el corazón está lleno de cualidades sát-
vicas, se vuelve un océano de leche. Solo entonces se convierte en
una morada digna para el Señor Vishnu, la cual se describe como
un Océano de Leche (Kshirasagara).
Por ceder a los impulsos tamásicos y rajásicos, hoy el hombre
ha hecho de su corazón un océano de sal (ksharasagara). En el
océano salado, hay tiburones y ballenas. De igual forma, en el co-
razón de los malintencionados florecen las malas cualidades, como
la lujuria, la ira, la codicia y la envidia. Es una locura dar lugar a ta-
les fuerzas malignas. Deben ser eliminadas por completo para que
el Señor pueda encontrar su justo lugar en un corazón puro y sa-
grado, lleno de cualidades sátvicas. Cada uno debe observar con-
tinuamente si en su corazón crecen los buenos pensamientos e im-
pulsos o si están echando raíces los malos pensamientos. Al hacer
su culto diario, deben invocar la presencia de las diversas deidades
por medio de los mantras apropiados. Al mismo tiempo, deben pe-
dirles a las fuerzas demoníacas que se alejen del lugar.
La gente tiende a ignorar la pureza interna
Tanto la pureza interna como la externa son esenciales para la
salud física y mental del hombre. La mayoría de las personas se
preocupa por la limpieza externa solamente. Tiende a ignorar la
limpieza interna creyendo que el corazón y la mente no son visibles
para los demás. Pero deben ser conscientes de que el cuerpo físi-
co está compuesto de cinco elementos y que volverá al polvo algún
día. Es el estado del espíritu el que importa. El mismo cuerpo de-
be considerarse la morada del espíritu y cuidarse como tal.
Para tener una salud perfecta, es esencial deshacerse de las

55
impurezas internas e ingerir solo alimentos sanos. De igual mane-
ra, para preservar la salud mental, es necesaria una acción doble.
Los males que afligen la mente deben ser eliminados. Hay que eli-
minar los malos pensamientos para purificar la mente.
El destino del hombre está determinado por sus acciones. Con
las acciones correctas, la mente se purifica, y una mente pura ha-
ce que despierte la sabiduría espiritual (jñana). Cuando ofrecen su
adoración a Dios por la mañana, deben ofrecer su obediencia sea
cual fuera el trabajo que se propongan hacer. Oren a la deidad que
preside al karma pidiendo: “Que hoy sólo realice acciones puras,
con propósitos determinados y útiles”.
Las circunstancias del propio nacimiento son el resultado de las
acciones pasadas. La acción (karma), el nacimiento (janma), la
rectitud (dharma) y el secreto de la vida (marma) están todos co-
nectados con Brahmán. Son como las cuatro paredes de un edifi-
cio. La primera pared es la acción. Uno no debe actuar por un ca-
pricho. Antes de hacer cualquier cosa, hay que pensar si la acción
es digna o indigna. Nada debe hacerse de prisa, con el impulso del
momento. Solo entonces nuestras acciones serán sátvicas, esta-
rán libres de manchas rajásicas y tamásicas.
Cumplan con su deber, dejen los resultados a Dios
Muy a menudo las personas, cuando tienen problemas, se que-
jan: “¿Por qué el Señor me somete a pruebas como esta?”. En rea-
lidad, el Señor no castiga ni recompensa a nadie. El devoto sólo
tiene que cumplir con su deber y dejar los resultados a Dios. Si las
acciones son buenas, los frutos también serán buenos. Si las ac-
ciones son malas, los resultados serán igualmente malos. Por en-
de, si no analizan la naturaleza de sus propias acciones, no tiene
sentido culpar a Dios por lo que les pase.
Se cuenta que un devoto decía: “¡Oh, Señor! Entre los millones
de seres sobre la tierra, ¿cómo van a caer tus ojos sobre mí? Tú
nunca me miras. ¿No quieres verme?”. El devoto oyó una voz que
le respondía: “¡Oh, devoto! Tú estás inmerso en tantísimas activi-
dades que poco has puesto tus ojos en mí. Apenas me has dedica-
do algún pensamiento. ¿Quién, entonces, ha olvidado a quién?
¿Tú o yo?”. Las personas se ocupan de asuntos mundanos y es-
tán profundamente inmersas en ellos. Todos sus pensamientos se

56
relacionan con estas acciones. Se preocupan por un pariente o un
amigo en algún distante rincón del mundo, pero no pueden pensar
en Dios, que está tan cerca de ellos. Y, cuando están en proble-
mas, se lamentan: “¡Oh, Señor! ¿Me has olvidado?”.
Dios es el que concede los frutos de las acciones
Solo si reconocen sus faltas, empezarán a comprender cómo
funciona lo Divino. Hoy vemos que se tiende a olvidar las pro-
pias faltas y a andar por allí culpando a Dios de las propias aflic-
ciones. Cada acción, aunque sea pequeña o trivial, tiene su
reacción. Nada sucede sin una causa. Cada objeto tiene su re-
flejo. El Señor otorga los frutos de acuerdo con nuestras accio-
nes. Las buenas acciones ganan buenos dividendos. Las malas
acciones acarrean malas consecuencias. Es por esto que se
describe al Señor como el dispensador de los frutos de la accio-
nes (Karmaphala pradhata).
Cuando Duryodhana intentó desvestir a Draupadi, la consorte
de los Pandava, ella le oró a Krishna de varias maneras. Aunque
Krishna oyó sus ruegos, no podía responder inmediatamente a su
pedido de ayuda debido a la rigurosa ley de la naturaleza. Esta ley
universal impera siempre en todos los lugares y en todo momen-
to. Por ejemplo, si un hombre se resbala, cae al suelo. Si se arro-
ja una piedra al aire, cae hacia abajo. Esto se debe a la ley de gra-
vedad. Así sea millonario o indigente, si alguien se resbala, se
cae. Así es como operan las leyes de la naturaleza, no importa de
quién se trate.
Al oír los ruegos de Draupadi, Krishna pensó por un momen-
to si ella había hecho alguna acción en el pasado que le daba el
derecho a obtener protección en el salón de audiencias de Dur-
yodhana. Para merecer la ayuda divina, uno debe haber ofrecido
algo a Dios: una hoja, una flor, o un poco de agua sagrada. En el
ámbito mundano, existe una sencilla regla de dar y recibir en la
vida diaria.

57
El Señor responde a las acciones espontáneas
Krishna recordó algo que Draupadi había hecho años atrás, un
día de Sankranti. Krishna se había cortado un poco el dedo meñi-
que con la caña de azúcar. Inmediatamente Rukmini envió a una
sirvienta a buscar un vendaje. Sathyabhama se apresuró a traer al-
guna tela para vendar el dedo herido. Draupadi, que estaba para-
da allí, sin vacilar rompió un pedazo de su sari e inmediatamente
vendó el dedo de Krishna. Aunque lo que ella dio fue solo un trozo
de su sari, se trató de un acto espontáneo de amor y devoción.
Krishna decidió hacer de este pequeño pedazo de tela un sari que
no tuviera fin. Pronunció la palabra Akshayam (“Que nunca termi-
ne”), ¡y el sari de Draupadi se volvió interminable!
Se sienten felices cuando alguien les da algo. Pero no experi-
mentan la misma felicidad al dar a otros. Los hombres desean los
frutos de las buenas acciones, pero no quieren hacer buenas ac-
ciones. Quieren salvarse de las consecuencias de las malas accio-
nes, pero no se abstienen de cometerlas. Lo que siembren, eso co-
secharán: esta es una ley inexorable. No pueden escapar a las
consecuencias de sus acciones, así sean buenas o malas.
Si desean disfrutar de una felicidad duradera, deben llenar la
mente de pensamientos puros y el corazón de buenos sentimien-
tos. Con pensamientos buenos y acciones bondadosas, el corazón
se vuelve puro y sagrado. En el viaje de la vida, el cuerpo es como
una carreta y el corazón, como un caballo. Si no alimentan bien el
corazón, el viaje no puede proseguir de la manera apropiada. El
corazón debe recibir un buen alimento en forma de buena compa-
ñía, buena conducta y buenos pensamientos. Y sea lo que fuera
que hagan, deben ofrendarlo a Dios. He aquí una historia para ilus-
trar cómo se complace Dios cuando las acciones se hacen con es-
te espíritu.
Dios acepta cualquier cosa ofrecida con un corazón puro
Una devota, adoradora de Krishna, limpiaba todas las mañanas
el altar de su casa dedicado a Krishna con bosta de vaca y tiraba
los restos de bosta afuera diciendo: “Que esto sea una ofrenda a
Krishna” (“Krishnarpanam asthu”). El sacerdote del templo local,
también dedicado a Krishna, notó que cada mañana, después de
lavar y decorar la estatua de Krishna con guirnaldas, cuando esta-

58
ba ofreciendo el arati (la ofrenda de alcanfor) a la deidad, un peda-
cito de bosta de vaca solía caer sobre la cara de la estatua. Esta-
ba muy preocupado por este extraño fenómeno y les habló de ello
a los ancianos del pueblo. Estos también presenciaron el hecho en
el templo y enviaron una patrulla de vigilancia a averiguar quién es-
taba tirando bosta de vaca en ese momento.
En una de las calles, un vigilador encontró a una mujer que ti-
raba bosta de vaca afuera de su casa pronunciando las palabras
“Krishnarpanam asthu”. Se descubrió que, en el mismo momento
en que ella tiraba la bosta, ocurría la aparente profanación de la es-
tatua en el templo. El Señor no se preocupa por lo que se le ofre-
ce. Él acepta todo aquello que se le ofrece con un corazón puro.
Para Él nada es bueno o malo en sí mismo. Cuando la devota ofre-
cía la bosta de vaca como Krishnarpanam, llegaba a la estatua de
Krishna. Los ancianos del pueblo fueron a verla y la reprendieron
por ofrecer bosta de vaca a Krishna. No pensaron ni por un mo-
mento en cómo llegaba al templo la bosta tirada afuera de la casa.
Solo pensaron en la bosta de vaca como tal y no tomaron en cuen-
ta el poder y la intensidad de la devoción que manifestaba la acción
de la devota.
Las formas de la devoción no pueden ser comprendidas
por todos
Los ancianos llamaron al esposo y a otros parientes de la an-
ciana mujer, y esta apeló ante ellos: “Soy incapaz de tirar bosta de
vaca a la cara de mi Krishna. Estoy dispuesta a dar la vida por
Krishna”. Los ancianos le dijeron que tirara la bosta sin pronunciar
las palabras “Krishnarpanam asthu”. A instancias de su esposo y
otros parientes, ella prometió hacerlo así.
Pero, a partir de ese día, no pudieron abrirse las puertas del
templo de Krishna, a pesar de los esfuerzos del sacerdote y de
otras personas. Los ancianos del pueblo se dieron cuenta de que
habían actuado muy mal con una gran devota y le pidieron perdón
a la mujer. En ese momento, las puertas del templo se abrieron.
Las maneras de expresar la devoción pueden ser entendidas
solo por los devotos. Los demás no las pueden comprender. Fenó-
menos como este suceden por toda Bharat (la India). Es debido a
esta devoción que Bharat ha sido una tierra sagrada en todas las

59
épocas.
La devoción de Mira por Krishna
Mira era una devota que estaba completamente fundida en la
conciencia de Krishna. Después de contraer matrimonio, le pidió al
rajá, su esposo, que construyera un templo para Krishna. El rajá
construyó un templo de mármol. Mira pasaba todo el tiempo en el
templo cantando bhajans, sin prestar atención al mundo externo. El
rajá, que le había permitido a Mira llevar a cabo su adoración de
Krishna de acuerdo con lo convenido antes del matrimonio, se mo-
lestó al verla tan absorta en Krishna, le prohibió ir al templo y cerró
las puertas para impedirle la entrada. Mira pensaba: “El rajá puede
prohibirme ir al templo que ha construido, pero ¿quién me puede
impedir ver al Krishna que reside en el templo de mi corazón?”.
Entonces Mira comenzó a pensar en el Krishna del templo de
Dvaraka. Y corrió hacia allí atravesando selvas y colinas, desafian-
do tempestades, cantando todo el tiempo y llamando: “¡Krishna!
¡Krishna!”. Al llegar a Dvaraka, entró en el templo, pero encontró
cerradas las puertas del sanctasanctórum. A pesar de sus esfuer-
zos, las puertas no se abrieron. Ella gritó: “¡Oh, Krishna! Piensas
que con los címbalos en una mano y el tambura* en la otra, ¿pue-
do agarrar tus pies de loto? Ves, los estoy tirando. No voy a renun-
ciar a ti, y no puedes alejarte de mí. Abandonaré todo y me aferra-
ré a tus pies”. Con un grito de angustia, Mira golpeó la puerta del
sanctasantórum con la cabeza y, en ese momento, cayó al suelo
inconsciente. Una llama refulgente emergió de su cuerpo y se fun-
dió en la estatua de Krishna.
Pocos comprenden cómo se manifiesta la devoción entre los
amantes de Dios. Las relaciones humanas vienen y se van. Pero la
asociación con Dios es eterna.

* Instrumento de cuerdas.

60
Ofrezcan su adoración a Dios de todo corazón
Cuando uno ofrece todo a Dios, el Señor se somete al devoto.
La anciana que ofrendaba todo a Krishna es una ejemplo de esa
devoción. La palabra Krishnarpanam estaba en sus labios todo el
tiempo, pero era pronunciada con profunda y genuina devoción. La
repetición mecánica de Krishnarpanam no tendría ningún significa-
do. Contratar a sacerdotes en los templos para realizar la adora-
ción a cambio de dinero es totalmente inapropiado. Esa clase de
adoración es una práctica mercenaria y no les hace ningún bien a
las personas. Lo correcto es que los devotos ofrezcan su adoración
de todo corazón en sus propios hogares. Eso sí les hará un bien
verdadero.

Discurso pronunciado en Trayee Brindavan,


el 3 de mayo de 1987.

Habrán oído a la gente hablar de los “milagros”, de que


he “hecho” esto y “dado” aquello, de que Yo lleno sus
necesidades, de que he curado sus enfermedades.
Claro está que les confiero estos dones de salud y
prosperidad, pero solo para que puedan continuar su
sadhana espiritual con más entusiasmo y menos inte-
rrupciones.

–Baba

61
10. De la Madre a la liberación
En el habla común oímos los términos “madre”, “padre”, “pre-
ceptor” y “Dios” usados en ese orden. Esto tiene un significado pro-
pio. Es a la madre a quien el niño ve apenas nace. La madre le
muestra el niño al padre. El padre lo lleva al preceptor, y el precep-
tor lo conduce a Dios. Todos deben comprender el significado inter-
no de las cuatro palabras.
Oímos de los aspirantes espirituales estos cuatro términos: de-
voción (bhakti), sabiduría (jñana), renunciación (vairagya) y reali-
dad (tattvam). El orden en que se mencionan estas voces tiene un
significado. La devoción despierta la sabiduría; la sabiduría pro-
mueve la renunciación, y la renunciación confiere el conocimiento
de la Realidad. Podemos alcanzar la mansión de la liberación
(mukti) si subimos por los escalones de la devoción, la sabiduría,
la renunciación y el conocimiento de la Realidad.
El Bhagavatam atestigua esta verdad en su mismo título. El tér-
mino Bhagavatamu en telugu se compone de cinco letras: Bha - ga
- va - ta - mu. Aquí Bha significa “devoción” (bhakti); ga significa “sa-
biduría” (jñana); va significa “renunciación” (vairagya); ta significa
“tattva” (el conocimiento de la realidad); y mu significa “liberación”
(mukti). El Bhagavata nos otorga la liberación llevándonos por la de-
voción a la sabiduría, la renunciación y el conocimiento de la Reali-
dad. Prahlada nos ha dado un mantra, una fórmula sagrada, de do-
ce letras: “Throva vedhuku konuta dodda buddhi”. Significa que la
inteligencia más elevada consiste en encontrar el camino. ¿Cuál es
el camino para buscar? El que lleva a la Divinidad. ¿Cómo ha de en-
contrarse? Por el conocimiento de la fuente de la cual han venido,
de lo Divino, sabiendo que tienen que regresar a lo Divino.
De Dios hacia Dios
La décima estrofa del decimocuarto capítulo del Bhagavad Gita
revela que hemos venido de Dios. El Señor declara: “Mamaivams-
ho jiva loke jiva-bhuthah sanatanah”. Esto significa: “Tú eres un as-
pecto de Mí. Tú no eres un aspecto de la naturaleza y sus cinco

62
elementos. Como eres un aspecto de mí, no habrá paz ni felicidad
para ti hasta que Me alcances y te fundas en Mí”. Así como un hi-
jo no puede existir sin la madre, un río debe buscar el océano del
cual ha venido, la rama del árbol no puede sobrevivir si la separan
de este, y un pez no puede vivir fuera de su elemento, el agua, tam-
poco puede el hombre, que ha venido de Dios, tener verdadera fe-
licidad hasta que regrese a Dios.
Un devoto cantó en idioma kannada lo siguiente: “Habiéndote
olvidado, he venido a este mundo. Dejando al Eterno que Tú eres,
me he sumergido en este mundo transitorio y temporal. ¿Qué feli-
cidad puedo cosechar en este pedazo de tierra, si todas las ale-
grías están solo en Ti?”. Nacimos en este mundo porque hemos ol-
vidado a Dios. Debemos encontrar nuestro camino de regreso a
Dios, nuestro destino, desandando los pasos que nos han traído
aquí. “Todos los seres vivientes deben regresar a la fuente de la
cual han venido a la existencia”, dice el Bhagavata. Lamentable-
mente hemos olvidado este mensaje fundamental. Recordar la
fuente de la cual hemos venido es el esfuerzo espiritual esencial
que deben hacer todas las personas.
El ser humano no debe conformarse con vivir
como los animales
El hombre que ha venido a esta tierra en busca del Ser Divino
(el Atma) está malgastando su tiempo en la frívola persecución de
las cosas materiales. Los animales están siempre ocupados en
buscar alimento. El hombre, que ha sido dotado de inteligencia, no
debe conformarse con actuar como un animal. Debe esforzarse por
alcanzar la Realidad. Alimentarse, dormir, tener miedo y acoplarse
son acciones comunes a los pájaros y a las bestias. La vida del
hombre actual se reduce, sobre todo, a estas cuatro cosas. El hom-
bre debe aprovechar su nacimiento como ser humano para realizar
a la Divinidad dentro de él; no debe desperdiciarlo en perseguir ob-
jetivos superficiales. Chaitanya declaró: “Hoy hemos instalado en
el trono de nuestro corazón pensamientos y sentimientos viciosos,
en vez de hacer de él el asiento del Señor”.
Samsara y Samskara
Seguramente la mayoría de nosotros lleva una vida de familia
normal, pero esa no es la vida en la cual deben estar totalmente in-

63
mersos. No es la familia (samsara) la que nos sigue hasta el final.
Es la pureza (samskara) que hayan alcanzado la que permanece
con ustedes en la vida del más allá. Algunos ancianos vienen a
Swami y le piden que les muestre el camino a Dios. ¿Cuál es el ca-
mino? El camino es viajar de regreso al lugar de donde hemos ve-
nido. Supongan que van a una ciudad y se alojan en un hotel por
unos pocos días; después de terminar su trabajo en la ciudad, tie-
nen que regresar. No pueden vivir siempre en el hotel, pensando
que es el hogar.
El mundo fenoménico es como un hotel al cual han venido para
experimentar las consecuencias de sus acciones pasadas. El cuer-
po es una habitación del hotel, en la cual tienen que sufrir las con-
secuencias kármicas. El tiempo y el cuerpo deben usarse para lle-
var a cabo la misión para la cual han venido. En cambio, se dedican
a acumular riquezas, oro y otras posesiones materiales. Es cierto,
se necesita dinero para vivir en este mundo, pero debería haber un
límite para la adquisición de estos objetos mundanos. La felicidad y
el bienestar verdaderos no pueden alcanzarse sin respetar los lími-
tes. Una vida sin control reduce al hombre al nivel del animal.
Al olvidar la meta primordial de la vida, los hombres están des-
perdiciando su tiempo. El tiempo es precioso. La muerte está blan-
diendo su espada sobre la cabeza de cada hombre. Nuestro tiem-
po de vida disminuye rápidamente como el agua que se escurre
por una vasija rota o como un bloque de hielo que se derrite. La
muerte alcanza a muchos aun antes de que cumplan su misión en
la vida.
¡El cuerpo está compuesto de cinco elementos!
Tiene que caer algún día.
El Morador del cuerpo es eterno.
Libérense del engaño del nacimiento y la muerte.
El Morador es en verdad la Divinidad.
Esta es la verdad de la que todos deben tomar conciencia.
Uno no puede alcanzar la plenitud en la vida si se dedica a comer
y beber.
El principal mensaje del Bhagavata es la devoción. La madre es
símbolo de devoción (bhakti). El padre es símbolo de conocimien-
to (jñana). El preceptor representa el renunciamiento (vairagya).

64
Dios es la incorporación misma del conocimiento átmico. Solo po-
demos alcanzar la mansión de la liberación (moksha) ascendiendo
los cuatro escalones hacia la Divinidad.
La Madre en primer lugar
El amor por la madre debe formentarse en todas las personas.
Hoy en día este amor está impulsado más por la codicia y la avi-
dez de riquezas que por el afecto espontáneo. Apenas uno en un
millón tiene conciencia de que debe su alimento, su sangre y su vi-
da misma a su madre. Dondequiera que se encuentre, la madre es
verdaderamente divina. Se dice: “Considera a tu madre como a
Dios, a tu padre como a Dios, a tu preceptor como a Dios y a tu
huésped como a Dios” (“Matru Devobhava; Pitri Devobhava; Achar-
ya Devobhava; Athithi Devobhava”). La madre está primera entre
los cuatro. Ella es en verdad la primera maestra para todas las per-
sonas. Es la que más se esfuerza por asegurar el bienestar del ni-
ño, derramando sobre él afecto y amor sin límites, y es quien le
muestra el niño a su padre. Hoy los niños no se preocupan por obe-
decer los mandatos de sus madres, pero sí buscan su riqueza. ¿De
qué sirve tener hijos de esta clase? Son una maldición para el úte-
ro que los dio a luz.
“¿De qué sirve el hijo que no eleva las dos manos en oración al
Señor, que no proclama el nombre del Señor con su boca hasta
que le duela y que no adora al Señor en su corazón? Es una des-
gracia para la mujer que lo trajo al mundo”, dice el Bhagavata. Es-
te solo verso dice todo lo esencial en cuanto a devoción, acción,
sabiduría espiritual y renunciación. ¿Cuáles son los deberes de la
mano y de la lengua para un verdadero devoto? Dios le ha dado a
cada hombre un solo estómago pero dos manos con las cuales tra-
bajar. Si trabaja mucho y lo suficiente con ambas manos, no tendrá
que pasar hambre. No hay escasez de alimento. Aquel que no usa
sus manos apropiadamente, no tiene ningún derecho a subsistir
dependiendo de otros. Los Vedas han prescripto la supremacía de
la acción sagrada o karma.
Hagan que la lengua sea sagrada
La lengua debe cumplir una función sagrada. Debe decir cosas
dulces y sagradas, y nunca causar dolor y daño a nadie. Es un pe-
cado abusar de los otros. El Señor reside en cada uno. La perso-

65
na que abusa de otros está, de hecho, abusando del Señor mismo.
Al referirse a la lengua, Jayadeva dijo: “Oh, sagrada lengua, tú
sabes lo que es dulce, veraz y beneficioso. Entonces, pronuncia las
supremamente dulces palabras: Govinda, Damodara, Madhava”.
La lengua siente dolor o sufrimiento en su propia casa sin ir a las
casas de otros. Discretamente decide de antemano si algo comes-
tible debe ingerirse o no. Si es dulce, muestra su consentimiento
enviándolo abajo para la digestión. Pero si es amargo, lo escupe.
Si es usada apropiadamente, la lengua puede ser el medio para al-
canzar la Divinidad misma.
Dejen que el nombre del Señor baile en la lengua, puesto que
la recordación del nombre sagrado es el camino más fácil hacia la
liberación en la Era de Kali. Debemos usar la lengua para pronun-
ciar palabras dulces y veraces. Este sagrado instrumento a menu-
do se usa mal. Los pecados que comete la lengua son cuatro: la
mentira, la calumnia, el insulto y la locuacidad. La lengua se santi-
fica si se abstiene de ceder a estos cuatro pecados.
Ejemplo de Pundarika en el servicio a los padres
Cada uno debe atesorar en su corazón el amor por la madre
que lo ha dado a luz y lo ha criado con amor y cuidado. Aquel que
pierde el amor de su madre no ganará el amor de ninguna otra per-
sona.
Pundarika estaba dedicado al servicio de sus ancianos padres.
Al hacerlo, seguía una regla que se había autoimpuesto: no inge-
ría ningún alimento hasta que sus padres se hubieran dormido.
Una vez, estaba masajeando los pies de sus padres cuando el Se-
ñor Panduranga se dirigió a su casa disfrazado y se paró detrás de
él para probar el amor de Pundarika por sus padres,
Pundarika continuó con el servicio a sus padres, que no se ha-
bían dormido aún. El recién llegado le pidió a Pundarika que lo mira-
ra. Pundarika le dijo que lo estaba viendo. El visitante le preguntó:
—¿De qué forma me ves?
—Te veo como mi madre —respondió Pundarika.
Mientras tanto, el gurú de Pundarika llegó y le dijo a este que el
visitante no era otro que el Señor mismo. Pundarika dijo que los pa-
dres a quienes estaba sirviendo también eran Dios. El gurú insistió:
—¿No te das cuenta de que el que ha venido es realmente

66
Dios?
—Mis padres también son Dios —repuso Pundarika.
Panduranga, admirando su decisión, preguntó:
—Pundarika, ¿no quieres experimentar una visión de mí siquie-
ra una vez?
—Hasta que mi madre no se duerma, no buscaré tu visión —di-
jo Pundarika—. Si estás deseoso de que yo te mire, por favor, es-
pera un poco. Vendré a ti después de que mi madre se haya dor-
mido.
Fue esa devoción a sus padres la que hizo que el Señor se le
revelara a Pundarika y le prestara servicio a él.
De “Ko-ham” a “So-ham”
Desde el momento de su nacimiento, el hombre se preocupa
por su futuro. El primer grito del niño es “Kua, Kua”, “¿de dónde he
venido?”. Si analizan lo que les sucede todos los días, comprende-
rán por qué un niño llora cuando nace. Al ver la interminable serie
de problemas que lo aguardan, el niño grita: “¿Dónde estoy?”. Los
hombres olvidan el lugar de donde vinieron, se pierden en deseos
mundanos. Pocos hay que, como Prahlada, desde el momento de
su nacimiento realizan su divinidad inherente y dicen: “So-ham, so-
ham”. Los mortales ordinarios se preguntan “¿Ko-ham? ¿Ko-
ham?”, “¿Quién soy yo?”. No obtienen la respuesta hasta el fin de
sus vidas. No se dan cuenta de que la respuesta es: “Yo soy Dios”.
Unos pocos buscadores serios empiezan con “Ko-ham, ko-ham” y
terminan con el descubrimiento de “Yo soy Él” o “So-ham”.
Todo hombre tiende a cometer errores, a sabiendas o no. Pero
un error que no debe cometer en ninguna circunstancia es olvidar
lo que debe a su madre. El amor de una madre puede redimir la vi-
da de un hombre, cualesquiera sean sus otras fallas. El don más
grande de los padres es el cuerpo, con todos sus poderes. Aunque
el Señor gobierna sobre todas las vidas, son los padres los que
proveen al niño del cuerpo. La arcilla y el agua son los dones de la
naturaleza. Pero es el alfarero quien hace las vasijas con ellas. Por
eso, la gratitud a los padres es una obligación primordial.
La juventud, la riqueza y la fuerza son transitorias
Los estudiantes de hoy preguntan: “¿Por qué debemos mos-
trarnos agradecidos con nuestros padres?”. Recuerden que, si

67
causan aflicción a sus padres con su comportamiento, no deben
sorprenderse si en el futuro sus propios hijos les causan una pena
similar. Esta es la ley de acción y reacción, que funciona siempre.
No se enorgullezcan por su juventud, su riqueza o su fuerza. Todas
son transitorias. Adi Shankaracharya advirtió con énfasis: “No sean
engreídos debido a sus compañeros, su riqueza o su juventud. El
tiempo se los quitará en un instante. Por depositar su confianza en
estas posesiones transitorias, los hombres olvidan las verdades
eternas y la fuente de la verdadera bienaventuranza. No importa lo
que puedan poseer o de qué lujos puedan disfrutar; solo la fe en
Dios les otorgará verdadera paz mental. Un aparato de aire acon-
dicionado puede refrescar su cuerpo. Pero solo la gracia de Dios
puede refrescar el cerebro recalentado y el corazón perturbado.
Esa gracia llegará a los que son agradecidos con sus padres y les
prestan amoroso servicio. Empezando con la madre, la gratitud de-
be extenderse al padre y al preceptor. Si les demuestran gratitud a
los tres, tendrán conciencia del Señor Trino y Uno presente en ellos
y cosecharán el fruto que se obtiene de la adoración de la Trinidad
(Brahma, Vishnu y Shiva).
Culpa de los padres al no corregir a sus hijos
Desafortunadamente, hoy en día el noventa por ciento de los ni-
ños son malcriados por sus propios padres, que no ejercen el de-
bido control sobre ellos. Si las acciones malas de los niños se co-
rrigen en el mismo momento, crecerán en la dirección apropiada.
Los padres no deben mostrar ninguna indulgencia con los niños
que no se portan bien. Dejar que los niños se descarríen sin corre-
girlos es una forma equivocada de mostrar afecto.
¿De qué sirve tener hijos que no se comportan adecuadamen-
te? ¿Qué ganó Dhritarashtra de sus cien malvados hijos? No qui-
so controlarlos a pesar de la advertencia de Krishna y de Vidura.
Al final, toda la familia fue aniquilada. De nada sirve regocijarse
cuando nace un hijo. El momento para regocijarse vendrá cuan-
do el niño crezca, gane renombre y fama, y traiga buena reputa-
ción a sus padres.
Todo hijo debe velar por la felicidad de su madre. Debe buscar
en ella amor y bendiciones. Las madres deben esforzarse por man-
tener a sus hijos en el camino recto. Solo tales madres y tales hi-

68
jos merecen ese nombre. Si madres e hijos se comportan de la for-
ma correcta, la nación avanzará por las carriles apropiados. La rec-
titud saldrá de la familia y se expandirá por todo el mundo.
Hay padres que cuestionan a sus hijos cuando vienen a ver a
Swami. “¿Qué es esta locura que te ha agarrado? ¿Para qué vas
a ver a ese Sai?” ¿Qué desean estos padres para su progenie?
¿Prefieren que se conviertan en delincuentes? ¿Quieren que se
vuelvan locos por el dinero? ¿Qué les dará el dinero que pueda
igualar la gracia de Dios? Lo que cada uno debe buscar es la gra-
cia de lo Divino, que es un tesoro más grande que toda la riqueza
del mundo.
Dios es el destino de la vida humana por sobre todo lo demás
Nada debe interponerse en el camino de búsqueda de Dios.
Deben estar preparados para todos los sacrificios, para enfrentar
cualquier oposición en nombre de Dios. Prahlada se enfrentó a la
ira y al odio de su padre Hiranyakashipu al adherirse a la fe en Na-
rayana. Vibhishana renunció a su hermano Ravana cuando este se
opuso a su devoción por Rama. Si la madre se opone a la devo-
ción por Dios, el hijo deben estar dispuesto a abandonarla, como
hizo Bharata cuando Kaikeyi intentó separarlo de Rama. Mira esta-
ba decidida a renunciar a su esposo antes que dejar su devoción
por Krishna. El emperador Bali rechazó el consejo de su gurú, Shu-
kracharya, cuando este último le aconsejó retirar su ofrenda a Va-
mana (Vishnu). Estos son ejemplos de los devotos que no vacila-
ron en optar por su devoción a Dios.
La realización de Dios es la meta y el destino de la vida huma-
na. Desde el momento del nacimiento, el sufrimiento persigue al
hombre de una forma u otra durante toda su vida. Si en todas es-
tas duras pruebas uno debe mantener la ecuanimidad y la paz, tie-
ne que llevar una vida recta, con fe firme en Dios. No hay necesi-
dad de abandonar los deberes normales de un estudiante o un pa-
dre de familia, sino que todo debe hacerse como una ofrenda a
Dios. De esta manera, cada acto cotidiano se santifica. El amor a
Dios debe expresarse consagrando cada acción. Este es mi men-
saje para ustedes en este día sagrado.

Discurso pronunciado en Brindavan el Día de Ishvaramma,

69
el 6 de mayo de 1987.

Aquellos que están apegados a Dios, que aspiran a


Dios, que están conscientes de Dios, que adoran a
Dios, llevan una marca que los distingue y por la cual
pueden ser identificados. Esas personas tienen un co-
razón compasivo. Si una persona pasa su rosario con
los dedos y está totalmente dedicada a mirarse la pun-
ta de la nariz, sin importar la aflicción que reina a su al-
rededor, podemos cuando mucho llamarla holgazana,
esto es todo. Levántense, guarden el rosario en un bol-
so y ocúpense de aliviar la miseria: ese es el verdade-
ro camino espiritual. No desperdicien sus años con
imágenes de piedra, retratos o estatuas. Aprendan a
ver en cada ser viviente, vital y activo, la personifica-
ción de toda energía, toda belleza, toda beneficencia,
es decir, Dios.

–Baba

70
11. Desarrollen la visión interna
Así estemos trabajando activamente en el mundo o nos haya-
mos retirado de él, lo más importante no es el trabajo que hacemos
o no hacemos, sino cuán efectivamente hemos podido arrancar y
destruir las tendencias (vasanas) profundamente arraigadas que
están ocultas en nuestro corazón. La remoción de esta impurezas,
que se han incrustado muy adentro, es el principal objetivo de toda
práctica espiritual (sadhana). También es la meta de todo yoga lim-
piarse de cualquier rastro de apego (raga) y odio (dvesha), estos
males gemelos que hemos albergado dentro de nosotros.
El Gita ha demostrado que, si podemos arrancar las tendencias
que se aferran a nuestro corazón, seremos libres de realizar cual-
quier acción sin preocuparnos por los resultados. A partir de este
momento, no estaremos atados por ningún karma al que nos dedi-
quemos. En otras palabras, nos liberaremos completamente de los
efectos de nuestras acciones. La gente que no entiende esta ver-
dad y termina renunciando a todas las actividades externas, se va
empantanando en la pereza y el ocio. Pero el Gita nos advierte re-
petidamente que no hay lugar en absoluto para el ocio en el mun-
do del Espíritu. Lo que el Gita enseña es el yoga del desinterés o
de la acción impersonal (anashakti yoga), en el cual permanece-
mos totalmente indiferentes a cualquier interés personal en el tra-
bajo que hacemos y en los resultados de este. Significa trabajar
con plena concentración hasta los límites de nuestra capacidad de
excelencia, pero dedicando todas nuestras acciones al servicio de
Dios y permaneciendo en la Conciencia de Dios.
Nishkama karma y anashakti yoga
El yoga desinteresado (anashakti yoga) va más allá de la prácti-
ca de nishkama karma o del karma sin deseo de los frutos, que ha
sido enfatizado en el segundo capítulo del Gita. El karma sin deseo
de los frutos es la etapa en la cual todas nuestras acciones se rea-
lizan sin desear o esperar ningún fruto por nuestras labores. Nadie
alcanzará la etapa del karma sin deseo de los frutos mientras sus

71
tendencias (vasanas) surgidas de acciones pasadas sean impedi-
mentos para su progreso espiritual. Primero uno debe eliminar las
malas cualidades, que están asociadas con las malas acciones, y
reemplazarlas con buenas cualidades, que se asocian con las bue-
nas acciones. Entonces, cuando esté firmemente establecido en la
etapa del servicio desinteresado, en el cual realiza sólo buenas ac-
ciones, puede pasar a la etapa de las acciones libres de deseos, en
la que renuncia a los frutos de todas sus acciones. A partir de allí
podrá elevarse a la etapa del yoga desinteresado o anashakti yoga.
El Gita proclama que solo por medio de las buenas acciones
(sat karma) pueden ser eliminadas las malas tendencias y purifica-
dos nuestros corazones. Y va más allá al afirmar que la verdadera
pureza de corazón puede lograrse solo si dedicamos todas nues-
tras acciones al Señor. Por ejemplo, el alimento que comemos des-
pués de cocinarlo y prepararlo de maneras diferentes sigue siendo
comida común, y estamos sometidos a los buenos o malos efectos
de comer ese alimento. Sin embargo, si ofrecemos ese alimento a
Dios antes de consumirlo, se vuelve un alimento bendecido (prasa-
dam) y un don sagrado del Señor. De la misma manera, todas las
actividades realizadas por nosotros durante el día entran en la ca-
tegoría del karma ordinario. Pero cuando realizamos estas mismas
acciones, aunque sean simples, con la intención de hacer de ellas
una ofrenda a Dios, dedicando sus resultados no a nuestro propio
placer, sino al del Señor, entonces se vuelve una comunión gracias
a la acción desinteresada (karma yoga), así como un sacrificio sa-
grado. Es solo por medio de ese karma yoga que podremos librar-
nos de las malas tendencias y purificar nuestros corazones.
Las ofrendas a Dios deben ser puras y sagradas
¿Qué cualidades deberían tener las acciones que ofrecemos a
los Pies de Loto del Señor? Antes de ofrecer algo al Señor, debe-
mos asegurarnos de que sea puro, adecuado y sagrado. Entonces
sí será una ofrenda digna del Señor. Por ejemplo, si queremos
ofrecerle una rosa, primero elegimos una flor bella y fragante. Des-
pués alejamos a los insectos de la flor. Luego le quitamos las espi-
nas o las hojas imperfectas del tallo, y embellecemos la ofrenda
tanto como sea posible. Cada acción que realicemos debe ser así.
Nuestras acciones deben estar saturadas de la fragancia del amor

72
y la santidad, y deben ser buenas y puras. Este es el verdadero yo-
ga de la acción, tal como lo indica el Gita.
Es en el campo de la acción o karma donde se revela más cla-
ramente el carácter de un hombre y qué clase de persona es. Si
queremos averiguar si una persona es de naturaleza predominan-
temente sátvica, rajásica o tamásica, solo necesitamos observar
sus acciones; seguramente revelarán su naturaleza.
La acción sátvica es nishkama karma
El Gita ha señalado el tipo de acciones que deben realizarse en
la vida diaria. Declara que el secreto de la vida humana es recono-
cer y seguir el camino del dharma, lo cual significa dedicarse a las
acciones desinteresadas y sagradas que promuevan el bienestar
de nuestros semejantes. Solo entonces nuestras acciones pueden
considerarse de naturaleza sátvica. Una vez que se han vuelto sát-
vicas, entonces pueden considerarse nishkama karma. Ninguna
persona común será capaz de realizar acciones absolutamente sin
deseo. Lo que debemos hacer es orientar nuestras acciones y
nuestros deseos hacia el propósito de buscar y experimentar a
Dios. Cuando esta orientación sagrada se vuelve la base de todas
nuestras actividades, entonces ese karma pertenece al yoga de
anashakti o la comunión por medio de la ecuanimidad. Este es el
más alto nivel de acción y nos conduce por el camino directamen-
te hacia nuestra meta. Aunque, involucrado en él, estará el encan-
to de la maya.
Dos poderosas energías (shaktis) componen la maya o ilusión:
una es el poder velador (avarana), y la otra es el poder de proyec-
ción (vikshepa). Estas dos energías no tienen ninguna forma parti-
cular. Avarana se refiere a lo que vela o cubre. ¿Cómo es que cu-
bre? Si no tiene ninguna forma propia, ¿por qué medios cubre?
¿Cómo puede quitarse? Estas preguntas no son fáciles de respon-
der. La maya es misteriosa e inexplicable.
¿En qué circunstancias ejerce este engaño su influencia sobre
nosotros? Es durante el crepúsculo o en la oscuridad cuando cree-
mos ver una serpiente donde solo hay una cuerda. Es a través de
la oscuridad como la ilusión viene y nos envuelve. En verdad, nin-
guna serpiente había reemplazado la cuerda, pero la ilusión nubla
la mente del hombre y cubre su clara percepción. Esta ilusión es

73
maya. Cuando encienden la linterna, descubren que no hay ningún
reptil allí, solo una cuerda tirada. Así, con la luz, la ilusión desapa-
rece y se ve el verdadero objeto. Aquello que existe, existirá siem-
pre; nunca cesará de existir; permanecerá inmutable para siempre.
No puede haber la más mínima variación en su existencia. Es solo
la ilusión que la cubre la que viene y se va. La forma que esta ilu-
sión toma en la mente es vikshepa, la segunda y poderosa energía
de maya. Vikshepa es la proyección que se superpone a la base in-
mutable. En este caso, la proyección fue la serpiente. En otra opor-
tunidad será otra cosa.
El humor, el dolor, el placer, todos vienen y se van. Son como
los parientes, que nos visitan pero no se quedan permanentemen-
te. De la misma manera, esta maya viene y se va, como una ilusión
para los seres humanos. La ilusión en nuestra mente, que cubre la
cuerda y la esconde de la vista, es avarana o el poder velador. La
ilusión que ha sido proyectada por nuestra mente sobre la cuerda
es vikshepa. Con la ayuda de la luz, vemos la cuerda como una
cuerda, y la serpiente desaparece. Así que estos aspectos de ma-
ya han surgido en la oscuridad y han desaparecido con la luz. Ma-
ya no tiene principio, pero puede terminar de manera permanente.
Cuando la luz de la sabiduría brilla sobre ella y maya desaparece
al fin, entonces la Realidad Una Inmutable queda revelada. Al en-
señarle esto a Arjuna, Krishna lo libró de la ilusión y lo hizo brillar
con su propia refulgencia.
Ahora como entonces, estamos desarrollando solo una com-
prensión superficial y una visión externa. Pero es la visión interna
la que importa; solo ella es verdadera y sagrada. Perdemos de vis-
ta la Realidad Una de nuestra propia Verdad, porque ponemos
atención solamente en la impermanente visión externa y olvidamos
por completo la visión interna permanente. Dios encarna como
Avatar sólo para transmitir esta sagrada visión interna.
Del Karma y Bhakti Yoga al Jñana Yoga
Krishna instó a Arjuna a librarse de los apegos y las ilusiones
que lo estaban confundiendo. Le dijo: “¡Arjuna!, tú mismo debes
purificar tu corazón y levantar el velo de la ignorancia que te está

74
nublando. Toma el camino de la acción correcta, trabaja por el bie-
nestar del mundo y dedica cada uno de tus actos a Mí, que soy tu
mismo Ser que reside en tu corazón”. No hay ningún otro camino
verdadero para la vida más que el karma yoga, o sea, el de la ac-
ción dedicada. Podremos llegar al yoga de la devoción (bhakti yo-
ga) solo después de haber puesto una base firme por medio de las
buenas acciones. Y solo después de haber purificado nuestros
sentimientos y desarrollado nuestra devoción, seremos capaces de
entrar en el área de la sabiduría y avanzar por el sendero más ele-
vado del jñana yoga.
Usar nuestro intelecto para planificar una acción cuyos frutos be-
neficiarán a otro, como en el caso del anciano que siembra un árbol
cuyos frutos serán disfrutados por las generaciones futuras, se pue-
de llamar “comunión por medio del intelecto” (buddhi yoga). En el
buddhi yoga, indagamos sobre las consecuencias de nuestras ac-
ciones, y así basamos nuestras acciones en el poder de razona-
miento de nuestro intelecto. El intelecto funciona muy por encima de
las consideraciones estrechas y egoístas de la mente y los sentidos
inferiores. Pero aun allí hay todavía una pizca de egoísmo. Cuando
nos liberemos por completo de todo egoísmo, cuando seamos total-
mente indiferentes a los resultados y actuemos con eficacia y con
total concentración, pero sin ningún apego o deseo, y ofrezcamos
todas nuestras acciones a Dios, entonces estaremos practicando el
anashakti yoga, que es muy superior al buddhi yoga.
La mejor manera de desarrollar la visión interna
El anashakti yoga no es fácilmente accesible para la gente co-
mún. Pero esto no significa que debamos abandonar el intento de
alcanzarlo. Esforzándonos de todo corazón y con la gracia de Dios,
podemos lograr cosas aparentemente imposibles. Si persistimos
en nuestros esfuerzos, entonces, con la práctica, seremos capaces
de alcanzar este alto nivel de anashakti yoga en todas nuestras ac-
tividades.
Para tener éxito, hay que desarrollar la visión interna. La mejor
manera de desarrollar la visión interna, que nos llevará al anashakti
yoga, es reflexionar constantemente sobre la Divinidad que está en
todas partes. Pero la visión interna es muy rara entre los hombres;
hasta los más grandes pandits y eruditos están profundamente su-

75
mergidos en la visión externa. He aquí una historia para ilustrar esto.
Historia de Ashtavakra* y los pandits
Una vez, el rey Janaka convocó a una asamblea de grandes
eruditos. Acudieron famosos pandits y sabios de todo el reino. La
asamblea estaba tan atestada de estos grandes hombres que no
había lugar para la gente común. Las reuniones diarias estaban
presididas por el mismo rey Janaka, y del muy selecto grupo que
recibía, solo los más destacados y versados tenían la oportunidad
de hablar y presentar sus puntos de vista. A esta magnífica y au-
gusta asamblea pidió ser admitido el joven Ashtavakra, carente de
educación formal y con el cuerpo torcido. Pero ¿quién lo iba a de-
jar entrar? No tenía credenciales ni recomendaciones. La única
ayuda que Ashtavakra tenía era su profunda fe en Dios.
Aquel que tenga mucha fe en Dios no sufrirá grandes dificulta-
des. Pueden surgir algunos obstáculos temporarios, pero al final
seguro que tendrá éxito. Durante tres días, Ashtavakra esperó en
la puerta del palacio del rey Janaka. Mientras esperaba, observa-
ba a todos los famosos eruditos que llegaban para asistir a la
asamblea. Ashtavakra no estaba dispuesto a abandonar su resolu-
ción de unirse a la asamblea y participar en sus deliberaciones. Es-
peró pacientemente en la puerta día tras día. Había un viejo sabio,
observador y simpático, que notó a Ashtavakra parado en el portón
cada vez que entraba y salía por él, mañana y noche. El bondado-
so anciano informó al rey Janaka que había un muchacho afuera
que estaba esperando desde hacía días para entrar a la asamblea,
aunque no cumplía ninguno de los requisitos para ingresar.
El rey Janaka ordenó a sus asistentes que buscaran al joven y
lo trajeran al salón de reuniones. El rey Janaka tomó asiento, y co-
menzó la reunión en un clima solemne y sagrado, apropiado para
tan augusta asamblea. Entonces, Ashtavakra entró en el salón. En
el momento en que vieron al muchacho, con ese cuerpo tan defor-
mado, que venía a participar en la asamblea, la mayoría de los
grandes eruditos reunidos allí empezaron a reírse.
Ashtavakra llama zapateros remendones a los pandits

* Ashtavakra: De ashta, ocho, y vakra, curvas. Nació así debido a una maldición de su pa-
dre; por eso le dieron ese nombre. (N. de la T.)

76
El rey Janaka, que había observado atentamente a Ashtava-
kra cuando entró, no se rió. Ashtavakra miró cuidadosamente a
su alrededor y entonces, sin explicación, empezó a reírse más
fuerte que los eruditos sentados allí. Esta explosión de risa por
parte de Ashtavakra era totalmente inadmisible y sorprendió a
los eruditos, que se preguntaron: “¿Por qué este grosero joven
se ríe de nosotros? Hay razones suficientes para que él nos cau-
se gracia, pero no hay nada extraño en nosotros; entonces, ¿qué
razón puede tener él para toda esta risa?”. Estaban muy extra-
ñados e irritados por lo que consideraban una impertinencia de
parte del muchacho.
Los sabios estaban ansiosos por saber por qué se reía tanto.
Uno de ellos se atrevió a hablar a Ashtavakra y le preguntó:
—¡Oh, extraño!, ¿quién eres? No te conocemos. Cuando te
vimos entrar, tu deformidad nos hizo reír. En respuesta a nues-
tra risa, tú te ríes aún más alto. ¿Cuál es la razón? ¿Qué es lo
que te parece tan divertido acerca de todos los renombrados sa-
bios sentados aquí, que ni siquiera por un momento has dejado
de reírte?
—Bien, Señor —respondió Ashtavakra—, entré a esta reunión
pensando que era una asamblea sagrada convocada por el famo-
so emperador Janaka para discutir las escrituras santas. Si solo
hubiera sabido qué clase de personas asisten a esta asamblea, ni
siquiera me hubiera molestado en venir. Esperé pacientemente du-
rante muchos días y entré pensando que los más grandes sabios
estarían reunidos aquí. Tenía interés en estar en la compañía de
tan sagradas almas. Pero, desgraciadamente, no encuentro otra
cosa que zapateros remendones, solo zapateros (charmakaras)
que cosen sandalias y trabajan con cuero.
Cuando oyeron esto, todos los sabios se pusieron furiosos, sin-
tiéndose gravemente ofendidos por Ashtavakra por usar una pala-
bra tan insultante.
Los pandits deberían mirarse hacia adentro
Pero Ashtavakra continuó hablando en los mismos términos:
—Charmakara es la palabra apropiada para describirlos. Solo
zapateros, solo personas que trabajan con cueros y pieles piensan

77
en el valor de una piel en particular; otros no se molestarían en ab-
soluto. Todos ustedes se están riendo de mi piel y obviamente han
decidido que no vale mucho, pero ni siquiera uno de ustedes se es-
forzó por conocer mi erudición. Los pandits deberían tener la capa-
cidad de mirar hacia adentro, pero ustedes solo parecen preocu-
parse por la apariencia. Si no han desarrollado su visión interna y
solo les interesa la visión externa superficial, no pueden conside-
rarse eruditos en absoluto. Por eso ustedes son solo charmakaras,
zapateros remendones.
Eso dijo Ashtavakra. Los eruditos inclinaron la cabeza, avergon-
zados. El rey Janaka, que comprendió muy bien lo que Ashtavakra
había dicho, lo invitó a tomar asiento en la asamblea y después le
concedió numerosos honores.
Y eso sucede ahora en todo el mundo. No importa cuán impor-
tantes seamos, hemos desarrollado solo la visión externa. No nos
molestamos en cultivar la visión interna. Cuando observamos a
una persona, ponemos atención solo en los rasgos físicos, su ri-
queza, su posición, su educación, sus títulos. Por el contrario,
cuando Dios mira a una persona, se fija en la pureza de su cora-
zón. Pone atención en la paz que está dentro de ella. Es esa visión
interna la que debemos desarrollar.
No importan las circunstancias que debamos afrontar; nunca
debemos alterarnos. Permitamos que los sentimientos más nobles
surjan de nosotros y se manifiesten. Si practicamos la paciencia y
la tolerancia, seremos capaces de adquirir todas las demás cuali-
dades espirituales importantes, tales como el control de la mente,
la renunciación, la resistencia y la concentración. Esto traerá un es-
tado de pureza interna y paz duradera. La pureza interna es mucho
más importante que la pureza externa. El Señor está siempre pre-
sente tanto adentro como afuera. Por consiguiente, lo interno y lo
externo, todos los lugares donde se encuentra al Señor, deben ser
purificados y santificados. Entonces el Dios que mora dentro de us-
tedes los protegerá dondequiera que estén.

Discurso sobre el Gita, pronunciado en el Mandir de Prashanti.

78
79
12. Chaitanya y el ladrón
Cierta vez, Krishna Chaitanya estaba bailando y cantando en
éxtasis, totalmente inmerso en la contemplación del Señor cuando
entró en Navadhveep, donde los líderes de la ciudad se unieron a
él en sus bhajans con igual devoción. Un ladrón también se sumó
al grupo. Había sido ladrón toda su vida y era muy mentiroso. Se
unió a la danza y pensó que, ya que había muchos hombres ricos
en el grupo, totalmente concentrados en sus cantos y bailes, él po-
dría fácilmente hurtar algo de sus bolsillos. Aunque esta era su in-
tención, sucedió algo muy distinto. En el momento en que se sumó
al devoto grupo, se olvidó de sí mismo por completo y empezó a
cantar y bailar con gran fervor.
Después que los otros se hubieron marchado, se sentó aparte
por un momento, observando a Chaitanya. Un pequeño grupo de
niños estaba escuchando el discurso de Chaitanya. El ladrón corrió
hacia este y le dijo:
—¡Swami! Les estás dando consejos a muchas personas. Por
favor, impárteme un nombre sagrado.
—Dime primero quién eres y cuál es la historia de tu vida —res-
pondió Chaitanya—. Entonces te daré un mensaje.
—¡Swami!, yo soy un ladrón —confesó el hombre—. He lleva-
do una vida de robos y mentiras. Mi nombre es Rama. La gente me
llama Rama, el ladrón.
—¡Qué lástima! —exclamó Chaitanya—. Sin embargo, voy a
darte un mensaje. ¿Qué me darás como gurudakshina (ofrenda al
preceptor)?
—Te daré una parte del botín que obtenga de mis robos —res-
pondió el ladrón.
—No, no necesito nada de eso —repuso Chaitanya—. Dame
como ofrenda la promesa de que no vas a volver a cometer un so-
lo hurto en el futuro.
Entonces, el ladrón le respondió:

80
—¡Swami! Estoy dispuesto a ofrecerte cualquier cosa, pero no
puedo prometerte que dejaré de robar.
—Entonces —le dijo Chaitanya— te impartiré el nombre sagra-
do con una condición: que antes de entrar en cualquier lugar que
escojas para robar, recites el nombre sagrado 108 veces.
Una persona santa puede cambiar hasta a un ladrón
Chaitanya atrajo hacia sí al ladrón, cuyo corazón se había
ablandado mucho después de escuchar las palabras del santo.
Conversar con una persona santa quita la aflicción (sambhasha-
nam samkata nashanam). El ladrón se iba librando del temor. Se
acercó más a Chaitanya. El contacto con una persona santa lo li-
bra a uno de los efectos de las acciones pasadas (sparsanam kar-
ma vimochanam). Chaitanya sostuvo la cabeza del ladrón y mur-
muró tres veces en su oído el mantra: “Om Namo Bhagavate Va-
sudevaya”. La mera visión (darshanam) de Chaitanya destruyó los
pecados cometidos por el ladrón. Sus palabras dispersaron la
preocupación que este sentía. Cuando el santo lo tocó, lo liberó de
las ataduras de sus acciones pasadas.
El ladrón regresó con el corazón purificado. Cuando salía, vio
una gran cantidad de gente que iba hacia Chaitanya. Había mu-
chas personas ricas. El ladrón pensó que sería una buena ocasión
para entrar en sus casas a robar. El hombre más rico del lugar ha-
bía llevado a su esposa y a sus hijos a ver a Chaitanya, y había de-
jado su casa sin vigilancia. El ladrón se dirigió a esa casa, entró y
halló el lugar donde estaban guardadas todas las cosas valiosas.
Vio gemas de todas clases. Estaba decidido a no tocar ninguna de
las joyas hasta que hubiera terminado la repetición del mantra que
le había dado Chaitanya. Pero, antes de que finalizara la recitación,
el dueño de casa y otros regresaron.
Un ladrón pasa a ser santo
La señora de la casa, que se había puesto todas sus joyas, qui-
so volver a colocarlas en la caja fuerte. Entonces vio a un extraño
que parecía estar en profunda meditación. Pensó que debía de ser
algún gran sabio que había entrado en la casa en su ausencia y es-
taba meditando sobre Dios. Ella llamó a su esposo. El extraño con-
tinuaba inmerso en su meditación. No parecía ser un ladrón. Pen-
saron que era alguna persona santa que había honrado su hogar

81
con su visita. Todos ellos empezaron a ofrecerle reverencia y se
postraron ante él. Creyeron que, siguiendo al santo Chaitanya,
otras personas santas también estaban visitando su pueblo.
Mientras tanto, al completar la recitación del mantra, el ladrón
abrió los ojos y, para su sorpresa, encontró un gran grupo de per-
sonas paradas reverentemente delante de él. El señor de la casa
le preguntó:
—¡Oh, Señor! ¿Quién eres? ¿De dónde has venido? Hemos si-
do santificados por tu visita. Por favor, toma tu alimento en nuestro
hogar y redime nuestras vidas haciéndonos este honor.
Un gran cambio se produjo en el ladrón, que pensó: “Si la me-
ra recitación del nombre del Señor puede traerme tanto honor y
respeto, aunque había venido aquí sólo a robar, ¿cuántas cosas
más grandes pueden estar esperándome si recito genuinamente el
nombre del Señor por sí mismo? Puedo llegar a la más alta posi-
ción por la gracia del Señor”. En ese mismo momento decidió
abandonar la vida de latrocinio. Se postró ante el dueño de la casa
y su esposa, y dijo:
—¡Madre! Permítanme decirles la verdad. Yo soy un ladrón. Dé-
jenme ir a la selva. Pasaré el resto de mis días contemplando a
Dios y llevando la vida de un verdadera asceta.
Al escuchar sus palabras sinceras, los ancianos presentes que-
daron profundamente conmovidos y decidieron llevarlo en un pa-
lanquín en procesión por el pueblo y dejarlo en la selva, tal como
lo había pedido. Tiempo después, el hombre fue a ver a Chaitanya
y, reverentemente, le pidió que lo bendijera para que pudiera vol-
verse un verdadero sabio digno del respeto del pueblo.

Discurso pronunciado en el Auditorio del Instituto,


Prashanti Nilayam.

82
13. El destino humano
La mayoría de las personas no conocen el verdadero significado
de la vida. Muchos ni siquiera parecen preocuparse por ello. Uno en
un millón puede estar interesado en conocer el propósito de la vida.
La preocupación es el primer paso en el viaje hacia la meta última.
Para la mayoría de los jóvenes comer, dormir, vestirse y criar una
gran familia son las principales metas de la vida y se conforman con
ellas. Sin duda, son necesarias en alguna medida. Pero ellas solas
no pueden contribuir a la paz mental o a llevar una vida plena.
Los fenómenos del mundo externo son lo que ven los ojos, oyen
los oídos y conoce la mente. Todos estos son fenómenos sensoria-
les. Más allá de los sentidos está la mente, y más grande que la
mente es el intelecto (buddhi). El intelecto está gobernado por el
Ser divino interno o Atma. El destino humano es realizar el Atma.
Entre los órganos de los sentidos, el más poderoso es la boca
(que tiene el poder del habla y el de consumir alimento). Cuando la
boca está bajo el control de la mente, todos los demás sentidos
pueden ser controlados. Deben dominar el habla lo más posible.
Entonces, deben dirigir la atención de la mente hacia el poder del
discernimiento, el intelecto o buddhi. Una vez que el intelecto está
dirigido hacia el Espíritu interior (Atma), comienza a realizar el Es-
píritu que todo lo penetra.
Solo unos pocos disfrutan de la bienaventuranza del Espíritu
La inextricable conexión entre el mundo fenoménico de afuera
y el mundo de la conciencia de adentro es difícil de comprender pa-
ra la gente común. Inmersas en el deseo de disfrutar de los place-
res mundanos, las personas no intentan descubrir la ilimitada feli-
cidad que se puede obtener del Espíritu interno. Esto se debe a
que todos los órganos de los sentidos están abiertos solo a las ex-
periencias que vienen del exterior. No sorprende que el hombre co-
mún esté sujeto a la visión externa. Solo unos pocos desarrollan la
visión interna y disfrutan de la bienaventuranza espiritual.
¿Es el cuerpo el que obtiene felicidad al ver un objeto bello?, ¿o

83
es el Atma? ¿Qué es lo que disfruta del alimento consumido?, ¿el
cuerpo o el Espíritu? ¿Qué es lo que disfruta de la fragancia y se
conmueve con la compañía de otro? Al indagar de esta manera, se
descubrirá que el Atma es el disfrutador y no el cuerpo físico. El
cuerpo en sí mismo es burdo e incapaz de experimentar alegría.
Sean conscientes de que el espíritu trasciende la mente y el inte-
lecto, y está presente en todo el cosmos. El Espíritu es la base pa-
ra conocer el mundo externo y la experiencia del mundo interno.
Los Vedas y Vedangas (ciencias védicas), la música, la literatu-
ra, la física, la química, la botánica y la biología –todas ellas, dife-
rentes ramas del conocimiento– están relacionadas con el univer-
so fenoménico. Pertenecen a la categoría de “conocimiento infe-
rior” (apara vidya). La gente dedica su vida principalmente a estos
estudios, pero solo el conocimiento del Espíritu es para vidya, el
Conocimiento Supremo. El conocimiento mundano se busca prin-
cipalmente con el fin de ganarse un medio de vida, pero aun este
tiene la finalidad de señalar el camino hacia la conciencia espiritual.
Sin el conocimiento espiritual, todos los demás conocimientos ca-
recen de valor.
Las experiencias de los diferentes estados de conciencia
Todo hombre debe preguntarse a cada momento acerca del
propósito de la vida. Comer, beber, dormir y pasar el tiempo no
puede ser la meta de la vida humana. Todas esas acciones son co-
munes a los pájaros y las bestias. ¿Qué tiene el hombre de espe-
cial? Ha sido dotado de facultades que le permiten elevarse por en-
cima del animal a un nivel humano y divino.
El habla (vak), la mente (manas) y el aliento vital (prana) son ma-
nifestaciones del Atma. Cada uno está relacionado con un estado
de conciencia determinado: el estado de vigilia (jagrat), el estado de
ensueño (svapna) y el estado de sueño profundo (sushupti). En el
estado de vigilia, el hombre está despierto y experimenta el mundo
externo a través de la vista, el oído, el habla y otros sentidos. El uni-
verso fenoménico es lo que se experimenta a través de los cinco ór-
ganos sensoriales. La experiencia en el estado de vigilia se conoce
como vishva porque las experiencias son las formas sutiles del prin-
cipio cósmico. Vishva tiene 24 elementos constituyentes: los cinco
órganos de acción, los cinco órganos de percepción, los cinco aires

84
vitales (pranas), la mente, el intelecto (buddhi), la mente subcons-
ciente (chitta) y el sentido del ego (ahamkara). En el estado de en-
sueño, solo funcionan los cuatro sentidos internos (la mente, el in-
telecto, la conciencia y el ego). Constituyen el antahkarana, el ins-
trumento interno o psicosomático. En este estado, el experimenta-
dor tiene una forma refulgente (tejas) y se lo conoce como taijasa.
El estado de sueño profundo es sushupti. En este estado, solo per-
manece la conciencia intuitiva (prajña). Por eso al experimentador
en este estado se lo llama “conocedor” (prajña).
Vishva, taijasa y prajña son todos diferentes nombres del Atma
(en los distintos estados de conciencia), de acuerdo con las dife-
rentes formas asumidas por el Atma en los diversos estados.
Modificaciones del principio de la conciencia
El Upanishad declara “Prajñanam Brahma”, el “Conocimiento
Supremo es Brahmán”. Jñana, vijñana, prajñana, sujñana y ajñana
son modificaciones del uno y mismo principio de la Conciencia.
Prajñana engloba todo lo que es experimentado por el antahkara-
na mediante las impresiones recibidas por los órganos sensoriales
–ojos, boca, oídos, nariz, etc.–. Prajñana es inmanente en el antah-
karana como el principio que absorbe e interpreta los mensajes re-
cibidos por los sentidos. Los ojos, por ejemplo, son como la lampa-
rita eléctrica, que necesita de la electricidad para emitir luz. De la
misma forma, los ojos no pueden ver por sí mismos. Es el prajña-
na el que ve a través de los ojos. Lo mismo es aplicable a los oí-
dos y los otros órganos. Todos necesitan el poder de la corriente in-
terna para hacer su trabajo. Es el prajñana el que los anima y los
hace instrumentos de la Conciencia (chaitanya).
El universo contiene innumerables objetos. En todos ellos, el
único principio inmutable y eterno es el Atma. Eso es prajñana. Eso
es Brahmán. Es la potencia de este principio eterno la que sostie-
ne los objetos evanescentes y siempre cambiantes del universo. Lo
Divino se distingue por tres señales: existe (asti), brilla (bhati) y es
afectuoso (priyam). Sus atributos son: existencia (sat), conciencia
(chit) y bienaventuranza (ananda). Sat indica permanencia; chit,
omnisciencia, y ananda es el estado de bienaventuranza pura. Es-
tos tres atributos de lo Divino son inmutables y no tienen forma ni
nombre. Cuando los tres son asociados con objetos que tienen

85
nombre y forma, tenemos el quíntuple universo fenoménico (pra-
pancha). El cosmos está impregnado de lo Divino. Aunque no lo
puedan ver, lo Divino está presente en todo. Todos nuestros senti-
dos funcionan gracias a la Conciencia que opera en cada ser. Sin
esta conciencia, el hombre sería una criatura insensible.
El Atma es común a todos los estados de conciencia
Los diferentes estados de conciencia son mutuamente exclu-
yentes. No podemos experimentar en un estado lo que hemos sen-
tido en otro. Por ejemplo, en un sueño pueden llorar por la muerte
de una persona. Pero, cuando se despiertan, no lloran por la per-
sona que murió en el sueño. Lo que sucedió en el sueño es cierto
solo en el estado de ensueño. En el estado de vigilia es irreal (mit-
ya). De la misma forma, no nos lamentamos en el sueño por una
persona que murió cuando estábamos despiertos. Cada experien-
cia es real solo en el estado de conciencia en que se percibe. Pe-
ro el principio único que es común a todos los estados de concien-
cia –vigilia, ensueño y sueño profundo– es el Atma. El Atma no es-
tá atado por las limitaciones de tiempo, espacio y circunstancias.
El cuerpo es transitorio, pero es la morada del Espíritu interno.
Es un santuario y, cuando se mueve, lo Divino se mueve con él.
Por ende, el cuerpo debe ser cuidado de la misma manera que se
cuida una caja fuerte: de por sí no tiene mucho valor, pero se vuel-
ve valiosa debido a los valores contenidos en ella.
¿Qué es lo que ata al hombre al mundo ilusorio? No es la fa-
milia ni los bienes. Estos pueden abandonarse cuando uno lo de-
see. Pero lo más difícil de dejar es al apego (raga) y el odio (dves-
ha). Mientras estos sigan dominando en el hombre, este no podrá
realizar su verdadero ser. Y mientras no esté consciente de su
verdadero ser, será un esclavo, no estará libre de sufrimiento o
preocupación.

86
Los derechos y los deberes son como los dos extremos
de una pila
Los estudiantes deben recordar que la vida es preciosa y no
debe desperdiciarse persiguiendo cosas triviales y temporales.
Junto con los estudios académicos, deben cultivar la práctica es-
piritual. Además, los estudios no deben limitarse a la mera trans-
ferencia a la memoria de lo que está contenido en los libros. De-
ben digerir lo que han estudiado y poner en práctica los conoci-
mientos para servir a la sociedad. Traten de absorber lo que está
contenido en los libros e incluyan este conocimiento en sus vidas.
Así como el agua almacenada en una represa es usada para el
riego por medio de canales, el conocimiento adquirido por uste-
des debe ser transmitido por canales útiles para el beneficio de la
sociedad.
Hoy en día todo el mundo habla de sus derechos y “pelea” por
ellos. Pero se olvidan de los deberes y las responsabilidades. Los
derechos y las obligaciones son como los extremos positivo y ne-
gativo de una pila. Van juntos. Cuando se cumple con los deberes
de la manera apropiada, se adquieren los derechos por su propia
fuerza. ¿Cómo se pueden obtener derechos sin el debido cumpli-
miento de los deberes? Asuman su responsabilidad como estu-
diantes. Esto hará que merezcan sus derechos.
Los estudiantes deben cultivar la amplitud de corazón
Este país ha heredado una gloriosa cultura de tiempos anti-
guos. Deben preservar esta cultura mientras tratan de adaptarla a
la situación actual. La mayoría de los estudiantes ignoran totalmen-
te nuestra herencia espiritual y cultural. Esta antigua cultura ponía
énfasis en la unidad y buscaba elevar lo humano a lo Divino. Aspi-
raba a promover la armonía religiosa y social. Hoy en día la unidad
y la tolerancia están ausentes, y en la sociedad abundan los con-
flictos. El país perdió su libertad en el pasado debido a las divisio-
nes. Consideremos a Bharat una sola nación, con un solo corazón,
y proclamemos la Verdad al mundo con una sola voz.
¡Estudiantes! Desarrollen la amplitud de corazón. El corazón no
es un órgano físico. Su nombre, hridaya, se debe al hecho de que
allí se asienta la compasión o daya. Cultiven la compasión para
con todas las personas. Pasen de los mezquinos sentimientos del

87
“yo” y “lo mío” a los de “nosotros” y “lo nuestro”.
No es fácil comprender lo Divino sin forma, sin atributos, infini-
to. La verdad de lo Divino debe ser descubierta y experimentada
por cada uno. Lo Divino es omnipresente. Lleven una vida de ver-
dad y santidad basada en esta convicción. Esfuércense por hacer
de la nación una defensora de la verdad y la rectitud. Este es hoy
el principal deber de los estudiantes.

Discurso pronunciado en el Auditorio Sri Sathya Sai


Prashanti Nilayam, al inicio del nuevo año académico,
el 22 de junio de 1987.

Si los ojos no te ayudan a visualizar a Dios en todo lo


que miras,
es mucho mejor ser ciego.
Si tus oídos te arrastran a una sucia cacofonía,
es mucho mejor ser sordo.
Los sentidos no deben estimularse para que los hun-
dan en la basura sensual.
Deben servir a sus verdaderos intereses y sublimar
sus apetitos. Deben ayudarlos a morar en Dios.

–Baba

88
14. Enciendan la lámpara en sus corazones
Una lámpara tiene un poder único que no posee ningún otro ob-
jeto. Desvanece la oscuridad. Por esta razón, los habitantes de
Bharat siempre han adorado las lámparas encendidas. Antes de
comenzar cualquier acto auspicioso o religioso, se enciende la lám-
para ceremonial. Otra notable cualidad de la lámpara es que la lla-
ma va hacia arriba, por el camino de Brahmán. El camino pecami-
noso lleva hacia abajo.
La luz de la lámpara, sin embargo, solo puede disipar la oscuri-
dad exterior pero no puede hacer que desaparezca la que envuel-
ve el corazón como resultado de los apegos y aversiones traídos
de vidas anteriores. Todo el esplendor de las llamas que llenaban
Lanka cuando Hanuman la incendió no pudo disipar la oscuridad
del corazón de Ravana. Como su corazón estaba lleno de lujuria y
odio, la luz no pudo penetrar en él.
Así como una lámpara necesita un recipiente, aceite, una mecha
y un fósforo para encenderse, para prender la llama interna necesi-
tan un recipiente con la forma de la renunciación (vairagya), el acei-
te de la devoción (bhakti), la mecha de la concentración mental y el
fósforo de la verdadera conciencia (tattvajñana). Si falta alguno de
estos cuatro elementos, la luz del Ser no puede encenderse.
Donde no hay apego no hay temor
El mundo actual está inmerso en el temor y el sufrimiento. La
única manera de librarse del temor es cultivar el desapego (vairag-
ya). Donde no hay apego, no hay temor. Solo por medio del desa-
pego y la renunciación puede uno adquirir la capacidad de experi-
mentar la iluminación interna. La renunciación no significa abando-
nar los bienes y la sociedad, e irse a vivir a la selva. Lo que se ne-
cesita es la renunciación a todas las malas tendencias. Esto es yo-
ga. En el Gita se indican tres caminos. Krishna dijo: “Aquel que tra-
baja sólo para mí, que me considera su único refugio y está dedica-
do a mí”. Aquí, ese “aquel que trabaja sólo para mí” no significa
prestar servicio a Krishna. El “mí” representa al Ser Cósmico. Pues-

89
to que todo en este universo está impregnado de lo Divino, se nos
ordena prestar servicio a todos como deber primordial. Todas las ac-
ciones deben llevarse a cabo en la sociedad. Deben servir a su
país. El individuo, la comunidad y el mundo son los aspectos trinos
de la Divinidad. Ignorar alguno de ellos es invitar al fracaso en el ob-
jetivo de la vida. La bondad del individuo promueve el bienestar de
la sociedad. El bienestar social es la base del bienestar nacional.
Cultivar la renunciación exige practicar ciertos controles y disci-
plinas. Debe haber un límite para los deseos. Debemos devolver a
la sociedad lo que hemos adquirido por el uso del conocimiento y
las habilidades recibidas con la ayuda de aquella. El verdadero sa-
crificio consiste en compartir con otros la propia riqueza, fuerzas y
cualidades, que, de hecho, derivaron de la sociedad.
El debido cumplimiento de las obligaciones es parte de la disci-
plina espiritual necesaria para obtener la iluminación. No hay que
darles cabida a las dudas. Muchas personas están acosadas por
dudas de toda clase. Mientras existan las dudas, no puede haber
liberación de las ataduras.
El sacrificio lleva a la comunión con lo Divino
Los estudiantes deben esforzarse por llevar vidas ejemplares.
Nadie puede dejar completamente de lado las relaciones sociales
o las actividades. Por ende, deben dedicar todas sus acciones a
lo Divino y, por este medio, desarrollar el sentido de desapego.
Para terminar con el caos y la violencia que imperan en la socie-
dad actual, deben volverse karmayogis y dedicar todos sus cono-
cimientos, habilidades y energías a la transformación de la socie-
dad. La riqueza no es importante. Solo el carácter cuenta. Los pla-
ceres sensoriales (bhoga) llevan solo a la enfermedad (roga). Úni-
camente el sacrificio (tyaga) conduce a la comunión o yoga con lo
Divino.
Hoy he encendido la lámpara en la residencia como un símbo-
lo de la luz espiritual que debe encenderse en el corazón de todos
ustedes. La iluminación espiritual es tan importante como el cono-
cimiento académico. Todas las demás materias son como ríos que
se funden en el océano del conocimiento espiritual.
Durante su carrera, desarrollen la pureza de carácter y cultiven
hábitos correctos. Aun en acciones cotidianas, como sentarse, no

90
sean descuidados e indiferentes. Si la espalda está doblada cuan-
do están sentados, el conducto del sushumna nadi que pasa por la
espina dorsal se curva y puede causar daño, incluso la pérdida de
memoria. La disciplina es fundamental. Eviten las habladurías in-
necesarias y la asociación que carece de propósito con cualquier
persona. Han venido a estudiar, y deben concentrarse en su deber
primordial. Esfuércense por hacer felices a sus padres con su con-
ducta y su desempeño, y por darle buena reputación al Instituto.
Solo entonces sus vidas serán ejemplo para otros.

Discurso pronunciado en la inauguración de la nueva ala de la


Residencia Estudiantil del Instituto, el 22 de junio de 1987.

No pueden apearse en su marcha hacia Dios. Es un


viaje continuo, día y noche, por montañas y valles. Al
final del camino, se llega a Dios, y el peregrino descu-
bre que ha viajado de sí mismo a sí mismo.

–Baba

91
15. “Dios y tú son Uno”
El Upanishad dice: “Impregnando todo el cosmos por dentro y
por fuera, Narayana permanece”. ¿Dónde pueden buscar al Uno
que todo lo penetra? Si en el mundo todo está impregnado de lo Di-
vino, es peligroso reclamar algo como “mío” o “tuyo”.
Es imposible realizar a Dios por medio de las prácticas espiri-
tuales, los sacrificios, las ofrendas, la meditación o las buenas ac-
ciones. Son solo ayudas para lograr la pureza del corazón y de la
mente. Esta verdad ha sido claramente enunciada por el Señor
Krishna en el Capítulo 11 del Gita, en el versículo 53: “Ni por el es-
tudio de los Vedas, ni por la austeridad, ni por dotes, ni por sacrifi-
cios, pueden llegar a verme en la forma en que tú, Arjuna, me has
visto”. ¿Cuál es, entonces, el propósito de estas prácticas que rea-
lizan aspirantes serios e instruidos? Todas tienen el objetivo de
ayudar al hombre a librarse del velo en el cual está envuelto por el
apego (raga) y el odio (dvesha). El propósito interno de todas las
disciplinas espirituales es hacer que el hombre descubra su verda-
dera naturaleza.
Aspectos de Sat-Chit-Ananda y su unidad
El hombre es, inherentemente, la personificación de Sat-Chit-
Ananda, o sea, de la existencia-conciencia-bienaventuranza. Sat es
aquello que es inmutable, que no resulta afectado por los procesos
del tiempo (pasado, presente y futuro). Chit es la capacidad de es-
tar consciente que nos permite conocer la verdad externa e interna
de todo. Ananda es el estado de bienaventuranza pura y permanen-
te. Si Sat, Chit y Ananda aparecen como aspectos diferentes y dis-
tintivos, ¿de qué forma deben experimentarse como un todo? Aun-
que parecen distintos, su unidad puede ilustrarse con un ejemplo.
La llama de una lámpara tiene tres cualidades: calor, luz y el color
rojo. Aunque estos tres aspectos son distintos, la llama es una sola.
¿Cómo debe experimentarse Sat-Chit-Ananda? ¿Es posible
que el microcosmos experimente el macrocosmos? Esta duda sur-
ge debido a una sensación de debilidad. No hay que ceder a ella.

92
En la superficie del vasto océano, se mueve una interminable can-
tidad de olas producidas por la acción del viento sobre el agua. El
agua del océano tiene las cualidades de frescura, transparencia y
humedad. Cada ola que se levanta del océano posee estas tres
cualidades. De la misma forma, cada ser individual que ha emergi-
do del infinito Sat-Chit-Ananda tiene los tres aspectos de lo Divino.
No deben sucumbir al aparente contraste entre lo Infinito y el mi-
núsculo finito. Todas las cosas están impregnadas de la divinidad
que caracteriza a Sat-Chit-Ananda.
El término daiva (divinidad) equivale a totalidad e inmanencia.
La Divinidad es inmanente en la totalidad de la creación (prakriti),
la cual no puede existir de otra forma. La energía que está presen-
te en cada objeto de la Creación deriva de lo Divino (Sat-Chit-
Ananda). La divinidad representa la unidad de Sat-Chit-Ananda y
de prakriti. En el lenguaje moderno, esto se puede enunciar así:
Materia más Ser, igual a Dios.
Los cuatro obstáculos que deben superarse
Reconocer esta unidad fundamental exige un esfuerzo serio y
constante. En esta búsqueda esencial, hay que superar cuatro obs-
táculos: Avidhya pratibandhakam, Prajña pratibandhakam, Kuthar-
ka prathibandhakam y Viparyaya Duragraha pratibandhakam.
Avidya pratibandhakam: este impedimento surge de la sensa-
ción de que uno es demasiado débil e indefenso para buscar lo Di-
vino. Mientras exista esta sensación de debilidad, el hombre no
comprenderá el Omni-Ser.
Prajña pratibandhakam: este obstáculo es creado por el en-
greimiento. Cuando uno piensa que lo sabe todo y que no está dis-
puesto a aprender de los mayores, no se encuentra capacitado pa-
ra emprender la búsqueda espiritual.
Kutharka pratibandhakam: este obstáculo lo enfrentan aque-
llos que están atrapados en razonamientos ilógicos y argumentos
falsos. Dan interpretaciones descabelladas a las sentencias de los
sabios y se meten en controversias sin sentido.
Viparyaya Duragraha pratibandhakam: el cuarto obstáculo se
debe a la ignorancia de la propia realidad interna y el rechazo a ha-
cer el esfuerzo para comprenderla. Surge de un sentido de arro-
gancia, de que uno lo sabe todo y no tiene necesidad de aprender

93
de otros. La causa de esta arrogancia es la ilusión (maya). Maya
está presente cuando uno ve lo irreal como real y lo real como irre-
al. Esta es la característica básica de la ignorancia. Esas personas
ven el mundo (jagat) como un fenómeno físico. Pero para aquellos
que han alcanzado la visión interna, el cosmos es la manifestación
del Señor del Cosmos (Jagadishvara). El cosmos es la vestidura de
lo Divino. Los científicos admiten que la materia está compuesta de
energía. Sin energía nada puede existir en el cosmos. Prahlada e
Hiranyakashipu representan los dos puntos de vista opuestos acer-
ca del cosmos. Hiranyakashipu veía el pilar sólo como un pilar.
Prahlada veía en él la inmanencia de Narayana.
Dios no puede ser visto de una manera exclusiva
Cada vez son más las personas que no tienen conciencia de la
naturaleza de lo Divino. No llevan a cabo ninguna práctica espiri-
tual especial. Tampoco todos los ritos religiosos se realizan por
amor a Dios. Dios no puede ser visto de una manera exclusiva.
Cuando la persona descubre su propia naturaleza verdadera y se
libra de impurezas como el apego y el odio, entonces brilla con su
propio y verdadero Ser. Por eso, todas las prácticas espirituales tie-
nen como único objetivo eliminar las impurezas de una persona.
En cada hombre se combina el principio ilusorio (mayatattva)
con el principio de lo Divino (Brahmatattva). Sin el principio ilusorio,
el principio de lo Divino no puede experimentarse. Sin el principio
de lo Divino, el principio ilusorio no puede manifestarse. En la su-
perficie del vasto océano, se ven incontables olas. Debe haber una
fuerza que origine estas olas. Es el poder del viento sobre el agua
del océano lo que las produce. Sin la fuerza del viento no puede
haber olas. Maya puede compararse con este viento. El agua del
océano puede compararse con la forma de Sat-Chit-Ananda. Los
seres individuales (jivatattva) son las olas del océano.
Dieciséis aspectos indeseables para el hombre
Para los seres individuales, Maya, la ilusión, es el factor prima-
rio. Son meras imágenes reflejadas de lo Divino. Las imágenes per-
manecerán mientras esté el espejo (de Maya). Si se elimina el es-
pejo, solo queda el Uno. Nuestro cuerpo es como un espejo. Mien-
tras la conciencia del cuerpo esté allí, la noción de la individualidad
separada persistirá como la imagen en un espejo. Al retirar el espe-

94
jo de la conciencia del cuerpo, la imagen (la conciencia individual)
también se irá. Solo quedará la entidad permanente, el Atma.
Reconocer el carácter ilusorio del mundo no significa abando-
nar todas las actividades y las relaciones con la familia. Las accio-
nes deben hacerse con un espíritu de desapego. Las relaciones
deben mantenerse sin un apego profundo. No se exige la renuncia
a la acción, sino la renuncia en la acción. Esto significa que los de-
beres deben cumplirse de la manera apropiada. De esta forma la
mente se va limpiando de las impurezas. Este es el propósito de
las acciones realizadas con el espíritu apropiado.
Hoy es el día de Gurú Pournima –el día de luna llena–, dedica-
do a la adoración del gurú. Hoy la luna brilla con sus dieciséis as-
pectos (kalas). Por su parte, ustedes deben dejar de lado dieciséis
rasgos que son indeseables para el hombre. Estos abarcan los si-
guientes ocho tipos de orgullo: el orgullo de la fuerza física, del na-
cimiento, de la erudición, de la riqueza, de las penurias, de la be-
lleza, de la juventud y del poder; las seis clases de enemigos: el de-
seo, la ira, la codicia, la vanidad, la arrogancia y la envidia; y los
rasgos de la pasión y la pereza (los gunas rajas y tamas). Solo si
se eliminan estos dieciséis rasgos malignos, puede el hombre al-
canzar la plenitud, pues esos rasgos le impiden reconocer su divi-
nidad esencial.
El hombre permite que la mente lo domine
El ser humano también tiene que luchar contra los efectos de
cinco aflicciones (kleshas). Estas son: adivya, abhinivesha, asmita,
raga y dvesha.
Avidya: Es la falta de conocimiento auténtico y vuelve al hombre
débil e imbécil, incapaz de reconocer su naturaleza divina inherente.
Abhinivesha: Es lo que hace que el hombre se aferre a los
asuntos mundanos y olvide su verdadero destino. El ser humano
permite que la mente lo domine, y por eso está sujeto a la aflicción
y la depresión.
Asmita: Es el egoísmo que surge debido al ego y la excesiva
codicia. Cuando los deseos no se cumplen, hay zozobra. Cuando
se cumplen, aumenta el egoísmo (ahamkara). En este proceso, las
cualidades genuinamente humanas se van arruinando.
Raga: Es la aflicción causada por el insaciable deseo de bie-

95
nes, riqueza, etcétera.
Dvesha: Es el sentimiento de amargura que surge cuando al-
guien no logra lo que quiere obtener de otros. Con el tiempo, se
vuelve una criatura mezquina y miserable.
Las escrituras han declarado que, entre los pájaros, el cuervo
es el más ruin; entre los animales, el burro es el más miserable; y,
entre los hombres, el que se dedica a la calumnia es el más des-
preciable. El cuervo es ruin porque no le gusta el alimento bueno y
prefiere lo que está podrido. El burro lleva sólo ropa sucia y está
siempre sucio*. El calumniador tiene una lengua inmunda y es el
más despreciable de los seres humanos.
El peor pecado del hombre
El peor pecado que comete el hombre es olvidar su divinidad y
no reconocer su verdadera naturaleza. Se considera un individuo
distinto y llena su mente de deseos y odio. No debemos ver la exis-
tencia humana como algo lastimoso, débil o impotente. El hombre
es la encarnación de lo Divino, el Ser-Conciencia-Bienaventuranza
(Sat-Chit-Ananda). Lo Divino en él está siempre irradiando luz y
bienaventuranza. Pero, debido a la barrera de los malos pensa-
mientos, es incapaz de experimentar esta bienaventuranza.
Lo Divino no es algo diferente o separado de uno. Aunque uno
es idéntico a lo Divino, las oscuras capas de apego (raga) y odio
(dvesha) recubren su esencia divina y le impiden tomar conciencia
de su Realidad interna. La única verdad que el hombre debe des-
cubrir es la verdad acerca de sí mismo. Todas las prácticas espiri-
tuales buscan correr el velo que oculta esta Realidad en el hombre.
Pero todos los ejercicios espirituales o indagaciones que puedan
llevarse a cabo durante cualquier período de tiempo no servirán de
nada si la mente no es pura.
Las palabras de Sai y el camino de Sai

Todas las escrituras que estudien a conciencia revelarán


que el camino de Sai es la verdad.
Al explorar el propósito de todos los Vedas, descubrirán
el camino verdadero en las palabras de Sai.
* En la India los lavanderos usan el burro para cargar los bultos de ropa sucia y llevarlos al
río. (N. de la T.)

96
Toda la ciencia y todas las escrituras atestiguarán
la verdad de las palabras de Sai.
Cantar el Gayatri en voz muy alta probará la verdad
del mensaje de Sai.
¿De qué sirve todo el esfuerzo si la mente sigue estando
contaminada?

Solo si se limpia la mente puede desarrollarse la visión apro-


piada. En nuestras oraciones diarias, decimos: “Tú eres la madre,
tú eres el padre, tú eres el gurú, y tú eres el amigo”. ¿Quién es
ese “tú”? En vez de decir: “Tú eres madre, padre, gurú y amigo”,
es suficiente si dicen “Tú eres yo”. Deben llegar a la etapa en la
que puedan decir: “Tú (Dios) eres yo”. Esta es la esencia de to-
das las verdades. Es la raíz de todo. Es la meta proclamada por
todas las escrituras.
Reconozcan que Dios y ustedes son uno. Ya no habrá necesi-
dad de describir a Dios como padre, madre, gurú, etcétera, y con-
fundirse. Debemos esforzarnos por reducir las ataduras creadas
por relaciones tales como padre o madre. Apuntemos a la realiza-
ción de aquella Unidad fundamental que subyace y sostiene todo.
Ese es el significado de la afirmación: “Él es el único morador inter-
no en todos los seres” (“Eko vasi sarvabhuta antarAtma”).
¿Qué quieren decir expresiones como “mi pueblo” y “tu pue-
blo”? ¿Cuánto tiempo pueden durar estas relaciones? Son todas
momentáneas. La única relación que dura para siempre y no cam-
bia es la asociación con el Atma. En vez de buscar esta asociación
permanente, el hombre ansía relaciones basadas en el cuerpo im-
permanente debido al poder de Maya. A pesar de todos sus cono-
cimientos y estudios, la gente anda trastabillando en esta oscura
cámara de Maya. Mientras no salgan de esta oscuridad y busquen
la luz, estarán envueltos en aflicción.

97
Son un fragmento de lo Divino
“Lo eterno reside en cada ser del mundo como un fragmento de
mí mismo” (“Mamaivamso Jivaloke Jiva-bhuthah Sanatanah”), dice
el Señor en el Gita. Debemos desarrollar la fe en que es el mismo
Señor el que mora en todos los seres como una chispa de lo Divi-
no. No son el cuerpo. No son siquiera un espíritu separado. Son un
fragmento de lo Divino. Esta es la gran verdad que cada uno debe
comprender totalmente. Si no se convencen de ello, de nada sirve
llevar a cabo durante años todas las prácticas espirituales o la ado-
ración. Una vez que se tiene esta convicción, automáticamente se
experimenta la visión de lo Divino.
Hoy la nación necesita desarrollar el sentido de unidad. El fana-
tismo lingüístico, el provincialismo, las castas y el sectarismo han
crecido en tal medida que han ahuyentado totalmente la devoción
a lo Divino. Esta es la devoción que debe cultivarse, puesto que es
la base de la verdadera unidad que surge de reconocer que lo Di-
vino está en cada uno.
¡Encarnaciones de Sat-Chit-Ananda!
Han escuchado mis discursos durante años. Si se conforman
con escuchar, es una pérdida de tiempo. Deben reflexionar sobre
lo que han oído y tratar de poner en práctica las enseñanzas. Es-
cuchar (shravanam), reflexionar (mananam) y poner en práctica lo
que se ha aprendido (nidhidyasanam) son las tres etapas del viaje
espiritual. Repetir como loros lo que digo no tiene ni siquiera el mé-
rito del disfrute de las dulces palabras.
Aparentando ser devotos y caminando por ahí como si lo fue-
ran, pocos se preocupan por averiguar lo que es la verdadera de-
voción. Los cantos devocionales (bhajans) y la repetición del nom-
bre (japa), y los sacrificios (yagas) y rituales (yajñas) no son las
verdaderas señales de la devoción. Son meros ejercicios de lava-
do de las propias impurezas. Las nueve clases de adoración fue-
ron creadas para lograr pureza de mente y de corazón. Pero la pu-
reza debe expresarse en la práctica, así como la ropa que ha sido
lavada debe usarse. Sin pureza en la acción, la verdadera natura-
leza del Ser no puede ser reconocida.
Vuélvanse verdaderamente humanos
Aunque han sido dotados de forma humana, los hombres no se

98
hacen realmente humanos. La evolución de animal a ser humano
ha llevado milenios. El mundo está poblado de miles de millones de
seres humanos. ¿Pero cuántos de ellos muestran cualidades hu-
manas genuinas? El hombre sigue pasando por los dolores de par-
to de verdadera humanidad. Solo cuando manifieste cualidades
humanas podrá llamarse verdaderamente humano. En esas cuali-
dades está la Divinidad. Llevará el manto de la verdad. Será la per-
sonificación de la rectitud (dharma), el amor (prema) y la paz (shan-
ti). Solo cuando el hombre muestre estas cualidades, podrá ser
considerado humano. Si el género humano pudiera alcanzar al me-
nos este nivel de humanidad, sería suficiente.
Hoy celebramos Gurú Pournima, el Día del Gurú. Suele dedi-
carse a la adoración del gurú, preceptor, religioso u otro. Hay ocho
tipos diferentes de gurús, que imparten enseñanzas espirituales de
distintas clases. Entre estos, el gurú realmente importante es el vi-
hita gurú, el preceptor que elimina las dudas de la mente de los dis-
cípulos y les revela el proceso del autodescubrimiento y la auto-
rrealización. El gurú debe destruir la oscuridad de la ignorancia
acerca de la propia Realidad e iluminar la mente del discípulo. La
iluminación debe dar como resultado la percepción de la Realidad
Una, que está más allá de nombre, forma y atributos.
Vibhuti significa no dualismo
Swami a menudo les da a los devotos ceniza sagrada, vibhuti o
bhasma. Muchas personas se pasan esta ceniza por la frente.
¿Qué significado interno tiene esta ceniza? Cuando un objeto que
posee un nombre y una forma se quema completamente, queda re-
ducido a cenizas. El nombre y la forma se han ido. Todas las cosas
son lo mismo en este estado final de la ceniza. Cuando da vibhuti,
Swami quiere que el receptor entienda esta unicidad básica (advai-
tam). El devoto debe deshacerse del egoísmo (ahamkara) que sur-
ge del sentimiento de separatividad y del sentido de “lo mío” y “lo
tuyo” (mamakara). Ambos están basados en el nombre y la forma,
y, cuando son destruidos, se puede reconocer la unidad subyacen-
te de lo Divino.
La gente habla constantemente de no dualismo (advaita), pero
es raro que lo practique. Se debe practicar lo que se predica o pro-
fesa. Hoy no hay muchos gurús que vivan de acuerdo con sus

99
creencias o enseñanzas. Sus acciones niegan sus palabras. No
sirve ir en busca de gurús. Hay un gurú dentro de cada uno de no-
sotros. Es el principio del Atma. Es el Eterno Testigo que funciona
como la conciencia en cada uno. Realicen todas sus acciones con
esta conciencia como guía.
El significado interno de los tres Yugas
Hay tres clases de mayas que impulsan al hombre a la acción:
svechcha, parechcha y ayichcha.
Svechcha: Es la clase de impulso que lleva al hombre a decidir-
se por un curso de acción particular. Está preparado para las con-
secuencias, buenas o malas.
Parechcha: En esta situación, la persona es alentada o impul-
sada por otros a emprender acciones cuyas consecuencias debe-
rá soportar.
Ayichcha: Es el estado en el cual cada acción es considerada
la voluntad de lo Divino, y todas las consecuencias, de ganancia o
pérdida, placer o dolor, son vistas como dones de Dios.
La verdadera libertad reside en someterse a la voluntad de lo
Divino y no actuar por un capricho o antojo propio. ¿Cuál es la li-
bertad que la gente desea? ¿Es la de comportarse como perros,
sin ningún autocontrol? ¿Es descender al nivel de la especie sub-
humana? ¿Es huir de la propia naturaleza divina y dedicarse a ac-
tos demoníacos? ¿Qué clase de libertad es esta?
En este contexto, voy a contarles hoy el significado interno de
los diferentes yugas o eras: Treta Yuga, Dvapara Yuga y el presen-
te Kali Yuga.
En el Treta Yuga, los elementos divinos estaban de un lado y los
demoníacos, del otro. En la época del Avatar Rama, los elementos
divinos estaban en Ayodhya y Kishkindha, y las fuerzas demonía-
cas, en la selva de Dhandakaranya. Los dos elementos estaban en
regiones separadas. Rama libró una guerra contra los rakshasas
en Dhandakaranya y protegió a los rishis. Este es el significado in-
terno del Avatar Rama en el Treta Yuga.
En el Dvapara Yuga, los elementos divinos y los demoníacos
–los Pandava y los Kaurava– estaban en el mismo reino. En esa si-
tuación, Krishna les dio su ejército a los Kaurava y, sin empuñar
ningún arma él mismo, dio Su apoyo a los Pandava en la gran ba-

100
talla de Kurukshetra. Usó a otros como sus instrumentos.
El aspecto único del Kali Yuga
Pero hoy estas fuerzas divinas y demoníacas están luchando en
cada ser humano. Esta es la marca de la Edad de Kali. En el Treta Yu-
ga, Rama libró la batalla en persona. En el Dvapara Yuga, Krishna de-
sempeño el papel de un testigo, usando a otros como Sus instrumen-
tos. No participó en la batalla él mismo. Como los dos factores opues-
tos están en cada individuo, en el Kali Yuga el Señor cumple el papel
de testigo y de conciencia. El hombre debe usar el poder de discerni-
miento que le fue dado para luchar contra las fuerzas del mal dentro
de sí. Tiene que estimular los elementos divinos que se hallan en él
con su propio esfuerzo y escuchar la voz de la conciencia. Con este fin
se le ha otorgado al hombre la libertad de elegir. Esta libertad debe ser
usada para distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo ma-
lo, y para fomentar las cualidades divinas. Este es el aspecto único de
la Era de Kali. En esta era, cada individuo debe luchar por sí mismo
contra las fuerzas demoníacas y vencerlas. Una vez logrado esto, la
naturaleza divina inherente en él se manifestará por sí sola.
¡Encarnaciones del Amor! Tomen conciencia de que no necesi-
tan ninguna práctica espiritual especial para experimentar lo Divino
dentro de ustedes. Deben librarse de pensamientos y acciones im-
puros. Santifiquen cada acción y hagan de ella una práctica espiri-
tual. Lo Divino no es un objeto creado. Es autorrefulgente y está
presente en todas las personas.
Los muchos que vinieron del Uno
De esta forma ilustraré la relación que existe entre lo Divino y el
individuo: en una colina hay una gran roca. Un escultor se sienta
en la roca y esculpe en ella una estatua de Krishna. Los pedazos
que se desprenden se desechan. Después, la estatua de Krishna
se coloca en un templo para la adoración. Nadie se preocupa por
los pedazos de piedra que quedaron en la colina, aunque, callada-
mente, ellos proclaman la verdad: “Nosotros somos lo mismo que
la estatua que adoran en el templo” (“Tat Tvam Asi”).
La estatua de piedra de Krishna y los pedazos rotos en la coli-
na han provenido de la misma roca. Eran uno en el comienzo. Lue-
go, una parte se convirtió en estatua, y las otras se usarán para
construir algo o para otros fines. ¡Pero todos son de la misma ro-

101
ca! Hay que comprender esta verdad fundamental. Así la adoren en
una forma o caminen sobre ella en otra forma o la usen para cons-
truir una casa, todas las piedras provienen de la misma sustancia.
De igual manera, todo es básicamente divino. Todo tiene los
tres elementos divinos que derivaron de Sat-Chit-Ananda, las cua-
lidades de existencia (asti), luminosidad (bhati) y utilidad (priyam).
Estos tres son comunes a todos los objetos de la creación. Cuan-
do se les da forma y nombre a cada uno, adquieren cinco cualida-
des. El Universo, que se llama Prapancha, tiene estas característi-
cas quíntuples. Si se quita el nombre y la forma, solo queda la di-
vinidad. No podemos cambiar la apariencia del universo. Pero, si
cambiamos nuestra visión, podemos reconocer su divinidad.
Vayan del Dualismo al No Dualismo
Dirijan sus mentes hacia lo Divino, hacia el eterno, inmutable,
refulgente y puro Sat-Chit-Ananda. Vean lo Divino en todo. Tomen
conciencia de que hay una sola Divinidad inmanente en todas las
cosas. No malgasten la vida inmersos en el dualismo. ¿Qué les ha
quedado de todos los pujas que han hecho y de los discursos que
han escuchado? Si no han salido del estado de dualidad, no han
ganado nada con las experiencias. Por lo menos, a partir de aho-
ra, traten de dirigirse a una conciencia más elevada. Vayan del
dualismo (dvaita) a la dualidad condicionada o parcial (visishtadvai-
ta) y alcancen la etapa de conciencia no dual (advaita). No se que-
den en la etapa en que son como un mojón en la carretera. Han
realizado prácticas espirituales, estudiado las escrituras, encontra-
do hombres santos y escuchado los discursos; deben obtener los
frutos de su experiencia espiritual.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra,


el 11 de julio de 1987.

102
16. El ascenso del hombre
Con proezas físicas y fuerza intelectual,
sin ayuda divina
queda uno indefenso y débil.
No olviden el destino de aquel que, como el valiente Karna,
murió sin gloria, y aprendan la lección.
Cada uno conoce el mundo de Dios, ¿pero de qué sirve?
Dicen adorar a Dios, pero no tienen ninguna comprensión
de su mensaje.

Si no se libran de la ignorancia, no pueden experimentar la con-


ciencia del Supremo. El conocimiento supremo (jñana) es la encar-
nación del Atma Supremo (Param Atma). Es autorrefulgente. Solo
cuando el hombre es consciente de que él es ese Conocimiento y
esa Luz, puede tener la experiencia de la unidad con lo Divino.
¿Qué es la luz? Es el medio que nos permite ver los objetos.
Durante el día vemos las cosas con la luz del sol y, a la noche, con
la luz de la luna, de las estrellas o de lámparas. ¿Qué es lo que nos
permite saber que vemos las cosas con la luz del sol y de otras
fuentes? Los ojos. En el estado de ensueño, vemos muchos obje-
tos aunque nuestros ojos estén cerrados. En ese estado, ¿quién es
el que ve y quién es el que experimenta el sueño? Es la inteligen-
cia (buddhi) que ve las cosas por su propia luminosidad (tejas).
Los tres aspectos del principio del No Dualismo (Advaita)
En el estado de sueño profundo (sushupti), hasta el intelecto
deja de estar presente, pero se experimenta una sensación de fe-
licidad. ¿Quién siente esta bienaventuranza? El Espíritu Interior o
Atma. “Yo soy el Atma y el Atma soy yo”, es la verdad que cada uno
debe reconocer. Es el Atma que activa el intelecto, que permite a
los ojos percibir los objetos. El Atma es la verdad, y ustedes son el
Atma. Cuando se experimenta esta verdad, el hombre puede reco-
nocer la unidad trascendental que lo subsume todo. Con este fin,
deben investigarse los tres aspectos del no dualismo. Estos son:

103
bhava advaitam, kriya advaitam y padhartha advaitam.
Bhava Advaitam: Es la indagación que lleva al reconocimiento
de la base común de diferentes objetos, por ejemplo, el algodón es
común a la tela y al hilo. Reconocer al Uno que subyace tras los
muchos es bhava advaitam. Esto implica reconocer el Espíritu in-
terno Uno, que es común a todos los seres.
Kriya Advaitam: Se relaciona con la realización de las acciones
con pureza de mente, palabra y cuerpo, con un espíritu de dedica-
ción a Dios.
Padhartha Advaitam: Exige reconocer los elementos que son
comunes a todos los objetos y a todas las cosas vivientes. Los cin-
co aires vitales (pancha pranas) y los cinco elementos básicos –tie-
rra, agua, fuego, aire y éter (pancha bhutas)– se pueden encontrar
en todos los seres.
Hay una sola Divinidad en todas las cosas
Comprender estos tres aspectos de unicidad lleva a reconocer
la unidad básica del cosmos. Como no ven esta divina unidad, los
hombres están atrapados en las diferencias. Hay una sola Divini-
dad en todas las cosas. Brilla refulgentemente en cada uno. Pero,
al igual que las cenizas que cubren el fuego en el carbón ardiente,
esta luz está cubierta por la propia ignorancia del hombre, que no
reconoce esa luz dentro de sí. Para ver el fuego en las brasas, hay
que quitar la ceniza que las cubre. De la misma forma, la luz del At-
ma en el individuo está cubierta por el sentido de separatividad y
multiplicidad. Cuando, por medio de las prácticas espirituales, ese
sentido de multiplicidad desaparece, se puede reconocer la verda-
dera naturaleza del Ser.
Hay cinco tipos de seres humanos. Uno es el humano divino
(manava daivatvam); el segundo, el humano humano (manava ma-
navatvam); el tercero, el humano demoníaco (manava danavatva);
el cuarto, el humano animal (manava pashutvam); el quinto, el hu-
mano envilecido (manava hinatvam).
El tipo humano divino está representado por aquella persona
que es consciente de la divinidad dentro de ella. Reconoce que el
Atma es su verdadero Ser y considera el cuerpo un instrumento pa-
ra realizar lo Divino. Se esfuerza por llevar una vida pura y sagra-
da, teniendo siempre pensamientos puros y dedicándose a actos

104
de caridad y rectitud. Concentra su mente en lo Divino y llena su vi-
da con el amor de Dios.
El término Manava tiene dos significados
Al tipo humano humano pertenecen aquellos que cumplen los
deberes establecidos en la vida de acuerdo con las diversas eta-
pas –celibato (brahmacharya), jefe de familia (grihasta), anacoreta
(vanaprasta) y renunciante (sannyasa)– y llevan vidas puras y san-
tificadas. Esas personas se esfuerzan por adherirse a los valores
humanos básicos de la verdad, la rectitud, la paz y el amor, y viven
de acuerdo con la verdadera naturaleza humana.
El término manava (humano) tiene dos significados. Uno es ma
(“no”), nava (“nuevo”), o sea, “aquel que no es nuevo”. Esto signi-
fica que el hombre tiene una larga historia detrás. El otro significa-
do es: “el que está libre de ignorancia” (ma: “ignorancia”; na: “sin”;
va: “viviendo”). La verdadera humanidad consiste en alejarse del
mal camino y seguir la senda correcta.
El tipo humano demoníaco (manava danavatvam) corresponde
a esa clase de personas que actúan mal, no solo en cuanto a la ali-
mentación y la recreación, sino que se dedican a cometer actos de
crueldad y violencia. Llevan vidas carentes de moralidad y justicia.
Son inmensamente egoístas y no tienen intenciones de prestar ser-
vicio a nadie. La cualidad demoníaca se identifica con el egoísmo
y la crueldad. Si la rectitud es la marca de una persona verdadera-
mente humana, la maldad es la marca del ser demoníaco.
El tipo humano animal (manava pashutvam) está representado
por la persona que se dedica solo a comer, a dormir y a los placeres
sensuales. Estas cualidades animales se describen en hindi como
“khana, sona, marna”, o sea, comer, dormir y morir. Esas personas
no tienen metas elevadas y por eso llevan una existencia animal.
Una sola cosa es peor que esa existencia humana animal: el
ser humano envilecido, que llega hasta el extremo de someterse al
sufrimiento con el fin de hacer daño a otros. Estará dispuesto a per-
der sus dos ojos para que el otro pierda uno. Les hará daño a los
que le han hecho un bien. Este es el ser humano más degradado.
La grandeza de un ser humano no consiste en devolver un bien
por un bien, sino en hacer el bien al que nos ha hecho un mal. Es
suficiente con que traten de ser por lo menos verdaderamente hu-

105
manos, si no pueden elevarse al nivel del humano divino. No impor-
ta qué estudios tengan, qué títulos puedan obtener. Nunca dejen de
vivir de acuerdo con su verdadero estado de ser humano. Si no de-
sarrollan verdaderas cualidades humanas, toda su erudición es co-
mo el aullido del chacal en un cementerio. Adquirir toda clase de co-
nocimientos sin hacer el esfuerzo de poner en práctica siquiera una
pequeña parte es simplemente un atentado contra la memoria.

Discurso pronunciado en el Auditorio del Instituto


Sri Sathya Sai, el 23 de julio de 1987.

106
17. Sean como faros para el mundo
¡Estudiantes! Deben estudiar seriamente la raíz del caos, la in-
justicia, la falsedad y el desorden en los que hoy el mundo está
atrapado. Los viejos se pierden en reflexiones sobre el pasado la-
mentándose porque “antes todo era mejor”. Los jóvenes están
ocupados en planificar su futuro, su trabajo, el matrimonio, la fa-
milia, etcétera. Tanto unos como otros ignoran sus deberes actua-
les. No se dan cuenta de que el presente es, a la vez, producto del
pasado y semilla del futuro. Si nos ocupamos del presente como
es debido, el futuro será bueno de por sí. Cumplan con su deber
en el presente. Esto preparará el verdadero camino para el futuro.
El Deber es Dios. El Trabajo es Adoración. Hagan de estos dos le-
mas la guía para su vida y estudien con ese espíritu. Si están pla-
neando hacer algo en el futuro, ¿qué seguridad tienen de que ese
momento va a llegar? No tiene sentido posponer las obligaciones
para mañana. Vivan en el presente. Dedíquense a cumplir con sus
deberes inmediatos.
Muestren gratitud a sus padres, que los han nutrido y abrigado;
a sus maestros y a sus esposos. Este es el primer signo de huma-
nidad. Hoy, en vez de gratitud, tenemos crueldad. La gente no vaci-
la en hacer daño a los que les han hecho un bien. Esto es inhuma-
no. En vez de tratar de hacer bien aun a los que les han hecho al-
gún mal, ¡cuán malvado es lastimar a los que les han hecho un bien!
Lleven una vida digna y llena de significado
Tienen que cultivar la conciencia de que pertenecen a una mis-
ma familia humana. No debe haber sentimientos de separatividad
a causa del idioma, la casta o las creencias. Si no han comprendi-
do la grandeza de su país y no les importa mantener su prestigio y
su honor, ¿de qué sirve la educación que reciben? El conocimien-
to libresco vale poco. Toda la energía gastada en estudiar libros se
convertirá después en alergia. Lo importante es cultivar ideales pu-
ros y sagrados. Obtener títulos y mendigar trabajos es una situa-
ción penosa. Desarrollen la autosuficiencia y construyan su vida

107
sobre la fe en Dios.
Es la declinación de la espiritualidad la que ha llevado al país a
esta triste situación. Se han perdido completamente los valores
morales. Los hijos ya no tienen a los padres en alta estima. Hay po-
co amor entre el esposo y la esposa, y entre padres e hijos. ¿Qué
clase de vida es esta? El primer requisito para los hijos es sentir
amor y respeto por sus padres, a quienes les deben todo.
Aprender a ganarse la vida es solo la mitad del trabajo. La otra
mitad es hacer que la vida sea digna y tenga algún significado. Los
estudiantes deben notar las formas en que malgastan su energía:
ven cosas malas, escuchan cosas malas, se dedican a las habla-
durías, tienen malos pensamientos y hacen malas acciones; son
las cinco cosas en las cuales desperdician energía. El poder de la
vista es un don precioso. En el acto de ver, se está consumiendo
energía divina. Prueba de ello es que las personas ciegas tienen
grandes reservas de energía. Hay muchas personas inteligentes
entre los ciegos. El hombre que puede ver camina rápidamente du-
rante el día, pero trastabilla en la oscuridad. Los ciegos marchan al
mismo paso durante el día y la noche. Las personas sordas y mu-
das también tienen mucha energía porque no la malgastan en ha-
blar o escuchar.
Los estudiantes modernos están creciendo como la jirafa, que
tiene la cabeza muy lejos del corazón. En el caso de la jirafa, se de-
be a su largo cuello, pero en los seres humanos esa excusa no sir-
ve. Deben ser capaces de observar la unidad en pensamiento, pa-
labra y acción.
Sean un ejemplo para el mundo
La buena conducta es muy importante, y las personas que no
tienen moral perecen. La declinación de la moral es responsable de
los problemas del país. Es imprescindible recuperar la moral, pero
no se puede obtener de los libros o en el mercado, tiene que venir
del corazón. Con respecto a la educación profesional, como la in-
geniería y la medicina, muchos estudiantes comienzan estas carre-
ras después de completar el grado 12. Es muy pronto para empe-
zar esos estudios. Tal vez adquieran algunos conocimientos técni-
cos, pero los saberes generales y la conciencia de la situación del
mundo serán escasos. El dominio del lenguaje también será pobre.

108
Los estudiantes deberían obtener por lo menos un título antes de
ser admitidos en las carreras profesionales.
Hay una gran brecha entre lo que estudian en la universidad y
lo que habrán de afrontar más tarde en la vida. Después que termi-
nan los estudios, quizá se casen y tengan que adaptarse a las cos-
tumbres de sus suegros y de otras personas. No todas ustedes po-
drán salir a buscar trabajo. ¿Qué sucederá con los conocimientos
adquiridos aquí? Procuren que lo que aprendan les sea de utilidad
para la clase de vida que deberán llevar más adelante. Deben
aprender a moverse en la sociedad y a ser útiles a los demás. To-
do lo que son, se lo deben a la sociedad y deben mostrarle grati-
tud prestándole servicio.
Su principal obligación es hacer felices a sus padres. No se
preocupen por sus propias comodidades. Deben dar el ejemplo al
mundo como resultado de todo lo que han aprendido aquí.
Importancia del papel de las mujeres en la sociedad
Recuerden que las mujeres desempeñan un papel fundamental
en el mundo. Nuestros ancianos reconocían la importancia de las
mujeres y les daban el lugar apropiado en todo sentido. Cultiven la
humildad, que es señal de verdadero conocimiento. Desarrollen la
confianza en uno mismo, sin la cual no puede lograrse nada digno
en la vida. Sobre todo, tengan fe firme en Dios. La gente realiza to-
da clase de rituales sobre la base de los días sagrados menciona-
dos en el almanaque como Ekadasi. Pero no tienen fe firme en la
Divinidad Suprema, que es la base eterna de todo.
¡Estudiantes! En nuestro instituto, la educación tiene como úni-
co fin darles a ustedes la oportunidad de volverse seres humanos
ejemplares. Los motivos comerciales o mundanos están totalmen-
te ausentes. Mi único deseo es que todas ustedes se conviertan en
dignas representantes del sexo femenino cuando salgan al mundo.
Aprendan a llevar una vida de rectitud, verdad, amor y belleza.
Sean como faros para el mundo.
Los ojos del mundo están puestos en las instituciones educati-
vas Sai. Deben vivir de acuerdo con sus ideas, sin temor ni orgu-
llo. Dejen que la conciencia los guíe siempre. Reciban mis bendi-
ciones en todo lo que emprendan.

109
Discurso pronunciado en el Auditorio del Sri Sathya
Sai College for Women, Anantapur, el 30 de julio de 1987.

No importan adónde vayan, sepan que yo siempre es-


taré allí, dentro de ustedes, guiándolos en cada paso
del camino. En los años venideros me experimentarán
en diferentes manifestaciones de mi forma. Ustedes
son míos, muy queridos para mí. Los protegeré como
los párpados protegen los ojos.

–Baba

110
18. El Avatar como ideal
Los hombres buscan pasarlo bien, una buena posición y
buena vida.
Pero no quieren cultivar buenos pensamientos, sabiduría o
conducta recta.
¿Saben por qué les han sido dadas las piernas?
¿Es para vagabundear sin rumbo por callejuelas y veredas?
No. Es para llevarlos al templo del Señor Shiva.
¿Saben por qué han sido dotados de ojos?
¿Es para mirar toda clase de cosas?
No. Es para contemplar al Señor de Kailasa.

Lo que la nación necesita hoy es idealismo. La sociedad y el


mundo necesitan los ejemplos inspiradores de líderes ideales. Exis-
ten, sin duda, individuos ejemplares en determinados ámbitos. Pero
es raro encontrar una sola persona que sea un modelo en todos los
aspectos. Es posible que sólo Dios sea un ideal así. El Señor Krish-
na se destaca como una figura ideal única y es ejemplo las más al-
tas cualidades en todas las esferas: social, política, ética y espiritual.
Durante mucho tiempo se ha sostenido que Krishna fomentaba
la guerra y no amaba la paz. Pero Krishna era, sobre todo, aman-
te de la paz. Las formas de lo Divino no son necesariamente com-
prensibles para todos.
Hoy en día la gente adora a Dios como Dios, pero no trata de en-
tender las cualidades humanas ideales desplegadas por un Avatar.
Solo cuando se reconozcan los ideales humanos ejemplificados por
Sri Krishna –cuando Él encarnó como hombre y vivió entre los hom-
bres–, podrá ser digna la vida humana. Vale la pena analizar de qué
manera Krishna mostró estas señales de excelencia humana.
Dharmaja y Arjuna pierden la paciencia
La gran guerra del Mahabharata había empezado. Cada uno de
los hermanos Pandava tomaba parte en enfrentamientos distintos.
Dharmaja, el hermano mayor, estaba librando una terrible batalla con-

111
tra Karna. Las fuerzas de los Pandava no podrían resistir los proyecti-
les que venían de Karna. Dharmaja estaba sometido a una gran ten-
sión. El ejército de los Pandava huía. Dharmaja se retiró a su tienda
muy preocupado, incapaz de soportar los reveses de la batalla. En ese
momento, Arjuna entró en la tienda de su hermano. Al verlo, Dharma-
ja montó en cólera y le recriminó a Arjuna que todas sus proezas y el
poder de su grandioso arco Gandiva habían sido totalmente inútiles.
Incapaz de soportar esas acusaciones, Arjuna levantó su Gandiva y
estaba a punto de disparar a Dharmaja cuando apareció Krishna.
Krishna, tratando de apaciguar a Arjuna, le dijo: “¡Arjuna! No es
conveniente que levantes tu mano en contra de tu hermano mayor.
El primer rasgo de los hermanos es mostrar respeto por los mayo-
res y ganarse su consideración. Olvidaste tu deber, permitiste que
te provocaran con palabras y recurriste a una acción errónea”. Lue-
go Krishna le pidió a Dharmaja que se retirara y aconsejó a Arjuna
sobre cómo debía comportarse. Calmado por las palabras de
Krishna y aceptando su sabio consejo, Arjuna se retiró a su tienda.
Ejemplo de humildad
Luego Krishna fue a la tienda de Dharmaja y, al ver la agonía
en que este se encontraba, se inclinó y agarró sus pies y le dijo:
—¡Dharmaja! No está bien que un hermano mayor como tú se
comporte de esta manera. No debes culpar a tu hermano menor Ar-
juna con palabras tan fuertes. Seguramente ha hablado en un ac-
ceso de ira. Ustedes, los hermanos Pandava, que han sido un
ejemplo para el mundo de amor fraterno, no deben permitir que la
discordia dañe su unidad. Deben vivir de acuerdo con esa reputa-
ción. Por lo tanto, ve a buscar el perdón de Arjuna.
Al escuchar las amorosas palabras de Krishna, Dharmaja sintió
lágrimas en los ojos.
—Swami —dijo—, me avergüenza que Tú, sostén y apoyo del
mundo, agarres mis pies.
Le pidió a Krishna que lo perdonara y fue de inmediato a ver a
Arjuna para disculparse.
Aquellos que ven estas acciones como actos de Dios pueden
considerarlas demasiado triviales y pequeñas. “¿Por qué debe re-
bajarse de esta manera el Todopoderoso Señor Krishna?”, podrían
preguntar algunos críticos. Pero los ideales que lo Divino busca

112
ejemplificar para la humanidad se revelan solo por medio de inci-
dentes menores como este.
Debido al gran amor que siente por Sus devotos, el Señor ha-
ce muchas cosas que podrían parecer incorrectas. Pero las realiza
debido a su preocupación por el bienestar del mundo y para que le
sirvan de guía a la sociedad.
Dios declara la verdad con palabras claras
Para dar un ejemplo al mundo, el Señor se dedica a actividades
aparentemente triviales y enseña las lecciones que pueden apren-
derse de ellas. Dios ofrece un ejemplo de humildad y reverencia.
En ocasiones, el Señor (en forma humana) puede ser duro y des-
piadado. Dirá la verdad sin miedo a las palabras. Aquí Krishna da
el ejemplo.
Dharmaja quería llevar a cabo el ritual sacrificial de Soberanía
(Rajasuya Yajña) después de obtener la aprobación de los ciuda-
danos, ministros y sacerdotes. Buscó las bendiciones de Krishna
para la realización del sacrificio. Después de escuchar la proposi-
ción de Dharmaja, Krishna sonrió y dijo: “Solo un soberano supre-
mo, cuya soberanía haya sido aceptada por todos los soberanos
del país, puede realizar tal yajña. Tú no eres un emperador sobe-
rano. Algunos gobernantes, como Shishupala, Jarasandha y Dant-
havakra, no reconocen tu poder. Mientras existan tales reyes, tú no
estás calificado para realizar el Rajasuya Yajña.
Acciones de Krishna en el arte de gobernar
Krishna quería disuadir a Dharmaja de proseguir con su plan.
Krishna nunca vacilaba en decir la verdad, sin importar la perso-
na, el lugar o las circunstancias. Le dijo a Dharmaja que, si él
quería realizar ese sacrificio, primero debía vencer a aquellos
poderosos reyes.
Al malinterpretar el sentido del consejo de Krishna, algunas
personas lo verán como un instigador de guerras. Krishna no le
exigió a Dharmaja que comenzara una guerra. Solo le habló acer-
ca de las calificaciones requeridas para realizar el Rajasuya Yaj-
ña. Entonces, Dharmaja buscó el consejo de sus hermanos y se
lanzó a derrotar a Shishupala, Jarasandha y otros. Debe darse el
sentido apropiado a la actitud de Krishna en lo que se refiere al ar-
te de gobernar.

113
Cuando se inició el Rajasuya Yajña, se le asignó una función
específica a cada uno de los hermanos. Krishna también se acer-
có respetuosamente a Dharmaja y le rogó que le diera alguna fun-
ción a él, diciendo:
—Tal como lo ve el mundo, tú eres el jefe supremo y yo, el súb-
dito. Por eso, por favor, asígname alguna tarea en este yajña.
Dharmaja se sorprendió ante esta petición, pues venía de al-
guien que él consideraba el Omnisciente y Omnipresente Señor.
Dharmaja dijo:
—Yo te debo todo a ti. Tú eres el soberano, y yo soy sólo tu
sirviente.
—Lo que has dicho como un devoto es cierto —respondió
Krishna—. Pero, desde el punto de vista mundano, como rey tú tie-
nes que respetar las obligaciones prescriptas para un rey. Debes
distinguir entre tus obligaciones con Dios y tus deberes seculares
como rey.
Esta distinción es tan cierta hoy como lo era en tiempos anti-
guos. La libertad individual y la ley fundamental son cosas distin-
tas. Lo referido a asuntos de estado no debe mezclarse con las
cuestiones personales.
Krishna le pidió que le asignara una tarea específica. Dharma-
ja le dijo:
—Krishna, asume tú cualquier tarea que desees.
—Para asumir cualquier tarea que me guste no necesito pedír-
telo —repuso Krishna—. Quiero hacer aquello que tú desees que
yo haga.
Ejemplo de Krishna sobre la eliminación del ego
La discusión entre los dos siguió por un largo rato, y, finalmen-
te, Krishna dijo que quería encargarse de recibir a los eruditos y a
los sacerdotes que asistirían al yajña, lavándoles los pies y rindién-
doles todos los honores.
He aquí un ejemplo de Krishna acerca de la eliminación del ego.
¿Por qué Krishna, una personalidad tan importante y poderosa,
asume una tarea tan humilde como lavarles los pies a los pandits?
La moraleja está clara. El que aspira a ser un líder debe mostrar
cualidades de liderazgo en todos los ámbitos. Para dar ejemplo al
mundo, Krishna emprendió muchas tareas y nunca consideró nada

114
demasiado pequeño o trivial. Debido a su ilimitado amor por los
Pandava y al deseo de preservar su unidad y amor fraternal, Krish-
na hizo varias cosas que no se pueden comprender fácilmente.
Antes de la guerra de Kurukshetra, Krishna fue enviado como
delegado de los Pandava para negociar con Duryodhana y los Kau-
rava. El amor que existía entre los Pandava y Krishna no estaba
basado solo en el parentesco o los intereses políticos. Era una
unión de corazones. Los Pandava estaban dedicados a Krishna
tanto como Krishna los amaba. No tenían otra opción más que en-
viar a Krishna como delegado ante los Kaurava.
Cuando Krishna llegó a Hastinapura, la capital kaurava, notó
que se había preparado una gran bienvenida para él. Los Kaurava,
con su mentalidad cerrada, aparentemente esperaban poner a
Krishna de su lado con este despliegue de exagerada hospitalidad.
Ejemplo de Krishna como enviado
Cuando Krishna bajó del carruaje, Duryodhana, Dushashana y
otros lo saludaron y lo invitaron a quedarse en la magnífica casa de
huéspedes. En ese mismo momento, Krishna les mostró las reglas
que gobiernan los asuntos de estado diciendo:
—Dushashana, he venido como enviado. Solo después de ha-
ber completado mi misión, podré aceptar tu hospitalidad. Hasta en-
tonces no puedo ser tu huésped.
Después de darles esta lección sobre los cánones políticos,
Krishna prosiguió a la casa de Vidura. Este se preocupó mucho al
ver a Krishna y le preguntó:
—Krishna, tú lo sabes todo y puedes ver lo que está por ocurrir.
¿Cómo es que aceptaste esta misión? ¿Por qué los Pandava te
enviaron aquí? Los malvados Kaurava son capaces de hacerte da-
ño con sucias artimañas. Si sabes esto, ¿por qué viniste?
Krishna respondió:
—Vidura, no es que no lo sepa. Pero tengo que emprender es-
tas misiones por el bienestar del mundo. Nadie puede comprender
mis propósitos. Mi único objetivo es preservar el dharma. Quiero
que entre los Pandava no exista ninguna división, que reine com-
pleta armonía y unidad entre ellos. Cualquier diferencia entre los
Pandava sería desastrosa para el mundo. Estoy dispuesto a em-
prender cualquier misión aunque sea trivial o peligrosa.

115
Krishna entonces fue al salón de audiencias de los Kaurava. Al
entrar, Duryodhana y Dushashana le dieron la bienvenida y lo invi-
taron a tomar asiento en un sitio elevado especialmente arreglado
para él. Todos los sabios y los notables del salón se levantaron
cuando Krishna entró. Bhishma, asistido por Drona y Dhritarashtra,
se acercó a Krishna y le pidió que se ubicara en el asiento destina-
do para él.
Lo que Krishna dijo en esa ocasión es una lección práctica pa-
ra el mundo:
—¡Oh, Rey! Me sentaré sólo después que todas las personas
aquí hayan tomado asiento.
Krishna aboga por los Pandava
Una vez que todos se hubieron vuelto a sentar, Krishna perma-
neció de pie y dijo:
—Debo primero completar la misión para la cual he venido. —
Se dirigió a Dhritarashtra y agregó—: ¡Oh, Rey! Tal como lo habías
estipulado, los Pandava han regresado después de pasar doce
años en exilio en la selva y vivir un año de incógnito. Hoy tienes
que cumplir el compromiso que asumiste con ellos de que les de-
volverías su reino. Es tu deber honrar tu palabra.
Krishna insistió en que Dhritarashtra debía cumplir la promesa
que le había hecho a los Pandava. Y agregó:
—Los Pandava son la encarnación misma del dharma. No tie-
nen ningún sentimiento de enemistad u odio hacia nadie. Cuando
estaba saliendo para Hastinapura, Dharmaja me agarró las manos
y me rogó que te informara que, si él había cometido alguna falta, a
sabiendas o no, deseaba que tú lo perdonaras. Si era necesario, es-
taba dispuesto a venir en persona y pedirte perdón a tus pies. Esta
es la noble y recta actitud de los Pandava hacia ti y tu pueblo. No
es correcto tener malos sentimientos para con los nobles Pandava.
Al escuchar a Krishna, Dhritarashtra dijo:
—Son la progenie de dos hermanos. ¿No son todos ellos igua-
les a tus ojos, Krishna? Esta es una sola familia y un solo reino.
¿Es correcto que tú veas a los Kaurava de una manera y a los Pan-
dava de otra?
El lazo de amor entre Krishna y los Pandava
Krishna entonces le explicó claramente a Dhritarashtra la ver-

116
dad de la situación, sin reservas y sin medir sus palabras:
—¡Dhritarashtra! No hay nada en común entre los Kaurava y
los Pandava. Los Pandava son la personificación misma del dhar-
ma. Yo me muevo con ellos como su aliento vital. Déjame decirte
lo que me ata a los Pandava. Un cuerpo tiene muchos miembros.
En mi cuerpo, Dharmaja es como la cabeza; Arjuna representa
mis dos brazos; Bhima es como mi estómago; Nakula y Sahade-
va son como mis dos pies. Krishna es el corazón de este cuerpo.
Mi relación con los Pandava es como la del corazón con el resto
del cuerpo.
En cuanto Duryodhana y Dushashana oyeron estas palabras,
se indignaron y sus ojos se enrojecieron. Cuando uno está inflado
por el orgullo y la proeza física, tiene los ojos inyectados de san-
gre. Para los malvados Kaurava, esto era natural. Todos los ancia-
nos de la Asamblea estaban de acuerdo con Krishna. Dhritarash-
tra, sin embargo, quiso retirarse para descansar. Su verdadera in-
tención era tener una charla con Krishna en privado, lejos de la pre-
sencia de sus hijos. Se retiró a su habitación. Krishna se dirigió allí.
Dhritarashtra, sosteniendo su dos manos, le rogó a Krishna:
—Mis hijos son unos malvados. Mi afecto por ellos me ha cega-
do. Sin duda, los Pandava son rectos. Su adhesión a la verdad y la
justicia es ejemplar. No encuentro la solución a este problema.
No le den tregua a la maldad
Krishna le habló a Dhritarashtra con términos fuertes:
—¡Dhritarashtra! El afecto por los hijos es algo bueno. Pero un
excesivo apego a ellos puede ser dañino y peligroso. ¿No tratamos
de librarnos de la orina y las heces de nuestro cuerpo?
Dhritarashtra dijo:
—Estas son cosas inanimadas, pero ¿cómo puedo librarme de
mis hijos, que son mi carne y mi sangre?
Krishna le dijo que lo que es malo debe ser desechado sin con-
templación, y lo mismo las personas malvadas, así sea un hijo, una
esposa o los propios padres.
—Haz todo lo posible para convencerlos de que vuelvan al ca-
mino correcto. Pero, si estos intentos fallan, debes abandonarlos.
Después de esta charla, Krishna se dio cuenta de que su misión
de paz no iba a tener éxito. No regresó al salón de audiencias de

117
los Kaurava. Subió a su carruaje y volvió a la casa de Vidura.
Mientras tanto, los Pandava estaban en una gran agonía, pre-
guntándose cómo le habría ido a Krishna con los malvados Kaura-
va. No podían comer ni beber nada, y cavilaban sobre lo que po-
dría haberle sucedido a Krishna, esperando ansiosos su regreso.
Al ver a Krishna regresar y bajar del carruaje, los Pandava se
alegraron mucho. No le preguntaron cómo le había ido en su mi-
sión. Solo les interesaba saber que había regresado sano y salvo.
Eso era suficiente para ellos. No tenían ningún pensamiento acer-
ca de su futuro. Su amor por Krishna era tan grande, que sintieron
una gran alegría al verlo bien. Dharmaja fue el primero en abrazar
a Krishna. Después, los otros hermanos lo abrazaron y lo bañaron
en lágrimas de alegría.
Sahadeva, el más joven de los Pandava, habló con voz quebrada:
—Aunque no me gustaba que Sri Krishna saliera en esta mi-
sión, no hablé debido a mi juventud y porque habría sido poco aus-
picioso objetar un viaje cuando está por emprenderse. Pero ha re-
gresado sano y salvo, y eso me hace sentir más rico que un millo-
nario. No me preocupa si hay paz o guerra, o si pierdo la vida. Pa-
ra mí es suficiente con que Krishna esté bien.
Cómo trabaja lo Divino para el bien de los devotos
Así era el amor que sentían los Pandava por Krishna. “Tal como
uno siente, así se vuelve uno” (“Yadbhavam tadbhavati”). El amor del
Señor por un devoto es tan intenso como el amor de un devoto por
el Señor. Considerando el bienestar del devoto y el bien del mundo,
Krishna realiza acciones, grandes o pequeñas, únicamente para be-
neficio de otros. Es indiferente a la alabanza o a los reproches. Su
único propósito es proteger a los devotos y cumplir sus deseos, pe-
queños o no. Desde su punto de vista, todas las cosas son iguales.
Corrigiendo los defectos de los hombres, llevándolos por el ca-
mino recto, el Señor, en su encarnación humana, busca por todos
los medios elevar a la humanidad al más alto nivel. La gente común
puede preguntar si es apropiado que Dios haga ciertas cosas y no
haga otras. Desde un punto de vista mundano, las cosas pueden
parecer triviales o importantes. Pero desde la óptica de lo Divino,
no existen tales diferencias porque Él ve todo con el mismo amor
Divino. No analiza si uno es grande o pequeño.

118
La lección que Krishna enseña a Arjuna
Una vez Arjuna se encontraba en un estado de gran desalien-
to. Estaba disgustado con la vida y quería suicidarse esa misma
noche. El Omnisciente Señor Krishna decidió impedirlo. Se presen-
tó en la residencia de Arjuna y le dijo que quería discutir un asunto
muy urgente con él y, por lo tanto, quería cenar con él esa noche.
Mientras Shubadra, la esposa de Arjuna, y los demás estaban ocu-
pados en otras cosas, Krishna pidió a Arjuna que ambos se reunie-
ran en una habitación privada. Tan pronto como Arjuna estuvo den-
tro, Krishna atrancó la puerta. Entonces sujetó firmemente los pies
de Arjuna, quien de inmediato exclamó:
—¡Swami! ¿Hice algo incorrecto? ¿Por qué actúas así?
—Con todos tus títulos y tus logros —respondió Krishna—, es-
tá muy mal que pienses en el suicidio. Tú eres importante entre los
Pandava. Tú conseguiste el arco Gandiva de Shiva después de su-
frir grandes penurias. Deberías ser el amo de tus sentidos y no su
esclavo. Hoy has sido dominado por tu mente y tus sentidos. No es
digno de ti. Prométeme que por ninguna circunstancia volverás a
pensar en el suicidio. Tu vida es mía, y mi vida es tuya. Lo Divino
es el morador interno en todos los seres. De modo que estoy pre-
sente en todos. Si tú piensas en suicidarte, serás culpable de aten-
tar contra la vida de tu amado Krishna.
—¡Swami! —dijo Arjuna—, yo ignoraba las sutiles verdades que
acabas de revelarme. Por favor, perdóname. De aquí en adelante,
en lo que me queda de vida, no pensaré en ese acto.
Krishna, debido a su amor por los Pandava, estaba dispuesto a
hacer cualquier cosa, hasta una nimiedad, para protegerlos. El Se-
ñor es omnipresente. Sus ojos, pies y manos están en todas par-
tes. No hay nada muy bajo o muy elevado para Él. En una ocasión,
incluso llevó las sandalias de Draupadi cuando le aconsejó a ella
que buscara la bendición de Bhishma para salvar a sus esposos de
la destrucción. Con el fin de dar el ejemplo al mundo, el Señor ha-
ce muchas cosas en su encarnación humana.
Arjuna no está de acuerdo con Krishna
En una ocasión, Krishna estaba conversando con los hermanos
Pandava cuando Arjuna expresó su desacuerdo con ciertas afirma-
ciones de Krishna, que se enfureció y abandonó el lugar. Se había

119
alejado apenas un poco, cuando Dharmaja, Bhima y Nakula se vol-
vieron hacia Arjuna y lo increparon por haber insultado a Krishna,
quien era su mismo aliento vital. Incapaz de soportar este repro-
che, Arjuna oró internamente a Krishna. Entonces Krishna regresó
y les dijo a los hermanos:
—Lo que Arjuna ha hecho es propio de la naturaleza humana.
El hombre es de mente inconstante y propenso a las dudas. Cuan-
to más intelectual sea una persona, tanto más está sujeta a estos
rasgos. Estas personas no creen firmemente en nada. Debido a tu
intelecto, tú, Arjuna, actuaste sin comprender lo que había sucedi-
do antes ni lo que va a suceder. Por ende, de aquí en adelante no
confíes en tu intelecto. Cumple la voluntad de lo Divino.
Entonces Arjuna respondió:
—Obedeceré cualquier cosa que digas.
Fue entonces cuando el Señor le transmitió a Arjuna esta afir-
mación: “Concentra tus pensamientos en Mí, sé Mi devoto, adóra-
me siempre y yo te aseguro que ME alcanzarás”.
Sigan los ideales establecidos por Dios para la humanidad
En estos días, son muchos los que dicen ser devotos pero no
se comportan como tales. Es necesario practicar lo que se dice.
Solo entonces las personas serán dignas de ganarse la gracia del
Señor. De nada sirve ofrecer solo adoración a Dios como tal. Se
deben comprender los ideales establecidos para la humanidad por
Dios en su encarnación humana y vivir de acuerdo con ellos. De-
ben fomentarse los valores humanos. Sin cualidades humanas, la
mera forma humana carece de valor. Solo el hombre que practica
los valores humanos se vuelve verdaderamente humano.
El hombre debe su nombre a la posesión de la mente. La men-
te es un fajo de pensamientos buenos y malos. Cuando el hombre
llena su mente de pensamientos buenos y puros, se vuelve puro y
lleva una vida pura. La moral se basa en la buena conducta. Las
actividades puras, sagradas y de servicio constituyen la conducta
correcta. Esa conducta lleva al florecimiento de la excelencia hu-
mana.
Los hombres deben, antes que nada, cultivar la fe en Dios. So-
bre la base de esa fe, deben esforzarse por vivir de acuerdo con
los ideales que Dios, en su forma humana, ha dado a la humani-

120
dad, tanto por el precepto como por el ejemplo.
Hoy en día, a pesar del enorme progreso científico y tecnológi-
co, los hombres sufren de falta de paz y seguridad. La verdadera
paz puede obtenerse solo por medios espirituales. No se puede al-
canzar de ninguna otra forma.
Al vivir en la sociedad, deben comprender la interacción entre
esta y el individuo. Es un proceso continuo de dar y recibir. El indi-
viduo contribuye a la sociedad y obtiene beneficios de ella. Se pue-
de entender esta interacción gracias a un episodio de la vida de Al-
berto Einstein, el gran científico.
Ejemplo de humildad de Einstein
En la residencia donde vivía Einstein había una muchacha muy
floja en matemática y que a menudo tenía problemas en esta ma-
teria. Un amigo le sugirió ir a ver a Einstein, el más grande mate-
mático viviente, para que la ayudara a aprender bien esa materia.
La muchacha se acercó a Einstein, y él aceptó gustoso darle cla-
ses a diario. La muchacha se lo agradeció mucho y ganó confian-
za debido al ofrecimiento de Einstein. La madre de la muchacha,
que había observado que su hija visitaba al gran matemático dia-
riamente para recibir instrucción, sintió que la joven le estaba ha-
ciendo perder el tiempo al científico al pedirle que le enseñara ma-
temática elemental. Un día fue a visitar a Einstein y se disculpó por
la intrusión de su hija. Einstein le dijo: “No piense que solo le estoy
enseñando matemática a ella; aprendo de su hija tantas cosas co-
mo las que le estoy enseñando”. Einstein era consciente de que las
personas que son muy buenas en alguna materia pueden tener fa-
llas en conocimientos generales o sentido común y en los asuntos
mundanos. Aunque era un gran científico, no desdeñaba las pocas
cosas que podía aprender de una niña en edad escolar. Esta dis-
posición a aprender de cualquier persona o fuente es señal de ver-
dadera grandeza.
Einstein le daba gran importancia a la compañía de la que uno
se rodea. Solía decir: “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
Si se juntan con gente buena se volverán buenos; si andan con
personas malvadas, se volverán malos.
La vida humana es un gran don de Dios. Debe valorarse como
tal y usarse para fines sagrados.

121
Discurso pronunciado en el Mandir de Prashanti,
el 16 de agosto de 1987.

La grandeza de cualquier individuo depende de la re-


forma de su carácter. No depende de su poder, dinero
o posición. Así que primero deben tratar de aumentar
sus buenas cualidades o sus virtudes.

–Baba

122
19. La redención por medio de la renuncia
El día en que los devotos alabanal Señor con adoración;
el día en que la gente fraterniza con los pobres y los afligidos;
cuando los servidores del Señor son invitados
a un agradable festín;
cuando los grandes vienen y relatan las glorias del Señor;
solo ese día es un día sagrado y memorable;
todos los demás son días de luto.

La mente siempre busca la paz, sin la cual no hay felicidad.


Desde tiempos inmemoriales, el hombre se ha esforzado por ob-
tener paz. Pero la paz ha sido esquiva, porque el hombre ha se-
guido caminos equivocados para alcanzarla. Tomó en cuenta la
satisfacción que se obtiene de los órganos de los sentidos –la
vista, el oído, etc.– como fuente de paz mental. Siguió el camino
erróneo al someterse a las exigencias de los sentidos. Con el fin
de disfrutar de los placeres sensoriales está dispuesto a emplear
medios injustos e incorrectos. Al buscar su felicidad y placer in-
dividual, no ha vacilado en destruir la paz y el placer de los de-
más. En este proceso, tanto el individuo como la sociedad han
perdido paz y felicidad.
Como resultado del aumento de los deseos centrados en él
mismo, el egoísmo y el engreimiento egoísta se han desarrollado
en la sociedad. En consecuencia, la relación humana básica que
debería existir entre un hombre y otro ha sido totalmente minada.

Sin disciplina el hombre se arruina


El corazón humano es como un océano de leche. Los Puranas
han declarado que es en un océano de leche donde el Señor tiene
Su morada. El corazón humano, que debería ser un océano de le-
che, se ha convertido en un océano de salmuera. La cualidad de la
leche es la blancura. El blanco simboliza la naturaleza sátvica (es
decir, la pureza). En el corazón sátvico, estarán engastadas cuali-

123
dades como el amor, la compasión, la tolerancia y la paz. En las sa-
ladas aguas vagan libremente criaturas peligrosas, como las balle-
nas y los cocodrilos. Asimismo, en un corazón que no es puro, do-
minarán cualidades como el egoísmo y el orgullo.
En el corazón del hombre actual, el egoísmo y el engreimiento
han llegado a alturas inconcebibles. Todo debe regirse por ciertos
límites. No puede haber nada sin restricción. Sin disciplina ni lími-
tes, el hombre se está arruinando. El sol y la luna, las estrellas y
los planetas, el viento y el clima todos están sujetos a ciertas re-
glas. La naturaleza misma observa ciertas leyes divinas para fun-
cionar. Todas las cosas de la Naturaleza obedecen sus respectivas
normas de conducta, incluso los pájaros y las bestias. Ejercen con-
trol sobre sus órganos sensoriales. Pero el hombre, dotado de un
nacimiento sagrado y con inteligencia y razón, no observa ninguna
restricción. Los pájaros y los demás animales no tienes reglas de
conducta prescriptas. Pero estas reglas sí existen para el hombre.
Lo que acompaña al hombre hasta su destino final no son los lo-
gros mundanos (samsara), sino sus buenas acciones (samskaras).
El hombre está descuidando esas buenas acciones.

El hombre puede hacer que su naturaleza cambie


Los animales viven y mueren sin que cambie su naturaleza ori-
ginal. El hombre es diferente. Mediante la práctica y la disciplina
puede hacer que su naturaleza cambie: que sea buena si era ma-
la, o que sea mala si era buena. Todos los pensamientos, senti-
mientos y acciones están determinados por el hábito y la perseve-
rancia. Hasta una persona cruel puede volverse devota de la paz y
el amor. Ratnakara, que era un asaltante de caminos, se convirtió
en el sabio Valmiki.
Mediante la asociación con gente buena, la buena conducta y
los buenos pensamientos, se puede cultivar la virtud y la bondad.
Hoy el hombre necesita, sobre todo, de la compañía de gente bue-
na. Para la salud física, uno precisa librarse de las impurezas den-
tro del cuerpo y absorber cosas puras. De igual forma, para tener
salud mental, el hombre necesita eliminar todos los pensamientos
y deseos impuros de la mente y adquirir buenos pensamientos y
buenos sentimientos juntándose con gente buena. Cada uno debe
rogar: “¡Oh, deidades, vengan y moren dentro de mí! ¡Oh, demo-
nios, huyan de mí!”.

124
Prahlada y Bali eran grandes devotos
Prahlada fue un gran devoto de Dios. Hiranyakashipu, que no
creía en Dios, le preguntó a su hijo:
—¿Dónde está tu Narayana?
—No hay lugar donde Él no esté —replicó Prahlada—. Lo pue-
des encontrar dondequiera que lo busques.
Hiranyakashipu señaló un pilar y le preguntó a Prahlada:
—¿Está tu Dios en este pilar?
—Sí. Él está allí —respondió Prahlada sin vacilar.
Hiranyakashipu hizo estallar el pilar en pedazos con un mazo, e
inmediatamente el Señor Narasimha emergió de él. ¿Cuál es el
significado interno de este episodio? Nuestro cuerpo es como un
pilar. Solo cuando se destruye el engaño perteneciente al cuerpo,
puede manifestarse lo Divino. Hoy en día, cada uno promueve la
conciencia del cuerpo atizando los deseos que le vienen de los
sentidos.
Prahlada, que era un ardiente devoto de Hari, tuvo un hijo, Vi-
rochana, quien era ateo. El hijo de Virochana, el emperador Bali,
era un gran devoto de Dios. La celebración de Onam conmemora
la grandeza de Bali, que era un rey sumamente recto y un gran de-
voto. El bienestar de sus súbditos le importaba tanto como el suyo
propio. Así actuaban los reyes en tiempos antiguos. Durante el rei-
nado de Bali, la tierra era próspera y la gente vivía feliz y en armo-
nía. Bali era popular en todo el reino. Pero, cuando crecieron la fa-
ma y la reputación, también apareció el ego de Bali. El egoísmo
acarrea la caída del individuo.

El rey Bali era un gobernante ejemplar


No hay ningún motivo para que un hombre se sienta inflado por
su ego. Si los pies, ojos, cabeza y manos del Señor están en todas
partes y todo en el Cosmos está impregando de lo Divino, ¿cómo
puede un hombre sentirse orgulloso de sus posesiones o logros?
Es solo un instrumento de lo Divino. El hombre debe esforzarse por
reconocer la Unidad que subyace tras la aparente diversidad que
ve en todas partes. Prahlada vio a la divinidad en todo. Tenía con-
ciencia de que lo Divino lo impregna todo por dentro y por fuera.
La celebración de Onam es una ocasión para que la gente re-

125
cuerde que, por su naturaleza, lo Divino está presente en todo.
Onam es celebrado por los keralitas, que visten ropas nuevas des-
pués de un baño ceremonial y comparten las delicias preparadas
para el festival. Pero la celebración de Onam no debe limitarse a
estas actividades. Cabe recordar que el emperador Bali era un rey
ejemplar, cuya única preocupación era el bienestar y la felicidad de
sus súbditos.
Cuando Bali le regaló todo su reino a Vamana, la gente se sin-
tió inmensamente desdichada por la ausencia de un rey tan queri-
do. Para hacer felices a sus súbditos, Bali obtuvo el permiso de Va-
mana de regresar al mundo una vez por año para ver a su gente y
alegrarse con su felicidad. Se cree que, el día de Onam, Bali cum-
ple la promesa a su pueblo y este le muestra su amor y reverencia
a un rey grande, benevolente y recto.

Aumento del egoísmo entre gobernantes y pueblo


En tiempos antiguos, existía un inmenso amor y consideración
entre los gobernantes y el pueblo. Hoy en día no existe esa clase
de relación. La gente desperdicia la vida en pos de objetivos egoís-
tas. Los gobernantes, por su parte, están también ocupados con
sus propias ambiciones y deseos egoístas, y solo se preocupan de
lograr y retener el poder y el cargo. El egoísmo ha crecido amplia-
mente entre los gobernantes y el pueblo. A menos que este proce-
so se revierta, el hombre no podrá encontrar paz ni felicidad. Con-
trolen sus deseos. La paz crecerá en proporción a los límites que
pongan a sus deseos. Todas las preocupaciones, dificultades y
problemas del hombre aumentan cuando crecen los deseos.
El hombre es el arquitecto de su propia felicidad o miseria. So-
lo las buenas acciones pueden producir buenos resultados. Cuan-
do el individuo es bueno, la familia es buena. Cuando las familias
son buenas, la sociedad se reforma. Si mejora la sociedad, mejora
la nación. Si las naciones mejoran, el mundo se transforma. Por en-
de, la transformación debe comenzar con el individuo. ¿Cómo pue-
de ocurrir esta transformación? Hay dos impurezas en el hombre
que deben eliminarse: el egoísmo y el engreimiento, aunque esto
no es suficiente. Deben desarrollarse cualidades como el amor, la
tolerancia y la compasión. Hay que divinizar la vida.
¿Qué clase de existencia llevan hoy las personas? Están ocu-
padas en hablar mal de los demás. Se dedican a criticar. Están lle-

126
nas de envidia. Hacen grandes alardes de logros triviales. No prac-
tican lo que predican. Este tipo de comportamiento los deshumani-
za. Deberían tener unidad de pensamiento, palabra y acción.
Hoy en día presenciamos el crecimiento desbocado del egoís-
mo por doquier. Este mal ha echado raíces profundas, y pasa de
generación en generación. Debe erradicarse totalmente. La verda-
dera paz puede obtenerse solo por medio de la renunciación y el
sacrificio. Hay una alegría suprema en dar. En la renuncia está la
eliminación del temor. Mientras queden los deseos, el temor y la in-
seguridad nos seguirán acechando. Pregúntense acerca de la ale-
gría que deriva del sacrificio y el dolor que sobreviene como resul-
tado de los placeres sensoriales.

Bali da ejemplo del espíritu de sacrificio


Lo que disfruten por medio de la renunciación se volverá una
especie de yoga. Debe eliminarse la vanidad y el apego a los fru-
tos de las propias acciones. No debe haber egoísmo al hacer el
propio trabajo. No hay que pensar: “Este es mi trabajo; sólo yo ten-
go derecho a sus frutos”. Si siembran un árbol, ¿qué garantía tie-
nen de que vivirán para disfrutar de sus frutos? Su progenie sí po-
drá gozar de ellos. Su deber es hacer el trabajo que les ha sido
asignado. “Cumplir con el propio deber es yoga” (“Kartavyam yo-
gam uchyate”).
El emperador Bali se destaca como ejemplo de pureza y sacrifi-
cio. Rechazó el consejo de su preceptor, Shukracharya, cuando es-
te se opuso al otorgamiento de tres pies de terreno a Vamana, por-
que Vamana era el Señor Vishnu mismo y ofrecer el don que este
había buscado acarrearía la ruina de Bali. Este declaró: “Si el Señor
mismo ha venido a buscar un don de mí, ¿acaso puede sucederme
algo mejor que ser el donante, y que el Señor sea el receptor?”.
Al darse cuenta de que Bali no iba a seguir su consejo, Shukra-
charya recurrió a un truco para impedir la ofrenda que Bali estaba
a punto de ofrecer: se convirtió en un insecto y ocupó la boca de la
vasija de la cual Bali iba a verter agua mientras ofrecía el don. Va-
mana, al descubrir su estratagema, pinchó la boca de la vasija con
un atizador. Como resultado, Shukracharya perdió un ojo.
Uno debe estar preparado para hacer todo clase de ofrendas a
Dios, incluso para dar la propia vida. Esa grandeza tenía el empe-
rador Bali. Él estaba dispuesto a ofrecer cualquier clase de sacri-

127
ficio a Dios. Lo tenía todo: riqueza, poder, posición. Pero estaba
decidido a dejarlo para honrar su palabra. Es raro encontrar per-
sonas que lo tienen todo y que todavía conservan el espíritu de sa-
crificio. Los ricos rara vez son generosos. A menudo son mezqui-
nos y avaros.

Relaciones ejemplares entre gobernante y gobernados


Bali se destacó como un renunciante ideal y ganó fama eterna.
Prahlada y Bali pertenecían al linaje de los Asuras (demonios), pe-
ro ambos eran grandes devotos de Dios. Sus vidas son ejemplos
para toda la humanidad.
Una historia ilustra las relaciones ideales entre gobernantes y
gobernados. Una reina estaba ungiendo con aceite la cabeza de
su esposo, el rey, antes de que este tomara su baño. Mientras la
reina aplicaba el aceite, el monarca notó en el espejo que la reina
estaba llorando y le preguntó la razón de sus lágrimas. Ella res-
pondió que, mientras pasaba el aceite, había notado algunas ca-
nas en la cabeza del rey, y pensar que él estaba envejeciendo la
puso triste.
En ese mismo momento, el rey también sintió que ya había dis-
frutado de los placeres reales durante bastante tiempo y que había
llegado el momento de que se retirara a la selva para dedicarse a
asuntos espirituales. El rey y la reina llamaron a los ministros, les
confiaron las riendas del gobierno y se fueron a la selva para llevar
vida de ascetas. Cuando los súbditos se enteraron de la decisión
de la pareja real, sintieron que no podían vivir lejos de esos nobles
reyes y decidieron dirigirse a la selva en masa.
Cuando encontraron al rey, le preguntaron:
—¿Por qué has renunciado al trono? ¿Es por alguna falta de
nuestra parte?
—He gobernado el reino durante bastante tiempo —respondió
el rey—. Ahora que estoy viejo, deseo dedicar el resto de mi vida a
pensar en Dios.
Al oír estas palabras, el pueblo lloró de angustia y todos se dis-
pusieron a hacer penitencia en la selva.

La preocupación desinteresada de la reina por el pueblo


Brahma se apareció ante el pueblo y le preguntó qué deseaba.

128
Como ellos carecían por completo de egoísmo, le pidieron a Brah-
ma que le diera una larga vida a su rey. Brahma accedió a sus rue-
gos. La gente corrió con alegría hacia al rey para decirle que Brah-
ma le había concedido una larga vida y que, por lo tanto, debía re-
gresar al reino para gobernarlo durante muchos años más.
El rey decidió regresar a la capital, pero la reina se rehusó a
acompañarlo y dijo que permanecería en la selva. El pueblo no in-
terpretó bien la decisión de la reina. Pensó que quizás ella estaba
enojada porque habían pedido larga vida para el rey, pero no para
la reina. Esta, sin embargo, era de otra estirpe. No estaba preocu-
pada por sí misma y llevaba una vida austera. Brahma apareció an-
te ella y le preguntó qué deseaba. Ella preguntó:
—¿Es cierto que le otorgaste larga vida al rey? ¿De qué sirve
que el rey goce de una larga vida si no ocurrirá lo mismo con los
súbditos? Te ruego que les otorgues larga vida también a ellos.
Brahma quedó tan complacido con esa demostración de altruis-
mo, que les otorgó larga vida al pueblo y a la reina también.

La herencia espiritual de Kerala


Kerala es una región muy sagrada, una tierra de gran belleza.
Su exuberante vegetación le da un encanto especial. Esta belleza
es un don divino. Dios es belleza. La belleza es Dios. Los keralitas
deben reverenciar su tierra como si estuviera santificada por tres
avatares: Narasimha, Vamana y Parashurama. Kerala es conocida
por su ininterrumpida tradición de devoción a Dios. Aunque las vi-
cisitudes de la política puedan haber traído algunos cambios, en
esencia los keralitas han adoptado una forma de vida espiritual.
Aun aquellos que parecen ser ateos creen en lo Divino en lo más
profundo de su ser. Los keralitas deberían tratar de preservar su
herencia espiritual, sin importar los desafíos que afronten. Es un
gran tesoro que deben guardar. Deben vivir de acuerdo con sus an-
tiguos ideales y fomentar la fe entre ellos tanto en el precepto co-
mo en la práctica.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra


el 5 de septiembre de 1987.

129
20. Base espiritual de la educación
en valores
La vida humana es algo muy sagrado y precioso. Debe usarse
de manera digna. El cuerpo, la mente y el Atma forman la entidad
humana. Las acciones las realizan el cuerpo y la cognición, la men-
te. El Atma es lo que permanece, es el Espíritu Divino presente en
el corazón humano. Acción, Conciencia y Ser son los tres aspectos
de la vida humana que deben comprenderse correctamente. Aun-
que parecen distintos, es la unión entre Acción, Conciencia y Ser la
que otorga plenitud a la vida humana.
La mente, por estar ocupada con pensamientos diversos y mo-
tivar distintos deseos y acciones, se describe como el instrumento
interno (antahkarana), el cual se conoce como mente (manas)
cuando está ocupada con buenos y malos pensamientos; como in-
telecto (buddhi), cuando ejerce el poder de discriminación; como
intención (chitta), cuando expresa la voluntad; y como manifesta-
ción de lo Divino en el individuo, se le da el nombre de ego o el yo
(aham). Antahkarana es el nombre colectivo de los cuatro: mente
(manas), intelecto o inteligencia (buddhi), voluntad (chitta) y senti-
do del ego o egoísmo (ahamkara).

Prajña es “conciencia integrada constante”


El principio fundamental de todos ellos es prajña, que ha sido
descripto como discernimiento (viveka), inteligencia, comprensión,
y similares. Esto no es del todo correcto. En realidad, prajña se re-
fiere a Brahmán dentro del hombre. Los Vedas han declarado que
Prajñanam es Brahmán. Prajña es el principio que está presente
por igual en el cuerpo, el antahkarana y el Atma. Por eso, puede
considerarse “conciencia integrada constante”. Esta conciencia in-
tegrada constante es la fuente de todos los valores en el hombre.
Este prajña está impregnado de amor.
La verdad es el eco que hace resonar el prajña lleno de amor.
Todas las acciones que surgen de este prajña lleno de amor son

130
reacciones, y constituyen el dharma. La paz (shanti) es un reflejo
de esta verdad y del dharma. Así, la verdad, la conducta correcta y
la paz emanan del prajña que está cargado de amor, como el reso-
nar, la reacción y la reflexión. Si se entiende correctamente la fuen-
te y naturaleza de la verdad, la acción correcta, la paz y el amor,
no se puede pensar en causar daño a nadie (ahimsa). Por eso, el
hombre debe emprender todas sus actividades a partir de prajña.
La verdad no equivale a la mera declaración de los hechos tal
como uno los ve o según lo que escucha acerca de ellos. La verdad
en el verdadero sentido trasciende las limitaciones de tiempo, espa-
cio y circunstancia. Es difícil practicar esta verdad trascendental en
la vida cotidiana. El Vedanta (la esencia de los Vedas) la describe
como principio de integridad (rita). Es la base de la existencia huma-
na, a partir de la cual deben entenderse de forma correcta todos los
hechos del mundo fenoménico. No se debe actuar por un impulso
inmediatamente después que surge un pensamiento. Hay que ana-
lizar lo correcto y lo incorrecto de una idea, y actuar sólo cuando el
corazón lo apruebe. Este es el proceso para cultivar valores. Lo que
la mente (cabeza) piensa debe ser estudiado de manera crítica por
el corazón, y la decisión correcta será ejecutada por la mano. Este
debería ser el producto principal del proceso educativo.
Creatividad y ciencia
Estamos hablando sobre la educación en Valores Humanos.
Parece que no es necesaria la EVH, sino las tres “H”: Heart, Head
y Hand *. La mano debe llevar a cabo lo que el corazón ha aproba-
do a partir de las ideas que surgen de la cabeza. Este proceso tri-
no ha sido descripto en el Vedanta como Trikaranasuddhi, es decir,
pureza y armonía de pensamiento, palabra y acción.
Las actividades que derivan del proceso trino se manifiestan de
dos maneras: por la creatividad artística y por la exploración científi-
ca. La primera es sumamente importante. El sentimiento estético es-
tá basado en la imaginación creativa. Un escultor que desea tallar al-
go en un pedazo de roca debe tener la figura en su imaginación. Esa
imaginación encuentra la expresión creativa en la escultura. Si falta
la imaginación creativa, no saldrá ninguna escultura de la roca.
Por ende, la imaginación y el impulso creativo deben compren-

* Traducción del inglés: corazón, cabeza y manos.


131
derse correctamente. Ambos están enraizados en prajña, la fuente
Divina de toda actividad creativa. Por otro lado, tenemos el impul-
so de la indagación científica, que se ocupa de los objetos del mun-
do externo. La investigación experimental tiene la visión dirigida
hacia afuera. Pero aun esta tiene su base en la visión interna.
La integración debe convertirse en una forma de vida
La ciencia ha avanzado notablemente en las últimas décadas.
Sin duda, el mundo necesita los descubrimientos de la ciencia. Pe-
ro, si olvida lo básico y se preocupa sólo por la superestructura,
surgirán los problemas y el desorden. Aparecerán toda clase de en-
fermedades. La ciencia ha estado alejada de la espiritualidad y de
la fe en lo Divino. Muchos creen que la ciencia puede crear un cie-
lo sobre la tierra. ¿Pero cuál es la clase de cielo que imaginan?
¿Es el disfrute de placeres materiales y sensoriales? Esta actitud
hedonista está socavando todos los valores humanos.
Las investigaciones siguen adelante sin pausa. La ciencia con-
tinuamente busca respuestas a varias cuestiones. ¿Pero cuántas
de las respuestas son correctas y satisfactorias? Poco a poco, la
ciencia va destruyendo el ambiente de paz. Si hay que asegurar la
paz, la ciencia debe fomentarse por los carriles adecuados. Esto
requiere la unión de las personas. El servicio a la sociedad debe
convertirse en el objetivo fundamental.
Todos dicen que es necesario que el mundo se una. Pero la
verdadera unidad debe comenzar dentro del individuo y la fami-
lia. Del hogar, debe extenderse a la aldea, la nación y el mundo.
Se habla de la integración nacional cuando hay una ataque de
afuera, de China o de Pakistán. Pero cuando la amenaza exter-
na pasa, se olvidan. La integración debe constituir una parte
esencial de nuestro ser, un modo de vida. Debe atesorarse co-
mo un valor importante. Es fundamental percibir la unidad que
subyace tras la aparente diversidad. Los cuerpos son muchos,
pero la vida es una. Los seres son muchos, pero la bienaventu-
ranza es una. Las religiones son muchas, pero la verdad es una.
Esta es la clase de unidad que deben experimentar en lo profun-
do del corazón.
La sabiduría integral y más elevada (prajñana) abarca el cono-
cimiento secular (vijñana) y también, el conocimiento correcto (suj-

132
ñana). Estos tres: prajñana, vijñana y sujñana juntos contribuyen a
la plenitud del hombre.
El ABC de la vida: sean siempre cuidadosos
La vida es un amo exigente. Por eso, sean cuidadosos en todo
lo que hacen. Este es el ABC de la vida: “Sean siempre cuidado-
sos”*. Deben recordar la santidad suprema de la vida humana. El
hombre puede experimentar verdadera bienaventuranza sólo
cuando reconoce la verdad, la paz y el amor que emanan de praj-
ña, y moldea su vida sobre la base de ese conocimiento.
Los valores humanos no pueden practicarse estudiando libros o
escuchando charlas. Deben cultivarse mediante el esfuerzo indivi-
dual. ¡Estudiantes! La verdadera educación consiste en santificar
todo lo que pronuncian, cada pensamiento y cada acción. La humil-
dad es lo primero. Cultiven la humildad como el primer paso. Do-
bleguen el cuerpo. Corrijan los sentidos. Acaben con la mente. Es-
ta es la clave para la inmortalidad.
Los valores humanos son esenciales no solo para los estudian-
tes. Cada persona tiene que practicarlos para llegar a ser un ver-
dadero ser humano. Cuando un ser humano afirma que es un hom-
bre, se trata solo de una verdad a medias. Eliminar las cualidades
animales y practicar los valores humanos harán de un hombre un
ser plenamente humano.
Educación sin transformación
El proceso educativo no será completo a menos que, junto con el
estudio de materias específicas, uno adquiera conocimientos gene-
rales y desarrolle el sentido común. Muchos famosos eruditos que
tenían a su favor importantes logros científicos carecían de conoci-
mientos generales y del sentido común requeridos en la vida diaria.
Se ha avanzado extraordinariamente en varias áreas del cono-
cimiento: matemáticas, física, química, biociencias. Sin embargo,
no se ha intentado siquiera el estudio de lo espiritual. Todos nues-
tros conocimientos se limitan al estudio de la materia, las plantas y
las criaturas vivientes. Pero la educación debe ir más allá para lle-
gar a comprender lo Divino. Esa es la verdadera educación. La ta-
rea de educar implica convertir al hombre en una persona ejemplar.
Se han hecho notables descubrimientos en estos años, y han sur-

* En inglés, Always Be Careful, “ABC”.


133
gido grandes científicos. Pero ¿hasta dónde se han fomentado los
valores humanos y cómo se ha transformado la humanidad? No
hay respuesta para estas preguntas.
Fomentar los valores humanos debe volverse una parte integral
del proceso educativo. Dado que los estudiantes no han adquirido
valores humanos, hoy en día se portan como demonios.
Educar en valores
Para este simposio nacional, se han reunido aquí hoy destacados
rectores y educadores. Si se dedican a educar en valores, se harán
grandes progresos en este ámbito crucial. Para restaurar la suprema-
cía de los valores humanos en todas las áreas de la vida nacional, se
debe organizar una asociación que agrupe a educadores y especia-
listas del país. Esta asociación no debería tener ninguna conexión
con el gobierno. Solo si es autónoma y completamente independien-
te podrá alcanzar sus objetivos. Hay eminentes educadores en las
universidades. Pueden tener muy buenas ideas, pero carecen de li-
bertad para implementarlas. Debe dárseles la oportunidad de expo-
ner sus ideas. La autoridad debe ser proporcional a las obligaciones.
Los rectores podrán entonces fomentar los valores humanos entre
maestros y estudiantes. Si todas las instituciones educativas se es-
fuerzan por infundir valores humanos en los estudiantes, Bharat se
convertirá en una nación ideal y un ejemplo para el mundo.
Hoy en día las instituciones educativas crecen en número, pero
no se ve ningún crecimiento en la amplitud de miras de los estu-
diantes. La educación debe servir para expandir la visión y ampliar
el punto de vista de la gente. Cada uno debe llegar a sentir que su
bienestar está ligado al bienestar de la nación.
La ciencia y la espiritualidad deben ir juntas
Todos deberían enorgullecerse de la antigua cultura y herencia
espiritual de la India. El conocimiento espiritual y el conocimiento
científico deberían ir juntos. No tendría que haber dicotomía. La ver-
dadera bienaventuranza puede experimentarse únicamente cuando
ambos saberes se combinan. El desarrollo de la ciencia y la tecnolo-
gía por sí solo no ayudará a las personas a librarse de malos pensa-
mientos, malos deseos y malas acciones, porque la ciencia en sí no
es capaz de sublimar la vida. Únicamente la espiritualidad puede fo-
mentar los valores éticos, el espíritu de tolerancia y de ecuanimidad.

134
La ciencia del espíritu es esencial para desarrollar valores hu-
manos. La devoción a Dios es la primera etapa del viaje espiritual.
En vez de cultivar la devoción, los hombres están inmersos en el
“profundo océano” de la vida mundana. Cuando se batió el Océa-
no de Leche, lo primero que emergió fue el humeante veneno Ha-
lahala. El néctar de la inmortalidad, Amrita, vino después. Cuando
se bate el océano de la existencia mundana, primero emerge la re-
nunciación (vairagya) al apego a lo físico y lo material.
Los estudiantes deben comenzar por cultivar el espíritu de res-
peto mutuo y armonía. Esto llevará al buen comportamiento. Si los
estudiantes de una institución educativa crecen de esta manera,
pueden servir de ejemplo para el resto del mundo. Dejen de lado
sus cerradas lealtades pueblerinas y prepárense para servir a la
sociedad y al mundo. Ustedes, los estudiantes, deben convertirse
en “Mensajeros” de las conclusiones a las que lleguen los educa-
dores y rectores reunidos aquí, para difundirlas al mundo.

Discurso pronunciado en el Simposio Nacional


sobre Orientación a los Valores, en el Auditorio del Instituto
Sri Sathya Sai, el 24 de septiembre de 1987.

No importa cuán alto pueda elevarse un pájaro, más


temprano que tarde deberá posarse sobre un árbol pa-
ra disfrutar la quietud.
De la misma manera, llegará el día en que el más volun-
tarioso, el más incrédulo,el más altanero y hasta aque-
llos que afirman que no hay gozo ni paz en la contem-
plación del más alto Ser, tendrán que rogar: “¡Oh,
Dios!, otórgame paz y consuelo, fuerza y felicidad”.

– Baba

135
21. Enseñar valores con el ejemplo
Una sociedad sin valores dejará de ser humana. Cuanto más se
atesoren los valores humanos, mayor será el crecimiento de la so-
ciedad, de la nación y del mundo. No podemos conformarnos con
un sistema educativo que se limite a los logros académicos. Debe
fomentar al mismo tiempo las virtudes humanas. El principal inte-
rrogante de nuestra educación es cómo adaptar las tradiciones es-
pirituales y culturales que hemos heredado del pasado a las nece-
sidades de la vida actual.
Es preciso entender correctamente la relación que existe entre
el individuo y la sociedad. ¿Por qué debe el individuo servir a los
demás? ¿Qué derechos tiene la sociedad sobre el individuo? Al
analizar estas cuestiones, nos damos cuenta de que la persona
puede encontrar su plenitud sólo en la sociedad, pues, habiendo
nacido, crecido y vivido en la sociedad, termina su vida en ella. En
la palabra samajam o “sociedad”, sam quiere decir “unidad”, a sig-
nifica “ir hacia delante”. Entonces, samajan equivale a “ir hacia
adelante en unión”.
La sociedad puede verse como una flor de muchos pétalos. Ca-
da individuo es un pétalo. Todos los pétalos juntos le dan a la flor
su belleza. Sin los pétalos, no habría flor. De igual manera, cada in-
dividuo es un pétalo que compone la flor de la sociedad. Cada uno
debe manifestar la gloria de lo divino.
La sociedad también puede compararse con una carreta de
cuatro ruedas, que son: unidad (aikamatyam), control (svadhe-
nam), conocimiento (jñanam) y poder (shakti). Las cuatro contribu-
yen a que la sociedad vaya hacia adelante.
La verdad no cambia con el tiempo
¿Cómo deben formentarse las cualidades humanas? La socie-
dad está compuesta de individuos. Nadie puede ser una isla. Al vi-
vir entre otros seres humanos, el hombre debe sembrar las semi-
llas del amor, cultivar las plantas de la armonía y ofrecer los frutos
de la paz a la sociedad. De esta forma se manifiesta su humanidad.

136
En el Óctuple Yoga (Ashtanga Yoga), ésta figura como la primera
entre las diferentes disciplinas: Yama (control de los sentidos exter-
nos), Niyama (control de los sentidos internos), Asana (postura
sentada), Pranayama (control de la respiración), Pratyahara (desa-
pego de los sentidos), Dharana (concentración), Dhyana (medita-
ción) y Samadhi (comunión interna).
Yama exige la observancia de las siguientes prácticas: No vio-
lencia (ahimsa), verdad (satyam), no robar (astheyam), celibato
(brahmacharyam) y no codiciar (aparigraha). Estos son los cinco
valores humanos que deben cultivarse en el lenguaje del Vedanta.
Ahimsa no significa, como generalmente se cree, no causar da-
ño a otros. En realidad quiere decir que no se debe lastimar a na-
die con el pensamiento, la palabra o la acción. Esta es la más im-
portante de las cualidades humanas, y solo cuando se la ha culti-
vado, está uno capacitado para practicar y experimentar la verdad.
La verdad no significa la mera enunciación de los hechos como
uno los ve o conoce. La verdad es lo que no cambia con el tiempo.
Debe decirse con completa pureza de mente, palabra y cuerpo.
Astheyam significa abstenerse de robar lo que les pertenece a
otros. Ni siquiera el pensamiento de tomar la propiedad ajena de-
bería cruzar por la mente. Tampoco debe uno decirle a otro que co-
meta un robo. Este es el tercer valor humano.
El cuarto es el celibato o brahmacharya. La observancia de
brahmacharya significa que, sea lo que fuere que uno piense, diga
o haga, debe estar lleno de pensamientos sobre Brahmán, la Su-
prema Divinidad. Estar siempre inmerso en la conciencia de Brah-
mán es Brahmacharya. Todos los pensamientos, palabras y actos
deben estar dedicados a lo Divino. Cuando los pensamientos, que
son el preludio de la acción, están centrados en Dios, no tenderán
a desviarse.
El ego (aham) surge del Atma. Los pensamientos son produci-
dos por el ego y dan lugar al habla. De modo que todas las accio-
nes están basadas en el Atma. Cuando están santificadas porque
se las ha dedicado a Dios, sobreviene la conciencia de la unidad
con Brahmán (Aham Brahmasmni). Ese Brahmán es Prajña (la
conciencia constante integrada).
El hombre sufre de deseos insaciables

137
La quinta práctica es aparigraha, que usualmente se interpreta
como el no aceptar la propiedad de otro como don o dádiva. Pero
este no es el significado exacto. En realidad, se refiere a realizar
las acciones sin esperar ninguna recompensa, sin ninguna inten-
ción de adquirir algo y con un espíritu completamente desinteresa-
do. Hoy en día, debido a que todo se hace por interés propio y con
el deseo de adquirir riquezas, las acciones carecen de verdaderas
cualidades humanas. Hasta la adoración, las ceremonias religio-
sas, las peregrinaciones se realizan con ciertas expectativas y no
con un espíritu de devoción desinteresada.
Hoy las personas están totalmente inmersas en el interés pro-
pio. Sus deseos se multiplican de forma ilimitada y se están convir-
tiendo en seres demoníacos. No se conforman con tener lo nece-
sario para alcanzar sus objetivos básicos. Quieren acumular para
el futuro. Están llenos de preocupaciones y descontento. De esta
forma pierden su felicidad aquí y en el más allá. Los pájaros y las
bestias se contentan con lo que pueden obtener. Solo el hombre
sufre de deseos insaciables. Los pájaros y los animales no desean
acumular cosas o explotar a otros; el hombre sí es presa de estos
vicios. Olvida sus cualidades humanas naturales y se porta peor
que los animales. Al dejar estas tendencias a un lado, se manifes-
tará la divinidad inherente al hombre.
Las virtudes humanas no pueden adquirirse de otros. No se nu-
tren del mero estudio de los libros. Ni pueden obtenerse, ya culti-
vadas, de los maestros. Cada uno deben desarrollar esas virtudes
y experimentar la felicidad que surge como consecuencia de ello.
El mundo necesita con urgencia valores humanos. Se está in-
tentando promover estos valores en el campo educativo. Pero no
pueden promoverse por medios materialistas, mundanos o científi-
cos. Si no se desarrolla la devoción a Dios, no podrán surgir las cua-
lidades humanas. El primer requisito es la fe en Dios, pero en la ac-
tualidad se duda de la existencia de Dios. Aquellos que afirman que
Dios existe y los que lo niegan son igualmente incompetentes para
decir algo sobre Dios si no conocen nada de Su naturaleza.
Afirmar la existencia de lo que no existe es ignorancia. Negar
la existencia de lo que existe es una locura. Dios es omnipresen-
te. No es necesario buscarlo en ningún lado. Todo lo que vemos

138
es una manifestación de Dios. Dondequiera que nos encontremos
está Dios. No hay despropósito más grande que negar la existen-
cia de Dios cuando el cosmos entero da testimonio de su obra. To-
da la creación debe verse como una manifestación de Dios. Solo
con esta fe fundamental puede uno desarrollar la propia persona-
lidad humana.
Una vida recta lleva a la paz
Los valores humanos no pueden fomentarse simplemente repi-
tiendo las palabras “verdad” (sathya), ”rectitud” (dharma), ”paz”
(shanti), ”amor” (prema) y “no violencia” (ahimsa). Los Vedas de-
claran: “Habla la verdad, adhiérete a la rectitud” (“Sahyam vada
dharmam chara”). En la práctica de la rectitud (dharma) no debe
haber deseos secretos. Las acciones realizadas por razones se-
cretas causan ataduras. La verdad y la conducta correcta deben
observarse con intenciones puras. Las dos se basan en lo eterno.
Una vida recta lleva a la paz. El amor se experimenta en las pro-
fundidades de la paz y debe encontrar su expresión en la no vio-
lencia. Donde prevalece el amor, no hay lugar para hacer daño a
otros o actuar con violencia. Todos estos valores básicos deben de-
mostrarse en la práctica y no limitarse a la mera prédica.
La visión de los educadores está dirigida hacia afuera
Muchos educadores y rectores están presentes aquí hoy. Su vi-
sión está dirigida hacia afuera, hacia el mundo físico externo. A mí
me preocupa la visión interna. No es posible reconciliar la visión fí-
sica y la visión espiritual interna. El corazón no puede ser transfor-
mado mediante una clase en el aula. No se puede cambiar el mun-
do sólo predicando. Únicamente la acción y el ejemplo práctico
pueden fortalecer el impulso para lograr el cambio. Si uno lleva una
vida disciplinada, aprenderá la lección sin ninguna enseñanza. Las
personas seguirán el camino por impulso propio. Esto se aplica a
los valores humanos. Sólo si los practican maestros y ancianos, los
practicarán también los estudiantes.
Aquellos que desean impartir los valores de la verdad, la acción
correcta, la paz, el amor y la no violencia a otros deben primero
practicarlos ellos mismos de todo corazón. Es un error pensar que
se pueden infundir valores mediante la enseñanza. Ese aprendiza-
je no tendrá ningún efecto permanente. Los educadores deben re-

139
parar en esto. Si debe producirse una transformación en los estu-
diantes, el proceso tiene que empezar a una edad muy temprana.
Para difundir los valores humanos, es aconsejable mantenerse
lo más lejos posible de las autoridades del gobierno. No es posible
promover valores sagrados con la ayuda de las gobernantes. Algu-
nos líderes bien intencionados quizá formulen buenas propuestas,
pero el poder cambia frecuentemente de manos. ¿Qué sucede, en-
tonces, con los valores humanos? Es fundamental ser autosufi-
cientes y valernos por nosotros mismos. Solo si están libres de tra-
bas y son independientes podrán propagar estos valores sagrados
con libertad y eficacia. Los educadores deben tratar de crear un
cuerpo independiente para formular e implementar la política edu-
cativa, sin el control o las interferencias del gobierno. De ese mo-
do, la promoción de los valores humanos tendrá éxito.
Falta unidad en colegios y universidades
Si los educadores se unen, todo lo que se emprenda tendrá éxi-
to. Hoy en día no hay unidad en colegios y universidades. Si estu-
diantes y maestros están enfrentados, ¿cómo puede fomentarse la
integración nacional? Si no hay unidad ni armonía en el hogar, ¿có-
mo puede haber unidad en el país?
Los que están en el poder actúan según sus propios impulsos.
Pueden apoderarse de propiedades y empresas, pero no son capa-
ces de promover valores. Pueden ocupar templos y apropiarse de
los bienes que hay en ellos, pero no pueden ejercer ningún control
sobre Dios. Los gobiernos pueden controlar a los hombres, pero no
ejercen ningún dominio sobre las cualidades de los individuos.
Las instituciones educativas deben fomentar la parte espiritual
del individuo. Si los estudiantes adquieren valores humanos, es-
tos crecerán en los jóvenes por su propia cuenta. Los valores hu-
manos no pueden implantarse desde afuera. Están dentro de ca-
da individuo y tienen que manifestarse desde adentro. Necesita-
mos personas que provean el estímulo y el aliento para que se
expresen. Si entre todos promovemos el principio de que la divi-
nidad presente en cada persona es una y la misma, los valores
humanos surgirán naturalmente en cada individuo. Este sentido
de unidad espiritual precede la experimentación de la más alta
bienaventuranza.

140
El carácter debe empezar a formarse en la infancia
Las instituciones educativas deben enseñar a los estudiantes a
adherirse a la verdad y a desempeñar sus deberes como si fueran
una obligación sagrada. Los estudiantes no deben permitir que el
éxito o el fracaso afecte sus mentes de manera indebida. Debe in-
fundirse en ellos el valor y la confianza en sí mismos.
Dice un proverbio: “Dobla la rama y doblarás el árbol”. La for-
mación del carácter debe empezar con los niños en la más tempra-
na edad. Comiencen desarrollando valores humanos en la escue-
la primaria. Algunos se preocupan porque vivimos en un “estado
laico”. El laicismo realmente significa respetar por igual todas las
creencias. No debe sentirse odio hacia ninguna fe. No se debe
condenar o menospreciar otras creencias. Hace algún tiempo sur-
gió la idea absurda de que los centros educativos Sathya Sai eran
instituciones religiosas. Las instituciones educativas Sai están ba-
sadas en el respeto por todas las religiones. Están dedicadas a la
unidad y la armonía.
Cualesquiera sean los estudios que elijan seguir, no abandonen
la fe en Dios. Abandonar a Dios es dejar su vida misma. La vida es
Dios. La verdad es Dios. Todo lo que hagan como una ofrenda a
Dios será una expresión de valores humanos.
Los educadores y rectores reunidos aquí han llegado a algunas
conclusiones después de sus elevadas deliberaciones. Están fir-
memente convencidos de que deben fomentarse los valores huma-
nos sin importar las limitaciones que existan. Deben esforzarse en
la medida de lo posible por implementar esas resoluciones. Lo Di-
vino está instalado en sus corazones. Es suficiente si siguen los
impulsos de lo Divino. Seguro que lograrán sus objetivos. Si se for-
talece la fe en Dios, todos los valores se desarrollarán a su debido
tiempo. Sublimen sus vidas recordando, adorando y reverenciando
a Dios.

Discurso de Clausura del Simposio Nacional sobre Orientación


en Valores, pronunciado el 26 de septiembre de 1987.

El Señor ha provisto al hombre de un cuerpo y es por


eso que cada miembro y cada sentido merecen aten-

141
ción reverente. Cada uno debe ser usado para Su glo-
ria. El oído debe regocijarse cuando tiene la oportuni-
dad de escuchar las maravillosas charlas sobre Dios.
La lengua debe regocijarse cuando alaba a Dios. De
otra forma la lengua del hombre es tan ineficaz como
la lengua de los sapos que croan día y noche sentados
en la ribera del estanque.

–Baba

142
22. La búsqueda perenne
Aquello que la vista no puede percibir, pero que permite que los
ojos vean, “eso” es Dios. Lo Divino no puede ser captado por la
mente o descripto por la palabra. Lo Divino trasciende toda com-
probación. Él es Uno. “Yo soy Uno, que sea Muchos”. Los millares
de formas en el cosmos emergieron de este pensamiento interno,
de esa expresión de voluntad (sankalpa) del Uno. Para descubrir al
uno en los muchos, los sabios prescribieron para la humanidad los
senderos de la acción, la devoción (bhakti) y la adoración (upasa-
na) e señalaron mediante frases como “Tat-Tvam-Asi” (“Tú Eres
Aquello”) que se trata de un proceso de autorrealización.
Declararon que el individuo debe tomar conciencia de que el
mundo fenoménico es de hecho una imagen reflejada de sí mismo.
Pero el hombre, olvidando su verdadero Ser, se identifica con los ór-
ganos de los sentidos y se complace en realizar acciones erróneas
para obtener los placeres y dolores experimentados por los sentidos.
Cada hombre busca alcanzar la bienaventuranza (ananda) por
algún medio y se esfuerza para lograr este fin. Pero la felicidad pu-
ra lo elude, porque él no conoce su verdadera naturaleza ni sabe
dónde encontrarla. La bienaventuranza no puede encontrarse en el
mundo fenoménico o en los objetos materiales, como casas, dine-
ro y automóviles, ni puede obtenerse de los parientes. Si la biena-
venturanza que el hombre está buscando es su propia y auténtica
naturaleza, ¿de qué sirve buscarla en otra parte? La verdadera fe-
licidad consiste en reconocer la propia Realidad.
Los deseos sólo llevan a la miseria y a la frustración
Hoy el hombre está ansioso por conocer acerca de todo excep-
to de él mismo. Es capaz de ver todo lo demás, pero no su verda-
dero ser. Está atrapado en el engaño de que el mundo es diferen-
te del Uno que lo sostiene. Aunque lo que está viendo es la mani-
festación de Dios, dice que no puede ver a Dios. Este es el resul-
tado de la ignorancia. Todo lo que se ve, el acto de ver y el veedor
constituyen lo Divino. Si se comprende la unidad de este aspecto

143
trino de la Divinidad, se puede experimentar la verdadera biena-
venturanza.
En la actualidad el hombre es presa de ilimitados deseos. No
dan felicidad, porque los deseos se multiplican en el momento en
que se satisfacen. Lejos de traer satisfacción, los deseos solo lle-
van a la miseria y la frustración, pues nacen del engaño. Solo cuan-
do se destruya el engaño puede realizarse el Ser.
Hasta un sabio como Narada, que había dominado todos los
Shastras, estaba sometido al engaño, y fue a ver a Sanatkumara
(uno de los hijos mentales de Brahma) para averiguar cómo podría
experimentar la suprema bienaventuranza (Brahmananda). Le dijo
a Sanatkumara:
—¡Maestro! Deseo saber todo acerca de Brahmán y de cómo
puedo obtener la visión de Brahmán. Confiéreme esta bendición.
Cuando Sanatkumara le preguntó a Narada cuáles eran sus mé-
ritos para recibir este mensaje, el sabio detalló su dominio de los Ve-
das y las escrituras, y proclamó su capacidad de exponerlos. Sanat-
kumara sonrió y le preguntó si sabía algo más. Narada respondió:
—Si he dominado todas las escrituras y reconocido que lo Divi-
no es la base de todas ellas, ¿qué otra cosa hay que conocer?
¿Cuál es el misterio oculto acerca de Brahmán?
—¡Amado hijo! Si con todo este conocimiento, tú no has sido
capaz de experimentar lo Divino, debes indagar en la razón de tu
fracaso —dijo Sanatkumara—. Dios no puede ser reconocido por
las indagaciones intelectuales ni por el estudio de las escrituras. El
único medio es la devoción (bhakti). Órale a Dios con profunda de-
voción. Entonces tendrás la visión de lo Divino.
Desarrollen el sentimiento de entrega total
El hombre ha logrado destacarse en la esfera intelectual y en
los conocimientos científicos y técnicos, pero no puede realizar a
Dios por medio de estos logros. Solo alcanzan lo Divino aquellos
que sienten una devoción pura y desinteresada. El Señor respon-
de sólo a ese amor puro y centrado, y a esa devoción total. Los
buscadores deben encontrar esa clase de devoción. Hoy en día las
personas tienden a recordar a Dios cuando están en problemas y
lo olvidan cuando están felices y cómodos. Con esta devoción de
medio tiempo, los hombres aspiran a los frutos de la devoción de

144
tiempo completo. ¿Cómo pueden obtener estos frutos? Deben de-
sarrollar el sentimiento de entrega total a lo Divino y dedicar todos
sus actos a lo Divino.
¿Qué significan las ofrendas (yagas) y los sacrificios (yajñas)
que se están llevando a cabo? El propósito de estas ceremonias es
realizar al omnipresente Divino con diversas actividades y rituales.
La parte devocional de bhakti (devoción a Dios) tiene nueve formas
de adoración del Señor. Escuchar (shravanam) las historias de
Dios; cantar su gloria (kirtanam); recordar Sus nombres (vishnus-
maranam); el servicio a los pies del Señor (padasevanam); la pos-
tración ante el Señor (vandanam); ofrecer adoración al Señor (ar-
chanam); el servicio al Señor (dasyam); cultivar la amistad con el
Señor (sneham); y la entrega (Atmanivedanam). Si alguna de es-
tas formas de adoración se practica con fe plena, se puede experi-
mentar lo Divino. El requisito primordial para realizar a Dios es un
amor puro e intenso.
El ego es la barrera para experimentar lo Divino
El egoísmo (ahamkara) y el apego (abhimana) han aumentado
excesivamente entre las personas. Mientras haya egoísmo, es im-
posible experimentar lo Divino. El egoísmo y la envidia deben arran-
carse por completo. Aquellos que no pueden soportar ver a los otros
felices no tienen nada bueno. Solo obteniendo alegría de la felicidad
de los demás se puede manifestar la devoción pura. Debemos pre-
servar y fomentar los beneficios de nuestra antiquísima cultura,
adaptando las antiguas tradiciones a la situación actual. Esta es una
de las obligaciones principales de las Instituciones Sai.
En el decimoctavo canto del Bhagavad Gita, el Señor declaró:
“Ishvara mora en la región del corazón de todas las cosas vivien-
tes”. Esto significa que uno debe ver lo Divino en cada ser. Cuan-
do hablan acerca de alguien o aman a alguien, piensen que están
hablando de Dios y amando a Dios. Desarrollen esta sagrada acti-
tud. Si, por el contrario, consideran a la Divinidad diferente de sí
mismos y llevan una existencia basada en las diferencias, estarán
desperdiciando su vida. Los pujas (cultos), japas (repetición del
nombre sagrado) y la meditación (dhyana) tienen su lugar en la
adoración. Pero no deben limitarse a ellos. Deben ir más allá, has-
ta la etapa de la realización en Dios. Deben avanzar pasando de

145
los rituales a la meditación (upasana), de la meditación al autoco-
nocimiento (jñana). Es decir que deben pasar del dualismo (dvaita)
al dualismo calificado (visishtadvaita), y de allí, al no dualismo (ad-
vaita). Si no logran la experiencia de la no dualidad, no podrán en-
tender la verdadera naturaleza del Atma.
Intenten comprender la vida espiritual
Durante años han estado escuchando discursos acerca del Atma
y de Brahmán. Pero no han hecho ningún intento de comprender lo
que es la vida espiritual. ¿De qué les sirve sumergirse en objetos
materiales y placeres sensoriales que son triviales y transitorios? De-
ben esforzarse por ir dominando gradualmente sus sentidos; si no lo
logran, no obtendrán paz verdadera ni bienaventuranza duradera. El
amor a Dios es el medio seguro para alcanzar esta bienaventuranza
divina y perenne. La esencia del estudio de los Shastras, Puranas y
Vedas es cómo desarrollar amor a Dios. Si este amor no existe, to-
dos estos estudios no valen nada. Los ejercicios espirituales que ca-
recen de amor a Dios son como frutos sin jugo.
Lo Divino está totalmente libre de preferencias y aversiones. Todo
lo que el Avatar o encarnación divina piensa, dice y hace es entera-
mente para el bienestar del mundo y para darle felicidad a la humani-
dad. La forma en que actúa lo Divino debe comprenderse correcta-
mente. A veces a alguien le puede parecer que Swami está enojado
o es brusco. Esto es totalmente erróneo. Swami parece mantenerse
alejado de algunas personas cuando siente que siguen caminos equi-
vocados que pueden afectar negativamente su futuro. La única inten-
ción es corregir a los devotos descarriados. Por no darse cuenta de
ello, la gente se deja llevar por preocupaciones y dudas diversas.
Actúen siempre con una mente pura
Solo un espejo limpio puede reflejar una buena imagen. Si el
espejo no está limpio, tampoco lo estará el reflejo. Del mismo mo-
do, para experimentar lo Divino, es necesario tener un corazón pu-
ro. La pureza de corazón es el resultado de la pureza de pensa-
miento, palabra y acción. Sea lo que fuera que hagan –un bhajan
o cualquier otra acción–, deben actuar con una mente pura y con
absoluta concentración.
Hoy en día se habla en todos lados de los términos “caridad”
(dana), “rectitud” (dharma) y “sacrificio” (tyaga). Pero hay una gra-

146
ve equivocación acerca de lo que significa la caridad o el sacrificio.
Cuando uno prescinde de una suma de dinero para dárselo a al-
guien que se ha acercado a pedir ayuda, el dinero entregado no
debe considerarse un acto de caridad o un sacrificio, sino el cum-
plimiento de una obligación preexistente. Nadie pide ayuda a me-
nos que tenga un derecho que proviene del pasado. Y la persona
que ofrece “ayuda” en realidad está pagando una vieja deuda. Si
se negara a ayudar, estaría rehusándose a cumplir con una obliga-
ción que todavía existe. De la misma forma, la riqueza del conoci-
miento (jñana) que hemos recibido es un don de lo Divino. Debe
ofrecerse a Él en la forma de servicio.
Un gran devoto una vez rogó: “¡Oh, Señor!, te estoy ofreciendo
el corazón que me has dado. No puedo correr a tu santuario para
ofrecerte adoración. Por favor, acepta mis ofrendas llenas de devo-
ción desde el lugar donde me encuentro. Todo lo que tengo ha ve-
nido de ti. No hay nada que pueda considerar mío propio”.
Esfuércense siempre por disminuir sus deseos
¡Estudiantes! Los jóvenes de hoy están tomando el camino
equivocado y corrompen la sagrada y preciosa vida que se les ha
concedido. De los miles de especies de seres vivos, ninguna pade-
ce la enfermedad de los deseos insaciables tanto como el hombre.
Hay un límite a los deseos en los pájaros y los animales. Pero el
hombre, que es considerado el ser más elevado de la creación, se
comporta peor que los demonios. Debería disfrutar de la mayor bie-
naventuranza y paz, pero es víctima de la pena y la preocupación
debido a sus deseos sin límite. Cada uno debe esforzarse en todo
momento por disminuir sus deseos.
El renunciamiento (vairagya) no significa simplemente dejar el
apego a la casa y a otras formas de riqueza. El verdadero renuncia-
miento consiste en abandonar todos los malos pensamientos. Es
igual al yoga. Para librarse de los malos pensamientos no hay ne-
cesidad de dejar el hogar y las riquezas, e internarse en la selva. El
autoexamen y el autocastigo son tan importantes como la autorrea-
lización. Si tienen malos pensamientos, deben decirse: “¡Ay, estos
pensamientos han venido a causa de mi mala alimentación. Voy a
ayunar para librarme de estos malos pensamientos”. Esta es la me-
jor manera de castigar a la mente. Es el proceso de autocorrección

147
que se debe adoptar para controlar los pensamientos.
Dharmaja es castigado por violar el dharma
He aquí una historia para ilustrar cómo nadie puede evitar el
castigo por violar el dharma, cualesquiera sean sus razones. Dhar-
maja, el mayor de los Pandava, era la personificación misma del
dharma. Pero, por sugerencia de Krishna, al hacer la afirmación
“Ashvattama hathah kunjarah” (“Ashvattama ha sido muerto... el
elefante), bajó la voz mientras pronunciaba la palabra kunjarah. Se
trataba de un truco. (La intención era hacer que Drona, el padre de
Ashvattama, abandonara la lucha al escuchar las palabras “Ashvat-
tama hathah” de boca de Dharmaja, mientras que la palabra kunja-
rah se agregó con la intención de hacer que la declaración de Dhar-
maja pareciera veraz, es decir, que se había matado a un elefante
llamado Ashvattama en la batalla. La palabra pronunciada después
de anunciar la muerte de Ashvattama no sería audible para Drona,
ya que fue dicha en voz baja). Por esta ofensa, Dharmaja tuvo que
pasar un breve tiempo en el infierno Naraka. Esto demuestra que el
adharma no debe mezclarse en lo más mínimo con el dharma. De
lo contrario, no podrá evitarse el castigo consiguiente.
El solo hecho de alabar a Rama como la encarnación del dhar-
ma no lo vuelve a uno recto. La rectitud debe demostrarse en la ac-
ción. Deben alegrarse por seguir el dharma; no lo sientan como un
peso. Hoy en día muchos que se llaman devotos no manifiestan
ninguna de las marcas de la verdadera devoción. Se precian de es-
tar ofreciendo todo a Swami. Si así fuera, ¿por qué habría mala vo-
luntad entre los devotos? Se quedan con todos sus sentimientos
malos y me ofrecen sus dulces palabras. Ofrézcanme sus malos
pensamientos y tomen de mí mis buenos pensamientos. Si me en-
tregan estos malos pensamientos, no los van a llevar a acciones in-
correctas. Si los retienen, les molestarán. En un circo, el león no
hace ningún daño cuando está con el domador. Pero será peligro-
so para otros cuando estén cerca de él.
Cada uno debe comprender cómo se debe portar en la vida dia-
ria –lo que debe hacer y lo que debe evitar– y tratar de vivir en con-
secuencia. No hay que causar disgustos a otros ni herir sus senti-
mientos. En la medida de lo posible, deben practicar el autocontrol
y sentirse satisfechos con lo que tienen. Traten de satisfacer a los

148
demás y hacer que se sientan felices. Está mal dedicarse al chis-
morreo y hacer comentarios acerca de los asuntos o acciones de
otra persona.
Traten de conocer la verdad acerca de sí mismos
Una vez un devoto se me acercó con una pregunta acerca de
la siguiente declaración de Adi Shankara: “Brahma Satyam Jagan
mitya” (“Solo Brahmán es verdadero; el mundo es una ilusión”). El
devoto quería saber por qué este mundo, que era tan real para él
y en el cual tenía todas sus experiencias, podía ser llamado mitya
(“ilusión”). Me preguntó:
—Swami, he aquí la declaración de Shankaracharya. ¿Qué es
real y qué es irreal?
—Deja a Brahmán con Brahmán, y al mundo del engaño consi-
go mismo —le respondí—. Primero trata de encontrar la verdad
acerca de ti mismo. ¿Por qué molestarte acerca de Brahmán y del
mundo cuando ni siquiera sabes lo que eres? Averigua si tú eres
real o no. Tú eres real hasta el momento de la muerte. No necesi-
tas ir más lejos que eso. Solo piensa en lo que sucede cuando es-
tás profundamente dormido. En ese estado, ¿eres real o irreal? En
el sueño, no estás consciente de tu existencia. No tienes concien-
cia de si estás vivo o muerto. No es ni real ni irreal. Mitya se aplica
a este estado de realidad-irrealidad (sat-asat). Cuando te conozcas
a ti mismo y reconozcas lo mitya que tú eres, mirarás al mundo co-
mo mitya (un mito).
Otro devoto que vino con él, me dijo:
—Antes de llevar la clase de vida que tengo ahora, prefiero aca-
bar con mi existencia.
Y agregó que estaba acosado por muchas dudas. Yo le dije:
—¿Qué es lo que sufre por esas dudas? La mente. Deseas po-
ner fin a tu vida debido a las fallas de tu mente. Esto significa que
estás castigando al cuerpo por las ofensas de la mente. Comete-
rás un grave error si castigas el cuerpo inocente por los crímenes
de una mente errante.
El devoto se apenó y me rogó que lo perdonara.
Esta es la clase de actitud equivocada que prevalece hoy. El
verdadero espíritu de indagación está ausente. Se desarrolla el in-
telecto, pero no las buenas cualidades. Tomando conciencia de su

149
propia divinidad inherente, uno debe esforzarse por nutrir las virtu-
des divinas. Para esto, debe comenzar por desechar las malas
cualidades. Entonces, habrá lugar en el corazón para los buenos
pensamientos. Dios no residirá en un corazón lleno de falsedad.
Hay que expulsar el engaño del corazón. Purificar el corazón es la
más elevada forma de adoración. Solo entonces puede experimen-
tarse lo Divino y compartirse con otros la bienaventuranza de esa
experiencia.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra,


el 27 de julio de 1987.

150
23. Hagan conocer los Vedas
Cuando Shri Krishna declaró en el Gita que el Señor desciende
como Avatar para castigar a los malvados y proteger a los buenos,
no quiso decir que el propósito de los avatares fuera destruir a los
malhechores. El mal se refiere a los malos pensamientos que es-
tán en cada persona y que deben eliminarse. El dharma es la Divi-
nidad misma. Los Vedas buscan promover los buenos pensamien-
tos, eliminar las ideas malas y ayudar a la humanidad a llevar una
vida buena. Por este motivo, deben atesorarse y difundirse.
Si la humanidad acata los mandatos transmitidos en los Vedas
y los Shastras, se liberará de la aflicción. La mayoría de nuestros
problemas surgieron debido a que hemos olvidado los Vedas. La
tierra siempre ha tenido la fuerza de gravedad. Pero el científico
Newton llevó a cabo ciertos experimentos y descubrió esa atrac-
ción gravitacional del planeta. La tierra tenía esta fuerza antes del
descubrimiento de Newton. De la misma forma, los sabios védicos
habían realizado investigaciones espirituales sobre la base de los
Vedas. Aunque sus hallazgos fueron difundidos en la India, no se
puede decir que los Vedas no pueden encontrarse en ningún otro
lugar. Los Vedas abarcan el mundo entero y son inmanentes en to-
das partes. Los indios no pueden negar la verdad acerca de la fuer-
za de gravedad solo porque un extranjero como Newton la descu-
brió. Del mismo modo, las personas que viven fuera de la India no
pueden negar la validez de los Vedas porque fueron los indios los
que descubrieron su verdad.
Declinación del respeto por los Vedas en la India
De hecho, muchas personas en otros países respetan los Ve-
das. Max Mueller estudió a fondo el origen y contenido de los Ve-
das y escribió varias obras acerca de ellos. Analizó a conciencia los
Vedas para comprender el significado de los himnos y dedicó su vi-
da entera a estos estudios. Max Mueller llegó a ser conocido como
“Mokshamula”.
Lamentablemente, en la actualidad los indios no aprecian los

151
Vedas tanto como los extranjeros. En la India, mientras la miseria
crece, declina el respeto por los Vedas, que habían sido la fuente
de su prosperidad. Los brahmanes, como clase, deben considerar-
se responsables de que haya disminuido el interés por los Vedas.
Si se hubieran preocupado por cuidar los Vedas de la manera apro-
piada, la nación no estaría sumida en estos días aciagos. Por lo
menos ahora deberían abrir los ojos y tratar de fomentar su estu-
dio de la forma correcta.
En las Instituciones Educativas Sai, los estudiantes –desde la
primaria hasta el nivel de doctorado– estudian los Vedas. Como en
la mayoría de las otras instituciones educativas permiten que los es-
tudiantes se descarríen, la nación está hundida en la confusión y el
caos. La gente tiende a hablar de una manera y a actuar de otra.
Esta dicotomía ha traído como consecuencia el desprecio por los
Vedas. Si los que ejercen cargos de responsabilidad no viven de
acuerdo con sus palabras, ¿cómo puede el pueblo tener fe en ellos?
No tengan temor a difundir los Vedas
¡Encarnaciones del Amor Divino! Cada individuo debe prometer
que difundirá los Vedas. El bienestar de la nación y la prosperidad
del mundo dependen de estas escrituras. Dentro de otros diez o
veinte años, hasta las pocas personas que poseen el conocimien-
to védico podrían ya no estar. Por eso urge tomar medidas para
proveer los recursos y el estímulo para difundir los estudios védi-
cos. Los Vedas no deben usarse como un medio para ganarse la
vida, sino como una forma de establecer una conexión con lo Divi-
no. No deben emplearse para entretener al público. Aquellos que
han estudiado los Vedas deben dedicar la vida a difundirlos. Solo
entonces estarán contribuyendo a la restauración de la gloria de la
antigua herencia de Bharat.
Hoy en día se están abandonando todas las ceremonias pres-
criptas por los Vedas. La mayoría de las personas dedica su tiem-
po a supersticiones sin sentido. ¿Cuántos son los que se adhieren
a los mandatos de los Vedas? La gente debe estar preparada pa-
ra seguir esos mandatos aun a costa de sus vidas. Los Vedas de-
ben ser considerados la vida misma. Solo aquellos que tengan es-
ta determinación y convicción están capacitados para propagarlos.
Sean valientes y no teman difundir los Vedas entre la gente. Si es-

152
tán proclamando la verdad, ¿por qué deberían sentir temor? Solo
aquellos que predican falsedades deben tener miedo. ¿Está su vi-
da en peligro? ¿Y qué pasa si se les va la vida en ello? No hay na-
da más noble que entregar la vida en defensa de los Vedas. Con
ese espíritu de inquebrantable determinación deben emprender la
restauración del conocimiento de los Vedas. Practiquen los que
predican, e impartan el conocimiento a otros.
Los Vedas están presentes en todo
Todos los seres humanos deben reverenciar los Vedas. Son la
base de la vida. Cada acto de la vida diaria tiene sus raíces en los
Vedas. Aunque no lo sepan, los Vedas están presentes en todo. En
el yajña, Sri Narayana mismo apareció como la encarnación de los
Vedas.
El yajña es la manifestación de Narayana. Yajña quiere decir
“sacrificio” (tyaga). El sacrificio realmente significa abandonar to-
dos los malos pensamientos, el egoísmo, las cualidades negativas,
los deseos impuros y las malas acciones. Solo entonces se expe-
rimentará la visión de lo Divino. En una mente vacía, se puede po-
ner cualquier cosa. Pero ¿cómo vaciar un cerebro que está lleno
de toda clase de basura? Y, si no se vacía, ¿cómo pueden encon-
trar lugar los pensamientos puros? Sus corazones están llenos de
todas clase de sentimientos. ¿Cómo pueden llenarlos con el néc-
tar de los Vedas? La obligación principal de cada uno es trabajar
por la restauración de los Vedas y vivir de acuerdo con los manda-
tos védicos.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra,


el 28 de septiembre de 1987.

153
24. La adoración del Pranava Om
(Pranavopasana)
¡Escuchen el Pranava que emana
del corazón del Cosmos!
Llenen intensamente sus oídos
con sus reverberaciones.
Sepan que es el árbol colmador de deseos
el que cumple todos los deseos.
No olviden estas sabias palabras que dan buen consejo.

“Entre los Vedas, Yo soy el Sama Veda” (“Vedanam Sama Ve-


dosmi”), proclamó el Maestro del Gita, Shri Krishna. “La esencia de
los himnos del Sama Veda es el Udgitha” (“Samana Udgito Rasa-
ha”), declara el Chandyoga Upanishad. Udgitha significa el Prana-
va. La esencia del Sama Veda es el Pranava Om. El Pranava es el
aliento vital. Las escrituras también declaran que el Omkara –la sa-
grada sílaba Om– es el mantra supremo de los Vedas (Omkaram
Sarva Vedanam). De esto se deduce la gran importancia que tiene
el Omkara para los visionarios y el significado fundamental que se
le atribuye.
La sílaba Om se destaca entre las letras del alfabeto. Simboli-
za el Param Atma, el Supremo Omni-Ser. El Sama Veda es la per-
sonificación del Pranava.
La música en el Sama Veda
El sabio Vyasa primero le enseñó el Sama Veda al Maharishi
Jaimini. Después se transmitió a varios discípulos sucesivamente,
y, en el proceso, se desarrolló en muchas ramas (sakhas). De las
mil ramas que surgieron del Veda, solo tres han sobrevivido entre
sus practicantes. Las otras se han perdido con el tiempo. Estas tres
ramas son: el Kouthuma, practicada por los Nagar Brahmanas en
Gujarat; el Ranayani, con adherentes en Maharashtra; y el Jaimini,
seguido por un grupo de Karnataka. No hay grandes diferencias
entre las ramas Kouthuma y Ranayani. “Ha”, “Hu”, “Ra”, “Ni” son sí-

154
labas importantes para las ramas Kouthuma y Ranayani. Para es-
ta última rama, las principales sílabas son “A A”, “U U”, “Ra” y “Ni”
(los sonidos se alargan durante la recitación).
Aunque breve, el Jaimini sakha tiene más importancia que
otros. Es de base amplia y más atractivo debido al énfasis en la for-
ma musical. Hay dos versiones: los himnos selváticos (Aranyi) y los
himnos musicales (Ganam). Estos himnos incluyen cuatro clases
de cantos: Gramina ganam, Aranyaka ganam, Uhaganam y Uhya-
ganam. Los Gramina o cantos pueblerinos son aquellos que solían
cantar los aldeanos mientras realizaban sus actividades diarias o
en las danzas grupales durante los festivales. Disfrutaban cantan-
do esas canciones. Entonaban los cantos Aranyaka cuando lleva-
ban el ganado a la selva a pastar. Cantaban a viva voz, sin inhibi-
ciones. Sentados debajo de un árbol, se deleitaban entonando es-
tos cantos de alabanza al Señor.
Los Uhaganam se parecen a la música del cine actual. El can-
tante expresaba el estado de ánimo que transmitía la canción –fue-
ra de alegría o de dolor– con modulaciones artificiales de la voz.
Carece de verdadero sentimiento.
Uhyagana es el tipo de canto en el cual el cantante da paso a
sus emociones y disfruta tanto de cantar, que busca comunicar su
alegría a otros. El Sama Veda le ha dado al mundo estas cuatro
clases de música.
El Pranava está presente en cada ser viviente
El mantra del Pranava es más elevado que toda esta música.
Todo lo penetra. Es omnipresente. No hay un solo momento en que
no estemos escuchando este Pranava. No podemos vivir sin él ni
un segundo. El Pranava está presente en cada ser viviente. Es el
sonido primordial sobre el cual se basan todos los demás sonidos.
El Pranava ha sido considerado igual que Brahmán, el Ser Cósmi-
co. El Gita ha declarado el Om como el monosílabo que represen-
ta a Brahmán. Así como el Om todo lo penetra, lo mismo ocurre con
Brahmán. El aforismo védico “Ayam Atma Brahma” (“Este Atma es
Brahman”) señala que ese Atma y Brahmán son uno y el mismo.
Por ende, Om, Brahmán y Atma significan la misma entidad.
La refulgencia y lo refulgente en el estado de ensueño
Cada ser humano experimenta cuatro estados de conciencia

155
en la vida diaria: 1) jagrat o estado de vigilia; 2) svapna o estado
de ensueño; 3) sushupti o estado de sueño profundo; y 4) turiya,
el más alto estado de conciencia. En el estado de vigilia, uno ve y
experimenta el mundo fenoménico a través de los cinco alientos
vitales, los sentidos, la mente, el intelecto y el ego. También están
las cinco envolturas del cuerpo. Todos estos juntos sirven para dar
cuenta de la experiencia del mundo fenoménico en el estado de
vigilia. Sin el Atma, el estado de vigilia o la experiencia del mundo
fenoménico no puede existir. Por eso, el Atma en este estado se
conoce como Vishva. También es llamado Vaishvanara o Viratpu-
rusha. Se dice que Krishna le reveló a Arjuna Su forma cósmica o
Vishvasvarupa. En realidad, significa que Krishna le demostró a
Arjuna que lo Divino está presente en todas partes, en todas las
cosas, en todo momento. El cosmos entero es una proyección de
lo Divino.
El Atma que aparece en el estado de vigilia como el cosmos fe-
noménico en su forma densa, aparece en el estado de ensueño en
su forma sutil (sukshma). Los objetos y formas que se experimen-
tan en el estado de ensueño tienen realidad solo en ese estado.
Carecen de existencia en otros estados. Todas las alegrías y las
aflicciones experimentadas en el estado de ensueño son experien-
cias únicas del Atma que se han creado por sí solas. Si diez per-
sonas están durmiendo en una habitación, sus experiencias en el
ensueño son únicas para cada persona y no tienen nada en co-
mún. Esto significa que cada persona crea su propio estado de en-
sueño y experimenta sus propios sueños.
Hay una luz que brilla en el estado de ensueño. Se conoce como
tejas. Al Atma como el experimentador en este estado se lo llama El
Refulgente (Taijasa). Aparte de los sueños, la presencia de Taijasa
puede demostrarse con un ejemplo simple. Cuando cerramos los
ojos, decimos que está oscuro y no podemos ver nada. ¿Quién es
ese que puede sentir esta oscuridad? Hay una entidad que experi-
menta la oscuridad cuando los ojos están cerrados y la describe co-
mo oscura y negra. A esa entidad se le dice Taijasa debido a que es-
tá presente como una luz interna durante el estado de ensueño.
Prajña es el estado de bienaventuranza permanente
En el tercer estado, el de sushupti, la experiencia de los esta-

156
dos de vigilia y de ensueño está ausente. Es el estado de sueño
profundo. Todos los sentidos están fundidos en la mente, y no pue-
de verse ni imaginarse nada. En este estado sólo existe la concien-
cia integrada o prajña. Es gracias a prajña que uno es consciente
de este estado. Todos los órganos de los sentidos están totalmen-
te inactivos. Solo continúa el proceso de respiración. Debido a praj-
ña, uno es consciente de la continuidad del Ser en el estado de
sueño profundo y experimenta un sentimiento de bienaventuranza.
Con todos los sentidos aquietados, solo el Ser está consciente
en la forma de prajña manifestado en la respiración. Por eso los Ve-
das han declarado: “Prajñanam Brahma” (“Prajña, la Conciencia
constante integrada, es Brahmán”). Prajña es el estado de la biena-
venturanza inmutable y permanente descripta por los Upanishads.
Es la entidad permanente que existe por igual en el estado de vigi-
lia como el cuerpo; en los sentidos, como el Motivador interno (an-
tahkarana), y en el estado de sueño profundo, como el Atma. Por
esta razón se la llama Conciencia Constante Integrada. No es dife-
rente de Brahmán o del Atma. Podría surgir la duda de que ni Brah-
mán ni el Atma son visibles. Pero al entender lo que es el Pranava,
se puede experimentar la identidad de Brahmán y del Atma.
¿Cómo conocemos y oímos el Pranava? No es perceptible. Es
algo que debe ser absorbido. Todo lo que se ve en el universo visi-
ble, todo lo que se oye en el reino del sonido, las múltiples experien-
cias del corazón, todas ellas están subsumidas en el Pranava. Has-
ta en el estado de sueño profundo, el proceso de inspirar y espirar
continúa sin cesar. Aquello que sostiene el proceso de respiración es
el Omkara, que así proclama su identidad con Brahmán y el Atma.
El cuarto estado es el silencio o Turiya. Este es un estado de
completa e inefable bienaventuranza en el cual solo se experimen-
ta la Conciencia Universal. Está más allá de toda descripción.
El Omkara visto como el Brahma de cuatro caras
Además de los cuatro estados de conciencia, el Omkara tam-
bién tiene cuatro elementos constituyentes: A-kara, U-kara, Ma-ka-
ra y Adhiratha (el sonido del zumbido, mmm...).
A-kara, la “A”, primero y principal sonido del Omkara, es la pri-
mera letra del alfabeto. En el estado de vigilia, es considerada
una manifestación de la Forma Cósmica o Viratpurusha y se la

157
personifica como Vishva, el poder que gobierna y sostiene el
mundo fenoménico.
La “U” es la sílaba que representa el estado de ensueño. Es el se-
gundo sonido del Omkara. Tiene la forma de la refulgencia o Tejas.
El tercer sonido es “Ma” o “M”. Representa el estado de prajña
(conciencia integrada). Revela el significado interno de todo. Tam-
bién se conoce como la entidad unificadora, el Antaryami, el Con-
tralor Interno, el Sutratmaka (el Coordinador átmico). Estos nom-
bres diferentes indican que el Atma es el Morador Interno en todos
los seres. No tiene forma. “Ma” significa esta profunda verdad. Una
vez combinados los sonidos “A”, “U” y “Ma” o “M”, emerge el cuar-
to sonido: el que se oye en el estado de turiya o silencio. Es la vi-
bración “mmm...”, conocida como Adhiratha.
Como el Omkara tiene cuatro sonidos, se lo considera el Brah-
ma de cuatro caras. También se lo describe como Shabda Brah-
mán, Brahmán en la forma del sonido cósmico. El sonido cósmico
(Shabda Brahmán) contiene el Gana Brahman o Brahmán como la
música. El sonido cósmico está presente en todo. Por eso, es el
primero entre los ocho poderes cósmicos atribuidos a lo Divino.
Comprendan el significado interno del Sama Veda
Solo cuando se comprende y experimenta el significado espiri-
tual único del Omkara y se toma conciencia de que todo lo que uno
lee o escucha emana del Pranava, se puede entender el significa-
do interno del Sama Veda. Se puede conocer el poder cósmico del
sonido una vez que se comprenden apropiadamente el Sama Ve-
da y el Pranava. Este conocimiento no puede obtenerse por la ex-
ploración externa. Debe adquirirse desde adentro. Si la fuente de
toda luz y de todo sonido, el Pranavasvarupa, está dentro de uno,
¿de qué sirve buscarla afuera? El primer requisito es tener fe en
que el Señor, que se manifiesta en el sonido cósmico, está presen-
te dentro de todo en la forma del Pranava (Pranavakara).
Con el fin de alimentar esta fe, es necesario renunciar al len-
guaje impuro. No hay que emplear malas palabras ni escuchar ha-
bladurías. Tampoco hay que hablar en exceso. Las charlas ocio-
sas, los chismes, las calumnias y las murmuraciones deben dejar-
se totalmente de lado. Hay una gran energía en el poder del habla,
que no debe malgastarse de ninguna forma. Esta es la disciplina

158
suprema que debe cultivarse en la vida diaria.
La vida humana es un largo mantra
Este es el gran mensaje del Sama Veda. Proclama la divinidad
y el deleite inherentes a las palabras y los sonidos que son sagra-
dos y puros. Lo que decimos no debe causar dolor a nadie. El que
se dedica a las habladurías es menos que humano.
Cuando se pronuncian sonidos sagrados, como los mantras,
debe entenderse su significado. De otra forma, la repetición del
Nombre divino se vuelve un ritual mecánico. Incluso la vida huma-
na es un largo mantra. También es un tantra, una técnica espiritual.
Y, además, un yantra, un dispositivo geométrico simbólico y espiri-
tualizado. Un don tan sagrado debe utilizarse de manera digna.
Hoy en día, solo se destacan uno o dos de los Vedas. Debemos
esforzarnos por devolverles toda su plenitud y su gloria tomando
conciencia del nectarino valor de su mensaje. Recobremos la fe en
lo Divino y hagamos de la devoción a Dios el sostén de la esperan-
za en nuestra vida. Sin devoción, toda nuestra educación carece
de valor.
La devoción y el sacrificio
¡Encarnaciones del Amor Divino! El hombre necesita, sobre to-
do, dos cualidades: devoción a Dios y espíritu de sacrificio. Sin sa-
crificio no puede haber devoción. El sacrificio es la llave para la in-
mortalidad. El hombre está atrapado en los lazos del egoísmo y el
egocentrismo. ¿Cuánto tiempo durarán estos apegos? ¿Por qué
sacrificar la bienaventuranza duradera de una vida orientada hacia
la divinidad por los mezquinos oropeles de las posesiones munda-
nas? Dedíquense a servir a la humanidad con un espíritu de dedi-
cación y sublimen sus vidas.
Sin duda, el trabajo es importante para ganarse la vida. Pero
deben estar preparados incluso a sacrificarlo para servir a la nación
y defender la verdad, con fe en Dios. Todas las posesiones y las re-
laciones son transitorias. Solo dos cosas permanecen: la rectitud
(dharma) y la buena reputación (kirti). Esta última se obtiene solo
mediante las buenas acciones propias, no como un obsequio de
otros. Eviten todo lo malo y busquen la compañía de los buenos.
Sean buenos en pensamiento, palabra y obra.
Tomen conciencia de la omnipresencia de lo Divino en la forma

159
del Omkara tal como se proclama en el Sama Veda. Practiquen la
meditación sobre el principio del sonido primordial (Omkara Upasa-
na), conscientes de que lo Divino es omnipresente, y alcancen la
fusión con lo Divino como meta del nacimiento humano.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra,


el 1 de octubre de 1987. 25.

160
25. Lo que deseo es la transformación
Hoy finaliza el Veda Purusha Yajña con la realización de la
ofrenda final en el fuego ritual (Purnahuti). En el Yajña deben ofren-
dar sus malos pensamientos, malos deseos y malas acciones. Es-
to es más importante que cualquier otra cosa. Hoy las personas no
proceden así. Han escuchado cientos de discursos durante los úl-
timos cuarenta años o más. Pero su mente permanece donde se
encontraba. Poco han cambiado sus actitudes o sus acciones. Tie-
nen la cabeza llena de información espiritual y conocimiento libres-
co, pero no han hecho ningún intento de llenar el corazón de amor.
Muchos han vivido en este ashram durante años y han asistido a
muchos festivales y funciones aquí, pero no ha habido ningún cam-
bio en sus vidas. No han inscripto el mensaje de Swami en sus co-
razones.
Si no se produce ninguna transformación espiritual en su forma
de vida durante estos años, serán culpables de haber desperdicia-
do energía, tiempo y oportunidades. Han estado concurriendo a
Prashanti Nilayam durante muchos años y han escuchado los dis-
cursos de Swami. Pero sus deseos parecen estar creciendo mien-
tras que el espíritu de renunciación (tyaga) no se ha desarrollado
en lo más mínimo. ¿No deberían tratar de dominar sus deseos de
alguna forma? Viven en el ashram, pero sus pensamientos están
con la familia (samsaram). Esto no es ninguna práctica espiritual
(sadhana). En algún momento tendrán que abandonar sus pose-
siones materiales. Solo es un héroe aquel que renuncia a sus po-
sesiones antes de que ellas lo abandonen.
La transformación es señal de verdadera devoción
Hoy los ritos sacrificiales de siete días (Saptaha Yajña) llegaron
a su fin (samaptam). El verdadero significado de sama-aptam es la
realización de Brahmán. Reconocer al Omni-Ser que está en cada
persona equivale a la autorrealización. Hoy en día la gente hace
alarde de los grandes progresos de la ciencia y la tecnología; pe-
ro, si esto fuera cierto, ¿por qué persiste la ignorancia (ajñana) en

161
una proporción tan enorme? En realidad, muchos avances científi-
cos se limitan a satisfacer los deseos egoístas del hombre y no se
orientan a promover el bienestar general del mundo. ¿Es señal de
verdadero progreso que un país se arme hasta los dientes para
destruir a otro? ¿Demuestra un avance científico? Más bien indica
ignorancia.
En la actualidad, los buenos pensamientos, las buenas pala-
bras y las buenas acciones están ausentes. Entonces, ¿cómo es-
peran ustedes que lo Divino cumpla sus deseos? Los hombres se
portan peor que los animales. ¿Cómo pueden llamarse “huma-
nos”? Se preocupan constantemente por su riqueza, su familia y
sus hijos. Apenas piensan en Dios. Hay fugaces momentos de de-
voción, pero estos distan de ser genuinas expresiones de fe en
Dios. Esas manifestaciones artificiales de devoción sirven solo pa-
ra confirmar a los ateos en su descreimiento. Si la fe en Dios no se
exprese mediante una vida santa, solo se trata de hipocresía.
No me interesa saber si han escuchado con atención mis dis-
cursos. Quiero saber si se han transformado a fondo. Esa transfor-
mación es señal de verdadera devoción. Si el suelo no está moja-
do, ¿de qué sirve decir que ha caído un aguacero? Aquellos que si-
mulan ser devotos deberían mostrar en sus acciones alguna evi-
dencia de su fe, deberían mantenerse fieles de verdad a su profe-
sión de fe. Pronunciar las palabras “Sai Ram” mientras se alberga
un pensamiento deshonesto es un engaño descarado. Tanto en la
Organización Sai como en cualquier otra parte, debe haber since-
ridad y unidad de pensamiento, palabra y obra.
Cultiven sentimientos fraternales para con todos. Las diferen-
cias de opinión pueden resolverse con algún acuerdo. Si dejan de
lado el orgullo egoísta, todas las dificultades pueden superarse. A
partir de hoy, hagan una fogata y quemen en ella su ignorancia y
su egoísmo, y cultiven el amor en sus corazones. Vivan de acuer-
do con las enseñanzas de Swami tanto como sea posible y, así, re-
diman sus vidas.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra,


en Prashanti Nilayam, el 2 de octubre de 1987.

162
26. Nacidos para servir
Solo el servicio desinteresado,
con un corazón compasivo,
es verdadero Servicio.
Seguro alcanzará la paz
aquel que sirve con un espíritu amistoso.
Esto es la Verdad.
Esto es la Verdad.

¡Encarnaciones del Divino Atma! Deben saber que la vida les ha


sido otorgada para el servicio desinteresado y no para ser vivida
con fines egoístas. Solo por medio del servicio puede experimen-
tarse la unidad de la humanidad. El servicio desinteresado es el
sostén del karma yoga, de la dedicación a lo Divino por medio de
la acción. La base del yoga es disciplinar la mente y el cuerpo por
medio del servicio desinteresado.
La sociedad honra solo a aquellas personas que prestan un ser-
vicio a la sociedad. Esas personas se ganan la gracia de Dios. Ca-
da uno debe tomar conciencia de la importancia suprema que re-
viste el servicio desinteresado. El espíritu de servicio debe ir junto
con la disposición al sacrificio. Solo entonces puede llamarse ser-
vicio desinteresado libre de toda mancha de interés egoísta. Ese es
el servicio que le da sabor a la vida.
El amor universal sostiene la vida nutriéndola. El amor es el
aliento vital del hombre. La magnanimidad de espíritu le da fragan-
cia a la vida.
Por más importante que sea una persona, tiene que tomar con-
ciencia de que la meta principal de la vida es prestarles un servicio
a sus semejantes. La relación madre-hijo, preceptor-discípulo, Dios-
devoto, está basada en la dependencia mutua. No puede haber un
hijo sin una madre, un discípulo sin un maestro, un devoto sin Dios.
Cada uno está asociado con el otro con un lazo indestructible.
Debe prestarse servicio a los desvalidos

163
Hay que estar dispuesto a servir a otros más que preferir ser
servido por ellos. Además, no hay nada meritorio en servir a aque-
llos que están muy por encima de nosotros, pues pueden disponer
de los servicios de ayudantes. Prestar un servicio a aquellos que
están en la misma posición que uno tampoco es destacable. Debe
prestarse servicio a aquellos que están peor que uno y que han si-
do abandonados por el mundo.
Hay tres niveles de personas: en el nivel más alto están aque-
llos que podrían ubicarse en la categoría de Lakshmi-Narayana.
Aquellos que están en el mismo nivel que uno entran en la catego-
ría de Ashvattha-Narayana. Los que son más pobres que uno po-
drían describirse como Daridra-Narayana. No hay necesidad de
prestar servicio a un Lakshmi-Narayana, ya que tendrá sirvientes
que lo atiendan. El Ashvattha Narayana es el tipo de persona que
está llena de interminables deseos y nunca se conforma con sus
logros o sus ganancias. No es necesario prestar servicio a tales
personas. Son los débiles, los desvalidos y los indefensos quienes
precisan ayuda. Pero, cuando prestamos servicio a estas perso-
nas, no debemos sentir que estamos sirviendo a “otros”, sino que
estamos sirviendo al Señor Narayana, que mora en ellos.
Cuando se ofrece un servicio con un espíritu de dedicación total,
con una concentración de pensamiento, palabra y acción, el corazón se
santifica. Sin pureza de corazón, no puede haber progreso espiritual.
Los trabajadores activos no deben ser arrogantes
Los trabajadores activos del movimiento Sai no deben albergar
ningún sentimiento de arrogancia u ostentación al llevar a cabo sus
actividades. Deben tener la mente amplia, completamente libre de
preocupaciones egoístas, y deben desarrollar amor hacia todos.
Ellos son la columna vertebral de la Organización Sai. Deben en-
tender cuáles son las cualidades humanas y practicarlas. Si no
adoptan la actitud correcta, el servicio prestado con un espíritu
egoísta es una caricatura del servicio. Deben librarse del sentido
de “lo mío” y “lo tuyo”.
La preocupación por el propio bienestar y felicidad es la conse-
cuencia de la mente dual. Produce descontento y aflicción. Los
sentimientos de apego y aversión manchan la mente y, con el ser-
vicio, se la puede purificar. Las prácticas religiosas externas, como

164
bañarse varias veces al día, desparramar vibhuti por todas partes
y pronunciar mantras mecánicamente no servirán para limpiar la
mente de impurezas. Eso es algo externo, sin espiritualidad.
Hoy se ignora el conocimiento trascendental que puede obte-
nerse por la indagación minuciosa y la fe firme que ayuda a elevar
al hombre del nivel animal. No se hace ningún esfuerzo por adqui-
rir este conocimiento. Confundiendo lo verdadero con lo falso, los
hombres están inmersos en la acumulación de objetos efímeros, a
los que consideran permanentes. Deben salir de este estrecho sur-
co. Deben superar sus tendencias egoístas y aprender a conside-
rar a toda la humanidad una sola familia. Eso es verdadero servi-
cio. Pocos tienen este enfoque amplio hoy en día.
No corran detrás de la fama
El primer requisito, por lo tanto, es librar al corazón de todos los
malos pensamientos, el egoísmo, el orgullo y otras cualidades in-
deseables para que el espíritu del amor pueda encontrar su justo
lugar en él. Solo un corazón lleno de amor es puro y santo. Por es-
to deben emprender las actividades de servicio con un espíritu
amoroso. No se preocupen por la fama. No es un producto comer-
cial o un artículo que se puede obtener de otro. Fluye espontánea-
mente como un río, que primero es pequeño, pero luego va adqui-
riendo volumen poco a poco. No busquen tener renombre o distin-
ción. Concentren la mente en el logro de sus objetivos. Llenen el
corazón de amor y dedíquense al servicio. El hombre que no es ca-
paz de prestar un servicio a otros no es un hombre en absoluto.
Presten servicio de acuerdo con su capacidad
Hemos nacido solo para servir a la sociedad, y este es un de-
ber sagrado. Cualquiera sea el servicio que prestemos, si lo hace-
mos con el espíritu correcto, sin ningún pensamiento egoísta,
nuestra acción será meritoria y digna. Un acto de servicio en sí mis-
mo puede ser algo pequeño, pero debe realizarse de todo corazón.
Así como una vaca transforma lo que come en la dulce y saludable
leche, cualquier clase de servicio que se preste con un corazón pu-
ro dará como resultado un gran bien. No deben tener en mente nin-
guna recompensa al prestar el servicio. “Este es mi deber. Yo nací
para servir”, con esta actitud deben emprender el servicio.
Todos los seres de la creación viven prestándose servicios mu-

165
tuos, y nadie puede considerarse superior a otro. Cada persona de-
be prestar servicio de acuerdo con su capacidad y el ámbito de sus
actividades. El cuerpo humano tiene varios miembros, pero las ma-
nos no pueden hacer lo mismo que las piernas, ni pueden los ojos
cumplir la función de los oídos. De la misma forma, entre los seres
humanos hay diferencias. Sus capacidades y aptitudes pueden va-
riar, pero cada uno debe tomar parte en la actividad de servicio de
acuerdo con su capacidad, sus herramientas y su especialidad.
Cualquier individuo puede ofrecer adoración y dedicarse a las
actividades espirituales de acuerdo con sus preferencias. Pero,
desde mi punto de vista, el mérito que se puede obtener por el
servicio es mayor que lo que conseguiremos con las prácticas
religiosas.

Ni con las penurias ni con los baños ceremoniales en


aguas sagradas, ni con el estudio de las escrituras ni con
la meditación puede cruzarse el océano de la vida sin pres-
tar servicio a los buenos.

Actúen con grandeza de corazón


No importa cuántos peregrinajes emprendamos; si nuestro cora-
zón ansía solo objetos mundanos, nunca quedará limpio. La bús-
queda de la liberación (mukti) que emprende el individuo está cen-
trada en sí mismo. Eso no está bien. Uno debe esforzarse por ayu-
dar a otros a que también alcancen la liberación. Ese es el verdade-
ro servicio. Pocos muestran esta grandeza de corazón hoy en día.
¿Cómo pueden ganarse la gracia de Dios aquellos que se han
dedicado sin pausa a perseguir objetivos egoístas? Por lo tanto,
para comenzar, deben tomar conciencia de la divinidad que es in-
herente a todos los seres humanos e impregna todo el cosmos. Pa-
ra poder captar la naturaleza de la divinidad, debe entenderse la
unidad que incluye la diversidad. Mientras no se comprenda la di-
vinidad, no podrá entenderse ni siquiera la naturaleza humana.
Dejen de lado el egoísmo, que es la causa del dualismo y de los
opuestos que de él derivan: alegría y aflicción, preferencias y aver-
siones, etcétera. El egoísta no puede comprender su propia natu-
raleza; mucho menos, la de otros. Por eso, el primer paso es com-

166
prenderse a uno mismo. Cada persona se refiere a “yo”, ¿pero dón-
de está localizado? ¿Y de dónde surge? Las antiguas escrituras
sostenían que el corazón (hridayam) es el lugar donde se asienta
el ego (ahamkaram). Esto podría sugerir que el “yo” está en algu-
na parte del cuerpo. Pero no es así. El corazón lo impregna todo.
Es conocido también como el Atma.
Algunos creen que el Atma reside en el corazón. Esto también
es incorrecto. El corazón y el Atma son uno, y no hay que verlos
como entidades diferentes. Si fuera así, cabría preguntarse: ¿por
qué las personas están inmersas en la oscuridad de la ignorancia?
Porque su visión no se extiende más allá del Atma. Ni siquiera so-
brepasa la mente. Aquel que es incapaz de ir más allá de la men-
te no puede escapar al velo de la ignorancia. Para salir de este es-
tado, hay que tomar conciencia de que la mente –tal como ocurre
con la luna y el sol– obtiene su luz del Atma, y, cuando la visión se
dirige hacia el Atma, la mente desaparece o deja de brillar.
Son pocos los que prestan servicio con amor
Es necesario comprender que el Atma está presente en todo.
Hay que cultivar un sentimiento de amor hacia los demás. El cos-
mos (vishvam) es una proyección de lo Divino (Vishnuswarupam).
No hay necesidad de buscar lo Divino en ningún lugar en especial,
pues es omnipresente. Los rituales religiosos formales o la erudi-
ción espiritual no los llevarán a realizar a Dios. No se requiere un
gran desarrollo intelectual para el sadhana espiritual. Es mejor con-
tar con una sola persona de corazón bondadoso que con cien inte-
lectuales vanidosos. Debemos practicar para volvernos hombres
buenos, capaces de emprender tareas dignas. Si sus mentes es-
tán llenas de odio, envidia, preferencias y aversiones, no están ca-
pacitados para emprender tareas de servicio.
“Ofrezcan sus servicios y reciban amor”. Esta es la receta para
experimentar la Divinidad. Pero hoy en día el servicio no se ofrece
de corazón. Pocos prestan servicio con amor y, así, pocos reciben
la gracia de Dios. Hasta su amor es egocéntrico y acotado. Nues-
tro amor no debe limitarse a nuestros parientes. Debe extenderse
más allá de la familia, a la sociedad en su conjunto, luego a la na-
ción en general, y, finalmente, al mundo entero.
El servicio prestado con el espíritu adecuado es dharma

167
Esta es la consecuencia del llamado de Buda: “Sangham Sha-
ranam Gachchami”, o sea, “Yo me refugio en el sangha o socie-
dad”. Partiendo del intelecto (buddhi) debemos ir más allá, a la so-
ciedad (sangham). De esta manera, se alcanza la unidad de la so-
ciedad. Pero el solo hecho de reconocernos como miembros de la
sociedad no es suficiente. Debemos cumplir, por medio del servi-
cio, con nuestra obligación para con la sociedad. Este es el senti-
do del ruego: “Dharmam Sharanam Gachchami”, el servicio presta-
do con el espíritu adecuado es dharma.
El servicio es también el camino para realizar a Dios. Dios es
la personificación del Amor, la Verdad y la Paz. Por tanto, para
realizar a Dios, debemos cultivar el Amor, adherirnos a la Verdad
y experimentar la Paz dentro de nosotros mismos. El cuerpo hu-
mano es como un carruaje, y el Atma es el conductor. Los cuer-
pos pueden tener diferentes formas y nombres. Pero el Atma es
uno y el mismo. Reconozcan la unidad que subyace tras la apa-
rente diversidad. Por ejemplo, el hambre es común a todos, aun-
que la clase de alimento con el cual es aplacada puede variar de
un emperador a un mendigo. De la misma forma, la alegría y la
aflicción, el nacimiento y la muerte son hechos comunes a todos.
El Atma es común a todas las personas. Reconociendo esta uni-
cidad, el hombre debe dedicarse a servir a todos. Lamentable-
mente, hoy no existe el sentimiento de unidad en el mundo. To-
dos los problemas que acosan a la humanidad se deben a la fal-
ta de unidad.
Ejemplifiquen la cualidad de Samatva en el servicio
La tarea principal de las Organizaciones Sai es fomentar la uni-
dad sobre la base de que todos son chispas de lo Divino y consti-
tuyen una sola familia. Si no comprenden esta verdad fundamen-
tal, de nada sirve prestar toda clase de servicios. No puede haber
santidad en el servicio, si carecen de buenos pensamientos y sen-
timientos. Solo aquel que es puro de corazón, desinteresado y que
piensa en todos por igual (samatva) puede ofrecer el servicio como
una acción correcta (dharma).
Grandes devotos del pasado fueron ejemplos de esta cuali-
dad: pensar en todos por igual (samatva). Tenemos el caso del
santo Tukaram. Él mantenía su casa cultivando un pequeño terre-

168
no. Sin embargo, era indiferente a sus propias necesidades y pa-
saba todo el tiempo en la contemplación de Dios. Un año cultivó
caña de azúcar. Cuando la caña estuvo lista para la cosecha, la
gente que pasaba por ahí se acercó a él para pedirle un trozo de
caña. Generoso y sacrificado por naturaleza, Tukaram les permi-
tió sacar toda la caña que querían. A ese ritmo, quedó sólo una
cuarta parte de la cosecha. Tukaram la cortó y la cargó en su ca-
rreta. En el camino, muchos niños le pidieron caña, y Tukaram la
repartió sin problemas.

Cuando llegó a la casa, le quedaba una sola caña. Al ver la ca-


rreta vacía, su esposa se enojó mucho y lo regañó:
—¿No piensas en tu esposa y tus hijos? ¿Por qué te despren-
des tan fácilmente de toda la caña?
Tukaram no dejaba de sonreír mientras su esposa lo abrumaba
con preguntas. Finalmente, le dijo:
—Aquí tienes un trozo de caña que he traído para ti.
Incapaz de contener su ira, ella le arrancó el trozo de caña a Tu-
karam y lo golpeó en las piernas con él. La caña se quebró en dos,
y ella se quedó con una mitad en la mano. Tukaram se rió de bue-
na gana.
—Yo me estaba preguntando en el camino a casa cómo dividir
la caña entre tú y los niños —dijo—. Ahora tengo la respuesta. La
caña que quedó en tu mano es tu parte. Los niños pueden compar-
tir la otra mitad.
Se sintió feliz por la forma en que su esposa había distribuido
la caña en partes iguales para todos. Esta es la manera en que
los devotos expresan su sentido de igualdad para con todas las
personas.
No hay lugar para la envidia en la Organización Sai
Los servidores Sai deben cultivar el mismo espíritu de toleran-
cia y serenidad para poder prestar un servicio eficaz a la sociedad.
Es impropio que algún miembro de las Organizaciones Sai les
guarde rencor a otros. Todos deben comportarse como los hijos de
una sola madre. Piensen que cada uno es una encarnación del Di-
vino Atma. Solo entonces podrán prestar servicio con celo y ener-
gía. No importa la riqueza o la posición que puedan tener; en lo que

169
concierne al servicio, todos deben considerarse iguales a los de-
más. Recuerden que la riqueza y la posición no son permanentes.
¿Qué se puede lograr por medio de ellas? Pueden obtener lo que
están destinados a obtener y perder lo que están destinados a per-
der. Nada de esto puede evitarse por ningún subterfugio. Solo la
gracia de lo Divino permanecerá para siempre.
Hoy se lleva a cabo una conferencia de “trabajadores activos”.
Hay muchos que solicitan poder prestar un servicio social. Pero el
egoísmo está presente hasta en el campo del servicio. Ese egoís-
mo no debería tener lugar alguno en las Organizaciones Sai. El in-
dividuo y la sociedad son uno. Lo que uno hace para la sociedad,
es también bueno para sí mismo. Cuando se presta el servicio con
este espíritu, tanto el individuo como la sociedad obtienen un be-
neficio. Tal vez no sea fácil cultivar ese sentido de identidad. Pero
con el esfuerzo continuo, se puede llegar a superar el sentido de
“lo mío” y “lo tuyo” y a identificarse con la sociedad en general. Si
hay voluntad, se puede lograr cualquier cosa. El poder de decisión
(sankalpa) de una persona vivirá más que ella.
Piensen en el servicio como una ofrenda a Dios
Todo servicio debe considerarse una ofrenda a Dios y todas las
oportunidades de servicio deben tomarse como un don de Dios.
Cuando el servicio se ofrece con este espíritu, a su debido tiempo
conducirá a la autorrealización.
Es este servicio desinteresado, con una orientación espiritual,
lo que se necesita hoy en día. Le proporcionará un clima de sere-
na paz a un mundo plagado de conflictos y caos. Considérense a
sí mismos hermanos de una familia, pero no se queden allí. Vayan
más allá del parentesco hasta la unidad átmica. Deben pasar de lo
físico (annamaya) a la más alta sabiduría (vijñanamaya), y de allí
al estado de Bienaventuranza Divina (Anandamaya). Dejen total-
mente de lado el egoísmo y los intereses personales, y dedíquen-
se a las tareas de servicio como el más elevado propósito de la vi-
da. El servicio debe ser su aliento vital. Conviértanse en servidores
ideales y den un ejemplo al mundo.

Discurso inaugural pronunciado en la Conferencia de Servido-


res Sai Activos de la India, en el Auditorio Purnachandra,

170
el 19 de noviembre de 1987.

Tengan siempre presente el significado y el propósito


de la vida, y experimenten ese propósito y ese signifi-
cado. Ustedes Son Aquello, esa es la verdad. Ustedes
y el universo son uno; ustedes y lo Absoluto son uno;
ustedes y lo Eterno son uno. No son lo individual, lo
particular, lo temporal. Siéntanlo, sépanlo y actúen en
consecuencia.

–Baba

171
27. Amen a Dios, teman el pecado,
sirvan a la sociedad
El cuerpo es la vestidura que la mente ha adoptado para funcio-
nar y crecer. Los pensamientos y las experiencias de varias vidas an-
teriores están impresos en la mente. Cuando esta se llena de bue-
nos pensamientos, no hay nada que no pueda alcanzar. Los pensa-
mientos dan lugar a acciones. Las acciones producen hábitos. Los
hábitos moldean el propio carácter. Y el carácter decide el destino de
uno, para bien o para mal. Por eso los pensamientos constituyen la
base de la desgracia o la buena fortuna de cada uno. No hay mayor
bendición que tener buenos pensamientos. Relacionarse con perso-
nas honradas contribuye a tener buenos pensamientos.
Los pensamientos ayudan a fortalecer el poder de la voluntad,
que es la base para adquirir otras cualidades, como el discerni-
miento, la inteligencia, la determinación, la elocuencia y la indaga-
ción. Sin embargo, este poder de la voluntad, que está en todos, se
debilita por el aumento ilimitado de los deseos. De la experiencia
personal de cada persona surge que los individuos adictos al ciga-
rrillo o a la bebida desarrollan el poder de la voluntad cuando redu-
cen el consumo de tabaco y alcohol.

Tres máximas para los trabajadores activos


Es una verdadera lástima que la gente sacrifique las cosas más
preciosas de la vida por los placeres pasajeros y superficiales. Al
perseguir lo trivial, los hombres participan en actividades pecamino-
sas y olvidan lo Divino. Es imposible escapar a las consecuencias
de las malas acciones. Por eso, todos deberían temer el pecado. De
igual forma, deben amar a Dios. Si cumple con estas dos premisas,
el individuo se convertirá en una persona de bien. En consecuencia,
todos los trabajadores activos deben tener presente estas tres co-
sas: El amor a Dios (daiva priti); el temor al pecado (papa priti) y la
moral de la sociedad (sangha niti). Si se observan las tres, el servi-
dor estará practicando todos los demás valores humanos. El temor

172
al pecado dará como resultado no violencia y paz. El amor a Dios
fomentará la adhesión a la verdad y la expresión de amor hacia to-
dos los seres. La moral social será la rectitud (dharma) misma.
No tiene sentido repetir como un loro las palabras Sathya, Dhar-
ma, Shanti, Prema y Ahimsa. Deben esforzarse por experimentar
la divinidad. El caos y los conflictos que prevalecen hoy en el mun-
do se deben a la falta de temor al pecado y de amor a Dios. Los
valores humanos están desapareciendo de la sociedad. Los malos
pensamientos y las intenciones malvadas están arruinando la vida
de la gente, y deben eliminarse totalmente. Los trabajadores Sai no
deben dedicarse al chisme escandaloso ni a hablar mal de otros.
Deben ver lo Divino en cada persona y sentir que, cuando hablan
mal de otros, se están rebajando a sí mismos.
Los valores más elevados que todos deben atesorar
Los trabajadores activos dedicados al servicio deben tener con-
ciencia de que no hay nada más importante que servir y buscar pro-
mover el amor a Dios, el temor al pecado y la rectitud en la sociedad
como los valores más elevados que todos deben atesorar. En verdad,
si alguien ama a Dios, automáticamente temerá al pecado, y, cuando
se dan estas dos cosas, la moral surge como una consecuencia na-
tural. La moral social es como un faro para la humanidad. Todos de-
ben cultivar el amor a Dios y prestar servicio. El amor y el servicio
(prema y seva) son como los dos ojos para un ser humano o las dos
alas para un pájaro. Aquel que no siente amor por sus semejantes es
como un hombre ciego. No debe haber falsedad al manifestar amor.
Este debe basarse en que lo Divino está presente en todos. Cuando
el amor es sincero, se podrá experimentar verdadera paz y felicidad.
Tómenme como una ejemplo de esta verdad. Tengo amor para
todos, hasta para aquellos que se portan mal. Tengo más amor pa-
ra aquellos que se burlan de mí y hago que se acerquen. Esto me
causa mucha alegría. Por ende, Mi vida es Mi mensaje. Conmigo,
todo es sacrificio y dar, no disfrutar. El sacrificio mismo me parece
placentero. Todos los trabajadores activos deben destacarse en el
sacrificio y la dedicación.
Aquellos que desean servir a la sociedad con el espíritu apro-
piado y experimentar la alegría que ello conlleva, deben dedicarse
a los demás. Deben emprender las actividades de servicio de

173
acuerdo con su capacidad y habilidades, y no esforzarse por de-
más. No deben participar en la recaudación de fondos. El dinero es
la causa de muchos enfrentamientos y conflictos. Concéntrense en
el servicio. Para una buena causa nunca faltarán los fondos. Hay
suficientes personas con recursos en la organización Sai. No hay
nadie más pobre que aquel que no quiere usar su dinero para bue-
nos fines. Esos hombres son realmente dignos de lástima.
Todos son servidores en la organización Sai
La organización Sai crece día a día. En ella no debe haber lu-
gar para los grupos o las diferencias si todos los miembros cultivan
la devoción, la dedicación, la tolerancia y el espíritu de sacrificio, y
se consideran solo servidores. No hay lugar para para el autorita-
rismo. Tengan o no un cargo, todos están dedicados al servicio. Es-
ta organización funciona para aquellos que se han comprometido a
servir con dedicación y desinterés. Aquellos que no prestan un ser-
vicio activo deben mantenerse fuera de la organización. Es mejor
tener diez servidores activos verdaderos que una gran cantidad de
dirigentes que se arrogan el crédito de lo que otros han hecho.
No debemos preocuparnos por la riqueza, la posición o el re-
nombre de nadie. El servicio sincero es el único criterio. Aquellos
que no participan activamente o que solo se dedican a habladurías
frívolas o a criticar a otros no deberían tener un lugar en la organi-
zación. Y los vanidosos tampoco deben quedarse. Solo aquellos
que tienen la humildad de considerarse “servidores de servidores”
pueden ser verdaderos servidores de Dios.
Trabajen sin hacer ostentación
Hay personas que están vinculadas a varias organizaciones,
ya sea con algún cargo o simplemente como miembros. Pero en
realidad no pueden servir plenamente a ninguna de ellas. Aque-
llos que están conectados con otras organizaciones manténgan-
se fuera de la Organización Sai. No es buen negocio estar aso-
ciado a cualquier organización sólo por el nombre o el prestigio.
Es mejor pertenecer a una sola y prestar un servicio efectivo por
medio de ella.
Todo lo que la Organización ha logrado hasta ahora se debe a
la labor sin ostentación de los “trabajadores activos”. Sé de su de-
dicación y sacrificio al prestar servicio, y estoy muy satisfecho con

174
estos trabajadores.
No debe haber diferencias entre los trabajadores Sai por sus
creencias, casta, comunidad o nación. Todas las religiones son
iguales para ellos. Lo Divino es omnipresente. No puede limitarse
a una imagen o una estatua en un pequeño santuario. Deben de-
dicarse al servicio con amor, viendo lo Divino como la encarnación
del amor.

Discurso pronunciado en el Auditorio Purnachandra,


el 21 de noviembre de 1987.

175
28. Espiritualicen la educación
La fe en Dios ha declinado.
La reverencia está barata.
El ateísmo no tiene freno.
La estima por el gurú se ha esfumado.
La antiquísima cultura es ignorada.
El respeto por los buenos ha desaparecido.
Esta es nuestra educación hoy en día.

¡No hay nada tan sagrado sobre la tierra como el conocimien-


to supremo (jñana)! ¡No hay nada tan precioso en el mundo como
una verdadera educación! Ella revela la divinidad que sostiene el
universo y promueve el bienestar de la humanidad en los aspec-
tos material, mental y social. Solo por medio de la educación po-
demos entender la creación y la verdad acerca de la humanidad.
Aquellos que comprenden la naturaleza de lo Divino pueden cono-
cer la relación entre la naturaleza, la sociedad y el infinito poten-
cial del hombre. En vez de estar sujeto a la naturaleza, el hombre
con educación puede adquirir los conocimientos necesarios para
utilizar las fuerzas de la naturaleza y, así, experimentar el Supre-
mo Ser, la Conciencia total y la Bienaventuranza divina (Sat-Chit-
Ananda).
Del Espíritu a la naturaleza
En el sistema educativo actual, no hay lugar para el aspecto es-
piritual. Esto no puede ser sinónimo de verdadera educación. La
educación debe proceder, en primer lugar, del espíritu, y luego pa-
sar a la naturaleza. Debe mostrar que la humanidad constituye una
familia divina. La divinidad que está presente en la sociedad pue-
de experimentarse solo a través de los individuos. Sin embargo,
hoy la educación termina cuando se obtiene un título. Una verda-
dera educación debería capacitar a las personas para afrontar los
retos de la vida y, en lo posible, para hacerlas felices.
En la actualidad los conocimientos que se adquieren se usan solo

176
para obtener y disfrutar de comodidades materiales y placeres senso-
riales. Esta educación ha servido para cultivar ciertas habilidades inte-
lectuales y destrezas técnicas, pero ha fallado totalmente en cuanto al
desarrollo de buenas cualidades. Hoy la sociedad está inmersa en el
materialismo debido a la preocupación por los placeres mundanos.
Solo aquí, en este instituto, puede observarse el énfasis en la
divinidad inherente al hombre. En los viejos tiempos, cuando los
alumnos terminaban el período de instrucción en el ashram del gu-
rú y estaban a punto de comenzar su vida como dueños de casa,
el preceptor les daba un mensaje de despedida que les serviría de
guía para lograr el bienestar espiritual y en la sociedad. A esta ce-
remonia se la llama hoy “Convocación”.
Las cualidades que revelan la verdadera educación
Educar no significa impartir conocimientos teóricos. Los conoci-
mientos que se adquieren en las escuelas y colegios deberían po-
der usarse para servir a la sociedad y mejorar la situación de todos
nuestros semejantes. El lugar de reunión de los verdaderos maes-
tros y estudiantes tendría que rebosar de paz y orden. Por el con-
trario, hoy vemos que donde se reúnen los estudiantes imperan el
temor y la inseguridad. La paz y el orden no se ven por ningún la-
do. Esto no beneficia para nada la educación. Los estudiantes, cu-
yos corazones deberían ser blandos y compasivos, se han vuelto
insensibles y violentos. Humildad, reverencia, compasión, pacien-
cia, sacrificio y autocontrol son las cualidades que revelan el resul-
tado de la verdadera educación.
La ciencia y la tecnología han hecho progresos asombrosos,
pero la humanidad está cayendo en picada. Sin duda hay muchos
sabios y científicos brillantes en el mundo. Pero la ciencia sola no
es suficiente. Debe haber discernimiento para utilizar los descubri-
mientos de la ciencia para los fines correctos. La ciencia indiscrimi-
nada, la existencia humana sin disciplina, la amistad sin gratitud, la
música sin melodía, una sociedad sin moral ni justicia no benefician
en nada a la población.
Los científicos están haciendo maravillas en el campo de los
materiales sintéticos, la electrónica, la energía atómica y la explo-
ración del espacio. Por un lado, somos testigos de este asombro-
so avance de la ciencia. Por el otro, presenciamos el caos político

177
y económico, los conflictos internos, raciales y religiosos, malestar
en el interior y entre los estudiantes, lo cual indica el libre juego de
fuerzas que dividen. ¿Cómo podemos explicar esta contradicción:
por un lado, adelantos científicos, y por el otro, deterioro del com-
portamiento humano? Ello se debe a que, junto con el aumento de
los conocimientos, crece la ignorancia al mismo ritmo. ¿Cuál es la
razón de esta declinación en el carácter humano y el crecimiento
de la violencia y del odio?
La gente está perdiendo las ganas de vivir
Hay un marcado aumento de las malas cualidades, las acciones
malvadas y las actitudes crueles entre los seres humanos si lo com-
paramos con el pasado. Al analizar las razones de dicho aumento,
vemos que este se debe al predominio sostenido de los instintos
animales en el hombre. Si no fuera así, ¿cómo explicar el hecho de
que, en cinco mil años de historia del ser humano, haya habido
quince mil guerras? Aun ahora, los hombres no están libres del te-
mor a la guerra. Progresivamente, estos enfrentamientos han des-
humanizado a la humanidad y erosionado el respeto por los valores
humanos. El miedo permanente a perder la vida en cualquier mo-
mento, en uno u otro conflicto, ejerce un efecto opresivo sobre la
mente. Esto lleva a que las personas pierdan las ganas de vivir. No
solo las guerras entre países son culpables de esta situación: las
condiciones de vida también fomentan el temor y la inseguridad.
Los hombres son cada vez más egoístas y egocéntricos. ¿Có-
mo pueden estas personas obtener felicidad de la sociedad o con-
tribuir al bienestar de sus semejantes? La gente se pelea hasta pa-
ra comprar entradas para ver un filme o subirse a un autobús. To-
talmente dedicados a objetivos egoístas, los hombres no muestran
ningún respeto por los intereses de los demás. Cada paso que da
la persona está subordinado a su propio interés. En todo lo que ve,
dice o hace, solo prima su conveniencia. Esta clase de egoísmo
debe eliminarse por completo entre los estudiantes.
Cada vez más personas quieren instruirse, pero no con el de-
seo de aprender, sino para adquirir los medios para satisfacer sus
deseos. Hoy la educación no tiene nada de sagrado. Los estudian-
tes no son lo sufiencientemente estables. Entonces, ¿cómo pue-
den seguir los estudios con seriedad? Las autoridades tampoco

178
ofrecen la ayuda o el estímulo apropiados.
Causas del fracaso del sistema educativo
En el momento en que el país se independizó, había 300 millo-
nes de analfabetos. En 1983 esta cantidad había ascendido a 440
millones. El anafalbetismo aumenta día a día. ¡Para el año 2000,
se prevé que esa cifra llegue a 500 millones!
Aunque es cierto que hay más escuelas y que la cantidad de
estudiantes inscriptos ha aumentado considerablemente, el anafal-
betismo también se está incrementando, en parte debido a que una
gran proporción de los alumnos de las escuelas primarias abando-
nan después de dos o tres años. No hay un verdadero estímulo pa-
ra aprender. Además, los fondos asignados a educación, que eran
del 7% en el Primer Plan, han bajado a 3,5% en el Sexto Plan. Mu-
chas escuelas no disponen de dinero ni siquiera para pizarrones y
tizas. Por otra parte, en las universidades, está resultando difícil cu-
brir el cargo de vicerrector debido a la falta de fondos. Como resul-
tado, los maestros se sienten frustrados y descontentos.
Problemas como estos se multiplican en el ámbito de la educa-
ción. Ello se debe a que las instituciones educativas dependen del
gobierno. Una vez que se separen de este, los problemas se resol-
verán. En el pasado, la Diosa de la Sabiduría, Sarasvati, no tenía
ninguna vinculación con las autoridades en ejercicio. Hoy en día
hasta Sarasvati está encadenada al gobierno. Por eso, las institu-
ciones educativas han perdido su libertad.
El gobierno y la educación
Cuando se le pregunta a un muchacho hoy en la escuela qué
está haciendo, responde: “Estoy comprando mi educación” (“Cha-
duvu kontunnaanu”, en telugú), en vez de decir: “Estoy aprendien-
do” (“Chaduvu kuntunnaanu”). Hay que pagar miles de rupias para
ingresar incluso en el nivel primario. ¿Qué beneficio puede esperar
el mundo de una educación recibida de esta manera? Los estu-
diantes no son capaces de comprender ninguno de los problemas
del mundo contemporáneo, sean económicos, políticos, sociales,
morales u otros. Los maestros de antes exhortaban a sus alumnos
a atenerse al dicho: “Hablen la verdad” (“Satyam Vada”). Hoy la ex-
hortación es: “¡Destruyan la Verdad!” (“Satyam Vadha”). La educa-
ción actual no brinda a los estudiantes la capacidad o el valor para

179
afrontar los retos de la vida diaria. El ámbito educativo se ha con-
vertido en el campo de juegos de la ignorancia.
No se puede culpar a los estudiantes por esta situación. Ellos
deben prepararse para poder servir a la sociedad con una mente
pura. Hoy ni siquiera sienten gratitud hacia sus padres por todos
los sacrificios que estos hacen para educarlos. Los estudiantes ob-
tienen títulos y van por allí mendigando puestos de trabajo. Debe-
rían adquirir más bien la capacidad de ponerse de pie y valerse por
sí mismos. Deberían, sobre todo, desarrollar un buen carácter y ser
capaces de emprender cualquier tarea y desempeñarse adecuada-
mente. Deben colocar el amor a la Madre patria por encima de to-
do lo demás.
Los derechos y los deberes son igualmente importantes
Hoy los hombres se preocupan solo por sus derechos y no tie-
nen en cuenta sus deberes, obligaciones y responsabilidades. Las
universidades se han vuelto fábricas que producen poseedores de
títulos y ya no son verdaderos centros de sabiduría. La educación
debería servir para desarrollar la facultad de discriminación y fo-
mentar el patriotismo a fin de que las personas puedan dedicarse
a servir a la sociedad.
Al no sentir amor por la Madre Patria, hoy muchos prefieren los
objetos importados. No debemos sentir aversión por nada, pero es
esencial apreciar los productos nacionales. Estimar la patria y sus
logros es un deber (dharma) sagrado. No es señal de buena edu-
cación olvidar el propio país y correr detrás de lo extranjero.
¡Estudiantes! No alcanza con obtener un título. Junto con él de-
ben adquirir conocimientos generales y sentido común. Hay una
ancha brecha entre la educación y la cultura. El saber sin cultura
carece de valor. Ambos deben ir juntos.
El Taittiriya Upanishad exhorta a los estudiantes a considerar a
su propio padre, madre, maestro y huésped como a Dios. Hoy los
estudiantes muestran poco respeto por sus padres o por Dios. Has-
ta carecen de confianza en sí mismos. Entonces, ¿cómo podrán
ser autosuficientes?
Los títulos académicos solos no son suficientes
La educación no debería servir solamente para ganarse la vida.
Debería capacitar a las personas para llevar una vida ejemplar. El

180
maestro adecuado es aquel que encarna el amor y le enseña al es-
tudiante a amar a todos, a cultivar las relaciones correctas y a de-
sarrollar cualidades humanas. Hoy en día faltan maestros que pro-
muevan el amor y la consideración mutuos en sus estudiantes.
No necesitamos de una nueva fe o creencia, ni de un nuevo sis-
tema de educación. Tampoco es preciso crear una nueva sociedad.
Todo lo que necesitamos son hombres y mujeres de corazón puro
y amoroso. Sus corazones deben estar llenos de sentimientos sa-
grados. La transformación debe efectuarse en la mente, que debe
quedar bajo el control de la inteligencia (buddhi) y a la que no se
permitirá correr tras sus caprichos y fantasías.
Conviértanse en ciudadanos ideales. Veneren a los mayores y res-
peten a todos. Lleven vidas ejemplares. Eviten el egoísmo y los inte-
reses personales. Identifíquense con el bienestar de la sociedad y de-
díquense al servicio social. Los estudiantes deben desarrollar esos no-
bles ideales. Deben mostrar su gratitud a aquellos que los han ayuda-
do y ser conscientes de que es preferible la ignorancia a un conoci-
miento que no se usa bien. Como dice el proverbio: “Más vale un as-
no dócil que pueda montarse que un caballo salvaje e incontrolable”.
Transfórmense en hombres virtuosos
Todos los títulos académicos, la erudición y la sabiduría care-
cen de valor si no tienen buenas cualidades. Cultiven las virtudes.
Hoy en día las buenas cualidades (gunamulu en telugú) quedan en
el olvido y solo se exhibe la ropa buena (guddalu en telugú). Si uno
viste ropa blanca, el corazón también debe ser blanco puro. El
Upanishad declara: “Narayana lo impregna todo por dentro y por
fuera”. Llevan ropas inmaculadas, pero adentro tienen un corazón
lleno de malas cualidades. Deben convertirse en hombres virtuo-
sos. Actúen correctamente para cultivar las buenas cualidades.
La gente habla de la moral. La moral significa simplemente conduc-
ta correcta. Sin un buen comportamiento no puede haber moral. Una
conducta moral debe manifestarse mediante el servicio prestado a los
que sufren y a los indefensos. La devoción y la comprensión que están
implícitas en el servicio desinteresado no pueden encontrarse en ningún
otro lado. Tal vez no consigan un empleo, pero dedíquense al servicio
social. Recuerden el inspirador ejemplo de Abou Ben Adhem, que ama-
ba servir a sus semejantes y así se ganó la gracia y el amor de Dios.

181
Tomen conciencia del deplorable estado en que se encuentra el
país. En esta situación, recordar el nombre del Señor debe ser su prin-
cipal sostén. Tengan fe firme en Dios. Un animal que tenía plena fe en
Dios se volvió Nandi, el Toro, el vehículo del Señor Shiva. Un mono,
por repetir constantemente el nombre de Sri Rama, se convirtió en el
adorable Hanuman. Prahlada, el hijo del clan de los demonios, se vol-
vió divino por su indeclinable fe en Dios. Si puede producirse tal trans-
formación, ¿por qué no deberían los hombres volverse verdaderamen-
te humanos? El error está en la forma de pensar distorsionada de los
seres humanos y no en la divinidad que es inherente a ellos.
Hagan que cada acto sea sagrado y tenga un sentido
Santifiquen sus vidas haciendo que cada acto de la vida diaria
sea sagrado y tenga un sentido determinado. Los estudiantes deben
dedicarse a revitalizar la sagrada cultura de la India y a servir a la
Madre Patria. Mantengan en alto la reputación del Instituto donde-
quiera que se encuentren. Veneren a sus padres y háganlos felices.

¡Amados estudiantes!
Son flores en el jardín de Dios.
Son estrellas en el cielo de Dios.
Son seres maravillosos en el mundo de Dios.
Deben poseer la cabeza de Shankaracharya,
el corazón de Buda, las manos del rey Janaka.
Así serán hombres perfectos.
.
Discurso pronunciado en la Sexta Convocación,
en el Auditorio Purnachandra, el 22 de noviembre de 1987.

182
29. Las formas en que se manifiesta
lo Divino
¡Encarnaciones del Amor Divino! Los indios han sido capaces de
ganar su independencia, pero no han tenido éxito en lograr la uni-
dad. La libertad sin unidad es como un cable sin corriente eléctrica.
La eterna religión védica, el Sanatana Dharma, es la gran he-
rencia de los hijos de la India. Es una cultura sublime, sagrada y
ennoblecedora. Ha sido testigo del advenimiento de muchas encar-
naciones de lo Divino (Avatares). En Bharat han nacido numerosos
sabios, hombres de Dios, guerreros y grandes mujeres que han de-
fendido la castidad.
Como las nubes que ocasionalmente cubren el sol, el refulgen-
te rostro de la cultura india puede haber estado tapado por algunos
hechos desafortunados y ciertas tendencias modernas, pero segui-
rá brillando siempre. Hasta el día de hoy grandes almas han encar-
nado en esta tierra. De hecho, en todas las épocas de la gran his-
toria de la India, han aparecido grandes figuras.
Hoy en día, personas de países lejanos han puesto sus ojos en
la India y llegan al país no solo para estudiar su filosofía, sino, so-
bre todo, para tener una visión espiritual. Sin embargo, los mismos
indios están abandonando su herencia cultural. Esta es la parado-
ja de la situación actual.

Los indios deben destacarse como ejemplo para el mundo


Lamentablemente, a pesar de la grandiosidad sin par de la cul-
tura de la India, los mismos indios, en su afán de gozar de comodi-
dades y placeres mundanos, se están apartando de su gloriosa y di-
vina herencia cultural. Sin duda, las comodidades materiales son
necesarias, pero solo si, además, preservamos nuestros tesoros es-
pirituales y culturales, podremos ser un ejemplo para el mundo. Por
desgracia, incluso el gobierno ignora la herencia cultural de la na-
ción. A pesar de sus valientes palabras y las altisonantes manifes-
taciones de fe en la grandeza de la India, su mirada está enfocada

183
en la cultura occidental. Los indios, en general, están muy entusias-
mados con la civilización occidental y con sus logros, y buscan imi-
tar las costumbres de Occidente. Esta es una terrible desgracia.

Si tienen al dorado monte Merú, ¿para qué buscar plata y oro?


Si tienen el Kalpataru, el Árbol Colmador de Deseos,
¿para qué buscar otros frutos?
Si tienen la generosa Vaca Kamadhenu,
¿por qué buscan en otra parte para comprar una vaca?

Un viejo adagio sostiene que la India es un país que contiene


todo lo que es bueno y precioso y que no se encuentra en ninguna
otra parte. Es terrible que un país repleto de tantas cosas buenas
y grandes sea mirado con desdén hasta por los mismos indios y
sea motivo de críticas y comentarios poco serios.
La visión interna
La grandeza de la herencia espiritual y cultural de la India está
más allá de toda descripción. Pero para sentirla y disfrutarla, hay
que estar debidamente preparado. Uno puede ser un erudito, estar
bien educado o destacarse de alguna forma, pero, si no siente nin-
gún impulso espiritual, lo otro no servirá de nada. Solo aquellos
que han dirigido su visión hacia adentro y experimentado la biena-
venturanza de lo Divino tienen pleno derecho a apreciar y com-
prender la grandeza de la cultura india.
Todos los indios son hijos de una sola madre y miembros de
una sola familia, aunque pueden hablar diferentes idiomas, llevar
diferentes trajes y tener costumbres distintas. Los indios deben
considerar a la humanidad una sola familia, de la cual el Supre-
mo Señor es el único padre. Si no se ganan la gracia de ese Se-
ñor, todos los demás logros carecerán de valor. Sólo el amor pue-
de atarlo a uno a Dios, porque el amor es Su ser. Aquel que es la
encarnación misma del amor puede ser realizado sólo por medio
del amor y de ninguna otra forma. Los seres humanos también
han sido dotados de amor. Por medio de ese amor el hombre de-
be obtener el amor de Dios, llenarse de amor y llevar una vida
colmada de amor.
Los hombres obtienen riquezas dedicándose a algún negocio o

184
profesión. Esto no es permanente. Deberían esforzarse por adqui-
rir riqueza espiritual, que es duradera y permanente. Esta riqueza
debe conseguirse amando a Dios y ganando Su gracia y amor.
Dios responde sólo al Amor Supremo
El amor es como la brújula del marinero, que apunta siempre al
norte. Los pensamientos de un devoto lleno de amor están siem-
pre dirigidos a Dios, no importa lo que esté haciendo o diciendo.
Ese amor ha sido descripto como Amor Supremo o Parama Prema.
Dios responde sólo a un amor así. No es fácil comprender la natu-
raleza de este amor. El amor en el hombre, si está basado en el
ego, adopta formas indeseables. Si está dirigido al Atma, redime al
hombre y lo sublima. Por eso, todos debería esforzarse por alcan-
zar la realización átmica.
Muchos creen que están ocupados buscando el Espíritu. La so-
la idea de buscar el Atma es desacertada. El Espíritu es Omnipre-
sente y es el principio activo de todas las cosas en todas partes. No
hay nada en el mundo que carezca del Espíritu. Pero, cuando fal-
ta la visión espiritual, parece que existiera lo no espiritual o feno-
ménico (anatma). Por lo tanto, la búsqueda del Espíritu requiere
cambiar la visión. Pero no se refiere a la visión física. Es la visión
interna que busca contemplar al Uno la que les permite ver a los
ojos. Así, la búsqueda espiritual es un intento de conocer al Veedor
detrás de la facultad de la vista.
Hoy en día, todas las prácticas espirituales se hacen a través
de la mente. Pero, mientras la mente domine los ejercicios espiri-
tuales, no se podrá alcanzar la meta de la autorrealización. La
mente es como un ladrón que no dejará que lo atrapen. De nada
sirve confiar en la mente para realizar al Ser. Si la visión se con-
centra en el Ser, la mente desaparece.
Cuando ansían la autorrealización, los aspirantes buscan reci-
bir mensajes espirituales (upadesha). Pero ¿pueden convertirse en
mensajes espirituales palabras tan simples como “Namo Naraya-
naya” o “Namah Shivaya”? El significado original de la palabra upa-
desha es “llevar a uno a la morada de lo Real o Dios” (svasthana o
el propio lugar de uno). Con la sola recitación de nombres, no se
puede llegar al destino divino. Repetimos los nombres de Rama,
Krishna, Govinda, Narayana. Todos estos nombres han sido otor-

185
gados por alguien y no han surgido por sí solos. Estos nombres ad-
quiridos no pueden ser eternos. Antes que todos los nombres está
la palabra “yo” (Aham). Hasta el Pranava (Om) vino después de
Aham. Cada uno debe averiguar quién es este “yo”. Cuando uno
pronuncia la gran sentencia Aham Brahmasmi (“Yo soy Brahmán”),
incluso allí está presente Aham. Por lo tanto, uno debe indagar y
averiguar quién es este ʻ“yo”. Cuando se conoce la verdad acerca
del “yo”, Brahmán se hará evidente.
Los grandes pronunciamientos (Mahavakyas)
Hoy en día estamos perdiendo el tiempo con ejercicios físicos y
mentales que nos conduzcan a la realización espiritual. La verdad es
que hay un solo Espíritu Divino, que es inmanente a todo. No hay nin-
guna dicotomía entre lo mundano y lo espiritual. El universo fenomé-
nico es una proyección del Espíritu. Todo lo que existe en el Cosmos
es como chispas de una llama divina. Todos los seres vivientes han
emanado de lo Divino y poseen todos las cualidades de lo Divino.
Consideremos los otros grandes pronunciamientos: “Tat Tvam
Asi” (“Tú eres Aquello”). ¿Qué es lo que eres? Solo el que sepa qué
es ese “Aquello”, podrá comprender el verdadero significado de es-
ta declaración upanishádica. De una semilla, ha brotado una planta,
que se ha convertido en un árbol, con ramas, hojas, flores y frutas.
Todas las hojas, flores y ramas declaran que han salido de la semi-
lla que luego se hizo una plantita. La semilla es la base de todo el ár-
bol. Mientras la semilla seguía siendo semilla, no podía convertirse
en árbol. Solo cuando la semilla abandona su forma para convertir-
se en planta, puede empezar a producir ramas, hojas, flores.
El hombre también debe percatarse de su naturaleza esencial y
no confundirse al identificar su verdadero ser con la conciencia del
cuerpo, la cual es responsable de todos los sufrimientos del hom-
bre. Mientras siga engañándose a sí mismo, no podrá alcanzar la
fruta de la bienaventuranza (ananda). La semilla del apego al cuer-
po debe dejarse a un lado para permitir que crezca el árbol de la
vida y produzca la flor de la sabiduría (jñana) y la fruta de la biena-
venturanza (ananda). Los Upanishads han declarado que la inmor-
talidad puede alcanzarse sólo por medio del sacrificio (tyaga) y no
a través de los rituales, la progenie o la riqueza.
El Uno es la base de los muchos

186
Jactarse del propio conocimiento, erudición o dominio de los
Shastras es realmente una señal de ignorancia. El hombre sabio es
aquel que conoce su propia naturaleza. Mientras uno esté lleno de
ego, no puede experimentar lo Divino. Las acciones emprendidas
para destruir el ego se convierten en actos desapegados (akar-
mas). La devoción llena de amor es el camino más fácil hacia lo Di-
vino. Deben amar a todos. La gran cualidad del amor es ser el ca-
mino real hacia la unidad. Toda la diversidad y multiplicidad que ve-
mos en el mundo ha venido del Uno, que es la base de los Muchos.
Una vez que reconozcan la Unidad que subyace tras la diversidad,
los problemas que surjan de las diferencias podrán resolverse.
Desarrollen el sentido de unidad humana
La tarea más grande a la que se enfrentan hoy los indios es lo-
grar la unidad. Sin unidad, ni siquiera la tarea más pequeña puede
realizarse. En esta nación de 780 millones de personas, los indivi-
duos no se relacionan de la manera apropiada. Las personas es-
tán inmersas en sus propios asuntos de un modo egoísta. ¿Es es-
te el verdadero valor de un ser humano? El egoísmo y los intere-
ses propios, y las diferencias basadas en castas y creencias deben
dejarse completamente de lado. Todos deben considerarse miem-
bros de la familia humana. Las distinciones de castas se basan en
diferencias físicas, parecidas a las divisiones por edad o sexo. To-
dos los cuerpos están hechos de los cinco elementos básicos (éter,
aire, fuego, agua y tierra), sin diferencias en cuanto a la casta. To-
dos los elementos son comunes a todos los seres. Reconociendo
estos elementos comunes básicos, debemos desarrollar el sentido
de unidad humana.
Para promover el sentimiento de unidad, debemos participar en
actividades de servicio y utilizar el cuerpo para cultivar buenas cua-
lidades, pensamientos puros, hacer buenas acciones y experimen-
tar sentimientos sagrados. Solo mediante los actos sagrados pue-
de nuestra vida ser santificada y digna.
¡Encarnaciones del Amor Divino! No se dediquen a los debates
especulativos mientras avanzan por el camino espiritual. El legado
espiritual de Bharat no es producto de la fe ciega. Es el fruto ma-
duro de las investigaciones y las experiencias espirituales de sa-
bios y santos, que lo disfrutaron y lo transmitieron a la humanidad

187
para su disfrute y emancipación. Esta herencia es la manteca que
se obtiene al batir los Vedas, los Shastras y los Puranas. La India
no debe verse como un pedazo de tierra y una masa de carne. Es
el mismo néctar. Es un tesoro de bienaventuranza. Contiene la cre-
ma de todos los Shastras. Si no se comprenden estas verdades, es
ridículo dedicarse a toda clase de habladurías superficiales.
Cómo se manifiesta lo Divino.
No es fácil comprender la naturaleza de lo Divino. Como lo Divino
es omnipresente, puede emprender toda clase de actividades. Nadie
está capacitado para preguntar si Dios puede hacer esto o aquello, si
puede obrar a través de una u otra entidad. No hay nada que esté fue-
ra de Su poder. Puede hacernos llorar o puede evitar nuestras lágri-
mas. Puede convertir a un hedonista en un yogi, y a un yogi en un he-
donista. Puede curar la locura o causarla. Puede crear, proteger, cas-
tigar, destruir. Solo lo Divino sabe qué hacer, cuándo, cómo y en qué
circunstancias, con respecto a cualquier individuo en particular. Nadie
tiene autoridad para decirle a lo Divino cómo debe actuar. En el caso
de Hiranyakashipu y Prahlada, por ejemplo, Dios castigó al primero y
protegió al segundo. Dios trata a una persona de acuerdo con sus ac-
ciones pasadas y con los requerimientos de la situación.
El cosmos es la encarnación de lo Divino. Las diferencias sur-
gen cuando alguien actúa por motivos egoístas. Pero lo Divino no
tiene ningún interés propio. Por eso, todo lo que hace es solo para
el bien de los demás. Todos sus actos son sagrados. Es acción co-
rrecta (dharma). Es verdad (sathya).
Puesto que lo Divino es la personificación misma de la acción
correcta y de la verdad, nadie está capacitado para cuestionar sus
acciones. Hasta los grandes sabios, después de todas sus indaga-
ciones y estudios, solo pudieron decir acerca de lo Divino: “No es
esto, ni es esto”. No podían definir lo que era. Se puede decir lo
que no es. Pero ¿quién tiene la capacidad de decir lo que es? Él
es el director de escena, el dramaturgo y el actor cósmico. Incluso
actúa en la forma que uno tiene. Es el crítico y el criticado. Es quien
llora y quien hace llorar. Siendo así la naturaleza de la Divinidad,
¿qué puede decir una persona cualquiera acerca de lo Divino?
El poder de atracción por el Amor
Sin embargo, hay una sola cosa que es el atributo único de lo Di-

188
vino: el poder de atracción por medio del amor. Este poder magné-
tico no se halla en todos. El océano es vasto y profundo más allá de
toda medida. Un vaso de agua sacada del océano no puede tener
su vastedad. Puede tener el mismo sabor que el agua de mar, pero
carece de los otros atributos del océano. Los seres humanos pue-
den tener algunas de las cualidades divinas de acuerdo con su pro-
pia historia, sus logros espirituales y de otra clase, y según lo que
merezcan, pero esas cualidades estarán estrictamente limitadas.
Hoy son testigos de la presencia de miles y miles de personas.
¿Qué las ha atraído hasta aquí? ¿Se les envió alguna invitación?
¿Hubo alguna publicidad en los medios de comunicación? La úni-
ca razón para venir aquí es la atracción del amor divino. Esto fue
lo que impulsó a Thyagaraja a cantar:

¿No es debido a que tú tenías


la joya Chintamani que confiere bienaventuranza,
oh, Rama, que todos ellos se reunían a tu alrededor,
con sus corazones al unísono,
para experimentar la alegría perenne
de la fuente de toda Prosperidad,
del Océano de Compasión
y de la Personificación de la Inteligencia
que Tú eres, sin igual?

(Swami cantó la canción telugú “Lekhana ninnu juttukunnaaru”


con Su dulce voz, y todo el público quedó extasiado).
El Amor de corazón a corazón
Estos miles de personas han venido de todas partes del mundo
debido a que esta Joya de Amor colmadora de deseos (Chintama-
ni) se manifiesta aquí. ¿Alguien podría señalar a alguna persona
que pueda atraer semejante concurrencia? En otros lugares, inclu-
so si la gente es llevada en camiones, prefiere salir corriendo. Aquí,
aun cuando tratamos de disuadir a las personas de venir por falta
de alojamiento apropiado, los devotos no desisten y se quedan de-
bajo de los árboles o al aire libre. Este es el amor que fluye de co-
razón a corazón. Nadie está obligado a venir aquí. Es el cordón del
amor el que ata a las personas. Ese es el poder de lo Divino.

189
Algunos podrían decir que Swami está haciendo una demostración
(pradarshanam) de esta u otra facultad. Para mí, es simplemente una
manifestación (nidarshanam). Para Mí esto es algo natural. Estoy ha-
ciendo lo que es innato en Mí. Es la manifestación del amor divino. No
es algo que todos pueden hacer. Ni todos los shastras y sutras pue-
den capacitar a alguien para actuar así. Solo aquellos que han experi-
mentado el poder del amor pueden comprender este fenómeno. El
amor no es algo que pueda comprarse. Es inherente a uno. Cuando
uno trata de experimentarlo naturalmente, se da cuenta de ello.
Canten el nombre de Rama
Ramadas cantó en éxtásis:

¡Oh, devotos! Aquí está el maravilloso dulce


que ha sido preparado de los
Vedas y Puranas:
el dulce nombre de Rama.
¡Vengan, todos ustedes, y participen de él!
Este caramelo de Rama tiene muchos colores
y es la cura de todos los males.
No les cuesta nada.
¡Vengan y tómenlo, oh, devotos!

Para participar del amor de Swami, no deben gastar nada sal-


vo el costo del viaje. Pero hasta este gasto es una ofrenda sagra-
da. Consideren los gastos del traslado a Puttaparti no como un
gasto sino como una bendición. Sin ese desembolso, no podrían
obtener esta gracia. No tienen ningún derecho a obtener algo sin
dar otra cosa a cambio. De igual manera, a menos que hagan un
pequeño sacrificio no pueden tener la experiencia de bienaventu-
ranza plena que obtienen aquí. El amor del Señor por el devoto es
mutuo: dar y recibir amor.
A partir de ahora, tengan fe firme en que aquello que piense, di-
ga o haga lo Divino es para el bienestar del mundo y no para Sí
mismo. No existe el más mínimo rasgo de interés propio en ello.
Créase o no, todos son iguales para mí. Pero lo que cada uno me-
rece recibir, varía de acuerdo con sus acciones; puede merecer
una recompensa o un castigo. El océano está lleno de agua, pero

190
lo que cada uno puede tomar de él depende de la capacidad del re-
cipiente que trae. De la misma forma, la suerte o fortuna de cada
uno depende de su propia historia y de lo que ahora merece.
Fortalezcan su fe en Dios
Lo que deben hacer hoy es fomentar los buenos pensamientos. La
acción procede de los pensamientos. El sadhana se basa en la acción.
El carácter es el resultado del sadhana y determina lo que están desti-
nados a obtener (Praapti). En consecuencia, lo que ustedes consideran
su buena o mala fortuna está basado, en el análisis final, en sus pen-
samientos. Los frutos serán como sus pensamientos. No pueden evitar
cumplir con su deber, cualquiera que este sea. Deben seguir haciéndo-
lo. Pero, mientras están ocupados cumpliendo con sus obligaciones, no
puede haber nada más gratificante que recordar a Dios y meditar en Él.
Sin embargo, si albergan pensamientos e intenciones malas
pero se comportan como si tuvieran buenos pensamientos, serán
culpables de engañar a Dios. No hay lugar para jugar al gallito cie-
go con la riqueza. Deben cultivar buenas cualidades, no hacer ga-
la de la riqueza. Fortalezcan su fe en Dios. La vida debe basarse
en el principio de entrega a lo Divino.
Algunos se preguntan: “He entregado todo a Dios. Entonces
¿por qué estoy sometido a tantas pruebas y tribulaciones?”.
Aquel que se ha entregado verdaderamente a Dios no formulará
esas preguntas. El que se cuestiona de esa forma demuestra
que su entrega no es verdadera, pues, si lo ha entregado todo,
no puede haber lugar para el “yo”. Para la persona que se ha en-
tregado por completo, todo lo que experimenta (bueno o malo)
es un don de Dios.
¡Oh, hombre! ¿Puedes escapar de las
consecuencias de tu Karma?
Así lleves tu vasija a un pozo
o al ilimitado océano,
puedes llenarla sólo hasta su capacidad.
No puedes obtener más de lo que tu
Karma te permite.
Recuerda esto, ¡oh, hombre!,
adondequiera que vayas,
sea lo que fuera que puedas estudiar,

191
sean cuales fueran tus penitencias,
¡no puedes escapar a los decretos del karma!

El poder de la Gracia Divina


Sin embargo, hay una manera de superar las consecuencias del
karma. Si logran alcanzar la gracia de lo Divino, montañas de peca-
dos pueden quedar convertidas en polvo. Sólo lo Divino tiene la fa-
cultad de otorgar esa gracia. Una chispa puede reducir a cenizas un
montón de algodón. ¿Cómo lograr que la chispa prenda en la “mon-
taña” de dificultades humanas? Solo por medio del amor. Desarrollen
el amor. Sirvan a todos con amor, recordando siempre el nombre del
Señor. Sin el nombre del Señor en sus labios, la mente estará co-
rriendo de aquí para allá. En la mente nace la intranquilidad. Por eso,
dedíquense a la acción concentrando sus pensamientos en Dios.
¡Encarnaciones del Amor Divino! A partir de hoy, cuando cele-
bren su cumpleaños, deben recordar y practicar tres cosas: (1) Evi-
ten juzgar a los demás. Criticar a otros es un pecado grave, y criti-
car lo Divino es un pecado aún mayor. No hablen de los defectos
de otras personas. (2) Saluden a todos con amor. Cumplan con sus
deberes con dedicación. (3) Presten servicio en las aldeas con en-
tusiasmo. A menudo he declarado: ”Grama Seva es Rama Seva”
(“Servir en las aldeas es como servir a Rama”). Ramarajya es el
reino del amor. Manténganse alejados de los gobernantes.
Tres cosas para tener en cuenta
Hay algo que todas las personas relacionadas con la Organiza-
ción Sai no deben olvidar: sean cuales fueran las actividades que
emprendan, la Organización no debe tener ninguna conexión con
el gobierno. Dejen que los gobernantes hagan su trabajo. Nuestras
actividades deben limitarse a lo que nosotros podamos hacer, has-
ta el máximo de nuestra capacidad, sin depender del gobierno. No
hay ninguna necesidad de llevar a cabo grandes empresas. Si es-
tá bien hecha, hasta una pequeña obra es suficiente.
Tengan presente estas tres cosas: primero, nuestra organiza-
ción debe mantenerse alejada del gobierno; segundo, dedíquense
a la sociedad y presten servicio; tercero, eviten criticar a los demás.
¡Esta es la verdadera práctica espiritual.
No vacilen en reprender a aquellos que se dedican a las murmu-

192
raciones. Hay que corregirlos de inmediato, para que no persistan
en ese mal hábito. Deben decirles que no es correcto que un ser hu-
mano hable mal de sus semejantes. El que se dedica a esas habla-
durías recibirá lo mismo multiplicado por diez. Cuando empiecen a
cultivar el amor, todos estos rasgos negativos irán desapareciendo.
De ahora en adelante, dedíquense al servicio social, recordan-
do y adorando a Dios y reconociendo su Divinidad inherente. Esta
es la manera de santificar sus vidas.
Sean conscientes de la divinidad que llevan dentro. No es nece-
sario buscar a Dios en ningún lugar fuera de ustedes. La vestidura
corporal no debería producir la ilusión de que son el cuerpo. Dejen a
un lado ese engaño y reconocerán al Brahmán que realmente son.
Canten bhajans y mantengan el nombre del Señor siempre en los
labios. No desperdicien ni un minuto. Cantando el nombre de Rama,
Hanuman, el mono, se volvió todopoderoso, la personificación de la
paz y el ejemplo de todas las cualidades nobles. Sita lo colmaba de
alabanzas. Estas son las cualidades que deben esforzarse por cultivar.

Discurso pronunciado en el auditorio Purnachandra, el día del


cumpleaños número 62 de Bhagavan, el 23 de noviembre de 1987.

Lo Divino no tendrá en cuenta la posición social,


la pompa o la ostentación. Al Señor sólo lo atrae
la devoción del devoto.

–Baba

193
30. La paz mediante el servicio
”Yo estoy en la luz. La luz está en mí. La luz es yo. Yo soy la
luz.” El hombre que ha reconocido esta verdad se vuelve uno con
el Brahmán.
El hombre se dedica constantemente a buscar la paz. El busca-
dor de paz no debe esperar encontrarla en la religión, sino en la men-
te. Buscar la paz en las cosas externas es lo que causa intranquili-
dad en el mundo. Primero, uno mismo debe estar en paz. Luego hay
que transmitir esa paz a la familia. De la familia, debe extenderse al
pueblo, a la provincia, al estado y a la nación. Pero hoy el proceso
es a la inversa. Son los conflictos y la confusión los que pasan del in-
dividuo a la familia, y así sucesivamente hasta llegar al país.
Conviértanse en mensajeros de paz. Deben comenzar consigo
mismos. Solo pueden obtener paz por medio del servicio. Un hom-
bre ocioso es como el taller del diablo. Si están ocupados trabajan-
do, no habrá espacio para los pensamientos. Entonces la mente
estará en paz. Una mente apacible es la morada del amor. El amor
es inherente al hombre, pero, así como una semilla debe nutrirse
con abono y agua, el amor en el hombre debe fomentarse median-
te el servicio dedicado y el amor (sraddha y prema). El amor es una
cualidad sagrada. Es como el néctar. Un hombre que ha probado
la inmortal dulzura del amor divino no deseará nada más en este
mundo. La vida debe llegar a ser una manifestación constante de
amor. Hoy en día el amor se manifiesta de una manera limitada,
egoísta. Es necesario expresarlo a través del servicio a la socie-
dad. Debe ofrecerse a otros y compartirse con otros. De esta for-
ma, el amor se vuelve una experiencia recíproca siempre en ex-
pansión.
Practiquen el discernimiento antes de actuar
Cada individuo consta de: cuerpo, mente, inteligencia y Atma.
El cuerpo es el instrumento para cumplir con los propios deberes.
El cuerpo puede actuar sólo por medio de los impulsos de la men-
te. Pero es la mente la que disfruta de los resultados de estas ac-

194
ciones. Sin embargo, la mente sólo obtiene un placer momentáneo
de las acciones de los sentidos. Por ejemplo, cuando uno tiene
hambre, la mente queda satisfecha si se aplaca el hambre momen-
táneamente comiendo algo. Más allá de la mente está la inteligen-
cia (buddhi), que tiene la facultad de la discriminación, del discer-
nimiento. Señala lo que es bueno y lo que es indeseable o malo pa-
ra el cuerpo. Cuando la mente es guiada por el intelecto, experi-
menta verdadera alegría.
Antes de actuar, hay que preguntarse si esa acción va a traer
consecuencias buenas o malas. Cuando no se practica la discrimi-
nación, la mente se vuelve ciega.
Es el Atma lo que anima el cuerpo e ilumina la inteligencia.
Aquel que se identifica con el cuerpo se pierde en los placeres de
la carne. Aquel que se identifica con la mente experimenta el dis-
frute de los sentidos. Aquel que basa su vida en la inteligencia al-
canza la plenitud intelectual. Solo la persona que basa su vida en
el Atma puede experimentar la bienaventuranza pura (ananda).
Esfuércense por adquirir la experiencia átmica
Aquellos que aspiran a la bienaventuranza pura deben esfor-
zarse por adquirir la experiencia átmica. Cuando se tiene visión át-
mica, se reconoce al Uno que lo impregna todo. Esta conciencia no
se alcanza estudiando las escrituras.
La Organización Sai debe funcionar sobre la base de que el Es-
píritu que habita en cada uno es el mismo Atma. Los nombres y for-
mas pueden variar. Cada uno debe desarrollar este sentido de uni-
dad (de no dualidad) y prestar servicio a la sociedad con un espíri-
tu de humildad. No debe haber condescendencia alguna.
Los antiguos sabios empezaron considerándose sirvientes de
Dios y alcanzaron lo Divino mediante el servicio. Si desean elimi-
nan su ego, deben considerarse sirvientes de sirvientes. Esta aspi-
ración fue expresada por Ramdas (Gopanna) en el canto: “Debo
volverme un sirviente de tus sirvientes y prestar servicio a tus sir-
vientes, ¡oh, Rama! No solamente yo, sino también mi esposa y
mis hijos deben prestar servicio en todo momento”.
El sendero de la devoción
Este es el sendero de la devoción. Shankaracharya, que fue el
auténtico exponente del no dualismo, compuso el Bhaja Govindam

195
para destacar la grandeza del camino de la devoción (bhakti mar-
ga) que está basado en el dualismo. El mérito especial de la devo-
ción ha sido expuesto por Narada en su Bhakti Sutras. Es el cami-
no del amor.
Por medio del amor, deben desarrollar el espíritu de sacrificio
(tyaga) y continuar hasta fundirse en lo Divino (yoga). Cuando de-
jen lo que deben dejar, cuando sepan lo que deben saber, y alcan-
cen aquello que debe ser su destino, experimentarán la bienaven-
turanza de Brahmán. Hay que abandonar el apego a las cosas
mundanas. Hay que conocer las verdades básicas de la vida. La
meta es la unidad con lo Divino. Allí reside la bienaventuranza de
la inmortalidad.
Todos los aspirantes y todos los servidores Sai tienen que to-
mar el Atma como base para sus acciones. Deben considerarse la
personificación de lo Divino y percatarse de que el Atma está pre-
sente en cada uno. Hay que sentir como propia la alegría o la pe-
na que otros sienten. Solo entonces puede uno prestar servicio
transmitiendo alegría a los demás.
En la actualidad, muy pocos cumplen sus tareas de la manera
apropiada. Se habla mucho pero se hace poco. Todos deben sen-
tir que, en primer lugar, son servidores y “trabajadores”. No se le pi-
de a nadie que se esfuerce más allá de su capacidad. Nadie debe
plantearse dejar la organización debido a que sus reglas son de-
masiado estrictas. Tomen conciencia de que no existe un camino
más grande y más sagrado hacia lo Divino que el servicio. Es una
oportunidad excelente para ustedes en este nacimiento. He aquí la
forma de santificar su vida mediante el servicio prestado en la Or-
ganización Sai. De nada sirve sentarse a meditar con los ojos ce-
rrados o ir de peregrinación. Deben realizar al Omnipresente Divi-
no por medio del servicio.
Sai Krishna y los Arjunas
Krishna reveló Su forma universal a Arjuna. Pero todos ustedes
son Arjunas. Uno de los nombres de Arjuna es Partha, el hijo de
Prithu (la tierra). Todos ustedes son hijos de la tierra. Por ser Part-
has, no deben huir del campo de batalla. Krishna le exigió a Arjuna
que cumpliera con su deber, recordando siempre el nombre del Se-
ñor. Asimismo, todos ustedes deben tener en mente el nombre del

196
Señor mientras llevan a cabo sus respectivos deberes. Solo enton-
ces estará justificado el nombre de “Arjuna”, que significa “pureza”.
Dedíquense al servicio con un corazón puro.
Krishna usó a Arjuna como instrumento para escenificar Su dra-
ma cósmico. Hoy este Sai Krishna dirige Su drama con muchos mi-
les de Arjunas. “Sé sólo mi instrumento, ¡oh, Arjuna!”. Ustedes son
solo instrumentos. No se arroguen ninguna autoridad o poder, ni re-
clamen el crédito por algún logro. Todo su renombre y su fama se
deben a su relación con la Organización Sai y al uso de la etique-
ta Sai. Sin la aprobación de Sai, ¿dónde estarían? Es Su nombre
lo que les ha conferido distinción y reconocimiento. Por lo tanto, re-
cuerden el nombre de Sai y cumplan con su trabajo.
Desde las celebraciones de mi sexagésimo cumpleaños he he-
cho hincapié en el sadhana espiritual y el enfoque no dualista. He-
mos pasado la etapa del reino de la acción y de la adoración, y
ahora debemos ingresar en la etapa del conocimiento (jñana). De
modo que, de ahora en adelante, concéntrense en el enfoque no
dualista.
El fenómeno Sai
En esta conferencia, se ha conversado sobre ciertos cambios.
No guardan relación con ningún individuo ni con algún error de par-
te de ustedes. Están vinculados a la situación que reina hoy en la
sociedad. El mundo observa el movimiento Sai con gran atención.
Todos se preguntan: “¿Quién es este Sai? Adondequiera que vaya-
mos, sea una tienda o un bosque, vemos fotos de Sai y oímos in-
vocar su nombre”. Muchos se sorprenden ante este fenómeno y
tratan de analizarlo por curiosidad o por envidia. En una situación
semejante, no hay que dar lugar a que alguien nos señale con el
dedo para criticarnos o burlarse de la organización. Cada uno de-
be continuar con su tarea de acuerdo con su puesto o posición.
En el futuro, todos deben tratarse como iguales, como “herma-
nos” o compañeros de trabajo; que no haya personas que actúen
como oficiales y otros que sean la tropa. Hay que fomentar el amor
mutuo. Debemos demostrar al mundo la unidad que subyace bajo
la diversidad. Todos deben trabajar juntos en armonía: actuar jun-
tos, moverse juntos, crecer juntos, compartir el conocimiento y la
experiencia con todos. No debe haber lugar para los cínicos, los

197
derrotistas y los escépticos en la Organización Sai. Queremos per-
sonas que se identifiquen completamente con la organización.
El papel de las mujeres
Por muchas de las cosas que se han logrado en la Organiza-
ción Sai el crédito les corresponde a las trabajadoras. Han presta-
do un buen servicio. En el sector de las mujeres, también deben
existir las tres ramas: la espiritual, la educativa y la de servicio. Es
mi deseo que ellas se dediquen a las tres actividades. En las orga-
nizaciones, las mujeres debe concentrarse en sus tareas en vez de
competir por los cargos. No debe ser autoritarias. Todas son servi-
doras de la organización Sai. ¿Por qué tendría que haber diferen-
cias entre ellas?
A continuación me referiré a otro tema. Hasta ahora hemos te-
nido un consejo mundial. Ha cumplido su propósito, pero los Cen-
tros Sai han crecido enormemente en otros países. A partir de hoy
el consejo mundial dejará de funcionar. Es conveniente que en to-
dos los países se forme un comité que vele por el funcionamiento
de los centros Sai de acuerdo con la situación y los requerimientos
de estos países. Cada comité informará a nuestra oficina de Pras-
hanti Nilayam acerca de sus actividades.
El propósito de este y otros cambios es estimular y guiar a las
Organizaciones Sai que han crecido a pasos agigantados en el ex-
tranjero. Ya conocen el terreno que han pisado. Ahora deben mirar
hacia adelante. Quiero que todos se comporten como hermanos y
hermanas en la Organización Sai y den un ejemplo al mundo.
La relación individual y directa entre cada uno de ustedes y yo
siempre existirá. Si los vínculos pueden fortalecerse por medio de
las organizaciones, me sentiré más feliz. Espero que los cambios
propuestos no disminuyan su entusiasmo y que sigan con sus ac-
tividades con redobladas fuerzas y de una manera ejemplar. Los
bendigo a todos.
Discurso de Clausura pronunciado ante doce mil delegados de
toda la India, en la Conferencia de Trabajadores Activos Sathya
Sai,en el Auditorio Purnachandra, el 21 de noviembre de 1987.

El cuerpo humano les ha sido dado para un propósito


grandioso: realizar al Señor que se encuentra dentro.

198
Si tienen un automóvil totalmente equipado y en ópti-
mas condiciones, ¿por qué guardarlo en el garaje? El
automóvil sirve, sobre todo, para viajar. ¡Súbanse y
partan! Solo entonces vale la pena tenerlo. Así sucede
también con el cuerpo; continúen, avancen, lleguen a
destino.

–Baba

199
31. La Divinidad por medio del Amor
Hombres y mujeres de muchos credos,
de los cuatro puntos del planeta,
se han reunido aquí con amor y humildad
sin importar la incomodidad,
soportando muchas penurias,
¡todo por la gracia de Baba!
Disipando el creciente ateísmo
e infundiendo fe en Dios
el amor de Sai, que todo lo abarca,
está transformando a la humanidad
y llevándola a la Divinidad.

¡Encarnaciones del Amor Divino! Aunque físicamente los seres


humanos se parecen, difieren mucho en sus acciones, pensamien-
tos y sentimientos. Cada nación comprende un grupo de seres hu-
manos. Las diferencias en la forma de vida de las comunidades hu-
manas de las diversas naciones son muy significativas, aunque el
entorno natural en todo el globo no sea, en general, tan variado.
Esta es una característica importante de los seres humanos.
La verdad es una sola. Está más allá del pensamiento y la pa-
labra. Trasciende las categorías de tiempo y espacio. Innumera-
bles buscadores han recorrido distintos caminos para reconocer
esta Verdad. Existen diferencias notables entre los buscadores de
la Verdad; pero esas diferencias no afectan la naturaleza del uni-
verso, sino que, por el contrario, deben considerarse etapas distin-
tas en la comprensión del proceso cósmico. Son estas diferencias
las que incitan a la continua búsqueda de un principio unificador.

La Verdad primordial es una sola


Las seis escuelas de metafísica india (shatdarshanas) nos han si-
do legadas por los grandes buscadores del pasado. Hoy se les pres-
ta poca atención a estas sagradas enseñanzas. Aunque los caminos

200
espirituales marcados por estas diferentes Darshanas parecen dis-
tintos, tienen una meta en común y la verdad primordial que procla-
man es una y la misma. Debido a las diferencias entre las diversas
sectas y comunidades del país y al creciente materialismo, los prin-
cipios de las seis Darshanas no se siguen con seriedad. La doctrina
materialista ha atrapado al mundo de tal forma, que no se aprecia la
grandeza de la metafísica india. Tampoco parece existir el clima ade-
cuado para estudiar esta filosofía de la forma adecuada.
La doctrina materialista supone que la Conciencia (chaitanya)
es producto de las experiencias sensoriales y que la evolución de
la conciencia depende de la evolución de la materia y está basada
en ella. La materia inanimada es la base de la doctrina materialis-
ta. La materia es finita. La doctrina védica repudia la idea de que la
conciencia puede surgir de los sentidos físicos, que son limitados
por tener origen en la materia, que es finita y limitada. En total opo-
sición a esta doctrina materialista, se ha proyectado la idea espiri-
tual (o adhyátmica) para demostrar que el concepto de la primacía
de la materia sobre la conciencia es falso.

El hombre y la naturaleza
Desde una perspectiva espiritual, la base es el Espíritu o Atma.
El Atma es infinito. La doctrina vedántica proclamaba la naturaleza
infinita del Ser y señalaba que la materia es inerte y finita. El Shruti
declara: “La conciencia constituye las tres cuartas partes, y una
cuarta parte es materia inerte”. Así, es la conciencia la que anima
la materia, y no la materia la que da lugar a la conciencia. Esta es
la esencia del concepto espiritual. El Gita dice: “Con las raíces ha-
cia arriba y las ramas hacia abajo, el baniano extiende sus hojas
hacia abajo (“Urdhva mulam adhah-shakham”, Cap. 15:1). Esta es
otra confirmación del concepto de que el universo material ha ema-
nado de la Conciencia Universal.
La tecnología moderna ha producido aparatos fantásticos, apro-
vechado nuevas fuentes de energía y creado naves espaciales pa-
ra explorar la Luna y otros planetas del espacio exterior. Pero
¿pueden todos estos instrumentos funcionar solos? No. Detrás de
ellos está la inteligencia humana. El hombre es más grande que to-
das las máquinas.
El hombre es conciencia encarnada. Esa conciencia hace que las
máquinas se muevan, y es evidente que la materia inerte no puede

201
crear conciencia. El hombre es el objeto más elevado de la creación.
No debería ser una criatura que actúa por instinto, como los anima-
les que están sujetos a la naturaleza, sino que tendría que ser el amo
de la naturaleza. Debería avanzar pasando de lo humano (nara) a lo
Divino (Narayana). Un hombre inteligente no debería pensar que es-
tá atado a los apegos mundanos (samsara). No es el mundo lo que
lo ata, pues el mundo no tiene ni ojos para ver ni manos para aga-
rrar. El hombre es prisionero de sus propios pensamientos y deseos.
Debido al apego a lo efímero y perecedero, olvida su divinidad inhe-
rente y no se da cuenta de que todo en el universo ha venido de lo
Divino y no puede existir sin el poder de lo Divino.

La Divinidad en el Cosmos
El Cosmos es una proyección de la Eterna e Infinita Realidad
(Brahmán) y no está separado de Brahmán. “El universo está im-
pregnado de lo Divino” (“Sarvam Vishnumayam Jagat”). Una vez
reconocida esta verdad, quedará claro que todo lo que uno perci-
be o experimenta es una manifestación de lo Divino. Cada árbol
es un Kalpavriksha, un árbol que cumple los deseos. Cada lugar
de trabajo es un santuario de lo Divino. Muchos piensan que de-
ben dedicarse a los ejercicios espirituales para alcanzar este sen-
tido de unidad con lo Divino. Los ejercicios espirituales o las dife-
rentes formas de adoración pueden dar cierta sensación de satis-
facción personal, pero no llevarán a realizar a Dios. Dios no nece-
sita nada de nadie. Dios no busca las ofrendas, ni se complace
con ellas. Lo Divino no es diferente de ustedes. Es lo que les gus-
ta y lo que no les gusta lo que los separa de Dios. Cuando se li-
beren de los deseos, podrán tomar conciencia de su divinidad in-
herente. Todos los ejercicios espirituales o los rituales que realicen
al ofrecer adoración pueden servir únicamente para purificar la
mente y eliminar el ego. La humanidad debe esforzarse por alcan-
zar el ideal de la unidad humana reconociendo a la divinidad que
está presente en cada ser humano.

Los pecados y el arrepentimiento


Entre los cristianos existe una costumbre antíquisima: orarle a
Dios para que perdone sus pecados. En las iglesias, los devotos
confiesan sus pecados, hacen ofrendas de dinero y obtienen la ab-

202
solución del pontífice o sacerdote. La creencia en la redención por
el arrepentimiento y las ofrendas a lo Divino prevalece también en
la India. Estas prácticas se basan en ideas equivocadas acerca de
lo Divino. Debe haber una indagación seria sobre la naturaleza de
lo Divino, y las personas deben tratar de librarse de las creencias
supersticiosas que no se basan en la Verdad.
Cabe destacar que el afán de indagar imperó entre los antiguos
griegos siglos antes de Cristo. Sócrates fue un gran maestro que
promovió el espíritu inquisitivo entre los jóvenes de Atenas. Estaba
tan dedicado a la búsqueda de la verdad que prefirió morir en su
ciudad natal a escaparse con la ayuda de sus discípulos. No les
daba ningún valor a la vida, los bienes o las posesiones.

Jesús y el hombre rico


Jesús tampoco le daba valor a la riqueza o la posición. Una vez,
un hombre rico fue a ver a Jesús cuando este se encontraba en la
casa de Marta y María. El hombre le dijo que, a pesar de toda su
riqueza y sus posesiones, su mente no estaba en paz, pues lo afli-
gían muchas preocupaciones. Le pidió a Jesús que le mostrara la
forma de salir de esa situación. Jesús le respondió: “El camino es
sencillo, pero ¿lo seguirás? Has estado acumulando riquezas, y tus
preocupaciones han crecido con ellas. ¿Qué harás con toda esta
riqueza de la que algún día tendrás que desprenderte? Distribúye-
la entre los pobres y los necesitados, y todas tus preocupaciones
desaparecerán. En su lugar, acumula la riqueza de la gracia de
Dios por medio del amor q tus semejantes”.
Este es el mensaje que hay que entender hoy en día. Las per-
sonas deben intentar ganarse el amor de Dios. Todas las demás
formas de riqueza, entre ellas la riqueza de la erudición, carecen
de valor. Castigando a los ricos y socorriendo a los pobres y enfer-
mos, Jesús les enseñó a sus discípulos una nueva forma de vida
basada en la fe en Dios. Empezó su ministerio como Mensajero de
Dios, y finalmente declaró: “Mi Padre y yo somos uno”. San Pablo,
que al comienzo era un fuerte opositor de Jesús, se convirtió en el
primer promotor de la fe cristiana después de haber tenido una vi-
sión de Cristo en sueños, en la cual Jesús le decía: “Cada hombre
es una chispa de lo Divino. Si tú me odias, te estás odiando a ti
mismo y odiando a Dios”. Pablo tuvo que enfrentar muchas prue-
bas cuando transmitía el mensaje de Cristo. Los primeros cristia-

203
nes fueron perseguidos por los gobernantes romanos. Con el
transcurso del tiempo, la fe cristiana se estableció en Roma, que se
convirtió en la sede de la Iglesia católica.

“El Reino de los Cielos está dentro de ustedes”


Cristo declaró que el hombre puede realizar a Dios sólo por me-
dio del amor. Una vez, un sumo sacerdote de Jerusalén llamó a Je-
sús y le preguntó:
—¿Eres el Rey de los judíos?
—No lo digo yo —respondió Jesús.
El sacerdote agregó:
—Estás llevando a la gente por el mal camino con tus enseñan-
zas erróneas. Les estás diciendo que todos pueden entrar en el
Reino de los Cielos a través de ti
Jesús respondió que le decía a la gente que buscara el Reino
de los Cielos. Y el sacerdote le preguntó:
—¿Dónde está ese Reino?
—El Reino de los Cielos está dentro de ti, dentro de cada per-
sona —replicó Jesús—. Si esa es mi enseñanza, ¿cómo pueden
acusarme de decir que el Reino de los Cielos sólo puede alcanzar-
se por mi intemedio?
¿De dónde sacaba Jesús el valor para decir estas cosas? Po-
día hacerlo porque estaba proclamando la verdad. La verdad nace
del amor, que viene de la fe en Dios.

Donde hay confianza, hay Amor.


Donde hay Amor, hay Paz.
Donde hay Paz, hay Verdad.
Donde hay Verdad, hay Bienaventuranza.
Donde hay Bienaventuranza, está Dios.

En la India se cree que la Divinidad existe en tres formas: como


Brahma, Vishnu y Maheshvara. Nadie ha visto a estas deidades en
sus diferentes formas, que fueron concebidas para desarrollar la fe
de determinadas maneras. La Trinidad está simbólicamente pre-
sente en todos. El corazón ha sido equiparado con Ishvara. Eso
significa que el corazón simboliza el principio átmico en el hombre,
en referencia al corazón espiritual, no físico. El corazón represen-
ta la divinidad así como el principio del amor. El Atma no tiene lími-

204
tes y, por ende, tampoco los tiene el amor. Los hombres, por su es-
trechez de miras, pueden poner límites a su amor, pero el amor co-
mo cualidad divina es infinito.

“Ustedes son lo Divino”


La mente ha emanado del corazón. Lo impregna todo. “La men-
te es la base del Cosmos” (“Mano Mulam Idam Jagat”). La mente
simboliza a Vishnu. La palabra “Vishnu” significa aquello que se en-
cuentra en todo el universo. Puesto que la mente ha emanado del
corazón, el principio de Vishnu ha venido del principio de Ishvara.
Se dice que Brahma ha emergido de Vishnu. En el hombre, el ego
(aham) ha surgido de la mente, y Brahma es símbolo de aham. Es-
ta es la interpretación esotérica de la Trinidad. Significa que la Tri-
nidad está presente en todos. El corazón es Ishvara; la mente,
Vishnu, y el “yo” es Brahma. Si consideran al ser como Brahma,
sus pensamientos y sus acciones no irán por mal camino. La men-
te será un medio de liberación cuando se deshaga de las impure-
zas que residen en ella. Todos los ejercicios espirituales fueron
creados solo para limpiar la mente. Una vez que la mente se ha pu-
rificado, lo Divino se experimenta de manera espontánea.
Lo Divino no está separado de ustedes. Ustedes son lo Divino.
Esta convicción debe crecer dentro de ustedes. Al principio se con-
sideran simples seres humanos. Luego, llegan a una etapa en la
cual toman conciencia de su divinidad en potencia. Finalmente, en
otra fase, reconocen su divinidad. Estas tres etapas pueden notar-
se en la vida de Jesús. Al comienzo, dijo: “Yo soy un Mensajero de
Dios”. Luego declaró: “Yo soy el Hijo de Dios”. Finalmente, afirmó:
“Yo y mi Padre somos Uno”. En este proceso, Cristo alcanzó la uni-
dad con lo Divino.
Ya mismo deben emprender el viaje hacia la unidad con lo Divi-
no. El tiempo no espera a nadie. Dediquen todos sus esfuerzos a
realizar a Dios. El principal requisito es eliminar el ego. Si no se li-
bran del ego, no podrán experimentar la bienaventuranza de la di-
vinidad. La adoración ostentosa no sirve de nada. La riqueza, el
poder y la posición no sirven para nada en la búsqueda espiritual,
pues no pueden dar paz o alejar el temor que acosa al hombre en
todo momento. Sólo el hombre de fe está completamente libre de
temor. Por ende, cultiven la fe en Dios y lleven una vida enfocada
en Él. Pueden continuar sus estudios y sus ocupaciones sin aban-

205
donar su fe en Dios. Lo que sucede ahora es que los hombres ol-
vidan a Dios en su afán de adquirir riquezas. Están buscando co-
mida (annam) en vez del Atma. Cuando el Atma se realiza, todo lo
demás se obtendrá sin demasiado esfuerzo.

Recuerden las tres máximas


El hombre que ha realizado al Ser ha redimido su vida. Aquel
que es consciente de sus faltas es un hombre bendito. El que ve lo
bueno en los demás es igualmente bendito. Den su amor a todas
las personas.
Hoy se ha reunido aquí gente de muchos países distintos. ¿Por
qué han venido? No carecen de bienes. No les faltan comodidades.
Disfrutan de muchas cosas en sus países. Pero no experimentan
verdadera bienaventuranza, la cual puede venir solo de la realiza-
ción espiritual. Es por eso que han venido. Deben enfocar la men-
te hacia el Atma. El Atma es infinito. Líbrense del concepto de “lo
mío” y “lo tuyo”. Considérense hijos de un solo Dios, que es el pro-
tector universal. Tengan en mente estas tres cosas: Amor a Dios,
temor al pecado, cumplimiento de la moral social.
Aquel que no siente amor por Dios peca con facilidad y pierde
todos sus valores morales. El amor a Dios promueve el temor al
pecado y hace que uno lleve una vida basada en la moral. Estos
principios trinos son como la Divina Trinidad. Fomentarán la triple
pureza de pensamiento, palabra y acción (trikarana suddhi). Todo
lo que hagan con esa pureza conducirá a la realización en Dios.
Sobre todo, cultiven el amor. El amor los ha traído hasta aquí. For-
talezcan ese amor. El amor es Dios. Vivan en el Amor. Pueden es-
coger cualquier forma de adoración o seguir cualquier camino es-
piritual que deseen. Todo aquello que deleite a su corazón compla-
cerá a Dios. Sigan los dictados de su conciencia, llenen sus cora-
zones de amor y sumérjanse en la bienaventuranza de Dios.

Mensaje de Navidad pronunciado ante un auditorio


sin precedentes de devotos extranjeros e indios,
en el Auditorio Purnachandra, el 25 de diciembre de 1987.

206
Glosario
En este glosario se dan los significados de las palabras sánscritas
para temas religiosos y filosóficos más usadas en los discursos de
Shri Sathya Sai Baba reproducidos en este volumen. Aunque se dieron
en el texto los equivalentes en español con referencia al contexto, es-
te glosario intenta proveer significados amplios y explicaciones detalla-
das de las palabras sánscritas más importantes para beneficio de los
lectores legos que están interesados en la religión y la filosofía hindú.
Para este glosario se ha usado la transliteración convencional
adoptada por el Comité de Transliteración de Ginebra, que es el
que más se acerca a la pronunciación en español. Todas las pala-
bras han sido revisadas con el Diccionario de Sánscrito-Inglés de
M. Monier-Williams. Además, el glosario ha sido ampliado para in-
cluir todos los términos sánscritos usados por Baba en los discur-
sos de este volumen. (Nota de la traductora).

Abhayasvarupam: La intrepidez, el arrojo, la valentía, la osa-


día personificadas. De la naturaleza de la intrepidez. “Brahmán es
valiente”.
Adharma: Lo incorrecto, irreligión, injusticia, maldad; demérito,
desmerecimiento.
Advaitam: No dualismo. La filosofía de la unidad absoluta de
Dios, alma y universo.
Aham: Yo. El yo.
Aham Brahmasmi: “Yo soy Brahmán”. Una de las grandes
sentencias (Mahavakyas) védicas.
Ahamkara: El egoísmo resultante de la identificación de uno mis-
mo con el cuerpo. Causa el sentido de “yo hago” y “yo experimento”.
Uno de los aspectos de la mente. Los otros son chit, buddhi y manas.
Ahimsa: No violencia.
Aikamatyam: Unanimidad, conformidad o similitud de opinión.
Que se conforma, está de acuerdo.
Ajñana: Ignorancia (que impide la percepción de la realidad).

207
Akasha: El espacio; el éter; la forma más sutil de materia.
Ananda: La bienaventuranza divina. El Ser sin alteración, la
bienaventuranza eterna. Los placeres no son sino sus pálidas e im-
permanentes sombras.
Anandamaya kosha: La envoltura de la bienaventuranza, la
más sutil de las cinco envolturas.
Anashakti Yoga -
Anna: El alimento.
Annamaya kosha: La envoltura material o basta del alma; el
cuerpo físico.
Antahkarana: Órgano interno de la conciencia.
Antaryamin: Morador Interno.
Aparigraha: No codiciar.
Aradhana: Servicio divino; propiciación.
Archana: Adoración ritualista de una deidad, haciendo ofren-
das con la recitación de mantras y nombres sagrados.
Asana: Postura, esp. en yoga.
Ashanti: Intranquilidad, falta de paz.
Ashram: Morada de un santo o gurú.
Ashrama Dharma: La vida de un hindú consiste en cuatro eta-
pas llamadas ashramas. El Ashrama Dharma es el código de disci-
plinas establecidos para el florecimiento de la conciencia espiritual
durante las cuatro etapas: Brahmachari (el estudiante célibe), gri-
hastha (el amo de casa), vanaprastha (el recluso en la selva) y el
samnyasin (el asceta o monje; el renunciante).
Ashtanga Yoga: Yoga Óctuplo.
Asmita: Egoísmo.
Asti: Es.
Astika: Uno que cree en Dios, las escrituras y el gurú.
Atma: El Ser; el Espíritu, el Alma. El ser, con limitaciones, es un
jîva (el alma individual). El Ser, sin limitaciones, es Brahmán (la
Realidad Suprema).
Atma jñana: El conocimiento del Ser, que es tenido como la
meta suprema del esfuerzo humano.
Atmasvarupam: El Ser incorporado; de la naturaleza del Ser;
la propia forma del Ser. El verdadero hombre dentro de nosotros es
el Ser que es conciencia pura.

208
Atma tattva: El principio del Ser; la verdad o naturaleza esen-
cial del Ser.
Avarana Shakti: Poder velador.
Avatar: Encarnación de Dios. Siempre que declina el dharma,
Dios viene al mundo asumiendo forma corporal para proteger a los
buenos, castigar a los malos y restablecer el dharma. Un avatar na-
ce y vive libre y está siempre consciente de Su misión. Por su pre-
cepto y ejemplo, él abre nuevos caminos en la espiritualidad, de-
rramando su gracia sobre todos.
Avidya: Ignorancia, falta de sabiduría.
Ayodhya: Invencible. Ciudad capital de Rama.

Bhagavad Gita: El Canto del Bienaventurado Señor. Una de


las escrituras más importantes de la India. Fue enseñada a Arjuna
por Krishna en la batalla de Kurukshetra, en la epopeya del Mahab-
harata.
Bhagavan: Nombre de Vishnu. El Bienaventurado. Glorioso,
ilustre, divino, adorable, venerable, santo (aplicado a dioses, semi-
dioses y santos como término de respeto).
Bhagavatam: Un libro sagrado compuesto por el Sabio Vyasa
que trata de Vishnu y Sus encarnaciones, especialmente la de
Shri Krishna.
Bhagavat tattva: La verdad o naturaleza esencial del Señor; el
principio del Señor.
Bhajana: Adoración grupal por medio de cantos congregacio-
nales entonados por devotos, con música devocional en la cual
predomina la repetición de nombres sagrados.
Bhakta: Un devoto que siente un amor intenso y sin egoísmo
por Dios.
Bhakti: Devoción a Dios; un intenso amor sin egoísmo por Dios.
Bharat: Antiguo nombre de la India, de nuevo en uso, que sig-
nifica la “tierra de la gente apegada (rata) a Dios (Bha)”.
Bhasma: Ceniza.
Bhavam: Intención. Nacimiento, producción, origen, venir a la
existencia.
Bhavasagaram: El océano de la vida mundana. La vida mun-
dana de un ser es considerada como el océano que debe ser cru-

209
zado para llegar al otro lado de la liberación del ciclo de nacimien-
to y muerte.
Bodha: Percepción; conocimiento; conciencia.
Bhoga: Disfrute; experiencia; la antítesis del yoga.
Bhuta: Pasado, ido; un espíritu (bueno o malo); el fantasma de una
persona muerta, demonio; un elemento, uno de los cinco elementos.
Bhutakasha: Espacio físico.
Brahma: El Creador; la primera personalidad de la Trinidad hin-
dú de semidioses.
Brahmachari: Un estudiante célibe que vive y aprende de su
guía espiritual o gurú.
Brahmamayam:
Brahmanandam: Bienaventuranza suprema.
Brahmán: El Ser Supremo; la Realidad Absoluta; Dios imperso-
nal sin forma ni atributos. La causa no causada del universo; exis-
tencia-conciencia-bienaventuranza absoluta (sat-chit-ananda); la
Eterna Incambiante Realidad, no condicionada por tiempo, espacio
y causación.
Brahma tattva: Principio de Brahmán.
Brahma yajña: Lo mismo que rishi yajña.
Buddhi: Intelecto; inteligencia; facultad de discriminación.

Charmakara: Zapatero remendón.


Chintamani: Joya
Chittakasha: Espacio mental.
Chittasuddhi: Corazón puro.

Daiva: Divinidad, deidad.


Daiva prIti: Amor a Dios.
Daivatvam: Protección divina.
Dama: Autocontrol; el retener los órganos de los sentidos que
corren detrás de los objetos sensorios buscando placer. Esta es
una importante disciplina para un aspirante que practique yoga.
Dana: Caridad.
Danam: Dar, cuidar, compartir.
Dharana: Cualidad de la firmeza.
Dharana: Concentración.

210
Daridra Narayana:
Dharma: Rectitud; religión; código de deberes; deber; naturale-
za esencial de un ser o cosa. Mantiene junto el universo entero. El
hombre es exhortado a practicar el dharma para lograr bienestar
material y espiritual. Los Vedas contienen las raíces del dharma.
Dios está naturalmente interesado en el reino del dharma.
Dhiratva: Celos.
Dhyana: Meditación; un ininterrumpido flujo de pensamiento
hacia el objeto de concentración. Afirma y aquieta la mente y la ha-
ce apropiada para la realización en el curso del tiempo.
Dvaita: Dualismo; la doctrina de que el alma individual y el Al-
ma Suprema son dos principios distintos.
Dvapara Yuga: Edad de Hierro.
Dvesha: Odio.

Ekoham Bahusyam: ”El Uno decretó volverse los Muchos”.


Sentencia védica.

Gana: Cantos.
Gayatri mantra: La muy sagrada oración védica para la autoi-
luminación repetida piadosamente en las devociones al amanecer,
al mediodía y al crepúsculo.
Gita: Un canto.
Gopi o Gopika: Las pastoras de Brindavan, adoradoras del ni-
ño Krishna.
Grihastha: La condición (stha) del amo de casa (griha).
Guna: Cualidad, propiedad, rasgo; uno de los tres constituyen-
tes de la naturaleza (sattva, rajas y tamas). Atan el alma al cuerpo.
La meta suprema del hombre en la vida es trascender los gunas y
alcanzar la liberación del ciclo de nacimiento y muerte.
Guru: Guía espiritual y conocedor de Brahman, que es calma-
do, carente de deseos, misericordioso y siempre listo para ayudar
y guiar a los aspirantes espirituales que se acercan a él.
Guru dakshina: Ofrenda al gurú o preceptor cuando se deja su
ashram.
Guru kula: Lit. la casa de un guru. Antigua escuela selvática en
la que los alumnos vivían con el guru.

211
Hridaya: El corazón (o región del corazón como el asiento de
los sentimientos y sensaciones); el alma, la mente (como el asien-
to de las operaciones mentales); el corazón o interior del cuerpo; el
corazón o centro, núcleo o esencia o lo mejor o la más amada o
más secreta parte de cualquier cosa.
Hridayakasha: El espacio en el corazón espiritual en el cual el
Ser es imaginado en la meditación y oración.

Iccha: Ideal personal.


Iccha Shakti:
Indriya: Sentido. Especialmente los cinco sentidos de acción y
los cinco sentidos de percepción.
Ishta devata: La deidad seleccionada a través de la cual un de-
voto contempla a Dios.
Ishvara: El Supremo Gobernador; el Dios personal; Él es Brah-
mán asociado con Maya pero la tiene bajo Su control al contrario
del jiva, quien es el esclavo de Maya. Tiene una forma hermosa,
auspiciosos atributos e infinito poder para crear, sostener y destruir.
Él mora en el corazón de cada ser, controlándolo desde adentro.
Responde positivamente a la verdadera devoción y a la oración
sincera.

Jagadishvara: Señor del Mundo.


Jagat: El cosmos, el mundo.
Jagrat: Estado de vigilia.
Janma: Nacimiento.
Japam: Repetición piadosa del nombre o de un mantra sagra-
do, practicado como una disciplina espiritual.
Jiva/Jivatma: El alma individual en un estado de no realización
de su identidad con Brahmán. Es el espíritu autoengañado y ata-
do, inconsciente de su propia naturaleza. Está sujeto a las sensa-
ciones de dolor y placer, nacimiento y muerte, etc.
Jivatattva: Prinicipo individual, el individuo.
Jîvasvarupam: La propia alma individual.
Jivi: El individuo.
Jñana: Conocimiento sagrado; conocimiento del espíritu, per-
seguido como un medio a la autorrealización. Es experiencia direc-

212
ta de Dios, como el Alma de las almas. Jñanam hace a un hombre
omnisciente, libre, sin temor e inmortal.
Jñana marga: La senda del conocimiento.
Jñanashakti: Fuerza de la sabiduría.
Jñanendriyas: Los sentidos de percepción.
Jñani: Un sabio que posee jñanam (conocimiento y experiencia
espiritual).

Kala: Aspecto. Los 16 aspectos de un Avatar.


Kala: Fracción, una medida de tiempo. Una fracción de la luna.
La luna creciente.
Kali Yuga: Era actual.
Kama: Deseo, lujuria. El dios del amor. Los deseos legítimos.
Una de las cuatro metas de la vida.
Karana shariram: Cuerpo causal.
Karma: Acción; obra, trabajo, rito religioso; la totalidad de las
tendencias innatas formadas como consecuencia de actos hechos
en vidas anteriores. Cada karma produce una impresión duradera
en la mente del hacedor, aparte de que afecta a otros. La repetición
de un karma particular produce una tendencia (vasana) en la men-
te. El karma puede ser de tres clases; (i) Prarabdha karma: que es-
tá siendo agotado en la vida actual; (ii) Agami karma: que se está
acumulando en la vida presente; y (iii) Samchita karma, que está
siendo almacenado para ser experimentado en vidas futuras. Akar-
ma es la acción hecha sin intención de ganarse las consecuencias;
vikarma es la acción hecha intencionalmente.
Karma phala pradhata: El Dador de los frutos de la acción.
Karmendrías: Los sentidos de la acción.
Kashi: Antiguo nombre de Benarés.
Koshas: Las cinco envolturas que encierran el alma: las envol-
turas de bienaventuranza, inteligencia, mente, energía vital y mate-
ria física.
Kouthuma: Una de las ramas de sabiduría.
Krishnarpanama asthu: “Que esto sea una ofrenda para
Krishna”.
Kriya advaitam: El hacer las acciones con pureza de mente,
palabra y cuerpo, con un espíritu de dedicación a Dios.

213
Kriyashakti: Poder de la acción.
Kshara: Perecedero.
Kshara sagara: Mar de Sal.
Kshatriya: Un miembro de la casta guerrera, una de los cuatro
grupos sociales (varnas) de la comunidad hindú.
Kshetra: Campo; el cuerpo en el cual el jiva cosecha su karma.
Kshetrajña: El conocedor del campo; el Espíritu; el Ser indivi-
dual conocedor.
Kshirasagara: El Mar de Leche.
Kutharka prathibandharam: Argumentos ilógicos o falsos.

Lila: Juego; deporte; el universo es visto como un juego o de-


porte divino.
Lingam: Signo; símbolo; marca; emblema. Símbolo de lo sin
principio; aquello en que se funden todas las formas y todos los
nombres y aquello hacia lo cual tienden todas las formas y los nom-
bres para lograr la realización. El símbolo más apropiado para lo
omnipresente, omnisciente y omnipotente que se encuentran todos
incluidos en él.
Linga shariram: El cuerpo sutil con sus principios vitales, suti-
les órganos, mente, intelecto y ego. Cuando el cuerpo burdo mue-
re, el ser se va, vestido del cuerpo sutil.
Loka: Cualquiera de los 14 mundos (visibles e invisibles) habi-
tados por seres vivientes.

Mada: El orgullo.
Madhyama Mudra: Ejercicio de yoga en el que se concentran
los ojos en la mitad de la nariz entre la punta de esta y el punto me-
dio entre las cejas. Los ojos quedan entreabiertos.
Mahabharata: La epopeya hindú compuesta por el sabio Vya-
sa que trata de las acciones y fortunas de los primos (los Kaurava
y los Pandava) de la raza Lunar, en los cuales el Señor Krishna tu-
vo un papel significativo y decisivo. El Bhagavad Gita y el Vishnu
Sahasranama ocurren en esta gran epopeya. Es considerado el
quinto Veda por los devotos hindúes. De esta gran epopeya se di-
ce que “lo que no está en ella, no está en ninguna otra parte”.
Mamakara: Egoísmo.

214
Manas: Mente, el órgano interno que tiene cuatro aspectos: (i)
manas o mente que delibera, desea y siente; (ii) buddhi (el intelec-
to) que comprende, razona y decide; (iii) ahamkara (Yo siento) y
(iv) Chitta (la memoria). La mente con todos sus deseos y sus ra-
leas, esconde la divinidad dentro del hombre. La purificación de la
mente es esencial para la realización del Ser.
Manava: El hombre, descendiente de Manu, el gran legislador.
Manava daivatvan: Tipo humano con rasgos divinos.
Manavadanavatvam: Seres que siguen malas prácticas, ca-
rentes de moralidad y justicia.
Manava hinatvam: Seres humanos envilecidos.
Manava manavatvam: Tipo humano humano.
Manava matam: Mente humana.
Manava pashutvam: Tipo humano animal, ocupado sólo en co-
mer, dormir y los placeres sensuales.
Manomaya-kosha: La envoltura mental. Una de las cinco en-
volturas que encierran el alma. Consiste en la mente y los cinco ór-
ganos sensoriales sutiles. Está provista del poder de la voluntad.
Mantra: Una fórmula sagrada, sílaba mística o palabra símbo-
lo pronunciada durante la realización de los rituales o de la medita-
ción. Representa las verdades espirituales reveladas directamente
a los rishis (visionarios). La sección de los Vedas que contiene es-
tos himnos (mantras) es llamada Samhita.
Marga: Rastro, cualquier camino, carretera, sendero, vía, senda.
Marma: Misterio.
Maya: El misterioso, creativo y engañoso poder de Brahmán a
través del cual Dios proyecta la aparición del universo. Maya es la
causa material y Brahmán es la causa eficiente del universo. Brah-
mán y Maya están inextricablemente asociados el uno con la otra
como el fuego y su poder para calentar. Maya engaña a los indivi-
duos (jivas) llevándolos al egoísmo, haciéndoles olvidar su verda-
dera naturaleza espiritual.
Mayatattva: Principio de la maya o naturaleza o ilusión.
Mitya: Irreals.
Moksha/Mukti: Liberación de toda clase de esclavitud, espe-
cialmente la del ciclo de nacimiento y muerte. Es un estado de li-
bertad absoluta, paz y bienaventuranza alcanzado por medio de la

215
autorrealización. Es la meta suprema del esfuerzo humano, siendo
las otras tres: dharma (rectitud), artha (riqueza y poder) y kama
(placer de los sentidos).

Nagara samkirtan: Cantos itinerantes en las calles.


Nama: El nombre.
Namam: El nombre.
Nama samkirtana: Cantos devocionales en los que se cantan
sólo los nombres de Dios.
Namasmarana: Recordar a Dios por medio de Su nombre; uno
de los pasos importantes de la disciplina espiritual (sadhana) para
obtener la gracia de Dios y progresar en el viaje espiritual.
Nidarshana: Una manifestación.
Nididhyasana: Concentración en la verdad acerca del Ser des-
pués de escucharlo (shravana) del guru y reflexión sobre Él (mana-
na). Es el tercer paso en el Sendero del Conocimiento (jñana yoga).
Nishkama karma: Acciones sin deseo de los frutos.
Nivritti Marga: El sendero del renunciamiento que exige aban-
donar los deseos y concentrarse en Dios. Los Upanishads que for-
man el Jñana Kanda (la sección que trata del conocimiento espiri-
tual unitivo) de los Vedas tratan de este sendero. Este sendero es-
tá opuesto al pravritti marga (el sendero del deseo) que los hombres
mundanos persiguen, buscando las cosas buenas aquí y más allá.
Niyama: Control de los sentidos internos.

Padartha advaitam: No dualidad.


Pancha koshas: Las cinco envolturas del cuerpo: la física (an-
namaya kosha); la de la respiración (pranamaya kosha), la de la
mente (manomaya kosha); la del alma e intelecto (vijñanamaya
kosha) y la de la bienaventuranza (anandamaya kosha).
PapaprIti: Temor al pecado.
Parechcha: Situación en la que uno es alentado o impulsado
por otros a emprender acciones cuyas consecuencias han de ser
soportadas por él.
Pradarshana: Demostración.
Prakriti: La forma o condición original de cualquier cosa; subs-
tancia original o primaria; causa, fuente original. Naturaleza, carác-

216
ter, constitución, temperamento, disposición. La naturaleza (distin-
to de Purusha, el espíritu).
Prajna: Conocedor.
Prajña: Conciencia intuitiva. Conciencia integrada constante.
Prajñana Brahman: “La realización de Brahmán es la más al-
ta sabiduría”.
Prakriti: La tierra. La naturaleza.
Prana: El aliento vital, respiración, espíritu, vitalidad.
Pranamaya Kosha: La envoltura de la energía vital. Consiste
en cinco principios vitales y cinco órganos sutiles de acción. Está
provista del poder de la acción.
Pranava: Om, el sagrado sonido semilla, símbolo de Brahmán;
“la sílaba más exaltada en los Vedas”. Es usada en la meditación
en Dios. Se pronuncia antes de cantar cualquier mantra védico.
Pranava svarupa: La misma forma del Pranava.
Pranavopasana: Adoración del Pranava OM.
Pranayama: Control de la respiración.
Prapancha: El calendario.
Pratyahara: Desapego.
Prema: Amor extático por Dios; amor divino de la clase más in-
tensa.
Puja: Adoración ritualista en la cual una deidad es invocada en
una estatua o imagen y propiciada como un huésped real con ofre-
cimientos de flores, frutas y otros comestibles junto con la recita-
ción de mantras apropiados y muestra de señales relevantes.
Puranas: Las escrituras hindúes en las cuales se ilustran las
verdades védicas por medio de relatos de las encarnaciones y hé-
roes divinos. Se cree que el sabio Vyasa es su autor. De los 18 Pu-
ranas, el Shrimad Bhagavata es el más conocido.
Purusha: Una persona. La Suprema Persona.
Raga: Apego.
Raga: Melodía, música, armonía, nota musical.
Rajas/Rajo Guna: Uno de los tres gunas o cualidades o dispo-
siciones de Maya o Prakriti. Rajas es la cualidad de la pasión, ener-
gía, intranquilidad, apego y extroversión. Trae como resultado dolor.
Rajasuya yajña: Yajña o sacrificio de Soberanía.
Rakshasas: Una clase de demonios.

217
Ramayana: Esta sagrada epopeya hindú compuesta por el sabio
Valmiki trata de la encarnación de Vishnu como Shri Rama, quien se
esforzó toda su vida por restablecer el reino del dharma en el mundo.
Con el paso de los siglos, el Ramayana ha cumplido un papel muy im-
portante al influir y conformar el carácter distintivo de los hindúes.
Rasa krida: Danza de Krishna con las gopis.
Ratha: Rueda.
Ratri: Noche.
Roga: Enfermedad, dolencia, achaque.

Sadhana: Disciplina o esfuerzo espiritual dirigido a la realiza-


ción en Dios. El aspirante (sadhaka) usa la disciplina espiritual pa-
ra alcanzar la meta de la realización.
Sadhu: Hombre santo errante.
Samadhi: Es el estado superconsciente que trasciende cuerpo,
mente e intelecto, al que se llega por medio de un sadhana riguro-
so y prolongado. En ese estado de conciencia, el mundo objetivo y
el ego desaparecen y la realidad es percibida o se comulga con ella
en total paz y bienaventuranza. Cuando se encuentra en este es-
tado, el aspirante realiza su identidad con Dios, y el estado es lla-
mado nirvikalpa samadhi.
Samhita: Subcapítulo, porción.
Samsara: La vida mundana; la vida del individuo (jiva) a través
de repetidos nacimientos y muertes. La liberación significa librarse
de este ciclo.
Samkalpa: Concepto o idea o noción formada en la mente o el
corazón; voluntad, volición, deseo, propósito, intención o determi-
nación o decisión o empeño definido; la voluntad personificada.
Samkirtana: Cantos devocionales grupales.
Samkranti: Ir de un lugar a otro, curso o paso o entrada en; el
paso del sol o de un planeta de un signo o posición en el cielo a
otra (en astronomía); un día en el cual ocurre un Samkranti princi-
pal; se celebra como un festival.
Samskriti: Formación, preparación, perfección, cultura, consa-
gración.
Samnikarsha: Atraer hacia sí un objeto o ser distante.
Samtushtah satatam: Estar siempre contento.

218
Samtushti: El contento.
Samyana: Autocontrol.
Samanvaya: El espíritu de armonía.
Samaptam: Fin.
Samarasa: Tolerancia por los puntos de vista diferentes.
Samatva: Mente igual.
Samatvam uchyate: Semejante estabilidad mental se llama yoga.
Samnyasa: Estado de renunciante.
Samnyasin: Renunciante.
Samskara: Pureza.
Sanatana Dharma: La religión eterna. Un término descriptivo
para lo que ha llegado a llamarse hinduismo. No tiene ningún fun-
dador único ni texto propio. Es más una comunidad de creencias
religiosas y una manera de vivir.
Sapta: Siete.
Saptaha: Siete días.
Sat: Lo bueno. El Ser.
Sat-chit-ananda: Ser-Conciencia-Bienaventuranza.
Satsangha: Compañía, asamblea, de los buenos.
Sat-tva: Uno de los tres gunas de la maya o prakriti. Es la cua-
lidad de la pureza, brillantez, paz y armonía. Lleva al conocimien-
to. El hombre es exhortado a superar la cualidad de tamas por ra-
jas, y rajas por sattva y finalmente a ir más allá de sattva mismo pa-
ra alcanzar la liberación.
Sathya: La verdad.
Sathyam: La verdad. Forma de sathya.
Shabda: Sonido, ruido, voz, tono, nota. La sagrada sílaba OM.
Shabdabrahmamayi: El sonido cósmico que todo lo penetra.
Shama: Autocontrol.
Shambhavi mudra: Ejercicio de yoga en el cual, para controlar
los cinco sentidos de la acción, los cinco sentidos de la percepción
y los cuatro órganos psíquicos: manas (la mente), buddhi (el inte-
lecto), chittam (la conciencia) y el ahamkara (el ego o egoísmo), se
deben dirigir hacia la búsqueda espiritual.
Shankara: “Aquel que protege”.
Shraddha: Fe firme, sinceridad. Dedicación.
Shravana: Escuchar, el acto de escuchar.

219
Sthitha prajña: Un hombre de realización con una mente firme,
tranquila y alegre que mora siempre en Dios. Es un hombre auto-
controlado, ecuánime en todas las circunstancias y totalmente libre
de todo deseo egoísta. Después de la muerte logra liberarse del
samsara, o sea, de los renacimientos y muertes.
Sujñana: Conocimiento correcto.
Sukshma: Sutil, intangible.
Sushumna nadi: Conducto de energía en la espina dorsal.
Sushupti: Sueño profundo.
Svadharma: El propio dharma de uno de acuerdo con la propia
naturaleza. Este es un concepto importante en el Gita.
Svadhenam: Control
Svapna: Estado de duermevela, ensueño.
Svechcha: Clase de impulso en el cual se decide seguir un cur-
so de acción particular y se está preparado para las consecuen-
cias, buenas o malas.

Taijasa: El refulgente.
Tala: Tiempo o medida musical.
Tamas: Uno de los tres gunas (cualidades y disposiciones) de
la Maya o Prakriti. Es la cualidad de la estupidez, torpeza, inercia,
oscuridad y tendencia al mal. Trae como resultado la ignorancia.
Tapa: Dolor, miseria; aflicción causada por los tres tipos de
agentes (tapatrayam). Los agentes son las enfermedades y pertur-
baciones de cuerpo y mente (adhyatmika); otros seres creados
(adhibhautika) y agentes supernaturales como tempestades, inun-
daciones, terremotos, planetas, etc. (adhidaivikam).
Tat Tvam Asi: “Tú eres Aquello”. Una de las grandes senten-
cias védicas.
Tattvam: La realidad.
Tattva jñana: Verdad.
Tejas: Resplandor, brillo.
Tripti: Contento.
Turiya: Silencio.
Tyaga: Dejar, abandonar, renunciar; sacrificar la propia vida. El
renunciamiento.

220
Upasana: Adoración o contemplación de Dios.
Upanishads: Las porciones sagradas de los Vedas que tratan
de Dios, el hombre y el universo, y de su naturaleza e interrelacio-
nes. El conocimiento espiritual (jñana) es su contenido. Así que
conforman el Jñana Kanda de los Vedas.

Vairagya: Desapego; deseo y habilidad para dejar todos los


disfrutes transitorios.
Vak: La facultad del habla.
Vanaprastha: Una de las cuatro estaciones de la vida humana.
El que se retira a la selva a buscar a Dios.
Varna dharma: La comunidad hindú está dividida en cuatro gru-
pos sociales (varnas), basados en los gunas y los oficios. Estos son:
los brahmanas (los custodios de la parte espiritual y moral), los ks-
hatriyas (la comunidad guerrera que gobierna y defiende la patria);
los vaishyas (el grupo que se ocupa del comercio, negocios e indus-
tria, y los shudras (el grupo dedicado al trabajo y servicio de la co-
munidad). Cada varna tiene su propio dharma o varna dharma, que
son las restricciones y regulaciones que canalizan sus impulsos e
instintos a los campos que son especiales a su lugar en la sociedad
y los controles pertenecientes a los deberes que les son atribuidos.
Vedas: Las más antiguas y más sagradas de las escrituras hin-
dúes, la fuente primaria de autoridad en la religión y filosofía hin-
dúes. Son cuatro: el Rig Veda, el Sama Veda, el Yajur Veda y el At-
harva Veda.
Vedanta: Significa “el fin de los Vedas”. Es la esencia de los Ve-
das engastada en los Upanishads. La filosofía del no dualismo o mo-
nismo, del no dualismo calificado o del dualismo basada en las en-
señanzas de los Upanishdads, es lo que se indica con este término.
Vibhuti: Ceniza sagrada. Belleza.
Vicharana: Indagación.
Vidya: Conocimiento, ciencia, sabiduría, escolástica, filosofía.
Vijñana: La más alta sabiduría.
Vijñanamaya Kosha: Una de las cinco envolturas (koshas) del
alma. Consiste en el intelecto y los cinco órganos sensoriales suti-
les. Está provista del poder de conocer. El “yo” o sujeto de la expe-
riencia o acción está asentado aquí.

221
Vikshepa: El acto de dispersar, de tirar. Distracción, confusión,
dispersión.
Vinaya: La humildad.
Viparyaya duragraha prathibandhakam: Ignorancia que impi-
de reconocer la propia realidad.
Vishva: Todo, cada, cada uno; total, entero, universal; todope-
netrante, omnipresente. En filosofía, la facultad intelectual o la fa-
cultad que percibe la individualidad o el individuo que subyace tras
el cuerpo denso.
Visishthadvaita: No dualidad condicionada.
Viveka: Discriminación; discernimiento; el razonamiento me-
diante el cual uno realiza lo que es real y permanente y lo que es
irreal e impermanente.
Vratam: Voto.
Vritti Dharma: El código moral que regula y enriquece la profe-
sión de una persona.

Yaga: Una ofrenda, oblación, sacrificio; cualquier ceremonia en


la cual se presentan ofrendas u oblaciones.
Yajña: Un rito o sacrificio védico. Cualquier acto de servicio en
nombre del Señor en el cual se niega a uno mismo.
Yama: Control sobre sentidos externos.
Yantra: Máquina, artefacto, objeto.
Yoga: Unión con Dios; sendero mediante el cual se logra esta
unión del alma con Dios. Los cuatro senderos importantes del Yo-
ga son los del conocimiento, la acción, la meditación y la devoción.
Yoga bhumi: La tierra del yoga.

222
Índice del Contenido
Página
Nota del Editor ............................................................................ 5
1. El amoroso servicio para siempre ...................................... 7
2. ¡Juntos! ¡Todos juntos! ...................................................... 12
3. Lineamientos para la bondad ............................................ 17
4. Las cuatro puertas ............................................................ 22
5. Yo soy Shiva (Shivoham) .................................................. 27
6. ¿Quién soy Yo? ................................................................. 34
7. El juego de lo Divino ......................................................... 43
8. El espíritu de armonía y de serenidad .............................. 51
9. El Señor y el devoto .......................................................... 56
10. De la Madre a la liberación ............................................... 63
11. Desarrollen la visión interna .............................................. 72
12. Chaitanya y el ladrón ........................................................ 81
13. El destino humano ............................................................ 84
14. Enciendan la lámpara en sus corazones .......................... 90
15. “Dios y Tú son Uno” .......................................................... 93
16. El ascenso del hombre ................................................... 104
17. Sean como faros para el mundo ..................................... 108
18. El Avatar como ideal ....................................................... 112
19. La redención por medio de la renuncia .......................... 124
20. Base espiritual de la educación en Valores .................... 132
21. Enseñar Valores con el ejemplo ..................................... 138
22. La búsqueda perenne ..................................................... 145
23. Hagan conocer los Vedas ............................................... 153
24. La adoración del Pranava Om ........................................ 156
25. Lo que deseo es la transformación ................................. 163
26. Nacidos para servir ......................................................... 165
27. Amen a Dios, teman el pecado, sirvan a la sociedad .... 174
28. Espiritualicen la educación ............................................. 178
29. Las formas en que se manifiesta lo Divino ..................... 185
30. La paz mediante el servicio ............................................ 196
31. La Divinidad por medio del Amor .................................... 202
Glosario .................................................................................. 227

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